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Comprobación de Lectura 7
Comprobación de Lectura 7
Gerencia Estratégica
Comprobación de lectura 7
En esta lectura el autor describe su percepción acerca de las dinámicas que configuran el sistema
de precios. Se opone a la creencia de que este sistema ha sido creado por la mente humana,
desde el argumento de que es un sistema donde participan demasiados actores y variantes muy
particulares y cambios pequeños que no deben ser ignorados, de los cuales es imposible que una
sola persona que funja como coordinadora, tenga conocimiento y por consiguiente, tenga poder
de decisión sobre ellos.
Es tan importante conocer y entender las diversas formas en que las personas adquieren el
conocimiento en el cual basan sus decisiones (planifican), tanto como lo es el hecho de poder
determinar cuál es el mejor uso que se le puede dar a todo ese conocimiento descentralizado.
También están los casos de otros tipos de sistemas u organizaciones en que las decisiones deben
ser tomadas por una autoridad central. En ese sentido, lo importante es aprender a determinar
qué tipo de información necesita que se le provea, porque en realidad, no toda la información es
necesaria; o bien, en saber comunicar a las personas el conocimiento adicional que necesiten para
tomar decisiones que sean armoniosas con los planes de los demás individuos.
Toda esta teoría, aterriza en que los conocimientos que conducen a la solución de un problema no
están dadas, a alguien en particular, sino que el mismo se encuentra disperso, y el reto está en
lograr interacciones acertadas entre individuos que solo poseen una parte de conocimiento, pero
que probablemente tampoco necesitarán saber más, solo lo suficiente para reaccionar al cambio.
No existe un mecanismo que centralice las citaciones. Los órganos facultados para citar, actúan
bajo su propio conocimiento y creen que no necesitan saber cómo están funcionando sus
similares. Por ejemplo, una comisión de trabajo no necesita informarse si otra comisión o bloque
ya ha citado al mismo funcionario por el mismo tema. No están obligados a interactuar de manera
coordinada y el sistema tampoco brinda incentivos que los motiven a hacerlo de manera
voluntaria. Todo lo contrario, favorece el criterio individual para tomar la decisión, ignorando el
hecho de que el funcionario también forma parte del sistema llamado gobierno al que todos
pertenecen, y que deberían hacer funcionar.
En este caso, será interesante reflexionar a profundidad, si se dan las condiciones para solucionar
el problema a través de incentivos básicamente, dejando a un lado la intervención racional. En
primera instancia, por supuesto que no; el problema pide que se razone y se decida con base en
conocimiento suficiente para quienes toman la decisión de autorregularse: Los legisladores.
El problema es, precisamente, que conocen muy bien el problema y lo que conlleva su solución: un
menor acceso al funcionario público para fines particulares.