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HUMILDAD

El término humildad (deriva del latín hŭmĭlĭtas,1 ātis, f. humilis,2) Hace referencia a la tierra
—humus— a su proximidad tanto en un sentido físico como metafórico. Por ejemplo, un
campesino está más próximo a la tierra que un aristócrata. Se aplica a la persona que
tiene la capacidad de restarle importancia a los propios logros y virtudes, y de reconocer
sus defectos y errores.

Humildad como virtud[editar]


Miguel de Cervantes dice en Coloquio de los perros que:

La humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea.3

Opina así el «príncipe de los ingenios» que la modestia y la discreción mejoran las demás
virtudes y enriquece la personalidad.

Desde el punto de vista virtuoso, consiste en aceptarnos con nuestras habilidades y


nuestros defectos, sin vanagloriarnos por ellos. Del mismo modo, la humildad es opuesta a
la soberbia. Una persona humilde no es pretenciosa, muy interesada,
tampoco egoísta como lo es una persona soberbia, quien se siente autosuficiente y
generalmente hace las cosas por conveniencia.

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