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SAMANTHA TOWLE
La presente traducción ha sido llevada a cabo sin ánimos de lucro, con
el único fin de propiciar la lectura de aquellas obras cuya lengua madre
es el inglés, y no son traducidos de manera oficial al español.

El staff de Lucky Girls apoya a los escritores en su trabajo, incentivando


la compra de libros originales si estos llegan a tu país.

Todos los personajes y situaciones recreados pertenecen al autor.

Queda totalmente prohibida la comercialización del presente documento.

¡Disfruta de la lectura!

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• •
Flor

• •

Bella’, Flor, malenajc19, Taywong, AnotherGirl, MYR62, Jabes,


ZombieQueen

• •
Lelu

• • 4
Dai, Flopyta, Aurive31, Lelu, Dine_hye13, Maga

• •
ZombieQueen

• •
ZombieQueen
Sinopsis Capítulo 21
Capítulo 1 Capítulo 22
Capítulo 2 Capítulo 23
Capítulo 3 Capítulo 24
Capítulo 4 Capítulo 25
Capítulo 5 Capítulo 26
Capítulo 6 Capítulo 27
Capítulo 7 Capítulo 28
Capítulo 8 Capítulo 29
Capítulo 9 Capítulo 30 5
Capítulo 10 Capítulo 31
Capítulo 11 Capítulo 32
Capítulo 12 Capítulo 33
Capítulo 13 Capítulo 34
Capítulo 14 Capítulo 35
Capítulo 15 Epílogo
Capítulo 16 Sobre la autora
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
tuvo la vida perfecta, hasta que cumplió dieciséis.
Fue entonces cuando todo cambió. A partir de ese momento la vida fue
de mal en peor... a lo peor.

Después de recuperarse de un tumor cerebral, meses después,


sufre la trágica pérdida de toda su familia.

Desde ese fatídico día, ha estado pasando por la vida.

Ahora, el tumor cerebral ha regresado y Taylor decide que ya ha


tenido suficiente. Tomará su destino en sus propias manos.

No más hospitales. No más cirugías. No más nada.

Ella se unirá a su familia.

Es su decisión.
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Lo que anhela.

El final que quiere

Solo tiene una lista de cosas que hacer antes de irse.

Primero, ir a Inglaterra.

Segundo, besar a un extraño...

Solo que, Taylor no esperaba que , el extraño, con


su hermoso rostro, su metro ochenta y tres de estatura y su acento
inglés tan ardiente, cambiara las cosas.

Para cambiarla a ella.

Para cambiar el final que ella quería.

¿Qué hace una chica, que está al borde de la nada, cuando se le


ofrece la oportunidad de todo?
Traducido por Bella’
Corregido por Dai

Mi cinturón de seguridad está puesto. La persiana de la ventana bajada.

Tengo un asiento de ventanilla. Odio los asientos de ventanilla. Porque


odio volar. No, en realidad, eso está mal. No odio volar. Tengo miedo de
volar. Así que, sentarme junto a la ventana con vista al cielo y las nubes
durante las próximas seis horas y media, recordándome que estoy a
nueve mil kilómetros del suelo, va a ser una tortura para mí, no que no
merezca la tortura. Merezco todo lo que se me viene encima. Y en el
gran esquema de las cosas, volar en este avión realmente no importa.

Pero en mi defensa —sí, me estoy defendiendo a mí misma— el miedo


no es racional. No te da opción. Simplemente es. Así que, sí, tengo
miedo.

Aun así, sé que lo que importa es la razón por la que estoy en el avión.
Me voy a Londres, el lugar al que siempre he querido ir. Voy a ver dónde 7
nació y creció mi madre, dónde se conocieron y enamoraron mis padres.
Y, mientras estoy allí, voy a completar mi lista.

La lista.

Saco de mi bolso el papel titulado “Cosas que hacer si vivo”. Es la lista


que escribí cuando tenía dieciséis años y tenía un tumor cerebral
potencialmente mortal.

Tengo uno de esos de nuevo, un tumor cerebral, quiero decir. Bueno,


estoy casi noventa y nueve por ciento segura. Los síntomas están aquí
de nuevo: fuertes dolores de cabeza, vómitos y fatiga. En realidad, no he
ido a mi médico para que me lo confirme. Porque, si lo hago, la Dra.
Hart, mi médico, querrá que me someta a cirugía y radioterapia y que
tome cantidades interminables de medicamentos.

Querrá que luche por vivir.

Y no quiero eso.
Solo quiero completar mi lista en el viaje que se suponía tenía que hacer
con mi familia antes que murieran, y luego...

No sé qué hay al final de esa frase. En realidad, sí, lo sé. La muerte es lo


que hay al final de esa frase.

Muerte y alivio. Alivio porque podré estar con mi familia nuevamente.

Conecto los auriculares a mi teléfono y me los coloco en los oídos.


Selecciono la aplicación de música en la pantalla, encuentro la canción
que quiero y presiono reproducir.

El sonido de “Paradise” de Coldplay comienza a derramarse en mis


oídos.

Esta canción fue tocada en el funeral de mi familia. La escucho


regularmente, no solo para torturarme, porque merezco ser torturada,
sino también para recordarme lo que hice, lo que le robé a mi familia:
sus vidas. No que necesite la canción para recordar, porque lo que hice
siempre está allí. El conocimiento de que mi madre, mi padre, mi
hermano y hermana murieron por mi causa está conmigo cada segundo
de cada día.
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Pero, lo que esta canción me recuerda es que volveré a ver a mi familia,
y cuando la vea, podré decirles lo mucho que lo siento. Podré rogarles
que me perdonen.

Estaré con ellos de nuevo. Escuchar sus voces y los sonidos de sus
risas, tocarlos... abrazarlos.

Es todo lo que quiero.

Y, ahora, gracias al tumor que crece en mi cabeza, ese día será más
pronto de lo que pensaba.

Me voy a morir. Y es un alivio.

Tal vez debería renombrar mi lista a Cosas que hacer antes de morir.

Tomando un bolígrafo de mi bolso, saco el folleto de Hunter Airways del


bolsillo de almacenamiento del asiento de enfrente. Pongo mi pie en el
respaldo del asiento y apoyo el folleto sobre mi muslo. Luego, pongo el
papel contra el folleto. Corrijo el título al principio de mi lista.

Cosas Que Hacer Si Vivo Antes De Morir.


Ahí. Eso se ve mejor. Más apropiado.

Bien, veamos si hay algo más que necesite ser actualizado.

Ir a Londres, Inglaterra.

Besar a un chico.

Besar a un chico definitivamente necesita actualización. He besado a un


chico desde que escribí eso.

Dibujo una línea a través de ello.

Besar a un chico.

Bien, ¿qué debería poner allí en su lugar? ¿Qué es lo que no he hecho


que quiero hacer?

Nunca he besado a un extraño. Eso suena como que podría ser


divertido y atrevido.

Perfecto. Pondré eso.

Besar a un chico. Besar a un extraño.


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Bien, ¿qué sigue?

Tener sexo.

Hice eso, también.

Benjamin Harley en el asiento trasero del Toyota de su padre. Sucedió


un mes antes que mi familia muriera. No he tenido mucho sexo desde
entonces. Benjamin y yo lo hicimos unas cuantas veces más después de
esa primera vez.

Pero, cuando mi familia murió, las cosas cambiaron. Lo cambió todo.

He tenido algunas aventuras sin sentido aquí y allá a lo largo de los


años, cuando bebía demasiado o el dolor y la soledad eran demasiado
para soportar, pero acercarme a alguien no era algo que buscaba.
Todavía no lo es. Pero creo que me estoy muriendo, así que podría salir
con una explosión, literalmente.

Dibujo una línea a través de eso y escribo...


Tener sexo. Tener MUCHO sexo. Tener sexo con un extraño. Tener sexo
con un extraño al aire libre.

Bien, ¿qué me pasa con los extraños? Besar a uno. Acostarme con uno.

Las aventuras de una noche que tuve no fueron completamente


extrañas. Pasé algún tiempo con ellos, bebiendo con ellos y aprendiendo
un poco sobre ellos, como sus nombres, antes de saltar a la cama con
ellos.

Quiero sexo sin nombres, sexo salvaje a los pocos minutos de conocer a
un extraño.

Supongo que la idea de tener sexo con un completo extraño parece sexi.
Alguien que no me conoce. No sería Taylor, la chica que mató a toda su
familia. O Taylor, la chica del tumor cerebral. Solo sería la chica sin
nombre, la chica con la que tener sexo.

Y lo bueno es que todos en Inglaterra van a ser extraños para mí. No es


que vaya a tener sexo con toda Inglaterra. Solo unos pocos tipos
bastarán.

Tal vez debería añadir más cosas sexuales a la lista. 10


¿Qué es lo que no he hecho?

Nunca he recibido sexo oral.

Triste pero cierto.

Cada vez que Benjamin y yo teníamos sexo, él estaba demasiado


ocupado tratando de ponerse el condón y de poner su pene en el lugar
correcto para preocuparse por darme sexo oral. Y las aventuras de una
noche que tuve fueron por una sola razón, para que pudiera venirme
tan rápido como fuera humanamente posible. Y no me importaba
exactamente cómo me viniera, siempre y cuando no tuviera que pensar
o sentir nada durante ese corto período de tiempo.

Pero al menos debería tener sexo oral antes de morir. Aunque solo sea
una vez. No quiero morir virgen de sexo oral.

Junto a Tener sexo con un extraño al aire libre, escribo...

Recibir sexo oral.


Ahí. Con eso bastará. Siguiente…

Teñirme el cabello de rosa. O púrpura. O cualquier color genial.

Ir a un concierto de rock.

Emborracharme.

Lo hice una vez, por eso terminé perdiendo mi virginidad en el asiento


trasero del Toyota del papá de Benjamin Harley.

Paso una línea a través de esa y al lado de ella escribo...

Emborracharme. Emborracharme completamente hasta que vomite y me


desmaye.

Perfecto.

Hacerme un tatuaje.

Hacerme un piercing.

Cantar en público.
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Bailar bajo la lluvia.

Experimentar un verdadero momento de romance, como lo hacen en las


películas.

De acuerdo, eso es simplemente cursi. Pero, en mi defensa, tenía


dieciséis años cuando escribí eso, y pensaba que iba a morir.

Tienes veintidós años y vas a morir.

El momento romántico se mantiene entonces. No es que vaya a suceder.


El romance solo ocurre entre parejas y personas enamoradas, y no me
gusta ninguna de esas cosas.

Hacer algo que me asuste.

Volar en este avión me asusta. ¿Eso cuenta?

No, eso apesta. Tacho eso y escribo...


Hacer algo que me asuste. Hacer algo que me aterrorice hasta el punto de
mearme en los pantalones.

Ahí. Perfecto.

Este es el final de mi lista.

¿Hay algo más que quiera añadir? Presiono la punta de mi pluma


contra mis labios.

Una sombra cae sobre mí. Me saco los auriculares de las orejas
mientras echo un vistazo a mi izquierda, y mis ojos se encuentran con
un traje. Un traje negro muy bonito que cubre un pecho muy amplio.

Guardo el teléfono en el bolso. Entonces, recuerdo mi lista, que todavía


es visible en mi regazo. Volteo el papel hacia abajo y luego coloco mi
mano encima.

En mi visión periférica, veo al tipo del traje quitarse la chaqueta y


guardarla en el compartimento superior.

Hola, bíceps. Puedo verlos claramente a través de la camisa que los


abraza fuertemente. 12
Camisa afortunada.

El tipo claramente se ejercita por lo que parece.

El tipo del traje se sienta a mi lado y se vuelve hacia mí con una sonrisa
en el rostro. Enfrento ese rostro por primera vez y…

¡Santa maldita mierda!

La encarnación de la sensualidad está sentada a mi lado.

Pura sensualidad masculina. Todos los hombres deberían verse así. En


serio.

Se parece a Clark Kent sin gafas, lo que significa que se parece a


Superman, la versión de Henry Cavill.

Superman con traje.

Señor, ayúdame.
Cabello castaño oscuro ondulado de forma natural. Su nariz tiene un
ligero bulto, como si se hubiera roto una vez. Ojos hermosos con el tipo
de pestañas largas y oscuras que las chicas envidian, labios perfectos y
piel bronceada.

Es simplemente... sexi. No puedo pensar en otra palabra para decir:


sexi, hermoso, precioso, maravilloso. Sí, él es todo eso.

No estoy preparada para este nivel de calor, bueno, cualquier tipo de


calor, para ser honesta. Estoy vestida con pantalones de yoga y una
camiseta. Quería estar cómoda para viajar, y ahora quiero abofetearme.

No estoy vestida para conocer a un hombre de su calibre, especialmente


ahora que voy a estar sentada junto a dicho hombre durante las
próximas seis horas y medias.

Honestamente, ni siquiera puedo recordar si me puse desodorante.

Oh Dios, por favor, que me haya puesto desodorante.

Trato de oler mis axilas cuando dice:

—Hola —con el acento británico más delicioso que he oído en mi vida. 13


Escucho un sonido silbante en mis oídos. Estoy bastante segura que es
el sonido de cien bragas cayendo en este avión, la mía incluida.

No es que no haya escuchado un acento británico en la vida real antes,


porque lo he escuchado. Mi madre era inglesa. Nunca había escuchado
un acento británico masculino, excepto en la televisión.

Y nunca he oído su acento británico.

Los fabricantes de juguetes sexuales deberían grabar su voz diciendo


cosas sucias y ponerla en vibradores. Se venderían en segundos.

—Hola. —Mi palabra sale estrangulada.

Sonríe de nuevo —Dios, tiene una hermosa sonrisa— y luego mira a


través de mí hacia la ventana.

Aprovecho el momento para mirarlo. Quiero decir, ¿quién no lo haría?


No se ven muchos hombres así todos los días.
Es musculoso y alto. Sus largas piernas apenas caben en el espacio
frente a él.

Dios, quiero treparlo como un árbol.

Cuando vuelvo a mirarlo a los ojos, me mira fijamente y sonríe, una


sonrisa divertida porque sabe que lo estaba mirando.

Debería estar avergonzada, pero no lo estoy. Porque no me importa.


Valió la pena ser atrapada para poder mirarlo fijamente.

¿Cómo demonios voy a lidiar con sentarme a su lado durante las


próximas seis horas?

Mis hormonas sexuales están fuera de los gráficos solo por estar cerca
de él. Puede ser que necesite ir al baño y poner mi mano a buen uso
solo para un poco de alivio.

O... podría ser mi extraño.

Ahora, ¿no sería eso algo?

—Tienes que tener la persiana abierta al despegar —me dice, asintiendo 14


en dirección a la ventana, sacándome de mi ensueño.

Creo que debo moverme para abrir la persiana, pero parece que no
puedo funcionar como un ser humano normal ahora mismo porque este
bombón inglés me ha dejado sin sentido.

Y entonces él va y me muestra esa hermosa sonrisa de nuevo, enviando


mi cuerpo a una sobremarcha.

Se mueve hacia adelante, inclinándose sobre mí, supongo que, para


abrir la persiana, y no sé qué me pasa.

Tal vez sea porque huele como el cielo con su rica colonia y algo
totalmente masculino. O porque no he dejado de pensar en el sexo
desde que se sentó a mi lado; bueno, en realidad, estaba pensando en
sexo un poco antes de eso también. O quizás es porque sus deliciosos y
besables labios están tan cerca de los míos. O porque es así de sexi.

Pero lo beso.

Pongo mis labios en los suyos y lo beso.


Traducido por Flor
Corregido por Dai

Supongo que mis hormonas sexuales me ganaron. Porque estoy


besando a un extraño.

¡Santo cielo! ¡Estoy besando a un extraño! ¿Qué demonios estoy


haciendo?

Cuando escribí besar a un extraño en mi lista, esto no era exactamente


lo que tenía en mente. Me refería a que el extraño también tenía que
querer besarme. No solo dejarme plantar mis labios sobre los suyos sin
su permiso.

Oh Dios, acabo de atacarlo con un beso. Voy a ir a la cárcel.

¡Abortar misión! ¡Abortar misión!

Pero, Dios mío, sus labios se sienten tan buenos y firmes, como los de un 15
hombre, pero lo suficientemente gruesos como para que quiera
morderlos... y sabe tan fenomenalmente bien. Como canela, café y algo
único en él.

No puedo separarme de él.

Entonces, aquí estamos, mis labios pegados a los suyos, y él está


congelado en su lugar.

Con todo, esto probablemente duró unos segundos, pero parece que son
horas.

Horas de sus deliciosos labios contra los míos. Dios, ¿no sería eso
increíble?

Este momento es como ir al banco de castigo. Incluso si resulta ser la


cosa más vergonzosa que he hecho, no me importa. Lo revisaré en mi
cabeza más tarde cuando esté sola.

Está bien, Taylor, es hora de alejar tus labios del agradable y caliente
extraño.
Me estoy preparando para alejarme cuando sucede lo más loco. El
inglés sexi mueve su boca. Sus labios se separan en un gemido
silencioso, y comienza a devolverme el beso.

Santa mierda.

Su mano me toca el rostro. Sus dedos retroceden para meterse en mi


cabello, enredándose en él, y luego inclina la cabeza hacia atrás y
comienza a besarme. Quiero decir, realmente besarme.

Ahora, soy la congelada.

¿Qué debo hacer?

¡Devuélvele el beso, idiota! Tienes al chico más sexi que hayas visto con
su lengua en tu boca… oh Dios, su lengua está en mi boca...

Mi mano encuentra su camino hacia ese impresionante pecho suyo, mis


dedos enroscándose en su camisa. Su pecho es tan duro como pensé
que sería. Puedo sentir las crestas de los músculos debajo de mi palma.

Necesito sentir más de él, deslizo mi otra mano por su pecho, sintiendo
esos increíbles músculos, y sobre su hombro. Curvo mi mano alrededor 16
de su cuello.

Gime en mi boca, y es el sonido más sexi que he escuchado.

Luego, comienza a besarme más fuerte, como si tuviera hambre y yo


fuera la fuente de comida.

Jesucristo. Este es el beso más caliente de mi vida.

La otra mano del inglés sexi llega a mi cintura. Se quita el cinturón de


seguridad sin siquiera mirar, y me acerca más.

Por supuesto, voy de buena gana.

Su mano se mueve desde mi cintura y aterriza en mi muslo. Levanta mi


pierna, poniéndola sobre la suya, y luego desliza su mano por mi
pierna. Arriba.

¡Oh Dios mío!

Me siento cerca de la combustión. Y mi vagina se está preparando para


comenzar una fiesta sola.
Dios, este chico es bueno. Si puede hacer esto mientras los dos estamos
completamente vestidos, entonces me pregunto qué podría hacer si me
tuviera desnuda en la cama.

Y, en este momento, no me opondría a eso.

¿Tienen camas en los aviones?

Entonces, el momento se rompe cuando el capitán anuncia que hay un


pequeño retraso mientras esperamos que otro avión despegue antes que
el nuestro.

Nuestras bocas se separan. Ambos respiramos con fuerza, mirándonos


a los ojos.

Dios, sus ojos son increíbles, realmente únicos; una mezcla de verde y
avellana, como un dorado verdoso. Me recuerdan al otoño cuando las
hojas cambian de verde a marrón.

El otoño se acaba de convertir oficialmente en mi estación favorita.

No recuerdo haberme sentido tan excitada como ahora.


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En el instante en que mis labios se conectaron con los suyos, mi cuerpo
se sintió como si estuviera empapado de gasolina, y un fósforo fue
lanzado a mi entrepierna.

Y no creo que esté sola en esto. Puedo ver el acalorado resplandor de la


lujuria en sus impresionantes ojos.

Entonces, la realización de lo que acabo de hacer me golpea.

Acabo de besar a un completo extraño. ¡Oh, Dios mío!

No sé si reírme maníacamente o arrastrarme bajo mi asiento por la


vergüenza.

Al apartar la mirada y la pierna, me giro en mi asiento y miro la


ventana, que no puedo ver porque la persiana todavía está cerrada.

Nunca llegó a abrirla porque lo detuve con mi boca loca por los besos.

Rápidamente levanto el pasador y miro hacia el campo abierto.

No puedo creer que haya hecho eso. Lo besé. ¡Santa mierda!


Besé a un completo extraño. Un extraño caliente, pero un extraño, no
obstante.

Supongo que puedo tachar eso de mi lista.

Una burbuja de risa sube por mi garganta, pero logro contenerla.

Realmente no es el momento de reír, Taylor.

Acabas de besar al hombre. No quieres que piense que estás loca.

Él ya piensa que estás loca. ¡Lo besaste, idiota!

Y besar a un extraño con quien tengo que sentarme durante las


próximas seis horas probablemente no fue la mejor idea.

Bien hecho, Taylor.

¡Oh, mierda! ¿Qué pasa si está casado? Podría haber violado un vínculo
sagrado. Forcé al chico a hacer trampa.

Volviendo un poco el rostro, miro a escondidas su mano izquierda, que


descansa sobre su muslo, tiene muslos muy bonitos, y no hay anillo. 18
Gracias a Dios.

Pero ¿y si tiene novia?

Bueno, me devolvió el beso, así que espero que no.

Aun así, probablemente debería decir algo. Como, lo siento por besarte.

Pero todavía puedo saborearlo en mi boca.

Me llevo los dedos a los labios y no puedo evitar sonreír. Al recordar su


beso y la forma en que se sintió bajo mis manos, un temblor sucede en
mi vientre.

Es muy difícil sentir arrepentimiento por besarlo cuando me hizo sentir


tan increíble. Pero debería decirlo de todos modos, incluso si no lo digo
en serio. Es de buena educación pedir disculpas cuando has besado sin
ninguna advertencia a un chico que no conoces, incluso si te devolvió el
beso.
—Um... no estoy exactamente segura de por qué acabo de hacer eso. —
Me muerdo el labio, incapaz de mirarlo directamente al rostro—. Lo
siento mucho.

Él está callado por tanto tiempo que tengo que mirar. Y parece que
está... casi ofendido por mis palabras. O tal vez solo está ofendido
porque lo besé. Quiero decir, me ofendería si una persona al azar me
besara de la nada. Bueno, tal vez no si se pareciera a él. Fingiría estar
ofendida, pero por dentro, estaría dando volteretas.

Sus ojos se encuentran con los míos, y su mirada me penetra.

—No lo sientas. No lo hago. —Su caliente voz inglesa suena áspera y


sexi, haciéndome temblar aún más.

Y... no lamenta que lo haya besado. Interesante.

—Pero mentiste cuando dijiste que no sabías por qué me besaste —


agrega.

Eso llama mi atención. Mis cejas se levantan.

—¿Mentí? 19
—Mmhmm. Ya sabes por qué me besaste.

—¿Lo hago?

—Es porque soy irresistible. —Una sonrisa parpadea en sus ojos,


iluminando todo su rostro.

Maldita sea, es guapo.

Lucho para mantener la sonrisa dentro de mí.

—Oh, ¿eso es cierto?

—Sí. Mujeres extrañas me besan todo el tiempo.

—Dios, apesta ser tú.

—Sí, es difícil. —Da un suspiro dramático, esa maldita sonrisa todavía


en su rostro.

Miro mis manos mientras un silencio pasa entre nosotros.


—En realidad —le digo—, no fue eso, no es que no seas irresistible, pero
te besé porque quería besar a un extraño.

Levanto mis ojos hacia él. Todavía me está mirando.

—Interesante lo que quieres hacerlo.

—Tengo una lista de cosas que quiero hacer.

¿Por qué le dije eso?

Mis ojos buscan mi lista, que está en el suelo junto con mi bolígrafo y el
folleto de Hunter Airways. Deben haberse caído cuando estaba ocupada
metiéndole la lengua en la garganta.

Me inclino, la levanto y la pongo en mi regazo, la lista boca abajo, por


supuesto.

Se estira en su asiento y luego empuja mi pierna con la suya. El calor


viaja desde el lugar que acaba de tocar, dirigiéndose directamente a mi
lugar feliz.

—Bueno, me alegro de haber podido ayudarte a tachar eso de tu lista — 20


dice—. Si tienes algo más en esa lista, ya sabes, como sexo en el baño
de un avión, entonces, definitivamente, también te ayudaré con eso.

No puedo evitar sonreír.

—Es bueno saberlo. Gracias.

Y, ahora, no puedo dejar de mirar el letrero del baño.

Mierda.

Bueno, eso es exactamente en lo que estoy pensando, o más bien en


que me lo haga en ese baño de allí.

—Estás pensando en eso ahora mismo, ¿verdad? —dice en voz baja,


como si acabara de leer mi mente.

Deslizo mis ojos a los suyos. Mi aliento enloquece con la mirada en


ellos. Lujuria, lujuria total.

Me obligo a centrarme en cualquier cosa que no sea esa lujuria.


—Por supuesto que lo estoy pensando. No se le puede decir algo así a
una persona y no esperar que lo piensen. Pero pensar y hacer no son lo
mismo.

—No, no lo son —hace una pausa y luego dice—: Entonces, ¿tú y yo en


el baño?

—No.

—¿Está fuera de la lista?

Sonriendo, sacudo la cabeza. Este chico es gracioso. Y caliente.


Combinación peligrosa.

—Nunca estuvo —le digo.

—Una pena. —Se ríe—. Una maldita pena.

Una azafata aparece a nuestro lado. Ella está mirando al inglés sexi.

—Señor, el capitán me pidió que viniera y lo revisara. ¿Está


absolutamente seguro de que no quiere estar en primera clase?
Podemos hacer ajustes. 21
Él la mira fijamente, con una sonrisa firme en sus labios.

—No, estoy bien aquí. —Me mira, lo que instantáneamente me calienta


por dentro, y luego mira hacia ella.

¿Rechaza primera clase? ¿Quién hace eso?

Ella cambia su postura, sus ojos parpadeando sobre la cabina.

—Bueno, si está absolutamente seguro. Pero si cambia de opinión,


puedo cambiarlo de inmediato. Si necesita algo, solo llámame y lo
conseguiré.

—Lo haré. —Veo sus ojos ir a su placa de identificación—, Sarah.


Gracias.

Ella se detiene, lo mira fijamente, y luego parece que vuelve en sí.

—Está bien, bueno, volveré a verlo pronto, señor.


Vaya, el poder de la buena apariencia. No creo que se haya dado cuenta
de que estaba aquí.

—Entonces, creo que debería presentarme formalmente, ya sabes, ya


que parece que hemos compartido saliva. Soy Liam. —Él extiende su
mano para sacudir la mía.

Mis ojos se dirigen a su enorme mano. Parece raro sacudir su mano


después de que acabo de tener su lengua en mi boca, ¿pero qué
demonios?

Deslizo mi mano en la suya. Su mano es suave y fuerte, y empequeñece


la mía. Curva sus largos dedos alrededor de mi mano y los aprieta. Mi
boca se seca, y mis bragas se mojan.

—Taylor —digo, mi voz sonando increíblemente ronca. Casi sexi. Muy


diferente de mí.

—Taylor —repite suavemente—. Hermoso nombre para una mujer


hermosa.

Me río suavemente, poniendo los ojos en blanco.


22
—Zalamero.

—Puedo ser rudo cuando necesito serlo.

Santo…

De hecho, trago porque... bueno, dice esas palabras con ese acento
inglés, tan increíblemente caliente.

—Entonces, Taylor, con la lista de Boston...

—Nunca te dije que era de Boston.

—Estás en un vuelo desde Boston. Llámalo una suposición salvaje.

—Bueno, estás en un vuelo desde Boston, pero no eres de Boston. —No


sé por qué estoy siendo tan obtusa. Pero ser así con él es algo divertido.

—Mi acento inglés me delató, ¿eh? —Sonríe—. Está bien, entonces,


Taylor, con la lista, que no es de Boston, ¿de dónde eres?

—Boston. —Sonrío.
Deja escapar una profunda risa. Resuena en mi pecho, dejándome con
una cálida sensación de brillo.

—Me haces reír —me dice.

—Lo dices como si no muchas personas lo hicieran.

Sus ojos pinchan los míos.

—No lo hacen. Soy un hombre difícil de complacer.

Puedo imaginarlo.

—Entonces, ¿esa es la lista? —Pone un dedo en el papel en mi regazo.

—Lo es. —Curvo mis dedos alrededor de su borde.

—¿Puedo verla?

—No, no puedes verla —le digo, ofendida porque cree que puede.

—¿Por qué no? ¿Qué hay allí? —Se está inclinando más cerca, con
curiosidad escrita en su rostro.
23
Me alejo.

—Nada. Es solo privada.

—Creo que tú y yo somos más que privados. Acabas de tener tu lengua


en mi boca.

—¿Qué? Tú tenías tu lengua en mi boca. —Y tengo cinco años.

Una sonrisa se desliza sobre esos impresionantes labios suyos.

—Y estoy más que dispuesto a poner mi lengua allí de nuevo. Solo di la


palabra.

Pongo los ojos en blanco.

—No me besaras nuevamente. —¿Por qué dije eso? Lo besaría de nuevo.


A veces, realmente podría abofetearme a mí misma—. Y tampoco estás
leyendo mi lista.
—Bueno. Lo que sea. —Se inclina hacia atrás en su silla, estirando sus
piernas lo mejor que puede en el limitado espacio que tiene.

Y me relajo sabiendo que hemos superado esta conversación.

Hasta que el bastardo me arrebata la lista de mi regazo.

—¡Oye!

Liam se da la vuelta, así que lo único que veo es su espalda mientras


trato de agarrar mi lista.

—¡Devuélveme eso!

—Ir a Inglaterra. Besar a un extraño. Tener mucho sexo —su profunda


voz retumba las palabras que escribí.

Me mira por encima del hombro, con una sonrisa de mierda en su


rostro.

Ni siquiera me molesto en intentar recuperar la lista ahora. ¿Cuál es el


punto? Ya la ha visto.

Bastardo.
24
Caigo de nuevo en mi asiento, mi rostro se siente como un soplete.

—Eres un imbécil —murmuro.

Se gira para mirarme, mi lista en su mano, pero todavía fuera de mi


alcance.

—Oh, no seas así, Taylor, de Boston. Tenía curiosidad por leerla.

Estoy bastante segura de que va por el arrepentimiento, pero está


fallando miserablemente.

Lo fulmino con la mirada. Voy por la mirada de muerte por láser.

No funciona porque me da una sonrisa baja bragas. Me gustaría decir


que no estoy afectada, pero lo estoy; sin embargo, no le dejo saber eso.

—¿Curioso? No lo creo. ¿Un maldito ladrón? Sí.

Él ríe.
—Lo siento. Pero no tienes por qué avergonzarte. Es una buena lista. —
Mira de nuevo a mi lista—. Tener sexo con un extraño —continúa
leyendo—. Tener sexo con un extraño al aire libre. Sabes que puedo
ayudarte con todo esto, ¿verdad? —Levanta una ceja.

Le doy el dedo medio.

Se ríe de nuevo y mira de nuevo a la lista. Luego, deja de reírse y me


mira con lo que solo puede describirse como un completo horror.

—¿Nunca has tenido sexo oral?

Mierda.

¿Por qué demonios puse eso en mi lista?

Porque no esperaba que alguien más lo leyera.

La mortificación llena cada parte de mí, y mi rostro comienza a arder.

Luchando contra mi incomodidad, doblo mis brazos sobre mi pecho y


levanto mi barbilla.

—¿Y qué si no he tenido sexo oral? No es como si fuera ley, ya sabes.


25
—Bueno, debería serlo. Solo... —Se rasca la cabeza—. ¿Cómo diablos
alguien como tú no ha tenido un chico que se lo hiciera antes? Pensaría
que los hombres estarían haciendo cola, rogando hacerlo.

—Claramente, no lo han hecho —murmuro, apartando mis ojos.

—Bueno, tenemos que rectificar esto inmediatamente —dice con


determinación en su voz, tirando de mis ojos directamente a los suyos.

—¿Qué? —chillo.

—Voy a hacer que te vengas con mi boca y mi lengua.

¡Santa María, Madre de Dios!

—No voy a ir al baño del avión contigo. —Mi voz todavía es chirriante, y
esa sensación de vergüenza se ha convertido en un sofoco total.

Una profunda carcajada se escapa de Liam.


—Confía en mí, hermosa, no habría nada más incómodo que yo
tratando de hacértelo en el baño de un avión. La primera vez que tengas
sexo oral, debería ser estupendo, algo que nunca olvidarás. Entonces,
en el momento en que aterricemos, tú y yo iremos directamente a mi
casa y te desnudaré y te daré placer con mi lengua. Por horas.

¿Horas?

Mis entrañas se tambalean. Pero mi voz es clara.

—No lo creo.

¿Qué?

—¿Por qué no? —Frunce el ceño.

Sí, Taylor, ¿por qué no?

—Porque no quiero una follada por lástima.

Se mueve en su asiento, frente a mí.

—Uno, no te follarías por lástima. Y, dos, nunca dije que te iba a follar.
Dije que te iba a dar sexo oral.
26
—Bueno, entonces no quiero sexo oral por lástima.

—Créeme, no habrá nada lamentable al respecto. Solo un jodido placer.

Una oleada de calor me golpea directamente entre mis piernas. Aprieto


mis muslos.

Se da cuenta y sonríe.

Pongo mis manos en mi regazo, cubriendo mis partes femeninas.

—No iré a tu casa contigo —le digo—. No te conozco. Eres un extraño.


Podrías ser un asesino en serie.

—Podría serlo. ¿Pero no está follar a un extraño en tu lista?

Me atrapó.

—Lo está, pero no te estás vendiendo exactamente con la mierda del


asesino en serie.
—No soy un asesino en serie, lo prometo.

—Dijo el asesino en serie antes de abrirme la garganta.

Lanza su cabeza hacia atrás, riendo a carcajadas.

Una sonrisa empuja a mis labios. Su risa es increíblemente contagiosa.

¿Por qué me molesta tanto que fuera un asesino en serie? Que si me


muero un poco antes. Al menos tendría la oportunidad de experimentar el
cunnilingus antes de hacerlo.

Estoy bromeando. O Algo así.

—¿Dónde vives? —le pregunto.

Deja de reírse y alza una ceja.

—Chelsea. Está en Londres.

Chelsea... bonita zona.

Reflexiono sobre su oferta por un momento. ¿Realmente puedo hacer


esto?
27
Bueno, no me queda mucho tiempo de vida, y no es como si tuviera una
fila de hombres que se ofrecen a hacer esto.

—Está bien —le digo.

—¿Está bien? —repite. Suena un poco sorprendido, lo cual es extraño,


considerando el alto nivel de confianza de este tipo.

—Iré a tu casa contigo, para que podamos... bueno, puedas. —Le señalo
el rostro y luego mi entrepierna—. Hacer eso.

En serio, ¿qué está mal conmigo?

Una sonrisa caliente se extiende por su hermosa boca.

—Me alegra oírlo.

Me devuelve mi lista.

Al tomarla, la doblo y la pongo junto con mi bolígrafo en mi bolsa.


Oh Dios mío. No puedo creer que simplemente acepté ir y tener sexo con
él, bueno, no sexo. Sexo oral.

Oh, ¿a quién estoy engañando? Terminaré teniendo sexo con él.

Si lo ofrece, lo tomaré.

Cuando tienes tan poco tiempo como yo, reflexionar sobre correcto e
incorrecto de las etiquetas sexuales claramente sale por la ventana.

No estoy exactamente segura de qué hacer ahora. Estoy entusiasmada y


nerviosa por lo que sucederá cuando aterricemos.

Dios, seis horas de estar sentada a su lado, sabiendo lo que me va a


hacer pronto... no sé cómo voy a hablar con él o a mirarlo a la boca sin
imaginarme dónde estará en esas seis horas.

En mí, allí es donde estará su boca pecaminosamente sexi.

Tengo que aguantar un chillido de emoción.

Recogiendo el folleto de Hunter Airways, que todavía está en mi regazo,


cruzo las piernas y lo abro por el simple hecho de tener algo que hacer. 28
Y lo primero que veo es a Liam.

Literalmente.

Hay una foto de él en la revista.

—Oye, hay una foto tuya... —Las palabras mueren en mi lengua cuando
en realidad leo el inicio.

Santa mierda.

—¿Eres Liam Hunter? —Mi propia voz es como un ruido sordo en mi


cabeza—. Como, ¿el propietario de Hunter Airways? Y un billón de otras
compañías.

Lo estoy mirando. Él me está mirando.

Entonces, sus labios se levantan en la esquina.

—Bueno, no soy dueño de un billón de compañías. Pero, sí, soy Liam


Hunter.
—Oh Dios —gimo cubriéndome el rostro con las manos—. Le di un beso
al dueño de este este avión.

Escucho la profunda risa de Liam, y luego me quita las manos del


rostro, obligándome a mirarlo.

—No es gran cosa.

—Es tan importante. Besé a Liam Hunter —repito, gimiendo de nuevo.

—Realmente necesitas dejar de gemir así porque me estás volviendo


loco.

Se mueve en su asiento, y sigo su mirada hacia su entrepierna.

Oh.

Oh, vaya.

Está completamente duro.

Le he dado a Liam Hunter una erección.

—Sí, lo has hecho.


29
Mis ojos se mueven hacia él.

—¿Yo... dije eso en voz alta?

—Lo hiciste.

—Oh, mierda —gimo.

—Por el amor de Dios, gime así otra vez, y te follaré aquí y ahora. Me
importa un carajo quien lo vean —dice en voz baja.

Mis ojos se salen de mi cabeza.

—¡No puedes hacer eso! —le susurro de vuelta, sorprendida.

Me nivela con una mirada.

—Soy dueño del avión. Puedo hacer lo que me dé la gana.

Bien, entonces.
—Y para que lo sepas, que me besaras fue la cosa más ardiente que me
ha pasado.

Todavía estoy tambaleante por su comentario anterior, pero me las


arreglo para echarle un vistazo.

—Supongo que no sales mucho entonces.

—Oh, salgo bastante. —Me lanza una mirada que me dice que Liam
Hunter sale regularmente.

Entonces, algo se me ocurre.

—Oye, ¿por qué estás sentado en clase económica? Eres dueño del
avión. Deberías estar sentado en primera clase. O en un trono o algo
así. De todos modos, ¿no tienes tu propio avión para volar por todo el
mundo?

—Tengo mi propio avión, pero está en Londres. Y si me hubiera sentado


en primera clase, entonces no me habría sentado a tu lado y no habría
recibido ese impresionante beso. Y tú y yo no iríamos a mi casa en el
momento en que aterricemos, así puedo hacerte venir.
30
Cierto. Pero todavía…

—Si fuera la dueña de este avión, estaría en primera clase.

—La primera clase no me interesa. Tú, por otro lado... me interesas


mucho.

Él también me interesa mucho. Especialmente su lengua y su ardiente


cuerpo.

—Y le dejo los asientos de primera clase a los clientes que pagan.


Además, ¿por qué querría moverme cuando tengo la primera clase
sentada justo a mi lado?

Lucho con una sonrisa.

—Tus frases de coqueteo son terribles. ¿Alguien te lo ha dicho alguna


vez?

Me da una mirada de burla ofendida.

—No he tenido ninguna queja antes.


—No creo que fueran tus frases de coqueteo lo que buscaban. Y
tampoco me refiero a tu dinero.

—¿Te refieres a mi enorme pene?

Me rio. Es tan confiado... y honestamente, es un gran atractivo.

—Supongo que sabré la respuesta a esa pregunta más adelante —le


digo en voz baja.

—Sí, lo harás.

Santos... escalofríos.

Entonces, algo se me ocurre.

—¿Cuántos años tienes? —le pregunto.

Estoy segura de que debe ser mayor que yo, pero no parece tan viejo.

—¿Por qué? —me mira con sospecha.

—Solo me lo preguntaba.
31
—Tengo treinta y dos. Tu turno.

Vaya. Es diez años mayor que yo. ¿Qué tan caliente es eso?

Pero puede que no le guste que sea más joven.

—No sé si debería decírtelo... —Me muerdo el labio inferior—. Podrías


cambiar de opinión si lo hago.

Su expresión se congela.

—No tienes diecisiete años, ¿verdad?

—Mierda, no. —Me rio—. Tengo veintidós años.

—Gracias por eso. —Exhala, con el rostro relajado.

—Aunque eres diez años mayor que yo. Un hombre mayor. Como un
sugar daddy sexi.

Él ahoga un sonido.
—Tengo treinta y dos, no cincuenta y dos. Y llámame sugar daddy otra
vez, y voy a rescindir la invitación oral.

Me rio. De verdad. Es ruidoso y feliz, y se siente extraño. No puedo


recordar la última vez que me reí así.

Fue antes de que mi familia muriera.

Pero él hizo eso. Me hizo reír, y me hizo sonreír un montón.

Y va a hacer mucho más, con su lengua en la parte más íntima de mí.

Oh Dios, no puedo esperar.

Iré a la casa de Liam Hunter para tener sexo.

Liam Hunter, el empresario millonario, dueño de aviones, tarjetas de


crédito y compañías financieras, hoteles, mierda, incluso me estoy
quedando en uno de sus hoteles, y muchas otras cosas que ni siquiera
puedo recordar. Y es mayor que yo, lo cual es increíblemente sexi
porque debe tener experiencia con el sexo.

Esto va a ser increíble. 32


Voy a ser follada por Liam Hunter, y no puedo esperar.

Dios bendiga, Inglaterra.


Traducido por Bella’
Corregido por Dai

Son las siete y media de la noche cuando aterrizamos en Londres.

Estoy en Inglaterra.

No puedo creer que esté aquí.

Tiro de mi equipaje de mano desde debajo del asiento que tengo delante
y lo cuelgo de mi hombro mientras espero a que Liam saque su bolsa y
su chaqueta del compartimento superior.

De pie en el pasillo, me deja salir primero.

Puedo sentirlo a mi espalda cuando salimos del avión con otros


pasajeros.

Cuando bajamos del avión en el puente de acceso, un tipo con una


chaqueta vistosa lo espera allí.
33
Se acerca a Liam.

—Sr. Hunter, si viene por aquí, por favor, lo llevaré a aduanas.

—¿Tienes a alguien que te lleve a través de aduanas? —le pregunto a


Liam.

—Abren otra taquilla para mí. —De hecho, parece un poco avergonzado
de decirme esto.

—Bueno, los simples mortales tenemos que hacer fila. —Sonrío—.


Entonces, te veré al otro lado.

Me pregunto si lo veré al otro lado.

No me ha mencionado que vaya a su casa desde que lo dijo al principio


del vuelo.

—No, no lo harás porque vienes conmigo. —Me toma de la mano y


empieza a guiarme, siguiendo al tipo de la chaqueta vistosa.
Entramos en aduanas y caminamos directamente a una cabina de
control.

—Siobhan se ocupará de usted, Sr. Hunter —le dice el tipo de la


chaqueta vistosa, que se detiene en el lugar.

Puedo ver a los otros pasajeros, que están empezando a entrar,


mirándonos fijamente desde el otro lado de la habitación. Si fuera ellos,
estaría odiándonos ahora mismo.

—¿Me da su pasaporte, por favor? —dice Siobhan con una brillante


sonrisa, sus ojos se centraron en Liam.

—Las damas primero. —Liam hace gestos hacia mí.

Avanzando, le entrego a Siobhan mi pasaporte.

—¿Primera vez en Inglaterra? —me pregunta Siobhan.

—Lo es. —Sonrío.

—Bueno, disfrute de su estancia —dice, devolviéndome mi pasaporte.

Liam le da el suyo a ella, y luego siento su pecho presionando contra mi


34
espalda.

—Shaw —dice, mirando mi pasaporte por encima de mi hombro.

—Ese es mi nombre. —Pongo mi pasaporte en mi bolso.

—Bienvenido a casa, Sr. Hunter. —Siobhan le entrega a Liam su


pasaporte, dándole otra sonrisa deslumbrante.

—¿Mi equipaje? —le pregunta.

—Ya recogido y con su chofer.

—Gracias.

Me toma de la mano de nuevo y empieza a alejarme del control de


pasaportes y en la dirección opuesta a la de la recogida de equipajes.

Lo jalo hasta que se detiene.


—Puede que tengas tu equipaje, gran jefe, pero yo necesito buscar el
mío.

—Ya lo recogieron y está en mi auto. Les dije que se llevaran el tuyo


también.

—¿Y cómo supiste cuál era mi equipaje?

Sus cejas se juntan.

—Porque soy el dueño de la aerolínea. Tu número de asiento está en el


sistema, mi sistema, que está conectado a tu equipaje en el momento
del registro. Le dije a mi personal que trajera tu equipaje, y lo hicieron.

Pongo mi mano libre en mi cadera, mi cabeza inclinada hacia un lado,


los ojos evaluando.

—¿Todos hacen lo que dices?

La mirada que me da... la siento hasta los dedos de los pies, solo
haciendo una pausa en el camino para prestar una atención especial a
mi vagina.
35
Se acerca, tan cerca que puedo sentir el calor de su cuerpo a través de
mi ropa. Y, Dios, es alto. Me domina. Tengo que inclinar la cabeza para
mirarlo.

—Sí, todos hacen lo que digo. —Su tono es bajo y sexi—. Pero tengo la
sensación de que vas a ser la excepción a la regla.

—Y tendrías razón en eso.

—La cosa es que. —Inclina su rostro, su aliento cálido me roza los


labios—. Puede que me guste el control y me guste mucho que las
personas hagan lo que le digo, pero me encantan más los retos. Así que,
que empiece el juego. —Luego, me da una palmada en el culo y se va,
dejándome con la boca abierta.

Hijo de puta arrogante. Y tan ardiente.

—¿Vas a quedarte allí todo el día, Boston? —dice por encima del
hombro—. ¿O vas a venir?

¿Venir? Definitivamente.
¿Y... Boston? Supongo que tengo un nuevo apodo.

Empiezo a caminar y a tomar velocidad, lo alcanzo.

Liam empuja a través de la puerta, entrando en el área de llegadas.

Agarrándome la mano de nuevo, me lleva con un tipo que claramente lo


está esperando.

—Paul, esta es Taylor Shaw de Boston. Boston, este es Paul, mi chofer.

—Encantada de conocerlo. —Le sonrío.

—Igualmente. El auto está afuera, señor —le dice a Liam.

Liam y yo seguimos a Paul afuera. El aire está frío y tiemblo. Liam me


envuelve con su brazo.

Seguimos a Paul hasta un llamativo Mercedes negro. Paul abre la


puerta trasera. Liam me acomoda primero y luego sube a mi lado. Me
coloco el cinturón de seguridad. Paul entra y enciende el motor.

—Entonces, ¿adónde vamos? —pregunto mientras Paul se mete en el


tráfico del aeropuerto.
36
—A mi casa... ¿si todavía quieres?

Me doy la vuelta para encontrarlo más cerca de lo que esperaba.

Dios, es precioso. Realmente quiero besarlo de nuevo.

No nos hemos besado desde que lo besé por sorpresa.

—Quiero —digo en voz baja.

Sus ojos se oscurecen, y la mirada en ellos hace que mi interior se


apriete. Me cubre la mejilla con la mano y me roza los labios con el
pulgar.

Por un momento, creo que va a besarme, pero no lo hace. Se sienta y


me rodea con su brazo. Me acurruco en su cuerpo cálido y duro y cierro
los ojos. Debería estar viendo Londres ya que es la primera vez que
estoy aquí, pero el cuerpo de Liam es tan acogedor.
Debo haberme quedado dormida porque Liam me despierta
suavemente.

—Estamos aquí —dice.

Parpadeo y abro los ojos para verlo mirándome.

—Hola. —Sonrío.

—Hola. —Me devuelve la sonrisa—. Estamos en mi casa.

—Oh, cierto. —Me siento y me levanto. Agarrando mi bolso, lo cuelgo de


mi hombro.

Liam sale del auto y luego me tiende la mano. Tomo su mano y me


ayuda a salir del auto.

—Necesito mi maleta. —Hago un gesto al maletero del auto.

—Paul te la traerá.

Con mi mano todavía en la suya, Liam me lleva a un edificio de aspecto


elegante. 37
—Buenas noches, Sr. Hunter —lo saluda un tipo detrás del escritorio de
seguridad.

—Buenas noches, John. —Liam levanta la mano.

Nos detenemos en un banco de ascensores y Liam aprieta el botón. La


puerta se abre inmediatamente, y lo sigo dentro. Presiona el botón
marcado como Ático y luego introduce un código en el teclado. Las
puertas se cierran y estamos solos.

Y me doy cuenta que estoy aquí, a solas con él, y que es muy probable
que tengamos sexo, o al menos, sexo oral.

Mi cuerpo comienza a vibrar con nervios y emoción.

No puedo creer que esto esté pasando.

Estoy en Inglaterra, en un ascensor con el chico más sexi que he


conocido, a quien conozco desde hace exactamente siete horas, y voy a
su casa a participar en una ronda de sexo oral.
Inglaterra es impresionante.

—¿Estás nerviosa? —dice Liam a mi lado, su voz resuena baja y


profunda en el silencio.

Le echo un vistazo.

—Estoy un poco nerviosa —admito.

—No lo estés. —Me roza los nudillos en la mejilla y me da escalofríos.

El ascensor se detiene. Salimos y sigo a Liam hasta la puerta de su


casa. Abre un teclado y pulsa otro código, y luego oigo que se abre un
candado.

—¿No tienen llaves en Inglaterra?

Me sonríe y luego abre la puerta, dejándome pasar primero. Entro en su


apartamento.

Vaya. Grande y elegante.

Pero no tengo la oportunidad de mirar a mi alrededor porque Liam


cierra la puerta, y luego me tira hacia atrás y me empuja contra ella. Su
38
boca está sobre la mía un segundo después.

Me está besando.

Y se siente increíble. Él es asombroso.

Mi bolso se me resbala del hombro, pero apenas lo registro golpeando el


suelo porque estoy demasiado atrapada en él, atrapada en su beso.

Sus manos están en mi cabello, su lengua en mi boca.

—He esperado siete largas y malditas horas para probar esta boca de
nuevo —dice con voz ronca contra mis labios—. Mejor de lo que
recordaba.

Entonces, me está besando de nuevo.

Más duro, más intenso.

Y es increíble.
Enrollo mis brazos alrededor de su cuello, mis dedos deslizándose en su
cabello. Es más suave de lo que esperaba.

Las manos de Liam dejan mi cabello y se mueven por mi cuerpo.


Encuentra mi culo, lo agarra y me levanta. Mis piernas suben alrededor
de su cintura.

Y ahora, su impresionante erección está presionada contra mi dolorido


clítoris. Solo nuestra estúpida ropa está en el camino.

Quiero más. Lo quiero todo de él.

Hay un golpe sólido en la puerta detrás de mí, asustándome.

—¡Jesucristo! —Salto.

Liam se ríe. Su boca todavía contra la mía, sus labios rozan los míos
mientras habla:

—Será Paul con nuestro equipaje.

—¿Supongo que necesita entrar? —Miro fijamente a sus ojos.

—Sí. —Es todo lo que dice, pero no se mueve.


39
Tampoco quiero moverme, pero no podemos dejar a Paul ahí fuera toda
la noche.

—Bien, deja entrar a Paul y yo iré a refrescarme.

Con un poco de reticencia, noto que me deja ponerme de pie.

—El baño de visitas está al final del pasillo, la segunda puerta a tu


izquierda —me dice.

Me quito los zapatos, no quiero caminar sobre sus bonitos pisos de


madera con ellos, y luego recupero mi bolso del suelo. Colgando mi
bolso de mi hombro, camino descalza por la sala de estar y por el pasillo
hacia el baño, mis piernas temblando todo el tiempo.

Me meto en un baño afelpado y cierro la puerta con llave. Pongo mi


bolso en el mostrador del tocador y me miro en el espejo.

Mi cabello está despeinado por las manos de Liam, y mis mejillas están
sonrojadas.
La risa burbujea dentro de mí y tengo que taparme la boca con las
manos para frenar el ruido.

No puedo creer que esté aquí, haciendo esto.

Loco, pero increíble.

Bueno, quería vivir antes de morir. Hacer las cosas de mi lista.

Esta noche es el comienzo de eso.

Siento su estruendo antes de que llegue. Debería haberlo esperado.


Todo ese viaje, era inevitable.

El dolor me golpea fuerte. Agarro mi cabeza con las manos, gritando.


Tengo que morderme el labio para no hacer demasiado ruido. No quiero
que Liam se entere.

Siento como si mi cabeza se estuviera abriendo.

Entonces, las náuseas aparecen.

Llego al inodoro justo antes de vomitar el contenido de mi estómago. 40


Abrazo el borde del inodoro, apoyo la cabeza contra él, rezando para que
el dolor pase pronto.

Por favor, detente. Por favor, detente.

Pero este es el precio que tengo que pagar por todo lo que he hecho. El
precio que pago para poder morir.

Tan pronto como me siento capaz de pararme, me levanto y saco los


analgésicos de mi bolsa. Agito dos y me los trago con agua del grifo.

Estoy sudado, y tengo aliento a vómito. Genial.

Agarro mi cepillo y pasta de dientes de viaje, y me lavo los dientes.

Entonces, decido darme una ducha rápida. Me ato el cabello en una


cola de caballo, para no mojarlo, abro la ducha y me lavo el cuerpo,
usando el gel de ducha que hay allí.

Ducharme me hace sentir mucho mejor.


Tomo una toalla del perchero y me seco. Saco la ropa que empaqué en
mi equipaje de mano, bragas limpias, sostén, leggings y camiseta sin
mangas, y me visto con ellos. No es exactamente ropa seductora, pero
es un poco mejor que los pantalones de yoga y la camiseta que llevaba
puesta.

Decido dejar mi cabello en una cola de caballo. Guardo mi ropa sucia


en mi bolso, la cuelgo en mi hombro y salgo del baño, regresando a
Liam en la sala de estar.

No está allí, pero mi maleta sí. Está junto a la puerta principal.

—¿Liam? —grito.

—Estoy en la cocina.

Sin tener idea de dónde está la cocina, me dirijo en la dirección de


donde escuché su voz.

Encuentro fácilmente la cocina. Es muy bonita con armarios y


mostradores de brillante color negro.

Liam está allí, de espaldas a mí, de pie en la estufa, usando una 41


camiseta y pantalones para correr. Su cabello parece húmedo. Debe
haberse duchado también.

—Me duché —le digo—. Me sentía asquerosa después del vuelo. Espero
que haya estado bien.

Me sonríe por encima del hombro.

—No hay problema en absoluto. Pensé que tendrías hambre, así que
hice pollo salteado. No eres vegetariana, ¿verdad?

Cocinó.

—No. —Sonrío. En realidad, no tengo hambre después del dolor de


cabeza y los vómitos, pero se tomó la molestia, y no quiero parecer
descortés.

—Siéntate. —Hace un gesto a la barra de desayuno.

Me acerco y me siento en uno de los taburetes. Miro mientras Liam


sirve el salteado en dos tazones. Los trae y pone uno delante de mí.
Luego, toma dos tenedores de un cajón y me da uno a mí.
—Esto se ve muy bien —le digo. Y lo hace. También huele bien. Mi
estómago retumba en apreciación, lo que me sorprende, ya que
normalmente me cuesta comer después de haber tenido un episodio.

—¿Quieres algo de beber? —me pregunta Liam.

—Agua sería genial.

Se acerca al refrigerador y trae dos botellas de agua. Tomando asiento a


mi lado, me da una de las botellas.

—Gracias. —Desenrosco la tapa y tomo un trago. Dejo el agua y


empiezo con mi salteado—. Esto es muy bueno —le digo alrededor de mi
primer bocado.

—Me alegra que te guste. —Me sonríe.

—¿Te gusta cocinar?

—Sí, así es. —Asiente—. No tengo mucho tiempo para hacerlo.

—Deberías hacer más tiempo. Eres realmente bueno.

—Ojalá pudiera, pero el trabajo tiene prioridad. Me resulta difícil


42
delegar. Así que, la cocina, como todo lo demás, se queda en el camino.

—¿Pero te tomas el tiempo para recoger a mujeres extrañas en aviones y


llevarlas a tu casa? —Levanto mi ceja, sonriendo.

—Oh, siempre tengo tiempo para eso, especialmente cuando esas


extrañas están tan buenas como tú. —El tono caliente de su voz me
deja retorciéndome en mi asiento.

Terminamos nuestra comida, y ayudo a Liam a limpiar.

Estoy cargando el último plato en el lavavajillas cuando lo siento


acercarse por detrás de mí, con las manos aferradas a mi cadera.

Mi corazón se detiene y luego salta, y mi pulso comienza a acelerarse.

Me doy la vuelta y lo miro por encima del hombro. Nuestros ojos se


conectan, el aire de repente se vuelve muy denso entre nosotros.

Me enderezo.
Liam me mueve para enfrentarme a él. Su mano se eleva hasta mi cola
de caballo. Me arranca el lazo y me pasa los dedos por el cabello.

—¿Hemos terminado con la charla y las cortesías? —pregunta, bajo.

Me paso la lengua por encima del labio inferior, me encanta la forma en


que sus ojos se iluminan con el movimiento.

—Sí, hemos terminado.

—Bien porque te quiero en mi cama. Ahora.

Me agarra el culo y me levanta del suelo, y mis piernas se envuelven en


su cintura. Captura mi boca en un beso caliente cuando empieza a
caminar por su apartamento. Me lleva a su oscuro dormitorio y me
deposita en su cama extremadamente grande.

—Esta es una enorme cama —comento.

—Lo es, y voy a hacer que te vengas en cada centímetro de ella.

Mierda.

Liam extiende la mano, enganchando sus dedos en la cintura de mis


43
leggings. Lo baja por mis piernas, arrojándolo al suelo. Mis bragas están
a la vuelta de la esquina.

Mis piernas empiezan a temblar, mi estómago haciendo volteretas,


anticipando lo que está a punto de suceder.

La mano de Liam va a su entrepierna, y saca su pene a través de sus


pantalones mientras me mira fijamente.

Tan, tan caliente.

—Boston, te voy a lamer tan bien, y te voy a hacer venir tan duro que
vas a rogarme que te folle.

Estoy bastante segura de que tiene razón. Ya estoy cerca de mendigar, y


ni siquiera me ha tocado.

Me va a hacer sexo oral.

Un hombre que luce como él va a quitarme mi virginidad oral.


Envío una oración silenciosa. Gracias, Dios. Sé que no me lo merezco,
pero gracias.

—Quítate la camiseta. —Su voz es autoritaria y me envía a la acción.

Me apresuro a quitármela, y también me quito el sostén. Los arrojo al


suelo.

Sus ojos se fijan en mis pechos cuando dice:

—Abre las piernas.

Dios, es tan dominante, y es increíblemente sexi.

Haciendo lo que dice, separo mis piernas.

—Más ancho.

Las separo más, y ni siquiera me siento avergonzada. Solo lista. Muy


lista para empezar la fiesta.

Liam se inclina hacia adelante. Deslizando sus manos bajo mis muslos,
me tira de la cama hasta que mi culo está en el borde. 44
Se pone de rodillas. No puedo quitarle los ojos de encima.

Esto va a suceder de verdad.

—Estás mojada por mí. —No es una pregunta.

Claramente estoy mojada y goteando, de hecho.

—Eres tan sexi —me dice mientras me pasa un dedo por los pliegues,
haciéndome temblar.

Luego, se mete el dedo en la boca y me chupa de él.

Es la cosa más sexi que he visto en mi vida.

—¿Estás preparada para que te vuele la cabeza, Boston?

Lo estoy mirando, atontada. Mi corazón está latiendo fuera de mi pecho.

Es tan hermoso. Y está arrodillado allí, entre mis piernas, queriendo


darme placer.
Encontrando mi voz, susurro:

—Haz lo que pueda.

Sus labios se levantan en las esquinas.

—Confía en mí cuando te digo que será lo mejor. Lo mejor que tendrás


jamás.

Entonces, se inclina hacia adelante y me pone la boca encima.

Y todo lo demás deja de existir.

—Oh, Dios mío. —Mi cabeza cae de nuevo sobre la cama, y mis dedos
agarran el edredón que cubre la cama.

Liam lame un sendero en mi centro. Mi cuerpo tiembla, y mis dedos de


los pies se enroscan.

Nunca he sentido nada igual. No hay palabras para describir lo


increíble que se siente esto.

Todos los pensamientos y sentimientos se han reducido a ese pequeño


lugar en mi cuerpo y a lo que la hábil lengua de Liam le está haciendo
45
ahora mismo.

El mundo entero podría estar en llamas, y no me importaría.

Solo necesito esto... a él.

La sensación de su lengua barriendo mi clítoris en esos molestos y


enloquecidos movimientos... es tortuosa, pero es el mejor tipo de
tortura. Lo quiero y más de ello.

Mi cuerpo está ardiendo por completo. Siento como si fuera a salir de


mi piel.

Entonces, empuja un dedo dentro de mí, y casi me quema.

—¡Liam! —grito, mis manos saliendo de la cama para agarrar su


cabello.

Comienza a acariciarme mientras me lame el clítoris, y es increíble e


intenso y todo.
Mis caderas empiezan a moverse por sí solas, con el tiempo con él, y
puedo sentir el orgasmo creciendo hasta alcanzar proporciones épicas.

—Eso es, nena. Folla mi boca —retumba contra mí, la vibración de su


voz me empuja más allá del borde.

Así que, lo hago. Sigo frotando sin vergüenza mi coño contra su boca.

Luego, me chupa el clítoris, sus dientes rozando sobre él.

Estoy bastante segura de que levito de la cama y luego me vengo.

Y estoy viniéndome más duro de lo que nunca lo he hecho en mi vida.

Le grito a Dios y a Liam y tal vez hasta diga que Liam es Dios.

Pero lo es. Es el dios del sexo oral.

En serio, es puro éxtasis.

Cada uno de mis músculos se agarrota de la manera más deliciosa


mientras un calor se propaga por todo mi cuerpo, y no quiero que se
acabe nunca. 46
Pero, como todas las cosas en la vida, tiene que terminar.

Mi cuerpo cae laxo sobre la cama.

Siento a Liam besando mi cuerpo, pero no puedo moverme. Estoy


demasiado relajada.

Se detiene en mis pechos, prestando especial atención a mis pezones.

Deslizo mis dedos en su cabello, levantando su cabeza para que me


mire.

—Eso fue...

—Increíble. Alucinante. Fuera de este mundo. —Sonríe.

—Todas esas cosas y más. Gracias.

Sus cejas se juntan.

—No tienes que agradecerme.


—Lo sé, pero lo hago. Te lo agradezco muchísimo.

Se ríe entre dientes.

Llevo mi cabeza hacia él, besándolo suavemente.

El beso se calienta rápidamente.

Todavía está vestido y entre mis piernas, y lo necesito desnudo. Ahora.

—Dime que puedo follarte —dice, respirando pesadamente en mi boca.

—Pensé que eso ya era un hecho. —Sonrío contra sus labios.

Al ponerse de rodillas, Liam se echa hacia atrás y se quita la camiseta


por encima de la cabeza. Ambos vamos por sus pantalones al mismo
tiempo. Liam gana y se los quita.

Mete la mano en su mesita de noche y saca un condón del cajón.


Observo cómo hace rodar el condón sobre su impresionante longitud.

Cuando está completamente envainado, levanta sus ojos hacia los míos.

Me chupo los labios.


47
Su expresión se oscurece.

Separo las piernas.

Está encima de mí en segundos con su boca sobre la mía, besándome


como si su vida dependiera de ello.

—He querido hacer esto desde el momento en que me besaste en el


avión. —Luego, empuja su miembro dentro de mí.

—¡Oh, Dios mío! —grito a todo pulmón.

Todavía está dentro de mí.

Mi cuerpo se está adaptando a su tamaño cuando presiona su nariz


contra la mía y me mira fijamente a los ojos.

—Te sientes tan bien. Incluso mejor de lo que imaginaba —su aliento
susurra sobre mis labios.
Puedo sentir su corazón latiendo contra el mío mientras su pene está
enterrado en mi interior.

Lo envuelvo con mis piernas, mis manos deslizándose en su cabello.

—Fóllame, Liam. Ahora.

Sus ojos se abren y gruñe. Captura mi boca con un beso y empieza a


follarme.

Sus movimientos se intensifican rápidamente. Me está follando tan


fuerte que movemos a la cama con cada empuje que da.

La mano de Liam pasa por debajo de mi culo, levantándome e


inclinándome.

Saca su miembro hasta la punta y luego lo vuelve a meter. Me golpea


tan profundamente que grito.

Su boca está en mi cuello, besándose, y entonces siento que su lengua


se desliza sobre mi oreja, volviéndome loca.

El besa su camino de regreso a mi boca, y estoy girando mi cabeza para 48


encontrarme con sus labios, necesitando besarlo más de lo que necesito
aire ahora mismo.

Su lengua se desliza a lo largo de la mía, follando mi boca tan bien


como su pene me está follando a mí.

Liam gime, y suena como puro placer. Me hace sentir muy excitada
cuando me doy cuenta de que lo estoy afectando de esta manera.

—Dime que estás cerca, nena, porque no puedo aguantar más. Quería
durar, pero eres tan sexi, y esperé demasiado para follarte.

Estoy cerca, pero sabiendo cuánto tiene que venirse, decido ayudar en
el proceso. Alcanzo una mano entre nosotros y empiezo a frotar mi
clítoris con los dedos.

Liam mira mi mano fijamente.

—Claro que sí, carajo. Eso es, tócate. —Sus ojos vuelven a los míos.
Están todos oscuros de lujuria—. Eres tan hermosa, Taylor.

¿Cree que soy hermosa?


Comienza a follarme de nuevo con movimientos lentos y prolongados
mientras sigo frotando mi clítoris.

Mi segundo orgasmo llega tan fuerte como el primero, y me vengo como


loca.

—¡Liam! —lloro, mi mano agarrándole el brazo, con las uñas clavadas,


mientras alcanzo mi orgasmo.

—¡Jesús! ¡Carajo! Me... estoy... corriendo —se queja.

Tomando mi boca de nuevo, me besa a través de su orgasmo, mi propio


cuerpo todavía tiembla con réplicas.

Y sigue besándome, mucho después de venirse, y me gusta mucho.

El sexo fue fuera de este mundo, pero me gusta demasiado besarlo.


Nunca me han besado como Liam me besa, tan minuciosamente. Como
si el beso no fuera solo un precursor del sexo. Me besa porque quiere.

—Eso fue increíble —dice, quitándome el cabello de la frente—. Si


hubiera sabido que sería tan bueno, no habría esperado las últimas
siete horas. Habría insistido en follar en el baño del avión. 49
Le doy una bofetada en el culo y se ríe.

Me besa los labios por última vez y dice:

—Me desharé del condón.

Se levanta de mí, y siento la pérdida inmediatamente. Me sorprende lo


mucho que me sorprende.

Veo su desnudo trasero sexi entrar en su baño. Oigo correr agua, y


luego sale unos segundos después.

Se sube de nuevo a la cama. Tomando una manta del fondo de la cama,


nos cubre con ella.

Me pone un beso en el pecho entre los pechos. Me pone una en la


mano, me pasa el pulgar por encima del pezón y me hace temblar.

—Tienes unas tetas fantásticas.

Me rio.
Me mira, con las pestañas oscuras abanicándose mientras parpadea.

—¿Qué?

—Nada. —Sonrío—. Eres diferente. No como cualquier chico que haya


conocido antes.

Sonríe ampliamente.

—Y tú, Boston, no eres como cualquier otra mujer que haya conocido
antes.

Lo tomo como un cumplido, ya que apuesto a que ha conocido a


muchas mujeres.

Liam se levanta y me besa suavemente en los labios. Luego, me toma en


sus brazos.

Pongo mi cabeza sobre su pecho, escuchando el latido constante de su


corazón.

—Estoy muy contento de que mi reunión se haya cancelado hoy.

Le echo un vistazo.
50
—¿No se suponía que estuvieras en ese vuelo?

—No, tenía que regresar mañana, pero la reunión de hoy se canceló, así
que decidí regresar. Y estoy muy contento de haberlo hecho.

—También me alegro de que lo hicieras. Supongo que nuestra reunión


estaba destinada a ser.

Liam me mira fijamente durante un largo momento, y luego presiona


suavemente sus labios contra mi frente.

Descanso mi cabeza sobre su pecho, pasando mis dedos sobre el vello


de su pecho.

No pasa mucho tiempo antes de que escuche su respiración, y me doy


cuenta que se ha quedado dormido.

No quiero abusar de mi hospitalidad, y quiero que este momento sea lo


que se suponía que debía ser: una cosa de una sola vez con un extraño.
Solo que Liam ya no se siente tan extraño.

Recojo mi ropa en la oscuridad. Pero no encuentro mis bragas.

No queriendo despertarlo, me olvido de mis bragas y me visto


rápidamente en el pasillo.

Luego, voy a la cocina y tomo mi bolso. Mis zapatos todavía están en la


puerta principal, así que me los pongo, agarro mi maleta y me voy de su
apartamento.

Tomo el ascensor hasta abajo.

El vigilante nocturno sigue en el escritorio, así que le pido que me llame


un taxi.

El taxi aparece cinco minutos después. El taxista pone mi maleta en el


maletero.

Me siento en la parte de atrás.

—Hotel Hunter —le digo.

Le doy una última mirada al edificio de Liam, tocando mis labios con
51
una mano. Sonrío al recuerdo que me acaba de dar, pero siento una
pizca de tristeza porque no lo volveré a ver.
Traducido por malenajc19
Corregido por Dai

Me despierto con el sonido del teléfono sonando. Muy fuerte. Me toma


un momento darme cuenta de que es el teléfono de la habitación de
hotel. Estirando mi brazo, agarro el teléfono de la mesita que está junto
a mi cabeza.

—¿Hola? —Mi voz suena áspera.

No dormí mucho la noche anterior. No podía dejar de pensar en Liam.


En el sexo que tuve con él. Deseaba haberme quedado con él. Y
despertarme junto a él y no con el sonido del teléfono.

—¿Adivina que tengo en mi mano?

¿Liam?

—¿Liam? 52
—El único e inigualable.

Es él. Una enorme sonrisa se extiende por mi rostro.

—¿Cómo sabes en qué hotel me hospedo? —le pregunto.

—Tengo mis métodos. Entonces, ¿adivinarás lo que tengo en mi mano?

—No. Estoy más preocupada por tus habilidades de acosador.

Honestamente, no me podría importar menos. Estoy feliz de que me


haya encontrado. Solo estoy jugando con él.

Él suspira.

—Volaste con mí compañía. Te quedas en uno de mis hoteles. Tengo


acceso a los empleados con los que reservaste. No fue difícil descubrir
en que hotel te alojas. Todo lo que tomo para averiguarlo, fue una
llamada telefónica.

—¿Hiciste la llamada?
—No, mi asistente la hizo —dice, como si no hubiera nada malo con
ello.

Me rio.

—¿Alguna vez haces algo tú mismo, Hunter?

—Claro que sí. Doy un increíble sexo oral. Y follo… duro. —Eso me hace
temblar—. Y también cocino salteados a chicas de Boston que hacen
listas y no paran de hacer preguntas.

Me rio nuevamente. Amo que me haga reír.

—Sí me cocinaste. Y también me diste una maravillosa mamada —mi


primera mamada— y además me follaste muy bien.

—Bueno, gracias señorita —dice, su acento se hace más espeso—.


Cambiando de tema, ¿Cuándo contestaras mi pregunta?

—¿La cual era?

—¿Qué tengo en mi mano?

—No lo sé. Mis habilidades de clarividencia fueron afectadas por el


53
sonido del teléfono que me despertó al amanecer.

—No está amaneciendo. Son las diez de la mañana. He estado despierto


y trabajando por horas. Espera, ¿estás en la cama?

—Lo estoy. —Me estiro aún más en la calidez de la cama.

—¿Qué tienes puesto?

Muerdo la sonrisa que he estado manteniendo desde que escuché su


voz a través de la línea.

—Pensé que querías que adivinara lo que tienes en tu mano.

—Quiero saber aún más lo que tienes puesto. —Su voz baja una octava
más sonando sexy y seductora.

—Pantalones cortos de pijama y un top. —¿Por qué le dije eso? Le


tendría que haber dicho algo mucho más sexy que pijamas.

Pero luego su gemido me dice que dije lo correcto.


—Tus bragas —dice, su voz sonando áspera.

—¿Estoy en bragas?

—No, no estás en bragas. Tengo tus bragas en mis manos.

—¿Quieres decir, mis braguitas? —Me rio de la palabra bragas1. Suena


muy divertida.

—Dilo nuevamente. —Su voz se vuelve áspera.

—¿Qué? ¿Braguitas?

—Sí. Suena extremadamente sexy cuando lo dices.

—Braguitas —digo nuevamente. Alargando la palabra solamente para


burlarme de él.

Y funciona.

Lo escucho gemir.

—¿Te has excitado? —le pregunto.


54
—Como no tienes una puta idea.

Eso hace que presione mis muslos.

—Así que, sí. —Se aclara la garganta—. Tengo tus braguitas. Las
braguitas que dejaste en mi casa después de escaparte esta mañana.

—No me escape esta mañana. Me marché anoche después que te


dormiste.

—Es lo mismo.

No suena muy feliz de que me haya ido. Eso me sorprende.

—Aw, ¿no te gusta que te abandonen, Hunter? ¿O por lo general eres


quien se escabulle?

—No me escabullo de ninguna una mujer. Solamente le digo que me voy


después que termino de follarla.

1Knickers en inglés británico, en USA se utiliza mayormente panties (que es


básicamente lo mismo), por eso le causa gracia.
—¿Y qué pasa si ella se encuentra en tu casa?

—Pues, le paso su abrigo, le digo muchas gracias y la acompaño a la


puerta.

—Qué agradable. Entonces, ¿por qué no me acompañaste a la puerta?

—Porque no había terminado contigo.

—¿No habías terminado? —Dejo escapar una risa nerviosa, insegura de


hacia dónde se dirige esta conversación.

—No. Desperté con una furiosa erección y no estabas allí para poder
follarte. Así que tuve que venir a trabajar, luciendo una enorme
erección. Está haciendo que mi personal levante sus cejas.

Con esa imagen en la cabeza, no puedo contener la sonrisa que cubre


mi rostro.

—Deberías haberte masturbado antes de irte a trabajar. Y, espera,


¿estás en tu trabajo con una erección y con mis braguitas en la mano?

Suelta una carcajada. 55


—Si lo pones de esa manera, suena bastante pervertido.

—¡Es pervertido! Has estado caminando por ahí con mis braguitas en la
mano.

—No he estado caminando por ahí con tus braguitas en mi mano.


Estaban en mi bolsillo. Están en mi mano ahora que estoy en mi
oficina, solo, hablando contigo. Dios, puedo olerte en ellas, Taylor. —Su
voz se hace más grave—. Todavía puedo probarte en mi boca, y me está
poniendo aún más duro. Necesito follarte nuevamente.

Necesita follarme nuevamente.

—¿Ahora? —digo en voz baja.

—Tengo una reunión en cinco minutos. Estaré en tu habitación en una


hora. Te quiero desnuda y lista para mí. Vamos a follar, y después te
llevaré a pasear, así podemos empezar a tachar algunas cosas de tu
lista.

Dios santo.
—¿Alguna vez te han dicho que eres extremadamente mandón?

—No soy mandón. Solo soy un hombre que sabe lo que quiere, y ahora
mismo, te quiero a ti. Quiero estar entre tus muslos con mi pene bien
dentro de ti, follandote duro. ¿Eso está bien para ti?

Oh Dios mío.

—S-sí.

—Bien. Te veo en una hora.

Después, corta la llamada.

¡Santa mierda!

Creía que lo de anoche sería algo de una sola vez. Pero, ahora, él
vendrá, y vamos a tener sexo de nuevo.

Oh dios mío.

Llamo al servicio a la habitación y pido el desayuno, después me doy


una ducha, preparándome para la llegada de Liam. 56
Me pongo mi falda con flores rojas hasta la rodilla y una blusa blanca
con tiras. Y, por supuesto, mi mejor ropa interior.

El desayuno llega poco después de cambiarme. Me preparo una tostada


con mermelada. Intentando ser inglesa.

Justo cuando estoy terminando mi café, escucho un firme golpe en la


puerta.

Bajo mi taza, y me dirijo a la puerta y la abro.

Y ahí está Liam. Lleva un traje gris carbón de tres piezas con una
camisa blanca y una corbata gris, y se ve muy sexy.

Liam entra. Colocando sus brazos alrededor de mi cintura, me pone de


puntillas, y toma mi boca en un delicioso beso mientras cierra la puerta
con su pie. Mis manos van hacia su pecho.

—Hola —dice contra mis labios.


—Hola. —Me falta el aliento y estoy totalmente excitada, y todo lo que
ha hecho es besarme.

—No vuelvas a salir de mi cama sin que haya terminado contigo.

Parpadeo, con los ojos bien abiertos y lo miro fijamente.

—Sí, señor.

—Mientras que sepamos donde estamos.

—Dios, sí que eres mandón.

—Bueno, las personas generalmente hacen lo que les digo sin quejarse.

—Excepto yo.

—Excepto tú. —Sonríe contra mi boca, y me encanta esa sensación.

Me encanta demasiado.

—¿Quieres tomar algo? —le pregunto, inclinando la cabeza hacia atrás


así puedo verlo a los ojos.
57
—No, no quiero tomar algo… y estás vestida. —Liam me mira
especulativamente, tirando de un tirante con su dedo—. Te dije
específicamente que te quería desnuda.

—Bueno, creí que sería más divertido que me desnudes.

La mirada depredadora en sus ojos me hace retroceder hacia la cama, y


desencadena un enjambre de mariposas en mi vientre, que rápidamente
se dirigen hacia el sur.

—Quiero que te desvistas para mí. Desnúdate. Ahora —ordena,


doblando sus brazos sobre su amplio pecho.

Dios, quiero despojarlo de ese sexy traje suyo.

—Mandón —farfullo.

—No escuché ninguna queja anoche cuando mi cabeza estaba entre tus
piernas, haciéndote venir. Ahora, desnúdate.
Después de ese pequeño discurso, no tengo nada… nada más que
bragas mojadas y pezones duros.

Mis manos van al cierre de mi falda, y muy despacio la bajo. Empujo la


tela sobre mis caderas, dejando que se amontonen en mis pies. Salgo de
ella. Saco mi blusa sobre mi cabeza y la tiro sobre mi falda,
quedándome de pie, en mi ropa interior.

Sus ojos se oscurecen con apreciación. Y, en este momento, nunca me


he sentido más poderosa y sexy.

—La ropa interior también. —Sus ojos demandantes se encuentran con


los míos.

Me quito primero el sujetador, amando como sus ojos van a mis pechos
y parecen quedarse allí. Engancho mis pulgares en el elástico de mis
bragas y las deslizo por mis piernas, haciéndolas a un lado.

Mi parte tímida quiere cubrir mi cuerpo con mis manos, pero me niego
a ser esa chica tímida.

Especialmente no ahora, no con la forma en que Liam está mirándome


en este momento, con una absoluta apreciación por mi cuerpo. 58
No hay nada más poderoso que tener a un hombre mirándote como
Liam me mira a mí.

En este momento, no soy Taylor Shaw, la chica con un tumor cerebral.

Soy Taylor Shaw, diosa del sexo.

Con esa recarga de confianza, digo:

—Ahora que me tienes desnuda, ¿qué vas a hacer conmigo?

Liam saca sus ojos de mis pechos y me da una mirada ardiente.

—Cosas que te harán venir por días. Ahora, sube a la maldita cama.

Me apresuro a subir a la cama sin ninguna duda.

¿Ansiosa? Diablos, sí lo estoy. Sé cómo folla este hombre: caliente, duro


y exhaustivamente.
Liam se saca los zapatos y suelta su corbata. Después de quitarse la
chaqueta y el chaleco, se quita los gemelos y los pone en la mesita de
noche que está junto a la cama.

A continuación, se desabrocha los pantalones y saca su camisa.


Desabotona los primeros botones de su camisa, estira la mano y se la
quita sobre su cabeza.

Miro fijamente su pecho sin ninguna vergüenza. No tuve la oportunidad


de apreciarlo anoche en la oscuridad de su habitación.

Pero, ahora, lo estoy viendo y Dios, lo estoy apreciando.

Está todo marcado y definido, todo el camino hasta su V.

Es un hombre que se ejercita y cosecha su recompensa por ello.

Bueno, actualmente soy quien cosecha esa recompensa.

Liam tiene el cuerpo de un hombre. El cuerpo de un verdadero hombre.

Aquí no hay un pecho depilado. Hay vello en su pecho y un feliz rastro


que lleva a la tierra prometida. 59
Nunca fui una chica que le gustaran los chicos con vello en el pecho.
Pero ahora he cambiado de opinión.

Todo lo que quiero hacer es pasar mi lengua por todo ese vello y seguir
el rastro feliz que llega hasta esos pantalones, para llegar a lo que sé
que me espera allí.

—¿Te gusta lo que ves?

Hago contacto con sus ojos.

—Muchísimo. Pero todavía estás cubierto en algunas partes. —Le


señalo sus pantalones—. Quítate los malditos pantalones, Hunter.

Me sonríe. Es una sonrisa perezosa pero muy sexy.

—Quiero que tú me los quites. —Sus palabras son muy distintivas. El


da algunos pasos hacia la cama, deteniéndose al borde de ella.

Poniéndome de rodillas, alcanzo el cierre de su pantalón y lo bajo. El


sonido es tan ruidoso en el silencio.
Deslizo mis manos por detrás de sus pantalones y los bajo, dejándolos
caer al suelo.

Liam los patea sacándolos del camino.

Deslizo mis dedos dentro de la banda de sus calzoncillos y los bajo.

Liberando su pene.

Y entonces me quedo muy distraída como para sacar sus calzoncillos


completamente.

No puedo sacar mis ojos de su pene.

Es tan duro y grande, y… está allí.

Liam termina de sacar sus calzoncillos. Coloco mi mano alrededor de su


pene. Él gruñe, y los músculos de su estómago se tensan.

Sabía que era grande por como lo sentí dentro de mi anoche, pero
ahora, mirando su pene en la luz del día, me pregunto cómo diablos
entro.

Líquido pre-seminal gotea desde la punta, y mi boca se llena de saliva


60
por querer probarlo.

Inclino mi cabeza y lamo la cabeza de su pene, amando como se


estremece.

Sus dedos se deslizan dentro de mi cabello.

—Chúpalo —dice la orden con un tono áspero.

Levanto la mirada hacia él. La mirada en sus ojos… nunca he visto a un


hombre tan al borde de la necesidad.

Le doy una sonrisa seductora, y después bajo mi boca hacia su pene,


tomándolo.

No tengo mucha experiencia dando sexo oral. Pero quiero que esto sea
increíble para Liam, así que lo doy todo para que se sienta tan bien
como él me hace sentir a mí.

