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RK ele Lerma-Santiago durante el Formativo y el Clasico temprano Precisiones cronoldgicas y dinamicas culturales Laura Solar Valverde = Editora INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA ‘Seminario-Taller sobre Problematicas Regionales (2°: 2005 Septiembre 19-22: Guadalajara, Jal.) El sistema fluvial Lerma-Santiago durante el Formativo y el Clasico temprano: precisiones cronolégicas ¥ dinamicas cutturales / editora Laura Solar Valverde. ~ México: Instituto Nacional de Antropologia é Historia, 2010. 344 p.: fotos il; 28 cm. ~ (Coleccion Cientiica; 565. Serie Arqueologia} ISBN: 978-607-484-120-6 |. Cuenca Lerma‘Santiago ~ Arqueologia - Seminarios. 2. Arqueologia — Occidente de México — Seminarios. 1, Solar Valverde, Laura, ed. It Z LC: F1296 / $45 / 2005 Portada: Figurila femenina con bebé en brazos, tradicion de tumbas de tiro, Cerro del Tet, Zacatecas. Primera edicién: 2010 © 0. Instituto Nacional de Antropologia e Historia Cordoba 45, col. Roma, c.r. 06700, México, DF. sub_fomento.cncpbs@inah gob. mx ISBN 978-607-484-1206 Todos tos derechos reservados, Queda prohibida la reproduccién total © parcial de esta ‘obra por cualquier medio © procedimiento, comprendidos la reprografia el tratamiento Informatico, ta fotocopia 0 1a grabacién, sin la previa autorizacion por escrito de los titulares de los derechos de esta edicion Hecho e impreso en México 7. TUMBAS DE TIRO EN LA TIERRA CALIENTE MICHOACANA Y LA TRADICION OCCIDENTAL DE LAS TUMBAS DE TIRO MA. DE LOURDES LOPEZ CAMACHO ‘SALVADOR PULIDO MENDEZ DECCION DE SALVAENTO ARQUEOLOGICO, INAH Uno de los rasgos culturales caracteristicos de una zona del occidente de México, ligado en cierta manera al curso del rio Lerma-Santiago, es la conocida tradicion de tumbas de tiro; no obstante, construceiones mortuorias localizadas en el rea de la Tierra Caliente de Michoacén, ‘que pueden verse como similares a aquéllas, nos dan motivo para discutir sobre la extensién de tal tradicién, su cronologia y, en todo caso, la pertenencia de estas tumbas a la costumbre sefialada. Durante los trabajos arqueol6gicos empren- didos en 1998, a consecuencia de la construe- cién de la carretera Morelia-Lizaro Cardenas, fueron localizadas tres tumbas en las cercanfas de Gambara; posteriormente, a principios del afio 2005, se excavaron otras tumbas en las inmediaciones de Apatzingin, dentro de un reseate propiciado por la ampliacién de la ca- rretera Nueva Italia-Apatzingén (Figura 1). Si bien estos hallazgos no resultan especialmente espectaculares, s{ nos inducen, como deciamos, a replantear algunas cuestiones en torno a esta modalidad de culto a los muertos. Las tumbas de tiro. Formas y modos Parece haber una idea generalizada sobre el concepto de tumba de tiro que, como lo men- ciona Valdez (1994:98): [uJ se compone de dos partes principales: un ozo vertical, o tiro que se excava en el subsuelo hasta Wegar a una profundidad deseada; de donde se desvia la excavacién hacia un costado para abrir un nicho, 0 cémara mortuoria. Alli se deposita al o a los muertos con sus respectivos ajuares. O.sele hace caso a Michael Smith quien, con mayor precisién, indica que las tumbas de “tiro profundo y cdmara” tienen dos caracteristicas bésicas que las definen: el tiro profundo verti- cal y la cémara mortuoria localizada a uno de los lados del tiro (Smith 1978:180). Si esto dltimo se toma al pie de la letra dificilmente podrfamos incluir aqui las que nos ‘ocupan; pero si como parte del mismo complejo sefialamos simplemente la existencia de un tiro —es decir, una oquedad vertical, cilindrica 0 cuadrangular— asociado a una cémara mor- tuoria, excavados en el suelo, las que aqui tratamos son también tumbas de tiro.' Parece que esta posicién es compartida por otros investigadores, ya que en algunos de los textos que se refieren a las tumbas de tiro incluyen aquellas similares a las que dan pie al presen- te trabajo (véase Corona Niifiez 1954, 1955; * Incluso el propio Valdez (1994) sefiala en su trabajo una tumba.“ée falco tiro” ya que este elemento no esté ‘aramente definido, aunque si la cémara que 2 él se ‘soca 152 + Ma. De LouRDEs LOPEZ CAMACHO ~ SALVADOR PLLDO MENDEZ Figura 1 La planicie de la Tierra Caliente de Michoacén y la ubicacin dels sitios mencionados, Noguera 1955, Rodriguez. 