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HACIA UNA REFORMA DE LA REGULACION LEGAL DE LA

PROTECCION CIVIL DE LAS PERSONAS MAYORES DE EDAD

CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL O PSIQUICA

La Convención Universal sobre Derechos de las Personas con Discapacidad parte de dar

relevancia a la voluntad, deseos y preferencias, lo cual puede ser incompatible con la idea

objetiva de “interés” o “bienestar” de la persona con discapacidad. A continuación, se

muestran las posibles soluciones de cara a esta contradicción.

Índice

1.Estado de la institución legal antes de la reforma ......................................................... 2

2.Posibles cambios de la institución a partir de los anteproyectos y textos normativos 7

3. Conceptos para comprender la problemática en cuestión .......................................... 12

4. Los argumentos o razones por las que creen que los textos soportan dichos cambios,

diferenciando las posturas de los autores y sus posiciones contrapuestas ...................... 14

5.Conclusiones................................................................................................................ 19

5. Bibliografía ................................................................................................................. 21

Carmen Torregrosa Martínez, Fundamentos Jurídicos y de la persona, Grupo A, Trabajo

Social.

1
1.Estado de la institución legal antes de la reforma

Durante las últimas décadas, los profesionales especializados en el campo de personas

con discapacidad han estado estudiando esta problemática con una gran profundidad. Una

reunión mundial de expertos solicitó a la Asamblea General de las Naciones Unidas

(ONU), que se realizara una conferencia con el único objetivo de crear una convención

de carácter internacional en el Programa de Acción Mundial para las Personas con

Discapacidad.

Italia presentó en 1988 un primer proyecto de la Convención, ante la 42ª sesión de la

Asamblea General de las Naciones Unidas. Posteriormente, Suecia llevó a cabo un nuevo

intento en 1990, ante la 44ª sesión. Sin embargo, ninguna de las propuestas de estos dos

países fue aceptada. Fueron rechazadas con argumentos tales como: (1) que ya habían

sido promulgados los derechos humanos a nivel internacional, (2) que no se cuestionaba

sobre si realmente estos derechos estaban realmente garantizados para las personas con

discapacidad y (3) que había numerosos argumentos discriminatorios.

Hace 18 años, en 2001, desde las Naciones Unidas se inició un proceso que

paulatinamente pasó a ser una convención de carácter internacional extenso y global. El

propósito de dicho proceso era apoyar, defender, atender, proteger y promover los

derechos y la dignidad de las personas que sufrieran discapacidades.

En esta convención colaboraron numerosos Estados Pertenecientes, administraciones y

organismos de la propia Organización de las Naciones Unidas, instituciones de derechos

humanos nacionales y organizaciones no gubernamentales (ONG). Estos organismos

tienen una notable influencia en muchas de las organizaciones que se dedican a tratar

temas relacionados con las personas con discapacidad, así como a orientar a los propios

familiares de los afectados.

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La convención dedicada específicamente a la discapacidad comenzó por iniciativa del

gobierno de México y posteriormente se incorporaron el resto de países que pertenecen a

la comunidad internacional. El primer evento que se celebró fue la Conferencia Mundial

en contra del Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de

Intolerancia, que se organizó en Durban, Sudáfrica, desde el día 31 de agosto al 8 de

septiembre de 2001.

Posteriormente, en noviembre de 2001, durante la 56ª sesión de la Asamblea General de

Naciones Unidas, se celebró una conferencia sobre un tratado internacional que

reconociera las normas dirigidas a conseguir los derechos, las capacidades y las ayudas

que fomenten la calidad de vida de las personas con discapacidad.

De acuerdo con la Resolución 56/168 del 19 de diciembre de 2001, se creó un Comité

Especial, que se componía de personas notablemente cualificadas e informadas en esta

materia. La convención concluyó el 13 de diciembre de 2006 cuando se llegó a un

consenso entre los expertos, con la consiguiente aprobación por parte de la Asamblea

General de las Naciones Unidas de la Convención internacional sobre los derechos de

las personas con discapacidad.

En sentido práctico, lo que se propuso desde las Naciones Unidas fue un tratado

internacional que ratificara los derechos de las personas con discapacidad.