Envuelvo mi mano alrededor de la base, masturbándolo, mientras lo


chupo.
Parece que le gusta, ya que el agarre de mi cabello se tensa y dice:

—Sí, joder, eso es todo. Chúpalo más fuerte.

Así que, chupo más fuerte.

Su otra mano agarra un puñado de mi cabello, y comienza a follar mi


boca con su pene, sus caderas moviéndose adelante y atrás.

—Jesús…tu boca se siente tan bien —gruñe.

Descanso mis manos en sus caderas, dándole lo que necesita. Su pene


se siente increíble, deslizándose entre mis labios.

Sin ninguna advertencia, se retira de mi boca, y después me empuja a


la cama bruscamente. Abre mis piernas y se pone de rodillas. Su boca
está en mí en segundos, su lengua empujando dentro de mí.

—¡Oh Dios mío! —grito.

Liam levanta su cabeza y me mira.

—Ahora mismo, soy tu dios, y no lo olvides. 61


Santo… vaya.

Empuja un dedo dentro. Y después otro. Mientras me folla con ellos,


empieza a chuparme el clítoris.

Segundos después, estoy explotando por toda su boca.

No me di cuenta de lo excitada que estaba. Debe ser el poder del sexo


oral. O solo el poder de él.

—Muévete a la cabecera de la cama y acuéstate boca abajo.

Levanto mi cabeza perezosamente, todavía débil por el orgasmo, y lo


miro.

—Ahora —dice.

No discuto porque sé que lo que sea que tenga en mente significará más
placer para mí.
Con mi rostro presionado en la almohada, escucho a Liam moverse, y
luego se sube a la cama. Un condón cae sobre la almohada al lado de
mi cabeza.

Toma una de mis muñecas y luego la otra, y las junta sobre mi cabeza.
Comienza a atar su corbata alrededor de mis muñecas.

—Um, ¿estás atándome? —Lo miro.

—Parece que sí. ¿Tienes un problema con eso?

¿Tengo un problema con eso?

—No. —Sacudo la cabeza—. Mientras que me desates al final. No me


gustaría estar en el extremo receptor de una broma entre mucamas del
hotel.

Se ríe entre dientes y luego se inclina y captura mis labios en un beso


ardiente. Puedo probarme a mí misma en él. Es tan locamente erótico.

—No te preocupes. Tengo planes para ti esta tarde que no requieren que
estés atada a la cama.
62
Ata mis muñecas a la cabecera de metal, usando lo que queda de la
corbata.

Intuyo que hace esto muy a menudo, ya que me tiene inmovilizada y


atada en menos de un minuto.

Lo siento darme un beso en los omóplatos. Y desde allí sigue


besándome hasta mi espina dorsal.

Su mano recorre mi trasero... y luego lo abofetea.

—Ay —siseo.

Siento sus labios besar la picadura, su lengua recorriendo el área,


calmándola.

Nunca me habían azotado.

Tengo que decir, que me gusta bastante. Se siente… atrevido e


increíblemente sexy. Especialmente cuando estoy atada y totalmente a
su merced.
Siento su dedo correr entre las mejillas de mi trasero, haciendo que me
tense.

—¿Alguna vez te han follado por el culo? —pregunta, en voz baja.

Giro la cabeza para mirarlo.

—No.

Y no sé si es algo que alguna vez quiero hacer.

Pero, te estás muriendo Taylor. Así que, ¿por qué diablos no? ¿Qué tienes
que perder?

Tragando mis nervios iniciales, mi voz tiembla mientras digo:

—Pero… no me opondría a intentarlo.

La sorpresa parpadea en sus ojos, y luego, poco después, una sonrisa


grande e indecente se extiende por sus labios.

—¿Alguna vez te han dicho que eres el sueño húmedo de cualquier


hombre? 63
Se me escapa una risa.

—Nop.

—Bueno, lo eres. Un puto sueño húmedo. Estuve soñando con una


mujer como tú desde que entré en la pubertad.

—¿No consigues follar muchos traseros? —pregunto.

—No tantos como quisiera. —Abofetea mi culo nuevamente—. Me voy a


follar tu culo caliente… pero no hoy.

—¿Por qué no? —pregunto. En realidad, me siento un poco


decepcionada. Me estaba preparando mentalmente para hacerlo.

—Porque la saliva sola no funcionara, y al menos que tengas algo de


lubricante, no me acercaré a tu trasero.

—No tengo lubricante. No es algo que haya pensado en empacar. —Le


sonrío burlonamente.
—Tendré que asegurarme de tener uno la próxima vez que tengamos
sexo.

—¿Tendremos sexo otra vez? —Levanto una ceja.

—Por supuesto que tendremos sexo de nuevo. —Se inclina y presiona


otro beso en mi trasero, haciéndome estremecer.

Dejo caer mi cabeza en la almohada mientras siento que Liam se


arrodilla.

Sus manos agarran mis caderas y me levanta. Levanto mis piernas para
poder sostenerme. Dios sabe cómo ya que mi cuerpo en este momento
se siente como gelatina.

El sexo para mí nunca fue como lo es con Liam.

Con Benjamin, éramos unos niños inexpertos, y mis aventuras de una


noche eran solo follar y adiós.

El sexo con Liam es mucho más. Hay tantos sentimientos que vienen
con ello… y es tan increíblemente intenso, es una sensación de que
estoy a medio camino entre la locura y el éxtasis cuando estoy con él. 64
Empuja su dedo dentro de mi otra vez, y empieza a follarme con él.

Estoy jadeando y más allá de la necesidad de quererlo dentro de mí,


cuando se acerca y toma el condón.

Su dedo deja mi centro. Gimoteo al sentir la pérdida.

Escucho el desgarro del aluminio.

Giro la cabeza para poder verlo poner el condón en ese magnífico pene
suyo. Su pene apunta hacia arriba, viéndose duro y listo para follarme.

Él atrae mi atención. La sonrisa que me da es sucia, llena de promesas


ardientes.

Liam sostiene mi mirada mientras alinea su pene en mi abertura. Muy


lentamente, empieza a empujar cada delicioso centímetro dentro de mi
hasta que mis ojos se cierran con completa felicidad.

Se toma su tiempo, follandome con movimientos lánguidos y


moderados. Sacándolo y después metiéndolo, centímetro a centímetro.
Es el mejor tipo de tortura.

—Te ves tan hermosa ahora mismo —dice con una voz baja y áspera.

No puedo recordar que algún hombre con el que haya follado me haya
dicho hermosa… excepto por él.

Levanto la mirada hacia él, lo que hace que el lazo que está en mis
muñecas se tense. Pica, pero me gusta la picadura del dolor.

—Tú también —le digo.

Algo destella en sus ojos. Algo caliente y urgente. Entonces, su control


se rompe y comienza a follarme dura y despiadadamente. Pone una de
sus manos en mi cadera y la otra en la parte inferior de mi espalda,
entra y sale de mí, dominando mi cuerpo.

Nunca me había entregado a una persona de esta manera, pero me


encanta como me hace sentir.

Liam levanta su mano de mi espalda y pone el pulgar en su boca,


mojándolo.
65
Lo siguiente que siento es ese pulgar húmedo deslizándose entre las
mejillas de mi trasero mientas su mano palmea mi espalda.

Cuando toca mi estrecho agujero, me tenso.

—¿Creí que no jugaríamos con mi trasero?

—Cambie de opinión. ¿Te parece bien?

¿Me parece bien?

Sí… si, me parece bien.

Lo miro nuevamente, conectando con sus ojos.

—Sí —susurro.

El ardor se enciende en sus ojos.

Manteniendo mi mirada, baja la intensidad de sus estocadas y se


enfoca en mover su pulgar en esa parte tan sagrada e intacta de mí.
Incluso aunque le dije que sí, no puedo evitar tensarme, sabiendo lo
que está por hacer.

—Relájate para mí —susurra.

Así que lo hago. Cierro mis ojos y me entrego a él.

Cuando siento la punta de su pulgar entrando, dejo salir un quejido,


parcialmente por la quemadura, aunque sorprendentemente también
por el placer.

—¿Estás bien? —pregunta, su voz sonando áspera.

—Sí —digo en voz baja.

—¿Puedes tomar más?

Asiento.

Empuja el pulgar un poco más. La quemadura se intensifica, pero no es


doloroso, solo incómodo. Se siente algo más también… algo bueno. Me
siento llena de él, y una desesperada necesidad empieza a sobrepasar
todo lo demás. Y de repente, la quemadura no importa porque quiero 66
más, más de él, más de lo que me está haciendo.

Liam calma sus movimientos, su pene todavía dentro de mí, su pulgar


en mi culo.

Y, ahora, soy quien tiene el control, diciéndole con mi cuerpo lo que


quiero. Me presionó contra él y empiezo a follarme a mí misma con él.
Follo mi coño con su pene y mi trasero con su pulgar.

—Mierda sí, eso es, nena. Dios, desde el momento en que puse mis ojos
en ti supe que serias caliente.

Quiero tocarme el clítoris, pero no puedo porque mis manos están


atadas. Estoy totalmente a su merced.

Parece sentir lo que necesito ya que su otra mano se desliza desde mi


cadera y se mueve al frente de mi cuerpo, aterrizando en mí clítoris.

Frota mi clítoris con su grueso dedo.

Me corro segundos después con su dedo en mi clítoris, su pene en mi


coño y su pulgar en mi culo.
Y todavía me sigo viniendo. Todavía me estoy corriendo cuando saca su
pulgar de mi culo y su dedo de mi clítoris.

Su pecho está presionando mi espalda y sus manos rodean mis


muñecas. Su boca está presionada en mi hombro mientras comienza a
bombear su pene dentro y fuera de mí.

—Dios, eres tan caliente, Boston. Podría follarte por días.

—Entonces hazlo —digo en voz baja—. Fóllame durante días.

Él gruñe y empieza a bombear dentro y fuera de mí más duro.

Piel golpeando piel, sus caderas chocando contra mi culo.

—Estoy… joder… me vengo —gruñe. Luego hunde sus dientes en mis


hombros de la más deliciosa manera mientras me vengo nuevamente.

Cuando termina, caigo sobre la cama. Liam viene conmigo.

—Dios, pesas un montón —digo entre risas.

—Es todo músculo, nena. —Me muerde el hombro con sus dientes, y
luego se levanta, apartándose de mí.
67
Decido que esa es mi parte menos favorita de tener sexo con Liam, él
saliendo de mí. No me gusta la sensación de perder su calor de mi
cuerpo.

Me desata de la cama y desata los lazos de mis muñecas. Me doy la


vuelta para enfrentarlo. Agarra mis muñecas y frota sus pulgares en
ellas, masajeando.

Es la cosa más dulce.

Luego, se inclina y besa mis labios, tarareando de placer sobre ellos.

Y cambio de opinión. Esa es la cosa más dulce.

—Voy a deshacerme de esto. —Hace referencia al condón que todavía


cubre su polla semidura.

¿Cómo es que todavía está duro?

Miro como su culo desnudo deja la habitación y entra al baño.


—Deberías estar en una habitación mejor que esta —me dice mientras
regresa del baño.

—¿Qué está mal con esta habitación? ¿Estás diciendo que las
habitaciones de tu hotel son una mierda?

—No. —Se sube en la cama.

Me toma en sus brazos, y nos desliza por la cama hasta que estamos
frente a frente, con las piernas enredadas y abrazándonos.

Tengo la impresión de que a Liam le gusta acurrucarse.

—Lo que quiero decir es que deberías estar en una habitación mejor.
Deberías estar en una suite.

—No necesito una suite. Solo soy yo. Esto es todo lo que necesito.

—Me gustan las suites, si voy a pasar mi tiempo aquí, en la cama


contigo, preferiría hacerlo en una de las mejores habitaciones de mi
hotel.

—Viajas en clase económica, pero no te quedaras en una simple 68


habitación de hotel.

—¿Qué puedo decir? Soy un hombre complicado. —Sonríe—. Después


te trasladaré a una suite.

—¿Tu lo harás, o lo hará tu asistente?

Otra sonrisa.

—Mi asistente lo hará. Yo estaré ocupado haciendo otras cosas.

—¿Por ejemplo?

—Tú.

Oh. De acuerdo. No puedo discutir eso. Aun así…

—No quiero una suite.

—Lo sé. Pero igual la tendrás. —Me da un beso suave.


Y, en este momento, me doy cuenta que es inútil discutir con Liam
Hunter. Está tan acostumbrado a obtener lo que quiere.

—Como sea, ¿vas a pasar tiempo aquí? —pregunto, volviendo a lo que


dijo antes.

—Podemos follar en mi casa, también. Cualquiera de los dos lugares


funciona para mí, siempre y cuando follemos.

Todavía estoy un poco atascada en pasar-más-tiempo-juntos.

—Y todavía tenemos que trabajar en tu lista —agrega.

—¿Mi lista?

—Sí, voy a ayudarte a completarla.

—¿Lo harás?

—Lo hare. —Sonríe.

—¿Qué pasa si no quiero que me ayudes? —Mierda, eso sonó un poco


más brusco de lo que pretendía—. No quiero decir que no me gusta
follarte, porque si me gusta. Me gusta un montón… pero más allá de
69
eso, no puedo hacer mucho más.

Se me queda mirando por un largo tiempo, sus ojos oscureciéndose.

—Normalmente, no hago nada más que follar. Pero estás sola en este
país, y parece que podrías necesitar un amigo mientras estés aquí. ¿Por
cuánto tiempo estarás aquí?

—Dos semanas. —Luego, me voy a mi casa a morir.

Pasa la yema de su dedo por mis labios.

—Entonces, follaremos durante las dos semanas que estés aquí, ya que,
por alguna extraña razón, a mi pene le gustas un montón. Y cuando no
estemos follando, te ayudaré a completar tu lista.

—¿Por qué harías eso?

—Soy un tipo bastante caritativo. —Levanta sus hombros, con una


sonrisa burlona en sus labios.
—¿No tienes trabajo que hacer?

—Mi asistente siempre anda diciéndome que necesito vacaciones, estas


pueden ser mis vacaciones.

—¿Ayudarme a completar mi lista son vacaciones para ti?

—También estaremos follando en ese plazo.

—Por supuesto, porque follar también es muy importante.

—Es muy importante. —Me desliza una mano por el costado,


agarrándome el muslo. Luego, engancha mi pierna sobre su cadera y se
presiona contra mí.

Está duro.

—¿Otra vez? —cuestiono.

Una sonrisa aparece en sus labios.

—Solo tengo dos semanas para poder follarte. Entonces, si, otra vez.

Tiene razón sobre eso. No tenemos más que dos semanas.


70
Tal vez ni siquiera eso.
Traducido S.O.S. por Flor
Corregido por Dai

Estamos acostados lado a lado después de una segunda ronda de sexo


muy activa conmigo montando a Liam, lo que contribuyó a que ambos
nos viniéramos duro y rápido.

—Háblame de la lista.

Giro mi cabeza sobre la almohada para mirarlo. Gira su rostro hacia mí,
encontrándose con mis ojos.

—¿Decirte qué? Ya la has visto.

—Pero, ¿por qué la lista? ¿Cuál es la razón para escribirla?

Quiere una razón. No es como si pudiera decirle toda la verdad, así que
voy con una media verdad.
71
Miro hacia el techo.

—Cuando tenía dieciséis años, tuve un tumor cerebral. Fue... agresivo.


Hubo un momento en el que no estaba segura de sobrevivir. Así que
escribí la lista con todas las cosas que nunca había hecho con la
esperanza de sobrevivir y poder hacerlas.

Y, ahora, todo lo que quiero es morir. Irónico, ¿eh?

—Y aquí estás. —Su mano toca la mía.

Muevo mis ojos hacia él.

—Sí —exhalo. Pero no debería estar aquí. Debería haber muerto


entonces. Si lo hubiera hecho, entonces ellos todavía estarían aquí,
viviendo y respirando.

Una vida por cuatro. Cambiaría la mía en un instante.

—¿Por qué esperar tanto tiempo para hacer las cosas de la lista?

Miro hacia otro lado otra vez.


—Algunas cosas... pasaron. Simplemente nunca hubo un momento
adecuado. —Levanto un hombro para minimizar mis palabras.

Pero no hay nada que minimice el hecho de que mi familia murió por mi
culpa.

Aparta el cabello de mi rostro con su mano, volviendo mis ojos a los


suyos.

—¿Por qué ahora es el momento adecuado?

Porque el tumor ha vuelto y estoy lista para morir. Estoy lista para
unirme a mi familia. Solo quiero hacer algunas cosas antes de irme.

Me está mirando, curioso y tierno, y realmente necesito que se detenga.

Mis ojos vuelven al techo.

—Porque... es el momento.

Sé que sus ojos todavía están en mí. Me siento expuesta. Y no me gusta


en absoluto. Liam es un hombre inteligente. Sabrá que hay más de lo
que estoy diciendo. Pero, en este momento, necesito que sea lo 72
suficientemente inteligente como para darse cuenta de que no quiero
hablar de mí.

Entonces, simulo una sonrisa en mi rostro y cambio de tema,


esperando que lo acepte. El arte de la desviación, me he vuelto buena
en ello con el paso de los años.

—Entonces, señor Empresario Mega-adinerado, dígame cómo tuvo tanto


éxito. —Le doy una mirada, con esa sonrisa forzada todavía en mi
rostro.

Sé lo que hay en el dominio público sobre Liam. Ya sabía un poco sobre


él, es un nombre que las personas conocen, pero quería saber más, así
que lo busqué en Google antes. Llámame curiosa, pero tenía curiosidad
por el hombre que estaba a punto de venir y meter su pene en mí por
segunda vez.

Liam Hunter hizo su fortuna en aviones después de establecer una


pequeña compañía de aviones chárter que transportaban a adinerados
hombres de negocios por todo el mundo.
Poco después, se expandió, invirtió en aviones más grandes y se mudó a
la industria de los viajes: vacaciones, vuelos de larga distancia, ese tipo
de cosas. Unos años más tarde, compró una cadena hotelera en
quiebra, la renombró y la cambió, convirtiéndola en un gran éxito. Esos
hoteles suyos están por todo el mundo.

Unos años después de comprar la cadena hotelera, tomó una dirección


diferente y estableció Hunter Finance, tarjetas de crédito, préstamos,
hipotecas, y, a partir de allí, construyó un imperio financiero.

Liam tiene el toque de Midas en los negocios, no son mis palabras. Era
una cita de un artículo que leí sobre él.

Realmente no sé cómo el tipo tiene tiempo para dormir.

Su expresión no cambia. Simplemente se encoge de hombros y dice:

—Porque soy increíble. Y porque manejo los negocios como manejo el


sexo.

Me pongo de lado, así estoy frente a él, poniendo mis manos debajo de
mi mejilla.
73
—¿Y cómo es eso?

Una sonrisa se desliza sobre sus labios.

—Una transacción mutuamente beneficiosa en la que hago que la otra


parte se sienta bien con lo que está obteniendo. Se van con una sonrisa
en el rostro, y todavía salgo ganando.

Eso me hace reír.

—¿Por qué aviones? —pregunto, intrigada. Honestamente, si tuviera


que establecer un negocio, eso sería lo último en lo que pensaría entrar.

—Porque me encanta volar. No hay nada más liberador que estar en el


aire.

—No hay nada más probable que matarte por caer en picada desde los
nueve mil cien kilómetros del altura. —Bueno, excepto un tumor en
crecimiento en tu cerebro.

Me mira con desaprobación.


—Cariño, es estadísticamente más probable que mueras en un
accidente automovilístico de camino al aeropuerto que en un avión.

—Aun así, me arriesgaría en un auto. Al menos estaría en el suelo.

—Aplastada y destrozada en un accidente automovilístico.

La risa brota de mí.

—Qué imagen dibujas.

Me sonríe. Es una sonrisa tan infantil, que lo hace parecer años más
joven que los treinta y dos que sé que tiene.

—Boston, te encantará volar antes de regresar a casa en Boston.

—Son muchos Boston para una frase. Y, en cuanto a volar, lo dudo


mucho, pero gracias. —Sonriendo, libero una mano de debajo de mi
mejilla y la paso por su espeso cabello.

—¿Esa es tu familia? —Él asiente a algo por encima de mi hombro.

La sonrisa en mi rostro se congela porque sé lo que está mirando. 74


Tengo una foto enmarcada de mi familia en la mesita de noche. Es todo
lo que me queda de ellos, excepto mis recuerdos.

Coloqué la foto anoche cuando llegué aquí después de estar en su casa.


Es lo único que he desempacado.

Cuando la coloqué, no esperaba que Liam viniera aquí y comenzara a


hacer preguntas. Debería haberla bajado antes de que llegara. Debería
haberlo pensado. Pero estaba demasiado preocupada por qué ponerme
para su inminente llegada.

No estaba pensando.

Aunque ese es mi problema. Nunca pienso.

—Sí, es mi familia. —Al apartarme de él, salgo de la cama. Tomo la foto


y la pongo boca abajo. Me muevo a través de la habitación, saco la bata
provista por el hotel del gancho detrás de la puerta y me la pongo.

Cuando me vuelvo, Liam está sentado en la cama, con la espalda


apoyada contra la cabecera, con una sábana alrededor de su cintura.
—¿Y a tu familia no le importa que vueles a la otra mitad del mundo
sola?

—Todos están muertos. —Las palabras salen antes de que pueda


detenerlas.

Podría haber dicho cualquier cosa. Podría haber mentido. Aunque


mentirle a Liam no parece ser algo que pueda hacer, bueno, aparte de
no decirle que me estoy muriendo. Eso, definitivamente no se lo diré.

Veo cómo su expresión se congela. Entonces, la simpatía y la


compasión llenan sus ojos.

Odio la simpatía y la compasión. Casi tanto como me odio a mí misma.

—Jesús, Taylor, lo siento mucho. —Sus ojos se dirigen a la fotografía y


luego regresan a mí—. ¿Cómo…?

—Se incendió la casa. Todos murieron en un incendio en la casa donde


crecí. ¿Alguna pregunta más? —Me quiebro.

No quise quebrarme. No es como si fuera su culpa. Es mía.


75
Solo... no hablo de esto. Ellos. Nada de eso.

Todo lo que quiero es volver a ver a mi familia.

Quiero hornear con mi mamá. Y jugar a la pelota con papá. Y discutir


con Parker por el baño. Quiero hacerle cosquillas a Tess solo para poder
escucharla reír y ver su hermosa sonrisa.

Pero no puedo tener eso. Porque se han ido. Están muertos.

Y todo lo que tengo es esta maldita lista que voy a completar. Voy a ver
esta ciudad donde creció mi madre, el lugar donde conoció a mi padre y
se enamoraron. Voy a hacer todas las estupideces que quería hacer a
los dieciséis años... y luego dejaré que este tumor me mate.

Y finalmente estaré con ellos de nuevo, donde pertenezco.

¿Por qué tuve que salir esa noche? ¿Por qué insistí en dormir en la casa
de mi mejor amiga? ¿Por qué tuve que pedirle a mi madre que lavara mi
sudadera con capucha favorita para poder usarla en el vuelo que
debíamos tomar al día siguiente? El vuelo que nos traería a Inglaterra.
¿Por qué la secadora tuvo que tener una falla e incendiarse? ¿Por qué,
unas semanas antes, hice que mi padre sacara las pilas de la alarma
contra incendios porque seguía sonando todo el tiempo?

¿Por qué no pude quedarme en casa?

¿Por qué no pude haber muerto en casa con ellos en lugar de tener que
morir aquí sola?

¿Por qué tuvo que pasar algo de eso?

La única gracia salvadora que tengo es que este tumor en mi cabeza


pronto me matará.

—Lo siento. No quise entrometerme —la suave voz de Liam me devuelve


al presente.

Mi mano está agarrando mi estómago, y puedo sentir la humedad en


mis mejillas.

Alejándome de él, me seco las lágrimas.

—Voy a darme una ducha —le digo, caminando hacia el baño.

—¿Taylor?
76
Me vuelvo hacia él. La pena se ha ido, y estoy aliviada.

—¿Qué?

Me está mirando como si quisiera decir algo.

Así que, le gano.

—Mira —suspiro—, no hablo de mi familia, nunca. Y si vamos a pasar


tiempo juntos, debes saberlo. ¿Bien?

Asiente.

—Bien. Pero... si alguna vez cambias de opinión... estoy aquí. Solo


quiero que sepas eso.

Un nudo aparece en mi garganta mientras las lágrimas me queman los


ojos. Asiento en respuesta, incapaz de hablar. Evitando sus ojos,
aprieto la bata alrededor de mi cintura.
Cuando miro hacia atrás, todavía me está mirando. Nuestros ojos se
sostienen en una comprensión silenciosa.

Entonces, una pequeña sonrisa aparece en sus labios.

—Bueno, apúrate y mete tu ardiente trasero en la ducha. Y no tardes


todo el día porque tenemos planes.

—¿Lo hacemos?

—Te voy a sacar para comenzar con tu lista, ¿recuerdas?

—Sí, lo recuerdo —le digo antes de dirigirme al baño, agradecida por la


capacidad de Liam de cambiar de humor tan fácilmente.

77
Traducido por Taywong
Corregido por Flopyta

—¿Una peluquería? —Miro hacia el letrero en la tienda donde el


conductor de Liam, Paul, acaba de detenerse al frente—. ¿Aquí es donde
me llevas?

—Teñirte el cabello de rosa. O violeta. O algún otro color genial.

Lo recordaba de mi lista. La lista que leyó una vez, hace un día en el


avión.

Me siento extrañamente conmovida por lo que recordó.

—¿Cómo lo recuerdas? —pregunto, girando hacia él.

—Recuerdo todo fuera de esa lista. Especialmente el, tener mucho sexo,
y tener sexo al aire libre. —Me muestra una sonrisa lasciva.

Con mi rostro rojo llameante, mis ojos se mueven hacia Paul sentado en 78
el asiento del conductor.

—Jesús, Liam —siseo—. Paul está sentado allí mismo. Puede oírte.

—Paul no está avergonzado, ¿verdad? —dice Liam, con esa maldita


sonrisa todavía en su rostro.

—No señor.

—¡Puede que Paul no lo esté, pero yo sí! —golpeo a Liam en el brazo.

Se ríe de mí, y luego, abre la puerta del automóvil y toma mi mano,


llevándome con él.

—Espera aquí —le dice a Paul, inclinándose sobre el automóvil.

Cierra la puerta y me lleva hacia la peluquería.

—Sabes, necesito una cita para hacerme el cabello —le digo mientras
empuja la puerta del salón para abrirla.

—Tienes una. La hice para ti esta mañana.


—¿Hiciste la cita? —Levanto una ceja—. ¿O tu asistente lo hizo?

Me da una mirada ofendida.

—Hice la cita. Un amigo mío es dueño del salón.

—¡Liam!

Me giro para ver a una mujer deslumbrante moviéndose a través del


salón, dirigiéndose rápidamente hacia nosotros, bueno, Liam.

Tiene cabello negro con estas geniales mechas púrpuras en ellos. Es


alta, mucho más alta que yo, pero eso no es difícil. Usa estos vaqueros
ajustados que parecen hechos especialmente para ella y una camisa
muy bonita.

Es impresionante, y la odio de inmediato.

Está bien, bueno, no la odio. Solo estoy celosa de su belleza natural.

Sé que no soy fea, pero no estoy en su liga.

Ella lanza sus brazos alrededor de Liam, besando su mejilla y


abrazándolo.
79
Está claro que son cercanos.

Quizás tan cercanos como Liam y yo.

Liam suelta mi mano, para que pueda abrazarla.

La punzada que siento en mi estómago definitivamente no es celos.

De acuerdo, tal vez sea un poco de celos. Estúpido, lo sé.

Los observo y la forma en que lo abraza. Lo abraza de una manera


íntima. Como si hubieran sido cercanos antes. Como si conociera su
cuerpo de la manera que conozco su cuerpo.

Jesús, han tenido sexo.

Él ha tenido sexo con ella.

No puedo creer que me haya traído al salón de una mujer a la que solía
follar.
O tal vez todavía folla.

La punzada en mi estómago se aprieta en nudos.

—Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que te vi —le dice.
Además de ser hermosa, tiene un increíble acento inglés.

Su mano todavía está presionada contra su pecho, y tengo un impulso


irracional de arrancarle la mano.

Cálmate, Taylor.

Jesús, ¿qué está pasando conmigo?

Cruzo los brazos sobre mi pecho para asegurarme de no hacer algo


estúpido, como romperle los dedos.

—¿Cuándo nos vimos por última vez? —le pregunta.

—El cumpleaños de Cam.

—Dios, sí, eso fue hace seis meses. Esa fue una buena noche. —Le
sonríe. Es una especie de sonrisa soñadora. 80
Un tipo de sonrisa de sexo.

Ugh.

—Sí, fue una buena noche —dice Liam—. Megan, esta es Taylor —
finalmente él decide presentarme.

Contengo mi tonta ira y le sonrío.

—Hola —digo—. Tienes un lugar realmente agradable aquí.

Podría estar sufriendo de Celos 101 y quiero golpear a Liam en la cara


por traerme al salón a la mujer de cuya vagina tiene un conocimiento
profundo, pero no puedo negar que el salón es agradable.

—Gracias. —Me sonríe. Es una sonrisa amistosa—. Entonces, cuando


él me llamó más temprano para hacerte la reserva, Liam dijo que
quieres teñirte el cabello. ¿Qué color quieres lucir?
Paso un dedo por mi cabello rubio oscuro, mirando su hermoso y
brillante cabello negro. Es hermosa, y de repente no puedo entender por
qué Liam está interesado en tener sexo conmigo.

Él tuvo sexo con alguien como ella. Es alta y hermosa e impresionante.

Y tengo un metro y medio en un buen día. Tengo un culo definido, pero


solo soy... musculosa.

—Rosa —digo, yendo con el primer color en mi lista.

—Genial. —Sonríe—. Rosa será. ¿Estamos hablando de rosa brillante o


rosa claro? ¿Pastel, como rosa de seda de caramelo? Eso es furor en
este momento. Eso y gris.

—¿Seda de caramelo?

—Algodón de azúcar —explica Liam.

—Ah. —Asiento. Amigo habla mi idioma.

—Bueno, definitivamente no me voy a poner gris. Algodón de azúcar —


le digo. 81
—Fabuloso. —Sonríe—. Ahora, ¿quieres reflejos rosas o cabeza
completa?

—Cabeza completa. —Si estoy haciendo esto, lo voy a hacer


correctamente.

—Está bien, bueno, te tengo con Jamie hoy. Él es mi mejor colorista.


Hará que tu cabello se transforme en muy poco tiempo. Es un genio con
el color—. Jamie —llama a un chico asiático con una cresta morada.

Él me sonríe mientras se acerca.

—Jamie, esta es Taylor. Taylor quiere ponerse rosa pastel, la cabeza


completa. —Luego, me pregunta—: ¿Acaso estamos tiñendo y cortando
también?

Toco los bordes de mi cabello, que cuelga unos centímetros más allá de
mis hombros.

—Podría cortarlo para mantenerlo sobre tus hombros —dice Jamie.


—Ve por un bob entrecortado. Eso realmente te convendría. Tienes una
gran estructura de ósea y mandíbula. Dios, moriría por pómulos como
los tuyos.

Toco una mano en mis pómulos. No me di cuenta de que había algo


sorprendente en ellos. Se sienten bastante estándar para mí, ya sabes,
en cuanto a los pómulos.

—Podrías llevar un bob, no hay problema. Y el corte se vería aún más


fabuloso con el color que estás buscando. Realmente lo mostraría. Y el
azul de tus ojos realmente se destacará contra el color.

—Eso suena genial. —sonrío.

Yo diría que sí a todo lo que dice Jamie. Él solo suena tan entusiasta y
como si realmente supiera de lo que está hablando. Y dijo que tengo
una gran estructura de mandíbula y óseo, así que realmente me gusta.

—Está bien, bueno, vamos a ubicarte en un lugar, y podemos


comenzar.

—¿Cuánto tiempo va a estar ella? —le pregunta Liam a Megan.


82
—Alrededor de tres horas, y luego habrá terminado.

Liam se acerca a mí.

—Tengo que volver a la oficina, pero volveré a recogerte en tres horas.

—De acuerdo.

Mi expresión es estoica. No me atrevo a sonreírle porque aún me


molesta que me haya traído aquí.

Me da una mirada confundida. Luego, acuna mi rostro con sus manos y


se inclina hacia abajo, presionando un suave beso en mis labios.

—Te veré pronto —susurra.

Luego, se va con Megan acompañándolo a la puerta, y Jamie está


guiándome a mi asiento.

—Ese hombre es sexo sobre un palo —me dice Jamie mientras me


siento en el asiento—. Espero que no te importe que te lo diga.
—De ningún modo. Él es sexo sobre un palo. —Sonrío ante el recuerdo
de Liam dentro de mí hace una hora y todas las cosas sucias que me
hizo en la cama.

Jamie pone una bata a mi alrededor y lo sujeta en la parte posterior de


mi cuello.

—Él no solo está caliente tampoco. Es un muy buen tipo. Ayudó a


Megan a comprar este lugar, ¿sabes?

Guau. Él le compró este salón.

Tengo esta sensación de hundimiento en mi estómago. Él realmente


debe gustarle.

No puedo creer que me trajo aquí. Si tenían algo en común y le gustaba


lo suficiente como para comprarle un salón... entonces me trajo aquí,
para encontrarme con la mujer que actualmente está follando... bueno,
es solo de mal gusto.

De repente, me siento mal por Megan también.

—Guau. Eso fue amable de su parte. 83


—Sí. Liam es un gran tipo. Lamentablemente, él es directo, pero tú ya lo
sabías. —Me hace un guiño cómplice—. ¿Ya conociste a Cam?

—No lo he hecho. —No tengo idea de quién es Cam.

—Es el hermano mayor de Megan. Él y Liam son mejores amigos.


Conocidos desde la escuela. Ahora, Cam es un buen ejemplar
masculino. Directo como una flecha también. —Libera mi cabello de la
bata—. ¿Cómo conociste a Liam?

Me encuentro con sus ojos en el espejo. —En el vuelo aquí.

—Entonces, ¿cuánto tiempo lo has conocido?

Le echo un vistazo al reloj.

—Um... aproximadamente... treinta y seis horas.

Jamie me sonríe, provocando que una sonrisa tonta se deslice en mis


labios.
—Eres mi ídolo, chica. —Levanta su puño, golpeando el mío—. Bien,
voy a mezclar tu color, y luego estaré de regreso. Entonces, puedes
decirme cómo es el interior del apartamento de Liam porque siempre me
he preguntado.

Me da guiña un ojo, y supongo que el apartamento es el código de otra


cosa.

—¿Quieres un trago? —pregunta, su mano sobre mi hombro.

—Café sería genial. —sonrío.

Tres horas después, mi cabello es ocho centímetros más corto, y es


rosado.

Y tengo que decir que me encanta.

Se ve muy provocador y caliente.

Liam aún no ha regresado, y estoy en el mostrador, lista para pagar.


84
—Taylor ya pagó —le dice Megan a la chica en el mostrador de
recepción.

—¿Lo hice?

—Liam pagó. ¿No te lo dijo?

—No. No lo hizo.

—Suena como Liam. —Megan sonríe suavemente—. Hablando del


diablo…

Me giro para ver a Liam entrar por la puerta. En lugar de sentirme feliz
de verlo, me siento enojada.

Primero, él me trae aquí. Entonces, paga por mi cabello como si fuera


su mujercita.

No sé por cuál estoy más enojada.

—Guau, mírate... preciosa. —Desliza sus dedos en mi cabello.


Ignorando su cumplido, me giro bruscamente, forzando su mano a caer.

—Gracias —le digo a Megan—. ¿Y le darías esto a Jamie y darle las


gracias? —Pongo un billete de veinte libras en su mano.

—Por supuesto. —Megan sonríe.

Alejándome, paso junto a Liam y salgo del salón.

—Oye. —Liam agarra mi brazo cuando acabo de salir del salón—. ¿Qué
pasa?

Me giro para enfrentarlo, con un ceño fruncido sobre mi rostro.

—Pagaste por mi cabello. —Mi tono es acusador.

La cautela entra en sus ojos.

—Lo hice.

—¿Y por qué?

—Porque puedo.
85
—Porque puedes. —Aprieto mis dientes.

Estoy enojada por el dinero, pero en realidad estoy más enojada sobre
Megan. Es estúpido, lo sé, pero es lo que es.

Y su actitud superior me molesta aún más.

Entonces, él va a conseguir el dinero y no el hecho de que me haya


llevado a la peluquería de su folla amiga.

—Puedo pagar por mi propio cabello, muchas gracias. No soy un


maldito caso de caridad.

Frunce el ceño, sus cejas oscuras se unen.

—Sé que no eres un caso de caridad. Solo pensé que sería algo bueno
de hacer.

—Bueno, no quiero tu “algo bueno”. —Me alejo de él y empiezo a


caminar de nuevo.
Me detiene y se para frente a mí. Negándome a mirarlo, miró fijamente
delante de él.

—¿Hay algo más que esté sucediendo aquí? —pregunta.

—No. —Sí.

—Entonces, ¿solo estás enojada porque pagué por tu cabello?

Aprieto los dientes y llevo mis ojos a los suyos.

—Sí. No me gusta que la gente pague por mí. Pago a mi manera en este
mundo.

—Está bien. —Deja escapar un suspiro, la mirada en sus ojos


arrepentidos.

Y luego, de repente, me siento como una perra total.

—Lo siento, pagué por tu cabello sin consultarlo primero. No estaba


tratando de ser un idiota. Solo quería invitarte. Un tipo de cosa de
bienvenida a Inglaterra.

—Me diste la bienvenida a Inglaterra anoche con tu lengua.


86
Esa es mi débil manera de tratar de calmar la situación que acabo de
crear. Es un intento horrible. Pero lo hace reír, una risa profunda
retumba en su pecho. El sonido alivia un poco mi culpa.

—Sí. Esa fue definitivamente una buena manera de darte la bienvenida


a mi país.

Sonrío, incapaz de no hacerlo.

—Lo siento. —Su voz es baja, y me toca profundamente en mi interior.

Liam levanta una mano hacia mi cabeza y envuelve un mechón de mi


nuevo cabello rosado alrededor de su dedo.

—Tu cabello se ve realmente sexy. No puedo esperar para verlo


extendido por toda mi almohada. —Se acerca, presionando su pecho
contra el mío.

Y, así como así, me tiene.


Lo miro a los ojos.

—Creo que podemos arreglar eso.

Dirige sus dedos en mi cabello, agarrándolo, e inclina mi cabeza hacia


atrás.

—Voy a envolver tu sexy cabello rosado en mi puño y lo jalaré mientras


te follo por detrás.

Trago.

—Y-yo... creo que puedo vivir con eso. —Mi voz tiembla con una
necesidad repentina. Una necesidad por él.

Acerca su boca a la mía y me besa profundamente, lentamente, su


lengua deslizándose sobre la mía.

Es un beso que me debilita las rodillas. Tengo que agarrar sus brazos,
para no caer.

—Entonces, ¿tengo permitido llevarte a cenar antes de llevarte a mi


casa para follarte? —murmura contra mis labios—. Muéstrame ese 87
cabello bonito del que me metí en problemas por pagar.

Mis ojos revolotean.

—Podría comer —digo, todavía sin aliento por su beso—. Pero yo pagaré
por la cena.

Él inclina la cabeza hacia atrás.

—No pagarás mi cena. —Se ve consternado ante la idea.

Dejo escapar un suspiro.

—Está bien, hombre de las cavernas, ¿qué tal si nos volvemos


holandeses?

—¿Qué tal si pago todo y simplemente te gusta?

—¿Qué tal si no? ¿Quieres tirar de mi cabello mientras me follas por


detrás? Entonces, compraré la cena.

Ríe bajo y profundo.


—Bien. No voy a jalar tu cabello. Solo te follaré a la antigua y todavía te
invitaré a cenar.

—Ugh —gruño—. Eres imposible.

—No soy imposible —ríe entre dientes—. Solo sé lo que quiero. De


acuerdo, ¿qué tal esto? Te compraré la cena y puedes pagarme con
favores sexuales cuando volvamos a mi casa.

—Um, ¿quieres que me prostituya por una cena? —Lo miro.

Una mirada lasciva cruza su rostro, sus labios se levantan en una


sonrisa.

—Siempre he querido follar a una prostituta.

—¡Idiota! —golpeo su pecho con mi mano.

Riéndose entre dientes, me abraza y presiona su nariz contra la mía,


mirándome a los ojos.

—No soy un idiota. Estoy caliente Y me deseas.

—Eso es discutible ya que me acabas de llamar prostituta.


88
—No te llamé prostituta. —Frunce el ceño.

—Me pediste que pagara mi cena dándote favores sexuales.

—Ah, ahora, solo estás retorciendo mis palabras. Dije que siempre
había querido follar a una prostituta...

—No me hace sentir mejor.

—Y no te llamé prostituta. Nena... —Roza su nariz por el costado de la


mía, besando mi mejilla y luego la comisura de mi boca—. ¿Qué tal si
me dejas invitarte a cenar, y yo bajaré en agradecimiento? ¿Cómo suena
eso?

—¿Quieres agradecerme con sexo oral para que compres la cena?


¿Cómo eso tiene sentido?

—Tiene sentido porque tengo que pagar la cena y no tenerte enojada


conmigo. —Una sonrisa sexy lentamente se arrastra en sus labios.
—Tienes una idea realmente extraña sobre lo que constituye ganar,
Hunter.

—Y es por eso que tengo tanto éxito en los negocios, Boston.

—¿Porque no tienes idea de lo que significa ganar?

—No. Porque la gente preferiría ser follada por mí que follar por mí.

Riendo, sacudo la cabeza.

—Eres un hombre extraño, Liam Hunter.

—¿Y no estás feliz de conocerme?

Miro fijamente hacia arriba a su rostro.

—Curiosamente, sí, lo estoy.

Me besa por última vez y luego me suelta.

Lo sigo hasta su auto. Abre la puerta, y subo al asiento de atrás. Liam


entra a mi lado.
89
—Hola —le digo a Paul.

—Hola, Taylor. —Paul me sonríe a través del espejo retrovisor—. Tu


cabello luce genial.

—Gracias. —Le sonrío.

—Llévanos a la casa de Cam —le dice Liam a Paul.

Apoyo mi cabeza sobre el hombro de Liam, una sensación de


satisfacción a mi alrededor, mientras Paul se adentra en el tráfico de
Londres.
Traducido por Taywong
Corregido por Flopyta

—Entonces... Megan... es agradable —digo, mordiéndome la uña del


pulgar.

Todavía estamos en el auto. El tráfico de Londres es pesado, todo el


tiempo. Estoy mirando por la ventana, viendo los autos a nuestro lado.

Siento que Liam me mira, pero mantengo mis ojos en la ventana.

—Lo es. ¿Por qué siento que hay algo más en esa declaración que
Megan siendo amable?

—Bueno... ella es muy bonita.

—Es bonita.

Dejo de masticar mi uña y deslizo mis ojos hacia él.


90
—Y... Jamie me dijo que la ayudaste a comprar el salón.

Sus cejas se unen.

—Jamie tiene una gran boca.

—Entonces... ¿lo hiciste? ¿Comprarlo para ella, quiero decir? Porque es


algo muy amable de hacer por alguien… comprarles un negocio.

—Soy un tipo enorme, en todos los aspectos. —Lanza una sonrisa en


dirección a su entrepierna.

Estoy tan frustrada que ni siquiera me río, así que solo suspiro y vuelvo
a mirar por la ventana.

No sé por qué me molesta tanto que comprara el salón para Megan.


Supongo... creo que realmente debe preocuparse por ella por haber
hecho eso.

Desde que perdí a mi familia, no he tenido a nadie que se preocupe por


mí. Sé que fue mi decisión mantener a la gente alejada, pero eso no me
impide sentir envidia de que Megan tuviera a Liam cuando necesitaba a
alguien.

Durante los últimos cuatro años, no he tenido a nadie.

Entonces, lo que estoy sintiendo ahora, esta envidia, es estúpido. Lo sé.


Pero soy una chica, y me estoy muriendo, así que se me permite este
momento de estupidez.

Liam toma mi barbilla en su mano y gira mi rostro hacia él.

—No compré el salón para Megan. Le presté el dinero. Me pagó una vez
que el negocio comenzó a ganar dinero.

—Oh, está bien. —Giro mi rostro hacia la ventana.

Él suspira.

—¿Hay algo más?

Levanto un hombro.

—Taylor. —Su tono es firme. 91


Me giro hacia él.

—Bueno, me pregunto... sí han dormido juntos. Tengo la impresión de


que lo hicieron. Y si de hecho has tenido sexo con Megan, luego
llevándome allí, a un lugar propiedad de una mujer a la que solías
follar, o aún follar, bueno... fue realmente de muy mal gusto.

Su boca se tensa.

—Tienes razón. Hubiera sido de mal gusto. Puede que tenga muchas
fallas, Boston, pero el mal juicio no es una de ellas. No he tenido sexo
con Megan. Tampoco intento tener sexo con Megan.

—Pero le compraste un negocio. Nada dice quiero follarte tanto como


eso. —¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué estoy tan celosa?

Y creo que podría haberlo llevado demasiado lejos, ya que parece


realmente enojado. Suena, también.

—No. Le presté el dinero. Es la hermana pequeña de mi mejor amigo. Es


mi amiga. Yo ayudo a mis amigos.
—¿Me estás ayudando con mi lista? —Le echo un vistazo.

Obviamente estoy ansiosa por pelear con él. ¿Pero por qué?

Liam niega con la cabeza lentamente, sus ojos oscuros fijos en los míos.

—Creo que ambos sabemos que tú y yo somos más que amigos. Creo
que mi pulgar en tu culo mientras te follaba el coño con la polla debería
haberte confirmado ese hecho.

—Dios, eres tan malditamente grosero. —Le echo un vistazo a Paul,


esperando no haya escuchado lo que dijo Liam. Es solo una ilusión por
mi parte porque no hay forma de que él no oiga.

—No soy grosero. Solo soy un hombre que sabe lo que quiere. Y cuando
quiero algo, lo tomo. No ando con cautela. Como cuando tomé tu culo
antes. La próxima vez, será mi polla allí. —Se inclina más cerca, por lo
que su aliento roza mis labios—. Y te follaré duro... con tanta fuerza que
mi nombre quedará grabado en tu laringe cuando grites.

Santa mierda.

Cierro mis ojos. No puedo evitar el escalofrío que recorre mi cuerpo o el 92


lloriqueo que deja mi boca por las sensaciones que sus palabras y
cercanía envían corriendo a través de mí.

La boca sucia de Liam parece ser mi criptonita.

—Te quiero, Boston —susurra, deslizando su mano alrededor de mi


cintura, girando mi cuerpo hacia el suyo—. Solo tú. Tu coño y culo son
los únicos a los que me interesa follar. Entonces, ¿hemos terminado con
los celos?

Mis ojos se abren de par en par para encontrarse con los suyos.

—No estoy celosa.

—Estás tan celosa. Es lindo, pero no necesario. —Toca mi nariz con su


dedo.

—¡Vete a la mierda! —golpeo su mano para alejarla.

Él ríe. El bastardo ríe.

Me alejo. Infantil, probablemente, pero no me importa. Me molesta.


—Aw, cariño. —Pasa una mano por mi nuca, llevando mi rostro al
suyo—. No tienes nada de qué enfadarte. Eres la única a la que quiero
follar en el futuro previsible.

—Durante las próximas dos semanas —lo corrijo—. Y no estaba celosa.


Estaba… bueno…

—¿Estabas qué?

Me está mirando fijamente, y ahora, tengo que darle una respuesta.

Por una vez, decido ir con la verdad.

—Bueno, no comparto. No me gusta estar con un chico si está con otras


mujeres o incluso si está interesado en estar con otras mujeres. Sé que
no estamos en una relación, pero creo que, si dormimos juntos durante
las próximas dos semanas, entonces deberíamos dormir solo el uno con
el otro. Y si no estás de acuerdo con eso, entonces ya no deberíamos
dormir el uno con el otro.

—Estoy de acuerdo.

—Oh. —Eso corta mis alas—. ¿Lo estás? 93


—Sí. Nunca he sido bueno para compartir tampoco, y definitivamente
no quiero compartirte.

—Bueno, entonces... estamos de acuerdo. Durante estas próximas dos


semanas, dormimos solo el uno con el otro.

—De acuerdo. —Su mano se desliza por mi muslo, agarrando la parte


superior, y luego presiona sus labios con los míos, besándome con
fuerza.

—Guau —digo sin aliento cuando me suelta—. ¿Siempre cierras todos


tus tratos de esa manera?

—Solo con los bostonianos que hacen listas calientes. —Da una sonrisa
juvenil—. Hablando de listas, ya llegamos.

—¿Qué? ¿Dónde? —Me giro para mirar por la ventana cuando el


automóvil se detiene.

—Cam, el bar de mi amigo. Comeremos aquí, y luego vas a tachar otra


cosa de tu lista.
—¿Lo haré? —Me giro hacia él, mi ceja se eleva en cuestión.

—Sí, cantar en público. Cam tiene una banda residente. Esta noche es
noche de karaoke, por lo que es la oportunidad perfecta para que lo
elimines de tu lista.

—Oh... no sé. Estaba pensando que tal vez haría una cosa por día. Y el
cabello constituye una sola cosa.

Liam ríe.

—Deja de ser una gallina.

—No estoy siendo una gallina. Yo fui quien lo puso en mi lista, ¿verdad?

—Entonces, ¿cuál es el sentido de esperar? Hazlo ahora.

Tiene razón. ¿Cuál es el punto de estancamiento? No es como si tuviera


el lujo del tiempo.

—Bien, hagámoslo.

Él sonríe ampliamente. 94
—Esto va a ser épico.

—Va a ser terrible. Soy una cantante realmente horrible.

—Y es por eso que va a ser épico. —Me muestra una sonrisa.

Salimos del auto con Liam diciéndole a Paul que se vaya y que él
llamará cuando sea necesario que nos recojan.

Entonces, sosteniendo mi mano, Liam me lleva al bar de Cam.

Hay música reproduciéndose cuando entramos. Suena como una


versión de una canción de Kings of Leon.

—Esa es la banda con la que estarás cantando, The March. Lee es el


cantante principal y el guitarrista. —Asiente hacia un chico de cabello
oscuro que actualmente canta en el micrófono—. Puedes cantar con él o
ir sola. Tu elección.

—Estaré sola para cuando empiece a cantar porque mi voz limpiará este
lugar.
Liam ríe.

—Vamos, vayamos a ver a Cam y a alimentarte.

El bar es realmente agradable. Moderno y de moda con una sensación


cálida. Y me alivia ver que tampoco está demasiado ocupado. Menos
personas ante las cuales humillarme.

—Cam. —Liam llama a un tipo más adentro en el bar.

Sonriendo, camina hacia nosotros. Él es el hermano de Megan. Puedo


decirlo de inmediato. Él es tan guapo como ella es hermosa. Tiene el
mismo cabello negro y ojos azules contrastantes.

—Hola, hombre. —Se acerca a la barra, y hacen ese gesto de apretón de


manos y medio abrazo que los hombres hacen.

Veo que los ojos de Cam van hacia mí. Le sonrío.

—Cam, ella es Taylor Shaw, de Boston.

—Hola, Taylor Shaw, de Boston. —Se acerca a la barra para estrechar


mi mano—. ¿Les puedo ofrecer un trago? 95
—Cerveza para mí —dice Liam.

—Tendré lo mismo —le digo a Cam.

Me siento en un taburete, y Liam se sienta a mi lado.

Cam pone dos cervezas frente a nosotros.

Liam toma un menú y me lo entrega. Lo analizo y decido sobre una


hamburguesa y papas fritas, o patatas fritas como los llaman aquí.

—Tendré lo mismo —me dice Liam—. Cam, ¿puedes hacer que Nancy
nos prepare hamburguesas y patatas fritas?

—Lo haré. —Cam desaparece en la parte posterior.

—Nancy es la cocinera aquí. Hace las mejores hamburguesas caseras


que hayas probado en tu vida —me dice Liam.

Tomo un sorbo de mi cerveza.


—¡Oye! Hunter está aquí, y no está solo.

Me dirijo a la voz que se acerca. Un tipo con cabello castaño, que tiene
aproximadamente la misma altura, pero no es tan corpulento como
Liam y es más ágil que musculoso, camina hacia nosotros.

Liam se levanta de su asiento.

—Eddie, amigo.

Hacen ese gesto de apretón de manos y medio abrazo que los hombres
hacen.

—¿Dónde demonios te has estado escondiendo? —le dice Liam—. Parece


que ha pasado como una eternidad desde la última vez que te vi.

—He estado ocupado en el hospital. ¿Me extrañaste, hijo de puta?

—Con todo mi corazón. —Liam ríe entre dientes, golpeando una mano
sobre su pecho.

Eddie me mira a los ojos.

—¿Y quién es esta belleza que has traído contigo?


96
Liam pone su brazo alrededor del hombro de Eddie y me mira.

—Eddie, esta es Taylor Shaw de Boston. Boston, este es Eddie, uno de


mis compañeros más viejos. Feo como la mierda, pero alguien tiene que
amarlo.

—Jódete mucho, Hunter. Y Boston, ¿eh? ¿Qué hace alguien como tú


con este degenerado? —Eddie mueve el pulgar en dirección a Liam.

—Se sentó a mi lado en el avión, y no he podido deshacerme de él desde


entonces —sonrío.

—Suena como Hunter. Él era así en la escuela. El primer día que lo


conocí, no pude alejarlo. Es como un mal olor. Me ha estado siguiendo
desde entonces.

—Entonces, ¿se conocieron en la escuela? —pregunto.

—Sí, primer día en Eton. Conocí a Eddie y a ese imbécil. —Liam asiente
hacia Cam, que acaba de aparecer detrás de la barra.
—Guau, ¿ustedes fueron a Eton? ¿No es realmente una escuela de
élite? —Suena como una sorpresa, lo que no quise decir en absoluto. No
me imaginaba que Liam fuera un chico de escuela privada.

Liam ríe a carcajadas, y también Eddie y Cam.

—Sí. Somos de familias ricas, y fuimos a la escuela de chicos elegantes


—dice Eddie con voz elegante, riendo.

—¿Pero tienes un bar? —digo a Cam. Golpeo mi boca con la mano,


dándome cuenta de lo mal que sonaba—. Dios, no quise decir eso así.
Solo pensé que las personas que fueron a Eton se convertían, como la
realeza o algo así.

Cam ríe entre dientes.

—Sin ofender. —Me hace un ademan con la mano—. Se suponía que


debía convertirme en realeza, pero no funcionó de esa manera. La
llamada de la vida en el bar era demasiado fuerte para que la ignorase.
Para disgusto de mis padres.

—Yo, por otro lado, no defraudé a mis padres —dice Eddie con aire de
suficiencia. 97
Cam le da el dedo medio.

—Eddie es médico —me dice Liam.

—Cirujano cardiovascular, jódete. —Se inclina y me dice—: Y soy el


mejor cirujano cardíaco de Inglaterra. Probablemente el mejor del
mundo.

—Guau. Eso es increíble. Debió llevarte años convertirte en médico.

—Me tomó un tiempo, pero valió la pena. Aun así, después de todos
esos años, no hago ni rastro de lo que Hunter gana en un año. ¿Cuál es
tu valor neto hoy en día, Hunter? ¿Has alcanzado la marca de los mil
millones de libras?

Liam sonríe, pero no dice nada.

—A Liam no le gusta hablar de cuánto dinero tiene. —me dice Eddie —


Porque tiene mucho de eso.
—Creo que probablemente no le gusta hablar de su dinero, no porque
sepa cuánto tiene, sino porque no es lo importante para él. Creo que los
logros comerciales de Liam son lo que más le importan —digo, mirando
a Liam a los ojos.

Su mirada se suaviza sobre mí.

—Oh Dios, ella es tu alma gemela. Cásate con ella, Liam.


Inmediatamente. —Eddie ríe.

Liam mira a Eddie, riendo, mientras niega con la cabeza.

—Apuesto a que tus padres están muy orgullosos de lo que has logrado
—digo a Liam.

Inmediatamente sé que he dicho algo equivocado cuando la ternura en


sus ojos desaparece, y en su lugar cae una sombra oscura.

—No lo sabría. —Su voz es aguda, sorprendiéndome—. Tengo que ir a


hablar con Lee.

Lo observo irse mientras camina, todo su cuerpo rígido y tenso.


98
Me siento como una porquería porque sé que toqué un nervio en carne
viva.

—No te preocupes por eso. —La voz de Eddie viene a mi oído—. Liam es
sensible con su familia. No entraré en sus asuntos personales porque es
su mierda. Él te dirá si quiere que lo sepas. Todo lo que diré es que el
padre de Liam es un desperdicio andante de buen oxígeno.

—Oh. Él nunca dijo nada. —Pero nunca pregunté porque no quería


hablar sobre mi familia.

Le echo un vistazo a Liam, quien ahora está hablando con Lee.

Eddie sigue mi mirada.

—Liam fue criado por su abuelo, Bernie. Gran tipo. Lo amarás.

Fue criado por su abuelo. ¿Qué hay de su mamá y papá?

Quiero preguntarle más a Eddie, pero sé que no me lo dirá. Entonces,


tendré que esperar hasta que Liam esté listo para decirme, si es que
alguna vez llega.
Pero, ¿alguna vez le contaría sobre mi familia?

Ya sé la respuesta a eso, y es un sólido no.

Cam pone un plato de hamburguesas y papas fritas frente a mí,


atrayendo mi atención hacia él. Ni siquiera me di cuenta de que había
ido a buscarlas.

—¿Es ese de Liam? —Eddie señala el plato con una hamburguesa y


papas fritas desbordantes junto a la mía.

—Sí —respondo.

—No echará de menos algunas papas. —Eddie se inclina y toma un


puñado de papas fritas del plato de Liam, llevándose casi la mitad de
ellas.

Río entre dientes.

Eddie se las come rápidamente y acaba de terminarlas cuando Liam


regresa y se sienta en su taburete junto a mí.

—¿Todo bien? —le pregunto cuidadosamente. 99


—Sí, estoy bien. —Sonríe y me da un apretón en el muslo.

Inmediatamente me siento mejor.

Él mira abajo hacia su plato y frunce el ceño.

—Oye, Cam, ¿estás escatimando en las papas para ahorrar dinero,


bastardo?

Miro a Eddie, y ambos empezamos a reír.


Traducido por AnotherGirl
Corregido por Flopyta

Hemos terminado de comer. Estoy en mi tercera cerveza y el bar se ha


llenado de gente.

—Bien, Boston, es la hora. Te toca a ti. —me empuja Liam.

—¿Qué? ¿Cantar ahora?

—Um-hum.

Empiezo a sentirme mal y no es por la comida o la cerveza.

—No lo sé, Hunter.

—Vamos. —Se pone de pie. Me toma de las manos y me saca de mi


taburete.
100
—Adelante, Taylor —dice Eddie.

Liam les contó a Eddie y a Cam todo sobre la lista de cosas que yo
quería hacer, excepto las relacionadas con el sexo. Afortunadamente no
se los dijo. Y tampoco entró en los detalles de por qué tengo la lista, que
es otra cosa por la que estoy agradecida.

—Lo tienes, Boston.

Miro fijamente a los hermosos ojos verdes de Liam.

—Nada de grabar esto y nada de reírse, ¿lo prometes?

Le levanto el dedo meñique para hacer juramento con el dedo meñique.

Se ríe y me rodea con su dedo meñique.

—Te lo prometo. Ahora, ve a por ellos, tigre. —Me pega en el culo.

Sacudiendo la cabeza hacia él, me doy la vuelta y con las piernas


temblorosas, camino hacia el escenario donde la banda me está
esperando.
El cantante principal, Lee, me ayuda a subir al escenario.

—Hola, soy Lee. Eres Taylor, ¿verdad?

—Sí. Encantada de conocerte.

—A ti también. Así que, ¿quieres cantar con nosotros esta noche? ¿Sólo
una canción?

—Definitivamente una canción —me río.

—De acuerdo, ¿entonces conoces la letra de “I Touch Myself” de


Divinyls?

—Um... —Reviso mi lista mental de canciones. ¿No es esa canción sobre


sexo? —No estoy segura de saber la letra.

—No te preocupes. Tengo las partituras. Liam la eligió para ti. Insistió
mucho en que la cantaras.

—Oh, lo hizo, ¿verdad? —Me encuentro con los ojos de Liam al otro lado
de la barra y observo como una enorme sonrisa se extiende por su
rostro. 101
—Aquí está la letra. —Lee me da una hoja de papel con la letra.

Dejo que mis ojos escanearan las palabras. Mierda.

Esta canción es sobre una mujer que se hace venir mientras piensa en
el hombre que quiere.

Bastardo.

Miro a Liam desde el otro lado de la habitación.

La sonrisa en su hermoso rostro se hace más grande. Tengo el impulso


repentino de quitársela.

No puedo cantar esto.

—Y aquí está tu micrófono. —Lee me da un micrófono.

—Gracias.

—¿Estás lista para hacer esto?


Nop.

—Supongo...

Liam va a pagar por esto. Puede olvidarse de tirar del cabello y follar
más tarde. A este paso, el tipo va a dormir solo con su mano como
compañía.

Respiro profundamente y me pongo el micrófono en los labios.

—Contaré y luego empezaremos a tocar. Cuentas hasta dieciséis en tu


cabeza y luego empiezas a cantar. ¿De acuerdo?

—Dieciséis. De acuerdo.

Mi corazón empieza a latir con fuerza, y los nervios nadan en mi vientre.


Mis palmas comienzan a sudar alrededor del micrófono.

Puedes hacerlo, Taylor. Sin miedo.

La banda comienza a tocar. Cierro los ojos y empiezo a contar. Cuando


llego a dieciséis, abro los ojos, miro hacia abajo las primeras palabras y
luego empiezo a cantar. 102
Dios mío, estoy cantando. En un bar lleno de gente.

Estoy cantando en un bar lleno de gente, y… en realidad no soy tan


mala.

Demonios, sí. Yo me encargo de esto.

Para cuando llegamos al coro, estoy totalmente en ello, moviendo las


caderas y el culo en el escenario y cantando las palabras. Liam, Eddie y
Cam me están animando. La gente del público está cantando. Algunos
incluso se levantan de sus asientos y bailan.

Mi confianza se está disparando.

Tal vez Liam estaba realmente en algo con esta canción.

¡Me siento increíble!

Definitivamente, tendrá una mamada más tarde.


Y luego estamos en el último coro y la canción ha terminado demasiado
rápido para mi gusto.

La gente está aplaudiendo y animando. Veo a Liam de pie en su


taburete, silbando.

Hago una pequeña reverencia.

Nunca me he sentido tan increíble en toda mi vida como ahora, excepto


cuando estoy en la cama de Liam.

—Estuviste genial. —Me sonríe Lee.

Le devuelvo el micrófono y las partituras.

—Gracias. —Sonrío—. Y gracias por dejarme cantar con ustedes.

—Cuando quieras. Puedes cantar con nosotros cuando quieras.

Mi sonrisa se hace aún más grande.

El corazón palpitando de adrenalina, me doy la vuelta para dejar el


escenario y Liam está allí. Me pone las manos en la cintura y me
levanta. Mi cuerpo se desliza contra el suyo y hace una pausa cuando
103
nuestras caras están cerca. Sus labios se encuentran con los míos en
un suave beso.

—Eso fue increíble, Boston. Estoy muy orgulloso de ti.

—Yo también estoy orgullosa de mí. —Sonrío.

—Una cosa más tachada de tu lista.

—Así es.

Liam me pone de pie y sosteniendo mi mano, nos lleva de vuelta a


nuestros asientos en el bar.

—Eso estuvo realmente genial, Taylor. —me sonríe Cam.

—Ella estuvo más que genial, imbécil. Ella estuvo muy caliente allá
arriba —le dice Eddie.

Liam se acerca y le da una palmada a Eddie en la nuca.


—¡Oye! —se queja Eddie, frotándose la cabeza donde Liam lo golpeó.

—No la llames sexy.

—Le estaba haciendo un cumplido.

—Puedes darle cumplidos sin llamarla caliente, idiota. —Liam le da una


mirada severa.

—Lo hiciste muy bien —me dice Cam otra vez—. Déjame invitarte un
trago por cuenta de la casa.

—Todavía tengo mi cerveza, pero gracias.

—Tomaré la cerveza gratis de Taylor —dice Eddie.

—Puedes pagar por la tuya, bastardo tacaño —le dice Cam. Agarra una
botella y abre la tapa, poniéndola en la barra frente a Eddie.

—¿Qué hay de mí? —dice Liam—. ¿No me ofrecen un trago por aquí? —
Agita su botella de cerveza vacía.

—Tendré una cerveza esperándote cuando termines. 104


—¿Cuándo termine? —Las cejas de Liam se juntan, desconcertadas.

—Estás listo para cantar. Pensé que querrías mostrar tus habilidades
de serenata asesina a Taylor. Porque todos sabemos que lo quieres de
esa manera —se ríe Cam, una sonrisa que come mierda en su rostro.

Liam parece confundido por un momento. Mira a Eddie, que también


tiene una gran sonrisa.

Entonces, algo se vislumbra en Liam y su expresión disminuye.

—¿No lo hiciste?

—Sí-i —Eddie canturrea desde detrás de nosotros.

—Tú eres... —Cam canta y se ríe.

—Ustedes, hijos de puta —gruñe Liam.

—Aw, no seas así. ¡Eres mi fuego! —Eddie se ríe a carcajadas.


—Los odio a ambos. ¿Por qué demonios sigo siendo su amigo?

—¡Dime por qué! —Cam apenas saca las palabras porque se está riendo
mucho.

No puedo evitar reírme. No tengo ni idea de qué me estoy riendo, pero


tengo la sensación de que estoy a punto de averiguarlo.

—No es gracioso. Espero que ambos se follen a prostitutas y que se les


caigan las pollas.

—Te das cuenta de que eso es médicamente imposible, ¿verdad? —le


sonríe Eddie.

Liam parece un asesino, lo que sólo hace que Eddie y Cam se rían más.

Suspira y se levanta de su taburete. Se vuelve hacia mí, con la barbilla


en la mano, mirándome fijamente a los ojos.

—Lo que sea que te digan, es mentira. —Levanta sus ojos sobre mi
cabeza, nivelando a ambos con una dura mirada—. Y si yo fuera
ustedes dos, dormiría con los ojos abiertos de ahora en adelante. —Sus
ojos vuelven a mí—. Recuerda, Boston, son mentiras. 105
—Son mentiras. Lo tengo.

Me besa con firmeza en los labios y luego me deja. Caminando en


dirección al escenario, parece derrotado, como un hombre que va a ser
ejecutado.

Liam sube al escenario y toma el micrófono que Lee le estaba


sosteniendo.

Lo siguiente que oigo es la introducción de "I Want It That Way" de los


Backstreet Boys, y Liam empieza a cantar. Bastante mal.

De acuerdo...

Me vuelvo hacia Cam y Eddie, apenas capaces de controlar mi risa.

—¿Quién de ustedes va a contarme la historia detrás de esta canción y


por qué Liam parece que quiere matarlos a los dos?

Cam sonríe y apoya sus brazos en la parte superior de la barra


mientras Eddie se acerca a su taburete.
Cam se inclina hacia adelante y dice:

—Bueno, teníamos dieciséis años. Estábamos en un internado de


chicos y las chicas eran como polvo de oro para nosotros. Así que,
cuando tenías una chica... bueno, era como en Navidad. De todos
modos, Liam estaba viendo a una chica, Sophie Forester, de una
escuela vecina. Y ella lo dejó porque se enteró de que se había tirado a
otra chica.

—¿Lo hizo? —pregunto.

—Oh, sí, totalmente —dice Eddie.

—Pero Liam estaba destrozado porque se dio cuenta de que había


cometido un gran error al acostarse con la otra chica. —Cam le pone
una mano en el pecho, fingiendo drama—. Estaba en el suelo y nos
estaba volviendo locos, así que nos escabullimos de la escuela y lo
llevamos a la tienda para comprar algo de alcohol. Pensamos que, si lo
emborrachábamos, dejaría de hablar de Sophie. Sólo que no funcionó
así.

Eddie me dice:
106
—Estábamos sentados en el parque, emborrachándonos con sidra
barata, cuando Liam se pone de pie y de repente anuncia que tiene esta
maravilla. —Enfatiza con las manos, riendo—. La idea y que Sophie lo
perdonará y volverá a juntarse con él.

Cam se ríe.

—Por supuesto, animamos esta línea de pensamiento porque... bueno,


pensamos que sería divertido ver a Liam hacer lo que sea que iba a
hacer para recuperar a esta chica.

—Así que caminamos hasta la casa de Sophie —continúa Eddie—. Que


no estaba tan lejos del parque. Cuando llegamos, todas las luces
estaban encendidas. Pensé que Liam iba a subir y llamar a su puerta
para poder hablar con ella. Pero, oh, no, eso no era lo que Liam tenía en
mente. Estaba planeando algo... más grande. Así que se tambaleó por el
jardín delantero, pisoteando las flores de su madre en el proceso, y se
paró bajo la ventana de la habitación de Sophie, que daba a la calle
principal. Luego, empezó a cantar en voz alta.
—¡Oh, Dios mío! —Me tapo la boca con las manos—. “I Want it That
Way”

—La misma canción. —Eddie me golpea el puño—. Sophie era una gran
fan de Backstreet Boys. Así que, ese idiota de ahí pensó que podía
recuperarla dándole una serenata con su canción favorita.

—Y la mejor parte fue que no sólo era un cantante terrible, como se


puede escuchar actualmente, sino que Sophie ni siquiera estaba en
casa —me cuenta Cam—. Estaba en una fiesta con su familia. Así que,
el imbécil estaba cantando a una casa vacía.

Me estoy riendo más fuerte ahora, agarrándome el estómago.

—¡Fue jodidamente brillante! —se ríe Eddie.

—¿Qué pasó cuando se dio cuenta de que Sophie no estaba en casa? —


pregunto.

—No lo hizo. Pensó que ella le estaba ocultando algo, así que siguió
cantando, hasta que llegó la policía.

—¿Llegó la policía? —jadeo. 107


—Oh, sí —me dice Eddie—. La vecina de al lado de Sophie llamó a la
policía. Lo siguiente que supimos es que Liam fue arrestado por beber y
perturbar la paz. Llamaron a su abuelo y tuvo que ir a pagar la fianza
de Liam.

—Fue el mejor momento de mi vida. —Sonríe Cam—. Y uno que nunca


le hemos dejado olvidar.

—¡Oh, Dios mío! —me estoy riendo tan fuerte, imaginando a un chico
de dieciséis años que le da una serenata a su chica para ganársela de
nuevo—. Entonces, ¿volvió con Sophie? —pregunto, secando lágrimas
de risa de mis ojos.

—No —se ríe Eddie, moviendo la cabeza—. La vecina que había llamado
a la policía les contó a ella y a sus padres lo que había pasado cuando
llegaron a casa. Sophie ni siquiera miraría en su dirección después de
eso.

—Pobre Liam.
—No te sientas mal por él. Tenía una fila de chicas esperando para
acostarse con él después de oír lo que había hecho. Por alguna razón,
todos pensaron que era muy romántico, poner su corazón ahí fuera y
cantarle a Sophie. Hunter folló mucho ese año —me dice Cam.

—Siempre fue un bastardo con suerte cuando se trataba de mujeres.


Incluida la compañía presente —dice Eddie, haciéndome sonrojar.

Escucho la canción de Liam llegando a su fin, así que me vuelvo al


escenario, mirando y escuchando mientras él asesina el final de la
canción.

Y cuando termina, Cam, Eddie y yo empezamos a aplaudir y aplaudir.


Me paro en el borde de mi taburete y silbo fuerte.

Liam le da su micrófono a Lee, salta del escenario y camina hacia mí.

—¡Estuviste genial! —Le sonrío.

Desliza su brazo alrededor de mi cintura y me da un beso en la sien.


Luego, se sienta a mi lado.

—Así que, entonces se lo dijeron, par de bastardos. 108


—Por supuesto que lo hicimos. —Sonríe Eddie.

—Creo que lo que hiciste fue muy dulce. —Me vuelvo en mi asiento para
enfrentarme a él—. ¿Cantar así para tratar de recuperar a tu chica?
Nadie ha hecho nunca algo así por mí.

Desliza sus manos por mis muslos, me separa las piernas, se asegura
de que mi falda todavía me cubre, me acerca más, así que estoy casi a
horcajadas sobre él.

—Cantaría para ti, Boston.

Eso me pone una sonrisa en mi rostro y me hace aletear en el pecho.


Entonces, Liam se inclina y presiona sus labios contra los míos y ese
revoloteo se convierte en un enjambre de mariposas. Sus manos se
mueven alrededor de la parte exterior de mis muslos hasta que están
sobre mi trasero, y él me tira de su regazo, así que en realidad estoy a
horcajadas sobre él. Gracias a Dios que mi falda está a la altura de las
rodillas o todo el mundo tendría un buen espectáculo ahora mismo.
Su beso se profundiza, prendiéndome fuego por dentro. Y por un
momento, olvido dónde estoy con toda la gente que nos rodea y me
deleito con la sensación de su lengua en mi boca y sus manos en mi
trasero.

—Está bien, basta de demostraciones públicas de afecto. No tengo


licencia para bailar en las piernas. Y estás poniendo celoso a Eddie.

Me separo de la boca de Liam, jadeando, mis mejillas se ruborizan


instantáneamente.

Liam me sonríe, tocando el rosa con la punta de sus dedos.

—Todo lo que ya te he hecho y besarte en un bar te avergüenza.

Sonriendo, le sacudo la cabeza. Luego, me separo de él, sentándome en


mi propio taburete. Pero no me deja ir completamente. Me toma de la
mano y la sostiene contra su muslo.

—Entonces, ¿me das esa cerveza o no? —Liam le levanta la barbilla a


Cam.

—Viene una cerveza —dice Cam. 109


—Tomaré otra cerveza —le dice Eddie a Cam—. Primero voy a ir a mear.

—Taylor, ¿quieres algo? —me pregunta Cam.

Mi cerveza está casi terminada. Si sigo así, marcaré otra cosa en mi


lista: emborracharme y vomitar.

Recojo mi cerveza y termino la última.

—Sí, tomaré otra cerveza —le digo a Cam.

Cam saca tres botellas del refrigerador. Quita las tapas y las pone en la
barra. Entonces, parece que se congela. Sus ojos están fijos en algo
sobre mi cabeza.

Le echa un vistazo a Liam y dice:

—No sabía que vendría esta noche.

¿Quién ha entrado?
Liam frunce el ceño y luego se vuelve hacia donde Cam está mirando.

La mirada en el rostro de Liam... es de pura ira. Toda su expresión se


oscurece. Su mandíbula se aprieta con fuerza. Puedo sentir la tensión
que se desborda de él.

Sigo su mirada. Hay un tipo rubio, de unos dos metros, parado ahí.
Diría que tiene más de 30 años, pero es difícil verlo bien desde aquí.

El tipo parece dudar. Entonces, toma una decisión y camina hacia


nosotros.

—Jeremy. —Cam levanta la barbilla en señal de saludo.

—Sólo vine a recoger a Nancy después de su turno —dice Jeremy.

—Le haré saber que estás aquí. —Cam echa una mirada nerviosa a
Liam, que está mirando a Jeremy como si quisiera matarlo.

Jeremy está mirando cualquier cosa menos a Liam.

Y nunca me he sentido tan incómodo en mi vida.

Cam se va de mala gana a buscar a Nancy.


110
Hay un silencio horrible y tenso. Entonces, Jeremy parece tener algo de
coraje y se vuelve hacia nosotros.

—¿Cómo estás, Liam?

—Lo estaba pasando de maravilla hasta hace unos treinta segundos —


dice Liam, a través de dientes apretados.

—No estaré aquí mucho tiempo. Sólo estoy recogiendo a Nancy.

—No sabía que Nancy era tu tipo, ella era soltera y todo eso. Y pensé
que tenía mejor gusto, pero claramente no.

Espero que Jeremy esté enojado, pero no se ve molesto, sólo triste.

—Mira, Liam....han pasado siete años. ¿No crees que sea hora de
enterrar el hacha de guerra?

—No. El único lugar donde quiero enterrar el hacha de guerra es en tu


cara.
Oh Cristo.

—Jesús, hombre, he dicho que lo siento un millón de veces. ¿Qué tengo


que hacer?

—Nada. —Liam se desliza de su taburete y da un paso amenazador


hacia él—. No me importa si lo sientes. ¡Nada de lo que digas cambiará
lo que hiciste! —gruñe Liam.

Un silencio cae sobre la barra.

Los ojos nerviosos de Jeremy parpadean hacia mí.

—No la mires. —Liam se pone delante de mí—. Nunca jodidamente la


mires. Ni siquiera respires el mismo aire que ella. Si lo haces,
¿recuerdas la última vez que te golpeé? Bueno, eso parecerá un maldito
cosquilleo comparado con lo que te haré si te acercas a Taylor.

Santo cielo. Liam enojado es Liam caliente. Pero también da mucho


miedo.

Necesito calmar esta situación. No estoy segura de cómo.


111
—¿Liam? —Toco su brazo, pero parece que no me siente.

Sólo está mirando a Jeremy, con el pecho bombeando hacia arriba y


hacia abajo. Entonces, veo a Eddie regresar y casi me caigo de mi
asiento en alivio.

Veo a Eddie mientras ve a Jeremy. Sus ojos se dirigen a Liam y sus


pasos parecen vacilar.

Entonces, lo veo articular, Oh, mierda. Y se está acercando a nosotros.

Se detiene entre Jeremy y Liam.

—¿Todo bien aquí? —le pregunta Eddie a Liam.

—Todo está de puta madre. Jeremy ya se iba, ¿verdad, Jeremy? —La


forma en que Liam dice su nombre es con total desagrado.

Jeremy suspira y da un paso atrás.

Cam aparece detrás de la barra, con una mirada hostil.


—Nancy saldrá en un momento —le dice Cam a Jeremy.

—Dile que la espero afuera. —Jeremy inclina la cabeza en dirección a la


puerta mientras da otro paso atrás. Sus ojos se dirigen a Liam—. Por si
sirve de algo, hombre, lo siento. Más de lo que nunca sabrás.

—Díselo a alguien a quien le importe una mierda —dice Liam en un


tono que hace que los pelos de la nuca se me paren de punta.

Jeremy levanta las manos en la derrota. Luego, se da la vuelta y sale del


bar.

Dios mío, eso estuvo muy tenso.

Escucho a Eddie soplar un aliento que se parece mucho al de un alivio


y sé exactamente cómo se siente.

Liam Enojado podría ser Liam Caliente. Pero también es el Aterrador


Liam.

Liam se vuelve hacia Cam, con las manos dobladas alrededor del borde
de la barra.
112
—¿Está viendo a Nancy? —dice Liam en voz bajo.

—Desde hace un par de meses —Cam le responde cuidadosamente.

—¿Por qué no me lo dijiste? —El tono de Liam es acusador.

Cam frunció el ceño.

—Porque no me pareció de interés periodístico. Y no es como si pudiera


mencionar el nombre de Jeremy delante de ti sin que te conviertas en
Hulk. —Exhala un sonido de cansancio—. Una vez solían ser amigos.

—Y ahora no lo somos.

—Sí y ninguno de nosotros sabe por qué, excepto tú y Jeremy. Y Jeremy


no nos dirá nada porque te está protegiendo.

—¿Protegerme? —Liam se ríe amargamente—. Eso es jodidamente


gracioso. ¿Realmente dijo eso?
—No, no dijo eso. Nunca dice nada, como tú. Así que, tenemos que
sacar conclusiones y considerando que fuiste tú quien le dio un
puñetazo en el rostro en el funeral de Kate, diría que te está cubriendo.

—Porque, por supuesto, sería algo que hice. Suena muy bien. —La risa
de Liam es seca, pero puedo escuchar el dolor debajo y me
interrumpe—. No es el perfecto Jeremy Bentley. Nunca haría nada
malo. ¿Pero yo, el hijo bastardo de una stripper? Sí, definitivamente
haría algo malo. —Se aleja del bar.

¿Es el hijo bastardo de una stripper? ¿Y quién es Kate?

—Nunca dije eso. Jeremy no es perfecto, ni mucho menos. Ninguno de


nosotros lo es. Todos somos un montón de meteduras de pata, excepto
tú. Tú eres el que hizo algo de sí mismo. Y estoy tan jodidamente
orgulloso de todo lo que has logrado. —Cam trata de razonar, pero
puedo ver que Liam ya se ha ido, sin escuchar nada de lo que dice—.
Pero si supiéramos lo que pasó entre tú y Jeremy, tal vez podríamos
ayudar.

—No puedes ayudar. Nadie podría hacerlo. —Mira fijamente a Cam


antes de mirarme—. Nos vamos. —Liam me agarra del brazo y me saca
del taburete. 113
Tengo el tiempo justo para coger mi bolso de la barra antes de que me
arrastren.

Oigo a Cam y a Eddie llamándolo por su nombre, pidiéndole que vuelva,


pero no se detiene. Sólo sale del bar y yo tengo que correr para seguirle
el ritmo.

Afortunadamente, no hay señales de Jeremy cuando salimos.

Liam no para de caminar. Continúa a lo largo del camino, tirando de mí


con él, y levanta la mano para que se acerque un taxi.

—¿Quieres ir más despacio? —Le arranco el brazo de su agarre.

—No. —Me agarra el brazo de nuevo mientras el taxi se detiene a


nuestro lado. Abre la puerta y me maltrata. Le ladra su dirección al
conductor. Entonces, finalmente se sienta en su asiento.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho.


—No me gusta que me maltraten así. Y ni siquiera pude despedirme de
tus amigos. Fuiste muy grosero con ellos.

—Les compraré una maldita tarjeta como disculpa.

—Te comportas como un imbécil. Si no te gusta ese Jeremy, está bien.


No significa que puedas actuar como un idiota conmigo.

Sus ojos se mueven hacia los míos. La mirada en ellos me hace querer
encogerme en mi asiento. Posiblemente salga de la cabina mientras esté
en movimiento.

—Pensé que te gustaba cuando actuaba como un idiota. —Su voz es


baja y oscura.

No tengo la oportunidad de responder porque me agarra por la parte de


atrás de la cabeza y me golpea con la boca.

Su beso es caliente y duro, enojado y tan jodidamente caliente.

Me está devorando la boca, su lengua se desliza por la mía. Su mano


me roza la pierna y me empuja por debajo de la falda, deslizándose
entre mis muslos. 114
Y ni siquiera lo detengo.

Me acaricia las bragas con los dedos.

—En cuanto te saque de este taxi, te voy a follar. Duro.