1998, Valdez 1994). Incluso, Oliveros (2004:43) sugiere una tradi- cién mayor, la de “hacedores de tumbas”, que abarea diferentes formas de construcciones mor- tuorias siempre y cuando sean subterraneas y en huecos hechos ex profeso. Sin tomar posicién con respecto a lo amplio del concepto propuesto por Oliveros, soste- memos que las tumbas que mencionaremos estén indudablemente dentro de la tradicion de construcciones de tiro y c4mara mortuoria, si bien podriamos lamarlas, como en otros casos se ha hecho, tumbas tipo botella o botellén, esto [J aquella cavidad excavada en la roca madre ‘con una estructura que en superficie comienza por una boca circular que origina un pequefio tiro y que se abre directamente en una cémara més amplia que la entrada (Pulido 20007159]. Las tumbas de Tierra Caliente Hasta el momento hemos localizado ocho ejem- plares de estas tumbas en diferentes lugares, dos de ellos reconocidos como sitios arqueo- Vogicos, el otro, un asentamiento prehispanico desde Iuego, no ha sido establecido como tal, pues se desconocen su ubieacién asi como sus caracteristicas especificas, debido a que aparen- temente se encuentra bajo la actual poblacién de Gambara, en el municipio de Magica —con cabecera en Nueva Italia. a) El sitio Santo Domingo Este es un asentamiento cuyos vestigios se ‘encuentran alineados sobre las terrazas medias y altas de la cuesta derecha que encajona al rio EI Marqués, afluente del Tepaleatepec. Entre sus componentes se observan cimentaciones rectangulares y circulares, pequefias plataformas de piedra, un seneillo conjunto arquitect6nico a modo de acrépolis, asi como un recinto para la préctica del juego de pelota; muchos de los cuales fueron afectados severamente por la construceién de la autopista Morelia-Lazaro Cérdenas. En el extremo norte del sitio se loca- liz6 una tumba dentro de los terrenos planos habilitados para el cultivo. Tenia una boca ‘TUMBAS OE TRO EN LA TIERRA CALENTE MIOHOACANA... + 153, cercana a 1.20 metros de didmetro, aunque estaba alterada como consecuencia del saqueo que sufti6; la profundidad del tiro era minima —veinte centimetros— en tanto que el fondo de la tumba estaba a 1.62 metros, contados a partir de la superficie del terreno. La cémara era irregular ya que era més amplia hacia la parte media que en el fondo, mostrando 2.34 y 1.80 metros de didmetro aproximadamente (Figura 2). Figura 2. Planta y cortes de la Tumba 1 del sitio Santo Domingo. 154 6 MA DE LouRoes LOPEZ CAMACHO ~ SALVADOR PLLIDO MENDEZ b) Gambara tras dos tumbas se encuentran dentro del poblado de este nombre, en los respectivos solares de dos casas; la cereania que guardan entre si nos leva a pensar que se trata de un conjunto, lo cual no significa que no puedan existir otras més en sus inmediaciones. La primera de estas dos tumbas (Tumba 2, dentro fe del registro del Proyecto Carretera Nueva Italia-Lazaro Cardenas), tenia una boca de 1.36 ‘metros de didmetro maximo, aunque el cuello, menos alterado que el de la sefialada anterior- mente, era s6lo de 0.60 metros de diémetro; la ‘cdmara era visiblemente ovoide (2.88 por 1.90 metros) y su piso se encontraba a 1.80 metros de profundidad (Figura 3). Figura 3. Planta y corte dela Tumba 2 del Proyecto Arqueoldgico Carretera Nueva Italia-Lizaro Cérdenas, ‘Ubieada en el poblado de Gamibara, TUMAS DE THO EN LA TIERRA CALENTE MICHOACANA Figura 4. Pczas localizadas en el interior dela Tumba 2 del Proyecto Arqueol6gico Carretera Nueva Italia-Lizaro Cardenas, segin informante. Como la de Santo Domingo, y al igual que la siguiente, esta tumba se detect6 saqueada, aunque para nuestra “fortuna” uno de los profanadores de la tumba resulté ser nuestro peén y nos dio alguna informacién al respecto, regalandonos ademés una fotografia del conte- nido de la misma expuesto sobre una mesa =sin el material 6seo—; asi, se cuentan tres céntaros de cuerpo ovoide, de cuello corto, con labios evertidos y boca estrecha; cuatro ollas de cuerpo globular, de cuello corto, con labios evertidos y boca amplia; una vasija de cuerpo compuesto, de cuello corto, labios