La evolución de esta reforma se detalla cronológicamente a partir de estos pasos:

“Diciembre de 2001 - La Asamblea General de Naciones Unidas aprueba, a propuesta

de México, la creación de un Comité Especial encargado de preparar una convención

internacional amplia e integral para proteger y promover los derechos y la dignidad de

las personas con discapacidad.

3
Agosto de 2002 - Se celebra el primer período de sesiones del Comité Especial, en el que

se establecen procedimientos para la participación en el mismo de la sociedad civil.

Agosto de 2003 - En el segundo período de sesiones del Comité Especial se establece un

Grupo de Trabajo al que se encarga la preparación de un borrador de trabajo. El Grupo

de Trabajo queda integrado por 27 representantes gubernamentales designados por los

grupos regionales, 12 representantes de ONG y un representante de instituciones

nacionales de derechos humanos.

Enero de 2004 - El Grupo de Trabajo elabora un primer borrador del texto de la

convención, teniendo en cuenta los numerosos proyectos presentados por representantes

de los Estados y otros participantes.

Mayo/junio de 2004 - En el tercer período de sesiones del Comité Especial se lleva a

cabo una primera lectura del borrador elaborado por el Grupo de Trabajo. El Comité

Especial examina la cuestión de si en el futuro deben celebrar reuniones cerradas o con

presencia de organizaciones de la sociedad civil y de instituciones nacionales de

derechos humanos.

Agosto/septiembre de 2004 - En el cuarto período de sesiones del Comité Especial se

concluye la primera lectura y se inicia la segunda lectura del borrador. Se confirma la

participación de organizaciones de la sociedad civil e instituciones nacionales de

derechos humanos en los períodos de sesiones del Comité, aunque con limitación del

derecho a intervenir.

Enero/febrero de 2005 - En el quinto período de sesiones del Comité Especial se celebran

consultas informales sobre proyectos de artículo concretos. Se permite asistir a esas

consultas a las organizaciones de la sociedad civil, las instituciones nacionales de

derechos humanos y las organizaciones intergubernamentales, aunque sólo los Estados

tienen derecho a intervenir.

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Agosto de 2005 - En el sexto período de sesiones del Comité Especial se concluye la

segunda lectura del proyecto de texto. La Presidencia prepara, para su presentación en

el séptimo período de sesiones del Comité, un texto revisado basado en las deliberaciones

de los períodos de sesiones tercero, cuarto y quinto.

Enero de 2006 - En el séptimo período de sesiones del Comité Especial se lleva a cabo

una primera lectura del texto de la Presidencia.

Mayo a agosto de 2006 - México dirige consultas informales sobre la supervisión

internacional.

Agosto de 2006 - En el octavo período de sesiones del Comité Especial se concluyen las

negociaciones sobre el proyecto de Convención y un Protocolo Facultativo separado y

se aprueban los textos provisionales con sujeción a un examen técnico encomendado a

un comité de redacción integrado por representantes de los Estados y presidido por

Liechtenstein.

Septiembre a noviembre de 2006 – Liechtenstein convoca el grupo de redacción, que

lleva a cabo un examen técnico con miras a garantizar la uniformidad terminológica en

todo el texto y armonizar las versiones en los seis idiomas oficiales de las Naciones

Unidas.

Diciembre de 2006 - En la continuación del octavo período de sesiones del Comité

Especial se aprueba el proyecto final de Convención y de Protocolo Facultativo con las

enmiendas técnicas propuestas por el comité de redacción.”

(Observatorio Estatal de Discapacidad OLIVENZA (2010), La Convención Internacional

sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su aplicación en España

recuperado de:

5
https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&ua

ct=8&ved=2ahUKEwjl1cfpzL_mAhUADWMBHfKhDWcQFjAAegQIBhAC&url=http

s%3A%2F%2Fobservatoriodeladiscapacidad.info%2Fattachments%2Farticle%2F110%

2FInforme%2520Olivenza%25202017%2520v5.7.pdf&usg=AOvVaw0pcclEfceKu0Jp3

qKuD3xk )

Por lo que respecta al ámbito español, la Ley 13/1982, de 7 de abril, de integración social

de las personas con discapacidad, ha sido la primera ley aprobada en España con el

objetivo de alcanzar la atención y los apoyos a las personas con discapacidad y a sus

respectivas familias, en el marco de los artículos 9, 10, 14 y 49 de la Constitución. Dicha

Ley estableció un sistema de ayudas económicas y de prestación de servicios para una

atención especializada, así como medidas legislativas en el campo laboral, de movilidad

y accesibilidad, eliminando barreras arquitectónicas, con el fin de permitir a las personas

discapacitadas llevar una vida normal en su entorno.