Entonces, me está besando de nuevo. Todo el tiempo, sus dedos están


frotando mi clítoris a través de mis bragas, volviéndome loca. Y todo lo
que quiero es que mis bragas desaparezcan y que él me toque, piel con
piel.

No me importa que estemos en la parte trasera de un taxi y que el


conductor pueda ver lo que Liam me está haciendo.

No me importa nada más que él.

No puedo pensar, estoy perdida en el toque de Liam, su cuerpo... su


beso.

Casi como si estuviera leyendo mi mente, me roza los labios por la


mejilla y me dice al oído, sus palabras calientes contra mi piel:
—¿Te excita que pueda estar viendo lo que te estoy haciendo?

Giro mi cabeza, mirando sus oscuros ojos.

—Sí, me excita.

—Me pones la polla muy dura.

Me empuja las bragas hacia un lado y me mete un dedo grueso dentro.

No puedo evitar el gemido que se escapa. Liam se lo traga con su beso.

—Nunca me cansaré de follar tu coño caliente y apretado —murmura


sobre mis labios, doblando su dedo hacia adentro en un movimiento de
ven aquí, presionando contra mis paredes internas.

Me retuerzo y presiono su mano, montando su dedo.

—Eso es, nena. Folla mi dedo. Igual que te voy a follar con mi polla.
Dios, ahora tengo muchas ganas de follarte. Quiero doblarte sobre este
asiento, levantarte la falda, bajarte las bragas y meter mi polla dentro
de ti. Quiero follarte aquí mismo, en la parte de atrás de este taxi,
mientras el conductor mira, celoso porque yo soy el que está dentro de 115
ti, follándote.

—Oh Dios —susurro.

Si trata de follarme en este taxi, ni siquiera sé si lo detendré porque


estoy tan excitada que ni siquiera puedo pensar con claridad.

Es así de sexy y tan jodidamente dominante.

Es como una fuerza sexual de la naturaleza que yo no sabría cómo


parar... y no quiero que pare nunca.

Liam me está follando con su dedo y estoy lista para más. Entonces,
saca abruptamente su dedo y gimo por la pérdida.

Rápidamente me doy cuenta de que el taxi se ha detenido y estamos


fuera del edificio de Liam.

Sin decir una palabra, Liam saca algunos billetes de su cartera y se los
tira al conductor.
Abre la puerta y me agarra de la mano, sacándome del taxi. Comienza a
caminar rápido hacia su edificio, y yo tengo que apresurarme a seguirle
el ritmo.

Ni siquiera se detiene a saludar al vigilante nocturno. Se dirige


directamente al ascensor y golpea el botón. La puerta se desliza y me
empuja dentro del ascensor. Presiona el botón de su piso, ingresando
su número en el teclado.

Lo siguiente que sé es que me están golpeando contra la pared y su


boca está en la mía antes de que la puerta se cierre.

Su beso es profundo y apasionado, más aún que en el taxi. No se parece


a nada que haya sentido antes.

No se parece a nada que haya conocido antes. Y no quiero que pare


nunca.

Deslizo mis dedos dentro de su grueso cabello y empiezo a chuparle la


lengua.

Gime, sus manos se dirigen a mi falda. La tira por encima de mis


caderas, dejándome desnuda de la cintura para abajo; todo menos las 116
bragas, que luego arranca con un chasquido del elástico.

Ni siquiera me importa lo suficiente como para estar enojada porque me


rompió mis bragas buenas, porque el momento es tan intenso y tan
increíblemente caliente.

Sólo lo quiero a él. Ahora. No importa lo que pase, sólo quiero que esté
dentro de mí.

Mis manos van a sus vaqueros. Desabrocho el botón. Se baja la


cremallera y se la empuja por las caderas también sus calzoncillos, sólo
para que su polla esté libre.

Nuestras bocas siguen conectadas, desesperadas y hambrientas.

Sus manos pasan por debajo de mis muslos, empujándome por la pared
del ascensor.

Sus ojos están oscuros en los míos.

Empuja una mano entre nosotros y empieza a frotar sus dedos sobre mi
clítoris.
—Siempre tan mojada para mí. —Le da a mi coño una bofetada,
haciéndome jadear. Dejándome, su mano va a mi culo junto con la otra,
también—. Pronto voy a follar este culo —dice bruscamente, clavando
sus dedos en las mejillas de mi trasero.

Luego, separa mis piernas y mete con su polla dentro de mí.

Mi cabeza cae hacia atrás contra la pared con un ruido sordo, mis ojos
cerrados por la sensación de que él me llenaba tanto.

—Liam —gimo.

No se ha movido, así que abro los ojos.

Me está mirando fijamente. Sus ojos están oscuros y llenos de una


necesidad que no entiendo.

—Nunca he deseado nada tanto como ahora mismo te deseo a ti —dice


con voz baja y con significado.

Enredo mis dedos en su cabello. Inclinándome, cepillo mis labios sobre


los suyos.
117
—Me tienes. Así que deja de perder el tiempo y fóllame.

Mis palabras parecen tener un efecto porque su boca se golpea contra la


mía y empieza a follarme fuerte contra la pared.

Cuando se abre la puerta del ascensor, me saca de allí con la polla


dentro de mí.

No se molesta en entrar. Me presiona contra la puerta de su


apartamento y sigue follándome sin sentido.

—Levanta tu camiseta. Quiero ver tus tetas —dice con voz ronca.

Liberando una mano de su cabello, hago lo que me pide y levanto la


blusa, subiendo también mi sostén, revelándole mis pechos.

—Jodidamente perfecta —gruñe. Entonces, su boca está en uno.


Lamiendo y chupando mi pezón, sigue follándome contra su puerta.

Nos veo en el reflejo del cristal de la puerta de salida de emergencia.


Liam tiene sus pantalones colgando alrededor de sus muslos y yo tengo
mi falda alrededor de mi cintura, mi blusa levantada y mis pechos de
fuera, mientras él me folla con una desesperación que nunca he
conocido. Es la cosa más caliente que he visto en mi vida y me hace
venirme segundos después.

Grito su nombre, mis manos tirando de su cabello, mis muslos


envueltos a su alrededor; mientras él sigue entrando y saliendo de mí
con movimientos desesperados.

Me pega en el culo.

—Eres tan jodidamente sexy. Tan caliente... —gruñe. Luego, entierra su


rostro en mi cuello—. Me haces venirme tan duro.

Comienza a follarme con empujones cortos y duros, con su mano


apretando mi trasero. Entonces, siento que empieza a entrar dentro de
mí, cubriendo mis entrañas con su semen.

No usamos condón.

No me preocupa quedarme embarazada. Esa no es una posibilidad para


mí. El tratamiento de radiación desde mi primer tumor se ocupó de eso.
Aunque tenía mis óvulos congelados. Por todo el bien que me hará.
118
Pero las enfermedades de transmisión sexual... podría contagiarme
algo.

En serio, ¿qué importa?

No voy a estar por aquí el tiempo suficiente para que importe si consigo
una. Y valió la pena sentirlo desnudo y caliente dentro de mí.

Liam levanta su cabeza de mi cuello y su boca busca la mía. Pasa esos


besos por mi mejilla hasta mi cuello de una manera suave, tan diferente
y en marcado contraste con la forma en que me acaba de follar.

Entonces, libera una mano de debajo de mi muslo. Aprieto más fuerte


para no caer al suelo.

Introduce el número en el teclado de su puerta. La cerradura se abre


con un clic. Liam empuja la manija hacia abajo, abriendo. Entonces, su
mano vuelve a pasar por debajo de mi muslo y me lleva a través de él,
pateando la puerta con su pie.
Nos lleva a través de su oscuro apartamento, yendo directamente a su
habitación, con su polla todavía dentro de mí. Me acuesta en su cama,
saliendo de mí. Siento que su semen se desliza fuera y en mis muslos.

Veo cómo se quita la camisa, los zapatos y los vaqueros.

Luego, toma mi falda. Levanto las caderas y dejo que me la baje por las
piernas. Luego, me quita la blusa y el sostén.

Camina del dormitorio al baño. Escucho el agua correr. Vuelve con un


paño y limpia entre mis piernas.

Su ternura hace que mi corazón se apriete.

—No usé condón —dice suavemente mientras me limpia los muslos—.


Lo siento.

—Está bien. —Toco su rostro con una mano—. No puedo quedarme


embarazada.

—Estoy limpio —me dice—. Mi último chequeo fue hace cuatro


semanas. Y tú eres la única persona con la que me he acostado desde
entonces. 119
—Yo también estoy limpia —Siento la necesidad de decírselo.

Termina de limpiarme y luego lleva el paño al baño. Regresa y se queda


parado al final de la cama, mirándome fijamente.

—¿Quieres hablar de lo que acaba de pasar en el bar con Jeremy?

Veo sus ojos fijos hacia mí.

—No.

—¿Estás seguro? Porque estabas realmente molesto y...

—¿Quieres hablar de tu familia? —me interrumpió. Su voz es afilada


como una cuchilla.

Las lágrimas pican instantáneamente en la parte de atrás de mis ojos.

—No —digo en voz baja, sacudiendo la cabeza.

Sus manos se enroscan alrededor de mis tobillos y me tira de la cama.


—Ninguno de los dos quiere hablar, y sé que estoy seguro de que quiero
olvidar. ¿Quieres olvidar, Taylor?

—Sí —mi voz susurra en la oscuridad.

—Entonces, olvidemos juntos. —Él se sube a la cama sobre mí,


arrodillándose entre mis piernas. Toma mis manos y las sujeta a la
cama sobre mi cabeza.

Sin otra palabra, mete su polla dentro de mí y luego comienza a


follarme como si fuera todo lo que conoce... como si yo fuera todo lo que
necesita.

Y pasa el resto de la noche enterrado profundamente dentro de mí,


asegurándose de que lo único que recuerdo... lo único que sé... es él.

120
Traducido por AnotherGirl
Corregido por Flopyta

Parpadeo y abro mis pesados ojos al sol brillante y al sonido de Liam


golpeando en la cocina.

Tomo el despertador de su mesita de noche, comprobando la hora. Diez


y media.

No pudimos dormir hasta tarde. O temprano.

Liam tenía mucha ira que joder, y yo estaba más que dispuesta a ser su
compañera en su esfuerzo.

Pero anoche estaba enojado.

Pero caliente. Dios, era sexy.

Me río al pensar en lo que hicimos en el taxi. Y el ascensor. Y en su


cama. 121
La resistencia que tiene... es inspiradora.

Extiendo mis miembros doloridos. Mis músculos están deliciosamente


doloridos por todo el sexo con Liam.

Entonces, mi vejiga me dice que es hora de levantarse. Pateo las


sabanas hacia atrás y me dirijo al baño.

Cuando termino en el baño, recojo del suelo la camisa de Liam de


anoche y me la pongo. Estoy sin bragas, considerando que las destrozó
anoche. En realidad, no sé qué les pasó a mis bragas. Tengo visiones de
ellas todavía en el suelo del ascensor, subiendo y bajando toda la
noche.

Entro en la cocina. Liam está en la estufa, usando sólo bóxers y percibo


el olor distintivo de la fritura de tocino. Hace que mi estómago gruña.

—Hey —digo, entrando en la cocina hacia él.

—Buenos días. —Me sonríe por encima del hombro.


Lo alcanzo, pongo mi mano en su espalda caliente, deslizando la otra
alrededor de su cintura. Él inclina su boca hacia la mía, besándome
suavemente.

—Deberías tener una camisa puesta. —Le doy una palmadita en el


estómago, asintiendo al tocino frito.

—Soy duro, Boston. —Sonríe—. ¿Tienes hambre? Hice huevos y tocino.

—Me muero de hambre —le digo.

—Siéntate. —Asiente con la cabeza en la barra de desayuno, que está


preparada con platos, tazas y una cafetera.

Me siento y sirvo cada café mientras Liam sirve los huevos y el tocino.
Se sienta frente a mí y recoge su café.

A la luz del día, veo una terraza en la azotea a través del panel de cristal
completo de la cocina. —¿Tienes una terraza en la azotea?

—Sí. ¿Podemos sentarnos ahí fuera a comer si quieres? Es un día


cálido.
122
—Las alturas no son mis amigas. Estoy feliz de sentarme aquí, desde la
seguridad de estar dentro, y admirar la vista.

Liam se ríe y se pone algo de tocino en la boca.

—¿Cuáles son tus planes para hoy? —me pregunta mientras mastica el
tocino.

—No estoy segura. No soy realmente una planificadora. Soy más del
tipo de improvisar.

Me puse unos huevos revueltos en la boca. Son realmente buenos. El


tipo sabe cocinar de verdad.

—Bien, porque tengo algo preparado para ti para esta tarde, ¿si eso está
bien?

—Depende de lo que sea. No me harás desnudarme y caminar por


Londres, ¿verdad?

—No. —Se ríe.


Sonriendo, como algo de tocino.

—Entonces, ¿qué me estás llevando a hacer?

—Es una sorpresa.

—Está bien —digo con dudas—. Pero debo decir que no me gustan las
sorpresas, por si no me gustan.

Sonríe.

—Te gustará. Lo prometo.

El resto del desayuno lo tomamos en un silencio agradable. Cuando


termino, me levanto y tomo mi plato, y luego vuelvo por el de Liam.

Levanto su plato vacío y le digo:

—Tendré que ir al hotel a cambiarme...

Me golpea de la nada. El dolor en mi cabeza es tan severo que no puedo


ver. Mi visión se nubla. El plato se me escapa de la mano. Golpea el
suelo y se rompe. No puedo hacer nada más que agarrar mi cabeza y
gritar de dolor.
123
Esto es malo. Los dolores de cabeza están empeorando.

—Jesús, Taylor. ¿Estás bien? —La voz de Liam suena como si estuviera
bajo el agua.

Todo comienza a desvanecerse en negro.

Registro mis piernas fallando justo en el momento en que él me levanta


en sus brazos. Me lleva al sofá de su sala de estar.

—¿Qué pasa, cariño?

Puedo escuchar la preocupación claramente en su voz.

—Dolor de… cabeza. —Me las arreglo para dejar salir.

—¿Qué puedo hacer?

—Pastillas. Mi bolso.
Escucho que Liam me dejó. Me giro hacia mi lado, enrollándome en una
bola. Mis manos agarran mi cabeza, mis ojos apretando fuertemente,
deseando con todo mi corazón que el dolor se detenga.

Ahora no. No delante de Liam. Por favor.

—Las tengo. —Ha vuelto. Suena sin aliento—. Este era el único frasco
de pastillas que encontré en tu bolso. También traje agua. ¿Cuántas
tomas?

—Dos —susurro, todo sonando fuerte.

Le escucho sacudir dos pastillas.

—Abre, cariño.

Siento las pastillas presionando mis labios. Separo los labios y Liam
mete las pastillas en la boca. Entonces, siento una botella de agua en
mis labios.

—Bebe —me dice Liam.

Dejé que el agua entrara en mi boca y me tragué las pastillas. 124


—¿Mejor? —pregunta.

Murmuro un sonido, esperando que las píldoras hagan su trabajo.

Liam se sienta en el suelo a mi lado, su mano acariciando suavemente


mi cabello.

El dolor de cabeza comienza a disminuir después de lo que se siente


para siempre, pero en realidad, probablemente sólo han pasado cinco
minutos.

—Hey —murmura Liam cuando parpadeo al abrir los ojos—. ¿Estás


bien?

—Estoy mejor. Gracias. —Toco su mano que todavía me acaricia el


cabello.

—¿Siempre tienes dolores de cabeza tan fuertes?

Presiono mis labios juntos.


—A veces.

—¿Es por el tumor que tenías cuando eras más joven?

Presiono mis labios juntos y lentamente asiento con la cabeza.

Le estoy mintiendo. No me hace sentir bien. Pero la alternativa es


decirle la verdad y no lo haré.

—¿Las pastillas lo mejoran?

—Sí.

—Bien.

—Rompí tu plato —digo con pesar.

—Olvida el plato, mientras estés bien. Eso es todo lo que importa.

Me trago mis mentiras y toco su rostro con mi mano.

—Estoy bien.

Vuelve su rostro hacia mi mano, besando mi palma. 125


—Yo... —Me mira a los ojos—. ¿Me pasé contigo anoche?

Le doy una mirada interrogativa.

—El sexo. No dormiste mucho anoche.

—No fue eso. Yo sólo.... a veces tengo dolores de cabeza. Nada de qué
preocuparse.

Me mira fijamente.

—El sexo es increíble. Me encanta cómo me follas, Liam.

Sus ojos se oscurecen con la lujuria y sé que lo he llevado de vuelta a


donde debería estar.

—No puedo creer que te dejara meterme tu dedo en la parte de atrás de


un taxi. —Sonrío.

Una sonrisa se burla de la comisura de sus labios.


—¿Crees que hemos asustado al conductor? —pregunto.

—Creo que el tipo probablemente se fue directo a casa y se hizo una


paja. Sé que yo lo habría hecho. —Se inclina y roza sus labios sobre los
míos—. Tú, en la parte de atrás de ese taxi anoche... montando mis
dedos, fue el momento más caliente de mi vida.

Dejo salir una risa nerviosa.

—Seguramente no. Apuesto a que has hecho cosas mucho más


calientes que eso.

Sosteniendo mi mirada, sacude lentamente la cabeza.

—No. Lo que hicimos anoche fue lo más caliente que he hecho en mi


vida. —Me besa de nuevo, chupándome el labio inferior—. Tú, Boston,
eres la mujer más aventurera sexualmente que he conocido.

No puedo decirle que sólo soy así porque no tengo nada que perder, así
que no tengo nada que temer. Y quiero experimentar todo lo que pueda,
incluso las cosas que me asustan, antes de ir con mi familia.

Así que sonrío y deslizo una mano por su pecho desnudo, hacia el sur, 126
como una distracción para mí, pero Liam me toma de la mano.

—Pero nada de follar hoy, mi tentadora Boston, y voy a cancelar


nuestros planes para esta tarde. Necesitas descansar.

—No. —Me empujo para sentarme. Escondo la mueca de dolor que


siento por el dolor que permanece en mi cabeza. El dolor que ninguna
píldora te quitará nunca.

—Sí —dice con voz firme.

—Pero estoy mejor, lo prometo.

—Te estremeciste de dolor al sentarte.

Mierda, pensé que lo había escondido. Aparentemente no.

—No estás mejor.

—Lo estoy. Eso fue sólo un pequeño vértigo después de estar acostada
tanto tiempo.
—Mentira. —Me mira con incredulidad.

—Hey... no estoy bromeando. Quiero salir. Quiero mi sorpresa.

Sigue mirándome fijamente.

—Estoy bien ahora, Hunter. Te lo prometo. Era sólo un dolor de cabeza


y se ha ido. Estoy mucho mejor. —Le doy mi mejor sonrisa.

—No lo sé, Boston. Ese dolor de cabeza te pegó de duro...

—Estoy bien.

—¿Y si vuelve a pasar cuando salgamos?

—No lo hará. Y si siento el más mínimo dolor de cabeza, te lo diré y


podremos volver a casa enseguida.

Sigue mirándome fijamente.

—Volé hasta aquí para venir a Inglaterra. No quiero pasarla atascada


adentro. —Me pongo de rodillas y aprieto las manos delante de mí—.
Por favor —digo en voz baja—. Sólo estaré aquí por unas semanas. No
quiero perder el tiempo. Quiero salir contigo, divertirme. —Hago
127
pucheros para acabar con él.

Deja escapar un suspiro.

—Está bien. Pero si te sientes mal en algún momento...

—Entonces, te lo diré. Podemos volver a casa y tú puedes ser mi


enfermera. —Sonrío con entusiasmo.

—Bien. Pero no estoy usando un traje de enfermera, sólo para que lo


sepas.

—Ni se me ocurriría preguntar.

Liam se pone de pie. Entonces, se inclina y me levanta, sosteniéndome


en sus brazos.

—¿Qué estás haciendo?


—Haciendo de enfermera antes de salir. —Comienza a caminar por la
sala de estar—. Te voy a meter en la bañera. Tal vez lavarte el cabello.
Entonces, te secaré con mi mano mientras me chupas la polla.

Se me escapa una risa.

—Hace un minuto pensé que estaba demasiado enferma para salir.


Pero, ahora, ¿estoy bien para chuparte la polla?

—Boston, siempre estás bien para chuparme la polla. Todo lo que tienes
que hacer es pedirlo y yo la sacaré para ti. A cualquier hora del día, no
importa dónde estemos, sólo pídelo, y mi polla es tuya para que hagas
lo que quieras.

—Caramba, eres tan amable —me río.

—Soy un filántropo. ¿No te lo dije? —sonríe mientras empuja la puerta


del baño con su pie y me lleva adentro.

128
Traducido por Taywong
Corregido por Flopyta

Liam me dejó en el hotel antes y me dijo que volvería a recogerme en


una hora.

Esa hora me dio tiempo suficiente para prepararme para mi salida


sorpresa de la tarde con él.

Normalmente no me gustan las sorpresas. Normalmente me gusta saber


qué esperar. Pero algo de que Liam me sorprenda me tiene emocionada.
Mariposas-en-el-estómago emocionadas.

Ya casi ha pasado la hora, y estoy lista y esperando a que aparezca el


hombre.

Me puse maquillaje, una sombra de ojos beige claro y brillo rosa pálido
en mis labios. Mi cabello rosa dice mucho hoy en día, así que el
maquillaje tiene que ser neutro para que no parezca una muñeca. Como
hace calor afuera, he optado por usar mi camisa vaquera con un 129
cinturón marrón en la cintura, y tengo puestas mis botas marrón, que
solo tienen un tacón pequeño, ya que no sé si vamos a caminar o no.

Me veo bien, bueno, para alguien con un tumor cerebral.

Y eso es suficientemente deprimente.

Pero sí tomé algunos analgésicos por si acaso otro dolor de cabeza


decide atacar, y mis pastillas también están en mi bolso.

No quiero que los dolores de cabeza se conviertan en algo habitual


delante de Liam; de lo contrario, empezará a notarlo. Está lejos de ser
estúpido.

Pero va a ser difícil esconderlos cuando apenas estoy lejos de él. Lo he


visto todos los días desde que se sentó a mi lado en ese avión.

Y, ahora, estoy empezando a preguntarme si ver tanto a Liam es una


buena idea.
No necesito estar muy cerca de nadie. O dejar que alguien se acerque a
mí. Cerca es igual a apego, lo que significa complicaciones.

No necesito complicaciones.

Pero Liam no es exactamente un tipo complicado, y no puedo


imaginarlo encariñándose con nadie.

Ambos sabemos cuál es nuestra posición. Dos semanas, y luego


terminamos.

Liam volverá a su vida, y yo volveré a… bueno, solo me iré, y Liam no


será el más sabio.

Nunca sabrá qué fue de mí. Seré un buen recuerdo de la chica


americana con la que pasó dos semanas.

Y para mí... será la última cosa buena que tuve.

Mi teléfono celular empieza a sonar en la mesita de noche.

Liam y yo intercambiamos números antes. Tantas veces como nos


habíamos acostado juntos, era raro que no tuviéramos los números de 130
celular del otro.

—¿Sí, Sr. Hunter? —digo, con una sonrisa.

—¿Estás lista?

—Lo estoy. —Paso mi mano por el vestido.

—Bien. Baja. Te espero fuera del hotel.

—Bajaré en un momento.

Recojo mi chaqueta en caso de que refresque más tarde y la pongo junto


con mi celular en mi bolso. Me aseguro de que tengo mi billetera. Luego,
cuelgo mi bolso en mi hombro. Agarro la llave de mi habitación cuando
salgo y dejo que la puerta se cierre detrás de mí.

No tengo que esperar mucho por un elevador. Recorro los cuatro pisos,
emocionada por ver a Liam, lo cual es una locura porque lo vi hace solo
una hora.

Pero, aun así, tengo revoloteos en mi vientre al pensar en volver a verlo.


Va a apestar cuando llegue el momento de dejarlo.

Empujo a través de la puerta del hotel, saliendo a la hermosa luz del


sol. Y veo a Liam parado junto a un... autobús.

Sonriendo, se me acerca. Luce precioso. Lleva vaqueros azules oscuros


y una camiseta polo negra. Su cabello ondulado se separa por un lado y
se desliza hacia atrás. Se ve sexy. Tan caliente.

—Hola. —Pone un brazo alrededor de mi cintura y me besa.

Sabe delicioso, como menta y café.

—Hola. —Le sonrío.

—Te ves hermosa.

—Tú también te ves muy bien. —Le sonrío.

—Lo sé. —Sonríe—. Su carroza la espera, señora. —Camina hacia un


lado, moviendo el brazo en dirección al autobús.

—¿Vamos a ir en autobús? —Lo miro fijamente. 131


—Nos vamos a un tour en autobús. Lo contraté para que nos lleve a los
lugares de interés de Londres. Pensé que era hora de que vieras algo de
mi gran ciudad.

—¿De verdad? —Sonrío hacia él.

Voy a ver la ciudad donde creció mi madre en la comodidad de mi


propio autobús. No hay nada mejor que esto.

—De verdad. —Me sonríe, con una mirada suave en sus ojos.

—¡Eres el mejor! —Pongo mis brazos alrededor de su cuello y le doy un


beso en la mejilla.

Entonces, lo suelto y salto en mi camino al autobús.

Las puertas ya están abiertas. El conductor está sentado en su asiento,


esperando a que abordemos.

—Hola. —Le sonrío.


—Buenas tardes. Soy Derek, su chofer para las próximas horas. —Me
sonríe.

—Encantada de conocerte, Derek. Soy Taylor.

No creo que realmente le importe mi nombre, pero siempre siento la


necesidad de presentarme cuando la gente me dice sus nombres.

Siento la mano de Liam en la parte baja de mi espalda. Me giro hacia él.

—Entonces, ¿dónde nos sentamos? —pregunto.

—Arriba. Es un techo abierto, así que puedes ver todo lo que Londres
tiene que ofrecer.

Un escalofrió de emoción pasa a través de mí.

—¿Realmente tenemos todo el autobús para nosotros solos? —pregunto


mientras camino hacia las escaleras.

—De verdad.

Me detengo, mi pie en el primer escalón. —Eres increíble. —Le sonrío


con suficiencia.
132
—Lo sé. —Me da una bofetada en el culo—. Ahora, date prisa y sube tu
culo caliente por las escaleras, para que podamos empezar el
espectáculo.

Rápidamente subo las escaleras.

Cuando llego a la cima, miro a mi alrededor.

—¿Dónde nos sentamos? —le pregunto.

Está detrás de mí, con las manos apoyadas en mis caderas.

—Asiento delantero. El mejor de la casa.

Inclino mi cabeza hacia atrás contra su pecho, mirando su sonriente y


hermoso rostro.

—Gracias por esto —digo en voz baja—. Es realmente genial.

Sus dedos bajan por mi mejilla, su tacto es ligero como una pluma.
—Solo estarás aquí dos semanas. Quiero que todos los días sean
geniales para ti. —Inclina su rostro hacia el mío, presionando
suavemente sus labios contra los míos.

—Sr. Hunter, Srta. Taylor, saldré en unos minutos. Asegúrense de


tomar asiento. —La voz de Derek se oye a través del intercomunicador.

—Supongo que será mejor que nos sentemos —le susurro a Liam.

Me da otro beso rápido, y luego me libero de su toque, caminando hacia


la parte delantera del autobús.

Una gran sonrisa se extiende por mi rostro cuando veo lo que está
sentado en el asiento delantero.

—También han ofrecido un picnic.

Hay una canasta de picnic y una manta de tartán doblada a su lado,


sentada en el asiento.

Sus manos tocan mis hombros.

—Traje el picnic —dice. 133


Mi sonrisa crece más amplia, mi corazón se hincha.

Me doy la vuelta para enfrentarlo.

—¿Me hiciste un picnic?

—Lo hice.

Rozo una mano sobre su rostro.

—Ahora mismo eres más o menos perfecto, ¿lo sabías?

Me una mirada con cara de ofendido.

—Creo que quisiste decir que siempre soy perfecto.

Le sonrío. Luego, me pongo de puntillas y presiono un beso en su


mejilla.

—Siempre eres perfecto en la cama —susurro a su oído, mis labios


rozando su piel.
Me encanta el escalofrío que le produce.

—Claro que lo soy. —Su voz es un carraspeo bajo—. Ahora, siéntate


antes de que le muestre a todo Londres lo bueno que soy cuando te
doblo sobre este asiento y te follo justo aquí.

—No te atreverías. —Encuentro sus ojos.

—Supongo que no te he mostrado lo lejos que estoy dispuesto a llegar


cuando se trata de ti. Parece que voy a tener que rectificar eso.

Entonces, toma mi boca con la suya, besándome como si fuera en serio.


Sus manos fuertes agarran la parte posterior de mi vestido, me lleva a
su duro cuerpo. Sus caderas presionan mi estómago, y siento su
erección contra mí.

No estaba bromeando. ¿Pero realmente me va a follar en un autobús a


cielo abierto en medio de Londres a plena luz del día?

El autobús de repente se tambalea hacia adelante, rompiendo nuestro


pequeño momento caliente.

Los ojos de Liam están brillando en los míos. Su mano acaricia mi 134
mejilla.

—Guardaremos el sexo para después. Ahora mismo, vas a ver las


atracciones que Londres tiene para ofrecer.

Tomo mi asiento, retorciéndome en él. Mis bragas están empapadas


como el infierno, y me pregunto cuánto tiempo va a durar este tour,
para que podamos volver a mi hotel y continuar con el sexo.

Sí, me he convertido en una maníaca sexual, y culpo completamente a


Liam Hunter por ser tan malditamente bueno en eso.
Traducido por Taywong
Corregido por Aurive31

—Una feria. Me has traído a una feria. —Le sonrío calurosamente a


Liam.

Es temprano en la noche. El autobús nos dejó en Hyde Park, y hay una


feria aquí.

—Bueno, no lo llamamos feria. Es un parque de diversiones para los


ingleses. Pero, ¿está bien traerte aquí? —Liam me mira fijamente—. Sé
que no es algo de tu lista, pero…

—Es genial. —Sonrío—. ¡Me encantan las ferias o parques de


diversiones o como se llamen!

Bueno, no me gustan las atracciones en absoluto. No me importan las


pequeñas atracciones, de acuerdo, los paseos para niños, a los que no
puedo subirme porque no tengo un hijo. Pero me encanta jugar a los 135
juegos en las cabinas junto con las palomitas de maíz y el algodón de
azúcar y las manzanas de caramelo. Me gustan los dulces, por si no lo
adivinaste.

Me encanta todo, el ambiente y la diversión, y estoy muy dispuesta a


tener este tipo de diversión.

No es que el tour de Londres no fuera divertido. Fue increíble ver todas


las vistas y compartir el picnic que Liam preparó para nosotros. Te lo
juro, si alguna vez decide dejar de ser un hombre de negocios, algún día
será un gran esposo. Pero el día estaba manchado de un poco de
tristeza para mí. No pude evitar pensar que mi madre creció aquí,
especialmente cuando manejábamos por Knightsbridge.

Y pensar en mi madre me lleva a pensar en el resto de mi familia... y me


duele.

Pero no estoy aquí para sufrir u obsesionarme. Estaré viendo a mi


familia muy pronto.
Ahora es el momento de vivir en la pequeña vida que me queda. Y
quiero hacerlo con Liam.

Agarrándole la mano, empiezo a entrar a toda prisa a la feria.

—Supongo que fue una buena decisión venir aquí entonces. —Liam ríe
entre dientes.

—Fue una gran decisión. —Voy más despacio, así que caminamos uno
al lado del otro.

Liam deja caer mi mano y pone su brazo sobre mi hombro,


acercándome a su lado.

—¿Qué quieres hacer primero? —pregunta Liam mientras caminamos


por el sendero lleno de puestos de venta de baratijas y comida.

—Tú eliges —le digo.

Una sonrisa cruza su rostro.

—¿Te gustan las atracciones?

Hago una mueca.


136
—No —respondo inmediatamente porque realmente no me gustan las
atracciones.

¿Ser atado mientras vas a velocidades locas y subes a alturas estúpidas


o ser lanzado por ahí? No, gracias.

Entonces, me detengo. Literalmente, dejo de caminar.

Liam también se detiene y se mueve para pararse frente a mí.

—¿Estás bien? —pregunta, con un toque de preocupación frunciendo el


ceño.

—Sí. —Asiento con la cabeza—. Solo... odio las atracciones. Bueno, tal
vez no odiar, pero definitivamente me desagradan en una cantidad
significativa.

—Eso fue muy específico.

—Soy una chica un poco específica. —Le miro a los ojos.


—Está bien, señorita específica, ¿qué tal si simplemente vamos a los
puestos y comemos, y luego puedo patear tu trasero en los juegos?

Me detengo de nuevo, atrapada en mis pensamientos.

—¿Estás ahí? —Liam agita una mano delante de mi rostro.

—Estoy pensando —le digo.

—¿Tengo que sentarme para esto? ¿Va a llevar un tiempo?

—No. Pero cinco minutos es mucho tiempo para un viejo como tú, así
que tal vez deberías sentarte. —Sonrío con suficiencia.

Niega con la cabeza hacia mí.

—Podría sentarme, así puedo ponerte sobre mis rodillas y azotar tu


trasero por ser inteligente.

—Entonces, ¿me azotan por ser inteligente? A mí me suena a ganar-


ganar. —Ensancho mi sonrisa.

Se ríe entre dientes. 137


—¿Ves? Por eso me gustas, Boston.

—¿Por qué te dejo azotarme?

Acercándose, empuja sus dedos en mi cabello.

—Eso, y —roza sus labios sobre los míos—, porque tu boca inteligente
me pone la polla dura en los momentos más inapropiados.

Sus labios tocan los míos otra vez, y siento su erección presionando mi
cadera.

—¿Necesitas quedarte aquí un momento mientras baja? —Echo un


vistazo hacia el sur, con los labios hacia arriba.

—Sí —ríe entre dientes—. Dime ¿dónde estábamos antes de las


nalgadas y mi erección?

—Estaba pensando.

—Oh, sí. ¿Cómo te está yendo con eso?


—Bastante bien. —Me encuentro con sus ojos sonrientes—. Creo que
debería ir a las atracciones porque me desagradan.

—¿Bebiste alcohol antes de salir hoy?

—Gracioso. —Le saco la lengua—. No, está en mi lista. Tengo que hacer
algo que me asusta.

—Si recuerdo bien, decía, haz algo que te aterrorice hasta el punto de
orinarte en los pantalones.

—¿Te acuerdas de todo? ¿Cómo literalmente todo?

—Solo las cosas que importan.

—¿Mi lista te importa?

—Te importa a ti.

Oh. Guao. Se me sale el aliento de los pulmones.

—Entonces, ¿qué paseo te asusta más? —Liam está hablando de nuevo,


de vuelta a la normalidad, mientras yo todavía estoy jadeando por aire. 138
—Montaña rusa —digo sin dudarlo—. Siempre parecen desvencijadas e
inseguras, y te llevan a alturas estúpidas y luego te dejan caer a
velocidades estúpidas.

—Montaña rusa, entonces. —Liam agarra mi mano y empieza a


caminar, arrastrándome detrás de él.

—¿Ahora? —chillo.

Mira atrás hacia mí, pero sigue caminando.

—Sí. Si no te subes a la montaña rusa ahora, nunca lo harás.

Cierto.

—Pero... ¿qué hay de tu erección? —De acuerdo, lo dije en voz alta, y


me hace ganar algunas miradas.

Liam estalla en carcajadas.

—Abajo por ahora. Aunque sigue hablando así, y hará otra aparición.
—De acuerdo, bueno, ¿qué hay de la comida? ¿No deberíamos comer
primero? —Me estoy demorando totalmente.

Deja de detenerte, Taylor.

Liam se detiene abruptamente, y casi choco contra su espalda.

Ahí es cuando veo que estamos de pie frente a una montaña rusa.

—Nadie come antes de una montaña rusa a menos que tenga la


intención de vomitar. Así que, es hora de tomar una decisión, Boston. O
nos deshacemos de la montaña rusa y vamos a buscar comida, aunque
sé que no tienes hambre porque hace solo una hora que comimos y que
te estás entreteniendo antes de inventar otra excusa, y luego nunca
terminaremos montando en esta montaña rusa porque dejarás que tu
miedo te convenza de que no lo hagas, o puedes ponerte las bragas de
chica grande y subir esta montaña rusa.

—¿Bragas de chica grande? ¿En serio, Hunter? Eso podría ser lo menos
sexy que he oído en mi vida.

Inclina la cabeza hacia un lado.


139
—¿En serio? Porque creo que te verías sexy en bragas grandes.

—¿De verdad? —Parpadeo, tratando de imaginarlo.

No, no funciona para mí en absoluto.

—De verdad. —Me da una sonrisa sexy. La mirada en sus ojos es como
si me estuviera imaginando en ellos ahora mismo.

Y, ahora, estoy pensando en dónde puedo encontrar una tienda en


Londres que venda bragas grandes.

—Pero estamos guardando grandes bragas para más tarde—dice.

—¿Lo estamos?

—Deja de detenerte, Boston. —Me da una mirada.

Él tiene razón. Me estoy demorando totalmente. Otra vez.

—Ahora, ¿vamos a subir esta montaña rusa o no?


Tomo aire y soplo.

—Estamos enloqueciendo.

Una sonrisa levanta sus hermosos labios.

—Buena chica. Y, para que lo sepas, tengo la intención de cabalgar


sobre ti esta noche.

Dulce niño Jesús. Es tan jodidamente sexy.

Liam me da un beso rápido y firme en los labios y agarra mi mano, y


luego me muevo de nuevo.

Nos lleva a una parada en la taquilla.

—Dos entradas, por favor —le dice a la mujer sentada en la cabina.

—Veinte libras —le dice.

Liam le entrega un billete, y ella le pasa dos boletos. Me agarra de la


mano otra vez y subimos juntos por el pasillo hasta el camino.

Hemos llegado en el momento oportuno, ya que la montaña rusa acaba


140
de terminar de descargar el último lote de pasajeros y está empezando a
llenarse de nuevos pasajeros.

Así que, al menos no estaré esperando.

Aun así, mi corazón late como una perra en mi pecho, y me estoy


cagando en los pantalones.

Lo sé. Tengo un tumor que literalmente crece en mi cerebro y me mata,


y lo estoy dejando... no estoy haciendo nada para tratar de detenerlo,
pero tengo miedo de una estúpida montaña rusa.

No tiene sentido, ¿verdad? Pero el miedo no es exactamente racional. No


nos deja elegir. Simplemente lo es.

Y morir para mí no es lo que me da miedo. No desde que perdí a mi


familia.

Lo que me asusta es vivir.

Vivir sin ellos, eso es lo que me aterra.


Morir y estar con ellos, eso será un alivio bienvenido.

Me quedo mirando la montaña rusa, que parece mucho más grande y


más alta que la primera vez que la vi. Debe estar por lo menos a un par
de cientos de metros en su punto más alto.

—¿Crees que te parece seguro? —le susurro a Liam mientras estamos


en la fila para subirnos.

—Es seguro. —Aprieta mi mano.

Si no me importa morir, ¿por qué me importa si este viaje parece lo


suficientemente seguro?

Porque no quiero que le pase nada a Liam.

Y el miedo, como dije, no es racional.

Pero es un estado mental.

Cierro los ojos y saco el estúpido miedo de mis pensamientos.

Liam tira de mi mano, y veo al encargado de la atracción esperando


para dejarnos entrar.
141
—¿Segura que quieres hacer esto? —Liam inclina su cabeza cerca de la
mía, su voz sobre un susurro.

Le devuelvo la mirada y obligo una sonrisa suelta en mis labios.

—Estoy segura. Solo... no sueltes mi mano, ¿de acuerdo?

Sus ojos se mueven hacia mi mano que está sosteniendo, como si se


diera cuenta de que todavía la está sosteniendo. Luego, me mira al
rostro.

—No la dejaré ir, Boston. Lo prometo. —Luego, me lleva a la atracción.

¿Qué es lo que te hace sentir seguro cuando alguien te toma de la mano?

No es que puedan salvarte o cambiar las cosas o hacer una diferencia


sosteniendo tu mano.
Pero, de alguna manera, alguien que se aferra a ti de esa pequeña
manera puede hacer que las cosas más aterradoras parezcan un poco
más fáciles.

Porque sabes que, pase lo que pase, te tienen a ti y no te van a soltar.

Y, ahora mismo, Liam me tiene a mí, y no me deja ir.

El asistente de la atracción nos asegura en nuestros asientos con el


arnés, y luego la barrera metálica baja sobre nosotros.

Liam aprieta mi mano que todavía tiene.

—¿Estás bien, Boston?

Muevo mis ojos a los de él y fuera de la montaña rusa que he estado


examinando para asegurarme de que está bien fijada, como si
realmente lo supiera.

—Mmhmm.

—No hay nada de qué preocuparse.

—Mmhmm.
142
Se ríe entre dientes.

—Haz algo por mí. Piensa en cuando lleguemos a la cima del viaje.

—Realmente no quiero pensar en eso. Eso es lo último en lo que quiero


pensar.

Pensando en estar ahí arriba, en este coche desvencijado en un


conjunto de vías a unos 30 metros del suelo, mientras se detiene para
asustarme más antes de que caiga por esos 30 metros... umm... no,
gracias.

Mi corazón comienza a bombear en mi pecho, y mi mano aprieta


alrededor de la de Liam, un pulso que comienza en mi cabeza.

Dios, por favor, no me dejes tener dolor de cabeza ahora. Ahora no.

Y juro que, si muero en esta montaña rusa, si el tumor decide sacarme


de aquí, estaré muy molesta.
—Boston —dice suavemente mi apodo—, cuando lleguemos a la cima,
estaremos en uno de los puntos más altos de Londres, aparte del
London Eye. Desde allí arriba, podrás ver todo Londres al atardecer. Y,
créeme, la vista es tan hermosa que no te importará lo alto que estés o
lo asustada que estés. Solo te importará la vista y la forma en que te
hace sentir.

Cierro los ojos y suelto un respiro.

—¿Cómo llegaste a ser tan valiente?

Se ríe a carcajadas. Abro los ojos.

—No soy valiente, nena. Muchas cosas me asustan. —Me mira a los
ojos, y la mirada en ellos hace que mi corazón lata más rápido—. Me
niego a dejar que esos miedos me controlen.

Nuestro coche se mueve hacia adelante y empieza a moverse. Mi mano


se aprieta alrededor de la de Liam, mi boca se seca.

—Solo sigue mirándome —dice suavemente.

Así que, lo hago. Le miro a los ojos que me recuerdan al otoño, y no 143
miro para otro lado.

—Mi abuelo solía estar en las Fuerzas Aéreas Reales cuando era más
joven —me dice Liam—. Le encantaba volar. Tenía su propio avión.
Todavía lo tiene. Cuando tenía doce años, me dijo que pensaba que era
hora de que aprendiera a pilotar un avión.

—¿Volaste un avión cuando tenías doce años? —Le doy una mirada de
sorpresa.

—Mi abuelo no está exactamente del lado convencional. —El cariño en


su rostro me dice que su abuelo significa mucho para él—. Y cuando
digo “volar” —cita el aire—, era él volando y yo siendo copiloto. Pero yo,
de doce años, pensé que quería decir literalmente volar el avión. Así
que, me estaba cagando encima.

—Me lo puedo imaginar. Me cagaría si alguien me dijera eso ahora, y


tengo veintidós años.

Liam ríe.

—Creo que probablemente te sorprenderías a ti misma.


—No, estoy segura de que sorprendería a la persona que está sentada
conmigo, después de cagarme encima.

La risa que viene de él esta vez es más profunda y fuerte, y me da un


resplandor en el pecho.

—Entonces, ¿volaste este avión cuando tenías doce años? —le pregunto.
Podría verlo haciendo una locura como esa.

—Bueno, he estado volando con mi abuelo desde que empecé a caminar


—dice, sin responder a mi pregunta directamente.

Entiendo que hay un punto en lo que me está diciendo.

—Solía llevarme en su avión, y volábamos durante lo que parecían


horas. Estaríamos allí arriba y me encantaba. Pero la idea de ser el que
tiene el control del avión... un juego totalmente diferente.

—No me digas —digo.

—El abuelo me dijo que saldríamos el fin de semana. Así que, durante
toda la semana anterior, me preocupé, y cuanto más lo pensaba, peor
me sentía. No se trataba de estar en el cielo. Me encantaba eso. Era la 144
idea de que quería que hiciera algo... tan grande. Cuanto más cerca
estábamos del fin de semana, más miedo tenía. Incluso pensé en fingir
una enfermedad, para no tener que ir. Pero entonces supe que lo iba a
reprogramar para otro momento. Y...

Él mira brevemente hacia otro lado, y me pregunto si es porque no


quiere que vea lo que hay en sus ojos. Pero luego vuelve a mirarme y me
siento mejor por ello. Sus ojos en mí... solo me hace sentir mejor.

—Me llevaría a su casa y se preocuparía por mí, y supongo... que no


quería decepcionarlo. Así que me dije a mí mismo que tenía que ser un
hombre y hacerlo.

Sigo recibiendo estos fragmentos de Liam, pero nada tangible para


unirlos.

—El sábado por la mañana llegó y el abuelo me levantó temprano. Nos


llevó al aeródromo y tuve ganas de vomitar todo el camino.

—Habría vomitado sin duda alguna.

Se ríe entre dientes.


—Así que, llegamos allí. Salió del auto. Se acercó a su avión. Todo el
tiempo, me dije a mí mismo que podría hacerlo. Luego, subí al avión y
me quedé paralizado. Literalmente no podía moverme. Un momento de
locura total.

—Comprensible. Tenías doce años y tu abuelo te pedía que pilotaras un


avión.

Su risa es rica y profunda.

—El abuelo se dio cuenta de que no me movía y me preguntó qué


pasaba. Me daba vergüenza decirle la verdad, que tenía miedo, pero
tampoco tenía otra excusa para salir de ello. Me sentí acorralado, así
que le dije que no quería volar su avión porque odiaba volar con él, lo
que no era cierto. Me encantaba estar en el cielo con él. Pero mi miedo
me había vencido, así que mentí. Y, a su vez, le hice daño. Lo vi en sus
ojos, y eso me hizo sentir mal de verdad. Así que, confesé la verdad. Le
dije que no quería aprender a volar porque tenía miedo.

—¿Qué dijo?

—Me abrazó. Mi abuelo es una especie de abrazador. Lo aprenderás


cuando lo conozcas. 145
¿Voy a conocer a su abuelo?

—Y entonces me dijo “Liam, no hay nada malo en tener miedo. Todo el


mundo siente miedo. Pero el día que dejes que tu miedo te controle es el
día que dejas de vivir. Vivir de verdad”. Luego me preguntó si quería
vivir.

Mis ojos están en el rostro de Liam. Estoy entusiasmada. He olvidado


que estoy en una montaña rusa y que actualmente está subiendo
cientos de metros en el aire. Bueno, no lo he olvidado, pero no está en
primera línea de mi mente. Lo que Liam me está diciendo es. Porque me
importa, más de lo que él podría imaginar.

Tengo la boca seca cuando pregunto:

—¿Qué dijiste?

Sonríe, sus ojos se iluminan.


—Bueno, tenía doce años y no tenía ni puta idea de lo que trataba de
decirme. Me acababa de abrazar, y siempre me sentí mejor cuando mi
abuelo me abrazaba. Pero sabía que estaba hablando de vivir, y
definitivamente quería hacerlo. Y quería hacerlo feliz. Así que, me subí
al avión. Y fue la mejor decisión que he tomado. Copiloté ese avión, y
me encantó.

››Si no lo hubiera hecho, entonces no sería el hombre que soy hoy. No


tendría los negocios que tengo. Mis aviones no estarían volando
millones de personas en todo el mundo a lugares exóticos. Y no te
habría conocido, y no estaría sentado a tu lado en este viaje,
ayudándote a vencer este miedo. Mi decisión de conquistar mi miedo
me llevó a este momento. Me trajo a ti.

Dulce Jesús.

Hay un bulto del tamaño de una montaña rusa atascada en mi


garganta. De la nada, siento que las lágrimas empiezan a entrar.
Parpadeo y giro el rostro hacia adelante mientras cierro los ojos.

Siento que el cuerpo de Liam se acerca, su hombro presionando contra


el mío.
146
—Abre los ojos, Boston. —Su aliento roza la concha de mi oreja,
haciéndome temblar.

Respiro profundamente, asegurándome de que no voy a llorar como una


niña pequeña, y abro los ojos para ver que hemos parado.

Y estamos en la cima de la montaña rusa.

Puedo ver todo Londres desde aquí arriba. El sol se está poniendo a lo
lejos, y la vista es increíblemente hermosa, como Liam.

Mis ojos barren la vista, mirando el resplandor rosado y anaranjado del


sol, mientras los últimos restos de él se rozan sobre la parte superior de
los edificios, como el pincel de un artista. Y debajo, las farolas se están
encendiendo, y las luces dentro de los edificios están encendidas.

Parece un cuadro. Una hermosa pintura.

—Tenías razón —susurro—. Es hermoso.


—La cosa más hermosa que he visto en mi vida. —La mano libre de
Liam toca mi mejilla, girando mi rostro hacia el suyo. Presiona sus
labios contra los míos. Entonces, desliza sus labios sobre mi mejilla y
dice en mi oído—: “El que ha vencido sus miedos será verdaderamente
libre”.

Inclino la cabeza hacia atrás un poco para mirarlo a los ojos.

—¿Me estás citando a Aristóteles? —Sonrío.

Una mirada impresionada resplandece a través de sus ojos.

—Boston, soy tan inteligente como guapo, lo que es extremadamente, en


caso de que tuvieras alguna duda.

—No. Nunca lo dudé ni por un segundo. —Niego con la cabeza, una


sonrisa sigue fija en mis labios.

—Así que… —sus ojos dejan los míos para mirar por encima de la
vista—, ¿te sientes libre ahora mismo?

—Sí —exhalo—. Supongo que sí.


147
—Bien. Estás a punto de sentirte mucho más libre...

Sus palabras son interrumpidas por los fuertes gritos que nos rodean
mientras la montaña rusa se precipita hacia adelante a una velocidad
vertiginosa.

En realidad, creo que me he roto el cuello. No es que pueda sentir algo o


moverme.

Mi cabeza está pegada al reposacabezas. Mi cabello está pegado a mi


cabeza. El viento corre en mis oídos junto con los gritos de deleite de
otros pilotos, y estoy bastante segura de que mi estómago aún está en
la parte superior de la carrera.

Y aunque estoy aterrorizada y me acabo de dar cuenta de que esos


gritos que oigo vienen de mí. Incluso con todo eso, mi corazón se siente
ligero.

Y eso es por el hombre sentado a mi lado. El hombre que todavía está


sosteniendo mi mano, como prometió que haría.
Con un poco de esfuerzo, contra la fuerza de gravedad, me las arreglo
para girar la cabeza y mirarlo.

La mirada de Liam está sobre mí, y está sonriendo y riéndose.


Probablemente porque he estado gritando como una niña.

Aun así, mi corazón aprieta mi pecho al verlo reír.

Le sonrío, al menos lo mejor que puedo con los labios que han sido
forzados a poner en mi rostro.

Me siento feliz y libre. Me siento viva.

El choque de esas palabras resuena en mi interior. Como una bola


girando alrededor de una ruleta en movimiento.

Me siento viva.

Por primera vez en mucho tiempo, me siento viva.

Y es por su culpa.

Estoy sonriendo, riendo y haciendo algo que me asusta. 148


Estoy viviendo gracias a Liam.

Y solo ese pensamiento trae consigo un nuevo tipo de miedo en mí. Un


miedo que me aterroriza de una manera que nunca antes había
conocido.
Traducido por MYR62
Corregido Aurive31

―Realmente apestas en esto. ― Me río, poniendo algodón de azúcar en


mi boca, o seda de azúcar, como lo llaman aquí.

Liam me lo compró cuando pasamos la última caseta de comida.


Necesitaba azúcar. La elección del algodón de azúcar era azul o rosa, o
ambos. Elegí ambos. Ya comí todo el azul. Ahora estoy con el rosa, que
es bastante parecido al color de mi cabello.

Lamo el algodón de azúcar de mis pegajosos dedos.

Liam me mira con mala cara.

―Si crees que puedes hacerlo mejor, entonces, por supuesto,


inténtalo.―Me tiende una pelota.

Está jugando un juego llamado Derríbalos, que básicamente consiste en 149


nueve latas apiladas en una pirámide: cuatro en la parte inferior, tres
en el medio y dos en la parte superior. Tienes que derribar las latas
golpeándolas con una pelota, y si eliminas las dos filas superiores,
ganas un premio mediano. Golpeas todas las latas y obtendrás un gran
premio.

Suena simple, ¿eh? Aparentemente, no lo es.

Quedé fuera de este juego, así puedo comer mi algodón de azúcar.

Pero jugamos a dardos y Bull's Eye, que es básicamente tiro con arco y
tienes que dar en el blanco para ganar. Y jugamos un juego de disparos
en el que tienes un rifle de perdigones y tienes que golpear un naipe con
un perdigón. Fui especialmente mala en eso.

Pero, hasta ahora, no hemos ganado nada, y realmente quiero un


animal de peluche. Algo para mantener. Un recuerdo de este día con él.

Pero entonces, ¿cuál es el punto? No es como si pudiera mantenerlo por


mucho tiempo.
Aun así, quiero uno.

Guardando mis tristes pensamientos, pongo mi bolsa de algodón de


azúcar debajo de mi brazo y sostengo mis manos.

―Tengo las manos pegajosas del algodón de azúcar.

―Excusas, excusas.

Le saco la lengua.

―Tu lengua es azul por la seda de caramelo. ― Liam se ríe.

Me acerco a él y le susurro al oído:

―Bueno, si eres un buen chico y me ganas un premio, lameré tu polla


con mi lengua azul.

Me inclino un poco hacia atrás, mirándolo a los ojos, que actualmente


son oscuros y lujuriosos.

―Trato― gruñe, enviando escalofríos a través de mí.

Vuelvo a mi lugar y lo miro regresar al juego.


150
Levanta una pelota y la arroja. Golpea el borde de una lata, pero no cae.

Supongo que no quiere una mamada.

―Estoy seguro de que estas latas están jodidamente pegadas― dice con
voz baja y gruñona, haciéndome reír.

―No creo que lo estén. Estoy bastante segura de que eso es ilegal. Solo
tienes un brazo débil, Hunter, y tu puntería es horrible.

Eso me gana una mirada sucia.

Me encanta acabar con él. Verlo nervioso y fuera de su juego como


ahora... es divertido.

―¿En serio solías jugar al rugby en la universidad?― bromeo.

Liam me dijo que solía jugar al rugby. Fue como se rompió la nariz,
aparentemente dos veces. Hombres y deportes: nunca lo entenderé.
―¿Cómo lograste lanzar un touchdown?

―El rugby no tienes touchdowns ―. Aprieta los dientes, por lo que sus
palabras salen en una sola sílaba. ―Se llama try2 y la posición en la que
jugué fue Winger3, y me exigía sobre todo correr rápido y anotar un try.

―Buen trabajo. De lo contrario, hubieras perdido mucho. ¿Perdiste


mucho? ―Sonrío.

Él me muestra su dedo medio. Me río.

Él exhala por la nariz, lo que lo hace sonar como un toro enojado. Eso
me hace reír más fuerte.

Ignorándome, gira y se prepara para lanzar su última pelota.

Logró golpear las dos primeras, por lo que solo tiene siete latas más
para tirar.

Siete latas y una pelota. No veo que ocurra, pero si logra derribar a las
siguientes tres, ganará un premio, lo que significa que yo gano un
premio.
151
La cosa es que solo le queda una bola, y su objetivo es espantoso.

La pura concentración está en su rostro.

Inclinándome, inclino mi cabeza hacia un lado enfrentándolo.

―¿Qué? ―Refunfuña sin mirarme.

―Estás sacando completamente tu cara de sexo en este momento.

Él frunce el ceño.

―No tengo cara de sexo.

2 Try es la mayor manera de marcar puntos en un partido de rugby league y rugby


union. El try es anotado cuando un jugador apoya el balón detrás de la línea de meta
(in-goal) del equipo rival o sobre ella. El try vale 5 puntos.
3 Wing en Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay, o ala en España, es la denominación

que recibe una posición en un equipo de rugby union. Cada equipo posee dos wings o
alas (izquierdo y derecho), ubicándose como últimos jugadores en cada uno de los
laterales. Los wings son los jugadores más rápidos del equipo, independientemente de
su peso o talla.
―Así haces. Justo cuando te corres, tu cara se ve... bueno, justo como
lo hace ahora. ―Le hago un gesto con la mano en la cara.

―Deja de tratar de desanimarme con una conversación sexual. Vete a la


mierda, Boston, y déjame tirar mi pelota.

Suelto una carcajada. Él casi rompe una sonrisa.

―Lo siento. Por favor continúa. ―Agito una mano hacia él y me alejo.

Su cara sexual está de vuelta. Contengo una risita.

Liam tira de su brazo hacia atrás y tira.

Y falla

Me pongo la mano sobre la cara para dejar de reír.

Él me mira con el ceño fruncido.

―Esa fue tu culpa.

Muevo mi mano de mi boca.


152
―¿Cómo que eso es mi culpa?

―Hablas de sexo y me distraigo.

―Está bien―. Le doy una mirada arrepentida. ―Tienes otro turno. Yo


invito.

―Así puedes sacarme de quicio―. No, gracias.

―Aw, vamos. Quiero un peluche.

―Te compraré uno.

Le brindo una mirada de disgusto.

―No puedes llevar a una chica a un carnaval y luego comprarle un


peluche. Tienes que ganarlo.

―Por el amor de Dios―, gruñe. Mete la mano en el bolsillo y pone el


billete en el mostrador. ―Otra oportunidad― le dice al tipo detrás del
puesto, que solo está feliz de llevarse el dinero de Liam.
El chico recoge el billete y coloca tres bolas en el mostrador frente a
Liam.

―Dije que pagaría―. Frunzo el ceño.

Él no me deja pagar por nada. Es realmente molesto.

―Pagas por el juego, y es como si estuvieras ganando el premio tú


misma.

Punto justo.

―Entonces, ¿realmente vas a ganarme un peluche?

Él me ignora, lo que extrañamente me hace sonreír.

Me llevo el último algodón de azúcar a la boca y deposito el envoltorio


en un recipiente cercano. Luego, voy a sentarme en el mostrador al lado
de donde está Liam de pie, inclinando mi cuerpo, para poder ver cómo
lanza las bolas.

Liam toma su primera pelota y se prepara para lanzar. Su cara sexual


está de vuelta —lo siento— su cara de concentración. Sostengo una 153
carcajada y lo miro lanzarla.

Él golpea a las dos primeras.

―¡Yay! ―Aplaudo aunque no sé por qué estoy emocionada, porque lo


hizo la última vez.

Levanta su segunda bola, y no pierde el tiempo, lanza. Él golpea dos de


las tres latas en la segunda fila.

Mi alegría es más fuerte esta vez.

Él me mira, un brillo orgulloso en sus ojos.

Levantando su última bola, apunta y lanza.

Él logra golpear la última lata en la segunda fila.

―Cualquier premio de esta fila inferior―, nos dice el tipo, alejándose


hacia un cliente que está esperando.
―¡Lo hiciste!― Salto del mostrador y envuelvo mis brazos alrededor de
su cuello―. ¡Me has ganado un premio!

―Mierda, gracias―. Sus brazos se cierran a mí alrededor―. Estaba


empezando a preocuparme por un momento. Me sentí como si estuviera
perdiendo mi tarjeta de hombre.

Me pongo de puntillas y beso sus labios.

―Nunca. Y gracias. —Inclino mi cabeza hacia atrás para mirarlo a la


cara.

Sus manos se deslizan por mi espalda hasta mi trasero, y él le da un


apretón.

―Ve a buscar tu premio, Boston.

Dejando a Liam, regreso al mostrador y me inclino, mirando la fila


inferior de premios. Veo todo tipo de basura aquí, incluyendo muñecos
de peluche y muñecas de aspecto realmente barato.

Definitivamente no quiero una muñeca. Me asustan.


154
Luego, veo este extraño juguete con apariencia triste. Alcanzándolo, lo
tomo.

Liam viene detrás de mío pegado a mí. Su pecho está presionado a mi


espalda.

―¿Es eso una... maldita medusa de punto?

Giro mi cabeza para mirarlo. Está entrecerrando los ojos al juguete que
he recogido.

Miro hacia abajo en mis manos, y creo que tiene razón. Es un juguete
de medusa tejido.

―Creo que sí.

Es blanco y rosa y parece una pequeña medusa princesa. Y cuanto más


la miro, más linda se vuelve... de una extraña forma tejida de medusa.

―Se ve como una princesa medusa― le digo.

―Parece una mierda.


―¡Oye! Herirás sus sentimientos. ―Lo golpeo en el brazo. Entonces, la
abrazo. ―La llamaré Squishy, y será mía―. Me río, encontrándome con
la expresión en blanco de Liam―.¿Buscando a Nemo? ¿No? ―digo.

Liam niega con la cabeza lentamente, mirándome como si hubiera


perdido la cabeza.

―Está bien, tiene sentido. Probablemente ya eras demasiado viejo para


verla cuando salió por primera vez, ya sabes, cuando yo todavía estaba
en pañales y tú estabas dando serenatas adolescentes con los
Backstreet Boys, ¡oye! ―Grito cuando me clava los dedos en las
costillas―. Veremos a Nemo más tarde, y luego entenderás la referencia.
— Me dirijo al chico―. Me llevaré a Squishy― le digo, levantando el
animal de peluche―. Bien, ¿qué sigue?― Engancho mi brazo a través de
Liam, sosteniendo a Squishy contra mi pecho.

―Engancha al Pato.

―¿Enganchar un qué?― Lo miro confundido.

―Pato.

―¿Y qué es Engancha al Pato? 155


―¿No sabes qué es Engancha al Pato?― Liam se muestra consternado.

―No... Pero siento que debería.

―Deberías.

―¿Qué tiene de especial?

―Bueno, no es nada especial en sí mismo, pero es como un rito de


iniciación. Todos los niños juegan a Engancha al Pato cuando vienen a
la feria.

―Odio decírtelo, Hunter, pero no somos niños.

―Tal vez no. Pero es tu primera vez en una feria en Inglaterra, y tienes
que jugar―. Liam toma mi mano y parte, supongo, en busca de este
juego Engancha al Pato.

Encontramos uno unos minutos más tarde, y está cerrado. Todo tapado
con la lona que cubre la cabina.
―Está cerrado. No importa ― le digo.

Comienzo a alejarme, pero Liam me tira de la mano que sostiene.

―Como si algo que está cerrado nos impida jugar.

Él me da una sonrisa y me suelta la mano. Observo cómo desengancha


la lona en la parte inferior y la levanta lo suficiente para que pueda
colarse debajo de ella.

―Hunter, ¿qué estás haciendo?― siseo.

Él agacha y vuelve a salir.

―Vamos― susurra, conteniendo el material para que yo pueda entrar.

―No voy a entrar allí.

―Sí lo harás. Ahora apúrate, o me arrestarán por irrumpir en una


tienda de Engancha al Pato― susurra.

―Uf― me quejo.

Echo un vistazo rápido para asegurarme de que nadie está mirando, y


156
luego me agacho. Liam tira de la lona y estamos dentro de la carpa de
Engancha al Pato. Afortunadamente, hay una tenue luz encendida aquí
de lo contrario sería completamente oscuro.

―Bien, entonces estamos aquí. ¿Ahora qué?

―Ahora, enganchas un pato―. Sonríe y levanta un palo que tiene un


gancho de alambre en el extremo. Señala lo que solo se puede describir
como un estanque falso en el medio del puesto con patitos de goma
flotando a su alrededor.

―¿Eso es todo? Solo uso este palo y engancho un pato.

―Bueno, sí. ―Me mira estúpidamente―. No es tan fácil como parece.

―Claro que no. ―Le arrebato el palo.

Liam se apoya contra el borde del falso estanque y cruza los brazos,
mirándome.

―Entonces vamos. Engancha un pato, Boston.


Me río, negando con la cabeza. Pongo mi bolsa en el suelo y a Squishy
encima. Entonces, coloco mi palo sobre el agua.

Intento atrapar a uno de los pequeños cabrones, realmente lo hago,


pero se están moviendo mucho más rápido de lo que pensaba, y todos
se topan entre sí, haciendo que los demás se alejen.

Casi agarro uno, pero otro choca contra él y saca al maldito de mi


gancho.

―Pequeño bastardo―siseo.

Liam se ríe.

―No se puede llamar bastardo a un pato.

―No es un pato de verdad. ―Le echo un vistazo―. ¡Ajá! ¡Tengo uno!


―Levanto con orgullo mi vara con el pato colgando al final―. ¿Y ahora
qué?

―¿Qué quieres decir con “ahora qué”?

―Quiero decir, ¿y ahora qué pasa? 157


―Nada. Eso es. Bueno, ganas un premio, pero teniendo en cuenta que
entramos aquí, tomar un premio sería robar.

―Oh.― Saco el pato del palo, pongo el palo contra el estanque, y coloco
el pato en la pequeña repisa a continuación―. Bueno, simplemente se
siente un poco... decepcionante4 ahora.― Me apoyo contra el estanque
al lado de él.

―Decepcionante, ¿eh? ¿Qué tal si te hago sentir bien?

Vuelvo la cara, encuentro su mirada y veo el deseo en sus ojos.

―¿Aquí?― susurro.

―Querías tener sexo en el exterior. Está en tu lista.

―Sí, pero esto apenas está en el exterior. Estamos en una carpa llena de
un estanque falso, patos de goma y juguetes baratos.

4 Juego de palabras en inglés, que se pierde en la traducción. Ella le dice anticlimatic


y él le responde que la va hacer sentir climatic.
―Bueno, siempre he querido follar ante una audiencia―. Me da una
sonrisa sexy. Poniendo su mano sobre mi muslo, la desliza hacia arriba,
llevándose mi vestido.

―No eres un extraño. Dije que quería follar a un extraño.

Él inclina su rostro hacia el mío. Su aliento está ardiendo sobre mis


labios, y de repente necesito su beso.

―Entonces, finge que soy un extraño.

Levanto mis ojos hacia los de él.

―Así que... ¿solo finjo que no te conozco?

―Mmhmm. ―Él roza sus labios con los míos, suavemente, en broma―.
No me conoces, y yo no te conozco ―. Somos dos extraños con una
química insana que necesitamos follar.

Rozo mi labio con mis dientes.

Lo siguiente que sé es que él está frente a mí, jalándome contra su


cuerpo y besándome, con fuerza. 158
Enredo mis dedos en su cabello, agarrándome, mientras su lengua
explora mi boca.

Él da un paso adelante, me mueve hacia atrás contra el estanque. Su


mano sube a mi lado para ahuecar mi pecho.

―El pato de goma se me está metiendo en el culo― susurro contra su


boca.

Liam suelta una carcajada.

―Maldito pato afortunado.― Él alcanza detrás de mí y mueve al pato


fuera del camino―. ¿Mejor?― pregunta.

―Mucho― digo, ahuecando su rostro y bajando sus labios hacia los


míos.

El beso rápidamente se calienta. Busco la cremallera de Liam y la tiro


hacia abajo. Pongo mi mano dentro, y muevo sus calzoncillos fuera del
camino, envuelvo mi mano alrededor de su polla dura.
Él gime sobre mis labios. Toma el dobladillo de mi vestido y lo levanta
sobre mis caderas, pasando una mano por mi trasero.

Hace una pausa y me mira.

―¿Tanga?― pregunta, tocando el fino trozo de material entre mis nalgas.

―Más fácil acceso.― Me encojo de hombros.

Una sonrisa cubre su rostro.

―Dios, eres tan jodidamente caliente. Date la vuelta e inclínate―ordena.

Hago lo que dice. En la práctica, no es fácil en un estanque falso.


Entonces tengo que agarrarme al borde del estanque con mis manos.

La mano de Liam me acaricia la mejilla de mi culo. Entonces la azota.

―Mierda― siseo, más sorprendida que herida. En realidad, no dolió en


absoluto. De hecho, se sintió bien.

―¿Dolió?

―No.― Puedo escuchar el sexo descarado en mi voz, así que estoy


159
segura de que él también puede hacerlo.

Su mano está acariciando la mejilla de mi culo.

―Toda esa charla de nalgadas antes... pensé que te merecías una antes
de follarte.

―¿Solo un azote?― Le devuelvo la sonrisa.

Él me da una palmada en el culo otra vez, y yo gimo.

―¿Te gusta ser azotada?― pregunta. Su voz es baja y grave. Tan


increíblemente sexy.

Pero luego todo en él es sexy. Como la forma en que se toma su tiempo


para follarme aquí, un lugar donde podríamos ser atrapados en
cualquier momento.

Creo que parte de eso es lo que lo excita. Y me excita también.


Nunca me di cuenta de que era exhibicionista. Estoy aprendiendo
mucho sobre mí por estar con Liam.

Lo miro de vuelta.

―Sabes que me gusta.

―¿Yo?― Él inclina su cabeza hacia un lado―. Pensé que éramos


extraños, tú y yo.

―Al diablo con ser extraños. Solo sé tú. Porque me gustas, Liam Hunter.
Y amo lo que me haces. Cómo me haces sentir cuando estás dentro de
mí, follándome.

―Jesucristo― gime―. Vas a ser mi muerte, Boston.

Sus palabras son ua dura realidad para mí. Pero no permito que ellas
me molesten o arruinen el momento.

Por lo tanto, dejo de lado lo que significan, y le sonrío.

―Sí, pero qué forma de irte.

Sus ojos oscurecidos en los míos, abre de un tirón el botón de sus jeans
160
y los empuja hacia abajo, dejándolos en sus caderas. Toma su polla en
su mano, acariciándola.

Engancha un dedo alrededor de la tira de mis bragas, sacándolas del


camino. Él gime, y luego empuja un dedo dentro de mi coño.

―Jodidamente mojada.

―Por ti― respiro.

―Maldita sea por mí.

Empuja su dedo hacia atrás, follándome.

―Tan bueno. Hazme venir, Liam.

Saca su dedo de mí.

―No te vuelvas codiciosa, Boston.― Él me da una palmada en el culo,


poniéndome más húmeda―. Tendrás que correrte al mismo tiempo que
yo. Ahora, abre las piernas.
Hago lo que me dice y me da otra palmada en el culo, más duro esta
vez, dejando una picadura.

―Más amplio.

Lo miro a pesar de que esa bofetada fue tan caliente como la mierda,
abro las piernas todo lo que puedo.

―Buena chica― murmura.

Él viene detrás de mí y frota su polla en mi culo, pasando por mi


agujero fruncido y yendo directamente a mi coño. Entonces, golpea
dentro de mí.

―Liam―grito.

Su mano se acerca a mi boca.

―Shh― me dice―. La gente escuchará.

Le muerdo la mano, por lo que me libera la boca.

Miro hacia atrás, encontrando sus ojos. 161


―Pensé que te gustaba la idea de que la gente te vea follarme.

Él sonríe, mientras sus ojos brillan.

―Una chica tan sucia. Ahora, saca tus tetas para mí. Las quiero en mis
manos mientras te follo ― ordena en voz baja.

Él comienza a follarme, sus manos tomando mi culo.

Con una mano sosteniendo el estanque para estabilizarme mientras él


golpea contra mí, utilizo la otra para deshacer los primeros botones de
mi vestido. Empujo las copas de mi sujetador hacia abajo, liberando
mis pechos. La mano de Liam inmediatamente está en una,
ahuecándola.

El carnaval está sucediendo a nuestro alrededor. Calvin Harris &


Disciples “How Deep Is Your Love” está sonando desde uno de los
paseos cercanos, y la gente camina por todas partes, lo que solo sirve
para intensificar el momento.
Cualquiera podría entrar y atraparnos, y no me importa. En todo caso,
la idea de ser atrapada me excita.

Pellizca mis pezones, y yo gimo fuerte.

―Realmente quieres que alguien escuche y venga aquí, ¿no es así?―


murmura, dándole un toque extra duro al pezón―. Eres un poco
exhibicionista y me encanta. Tanto como amo a tu apretado coñito.

Su mano deja mi pecho y se desliza por mi costado. Él agarra la mejilla


de mi culo, sus dedos muerden mi piel.

―Uno de estos días, te follaré donde todos puedan ver. Donde pueden
verme follar tu coño caliente y apretado. ―Las palabras gotean de su
boca.

―Dios, sí―, lloriqueo, la imagen me excita aún más.

Hasta ahora no me había dado cuenta de lo mucho que realmente me


excitaba, la idea de que me atraparan teniendo sexo o de que alguien lo
viera follarme.

O tal vez es solo él. Estar con él. Todo lo que Liam hace y dice me 162
excita.

Dejaría que me follara en cualquier parte, mientras lo tenga dentro de


mí, haciéndome sentir de esta manera.

―Jesús― gruñe―. Eres tan jodidamente caliente. Quiero pasar todo el


tiempo follándote. ― Se acerca alrededor de mi clítoris y lo pellizca con
los dedos.

No tengo la oportunidad de decirle que el sentimiento es mutuo porque


mi orgasmo golpea con fuerza, llevándose todo con él, excepto la
capacidad de gritar su nombre a medida que mis paredes internas se
convulsionan alrededor de su pene, exprimiéndolo con fuerza.

―Joder, sí, eso es todo... voy, nena...― Su agarre sobre mí aumenta, y


su polla pulsa dentro de mí cuando se corre, cubriendo mis entrañas.

Presiona un beso en mi hombro, rozando sus dientes sobre mi piel,


haciéndome temblar.

―Tan caliente― susurra.


―Supongo que sexo en el exterior esta tachado de la lista―. Me río
suavemente.

Liam se ríe y besa mi hombro otra vez.

―Deberíamos movernos, salir de aquí. ― Parece decepcionado.

También estoy decepcionada. Podría vivir con él dentro de mí


permanentemente, bueno, no permanentemente, pero ya sabes a qué
me refiero.

Él se separa suavemente de mí, dejándome con esa sensación de vacío


que me disgusta tanto. Entonces, me ayuda. En el momento en que
estoy en posición vertical, siento su esperma gotear de mí.

―Necesito algo con lo que me pueda limpiar―. Señalo el ofensivo goteo,


y luego tiro mi sostén hacia arriba, cubriendo mis senos.

Liam mira a su alrededor y luego levanta a Squishy.

―¡De ninguna manera! No me estoy limpiando en Squishy.

Riendo, deja a Squishy de nuevo en mi bolsa. 163


Luego, veo un rollo de toallas de papel azul a un lado del estanque.

―Alcánzame algunas toallas de papel. Las usaré.

Liam se mete nuevamente en los pantalones, abrochándose, y luego me


trae toallas de papel.

Me limpio y luego busco un lugar donde deshacerme de las toallas.


Encuentro un cubo debajo del estanque.

―Aquí, olvidaste tus botones. ― Liam se para frente a mí. Él comienza a


abotonar mi vestido. Luego, me toma la cara y presiona un suave beso
en mis labios―. Perfecta― murmura.

Sí, tú lo eres. Tan perfecto que me haces desear que las cosas sean
diferentes.

Pero no lo son.

Liam toma mi bolso y a Squishy. Cuelga mi bolso en mi hombro y me da


Squishy.
―Deberíamos irnos― dice.

Lo sigo, levanta la lona y agacha la cabeza.

―Despejado― susurra, saliendo.

Él sostiene la lona, dejándome salir.

Entonces, volvemos a salir al carnaval, y es casi como si nunca hubiera


sucedido.

Pero lo hizo.

―No puedo creer que hayamos hecho eso―. Le sonrío a Liam.

―Créelo, cariño. Y tengo esto como un recuerdo ―desde su bolsillo


trasero, saca el patito de goma que se me estaba metiendo en el culo y
me lo da― así que cada vez que lo mires, recordarás el momento cuando
tuviste sexo con ese tipo caliente inglés en una tienda de Engancha al
Pato.

No le digo que no necesito que el pato me lo recuerde porque siempre lo


recordaré. Incluso cuando cierre los ojos por última vez y me una a mi 164
familia, Liam será lo último que vea.

En cambio, sonrío y trago. Le quito el pato y lo sostengo con Squishy en


mi pecho.

―Ducky puede ser amigo de Squishy― le digo a Liam.

Él ríe.

―Ducky y Squishy. Tiene un buen sonido. Pero no tan bueno como


Hunter y Boston suenan juntos. ―Él pone su brazo alrededor de mi
hombro, mientras comenzamos a caminar hacia la multitud en el
carnaval.

Hunter y Boston. Juntos.

Si solo...

Algunas cosas en la vida simplemente no están destinadas a ser para


siempre.

Liam y yo somos una de esas cosas.


Traducido por Jabes
Corregido por Lelu

Me quedé en la casa de Liam después de la feria. Me despertó en la


mañana, brillante y temprano, diciéndome que algo había surgido en el
trabajo y tenía que ir a la oficina.

Estaba un poco decepcionada por no pasar el día con él. Estaba casi
acostumbrada a estar a su alrededor.

Pero entonces me dijo que había hecho una cita para un día de spa en
mi hotel, bueno, su hotel, y que ese era su regalo. Le agradecí, pero le
dije que yo lo pagaría.

Él sólo sonrió y dijo que dejaría que lo agregaran a mi cuenta por pagar
cuando dejara el hotel.

Estaba mintiendo tanto. No dejaría que lo agregaran a mi cuenta.

Pero no discutí. Sólo me levanté, y él preparó huevos y tostadas para mí 165


antes de irse a la oficina.

Honestamente, el tipo era perfecto. Si me quedara una vida entera me


aferraría a él.

Después del desayuno, me dirigí a mi hotel. Liam había enviado a Paul


para que condujera para mí, lo que era dulce.

Entonces, pasé el día siendo mimada. Recibí un masaje, facial, y


manicura y pedicura.

Fue asombroso.

Nunca tuve un día de spa, así que mentalmente lo agregué a la lista y lo


taché.

Cuando volví a mi habitación, totalmente relajada y sintiéndome


hermosa, una funda para ropa yacía en mi cama, esperando por mí, con
una nota de Liam.
Decía que tenía que usar el vestido, sin discusiones, empacar un bolso
de viaje, ya que me quedaría en su departamento, y él estaría en el hotel
a las siete y media para recogerme.

Tan mandón. Pero esa era una de las cosas que me gustan de él. Liam
sabe lo que quiere, y va por ello.

Abrí el cierre de la funda para ropa, y dentro estaba un precioso y largo


vestido negro que tenía diamantes cubriendo los tirantes de los
hombros y un ajustado cinturón de diamantes situado justo debajo de
mis pechos. Un par de sandalias de tiras de tacón alto también estaban
en la funda.

Era todo muy Pretty Woman. Me preguntaba si podía dejarlo como mi


momento de película romántica, excepto que no soy una prostituta.

Entonces, hice lo que me dijo.

Me puse maquillaje y arreglé mi cabello, moldeándolo en un bonito


moño alto con la ayuda de un video de YouTube, Como Hacer un Moño.
Había que decir, que cuando terminé, mi cabello se veía bien, y me
sentía muy orgullosa de mí misma.
166
Me puse mi mejor y más sexy ropa interior negra, y, por último, me
deslicé en el vestido y los zapatos.

Me miré en el espejo y casi no me reconocí. Me veía como una adulta. Y


me sentía como una estrella de cine.

Por este momento, no era Taylor Shaw, la chica con un tumor cerebral.

Era Taylor Shaw… una mujer bonita.

Excepto por ser una prostituta o engancharme a Richard Gere.

Pero tenía mi propio hombre de negocios, Liam Hunter, y de esa manera


era mucho mejor.

Liam me recogió, como prometió, a las siete treinta. Amé la mirada en


su rostro cuando me vio usando el vestido. Como un niño en una tienda
de dulces con un billete de cien dólares en la mano.

Hizo que Paul nos condujera a un exclusivo restaurante francés en


Londres. Comimos comida loca como escargot, y bebimos champaña
toda la noche. Pasamos el mejor momento sólo riéndonos y hablando.
Él no me forzó a hablar de mi pasado. Sólo me preguntó lo que deseaba
para mi futuro.

No tenía nada para decirle porque no tenía futuro.

Así que, le dije las cosas que solía desear antes de perder a mi familia.

Le dije que estaba pensando en obtener una maestría en literatura


inglesa cuando regresara a Boston.

Eso nos llevó a conversar acerca de sus días en la universidad.

Liam me dijo que había asistido a Cambridge, y que tenía una


licenciatura en negocios.

Entonces me contó más acerca de sus compañías y sus metas en el


negocio para el futuro.

Pero, con honestidad, no me importaba de lo que hablaba. Simplemente


estaba feliz de escucharlo. Seriamente podía escucharlo hablar toda la
noche.

En parte por su sexy acento. Pero, mayormente, sólo me gustaba 167


escuchar lo que tenía que decir.

Vi cuán inteligente y motivado e increíblemente ambicioso era.

Escuchar a Liam hablar de su compañía y sus planes de negocios para


el futuro me hacía feliz.

Sabía que no iba a estar aquí para ver que todo sucediera, pero al
menos sabía que él sería feliz, haciendo lo que amaba.

Realmente tuve la mejor noche con él. Pero de nuevo, cada noche…
cada momento que pasaba con Liam era increíble.

Estaba tan agradecida de haberlo conocido. No puedo imaginarme estar


aquí sin él y completar mi lista sin él. La idea de sacar a Liam de la
ecuación… hace que la lista pareciera deslucida.

Él agregaba color a mi vida. Iluminando el tiempo que me quedaba, y


por eso, a pesar que nunca lo sabría, estaría eternamente agradecida
con él.
Después que terminamos de cenar y estaba obscenamente llena y un
poco borracha, Paul nos condujo de regreso al departamento de Liam.

Liam y yo a penas llegamos al apartamento antes de empezar a tener


sexo. No fue cómo cuando terminamos haciéndolo contra la puerta del
frente, pero fue igual de caliente.

Él me cargó hasta el sofá, y lo monté hasta el clímax mientras todavía


tenía puestos mi vestido y mis tacones.

Después del sexo, me cargó hasta el baño. Me puso sobre mis pies, me
sacó el vestido, y encendió la ducha. Pasamos tiempo lavándonos el uno
al otro. Cuando todo el jabón estaba enjuagado en él, me puse de
rodillas, tomé su polla en mi boca, y dejé que me la follara.

Después que la mamada y la ducha terminaron, salimos y nos secamos.

Fuimos a la cama y al final resultó que no habíamos terminado porque


volvimos a tener sexo una vez más.

Claramente, no podía tener suficiente de este hombre.

Pero el sexo fue diferente esa vez. Fue más lento. No el sexo alocado o 168
las folladas frenéticas que normalmente teníamos.