evertidos y boca estrecha; un cajete simple, de paredes rectas y fondo e6neavo; un moleajete tripode de paredes rectas y fondo céncavo; dos mazas semiesféricas de piedra (una verde y otra negra); una punta de proyectil de pedernal de forma ojival de pedinculo ancho semicircular; un cuchillo o punta de proyectil de forma foliécea de obsidiana; otros dos o tres objetos de ob: diana no identificables; una concha de moluseo bivalvo, con un agujero hacia el umbo; tres pequefios caracoles del género Oliva, aparente- mente; tres sartales de cuentas de concha con dos pendientes circulares;? otras cuentas y ca- racoles pequefios sueltos (Figura 4). La segunda tumba de Gémbara, diez metros al este de la anterior, como se indicd, ademas del saqueo que sufrié, se encontraba alterada por la construccién de la pared de una fosa séptica; present una boca de 0.80 metros de didmetro, un tiro de entre 0.65 y un metro de profundidad, que se confunde con la pared de la propia cémara, la cual aleanza 1.96 metros de profundidad, tiene una forma irregular cuyas medidas extremas son 2.38 por 1.85 me- tros. Aunque el fondo de la misma es horizontal como las otras, ésta presenta hacia el centro ‘una horadacién casi circular (0.60 por 0.80 me- tros) de 0.10 metros de profundidad. De acuerdo con la cronologia asignada al sitio Santo Domingo mediante los resultados de los andlisis ceramicos, éste fue ocupado princi- palmente en el periodo Postclésico, por lo que ? No sabemos con exactitud si esta fue Ia colocacién original de estor materiales, descrbimos sélo lo que aparace en la Totograia que nes fue mostrada +155 156 + MADE Lounoes LOvE2 CaMAcHO ~ SALVADOR PuLIOO MENoeZ la primera tumba debe corresponder, probable- ‘mente, a tal época; por su parte, los materiales obtenidos de la Tumba 2 de Gambara la colocan también en la misma cronologia, y es posible que la tumba cereana a ésta se ubique también hacia tal periodo. ©) Elssitio El Orej6n En las cereanfas de Apatzingén, en la orilla del valle, préximo a su descenso hacia el rio El Orején, se encuentra este mas 0 menos peque- fio asentamiento, compuesto de varias terrazas con evidentes cimentaciones rectangulares.s En. la parte norte de la terraza més alta fue localizado un conjunto de cinco tumbas que de forma general se muestran idénticas, aunque cada una tiene sus propias earacteristicas como describiremos en seguida. Debemos resaltar que en la superficie no mostraban ningin indicador visible de su existencia. Tumba 1. Present un tiro que habia sido modificado a consecuencia de la introducci6n de una retroexcavadora; originalmente la en- trada era circular, de unos 0.80 metros de didmetro, sin que pudiésemos conocer la profundidad del tiro, por los motivos antes referidos. Esta tumba no fue excavada pues se presentaba azolvada desde muy arriba, y el insuficiente tiempo del que disponfamos no nos permitié detenernos en ella. Tumba 2. Se observ que contaba con un tiro de forma casi circular, aunque a medida que se profundizaba se cerraba un poco y perdia su forma regular, de tal manera que en la superficie tenia un diémetro aproximado de > demés de los rasgos que aqui describimos se localizan ‘otros hacia el noreste,atravesando el rio. Consisten tam” bién'en alineamientos de. piedras, terrazas, pledras con ozuelos y uno © dos probables monticuos, entre otros ‘Asimismo, cabe la pesiblided de que exletan otros ele- rmentos en las proximidades de éstos. 1.15 metros en tanto que al final del tiro (de 0.40 a 0.55 metros de longitud) era de 0.95 metros en promedio, Esta tumba presentaba menos relleno que la anterior, y aunque en el fondo se vefa basura moderna, fue excavada ‘con la idea de que entre el azolve podriamos ‘encontrar evidencias de las probables ofrendas que los asumidos saqueadores hubiesen dejado, asi como el material 6seo de los entierros. Desafortunadamente para nuestros obje- tivos, lo anterior no sucedié, es decir, no se localizaron ni huesos humanos ni material cerdmico 0 Iitico dentro del azolve. iste todavia aparecié a la profundidad de 3.26 metros a partir de la superficie del suelo, mezelado con basura moderna, entre ella fragmentos de dotellas de vidrio de refreseo. En tanto, la estructura