Más tarde, concretamente veintiún años después se estableció, la Ley 51/2003, de 2 de

diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de

las personas con discapacidad, que supuso un renovado impulso a las políticas de

equiparación de las personas con discapacidad, centrándose especialmente en dos

estrategias de intervención: la lucha contra la discriminación, por cualquier condición o

circunstancia personal o social, y la accesibilidad universal, ligada a la idea de que las

personas con discapacidad tengan una participación más activa en la sociedad, para lo

cual necesitan apoyos personales, pero también modificaciones en los entornos que

eliminen los obstáculos que les impiden una participación completa.

Además, esta Ley anticipaba un régimen de sanciones, que finalmente se materializó con

la aprobación de la Ley 49/2007, de 26 de diciembre, por la que se establece el régimen

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de infracciones y sanciones en materia de igualdad de oportunidades, no discriminación

y accesibilidad universal de las personas con discapacidad.

2.Posibles cambios de la institución a partir de los anteproyectos y textos normativos

La Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad se

ratificó el 13 de diciembre de 2006 por la Asamblea General de las Naciones Unidas

(ONU). En esta Convención participaron numerosos países, quienes establecieron de

forma oficial un tratado sobre los derechos de las personas con discapacidad. La

Convención se celebró en Nueva York y se aprobó en el sexagésimo periodo de sesiones

de la Asamblea General de la ONU. Asimismo, se realizó un Protocolo consultivo de

dicha Convención.

El artículo 12 de dicha Convención establece que las personas con discapacidad han de

poseer toda capacidad jurídica en igualdad de condiciones que el resto de personas en

todos los aspectos de la vida, e insta a los Estados a adoptar las medidas adecuadas con

el fin de facilitar todo el apoyo que puedan precisar las personas con discapacidad para

que puedan ejercer la citada capacidad jurídica.

La Convención pone un especial énfasis en todos los aspectos relacionados con los

derechos de las personas con discapacidad, de modo que sean percibidas como sujetos

titulares con derechos plenos. Los objetivos principales en los que se centra la

Convención neoyorquina, son aquellos encaminados a que se proteja, asegure y promueva

el que las personas que sufran algún tipo de discapacidad, puedan disfrutar de manera

plena, y en condiciones de total igualdad, de todos los derechos humanos y libertades

fundamentales. Ello se debe conseguir mediante el impulso del respeto y de la dignidad

de estos afectados.

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Los principios de la Convención de la ONU son:

a) El respeto de la dignidad relacionada a la autonomía individual donde se ve incluido

todo campo relacionado a la libertad y a la toma de decisiones, así como la independencia

de estos usuarios.

b) No rechazar a estas personas.

c) La participación e inserción en la sociedad de estos usuarios.

d) El respeto por la disparidad y el consentimiento de las personas con discapacidad como

parte social en el ámbito de la heterogeneidad y la condición humana.

e) Oportunidades en plena facultad igualitaria.

f) La accesibilidad social.

g) Legitimar la igualdad entre el hombre y la mujer.

Se citan diversas obligaciones de carácter general:

En el artículo 4, se insta a los Estados Partes a que garanticen y fomentan los derechos

humanos y las libertades vitales de todas las personas con discapacidad. El artículo 5,

hace referencia a la Igualdad y no discriminación del colectivo de discapacitados mientras

que el artículo 6 hace mención expresa a la discriminación hacia las mujeres con

discapacidad.