Fue apasionado e intenso.

Después que ambos nos vinimos, Liam se quedó dentro mío por un
largo tiempo, sólo sosteniéndome y besándome, antes de eventualmente
moverse para limpiarse.

Cuando terminó, regresó a la cama y me envolvió con sus fuertes


brazos, y así fue como dormí toda la noche.

Pero no ahora, que estoy sola en la cama, y el espacio que ocupaba


Liam está vacío y frío.

Abro mis ojos y miro el reloj en la mesa de noche. Squishy y Ducky


están sentados a su lado. Sonrío ante el recuerdo de la feria y la
diversión que tuvimos en la tienda de engancha un pato.

El reloj marca las siete quince. Demasiado temprano para mí.

Una parte de mí quiere poner la cabeza debajo de la almohada y volver


a dormir, pero la cama se siente extrañamente vacía sin Liam aquí, y mi
cabeza empezó a zumbar un poco. De verdad espero que sean los
efectos secundarios de la champaña de anoche, porque realmente no
quiero lidiar con un dolor de cabeza en este momento.

En todo el día de ayer no tuve ni uno, ni siquiera una punzada. Así que,
me preocupa que pueda estar pagándolo hoy.

Debería conseguir algo para beber, para rehidratarme, y hacer lo mejor


posible por prevenir la llegada de un dolor de cabeza.

Pero sé que toda el agua del mundo no va a solucionar lo que causa que
mi cabeza grite de dolor.

Levantándome, tomo la camisa de Liam, la que tiró en el piso anoche, y


me la pongo, abrochando algunos botones.

Está toda arrugada, pero huele como él, y eso es lo que me gusta, tener
el aroma de Liam alrededor mío.

Uso el baño y me dirijo a la cocina, es dónde por lo general lo


encuentro. Pero la cocina está vacía.

Reviso la sala de estar, pero él no está allí tampoco. 169


Considerando la cantidad de tiempo que pasé en el departamento de
Liam, todavía no lo inspeccioné todo. Vi la sala de estar, la cocina, el
baño de invitados, y el dormitorio de Liam, muchas veces, pero eso es
todo.

Camino por el pasillo, mis fríos pies contra el piso de madera, después
de haber dejado la calidez de la afelpada alfombra del dormitorio. Paso
el cuarto de invitados y me detengo en la entrada del baño de invitados
que usé la primera noche que estuve aquí.

Dios, eso parece hace tanto tiempo. En realidad, sin embargo, fue hace
solo un par de días.

Es como si el tiempo hubiera ido más despacio desde que conocí a


Liam. Estoy agradecida por eso. Si estas dos semanas con él terminan
sintiéndose como toda una vida, entonces estaré agradecida por eso.

Solo ruego que el tumor me permita durar tanto.

La verdad es que no sé cuánto me queda. Podrían ser meses. Semanas.


Días…
Y es por eso por lo que tengo que hacer que este momento, aquí, justo
ahora, cuente.

Con Liam y completando mi lista antes de unirme a mi familia.

Sigo caminando, y mis oídos de repente son alertados por el sonido de


una respiración pesada.

Que…

Acelero mis pasos y noto que la respiración pesada proviene de una


puerta al final del pasillo. Camino hacia allí, mi ritmo cardíaco se
acelera un poco, hasta que estoy lo suficientemente cerca como para
registrar el sonido indicador de alguien haciendo ejercicio.

Liam debe ejercitarse aquí.

Abro la puerta hacia un gimnasio completamente equipado. Sofisticado.


Y es claro cómo se las arregla para mantener ese cuerpo
impresionante… bueno, asombroso.

La pared opuesta a mí es de vidrio sólido. Puedo ver todo Londres desde


aquí. 170
Liam está en la cinta de correr de cara a la vista. Con auriculares en
sus oídos. También hay una pantalla plana arriba, en la pared a la
derecha de él, y con el canal de negocios en ella.

Pero, él corre, su foco está en la vista.

Estoy atrapada por el poder con el que su cuerpo se mueve. Sudor corre
como riachuelos por su nuca y sobre los músculos de su espalda. Su
piel está brillando.

Estoy empezando a sudar con solo mirarlo.

No que sea una total pervertida y me lo esté comiendo con los ojos,
camino hacia él, moviéndome a su lado, para no aparecer detrás de él y
sobresaltarlo.

Él me ve y sonríe. Y tira de sus auriculares.

—Buenos días, preciosa. —Disminuye la velocidad de la cinta, con un


toque, haciéndolo trotar.
—Buenos días a ti. —Me siento en lo que parece un banco para pesas.

—Pensé que dormirías más tiempo ya que te tuve despierta hasta tarde
anoche.

El brillo en sus ojos me dice que está pensando en todo lo que hicimos.
Eso envía un cálido estremecimiento por mi columna y mariposas a mi
estómago.

Muerdo mi labio inferior.

—La cama estaba fría sin ti.

—Lo siento, nena. Soy un madrugador. Duermo seis horas, si tengo


suerte. Y si me quedaba despierto al lado tuyo, entonces hubiera
terminado despertándote para más sexo.

—Y no me hubiera importado si lo hacías.

La mirada que me da esta vez es seductora. Envía a las mariposas a


toda marcha.

—Recordaré eso para la próxima vez. —Liam recoge una botella de agua 171
sobre el sostén de la cinta, y toma un trago.

El zumbido en mi cabeza se intensifica. El cuarto da vueltas, y el dolor


se dispara a través de mi frente.

No ahora. No en frente de Liam de nuevo.

—Ey, ¿estás bien?

Oigo un poco de preocupación en su voz.

Me doy cuenta de que tengo los ojos cerrados y mi mano está


presionando mi frente. Mi otra mano está curvada alrededor del borde
del banco. Pestañeo abriendo mis ojos y friego el canto de mi mano
contra mi frente, tratando de forzar al dolor para que se vaya, queriendo
minimizarlo para que no se preocupe.

—Sí, estoy bien —miento con una sonrisa forzada—. Es solo toda la
champaña de anoche. Mi cabeza está un poco mareada.

Odio mentirle, pero la alternativa no es una opción. Si le digo a Liam la


verdad, se lo que pasará. Tratará de disuadirme de mi decisión.
No quiero que me disuadan.

—¿Bebiste algo? —pregunta.

—Fue la bebida la que me puso en este estado. —Le trasmito humor a


mi voz mientras levanto mis ojos hacia él.

—Quiero decir, agua, listilla.

—No. —Niego con la cabeza. Entonces, inmediatamente me arrepiento


de hacer eso, porque incrementa el dolor.

—Toma, bebe esto. —Levanta su botella medio llena de agua, me la


arroja y la atrapo—. Necesitas algo para comer, también. Te alimentaré
después que termine aquí.

—Serás un buen esposo para alguien algún día, Hunter. —Me las
arreglo para darle una sonrisa burlona.

Su mirada de regreso es menos que graciosa.

Desenrosco la tapa de la botella y la pongo en mis labios. Puedo


saborear a Liam en ella. Me gusta mucho eso. Me hace rara o un poco 172
asquerosa, pero no me importa. Bebo el agua que me dio. Una vez que
la botella está vacía, la cierro y la bajo.

Mi dolor de cabeza ahora es una pulsación. Necesito tomar unas


pastillas para el dolor de mi cartera antes que regrese con una
revancha.

—¿Cuáles son tus planes para hoy? —pregunta Liam.

—No sé. —Me encojo de hombros.

Me da una mirada contrita antes de decir:

—Tengo que ir a la oficina de nuevo hoy. —Revisa la hora en su reloj


Apple—. Muy pronto de hecho.

—¿Todo está bien en el trabajo? —pregunto.

—Sí, solo algunos problemas con una compañía que estoy comprando.
Necesito llamar a algunas personas. Gritarles —dice con una pequeña
sonrisa.
—Tremendo jefe.

—Y no lo olvides. —Su sonrisa se curva en una sexy, y luego de repente


declina—. Sin embargo, me siento como la mierda por dejarte sola.

—No te sientas mal. Soy una chica grande. Hunter. No es tu trabajo


entretenerme las veinticuatro horas, los siete días de la semana. Tu
trabajo es manejar tu negocio.

Con todo el tiempo que pasó conmigo desde que llegué a Inglaterra, es
fácil para mí olvidarme que Liam tiene un trabajo diario, como en, mi
trabajo diario es ser el dueño de una compañía multimillonaria.

—Encontraré el modo de entretenerme.

Sus cejas se unen.

—Pero me gusta entretenerte, Boston. Se convirtió en mi nuevo


pasatiempo favorito.

—¿Soy tu nuevo pasatiempo favorito? Tengo miedo de preguntar qué


hiciste antes de mí. —Joder a otras mujeres probablemente.
173
De repente me siento un poco enferma. Probablemente causado por el
dolor de cabeza.

—Cuando digo eso, lo que quiero decir es, que follarte es mi nuevo
pasatiempo favorito. Pasar tiempo contigo, por supuesto, es un bonus.

—Buena salvada.

—Eso pensé. —Sonríe—. Así que, hoy… ¿qué hay de las compras?

—¿Qué pasa con las compras?

—¿Por qué no vas de compras? No fuiste a ninguna tienda desde que


estás aquí.

—Mmm… —Curvo los dedos de mis pies en el piso duro—. Ir de


compras no es lo mío.

Bueno, lo es. Me encanta comprar como a cualquier chica, pero no hay


razón para comprar ropa nueva si no voy a estar aquí para usarla.

Pero entonces podría comprar el vestuario para mi funeral.


Definitivamente no al ir de compras entonces.

—¿Ir de compras no es la cosa de todas las mujeres? —dice Liam.

Elevo una ceja.

—Eso es algo muy estereotipado para decir, señor Hunter.

—Me atrapaste. Lo siento, señorita Shaw. —Levanta las manos en


rendición, pero la sonrisa de sus labios dice otra cosa—. Así que, no a ir
de compras. ¿Por qué no te quedas por aquí hasta que regrese? Mira
una película en la sala de cine.

Eso llama mi atención.

—¿Tienes una sala de cine? ¿Cómo es que descubro esto ahora?

Liam se ríe.

—La puerta al final de este pasillo, esa es la sala de cine. Está bien
provista de películas.

—Y así está todo mi día planeado. —Sonrío. Inclinándome sobre mis


manos, estiro mis piernas.
174
—Las palomitas de maíz y los dulces están en la cocina, solo sírvete. —
Detiene la cinta y se baja.

—¿Qué son dulces?

Camina hacia un armario, abre una puerta, toma una toalla, y se gira
hacia mí. Presiona la toalla en su rostro, secándose el sudor.

—Golosinas para ti.

—Ah. Creo que voy a necesitar un libro con frases en inglés británico
para aprender estas cosas nuevas.

—No te preocupes. Yo te las enseñaré. Serás una experta en jerga


inglesa en cualquier momento. —Cuelga la toalla alrededor de su cuello
e inclina su cabeza en dirección a la puerta—. Voy a tomar una ducha.
¿Quieres acompañarme?

Me pongo de pie y doy pasos suaves hacia él. Me observa todo el tiempo.
Parada justo frente a él, presiono mi mano en su sudado y resbaladizo
pecho. Tengo la repentina urgencia de lamer el lugar dónde está mi
mano.

Mirándolo, muevo mis pestañas de manera seductora.

—¿Vamos a tener sexo mientras estamos en la ducha?

Una sonrisa coquetea en sus labios. Se inclina y presiona sus labios


contra los míos, besándome. Puedo saborear el sudor salado de sus
labios. Eso sorprendentemente me enciende.

—Por supuesto.

—¿Y vas a nalguearme de nuevo?

Fuego destella en sus ojos, y su sonrisa regresa, más amplia esta vez.

—Solo si estás realmente sucia.

—Oh, estoy de verdad, de verdad sucia. —Elevo mis labios.

—Entonces, mete tu culo en la ducha. Ahora. 175


Traducido por Jabes
Corregido por Lelu

—Despierta, dormilona.

Dedos cálidos acarician mi mejilla, y puedo oír la televisión de fondo.

¿Dónde estoy?

Departamento de Liam. Sala de cine. Estaba mirando una película.


Debí haberme quedado dormida.

Pestañeo abriendo mis pesados ojos para ver los ojos otoñales de Liam
mirándome.

Dios, es hermoso.

—Ey. —Estiro mis brazos, sonriéndole—. Me quedé dormida mirando


una película.
176
—Eso veo. ¿Qué película era? Solo para saber y no verla. No podía
haber sido buena si te quedaste dormida.

No le que digo la mitad de la causa por la que me quedé dormida era


porque estuve luchando con el dolor de cabeza que me golpeó no mucho
después que se fue al trabajo, y pasé la mayor parte de la mañana en el
baño, vomitando el desayuno que me hizo, o acostada en su cama con
las persianas bajas.

No fue sino hasta la hora del almuerzo que me sentí medio humana, así
que me duché el olor a vómito mientras recordaba lo que Liam me había
hecho en la ducha esa mañana. Y a pesar que me hizo sonreír, en
realidad también me hizo sentir sola.

Sola por él.

Después de mi ducha. Tomé algunas pastillas para el dolor, y luego vine


a la sala de cine y puse una película.

—“Lastest Bond” —le digo.


—La dejaré de lado entonces. —Levantando mis piernas, se sienta en el
sofá a mí lado y pone mis piernas en su regazo.

La sala de cine de Liam es impresionante. En lugar de sillas de cine


separadas, tiene un enorme sillón negro en forma de U, que está lleno
de esos cojines extremadamente suaves, grises y negros. Es el sillón
más cómodo en el que senté mi trasero.

En el centro de la habitación hay una mesa de café de vidrio, y las


paredes son acolchadas. En la pared más alejada está la pantalla, que
es posiblemente del tamaño de las que vez en los cines. Es realmente
increíble.

—¿Cómo estuvo el trabajo? —le pregunto, girándome para acostarme


sobre mi espalda.

—Aburrido. Hubiera preferido mucho más estar aquí contigo. —Su


mano recorre mi pierna desnuda de arriba a abajo, distraídamente.

Tengo puestos unos pantalones cortos y una camiseta que empaqué en


mi bolso de viaje. Como anoche terminé durmiendo desnuda, pensé en
ponérmelos como mi ropa de andar en casa.
177
—¿Aquí conmigo, mirando una película aburrida?

—Sí, pero estar aburrido contigo es mucho mejor que estar atrapado en
una reunión con un montón de hombres. Contigo, si los dos estamos
aburridos, al menos podemos inventar alguna diversión juntos. —Sus
cejas y sus labios se elevan, y puro sexo es lo que describe su
expresión.

—Es verdad. —Sonrío, mordiéndome el labio inferior.

Pongo mis pies juntos y me doy cuenta que están fríos. Levantando mis
piernas, pongo un pie dentro de la chaqueta de su traje, y el otro entre
sus firmes muslos.

Está usando un traje azul marino de tres piezas. Se ve increíblemente


sexy en traje. Pero, una vez más, luce igual de sexy sin uno… más en
realidad.

Liam desnudo es algo lindo de ver.


—¿Cómoda? —pregunta, tomando el pie que está enterrado en su
chaqueta, a través de la tela

—Mucho. Gracias.

Empieza a masajear mi pie.

—Mmm, eso se siente bien. —Cierro mis ojos.

—No vuelvas a quedarte dormida. Vamos a salir pronto.

—¿Vamos a salir? ¿Puedo decir algo al respecto?

Tengo la sensación que ya sé la respuesta. Y sé que no debería ser


perezosa porque no es como si el tiempo fuera un lujo, así que no
debería desperdiciarlo. Ya perdí demasiado tiempo hoy, durmiendo y
sintiéndome enferma.

Pero ahora estoy súper cómoda.

—No. Pero confía en mí cuando digo, que vas a querer hacer esto. Esta
noche, vamos a revisar algo más de tu lista.

Mi mente empieza a trabajar rápidamente, recorriendo mi lista y lo que


178
me queda por hacer.

—Oh, ¿qué?

—Voy a llevarte a un concierto de rock —dice con una sonrisa.

Eso llama mi atención. Sacó mis pies de entre sus piernas y de su


mano. Me siento.

—¿Un concierto de rock? ¿De verdad?

—De verdad. —Vuelve a sonreír.

—¿A quién vamos a ver?

—The Mighty Storm.

—¡Santa mierda! —Me levanto sobre mis rodillas—. ¿Estás hablando en


serio?

—Tan en serio como un ataque al corazón —dice con una sonrisa.


Inclino mi cabeza, mis cejas se fruncen en confusión.

—No tengo idea de lo que acabas de decir.

—¿Nunca escuchaste ese dicho? —Liam me mira sorprendido.

—Nop. Pero no soy una persona vieja, como tú —bromeo, encogiéndome


de hombros.

Me agarra de la cintura, sus dedos se hunden, y me empuja hacia su


regazo, así que estoy a horcajadas sobre él. Descanso mis manos en sus
hombros.

—Algo más de tus labios y voy a azotar tu culo.

—Oh, ¿eso es una promesa? —Sonrío.

Liam se ríe entre dientes, negando con la cabeza.

—Niña sucia. Y cuando digo que es serio como un ataque al corazón,


me refiero a que sí, hablo en serio.

—Entonces, ¿por qué no dices simplemente que estás hablando en


serio?
179
—Porque soy viejo, y a nosotros, las personas viejas, nos gustan
nuestros dichos.

Eso me hace reír.

—Así que, Boston, tú y yo vamos a ver The Mighty Storm en concierto,


esta noche, y también vamos a encontrarnos con la banda detrás del
escenario.

—¡Santa mierda! —grito. Realmente, grito, provocando que Liam haga


una mueca—. Lo siento —digo—. ¡Pero esto es emocionante!
¡Malditamente amo a The Mighty Storm! ¡Son mi banda favorita! —
¿Sabía Liam eso? ¿Le dije? O ¿es sólo una coincidencia?

De todas maneras, ¿a quién le importa? ¡Voy a ver a The Mighty Storm!

—¡No puedo creer que vamos a verlos! ¡Y a conocerlos en persona! ¡Oh,


mi Dios! ¡Voy a conocerlos realmente! —grito de nuevo—. ¿Cómo te las
arreglaste para conseguir pases para detrás del escenario de The Mighty
Storm? No es que me esté quejando, totalmente no. Estoy en el lado
opuesto de la queja en este momento. Soy como la persona más
agradecida del mundo.

Liam se ríe.

—Pero, de verdad, ¿cómo conseguiste los pases para detrás del


escenario? Me imagino que debe ser como conseguir un pase dorado a
la Fábrica de Chocolate de Willy Wonka.

O como conseguir oro en polvo.

Me acaba de dar oro en polvo.

No sé si abrazarlo, o besarlo o darle una mamada en este mismo


momento.

Él sonríe de nuevo, y encoje los hombros un poco.

—Los conseguí porque soy yo.

Y eso es todo lo que dice. Porque es todo lo que necesita decir.

A veces, me olvido de quién es Liam, como que tan rico es. Supongo que
es, porque no vive de manera excesivamente adinerada. Seguro, tiene
180
un lindo departamento, pero no es ostentoso. Va al pub con sus amigos
y me lleva a la feria.

Para mí, él solo es Hunter. El asombrosamente dulce, sexy, divertido, y


fantástico en la cama Liam Hunter.

Inclinando mi cara hacia él, le doy un beso firme en los labios.

—Eres asombroso —le digo.

—¿Solo asombroso?

—Nop. Eres fenomenal —digo, tirando mi cabeza hacia atrás para mirar
sus ojos. Lo beso de nuevo en los labios—. Y maravilloso. —Otro beso—.
E increíble. —Pongo mis manos en sus mejillas—. Eres perfecto, Liam
Hunter. —Acaricio con la punta de mi nariz la suya, mirando sus ojos
otoñales.

—Acepto todo eso. —Me empuja hacia sus labios, dejando un suspiro
de aire entre nuestros labios—. Pero quiero un beso de gracias
apropiado.
Así que le doy uno.

Y cuando lo dejo ir por aire, está respirando pesadamente, y también


está duro entre mi culo.

—¿Necesitas ayuda con eso? —Contoneo mi culo contra su erección.

Sus ojos van desde mí, hasta el reloj de la pared y regresan a mí.

—Deberá esperar hasta después, nena —suspira—. Necesitamos


prepararnos para ir al estadio pronto. —Me pega en el trasero.

Me bajo de su regazo y me dirijo emocionada a vestirme para mi cita


con The Mighty Storm.

¡Voy a conocer a The Mighty Storm! ¡Voy a conocer a Jake Wethers!

Oh Dios. ¿Qué demonios me voy a poner?

181
Traducido por Flor
Corregido por Lelu

—¿Estás seguro que estás bien en el área para estar de pie?

Inclino mi cabeza hacia atrás contra el pecho de Liam y le sonrío.

—Estoy segura.

—Podemos usar el palco privado de mi empresa si cambias de opinión.


Solo di la palabra.

Puedo ver el palco privado de su compañía. Está muy por encima de los
asientos. Sé que se supone que los palcos son exclusivos, pero parece
estar demasiado lejos del escenario y de la acción.

Quiero estar justo donde estamos, en el meollo de todo.

Claro, es bastante estrecho, todos los cuerpos aplastados juntos, y


también estoy segura que el aplastamiento aumentará cuando The 182
Mighty Storm aparezca en el escenario. Pero honestamente no me
importa.

Quiero experimentar un concierto de rock.

Esto aquí es la experiencia.

También ayuda que tengo a Liam presionado contra mi espalda, sus


manos descansando en mis caderas con sus dedos enganchados a
través de las presillas de mis pantalones, mientras actúa como mi
propio escudo personal.

En serio, nadie puede acercarse demasiado con su enorme cuerpo que


cubre el mío.

Ya le ha advertido a un chico por acercarse demasiado. Pobre tipo. Le


dije a Liam que se relajara, lo que me ganó un ruido de disgusto en
respuesta.

En el camino hacia el estadio, dijo que había conseguido entradas para


estar cerca del escenario, o que podríamos usar el palco de su
compañía. La elección fue mía. Por supuesto, dije de pie.
Estar aquí abajo con él se siente bien.

Liam podría ser rico, pero él encaja perfectamente conmigo y con todos
los demás.

Vestido con pantalones de mezclilla, botas marrones de trabajo, una


camiseta negra ajustada y una chaqueta estilo motero, luce
deslumbrante. Y más como debería ser un miembro de The Mighty
Storm que el hombre de negocios que es.

Sin saberlo, coordinamos nuestra ropa, lo que nos hizo reír.

Estoy vestida con una camiseta sin mangas negra y pantalones


vaqueros azules con botines planos marrones y una chaqueta de cuero
que traje en mi bolso de noche conmigo a su casa. Pensé en ponerme
esta ropa para evitar volver al hotel para cambiarme.

—Estoy bien aquí —le digo, mirando de nuevo al escenario—. Y puedes


apostar a que no cambiaré de opinión. Estoy cerca de la parte delantera
del escenario, es decir, estoy literalmente a la distancia de agarrar a
Jake Wethers. —Sonrío, frotándome las manos.

Estamos en la segunda fila. Tenía una visión clara de la banda de 183


apertura, que acaba de terminar hace cinco minutos. Estamos tan
cerca del escenario que podía distinguir las palabras que el tipo se
había tatuado en el cuello. Eso significa que podré ver los tatuajes de
Jake Wethers y su cara y su cuerpo súper caliente de cerca también.

Sé que me encontraré con Jake y el resto de la banda después del show.


Pero, en serio, quiero hacerme pis solo con la idea de que salgan al
escenario. ¿Cómo seré cuando esté cara a cara con ellos?

Dios, por favor no me dejes actuar como un caso perdido total cuando
los conozca.

Mi única salvación es que Liam estará allí para mantenerme bajo


control.

Hablando de eso, ha estado callado por un tiempo.

Inclino mi cabeza hacia atrás otra vez para mirarlo.


Su cara se ve tensa. Puedo ver los músculos de su mandíbula
trabajando, como si estuviera apretando los dientes y apretando los
labios en una línea firme.

Sus ojos se mueven hacia abajo para mirarme. Cuando digo mirar, es
más un deslumbramiento. Él no se ve feliz.

—¿Qué te pasa? —digo con una voz demasiado aguda para tratar de
hacer que él sonría.

Él no sonríe. Pero habla:

—No agarres a Jake Wethers cuando aparezca en el escenario o más


tarde cuando te encuentras con él, Boston. Lo digo en serio. —Su tono
está realmente apagado. Suena como si estuviera enojado conmigo.

Me siento un poco incómoda porque no estoy muy segura de por qué se


siente tan mal conmigo. Pero cubro mi malestar con una risa y digo:

—¿Ni siquiera un poco de agarre?

—No, ni siquiera un jodido toque, Taylor.


184
Guau, él me llamó Taylor por primera vez. Debe ser serio

Pero no dejo que su actitud molesta me detenga. Por lo tanto, continúo


dándole cuerda para ayudarme a llegar al origen de su apestosa actitud.

—¿Te preocupa que vaya a ser arrestada, Hunter? Porque estoy


pensando que eso podría ser muy divertido. Esposada y tirada en una
celda... mmm, sí, eso suena muy caliente. Podría agregar, Ir a la cárcel,
a mi lista. Creo que me vería bien con uno de esos trajes de color
naranja. —Le doy una sonrisa burlona y una parte sexy con la
esperanza de que él aligere la puta mierda.

Frunce el ceño, sus ojos arrugándose en las esquinas.

Bien, eso no funcionó.

Definitivamente pensé que las esposas y la indumentaria carcelaria al


menos lo harían sonreír.

Realmente no me gusta el Liam enojado.


—No me preocupa que te arresten —dice con esa voz baja y enojada que
parece haber adoptado.

—Está bien, Sr. Cascarrabias. Púdrete mucho.

Vuelvo la cara hacia el frente.

La ira se está acumulando en mi pecho porque está siendo un idiota.


Bueno, lo que sea que se haya arrastrado por su trasero puede
quedarse allí porque no está arruinando mi noche o mi mirada lujuriosa
con Jake Wethers.

Entonces, me golpea.

Y no puedo evitar la sonrisa que se extiende por mi cara.

Me doy vuelta en sus brazos, así que estoy frente a él. Sus manos se
deslizan lejos de mis caderas.

Presiono mis manos contra su pecho y lo miro a la cara.

—Liam Hunter, ¿estás celoso en este momento?

Sus cejas se juntan tan fuerte que me sorprende que no esté estirando
185
los músculos de su frente.

—No estoy celoso. Simplemente no comparto —se queja en la última


frase.

—¡Ja! —Me río—. ¡Estás tan celoso!

Me mira a los ojos.

—Vete a la mierda.

Eso me hace reír más fuerte.

—Oh, Hunter. —Me levanto y le doy una palmada en la mejilla con la


mano—. No tienes nada de lo que estar celoso. —Recuerdo que dijo algo
similar a mí cuando me puse fuera de forma sobre Megan.

Sin embargo, tengo que decir que se siente bien estar del otro lado de
los celos. Aunque nunca puse a Liam Hunter por el tipo celoso. Pero, de
nuevo, nunca fui de las celosas, hasta que lo conocí.
No estoy segura de lo que dice eso acerca de mis sentimientos por él.
Honestamente, no voy a pensar demasiado en eso porque podría ser un
agujero de conejo en el que no quiero aventurarme.

—Estoy bastante segura que Jake Wethers nunca estaría interesado en


compartirme, así que no debes preocuparte.

Su ceño alcanza profundidades épicas, y sus ojos se oscurecen


infinitamente.

Hay una pausa definitiva, y me muevo un poco con inquietud, porque


estoy bastante segura que acabo de decir algo malo. Simplemente no
estoy segura de lo que es.

Luego, dice en tono bajo y mortal:

—¿Y si él estuviera interesado?

Le doy una mirada.

—Vamos, Hunter, estamos hablando de Jake Wethers. ¿Quién lo


rechazaría? Apuesto a que incluso tú no dirías que no.
186
—Puede que me guste el culo —imita mi acento americano en la parte
del culo—, pero me gusta que mi culo esté a unos centímetros de un
coño.

Eso me hace reír.

Y la mujer a mi lado gira la cabeza en nuestra dirección al escuchar


claramente lo que dijo.

Pretendo no darme cuenta, y solo me concentro en Liam.

—Hunter, estás siendo ridículo con esto. Para empezar, ni siquiera


estaría en el radar de Jake Wethers.

—Pero solo estar en el radar de Jake o en cualquier parte de su cuerpo


sería increíble —dice la mujer a mi lado con un suspiro en su voz.

Sí, claramente ha estado escuchando nuestra conversación. Después


del comentario del culo y el coño de Liam, ¿quién puede culparla?

La miro por encima de mi hombro.


—Amén a eso, hermana.

Levanto mi mano hacia ella, y ella me choca.

Me estoy riendo cuando miro a Liam. Mi risa desaparece rápidamente


debido a la expresión en su rostro. Él está muy cabreado. Sus ojos son
como láseres, quemándome hasta hacerme cenizas.

Él lanza una furiosa mirada en dirección a mi hermana de cinco y ella


rápidamente mira al frente.

Ahora quiero dar la vuelta al frente, así que no tengo que tratar con
super enojado Hunter.

Lo juro, voy a darle una patada en las nueces si él no se relaja. Está


como apagando mi concierto de rock.

Él inclina su rostro hacia el mío, dejando un susurro de espacio entre


nosotros.

—Boston, definitivamente estarías en el radar de Jake Wethers —dice,


su aliento una ráfaga sobre mis labios.
187
A pesar que me está molestando, está siendo todo un alfa, y es una
especie de activación. Está bien, es un encendido masivo.

—Estarías en los radares de todos los hombres —continúa—. Los


únicos en cuyos radares no estarías son a los que les gusta la polla en
su culo. Estoy casi seguro que a Jake Wethers le gusta el coño. Y él es
una estrella de rock. A las estrellas del rock les gusta follar a las
groupies calientes.

Me levanto y deslizo mis dedos en su espeso cabello, enrollándolo


alrededor de mis dedos, sosteniendo su cara en su lugar.

—No soy una groupie, idiota. ¿Y no sabes nada? Jake Wethers está
felizmente casado con su novia de la infancia, y tienen como cien niños
juntos.

Puede que sepa una o dos cosas... o, como, casi todo sobre The Mighty
Storm. Soy una fanática de ellos, por si no lo hubieras adivinado.

Levanto mi boca hacia él y lo beso suavemente.

—Estás actuando sin ninguna razón —le digo contra su boca.


La respuesta de Liam no es con palabras.

Sus manos suben a mi cabello, lo agarran con fuerza, y él me responde


con sus labios y su lengua muy hábil. Me besa fuerte, exigente,
dejándome sin aliento y jadeante.

De repente, me libera. La mirada en sus ojos al instante me hace querer


salir de aquí y encontrar un rincón oscuro donde pueda hacerle todo
tipo de cosas sucias.

Sus ojos están llenos de deseo y fijos en mí. Mi piel se siente febril y mis
pezones están duros. Y estoy casi segura que mis bragas también están
empapadas.

Su mano se desliza de mi cabello y baja por mi espalda. Él


posesivamente agarra mi culo, acercándome a él.

De repente, las luces en el estadio se apagan y nos sumergen en la


oscuridad total, sacando a Liam de mi vista.

Gritos y vivas estallan a nuestro alrededor. Es pura emoción.


Prácticamente puedo saborearlo en el aire, sentirlo rozando mi piel.
188
Sé que esto significa que la banda se está acercando.

Mi propio nivel de emoción está en su punto más alto en este momento.

Pero no es por la razón por la que pensé que sería. No es porque The
Mighty Storm esté a punto de aparecer en cualquier momento.

Es por este hombre presionado contra mí, sosteniéndome como si yo le


perteneciera. Estar aquí en la oscuridad total con Liam, rodeada de
todas estas personas, donde podríamos hacer lo que quisiéramos y
nadie podría ver, es un gran evento. Es intoxicante.

Él es intoxicante.

Todo lo que puedo sentir... oler... gustar es él.

Lo quiero.

Deslizo mi mano entre nosotros y lo acojo a través de sus jeans. Está


duro como una roca.
Siento su pecho saltar en un aliento. Luego, toma mi mano sobre su
polla y se empuja contra ella.

Él lleva su boca a mi oído. Sus labios rozan mi piel mientras habla,


haciendo que mis dedos se enrosquen.

—Cuando te lleve a casa más tarde esta noche, te follaré durante días.
Te joderé tan fuerte y minuciosamente que me sentirás semanas
después. Ese será tu castigo por hacerme sentir celoso. Porque no me
gusta sentirme celoso, Taylor.

Un escalofrío recorre mi columna vertebral y se extiende rápidamente


por todo mi cuerpo.

Jesús… ¿él llama follar por días un castigo?

Yo lo llamo una recompensa. O un regalo. Como probablemente el


mejor regalo de todos.

Tal vez debería ponerlo celoso más a menudo si provoca este tipo de
respuesta.

Las luces estroboscópicas en el estadio de repente se encienden. 189


Los ojos de Liam están en los míos, mirando fijamente con significado.

Es como si nada más alrededor de nosotros importara.

Solo somos él y yo.

Estoy paralizada en su mirada.

Mis ojos se mueven hacia su boca, y de repente me siento seca.

Mi corazón comienza a acelerarse, y tengo la intensa sensación de que


estoy muy fuera de mi alcance con Liam.

Sus ojos se mueven más allá de mí y luego regresan de inmediato. Se


acerca de nuevo y dice:

—Quise decir lo que dije, Boston. Follar por días —enuncia las últimas
tres palabras.

Y, lo juro, casi me vengo.


—Ahora, date la vuelta y mira el espectáculo. Cuando antes termine,
antes podré llevarte a casa y cumplir mí promesa.

En serio, no creo que pueda mover mis piernas. Se sienten como


gelatina, pero me obligo a girarme y mirar hacia el frente.

Honestamente, solo estoy confundida y nerviosa y todo alrededor, pero


estoy masivamente encendida. Nunca he necesitado llegar al orgasmo
tanto como lo hago ahora.

No sé qué hacer conmigo misma.

Las manos de Liam vuelven a mis caderas. Sus dedos se enganchan a


través de los lazos de mi cinturón, y él me tira contra su cuerpo.

Su dominio es posesivo. Y me gusta.

Sus caderas están encajadas muy bien contra la parte superior de mi


culo. Todavía está tan duro como una piedra, y tener su erección
presionada contra mí no hace nada para ayudar a la picazón que
necesito rascar.

Por un momento, solo deseo que las luces se apaguen nuevamente, 190
para poder darle un buen uso a la mano de Liam.

Las luces estroboscópicas se detienen y las pantallas gigantes iluminan


el logotipo de The Mighty Storm.

La euforia se despliega en mi estómago, e instantáneamente estoy de


regreso para estar emocionada de escuchar tocar a la banda.

Me siento como un jodido yo-yo, subiendo y bajando, sin estar segura


de dónde estoy emocional o físicamente.

La multitud que nos rodea estalla en gritos, y luego veo que The Mighty
Storm comienza a caminar sobre el escenario.

¡Jake ya viene!

Dios, ojalá así fuera.

Denny es el primero en salir al escenario. Se sube detrás de su batería,


que se encuentra en la parte posterior del escenario en una pequeña
plataforma, lo que lo coloca más alto que el resto de la banda.
A continuación, aparece Tom, con su bajo ya atado a su pecho. Los
gritos se hacen más fuertes. Se ve aún más grande y más serio en la
vida real que en la televisión o en las fotos.

Smith, el guitarrista que reemplazó al fallecido Jonny Creed, aparece en


el escenario.

Cuando Jonny Creed murió, lloré durante una semana consecutiva,


como lo hizo el resto del mundo. Ojalá hubiera tenido la oportunidad de
verlos en vivo cuando Jonny todavía estaba vivo.

Pero Smith se ve bien como el infierno, y él es fácil para los ojos.

Parece una eternidad, pero luego Jake Wethers sale al escenario y el


estadio se vuelve loco.

Mi corazón deja de latir por unos segundos.

Miro, paralizada, mientras Jake camina directamente hacia el


micrófono.

Santa mierda, él está como a cinco metros de distancia de mí.


191
Por favor no me dejes desmayar. Por favor no me dejes desmayar.

Sus ojos barren sobre la multitud. Él no dice nada. Pero entonces no


tiene que hacerlo porque es Jake, jodido, Wethers.

El chico podría quedarse allí toda la noche sin decir una palabra, y la
gente todavía saldría de este lugar y diría lo maravilloso que es. Él solo
tiene presencia, carisma y encanto y ese factor de simpatía sobre él.
Además, respira sexualidad, lo que sin duda ayuda.

Exactamente como lo hace Liam.

Supongo que tengo una cosa por los hombres alfa.

Presiono mi espalda contra Liam, sintiendo que todavía está duro


contra mi trasero. Una sonrisa secreta se cuela en mis labios.

Me inclino hacia atrás y envuelvo mis brazos alrededor de él. Miro hacia
arriba. Sus ojos me sonríen.

Si, Liam feliz está de vuelta.


Yo le sonrío. Él me besa dulcemente la frente.

Mi corazón se aprieta con cariño y felicidad.

Muevo mi cara y mis ojos hacia el escenario en el momento exacto en


que Jake enrolla su mano alrededor del micrófono y se inclina hacia él.

Luego, comienza a cantar la introducción a su última canción de éxito a


capella.

Unos golpes más tarde, el resto de la banda se une.

Y aquí, en la posición segura de Liam, floté hacia el cielo TMS.

192
Traducido por ZombieQueen
Corregido por Lelu

Mi mano es firmemente sostenida por la de Liam mientras me lleva


detrás del escenario para conocer a The Mighty Storm. Aún emocionada
por el fenomenal concierto, estoy cerca de hacerme pis encima ante la
idea de realmente conocer a la banda.

Espero no actuar como una completa rarita.

El concierto fue espectacular y todo lo que esperaba que fuera un


concierto de rock. Tengo que tachar eso de mi lista ahora. Y puedo
añadir el haber conocido a The Mighty Storm en ella, también.

Y todo por Liam. Él realmente es el mejor.

Liam muestra nuestros pases tras bastidores a un corpulento tipo de


seguridad que está vigilando la entrada. Nos deja pasar, y luego
estamos detrás del escenario.
193
Es un caos total aquí detrás. Supongo que la gente yendo por todas
partes gusta son los roadies que están trabajando para empacar todas
las cosas.

—La banda debería estar en la sala verde, así que iremos hacia allí—
me dice Liam.

Dejando el área del backstage, caminamos por un largo pasillo hasta


que encontramos la sala verde.

Puedo escuchar música y voces detrás de la puerta.

—¿Lista? —Liam me mira fijamente.

—No. Sí.

—¿Si o no? — Se ríe.

—Simplemente no me dejes actuar como idiota. Tengo una tendencia a


divagar y volverme un poco loca cuando estoy nerviosa.

Una sonrisa se desliza sobre sus labios.


—¿Como besar a extraños que se sientan a tu lado en aviones?

—Exactamente.

Sus ojos se oscurecen un poco, pero la sonrisa permanece.

—Sí, bueno, no beses a nadie más que a mí. ¿Bien?

—Bien. —Sonrío, levantándole el pulgar, apaciguándolo.

No quiero que Gruñón y Celoso Liam vuelvan. No es que vaya a estar


besando a alguien allí.

Pero... si Jake Wethers pidiera un beso, ¿quién sería yo para decir que
no?

Es una broma.

Un poco.

Liam abre la puerta, me lleva a la sala verde y ...

Santa mierda.
194
Allí están. The Mighty Storm está allí. En esta habitación. Conmigo.

¡OH Dios mío!

Hay otras personas aquí, pero no puedo ver a nadie más porque todo lo
que veo es a Tom, Jake, Denny y Smith.

Y de hecho, creo que me mee un poquito.

Jake nos mira y sonríe.

Santa mierda. ¡Jake me está sonriendo!

Jake comienza a caminar hacia nosotros.

Mierda. Viene hacia aquí. ¡Santa mierda!

Bien, calma. Cálmate. Y tranquilízate.

No actúes como una idiota, Taylor. Actúa… normal.

—Hola —dice Jake a Liam—. Liam Hunter, ¿verdad?


—Y tú eres Jake Wethers.

—El único —Jake ríe, extendiendo su mano para estrecharla con la de


Liam—. Es bueno finalmente conocerte, hombre.

Liam toma su mano y la sacude.

Espera… ¿Jake está diciendo que es bueno finalmente conocer a Liam?


Humm, no es que Liam no sea asombroso, porque lo es, pero, y es un
gran pero, es Jake Wethers de quien estamos hablando aquí.

—Jake, esta es Taylor Shaw. Una gran fanática tuya.

Oigo el tono en su voz en la última parte, pero me abstengo de mirarlo.

Jake me sonríe.

—Hola —dice.

Oh Dios mío. Me está hablando ¿Qué se supone que haga?

Habla, maldita tonta.

Liam me da un codazo en mi brazo, y me doy cuenta que solo estoy


195
mirando a Jake con la boca abierta como una canasta. No me
sorprendería si la baba estuviera cayendo por la comisura de mi boca
en ese momento.

—Hola. —Le sonrío a Jake. Entonces, levanto mi mano y lo saludo.

Saludé a Jake Wethers.

¿Por qué Dios? ¿Por qué?

Jake se ríe.

—Gran fan, ¿eh?

—UH Huh.

—¿Qué te pareció el show? —Jake me pregunta.

—Fue realmente genial. —Empiezo con entusiasmo asintiendo—. Como,


increíble. El mejor concierto en el que he estado. De hecho, es el primer
concierto en el que he estado. Pero no tengo dudas de que, si hubiera
estado en otros conciertos, este hubiera sido el mejor de todos. Como
realmente. En serio. Fue simplemente increíble. De verdad.

Oh Dios. Deja de hablar. Por favor, deja de hablar.

Me muerdo el labio para detener la diarrea verbal. Y sé que mi cara es


de un color rojo brillante porque se siente como si la hubiera metido en
un horno.

Jake se ríe de nuevo.

—Me alegro que lo hayas disfrutado.

—Jake —dice Liam— solo quería agradecerte nuevamente por reunirte


con los niños. Estaban muy entusiasmados con eso.

¿Niños?

Miro a mi alrededor y veo que algunas de las personas son en realidad


personas pequeñas, bueno, no personas pequeñas, sino niños. Tal vez
doce o trece años de edad. Todos están sentados con el resto de la
banda, hablando con ellos.
196
—No hay problema. Como te dije en el teléfono, cualquier cosa que
tenga que ver con la caridad, estoy dentro. Y los niños son geniales.
Quería hablar contigo sobre donar algo de dinero —dice Jake.

¿Caridad?

—Eso sería genial —le dice Liam, con felicidad en su voz.

—¿Caridad? —le digo a Liam, mirándolo.

Por primera vez, veo rubor en sus mejillas.

Levanta un hombro medio encogiéndose de hombros y dice:

—Hace un tiempo, establecí una organización benéfica para niños de


familias desfavorecidas y niños en hogares de guarda. Básicamente,
cualquier niño que necesite ayuda, les conseguimos lo que les haga
falta: ropa, zapatos, comida, útiles escolares, cualquier cosa para tratar
de darles una mejor oportunidad en la vida. También financiamos
programas educativos y deportivos, y organizamos excursiones para los
niños de vez en cuando. Esta es una de las salidas. Los niños vinieron a
ver a ver The Mighty Storm desde la comodidad de mi compañía, y luego
Jake y los chicos tuvieron la amabilidad de aceptar reunirse con ellos,
después que llamé a Jake y le rogara.

Jake se ríe.

—Apenas lo hizo.

—Me hizo rogar. —Liam se ríe, guiñándome un ojo.

—Entonces, sobre la donación —dice Jake—. Hablaré con mi asistente,


Stuart, que se pondrá en contacto con tu gente para resolver los
detalles y le enviaremos algo de dinero.

—Y para que lo sepas, la caridad funciona con donaciones al cien por


cien, así que cualquier cosa que envíes irá directamente a los niños —le
dice Liam.

—¿Tu financias la obra de caridad? —pregunta Jake, pareciendo


impresionado.

Liam asiente. Parece un poco incómodo, y ese rubor en sus mejillas está
de vuelta.
197
—No es un gran problema, pero mi contador parece pensar que sí. A él
no le gusta mucho.

—Lo imagino. — Jake se ríe.

—Eso es increíblemente generoso de tu parte —le digo a Liam,


volviéndome hacia él.

Es solo que... es una cosa tan increíble de hacer. Él administra la obra


caridad de su propio bolsillo, para que los niños vean todo el dinero
donado. No mucha gente haría eso.

Sus ojos vienen a los míos.

—No es nada que alguien en mi posición no haría.

—Eso no es cierto —digo enfáticamente—. Hay mucha gente rica por


ahí que ni siquiera hacen la mitad de lo que estás haciendo. — Luego, le
digo a Jake—: Y no te estoy incluyendo en esa declaración porque,
claramente, estás un hombre generoso con tu tiempo y dinero . —Y
estoy balbuceando otra vez.
Me vuelvo hacia Liam.

—Es simplemente... maravilloso.

—No es que no pueda pagarlo. —Se encoge de hombros, como si no


fuera un gran problema—. Quiero decir, ¿qué más voy a hacer con mi
dinero?

Yo... no sé qué decir. Hay tantas cosas que podría hacer con su dinero.

Pero no lo hace. Él no vive exactamente un estilo de vida lujoso. Claro


que tiene un bonito departamento y buena ropa. Pero no lo veo
derrochar como otros lo harían. Vuela en la clase económica de sus
propios aviones, por el amor de Dios.

—Bueno, creo que Taylor tiene razón, hombre. Es loable lo que haces.
Me dan ganas de hacer más. —Jake se frota la barbilla con una mano—
. Haré que Stuart hable con tu gente sobre cómo involucrarnos un poco
más, en la recaudación de fondos o algo así. Mi esposa, Tru, es dueña
de una revista. Ella dirige la oficina de Los Ángeles, pero la oficina aquí
en Londres está dirigida por su socia comercial, Vicky. Estoy seguro de
que Tru y Vicky también querrán involucrarse.
198
—Eso sería... genial —dice Liam. Suena un poco ahogado—. Realmente
lo apreciaríamos.

Ojalá pudiera hacer algo también. Ayudar a su obra benéfica de alguna


manera. Pero no estoy exactamente en condiciones de hacerlo.

Tengo algo de dinero: el dinero que me dejaron mis padres y el dinero


del acuerdo del seguro por el incendio y la escritura a la casa de mi
familia. Podría vender la casa y donar todo el dinero que tengo a su
organización benéfica. Ayudar a esos niños que le importan a Liam. No
es que necesite el dinero. Podría donar anónimamente.

Pero, primero, necesito saber el nombre.

—¿Cómo se llama tu organización? —pregunto a Liam.

—Todos somos iguales.

Todos somos iguales.

Me encanta.
Es perfecto.

Es él.

—¿Quieres conocer a los chicos? —pregunta Jake. Señala con la cabeza


en dirección a donde la banda todavía está sentada, hablando con los
niños—. Estoy seguro que también querrán donar a tu organización
benéfica.

—Me encanta —le digo rápidamente.

Es posible que ahora esté asombrada de Liam, pero sigo totalmente


consciente que estoy en presencia de la realeza del rock. He conocido a
Jake. Ahora, quiero conocer al resto de la banda.

Liam se ríe a mi lado, y yo le sonrío.

Mientras caminamos para encontrarnos con el resto de The Mighty


Storm, no puedo apartar la vista de Liam.

Siento que lo estoy viendo con nuevos ojos esta noche.

Por supuesto que sabía que era genial. Es maravilloso, encantador, 199
divertido, inteligente y jodidamente increíble en la cama.

Pero esto, su obra benéfica y lo que hace para ayudar a estos niños que
no tienen mucho en la vida, creo que me hace ver lo especial que es
realmente Liam.

Y estoy empezando a ver lo especial que es para mí.

Lo que está empezando a significar para mí.

En este momento exacto, cuando me acerco a conocer a la banda cuya


música escucho desde que era adolescente, me doy cuenta que siento
algo por Liam.

Sentimientos reales y verdaderos que van más allá del sexo.

No puedo decir si estos sentimientos son de amistad.

O algo más.

De cualquier manera, tengo sentimientos por él.


Y eso me asusta muchísimo.

200
Traducido por ZombieQueen
Corregido por Dine_hye13

—Oh, Dios mío — jadeo, despertando para encontrar la cabeza de Liam


entre mis piernas y su lengua lamiéndome con entusiasmo.

Ante el sonido de mi voz, los ojos de Liam se elevan a los míos.

—Buenos días—, murmura. Su barbilla roza mi clítoris, el rasguño de


su barba matinal se siente extrañamente erótico.

—Ciertamente lo es. — Sonrío, mordiéndome el labio inferior.

—Bueno, te dije que, si me quedaba despierto en la cama junto a ti,


terminaría despertándote para tener relaciones sexuales.

—Me alegro de que lo hicieras, despertarme, eso es.

Él inclina su cabeza hacia abajo y pasa su nariz sobre mi clítoris,


haciéndome temblar. 201
Luego, pone su boca de nuevo en mí y chupa mi clítoris, deslizando dos
dedos dentro de mí, haciendo que mis caderas se sacudan hacia arriba.

Presiona su mano libre en mi cadera, manteniéndome en su lugar,


mientras me vuelve loca con su lengua experta.

Mi corazón late con fuerza en mi pecho, mis dedos tiran de su cabello, y


estoy llegando al clímax contra su boca segundos después.

Estoy relajada en la cama, mi corazón sigue latiendo con fuerza y mi


respiración acelerada.

Liam, sube por mi cuerpo.

—Hola. — Roza su boca contra la mía. Puedo saborearme en sus labios.

—Hola a ti. — Sonrío. Abro las piernas, dejándole saber lo que quiero: a
él dentro de mí. Liam, sonríe contra mi boca, besándome otra vez,
mientras se empuja dentro de mí.

—Liam – gimo entre besos.


—Jesús, Taylor. — Presiona su frente contra la mía y comienza a
moverse dentro y fuera de mí con movimientos largos y medidos.

Liam rara vez dice mi nombre, pero cuando lo hace, es cuando está
dentro de mí o enojado conmigo, como anoche. Pero me gusta
escucharlo decir mi nombre, especialmente cuando se queja de placer.

El sexo lento no dura mucho, y muy rápidamente, me está follando


rápido y duro. Su mano pasa por debajo de mi culo, inclinándola hacia
arriba, por lo que llega más profundo. Su boca besa por mi cuello hasta
mi pecho, tomándolo en su boca. Entonces, su lengua está lamiendo
alrededor de mi pezón.

Mis manos están en su espalda, mis uñas marcan en su piel.

—No voy a durar mucho más, bebé. ¿Estás cerca?

—Acaba — le digo—. Quiero sentirte acabar.

Liam, siempre piensa en mí primero en el sexo. Pero, ahora mismo,


quiero que este momento sea sobre él.

Su boca vuelve a encontrar la mía y me besa profundamente. No mucho 202


más tarde, se corre larga y duramente. Se derrumba encima de mí,
asegurándose de no aplastarme, con su cara hundida en mi cuello
mientras recupera el aliento. Luego, besa un camino que va desde mi
cuello hasta mi boca y me muestra su suave y dulce rostro.

—Voy a conseguir algo para limpiarte. Dame un minuto. —Un último


beso, se retira de mí y sale de la cama, caminando hacia el baño.

Escucho el sonido del agua corriendo y luego Liam reaparece con un


paño húmedo.

—Puedo hacerlo. — Extiendo mi mano.

—Lo sé, pero me gusta hacerlo a mí. — Se sienta en la cama a mi lado y


me presiona el paño húmedo, limpiándome—. Es mi última oportunidad
de manosearte, bueno, hasta la próxima vez que lo haga. —Levanta sus
sonrientes ojos hacia los míos.

Me río, sacudiendo mi cabeza hacia él.

Liam, lleva el paño de vuelta al baño, y luego se está metiendo en la


cama a mi lado. Me acurruco contra su cuerpo, descansando mi cabeza
en su pecho. Escucho cómo late su corazón, mis dedos recorren su
suave vello en el pecho.

—Quería preguntarte algo—dice.

Inclino mi cabeza hacia atrás, así que lo estoy mirando.

—Suena ominoso.

El sonríe.

—No es nada malo. Es solo el fin de semana del Grand Prix 5, y siempre
voy a la casa de mi abuelo. Suelo conducir el viernes por la noche.
Salimos y volamos el sábado, y luego nos dirigimos al Prix el domingo.

—¿Vas a casa de tu abuelo a menudo?

—Tan a menudo como el trabajo lo permita.

—Entonces, definitivamente deberías ir. No te preocupes por mí. Es


Londres. Hay mucho para entretenerme.

En realidad, podría ir a Oxford. Estaba planeando hacerlo al final de mi


viaje. Pero podría ir este fin de semana mientras Liam esté fuera. Podría
203
tomar el tren y pasar el día allí.

La idea de ir sola, sin Liam, me hace sentir... sola. Pero es importante


que vaya.

Se mueve, obligándome a hacerlo también. Se acuesta de lado, con la


cabeza sobre la almohada, frente a mí. Él lleva su mano a mi cara y
mete mi cabello detrás de mí oreja. Luego, pasa sus dedos por mi
cuello, por mi hombro y por mi brazo. Toma mi mano en la suya.

—Bueno, me preguntaba si querías venir conmigo. Sé que ir a la casa


de mi abuelo no está en tu lista. Pero probablemente podríamos hacer
algunas de las cosas que quedan en tu lista mientras estamos allí. Y
aún nos queda la próxima semana para completarla.

La próxima semana, eso es todo lo que me queda con él.

5 Grand Prix: Es una carrera de automovilismo de velocidad para monoplazas que


tiene lugar en el Reino Unido desde el año 1926.
El nivel de tristeza que siento por ese pensamiento es... concerniente.

Debería evitar querer estar con él este fin de semana. Debería hacerme
querer decir que no.

Pero no lo hace. Me hace querer decir que sí.

Me muerdo el labio.

—No quiero entrometerme en tu tiempo con tu abuelo.

—No estarías entrometiéndote, y sé que a mi abuelo le encantaría


tenerte allí. Él es una persona sociable. — Liam, sonríe ampliamente—.
Y apuesto a que nunca has estado en el Grand Prix, ¿verdad?

—Correcto.

—Entonces, podemos agregarlo a tu lista. Te encantará, Boston. Es una


experiencia increíble.

Di no, Taylor. Te estás apegando demasiado. Déjalo ir al Grand Prix con


su abuelo, y tú irás sola a Oxford.

—¿Dónde vive tu abuelo?


204
No preguntes eso. Di no. Gracias por la oferta, pero no.

—Oxford—dice.

Mi respiración se detiene.

—Mis padres se conocieron en la Universidad de Oxford. — Las


palabras salen antes de que pueda detenerlas.

Me sorprende la facilidad con la que salieron. Siento que mi corazón


comienza a latir más rápido.

La mano de Liam se aprieta alrededor de la mía, sus ojos se ablandan


sobre mí.

—¿Quieres ir... a Oxford? ¿Ver la universidad?

Puedo sentir que mi garganta se aprieta, así que no intento hablar.


Asiento.
Liam, lleva su boca a mi frente y me besa allí. Cierro los ojos, mi pecho
se siente demasiado lleno... con todo.

—Así que, está resuelto. Vendrás conmigo a Oxford. —Levanta mi


barbilla con su mano y me besa una vez más en los labios.

Luego, se levanta de la cama.

—Nos prepararemos el desayuno—dice, sacando unos pantalones de


pijama negros del cajón y poniéndolos—. Después del desayuno,
podemos pasar por el hotel, puedes empacar una bolsa para el fin de
semana y luego nos dirigiremos a la casa del abuelo. ¿Huevos revueltos
y tocino está bien para ti?

Me siento muda. Porque estoy sintiendo demasiado.

— Huevos y tocino están bien— me obligo a pronunciar las palabras.


Liam, se dirige a la puerta.

—Empezaré a preparar el desayuno, y puedes sacar tu caliente culo de


la cama y preparar el café. — Me devuelve una sonrisa antes de salir de
la habitación.
205
Me levanto en la cama y me quedo sentada un momento. Su abuelo vive
en Oxford. El lugar donde mis padres se conocieron y se enamoraron.

No sé si es solo una coincidencia o estaba destinado a ser.


Coincidencia. Tiene que ser. ¿Por qué le conté dónde se conocieron mis
padres? Porque quieres que te conozca. No, no quiero que Liam me
conozca. Y, de muchas maneras, no quiero conocerlo. No quiero
acercarme a él.

Esto aquí, con él, se suponía que era solo sexo y diversión. Pero, ahora,
está empezando a parecer más que eso. Por mi parte, al menos.

Anoche no estaba segura de sí los sentimientos que tenía por Liam eran
de amistad... o algo más. Ahora estoy segura. Son algo más.

La única gracia salvadora que tengo es que Liam no responde a mis


sentimientos. Al menos, no creo que lo haga. Si lo hiciera, entonces eso
haría que las cosas fueran un desastre.
No, Liam no es una persona de pareja. Su trabajo lo es todo para él, es
lo único que le importa. Es su vida. No tiene espacio para nadie más,
aparte de su abuelo y sus amigos.

Él podría estar pasando este tiempo fuera del trabajo conmigo, pero
esto, para él, son solo unas vacaciones. Soy su romance de vacaciones
en casa.

Cuando me vaya de Londres, Liam será alguien a quien debo dejar ir, y
me dolerá. Para Liam, solo seré esa chica americana con la que pasó
dos semanas locas. Con el tiempo, solo seré un recuerdo. Un buen
recuerdo, espero.

Pero una cosa es cierta. Esta cosa entre Liam y yo terminará como
siempre se suponía que terminaría, independientemente de los
sentimientos que tenga por él.

Una semana más, me iré de Londres y regresaré a Boston.

Y poco después... moriré.

206
Traducido por ZombieQueen
Corregido por Dine_hye13

—¿Este es tu auto? — Liam se detiene en el baúl del auto y me mira.


Estamos en el estacionamiento de su edificio, y estoy mirando el auto
más caliente que he visto en mi vida.

—Lo es. — Sonríe. Abre el maletero y coloca su bolsa junto con la vacía
que le he pedido prestada. Nos detendremos en el hotel para poder
recoger mis cosas antes de ir a Oxford. Todo lo que tengo conmigo es mi
bolso que he estado usando para pasar la noche en su casa, y claro, es
grande, pero un fin de semana requiere más cosas. Lo único que tengo
conmigo es mi gran maleta, y preferiría no llevarla a Oxford conmigo,
así que Liam me prestó una de sus bolsas de fin de semana.

¿Y recuerdas cuando dije que Liam no gasta dinero en exceso? Retiro lo


dicho.
207
Puede que no sea experta en autos, pero reconozco a un Bugatti Veyron
cuando lo veo. Y eso es lo que estoy viendo ahora mismo. Un Bugatti
sexy como el infierno.

—Este auto es un completo imán de nenas—. Paso la punta de mis


dedos sobre la lisa y brillante pintura negra.

—Como su propietario—, dice, cerrando el maletero con un suave golpe.

—¡Ja! — Me río—. Hablando en serio, podrías verte como el Jorobado de


Notre Dame y aun así ganarte una supermodelo si tuvieras este auto.

Liam, le da una mirada de burla ofendida. —Espero como la mierda que


no estés dando a entender que las chicas solo me hincan el diente por
mi auto. Me rio de nuevo

—Como si… Esta es la primera vez que veo tu auto, y te hinqué el


diente por completo mucho antes de esto.

Él viene alrededor del auto hacia mí. De pie frente a mí, toma mi cara
entre sus manos, inclinándola hacia atrás para que pueda ver sus ojos.
Inclinándose, me besa suavemente en los labios.
—Como que también te he hincado el diente un poco, Boston.

No sé por qué, pero el sentimiento realmente me conmueve. Más de lo


que debería. Más de lo que debería permitir. Parpadeo y abro los ojos.
Los suyos están en los míos. Mi corazón palpita alrededor de mi pecho.

Él me besa de nuevo y luego susurra sobre mis labios:

—Ahora, mete tu caliente culo en mi caliente auto, para que pueda


llevarte a la ruta. — Me libera con una risita. Luego, se acerca y me
abre la puerta del pasajero.

—Los hombres y sus juguetes—. Sonrío mientras subo dentro,


poniendo mi corazón en su lugar.

Guau. El coche es tan bonito por dentro como por fuera. Es cuero rico y
todo brillante. Tengo miedo de tocar cualquier cosa en caso de que deje
una marca.

Para ser un biplaza, es sorprendentemente espacioso. Incluso se adapta


al gran cuerpo de Liam cuando se sube.

Me coloco el cinturón de seguridad. 208


—Voy a disfrutar de este paseo— le digo.

Se detiene con el cinturón de seguridad en la mano y me mira.

—Prometo que este viaje será tan bueno como los que te doy cada noche
en mi cama—. Una sonrisa se extiende sobre su hermoso rostro,
haciéndome reír de nuevo.

Realmente me gusta lo mucho que me rio con Liam.

Otra cosa que me gusta demasiado.

—¿Es un auto nuevo? — pregunto. Luce como nuevo.

—La compré hace unos años. Un regalo para mí cuando cumplí los
treinta. Sin embargo, no puedo conducirlo tanto como me gustaría.

—Ah, es tu auto de la crisis de mediana edad – digo inexpresivamente.


Sus labios se presionan, luchando contra una sonrisa. —Ríete—.
Tendrás treinta algún día, y cuando llegue ese día, te recordaré esta
conversación.

Todo dentro de mí se detiene.

No, Liam, no lo haré.

Pero, por supuesto, no se lo digo.

Realmente no debería decir nada. Solo debería reírme y cambiar la


dirección de la conversación. Pero la preocupación de que esté hablando
como si me conociera más allá de estas dos semanas me hace decir:

—¿Crees que me conocerás cuando tenga treinta años?

Él deja salir esa sonrisa en sus labios. Alcanza todo el camino hasta sus
ojos.

—Si tienes suerte.

Si tengo suerte.

Realmente desearía tenerla.


209
Recientemente, me he encontrado deseando muchas cosas. Cosas que
no tengo derecho a desear.

Pero el corazón puede ser una cosa egoísta y tonta.

Y el mío es ciertamente ambos.

Puedo sentir el conflicto dentro de mí entre este hombre frente a mí y lo


que sé que es correcto, lo que merezco... y no es él. Lo sé.

Entonces, me pego una sonrisa y me obligo a reír, sacudiendo la


cabeza, para mostrar que todo está bien cuando no podía estar más
lejos de la realidad.

Liam, pone la llave en el encendido y luego presiona un botón en la


consola junto a él. El auto ronronea a la vida.

Me mira.

—Primero el hotel y luego la casa de mi abuelo— confirma.


—Perfecto— digo, aunque no lo es.

A excepción de él. Él es perfecto.

Liam, se detiene en el hotel, y corro adentro con la bolsa de fin de


semana.

Como llevo puesta la ropa de la noche anterior, ya que era todo lo que
tenía conmigo en casa de Liam, hago un cambio rápido y opto por usar
un vestido rosa pálido hasta la rodilla, que combina con el color de mi
cabello. Quiero hacer un esfuerzo para lucir bien ya que conoceré a su
abuelo. Mi maquillaje y cabello ya están listos porque me bañé en casa
de Liam antes de salir.

Me pongo mis bailarinas plateadas y guardo los botines que llevaba


anoche, para llevarlos conmigo. Luego lleno el bolso con lo esencial:
ropa, ropa interior y artículos de tocador. Antes de irme, tomo la foto de
mi familia de la mesa de noche y la meto en la bolsa.

Entonces, me dirijo de nuevo a Liam.

—¿Lista? — pregunta mientras subo al auto, la bolsa en el maletero.


210
—Sí.

Sale al tráfico y pronto estamos en la carretera, en dirección a Oxford,


con música en la radio y un silencio agradable entre nosotros.

—Boston... ¿Puedo preguntarte algo?

El tono en su voz me hace sentir que tal vez no sea una pregunta que
querré responder.

Con la cabeza apoyada en el reposacabezas, giro la cara para mirarlo.

Se ve tan fuerte, tan hermoso, conduciendo su auto.

Esos sentimientos que tengo por él se retuercen dentro de mí.

Me los trago.

—Claro—. Mi voz sale áspera, así que me aclaro la garganta.

Parpadea hacia mí antes de mirar hacia la ruta.


Hay una pausa antes de que él diga:

—Sé que dijiste que no hablas de tu familia...

— No. Y lo sostengo. —Mis palabras son duras. Odio la forma en que


suena mi voz. Él no merece mi dureza. No ha sido más que bueno
conmigo. Vuelvo la cara, sintiéndome avergonzada.

—Lo siento—le susurro —. No quería ser mala.

Su mano toca mi mano, sorprendiéndome, volviendo mis ojos hacia él.

—No lo eres. No quería husmear. Me preguntaba cómo se conocieron.


Dijiste que se conocieron en Oxford... y la curiosidad me venció. Soy el
que lo siente, nena.

Su disculpa me hace sentir peor.

Y me da ganas de decirle. Hablar con él.

Nunca sentí la necesidad de hablar en voz alta sobre mi familia desde


que murieron. En mi cabeza, pienso en ellos todo el tiempo. Hablo con
ellos todo el tiempo. 211
Pero siempre sentí que si hablaba de ellos... eso haría que todo fuera
mucho más real. Me haría sentir su pérdida incluso más de lo que ya lo
hace.

Tal vez ahora sea el momento de hablar de ellos, justo antes de ir a


unírmeles.

Si me escuchan, sabrán que pienso en ellos todo el tiempo.

Tal vez debería haber estado hablando de ellos todo el tiempo.

Pero, de nuevo, nunca me he dejado acercarme lo suficiente a nadie


para hablar de mi familia.

A excepción de Liam. Se ha convertido en la excepción a mi regla.

Me he dejado acercar a él. Sé lo estúpido que fue.

Pero ya he cruzado esa línea de estupidez. No hay vuelta atrás.

¿Cuánto daño más puedo hacer?


—Mis padres se conocieron en la Universidad de Oxford—. Miro hacia
nuestras manos entrelazadas—. Mi madre era una estudiante allí.
Estaba en el primer año de obtener su maestría. Mi papá... él era un
profesor.

—¿Él era su profesor? — Liam, pregunta suavemente.

Levanto mis ojos hacia él.

—No. Mi papá enseñaba literatura inglesa. Mi mamá estaba estudiando


política.

Sé lo que está pensando: una relación profesor—alumna y la diferencia


de edad entre ellos. Como la diferencia de edad entre él y yo.

—Mi papá era siete años mayor que mi mamá— le digo.

—Y yo soy diez años mayor que tú. ¿Debo suponer que las mujeres
Shaw tienen algo por los hombres mayores?

—En realidad, eres el primer chico mayor con el que he salido.

¿Salido? 212
¿Es eso lo que Liam y yo estamos haciendo, saliendo? Porque todo lo
que se suponía que estábamos haciendo era tener relaciones sexuales.

Pero cuando no estamos teniendo sexo... pasamos todo nuestro tiempo


juntos. Y no actuamos como amigos durante ese tiempo. Actuamos
como una pareja. ¿No es eso considerado una cita?

Esto es malo. E incorrecto.

Mientras estoy agonizando internamente por esto, Liam no parece


desconcertado por lo que dije porque responde:

—Me alegra oírlo—. Su tono es brusco y suena muy alfa. El alfa, que
suele enviar un escalofrío por mi espina dorsal.

Pero no esta vez porque mi mente está en marcha.

—Entonces, tu padre era un profesor que estaba saliendo con una


estudiante...— Liam, me pregunta cuando no he dicho nada.

—Sí—. Regreso a la historia de amor de mis padres y me alejo de la mía.


No es que Liam y yo estemos en una historia de amor...

Oh Dios.

—Se conocieron en el campus un día. Mi mamá solía ir en bicicleta a la


clase. Llegó tarde, corriendo y sin prestar atención, y atropelló a mi
papá. Literalmente lo atropelló.

Liam, se ríe, y sonrío ante los recuerdos de mi madre contándome esta


historia. Me encantaba escucharla.

—Él estaba bien, pero mi madre estaba mortificada. Él se raspó la mano


mientras caía. Entonces, ella insistió en curarlo. Su dormitorio estaba
lejos, pero mi papá tenía un botiquín de primeros auxilios en su oficina.
Ella fue con él, le limpió la mano y le puso un curita sobre el corte, y
luego se fue a su clase, tarde. — Me río suavemente.

» Entonces, ella comenzó a verlo en el campus todo el tiempo. Mi mamá


me dijo que nunca había visto a mi papá antes de ese día. De repente,
él estaba en todas partes. Más tarde, mi padre le dijo que él comenzó a
tomar diferentes rutas para ir a clase solo para poder toparse con ella.

» Y supongo que... se enamoraron. Mi madre siempre decía que se 213


enamoró de él en el momento exacto en que lo miró a los ojos, justo
después de ponerle el curita en la mano. Pero tenían que mantener su
relación en secreto porque, técnicamente, estaba mal. Aunque mi madre
tenía veintidós años, era adulta, era una estudiante y mi padre era
profesor. Así que, ellos escondieron su relación.

Es en este momento que me doy cuenta de que mi madre tenía


veintidós años cuando conoció a mi padre.

Tengo veintidós años ahora.

Y conocí a Liam a los veintidós.

Y tendré veintidós años cuando muera.

—Mi abuelo, el padre de mi madre, era un político bien conocido aquí


en Inglaterra. Puede que hayas oído hablar de él. ¿Marcus Grant?

—El nombre me suena vagamente familiar— dice—. Pero nunca he sido


bueno en la política. Mi abuelo probablemente lo sabría.
—Ah, bueno, él murió hace años. Pero mi abuelo se había enterado de
la relación de mi mamá y mi papá por su hermana, mi tía a la que
nunca conocí. Mi mamá le había confiado sobre mi papá, solo quería
alguien con quien hablar y mi tía fue a casa y se lo dijo a mi abuelo.

—Wow, qué perra— dice, Liam. Entonces, inmediatamente dice,


contrito—: Lo siento. No debería haber dicho eso de tu familia.

—No, tienes razón. Ella era una perra. Mi madre había confiado en ella
y apuñaló a su propia hermana por la espalda. Nunca volvieron a
hablar después de eso. Después de que mi abuelo supiera de su
relación, puso el grito en el cielo. Su principal preocupación era su
carrera política. Si se supiera que su hija estaba teniendo una relación
con un profesor en su universidad... aparentemente, eso se habría visto
mal reflejado en él.

—La prensa británica tiene una excelente manera de enfocar una


historia para hacerla sonar jugosa —Suena como si estuviera hablando
por experiencia.

—Mi abuelo le dijo a mi mamá que terminara la relación. Él le dijo que


le quitarían el trabajo a mi papá y que deportaría a mi papá a Estados
Unidos. Mi padre era de Boston y tenía una visa de trabajo — le digo—. 214
Mi madre no quería ser la razón por la que mi padre perdiera su trabajo
y no quería que lo deportaran. Así que hizo lo que mi abuelo le dijo y
terminó las cosas con mi papá.

—Pero eso no funcionó— dijo, Liam, gesticulando hacia mí.

—No. Me río—. Mi papá es... era...— Respiro hondo. Hablar de ellos de


esta manera... por un momento, casi parece que todavía están aquí —.
Mi papá era terco. Él no iba a dejar ir a mi madre. Finalmente le sacó la
verdad y al día siguiente entregó su renuncia. Pero renunciar a su
trabajo significaba que su visa también caducara. Intentó conseguir
otro trabajo de profesor en Inglaterra, pero no pudo conseguir uno. No
sé si fue por mi abuelo, pero mi madre creía que sí.

» Entonces, le ofrecieron una cátedra en Harvard. No pudo rechazarla.


Entonces, mi mamá se fue con él. Ella terminó su licenciatura en
Boston. Luego, consiguió un trabajo para The Boston Globe como
periodista política. Ella lo redujo cuando nos tuvo a mí y a Parker, y
luego, cuando nació Tess, dejó su trabajo y se quedó en casa.

—Parker y Tess...— Sus palabras son suaves, vacilantes.


—Mi hermano y hermana.

Liam, me mira. La tristeza en sus ojos casi me desarma.

Me siento apagándome. Esto se está acercando demasiado a hablar de


lo que sucedió, y no puedo hablar de eso.

Liam parece sentirlo, porque no me pregunta nada más.

Recuesto mi cabeza en el reposacabezas, girando mi cara para mirar


por la ventana, mientras el sonido de la radio reproduce suavemente a
Zara Larsson y MNEK cantando ‘Never Forget You’.

Y me permito pensar en mi familia.

Me permito sentir la agonía de su pérdida. Dejo que se enrosque


alrededor de mis entrañas y aplaste mi corazón.

Porque necesito el recordatorio.

Necesito recordar la razón por la que estoy haciendo todo esto. Por qué
he elegido el camino que he tomado.

Para ellos. Para estar con ellos.


215
Y Liam me está haciendo olvidar eso.

Me está haciendo sentir cosas que no debería sentir.

No debería ser fácil hablar de ellos. No debería hacerme sonreír.

Debería doler. Debería dolerme hasta la médula.

Pero, en ese momento, hablar de mis padres con él... se sintió... bien.
Manejable.

Quiero culparlo por eso. Quiero sentir rabia hacia él.

Pero no es culpa de Liam. Es mía.

No tengo a nadie a quien culpar por todo lo que sucedió en mi vida y


por todo lo que me he hecho pasar, excepto a mí misma.

Y necesito dejar de sentir... por él.


Traducido por Myr62
Corregido por Dine_hye13

No hablamos en el viaje después de eso. No es un silencio incómodo.


Liam sabe que necesito tiempo con mis pensamientos, y él me lo da.

Cuando veo el primer cartel de la Universidad de Oxford, me pregunto si


el abuelo de Liam vive cerca de aquí.

Pero cuando llega al campus, sé que ese no es el caso.

Ha venido aquí primero por mí.

Las lágrimas empujan en mis ojos. Tengo que tomar algunas


respiraciones para calmarme antes de hablar:

―Viniste aquí―. Mis palabras salen más tranquilas de lo que pretendía.


Llevo mis ojos a él.

Presiona sus labios juntos antes de echarme un vistazo.


216
―¿No debí hacerlo?

No, era lo correcto.

Todo lo que haces es correcto.

Ahora más que nunca necesito recordar a mis padres... mi hermano y


mi hermana. Necesito recordar por qué me dejo morir.

Porque, a veces, con Liam... ya no parece tan claro.

―Es...― Mi garganta se engrosa con la palabra. Hago una pausa y


respiro―. Es lo correcto. Gracias — La sonrisa que toca sus labios es
hermosa. Y me duele.

Me duele aún más cuando dice:

―No me des las gracias. Lo sé, venir aquí... es importante para ti. Eso lo
hace importante para mí.
¿Soy importante para él?

Mi cerebro me está gritando que tengo que detener esto, sea lo que sea
que esté sucediendo con Liam, antes de seguir adelante.

Pero la parte egoísta de mí... mi corazón... no le importa.

Mi corazón quiere estar con él por cada momento que tengo antes de
que sea hora de irme.

Mi corazón gana.

Normalmente no soy egoísta... bueno, no porque mis actos egoístas


causaron la pérdida de mi familia.

Tal vez mi corazón sea más fuerte ahora porque mi cerebro está
enfermo. Me está debilitando.

Solo puedo esperar que mi egoísmo no lastime a Liam.

―Estamos bien por todo el tiempo que necesites aquí― me dice.

― ¿Tu abuelo no te está esperando? 217


―Le enviaré un mensaje y le haré saber que vamos un poco retrasados.

― ¿Le dijiste a tu abuelo que venía?

―Lo llamé mientras estabas en la ducha―. Él me mira y sonríe―. Está


deseando conocerte.

―Yo también estoy deseando conocerlo. ― Sonrío.

Liam, navega en el automóvil, siguiendo las señales de la Biblioteca de


la Facultad de Inglés. Cuando llegamos al edificio, frena hasta detenerse
y aparca en la calle que está fuera.

―Probablemente la universidad esté cerrada durante el verano― dice,


apagando el motor.

Luego, saca el celular de su bolsillo y comienza a dar golpecitos. Asumo


que le está enviando mensajes a su abuelo.

Él continúa, aun enviando mensajes de texto:


―Pero estoy seguro de que hay algunas clases de verano, así que, si
tenemos suerte, las puertas pueden estar abiertas, y podemos echar un
vistazo alrededor. Entonces, podemos ir al departamento de política
donde tu madre habría estudiado. Tal vez dar un paseo por los jardines.
¿Cómo suena eso? ―Pone su celular en su bolsillo y me mira.

Presiono mis labios. Las emociones me están ahogando. Me aclaro la


garganta.

―Suena perfecto. ― Como tú.

Liam, abre la puerta y sale del coche. Yo sigo el ejemplo. Dejando mi


bolso atrás, me encuentro con Liam en la parte delantera. Lo bloquea
con el llavero.

Entonces, pone su mano en la mía. Pongo mi palma contra la suya.


Liam, pasa sus dedos por los míos, y con su toque calma el tumulto de
emociones que sentía.

Me sorprende. Nada ha podido calmar lo que siento en mi interior


cuando se trata de mi familia. Pero con el simple toque de la mano de
Liam, el dolor que siempre viene cuando pienso en ellos parece
manejable en ese momento. 218
El letrero dice que el edificio se llama Edificio St. Cross. Liam y yo
subimos los escalones. Pienso en mi padre subiendo estos escalones
todos los días, yendo al trabajo.

Liam, intenta abrir la puerta. Se abre. Me da una sonrisa exitosa.

Lo sigo dentro del edificio. El olor me recuerda mucho a una biblioteca


llena de libros antiguos.

Me recuerda a mi papá.

―¿A dónde vamos primero?― pregunta.

―Solo… caminemos― le digo.

Así lo hacemos. Simplemente vagamos por los pasillos, y pienso en mi


padre aquí.

Liam abre solo un poco la puerta de una sala de conferencias.

―Vacío― me dice en un susurro.


―¿Por qué estás susurrando?― le susurro de vuelta.

―No tengo ni idea. ― Se ríe.

Él abre la puerta, dejándome entrar primero.

Es un gran salón de conferencias, y estamos en la planta baja.

Miro el piso delante de mí y la fila de asientos subiendo,


preguntándome si mi padre alguna vez dio una conferencia aquí. Cierro
los ojos y me permito escuchar su voz.

―Taylor, las palabras y la habilidad de escribir... son la guía en la vida


que Dios nos ha dado.

Las manos de Liam tocan mis hombros por detrás. Abro los ojos y lo
miro.

―¿Estás bien? ―comprueba.

―Sí. ―Levanto mis labios en una media sonrisa―. Solo recordando.

Salimos del aula y nos encontramos con la biblioteca. 219


Liam, prueba la puerta, y se abre.

―Debe ser nuestro día de suerte― sonríe―. Las damas primero. ― Se


hace a un lado, haciéndome un gesto.

Aunque estar aquí es difícil, es imposible no sonreírle. Nos aventuramos


en la biblioteca, que está vacía, excepto por nosotros.

Me dirijo directamente a las pilas de libros con Liam siguiéndome.

―¿Lees mucho?― pregunto mientras caminamos al lado de los estantes,


mis dedos se arrastran sobre los libros apilados en ellos.

―No tanto como debería.― Se ríe ―. ¿Tú?

―Lo intento.

―No te he visto con un libro en la mano desde que llegaste.

Le echo una mirada por encima del hombro.


―Me has estado manteniendo ocupada.

―Cierto. ― Me da una sonrisa maliciosa.

―Estudié inglés durante mi licenciatura― le digo.

Lo que no le digo es cómo viví esos años, viviendo de las historias de


otros, solo para pasar cada día. Solo fui a la universidad porque había
solicitado y aceptado antes de que mi familia muriera.

―¿Siguiendo los pasos de tu padre?

― Mmhmm. ― Eso fue cierto hace mucho tiempo. Quería ser profesora
de inglés como mi papá.

Esa opción ya no está disponible para mí.

―Entonces, cuando vuelvas a Boston, eso es lo que harás: conseguir tu


maestría y convertirte en una profesora como lo fue él.

―Aún no lo he decidido― miento. Me detengo y me vuelvo hacia él. ―.


¿Vamos hacia el Departamento de Política ahora?

Se acerca, acunando mi cara con sus manos. Roza su boca sobre la


220
mía.

―Si eso es lo que quieres hacer.― Su voz y su aliento son suaves contra
mis labios.

―Lo es.

Resulta que el departamento de política está en la misma calle que el


edificio de inglés.

Caminamos alrededor del edificio vacío, y me imagino a mi madre


corriendo por los pasillos con libros debajo del brazo. Ella siempre
estaba corriendo, siempre ocupada. Pero nunca demasiado ocupada
para nosotros. Ella siempre hizo tiempo para mí, Parker y Tess.

No hay mucho que ver dentro del edificio, y no veo nada relacionado con
mi madre aquí, no es que pensé que lo habría. Solo esperaba, supongo.

Liam y yo caminamos de regreso, siguiendo el camino.


Hay un banco que domina los terrenos con un arbusto que rodea el
borde posterior, con bonitas flores rosadas que lo llenan.

―¿Podemos sentarnos?― sugiero a Liam.

El asiente.

Me siento en el banco. Liam, a mi lado.

―Esas flores son bonitas― le digo,

Liam, las vuelve a mirar.

―Peonías― me dice.

―¿Eres un jardinero secreto?

Sonríe.

―A mi abuelo le gusta la jardinería.

Se inclina hacia atrás y arranca una flor del arbusto. Luego, él cepilla
mi cabello detrás de mí oreja y coloca la flor allí.
221
―Casi el mismo color que tu cabello― dice suavemente, sus dedos
persistentes en mi cara.

Tomo su mano y beso la punta de sus dedos.

―Gracias... por traerme aquí.

Sus ojos me miran fijamente.

―Boston… te lo dije… si es importante para ti, es importante para mí.

Y ahí está de nuevo.

Mi corazón canta, y mi cabeza llora.

Dejando ir su mano, saco mis ojos de los suyos y miro hacia delante.

Este es el lugar donde mis padres se conocieron y se enamoraron. Me


parece mágico. Pero más aún porque Liam está aquí, sentado a mi lado.
Me obligo a pensar en mis padres y, cerrando los ojos, dejo que su
reunión se desarrolle en mi cabeza: mi madre corriendo en su bicicleta
y chocando contra mi padre.

Si nunca se hubieran conocido... entonces no estaría aquí.

Nunca hubiera tenido el privilegio de conocerlos y amarlos.

Pero si nunca se hubieran conocido, nunca me hubieran tenido. Nunca


hubiera sido la causa de sus muertes.

No sé qué me gustaría más.

Tener a mis padres como los tuve por el tiempo que los tuve... o que
nunca se hayan conocido.

