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Strauss Leo - Derecho Natural E Historia
Strauss Leo - Derecho Natural E Historia
D erecho natural
e historia
T raducción de
Á ngeles Leiva M orales y
Rita D a Costa G arc ía
Prólogo de
Fernando V allespín
C í r c u l o d e L e c t o r e s
7i
C A P Í T U L O II
4. W issenschaftslehre , pp. 5 8 - 6 0 , 9 7 , 1 0 5 , 1 1 1 , 1 5 5 , 1 6 0 , 18 4 .
Capítulo n
17 . Ibidem , pp. 380, 462., 481-483, 486, 493, 554; Religionsso z iologie, I,
pp. 33, 8z, x i 2. n., 185 ss., 429, 5 13 ; 11, pp. 1 6 5 ,1 6 7 , 17 3 , Z4Z n., Z85, 316 ,
370; m , pp. z n., 1 1 8 , 1 3 9 , Z07, Z09-Z I0, z z i , Z 41, Z57, z68, Z74, 3Z3, 38Z,
385 a .; S oz iologie u n d S o z ia lpolitik, p. 469; W irtschaft u n d Gesellschaft, pp.
Z40, Z46, Z49, z 66 .
9z Capítulo ii
que no sea el dedicado al bien com ún. E l problem a del origen del espíritu cap i
talista es, p or tan to, idéntico al problem a de la aparición de la prem isa menor,
«pero la acu m ulació n ilim itada de capital favorece en gran parte al bien co
m ú n». L a aparición del espíritu capitalista no afectaba, sin em bargo, a la pre
m isa m ayor, según la cual «es nuestro deber dedicarnos al bien com ún o al
a m or p or el p rójim o». D icha premisa con taba con la acep tació n tanto de la
tradición filosófica com o teológica. L a cuestión, por tan to, consiste en deter
m inar si fue la transform ación de la tradición filosófica o de la teológica, sino
de am bas, la causa de la aparición de la citada prem isa menor. W eber d aba por
sen tado que la causa debía buscarse en la transform ació n de la tradición teo
lógica, es decir, en la Reform a. N o obstan te, no logró establecer una relación
entre el espíritu capitalista y la Reform a o, en concreto, el calvin ism o salvo con
el uso de la «dialéctica histórica» o por medio de las cuestionables construc
ciones psicológicas. T odo lo que se puede decir es que llegó a relacion ar el espí
ritu capitalista con la corrupción del calvin ism o. T aw n ey señaló no sin acierto
que el puritan ism o capitalista que W eber tomó com o objeto de estudio era el
p uritan ism o tard ío, en otras palabras, el puritanismo que h abía hecho las p a
ces con «el m u n do», lo que significa que el p uritan ism o en cuestión h abía fra
tern iz ado con el m undo capitalista ya existente, y que por tan to, no podía ser
la causa del m undo o el espíritu capitalistas. Si resulta im posible atrib uir el ori
gen del espíritu capitalista a la Reform a, debem os pregu n tarnos si la premisa
m enor en cuestión no surgió a raíz de la transform ación de la tradición filo
sófica, en con traposición a la transform ación de la tradición teológica. W eber
con tem pló la posibilidad de que el origen del espíritu capitalista podía tener
sus raíces en el Renacim ien to, pero, como bien observó, el Renacim ien to como
102 Capítulo ii
25. Politische S chriften, pp. 18 , 20; W issenschaftslehre, pp. 540, 550; Reli-
gionsso z iologie, 1, pp. 568-569.
i o8 Capítulo n
que tiene validez nos guste o no. W eber llegó hasta este
punto, pero se guardó de decir que la ciencia o la filosofía
se ocupa de la verdad que tiene validez para todos los
hom bres tanto si desean conocerla como si no. ¿Q ué fue lo
que le frenó? ¿Por qué negó a la verdad conocible su inelu
dible poder?31
W eber se inclinaba a pensar que el hombre del siglo x x
se nutre del fruto del árbol del conocimiento, o que puede
rom per con las visiones ilusorias que cegaron al hombre
en el pasado: observamos la situación del hombre sin en
gaños; estamos desengañados. Pero bajo la influencia del
historicismo, le asaltaron las dudas sobre si se puede ha
blar de la situación del hombre como tal o, de ser el caso,
si la situación no se ve de distinta form a en diferentes épo
cas de tal modo que, en principio, la visión de una época
sería tan legítima o ilegítima como la de cualquier otra. En
consecuencia, W eber se preguntaba si lo que resultaba ser
la situación del hombre como tal era algo más que la si
tuación del hombre actual o «la información ineludible de
nuestra situación histórica». Lo que en un principio pare
cía la ruptura con lo ilusorio se presentaba en el fondo
como poco más que la premisa cuestionable de nuestra
época o como una actitud destinada a ser suplantada, a su
debido tiempo, por una actitud que se correspondería con
la época futura. E l pensamiento de la época actual se ca
racteriza por el desengaño, la invalidación de «lo terre
nal» o la irreligión. Lo que pretende ser una ruptura con
lo ilusorio no es ni más ni menos que una ilusión como las
creencias que prevalecieron en el pasado y que pueden
prevalecer en el futuro. Somos irreligiosos porque el desti
no nos obliga a serlo, no por otra razón. Weber se negó a
provocar el sacrificio del intelecto, no esperaba un renaci
ín d ice
Ju s t i f i c a c i ó n .......................................................... n
Prólogo: «La teoría política com o épica»,
p o r F ern a ndo V a lle sp í n ................................................ 13