España firmó la adhesión a este conjunto de normas el 30 de marzo de 2007 y comenzó

a tener aplicación el 3 de mayo de 2008. La transposición legal se produjo mediante la

Ley 26/2011, de 1 de agosto, de adaptación normativa a la Convención Internacional

sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Siguiendo los preceptos de la

Convención, la Ley cambia el enfoque de considerar la discapacidad desde un punto de

vista asistencial a otro basado en el pleno disfrute de los derechos humanos, de manera

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que las personas con discapacidad sean consideradas como sujetos titulares de derechos

y no como personas que son simplemente objeto de tratamiento y protección social.

Con el propósito de que las demandas y necesidades de los discapacitados sean cubiertas

de manera que puedan alcanzar la igualdad de oportunidades con respecto al resto de

ciudadanos, la Ley establece como principios generales el respeto a la dignidad propia de

la persona discapacitada, su autonomía individual (con especial mención a la libertad para

tomar las propias decisiones), la independencia de cada ser humano, la no discriminación,

la plena y efectiva participación e inclusión de dichas personas en la sociedad, la igualdad

de oportunidades en relación al conjunto de ciudadanos, así como el respeto por la

diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad.

Posteriormente el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, aprobó el Texto

Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su

inclusión social, de modo que quedaron derogadas la Ley 13/1982, la 51/2003 y la

49/2007.

Más recientemente, el 21 de septiembre de 2018 el Consejo de Ministros informó del

Anteproyecto de Ley por la que se reforma la legislación civil y procesal en materia de

discapacidad, que pretende concluir de manera definitiva la adaptación del ordenamiento

jurídico español a la Convención de Nueva York, especialmente en lo concerniente al

respeto al derecho de igualdad de todas las personas en el ejercicio de su capacidad

jurídica. Para que ello sea posible, la nueva normativa se inspira en aspectos tales como

que la dignidad de las personas discapacitadas sea respetada, que exista una tutela de sus

derechos fundamentales, que se respete la libre voluntad de dichas personas, y que en la

medida en que precisen de medidas de apoyo para ejercer su capacidad jurídica en las

mismas condiciones que el resto de personas, estas medidas sean acordes con los

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principios de proporcionalidad y necesidad. Por lo tanto, el ejercicio de su capacidad

jurídica comprende la titularidad de los derechos, así como la legitimación para poder

ejercitarlos.

La reforma aborda modificaciones en el Código Civil, la Ley de Enjuiciamiento Civil, la

Ley Hipotecaria, la Ley del Registro Civil y Ley de la Jurisdicción Voluntaria e incluso

en el Código Penal.

Es en el Código Civil donde se concentra la mayor parte de la reforma, con un nuevo

enfoque que se basa en el respeto a las preferencias de las personas con discapacidad y a

su libre voluntad. La idea principal sobre la que pivota el nuevo sistema es la de apoyo a

la persona que lo necesite. Precisamente por ello, se propone que el Título XI del Libro

Primero del Código Civil se denomine “De las medidas de apoyo a las personas con

discapacidad”. Dicho concepto puede materializarse en un conjunto muy diverso de

actuaciones: la ayuda técnica para comunicarse en declaraciones de voluntad, el

acompañamiento amistoso, que la persona con discapacidad delegue la toma de

decisiones o que sea aconsejada y la eliminación de las barreras arquitectónicas y de todo

tipo. La nueva regulación persigue que sean debidamente atendidos los aspectos

personales inherentes a la vida ordinaria de las personas con discapacidad (la salud, las

comunicaciones o la propia vida en el domicilio) y no solo los elementos patrimoniales.

Únicamente cuando se constate la imposibilidad de proporcionar el debido apoyo, se

contemplará la sustitución o representación en la toma de decisiones de dichas personas.

Así pues, se trata de poner el énfasis de manera efectiva en el hecho de que las personas

con discapacidad son titulares del derecho a tomar sus propias decisiones, y que ello debe

ser respetado, pues, en definitiva, se trata de un asunto de derechos humanos. A este

respecto cabe señalar que muchas de las limitaciones a las que se han enfrentado las

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personas con discapacidad, tienen su origen en las barreras no sólo físicas sino también

jurídicas de su entorno, que son las que les han restringido sus derechos y la posibilidad

de poder ejercerlos, y por consiguiente la limitación no procedía de la discapacidad propia

de dicho colectivo. Por consiguiente, la reforma que persigue la nueva ley es la

modificación de ese entorno y el cambio en la mentalidad de la sociedad.

