Está en la página 1de 4

La muerte para la cultura griega

- Hades:
Hades, para los romanos Plutón, era hijo de Rea y Cronos, y era el Dios de las Tinieblas, de las
Regiones Subterráneas y del inconsciente, que habitaba en el hades, el inframundo griego.
Era un Dios Olímpico, hermano de Zeus y de Poseidón.

Participó en la lucha contra los Titanes, armado de un casco que le volvía invisible que le
entregaron los Cíclopes.

Su reino es una región desolada y triste a donde se trasladaban los muertos y muy alejado del
reino de los vivos, que recibe el nombre de Hades (igual que el del Dios) o también el de Erebo (o
genéricamente “los Infiernos”).

Acompañaban a Hades en su reino, su esposa Perséfone (Proserpina para los romanos), hija de
Deméter que había sido raptada por el dios cuando ella recogía flores en la superficie,
desencadenando un cantidad de males en la superficie provocados por la desesperación de su
madre al no poder encontrarla.

- Caronte:
El mito de Caronte dice que el barquero del inframundo era hijo de Nix y Érebo y que había nacido
en un tiempo tan antiguo, que no existía memoria posible para recordarlo. Nix era la diosa de la
noche y estaba dotada de una belleza tan abrumadora que hasta el mismo Zeus le temía. Ella era
hija de Caos y había estado presente en la creación misma del universo.

Érebo, por su parte, era el dios de la oscuridad y de las sombras. Reinaba sobre las nieblas
profundas que rodeaban los confines de la Tierra y hacía presencia en todos los lugares
subterráneos.

el nombre de este personaje significa literalmente ‘brillo intenso’. Se dice que las personas, apenas
un segundo antes de morir, muestran un brillo particular en su mirada. A eso alude el nombre del
barquero, que también se ha traducido como “el de mirada fiera” o “el de mirada de fuego”.

Se dice que quienes lo llamaban a cumplir con su deber eran las Moiras (el destino), sus hermanas,
quienes lo invocaban con furiosa impaciencia cuando alguien estaba a punto de morir. Era
entonces cuando Caronte llegaba a la orilla donde esperaba a las almas de los recientemente
difuntos, pero no todos ellos podían atravesar el río del dolor, o Aqueronte, con él. Las almas
tenían que pagar el paso con una moneda. Si los muertos no llevaban esa moneda, o si habían sido
sepultados de una manera inadecuada, debían quedarse vagando en los alrededores del río por
cien años. Pasado ese tiempo, Caronte les permitía cruzar sin pago.

Aunque el lugar donde Caronte permanecía era el río Aqueronte, también tenía derecho de
navegar por otros ríos del inframundo como Cocito, el río de los lamentos; Flegetón, el río del
fuego; Lete, el río del olvido; y Estigia, el río del odio.
- Can cerbero:
El Can Cerbero, era el perro de Hades, un monstruo de tres cabezas con una serpiente en lugar de
cola. Es un ser muy fiero con la forma de un perro de tres cabezas y una cola con serpientes. Los
ojos son rojos y están iluminados por una luz sobrenatural. De sus colmillos se desprende un
veneno negro y mortal.

Es temido por su fuerza y su agresividad a la hora de vigilar la puerta que tiene encomendada.
Cerbero guardaba la puerta del Hades (el inframundo griego) y aseguraba que los muertos no
salieran y que los vivos no pudieran entrar.

Era hijo de Equidna (monstruosa ninfa) y Tifón (divinidad primitiva relacionada con los huracanes.
Fue el último hijo de Gea, esta vez con Tártaro, el cavernoso vacío inferior), y hermano de Ortro. El
Hades es una región tenebrosa donde reinan Perséfone y Hades.

Tiene dos puntos débiles: la miel y la música.

- Perséfone:
Perséfone, hija de Deméter y Zeus, era la diosa griega de la agricultura y la vegetación,
especialmente el grano, además de ser la esposa de Hades, junto a quien gobierna el Inframundo.

Junto con su madre Deméter, se la asocia con la vegetación y el grano. Cuando adopta este
aspecto se la suele denominar Kore, que significa tanto "hija" como "doncella". En la mitología
griega, la diosa, como esposa de Hades, es la reina del Inframundo y adopta un nombre diferente,
Perséfone. En este aspecto se la entendía como la protectora de la otra vida.

Según la mitología, Hades, el dios del Inframundo, se enamoró de la hermosa Perséfone cuando la
vio recogiendo flores en un prado. El dios se la rapto.