Pero entonces Parker y Tess nunca habrían nacido.

Y eso es inconcebible para mí.

No puedo permitirme pensar ese tipo de cosas. No puedo cambiar lo que


fue.

Pero puedo cambiar lo que va a ser.


222
Entonces, dejé que la voz de mi madre entrara en mi cabeza y la
escuché mientras me contaba una vez más su historia de amor.

―¿Estás bien?― La voz de Liam es tranquila a mi lado.

―Sí. ― Abro los ojos y vuelvo la cara hacia él―. Sólo pensando.

―¿Sobre tu familia?

Miro hacia otro lado y asiento. Es demasiado difícil mirarlo a los ojos y
hablar de ellos.

―Lamento que los hayas perdido... tus padres... tu hermano y tu


hermana.

Presiono mis labios y muevo mi cabeza ligeramente hacia adelante,


reconociéndolo.

El silencio cae entre nosotros.


Liam lo rompe.

―Mi madre murió cuando yo tenía diez años.

Sus palabras me sorprenden. Porque no tenía ni idea. Ninguna pista en


absoluto.

Me giro en mi asiento para enfrentarlo. Mis rodillas presionan contra su


muslo. Lo miro a la cara.

Liam lleva sus ojos a los míos.

―Sé lo que es perder a alguien que amas, Boston. Tal vez no en la


medida en que lo has hecho... pero lo sé.

―Lo siento. ― Tomo su mano, y él me deja tomarla―. Siento mucho que


hayas perdido a tu madre. ¿Cómo… murió? ―Me arrepiento de
inmediato de preguntar porque estoy entrometiéndome.

Cuando Liam me preguntó sobre el fallecimiento de mi familia, lo


lastimé.

―Mi madre estaba...― Él aparta la vista de mí, sus ojos enfocados en la 223
hierba debajo de nuestros pies, y respira profundamente―. Fue
asesinada por su novio.

―Oh Dios, Liam. Lo siento mucho.

Sacude la cabeza, pero no me mira.

―La forma en que murió... fue horrible y brutal... pero la vida que ella
vivió...― Él lleva sus ojos a los míos. Veo el dolor enterrado
profundamente en ellos―. Fue difícil.

―Difícil, ¿cómo?

Deja escapar un suspiro.

―Fue adicta a la heroína durante tantos años como puedo recordar. No


creo que lo fuera al principio cuando conoció a mi padre y se quedó
embarazada de mí. Me imagino que probablemente usó drogas
recreativas. Pero, después de nacer, creo que las cosas empeoraron. Sé
que lo pasó mal mientras crecía. No hablaba mucho de ello, pero no
tenía nada que ver con su familia. Sin embargo, su infancia fue... Sé
que no fue fácil. Cuando conoció a mi padre, tenía veintiún años y
trabajaba como stripper.

Hay clara amargura en su voz. No sé si es por la mención de su padre o


por el hecho de que su madre trabajó como stripper.

—A mi padre le gustaba, probablemente todavía le gusta frecuentar


clubes de striptease. Bueno, cualquier club realmente. Le gusta el estilo
de vida de fiesta. Mi padre era... lo que podríamos llamar rebelde.
Charles Hunter, el hijo y el único heredero de Lord Hunter... tenía todo
lo que un hombre podía desear, y mi padre decidió arruinar su vida por
las mujeres, el alcohol y las fiestas.

―¿Lord Hunter? ¿Tu abuelo es un lord? ¿El abuelo con el que me


encontraré muy pronto?

―Mmhmm ―No se encuentra con mi mirada.

Wow. Un lord. Me alegro de haberme puesto un bonito vestido.

―Supongo que mi madre se enamoró de mi padre― continúa Liam, con


un tono duro en su voz―. O se enamoró de su riqueza, tal vez de la vida
que creía que él podía darle. Mi padre, por otro lado, se enamoró de mi 224
madre. Ella tuvo una vida dura, pero era una mujer hermosa. En el
momento en que ella le dijo que estaba embarazada de mí, él se fue.

―Qué imbécil. ― Las palabras están fuera antes de que pueda


detenerlas―. Lo siento. ― Lo miro, arrepentida.

―No lo estés. ― Se ríe―. Tienes razón. Mi padre es un imbécil.

―Entonces... cuando tu madre murió, ¿fuiste a vivir con tu abuelo?

―Sí. ― Su expresión se calienta ante la mención de su abuelo―. Mi


padre no estaba realmente alrededor, demasiado ocupado viajando por
el mundo con quien estaba follando en ese momento, yendo de fiesta en
fiesta. Mi abuelo ha estado involucrado en mi vida desde el principio.
Trató de sacar a mi madre de ese estilo de vida. Quería que ella se
mudara a Oxford para estar cerca de él, pero ella no lo haría. Quería
quedarse en Londres. Entonces, le compró una casa en una buena
parte de Londres. Le dio un subsidio para cuidarme. Mi padre nunca
nos dio un centavo. Pero supongo que... no importa cuánto dinero le
haya dado el abuelo o cuánto... yo la amé.
Escucho la ruptura en su voz, y me duele. Mucho.

Se aclara la garganta.

―A veces... lo que rompió a alguien en primer lugar está incrustado tan


profundamente dentro de ellos que nada puede arreglarlo o eliminarlo, y
todo el amor o el dinero en el mundo no va a cambiar eso. Tal vez mi
padre tirándola a un lado fue el punto de inflexión para ella. Y ahí es
donde las drogas la ayudaron... la hizo sentir mejor cuando nada ni
nadie más podía hacerlo. Me mira con algo tan doloroso en los ojos que
siento su dolor como si fuera mío. Ella no era una mala madre... no al
principio... pero se perdió... en las drogas... y el novio traficante que
alimentó su adicción. En el camino, olvidó que tenía que cuidar a un
niño.

Mi corazón se está rompiendo por él. Por el niño que solo quería a su
madre.

Mi vida podría ser como es ahora, pero mi madre me amó y se preocupó


por mí, como debería hacerlo una madre.

Liam, también debería haber tenido eso.


225
―El dinero que el abuelo le daba para mí, lo gastaba en drogas. Cuando
el abuelo cuestionaba mi falta de ropa o el desgaste de mis zapatos, yo
inventaba mentiras para cubrirla. Mentí porque ella era mi madre. La
amo. Y supongo que... Estaba preocupado por lo que pasaría si mi
abuelo descubriera dónde estaba gastando su dinero. No quería que él
saliera de mi vida. Los fines de semana que pasé con él en su casa
eran... importantes para mí.

―No creo que te hubiera dejado. Parece que te quiere mucho.

―Sí. ― Me da una sonrisa triste―. Lo sé ahora. Pero, en ese entonces, yo


era un niño que no sabía mucho. Justo antes de que ella muriera, mi
abuelo comenzó a sospechar. Se presentó temprano un sábado por la
mañana para recogerme, y atrapó a su novio traficante de drogas
saliendo de la casa. Mi madre siempre se aseguró de no tenerlo cerca
cuando mi abuelo venia por mí. Ella no quería que él descubriera a
dónde iba su dinero y que no le diera más. Pero el abuelo lo vio. Él no
es un hombre estúpido. Fue entonces cuando comenzaron los
problemas. Recuerdo a mi abuelo haciéndome preguntas sobre Russ, el
novio de mi madre. Intenté no revelar nada, pero la semilla de la duda
estaba allí... y supongo que él resolvió el resto.
»El siguiente fin de semana, mi abuelo vino a buscarme, pero él volvió
temprano, dijo que quería hablar con mi madre en privado antes de
irnos a su casa. Me dijeron que fuera a mi habitación. Pero me senté en
el rellano y escuché. Estaban discutiendo. El abuelo le dijo que él sabía
que ella era una drogadicta. Dijo que ella debía dejar de consumir,
limpiarse y dejar a su novio traficante, o haría que arrestaran a Russ y
me alejaría de ella. Le dijo que no la dejaría ponerme en riesgo como
ella. Mi madre le dijo que no podía tenerme. El abuelo le dijo que
ningún tribunal lo detendría por su uso de drogas y el peligro en el que
ella me estaba poniendo a sabiendas. Mi mamá lo llamó su farol. Le dijo
que se fuera, que nunca me volvería a ver.

»Recuerdo el pánico que sentí cuando lo escuché salir de la casa. Bajé


corriendo las escaleras y salí de la casa detrás de él. Lo alcancé en la
puerta del jardín. Le supliqué que no se fuera. Pude ver cuánto le dolía
en ese momento. No quería que se fuera. Me aferré a su chaqueta, pero
mi madre me sacó de él. Antes de que me arrastrara dentro de la casa,
mi abuelo se arrodilló frente a mí, tomó mi rostro entre sus manos y me
dijo que sería solo un fin de semana que no lo vería. Me prometió que
volvería el sábado siguiente para recogerme. Me dijo que me amaba y
que siempre me cuidaría. Luego, me abrazó, se subió a su auto y se fue.

Limpio discretamente la lágrima en mi mejilla.


226
―Él regreso― susurro—. Mantuvo su promesa.

―Sí, lo hizo ―La expresión de Liam se suaviza. Pero entonces sus ojos
se endurecen―. Pero no lo vi durante tres meses. Mi madre cumplió su
palabra y no dejó que me viera. Sabía que estaba peleando con ella por
la tenencia. Vi las cartas de los abogados. Puede que tuviera diez años,
pero sabía que estaba luchando por la custodia. Y.... odiaba a mi madre
por alejarme de él. —Su voz se escucha atrapada.

Lo miro, y puedo ver la agonía clara en sus ojos.

―Le dije que la odiaba. ― Su dolorosa mirada se acerca a la mía. ―.


Discutí con ella una semana antes de que ella muriera. Le dije que la
odiaba por alejarme de mi abuelo. No hablé con ella durante toda la
semana. La ignoré, fingí que no existía. Y entonces... ella ya no lo hizo.

Atrapo otra lágrima que cae, frotándola con el dorso de mi mano.

―No fue tu culpa.


―Mis últimas palabras a ella fueron por mi culpa. Estaba enojado, sí,
pero una parte de mí estaba destinada a ello en ese momento.

―Tenías diez años, Liam.

Él levanta un hombro, como si eso no importara.

―Mi madre murió pensando que la odiaba. Nunca tuve la oportunidad


de decirle que no lo hacía.

―Ella sabía que no la odiabas― digo las palabras en voz baja.

En mi opinión, su madre no merecía su amor. Ella no lo merecía,


punto. Pero él la amaba... todavía lo hace, creo, y es importante para él
que ella sepa a pesar de que él cree que no lo hace.

Y entiendo que necesitar a aquellos que amaste y que se han ido sepan
cuánto los amaste. Lo mucho que significaban... aún significan para ti,
y lo mucho que lo sientes por todo.

Estoy dispuesta, sin arrepentirme, de renunciar a mi vida para


demostrar a los que amo cuánto lamento la forma en que los lastimé.
227
―Ella era muchas cosas... pero era mi madre, y yo la amaba.

―Ella lo sabía, Liam― enfatizo las palabras para empujarlas a casa.


Quiero que él sepa esto.

Sacude la cabeza, como si la estuviera despejando de esos


pensamientos.

―Las cosas fueron una mierda en los últimos tres meses sin mi abuelo―
dice en voz baja, el dolor dolorosamente evidente en su voz―. Quiero
decir, nunca fueron particularmente geniales antes, pero se pusieron
mal. El abuelo cortó financieramente a mi madre después de que ella le
impidió que me viera. Ahora sé que él estaba tratando de hacerla entrar
en razón. Pero cortarla significaba hacérmelo también a mí. No comí
bien en esos tres meses. — Sus ojos se deslizan hacia el suelo―. El
dinero que recibía del gobierno iba directamente a la aguja que se metía
en el brazo.

»No volví a ver a mi abuelo hasta el día en que mi madre fue asesinada.
Esa mañana me levanté, me preparé para ir a la escuela y salí de casa.
Ella no se había levantado de la cama, pero eso no era inusual. Y, por lo
que sé, por lo que nos dijo la policía, Russ apareció en nuestra casa a la
hora del almuerzo. Se drogaron con heroína. Entonces, se metieron en
una discusión. Russ había estado acusando a mi madre de engañarlo
por un tiempo. Escuché y fui testigo de sus peleas, algunas físicas. —
Me mira a los ojos―. Ellos discutieron ese día por lo mismo... él la acusó
de engañarlo. Supongo que las drogas estaban alimentando su
paranoia. Cuando Russ fue arrestado, él dijo que estaban discutiendo,
que la golpeó, ella se defendió... y la discusión... se salió de control.
Entonces... ―Se aleja, levantando un hombro.

―¿Ella estaba engañándolo? No es que mereciera morir por eso ― agrego


rápidamente, preocupándome de cómo eso pueda sonarle.

Liam, sacude la cabeza.

―No, no creo que ella lo estuviera engañando. Pero, ese día, Russ creyó
que lo estaba. Y la apuñaló hasta matarla en nuestra cocina. Nuestro
vecino escuchó el alboroto, vio a Russ salir corriendo de nuestra casa,
cubierto de su... sangre. — Él exhala con dureza―. Mi abuelo recibió la
llamada. En realidad, fue incluido como el contacto de emergencia de
mi madre. Supongo que él era la única familia que ella tenía. Yo
también. Todavía estaba en la escuela. Los maestros me hicieron
quedarme después de que todos se habían ido. Yo estaba sentado en la
228
oficina del director. Recuerdo la forma en que me miraba. Sabía que
algo estaba mal. Entonces, mi abuelo se presentó y me llevó
directamente a su casa. Me sentó y me contó lo que le había pasado a
mi madre. Me abrazó por lo que se sintió una eternidad. Me quedé en
su casa y nunca me fui.

―Tu padre…

El sacude la cabeza.

―Ni siquiera vino a casa para su funeral. Él y el abuelo no han hablado


desde entonces.

―¿Qué hay de ti y tu padre?

Deja salir una risa, una que suena sarcástica.

―Yo financio su estilo de vida. El abuelo no le envió más dinero, y su


crédito se agotó. Era un hombre en ese momento, y mi negocio iba bien.
Vino mendigando. ― Se encoge de hombros―. Mi padre no ha trabajado
ni un día en su vida. Ni siquiera sabría cómo ganar dinero. Puede que
tenga mis problemas con él... pero es mi padre, así que no pude verlo en
la calle.

Este es el momento exacto en que me doy cuenta de lo profundo que


corren mis sentimientos por Liam. Y me asusta muchísimo.

Me mira, sus labios levantando un toque.

―El día que te conocí en el avión, se suponía que iba a reunirme con él
para cenar. Necesitaba más dinero. Él está viviendo en Boston en este
momento. Su última amante está allí. Ella tiene más o menos tu edad.
— Pone los ojos en blanco―. Estaba allí por negocios. Debió enterarse
porque me llamó el día anterior, pidiéndome que me reuniera con él.
Siendo el tonto que soy, fui. Retrasé mi vuelo un día. Lo esperé en el
restaurante. No apareció, no es de extrañar. Entonces, recibí un
mensaje de texto cuando salía del restaurante, diciendo que no podía
venir, que había surgido algo, y preguntándome si podía transferirle
algo de dinero a su cuenta. Así que decidí volar a casa temprano. Tomé
el siguiente vuelo. Y ahí estabas tú. ― Sus ojos se centran en los míos,
calidez en ellos.

―Ahí estaba yo ― Sonrío―. Y me alegro de haberlo hecho.


229
Lo digo en serio. Más de lo que puedo decir.

Incluso si tener a Liam en mi vida me está causando una confusión


interna, no me arrepiento ni un segundo del tiempo que he pasado con
él porque la idea de no haberlo conocido nunca me parece inconcebible
ahora.

No tengo un para siempre, pero tengo este punto en el tiempo. Y eso es


lo que importa. Pasando el tiempo que me queda con él.

Porque él me importa.

―También me alegro― dice Liam, dándome la mirada que siempre hace


que mi piel se estremezca y se caliente.

Sentándome hacia adelante, enrosco mis manos alrededor del borde del
asiento.

―¿Qué le pasó al novio de tu madre?― pregunto suavemente. Espero


que haya ido a la cárcel por mucho tiempo.
Inclinándose hacia atrás, Liam, mira hacia otro lado y se mete las
manos en los bolsillos.

―Se ahorcó en su celda antes del juicio.

―Bien― digo, y lo digo en serio.

Sin previo aviso, Liam se levanta del banco.

―Deberíamos irnos.― Mirándome fijamente, saca una mano de su


bolsillo y me la ofrece.

Deslizo mi mano en la suya y dejo que me ayude a levantarme.

Sostiene mi mano todo el camino de regreso al auto, separándose solo


para entrar. Luego, vuelve a sujetarla. Sosteniéndolo como tengo que
hacerlo y conozco la sensación porque, en este momento, lo necesito
tanto.

Liam, enciende el motor. La canción que se reproduce en la radio es


“Goodbye My Lover” de James Blunt.

Liam, se aleja de la universidad, mi mano está segura en la suya. 230


Toco con mi mano libre la flor que aún tengo en el pelo. La libero y
presiono la peonía contra mi nariz, inhalando. Es dulce pero no es
abrumador.

Me vuelvo a poner la flor en el pelo y veo pasar los edificios cuando nos
vamos, y tengo la sensación de dejarlo ir.

El único problema es... No estoy segura de lo que estoy dejando ir.


Traducido por Myr62
Corregido por Flopyta

—¿Creciste aquí? —Mis ojos se agrandan como platillos mientras


observo el lugar―. Es un castillo. Un castillo real. ¿Es eso un foso?

Entrecierro los ojos, tratando de ver el agua alrededor del enorme


castillo frente a mí, mientras Liam nos conduce por el camino de
entrada bordeado de árboles, que es más largo que la calle en la que
crecí.

Liam se ríe.

―Técnicamente, no es un castillo. Se llama Hunter Hall. No, eso no es


un foso. Es un lago que rodea la parte trasera de la casa. No viene por
el frente. Para ser un foso tiene que rodear totalmente la casa. Y sí, he
vivido aquí durante la mayor parte de mi vida.

La mejor parte de su vida. 231


Solo esa frase me hace querer envolver mis brazos alrededor de él y
abrazarlo fuerte. Después de saber cómo fueron sus primeros años, los
sentimientos que tengo por él han crecido. Saber lo duro que lo tuvo en
el comienzo de su vida hasta donde se encuentra ahora, adónde lo ha
llevado su vida, me hace admirarlo y respetarlo aún más.

Y me gusta más.

No es bueno, lo sé, pero es lo que es. Y, mientras guarde mis


sentimientos para mí, lo que intento hacer, todo estará bien.

No puedo dejar de pensar en su vida, cómo fue criado de dos maneras


completamente diferentes.

Gracias a Dios por su abuelo.

Ya estaba deseando conocerlo. Es cierto que me siento un poco


intimidada después de descubrir que es un Lord. Un verdadero maldito
Lord. Y vive en un castillo. No me importa lo que diga Liam. Es un
castillo. Pero después de saber todo lo que su abuelo ha hecho por él,
tengo más ganas de conocerlo.
―Entonces, ¿cómo llamo a tu abuelo? ¿Lord Hunter o solo Lord? ¿O Su
Alteza Real?

Liam se ríe a carcajadas. Es un sonido realmente bueno para escuchar


después de la intensidad de hoy.

―Boston, Alteza Real está reservada para la monarquía. Reyes,


príncipes, ese tipo de cosas.

―Entonces, ¿él no es en realidad de la realeza? Pensé que los lores eran


miembros de la realeza. ― No es que sepa mucho sobre los lores ni nada
que ver con la monarquía británica, excepto que la Reina es genial, y el
Príncipe William y Kate producen los niños más lindos de todos los
tiempos.

―El título de mi abuelo le fue dado por la reina. Y está distantemente


relacionado con la familia real, pero muy, muy por debajo de la línea.
Primo décimo una vez removido o algo así.

―¿Pero en realidad está relacionado con la Reina?

―Técnicamente, sí.
232
―Eso significa que estás relacionado con la Reina.

Él se ríe.

―Bueno no…

―Um... tu abuelo es tu pariente de sangre, y está relacionado con la


Reina, no me importa cuántas veces me retiren. ― Lo detengo cuando
abre la boca para hablar―. Entonces, eso significa que estás relacionado
con la Reina.

―Supongo que, si lo miras de esa manera, entonces sí, técnicamente...


pero no realmente.

―¡Oh, Dios mío! —cubro mi rostro con mis manos―. ¡He estado
teniendo sexo con la realeza!

―Boston, no soy de la realeza.

Lo despido con la mano.


―¡Oh, eres de la realeza! ¡No puedo creer que no me lo hayas dicho
antes! Voy a añadir eso a mí lista. Esto....tú siendo de la realeza...y tú y
yo haciendo lo sucio, numerosas veces... creo que esto podría superar
con gran éxito a concoer a Jake Wethers.

Su frente se arruga.

―Entonces, ¿tienes que descubrir que hay una gota de sangre real
seriamente diluida en mí para poder superar a Jake Wethers? Dios, me
siento tan jodidamente especial.

Por su tono puedo decir que está jugando conmigo.

―¿Qué puedo decir? La monarquía apenas supera a la realeza del rock.

Se ríe de nuevo. El sonido es tan rico y puro que una mano llega dentro
de mi cuerpo y se envuelve alrededor de mi corazón.

―De todos modos, no te preocupes, Hunter. Llegaste a mi lista mucho


antes que Jake Wethers lo hiciera.

―¿Lo hice? ―Él me mira, la mirada en sus ojos de repente es tierna.


233
―Lo primero que marqué de mi lista: besar a un extraño. Eras mi
extraño.

Acerca su mano y toma la mía. Levanta mi mano a su boca y la besa.

Esa mano teórica que tiene alrededor de mi corazón se aprieta.

Nos acercamos al castillo y él todavía no ha respondido a mi pregunta.

―Entonces, ¿cómo llamo a tu abuelo? ―pregunto de nuevo.

―La mayoría de la gente simplemente lo llama Bernie.

―¿Bernie? ―frunzo el ceño. No suena muy señorial.

―Es su nombre, bueno es Bernard, pero no he escuchado a nadie que lo


llame por su nombre de pila.

―¿Estás seguro de que solo debería llamarlo Bernie? ―Se siente raro
hablar con alguien de la nobleza por su nombre de pila.
―Bueno, puedes llamarlo Lord si quieres, pero no creo que le quede.
Simplemente no es él. Sabrás a lo que me refiero cuando lo conozcas.
¿Ahora, yo, por otro lado? Si en algún momento quieres llamarme Lord
o Señor o... Dios, entonces siéntete libre, nena.

Eso le hace ganar un puñetazo en el brazo.

―¡Hey! ―Se frota el lugar que acabo de golpear―. Tranquila, Boston. Me


magullaste como un maldito melocotón.

―Claro que sí. ―Luchando contra una sonrisa, sacudo la cabeza ante su
cara sonriente.

―Aun así, tienes un gran golpe para ser una persona tan pequeña.

―Sí, bueno, asegúrate de recordar eso la próxima vez que tengas un


comentario inteligente listo para salir de tu lengua.

―Me gustaría mucho más hacerte venir con mi lengua.

Oh Dios mío.

Un escalofrío recorre mi columna vertebral, el deseo de repente se 234


enrosca en mi estómago.

Me encanta cuando me dice cosas así.

Liam detiene el auto afuera del castillo justo cuando un hombre sale
por la puerta principal y se dirige directamente hacia el auto.

El abuelo de Liam.

Lord Hunter.

O Bernie.

No puedo llamarlo Bernie. No parece lo suficientemente respetuoso.

No sé qué estaba esperando... pero el tipo que camina hacia el auto no


lo es.

Es una versión más antigua de Liam. Alto y distinguido, su pelo corto


plateado, su cara bien afeitada, es guapo para ser un anciano. Apuesto
a que era muy guapo cuando era más joven. Puedo ver de dónde saca
Liam su aspecto increíble.
Mirando a Lord Hunter, es difícil fijar una edad.

Liam me sonríe y luego sale del auto. Salgo de mi lado y cierro la


puerta.

―Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que te vi, muchacho.
—Abraza a Liam.

De la nada, un nudo aparece en mi garganta, y las lágrimas pinchan


mis ojos. Al parecer, soy un desastre emocional hoy. Parpadeo
furiosamente para librarme de las lágrimas.

―Estuve aquí hace solo unas semanas ―dice Liam mientras su abuelo
lo libera.

―Como he dicho, demasiado tiempo. —Él apoya sus manos sobre los
hombros de Liam―. ¿Has crecido desde la última vez que te vi? ― Su
cabeza se inclina hacia un lado, sus ojos miran a Liam con los ojos
entrecerrados.

Liam se ríe.

―Dejé de crecer hace mucho tiempo, abuelo. 235


―Te ves más alto. Tal vez solo me estoy encogiendo.—Él se encoge de
hombros.

Entonces, los ojos de su abuelo se me acercan. Estoy de pie junto al


capó del coche de Liam.

―Tú debes ser Taylor. —Deja a Liam y camina hacia mí, deteniéndose
justo delante de mí―. Entonces, tú eres la que finalmente consiguió que
mi nieto se tomara un tiempo libre de sus asuntos.

―Esa sería yo ―sonrío―. Es un placer conocerlo, Lord Hunter.

Se ríe un sonido rico y profundo.

―Aquí no somos formales, Taylor. Llámame Bernie.

―Está bien ― sonrío ―, Bernie.

―Tienes el color de cabello más interesante.

―Oh, gracias. ―Me toco el cabello con la mano―. Hace poco me lo hice.
―Realmente te queda bien. ―Sonríe. Entonces, me abraza.

En realidad me abraza.

Él envuelve sus brazos alrededor de mí y me aprieta.

Me congelo.

No estoy segura de qué hacer. En este momento me doy cuenta de que,


aparte de Liam, que en su mayoría me abraza después de hacerme el
amor, Bernie es la única persona a la que he abrazado desde que murió
mi familia.

Me sacudo el susto y le devuelvo el abrazo para no ser grosera.

Bernie me libera y me mira fijamente.

―Gracias ―dice en voz baja.

No estoy segura de sí me está dando las gracias por el abrazo o por que
Liam se haya tomado un descanso del trabajo. Entonces, me encojo de
hombros y digo:

―No hay problemas.


236
Él sonríe ampliamente.

―Simplemente adoro el acento americano. Mi esposa era de América,


Nueva York. Mujer increíble. Demasiado buena para mí. Liam me dice
que eres de Boston. ― Bernie me rodea con el brazo y ahora me dirige
hacia la casa.

―Um, sí, soy de Boston ―le respondo.

―Deja las maletas, Liam ―dice Bernie sobre su hombro.

Miro hacia atrás para ver a Liam abriendo el maletero de su auto.

―Archie las llevará a tu habitación― Bernie me dice―: Archie es mi


mayordomo. Pero es más como amigo que como empleado. Ha estado
conmigo durante años. Desde que Liam era un niño.

―Me llevará un minuto llevarlas ―le dice Liam a su abuelo.


Ya atravesamos las puertas dobles y nos movemos por el vestíbulo más
grande que he visto en mi vida. Apuesto a que, si hablara, mi voz haría
eco.

―Bueno, haz lo que quieras ―le dice a Liam.

Tenía razón. La voz de Bernie hace eco en el pasillo.

—Taylor y yo estaremos en la Orangery6, conociéndonos. Ven con


nosotros cuando hayas terminado.

¿Orangery? ¿Qué demonios es eso?

Resulta que La orangery es básicamente un gran invernadero.

Las puertas de vidrio que conducen al jardín están abiertas de par en


par y dejan entrar la cálida brisa. Es una hermosa vista. El lago en la
parte de atrás, más atrás de lo que esperaba, está rodeado de árboles.
El patio de piedra tiene una hoguera y muebles de jardín y mucha
hierba alrededor. Hay una zona llena de hermosas flores y arbustos.
Recuerdo a Liam diciendo que a su abuelo le gustaba la jardinería.
Pienso en la flor que me dio Liam, que ahora está segura en mi bolso.
237
―Tienes una hermosa casa ―le digo a Bernie desde mi asiento frente a
él.

―Gracias ―sonríe―. Entonces, Liam dice que estás aquí de vacaciones.

―Lo estoy ―No sé lo que Liam le dijo y si él sabe de mi lista, así que no
lo menciono.

―Y él dice se conocieron en el vuelo de regreso.

Sonrío al recordarlo.

―Lo hicimos. Liam se sentó a mi lado en el avión. Nos pusimos a


hablar―. Bueno, besarse y luego hablar, y después, volver a su casa
para tener sexo salvaje como monos.

No puedo creer que haya pensado en sexo salvaje como monos mientras
estaba sentada aquí con su abuelo.

6 Orangery: Invernadero de naranjos


―No ha podido deshacerse de mí desde entonces ―bromep.

Bernie se ríe. Su risa es muy similar a la de Liam. El tipo de risa que,


incluso si te sientes en tu peor momento, te haría sonreír.

―Bueno, me alegro de que te haya conocido y se esté tomando un


tiempo libre del trabajo. Ese chico trabaja demasiado duro. Esta es la
primera vez desde que creó esa empresa que se toma vacaciones.

¿En serio? Sé que dijo que no tenía muchas vacaciones, pero no me di


cuenta de que nunca fue así. Pero, de nuevo, ¿son unas vacaciones si
no estás lejos de casa?

―¿Está clasificado como una vacación si todavía estás en casa? ― le


hago a Bernie la pregunta en mi cabeza.

―No tengo ni idea ―Se encoge de hombros―. Pero él no está trabajando.


Se ve más relajado de lo que lo he visto en años, así que estoy feliz.

“Se ve más relajado de lo que lo he visto en años.”

Eso me pone radiante.


238
Aun así, no reventaré la burbuja de Bernie y le diré que Liam ha
trabajado unos días en nuestro tiempo juntos.

Un hombre mayor, vestido con una chaqueta blanca y pantalón negro,


entra en la habitación con una bandeja.

―Ah, Archie, te presento a Taylor. Taylor es amiga de Liam. Se quedará


con nosotros unos días.

Archie pone la bandeja sobre la mesa. Está llena de tazas, una jarra
pequeña de leche, un azucarero, un plato de galletas, un decantador de
café y una tetera.

―Es un placer conocerte, Taylor ―sonríe―. ¿Dónde está Liam?


―pregunta a Bernie.

―Guardando sus maletas.

Archie sacude la cabeza y se ríe.

―¿Vas a tomar el té con nosotros? ―Bernie le pregunta a Archie.


Sacude la cabeza otra vez.

―Necesito que la computadora de la oficina funcione. Me está volviendo


loco. Pero disfruten de sus bebidas. —Archie sale de la habitación.

Bernie se ríe.

―Le he dicho que llame a alguien para arreglarlo, pero el hombre no


quiere. Piensa que puede arreglarlo él mismo. — Se acerca y toma las
tres tazas de la bandeja, colocándolas en la mesa―. No estaba seguro de
lo que te gustaría beber, Taylor, así que le pedí a Archie que preparara
té y café. ¿O te gustaría una bebida fría? Puedo ir a buscarte una.

―El café es genial —sonrío.

Bernie sirve tres cafés. Supongo que una es para Liam, que aparece en
el momento en que pienso en su nombre.

―¿Todo arreglado? ―Bernie le pregunta mientras me pasa mi café


negro.

―Sí, acabo de llevar nuestras maletas a mi habitación ―dice Liam,


tomando asiento junto a mí. 239
Él se acerca y aprieta mi mano. Yo le sonrío.

Bernie le da a Liam su café.

Vierto leche en el mío y luego se la paso a Liam. Dejo caer un cubo de


azúcar. Sabiendo que Liam toma su café de la misma manera, le
entrego uno a él.

―Gracias ―Él me sonríe.

Alejo mis ojos de Liam y veo a Bernie mirándonos con una sonrisa en
su rostro. No sé por qué, pero hace que mi cara se caliente.

Bajando mi rostro, levanto una cuchara y remuevo mi café.

―¿Bizcocho? ―Bernie me ofrece el plato.

Supongo que las galletas se llaman bizcocho aquí.


Agradeciéndole, tomo la galleta de apariencia simple, que
aparentemente se llama digestiva, de acuerdo con la palabra grabada en
ella.

Tomo un bocado En realidad es bastante buena.

―Entonces, Taylor, ¿es esta tu primera visita a Inglaterra? ―Bernie


pregunta.

―Sí. ―Y mi última.

―¿Qué piensas hasta ahora?

―Londres es increíble. Y por lo que he visto de Oxford, es igual de


maravilloso.

―Me encanta Londres ―dice Bernie―. Pero nunca podría vivir allí.
Demasiado lleno de gente para mi gusto. Me gusta poder visitar y luego
irme cuando he tenido suficiente. No sé cómo vive Liam allí.

―Para empezar, supermercados de veinticuatro horas y cantidades


interminables de comida para llevar ―le dice Liam.
240
Bernie sacude la cabeza.

―Y es por eso que nunca podría vivir allí.

Archie aparece en la puerta. Él sonríe cuando ve a Liam.

―Liam, ¿estás bien, mi muchacho?

―Si estoy bien. ¿Tú?

―Manteniéndome bien como siempre―. Sus ojos se mueven hacia


Bernie―. Siento interrumpir, pero Tate está al teléfono, insistiendo en
que necesita hablar contigo.

Bernie suspira.

―¿Todo bien? ―pregunta Liam. Suena preocupado.

―Sí, todo está bien. Son solo algunos contratiempos con el proyecto
Watertown. Nada importante, pero ya sabes cómo se pone Tate.

Liam asiente con la cabeza.


―¿Por qué no llevas a Taylor a dar una vuelta por la casa mientras yo
atiendo esta llamada? Sabes cómo es Tate cuando habla.

Liam me mira.

―¿Quieres un tour?

―Un tour sería genial ―sonrío.

Bernie se levanta y se acerca a mí.

―Siento haberte abandonado antes de que apenas pudiéramos hablar.


Pero cenaremos todos juntos más tarde y nos conoceremos mejor.

Bernie sale de la habitación con Archie.

―¿Quieres terminar tu café primero o ir al tour ahora? ― pregunta


Liam.

Tomo un sorbo rápido de mi café y luego me pongo de pie, colgando mi


bolso en mi hombro.

―Vamos ahora. 241


Liam empuja su silla y se pone de pie. Él me tiende una mano. La tomo,
y me lleva fuera de la orangery.

Este lugar es enorme.

He perdido la cuenta de cuántas habitaciones, dormitorios y baños hay.


He visto la biblioteca y la cocina que parece que pertenece a un
restaurante.

Ahora, nos dirigimos a la habitación de Liam. Su habitación está en el


otro lado del castillo del de su abuelo, como me dijo, para que podamos
tener sexo ruidoso, sin problemas.

Pero no lo creo. Estos pasillos hacen eco. Los ecos llevan el sonido.

Liam abre la puerta de su habitación y entra.

Es enorme.
Grandes ventanales con vistas al jardín y al lago. La cama es una de
esas enormes camas trineo de madera. El colchón parece que podría
hundirme en él y nunca volver a levantarme.

Trofeos llenan los estantes que recubren las paredes. Los diplomas y las
fotos enmarcadas cuelgan de las paredes y están colocados en la
cómoda.

―El baño está ahí―. Liam señala una puerta cerrada al otro lado de la
habitación―. Y tu maleta está allá con la mía.

Veo nuestras maletas apoyadas una al lado de la otra cerca de un


enorme armario de roble. Me acerco y me meto mi bolso con las
maletas.

Luego, camino hacia la ventana, mirando la vista.

―Aquí es hermoso. Gracias por traerme.

Me volteo de la vista para enfrentar a Liam, apoyándome en el alféizar


de la ventana. Está parado en medio de la habitación, mirándome, con
las manos en los bolsillos. La vista que tengo ante mí ahora es mucho
más atractiva que todo lo que el exterior tiene para ofrecer. 242
Liam es hermoso. Nunca he visto nada como él en mi vida.

Me encuentro con su mirada. La mirada en sus ojos hace que mi cuerpo


se caliente y mi columna vertebral se estremezca.

Enrosco mis dedos alrededor del borde del alféizar de la ventana.

―Tu abuelo es realmente increíble.

―Él lo es. Y le gustas mucho.

―¿Tú crees?

―Lo sé.

―¿Cuántos años tiene tu abuelo? ―Me alejo del alféizar de la ventana y


doy un paso hacia él.

Sus ojos se oscurecen con interés, barriendo mi cuerpo y volviendo a mi


cara.
―Setenta y siete ―responde con un sonido áspero en su voz que me
estoy acostumbrando a escuchar. Es el carraspeo que recibo cuando su
polla se me pone dura.

Estoy tentada de mirar hacia abajo, pero obligo a mis ojos a permanecer
en los suyos.

―Wow ―le digo―. Se ve bien para setenta y siete.

Liam se saca las manos de los bolsillos y da un gran paso hacia mí,
haciendo que el espacio entre nosotros sea mucho más pequeño.

―Sé que te gustan los hombres mayores, Boston, pero una brecha de
edad de cincuenta y cinco años es pedir demasiado.

La sonrisa burlándose de las comisuras de sus labios me afecta de


todas las maneras correctas y en todos los lugares correctos.

Así que, decido burlarme, sabiendo que voy a conseguir el resultado que
quiero, estar debajo de él. O encima de él. De cualquier manera, no me
importa.

Yo solo lo quiero a él. 243


Al diablo con los pasillos y su eco. Solo tendré que morderme el labio
para guardar silencio.

Raspo con mis dientes mi labio inferior, amando la forma en que sus
ojos siguen el movimiento, obteniendo esa mirada lujuriosa y drogada
que tiene cuando está encendido.

―No lo sé, Hunter. Cincuenta y cinco años me gritan experiencia.

Su frente se levanta. La mirada de sus ojos se vuelve depredadora.

―Te mostraré la maldita experiencia ―gruñe.

Entonces, se lanza hacia mí, haciéndome chillar. Él me levanta y me


tira en su cama, trepando encima de mí.

Y Liam pasa las próximas horas mostrándome lo increíble que es


realmente esa experiencia suya.
Traducido por Myr62
Corregido por Flopyta

Bernie nos ha invitado a cenar a este restaurante realmente elegante


llamado Belmond Le Manoir aux Quat'saisons. ¿Ves? Incluso el nombre
es elegante.

Gracias a Dios que tuve la previsión de traer un vestido conmigo por si


acaso salíamos. Es un vestido negro entallado, que se ensancha en las
rodillas. Las mangas y la espalda son de encaje. Es bonito pero sexy.

Estoy usando mis bailarinas plateadas. Los tacones hubieran sido


preferibles, pero olvidé empacar el único par que había traído a
Inglaterra conmigo. Pero los chatos se ven igual de bonitos.

Bernie nos condujo hasta aquí en su Range Rover, ya que el auto de


Liam solo tiene dos asientos.
244
Estamos sentados en una cena privada, lo cual es algo totalmente
nuevo para mí.

El servicio es absolutamente increíble. La comida es francesa.


Afortunadamente, sé un poco qué esperar debido al restaurante francés
que Liam me llevó al otro día.

Bernie insistió en que todos comiéramos la comida de siete platos.

Lo sé, ¿cierto? ¿Siete platos? Puede que tengan que sacarme de aquí.

Pero Bernie me asegura que cada plato es pequeño, así que estaré bien.

Estamos esperando que salga el primer plato, que es una sopa de ajo
silvestre. Gracias a Dios, Liam está comiendo lo mismo, o no lo estaría
besando más tarde.

―Entonces, ¿qué haces en Boston? ―Bernie me pregunta.

―Hace poco me gradué―. Hace seis meses, y luego estuve en un punto


muerto, sin saber qué hacer, hasta que me enfermé, y luego supe qué
hacer.
―¿En qué te graduaste?

―Literatura inglesa ―levanto mi copa de vino y tomo un sorbo.

―¿Amante de los libros? ―pregunta.

―Sí.

―Liam, ¿le enseñaste a Taylor la biblioteca?

―Lo hice.

―Y tengo mis ojos puestos en mudarme allí ―bromeo.

―Bueno, serías más que bienvenida. Eres una vista mucho más bonita
que Archie ―dice Bernie, haciéndonos reír a todos. Toma un trago de su
vino y deja su copa―. ¿Qué hay de tus padres, Taylor? ¿A qué se
dedican?

Me congelo en medio de bajar mi copa a la mesa. La temperatura en la


habitación baja mil grados.

Sé que Liam está tenso a mi lado. Pero no puedo mirarlo. 245


Entonces, siento que su mano cubre la mía, la que estoy apretando en
un puño en mi regazo.

En el momento en que la mano de Liam toca la mía, me siento a tierra.


Su toque me devuelve al ahora.

Mis ojos van a los suyos. La mirada en ellos me cubre como una red de
seguridad, atrapándome y sosteniéndome con cuidado en su lugar.

Libero la respiración que estaba conteniendo. Baje mi copa y me


humedecí los labios secos antes de hablar:

―Mis padres fallecieron.

Fallecieron.

Suena tan tranquilo, tan fácil, cuando se dice así.

Nada de cómo murieron fue tranquilo o fácil.

Murieron por mi culpa.


Pero no puedo decir eso en voz alta porque los haría sentir incómodos.

Y si estoy siendo sincera conmigo misma, no quiero que Liam lo sepa.

No quiero cambiar la forma en que me mira. Y si lo supiera, cambiaría.


A él no le gustaré ni pensara en mí de la misma manera. No quiero
perder eso en el tiempo que me queda con él.

La mano de Liam todavía está cubriendo mi puño. Relajando mis dedos,


volteo mi palma para encontrarme con la suya. Nuestros dedos se
entrelazan, uniendo esa parte de nuestros cuerpos.

Puedo sentir los ojos de Liam sobre mí. Pero no lo miro.

Porque tengo miedo, si lo hago, podría quebrarme y romperme.

Entonces, miro a Bernie. Su expresión no ha cambiado, y lo aprecio


mucho. Él no me está mirando con la simpatía que no merezco. Sólo me
está mirando.

―Siento lo de tus padres, Taylor.

―Gracias. 246
Realmente odio decir “gracias”, pero ¿qué más puedo decir? No te
disculpes. Fue mi culpa que murieran. Yo los maté. No, definitivamente
no puedo decir eso.

―¿Tienes hermanos?

Los tuve... pero ya no.

Sacudo la cabeza en respuesta. Hablar de mis padres ya es bastante


malo, pero no puedo hablar de Parker y Tess. Al menos mis padres
tenían algo de vida. Ellos fueron a la universidad. Se enamoraron.
Tenían trabajos. Tuvieron niños.

Las vidas de Parker y Tess estaban comenzando cuando se las robé.

―Mi esposa murió cuando tenía treinta y cinco años ―me dice Bernie.

Y a pesar de que todavía estamos hablando de la muerte, me siento


aliviada de no hablar más de mi familia.
―Cáncer de cuello uterino. El padre de Liam tenía cinco años en ese
momento. Es duro, perder a alguien que amas.

Veo que sus ojos parpadean hacia Liam, y sé que Bernie está pensando
en la madre de Liam.

Muevo mi mirada hacia Liam. Sus ojos están en mí. Siento esta
sensación de caída en picada en mi estómago junto con la seguridad.
Me siento segura en sus ojos.

Las puertas de la sala se abren, y los camareros entran con nuestra


sopa, poniendo fin a cualquier conversación por ahora.

―Muchas gracias por la cena ―le digo a Bernie.

Acabamos de llegar a Hunter Hall, y estamos parados en el enorme


pasillo.

―No tienes que agradecerme. El placer fue todo mío, Taylor.

―¿Te apetece una copa, abuelo? ―Liam le pregunta a Bernie.


247
―No, me voy a la cama. Pero ustedes dos, jóvenes, sigan adelante.

―¿Te apetece una copa, Boston? ―Liam se vuelve hacia mí.

Me siento un poco agotada después de toda esa comida y vino. Los siete
platos eran pequeños, pero estoy llena.

Sin embargo me encuentro diciendo que sí a Liam porque todavía no


estoy lista para que termine la noche.

―Buenas noches, Taylor. ―Bernie me besa en la mejilla.

―Buenas noches ―le digo.

Él abraza a Liam.

―Buenas noches, muchacho.

―Buenas noches, abuelo.

Los dos vemos a Bernie dirigirse a la amplia escalera.


―Oh, y el buen brandy está en el decantador en el salón ―nos dice por
encima del hombro.

Liam se ríe, y luego toma mi mano y tira de ella, guiándome por el


pasillo, dirigiéndome al salón.

―¿El buen brandy? ¿O algo más? ―pregunta Liam, caminando hacia el


gabinete de bebidas.

―Sería grosero no probar el buen brandy ―sonrío.

Liam saca dos copas y luego vierte el brandy del decantador. Las trae y
me pasa la mía.

―Salud ―Él levanta su copa a la mía.

―Salud —golpeo mi copa contra la suya y luego tomo un trago.

Es un buen brandy, pero fuerte.

―Esto pega algo fuerte ―dejo escapar un suspiro.

―Sí, supongo que estoy un poco acostumbrado. 248


―¿Bebedor acostumbrado? ―bromeo.

―No, el brandy es solo la respuesta del abuelo a todo. ¿Caer y rasparte


la rodilla? Copa de brandy. ¿Tu novia te deja? Copa de brandy.

―¿Te dio brandy cuando eras joven? ―supongo que se refería a joven
por el comentario de la rodilla raspada.

Él ríe.

―Sólo una chocolatada.

―Te tenía volando aviones cuando apenas dejabas los pañales, así que
no debería sorprenderme el licor fuerte.

―Te dije que era un poco inusual ―sonríe.

―Pero funciona para él. Es un hombre maravilloso. Te ama mucho.

―Yo también lo amo mucho.


Escucharlo decir eso de su abuelo provoca un dolor en lo profundo de
mi corazón. Lo que me recuerda que solía tener eso. Solía tener gente
que me amaba de esa manera.

Y, ahora, no lo tengo.

Liam se aclara la garganta.

―Boston, lamento que mi abuelo haya preguntado por tus padres en la


cena. Debería haberlo pensado antes y decirle que era un área
prohibida.

―Está bien.

Y lo estaba. Podría haber sido mucho peor. Pero lo manejé mejor que
antes.

Eso es por Liam. Porque él estaba allí a mi lado. Su fuerza me dio la


fuerza para hablar de ellos.

Un puñado de fotografías enmarcadas en una mesa junto a la ventana


me llama la atención. Dejando a Liam, me acerco a ellas. Pongo mi copa
sobre la mesa junto a las fotos y empiezo a mirarlas. 249
Hay fotos de Liam con su abuelo y de un joven Liam vestido con su
uniforme escolar.

―Aw, eras muy lindo cuando eras un niño.

―Caliente, creo que es la palabra que estás buscando, Boston.

Lo miro por encima de mi hombro. Está sentado en el brazo del sofá.

―Um, no, definitivamente quiero decir lindo. La pedofilia no es lo mío.

―Ah, sí, buen punto. ―Él se ríe antes de poner su copa en sus labios.

Miro hacia atrás en las fotos. Veo una de Liam, Cam y Eddie. Están
vestidos con uniformes de rugby, de pie en una fila, y se abrazan.

Veo una foto en la parte de atrás. Me llama la atención porque es una


imagen de Liam con una chica.

Cojo la foto y la miro fijamente.


Liam y la misteriosa chica están de pie frente a un pequeño avión. El
avión tiene el logo de la compañía de Liam en el lateral.

Parece más joven que ahora. Yo diría que está en sus primeros veinte
años en la imagen. La niña parece tener aproximadamente la misma
edad. Y es bonita. Realmente bonita. Cabello largo pálido y rubio. Ojos
tan azules que se destacan en la fotografía. Y ella se ve alta, de pie junto
a Liam.

Me dirijo a él, la imagen sigue en mi mano.

―¿Una ex novia? ―digo las palabras con calma, pero los celos que
siento son impactantes en su intensidad.

La expresión en el rostro de Liam se congela cuando sus ojos se


encuentran con la fotografía.

Siento un giro incómodo en mis entrañas.

Sus ojos se oscurecen.

―No sabía que estaba allí―. El tono de su voz es duro e inflexible.


250
Nunca antes lo había escuchado sonar así.

Deja su copa sobre una mesita junto al sofá. Luego, se acerca y toma la
foto de mi mano. Se acerca a un armario y abre el cajón. Liam coloca el
marco en el cajón y lo cierra tan fuerte que el gabinete se sacude. Se
acerca y toma su copa de la mesa.

Mi corazón está latiendo fuerte. No estoy segura de lo que acaba de


pasar. Y no estoy segura de qué decir.

Pero sí sé que me siento confundida de que una foto de su ex novia


podría provocar una respuesta tan fuerte de él.

―¿Quién... es ella? ―hago la pregunta tímidamente.

Liam no dice nada. Él solo se queda mirando el licor en su copa.

Me imagino que no va a responder, así que me sorprende cuando lo


hace.

―Kate ―La palabra sale áspera y enojada, y es todo lo que dice.


¿Kate? ¿Por qué me suena familiar ese nombre?

Busco alrededor de mi mente, tratando de recordar por qué ese nombre


me suena familiar, cuando Liam dice en voz baja:

―Ella era mi prometida.

Oh.

Oh wow. Eso duele.

Hay un dolor real en mi pecho, y mi estómago se siente como si


estuviera tocando fondo.

Por un momento, me siento engañada. Como si me hubiera mentido. No


me dijo algo tan importante como el hecho de que una vez tuvo una
novia.

Pero, de nuevo, ¿por qué lo haría? No es asunto mío. Él sólo me está


follando.

Y no es que haya sido sincera con él.

Le dije que mi familia había muerto, pero no le he dicho que la razón


251
por la que murieron fue por mi culpa. Por mi egoísmo.

No le he dicho que me estoy muriendo. Que estoy dejando que este


tumor cerebral me mate, así puedo pagar la penitencia y estar con ellos.

No es exactamente cómo si pudiera predicar por esto.

Así que, simplemente no digo ni hago nada.

Liam parece salir del trance en el que estaba. En un movimiento de


enojo, traga el brandy de un trago y golpea el vaso contra la mesa.

―Vamos a la cama ―me habla sin mirarme, ya moviéndose hacia la


puerta.

Yo no respondo. Acabo de terminar rápidamente mi propia bebida.

Liam ya está yéndose por el pasillo, caminando en dirección a la


escalera. Tengo que apurarme para alcanzarlo. Cuando llego a su lado,
él no reconoce mi presencia.
El camino a su habitación es dolorosamente silencioso y lleno de
confusión por mi parte.

Siento que hemos tenido una pelea sin haberla tenido realmente.

Tan pronto como entramos en su habitación, agarro mi pijama y mi


bolsa de aseo, y me dirijo directamente al baño, cerrando la puerta
detrás de mí.

Estoy vestida con mi pijama, y acabo de terminar de quitarme el


maquillaje cuando me da un dolor de cabeza.

Y golpea mal.

Mierda. No, no ahora.

El peso del dolor en mi cabeza me hace caer de rodillas sobre el frío


suelo de baldosas. Inclinándome hacia adelante, acuno mi cabeza en
mis manos. El dolor es tan fuerte e intenso, peor que todo lo que he
sentido antes. Las lágrimas corren por mis mejillas.

―Mira, Boston, estoy... Jesús, Taylor, ¿qué pasa? ―Liam está a mi lado
en un instante, con pánico en su voz. 252
¿Por qué tenía que entrar ahora?

No quiero que me vea así. La última vez que tuve un dolor de cabeza en
su casa y él lo vio, fue lo suficientemente malo y este ataque es mucho
peor.

Los ataques están empeorando cada vez más, Taylor. Sabes lo que
significa.

Solo necesito que se vaya. Necesito estar sola.

Trato de separar mis labios secos para decirle que se vaya cuando la ola
de náuseas golpea.

Me voy a enfermar.

Alejándome de Liam, me arrastro al baño. Levanto la tapa justo a


tiempo.

Liam está allí, a mi lado, sus manos recogiendo mi cabello y


manteniéndolo fuera del camino, mientras vomito la cena.
―Está bien, nena. Sácalo de tu sistema. Te sentirás mejor por eso.

Esta vez, lo haré.

Pero volverá a pasar.

Y otra vez.

Me siento como si fuese a llorar.

Liam probablemente pensará que estoy enferma con un virus.

Pero no.

Estoy enferma porque me estoy muriendo.

Soy una mentirosa y un fraude.

Liam me retiene el cabello, me cuida, y ni siquiera sabe la razón por la


que estoy así.

En este momento me odio.

Odiarme no es un concepto nuevo para mí. Pero, de alguna manera, 253


este odio se siente diferente al odio que sentí por mí misma desde que
murió mi familia.

La otra mano de Liam comienza a frotarme suavemente la espalda.

No lo merezco. No merezco estar aquí con él.

La enfermedad hace ceder la náusea. Cuando eso se calma y me siento


lista, aprieto el desagüe.

Apoyo mi brazo en el asiento del inodoro y pongo mi cabeza todavía


palpitante en mi brazo.

―Vete ahora. Estaré bien.

―No voy a ninguna parte. ¿Hace mucho que te sientes mal?

―No— murmuro.

Otra mentira.
―¿Crees que fue la comida del restaurante? Porque me siento bien. Pero
probablemente debería ir a ver cómo está mi abuelo.

―No fue la comida.― Es el tumor en constante crecimiento en mi cabeza


―. Es solo uno de mis dolores de cabeza. A veces me enferman. Estaré
bien.

Mentira. Mentira. Mentira.

Otro dolor aparece de la nada, como un relámpago que me cae en la


cabeza, abriéndomela. Grito de agonía mientras mis brazos se acunan
alrededor de mi cabeza, tratando de amortiguar el dolor.

Detente. Por favor detente.

―Esto no es sólo un dolor de cabeza. Jesús, Taylor... me estás


asustando. Voy a llamar a un médico.

Siento que él comienza a moverse, y eso me obliga a responder


rápidamente. Libero un brazo de mi cabeza, y agarro su brazo,
deteniéndolo.

―No ―le susurro. ―No llames a un doctor. Solo necesito mis pastillas. 254
Es solo... un dolor de cabeza. Mis pastillas siempre lo arreglan. Es como
el anterior, ¿recuerdas?

―No, no lo es. Esto es peor, Taylor. Mucho peor. Estás vomitando y


llorando por el dolor...

―Por favor, Liam. ―Levanto un poco la cabeza, entrecerrando los ojos


ante el brillo. Trato de mirar su cara―. Solo necesito mis pastillas.

Me mira fijamente durante un largo momento, con la indecisión escrita


en toda su cara.

Sueltosu brazo y levano mi mano hacia su cara. Presiono mi palma


contra su mejilla.

―Estaré bien. Solo necesito mis pastillas. Por favor, Liam.

Presiona su mano contra la mía que todavía está contra su cara.

―Está bien ―exhala.


Cuando él mueve su mano de la mía, dejo caer la mía y Liam se pone de
pie.

Creo que va a conseguir mis pastillas, pero regresa con un cepillo de


dientes con pasta dental y me lo da.

―Pensé que querrías cepillarlos ahora porque te llevaré a la cama.


Entonces, te voy a dar tus pastillas y no te moverás por el resto de la
noche y probablemente tampoco mañana.

No discuto. Me pongo el cepillo de dientes en la boca y me cepillo lo


mejor que puedo.

Cuando termino, Liam me quita el cepillo de dientes, lo enjuaga y lo


pone en el lavamanos.

Él regresa a mí. Inclinándose, desliza un brazo debajo de mis rodillas y


su otro brazo alrededor de mi espalda.

―Pon tu brazo alrededor de mi cuello, y agárrate ―dice en voz baja.

Levanto mi brazo y me aferro a él.


255
Liam está conmigo en sus brazos. Apoyo mi cabeza contra su pecho.

El olor, el calor y la fuerza de él me tranquilizan de maneras que ni


siquiera puedo empezar a describir.

―Lo siento ―murmuro contra su camisa mientras camina.

―No lo sientas. ―Él llega a la cama y suavemente me recuesta sobre


ella―. Estás enferma, bebé. No puedes evitarlo.

Él me quita el pelo de la frente justo cuando otra ola de dolor me


golpea. No es tan mala como la última vez, pero todavía duele. Cierro
los ojos contra el tormento, mi rostro se retuerce.

―Voy por tus pastillas ―dice Liam. Puedo escuchar la preocupación aún
en su voz―. ¿Están en tu bolso?

―Sí ―le susurro.

Lo escucho moverse. Entonces, escucho agua corriendo en el baño.

Se sienta en el borde de la cama a mi lado.


―Aquí.

Él pone las pastillas en mis labios. Los abro, dejándolas caer en mi


boca. Desliza una cuidadosa mano bajo mi cabeza, levantándola un
poco, y presiona el vaso contra mis labios. Tomo un poco de agua, trago
las pastillas, y luego mi cabeza vuelve a la almohada.

Liam pone el vaso en la mesita de noche junto a mí y se pone de pie.


Cruza la habitación y apaga la luz.

La única luz en la habitación es el brillo de la luz del baño que ha


dejado encendida, la puerta entreabierta.

Lo oigo desvestirse. Luego, se acuesta en la cama junto a mí, acostado


de lado.

―¿Cómo estás? ―pregunta en voz baja.

Giro mi cabeza sobre la almohada, abriendo los ojos para mirarlo.

―Mejor ahora que estás a mi lado.

Él sonríe y luego presiona un beso en mi hombro desnudo. 256


―Cierra los ojos, Boston. Descansa un poco. Estaré aquí sí me
necesitas.

Con esas palabras en mi mente, cierro los ojos.

Liam yace allí conmigo, su mano acariciando la piel de mi brazo,


relajándome.

Y rezo silenciosamente para que el tumor me dé un poco más de tiempo


con él antes de que me lleve.
Traducido por Flor
Corregido por Flopyta

Me despierto al calor y la fuerza y la estabilidad envuelta alrededor de


mí.

Liam.

Todavía estamos acostados en las mismas posiciones en las que nos


quedamos dormidos. Liam está de costado a mi lado, su cuerpo
presionado contra el mío. Su pierna larga está doblada y tendida sobre
la mía. Su pie está metido entre mis piernas. Su brazo está extendido
sobre mi estómago. Su agarre sobre mí es apretado, y me gusta. Me
hace sentir segura.

Es como si ninguno de nosotros se hubiera movido en toda la noche.

Pero no me siento rígida. Me siento bien descansada, y el dolor de


cabeza se ha ido.
257
Por el momento.

Sé que Liam está despierto porque sus dedos acarician la piel desnuda
de mi cintura desde donde se me subió la parte superior de mi pijama.

Abro los ojos y vuelvo la cabeza sobre la almohada. Sus ojos están
abiertos y mirándome fijamente.

Nunca ha habido una vista más hermosa que la que estoy viendo en
este momento.

Liam en la mañana es mi cielo en la tierra. Su pelo oscuro y ondulado


está todo despeinado, algunas hebras burlan su frente. La sombra de
su rastrojo, que creció durante toda la noche, cubre su barbilla. Y, por
supuesto, su pecho desnudo es siempre una ventaja.

Creo que Liam parece más joven que sus treinta y dos años a primera
hora de la mañana. No es que se vea viejo normalmente. Simplemente
parece más despreocupado y relajado en estos primeros momentos.
Verlo a gusto y aquí conmigo me hace feliz de una manera que no
puedo explicar. Hay algo absolutamente perfecto en abrir mis ojos y ver
a Liam a mi lado.

Y saber que no es para siempre, que mi tiempo con él es limitado, me


hace apreciarlo aún más.

Yo sonrío.

—Oye. —Mi voz suena ronca.

—¿Cómo te sientes? —El profundo rasguño de su voz matinal hace


cosquillas en mi piel, haciéndome sentir un hormigueo.

—Mejor.

—¿Estás segura?

—Estoy segura. —Sonrío otra vez para tranquilizarlo.

Entonces, mi estómago retumba ruidosamente. Liam se ríe.

—Y, al parecer, tengo hambre —le digo. 258


—Traeré el desayuno.

—No, bajaremos y comeremos con tu abuelo.

—Ya habrá comido.

—¿Qué hora es? —miro alrededor por un reloj.

—Once menos cuarto.

—¡Once menos cuarto! —exclamo—. No puedo creer hasta lo tarde que


dormí.

—Claramente lo necesitabas. —Me está mirando con preocupación en


sus ojos.

—See. Supongo. ¿Cuánto tiempo llevas despierto? —pregunto,


poniéndome de lado para mirarlo. Pongo mis manos debajo de mi
mejilla.

—Un rato.
—¿Cuánto tiempo es un rato?

—Desde las nueve.

—Eso es tarde para ti. —Liam es un madrugador.

—Supongo que yo también necesitaba dormir. —Sus labios se elevan en


una sonrisa.

—Entonces, ¿bajaste a desayunar y luego volviste a la cama?

—No. Me quedé aquí contigo. No quería irme por si me necesitabas.

Mi corazón salta de mi pecho y se envuelve con Liam.

—¿Te quedaste aquí? ¿Durante todo ese tiempo? —Mis palabras salen
en un susurro.

Levanta la mano de mi estómago y me quita el pelo de la frente con sus


dedos.

—No fue tan largo.

—Casi dos horas.


259
—Como he dicho, no es tanto tiempo. Y me puse al día con algunos
correos electrónicos de trabajo en mi teléfono, así que no era como si
simplemente estuviera aquí y te mirara todo el tiempo.

—Solo una parte del tiempo —bromeo.

Sus labios se curvan hacia arriba.

—Bueno, eres bonita para mirar.

—Exactamente como tú, guapo.

Eso me hace ganar otra sonrisa.

Liam nunca se ve más hermoso que cuando está sonriendo. Esas


sonrisas son tanto más especiales cuando las hace por mí.

En mi cabeza, trato de tomar tantas instantáneas como puedo de las


sonrisas de Liam porque quiero llevarlas conmigo cuando me vaya.
—Tengo que hacer pipí —le digo.

—Gracias por compartir.

—Compartir es demostrar interés.

Él se ríe, sacudiendo su cabeza hacia mí.

—¿Necesitas una mano para ir al baño?

—Gracias, pero no. Me viste vomitar anoche y fue bastante malo. Y, de


todos modos, me siento bien ahora. Puedo caminar hasta el baño sola.
—Me salgo de la cama y me dirijo al baño.

Cuando vuelvo, Liam sigue en el mismo lugar donde lo dejé.

Me subo de nuevo a la cama, acurrucándome en su calor. Su brazo me


rodea, abrazándome con fuerza.

—¿Qué estamos haciendo hoy? —le pregunto. Sé que hoy está claro, ya
que el Gran Premio es mañana.

—Nos quedamos en la cama. 260


—¿Ese plan implica tener relaciones sexuales? Porque soy todo para
tener sexo, mucho de eso, pero me parece una pena pasar todo el día en
la cama. También podríamos salir y tener relaciones sexuales al aire
libre. —Dejé salir una sonrisa en mi cara.

Ni siquiera esboza una sonrisa.

—No quise decir quedarme en la cama para tener sexo, Boston.


Necesitas descansar.

—He tenido todo el descanso que necesito. He dormido durante casi


medio día. Quiero salir y hacer algo.

—No creo que sea una buena idea.

—¿Por qué? —frunzo el ceño.

—Porque no quiero que lo que pasó anoche vuelva a suceder hoy.

—Hunter… —Toco con la punta de mis dedos su rostro, trazándolos


sobre su pómulo y alrededor de la línea de su frente—. Estoy bien.
Él me está mirando, y puedo ver por la mirada en sus ojos que no me
cree.

—Estoy bien —le reitero, presionando las palabras—. Sabes que tengo
dolores de cabeza de vez en cuando.

—Ese no fue un dolor de cabeza, Taylor. Esa fue una jodida migraña
que te hizo vomitar. ¿Sabe tu médico que todavía tienes dolores de
cabeza y que te afectan de esta manera?

No.

—Sí —trago la mentira—. ¿De dónde crees que vienen las pastillas para
el dolor de cabeza? Ella las prescribe.

Una mentira.

Bueno, algo así.

Las píldoras son lo que quedaba de una receta antigua que tenía
cuando tuve el primer tumor. Solo espero que Liam no revise la fecha
en el frasco de pastillas porque se remonta a años atrás.
261
Las pastillas estaban en el gabinete del baño en el piso superior de mi
casa donde estaba mi dormitorio. Las encontré cuando me dejaron
entrar en la casa después de que el departamento de bomberos hubiera
considerado seguro entrar.

Las pastillas lograron sobrevivir al fuego. Mi familia no lo hizo, pero una


botella de píldoras y un montón de otras cosas sin sentido lo hicieron.

Excepto la foto de mi familia que solía haber sobre la mesita de noche


en mi habitación. Eso sobrevivió, y no fue inútil. Es todo lo que he
tenido de ellos durante los últimos cuatro años.

Pero entrar en mi casa, verla cubierta de negro y hollín y saber que


habían muerto allí... fue una de las cosas más difíciles que tuve que
hacer.

Excepto por enterrarlos. Eso fue horrible, ver cómo bajaban sus
ataúdes al suelo... y Tess era tan pequeña. Sabiendo que todos estaban
allí por mi culpa... fue un dolor inimaginable.

Todo lo que quería hacer era meterme con ellos y que me tiraran tierra
encima.
Y, muy pronto, ese deseo se hará realidad.

Pero no hoy.

Porque hoy estoy pasando el tiempo con Liam.

—Háblame de eso —dice Liam en voz baja.

Vuelvo mis ojos hacia él.

—¿Sobre qué?

—Estar enfermo... el tumor.

No quiero decirle demasiados detalles porque no quiero advertirle que


ahora estoy en la misma posición. Liam es inteligente. Una palabra
equivocada de mi parte, y él descubrirá qué causó el dolor de cabeza de
la noche anterior.

Exhalé un suspiro, levantando mi hombro en un medio encogimiento de


hombros.

—Me enfermé. Mi mamá me llevó al médico. El médico sabía que algo


no estaba bien, por lo que se realizó una exploración en mi cerebro.
262
Había una sombra, que resultó ser un tumor. Era maligno. El tumor fue
operado, pero no se pudo extirpar con cirugía. Entonces, tuve que
recibir radioterapia para deshacerme de lo que quedaba.

—¿Y eso funcionó?

—Sí. Me dieron el visto bueno seis meses después.

—¿Todavía tienes chequeos regulares para asegurarte de que todo está


bien?

—Sí. Eran todos los meses al principio. Pero, ahora, son cada seis
meses. —Y falté a la última cita a la que tenía que asistir porque sé que
está de vuelta.

—¿Cuándo fue la última cita?

Él está empezando a juntar las cosas. Necesito apartar su mente de este


tren de pensamiento. Necesito mentir tanto como sea necesario, para
que él no descubra la verdad.
—Dos semanas antes de que subiera al avión para venir aquí. —
Mentira.

—¿Y los resultados estuvieron bien?

—Todo bien. —Sonrío. Duele como una perra, sonriendo a través de esa
mentira.

Pero todavía me está mirando, como si no estuviera seguro.

Necesito asegurarlo.

Entonces, coloco una pared alrededor de ese dolor que siento al


mentirle, y le digo lo que necesita escuchar para evitar que descubra la
verdad.

—Hunter... ¿te preocupa que el tumor haya vuelto?

Estando tan cerca de la verdad como esta... siento que estoy pisando
minas terrestres. Pero es la única manera de detener esta línea de
preguntas. Abordarlo de frente, y luego acostarme de regreso.

Levanta un hombro medio encogiéndose de hombros. 263


—Es solo... ese dolor de cabeza anoche... no estaba bien, Boston. No es
normal sufrir tanto dolor.

—Tal vez no para ti. Pero lo es para mí. Tuve un tumor cerebral,
Hunter. Un crecimiento canceroso en mi cerebro. Me las arreglé para
sobrevivir. Tengo la suerte de estar viva. El dolor de cabeza ocasional es
un pequeño precio a pagar cuando podría haber sido mucho peor.

Yo podría haber muerto. Debería haber muerto entonces. Si lo hubiera


hecho, mi familia todavía estaría viva en este momento.

Miro fijamente a los ojos de Liam, deseando que crea mis mentiras.

Él suspira.

—Supongo que cuando lo pones así... tienes razón. Es un pequeño


precio a pagar. Pero todavía no me gusta verte con dolor, bebé.

Presiona sus dedos en mis labios. La ternura de su toque y el cuidado


en sus ojos... hace falta todo para no llorar.
Lo siento, Hunter. Lo siento mucho.

—En el futuro, solo avíseme cuando se presente un dolor de cabeza,


para que pueda ayudarte.

—Lo haré —le digo a través del nudo de mi garganta. Entonces, fuerzo
la mejor sonrisa que puedo manejar.

Liam reemplaza sus dedos con sus labios, suavemente cepillándolos


sobre los míos. Desliza sus dedos en mi cabello mientras su lengua toca
la mía. Mientras pasa sus dedos por mi cuero cabelludo, tengo la
impresión de que está sintiendo mi cicatriz.

—Lado derecho, por encima de mi oreja. Corre todo el lado y solo un


poco alrededor de la espalda. —Agarro sus dedos, presionándolos en el
lugar.

Él no mueve su mano.

—Lo siento —susurra. Presionando su frente contra la mía, me mira a


los ojos—. No debería haberlo tocado. Simplemente no lo había sentido
antes cuando tenía mis manos en tu cabello, y supongo que solo
estaba... 264
—Curioso. Está bien, Hunter —sonrío.

Y está bien. Solo estoy aliviada de que sea la cicatriz lo que está
buscando y no el tumor.

Gracias a Dios, no puede sentir lo que está creciendo debajo de la piel y


el cráneo porque eso es lo que quiero ocultar de él. No mi vieja cicatriz.

Las yemas de sus dedos trazan la línea de la cicatriz. No es una cicatriz


gruesa. Sorprendentemente delgada. Pero es larga.

Su dedo lo sigue hasta la parte de atrás de mi cabeza. Tomando la parte


de atrás de mi cabeza con su mano, su otra mano contra mi mejilla, él
inclina mi cabeza hacia atrás, así que estoy mirando sus ojos.

—Eres la persona más valiente que he conocido, Boston —susurra—.


Me siento asombrado... y tan jodidamente afortunado de conocerte.

No soy valiente, Liam. Soy débil y cobarde. Eres el valiente. Eres


increíble, amable y generoso. Eres todas las cosas que desearía haber
sido.
Quiero decirle todas esas cosas. Pero no puedo.

Así que cierro los ojos y acerco mi boca a la suya, besándolo, tratando
de decirle con este beso lo que no puedo decir con palabras.

El beso acaba de comenzar a profundizarse cuando mi estómago


retumba de nuevo, arruinando el momento.

Liam se ríe en mi boca.

—Supongo que esa es nuestra señal para levantarnos y conseguir algo


de comida.

Dejo escapar un suspiro.

—Supongo que sí.

Liam me besa una última vez y luego se levanta de la cama.

Salgo de la cama.

—¿Debería vestirme para el desayuno? —le pregunto, mirando mis


pijamas. 265
—No, estás bien. Comeremos, y luego volveremos, nos vestimos y
salimos.

—Por lo tanto, vamos a salir. —Me alegro.

Se mueve alrededor de la cama hacia mí.

—Había planeado que hiciéramos algo hoy. —Él envuelve sus brazos
alrededor de mi cintura y se muerde el labio. Una mirada de
incertidumbre se extiende por su rostro.

—¿Por qué la mirada? —pregunto.

—Bueno... no estoy seguro de si te gustará lo que he planeado.

—Entonces, dime qué es y luego decidiré si me gusta o no.


Traducido por Taywong
Corregido por Fopyta

—No. De ninguna manera. No voy a subirme a esa cosa. Sabes que no


me gusta volar, Hunter. De ninguna manera me subiré a ese avión.

Estoy parada frente a un pequeño avión, similar al que aparece en la


foto de Liam y Kate, la prometida. Sí, no voy a ir allí otra vez.

Excepto que este no tiene el logo de su compañía en el lateral, y es


blanco con un vientre negro y una cola negra y bronceada. Y veo un
cartel que dice que estamos en el aeropuerto de Oxford. Es bueno saber
dónde estoy al menos.

En casa, Liam no me dijo lo que había planeado. Y luego insistió en


vendarme los ojos.

Ojos vendados. Lo sé, ¿verdad? Suena increíble. Habría sido genial y


totalmente pervertido si hubiera habido sexo de por medio. ¿Pero un 266
avión? Ni remotamente sexy en absoluto.

De pie detrás de mí, con las manos sobre mis hombros, Liam ríe, y la
siento retumbar en su pecho contra mi espalda.

—Boston, volaste en un avión para llegar a Inglaterra.

Girando mi cabeza, deslizo mis ojos hacia los suyos.

—Volé en ese avión, tu avión, para traerme aquí para mi viaje.


Necesidad. De ninguna manera voy a volar en un avión por diversión. —
Doblo mis brazos sobre mi pecho.

Liam se mueve a mi alrededor para pararse frente a mí. Cierra sus


manos alrededor de mis brazos.

—Sé que no te gusta volar, pero pensé que querías hacer algo que te
aterrorizara hasta el punto de orinarte en los pantalones.

—Deja de citar mi lista. Y yo hice algo que me asustó, la montaña rusa,


¿recuerdas?
Sonriendo, dice:

—Recuerdo. Pero no te orinaste en los pantalones, así que no podrías


haber estado tan asustada.

—Oh, estaba asustada. Créeme. ¿Y cómo sabes que no me oriné


encima?

—Porque te follé poco después. La única mancha mojada en tus bragas


fue de mí haciéndote venir.

Buen punto. Mi mente inmediatamente se desliza hacia atrás a ese


momento en la tienda de Hook a Duck, haciendo que mis entrañas se
enrollen. Un recuerdo increíble.

—Así que no me oriné encima. Pero definitivamente tenía miedo.

Liam desliza sus manos por mis brazos, forzándome a soltarlas y


liberarlas de mi pecho. Toma mis manos en las suyas, sosteniéndolas
entre nosotros.

—Sé que estabas asustada. Pero después de que el miedo se fue,


¿recuerdas cómo te sentiste? 267
—Aliviada de que lo había hecho y de que no tendría que volver a
hacerlo.

Ríe con un rico y profundo sonido, negando con la cabeza.

—Estabas feliz. Pude verlo en tus ojos. Tenías ese aspecto... parecías
libre, Boston.

Tal vez, en ese momento, sí. Pero no soy libre. No seré libre hasta que
los vea de nuevo. Hasta que pague mi penitencia.

Liam se acerca un poco más. Tan cerca que tengo que inclinar el rostro
para mirarlo. Su olor me envuelve, aliviando el miedo que llevo dentro.

—“Aquel que ha superado sus miedos será verdaderamente libre”.

—Y puedes dejar de citarme a Aristóteles también. —Frunzo el ceño,


pero no es tan profundo como debería ser, y eso se debe a él y a su risa
contagiosa y su rostro sonriente y sus ojos brillantes de otoño.

Maldito sea.
La risa de Liam se desvanece. Su expresión se profundiza, sus ojos se
vuelven serios.

—Te has enfrentado a un tumor cerebral y has sobrevivido. No mucha


gente puede decir eso.

—Bastantes pueden. ¿Puedo citar estadísticas, si lo deseas?

Es su turno de fruncir el ceño.

—No me importan los demás. Me preocupo por ti.

¿Se preocupa por mí?

Sus manos dejan las mías, y acuna mi rostro con ellas.

—Pensé que conocía el significado de la palabra valentía hasta que te


conocí. Habías mirado a la muerte valiente, y ganaste. Nada es más
aterrador que eso.

Si tan solo lo supieras.

Enfrentar la muerte es aterrador cuando no quieres morir. Pero cuando


quieres morir... mirarlo a la cara es liberador.
268
La estoy mirando ahora mismo.

Algunos ven la muerte como el diablo tratando de tomarlos.

Veo la muerte como un ángel. Ofreciéndome la paz que nada en la tierra


podría darme.

Cerrando los ojos, respiro profundamente.

Sé que estoy siendo estúpida, no quiero subirme a este avión. Pero ése
siempre ha sido mi problema: dejar que mis temores me superen.

Saber que la muerte viene por mí es liberador, y debo usar esa


liberación para tomar riesgos.

Quiero vivir antes de morir.

Pienso en la historia que Liam me contó en la montaña rusa. La que su


abuelo le había contado...
—No hay nada malo en tener miedo. Todo el mundo siente miedo. Pero
el día que dejas que tu miedo te controle es el día que dejas de vivir.

Muy pronto, mis pulmones ya no respirarán. Mi corazón no latirá. Mi


mente dejará de pensar. Ya no seré más. Solo un recuerdo que con el
tiempo se desdibuja y se desvanece en la mente de la única persona a la
que sí quiero recordar a medida que su vida avanza.

Hacer cosas a las que tienes miedo hace que tu respiración sea más
rápida. El corazón late tan fuerte que se siente como si se estuviera
saliendo de tu pecho. Tu mente corre tan rápido que es difícil seguir el
ritmo de los pensamientos.

Y aún no soy solo un recuerdo para Liam. Estoy aquí, soy real, sólida y
estoy en sus brazos.

Siento su aliento contra mi boca antes de que sus labios toquen los
míos.

—Eres valiente y fuerte. Puedes hacerlo, Boston.

Parpadeo, abro los ojos y miro a los suyos.


269
—Tienes razón. Hagámoslo.

—¿Sí?

—Sí. Salgamos volando de este avión.

La sonrisa de Liam es tan brillante que me ciega, cubriéndome como el


calor del sol.

Me toma de la mano y me lleva a su avión, caminando sobre el asfalto.

Un tipo sale del avión cuando nos acercamos. Es bajito, parece de unos
cuarenta años y tiene el cabello castaño claro.

—Liam. —Lo saluda estrechándole la mano—. Ella está lista para ti.

—Gracias, Henry. Henry, esta es mi amiga Taylor.

Henry me sonríe.

—Encantado de conocerte.
—Taylor va a ser mi copiloto hoy.

Mis ojos se disparan hacia Liam cuando un grito de asombro sale de mi


boca.

—¿Qué? —chillo.

—Estoy bromeando. —Liam me echa un vistazo y ríe—. A Taylor no le


gusta mucho volar —le dice a Henry.

—Bueno, estás en buenas manos con Liam. Es un excelente piloto.

Sé que es una tontería porque tiene sentido que Liam tenga su licencia
de piloto —considerando cuál es su compañía— y me dijo que su abuelo
solía llevarlo a volar, pero nunca me ha dicho que tiene su licencia de
piloto.

—Que tengan un buen vuelo —nos dice Henry antes de salir.

Liam se acerca al avión y yo lo sigo.

—Entonces, es tuya.

—Sí, la compré una nueva el año pasado. Tengo un par de aviones más.
270
Los más viejos.

Me pregunto si todavía tiene el avión en la foto con Kate. Pero no voy a


preguntar. No quiero que Mal Humorado Liam vuelva.

—¿Qué te parece? —pregunta, deteniéndose en el avión.

—Cómo son los aviones... es bonito, supongo.

Sus ojos se entrecierran, con un toque de humor.

—En cuanto a los cumplidos, lo tomaré como un gran cumplido tuyo.

Liam hace un gesto hacia la puerta de la cabina que Henry dejó abierta
para nosotros.

—Las damas primero.

Me paro y lo miro fijamente, viendo el interior del avión.


Está muy alto para entrar. Eso no es lo que me está entreteniendo. Hay
una pequeña escalera de metal plegable para ayudarme. Me estoy
estancando porque mi corazón late más rápido con solo mirar la cabina.
Parece pequeño.

Puedo hacer esto.

—¿Estás bien, cariño? —La mano de Liam toca mi hombro.

Respiro profundamente y lo miro sobre el hombro.

—Sí.

Subo por la pequeña escalera y me meto en el avión, moviéndome para


sentarme en el segundo asiento, el de la izquierda, dejando el asiento de
la derecha para Liam.

Liam sube detrás de mí. Introduce la escalera y la pliega. Luego,


extiende la mano, cierra la puerta y la cierra con llave.

Miro por encima de mi hombro.

Es muy bonito por dentro. 271


Hay cuatro asientos detrás de mí, de cuero crema, así como en los que
estamos sentados. Los cuatro asientos están uno frente al otro, y en el
centro hay una mesa bien ajustada.

Delante de mí hay pantallas y botones, y a cada lado hay una cosa que
parece un volante. No conozco el término elegante para ellos. Solo
espero que Liam no espere que yo controle uno de ellos.

—Um... así que, estabas bromeando, ¿verdad? No tengo que controlar


una de esas cosas. —Hago un gesto al volante.

—El yugo —Liam ríe—. Y, no, nena. Pero puedes, si quieres, una vez
que estemos en el aire.

—No. Estoy bien, gracias —lo interrumpo rápido, le muestro una


sonrisa, haciéndolo reír entre dientes.

Liam se pone el cinturón de seguridad, así que yo me pongo el mío.

—¿Lista? —Se gira para mirarme.


Presiono mis labios juntos.

—Mmhmm.

Toma mi barbilla con su mano, moviéndose hacia mí mientras me


acerca. Me besa suavemente.

—Todo va a salir bien, Boston. Yo tengo el control aquí, y no dejaré que


te pase nada. ¿De acuerdo?

—De acuerdo. —Me recuesto en mi asiento.

Liam se pone unos auriculares y luego me da uno para que me los


ponga.

Comienza a hablar con sus auriculares, usando la jerga de los aviones,


y no tengo ni idea de lo que está hablando. Luego, empieza a apretar
botones y a girar los diales. De repente, la hélice de la parte delantera
del avión comienza a girar. Es lento al principio, pero se acelera
rápidamente hasta que nubla delante de mis ojos.

Y me estoy cagando en los pantalones. Mi corazón está acelerado, y mis


palmas están sudando. 272
Liam dice algunas cosas más en sus auriculares. Entonces, me mira y
sonríe.

—¿Lista para tu primera experiencia de vuelo Hunter?

No. Me pregunto si puedo escapar por esta puerta a mi lado y salir


corriendo.

Trago, pero mi garganta está seca, así que es como si estuviera


tragando grava.

—Pensé que ya había tenido uno de esos. —Le doy una sonrisa, pero se
siente incómodo en mis labios.

—Mis pilotos son buenos, nena, pero no tan buenos como yo. —Guiña
el ojo, totalmente ajeno al hecho de que estoy a punto de enloquecer.

Su mano pasa a lo que parece una palanca de cambios, y lentamente la


empuja hacia adelante. El avión comienza a moverse, a rodar hacia
adelante.
Santa mierda, nos estamos moviendo.

Mis manos se enroscan alrededor del borde del asiento, agarrando.

Liam dirige el avión sobre la pista, dirigiéndose a la pista de aterrizaje


real, supongo. Mientras tanto, está hablando con sus auriculares y
apretando botones.

Maniobra el avión alrededor y sobre la pista de aterrizaje, y lo lleva a


una parada.

—Esperando a que todo esté despejado —me dice—. ¿Todavía estás


bien?