La nueva normativa, dentro de la preponderancia que otorga a la figura del apoyo,

confiere una especial relevancia a las medidas preventivas (las que la persona pueda

adoptar ante unas necesidades de apoyo en el futuro), que incluso prevalecerán sobre las

que se determinen de manera externa, cuando, llegado el momento, se confirme la

necesidad de apoyo.

La reforma propone numerosas pero concisas normas para regular los cuidados para

dichos afectados, haciendo principal hincapié en el proceso de la curatela de estos

individuos. El significado de la palabra delata los objetivos de esta institución, es decir,

conseguir asistencia, apoyo y ayuda. En otras palabras, alcanzar estas medidas mediante

la actuación, de manera que prevalezca la naturaleza asistencial de la curatela hacia estos

afectados, a la vez que se excluye las figuras con carácter representativo. A pesar de esta

línea general de actuación, en aquellas situaciones en los que se perciba necesario, será

posible que el curador obtenga funciones representativas, que solo de manera anómala y

en casos particularmente graves en cuanto a la discapacidad de las personas afectadas,

podrán tener un efecto de carácter general.

En esta misma línea en el campo de la discapacidad para las personas adultas se suprimen

tanto la tutela como la patria potestad prorrogada y la rehabilitada, ya que el nuevo

enfoque consiste en proporcionar mayor autonomía a las personas con discapacidad y por

ello, por ejemplo, cuando el menor discapacitado alcanza la mayoría de edad, la nueva

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normativa trata de proporcionarle los apoyos que necesite de la misma manera que

cualquier adulto pudiera necesitar.

No obstante, la nueva normativa incorpora la figura del defensor judicial, prevista pata

determinadas situaciones: cuando sea necesario un apoyo ocasional que no está

garantizado por otro tipo de medida, cuando entre la persona discapacitada y la figura de

apoyo estable haya conflicto de intereses, o cuando circunstancialmente la figura de

apoyo habitual no lo pueda ejercer.

Por lo tanto, la tutela se aplicará a los menores de edad no protegidos por la patria

potestad, mientras que los emancipados podrán ser circunstancialmente atendidos por el

defensor judicial, para ejercer determinados actos jurídicos.

Otras normas jurídicas afectadas por la reforma están relacionadas con el Derecho

internacional privado, la nacionalidad, las normas para circunstancias de crisis en los

matrimonios en los que se da una situación con hijos mayores de edad que padezcan

alguna discapacidad y precisen apoyo, o los relativos a las sociedades de gananciales, si

también el cónyuge necesitara de medidas de apoyo, así como algunas reglas relacionadas

con el Derecho de Sucesiones o el Derecho de contratos.

3. Conceptos para comprender la problemática en cuestión.

• La Organización Mundial de la Salud define los siguientes conceptos:

Persona discapacitada o discapacidades: Discapacidad es un término general que

abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la

participación. Las deficiencias son problemas que afectan a una estructura o función

corporal; las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o

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tareas, y las restricciones de la participación son problemas para participar en

situaciones vitales. Por consiguiente, la discapacidad es un fenómeno complejo que

refleja una interacción entre las características del organismo humano y las

características de la sociedad en la que vive. ()

Minusvalía: según la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y

Minusvalías, publicada en 1980 por la OMS, «es la situación de desventaja de una

persona a consecuencia de una deficiencia o de una discapacidad, que le limita o impide

el desempeño de un rol que sería normal en su caso (en función de la edad, sexo y factores

sociales y culturales)». Actualmente, este término está en desuso.

• La Real Academia Española define los siguientes conceptos:

Curatela: Complemento de la capacidad de obrar de las personas que implica que la

persona afectada mantiene la capacidad necesaria para manifestar su propia voluntad,

pero que la ley exige que tal manifestación vaya acompafiada por la del curador, que la

complementa sin sustituirla. Los actos realizados sin la intervención del curador, cuando

esta sea preceptiva, son anulables a instancia del propio curador o de la persona sujeta

a curatela.

