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Incendio en Un Manicomio
Incendio en Un Manicomio
Incendio en un manicomio
“En cierta ocasión, un niño a quien le gustaba mucho trabajar con madera, hizo
un barquito que el mismo talló y le dio terminación de tal manera que era una
reproducción a pequeña escala de un barco de verdad.
Él estaba muy contento con su creación y tan pronto la hubo terminado, lo
puso en un canal a que navegara. Pero no se dio cuenta que las aguas eran muy
rápidas en aquel lugar, por lo que el barquito rodó corriente abajo y por mucho
que el niño corrió tras de él, no pudo recuperarlo.
Muy triste regresó a su casa y llorando le contó a sus padres lo sucedido.
Ellos intentaron consolarlo, pero el niño seguía pensando en su barquito, por lo
que su papá le prometió que al siguiente día lo sacaría a pasear por el pueblo
pensando que con eso olvidaría el incidente.
Pero en el paseo el niño quiso entrar a una tienda donde vendían distintos
artículos, y cuál no sería su sorpresa, cuando descubrió que su barquito estaba
allí. Enseguida llamó al dueño y le contó lo que le había sucedido, incluso le
detalló cosas que sólo alguien que lo hubiera confeccionado hubiera conocido.
El dueño le dijo que a él alguien se lo había traído la tarde anterior y se lo
ofreció a un buen precio, para que él a su vez lo vendiera. Por tanto, si quería
recuperarlo, tendría que comprárselo.
El muchacho no podía entender esta situación, pero accedió a comprarlo por lo
que le pidió a su padre que le pagara el barquito y luego él le repondría el dinero
para que, como él mismo decía cuando salió con su pequeño tesoro entre los
brazos, ahora el barquito fuera doblemente suyo: porque lo había hecho y
porque lo había comprado.