No.

Todos los músculos de mi cuerpo están tensos. Mis entrañas están


anudadas.

—Hey... —Los dedos de Liam tocan mi mejilla, atrayendo mi atención


hacia él—. No tienes que tener miedo. Esto es solo entre tú y yo, cariño.
Y yo tengo el control aquí, y nunca dejaré que te pase nada. —Pasa las
yemas de sus dedos por encima de mi boca. 273
Lo miro fijamente, mojando mis labios, después de su toque. Mi corazón
se acelera mientras miro sus ojos de otoño.

—Puedes hacer esto —susurra.

Puedo hacer esto.

Dejo una sonrisa sobre mi rostro. La sonrisa que me da a cambio vale


un millón de fotos en mi mente. Lo guardo y lo archivo en la parte
delantera de mis recuerdos de fotos.

Toma mi mano y la lleva a sus labios, presionando un beso sobre ella.

Liam habla en su auricular, pareciendo responder a quien quiera que


esté en el otro extremo.

Entonces, me mira y dice:

—Tengo el visto bueno. ¿Estás lista, nena?


Me evalúo a mí misma. Mi estómago está apretado con nudos. Tengo las
manos húmedas. Mi corazón está bailando en mi pecho.

Pero todas esas cosas significan que sigo viva. Todavía estoy aquí con
él. Estoy a salvo con él.

—Estoy lista —le digo.

Me da una última sonrisa antes de mirar hacia adelante, y luego mueve


la palanca de cambios hacia adelante, pero no lentamente esta vez. Se
mueve mucho más rápido, y luego nos movemos rápido.

Santa mierda.

Estamos bajando a toda velocidad por la pista, y mi estómago está en


algún lugar allá atrás.

Y —mierda— estamos despegando. El avión deja el suelo, y mi vientre


hace esa cosa extraña que hace.

Todo lo que puedo ver es el cielo azul mientras Liam lleva el avión más
alto.
274
Cielo azul y nubes.

¿Será así cuando muera, subiendo al cielo para estar con mi familia?

Ese pensamiento tiene un efecto calmante en mí.

Liam vuelve a hablar con los auriculares y gira los diales con una mano
mientras dirige con la otra.

Parece que hemos estado escalando desde siempre antes de que Liam
nivele el avión. Presiona unos cuantos botones mientras continúa
hablando con su auricular.

Aleja el micrófono de su boca y me mira.

—¿Te va bien, Boston?

—Sí. —Rápidamente miro por la ventana lateral y veo las casas de


abajo—. ¿A qué altura estamos?

—Seis mil cien metros. Podríamos ir más alto, pero pensé en tomármelo
con calma porque es la primera vez que sales.
—¿Llamas fácil a seis mil ? Mil, no, cien metros habrían estado bien
para mí.

Liam ríe profundamente.

—Si hubiéramos volado bajo, que no se puede volar a cien pies, para
que lo sepas, te habrías perdido estas vistas. Y son jodidamente
espectaculares. Echa un vistazo. —Asiente hacia la ventana.

Me obligo a mirar por la ventana otra vez. Él tiene razón. Las vistas son
impresionantes. Ahora estamos volando sobre los campos con hierba
verde y árboles por todas partes.

—Volar de noche es aún mejor. Todo está iluminado. Te sacaré una


noche, para que puedas ver.

¿Vuelo nocturno? No creo que sea así.

—Suena horrible. Estoy bien, gracias.

Le doy una sonrisa tensa y ríe.

Miro hacia atrás por la ventana, todavía viendo campos y la extraña 275
casa de campo esparcida por ahí.

Ahora que estamos aquí arriba, mi miedo no parece tan grande como
cuando estábamos en el suelo, esperando para partir. De una manera
extraña, estar aquí arriba con Liam es sereno y pacífico.

Volamos en silencio por un tiempo. Y sé que debería estar mirando la


vista, pero la del avión es mucho mejor. Y mirar a Liam mantiene mi
mente alejada de pensar en lo alto que estamos del suelo.

No puedo dejar de mirarlo. Parece tan tranquilo aquí arriba, y luce más
allá de lo sexy. Así que, al mando, sentado aquí, volando su avión.

Hay algo tan increíblemente sexy en ver al hombre con el que duermo a
cargo de esta enorme pieza de maquinaria.

Quiero decir, Liam se ve bien cuando conduce un auto. La vista de sus


manos en el volante me hace algo. Pero, mirándolo ahora, controlar esta
gran lata de metal... es una locura.

Y, ahora, todo lo que puedo pensar es en lo que se siente al tener sus


manos sobre mí... y tener mis manos sobre él.
Estoy empezando a sentirme muy caliente... y excitada.

Mierda. Lo quiero a él.

Mis manos están literalmente ansiosas por tocarlo.

Aparto la mirada de Liam y aprieto los puños hacia adentro y hacia


afuera, flexionando mis dedos.

Tranquila, tigresa, no puedes tenerlo ahora.

¿Puedo?

Miro de nuevo hacia él. Está mordiendo su labio inferior mientras mira
por la ventana, pensando profundamente. Se ve hermoso.

Realmente necesito tocarlo...

Ah, a la mierda.

Extendiendo mi mano, la deslizo sobre su muslo y hasta su entrepierna.


Acuno su polla sobre los vaqueros.

Ojos sorprendidos se dirigen a los míos.


276
—Nena... —Hay recelo en su voz, pero también una pizca de intriga.

Y es esa intriga lo que me hace decir:

—¿Alguna vez te han dado una mamada a seis mil metros? —susurro.

Mierda, escúchame, señorita seductora.

Ojos en los míos, niega con la cabeza. Sé que no está hablando porque
el micrófono inalámbrico cerca de su boca aún está encendido, y la
gente del otro lado podría oírlo.

Arrastro mis dientes sobre mi labio inferior, burlándome de él.

—Bueno, estás a punto de tenerla.

No sé quién es esta chica que está en mi asiento ahora mismo, pero es


algo increíble, y aparentemente, se calienta mientras ve a su hombre
volar un avión.
¿Su hombre?

Las palabras tartamudean en mi cerebro.

Pero lo dejo a un lado, lo ignoro, y me vuelvo a centrar en Liam, que me


mira con un calor en los ojos que nunca antes había visto.

—¿Es seguro quitarse los cinturones de seguridad o solo trabajo


alrededor de ellos?

En respuesta, Liam se desabrocha el cinturón de seguridad y lo aparta.


Me quito el mío, pero lo mantengo cerca, por si acaso.

Me acerco y abro el botón de sus vaqueros, y luego deslizo la cremallera


hacia abajo. Me quito el auricular y lo pongo en el asiento que está a mi
lado.

Meto la mano en sus vaqueros y curvo mis dedos a su alrededor. Ya


está duro como una piedra. Saber que tengo este efecto en él me da una
gran confianza para llevar esto a cabo.

Aprieto su polla, y su pecho salta en un suspiro.


277
Libero su polla de sus confines y la miro fijamente.

¿Puede una polla ser hermosa? Porque, si puede serlo, entonces la suya
realmente lo es.

Me inclino hacia abajo y lamo la punta, amando la sensación sedosa de


la misma en mi lengua.

Se acerca, apaga un interruptor y luego tira de su propio auricular,


lanzándolo sobre el tablero de instrumentos del avión.

Sus dedos se deslizan en mi cabello. Agarra los mechones e inclina mi


cabeza hacia un lado, así que lo miró fijamente a los ojos. Sus ojos
parecen estar ardiendo.

—Chúpalo con fuerza. —La orden dominante en su voz tiene mis bragas
mojadas y mi boca haciéndose agua por él.

Bajando la boca hacia él, alejo mi mano de su polla. Saco la lengua y


lamo un camino de la raíz a la punta. Sus caderas se mueven, sus
manos se tensan en mi cabello.
—Joder —gime.

Hay una fuga de líquido en la punta. Lo lamo. Su sabor salado es muy


excitante. Me recuerda al sexo caliente, duro y sudoroso.

Tomándolo de nuevo en mi mano, hago girar mi lengua alrededor de la


cabeza de su polla. Oigo un gruñido que viene de lo más profundo de su
interior.

—No te burles de mí, Taylor. Chúpalo ahora.

No puedo evitar sonreír ante su dominio.

El alfa en él me excita mucho. Mi clítoris está rogando ser tocado. Pero


tendrá que esperar porque esto, ahora mismo, se trata de él.

Lamo mis labios, los mojo. Luego, abriendo la boca, deslizo la polla
dentro y le doy lo que quiere.

—Taylor. —Se estremece con mi nombre.

La mano de Liam deja mi cabello, agarrando el yugo, como si necesitara


sostenerlo para mantener el equilibrio. Bueno, supongo que necesita 278
seguir pilotando el avión.

A medida que lo chupo, sus caderas comienzan a moverse hacia arriba


en pequeñas sacudidas cortas, al mismo tiempo con mi boca.

—Eres tan jodidamente sexy —dice entre dientes—. Tan...


jodidamente... caliente.

Levanto mis ojos a su rostro, su polla aún en mi boca.

La mirada en sus ojos... es oscura y necesitada... y hay algo más que no


puedo descifrar.

Volviendo a concentrarme en mi tarea, lo chupo como si fuera la reina


de las mamadas.

—Jesús... joder, Taylor... sí, eso es. —Hace un sonido de dolor, pero sé
que está lejos de sentir dolor—. Mierda, nena, vas a hacer que me corra
duro, y si me corro, estrellaré este maldito avión. Así que, o dejas de
hacer lo que estás haciendo ahora mismo, o vuelas este avión, y yo
termino conmigo mismo con mi mano.
Eso tiene mi cabeza subiendo, su polla dejando mi boca con un húmedo
pop.

—¡No puedo volar este avión! —exclamo, sonando un poco estridente.

No pensé en lo que pasaría cuando él necesitara correrse y en el


problema que podría presentarse cuando iba a suceder.

—Entonces, siéntate en tu asiento, y no me toques ni me mires ni me


hables durante los próximos minutos, para que pueda calmarme. Si no,
al diablo con eso y te follo ahora mismo, dejando que este avión se
hunda mientras lo hago.

Seguro que no habla en serio.

Lo miro.

Sí, lo dice en serio.

Puede que quiera morir, pero no quiero morir en un accidente de avión.


Y definitivamente no quiero que Liam muera.

Así que, hago lo que me pidió. Cierro la boca y miro la vista por la 279
ventana.

Han pasado unos minutos, y me estoy aburriendo, sin hablar.

—Liam —digo en voz baja—, ¿te has calmado ya?

—Llegando allí. —Su voz sigue sonando un poco tensa.

Me arriesgo a echarle un vistazo.

—Lo siento. —Muerdo mi labio.

—¿Por qué? —Me mira, confundido.

—Por ponerte nervioso y no ser capaz de acabar contigo.

Ríe, e instantáneamente me tranquiliza.

—Boston, nunca te disculpes por hacerme una mamada, aunque no


resulte en un final feliz. Mientras volaba mi avión, me la chupó la mujer
más sexy que he tenido la suerte de conocer. Soy de oro, nena. Pero
solo para que lo sepas, en cuanto volvamos a Hunter Hall, te llevaré a
mi habitación y follaré cada parte de tu cuerpo que esté a mi alcance.

Todas las partes correctas de mí se aprietan en previsión de lo que está


por venir.

Miro por la ventana hacia el suelo, muy por debajo, y ese miedo que
sentí al principio ya no está ahí. Solo la felicidad de estar aquí con él.

—Creo que puedo vivir con eso —sonrío.

280
Traducido por Taywong
Corregido por Lelu

—Sube a la cama. Te quiero sobre tus manos y rodillas. Ahora.

Estamos en la habitación de Liam en Hunter Hall. Está desnudo. Estoy


desnuda.

Me hizo desnudarlo y luego quitarme mi propia ropa, su striptease


personal. Ahora, me está ordenando que me vaya a la cama.

El mandón Liam ha vuelto, y es tan malditamente caliente.

Haciendo lo que dijo, me subo a su cama y me pongo de rodillas y


manos, mirando hacia el otro lado.

Siento su mano tocar mi trasero cuando se sube a la cama detrás de


mí. Mueve la palma de su mano por mi trasero, y sus dedos se deslizan
entre mis pliegues. Encontrando mi coño, desliza un dedo dentro de mí.
281
Gimo, abriendo más las rodillas.

—¿Eso te hace sentir bien? —pregunta, su voz oscura y áspera.

—Muy bien.

Desliza otro dedo hacia adelante, haciéndome gemir de nuevo, y luego


empieza a follarme con sus dedos.

Mi cabeza cae hacia adelante. Me encanta la sensación de él


haciéndome esto.

—No debería ser tan bueno contigo, Boston. Deberías estar de rodillas,
terminando lo que empezaste en el avión. Si no quisiera tanto follarte,
entonces eso es lo que estarías haciendo ahora mismo.

Su dedo sigue entrando y saliendo de mí.

Entonces, siento su boca en la mejilla de mi culo. Allí me da un beso y


luego araña sus dientes sobre mi piel, lo que me hace estremecer.
—Me encanta tu culo, Boston. —Su dedo deja mi coño y se desliza
sobre mi clítoris, dándole un golpe antes de moverse hacia arriba hacia
mi fruncido agujero.

Me tenso cuando llega.

—Tengo tantas ganas de follarte aquí. —Frota el dedo alrededor de esa


parte intacta de mí.

Le echo un vistazo. Sus ojos están vidriosos y lujuriosos, mirando


donde está su mano.

—¿Qué pasa contigo y los culos, Hunter?

Sus ojos se fijan en los míos. La mirada en ellos es letal, y casi me tiene
diciéndole que me haga lo que quiera.

—Culos no, en plural. Solo tu trasero. Estoy obsesionado con follarlo.


Soy lo suficientemente hombre para admitirlo. Es tan alegre y sexy... y
justo ahí. —Agarra la mejilla de mi culo con la otra mano—. Es como
una montaña que necesito escalar. Quiero meter mi bandera ahí y
conquistarlo. Y es verdad lo que dicen, ya sabes. —Una sonrisa
diabólica se desliza en su boca sexy—. Es más divertido por el culo. 282
La risa explota de mí.

Caigo de frente, mis rodillas ya no son capaces de sostenerme.

—¡Oh, Dios mío! —Mi risa está amortiguada en la cama—. ¡No puedo
creer que hayas dicho eso! ¿Quién dice eso? —Levanto la cabeza y lo
miro.

—La gente... yo. —Sonríe.

Eso me activa de nuevo. No puedo dejar de reírme. Me duelen los


costados por reírme.

—¡Oh, Dios, duele! —Agarro mi vientre, rodando sobre mi costado—.


¡Liam Hunter, no tienes precio!

Cuando llevo mis ojos a los suyos, él solo está mirándome fijamente,
con una sonrisa en su rostro y una mirada suave en sus ojos.

—¿Qué? —río, secando las lágrimas de risa de mis ojos.


—Nada. Me gusta mucho verte reír. —Se mueve hacia arriba de la
cama, acercándose a mí—. No hay nada más hermoso que la vista y el
sonido de tu risa. Y me gusta aún más cuando soy yo quien te hace reír.

Mi corazón explota. En su estela hay brillantes y resplandecientes


bombas de emociones. Todo por él. Y están flotando alrededor de mi
pecho, uniéndose a cada parte de mí, haciéndome desear cosas que no
puedo tener.

Él... para siempre.

Liam toma mi rostro en sus manos. Su expresión es tan tierna que creo
que va a decir algo para empujarme al límite.

Entonces, abre sus labios y dice:

—Entonces... ¿puedo darte por el culo?

Y ahí está, volviéndome a bajar a la tierra. Justo al lugar al que él y yo


pertenecemos. En este momento.

Muerdo mi labio, me siento un poco nerviosa al pensarlo, digo:


283
—No sé...

—No hay presión. Yo solo... realmente te quiero de esa manera. Y quiero


que lo sepas.

Lo reflexiono.

¿Qué daño podría hacer? Bueno, para empezar, podría doler como el
demonio. Pero no es que no esté acostumbrada al dolor. Y estoy bastante
segura de que, con este dolor, tendré algo de placer. Bueno, será mejor
que lo haga.

Y sé que Liam no me haría algo que me haría daño de alguna manera.


Especialmente sexualmente. Cada vez que tenemos sexo, él siempre me
cuida primero. Parece que él obtiene placer del mío. Algo más para adorar
de él.

Y el sexo anal... es algo que nunca he hecho antes...

—¿Dolerá? —pregunto.
—Haré todo lo posible para que sea lo menos doloroso posible para ti.
Traje lubricante. Y tengo lo mejor.

—Oh, bueno, si tienes un buen lubri… espera. ¿Trajiste lubricante


contigo? ¿A la casa de tu abuelo? —Levanto mi ceja.

—Cuando lo dices así, suena un poco sórdido.

—Bueno, tú eres el que quiere profanarme en el dormitorio de tu


infancia.

Sonríe, grande.

—Boston, pasé muchas noches en este dormitorio, soñando con


profanar a una chica caliente...

—¿Chica sexy? —río—. Cursi.

—No es cursi. Es cierto. Eres sexy, nena. —Se inclina y toma mi boca
en un delicioso beso. Rozando su nariz sobre la mía, me mira a los
ojos—. La verdad es que no esperaba nada en absoluto... pero también
me gusta estar preparado. Como un buen Boy Scout. Así que traje
lubricante por si acaso se presentaba la oportunidad. Y, por casualidad, 284
ha surgido.

Eso me hace reír.

—Y por eso tienes tanto éxito en los negocios. Siempre preparado para
lo inesperado y brillante en la negociación.

—Entonces, ¿eso es un sí? —Reprime una sonrisa.

—Viendo que trajiste el buen lubricante, entonces, sí, es un sí. Pero si


me haces daño con esa gran polla tuya, la partiré por la mitad.

Sus cejas se juntan.

—No tienes que preocuparte, Boston. No te haré daño. Hacerte daño es


lo único que nunca podría hacer. Lo único que planeo darte son niveles
intensos de placer. Un placer como nada que hayas sentido antes.
Ahora, vuelve a ponerte de rodillas e inclínate.

Con mariposas nerviosas y excitadas en el estómago, me doy la vuelta y


me pongo de nuevo de rodillas.
Siento que Liam se va de la cama. Miro detrás de mí y lo veo abriendo
su bolsa.

Luego, regresa a la cama y una botella de lubricante golpea el colchón a


mi lado. Presiona su mano contra mi espalda y la corre hacia abajo
hasta que su mano golpea mi trasero.

Sus dedos se deslizan hacia abajo, entre mis pliegues, y desliza un dedo
en mi coño, lentamente moviéndolo hacia adentro y hacia afuera. Mi
cabeza vuelve a caer hacia adelante.

Su dedo sale de mí y frota mi clítoris. Lo pellizca y me hace retorcer. Se


acerca y recoge el lubricante mientras frota mi clítoris.

Oigo estallar la tapa, y luego su mano se aleja de mí. Le oigo bombear el


lubricante.

¿Ya lo está haciendo? Miro hacia atrás, tensa.

Lo veo frotando el lubricante en sus dedos.

Atrapa mi mirada.
285
—Voy a usar mis dedos primero, para calentarte. ¿De acuerdo?

—Bien. —Exhalo, relajándome un poco.

Siento su dedo resbaladizo deslizarse entre las mejillas de mi culo.


Comienza a frotar la punta de su dedo alrededor del exterior de mi
apretado y fruncido agujero.

Su otra mano rodea mi frente, y sus dedos encuentran mi clítoris. Me


está trabajando, frotando y burlándose de mi clítoris. La sensación del
lubricante allí hace que la fricción se sienta mucho más intensa, o tal
vez es que su dedo está lentamente haciendo su camino dentro de mi
trasero que está haciendo que todo parezca intenso.

La quemadura está ahí cuando la punta de su dedo se desliza dentro de


mí.

Oh, Dios mío.

—¿Cómo va? —pregunta en voz baja, con voz ronca.

—Bien. —Respiro.
Siento que empieza a trabajar un poco más de su dedo dentro de mí. Va
a entrar mucho más fácil que la última vez que hicimos esto, y tenerlo
dentro de mí de esta manera se siente tan sucio, caliente y sexy.

Liam sigue adelante hasta que su dedo está dentro de mí, y me siento
llena de él, pero extrañamente no lo suficiente.

Necesito más.

—¿Estás bien? —pregunta, con el dedo sobre mi clítoris y el que hay


dentro de mí.

—Mmhmm.

Me lleva un momento darme cuenta que no va a empezar a moverse.

Le echo un vistazo. Su frente está arrugada.

—¿Qué pasa?

—¿Estás segura que quieres esto?

Suavizo mi mirada. 286


—Por supuesto que estoy segura. Te quiero dentro de mí, así. —Me
empujo hacia su dedo.

Sus ojos se iluminan, como un fósforo.

—Dios, te ves tan jodidamente sexy ahora mismo. —Liam gruñe las
palabras.

Desliza su dedo hacia afuera y luego lentamente lo vuelve a introducir.


Comienza a follar mi culo con el dedo, y nunca me he sentido tan sexy y
caliente como ahora mismo.

Pellizca mi clítoris, haciéndome gritar.

—Más —le digo—. Necesito... más. —Mi propia mano agarrándose a mi


pecho, pellizco mi pezón.

—Voy a meter dos dedos, nena. Necesito prepararte para mi polla.

—Sí. Por favor. —Empiezo a sentirme descerebrada por la sensación.


Sus dedos están haciendo un número increíble en mi clítoris.

Su dedo deja mi culo, y gimoteo por la pérdida.

Oigo el bombeo de lubricante, y luego lo siento corriendo por mi trasero.

Los dedos de Liam están de vuelta, burlando y probando. El empuje es


más firme esta vez. Dos dedos. Siento que los gira a medida que las
puntas comienzan a deslizarse dentro de mí.

—Oh Dios —gimo. Mi cabeza cayendo sobre la almohada, la muerdo.

Lentamente trabaja sus grandes dedos dentro de mí, girando y


estirando y llenándome, preparándome para su polla.

Estoy jadeando en la almohada, mis dedos arañando las sábanas, mi


cuerpo subiendo hacia lo que sé que va a ser un orgasmo increíble.

—Jesús, Taylor, podría correrme con solo mirarte así... de rodillas con
mis dedos en tu culo. Nunca he visto nada más caliente.

Sus palabras, el sonido de su voz... la sensación de él dentro de mí, sus


dedos burlándose de mi clítoris... estoy tan cerca de venirme. Mi cuerpo 287
está suplicando por todo lo que puede darme.

—Te necesito dentro de mí —digo con urgencia, levantando la cabeza


para mirarlo.

Se queda quieto.

—¿Estás... segura?

—Nunca he estado más segura de nada en mi vida. Necesito esto... te


necesito, Liam. —Y, en este momento, lo digo en serio. Nunca he
necesitado a nadie como lo necesito ahora mismo.

El deseo emerge en sus ojos. Su mandíbula está apretada. Parece que


apenas está en el borde de la contención.

Saca sus dedos de mí y su otra mano se aleja de mi clítoris, dejando mi


cuerpo llorando por su toque.

Recoge el lubricante y bombea una cantidad obscena en su polla,


lubricándolo. Supongo que quiere asegurarse que esté lo más
resbaladizo posible para entrar en mí. Vuelve a poner el lubricante en
mi culo, dejándolo deslizarse por la grieta. Sus dedos lo bajan y lo
meten en mi agujero.

Estoy mojada y resbaladiza, nerviosa y asustada, pero estoy lista para


tenerlo dentro de mí de esta manera.

Sus ojos se encuentran con los míos.

—¿Lista?

—Sí... solo... ve despacio.

Mis ojos se encuentran con los suyos. Sus ojos se ven crudos, y su
expresión es tensa, como si se estuviera aferrando a su control por la
punta de los dedos.

—No lo haría de otra manera. Si quieres que pare, dímelo. —Puede que
se esté aferrando a su control, pero no se nota en su voz. Es suave y
calmado.

—Lo haré.

Miro de nuevo hacia adelante y cierro los ojos, concentrándome en 288


relajarme. Supongo que, si me pongo tensa, me dolerá más. Como
cuando te haces un examen ginecológico, que es algo en lo que no
debería estar pensando en este momento, la cosa menos sexy de la
historia.

Siento la polla de Liam presionar contra mi culo, y toda mi atención va


directamente a ese lugar tan importante. Empuja la punta y jadeo.

—¿Estás bien? —dice.

—Sí. —Exhalo a través de la quemadura. Es mucho más fuerte que la


que sentí con su dedo—. Solo continua.

Sus manos agarran mis caderas, sus dedos trabajan sin descanso
contra mi piel, mientras empuja un poco más. Y más hasta que pronto
esté dentro de mí, muy dentro de mí.

—Boston... ¿todavía está bien?

—No voy a mentir; duele un poco, pero... se siente bien, también... si


eso tiene sentido. —Lo miro de nuevo.
Una sonrisa se aprecia en sus labios. Puede que esté sonriendo, pero
sus ojos son oscuros y peligrosos y muy calientes.

—Tiene sentido. —Su voz es áspera.

Liam humedece los labios con su lengua. Sosteniendo mis ojos, saca su
polla, casi hasta la punta, y luego la empuja lentamente hacia adentro.

No puedo quitarle los ojos de encima. Estoy hipnotizada.

El momento es tan intenso, y el placer que siento es como nada que


haya sentido antes.

Liam desliza su mano bajo mi estómago y me levanta. Ambos estamos


de rodillas, con mi espalda apretada contra su pecho, y él está muy
dentro de mí.

Llevo mis brazos hacia atrás, agarrándome a él para mantener el


equilibrio.

Con una mano toma mi pecho y comienza a besar mi cuello, deslizando


su lengua sobre mi piel, mientras se mueve de nuevo, follándome con
empujones lentos y medidos. 289
En este ángulo... dentro de mí...tan profundo...es tan jodidamente
bueno.

La mano en mi pecho baja por mi estómago hasta que sus dedos están
de vuelta en mi clítoris, tocando y burlando.

Su otra mano envuelve mi garganta. Con el dedo y el pulgar sosteniendo


mi mandíbula, gira mi cabeza hacia la suya y toma mi boca en un beso.

La sensación de él dentro de mi cuerpo, su lengua en mi boca, sus


dedos en mi clítoris... me hace subir hacia el borde de la locura y sentir
que estoy cayendo al mismo tiempo.

Se aleja de mi boca, pero no me deja moverme. Presiona su frente


contra la mía, sus ojos fijos en mí.

—Esto... tú... —Su voz es profunda y baja—. Eres increíble, Taylor.


Nunca he querido a nadie como te quiero a ti. Haces que todo sea
mejor. Estoy mejor... contigo.

Entonces, me está besando de nuevo. Profundo, intenso y significativo.


Sus palabras se arremolinan alrededor de mi cabeza, enredándose con
mis propias palabras y sentimientos que tengo por él.

La confusión y el anhelo y cuánto deseo que este hombre me deje sin


aliento.

Este sexo no es como me lo imaginaba. Esperaba que fuera duro y


urgente, que fuera profundo, que fuera una follada primitiva. Pero no lo
es.

Es tierno y significativo.

¿Puedes hacer el amor mientras te dan por el culo?

Bueno, si puedes, entonces eso es lo que Liam me está haciendo ahora


mismo.

Y está haciendo que las cosas se sientan borrosas. Lo bueno y lo malo


de las cosas, todo mezclado.

Pero lo que está claro es lo que siento por él.

Mucho. 290
Siento mucho por Liam.

Y eso me asusta.

Estoy jadeando en su boca, desesperada y necesitada.

Su dedo frotando rápidamente sobre mi clítoris, su mano en mi pecho,


su polla en mi culo...

El orgasmo explota en mí. Todo mi cuerpo se tensa hasta el punto del


placer y el dolor. Mis ojos se cierran. Nunca había sentido algo así
antes.

Éxtasis. Se siente como éxtasis puro.

El agarre de Liam sobre mí es firme. Su movimiento se ralentiza


mientras me vengo.

Su mano deja mi clítoris mientras mi orgasmo disminuye. Me agarra de


la cadera. Su otra mano atraviesa mi pecho, agarrándose de mi hombro,
y comienza a moverse. Su ritmo es más rápido ahora, más fuerte.
—No hay nada más caliente que verte venir —me dice con voz ronca en
el oído—. Tú viniéndote me hace correr...

Gime, y luego sus dientes muerden mi lóbulo. Siento que su cuerpo se


sacude contra el mío, y entonces sus caderas empiezan a bombear más
fuerte contra mí. Siento el diluvio de semen dentro de mí. Es la
sensación más loca.

Pero la cosa más asombrosa que he sentido nunca.

Algo más que añadir y tachar de mi lista.

Sexo anal.

Estoy tratando de mantener mis pensamientos ligeros. Porque Liam


está envuelto a mi alrededor y todavía dentro de mí, su aliento caliente
contra mi piel, su corazón late en mi espalda, y mis sentimientos por él
están tratando de ceder sobre mí.

El impulso de decirle lo que significa para mí está tan cerca de la punta


de mi lengua. Puedo sentirlo quemar el interior de mi boca.

Pero también sé el daño que causarían esas cosas. 291


Cómo no saldría nada bueno de ello.

Así que, guardo bajo llave esos pensamientos y sentimientos, y me


concentro en el pensamiento del sexo que acabamos de tener. Y, en mi
cabeza, lo convierto de lo profundo y significativo que era en algo
primitivo y caliente.

Follar. Solo follando.

—¿Estás bien, Boston? —Presiona un suave beso en la piel debajo de


mi oreja.

—Sí. —Lo miro y sonrío—. Estoy más que bien.

Sonríe, sus dientes rozando su labio inferior.

—Ojalá pudiéramos quedarnos así para siempre —dice en voz baja.

Para siempre.

—Mis piernas podrían entrar en modo calambre si lo hiciéramos —río.


Río para convertirlo en una broma. Algo menos serio.

Liam ríe, pero no llega a sus ojos.

—Traeré algo para limpiarte. —Besa mis labios y luego sale lentamente.

Siento el goteo en mis muslos. No estoy segura de qué hacer, pero me


imagino que, si me acuesto, la gravedad podría mantener la mayor
parte hasta que Liam regrese con algo para limpiarme y así hacer
menos lío en la cama.

Me dejo caer de frente y me relajo en la suavidad del colchón.

Oigo la risa profunda de Liam cuando vuelve a entrar al dormitorio.

—¿Cómoda? —pregunta.

—Mucho.

Y me quedo ahí tumbada mientras Liam me limpia con un paño. Siento


un pequeño pinchazo cuando me limpia el culo, haciéndome sisear.

—¿Duele? —pregunta. 292


Puedo oír el arrepentimiento en su voz.

Levanto la cabeza de la cama y lo miro.

—Solo un poco. Pero valió la pena.

Eso me hace ganar otra sonrisa instantánea.

—Me desharé de esto. —Sostiene la tela.

Lo veo salir de la habitación y luego subo a la cama. Girando sobre mi


espalda, sacudo el edredón hacia abajo y me acurruco debajo de él.

Liam sonríe cuando me ve. Luego, se zambulle en la cama a mi lado,


haciéndome chillar.

Saca el edredón de debajo de él y se mete debajo de la cobija.

Los dos estamos de espaldas, mirando al techo.

Liam deja escapar un suspiro.


—Siento que debería conseguir una placa o un certificado o algo así.
Acabo de conquistar el trasero de Taylor Shaw. Un lugar en el que
ningún hombre ha estado antes. Y, joder, fue bueno. —Gira la cabeza
sobre la almohada para mirarme—. Creo que lo pondré en mi lápida
cuando muera.

Le frunzo el ceño.

—No hables de tu muerte con tanta ligereza. Alguien como tú está


destinado a vivir para siempre. —Las palabras salen antes de que
pueda detenerlas.

La mirada en su rostro... arde a través de mí.

—Y, de todos modos, con lo que estás haciendo, pensaría que nunca te
habías follado a una mujer por el culo antes.

Hay una pausa antes que conteste.

Por favor, déjalo ir. Volvamos a la broma y a la luz antes que la cague.

Casi exhalo aliviada cuando dice:


293
—Nunca antes me he follado a una mujer por el culo. Bueno, cuando
digo eso, quiero decir, no me he follado a una mujer como tú antes.

—¿Ah, sí? ¿Y qué hay de diferente en mí, comparado con esas otras
mujeres que te follaste por el culo?

—Bueno, no tenía que pagarte. —Sonríe—. Estoy bromeando.

Levanta las manos cuando voy a pegarle.

—Nunca he pagado por sexo normal o sexo anal, lo prometo.

—De acuerdo. —Bajo mi mano hasta la cama—. Entonces, ¿qué es


diferente aquí conmigo?

Presiono.

Por qué estoy presionando, no lo sé.

Bueno, sí.
Es porque quiero oírle decir por qué soy diferente. Aunque sé que no
puede salir nada bueno de ello. Pero mi tonto corazón insiste en oírle
decir lo que sea que digan esas palabras.

—¿Aparte del hecho que eres estadounidense?

—¿Qué tiene que ver eso con nada?

—Nada —ríe—. Solo me gusta jugar contigo.

Desliza un brazo por debajo de mi cintura, tirando de mí más cerca.

—Bueno, para empezar, tu culo era virgen, así que oficialmente es mío.
Nunca olvidas tu primera vez. —Inclina la cabeza hacia adelante,
presionando su frente contra la mía. Cierra los ojos y exhala—. Eres
mía, Boston, en todos los sentidos —susurra—. Eres diferente y
perfecta, y eres mía. —Presiona un suave beso en mis labios.

Entonces, se levanta de la cama. Totalmente inconsciente de que acaba


de golpear mi pecho con el puño, sacó lo que quedaba de mi corazón y
se lo llevó con él.

—Voy a ducharme, a limpiarme bien, así estoy listo para la segunda 294
ronda. ¿Quieres unirte a mí?

Me obligo a cambiar de opinión para poder responder a sus palabras.

Me siento, el edredón cayendo alrededor de mi cintura.

—¿Segunda ronda? No volveremos a tener sexo anal por lo menos en


unos días. Estoy un poco dolorida, ¿recuerdas?

Liam se detiene en la puerta. La mano en el marco, mira atrás hacia mí.

—Por supuesto que lo recuerdo. No estaba hablando de sexo anal


cuando dije segunda ronda. No, estaba hablando de tus tetas. Son mi
próxima montaña para escalar. Voy a follarme a esas bellezas y luego
me voy a correr sobre ellas para que parezcan montañas nevadas. —
Sonríe y luego se mete en el baño antes que pueda responder.

Pero si hubiera tenido la oportunidad de responder, todo lo que habría


salido sería una risa.

Porque eso es lo que hace Liam.


Prende fuego a mi corazón y me hace reír.

Y estoy bastante segura que me estoy enamorando de él.

Me estoy enamorando de él.

295
Traducido por Taywong
Corregido por Lelu

Me estoy enamorando de Liam. O ya estoy enamorada de él.

De cualquier manera, lo amo, y esa comprensión me hace caer en


picado.

Pasé el resto de ayer sonriendo y riendo mientras pasaba tiempo con


Liam y Bernie. Pero, por dentro, me estaba destrozando en pedazos.

Pero luego, más tarde, mientras estaba acostada junto a Liam en la


cama, bien despierta e incapaz de dormir, lo observé en el sueño. Es tan
hermoso cuando duerme, pero ese no es el punto.

Fue entonces, mirándolo, cuando me di cuenta que no importaba.

Estoy enamorada de Liam. No puedo cambiar eso. No creo que quisiera


hacerlo, aunque tuviera elección.
296
Pero amarlo no cambia nada.

Puede que ame a Liam.

Pero amo más a mi familia.

Les debo más.

Mis sentimientos por Liam son míos. No es consciente de ello, y nunca


lo será. Liam ni siquiera está de acuerdo conmigo en eso.

Se preocupa por mí. Eso ya lo sé.

Y que se preocupe por mí... es maravilloso.

Pero sentimientos como esos se desvanecen rápidamente.

El amor no lo hace.

Y tengo la suerte de poder amar a este hombre increíble en este tiempo


que me queda, y puedo llevarme esos sentimientos conmigo cuando me
vaya.
Tengo que enamorarme antes de morir.

Enamorarme no fue algo que pensé que llegaría a experimentar, aunque


fuera de un solo lado, pero lo he hecho, y es increíble.

Mirar a Liam y sentir que mi corazón va a estallar por los sentimientos


que siento por él... es increíble. Tener el privilegio de amar a alguien
como Liam... es un verdadero regalo.

Sé que es un regalo que no debería tener. No debería permitirme sentir


así por él. No me lo merezco.

Pero no es como si él también me quisiera.

Estos son mis sentimientos, y son míos para conservarlos, míos para
codiciarlos.

Si eso me hace egoísta, entonces soy egoísta porque no renunciaré a


estos sentimientos por nada.

Estoy dando mi vida. Solo espero que sea suficiente.

Estamos en el Circuito de Silverstone, asistiendo al Gran Prix, 297


actualmente sentados en el área de hospitalidad de un equipo llamado
Rybell. Bernie les proporciona apadrinamiento, al parecer lo ha hecho
durante años. Y, como Bernie es un patrocinador, podemos sentarnos
en la hospitalidad y conocer a los pilotos del equipo. El actual campeón
del Gran Prix es uno de los pilotos de Rybell, Carrick Ryan. Puede que
no siga la Fórmula Uno, pero sé quién es Carrick Ryan. Todo el mundo
sabe quién es Carrick Ryan.

Alto, rubio, irlandés y ridículamente guapo, pero no tan guapo como


Liam.

Lo sé, ¿verdad? Estoy diciendo que Liam es más guapo que Carrick
Ryan. Debo tenerlo mal. O es solo la pura verdad. Liam es más sexy y
más guapo.

Voy a ir con la verdad. Porque, a mis ojos, Liam es mejor.

Él lo es todo.

Carrick es el chico de oro de la Fórmula Uno. Érase una vez, era el


chico malo de la Fórmula Uno, pero hoy en día es un hombre cambiado.
Casado con el amor de su vida.
Sí, sé quién es Carrick Ryan.

Bernie, Liam y yo estamos sentados en una mesa junto a la ventana.


Unas cuantas personas más están aquí también. No tengo ni idea de
quiénes son, otros patrocinadores, supongo. Estoy mirando por la
ventana, viendo cómo la gente llena las gradas.

Para ser honesta, es un poco aburrido en este momento porque los


hombres están hablando de negocios, pero en general, no me importa
porque estoy aquí con Liam. Una vez que llegue a conocer a Carrick,
Dios espero conocer a Carrick, y cuando comiencen las carreras, sé que
será increíble.

Llegamos a Silverstone en helicóptero, y sí, Liam trajo el helicóptero


hasta aquí. Aparentemente, vuela esos y también aviones.

Resulta que hay un helipuerto en la propiedad de su abuelo. No viajan


al Gran Prix como lo haría la gente normal, ya sabes, en auto. No, a los
Hunter les gusta ir por aire.

No puedo decir que me encantó la experiencia de estar en un


helicóptero, pero me estoy acostumbrando a volar cuanto más lo hago,
y volar en helicóptero es una cosa más que añadir y tachar de mi lista. 298
Lo mejor del vuelo fue ver a Liam controlar el helicóptero. Su mano
envuelta alrededor de esa palanca de control me recordó a nuestro viaje
en avión de ayer y cuando le di una mamada a veinte mil pies.

Dios, eso fue excitante. Y también lo fue el sexo anal después.

La cosa más caliente del mundo.

Oigo chácharas fuertes cuando algunas personas entran en la


habitación, y…

Oh, Dios mío.

Uno de ellos es Carrick Ryan.

Camina hacia adelante, con su uniforme de conductor, y tiene su brazo


alrededor de una impresionante mujer alta de cabello oscuro y piel
aceitunada. Ella debe ser su esposa. La única mujer que giró la cabeza
y lo cambió.
Creo que todas las mujeres del mundo lloraron colectivamente en sus
copas de vino el día que Carrick Ryan se casó. Igual que cuando Jake
Wethers se casó.

Como cuando lloraré desde mi asiento en el cielo el día que Liam se


case con otra persona.

¿Qué demonios...? ¿De dónde salió ese pensamiento?

Sacudo mi cabeza cuando me doy cuenta que Carrick y su esposa se


han separado de la gente con la que entraron a la habitación, y están
caminando hacia donde estamos sentados.

Pueden estar caminando hacia nosotros, pero todavía se miran y hablan


entre ellos.

La forma en que Carrick está mirando el rostro de su esposa con total


adoración me hace sentir un poco de envidia.

Que te miren de esa manera. Que alguien te adore tan completamente.


Ni siquiera puedo imaginarlo.

Siento la mano de Liam enroscarse alrededor de la mía. Llevo mis ojos 299
hacia él.

—¿Estás lista para conocer a Carrick Ryan? —Sonríe.

—Sí. —Sonrío. Pero realmente no lo siento. Por alguna razón, me siento


un poco triste ahora mismo.

—Carrick, Andi. —Los saluda Bernie, ya de pie. Besa a Andi en la


mejilla y luego le da la mano a Carrick—. ¿Cómo están tú y el bebé? —
Bernie le pregunta a Andi.

Mis ojos bajan y ven un pequeño bulto de bebé.

Va a tener un bebé.

Otra cosa que nunca llegaré a experimentar. Pero entonces, aunque


tuviera una vida plena, no podría tener un bebé porque soy infértil. La
radioterapia desde el primer tumor vio eso. Pero tenía algunos de mis
ovarios congelados. Así que, si viviera, entonces podría tener un bebé....

Pero no voy a vivir, así que tengo que dejar de pensar así.
Dios, ¿qué diablos me pasa?

Deja la fiesta de lástima y anímate. Estás a punto de conocer a Carrick


Ryan.

—Realmente bien. Gracias, Bernie. —Andi no tiene acento inglés como


el de Liam o Bernie. El de Andi suena diferente, como si hubiera algo
más ahí dentro. Ella le sonríe a Bernie, presionando su mano contra su
estómago y frotándola con amor.

La mano de Carrick cubre la suya. Ella sonríe hacia su rostro.

Se ve radiante. Feliz. Brillo de bebé.

La punzada de envidia me golpea de nuevo. Esta vez más difícil.

Basta ya.

—Sin embargo, ella no se detendrá, no importa cuánto le diga que lo


haga —le dice Carrick a Bernie, destacando su tono irlandés—. Sigue
insistiendo en ayudar en el garaje.

Nunca había oído el acento irlandés en la vida real. Tengo que decirlo, 300
es increíble.

—Me siento en un taburete y observo a los chicos porque no me deja


hacer otra cosa —le dice Andi a Bernie, con un humor claro en su voz.

—Mi esposa habría trabajado hasta el día en que diera a luz si la


hubiera dejado —le dice Bernie a Carrick.

—¿Qué hacía tu esposa? —pregunta Andi.

—Era veterinaria. Amaba a los animales, más que a mí a veces, creo. —


Bernie ríe entre dientes.

No sabía que la esposa de Bernie era veterinaria.

Liam se levanta de su asiento y tira de mi mano con él. Nos abrimos


paso por la mesa hacia Bernie, Carrick y Andi.

—Carrick, me alegro de verte de nuevo. —Liam le da la mano—. ¿Estás


listo para la carrera?

—Tan listo como siempre —dice Carrick.


La voz de Liam suena diferente.

¿Es eso... una pizca de excitación lo que oigo en su voz?

La única vez que he oído excitar a Liam es cuando está a punto de


follarme o correrse.

Sé que Liam ama el Prix, y sé que ha visto a Carrick antes, varias veces.
Pero supongo que, si idolatras un deporte, idolatras a los deportistas
que lo hacen lo que es, no importa quién seas.

Y sé a ciencia cierta que, si fuera yo la que volviera a ver a Jake, estaría


tan asustada como la primera vez que lo vi.

—Andi, encantado de volver a verte. —Liam la besa en la mejilla como


saludo.

—Tú también. —Ella le sonríe.

Siento otro golpe de celos.

No sé por qué.

¿Qué diablos me pasa ahora mismo?


301
Tengo que arreglarme, ahora mismo.

—Carrick, Andi, esta es Taylor. —Presenta Liam, poniendo su brazo


alrededor de mi cintura.

—Hola. —Sonrío—. Encantada de conocerlos a los dos.

—Americana. —Andi sonríe.

Ella es realmente bonita. Como una supermodelo guapa.

Y tiene un marido que claramente la adora, y va a tener un bebé y una


larga vida.

Basta ya.

—Culpable de los cargos. —Vuelvo a sonreír.

—Amo América. —Andi me dice—. ¿De dónde eres?


—Boston.

—Oh, nunca he estado en Boston. Me encantaría ir.

—Entonces, te llevaré —le dice Carrick.

Ella se gira hacia él y le sonríe. Él le devuelve la sonrisa.

Es una sonrisa secreta, una sonrisa llena de amor y adoración y


recuerdos de tiempo compartido que solo ellos conocen.

Puedes sentir el amor fluyendo entre ellos. Como una entidad viviente
que respira.

Y me está molestando inmensamente por alguna razón.

Tengo el impulso repentino de llorar.

—Si me disculpan, solo necesito ir al baño —les digo a todos. Pero, por
alguna razón, no me atrevo a mirar directamente a Liam.

Me escabullo del agarre de Liam, pero atrapa mi muñeca cuando


empiezo a moverme. 302
Fuerzo mis ojos a su rostro, y el dolor atraviesa mi pecho.

¿Por qué me duele mirarlo?

—¿Estás bien, nena? —pregunta en voz baja.

Sus ojos arden en los míos. Y hay preocupación en la suya. Puedo verlo
claramente.

Mi incomodidad debe ser obvia.

Fuerzo una sonrisa.

—Estoy bien. Solo necesito orinar.

—Has estado callada. ¿Te está dando dolor de cabeza?

—No, nada de eso. Estoy bien. —Doy otra sonrisa.

Me mira fijamente durante un largo momento y finalmente dice:

—De acuerdo. Estaré aquí, esperándote cuando regreses.


Suelta mi brazo y yo salgo, dirigiéndome directamente al baño.

Entro en un retrete y cierro la puerta con llave. Me siento en el baño.

No necesito orinar. Era solo una excusa porque necesitaba salir de allí.
Iba a conocer a Carrick Ryan, y todo lo que quería era huir.

Porque me sentía como si me estuviera asfixiando en esa habitación.

Tenía envidia. Incluso estaba celosa. De la forma en que Carrick mira a


Andi. De su amor claro y visible el uno por el otro. El bebé creciendo
dentro de su estómago.

No porque quiera a Carrick. Lejos de eso.

Es por culpa de Liam. Y yo.

No importa todas las charlas de ánimo que me doy a mí misma y todas


las persuasiones internas que hago de que amar a Liam está bien, que
mis sentimientos unilaterales son jodidamente increíbles, no va a
cambiar el hecho de que, en mi interior, sé que no está bien.

Amar a Liam me hace quererlo. Me hace querer que sienta lo mismo por 303
mí que yo por él. Amarlo me hace querer las cosas que todos los demás
pueden tener.

Mirar a Andi y a Carrick juntos me ha hecho darme cuenta de eso. Lo


mucho que lo quiero.

Quiero que Liam me mire como si nadie más en el mundo existiera,


excepto yo. Quiero usar su anillo algún día. Quiero saber qué se siente
al tener a su hijo creciendo dentro de mí.

Quiero cosas que no están disponibles para mí.

Y no puedo fingir que no me entristece, porque sí lo hace.

Hace que me duela el corazón de una manera que me resulta difícil de


explicar.

Si estuviera viviendo una vida diferente, podría tener todas esas cosas
con Liam.

Pero no puedo tener esa otra vida.


No puedo tener una vida en absoluto.

Pronto, me iré, y Liam hará todas esas cosas con otra persona. Amará a
otra mujer. Se casará con ella. Tendrá un hijo con ella.

Y saberlo... malditamente duele.

Presiono mi mano contra mi estómago, sosteniendo el dolor, y muerdo


mi labio para no llorar, pero las estúpidas lágrimas caen de todos
modos.

Saco un poco de papel higiénico del rollo y limpio las lágrimas.

Cerrando los ojos, respiro profundamente, inhalo y exhalo.

Necesito detener esto. Una fiesta de lástima en un baño no es la forma


en que debería pasar el tiempo.

Poniéndome de pie, dejo caer el papel en el inodoro y lo tiro. Salgo del


retrete y me dirijo a los lavabos.

Me miro a mí misma en el espejo del baño.

Recuerda por qué estás haciendo esto, Taylor.


304
Mamá, papá, Parker y Tess.

Ellos son la razón por la que estás eligiendo morir en lugar de luchar por
vivir. Para que puedas estar con ellos de nuevo.

Son la elección correcta. Puede que ahora se sienta difícil, incluso


confuso por lo que siento por Liam. Pero cuando esté con ellos, sabré
que fue lo correcto.

Para volver a oír sus voces. Para abrazarlos y no soltarlos nunca. Para
decirles cuánto lo siento por lo que hice. Que se me permita amarlos.

Eso es lo que importa. Eso es lo importante.

No lo que siento por Liam.

Me lavo las manos y las seco con una toalla de papel. Luego, vuelvo a
Liam.
Carrick y Andi ahora están sentados a nuestra mesa. Bernie está
charlando con los dos, y Andi me sonríe calurosamente mientras me
acerco.

Le devuelvo la sonrisa. Necesito volver a sentirme como yo misma y


hablar con esta buena gente.

Entonces, mis ojos se encuentran con los de Liam. Todo lo que me dije
a mí misma se tambalea y empieza a desaparecer, y me siento triste de
nuevo.

Veo preocupación en los ojos de Liam, y me hace sentir una mierda.

Arregla esto, Taylor.

Liam ya ha hecho mucho por ti. Ha tenido la amabilidad de traerte aquí


con él y presentarte a Carrick Ryan, por el amor de Dios. Y todavía tienes
la oportunidad de charlar con él y su encantadora esposa porque están
sentados en tu mesa.

No arruines el día de Liam porque tienes la cabeza en el culo por cosas


que no puedes cambiar.
305
Me deslizo en mi asiento a su lado.

—Hola. —Le sonrío alegremente.

Se acerca y toma mi mano en la suya.

—¿Estás bien? —pregunta, con voz baja.

—Bien. —Hago mi brillante sonrisa más grande.

Pero aún no parece convencido.

Así que me inclino y le doy un suave beso en los labios.

—Estoy bien, Hunter. Lo prometo. —Inclino mi cabeza hacia atrás para


mirarlo a los ojos, haciendo cumplir mis palabras, escondiendo detrás
de ellas mi multitud de mentiras cada vez mayores.

Sonríe, y llega hasta sus ojos.


Entonces, Bernie le hace una pregunta alejándolo de mí. Entonces, me
inclino hacia adelante y comienzo a hablar con Andi desde el otro lado
de la mesa.

Pero Liam no suelta mi mano mientras hablamos por separado.

Y no la suelta por el resto del día.

306
Traducido por Taywong
Corregido por Lelu

Estoy en la parte trasera de la limusina con Liam, y Paul nos lleva a un


salón de tatuajes.

Estoy tachando otra cosa de mi lista. No me quedan muchas.

Después del tatuaje, solo quedan unos pocos: tener algo perforado,
emborracharme totalmente hasta vomitar y desmayarme, bailar bajo la
lluvia y experimentar un verdadero momento de romance, como lo
hacen en las películas. Pero supongo que he tenido muchos momentos
románticos con Liam, así que cualquiera de ellos podría contar.

También he tenido muchos momentos calientes con él.

Una mamada en un avión es lo primero en mi lista. Y sexo en la feria. Y


el sexo anal. De acuerdo, así que todo el sexo que he tenido con Liam
encabeza mi lista.
307
Después del Gran Prix, que fue increíble una vez que comenzó la
carrera, volvimos a Hunter Hall y cenamos con Bernie y Archie.

Luego, más tarde en la cama, Liam me hizo todo tipo de travesuras.

La mayor parte del día siguiente, también nos quedamos con su abuelo,
y luego Liam nos llevó de vuelta a Londres.

Fuimos directamente a su apartamento. Lo juro, apenas me he quedado


en mi hotel, no es que me esté quejando.

Liam y yo fuimos al supermercado y compramos comestibles, y luego


nos preparó la cena. Después, nos tumbamos en el sofá, envueltos
juntos mientras veíamos una película.

Me quedé dormida en mitad de la película. Me desperté cuando Liam


me levantó y me cargó a la cama. Estaba despierta cuando me acostó
en el colchón. Así que, lo tiré hacia mí, y esa noche, le hice muchas
cosas sucias.
Esta mañana me desperté antes que Liam, lo cual es inusual. Así que,
saqué el culo de la cama, le preparé el desayuno y se lo llevé a la cama.

Eso me hizo ganar dos orgasmos.

Entonces, me dijo que hoy había reservado una cita para un tatuaje.

Lo juro, cuando tiene tiempo de hacer estas cosas, nunca lo sabré. Pero
estoy bastante segura que probablemente le manda un correo
electrónico a su asistente personal para que lo haga. Me enteré que su
ayudante se llama Pam, y ha trabajado para él durante ocho años. Solo
lo descubrí porque se lo pedí.

Siento que debo enviarle a la mujer un ramo de flores para las citas que
me ha reservado.

Así que, nos dirigimos al salón de tatuajes, y en realidad no tengo ni


idea de qué tatuaje me voy a hacer.

Claro, puse en mi lista que quería uno, pero no sabía qué tatuaje
quería.

Pero entonces supongo que no importa lo que tenga. Se trata más bien 308
de la experiencia de hacerse el tatuaje, no de lo que es.

Me imagino que escogeré el primer tatuaje que vea. Solo necesito decidir
en qué parte de mi cuerpo lo haré.

Estoy pensando, mi trasero. Es la parte más flácida, así que es la que


menos dolerá.

—Entonces, ¿sabes qué tatuaje vas a tener? —Liam pregunta a mi lado,


casi como si estuviera leyendo mi mente.

—No estoy segura. —Levanto mi hombro en un medio encogimiento—.


No me importa lo que sea.

—¿Quieres tinta permanentemente grabada en tu cuerpo y no te


importa lo que es?

—No.

Me mira como si hubiera perdido la cabeza. Supongo que a él le


parecerá una locura. Porque no sabe que lo que importa no es el tatuaje
en sí, sino la experiencia de hacerse un tatuaje.
No quiero morir virgen de tatuaje.

—Puedes elegir el tatuaje por mí si quieres.

La mirada loca abandona su rostro y es reemplazada por la sorpresa.

—¿Quieres que elija algo para ti?

—No tienes que hacerlo. Pero me gustaría que lo hicieras.

Entonces, será como si tuviera su marca en mí. Algo que Liam eligió
ponerme en la piel.

Sí, me gusta esa idea.

—Me encantaría. —Se inclina y me besa.

Paul se estaciona fuera de la tienda de tatuajes. Me bajo del auto. Paul


está fuera de su puerta, de camino a abrir la mía. Sonriendo, niega con
la cabeza con exasperación hacia mí.

—Lo siento. Simplemente lo olvido. Estoy acostumbrada a salir de los


autos. 309
Liam sale por detrás de mí.

—Bueno, no deberías estarlo. Deberías haber pasado toda tu vida con


chofer, Boston.

—Awww dices las cosas más bonitas. —Le sonrío por encima del
hombro.

Liam cierra la puerta del auto y vamos a la tienda de tatuajes.

Me abre la puerta. Entro. Hay una chica detrás del mostrador. Sus
brazos están cubiertos de tatuajes. Tiene un piercing en el labio y otro
en la nariz. Sus orejas están llenas de piercings. Tiene el cabello rubio-
blanco afeitado en un lado, y el otro lado colgando justo debajo de la
oreja.

Es muy atractiva.

—Hola. —Nos sonríe.


Veo la forma en que sus ojos se abren de par en par hacia Liam. No
puedo decir que la culpo.

Está vestido con vaqueros y un suéter gris con cuello en V. Su cabello


ondulado tiene ese aspecto de recién salido de la cama que tanto me
gusta. Se ve tan guapo como siempre.

—Tenemos una cita para Taylor Shaw, pero espero que puedas poner
otra.

—¿Otra más? —Me giro hacia él.

—Sí. Yo.

—¿Tú? —Mis ojos se abren de par en par con sorpresa.

—Nena, te vas a hacer un tatuaje, y me dejas elegir el diseño, así que lo


menos que puedo hacer es devolverte el favor.

—No es un favor, Hunter. Quiero que lo elijas.

—Lo sé. Y saber que confías en mí me hace jodidamente feliz. Así que,
quiero devolverte ese sentimiento. 310
Mi corazón hace ese pequeño latido en mi pecho.

—Estamos bastante libres en este momento. —La chica está mirando en


la computadora—. Sí, deberíamos ser capaces de meterte, no hay
problema. —Le sonríe a Liam.

—Gracias —le dice.

—Si se sientan los dos, estaremos con ustedes pronto.

Sigo a Liam hasta los asientos, aún sorprendida que se esté haciendo
un tatuaje. Y que tengo que elegir lo que él se haga.

—Entonces, ¿dónde te vas a hacer el tatuaje? —le pregunto.

—Ni puta idea. Decidí hace solo cinco minutos que estaba haciéndome
uno —ríe entre dientes—. ¿Dónde harás el tuyo?

—Culo.
—¿Me estás llamando así7? ¿O es ahí donde vas a poner el tatuaje?

Eso me hace reír.

—Ahí es donde lo estoy poniendo, tonto.

—Entonces, ahí es donde tendré el mío.

—¿Te vas a tatuar el culo? —No puedo dejar de sonreír y mirarlo


fijamente.

—Sí. —Asiente, con una sonrisa en los labios. Entonces, me mira,


atrapándome con la mirada fija en él—. ¿Qué?

—Nada. Solo estoy sorprendida, eso es todo.

—¿Qué me voy a hacer un tatuaje?

—Sí.

—¿Y por qué te sorprende eso?

—No lo sé. Supongo que no debería. No es como si tuvieras miedo de


hacer algo.
311
Sus ojos atrapan y sostienen los míos, la mirada en ellos se vuelve
seria.

—Boston, hay muchas cosas de las que tengo miedo.

No sé por qué, pero sus palabras y la mirada en su rostro me secan la


boca.

Por un momento, siento que sus palabras son sobre mí.

Que me tiene miedo.

—¿Quién de ustedes es Taylor? —Un enorme oso de hombre camina


hacia nosotros, con una sonrisa en el rostro. Tiene el cabello largo
atado hacia atrás, una barba gruesa, y no se ve ni un centímetro de su
piel que no esté tatuada, aparte de su rostro, claro está.

—Esa sería yo —digo, poniéndome de pie.

7 En inglés ella responde Ass, que en español también significa Imbécil o idiota.
—Bueno, yo soy Den, y hoy los tatuaré a los dos. —Luego, le dice a
Liam—: Eres bienvenido a venir a ver mientras tatúo a tu novia si
quieres. Y luego haré el tuyo justo después.

Estoy a punto de corregirlo y decirle que no soy la novia de Liam


cuando Liam se pone de pie y dice:

—Funciona para mí.

—Entonces, ¿qué piensas hacerte? —Den me pregunta.

—Um... —Todavía estoy tratando de recuperarme de la conmoción de


ser llamada la novia de Liam.

Nunca antes se había referido a mí de esa manera. Siempre me ha


presentado a la gente como su amiga. Pero no corrigió a Den.

No sé por qué me molesta tanto. No es que sea un gran problema.

Pero, por alguna razón, parece que lo es.

—Está escogiendo mi tatuaje. —Lanzo mi pulgar hacia Liam.

Den se detiene junto a una puerta y la abre, dándome una mirada.


312
—Ella está escogiendo el mío —le dice Liam mientras entramos en la
sala de tatuajes.

—Ah, bueno, son sus cuerpos, pero siempre digo, escojan sabiamente,
porque un tatuaje es permanente, a menos que quieran pasar por el
dolor de que se lo quiten.

Realmente no tengo que preocuparme por eso, Den. Pero gracias por la
preocupación.

—He elegido uno bueno para ella. Seguro que le gustará. —Liam me
sonríe.

—Confío en ti —le dije.

Sus ojos se encuentran con los míos.

—Yo también confío en ti.

—Correcto. Bueno, ¿dónde vamos a tatuarnos? —Den me pregunta.


—Mi culo —le digo.

—¿Y tienes una foto de lo que se está haciendo? —le pregunta a Liam.

—Sí. —Liam saca su celular de su bolsillo y abre algo en la pantalla.


Luego, le pasa el teléfono a Den.

Den mira fijamente a la pantalla y luego a Liam.

—Confía en mí. Le encantará. —Liam ríe suavemente, mirándome a los


ojos.

Honestamente, ni siquiera me preocupa lo que ha elegido para mí.


Estoy feliz que algo que él eligió vaya a estar en mi cuerpo.

—Correcto. Bueno, iré a preparar esto. Volveré en unos minutos. —Den


sale de la habitación.

Me siento en la cama de tatuajes.

—¿Estás nerviosa? —pregunta Liam, viniendo a pararse entre mis


piernas.

—No. ¿Y tú?
313
—No.

—¿Tienes idea de lo que vas a elegir para mí?

—En realidad, sí. —Sonrío.

Tengo la mejor idea de qué tatuar en Liam. Solo espero que entienda el
sentimiento.

—¿Me va a gustar?

Solo le sonrío grande, y la preocupación parpadea en sus ojos.

—No te preocupes. —Le doy una palmadita en el brazo—. Será increíble.


Lo prometo.

Unos minutos más tarde, Den reaparece con un dibujo en la mano. Me


doy la vuelta, porque quiero que sea una sorpresa.

—¿Quieres verlo antes que lo haga? —Den me pregunta por detrás.


—No. Quiero la sorpresa —digo más a Liam que a Den.

Liam me sonríe.

—Echaré un vistazo —le dice Liam a Den, dejándome y acercándose a


él.

Los dos están callados por un momento.

Entonces, Liam dice:

—Es perfecto.

Eso me hace sonreír más grande.

—De acuerdo. Bueno, Taylor, acuéstate en la cama por mí y baja tus


leggins. Entonces, empezaremos —me dice Den.

Hago lo que me pide. Tumbada en mi frente, meneo mis leggins hacia


abajo, exponiendo mi trasero. Tuve la previsión de usar leggins, ya que
son elásticos y cómodos para cuando tenga que volver a ponerlos sobre
el tatuaje.

Liam saca una silla, sentado junto a mi cabeza.


314
—¿Alguna preferencia en qué lado hago el tatuaje? —pregunta Den.

—Nalga izquierda. —No sé por qué digo izquierda. Probablemente


porque soy zurda.

—Yo también iré a la izquierda. —Liam me sonríe—. Será mejor que


coincida.

Den afeita el área de la mejilla izquierda de mi culo. Luego, siento que


frota algo sobre el área. Y lo siguiente que oigo es el sonido de la aguja
encendida.

Liam mira la aguja y luego de nuevo hacia mí.

—¿Estás lista? —dice en voz baja.

—Sí, estoy lista.

Siento que la aguja toca mi piel, y…


¡Santa mierda! ¡Eso duele!

Estiro la mano y agarro el brazo de Liam, apretando fuerte.

Y el cabrón ríe.

—No sé de qué te ríes —gruño hacia él con los dientes apretados—.


Porque eres el próximo en tener a esta perra de aguja clavándose en tu
culo.

315
Traducido S.O.S. por Jabes
Corregido por Lelu

—No puedo ni siquiera empezar a decirte lo ardiente que es esto, ver mi


nombre tatuado en tu culo. —La voz profunda de Liam ondula por todo
mi cuerpo.

Estamos de regreso en su departamento, y estoy acostada sobre mi


estómago en su cama. Estoy usando una camisera, y mi mitad inferior
está desnuda mientras Liam está aplicando crema para la erupción del
pañal sobre mi tatuaje, o crema para pañales como le llaman aquí.

Den dijo que es lo mejor para usar en un tatuaje porque evitar que la
piel se reseque.

—No puedo creer que le dijeras que tatuara el logo de tu compañía en


mí —digo contra la almohada.

Sí, eso es correcto. Tengo el logo de Hunter Airways tatuado en mi


trasero. 316
Liam dijo que podía tener el logo de Hunter Hotel o Hunter Finance,
pero pensó, que cómo nos conocimos en un avión, sería poético.

Estuve quejándome, pero de manera secreta, me encanta que haya


elegido ese.

Es como si hubiera dejado una parte de sí mismo en mí, incluso si él ya


me marcó en tanta y tantas maneras… en mi mente… en mi corazón.

Se ríe con fuerza.

—Dice la mujer que puso un mapa de Boston, con la palabra Boston y


un corazón escrito dentro del mapa tatuado en mi culo.

Resoplo una carcajada y me levanto sobre los codos mientras le


devuelvo la sonrisa.

—Pensé que sería una linda manera para que me recuerdes.

—No necesito un tatuaje para recordarte, nena.


Sus palabras recorren mi interior como agua fría y caliente por mis
venas.

—Pero ¿tuviste que poner un corazón? —dice, entonces. Está negando


con la cabeza con consternación.

Bueno, el corazón era mi manera indirecta de decirle cómo me siento.


Por eso tiene el corazón de Boston… mi corazón.

Pero, ahora, me siento mal. Pienso que no lo pensé bien.

—Lo siento. —Le doy una mirada arrepentida.

Tal vez haya estado tratando de darle mi corazón, pero olvidé que él es
un hombre. A los hombres no les gusta los corazones.

Me mira fijamente, su expresión es feroz y fuerte.

—Nunca tienes que disculparte conmigo.

—¿Vas a quitártelo? —Muerdo mi labio. Apoyo mi cabeza en mi brazo,


pero sigo mirándolo.

—¿El tatuaje? —pregunta, mientras sigue poniéndome crema


317
suavemente sobre el mío.

—Sí.

Frunce el ceño, como si la idea fuera absurda para él.

—No, porque tú lo pusiste allí, teóricamente hablando. —La línea entre


sus cejas se profundiza, forzando líneas alrededor de sus ojos.
Entonces, veo cómo sus ojos parpadean con un pensamiento— ¿Vas a
quitarte el tuyo?

Niego con la cabeza firmemente.

Nunca.

Incluso si estuviera por aquí por mucho tiempo, de todas maneras, no


me lo sacaría. Porque es él.

Él sonríe, y calienta mi interior.

Apoyo mi cabeza hacia atrás, acomodando el cabello fuera de mi oreja.


Liam se ríe por lo bajo.

—No puedo creer que también te hayas perforado las orejas —dice—.
Castigo por glotona.

Le pregunté a Den si podía perforar mis orejas después de que el


tatuaje de Liam estuvo terminado. Tenía tiempo, así que lo hizo.

Sé que perforar mis orejas no es loco o atrevido, como perforarse los


pezones lo hubiera sido. Pero nunca tuve mis orejas perforadas cuando
era más joven. Mi papá era estricto sobre eso y dijo que podría
hacérmelos cuando cumpliera dieciséis. Solo que ocurrió lo del tumor
cerebral, y nunca pude hacerlo.

Rectifiqué eso ahora.

—Tiene sentido. —Me encogí de hombros—. Estaba allí. Ellos hacen


perforaciones.

—¿Están tus orejas adoloridas?

—Un poco, no tanto como esperaba. Mi culo, por otro lado…


318
—Te entiendo. Dime marica, pero ese tatuaje duele malditamente.
Todavía lo hace —dice Liam con un gruñido en la voz.

Le regreso la mirada.

—No sabía que la palabra marica estaba en tu vocabulario, Hunter.

—Solo para ti —Sonríe y tira la crema junto a mí en la cama—. Mi


turno.

Se mueve de detrás de mí y se acuesta de frente en la cama.

Él ya está desnudo. Se sacó la ropa en el momento en que regresamos.

Otra cosa por la que no me estoy quejando. Liam desnudo es una vista
asombrosa.

Recogiendo la crema, me pongo de rodillas y me siento a horcajadas


sobre sus muslos.

Tiene el culo más lindo. Tirante y firme. Me hace querer morderlo. Pero
no lo hago.
Remuevo la tapa, pongo crema en mis dedos, y vuelvo a poner la tapa.
Pongo el tubo en la cama junto a Liam, y con cuidado empiezo a
aplicarla sobre su tatuaje.

Deja salir un sonido de alivio.

—¿Mejor? —pregunto.

—Mucho.

—Todavía no puedo creer que te hicieras un tatuaje —Rio con


nerviosismo.

—Las cosas que hago por ti —dice, las palabras están amortiguadas por
la almohada.

¿Hizo esto por mí? Quiero decir, nunca le pedí que lo hiciera. Pero no
creo que quiera decirlo de esa manera.

Pero ¿qué quiere decir?

De verdad no sé cómo preguntarlo. Así que no lo hago.

Empiezo a cantar una melodía, y luego canto suavemente las palabras


319
de la canción que se quedó atascada en mi cabeza desde que la escuché
en el auto de regreso a su departamento después de hacernos los
tatuajes, es “Sorry” de Justin Bieber.

Cuando pienso sobre lo que trata la canción, me doy cuenta de que tal
vez haya una razón por la cual se quedó en mi cabeza.

Porque me arrepiento. Me arrepiento de cada vez que le mentí. Y como


sigo haciéndolo.

—Nena, estás frotando crema en mi trasero y cantando “Sorry” de


Bieber. Realmente no estoy seguro de cómo sentirme al respecto.

Y allí está, haciéndome reír de nuevo.

Dejo que mi risa muera.

—Tal vez porque me arrepiento —digo con suavidad.

Me mira. Veo confusión y un poco de preocupación en sus ojos.


—¿Y por qué te arrepientes?

Por todo.

—El tatuaje. El corazón. Debí haberlo pensado.

—Te dije que nunca tienes que arrepentirte conmigo —dice, uniendo
sus cejas—. Y sí, el corazón es un poco femenino, pero no es como si
muchas personas vayan a verlo.

Solo otra mujer después de que me haya ido.

La bilis sube. Y la trago de regreso.

—Las únicas personas por las que necesito preocuparme sobre que
vean esto son Cam y Eddie porque esos bastardos van a comer con esto
durante años. Será el nuevo Backstreet Boys. Y de ninguna manera
dejaré que esos jodidos vean mi culo pronto, así que no hay por qué
preocuparse, nena.

Me da una sonrisa alentadora.

Trato de devolvérsela. 320


Termino de aplicarle la crema, y luego le doy una palmada a su nalga
no tatuada.

—Terminado.

Me levanto y me acuesto junto a él con las manos debajo de mi cabeza,


mi cara está girada hacia su lado.

Liam mueve su cara en la almohada, así puede mirarme.

—¿Qué quieres hacer por el resto del día? —pregunta—. Pero, antes de
responder, tengo una condición. Haré lo que quieras que haga, en tanto
no requiera sentarme sobre mi trasero.

Una pequeña risa se me escapa.

—Estoy contenta justo aquí.

—Sí, yo también —Su mirada se suaviza.


Estamos mirándonos fijamente, sin palabras entre nosotros, y el
momento es perfecto.

—Hunter —digo, porque tengo que ir y arruinarlo—…¿puedo


preguntarte por Kate?

Su cara se cierra inmediatamente, dejándome afuera.

¿Por qué tuve que preguntar eso?

Porque estuvo molestándome desde que vi su foto y su reacción ante


ella. Y por el hecho que era su prometida.

Tenía una prometida. Creo que eso es algo importante. Bueno, lo es


para mí de todas maneras, y quiero saber que sucedió entre ellos.
Porque, lo que sea que fuera, no fue bueno.

Gira la cabeza hacia la almohada. Y puedo oírlo respirar


profundamente.

—No estoy tratando de molestarte —digo suavemente—. Es solo que…

—Tienes curiosidad. —Gira su cabeza de nuevo hacia mí. Su expresión 321


es dura.

—Sí. —Exhalé.

Y él también lo hace. Pero su exhalación es mucho más pronunciada


que la mía.

—La noche que te enfermaste en la casa de mi abuelo, después de


haber visto la foto, fui al baño para disculparme por mi
comportamiento. Simplemente no tuve la oportunidad. —Sus ojos se
enfocan en los míos—. Lo lamento. No debí haber reaccionado como lo
hice.

—Estoy segura que tuviste tus razones.

—Aun así —dice, levantando un hombro—, actué como un pendejo, y tú


entre todas las personas no te mereces ser tratada de esa manera.

Pero lo hago, Hunter. Merezco mucho más que actúes como un pendejo.
Merezco tu rabia y tu desdén.
Él cierra los ojos.

Creo que ese es el final de la conversación. No quiere hablar sobre Kate,


y eso está bien. no soy exactamente comunicativa con las cosas que
tienen que ver conmigo.

No le dije exactamente sobre las muertes de mis padres.

Y cómo fue mi culpa.

Presiono mi mano en su mejilla para dejarle saber que está bien que no
quiera hablar. La barba que está creciendo es áspera y cosquillosa
debajo de mi palma.

—Conocí a Kate en mi primer año de universidad.

Abrió los ojos, y saqué mi mano.

—Tomábamos algunas clases juntos. Empezamos a hablar. Ella era


inteligente y hermosa, y popular.

El cuchillo de Liam encontró el corazón de Taylor.

Trato de mantener mi expresión firme. No es fácil cuando una cuchilla


322
está siendo retorcida dentro de mi pecho.

Él parece no notarlo, sin embargo, y solo sigue hablando.

—Sí, yo era un Hunter, pero durante todo el tiempo en la universidad,


después que dejé la antigua y empecé en Eton dónde el abuelo quería
que fuera, no era el Hunter que era mi abuelo, ni siquiera lo que era mi
padre, para lo que importaba. En lugar de eso era el hijo bastardo de
Charles Hunter, un hombre que no me quería. Y mi madre era una
desnudista drogadicta, que fue apuñalada hasta la muerte por su novio.
Decir que la escuela fue difícil sería suavizarlo. Seguro, tenía a Cam y
Eddie… incluso a Jeremy. —Suspiró—. Pero eso no cambiaba lo que yo
era.

»A Kate parecía no importarle nada de eso. Simplemente yo le gustaba.


Y estaba deslumbrado por ella. Nunca estuve realmente enamorado. No
como debería estarlo. Me tomó mucho tiempo darme cuenta de eso. —
Su mirada hace contacto con la mía por un momento. Luego la aparta—
. Con Kate al principio era lujuria. Tenía diecinueve, y ella era ardiente.
Y entonces, cuando el tiempo pasó… supongo que amé la idea de Kate
más de lo que la amé a ella.

Pero le pediste que se casara contigo.

Me muerdo la lengua para no hablar. Literalmente me la mordí, y


obtuve el afilado gusto metálico de la sangre en mi boca.

—Nos graduamos y nos mudamos juntos. Era lo que ella quería, y


parecía lo más lógico. Así que, seguí la corriente para mantenerla feliz.
Estaba en el proceso de establecer Hunter Airways y eso consumía todo
mi tiempo. Necesitaba las cosas sencillas en ese momento —suspiró—.
Pero no era sencillo. Ella siempre se quejaba de que no estaba nunca,
que nunca tenía tiempo para ella, que los negocios eran más
importantes para mí. Hasta cierto punto, eso era cierto. Sí me
importaban más los negocios y tener éxito. No quería ser como mi
padre, una maldita sanguijuela. Quería probar que podía hacer algo por
mí mismo.

—Y lo hiciste —dije con suavidad.

—Sí —murmuró—. Pero en ese entonces, eso era todo lo que me


importaba. Todavía lo hace ahora, hasta cierto punto. 323
—No hay nada malo con ser apasionado por tus negocios.

—Supongo que no. —Sopla un suspiro—. Kate no lo veía de esa


manera, sin embargo. Desde el principio de nuestra relación, decía que
yo era distante, que nunca la dejaba acercarse. Ella tenía razón sobre
eso también. Me cuesta mucho dejar que la gente se acerque.

Me dejaste acercarme. Lo estás haciendo en este momento.

No digo esas palabras porque hacer que él se dé cuenta de esto no


ayudará en nada. No me ayudará.

—Así que, una noche, después de regresar tarde de un viaje de


negocios, volví a casa. Atravesé la puerta, y sus maletas estaban
empacadas y esperando.

—¿Esta era tu casa con Kate? —Mis ojos vagaron alrededor de su


dormitorio.
—No. —Negó suavemente con la cabeza—. No podía costear un lugar
como este en ese entonces. Teníamos un pequeño departamento en el
oeste de Londres.

—Oh. —Eso me alegra. Supongo que me sentiría un poco rara, por


pasar tiempo aquí… durmiendo en esta cama… si hubiera sido su
hogar con Kate— ¿Ella se fue? —pregunté.

—No. No me di cuenta en ese momento, pero fue una manera de ella


para obtener lo que quería de mí.

—¿Qué?

—Matrimonio. Kate sabía que tenía problemas de abandono. Ella sabía


que yo no quería que se fuera. Y también sabía que no quería casarme.
Ni con ella ni con nadie. Siempre fui claro al respecto. Sin embargo, ella
siempre estaba trayéndolo a colación, insinuándolo. Y yo siempre
estaba evitando el tema. Por la tanto, amenazó con dejarme para
obtener lo que quería. Pero simplemente no me di cuenta en ese
momento.

—Pero le pediste que se casara contigo cuando no querías. Debiste


amarla, Liam, para sacrificar tus propios deseos de esa manera. 324
—Pensé que la estaba perdiendo —dijo, negando con la cabeza—. Y en
ese entonces… no quería perder a Kate. Las cosas con ella… eran
fáciles. Cómodas. Seguras. Supongo que ese fue el problema todo el
tiempo. Pero en ese momento, necesitaba la estabilidad que ella me
ofrecía. Así que me arrodillé y le pedí que se casara conmigo para hacer
que se quedara. —Baja su mirada y deja salir un suspiro suave—.
Supongo… que no quería estar solo. No quería regresar a casa cada
noche después del trabajo a un departamento vacío.

Puedo entender eso.

—¿Y ella se quedó?

Se rio sin humor.

—Sí. Y, como el idiota que era, no pude ver que simplemente había sido
manipulado. Si Kate realmente hubiera querido dejarme, si la hacía tan
miserable, entonces se hubiera ido, sin importar lo que yo dijera. Pero
ella se quedó. ¿Por qué? Nunca lo sabré. Seguro, tenía dinero, pero no
más que su familia, y la mayor parte del mío estaba invertido en los
negocios. No tenía el dinero que tengo ahora.

¿Cómo puede pensar eso? Que alguien lo querría solo por su dinero.
¿Cómo no puede ver su propio valor?

—Pero después que le pedí que se casara conmigo, ella era más feliz de
lo que la había visto en mucho tiempo. Sí, supongo que eso me hizo
sentir bien, como si hubiera hecho algo bien por una vez. Y las cosas
estuvieron bien por un tiempo. Kate estaba planeando la boda, y yo
estaba trabajando mucho para hacer crecer el negocio. —Refriega la
mano por su rostro—. Profundamente en mi interior, sabía que casarme
con alguien a quien no amaba no era la mejor idea, pero no estaba
preparado para perder a otra persona en mi vida. Tal vez no estaba
enamorado de ella, pero Kate era mi amiga. Supongo que, en ese
momento, ella era mi mejor amiga, o eso pensaba.

—¿Qué sucedió?

Dejó salir una risa. No era graciosa. Era tortuosa.

—Murió.
325
Entonces, recuerdo esa noche en el pub y a Cam diciendo algo sobre un
funeral… el funeral de Kate. Mierda, ¿cómo no recordé eso?

Oh, Dios.

Su prometida. Y su madre.

Ambas murieron.

Y yo estoy muriendo.

Él tal vez no me ama como las amaba a ellas. Pero se preocupa por mí.

¿Qué hice? ¿Qué estoy haciendo?

No puedo lastimarlo.

—Liam… lo lamento tanto. —Me estiro y envuelvo mi mano alrededor de


su muñeca.

¿Qué es lo que lamento? ¿Mi propia traición? ¿O sus muertes?


Ambas, supongo.

Mira hacia abajo, hacia mi mano en su brazo. Luego, su mirada regresa


a la mía.

—No lo hagas. Yo no lo hago. Sé que suena duro, y lamento que Kate


haya muerto, por ella y su familia. Pero la Kate que yo pensaba que
conocía no era la persona que ella era en realidad. La Kate que me dijo
que me amaba. La Kate que quería casarse conmigo. Sí, yo no enterré a
esa Kate. Enterré a Kate, la mentirosa. Kate, la que me engañó. —Él
aparta su mirada de mí—. Había estado teniendo un romance con
Jeremy. —Su mirada regresa a la mía—. No solo una aventura.
Estuvieron durmiendo juntos prácticamente todo el tiempo que ella y yo
estuvimos juntos.

—Jesucristo. —El aliento se me escapa.

—Seis años, estuve con ella. Seis años, ella estuvo durmiendo con él y
mintiéndome.

—No entiendo.

—Yo tampoco lo hice por mucho tiempo —dijo, riéndose sin humor—. 326
Pero supongo que quería tenerlo todo.

—No, Liam. —Miro fijamente sus ojos—. Quiero decir, no entiendo como
alguien podría tenerte a ti, y querer algo más. Eso no tiene sentido para
mí.

Algo atraviesa su mirada, y hace que mi corazón lata más rápido. Pero
se fue tan rápido como apareció, y él ya no está mirándome.

—Claramente, no era suficiente para Kate. Tal vez quería a Jeremy


desde el principio. Tal vez yo era un vínculo para acercarse a él. No lo
sé. Lo que, si sé, es que Jeremy no estaba dispuesto a darle las cosas
que ella podía obtener de mí, matrimonio… hijos también, asumo. Ella
siempre fue buena manipulándome para que le diera lo que quería.
Aparentemente, estaba enamorada de los dos, o eso es lo que alegaba.

—¿Cómo lo averiguaste?

—Si estás pensando que Kate o Jeremy me lo dijeron, estarías


equivocada. Si ella estuviera viva ahora, probablemente sería el maldito
tonto que no se enteraba de nada, casado con ella, dándole la mitad de
todo por lo que había trabajado tanto. Y ella seguiría follándolo. No, lo
descubrí después que murió. La noche antes del funeral.

—Jesús, Liam. —No puedo pensar en nada más que decir.

—Fue seis meses antes de la fecha en que debíamos casarnos. Fue a


Suiza en viaje para esquiar con sus amigas. Yo estaba en Estados
Unidos, en Boston de todos los lugares. —Me mira—. Estaba
estableciendo la oficina de la aerolínea que tenemos allí. Recibí la
llamada temprano en la mañana. Era una esquiadora experimentada,
pero tomó mal un giro. Se cayó de un barranco. Se quebró el cuello.
Dicen que murió instantáneamente.

»Volé directo allí. Empaqué sus cosas de la habitación del hotel, pero no
las revisé. Solo empaqué, y me fui. Hice todos los arreglos. Traje su
cuerpo de regreso a casa, para que sus padres pudieran enterrarla.