Tutela: Institución que tiene por objeto la guarda y protección de la persona y bienes: 1)

de los menores no emancipados que no estén bajo la patria potestad; 2) de los

incapacitados, cuando la sentencia lo haya establecido; 3) de los sujetos a la patria

potestad prorrogada, al cesar esta, salvo que proceda la curatela; 4) de los menores que

se hallen en situación de desamparo.

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Discapacitado/a: Dicho de una persona: Que padece una disminución física, sensorial o

psíquica que la incapacita total o parcialmente para el trabajo o para otras tareas

ordinarias de la vida.

Estado Parte: Estado que ha consentido en obligarse por un tratado y con respecto el

cual tratado está en vigor.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura:

Estado Parte: Cualquier país que haya ratificado, aceptado, aprobado o se haya

adherido a este instrumento internacional, y que, por tanto, esté legalmente vinculado

por sus disposiciones.

Recuperado de: © UNESCO:

http://www.unesco.org/new/es/social-and-human-sciences/themes/anti-

doping/international-convention-against-doping-in-sport/states-parties/#topPage

4. Los argumentos o razones por las que creen que los textos soportan dichos

cambios, diferenciando las posturas de los autores y sus posiciones contrapuestas

En el seno de la aplicación de las normas de la Convención en el Parlamento Europeo

hubo alguna opinión desfavorable como la de Dominique Martin (ENF) que cita:

“Naturalmente, apoyo, en principio, ese enfoque. Pero no hay que engañarse, este texto

tiene un alcance totalmente diferente: ¡la creación de un mercado que afecta a 120

millones de personas, superando los 30000 millones de euros! Personalmente, como

discapacitado con discapacidad visual, quiero que este tema no sea instrumentalizado.

Por otra parte, lamento las dificultades semánticas que encuentra el texto sobre la

definición de la discapacidad. En efecto, la discapacidad es la suma de los déficits

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funcionales y/o cognitivos y no, como pretende el texto, la suma de los obstáculos que la

sociedad debe superar para que el discapacitado tenga una vida normal.”

Por ello, lamento que este texto dé lugar a una cacofonía normativa y, más ampliamente,

que instrumentalice la problemática de la discapacidad y de las personas con

discapacidad para justificar los mercados cautivos.”

(Dominique Martin, (30.7.2015), Propuesta de resolución del Parlamento Europeo)

Otro tipo de reticencias o reservas sobre el nuevo enfoque que se deriva de los preceptos

de la Convención, se pueden encontrar en lo manifestado por Antonio B. García Sabater

en relación a una posible modificación en la Constitución Española, así cita el autor:

“Lo bien cierto es que discapacidad significa menos capacidad, y un sector de la

población con discapacidad tampoco se siente cómoda con un término que pone el acento

en una posible falta de aptitudes y prefieren utilizar la palabra diversidad, que es más

positiva. Por lo que ya está empezando a ser sustituido la palabra discapacidad por el

concepto diversidad funcional. (…)En cualquier caso, no desatendiendo la importancia

de la cuestión terminológica, comparto la filosofía manifestada por la OMS en el año

2011 cuando afirmaba que el problema no es de lenguajes, sino que depende

principalmente de las actitudes de los individuos y de la sociedad en relación con la

minusvalía o discapacidad y es necesario recordar que los derechos de las personas con

discapacidad están reconocidos explícitamente en la constitución al ampararlas esta

"especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los

ciudadanos". (…) Pero por medio de la modificación del art. 49, no sólo se quiere

cambiar la terminología, sino que también se quiere dotar de un protagonismo especial

a las organizaciones representativas de personas con discapacidad, dándoles una

presencia constitucional como la que tienen los partidos políticos, sindicatos y patronales

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en los artículos 6 y 7. Con ello el gobierno conseguirá el apoyo de estas entidades (…)

Creo que para fomentar la inclusión social es más urgente e importante, y sería más

efectivo realizar políticas activas que mejoren las tasas de inactividad y desempleo del

colectivo.”