misma de la tumba nos caus6 un gran desconcierto, ya que luego del tiro, el cual perforaba una capa de material duro y compacto en el que se mezclaba tierra y grava con alguna sustancia caliza, comenzaron a aparecer capas alternadas de arena suelta y sedimentos més 0 menos resistentes y compac- tos de poco espesor, de aqui que no pudiésemos detectar la forma precisa de las cavidades 0 cémaras de las tumbas; ya que, ademés, hacia todos los rumbos parecfan tener continuidad, pues la tierra que removiamos era igual en todas direcciones, observindose grandes huecos tineles que, atendiendo a la inestabilidad del suelo y la profundidad a la que estabamos, se tormaba ya riesgosa. Posteriormente nos daria- ‘mos cuenta de que las cémaras originalmente excavadas habian sufrido continuos colapsos del techo, que finalmente deshicieron la estruc- tura primaria, La profundidad que se alcanz6 en esta tumba no corresponde al piso de la misma, ya que desde unos 0.50 metros antes comenzaron aparecer dentro grandes piedras de basalto, lo cual impedia seguir excavando més abajo, complicando més las condiciones de seguridad, y dado lo escaso de los datos obtenidos, asi como su poca confiabilidad, decidimos no continuar. Tumba 3. Esta fue excavada debido bésica- ‘mente a que presenté un tinel de conexién con una de las cdmaras de la Tumba 4, que fue explorada antes que esta Tumba 3. Presenté el tiro més profundo de las tumbas exploradas ya que tuvo una longitud de 1.70 metros aproxi- madamente, siendo su didmetro variable ya que hacia la superficie era més amplio, cercano a 1.20 metros, en tanto que hacia la parte terminal era de s6lo un metro; sin embargo, la boca del tiro fue la menos regular. Este fue construido en el mismo sedimento conglomerado que se mencion6 para el caso de la tumba anterior (Figura 5), La cémara no fue del todo definida ya que la descamacién de sus paredes y parte del techo propicié que se perdiera este dato; suponemos, no obstante, que debié ser cercana a la forma semicircular; por tanto, debié tener una altura maxima aproximada de 0.90 metros. Al centro del piso se encontré una horadacién de forma TUMEAS DE TRO EN LA TIERRA CALENTE ICHOACANA... #157 circular cuya boca tenia 0.80 metros de diéme- tro, sin que localizéramos su fondo. No aparecié material alguno sino en los sedimentos con que estaba azolvada la cimara, por lo cual no podriamos asegurar que se trata de material in situ, éste consistié basicamente de fragmentos de cerémica. Por otro lado, en el piso se encon- traron algunas grandes piedras basélticas, sin que detectéramos relacién alguna con un evento determinado. El tiinel mencionado conecta la cémara de esta tumba en su parte norte con el lado sur de la cémara oriental de la Tumba 4. Tiene una ongitud que varia entre 2.5 y tres metros, su seccién es casi circular, excepto en el piso, tiene entre 0.50 y 0.60 metros de didmetro, aunque hacia su uni6n con la Tumba 3 se abre conside- rablemente. Fue hecho de manera totalmente intencional ya que fue excavado en el conglo- merado duro, incluso, parecia no haber sido afectado por la descamacién del techo como en otros casos. Tumba 4. Localizada unos tres metros al norte de la anterior, se trata de una tumba de doble Figura 5. Corte de las Tumba 3 y 4 del sitio El Orej6n, asf como el tinel que las une. 5B» Ma DE LounDes Lorez CauAcHO ~ SALVADOR PULIDO MENOE2 camara y doble tiro, que por algin motivo fueron unidos deformando la entrada. Solo la cimara oriental fue excavada, dado que era la que presentaba una estructura arquitecténica més definida, puesto que al término del tiro se ampliaba en una cémara de techo esférico. Asi, la entrada tuvo una longitud maxima de 2.32 metros y un ancho maximo de 1.50 me- tros. El tiro de ambas cémaras debié tener mas de un metro de profundidad.s En el caso de la cémara oriental, como deefamos, al término del tiro éste se abre en una bien elaborada forma esférica, aunque en planta no es del todo regu- lar; no obstante, luego de unos pocos centi- metros, la estructura de la cémara vuelve a perderse a consecuencia de la descamacién de los sedimentos arenosos. A pesar de ello, en este caso fue encontrado el piso de la cémara, que se