»La noche anterior a su funeral, estaba revisando sus cosas. Supongo…


que la extrañaba. Su teléfono estaba en el bolso. Lo dejó en su
habitación. La batería estaba descargada, así que lo enchufé para
cargarlo. Había un montón de mensajes de texto. Algunos eran de
amigos después que había muerto, simplemente diciendo lo mucho que
la extrañaban. Empecé a mirar si había alguno anterior a su muerte. 327
»Había dos mensajes enviados antes que muriera, mientras ella debía
estar esquiando. Uno era mío, diciéndole que la llamaría cuando me
despertara. El otro era de Jeremy. No fue raro para mí, que se
mandaran mensajes, eran amigos, como también era amiga de Cam y
Eddie. Pero este mensaje era diferente. Decía que lo llamara cuando
regresara. Que su pene estaba duro porque estaba pensando en ella.
Que extrañaba follarla.

»Abrí los mensajes y empecé a leer hacia atrás a través de la secuencia


de mensajes. Había… muchas cosas dichas, y algunas fotos.

Cerré mis ojos, sintiendo su dolor como si fuera mío.

—Me obsesioné con descubrir cuanto tiempo había estado sucediendo


esto. Sabía que, si le preguntaba a Jeremy, iba a mentirme. Había
estado follando a mi prometida y mintiéndome al respecto, así que no
iba a creer una mierda de lo que tuviera que decir. Así que revisé sus
mails. Había más allí. Tenía una carpeta oculta, pero la encontré. Y allí
estaba todo. El correo entre ellos, fechado años atrás. Leí todos y cada
uno de ellos. Empezaron a dormir juntos no mucho después que ella y
yo empezamos a salir. Por lo que los correos decían, él no le daría lo que
yo sí. Un par de veces, terminaron. Pero después volvían a empezar.

»Para el momento en que terminé de leer los correos, era de mañana, y


tenía que ir a su funeral. Así que me bañé y me vestí. Subí al coche
funerario, me senté junto a sus padres, y fuimos a la iglesia. Y me
quedé allí en el funeral, mirando fijamente el ataúd, y cuando llegó el
momento, me puse de pie y leí mi panegírico. Todo el tiempo sabía lo
que ella me había hecho. Como me mintió y me traicionó todos esos
años.

»Y él estaba allí. Sentado en el banco de iglesia, actuando como un


amigo comprensivo y haciendo el duelo. No pude mirarlo. Si lo hubiera
hecho, me habría descontrolado, y no quería hacerle eso a sus padres.
Ellos siempre habían sido buenos conmigo.

»Y cuando el funeral terminó, tuve que ir a la casa de sus padres para el


velatorio. Y estaba tan malditamente preparado para que se terminara.
Pero fui porque, si no lo hacía, sabía que levantaría dudas. Así que bebí
y hablé con la gente y evité a Jeremy. Entonces el estúpido hijo de puta
simplemente tuvo que venir y hablar conmigo.

Su carcajada fue dura. 328


—Se paró frente a mí y me dijo que estaba allí para mí, sin importar
qué. Cuanto lamentaba que hubiera perdido a Kate. Cuanto él la
extrañaba, también. —Resopló—. Me descontrolé. Le pegué. Se cayó con
el primer golpe. Si no lo hubiera hecho, le hubiera dado una paliza
hasta matarlo. Luego salí de la casa de sus padres, y no miré hacia
atrás.

—¿Qué sucedió después de eso?

Liam resopla por la nariz.

—Él me llamó. El maldito estúpido no se atrevería a dar la cara, así que


me llamó. Vio en su teléfono que el último mensaje enviado a Kate
había sido entregado finalmente. Tal vez estaba esperando que su
teléfono muriera con ella. Pero fue los suficientemente inteligente para
descubrir que yo había sido el que vio sus mensajes. Incluso trató de
mentirme. Dijo que no había durado mucho. Que solo durmieron juntos
justo antes de que ella se fuera a Suiza.
»Le dije que sabía todo. Que había visto los mensajes y las fotos
fechados meses antes, que ella tenía en su teléfono. Ni siquiera había
tenido la necesidad de borrarlos por temor a que los viera. Debió saber
que era un maldito confiado e ingenuo. Le dije que había descubierto
que había estado sucediendo todo el tiempo que ella y yo estuvimos
juntos. Le dije ella guardó los correos que se mandaban todo el tiempo.
Supongo era malditamente sentimental al respecto. Es una pena que no
se sintiera de la misma manera conmigo.

»Lloró. De verdad lloró. Me rogó que lo perdonara. Dijo que lo


lamentaba. Le dije que estaba tan muerto para mí como lo estaba ella.
Luego colgué, y no hablé con él desde entonces. Bueno, no hasta la
semana pasada cuando lo vi en lo de Cam.

La reacción de Liam tiene mucho más sentido para mí ahora. La


manera en que fue territorial y posesivo conmigo mientras Jeremy
estuvo allí.

—Los dos fueron tontos. Y no quiero hablar mal de los muertos, pero
Kate fue una perra, y nunca mereció un segundo de tu tiempo. Eras
demasiado bueno para ella.

De la misma manera que yo no te merezco. Eres demasiado bueno para 329


mí, Liam Hunter.

Lo juro, si Kate está en el cielo, cuando llegue allí, voy a patearle el culo
todo el camino hasta el infierno.

Apoyo mi palma contra su mejilla. Él toma mi mano y me besa la


palma.

Entonces, algo se me ocurre, haciéndome fruncir el ceño.

—Pero, ¿Cam y Eddie siguen siendo amigos de Jeremy?

Liam baja mi mano, sosteniéndola contra su pecho. Puedo sentir el


fuerte y buen latido de su corazón.

—Ellos no saben la verdad. No les conté. La única persona que sabe es


mi abuelo.

—¿Por qué no les dijiste? —Mi frente se frunce en confusión.


—Porque… supongo que parte de mí estaba avergonzado que hubiera
estado sucediendo debajo de mi nariz por tanto tiempo, y no lo hubiera
sabido.

—¿Piensas que ellos lo sabían?

—No. —Niega con la cabeza vehementemente—. Jeremy fue siempre un


maldito egoísta, así que su comportamiento no fue completamente
sorpresivo. Pero no Cam y Eddie. Si lo hubieran sabido, me lo hubieran
dicho.

—Me alegro. Pero aún así debiste contarles.

—Sí, supongo.

—Me alegro que tuvieras a tu abuelo para hablar sobre ello.

Me da una media sonrisa, pero no dice nada.

Suelta mi mano y acaricia mi rostro con sus dedos, poniendo mi cabello


detrás de la oreja.

—Me alegra que estés aquí —dice con suavidad. 330


Paso mi palma por su pecho, moviendo mis dedos a través del suave
vello allí.

—También me alegro de estar aquí.

Pero no lo merezco.

Le estoy mintiendo. Como lo hizo Kate. Tal vez no de la misma manera o


por las mismas razones, pero lo estoy engañando.

Y el engaño de cualquier manera termina siendo lo mismo al final del


día.

Mentiras. Causan el mismo daño horroroso.

Liam no se merece que le siga mintiendo. Y no merece que lo lastimen,


lejos de eso. Se merece todo lo bueno que la vida tiene para ofrecer.

Pero ¿cómo puedo decirle que estoy muriendo? Que quiero morir.

No puedo. Porque tengo miedo.


Realmente soy tan egoísta como siempre pensé que era.

Si fuera mejor persona, se lo diría. Pero no soy una mejor persona.

Soy Taylor Shaw, la cobarde. La perra egoísta.

La destructora de vidas.

Pero ya no tengo que ser esa persona. Puedo dejarlo y limpiar mi


consciencia, sabiendo que, mientras siga respirando, no fallé en la
última cosa que hice sobre esta tierra.

Podría decirle la verdad.

Hacer valer el tiempo y el cuidado que me brindó.

Pero entonces temo que el trate de convencerme de mi decisión.

Él solo podría convencerme si yo quisiera que me convencieran.

Y no quiero. Puedo hacer esto.

Puedo contarle.
331
Las palabras están allí. Justo en la punta de mi lengua.

Sería tan fácil decirle… bueno, no fácil, pero correcto. Y liberador, no


tener que mentir nunca más.

Puedo decirle la verdad, decirle todo. Sobre mi familia. Lo que les hice.
Como su muerte está en mis manos. Decirle que el tumor regresó. Pero
que está bien. Porque quiero morir. Quiero estar con ellos.

Que este tumor está liberándome, así puedo estar con ellos.

Pero entonces él se mueve más cerca de mí, presionando su cuerpo


junto al mío, y me besa.

Lo dejo. Y luego uso esa excusa para dejar que la verdad se quede
encerrada en mi mente.

Y cuando respira contra mis labios “te deseo”, le digo que me tome.

No digo nada cuando levanta mi pierna, apoyándola en su cadera.


Inclinándome hacia atrás suavemente, presiona sus piernas entre las
mías en la cama, poniendo mi otra pierna entre las suyas.
Manteniéndonos a ambos de costado, con nuestros cuerpos apretados
juntos, nuestras miradas entrelazadas, lentamente se desliza en mi
interior.

—Ya estás tan mojada —susurra.

Callo a la voz que está en mi cabeza, diciéndome que detenga esto.


Urgiéndome a decirle la verdad.

—Porque te deseo.

Y lo deseo. Ese es el problema.

Lo deseo demasiado. Lo suficiente para mantenerme egoísta y


esconderle la verdad.

Porque, profundamente dentro mío, sé que, si le digo a Liam la verdad,


dejaré que me haga cambiar de opinión. La parte débil de mí… mi
corazón… lo desea tanto. Quiere quedarse aquí con él, así, para
siempre.

Y si dejo abierta esa oportunidad, mi corazón la tomará, y no seré capaz 332


de detenerlo.

Pero no puedo hacer eso.

No puedo quedarme. Tengo que irme.

Se lo debo a mi familia. Necesito su perdón. Necesito escucharlos decir


que me perdonan.

Así que, sigo mintiéndole a Liam, lo que significa que puedo estar con él
el tiempo que me queda.

Taylor, perra egoísta.

Tal vez cuando llegue al cielo y pateé el culo de Kate hasta el infierno,
lleve a mi propio culo egoísta y mentiroso hasta allí también.
Traducido por Myr62
Corregido S.O.S. por Lelu

Santo Dios.

Liam está parado afuera de la puerta de mi habitación de hotel, usando


uno de sus trajes de tres piezas. Es azul, su camisa es blanca y su
corbata es roja. Como los colores en el logo de su empresa. Su cabello
esta peinado hacia atrás y con la raya al costado. Se ve sexy, sexy y
hermoso, y un millón de otros adjetivos que describen lo increíble que
puede verse una persona.

Liam vistiendo un traje no es algo nuevo para mí. Pero con la forma en
que lleva su cabello, la tierna sonrisa en sus ojos, los colores de su
ropa... los mismos colores que he marcado en mi piel con la forma de su
nombre... solo se ve diferente de alguna manera.

Levanto mis ojos hacia el cielo. Dios, lo hiciste realmente bien cuando
hiciste a Liam Hunter. Realmente muy bien.
333
Llevo mis ojos hacia él y sonrío.

―Bueno, mírate, todo guapo y sexy.

Me agarra por la cintura, tirando de mí hacia él.

―Te ves hermosa, ardiente y sexy. Quiero levantar este vestido y


ponerme de rodillas, para poder poner mi boca en tu vagina y
saborearte ahora mismo ―susurra sobre mi boca antes de presionar sus
labios contra los míos.

Wow.

Me estremezco cuando su lengua se enrosca alrededor de la mía. Sabe a


menta y sexo caliente y todo Liam.

Sus dedos se deslizan por la parte de atrás de mi vestido, ahuecando mi


culo a través de él. La mejilla del culo sin tatuar.

Llevo el último vestido bonito que tengo y que traje conmigo. Es blanco
y con tiras, se ajusta alrededor del busto y flota en las caderas, y es
bonito. Liam me dijo que me pusiera algo bonito. Así que, bonito, estoy
usando.

Sus labios se vuelven lentos, y sus ojos se centran en los míos. Estoy
segura de que los míos están llenos de lujuria en este momento.
Montones de lujuria.

―Pero mi degustación de Boston tendrá que esperar, ya que tenemos


que irnos.

―Oh, está bien. ―No puedo decir que no esté un poco decepcionada,
pero también sé que Liam, probándome, terminaría en sexo, sin lugar a
dudas. Y no quiero meterme en líos. Me veo bonita.

―¿Tienes todo lo que necesitas? ―pregunta, soltándome.

Le doy una palmadita al clutch -sosteniendo mi lápiz labial, mi teléfono,


mi dinero y mi tarjeta de acceso- debajo de mi brazo, que de alguna
manera logró permanecer escondido allí después de su cálido beso.

―Lista. Entonces, ¿a dónde vamos? ―pregunto, tomando su mano


ofrecida, dejando que la puerta se cierre detrás mío.
334
Él me da una sonrisa secreta.

―Ya verás.

Liam y sus secretos.

Taylor y sus secretos.

Excepto que los secretos de Liam siempre me hacen sonreír.

El mío... no tanto.

Me sorprende ver que Paul no nos está esperando, sino que el Bugatti
de Liam está aparcado frente al hotel.

El portero me inclina su sombrero cuando nos vamos. Yo le sonrío.

Llegamos al auto, y Liam me abre la puerta. Me las arreglo para entrar


sin mostrar mis bragas, y él cierra la puerta con un golpe alto.

Me pongo el cinturón de seguridad y lo observo mientras se dirige al


asiento del conductor, amando la forma en que camina con tanta
confianza y autoridad. Liam entra y arranca el motor. Se pone el
cinturón de seguridad y luego sale al tráfico nocturno.

Liam no está hablando. Sus dedos tocan el volante a lo largo de la


canción que se reproduce en el estéreo: Jason Aldean y Kelly Clarkson
Don't You Wanna Stay. Pero no es un toque feliz, no es que sea una
canción demasiado feliz, pero... Parece ser casi una ventaja para él que
no estaba allí antes. Y es raro.

Quiero preguntarle qué pasa, pero al mismo tiempo, no.

Así que, en vez de eso, digo:

―Me encanta esta canción.

Él me da una sonrisa que no llega hasta sus ojos, y luego sube el


volumen de la música.

Bien.

Su falta de respuesta y acción pone nervioso a mi buen humor, así que


solo miro por la ventana en busca de una señal de hacia dónde
podríamos estar yendo, mientras tarareo junto con Jason y Kelly. 335
Me sorprende ver que estamos cerca de donde él vive.

Me sorprende aún más cuando entra en el estacionamiento subterráneo


de su edificio de apartamentos.

―¿Olvidaste algo en tu casa? ―le pregunto a él.

Con facilidad, aparca su coche en su plaza de aparcamiento, apaga el


motor y pone el freno de emergencia. Sus ojos se encuentran con los
míos.

―No. Aquí es donde pasaremos la noche.

―Oh. Está bien.

No estoy decepcionada de que estemos en el apartamento de Liam. Me


encanta estar en su casa. Pensé que íbamos a salir a algún lugar, ya
que me había dicho que me vistiera y que llevaba un traje elegante.

Liam sale del coche. Salgo por mi lado, y me encuentro con él en la


parte delantera del coche.
Él toma mi mano entre las suyas y me lleva al ascensor. Llamándolo, la
puerta se abre. Entramos y él introduce el código de su apartamento. La
puerta se cierra, y subimos en silencio.

Cuando llegamos a su apartamento, ingresa el código y abre la puerta,


dejándonos entrar. La iluminación es baja.

Él cierra la puerta detrás nuestro. Luego, vuelve a tomar mi mano y me


lleva por el apartamento, dirigiéndose a través de la cocina.

Se detiene en la puerta de su azotea. Me sonríe y luego la abre.

―Tu momento de película romántica, Boston.

Le doy una mirada curiosa y luego paso por la puerta. El aire es


sorprendentemente más cálido aquí que abajo.

En todo el tiempo que pasé en casa de Liam, nunca había estado aquí
antes.

Es hermoso. Hay una zona de estar a mi izquierda. A mi derecha hay


una mesa con dos sillas, preparada con platos y cubiertos, y el
champán está en un cubo junto a la mesa. 336
Y las luces de hadas cuelgan por todas partes, literalmente en cualquier
lugar donde puedas ponerlas. Están entrelazadas a lo largo de las
barandillas que bordean toda el área. Están cubriendo los pequeños
arbustos y árboles plantados en macetas. Están colgando del enrejado.

Solo están en todas partes, y se ve tan bonito.

La música está sonando suavemente en el fondo. Londres está entrando


en el crepúsculo. El cielo es de un rosa suave y polvoriento.

Y estoy en el cielo.

Camino más lejos, mirando a mí alrededor con asombro.

―Esto es increíble. ―Me volteo para enfrentarlo―. No puedo creer que


hicieras esto por mí.

Bueno, puedo. Porque ya ha hecho mucho por mí.

Sus manos están en los bolsillos de sus pantalones, su cabeza


ligeramente inclinada hacia un lado, sus ojos mirándome.
―No hay mucho que no haría por ti, Boston.

Una sonrisa toca mis labios.

―¿Como que te tatúen el culo?

Una sonrisa desgarradora se desliza sobre su boca, y tengo esta


sensación de plenitud en mi pecho.

―Eso estaría en la parte superior de la lista ―dice.

Liam camina hacia mí. Mi corazón está bailando en mi pecho. Mis ojos
lo siguen hasta que me alcanza.

―Baila conmigo ―dice.

―¿También bailas?

―Hago muchas cosas, Boston. Solo tienes que dejarme enseñarte.

Ojalá tuviera tiempo para dejarte que me lo enseñes todo.

Liam toma mi mano, la levanta con la suya, y su otra mano rodea mi


cintura. Comienza a moverme con él a tiempo con la música.
337
La canción que se reproduce al fondo es la de Daniel Bedingfield “If
You’re Not the One”. Estaba sonando cuando entré por la puerta.

¿Ha vuelto a sonar?

―¿Eres un fan de Daniel Bedingfield? ―Me burlo de él, mirándolo.

―Tantas cosas que no sabes de mí, Boston. ―Sacude la cabeza.


Entonces, una sonrisa burlona se desliza sobre sus labios―. En realidad
no. Pero no me importa esta canción. Es la única que conozco de él. Él
se ríe.

―Yo también. ―Me río―. Pero es una hermosa canción.

―Eres hermosa.

―Tan cursi ―bromeo.

―Lo intento.
Un momento después, comienza a cantar suavemente a lo largo de las
palabras.

―¿Este otro de tus movimientos suaves, Hunter? ¿Creí que solo le


cantabas serenatas a las chicas que te habían dejado? ―Muerdo la
sonrisa que sube por mis labios.

―Oh, le canto a las chicas en cuyas bragas quiero meterme también


―dice impasible.

―Bien, no tienes que cantarme para meterte en mis bragas. ―Busco un


acento inglés en la palabra bragas. No sale tan bien.

Pero eso hace reír a Liam.

―Hunter, ¿cuándo aprenderás? Siempre soy algo seguro cuando se


trata de ti.

Deja de bailar, soltando mi mano.

―Bien, viendo que eres una cosa segura, supongo que no necesitaba
comprarte esto entonces. ―Él pone su mano dentro de su chaqueta y
saca algo de su bolsillo interior. 338
Un joyero. Uno que es exactamente el tamaño de una caja de anillo.

Joder.

Mi corazón se detiene en mi pecho.

―No te preocupes; no es un anillo.

Mi corazón se reinicia.

Lo miro a los ojos. Mi labio se levanta en la esquina y lo muerdo.

―¿Fui tan obvia?

―Tenías el temor de Dios en tus ojos. ―Él se ríe suavemente.

No porque no me casaría contigo, Hunter. Lo juro, si pudiera, me casaría


contigo cientos de veces.

―Lo siento.
―No lo sientas. ―Sonríe―. Pero abre la caja.

Lo tomo de su mano. Abro la tapa, y dentro hay un par de aretes de


plata. Son pequeños aviones a reacción. Azul, amarillo y rosa componen
los colores del avión.

Mi corazón se siente como si estuviera reventando. Mis ojos se llenan de


lágrimas. Me muerdo el labio para evitar que vengan.

―Sé que no eres la mayor fanática de los aviones. Pero los acabo de ver,
y no sé... los vi y te vi a ti.

―Los amo. ―Parpadeo hacia él.

―¿Si?

―Realmente lo hago.

Y te amo.

Me pongo de puntillas y lo beso firmemente en los labios.

―Gracias, Hunter ―susurro, bajándome de nuevo a mis pies―. Quiero


ponérmelos ahora.
339
―¿Estará bien después de haberte perforado las orejas?

Cuando Den me perforó las orejas, dijo que debía mantener los
pendientes permanentemente de cuatro a seis semanas. Él no dijo nada
acerca de no cambiar esos aretes.

―Si los pongo enseguida, todo estará bien. Solo tengo que preocuparme
por los agujeros que se están curando.

Le entrego a Liam la caja de los pendientes y empiezo a quitarme los


aretes que llevo puestos, los que me pusieron cuando me perforé.

Me duele un poco, pero lo vale.

Tengo un tumor cerebral. Puedo soportar un poco de dolor de oído.

Quito los pendientes de avión de la caja y dejo los viejos dentro.

Liam cierra la caja y la coloca en una mesa cercana.


Coloco el último pendiente.

―¿Cómo se ven? ―Me sujeto el pelo hacia atrás, mostrándole mis orejas.

―Perfectos.

If You're Not the One llega a su fin, y luego otra vez, comienza a
reproducirse.

Liam mira hacia atrás a su sistema de iPod.

―¿Qué diablos? ―murmura.

―¿Tienes esta canción en repetición? ―Me río. Supongo que tenía razón
antes cuando pensé que había vuelto a sonar.

―No lo creía, pero al parecer, lo he hecho. Iré a cambiarlo.

―No, déjalo sonar. Me gusta.

Tan pronto como las palabras salen de mi boca, siento que una gran
gota de lluvia golpea la parte superior de mi cabeza. Entonces, veo un
toque en la frente de Liam. 340
Sus ojos suben al cielo.

―Por el amor de Dios. ―Él suelta un suspiro.

Otra gota de lluvia golpea mi nariz, y luego los cielos se abren, y la


lluvia cae sobre nosotros.

Me pongo a reír.

Liam me mira como si hubiera perdido la cabeza. Entonces, él también


comienza a reírse.

―Vamos, vamos adentro.

―No. ―Lo detengo con mi mano―. Bailar bajo la lluvia. ―Sonrío―. Está
en mi lista.

Aparte de emborracharme totalmente hasta vomitar y desmayarme,


bailar bajo la lluvia es lo último que me queda en mi lista
Emborracharse se puede hacer en casa. Probablemente debería
guardarme esa para cuando deje a Liam. Estoy segura de que querré
emborracharme para adormecer el dolor de no tenerlo más.

Bailar con Liam bajo la lluvia es lo último que me queda por hacer con
él.

Mi sonrisa se desvanece, pero sigo diciendo:

―Baila conmigo bajo la lluvia, Liam Hunter.

La lluvia gotea de su cabello, baja por su cara, se atrapa en sus largas


pestañas, gotea de su nariz. Y nunca me ha parecido más guapo de lo
que está ahora mismo.

Se quita la lluvia de la cara con la mano, y me toma en sus brazos de


nuevo, moviéndonos al ritmo de la música.

Nuestra ropa está empapada, la lluvia está salpicando mis piernas


desnudas, mis zapatos están empapados, mi cabello está empapado, mi
rímel probablemente está corriendo por mi cara, y no me importa.

Porque quiero este momento con él. 341


El último momento de la lista.

Los ojos de Liam miran a los míos. Hay una gota de lluvia corriendo por
su nariz. La cojo con mi dedo. Él sonríe.

―Planee que lloviera ―me dice―. Recordé que el baile bajo la lluvia
estaba en tu lista, y pensé, Bueno, ¿qué es más romántico en una
película romántica que bailar bajo la lluvia?

Se me escapa una risa suave.

―¿Ahora también controlas el clima, Hunter?

―Boston ―dice sin expresión, mirándome a los ojos, pero veo el brillo en
ellos― controlo todo. ¿Cuándo te darás cuenta de eso?

Me río otra vez, sacudiendo la cabeza.

Entonces, coloco mi mejilla contra su chaqueta mojada. La lluvia ha


disminuido, pero sigue cayendo a nuestro alrededor.
―Así que... ¿Taylor?

Levanto la cabeza cuando dice mi nombre. Rara vez lo dice cuando no


está dentro de mí, así que sé que lo que está por decir es importante.

Veo su garganta trabajando. Me pone nerviosa por alguna razón.

―Tengo algo que quiero preguntarte. ―Está nervioso. Está allí en el tono
de su voz, en sus ojos y en la forma en que se muerde el labio superior.

Mi corazón comienza a latir más rápido, pero mis pies se detienen


lentamente.

―Bien. ¿Qué es?

Liam comienza a movernos de nuevo, como si se negara a dejar de


bailar. Voy con él, pero mis pies se sienten como plomo.

―Bueno... ―Exhala suavemente―. Supongo... bueno, lo que quiero


preguntar es...

Está vacilando, y nunca antes había visto a Liam vacilar. Él es el Señor


Confiado. Lo exuda en la forma en que se mueve, habla, respira. Pero, 342
en este momento, es el Señor Nervioso como el infierno, y me pone más
nerviosa por segundo, y me revuelve el estómago.

Liam deja de bailar y me mira a los ojos.

―Taylor... ―Él sopla un suspiro―. Bueno... esta es la parte en la


película cuando el chico le pide a la chica que se quede con él.

―¿Quedarme? ―Mi voz se quiebra en la palabra.

―Sí. ―Quita sus manos de mi cuerpo y las pone alrededor de mi cara―.


Quiero que te quedes aquí conmigo en Londres, permanentemente.
Quiero esto... te quiero a ti. Quiero seguir agregando a tu lista. Quiero
llenarla con cosas nuevas para que las hagamos juntos. Quiero seguir
teniendo esta aventura contigo, nena. La idea de que te vayas y que
nunca te vuelva a ver... es inconcebible para mí. Te quiero a ti, Taylor.
Para siempre.

Él me quiere. Para siempre.


¿Conoces ese momento de la vida en el que te enfrentas a una decisión,
ese momento crucial, que cambiará todo en función de la elección que
hagas?

Ahí es donde debería encontrarme ahora mismo.

Pero no estoy allí.

Porque no tengo elección.

Nunca lo he hecho.

Sólo ha habido una opción para mí.

Salgo de su agarre. Sus manos caen de mi cara a sus costados.

―Lo siento. Yo... no puedo quedarme contigo. ―Estoy retrocediendo,


alejándome de él, dirigiéndome hacia la puerta.

La mirada en su cara debería detenerme. Pero no lo hace.

Esa mirada en su cara es una de las razones por las que tengo que
irme. 343
Quédate, mi corazón susurra.

No puedo. Tengo que irme.

De alguna forma, llego a la puerta. Me doy la vuelta.

―No te vayas. ―Esas palabras habladas suavemente me golpean con la


fuerza de un duro golpe.

Si me vuelvo y lo miro, todo esto habrá terminado. Mi corazón me hará


quedarme.

No puedo quedarme

Ya no tengo opciones.

Porque si me quedo, moriré aquí. Y él tendrá que ver eso.

Le haré daño
Seré tan mala como su madre y Kate. No, voy a ser peor. Porque
siempre he sabido que me estoy muriendo y elegí no decírselo.

―Taylor ―dice mi nombre, esta vez más cerca.

Coloco mi corazón en una caja de acero, y me obligo a volverme hacia


él, pero no le miro a la cara.

―¿Qué... está pasando ahora mismo? ―Las palabras son suaves y están
grabadas con dolor.

Ese dolor me golpea fuerte.

―Dos semanas ―susurro, mis ojos en el suelo, mirando las gotas de


lluvia chapoteando mientras golpean el suelo―. Dos semanas, y se
suponía que eso era todo.

―Cambié de opinión. ―Su voz es profunda, segura―. Me enamoré de ti,


y cambié de opinión.

Mis ojos se fijan en su cara.

Él está enamorado de mí 344


Nunca he sentido una sensación como la que estoy sintiendo ahora. Es
como ser abrazado y abofeteado al mismo tiempo.

―No. ―Sacudo la cabeza, mirándolo, todavía incapaz de encontrar sus


ojos, mis dedos se enroscan alrededor de la manija de la puerta―. No se
suponía que te enamoraras.

La ira y el dolor fruncen sus cejas.

―Bueno, lo hice. Y creo que tú también me amas.

Él da otro paso hacia mí.

Agarro el picaporte con más fuerza.

Todavía estoy sacudiendo la cabeza. No estoy segura de qué más, pero


parece que no puedo parar.

―Sé que me amas, Taylor. Lo veo en tus ojos cuando me miras. En tu


voz cuando me hablas. En tu risa... ―Se acerca un paso más, su voz
baja―. En tu cuerpo cada vez que me deslizo dentro de ti.
Mi cuerpo se estremece. Mi cabeza ha dejado de moverse. Envuelvo mi
brazo sobre mi estómago. Ya ni siquiera puedo sentir la humedad y el
frío en mí. Todo lo que puedo sentir es a él y a sus palabras.

―No ―le susurro, mis ojos fijos en su pecho que se acerca cada
segundo.

―Dime que estoy equivocado ―dice como si no hubiera escuchado mi


palabra―. Dime que no sientes lo mismo y te dejaré salir por esa puerta.
No intentaré detenerte. ―Otro paso más―. Pero sé que no estoy
equivocado, Taylor. No entiendo por qué no lo admites.

Porque me estoy muriendo.

Porque no te merezco.

Porque le debo a mi familia...

Yo podría amar a Liam.

Pero amo más a mi familia.

―Te amo ―susurra―. Estoy tan jodidamente enamorado de ti, Taylor. 345
Cierro los ojos contra la avalancha de dolor.

Yo también te amo, Liam. Tanto.

Pero no es suficiente.

Luego, cierro todo dentro de mí, levanto paredes de acero y oculto la


verdad detrás de ellas, porque es todo lo que puedo hacer. Respiro
hondo y levanto mis ojos hacia él, mirándolo directamente.

―Estás equivocado. ―Mantengo mi voz tranquila―. No estoy enamorada


de ti. Lo siento. ―Y lo siento. Lo siento mucho.

La mirada en su cara....puedo poner tantas paredes de acero a mí


alrededor como quiera, pero la mirada en su cara y el dolor en sus ojos
ahora mismo....rompe cada una de esas paredes, desgarrándonos a él y
a mí.

Y por eso no puedo quedarme un momento más.

Alejo mis ojos de él, abro la puerta y corro.


Corro por su apartamento y salgo por la puerta principal, y no miro
hacia atrás.

Al llegar al ascensor, sin aliento, las lágrimas se mezclan con el agua de


lluvia que corre por mi cara, presiono el botón del ascensor. La puerta
se abre de inmediato.

Me caigo dentro, y presiono el botón del vestíbulo.

La puerta se cierra, y el ascensor comienza a descender.

Me apoyo contra la pared.

“Paradise” de Coldplay está sonando en el ascensor. Algunos podrían


llamarlo una coincidencia. Pero, para mí, es una señal de arriba.

Me están llamando.

Cierro los ojos y apoyo la cabeza hacia atrás, exhalando.

―Ya voy ―les digo.

Mi tiempo con Liam ha terminado. 346


Es hora de irse a casa.
Traducido S.O.S. por Flor
Corregido S.O.S. por Lelu

Estoy sentado en una silla en medio de la terraza del techo.

El lugar sigue iluminado como un árbol de navidad. El champán sigue


sentado en la nevera junto a la mesa. Los platos y cubiertos están
todavía en su lugar sobre la mesa. La cena que preparé anoche todavía
está en el mostrador de la cocina.

Todo es igual que anoche.

Excepto que ella no está aquí.

Estoy solo.

Y estoy a medio camino de la quinta parte del whisky que he estado


bebiendo directamente de la botella, porque así ruedo hoy en día. Solo
me falta la bolsa de papel marrón que la rodea.
347
Además, estoy mirando a Squishy y Ducky, que saqué del dormitorio
donde Taylor los había dejado en la mesita de noche a su lado de la
cama (ella tenía un lado de la cama) y los he dejado en el suelo frente a
mí, para poder mirarlos y torturarme pensando en Taylor mientras me
emborracho y escucho a Daniel Bedingfield repetidamente. Todavía está
sonando desde anoche. Nunca lo apagué.

Después que Taylor salió corriendo de aquí y levanté mi corazón del


suelo, me di cuenta que había dejado su bolso. Me asusté, sabiendo que
ella estaba en la ciudad sin dinero ni teléfono. Su hotel estaba a unos
treinta minutos a pie de mi casa.

Podría haber ido tras ella, pero estaba seguro que ella no querría verme,
así que llamé a Paul y le pedí que diera vueltas y la buscara.

La encontró empapada y caminando en dirección al hotel.

La metió en el auto y la condujo el resto del camino. Eso es lo que le


dije que hiciera.
Ya había llamado al hotel para asegurarme que tenían una nueva
tarjeta de acceso preparada para ella, ya que eso también estaba en su
bolso.

Paul la vio subir a la habitación del hotel y se aseguró que estuviera a


salvo.

Luego, hice que él volviera aquí, fuera a buscar su bolso y se lo llevara.

Quería aferrarme a ella, así tendría que volver. Pero sabía que no
estaría bien porque esa no era la razón por la que quería que ella
regresara.

Quiero que ella venga... por mí.

Pero ella no lo ha hecho.

No he escuchado nada de ella desde anoche. Y, ahora, es hoy. La noche


está empezando a entrar, y no sé qué coño hacer.

Solo he alternado entre pasear por mi apartamento a acostarme en la


cama y oler la almohada porque huele a ella.
348
Sí, me he convertido en ese tipo.

Entonces, ahora estoy sentado aquí como un puto perdedor, bien


encaminado para emborracharme, escuchando la misma canción triste
porque me hace pensar en ella, y me pregunto qué está haciendo en
este momento.

Sí, estoy revolcándome. Demándenme.

Sé que Taylor todavía está en el hotel, ya que les dije que me llamaran
si ella se iba. O en cualquier momento que se fuera.

Acosador, lo sé, pero no me importa.

Dios, ¿cómo la jodí tan monumentalmente?

Le pedí que se quedara.

Ella dijo que no.

Entonces, le dije que la amaba. Y, como el bastardo arrogante que soy,


dije que sabía que ella también me amaba.
Luego, me dijo que no me amaba, y salió corriendo de aquí como si su
culo estuviera en llamas.

Me río en voz alta conmigo mismo. Luego, me ahogo con esa risa porque
siento que podría llorar. Entonces, tomo otro trago de whisky para
lavarlo.

Qué maldito idiota.

¿Por qué no me quedé callado?

Estaba tan jodidamente seguro de mí mismo.

Por supuesto, una parte de mí estaba preocupado de que dijera que no.
Pero estaba tan seguro de que ella sentía lo mismo que yo con ella, así
que de cualquier manera, podríamos resolver algo. Que no la perdería
por completo.

Qué jodidamente equivocado estaba.

Empujé fuerte, y ella corrió.

Y, ahora, no sé qué hacer. 349


Solo quiero que ella regrese. Quiero estar cerca de ella todo el tiempo.
Divirtiéndome con ella. Nunca me he reído tanto como lo he hecho en el
tiempo que he pasado con ella.

Enciende todo a su alrededor.

Ella me ilumina

Y, ahora, todo se siente oscuro.

Dejo la botella en el suelo, luego me levanto y camino hacia la


barandilla. Miro a Londres. Mirando a la ciudad moviéndose debajo de
mí.

Ella está ahí fuera sin mí.

Y, más que nada, solo la quiero aquí conmigo.

No debería haberle pedido que se quedara. Fue estúpido.


Y, ahora, la pequeña cantidad de tiempo que tengo con ella se ha ido
porque la asusté.

¿Quién podría culparla? Una semana y media juntos, y le estoy


pidiendo que viva aquí conmigo. No vuelvas a tu casa. Para quedarte y
vivir en la mía.

Y ella solo tiene veintidós años. Lo olvido a veces. Cuando estoy con
ella, los diez años entre nosotros parecen evaporarse.

Cuando tenía veintidós años... bueno, estaba con Kate. Pero estaba
estableciendo mi negocio y viendo el mundo mientras lo hacía.

Estaba viviendo.

Eso vino a hacer. Y traté de cortarle las alas pidiéndole que se quedara
conmigo.

¿Qué diablos estaba pensando?

Yo no lo estaba. Ese es el problema. Dejé que mi corazón se apodere de


mí.
350
Dejé que mi corazón siguiera lo que él quería.

Estúpido maldito corazón.

Joder, no puedo quedarme aquí, atrapado en mi propia cabeza, toda la


noche. Me volveré loco. Necesito salir.

Empujando la barandilla, regreso a mi apartamento.

Agarro mi billetera, teléfono y llaves, y luego salgo.

Abajo, en la calle, señalo un taxi hasta el bar de Cam.

Entro. Adele está gimiendo "Todo lo que pido" en el fondo. Supongo que
también puedo torturarme con canciones deprimentes aquí.

Cam está detrás de la barra, sirviendo a un cliente. Eddie también está


aquí, sentado al final del bar, tomando una pinta.

No he visto a ninguno de ellos desde que perdí la paciencia la semana


pasada.
Ambos me enviaron un mensaje de texto, pero siendo el imbécil que
soy, no he respondido.

Estúpido porque, aparte de mi abuelo, son todo lo que tengo.

Me siento en el taburete junto a Eddie. Sus ojos vienen a mí. Veo el


destello de sorpresa en ellos.

—Oye —digo en voz baja.

Me asiente, y luego toma su pinta y se toma un trago.

—Mira, hombre, lamento no haber estado en contacto. Estaba siendo…

—Un imbécil —inserta Eddie.

Dejo escapar una carcajada.

—Sí, estaba siendo un imbécil.

Me mira de nuevo. Luego, vuelve sus ojos hacia Cam, quien me ha visto
y está caminando hacia nosotros.

La mirada en la cara de Cam es contrita. Él no se ve enojado conmigo.


351
Él se ve... arrepentido.

—Liam —dice Cam—, lamento lo de la semana pasada. Lo que dije…

—Nada por lo que lamentarse —lo corto—. Lo siento, he estado


desaparecido la semana pasada.

Sus ojos se encuentran con los míos en un lento entendimiento.


Entonces, él asiente.

—Está bien.

—Probablemente has tenido a Taylor manteniéndote ocupado, así que


no nos vamos a ofender por completo —dice Eddie. Su tono es un poco
más claro, así que sé que me ha perdonado.

Resoplé una carcajada a través de mi nariz.

—Sí, he estado ocupado con Taylor.

—¿Dónde está ella? —pregunta Cam—. ¿Ha vuelto a América?


—Aún no. Unos pocos días más. —Estoy bastante seguro de que no
pasará el tiempo que le queda conmigo después que declaré mi amor y
la envié corriendo.

—Entonces, ¿dónde está? —pregunta Eddie—. ¿Encontró el sentido y


dejó tu lamentable trasero?

—Sí, algo así.

Hay una pausa, y luego Eddie dice:

—¿De verdad?

Lo miro.

—Sí.

—Mierda, lo siento, hombre. Estaba bromeando cuando dije eso.

—Lo sé. —No es nada que no le hubiera dicho.

—Apesta, hombre —dice Cam—. Sé que te gustaba.

La amo. Aunque no digo eso.


352
—Entonces, ¿qué pasó? —Eddie me pregunta—. Parecían realmente el
uno para el otro.

—Aparentemente ella no estaba tan dentro de mí como yo como ella. —


Respiro hondo, preparándome para contarles lo que pasó. También
podría ir con todo—. Le pedí que se quedara conmigo permanentemente
en Londres. Dijo que no. Eso fue anoche, y no he sabido nada de ella
desde entonces. No reconozco hacerlo de nuevo, para ser honesto.

Ambos me miran boquiabiertos.

He silenciado a Cam y Eddie.

Debe ser malo.

Cam se aclara la garganta.

—Te daré una pinta. —Toma un vaso y empieza a servirme una cerveza.

—Guau. Mierda. Entonces... te gusta mucho ella entonces —dice Eddie.


—Sí. —Dejo escapar una risa trágica—. Desafortunadamente, el
sentimiento no es mutuo.

—Ese podría no ser el caso —continúa Eddie—. Quiero decir, le pediste


que se fuera de su hogar y de su familia y se mudara contigo después
de conocerla por una semana.

Una semana y media, pero no lo corrijo.

—Es un gran asunto, Hunter, pedirle a alguien que salga de su casa


así. Definitivamente tomaría un poco de pensamiento.

No le digo que ella no tiene familia en casa. Que no hay nadie allí para
que vuelva a... que yo sepa.

Tal vez eso es todo.

Tal vez por eso no se quedará. Porque alguien la está esperando en


casa.

El dolor me golpea el pecho. Aprieto los dientes, rechinándolos.

—Ella no está pensando en eso, Eddie. Dijo que no. 353


—Podría haber sido una reacción instintiva —sugiere Eddie.

Sé que está tratando de hacerme sentir mejor, pero no está


funcionando. Porque mi mente ahora está en tiempo extra,
preguntándome si hay alguien más. Si ella tiene un novio esperándola
en casa...

—¿Por qué no la llamas? —Cam pone mi cerveza frente a mí—. Fíjate


dónde está su cabeza hoy.

Podría, pero la verdad es que tengo miedo. No es que les diga a estos
dos eso.

Entonces, solo sacudo la cabeza.

—Le pediste que se quedara —dice Eddie—. Eso tomó algunas bolas,
Hunter. Si puedes hacer eso, puedes llamarla. Quiero decir, te pones
ahí afuera. No has mostrado interés en una mujer en ese grado desde
Kate, así que eso significa algo.

Le echo un vistazo.
Él levanta sus manos.

—Sé que hay una regla tácita en la que no hablamos de ella delante de
ti. Pero es verdad, hombre. Desde que Kate murió... no ha habido nadie
importante para ti.

Miro mi cerveza y pienso en Kate... y Jeremy.

Nunca pensé que volvería a confiar en otra mujer después de ella.

Pero confié en Taylor. Aún lo hago.

Y Taylor significa mucho más para mí, incluso en el corto espacio de


conocerla, de lo que Kate lo hizo en los seis años que estuvimos juntos.

—Kate estaba teniendo una aventura con Jeremy.

La cabeza de Eddie se mueve tan rápido que la escucho hacer clic.

—¿Estaban teniendo una aventura? —Cam se acerca al bar.

Puedo ver sus ojos iluminados por la ira.

Soplo un suspiro de cansancio y asiento.


354
—Me enteré la noche antes del funeral. Saqué su teléfono de las cosas
que traje de Suiza. Estaba... extrañándola. Encontré algunos textos...
de Jeremy. —Dejé que su nombre quedara allí por un momento antes
de continuar—. Habían estado teniendo una aventura todo el tiempo
que estuve con ella. Comenzó justo después que nos juntamos. Había...
correos electrónicos que encontré en su computadora portátil. Me
dijeron todo lo que necesitaba saber.

—Hijo de puta —dice Eddie.

Cam no dice nada, pero su cara está tensa de ira.

Se siente traicionado por mí, pero también por él mismo.

Lo entiendo.

Miro de nuevo a mi cerveza.

—Después de descubrir eso, tuve que ir a su funeral y fingir que todo


estaba bien, bueno, no estaba bien, pero saben a qué me refiero —
suspiré—. Y luego Jeremy se acercó, diciéndome cuánto lo lamentaba,
cómo estaba allí para mí por lo que fuera que necesitara. Yo solo... lo
perdí.

—Y lo golpeaste —dice Eddie—. Estoy jodidamente contento de que lo


hicieras. Pero cómo no hiciste más, nunca lo sabré. Porque habría
hecho mucho más que pegarle. Habría matado a golpes al bastardo.
Golpearé a muerte al bastardo cuando lo vea la siguiente vez.

—¿Por qué no nos lo dijiste? —Ese es Cam, y suena dolido y


decepcionado.

No me encuentro con sus ojos. Solo sacudo la cabeza.

—No lo sé.

Lo hago. Tenía miedo.

—Supongo... que quería proteger la memoria de Kate.

—Ella no merecía ser protegida —dice Eddie con amargura.

—Ed... Ella me traicionó. No a ti o a Cam. A mí. Y ella era tu amiga. No 355


quería manchar el recuerdo que tenías de ella. Y sus padres... no quería
que se vieran afectados por ello. Siempre han sido buenos conmigo.

—Entonces, lo guardaste para ti mismo y nos hiciste pensar que


estabas siendo una mierda para Jeremy... Jesús, Liam. —Cam niega
hacia mí—. He seguido siendo su amigo todos estos años. Deberías
habernos dicho. No le habríamos dicho a nadie más, pero seguro que lo
habríamos echado por lo que te hizo y luego lo sacaríamos de nuestras
vidas.

Levanto mis ojos pero no los miro.

—Han conocido a Jeremy más que a mí... desde la escuela primaria.


Supongo que... —Me voy porque no puedo decirlo.

—Pensaste que lo habríamos elegido sobre ti. —Eddie suena aún más
decepcionado de mí que Cam.

No voy a mentir. Malditamente duele.

—¿Cómo pudiste pensar eso? Eres nuestro amigo —dice Cam con
vehemencia—. Nuestro mejor amigo. Sí, hemos conocido a Jeremy
desde hace mucho tiempo, pero con él, nunca ha sido así entre los tres,
y lo sabes. Siempre he sido yo, tú y Eddie. Jeremy acaba de entrar y
salir de nuestra amistad. Incluso ahora, te veo mucho más que a él. Es
un amigo ocasional. Tú eres mi mejor amigo.

Un bulto sube por mi garganta. Lucho para tragarlo.

—Y tienes la mayor cantidad de dinero y un jet privado, así que, por


supuesto, te elegiremos —dice Eddie, con una sonrisa en su rostro.

Y sus palabras son justo lo que necesito para evitar llorar como el
marica en el que me estoy convirtiendo.

Luchando contra una sonrisa, sacudo la cabeza.

—Es bueno saber que solo me quieres por mi dinero.

—Y tu jet privado. No te olvides del jet. —La sonrisa de Eddie se hace


más grande.

—¿Cómo podría? —Me río.

Cam apoya sus antebrazos en la barra y me mira a los ojos. 356


—Liam, somos tus compañeros, tus mejores compañeros. Así que,
nunca vuelvas a ocultarnos algo así. ¿Me tienes?

—Te tengo. —Me toco dos dedos en la cabeza en un saludo.

Mi corazón todavía podría sentirse pesado por Taylor. Pero se siente


más ligero al decirles la verdad.

Cam se endereza, y cuando levanta la vista, se congela. Sé que ve algo


detrás de mí porque hay un cambio distinto en su expresión.

Hay alguien aquí y tengo la sensación de que es alguien que no quiero


ver.

Lo juro por Dios, si es Jeremy, voy a clavar al tipo en la pared.

—Hay alguien aquí para verte. —Cam levanta su barbilla en dirección a


la puerta detrás de mí.

Miro más profundamente en la expresión de Cam. Él no se ve enojado.


Se ve... complacido.
Y eso me tiene dando vueltas en mi taburete, mi mirada se centra en la
puerta.

Taylor.

Ella está aquí.

Mi aliento se detiene cuando mis ojos se conectan con los de ella. Mi


corazón despega como un caballo de carreras en mi pecho.

Me deslizo de mi taburete, mis pies golpean el suelo con un ruido sordo.

La gente se está moviendo entre nosotros, pero no pierdo el contacto


visual con ella ni por un segundo.

Necesito hacer algo. Ir a ella.

—No te vas a quedar, ¿verdad? —No es una pregunta porque ya conozco


la respuesta. Solo necesito escucharla decirlo.

Necesito saber por qué está aquí.

Sus ojos azules, ojos que siempre me hacen pensar en el cielo en un día
soleado, vuelven a los míos.
357
Puedo ver un mundo de tristeza en ellos. La tristeza que siempre creí
que está escondiendo ahora está clara para que la vea.

Taylor niega y, al mismo tiempo, dice en voz baja:

—No. —Su voz se rompe en la palabra.

Y esa sola palabra rompe mi maldito corazón.

Entonces, hago lo que siempre hago cuando siento dolor. Me enojo.

—Entonces, ¿por qué diablos viniste aquí? —Muerdo.

Las lágrimas brillan instantáneamente en sus ojos, y sus labios


tiemblan.

Y me siento como un bastardo, y ese dolor en mi pecho solo se


intensifica.
Ella se muerde el labio y cierra los ojos, soplando un suspiro. Entonces,
sus ojos se abren y se enfocan de nuevo en mí.

—Simplemente... no quería dejar las cosas como las habíamos dejado la


noche anterior. —Su voz es suave, como un susurro, pero los golpes
que vienen con cada palabra son como golpes en la cara—. No quería
que termináramos así.

—No quería que termináramos, pero no siempre obtenemos lo que


queremos.

Y he abordado el tren a Villa Amargura.

Ella exhala un sonido triste.

—Desearía... —Ella se aleja, sus ojos apartando la vista de mí.

Me enoja y me duele que ni siquiera pueda mirarme.

—¿Deseas qué, Taylor? —Doblo mis brazos sobre mi pecho y hago que
mi tono suene impaciente, como si fuera un aburrimiento en mi tiempo.
Pero no podría estar más lejos de la verdad.
358
Ella es la única manera en que quiero pasar mi tiempo. Cada segundo
de cada minuto de cada día con ella.

Ella es mi tiempo.

O quería que ella lo fuera.

Sus ojos vuelven a mí, otro suave aliento dejándola.

—Nada. —Ella sacude lentamente la cabeza—. No deseo nada.

Y, como soy un bastardo, digo:

—Entonces, ¿hemos terminado aquí?

La sorpresa brilla en sus ojos.

—Sí. Yo solo…

—¿Qué? —me quiebro—. ¿Qué diablos más te queda por decir?


Probablemente algo más que me abra el corazón un poco más. ¿Debo
conseguirle el cuchillo para hacerlo?

Sus ojos brillan con esas lágrimas otra vez.

Y me odio a mí mismo.

Ella parpadea rápidamente, aclarando sus ojos.

—Lo siento —exhala rápidamente—. Solo quería decirte, gracias. Por


todo.

Espada en el pecho.

La miro por la puerta.

—Bien. ¿Terminaste?

Hay una larga pausa antes de que ella diga.

—Sí.

Su palabra es suave, y duele más que cualquier cosa que haya sentido
antes, y he sentido dolor.
359
Pero, ahora, hemos terminado, y no sé qué hacer.

Dijo que se había acabo esta conversación. Entonces, todo lo que puedo
hacer es alejarme.

Pero no quiero.

Aun así, el orgullo me hace dar la vuelta y caminar de regreso a la


barra, tomando asiento junto a Eddie.

—¿Todo bien? —pregunta en voz baja.

Levanto mi cerveza y asiento. No lo miro. No puedo, porque si lo hago,


probablemente lloraré.

Tomo un gran trago de mi cerveza. Duele tragar. Todo duele. No


recuerdo un momento en que me haya sentido tan mal. Ni siquiera
después que me enteré de mi madre.

Bajo el vaso, mirándolo fijamente.


Taylor se está yendo, y nunca la volveré a ver.

Estamos terminando con malas palabras y enojo.

¿Pero no es así como termina todo? Con dolor y tristeza.

¿Existe tal cosa como un final feliz? Porque, si lo hay, nunca he visto
uno.

¿Debo ir tras ella?

¿Pero qué bien haría?

Tú la quieres y ella no te quiere a ti. Fin de la historia.

Y probablemente ya se ha ido.

Pero todavía podría estar aquí...

Si ha cambiado de opinión, entonces todavía estará aquí.

No debería mirar.

Pero como el masoquista que soy, necesito saberlo, y estoy girando la 360
cabeza y mirando por encima del hombro antes de poder detenerme.

Ella todavía está aquí.

Mi corazón se eleva por una fracción de segundo, pero luego mi mente


me dice rápidamente que algo anda mal.

Está de pie no lejos de la salida, frente a mí, su mano agarrando


fuertemente la parte superior de una silla cercana. Puedo ver el blanco
de sus nudillos desde aquí. Su cabeza se inclina hacia adelante, y su
mano libre la agarra.

Ella debe estar teniendo otro de sus dolores de cabeza.

Puede que esté sufriendo, enojado y amargado, pero no quiero verla con
dolor. Sé lo malos que estos dolores de cabeza pueden ser para ella.

—Taylor —grito, mientras salgo de mi taburete, dando unos pasos hacia


ella—. ¿Estás bien?

No responde.
Creo que no me ha escuchado, así que abro mis labios para hablar de
nuevo, pero luego se gira. Es un giro lento.

Su cara esta apretada de dolor. Su mano todavía está firmemente


presionada contra su cabeza.

Ella levanta sus ojos a los míos. Parece que le duele hacerlo.

Algo en su expresión hace que mi corazón comience a acelerarse.

—Taylor... ¿qué pasa? —Me estoy moviendo hacia ella.

Ella se estremece, apretando los labios. Sus ojos se cierran. Luego, se


abren, y es como si la luz en ellos se hubiera apagado.

Sus labios se separan y susurran las palabras:

—Lo siento mucho, Hunter.

Y luego ella simplemente cae al suelo.

—¡Taylor! —Corro, cayendo de rodillas junto a ella. La atraigo a mis


brazos. 361
Se siente floja.

¡Mierda! ¡No!

Eddie está aquí en segundos, y él está en modo médico.

—Taylor, cariño. —Abre uno de sus ojos levantando suavemente el


párpado con el pulgar, y alumbra una luz en ella. Una pequeña linterna
que sacó de su bolsillo—. ¿Taylor? ¿Me oyes, cariño?

Ella no responde.

Su ojo... se ve... en blanco.

No.

Mi corazón se detiene.

Inclinándose sobre ella, Eddie presiona su mejilla contra su pecho.

Cam cae de rodillas a mi lado.


—Llamé a una ambulancia. Una está en camino.

—Está... ella... —Me quedo mirando a Eddie mientras él levanta la


cabeza, las palabras se atascan en mi garganta.

—Está respirando —dice.

—Gracias a Dios —dice Cam.

Todo lo que puedo hacer es exhalar mientras mi corazón vuelve a subir.

Eddie levanta su muñeca y comienza a revisar su pulso.

Mi boca está seca.

—Ed... ¿qué le pasa? —Mi voz suena pequeña.

La mirada de Eddie se encuentra con la mía.

—Todavía no lo sé. —Él mira a Taylor y le pone la mano en la cara—.


Taylor, cariño, abre los ojos para mí.

Nada.
362
—Vamos, Taylor. Despierta cariño. Estás asustando hasta la mierda a
Hunter, y sabes qué coño gigante es él. —Eddie le acaricia la mejilla—.
Vamos, Taylor. Despierta, y te lo prometo, compraré la próxima ronda
de bebidas. Todo lo que quieras.

Pero ella no se está despertando. Ella no responde en absoluto.

—¿Por qué no se está despertando? —Mi voz tiene pánico.

Estoy asustado. Nunca he tenido tanto miedo en toda mi vida.

Y estoy indefenso, tan jodidamente indefenso.

—No lo sé. —Eddie sacude lentamente la cabeza.

—¿No lo sabes? —grito—. ¡Eres un maldito doctor! ¡Se supone que


debes saberlo! ¡Se supone que debes ayudarla!

Apartando su mano de su cara, tomo su mejilla y vuelvo su cara a la


mía.
—Vamos, Taylor. Por favor, abre los ojos para mí, bebé. Por favor.

Te lo ruego, haz lo que sea necesario para que ella me mire de nuevo.

Por favor, Boston, por favor despierta.

Necesito que estés bien.

Pero ella no responde y nunca antes había sentido un miedo así en mi


vida.

El miedo intolerable.

—¿Ha estado enferma últimamente? —me pregunta Eddie.

—No, bueno, sí. Quiero decir, ella tiene estos dolores de cabeza de vez
en cuando.

—¿Qué tipo de dolores de cabeza?

—¡No lo sé! ¡Dolores de cabeza! —Mi miedo se está convirtiendo en ira, y


está dirigido a Eddie.

—¿Los dolores de cabeza duran mucho tiempo? —Eddie continúa, mi


363
ira simplemente rozando sobre él.

—No. —Sacudo la cabeza, frustrado—. Bueno, sí. Quiero decir, salen de


la nada. Está bien un minuto, y luego bam. La derriban, literalmente.
Una vez, ella vomitó del dolor. Pero toma las pastillas que le dio su
médico y está bien unos minutos después. —Lo miro a los ojos—. Eso
es lo que pensé que estaba sucediendo justo antes de que colapsara.
Ella estaba agarrando su cabeza, como siempre lo hace cuando un
dolor de cabeza se está acercando.

—Liam —dice lentamente mi nombre. Hay precaución en su voz, y me


asusta muchísimo—: ¿dices que su médico le prescribe esas pastillas?

—Sí.

—¿Qué tipo de píldoras son?

—No lo sé. —Aprieto la mandíbula, frustrado. Y no lleva su bolso con


ella, así que no puedo comprobarlo.

La miro, frotando mi mano sobre su mejilla, dándole palmaditas.


Por favor, Taylor, por favor despierta.

—Los dolores de cabeza... ¿Taylor te ha contado alguna vez qué los


causa? —Eddie me pregunta, con esa jodida precaución en su voz.

—Tenía un tumor cerebral cuando tenía dieciséis años —le digo,


mirándola—. Ella dijo que los dolores de cabeza son un resultado
persistente de eso. —Pero, mientras digo esas palabras, cuando las
escucho en voz alta, saliendo de mi propia boca, es como si me
estuviera deslizando lentamente bajo el agua.

Los dolores de cabeza.

Su lista.

Cosas que hacer antes de morir.

Joder... no.

Me encuentro con los ojos de Eddie, y lo veo escrito allí. Él piensa…

Jesús, Taylor

No.
364
—No —digo, mis ojos llenos de lágrimas. La atraigo hacia mí,
abrazándola—. No es eso. No lo es, no. —Sacudo firmemente la
cabeza—. Si el tumor hubiera vuelto, lo habría sabido. Ella me lo habría
dicho.

¿No lo haría ella?

—Probablemente tengas razón. —Él no quiere decir eso. Puedo oírlo en


su voz. El hundimiento en su tono. La forma en que le echa un vistazo a
Cam. La preocupación en sus ojos cuando vuelve a mirar a Taylor.

Mi Taylor.

Escucho el grito de una sirena de ambulancia acercándose en la


distancia.

—Ella va a estar bien —me dice Cam. Su mano toca mi hombro y me


aprieta.
Lo miro sin comprender. Luego, vuelvo a mirar el hermoso rostro de
Taylor.

Parece que está durmiendo.

Dolor corre a través de mí. Cierro los ojos ante la avalancha de


emociones.

Mi mente se está volviendo loca con todo lo que me ha dicho alguna vez.

“Cariño, me estás frotando la crema con el culo y cantando" Sorry" de


Bieber. Realmente no estoy segura de cómo sentir eso.”

“Tal vez lo siento.”

Lo siento. ¿Por qué se arrepintió? El tatuaje, en ese entonces, pensé que


eso era lo que era. Pero, ahora, no estoy tan seguro.

Lo siento. Yo... no puedo quedarme contigo.

Dos semanas. Dos semanas, y se suponía que era eso.

No se suponía que te enamoraras. 365


No hables de que te mueres tan fríamente. Alguien como tú está
destinado a vivir para siempre.

Ella escribió una lista.

Una lista de cosas que hacer antes de morir.

Jesús. No.

¿Por qué no me lo dijiste, Taylor? ¿Por qué?

Ella está enferma. Ella está mur...

El pensamiento es como un agujero que perfora en mi pecho.

No, no puedo, no aceptaré esto.

No la perderé. No mi Boston.

¿Por qué no lo vi antes? Debería haber prestado más atención.

Me odio en este momento. Real y verdaderamente me odio.


El dolor que siento es como nada que haya sentido antes. Es
insoportable.

Es desgarradora jodidamente insoportable.

No puedo perder a Taylor. No sobreviviré si lo hago.

Luego, los paramédicos están aquí, y la están tomando de mis brazos y


la ponen en el piso. Uno la está revisando. El otro me hace preguntas,
pero no puedo hablar. Eddie se hace cargo, respondiendo a las
preguntas.

Y entonces se está moviendo. La ponen en una camilla y la sacan de la


barra.

Lejos de mí.

¡No!

Intento ir con ella, pero no me dejan.

—Vamos a seguirla en mi coche —dice Cam, tirándome hacia atrás.

Luego, él y Eddie me están guiando fuera del bar y al auto de Cam.


366
Estamos siguiendo la ambulancia donde está la única mujer a la que he
amado de verdad, y podría estar muriendo.

Agonizando.

Yo cierro los ojos.

No te mueras Taylor

Por favor no te mueras.


Traducido por Flor
Corregido S.O.S. por Lelu

—¿Familia de Taylor Shaw?

Estoy de pie y camino hacia la doctora que acaba de decir el nombre de


Taylor.

Se ve joven, aproximadamente de la misma edad que Taylor. Aunque sé


que no lo es, debido a Eddie, sé cuánto tiempo tienen que entrenar los
médicos.

El médico se parece a Taylor. Pequeña, rubia, bueno, excepto que el


cabello de Taylor ahora es rosado.

Pero ella podría ser Taylor.

Solo que ella no puede serlo. Porque no hay nadie como Taylor.

Ella es única en su clase. 367


Mi única en su clase.

—¿Cómo está ella?

—¿Usted es la familia de Taylor?

—Él es su hermano. —La voz de Eddie viene de atrás de mí, su mano


presionando mi hombro.

Inmediatamente, hace clic en mi cabeza por qué dijo eso. No me dirán


nada a menos que yo sea familia.

Ella ya no tiene familia.

Pero me tiene... ya sea que me quiera o no.

—Soy su hermano —confirmo—. ¿Cómo está? —La urgencia es clara en


mi voz.

—Soy la Dra. March. He estado cuidando a Taylor desde que ella llegó.
—No me importa cómo te llamas. Quiero saber cómo está Taylor.

—Liam... —La voz de Eddie es una suave advertencia.

Me friego las manos sobre la cara.

—Lo siento. —Dejo escapar un suspiro—. Solo necesito saber que ella
está bien.

Llevo horas aquí sin noticias. Con la espera, el miedo se ha acumulado


dentro de mí hasta el punto de explosión.

—Hablemos aquí. —La doctora March hace un gesto hacia la puerta.

La sigo a través, mi corazón latiendo. Cam y Eddie están conmigo.

Ella los mira con inquietud.

—Puedes hablar delante de ellos. —Mi tono es impaciente. He esperado


el tiempo suficiente ahora.

—Soy un médico aquí de este hospital, el Dr. Breckon, Cardiología —le


dice Eddie. 368
Eso parece aliviar su mente.

Ella me mira.

—Está bien, entonces Taylor está estable en este momento. Ella tuvo un
ataque en la ambulancia en el camino aquí. Y luego otro cuando la
llevaron a buscar un escáner.

La idea de que ella tuviera convulsiones, y no estaba allí... el dolor me


atraviesa el pecho. Presiono mi mano contra ello.

—Estabilizamos a Taylor y continuamos con la resonancia magnética.


—La Dra. March hace una pausa y respira—. No hay una manera fácil
de decir esto... pero el escaneo muestra que hay un crecimiento
significativo en el cerebro de Taylor.

—¿Crecimiento significativo? —dice Cam.

—Un tumor grande —aclara la Dra. March—. Maligno y agresivo en su


forma.
Aspiro aire, cerrando los ojos. Mi corazón se siente como si estuviera
sangrando en mi pecho, inundando mis pulmones.

Siento la mano de Cam presionando contra mi espalda.

—Normalmente recomendaría la cirugía de inmediato —continúa, como


si no estuviera muriendo por dentro—. Y luego los ataques de
radioterapia poco después para ofrecer una posibilidad de
supervivencia.

¿Haría?

Abro los ojos.

—¿Lo haría? —Mi palabra hace eco de mi pensamiento.

—Señor. Shaw... —Ella cree que mi nombre es Shaw debido a Taylor.


Porque ella cree que soy su hermano.

—Liam.

—Liam... hay algo que necesito preguntarte. —La Dra. March se


levanta, cruzando los brazos sobre su pecho—. ¿Sabía que Taylor ha 369
estado consciente durante algún tiempo de que tiene un tumor y que no
ha buscado tratamiento médico para él?

Ella lo supo.

En el fondo, sabía que lo sabía. Pero todavía duele como el infierno


saberlo con seguridad.

Todo este tiempo, y ella nunca dijo una palabra.

¿Cómo no lo vi?

Sacudo la cabeza entumecida, respondiéndole a la doctora.

—Bueno, no estamos muy seguros de cómo Taylor supo sobre el tumor


al no ver a un médico antes de hoy.

—Tuuvo un tumor cerebral cuando tenía dieciséis años. Ella conoce los
síntomas —le digo, mi tono es corto.
No sé por qué, pero no me gusta la Dra. March. Tal vez sea porque ella
es la que da las malas noticias. Sea lo que sea, ella me está irritando
como la mierda. Puedo sentir mi nivel de ira aumentando.

—Eso explicaría el tejido cicatricial en su cerebro que también apareció


en la resonancia magnética. —Me mira directamente a los ojos con una
mirada casi acusadora en la suya—. Parece que no pudimos localizar
ningún registro médico para Taylor. Ella no estaba en el sistema en
absoluto. ¿Sabes por qué es eso?

—¿No te lo dijo ella? Taylor vive en Estados Unidos: Boston. Ella está
aquí de visita.

Completando su lista.

—Taylor realmente no nos ha estado diciendo mucho. —La Dra. March


se levanta de nuevo—. Solo que ella sabía sobre el tumor, y... —Ella se
aleja, sus ojos barriendo el suelo.

Mis cejas se juntan.

—¿Y qué?
370
Ella traga, claramente incómoda.

—Bueno... Taylor está diciendo que no quiere ningún... tratamiento.

—¿Qué? —La palabra sale en un suspiro sorprendido. Siento que la


sangre se drena de mi cara.

Ella se encuentra con mi mirada.

—Taylor está rechazando el tratamiento de cualquier tipo. Está


convencida que no quiere cirugía. No quiere mejorar. Ella quiere... —
Sus palabras se caen.

Sus ojos barren el suelo de nuevo. El lugar donde ahora está mi


corazón.

—Morir. —La palabra sale de mí en un suspiro agonizante.

Sus ojos se encuentran con los míos.

—Sí.
Dios, Taylor, no. ¿Por qué?

Intento tomar aire, pero parece que no puedo. Siento que mi cuerpo se
balancea. El brazo de Cam rodea mis hombros, manteniéndome firme.

Siento que las paredes se están cerrando a mi alrededor.

Mis ojos se cierran contra la jodida agonía que trae el conocimiento.

Ella quiere morir

—¿Taylor... dijo eso? —dice Eddie. Su incredulidad solo refleja una


pequeña parte de lo que estoy sintiendo.

Choque, incredulidad, miedo, agonía y jodida indefensión.

—Sí. Esas fueron sus palabras exactas —dice la Dra. March en voz
baja.

Abro los ojos y miro a la Dra. March.

—No entiendo. —Mi voz apenas funciona.

¿Por qué, Taylor? ¿Por qué?


371
Necesito verla. Ahora.

—Tampoco nosotros. —Ella cambia de postura de nuevo—. Liam, ¿estás


seguro de que Taylor no te ha dicho nada?

Ella lo ha dicho todo, excepto por eso.

—Si lo hubiera hecho, ¿crees que estaría aquí de pie, teniendo esta puta
conversación contigo? —grito.

La mano de Cam agarra mi hombro donde todavía está apoyada. Sé que


está tratando de calmarme, pero no me siento tranquilo.

Tengo ganas de destrozar este edificio hasta que encuentre a Taylor y la


obligue a explicarme qué mierda está pensando y luego oligarla a que se
haga la cirugía.

—Lo siento. No estaba tratando de... —comienza la Dra. March.

La corto con un gesto de mi mano.


—¿Dijiste que el tumor es operable?

—Sí. Urgentemente. Pero la ventana de oportunidad se está reduciendo.


Si el tumor se deja por más tiempo, pasará el punto de extirpación.
Entonces, no habrá nada que podamos hacer por ella.

Hay una posibilidad. Solo necesito hacer que Taylor cambie de opinión.

Pero ella quiere morir.

No puedo comprenderlo en mi mente.

Taylor es increíble, tan llena de vida. Su risa sola vale la pena vivirla.
Ella tiene mucho que dar al mundo.

¿Por qué querría renunciar a eso?

Renunciar a la vida.

Tengo que hacer que ella recobre el sentido.

¿Pero qué tal si no puedes? Esa pequeña voz en el fondo de mi mente


dice. ¿Y si nada de lo que dices importa, y ella muere de todos modos? 372
Alguien no solo toma la decisión de morir a la ligera. Ella decidió esto
mucho antes de que me conociera.

Ella lo supo todo este tiempo.

Ni siquiera puedo sentirme traicionado porque siento miedo. Estoy muy


jodidamente asustado.

Tengo que cambiar de opinión. Porque no puedo ver un mundo sin ella.

Pero ni siquiera podía hacer que se quedara conmigo en Londres. No era


suficiente. Entonces, ¿cómo va a ser suficiente lo que yo diga para que
salve su propia vida?

Especialmente cuando no sé lo que pasa por su mente, por qué incluso


está haciendo esto.

—Doctora, si Taylor... si no puedo comunicarme con ella y ella sigue


rechazando el tratamiento, ¿hay alguna manera de que pueda hacerse
la cirugía sin su consentimiento? ¿Obligarla a que lo haga?
Odio tener que preguntar esto, pero necesito saber cuáles son mis
opciones antes de entrar y verla.

Porque no voy a perder a Taylor.

No la dejaré morir. Haré lo que sea necesario para mantenerla viva.

—Liam... —Ese es Eddie.

Vuelvo la cara a él. La mirada en su rostro hace que mi esperanza caiga


de rodillas, justo como quiero.

—El hospital solo puede obtener una orden judicial para hacer cumplir
el tratamiento si creemos que alguien no está en su sano juicio o si es
un niño.

—Tal vez ella no tiene una mente sana. —Odio que esté diciendo esto,
pero sé que los tumores pueden afectar a las personas, cambiar sus
personalidades—. El tumor podría estar presionando su cerebro,
haciéndole pensar y actuar de manera diferente a como lo haría
normalmente. Haciéndola pensar que quiere darse por vencida cuando
realmente no lo hace.
373
Miro a la Dra. March. Ella lo sabría. Ella es la que trata a Taylor.

Pero la expresión de su cara me quita la esperanza para que caiga de


rodillas y la deja en el suelo.

—Los cambios de comportamiento siempre son una posibilidad con los


tumores cerebrales... pero, en el caso de Taylor, no creo que lo sea. —
Sacude la cabeza—. Creo que Taylor tiene una mente sana. Ella es
lúcida y muy clara en lo que quiere. Lo siento.

Suena como si esto ya se hubiera acabado. Como si Taylor va a morir.

Mierda que lo va a hacer. A la mierda con ella y con todos.

No ha terminado.

No dejaré que termine.

No dejaré que Taylor se suicide.

—Necesito verla.
—Te llevaré —dice la Dra. March.

—Estaremos en la sala de espera —me dice Eddie.

—Estamos aquí para ti, hombre. —Cam me da un último apretón en el


hombro antes de soltarlo.

Sigo a la Dra. March por un pasillo y por un conjunto de puertas


dobles.

Finalmente, se detiene junto a una puerta cerca del final del pasillo.

—Taylor está aquí. Ahora, por favor trate de no molestarla. Cualquier


estrés...

—No la molestaré.

La Dra. March asiente y luego se aleja.

Respiro con fuerza, y luego abro la puerta lentamente. No hace ningún


sonido.

La habitación está oscura, excepto por la luz de la cama. Ella está


acostada de espaldas, las almohadas la apoyan hacia arriba, su rostro
374
alejado de mí, mirando por la ventana al cielo nocturno.

Solo la vista de ella me duele.

Se ve tan pequeña, la cama se la traga. Su cabello se extiende sobre la


almohada, la luz que resalta el rosa en ella. Su piel luce con un brillo
dorado.

Ella se ve hermosa.

Ella no se ve enferma.

Ella no se ve como si estuviera... muriendo.

La agonía aplasta su puño en mi pecho.

Dejando ir la puerta, entro más en la habitación con los pies tranquilos.

—Taylor... —digo suavemente su nombre mientras me acerco a la cama.


Su cuerpo se pone rígido, y luego su cabeza gira lentamente sobre la
almohada, sus ojos se encuentran con los míos.

La mirada en ellos me aterroriza. Ella se ve cerrada. La única vez que


Taylor me miró así fue anoche... cuando me dijo que no me amaba.

Respirando, me obligo a hablar:

—Hablé con la médica. —Mis palabras son tranquilas, con sentido.

Me detengo al final de la cama, con las manos agarradas del pie donde
está colgada su ficha médica.

Me quedo mirando su cara, deseando que me diga que no es cierto. Que


el doctor se haya equivocado.

—¿Ella te lo dijo? —Su voz suena seca, ronca.

—¿Sobre el tumor? ¿O que te estás dejando morir?

La culpa inunda sus ojos, y ella mira hacia otro lado.

Tengo mi respuesta 375


Y, joder, duele.

Agarro la cama con más fuerza para mantenerme en posición vertical.

—No entiendo —le digo, mi voz rota.

—No espero que lo hagas. —Su voz es suave, pero las palabras me
ponderan, como si solo me gritaran.

—Tal vez no lo haga. Pero lo que espero es una puta explicación.


Demonios, merezco una explicación. Porque no puedes hacer esto sola,
Taylor. No tienes que decidir simplemente que vas a morir, y eso es
todo. —Mi voz se eleva con la desesperación que siento dentro de mí.

Sus ojos regresan lentamente a los míos.

—Sí. Es mi vida, Liam. Mi decisión.

—Pero jodidamente te amo. —Golpeo mi mano contra mi pecho—. ¿Eso


no significa que al menos tengo algo que decir? ¿O tienes que amarme
para que ese sea el caso?
Ella cierra los ojos, como si las palabras le dolieran al oírlas.

Bien.

Quiero emoción de ella. No quiero esta mirada de ojos muertos que


tiene en este momento.

Porque ella no está muerta.

Y nunca lo estará si tengo algo que ver con eso.

—Lo siento —susurra, sus ojos se abren de nuevo.

—¡No lo sientas! —Lloro—. Simplemente no hagas esto.

Ella desvía su rostro de mí, como si me estuviera despidiendo, y eso me


pone de nuevo en marcha.

—¡Jesucristo, Taylor! ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué te harías


esto?

Ella presiona sus labios en una línea apretada, diciéndome que la voy a
seguir perdiendo. 376
Necesito calmarme.

Hago unas cuantas respiraciones, tratando de frenar mi corazón


acelerado.

—Por favor —le digo con suavidad—. Por favor, solo habla conmigo.

—No hay nada de qué hablar. —Su voz es fría como la piedra.

—Te rogaré si tengo que hacerlo. Si eso es lo que necesitas para


cambiar de opinión. Me pondré de rodillas y rogaré. —Me muevo
alrededor de la cama, forzándola a mirarme—. No estoy pidiendo estar
en tu vida. No te estoy pidiendo que me ames. Solo quiero que vivas.
Podría vivir una vida sin ti, sabiendo que estas allí, respirando, viva y
feliz. Solo no me pidas que te deje morir.

Ella mira sus manos que están en su regazo, los dedos se enroscan
alrededor de la manta que la cubre.

—Liam... por favor no hagas esto. He tomado mi decisión. Lo hice hace


mucho tiempo. Mucho antes de conocerte.
—Pero me conociste. Y pasamos tiempo juntos. Sé que no me amas,
pero sé que sientes algo por mí. No puedes negar eso. Y tiene que contar
para algo.

Su cabeza está temblando, lenta y firme.

—Lo siento.

Ella no lo dice de manera diferente a las otras veces que ha dicho que lo
siente. Pero hay algo ahí esta vez que me dice que no hay ningún
cambio en su mente.

La he perdido.

O tal vez nunca la tuve en absoluto.

Estoy aquí, adormecido, solo mirándola. Mis sentimientos por ella y


toda la confusión, el dolor y la frustración que siento se acumulan
dentro de mí como un monstruo.

Y lo dejo salir.

—No te veré morir. —Mi voz es tan amarga y áspera como se supone 377
que deben ser mis palabras.

Ella me mira. Los ojos claros se encuentran con los míos.

—Nunca te pediría que hicieras eso.

No la reconozco en este momento. Sus ojos están completamente vacíos


de emoción. En blanco y vidriosos.

Los ojos de Taylor siempre han estado llenos de algo. Si era la tristeza,
ella siempre pensaba que se estaba escondiendo. O esos raros
momentos en los que ella dejaría escapar esa tristeza y se permitiría ser
feliz. O aquellas veces en que sus ojos se llenaron de tanta lujuria y
anhelo por mí que no podía respirar mientras la miraba.

Pero si sus ojos estaban llenos de tristeza, felicidad o lujuria, siempre


había vida en ellos.

O tal vez nunca hubo. Solo estaba viendo lo que quería ver porque la
deseaba tanto.
—Necesitas hacerme entender, Taylor. Porque no entiendo por qué
eliges morir.

—No necesitas entender.

—¡Sí, lo hago! —Estoy gritando ahora, y no me importa. Porque no sé


qué más hacer, cómo comunicarme con ella—. ¡Necesito entender por
qué ya no quieres vivir! Me estás pidiendo que retroceda y te deje morir.
Me estás pidiendo que viva con ese conocimiento por el resto de mi vida.
Entonces, dame la razón.

Sus labios se juntan, sus ojos se cierran en un largo parpadeo.

—Es complicado.

—Entonces, no lo compliques.

—No puedo. —Ella niega.

Yo exploto.

—¡Tienes que hacerlo! ¡Porque mierda, merezco saber la verdad!

—¡Porque se los debo! —grita, sentada hacia adelante—. ¡Tengo que


378
morir porque se los debo a ellos! —En el momento en que las palabras
salen de su boca, ella se estremece de dolor. Su frente se arruga, y su
mano sube a su cabeza, la base presionando contra su frente, mientras
cierra los ojos.

—Taylor... ¿estás bien? —Mantengo mi voz suave, pero por dentro,


tengo pánico y tengo miedo y estoy listo para llamar al médico.

—Estoy bien —susurra ella. Apoya su cabeza en la almohada, su mano


se cae para recostarse en la cama a su lado, sus ojos se abren.

—Lo siento —le digo.

—No lo hagas. Soy la que lo lamenta. Lo siento por todo esto. Nunca
quise que tú me vieras de esta manera.

—Lo que quieres decir es que nunca quisiste que yo lo descubriera.

Ella exhala un suspiro de cansancio, sus dedos se enroscan en las


sábanas de nuevo.
Su silencio me da mi respuesta.

Me duele el corazón con cada latido fuerte que toma. Envuelvo mis
brazos alrededor de mi pecho. Retrocedo, apoyándome en el alféizar de
la ventana.

—Entonces, ¿qué ibas a hacer? ¿Solo ibas a salir de aquí y regresar a


Boston? ¿Y entonces qué?

Sus ojos vienen a los míos, la respuesta clara en ellos.

Morir.

Ella iba a salir de aquí, dejarme, e irse a casa a morir.

No soy un hombre que llora. Se necesita mucho, pero, ahora mismo,


quiero llorar.

Pellizcando el puente de mi nariz, cierro los ojos, respirando para


contenerlo.

Todo lo que quiero hacer es rogarle que cambie de opinión. Pedirle que
se quede. Rogarle que viva. 379
—Lo siento, te he lastimado. —Su suave voz es como mil cuchillos
hundiéndose en mi alma.

Dejo caer mi mano, abriendo los ojos.

—No me has hecho daño. Me estas lastimando.

Su labio inferior tiembla. Ella lo muerde.

—Esto no es lo que quería.

—¿Qué querías?

Ella me mira a los ojos. Veo un destello de emoción. Emoción real.

Y me da esperanza.

Entonces, sus ojos se cierran, quitándome la esperanza.

—No lo sé. Pero yo no quería esto. No quería lastimarte. Lastimarte era


lo último que siempre quise.
Mis manos se enroscan alrededor del alféizar de la ventana, agarrando
fuertemente.

Necesito llegar a la raíz de esto. Ella está hablando, pero no me dice


nada. Así que vuelvo a las palabras que dijo antes. Las palabras que
ella me gritó.

—Dijiste que se los debes. Que tienes que morir porque se los debes. ¿A
quién le debes, Taylor?

Estoy bastante seguro de que ya sé la respuesta. Solo necesito que ella


lo diga.

La necesito hablando conmigo.

Ella toma una respiración profunda.

—A mi familia. —Sus ojos vuelven a los míos—. Se lo debo a mi familia.

—¿Por qué? —pregunto con cuidado. Porque sé con qué facilidad se


puede cerrar cuando se trata de su familia.

Siempre he sabido que perderlos la afectó gravemente. Sé lo difícil que 380


es perder a las personas que amas. Por eso nunca la empujé a hablar.
Siempre pensé que me diría cuando estuviera lista.

Solo le pido a Dios que esté lista ahora. Porque tengo la sensación de
que su muerte es la razón por la que está haciendo esto.

Sus labios tiemblan de nuevo, las lágrimas brillando en sus ojos. Ella se
muerde los labios, respirando.

—Murieron por mi culpa. Les debo mi vida porque tomé la de ellos.

—Cariño... no entiendo. —Sigo diciendo esa misma oración, y seguiré


diciéndola hasta que entienda.

Y luego, cuando entienda por qué está haciendo esto, cambiaré su


opinión.

—La lista... la escribí cuando me enteré de que tenía un tumor. Mi


madre sabía de la lista. Ella sabía lo que estaba en la cima: ir a
Londres. Siempre había querido visitar aquí. Entonces, ella y mi papá
dijeron que haríamos el viaje cuando yo estuviera mejor. Esperaban que
yo mejorara. Nunca creyeron por un segundo que moriría. Su creencia
me hizo luchar para vivir. —Ella deja escapar un suspiro triste—.
Debería haber muerto cuando tenía dieciséis años. Si yo hubiera
muerto entonces, todos estarían vivos ahora.

»Cuando tenía dieciocho años, me recuperé del tumor y planeamos el


viaje a Inglaterra. Todos empacados y listos para partir, teníamos que
volar a las cinco de la tarde del día siguiente. Comenzaría en
Northeastern tan pronto como regresáramos, y mi mejor amiga, Marie,
se iba a Nueva York. Ella tenía un lugar en la Universidad de Nueva
York. No iba a verla hasta las vacaciones de invierno. Les supliqué a
mis padres que me dejaran quedarme en su casa, para que pudiéramos
pasar una última noche de chicas juntos. Dijeron que podía, siempre y
cuando estuviera en casa a primera hora de la mañana.