Por otro lado, en relación al Anteproyecto de Ley de 2018 varias autoras manifiestan su

opinión favorable como es el caso de María Paz García Rubio que cita: ªMe permito

recordar que el artículo 12 de la Convención de Nueva York obliga a los Estados

miembros al pleno reconocimiento de la capacidad jurídica de las personas con

discapacidad, sea esta del género que sea(…) Por lo tanto, no cabe ya eliminar la

capacidad de actuar en el mundo jurídico de esas personas mediante la utilización de

mecanismos representativos que suponen, en realidad, negarles su participación en la

dinámica de las relaciones jurídicas que les afectan, como hace el Código vigente(…) Ha

elaborado un texto que reconoce la plena capacidad jurídica de las personas con

discapacidad en su doble dimensión de titularidad y ejercicio. Se reconoce también, como

a cualquier ser humano, la autonomía para tomar sus propias decisiones en todos los

aspectos de su vida, sean de orden patrimonial o personal. Por consiguiente, solo a ellas

corresponde decidir si venden, compran, regalan, arriendan, etc., pero también si desean

casarse, tener hijos, vivir solos o acompañados o ingresar o no en un centro de asistencia

especializado (…) Como es lógico, se prevén los mecanismos de apoyo para que puedan

tomar estas decisiones en igualdad de condiciones que los demás. (…) Ante la falta o

insuficiencia de esas medidas preventivas se opta por confiar en la figura del guardador

de hecho (más equitativo sería decir guardadora, por ser esta la situación más frecuente

(…) Piénsese en alguien en coma profundo y duradero, o en ciertas enfermedades que

conllevan la ausencia completa de conciencia y voluntad. Entonces, y solo entonces, la

autoridad judicial podrá nombrar un curador representativo. En situaciones especiales

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se prevé también el nombramiento de un defensor judicial, y en todo caso se anticipan

mecanismos de control destinados a salvaguardar los derechos de la persona con

discapacidad”

Por su parte María José Alonso Parreño afirma que “El artículo 12 fue malinterpretado

por muchos países – también por el nuestro- hasta que el Comité internacional de

Derechos de las Personas con Discapacidad publicó su Observación General nº 1 en

abril de 2014, con el fin de clarificar y dar pautas en este cambio de paradigma que exige

la Convención. Se necesita modificar el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil

para derogar el modelo de sustitución en la toma de decisiones, e implantar un modelo

de apoyo en la toma de decisiones coherente con un modelo de discapacidad basado en

los derechos humanos. A partir de ahora las decisiones se tomarán en función de la

voluntad, gustos y preferencias de la persona, y no solo en su mejor interés. (…) En el

anteproyecto se suprime la incapacitación, sustituyéndola por un procedimiento de

provisión de apoyos. También se suprime la tutela para los mayores de edad y la patria

potestad prorrogada o rehabilitada. La curatela sin incapacitación previa se convierte

en la figura central, concebida como apoyo o acompañamiento (curatela asistencial) y

en casos excepcionales como traducción vital (curatela representativa). Se pretende

atender los aspectos personales y no sólo los patrimoniales. Se prefieren las medidas

preventivas y de autorregulación (poder preventivo, autocuratela) frente a las judiciales

(heteroregulación).”

Por otro lado, hay autores, que inciden más en otros aspectos relacionados con el derecho

a sufragio, así como a la accesibilidad social, autores que pertenecen a la comunidad

científica (encontrados a través de https://scholar.google.es/ ).

Alberto Anguita Susi:

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El profesor de la Universidad de Jaén cita: la superación del modelo proteccionista por

una progresiva extensión del pleno goce en cuanto a derechos de las personas

discapacitadas ha generado, al menos en el caso español, algunas disfuncionalidades no

exentas de polémica. Con la reforma de la Ley orgánica del Régimen Electoral (LOREG)

en 2018, se ha producido el cambio de un sistema en el que el juez determinaba en cada

caso el grado de “capacidad política” de la persona discapacitada en cuestión, a otro

en el que el legislador liberaliza el ejercicio del sufragio activo, dejando en duda

numerosos aspectos, relativos a las condiciones y los límites de dicho ejercicio, que

provocan indubitablemente una creciente inseguridad jurídica.