ubicé a la profundidad de 3.04 metros a partir del nivel del suelo. Los materiales arqueolégicos extraidos guieron siendo fragmentos ceramicos obtenidos de entre el azolve, por lo que no podemos definir sialguno de ellos se presentaba in situ. Tumba 5. Se ubica hacia el extremo norpo- niente del sitio, apenas arriba de la inclinacién abrupta del terreno para bajar al rio El Orején. En la superficie presenta una boca de forma irregular (1.04 por 0.80 metros) y su tiro es poco profundo, entre 0.30 y 0.40 metros. Al final del mismo, la cémara se abria presentando tuna forma que no pudimos definir debido al colapso de diversas partes del techo. Su cémara tenfa cerea de 15 metros de didmetro, sin ser regular; el piso de la misma estaba a 2.08 metros de profundidad desde la superficie del suelo. A 1.95 metros de profundi- * Esta cira es dada considerando que la primera capa de suelo habia sido removida del lugar, por lo que solo se Dudo medir con certidumbre part cel sedimento congo Imerado en el cual fueron excavados ls tras. En todo caso, 2 esta medida habria que agregar entre 0.30 y 0.40 metros, ‘que corresponderian al espesor de la capa I, para tener la Profundidad completa de los tiros de esta Tumba 4, didad fueron localizados unos dientes humanos, por lo que tratamos de nivelar la capa de tierra para que esto permitiera una mejor posibilidad de maniobras, dado lo estrecho de la cavidad. Sin embargo, al retirar la tierra de la parte noroeste de la propia cémara aparecieron otros hhuesos humanos, a 1.73 metros de profun- didad, Jo cual nos hizo concebir la idea de que probablemente se trataba de un osario, pues no habfa relacién entre éstos y los primeramente descubiertos. De tal manera que comenzamos excavando estos tiltimos (Figura 6). Se detect6 parte de la calota de un créneo (erneo 1”), del que posteriormente se obtuvo el eriineo facial y parte de la base, asi como una porcién del occipital de un segundo crineo. Habia ademés algunos fragmentos de huesos argos localizados entre los fragmentos de este erdneo. Hay que agregar que las condiciones de conservacién de estos materiales eran pésimas, ya que incluso al explorarlos con brocha fécil- mente se fracturaban. Todo este conjunto se encontré a la profundidad de 1.73 y 1.80 me- tros. El créneo 1 tenfa una acusada deformacion tabular erecta. Entre este créneo y el otro frag- mento ya dicho (“créneo 2”) se encontré parte de una tapadera semejante a las que Kelly (1947) define como tipo Capiral; asimismo, aso- ciado a estos créneos fue localizado un pequefio cajete de silueta compuesta con la ancha boca hacia arriba, de color naranja y con acabado ceroso (Figura 7). Bajo estos restos aparecieron otros que se desplazaban més bien hacia las paredes norte y este de la tumba, tratandose de algunas costi- las, extremidades y parte de los coxales; asi como otro fragmento de créneo y parte de una mandibula que presentaba los dientes limados en forma de “cola de golondrina”. Algunos de ellos tenian disposicién anat6mica, pero en si el conjunto no la mostraba, parece haber sido removido para la colocacién de otro enterra- Tuas DETIO EN LA TIERRA CALIENTE MICHOACANA... © 159) miento. El tinico material arqueolégico asociado @ estos restos dseos fue un fragmento de navajilla prismética secundaria de obsidiana de color gris. Hubo un tereer erdineos que correspondia al esqueleto de un individuo del que fue locali- zada la mitad superior del cuerpo, aunque muy incompleto; fue el nico que mostraba una franca disposicin anatémiea, en términos gene- rales, en dectibito dorsal extendido con el eréneo facial hacia el zenit, y en lamentable estado de conservacién; de cualquier manera se pudo apreciar que también presentaba deformacién raneana del mismo tipo que el anterior. Su profundidad general iba de 2.10 a 2.25 metros, * En realidad este crénes fue el primer resto Sse en- contrado en esta tumba, pero su posiién, y por tanto su, turmo de excavacién, orginé que fuera el tercer, ‘Figura 6. Planta de los elementos localizados encl interior dela Tumba 5 de El Oren, colocado directamente sobre el piso y sin ofren- da asociada. En resumen, los contextos en el interior de las tumbas no se mostraron muy removidos, ‘excepto la Tumba 2 que, como deciamos, con- tenfa material moderno hasta muy avanzadas profundidades. Esto puede comprobarse por el hecho de haber localizado materiales éseos y cerémicos in situ dentro de la Tumba 5. Por otra parte, el hecho de no haber loca- lizado elementos arqueotégicos dentro de las otras tumbas excavadas, excepto las. propias estructuras, nos leva a plantear lo que la arquedloga Maria Antonieta Moguel (comuni- cacién personal, 2005) nos indicara sobre la posibilidad de que la mayor parte de éstas no haya sido utilizada, esto es, fueron construidas pero no fueron ocupadas. 