Mientras tanto, Deméter buscó a su hija divina perdida por toda la tierra y aunque Helios o
Hermes le contaron lo que había pasado, siguió vagando hasta que llegó a Eleusis. Fue allí donde,
disfrazada de anciana, la diosa cuidó de Demofonte (o Triptólemo, que sería el que daría el don del
grano a la humanidad y le enseñaría la agricultura), el único hijo de Metanira, esposa de Céleo, rey
de Eleusis. Para recompensar a la familia por su bondad, Deméter se dispuso a hacer inmortal a
Demofonte poniéndolo en el fuego cada noche.

Deméter creó una gran sequía para convencer a los demás dioses de que liberaran a Perséfone
del Hades. Al ver que la sequía se iba cobrando cada vez más víctimas, Zeus acabó por mandar a
Hermes a persuadir a Hades de que dejase marchar a su novia mal habida. Sin embargo, antes de
renunciar a ella el astuto Hades puso una pepita de granada en la boca de la chica, a sabiendas de
que su sabor divino la obligaría a regresar con él. Al final, por llegar a un acuerdo, decidieron que
Perséfone sería liberada pero que tendría que regresar al Inframundo un tercio del año, o según
otras historias la mitad del año.
- Los funerales en la antigua Grecia
U na de las obligaciones más sagradas para los atenienses era dar digna sepultura a los muertos.
Las mujeres ungían el cadáver con aceite y lo vestían y amortajaban para exponerlo en la entrada
de la casa durante uno o dos días, en los que se recibía la visita de familiares, vecinos y conocidos.
Además, al difunto se le ponía un óbolo bajo la lengua para pagar su pasaje a Caronte, el barquero
de la laguna Estigia que lo llevaba a la morada de los muertos.

El cortejo fúnebre partía antes del amanecer, encabezado por una mujer con un vaso para
libaciones. Se dirigía hasta el cementerio en las afueras de la ciudad, donde se enterraba o se
incineraba el cuerpo. Luego, la casa y los familiares debían someterse a ceremonias de
purificación.

- La guía de las almas en los infiernos


Hermes, mensajero de los dioses y guía de las almas hacia el inframundo, aparece rodeado de los
espíritus de los difuntos que esperan a orillas del Estige para ser transportados por Caronte al
reino de Hades.

- Hipnos y Tanatos
En las tumbas, sobre todo las femeninas, se acostumbraba a disponer como ofrenda un tipo de
cerámica característico, el lécito, de color blanco y decorado con escenas apenas esbozadas,
muestra a los gemelos Hipnos y Tánatos levantando el cuerpo de un guerrero.

Según la mitología griega, Hipnos y Tánatos eran hermanos gemelos. Tánato o Tánatos (en griego
antiguo Θάνατος, thánatos, ‘muerte’) era la personificación de la muerte no violenta (incluso
suave) y, por su parte, Hipno o Hipnos (en griego antiguo Ὕπνος, hýpnos, que significa literalmente
‘sueño’ o ‘sopor’) era la personificación del sueño.

- Jueces del inframundo:


Los Jueces del Inframundo son tres reyes: Minos (mítico rey de Creta, hijo de Zeus y Europa.), Éaco
(rey mitológico de la isla de Egina en el golfo de Sáronico. Era hijo de Zeus y Egina, hija del dios río
Asopo) y Radamantis (sabio rey, el hijo de Zeus y Europa), que juzgan el corazón de las almas que
llegan al Hades y protegen la Cadena del Equilibrio. Solo aquellos que consideren dignos, entrarán
en el paraíso de los Elíseos.

- Los campos elíseos


Los Campos Elíseos es el paraíso para los muertos en el inframundo. Los Campos Elíseos están
reservados únicamente para los mortales virtuosos y héroes, Se decía que los únicos capaces de
enviar a los mortales a estos campos eran los dioses, o bien uno de ellos (Hipnos o Morfeo, que
podían dormir a cualquiera con su melodía); pero las leyes de los Campos Elíseos varían en
distintos textos clásicos. Elíseos es un valle rodeado de paredes, desde donde se pueden oír risas y
olor a putrefacto. Tiene barrios con hermosas casas de cada período de tiempo de la historia,
como villas romanas, castillos medievales y mansiones victorianas. También cuenta con flores de
plata y oro que florecen en los jardines, y hierba en colores del arco iris.
A estos campos se llegaba atravesando las aguas del río Aqueronte, el inframundo y más allá del
río Leteo. Se decía que los dioses descansaban en estas praderas libres de pecado, maldad y
deseos terrenales. En este lugar de paz no se conocía la muerte; pero, a pesar de la condición
eterna de la estancia de las almas en los Campos Elíseos, algunos mitos incluyen la oportunidad de
regresar al mundo de los vivos, cosa que no muchos hacían.

También podría gustarte