Marta Núñez López:

La abogada en el ámbito profesional relacionado con el Derecho de Protección de Datos,

así como de las Nuevas Tecnologías, el Derecho Civil en el campo de Daños y Vicios

constructivos, Derecho Penal y Derecho Administrativo alude a: La consecución de la

igualdad es y ha sido una dura tarea a lo largo de la historia. De hecho, a pesar de que

la situación actual es manifiestamente mejor que las pasadas, aún perviven situaciones

en las que podemos observar claramente la existencia de discriminación. Una de las más

importantes es la que se refiere a la discapacidad. En este sentido asistimos a la creación

de numerosas normas y documentos internacionales tales como la Convención de la ONU

sobre las personas con discapacidad, que intentan paliar esta situación. En este contexto,

uno de los indicadores más claros del avance de las sociedades en cuanto a la

eliminación de la discriminación es el análisis de la articulación de su sistema educativo,

tanto en lo referente a la integración como en lo referente a la accesibilidad. A esta labor

intenta contribuir este artículo

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5.Conclusiones

A pesar de que la Convención y las reformas están orientadas hacia las personas con

discapacidad, la sociedad de hoy en día denomina a este colectivo personas con diversidad

funcional.

En casi todos los Estados democráticos está permitido que los individuos con diversidad

funcional obtengan el reconocimiento de su precisa condición. Según el grado de

discapacidad que pueden sufrir, obtienen un certificado oficial en el que se cuantifica

dicho grado, permitiéndoles obtener ciertos derechos y facilidades para poder vivir su día

a día con total “normalidad”.

Denominar a estos afectados como personas que sufren una minusvalía se considera

ofensivo, independientemente del ámbito legal. Estas personas han de tener una vida

plena, pero muchas veces los derechos a la igualdad, la dignidad y la libertad de mujeres

y hombres que poseen algún tipo de discapacidad son olvidados.

Deben ser considerados como personas independientes que no precisan la ayuda de

terceros para actuar y tomar decisiones, en general. Dicho de otra forma y a efectos

concretos, son personas que han de tener el derecho y la voluntad en un ámbito de ser

libres ante la toma de decisiones.

En la convención promulgada por la ONU se pretende impulsar medidas con el objetivo

de alcanzar los derechos y las oportunidades de estos afectados, suponiendo la abolición

de las normas negativas de las personas que sufren algún tipo de incapacidad. La figura

legislativa debe conocer todas las necesidades de estas personas y proponer soluciones,

dentro de un marco legal, para que así estos afectados puedan gozar de una vida plena, en

19
el ámbito de ser iguales en condiciones, facultades, derechos e incluso servicios que el

resto de los ciudadanos y ciudadanas.

En vez de considerar el término discapacidad como un tipo de problema sanitario o de

dependencia en base a una ideología profundamente discafóbica (fobia obsesiva a toda

persona que padece una discapacidad, provocando el rechazo y la discriminación de este

colectivo). Bien es cierto que muchos casos estrechamente ligados a la discapacidad

necesitan una gran ayuda, pues se encuentran en una situación realmente dependiente,

pero no por estas razones deben ser vistos como peores personas o como personas

plenamente en situación de ser discapacitadas para el ejercicio de su capacidad jurídica.

De ahí la importancia de la figura del apoyo que la nueva normativa pretende impulsar,

con el fin de que el ejercicio pleno de sus derechos por parte de los discapacitados no

ponga en riesgo su “bienestar e interés”.

Esta discriminación se ve sobre todo en el campo político, sanitario, así como en el ámbito

laboral. Este hecho es profundamente injusto, pues hasta los propios órganos de justicia

democráticos promulgan que estos sujetos tienen que ser tratados de forma igualitaria y

equilibrada como cualquier otro individuo. Se deben tomar medidas en todo campo o

ámbito social, ya sea con medidas relacionas al acceso físico a servicios públicos

(hospitales, bibliotecas, parques, colegios), medios de locomoción (autobuses, metro,

trenes, etc.) o en cosas tan simples como en los medios de higiene y aseo personal, e

incluso la posibilidad de tener pleno acceso a la información que precisen a través de los

medios impresos y electrónicos que muchas veces no se les concede.

20
5. Bibliografía

Alberto Anguita Susi, 2019, Teoría y realidad constitucional, Nº 44 págs.

• https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7144174

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