»Cuando conseguía mis cosas para llevar a las de Marie, me di cuenta


de que mi sudadera de la suerte estaba sucia. Mi papá me la había
traído de Harvard. La había tenido durante años, y las cosas buenas
siempre parecían suceder cuando la llevaba puesta. Una vez, cuando la
llevaba puesta Brian Packer me pidió que fuéramos formales en
invierno. Entonces, la llevaba puesta cuando lo hice bien en el equipo
de softball. Estúpida, pero era joven, y pensé que siempre me pasarían
cosas buenas cuando la usaba. Antes de irme a ir a casa de Marie, le
pedí a mi mamá que me la lavara para poder usarla en el vuelo. Estaba
381
nerviosa por volar, y pensé que no podía pasar nada si me ponía mi
sudadera con capucha.

»Pero estaba equivocada. No fue una suerte en absoluto. Mi madre


debió haberla puesto en la lavadora después de que fui a casa de Marie
y me olvidé de ponerlo en la secadora inmediatamente después. Ella
debe haberse dado cuenta justo antes de acostarse. La secadora estaba
encendida... estaba defectuosa... y se incendió.

—Taylor...

—Ellos no sabían que la planta baja estaba en llamas porque todos


estaban durmiendo, y la alarma contra incendios no se disparó.

»Unas semanas antes, la alarma contra incendios había continuado


sonando, y me estaba volviendo loca, así que me quejé a mi padre. Le
sacó las pilas. Dijo que compraría otra.

»No lo había logrado... y el humo llegó primero a ellos. El jefe de


bomberos me dijo que no sufrieron...
—Taylor —digo su nombre otra vez, moviéndome hacia ella.

Ella levanta una mano, deteniéndome.

—Debería haber muerto desde el primer tumor. Esta es mi segunda


oportunidad de hacerlo bien.

—Eso... no, eso no tiene sentido para mí.

—Para mí sí. —Sus ojos se elevan a los míos.

La pena y el dolor en ellos casi me ponen de rodillas.

—Necesito verlos de nuevo —dice ella suavemente, agonizando—.


Necesito decirles lo mucho que lo siento. Los necesito para que me
perdonen. —Las lágrimas salen de sus ojos y bajan por sus mejillas.

Quiero ir con ella, pero sé que ella no me quiere cerca.

Entonces, estoy aquí, indefenso.

—Taylor... tu familia... ellos no querrían esto. No querrían que


murieras. 382
Con su brazo, ella quita las lágrimas.

—No lo sabes.

—Sí, lo hago —digo con certeza—. Ellos te amaban. Ellos no quieren


que te hagas esto a ti misma. Cuando amas a alguien, solo quieres lo
mejor para ellos. Esto no es lo mejor.

—Sí lo es. Esto es lo mejor para mí: pagar mi penitencia y estar con
ellos. Eso es lo mejor para mí.

—Taylor... por favor. Necesitas escucharme. No puedes simplemente


renunciar a la vida de esta manera.

Sus ojos vienen a los míos.

—No voy a renunciar a la vida. Solo quiero estar libre del dolor de
extrañarlos... libre de odiarme por lo que hice. Quiero que mi familia
vuelva más que nada. Y... necesito su perdón.
Las lágrimas caen de nuevo, corriendo por su hermoso rostro. Y no me
importa si ella me quiere cerca o no. Tengo que estar cerca de ella.

Me siento en el borde de la cama a su lado.

—Taylor... lo que pasó... no fue tu culpa. Fue un accidente trágico.


Pero no fue tu culpa.

Ella cierra los ojos y se seca las lágrimas de la cara con las manos.
Luego, vuelve a abrir los ojos y dice:

—No. —Sacude la cabeza, decidida—. Fue mi culpa.

—No lo creo. Y sé que tu familia tampoco pensaría eso.

—No los conocías, por lo que no puedes hacer esa llamada —responde
bruscamente.

—No, no lo hice. —Mantengo mi voz suave—. Pero te conozco. Conozco


a la persona en que te convirtieron: amorosa, cálida, cariñosa y
sorprendente. Tan jodidamente increíble que no pude evitar
enamorarme de ti.
383
Ella vuelve a cerrar los ojos, pero sigo hablando:

—Y podría no haber conocido a tus padres, pero sí conozco a esas dos


personas de las que hablaste ese día en la universidad, esas dos
personas que se enamoraron y lucharon por estar juntas, porque los vi
a través de tus ojos, nena. No creo ni por un segundo que quieran que
te mueras. Te dieron la vida. Ellos te criaron. Te querían. Se sentaron a
tu lado y lucharon contigo a través de ese primer tumor cuando
amenazó con alejarte. Querrían que luches ahora.

—Eso fue antes de que yo los matara. —Abre los ojos, pero no me mira.

—Fue un accidente, bebé. Un trágico accidente. Por favor... no hagas


esto. Lucha para vivir. Si no es por ti misma, entonces hazlo por mí. Sé
que te preocupas por mí, aférrate a eso, lucha por eso. Por favor. Te lo
ruego.

Mi corazón está latiendo con fuerza contra mi pecho, el miedo


sacudiendo mi cuerpo, mi mente orando para que mis palabras
finalmente la alcancen.
Ella me mira con un destello de calidez en sus hermosos ojos, y
recuerdo todo el tiempo que la miré a los ojos y vi ese calor, la
esperanza y la felicidad que me hizo sentir.

Y ese poco de esperanza que he dejado se aferra a ese calor en sus ojos
y en silencio le suplica que viva.

Ella exhala lentamente.

—Tienes razón. Me importas mucho, Liam... tanto. —Se queda sin


aliento, y una lágrima se desliza por su mejilla. Ella la atrapa y la aleja.

—Taylor...

Ella me mira a los ojos y no necesita decir nada. Sé por la mirada en


ellos que la he perdido.

Ella se ha ido.

Ese pequeño pedazo de esperanza que me quedaba se ha aplastado,


junto con mi corazón, y no detengo las lágrimas que llenan mis ojos.
Las dejo ser. Y las dejo caer.
384
Ella gira su cara lejos de mí y mira por la ventana.

—Lo siento, Liam. Es demasiado tarde. Quiero esto. Quiero morirme.


Quiero estar con mi familia. Es el final que quiero8.

8 El final que quiero: hace referencia al título del libro “The ending I want”.
31
Traducido por ZombieQueen
Corregido por Maga

Es el final que quiero.

No pude quedarme en el hospital. No luego de escucharle decir esas


palabras.

Esas cinco palabras… tan terminales. Supe que no había nada que
pudiera decir o hace para hacerle cambiar de idea.

Me sentí inútil. Aún lo hago.

Por primera vez en mi vida, sé que no hay nada que pueda hacer.

Sin discusión. Sin pelear. Sin razonar.

No puedo cambiarlo. 385


Incluso si todo dentro de mí está gritando para que luche, sé que no
serviría de nada.

No puedes hacer cambiar de idea a alguien si eso es lo que reamente


quiere.

Esta vibrante y hermosa mujer quiere morir.

Siento como si no la conociera. Tal vez nunca lo hice.

Y no sé cómo lidiar con ello… con nada de ello. Así que, la dejé allí, en
esa cama de hospital, y me marché.

Ahora me siento perdido.

Y cuando me siento perdido, voy hacia la única persona que se siente


como un hogar.

Bueno, aparte de Taylor.

Ella se siente como un hogar.


Desde el momento en que la conocí, supe que era diferente. Que mi vida
estaba a punto de cambiar. Solo que no me di cuenta de cuánto
cambiaría.

Dos semanas y ella robó mi corazón por completo.

Cada vez que tocaba a Taylor me sentía en la tierra… esa seguridad que
solo el hogar te puede dar.

Pero ahora se ha marchado, y solo hay un lugar donde puedo ir para


tener un poco de sentido de seguridad de que todo estará bien aunque
sé que hay una sombra persiguiéndome que me dice que jamás estará
bien nuevamente.

Nada estará bien si Taylor no está aquí, iluminando la tierra.

Para el momento en que Cam y Eddie me llevaron al departamento, el


sol comenzaba a elevarse. Estuvimos en el hospital toda la noche. Ellos
quisieron quedarse conmigo, pero les dije que quería estar solo.

Y, en ese momento, lo hacía. Quería estar solo con mi dolor. Estar solo
para pensar. Para intentar darle sentido a todo eso.
386
Pero cuando caminé dentro de mi departamento, ella estaba por todas
partes. En cada superficie. Cada sonido y aroma… ella.

Podía oír el eco de su voz y su risa. La sensación de su cuerpo


presionado contra el mío. Su esencia… ella completamente.

En cada pequeño espacio del tiempo, había consumido mi mente y mi


cuerpo. Se había convertido en lo que debería ser la vida.

Y lo perdí.

La desolación me golpeó y jamás me sentí tan solo como en ese


momento.

Aún lo hago.

Así que sin siquiera pensarlo, me marché de mi departamento.

Caminé por las calles de Londres durante horas, observado a la gente


yendo al trabajo, negocios abriendo. En todo lo que podía pensar era en
el tour que hicimos por Londres.
Caminé hacia Hyde Park, la feria ya no estaba. El recuerdo de estar allí
con ella permanece embebido en mi mente por siempre.

Salí del parque, todo lo que había en mi cabeza era: ella está allí, en una
cama de hospital, en mi ciudad.

Había dejado mi departamento para alejarme de la soledad, y ella


estaba por todas partes.

Así que volví a mi departamento y tomé las llaves de mi auto. Subí y


comencé a conducir al único lugar que siempre había llenado ese vacío
dentro de mí. A la única persona que nunca me había decepcionado.

Cuando llego al exterior del Hunter Hall, espero sentirme un poco


mejor, pero no lo hago.

Porque en todo lo que puedo pensar es en haber estado aquí con ella.

Fui estúpido al pensar que podría escapar viniendo aquí.

Mi abuelo ya está en la puerta y acercándose a mí, como si supiera que


venía.
387
Probablemente lo hizo. Hay cámaras de seguridad por todas partes.

Apago el motor. Respirando hondo, salgo de mi coche.

No me muevo. No puedo moverme. Así que, me quedo allí

—¿Liam?

Oigo la preocupación en su voz mientras se me acerca porque


simplemente jamás me aparecí de esta manera. Siempre lo llamé para
avisarle que estaba por llegar. Y debo lucir como la mierda. No me he
rasurado y mi ropa está arrugada.

—Liam, ¿qué sucede? —Su voz toma un tono severo.

Sé que es porque está preocupado, pero no sé cómo decirlo.

Se detiene delante de mí.

—Háblame.
Puedo sentir esas jodidas lágrimas luchando por salir otra vez. Inhalo
profundamente. Incluso me duele respirar. Elevo los ojos para mirarlo.

—No sé qué hacer, abuelo. Necesito tu ayuda… porque no sé qué hacer.

La preocupación aparece en su rostro. Entonces hace lo que siempre


hace. Me envuelve con sus brazos.

—Estoy aquí —dice—. Cualquier cosa que sea, lo arreglaré.

Intento sentirme cómodo en su agarre. Intento impregnarme en su


tranquilidad, pero no funciona. Porque sé que no es verdad. Nadie
puede arreglarlo.

Solo Taylor.

Y no quiere ser arreglada.

—Llevémoste adentro —Su brazo a mí alrededor, guiándome hacia


dentro de la casa—. Archie, ¿puedes preparar café? —le dice—. ¿O
quieres algo más fuerte? – me pregunta.

Solo mi abuelo podría sugerirme alcohol a las diez y media de la 388


mañana.

Eso de alguna manera se las arregla para hacerme sonreír apenas.

—Café está bien —le digo.

—Estaremos en la sala de descanso —le dice a Archie.

—Ya se los llevaré —contesta Archie desde algún lugar en la casa.

Abuelo me guía dentro de la habitación y me sienta en un sillón y se lo


permito porque no tengo la fuerza ahora mismo para hacer nada por mi
cuenta. Tomó todo lo que tenía conducir hasta aquí.

Él se sienta en el sillón opuesto al mío.

—Dime qué sucedió.

Mi abuelo no se anda con rodeos. Siempre ha sido un hombre que va al


grano, justo como yo.
Entonces le cuento todo, solo deteniéndome cuando Archie trae el café.
Le cuento a mi abuelo sobre Taylor, su lista… lo que le sucedió a su
familia. Le cuento sobre mi pidiéndole a Taylor que se quede conmigo
en Londres. Sobre ella colapsando en el bar de Cam, ir al hospital… el
tumor… y por último, la conversación que tuve con ella antes de
marcharme.

Le digo que ella quiere morir.

Abuelo deja salir un gran suspiro.

—Liam, si Taylor quisiera morir… real y verdaderamente morir, lo


habría hecho hace tiempo.

—¿Qué? —lo observo.

—Mira, esto sonará duro, pero si alguien quiere matarse, lo hará y se


asegurará de ello. La gente se arroja de los puentes, bajo trenes o
toman un puñado de píldoras para asegurarse que no vivirán.

—Se está matando a si misma —Muelo los dientes.

—Se está haciendo sufrir, porque cree que lo merece. Hay una 389
diferencia. Taylor puede que crea realmente que quiere morir. Pero, en
lo profundo, si cavas lo suficientemente profundo, hay una parte de sí
que quiere vivir. La parte de sí que la hizo subir a un avión para venir
hasta aquí a cumplir su lista. La parte de sí que le permitió estar
contigo, preocuparse por ti.

»Ahora mismo, Taylor esta consumida por la culpa y se está castigando


de la única manera que sabe cómo. No puede tomar la decisión por su
cuenta si vive o muere, así que está dejando que el tumor lo haga por
ella, Liam, entonces tienes que encontrar la parte de ella que quiere
vivir, recordarle lo que es estar realmente vivo, lo que es ser feliz de
nuevo.

—Eso es lo que he estado haciendo esta última semana y media con


ella, mostrándole la felicidad y ayudándola a enfrentar sus miedos,
enseñándole lo que es realmente estar vivo.

—Entonces ella no esta tan lejos como crees.

Sacudo la cabeza.
—La vi en la sala del hospital, abuelo. Oí las palabras que decía. Ya se
ha ido. La he perdido.

—Ella está peleando una batalla interna. Vi la forma en que te miraba,


Liam. Brillaba a tu alrededor, y tú con ella. Nunca te he visto mirar a
alguien de la manera en que la ves a ella.

Eso es porque jamás he amado a nadie de la manera en que quiero a


Taylor. Es ese tipo de amor que viene de ninguna parte y te atrapa. Del
tipo que hace que no puedas recordar cómo te sentías antes de
conocerla. Un amor que lo consume todo, que hace que nada más
importe, excepto ella.

Ese es el amor que siento por Taylor.

—Sé que Taylor tiene profundos sentimientos por ti, y esos sentimientos
están provocando la culpa que siente por su familia, porque siente que
se los debe —su vida— pero una parte de ella te quiere, también. Pero
para tenerte, debe vivir. Y si vive, les estaría fallando nuevamente.

Me duele pensar en el dolor y agitación que debe estar sintiendo. El


dolor que ha estado sintiendo durante tanto tiempo.
390
—Tienes que hacerle ver que ese no es el caso —abuelo continúa—. Que
no tiene que morir. Que no debe pagar por algo que no fue su culpa.
Que puede tener una vida contigo. Que merece ser feliz. Entonces, un
día, si vive una larga vida, entonces puede volver a ver a su familia
nuevamente.

—Lo intente, abuelo. Le dije esas cosas, tal vez no tan elocuentemente
como tú, pero no las escucharía.

—Entonces hazla escuchar. Continúa intentando. No te rindes al primer


intento, Liam. Eres un luchador. Siempre lo has sido. No importa
cuánto dura ha sido la vida o cuantas veces te ha golpeado, siempre te
has vuelto a poner de pie, listo para luchar. No te detengas ahora. Pelea
por Taylor, y pelea duro.

Mi teléfono comienza a sonar en mi bolsillo. Lo primero que pienso es


en Taylor.

¿Es ella llamando?


Lo saco rápidamente. Mi corazón se hunde cuando veo que no es ella.
No reconozco el número. Pero atiendo porque di mi número al hospital y
dije que me llamaran si algo cambiaba con Taylor.

—¿Hola?

—Liam, es la doctora March.

Me pongo de pie, mi corazón deteniéndose.

—¿Qué sucede? ¿Ella está bien?

—Nosotros, humm… me temo que no estamos seguros.

—¿Qué diablos se supone que significa eso?

—Taylor se ha marchado.

—¿Se ha marchado? —jadeo.

Mi abuelo se pone de pie.

—Por eso estoy llamando, para decirte que se marchó del hospital sin
que nadie lo supiera. Hace poco, la enfermera ingresó a la habitación a
391
chequear sus signos vitales y su cama estaba vacía. La ropa y calzado
con los que arribó tampoco estaban en el armario. Hemos revisado el
piso para asegurarnos de que no haya caído en alguna parte y herido,
pero no hay señales de ella. Así que fui hasta la seguridad a revisar las
cámaras y se la ve saliendo por la entrada principal hace unas horas.

Se ha marchado hace unas horas.

Mi corazón comienza a latir más rápido.

—¿Esperaba que ella estuviera contigo? —dice.

No, no ha venido conmigo porque no soy quien quiere.

Cierro los ojos, mi interior rompiéndose.

—No, no ha venido conmigo.

—¿Sabes dónde puede haber ido?

Sacudo la cabeza.
—No estoy seguro. Tal vez a su hotel.

Entonces, me golpea. Está yendo a casa.

Lo último que Taylor me dijo era que quería estar con su familia.

Siempre regresaría a su hogar. Ese era su plan.

Está yendo a casa a morir.

Mierda… no.

—Por supuesto, con su condición, me preocupo por ella —continua el


doctor—. Pero mis manos están atadas. No hay mucho que pueda
hacer, ya que no se considera un peligro para ella.

—Se dónde encontrarla —la corto.

Ella exhala.

—Bien. Cuando la encuentres, intenta hacerla entrar en razón y traerla


de regreso al hospital.

—Haré todo lo que pueda —Y lo haré.


392
Cuelgo el teléfono e inmediatamente llamo a Taylor.

Buzón de voz.

¡Mierda!

Frustrado, cuelgo.

—¿Taylor ha dejado el hospital?

Supongo que abuelo ha captado partes de la conversación que tuve.


Incluso a pesar de sus intentos de convencerme de que esto no es lo
que ella realmente quiere, luce preocupado.

Y me hace sentir enfermo.

—Se ha marchado hace un rato.

Voy hacia la puerta principal. Él me sigue.

—¿Sabes dónde ha ido?


—Se dónde está yendo —Abro la puerta y salgo. Me vuelvo hacia él—.
Está yendo a casa. Y la detendré antes de que lo haga.

393
Traducido por ZombieQueen
Corregido por Lelu

He salido del estacionamiento de la casa de abuelo y estoy yendo a toda


velocidad cuando mi teléfono suena.

El número se muestra en el tablero, es uno de mis hoteles en Londres.


En donde Taylor se hospeda. Tienen instrucciones de llamarme si ella
sale del hotel.

Conecto la llamada por Bluetooth.

—Hable y rápido.

Hay una leve pausa y luego una voz dice:

—Hum, señor, soy Patrick Squires. Soy el gerente diurno de…

—Se desde donde estas llamando. Quiero que me digas si llamas por
Taylor Shaw. 394
Tomo una curva peligrosa y vuelvo a apretar el acelerador.

—Sí, señor. Vi que había una instrucción de avisarle si ella se


marchaba.

—¿Se ha marchado?

Una pequeña pausa, entonces dice:

—Sí, señor.

—¿Cuándo?

—Hace una hora.

—¡Una hora! ¡Y me llamas ahora! —Mis nudillos se vuelven blancos


mientras aprieto las manos alrededor del volante.

—Lo siento, señor. Perrie, la chica que le dio la salida, es nueva. Puede
que no haya visto el aviso que había sobre la señorita Shaw. Solo noté
que se había marchado porque estuve trabajando en las salidas. Le
pregunté a Perrie si le había llamado…

—Está despedida.

—Sí, señor —dice lentamente.

Dejo salir una bocanada de aire.

Hace una hora. Se marchó hace una maldita hora. Es el tiempo que
toma llegar desde Heathrow hasta el hotel, dependiendo del tráfico.
Podría ya estar en el aeropuerto. Y no se los jodidos itinerarios de vuelo
hacia Boston.

¡Mierda!

Tomo la salida hacia la M40, yendo hacia Londres. Entrando en la


autopista, presiono el acelerador, empujando el coche tan rápido como
puedo.

—¿Señor? —la voz de Patrick llega al auto.

Por un momento olvidé que estaba al teléfono. 395


—¿Taylor tomó un taxi cuando dejó el hotel? —le pregunto, mi voz es
dura.

—Sí, señor. Le pregunté a Martin, nuestro portero antes de llamarle.


Dijo que la ayudó a tomar un taxi pero no sabe hacia donde fue. Señor,
lo sient…

Corto la llamada. Juro por dios que si alguien más se disculpa hoy, lo
mataré con mis propias manos.

Excepto Taylor.

Taylor me puede decir lo que quiera. Puede disculparse tantas veces


como quiera, siempre y cuando haya algo al final… una oportunidad.
Una oportunidad de que cambie de opinión.

Busco entre mis contactos, el número de nuestra taquilla en la terminal


cinco en el aeropuerto de Heathrow. Conducir y mirar el teléfono
mientras voy a cien kilómetros por hora no es la mejor idea.
Encuentro el número y llamo, enfocándome en la ruta y en llegar a
Taylor.

El teléfono suena, haciendo eco en mi auto y entonces la llamada es


atendida.

—Taquilla de Hunter Airways. Habla Amber. ¿Cómo puedo ayudarle?

—Amber, soy Liam Hunter.

Silencio.

Entonces, ella dice:

—Liam Hunter, como el…

—El tipo que paga tu salario.

—Oh, wow. Hola, señor. ¿Cómo puedo ayudarlo hoy?

—Necesito que me digas cuándo parte el próximo vuelo a Boston. —


Reviso la hora en el tablero. Veintiocho minutos pasados de la una.

—Déjeme ver.
396
La escucho tipear en el teclado.

—Bien, el próximo vuelo con nosotros hacia Boston es la las… cinco de


la tarde. El check in abre en media hora.

Se que el vuelo de regreso de Taylor es mañana, pero puede haberlo


cambiado.

—Bien Amber. Necesito que me digas si Taylor Shaw ha intentado


cambiar su ticket de viaje de mañana para uno hoy. O si ha comprado
un nuevo ticket. Básicamente necesito saber si está intentando tomar el
vuelo de las cinco.

Hay una pausa.

—Señor, no puedo darle información de nuestros pasajeros. Nuestra


política…

—Conozco nuestra política de la empresa, yo mismo escribí la puta


cosa. Ahora, dime si Taylor está intentando volar em Heathrow hoy.
—Señor… yo solo… sé que dice ser usted, pero ¿cómo puedo saber que
realmente es usted? Podría ser cualquier persona.

Dejo salir un gruñido de frustración.

—¿Cómo es tu apellido?

Otra pausa.

—Crawford.

—De acuerdo, Amber Crawford, cuando recibas tu último comprobante


de pago y te escolten de las instalaciones en unos diez minutos,
entonces sabrás que fui yo. Ahora, dime si ha intentado cambiar su
vuelo, o puedo despedirte, ¡y luego puedes ponerme al teléfono con
alguien que hará el trabajo por el que les estoy pagando!

Otra breve pausa, y luego escucho el clic de las teclas.

—Taylor Shaw no ha cambiado su vuelo de mañana a hoy, y tampoco


ha comprado un boleto para el vuelo de hoy, señor.

Siento un latido de alivio. Pero solo porque ella no haya intentado 397
cambiar su vuelo no significa que no lo hará. Podría estar caminando
hacia allí ahora mismo, dirigiéndose al escritorio donde Amber está
sentada.

—¿Tienes un lápiz y papel?

—Sí.

—Escribe este número.— Le digo mi número de teléfono—. Si ella


aparece en el escritorio, quiero que me llames de inmediato.

—Sí, señor. ¿Debería colocar una bandera con su nombre en el sistema


en caso de que no se acerque al escritorio, e intente cambiar el vuelo
por teléfono?

No creo que Taylor hiciera eso. Creo que está en el taxi de camino al
aeropuerto para cambiar su boleto y salir. Pero sigo diciendo:

—Sí, y pon una nota para llamarme de inmediato.

—Señor, ¿le dejamos cambiar el boleto?


—No.

—¿Y si ella quiere comprar otro?

—Dile que el vuelo está lleno.

—Sin embargo, ¿eso no la enviará a otra línea aérea, señor?

Mierda, tiene razón.

Comienzo a hacer cálculos en mi cabeza. Iba a ir directamente a mi


apartamento y conseguir mi pasaporte. Pensé, si no podía cambiar de
opinión, si ella optaba por tomar ese vuelo y volver a Boston, entonces
iría con ella, ya sea que me quisiera allí o no.

No voy a dejarla de nuevo hasta que le haga ver que tiene sentido.
Hacerle ver que el único lugar donde necesita estar es aquí conmigo.

Pero, si hago eso, tendré que conducir justo pasando el aeropuerto y


luego otros treinta minutos hasta mi departamento y regresar al
aeropuerto.

¡Mierda! ¿Por qué diablos fui a Oxford? 398


Tendré que arriesgarme e irme directamente al aeropuerto. Evitar que
Taylor se suba a ese vuelo. Rogarle que se quede. Pedirle que me deje
llevarla de vuelta al hospital.

Si ella toma ese vuelo, entonces estoy jodido. Puede que tenga una
aerolínea, pero no soy Dios. No hay manera de que vaya a Boston sin mi
pasaporte.

—Estoy a treinta minutos de distancia—le digo a Amber—. Cuando


aparezca, mantenla allí y no la dejes irse, pase lo que pase.

—Sí señor.

Presiono el botón para desconectar la llamada, y acelero por la M40,


dirigiéndome a Heathrow tan rápido como mi auto me lleve.
Traducido por ZombieQueen
Corregido por Lelu

Aprieto el freno cuando llego al estacionamiento de la terminal cinco, y


salto del auto, cerrándolo con el mando a distancia mientras me dirijo
hacia las puertas para ingresar. Seguramente obtendré una infracción
por estacionamiento, por dejarlo allí, pero me importa una mierda.
Necesito llegar lo antes posible.

Amber no me ha llamado nuevamente para avisarme que Taylor llegó,


pero eso no significa que no esté allí.

Acelero, comenzando a correr, empujando gente mientras los paso y me


dirijo a la taquilla.

Mientras me acerco, veo a una joven pelirroja sentada detrás del


escritorio, Amber supongo, pero no hay señal de Taylor. No sé si estar
feliz o preocupado.

Me deslizo hasta detenerme en el escritorio, golpeando mis manos 399


contra el mostrador.

Los ojos de Amber se elevan de la computadora que estaba observando.


Sus ojos se amplían cuando ve que soy yo.

—Señor Hunter… señor —se pone de pie—. La señorita Shaw no ha


llamado. Estaba revisando que no hubiera cancelado el ticket. —Da
vuelta la pantalla para mostrarme.

Mi ceño se frunce de confusión.

Taylor debería estar aquí ahora. Tomó el taxi hace una hora.

Incluso si no se dirigió directamente al escritorio de la taquilla,


seguramente debería estar aquí, ya que el registro ya ha abierto y son
pasadas las dos.

—¿Hay algo más que pueda hacer para ayudar, señor?

Es allí cuando me doy cuenta que no le he dicho nada a Amber.

—No, estoy bien.


Observo el aeropuerto lleno de gente, pero no está Taylor.

¿Dónde estás, nena?

—Bueno, cualquier cosa que necesite, avíseme.

Le doy a Amber un breve asentimiento.

—Solo esperaré hasta que llegue.

—¿Quiere una silla? —señala su propio asiento.

Sacudo la cabeza.

—Estoy bien, me quedaré de pie.

Estoy demasiado inquieto como para sentarme. La energía de los


nervios hierve en mi interior.

Me doy vuelta y apoyo la espalda contra el mostrador, cruzándome de


brazos sobre mi pecho y comienzo a ver a la gente yendo y viniendo,
buscando cabello rosa y un hermoso rostro.

¿Dónde estás, Boston? Vamos nena, dame una maldita pista.


400
Aparece, por favor.

Necesito hacerte entrar en razón.

Te necesito…

—¿Quisiera algo de beber mientras espera? —pregunta Amber detrás de


mí.

Sacudo la cabeza.

—No, gracias.

Veo cabello rosa, pero no es tan brillante.

¿Dónde estás Taylor?

Un pensamiento cruza mi cabeza.

¿Qué si ella no viene aquí?


¿Qué si ella ha…?

No, no. Ella está regresando a Boston. Estoy seguro.

Ella ya ha hecho su decisión. Esas fueron sus últimas palabras para


mí. Hacer este viaje y luego regresar a Boston para morir siempre ha
sido su plan.

Así que esperaré aquí hasta que aparezca. Y si no lo hace, entonces,


honestamente, no lo sé.

—Señor, ¿está seguro que no hay nada más que pueda hacer? ¿Llamar
a las otras terminales en caso de que decida regresar a América en un
vuelo diferente o tomar otro vuelo de conexión?

—Sí, seguro —digo distraídamente, escaneando rostros.

No pensé ni por un minuto que Taylor podría tomar un vuelo de


conexión. Ella odia volar, así que la idea de ella tomando un vuelo, solo
para tomar otro más… no, no lo haría.

La idea de ella quejándose por ello casi me hace sonreír.


401
—Bien, comenzaré a hacer llamadas, señor. La señorita Shaw… ¿es
importante para usted?

Observo a Amber por encima de mi hombro.

—Ella es todo lo que importa.

Ella me da una amable y triste tipo de sonrisa.

Regreso a escanear cada rostro que ingresa al aeropuerto, buscando el


único rostro que importa.

No ha aparecido.

El registro ha cerrado hace media hora. El vuelo a Boston saldrá en


quince minutos y ella no ha llegado.

Caminé por el aeropuerto, buscándola, teniendo a Amber haciendo


guardia en la taquilla, pero nada.
Taylor no ha aparecido ni llamado.

Intenté llamarla múltiples veces y todo lo que obtuve fue su buzón de


voz.

Y ahora tengo miedo, porque no tengo idea de dónde está.

Estaba tan seguro que aquí sería donde ella vendría.

Entonces, o se ha ido a alguna otra parte, alguna parte donde no tengo


ni una puta pista donde es, e intentará tomar el vuelo mañana… o ha
decidido no esperar a que el tumor la tome y se hizo cargo del asunto
con sus propias manos.

Mis ojos se cierran dolorosamente ante el pensamiento.

No, ella no haría eso.

Pero tampoco pensé en que se había estado matando lentamente a sí


misma.

¿Qué si se derrumbó con otro dolor de cabeza o un ataque y está herida


en alguna parte? 402
Mierda.

No puedo soportar más el no saber. La espera.

No sé qué hacer.

Me levanto de la silla en la que me senté hace rato cuando mis piernas


comenzaron a doler por estar de pie y camino.

—Me iré. Gracias por tu ayuda, Amber.

Me mira tristemente.

—Lamento que ella no viniera.

No tanto como yo lo lamento.

—Dejaré el alerta en el sistema, y si ella aparece, se lo haré saber.

—Gracias. —Meto las manos en mis bolsillos y comienzo a caminar.


Entonces, me detengo y doy la vuelta.

—¿Amber?

Levanta la vista de la computadora.

—¿Sí, señor?

—Lamento haberte gritado en el teléfono más temprano.

Me da una pequeña sonrisa.

—Está bien.

Doy vuelta y dejo el aeropuerto. La desolación pesa sobre mis hombros.

Camino hacia mi auto y veo una traba en una de las ruedas.

Presionando los labios, cierro los ojos y dejo salir aire por la nariz.

—Hijo de puta.

Ni siquiera tengo la energía o ganas de enfadarme.


403
Tendré que dejarlo. Le diré a Pam que se encargue de ello.

Mientras camino hacia la parada de taxis, le envío un mensaje de texto


a Pam, dejándole saber que mi auto está estancado en Heathrow.

Obtengo una respuesta inmediata.

Pam: me encargaré tan pronto como pueda.

Respondo:

Yo: gracias.

Entonces, regreso mi teléfono a mi bolsillo.

Solo hay un par de personas antes que yo en la línea de taxis así que
pronto estoy en uno, dándole la dirección de mi departamento al chofer.

Dejando salir un suspiro, dejo caer la cabeza hacia atrás y observo el


techo del taxi, sintiéndome más perdido que nunca en mi vida.

De fondo, en la radio del taxi suena “Don’t go away” De Oasis.


Lo juro, la música ha sido creada para torturarme.

Dejo salir una carcajada, pero no tiene nada de humor. Es dolorosa.


Esto duele jodidamente mucho más que nada antes.

Ella se ha marchado.

Apareció en mi vida y la hizo lo mejor que ha sido. Me hizo enamorarme


de ella y ahora, desapareció y no sé dónde está.

Ni siquiera tengo una pista si aún viv…

Una presión crece rápidamente detrás de mis ojos. Los cierro, presiono
la parte posterior de mis manos contra ellos y luego me paso los dedos
por el cabello mientras respiro profundamente.

No pensaré de esa manera. Me niego a pensar que se ha ido. Debo tener


esperanza porque es lo único que me queda.

Simplemente regresaré al aeropuerto mañana cuando sepa qué vuelo


tomará, rogándole a Dios para que aparezca.

Mientras, seguiré llamándola por teléfono esperando que lo encienda. 404


Dejo caer mis manos de mi cabeza y me obligo a mirar por la ventana,
tratando de pensar en algo que no sea lo que está sucediendo ahora.
Enfocarme en el mañana cuando la encuentre y haga que se quede.
Hacerla vivir.

Cuando el taxi finalmente se detiene fuera de mi edificio, le pago la


tarifa y salgo.

Abro la puerta principal de mi edificio de departamentos. Sid, el gerente


de seguridad del edificio, está sentado en su escritorio. Parece casi
aliviado cuando me ve, lo cual es extraño.

Levanto mi barbilla hacia él para saludarlo. No tengo ganas de hablar


con nadie en este momento.

Sid se pone de pie. Inclinando la cabeza hacia adelante, dice:

—Señor Hunter, hay alguien aquí para verle. Lleva mucho tiempo
esperando.
Mis ojos siguen la dirección hacia donde mira Sid, y me quedo inmóvil
en el lugar.

Taylor.

405
Traducido por ZombieQueen
Corregido por Lelu

Observo mientras Taylor se pone de pie, permaneciendo delante del


sofá que hay en el lobby donde estuvo sentada. Sus ojos están en los
míos. Y no me puedo mover. Estoy congelado en mi lugar y mi corazón
está intentando salirse de mi pecho y llegar hasta ella.

Ella está aquí. Es una buena señal, ¿no?

Eso es lo que pensaste la última vez en el bar de Cam.

Mira como resultó.

Respirando profundamente, fuerzo mis pies a moverse y comienzo a


caminar hacia ella.

Mi interior está temblando. Jamás sentí tanto maldito miedo como


ahora.
406
Esta pequeña, hermosa mujer frente a mí me ha reducido a un desastre
emocional y me ha llevado al límite de jodidamente romperme por los
nervios.

Pero aun así quiero más de ella. Siempre querré más.

Me detengo a un paso de distancia.

—Hola —dice con voz suave, pequeña.

Sostiene sus manos sobre su estómago, retorciéndolas, como si


estuviera ansiosa. Mis ojos van de sus manos a la valija su lado,
finalmente nuevamente a su rostro.

Separo mis labios secos.

—Yo… yo estaba… estaba en el aeropuerto. Buscándote. Pensé… —mis


ojos van hasta su valija de nuevo—. El hospital llamó. Dijeron que te
habías ido. Y te diste de baja en el hotel. —Busco sus ojos—. Pensé que
te estabas yendo. Creí que estabas regresando a… casa.

Sus ojos se alejan de mi rostro.


—Lo estaba… estoy.

Mi corazón cae, sintiendo como si fuera golpeado.

—Taylor.

Hago un movimiento hacia ella. Suelta sus manos, deteniéndome.

—Déjame terminar, por favor.

Sus ojos están llenos de una emoción, que no puedo descifrar dónde se
encuentra su cabeza y en qué está pensando ahora mismo.

Y quiero protestar. Todo dentro de mí me dice que proteste, que pelee


por ella… pero me ha pedido la oportunidad para hablar. Se la daré y
luego derribaré todo lo que dijo. Porque no dejaré que se marche de
aquí. Y no me marcharé esta vez.

No la dejaré morir. Estoy luchando por ella. Y pelearé sucio si tengo que
hacerlo.

Entonces, no digo nada y hago un gesto con la cabeza en respuesta.

Ella respira profundamente, casi como si se estuviera preparando para


407
decir algo, y mi interior se contrae.

Taylor junta sus manos frente a ella.

—Sé que ya he dicho que lo siento un millón de veces, pero realmente lo


siento.— Sus ojos se acercan a los míos—. Lo siento mucho. Necesito
que lo sepas. Y necesito que sepas que nunca quise mentirte
intencionalmente sobre estar enferma. Quiero decir, mentí, pero fue
antes de que estuviéramos... —Hace un gesto con la mano entre
nosotros—. No sabía entonces que ibas a ser tan importante para mí
como lo eres, y luego, cuando me di cuenta... supongo que tenía miedo.
—Ella envuelve sus brazos sobre su estómago—. Temía que si supieras
la verdad acerca de lo que sentía por ti, cambiaría las cosas, cambiaría
de opinión sobre lo que tenía que hacer... —Sus ojos sostienen los míos,
sus manos caen a sus lados—. Y lo hiciste, has cambiado las cosas. Me
has cambiado.

Ella deja escapar un suspiro. Estoy conteniendo la respiración.


—Te he ocultado muchas cosas, Liam. Cosas que no debí ocultar. Y
ahora lo sabes todo, excepto esto. Lo único que importa ahora. Y supe
que no podría irme sin decírtelo.

Sus imposiblemente bellos ojos regresan a mí.

—Te amo. Estoy enamorada de ti. Lo he estado por un buen tiempo. —


exhala suavemente—. Puede que enamorarme no estuviera en mi lista…
pero me alegra mucho que fueras tú, Liam.

Está enamorada de mí.

No sé si caer de rodillas a sus pies o empezar a llorar como un maldito


bebé.

—Necesitaba que lo supieras —continúa—. Desde el momento en que


me di cuenta de cómo me sentía, pensé que decirte algo sería
incorrecto. Ahora, sé que ocultarlo de ti estaba mal. Y vine aquí para
decir eso y preguntar...

Ella se retuerce las manos otra vez, y solo quiero agarrarlas.


Mantenerlas en las mías y nunca soltarlas. Nunca dejarla ir de nuevo.
408
¿Qué necesitas preguntar, bebé? Cualquier cosa, y es tuya.

—Bueno... vine a ver si tu oferta sigue en pie.

Ella me está mirando, y sé que está esperando que hable, pero mi


garganta está obstruida con sus palabras.

Me aclaro la garganta.

—¿Qué oferta?

Lo que sea, la respuesta es sí, bebé.

Mientras no me pida que la vea morir, porque eso, eso no lo haré.

—Cuando me pediste que me quedara aquí. Vivir aquí. Contigo. Me


preguntaba si… eso seguía en pie. —Exhala suavemente—. Antes,
cuando dije que volvería a casa, me refería a ti, Hunter. Casa para mi es
donde tú estás. Estoy yendo a casa, que eres tú.

—Pero creí…
—Cambié de idea. —Sonríe y eso me desarma. Me desarma como la
mierda—. Bueno, si aún me quieres, eso es…

No le dejo decir más. No necesita decir nada más.

Cierro la distancia entre nosotros. Entonces, tomo su rostro con mis


manos y la estoy besando.

Besándola como jamás le he besado antes.

Cada sentimiento que tengo por ella, sale en este beso. Necesito que
sepa qué es lo que siento por ella, porque las palabras no son
suficientes ahora mismo.

Sus manos se agarran de mi camisa, sus dedos se hunden en mi pecho,


cuando la pruebo, la sostengo, la siento.

Ella está aquí y es real y es mía.

Separando nuestros labios, respirando con dificultad, miro fijamente


sus ojos azules.

—Entonces, ¿eso es un sí? —susurra, mordiéndose el labio inferior. 409


Presiono mi frente contra la de ella, dejando escapar una risa baja.

—¿Qué piensas?

Ella se ríe suavemente. Es el maldito sonido más dulce.

La envuelvo con mis brazos, abrazándola con fuerza.

—Te amo nena. Tan jodidamente mucho.

—También te amo. —Ella presiona su mejilla contra mi pecho, sus


brazos rodeando mi cintura.

Solo la sostengo por un largo momento, aspirándola, recordándome que


esto es real. Ella está aquí.

Pero, como siempre, la realidad aparece. La realidad de su situación.

Puede que Taylor este aquí ahora mismo, diciéndome que me ama, que
quiere estar conmigo, pero está enferma. Realmente enferma. Y el
tiempo no está de nuestro lado.
Liberándola lentamente, la observo.

—¿Por qué te marchaste del hospital, nena?

Sus ojos bajan.

—Necesitaba verte.

—Podrías haberme llamado.

Desliza la mirada hacia mí.

—La batería de mi teléfono murió. El cargador estaba en el hotel —se


encoje de hombros.

—Podrías haber usado un teléfono en el hospital. —No me rindo aquí.

—No sabía tu número. Está en mi teléfono, ya sabes, el que murió.

Rio, sacudiendo la cabeza. Dios, extrañaba su descaro. Bien, se lo


concederé.

—Entonces, ¿por qué te marchaste del hotel?


410
Ella deja escapar un suspiro.

—Porque necesitaba mis cosas, Hunter. Y simplemente tenía sentido.


Mañana saldría del hotel de todos modos, y venía a verte esta noche con
la esperanza de que aún me quisieras.

—Te quiero. —Tomo su mejilla en mi mano.

Ella me da una cálida y amorosa sonrisa.

—Entonces, pensé que podía dejar algunas de mis cosas aquí en lugar
de llevarme todo al hospital conmigo.

Mi corazón se detiene.

—Entonces, ¿estás planeando volver al hospital?

Su mirada atrapa y sostiene la mía.

—Sí.
Ella dice que sí, pero todavía puedo ver esa oscuridad llamada culpa
que bordea sus ojos.

—¿Y la cirugía?

—Lo haré —dice en voz baja.

Y lo está diciendo, pero puedo escuchar la duda y la angustia aún en su


voz.

Pero está diciendo que sí, así que tomaré todo lo que pueda para
mantenerla sana, viva y conmigo.

—Pero, Hunter, tienes que saber... la cirugía no es una garantía. Lo he


dejado tanto tiempo ahora, y...

—Shh. —Presiono mis labios en su frente.—. Te conseguiré los mejores


médicos, Boston. Saldrás de esto. Estarás bien. Y estaré contigo todo el
tiempo.

Ella parpadea hacia mí.

—¿Tomando mi mano? 411


Sonrío gentilmente

—Si eso es lo que necesitas.

—Solo te necesito a ti.

—De vuelta a ti, nena. —Capturo sus labios con los míos otra vez,
besándola. Saliendo de su boca, le beso la mejilla, la frente, la nariz y
los labios—. Te amo.

Ella pasa sus dedos por mi cabello.

—Y yo te amo a ti.

La beso por última vez, y luego me separo de mala gana. Puede que
quiera quedarme así con ella para siempre, pero en realidad, necesita
volver al hospital.

Taylor puede verse bien en el exterior, pero sé que el interior es una


historia muy diferente.
—Tenemos que pensar en movernos. Necesito llevarte de vuelta al
hospital.

—Todavía no. —Ella envuelve sus brazos alrededor de mí, presionando


su cara contra mi pecho, abrazándome con fuerza.

—Cariño... —Tomo sus brazos, tirándolos de mí. Entonces, levanto mis


manos para ahuecar su rostro.

Sus ojos están cerrados

—Abre los ojos —le ordeno suavemente.

Ella suspira, y hay un momento de renuencia antes de abrirlos.

—Tienes que ir al hospital.

—Lo sé. Y volveré. Solo quiero un poco más de tiempo contigo antes de
ir.

—Boston... —No quiero decir que el tiempo no es algo que tengamos


ahora. Entonces, en cambio, digo—: Estaré allí contigo todo el tiempo.
No te estoy dejando. Estaremos juntos en el hospital. 412
—No todo el tiempo.

Sé que está pensando en la cirugía. Yo estoy pensando en la cirugía.

Tengo miedo por ella. Por mí. Pero tiene que ser fuerte en esto, por mí,
porque no existe un mundo donde Taylor no respire y viva conmigo.

—Estaré contigo hasta que sea el momento, y entonces estaré contigo


cuando abras los ojos. Te necesito saludable, bebé, y la única manera
en que eso suceda es si regresas al hospital. Y, tan pronto como estés
bien, te llevaré de vacaciones y podemos pasar cada segundo del día
juntos. Y luego de eso, podemos pasar el resto de nuestras vidas juntos.

—¿Quieres decir eso?

—Jamás digo algo que no quiera decir. Especialmente contigo.

Está mirándome a los ojos. Emociones se mueven tan rápidamente que


no puedo tomar ni una.

—Bien —respira—. Vayamos al hospital.


—Bueno, podemos tomar un taxi o puedo llamar a Paul para que nos
lleve.

—¿Dónde está tu auto?

—Actualmente está en el aeropuerto de Heathrow con una traba en una


rueda.

Sus ojos se amplían.

—¿En serio?

—Sip —me rio.

Pero ella no ríe, luce triste.

—Oye, ¿qué sucede?

—Es mi culpa —el tono de su voz concuerda con sus ojos.

Coloco un dedo debajo de su barbilla y la levanto.

—¿Qué cosa es tu culpa?


413
—Tu auto siendo multado.

—¿Y por qué dices eso?

—Porque fuiste al aeropuerto buscándome.

—Shhh —la beso en los labios—. Es solo una traba.

—En un auto de un millón de dólares.

Uno punto siete millones, pero ¿quién está contando?

—Boston, el auto no está dañado. Está bien. Y lo tendré de regreso


mañana. Ahora, ¿iremos en taxi o llamo a Paul?

—Llama a Paul.

—Bien. —La llevo hasta el sofá.

Ella se sienta, yo tomo mi teléfono de mi bolsillo y me acomodo a su


lado.
—No puedo creer que tu auto fuera trabado —aparentemente ella aun
piensa en eso.

Supongo que es mejor que pensar en hacia donde estamos yendo y en


cuán difíciles serán los próximos días… semanas.

—Bueno, lo dejé en una zona donde estaba prohibido estacionar. —Me


encojo de hombros—. Probablemente me hicieron un favor.
Probablemente me lo hubieran robado, si no.

—No puedo creer cuan indiferente eres al respecto.

—Es solo un auto.

—Un auto costoso.

—Tú vales mucho más.

Sus ojos se ablandan sobre mí, y se inclina, besándome suavemente


sobre mis labios.

—Te amo —dice las palabras como si necesitara seguir diciéndolas para
que sea real. 414
Y estoy lejos de quejarme.

Durante ese tiempo, pensar que Taylor no sentía lo mismo que yo por
ella... fue una puta tortura.

Saber que ella me ama... es la mejor sensación del mundo.

—Yo también te amo, Boston. Ahora, deja de tratar de distraerme con


tu boca caliente y déjame llamar a Paul.

—No estaba tratando de distraerte.

Levanto una ceja, y ella se ríe.

—Está bien, tal vez estaba tratando de distraerte un poco. —Sonriendo,


muestra un pequeño espacio entre el pulgar y el índice.

Sacudiendo la cabeza, me río.

Mierda, se siente bien reír.


Coloco mi brazo alrededor de su hombro, acercándola hacia mí. Ella
pone su cabeza en mi hombro.

Llamo a Paul, y él responde en el primer timbre. Le digo que venga a


recogernos de mi departamento.

—Paul estará aquí en quince minutos —le digo a Taylor mientras cuelgo
el teléfono. Lo deslizo de nuevo en mi bolsillo.

Ella no dice nada. Y me doy cuenta de lo tenso que está su cuerpo con
sus dedos curvados en su regazo.

—Oye. —Levanto el hombro en el que está su cabeza, empujándola


suavemente.

Ella levanta lentamente la cabeza y me mira. Sus ojos brillan con


lágrimas.

—¿Bebé?

Ella cierra los ojos y deja escapar un suspiro entrecortado.

—Tengo miedo, Hunter. 415


Un dolor se sujeta alrededor de mi pecho y aprieta con fuerza.

Volviéndome hacia ella, tomo su rostro entre mis manos.

—No lo tengas. No hay nada que temer. Estoy aquí. Y estaré aquí
contigo todo el tiempo. Te mantendré a salvo. Siempre te mantendré a
salvo.

Pero eso es mentira.

No es que no la mantendré a salvo porque lo haré. Siempre haré todo lo


que esté a mi alcance para mantener a Taylor a salvo.

Pero esto... esto está fuera de mis manos, y eso me asusta.

No, jodidamente asustado. Me aterra.

Una parte de mí tiene miedo de que la cirugía no funcione. Con eso,


después de todo esto, acabaré perdiéndola de todos modos.

Pero no lo digo. Lo escondo


Y, cuando ella abre los ojos y me sonríe débilmente, yo le devuelvo esa
sonrisa, forzando a la mía a ser más fuerte. Mientras tanto, oculto mis
miedos cuando me inclino y la beso en la frente por última vez.

416
Traducido por ZombieQueen
Corregido por Lelu

La habitación está oscura, excepto por el suave brillo que proviene de la


televisión que al otro lado de la habitación.

Regresamos a donde estábamos anoche, Taylor en una cama de


hospital y yo a su lado. Pero esta vez estoy sentado, sin pasearme por la
habitación, rogándole a ella que viva.

Lo mismo, pero todo ha cambiado.

He hecho los arreglos para que tenga al mejor cirujano de cerebros en


Inglaterra para que se haga la cirugía, y está programado para las
primeras horas de la mañana.

Además, estamos en una habitación de hospital diferente a la que


Taylor estuvo anoche. Quiero que ella se sienta cómoda. Entonces, les
pedí que la pusieran en una habitación privada, lo mejor que tienen.
417
Las donaciones al hospital hacen mucho para conseguir lo que quieres.

El dinero trae poder, y tengo un montón de ambos, así que usaré todo,
si es necesario, para asegurar que Taylor mejore.

Algo más es diferente ahora... Sé que ella me ama.

Ella me ama y estamos juntos.

Y comenzaremos nuestra vida juntos tan pronto como ella esté mejor.

Ella va a mejorar.

Miro hacia su cara. Sus ojos están cerrados

Tomo el control remoto de la cama y apago el televisor. La luna está


llena y brillante, dando algo de luz a la habitación.

Miro por la ventana, hacia la luna y las estrellas brillando a su


alrededor.
No soy un hombre religioso. Nunca he sido el tipo de hombre que reza,
pero ahora mismo estoy rezando.

No te la lleves. Por favor.

Giro mi silla para enfrentar la cama de Taylor, me inclino, apoyando


mis brazos en la cama y presiono suavemente mi cara contra su
estómago.

Inhalo su aroma. Ella huele a todo lo que quiero.

Ella. Solo la quiero a ella

Dedos me tocan la cabeza, un poco me sobresaltan.

—Pensé que estabas durmiendo —le digo contra su estómago.

—Solo descansando un momento. Háblame, Hunter. —Su voz es un


suave susurro.

Giro mi cabeza, apoyando mi mejilla contra su estómago para poder


mirar su cara. Incluso en la oscuridad, puedo ver lo hermosa que es.
Nunca me cansaré de mirarla. 418
—¿De qué quieres que hable?

—Cualquier cosa… pero no de lo que sucederá mañana. No hables de


eso.

La cirugía.

Mi mente se pone en blanco mientras intento pensar en algo que decir.


Porque la cirugía es todo en lo que puedo pensar.

—¿Nada que decir? —sus labios sonríen—. No eres tú, Hunter.

—Tu belleza me ha robado todas las palabras.

—¿Robaste esas alinea de algún libro?

—Probablemente —sonrío.

Sus dedos comienzan a pasarse suavemente por mi cabello.


—Cuéntame sobre la vez que cantaste para aquella chica. La que
estabas intentando recuperar.

—Creí que Cam y Eddie te habían contado todos los detalles


escabrosos.

—Lo hicieron y eso me hizo reír. Quiero que me lo cuentes tú, así rio
nuevamente.

Dios, quiero oírla reír. Más que nada, quiero hacerla feliz.

Quiero que esté sana y feliz.

Pero no tengo el poder de hacerla sanar. Y odio como eso me hace


sentir.

Débil y sin poder.

Pero por ella, hago mis sentimientos a un lado y decido cual es la


forma más rápida y mejor para hacerla reír.

Empiezo a cantar las palabras de “I Want It That Way”.

Ella se ríe, y es jodida música para mis oídos.


419
—Estás loco —me dice.

—Loco por ti.

Mis ojos se encuentran con los de ella. Está sonriendo, pero incluso en
esta oscuridad, puedo decir que no está feliz. Tiene miedo. Y me duele
saber que no hay nada que pueda hacer para erradicar ese miedo.

—No deberías cantarme esa canción, Hunter. Esa es tu canción de


ruptura con otra chica. No es nuestra canción.

—¿Tenemos una canción?

—Sí. —Ella sonríe. Esta parece más genuina. Alcanza todo el camino
hasta sus ojos.

Esa sonrisa hace que mi corazón lata más rápido.

—¿Vas a dejarme saber cuál es nuestra canción?


—“If You're Not the One9”, esa es nuestra canción. Entonces, si me vas a
cantar, me la cantas a mí.

"If You't Not the One" fue la canción que se repitió accidentalmente
cuando le pedí que se quedara en Londres conmigo. La noche en que
me dijo que no me amaba y luego salió corriendo de mi departamento.
La noche que fue el comienzo de mi mundo fuera de control.

Hace dos noches.

¿Cómo fue eso hace solo dos noches?

—No sé si esa es nuestra canción, bebé...

Sus dedos dejan de moverse por mi cabello.

—Me dijiste que me amabas por primera vez mientras sonaba esa
canción.

—Me dejaste mientras esa canción estaba sonando…

Su mano se desliza de mi cabello. Ella se queda en silencio, y me


preocupa que la haya molestado. 420
Mierda. Molestarla es lo último que quiero hacer.

Miro hacia su cara. Sus ojos están en el techo.

—Taylor...

—Tienes razón. Fue una estupidez decirlo.

—Estoy siendo estúpido. No importa que no te quedaras entonces.


Importa que estés aquí ahora.

Eso es todo lo que me importa.

Sus ojos vuelven a los míos. Hay tantas emociones en ellos que siento
que se envuelven alrededor de mi pecho y se aprietan con fuerza,
dificultándome la respiración.

9 «If You're Not the One» —en español: «Si no eres el indicado...»— es el título de la
canción compuesta por el cantante inglés Daniel Bedingfield.
—Quería quedarme —susurra—. En ese momento, cuando me pediste
que me quedara contigo, quería decirte que sí. Quería decirte que te
amaba. Porque te amé entonces y antes, y te amo ahora.

Aspiro.

—Lo sé —le digo, presionando mi cara de nuevo en su estómago.

Soy un jodido idiota. ¿Por qué tuve que decir eso sobre la canción? Es
importante para ella, por lo que debería ser importante para mí. Y lo es.

Su mano vuelve a mi cabello, sus dedos se deslizan en las hebras.

—Tendremos nuestra canción un día —dice en voz baja.

—No. —Vuelvo mi mejilla a su estómago—. Tienes razón. Esa es la


nuestra. Puede que no sea perfecta... pero es nuestra. Solo que no
puedo cantártela porque no conozco todas las palabras. —Sonrío.

La risa cae de sus labios y mi corazón vuelve a sentirse ligero.

—¿Puedes ponerla? —sugiere.

Sentado, saco mi teléfono del bolsillo y encuentro la canción en mi lista


421
de reproducción. Presiono reproducir y coloco mi teléfono en la cama
junto a ella. Luego, pongo mi mejilla sobre su estómago, y miro su cara
mientras suena nuestra canción.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión? —pregunto en voz baja.

Sus ojos vuelven a los míos, y sé que no necesito explicarme porque veo
la comprensión en ellos. Ella sabe que estoy preguntando sobre la
cirugía.

—Tú. No podía dejar de pensar en ti después que te fueras. Las cosas


que dijiste. Y mi corazón... es un poco débil cuando se trata de ti. —Ella
sonríe con tristeza—. También... Eddie vino a verme.

—¿Eddie? —Me siento—. ¿Vino al hospital a verte?

—Alrededor de una hora después } que te fuiste, apareció. Dijo que


debía comenzar su turno. Quería verme. Ver cómo me iba.

—¿Y qué más dijo?


Sus ojos vienen a los míos.

—Me dijo que sabía... lo que planeaba hacer.

—Lo siento. —Me paso una mano por el pelo—. Yo era un desastre.
Necesitaba alguien con quien hablar. Cam y Eddie son mis mejores
amigos.

—Está bien. No me importa que les hayas dicho. Era la verdad.

Era la palabra operativa, afortunadamente.

—Entonces, ¿qué dijo Eddie? —pregunto, recostando mi cabeza sobre


su estómago.

Su mano baja para jugar con mi pelo.

—No se va por las ramas. Fue bastante directo al punto, pero está bien
porque creo que era lo que necesitaba. —Ella deja escapar un suspiro—
. Dijo que todos moriríamos algún día, en diferentes circunstancias, y
me preguntó por qué tenía que ser hoy mi día, en sentido figurado.
Sabía que quería estar con mi familia, pero dijo que mi familia querría
que yo viviera, y que... algún día estaré con ellos. Simplemente no tenía 422
que ser ahora. Que tenía a alguien aquí, que me amaba. —Sus ojos se
suavizan en los míos—. Y él dijo que por ser amado por ti, vale la pena
luchar. Valía la pena luchar por la vida.

Mi garganta se siente ahogada.

—¿Qué mas dijo?

—No mucho. Se fue poco después de eso.

No me importa que las palabras de Eddie hayan sido el punto de


inflexión para ella. Solo me importa que haya cambiado de opinión.
Supongo que, a veces, se necesita a alguien de afuera para que tenga
sentido.

Supongo que le debo una pinta a Eddie. O tal vez su propio jet privado.

—Después que Eddie se fue, no pude quitar sus palabras de mi cabeza


y todas las cosas que me habías dicho... sabiendo que me amas. Y
sabiendo que te amo y que no lo sabías... solo tenía que verte. Decírtelo.
Supongo... —Se muerde el labio—. No estaba convencida al cien por
cien de que no iba a seguir adelante con eso... pero luego, cuando
entraste y te vi allí de pie, sabía que no podía dejarte de nuevo. Sé que
eso me hace egoísta.

Levanto mi cabeza

—Querer vivir no es egoísta.

Su cabeza se inclina hacia atrás, sus ojos van hacia el techo.

—Cariño, lo que le pasó a tu familia... no fue tu culpa. Tienes que


saberlo.

Ella exhala un aliento triste.

—Quiero creerlo... y escucho todo lo que dices... pero simplemente no lo


siento aquí. —Ella se lleva la mano al pecho, sobre donde está su
corazón.

—Después que perdiste a tu familia, ¿hablaste con alguien?

Ella lleva sus ojos a los míos.

—¿Cómo un terapeuta? 423


—Sí, como un terapeuta o un consejero de duelo.

Volviendo la cara hacia la ventana, niega con la cabeza.

Ella ha estado luchando con esto sola por todo este tiempo. El
pensamiento de ella sola y herida me mata.

—Boston... creo que hablar con alguien que entienda de este tipo de
cosas sería una buena idea. Vi a un consejero de duelo después de que
mi madre muriera. Me ayudó mucho.

Ella sopla un suspiro cansado.

—Sí, supongo que podría hablar con alguien.

Después de la cirugía y que ella esté mejor, me encargaré de que vea a


un terapeuta. Haré cualquier cosa para ayudarla.

Ella toma una respiración, y suena temblorosa.

—Lo siento —susurra.


Escucho lágrimas en su voz, y me atormenta.

—Por no decirte que estaba enferma desde el principio.

Ella vuelve su cara hacia la mía, y veo esas lágrimas brillando en sus
ojos.

—Sé que estuvo mal de mi parte, no te lo dije, pero... —se muerde


nerviosamente el labio—. Bueno, una parte de mí no se arrepiente de no
haberte dicho, y sé lo horrible que suena. Pero es porque... bueno, tal
vez si te lo hubiera dicho desde el principio, no te hubieras quedado.

—Boston —le paso los dedos por la mejilla—. Me habría quedado. —Le
digo esto con la certeza que sé lo que siento—. Me hubiera quedado
porque estoy bastante seguro que estaba enamorado de ti desde el
momento en que me sorprendiste y me besaste en el avión. Me tuviste
al instante. No iba a ninguna parte entonces... y no voy a ninguna parte
ahora.

Paso mi pulgar sobre su frente, sus ojos se cierran mientras lo hago.

La canción hace tiempo que llegó a su fin. Levanto mi teléfono,


moviéndolo a la mesa de noche junto a la cama. 424
—Estás cansada. Deberías dormir un poco. Estaré aquí cuando
despiertes.

—Duerme conmigo. —Ella se mueve en la cama, retirando la manta.

No necesito una segunda invitación. Me quito los zapatos y me meto en


la cama junto a ella.

Ella tira las mantas sobre nosotros y apoya su cabeza contra mi pecho.
La rodeo con mi brazo y empiezo a jugar con su cabello.

—Hunter, ¿crees que me quitarán los pendientes para la cirugía? —Sus


dedos tocan los pendientes de avión que le compré.

—No lo sé, bebé. Tal vez.

—Espero que no. No quiero que los agujeros se curen. Me dolió un poco
cuando los hice. No quiero pasar por ese dolor otra vez.
Me río. Mi chica está a punto de someterse a una cirugía mayor, y le
preocupa que le perforen las orejas nuevamente. Ahora, esa es la
Boston que he llegado a conocer y amar.

Y al menos está hablando como si tuviera la intención de volver. Está


muy lejos de donde estábamos esta vez anoche.

Y ella regresando... bueno, eso es todo lo que necesito saber de ella en


este momento.

Se queda en silencio, su cuerpo se relaja en el mío, y luego, de la nada,


se tensa.

—Hunter... tengo que decirte algo.

Mi corazón se detiene.

—¿Qué?

Ella inclina su cabeza hacia atrás, mirándome fijamente a la cara, y se


muerde el labio tan fuerte que me preocupa que se lastime y sangre.

—No puedo tener hijos —suelta—. No en la forma correcta. La 425


radioterapia que recibí debido al primer tumor me hizo infértil. Hice
congelar unos óvulos en ese entonces, así que puedo tener hijos pero no
de manera regular. No es que crea que tú y yo vamos a tener hijos, pero
pensé que deberías saber en qué te estás metiendo.

—Cariño —curvo mi mano alrededor de su mejilla—. No me importa.


Todo lo que quiero es a ti. Cualquier cosa que venga después será una
ventaja. Pero no es un bono lo que necesito.

—¿Estás seguro? —susurra.

—Estoy seguro. Ahora duerme.

Supuse que podría ser estéril, y estaba diciendo la verdad cuando dije
que no importaba. ¿Quiero niños algún día? Sí, supongo que sí. Pero
puedo vivir sin tenerlos.

No puedo vivir sin ella.

Ella cierra los ojos y baja la cabeza hacia mi pecho. Me acurruco en la


cama, poniendo mi nariz cerca de su cabello. Aspiro su aroma.
—Voy a perder mi cabello. Me afeitarán una sección para la cirugía, y el
resto se caerá con la radioterapia.

Pensé en eso también.

—No me importa.

—Pero me gusta mi cabello rosa.

—Cuando vuelva a crecer, puedes teñirlo de rosa otra vez.

—Hmm. Supongo.

Silencio.

—Hunter... ¿estás seguro que no te molestará si quedo calva?

—Si perder tu cabello significa que te mejores y puedo tener una vida
contigo, entonces, sí, bebé, estoy seguro.

—Pero tengo una cabeza de forma extraña.

—Entonces, te compraré un pañuelo.


426
Ella ríe suavemente, dándome una palmada en el estómago.

—Tonto.

—Y me amas por eso. —Me río.

—Cierto.

—Ahora, deja de pensar y duerme un poco, Boston.

—Tan mandón, Hunter.

—También amas eso de mí.

Permanece en silencio por un largo momento. Miro hacia abajo y veo


que sus ojos están cerrados.

Se ve tan hermosa Siempre será hermosa para mí, pase lo que pase.

Cerrando mis ojos, apoyo la cabeza en la almohada.

—¿Hunter? —murmura, su voz sonando adormecida.


—¿Mmhmm?

—Amo todo de ti. Incluso tus aviones.

Una sonrisa empuja mis labios mientras las lágrimas pinchan mis ojos
al mismo tiempo.

—Yo también amo todo sobre ti, Boston.

427
Traducido por Jabes
Corregido por Lelu

Seis meses después.


“Si debiera morir y dejarte
no seas como los otros, que se deshacen rápido
Quienes guardan largas vigilias por el silencio
polvo y llanto.
Por mi bien regresa a la vida y sonríe
coraje a tu corazón y estremecimiento
Manos para consolar a los más débiles que tú
Completa mis tareas sin terminar,
y quizás yo haré que ellas te consuelen”
428

El reverendo Gray cierra suavemente el libro de sermones en su mano,


mirando hacia la iglesia.

—Ahora, terminemos el servicio con una plegaria del Señor. —Inclina la


cabeza y comienza a rezar—: Padre nuestro, que estás en los cielos…

Miro fijamente al ataúd que está detrás del lugar dónde el reverendo
Grey está recitando la oración.

Hay pesadumbre en mi corazón. Y tristeza en mi alma.

Duele.

Bajo mis ojos, inclino mi cabeza, mientras me uno a la oración.

Entonces, siento una mano que se envuelve en la mía, y me quita la


tristeza.

Mis ojos se levantan, y se encuentran con un hermoso par de ojos


azules.
Los únicos ojos que quiero mirar.

Taylor me sonríe con suavidad. Sus ojos reflejan mi tristeza. Su


preciosa cabeza está cubierta con un pañuelo negro, para ocultar la
caída del cabello que tanto le molesta. A mí no me molesta porque, que
haya perdido el cabello significa que todavía sigue aquí. Firme y
respirando.

Ella luchó contra ese tumor cerebral como una hija de puta. Lo siento,
Dios. Pero lo hizo, y ganó. Tuvimos el alta médica hace dos semanas. No
estamos completamente fuera de peligro. Tiene otro chequeo en seis
meses, pero, por ahora, el tumor se fue, y mi chica está recuperándose.

Meses de terapia de radiación, observando cómo se arruinaba su cuerpo


mientras se curaba su cerebro… fue difícil. Pero lo hizo, y está aquí.

Odio que estemos aquí ahora. Que hayamos perdido a alguien más que
amamos.

Archie falleció repentinamente una semana después del día que nos
dieron el alta de Taylor. Tuvo un derrame. Salió de la nada y se lo llevó.

—…Tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por los siglos de los siglos. 429
Amén. —El reverendo Gray termina la oración.

Suavemente aprieto la mano de Taylor, y luego me giro hacia mi abuelo,


que está sentado al lado mío. Es el más afectado por la muerte de
Archie.

Archie pudo haber sido su empleado durante la mayor parte de esos


veinticinco años, pero fue más su amigo.

—¿Estás bien, abuelo? —le pregunto en voz baja, mientras le aprieto el


hombro con mi mano.

Me mira a los ojos y asiente.

El servicio termina, y salimos de la iglesia. El abuelo es el primero en


irse. Somos la única familia que tenía Archie. Estuvo casado hace
muchos años, pero perdió a su esposa siendo joven, como le pasó al
abuelo con mi abuela. Archie no tuvo hijos. Así que, nosotros éramos su
familia.
Mientras sostengo la mano de Taylor, seguimos a mi abuelo, caminando
por el pasillo.

—Voy a agradecerle al reverendo Gray por el servicio —dice mi abuelo,


deteniéndose en la puerta.

—Te esperaremos en el auto.

Taylor y yo caminamos hacia la calidez de la luz del sol.

—Gracias por venir hoy —digo mientras dejamos el patio de la iglesia,


dirigiéndonos al auto.

—No me agradezcas —dice golpeándome el brazo con su hombro—.


También amaba a Archie, lo sabes.

—Lo sé, nena. —Le beso la cima de la cabeza.

Después de la cirugía y recuperación de Taylor, una vez que estuvo


fuera del hospital, decidimos que sería mejor si nos mudábamos a
Hunter Hall. Todavía tengo que trabajar. Ser el dueño una compañía
tristemente no significa que puedo estar todo el tiempo afuera. No
quería a Taylor en el departamento, sola, durante el día, y ella 430
necesitaba cuidado después de su terapia de radiación. Discutimos
sobre contratar a una enfermera, pero el abuelo dijo que necesitaba
estar con la familia. Por lo tanto, nos mudamos a Hunter Hall, y el
abuelo y Archie cuidaron de ella.

Perder a Archie fue un golpe de la peor clase. Lo conocía desde que era
un niño. Su derrame y subsecuente partida nos tomaron por sorpresa,
fue especialmente duro para el abuelo.

Pero estoy empezando a darme cuenta que la muerte es parte de la vida,


como es vivirla.

Mientras que no pierda a Taylor o al abuelo pronto, puedo manejarlo.

Planeábamos mudarnos de regreso a mí, nuestro, departamento en


Londres una vez que la terapia de radiación hubiera terminado. Pero,
ahora, con la partida de Archie, decidimos quedarnos en Hunter Hall
por el futuro inmediato. No quiero que el abuelo esté solo, y tampoco
Taylor. Honestamente, Hunter Hall es el único lugar que siempre se
sintió como un verdadero hogar para mí.
Seguiré viajando a Londres cuando necesite estar allí por negocios.

Y quedarnos aquí funciona, mientras Taylor espera ser aceptada en


Oxford para su maestría en Literatura Inglesa. Espera convertirse en
profesora como lo fue su padre.

Presentó su solicitud hace unas semanas, así que, ahora solo tenemos
que esperar.

Estoy confiado en que va a recibirla, porque es inteligente.

Pero, de verdad, todo lo que me importa es que está buscando un


futuro, un futuro conmigo.

Abro la puerta del pasajero para Taylor y espero hasta que ella esté
adentro antes de cerrarla. Me meto en el lado del conductor, y
esperamos al abuelo. Él se sube al asiento posterior unos minutos
después.

Enciendo el motor, y nos dirigimos a Hunter Hall hacia el velatorio


dónde celebraremos la vida de Archie con buena comida y buenos
amigos.
431

Es tarde en la noche. El velatorio terminó hace horas. Y el abuelo se fue


a la cama temprano.

Taylor y yo también decidimos terminar la noche temprano. Fue un día


agotador emocionalmente, y no quiero que se exceda. Puede tener el
alta médica, pero aun así quiero que tome las cosas despacio.

Acabo de salir de la ducha, y estoy caminando de regreso al dormitorio,


con una toalla alrededor de mi cintura.

Veo a Taylor sentada en el medio de nuestra cama, tiene las piernas


cruzadas, y un bloc de notas en el regazo, y está garabateando. Todavía
tiene el pañuelo puesto. Me molesta que sienta la necesidad de cubrirse
la cabeza cuando estamos solos.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto.

Levanta la cabeza y me sonríe.


—Estoy haciendo una lista nueva.

—Oh, ¿sí?

Sacándome la toalla de la cintura, veo que sus ojos se dirigen directo a


mi desnudez. Suprimiendo una sonrisa, froto la toalla en mi pelo
mojado y la lanzo al respaldo de la silla. Tomo unos pantalones pijamas
y me los pongo.

Voy y me siento en la cama a su lado y miro por encima del hombro su


lista. Solo el título me hace sonreír.

Cosas que hacer con Liam (Incluso si él ya las hizo)

—Eres linda. —Apoyo mi barbilla en su hombro.

—También eres un poco lindo, Hunter —dice sonriendo y mirándome.


Me besa la punta de la nariz y regresa su mirada a la lista.

Miro la lista

—“Ir a Francia” —digo, leyendo lo primero de la lista.

—Nunca estuve —dice.


432
—Te llevaré mañana.

Niega con la cabeza riéndose.

Piensa que estoy bromeando. Bueno, se va a sorprender cuando se


encuentre en París mañana a la noche, cenando en el Champs-Élysées.

Levantando mi barbilla de su hombro, deslizo mis manos alrededor de


su cintura, entrelazando mis dedos en su estómago.

—“Aprender a manejar, para que Liam no tenga que llevarme a todos


lados” —digo, leyendo lo siguiente en la lista—. Pero me gusta llevarte a
todos lados.

—Lo sé… pero quiero tener mi licencia, así puedo llevarte yo algunas
veces.

—Está bien, te voy a enseñar a manejar.


—¿Piensas que es buena idea? —dice, mirándome hacia atrás—. ¿No
terminan peleándose las personas que están involucradas íntimamente
cuando uno le enseña a conducir al otro?

—En ese caso, pelearemos cuando te enseñe a conducir. Solo piensa en


el sexo caliente de reconciliación que podemos tener en el asiento
trasero después de eso.

Su mirada se desliza hacia la mía.

—Tienes un buen argumento allí, Hunter. Supongo que me vas a


enseñar a conducir. —Me guiña el ojo y comienza a morder el extremo
de la pluma.

Y, ahora, no puedo dejar de mirar a sus labios. De verdad los quiero en


mi polla en este momento.

Y, hola, allí está, dura y lista para jugar.

Subo mi mano, acunando uno de sus pechos a través de su pijama.

Gime suavemente, apoyando su cabeza hacia atrás, en mi hombro.


433
Rozo su oreja con mi boca, amando la manera en que se estremece
contra mí.

Masajeando su teta, hago rodar su pezón entre mi índice y el pulgar,


sigo leyendo su lista, disfrutando de los suaves gemidos que salen de
ella.

—“Teñir mi cabello de rosa de nuevo, una vez que vuelva a crecer”. Mm,
Boston, espero que no esperes que me tiña el cabello de rosa.

Ella se ríe.

—Pienso que te verías bien en rosa.

Le doy un beso en la oreja.

—Te amo, Boston, malditamente mucho, pero no hay una maldita


manera en que vaya a teñir mi cabello. —Leo lo siguiente en la lista—.
“Volver a perforarme las orejas. Y algún otro lado”

Taylor tuvo que sacarse los pendientes de las orejas para la cirugía, y
los agujeros se cerraron, para su desilusión.
—Sólo para que sepas no voy a perforarme las orejas. —Le pellizco el
pezón.

Ella se ríe y se sacude contra mí.

—Está bien, nada de perforarte las orejas.

—Entonces ¿qué otra cosa crees que te vas a perforar?

—Todavía no lo sé. —Se encoje de hombros.

Mi mano deja su teta, y se desliza para abajo, por su estómago y acuna


su coño a través del pijama.

—Bueno, si tengo una opinión en esto, digo un piercing en el clítoris.

Se sienta, girándose hacia mí, forzando a que mi mano se caiga de mi


lugar feliz.

—¿Quieres que me ponga un piercing en el clítoris? —Frunce el ceño,


pero no se ve totalmente en contra de la sugerencia.

—Escuché que hace que los orgasmos sean más intensos. —Levanto mi
hombro sonriendo.
434
—¿Y dónde escuchaste eso?

—Yo leo, Boston.

—¿Qué? ¿Revistas pornográficas?

—¡Oye! Hay grandes piezas de literatura en las revistas pornográficas.

—Seguro —dice impasible.

Me río.

Y luego solo lanza.

—Oh, y, Hunter, te das cuenta que si me perforo el clítoris, eso significa


que no hay sexo por un período significante de tiempo mientras se cura.
Además, si voy a poner un piercing en el clítoris, espero con toda
seguridad que te pongas uno en el pene.

Una aguja en mi pene.


—Está bien, sin piercing genitales.

Se ríe sonoramente; desde el fondo de su interior. Y malditamente amo


ese sonido. Nunca voy a cansarme de escucharla reír.

—Está bien, ¿qué sigue en la lista? —Tomo el bloc de notas de su mano,


mirando hacia abajo. Y levanto mi mirada hacia ella, sorprendido—.
“Aprender a pilotar un avión” ¿Quieres aprender a volar?

—Bueno, a ti te encanta. —Se encoje de hombros, la cima de sus


mejillas se vuelven rosas—. Y pensé que sería mejor tener el control del
avión que quedarme en el asiento de pasajeros, esperando para
zambullirme a mi muerte.

Me río entre diente. Amo su manera de pensar.

—No quieres que te enseñe, ¿no es cierto? —pregunto.

—No quería, pero me ofende escuchar un no allí.

—Boston, de nuevo, te amo, pero no hay manera que te enseñe a volar.


Enseñarte a conducir es una cosa, pero volar… de ninguna maldita
manera. Te conseguiré un instructor apropiado. 435
—Voy a tratar de no sentirme ofendida por eso. —Me saca el bloc de
notas, pero puedo decir que no está hablando en serio. La sonrisa
fuerza el camino hacia sus labios y ella se está rindiendo.

—No deberías estarlo. Lo digo de la mejor manera posible. —Me río,


inclinándome hacia ella para besarla.

Presiona su mano en mi pecho, pero no hay una resistencia real.

—Eres un idiota —dice, cuando mis labios están a milímetros de los


suyos.

—Sí, sí, amas a este idiota. Ya lo sé. —Entonces, la beso, caliente y


duro.

Libero su boca tan rápido como la tomé, amando la mirada aturdida en


sus ojos.

Mientras está distraída, vuelvo a sacarle la lista. No hay nada más


después de Aprender a volar un avión.
—¿Esto es todo lo que tienes? —digo.

—Um, sí. —Parpadea—. Es todo lo que tengo por ahora. ¿Por qué? ¿Hay
algo que hayas pensado?

Lo hay. Es algo estuve pensando desde hace un tiempo.

Sin decir nada, tomo la pluma de su mano, y escribo lo que quiero


hacer en la parte de arriba de la lista, porque es exactamente dónde
pertenece.

Le devuelvo el bloc a ella, mi corazón acelera su ritmo, mientras observo


como recorre la mirada sobre el papel, encontrando lo que escribí. Me
encanta la manera en que sus labios se curvan en una hermosa
sonrisa.

—“Pedirle a Liam que se case conmigo”. —Ella se ríe, tirando la cabeza


para atrás. Su tono es jocoso cuando dice—: ¿Demasiado confiado?

Me encojo de hombros y tomo el bloc. Escribo algo más junto a lo


anterior.

Bien, así que esta no es la manera en que planeé que iba a hacerlo, pero 436
estoy siguiendo la corriente. Y maldita sea si no se siente bien. Todo se
siente bien con ella.

Le regreso el bloc.

Ella lee las palabras que acabo de escribir.

—O decir sí cuando el muy-impresionante-en-la-cama y


extraordinariamente apuesto Liam Hunter me pida que me case con él. —
Vuelve a reírse, porque piensa que estoy bromeando.

Quiero que piense que estoy bromeando. Porque quiero ver la cara de
sorpresa en su rostro cuando se dé cuenta que estoy siendo serio.

Poniendo el bloc y la pluma sobre la cama, me muevo hacia atrás y abro


el cajón de mi mesa de noche. Buscando al fondo, cierro mis dedos
alrededor de la caja que estuve escondiendo aquí por un tiempo.
Cerrando el cajón, respiro profundo, y me giro hacia ella y sostengo la
caja en mi palma abierta.

Sus ojos se abren, y mi corazón tartamudea.


—Eso es… —Sus amplios ojos se elevan hacia los míos—. Hunter…
¿hay pendientes en esa caja?

Niego lentamente con la cabeza.

—Esta vez no, nena.

Se estira para alcanzarlo, con dedos temblorosos. Abre la tapa y jadea.

—Era de mi abuela.

—Es hermoso —dice mirando fijamente hacia abajo.

Humedezco con la lengua mis labios secos.

—Es tuyo, si lo quieres, pero… pero si tomas este anillo, eso significa
que me estás diciendo que sí.

—¿Y a qué le estaría diciendo que sí? —Eleva su mirada, sus palabras
son cautelosas.

Sabe lo que le esto pidiendo, solo quiere que diga las palabras. Y ella
merece esas palabras y muchas más. 437
—A casarte conmigo.

—¿Estás preguntando o asegurando? —La comisura de sus labios se


elevan.

—Ambas. —Me río con suavidad. Entonces me pongo serio—. Cásate


conmigo. —Tomo el anillo de mi abuela de la caja y lo sostengo entre
nosotros.

Sus ojos regresan al anillo lo que se siente como un tiempo


malditamente largo.

Luego, observo, nervioso como el infierno, mientras toma el bloc de


notas y la pluma. Lo sostiene en ángulo, así no puedo leer lo que está
escribiendo.

Mi corazón golpea tan fuerte en mi pecho que estoy seguro que me


rompí una costilla. Pero no me importa. Todo lo que importa es lo que
ella tiene para decirme.

Taylor baja la pluma y me mira, directo a los ojos.


Veo lo que está en los de ella. Veo su respuesta.

Gira el bloc de notas.

—“Sí” —susurro, mi corazón se eleva, mientras leo la palabra que


escribió… la palabra que vi con claridad en sus ojos.

—Sí. —Sonríe.

Y mi mundo está completo.

Tomo el bloc de su mano y lo tiro en la cama. Deslizo el anillo en su


dedo, y luego la beso como si no hubiera mañana.

Solo que hay un mañana y un montón de mañanas que van a venir


después de ese.

Porque no hay final para Taylor y para mí. Solo ella y yo y toda una vida
de posibilidades.

Y una lista.

Nuestra lista. 438


Y es una lista que nunca tendrá un final porque seguiremos
añadiéndole cosas, y seguiremos viviendo nuestra aventura juntos.

Para siempre.
Samantaha Towle es una escritora
de las más vendidas del New York
Times, USA Today y Wall Street
Journal. Comenzó su primera novela
en 2008 durante una licencian por
maternidad. Completó el manuscrito
cinco meses después y desde
entonces no ha dejado de escribir.

Es autora de romances
contemporáneos, las eeries The
Storm y Reveed y tomos únicos como
Trouble y When I was yours. También ha escrito romances
paranormales: The Bringer y la Serie The Alexandra Jones, todas
ambientadas con listas musicales de The Killers, Kings of Leon, Adele,
The Doors, Oasis, Fleetwood Mac, Lana Del Rey y toda su música
favorita.
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Nativa de Hull y graduada de la Universidad de Stanford, vive con su
esposo Craig y sus hijos en el Este de Yorkshire.
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