1160 Ma. De Lournes Lovez CauAcHo~ SALVADOR PULIDO MENEZ nto de los erineos 1y 2 de a Tumba 5 de "Sa Cote. El Orejn, in situ, Obsérvense el eaeteyel fragmento de tapa entre los mismos. Asimismo, estos datos nos ayudan a con- firmar que las tumbas de este sitio forman un conjunto, como en otros lados se ha visto, y que se localizan en una parte relevante del propio asentamiento aunque en el mismo no existe otra evidencia que pueda sugerir que se trata de inente en la regién, ya que no se localize monticulo alguno ni otra construecién de relevancia Del mismo modo, la composicion del sitio, las cualidades de los materiales y una gran cantidad de manos de moler, nos indican que el lugar es mas bien un sitio habitacional, lo cual coincide con el contexto de las tumbas locali- zadas en otros lugares. un sitio pro1 Distribuci6n de las tumbas de tiro un hecho ya conocido por quienes se han dedicado a la arqueologia del oceidente de Mé- xico que entre esta area y el norponiente de Sudamérica hay algunas coincidencias, una de las cuales es la presencia de este tipo de tum- bas. De tal manera, desde que Long y Taylor publicaron un articulo en 1966 sobre las secuencias arqueolégicas del occidente de Mé- xico,6 todos los autores apuntan la semejanza de este tipo de rasgos en ambas rea: During the Early Classic Period of the Valley of ‘Mexico, Indians in the States of Colima, Jaliseo and Nayarit developed an elaborated burial com- plex of shaft-tombs which contained multiple burials and hollow clay figurines. This was a development generally unrelated to that in the Valley of Mexico —in fact it resembled develop- "Es notorio, sin embergo, que diez alos antes de esta fecha los trabajos de Corona tnez y de Noguera ctados aqui Ye habian hecho referencia. al parecido de las tumbas de Nayarit y Jalisco con las de algunas regiones sudameric- ‘ments in Central and Northern South America [Long y Taylor 1966:1456].” No es el objetivo de este trabajo abordar el tema del origen del rasgo, para ello proponemos tuna revisién de los autores antes mencionados, asf como de Furst (1967) y Smith (1978); ademés habria que definir la conexion existente entre las tumbas localizadas en El Opefio y las tumbas de tiro y cémara, asf como las crono- logias de tales estructuras en ambas regiones (Oliveros 1989, 2004; Oliveros y de los Rios 1993). De cualquier manera y volviendo al oceidente de México, los autores de aquella época coin- cidian en que la expansién de este tipo de elemento funerario se encontraba en los actua- les estados de Colima, Jalisco y Nayarit. Sin embargo, investigaciones més recientes han proporcionado datos que amplian la presencia de este rasgo a otras partes de México, particu- larmente Zacatecas (Cabrero 1991, Lopez y Cabrero 1994, ver capitulos 8 a 11 en este volu- men) y el norte de Michoacén en el sitio de Huandacareo (Macias 1990), por un lado, en tanto que, por otra parte, se han localizado nuevas evidencias de las mismas en aquellos estados (Galvin 1991, Kelly 1978, Olay 1993, Ramos y Lopez 1996, Valdez 1994, entre otros; ver capitulo 6 en este volumen). Otra caracteristica generalmente aceptada que suele acompafiar a las tumbas de tiro de Colima, Jalisco, Nayarit y Zacatecas es la de po- seer figurillas huecas. Parece que esto no es siempre asi ya que, de acuerdo con los datos de Ratil Barrera (comunieacién personal, 2005) en el sitio La Playa, en Io que serd el vaso de la “Durante el periodo Cisico temprano del valle de México los indigenas de los estados de Colima, Jalisco ¥ Nayarit

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