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SENTENCIAS DICTADASS POR DISTINTAS SALAS DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA QUE

HAN MARCADO PAUTAS EN MATERIA DE FAMILIA.

I. EN MATERIA DE DIVORCIO.

1. POSICIONES DOCTRINALES SOBRE EL DIVORCIO.

 Divorcio sanción: Ha sido la visión tradicional del divorcio.


Punto de partida: el hecho de que respecto de la mayoría de los deberes conyugales
(cohabitación, fidelidad y socorro espiritual) no cabe su cumplimiento compulsivo (impuesto
por una sentencia judicial).
Se entiende así como una sanción al cónyuge culpable, en razón del incumplimiento de los
deberes conyugales.
Siendo el divorcio una sanción, se requiere plena prueba de la causal de divorcio invocada.
 Divorcio remedio: visión más moderna acerca del divorcio. La protección al matrimonio cede
a la voluntad de los cónyuges y a la situación familiar.
Se entiende al divorcio como un remedio a una situación familiar insostenible e irremediable.
Siendo un remedio, no requiere plena prueba y el juez pude sacar conclusiones a partir de
las conductas procesales y extra procesales de las partes.

2. EVOLUCIÓN DE LAS JURISPRUDENCIA EN RELACIÓN CON LAS POSICIONES


DOCTRINALES SOBRE EL DIVORCIO.

Tribunal: Sala de Casación Social.


Sentencia: 519.
Fecha: 29 de noviembre de 2000.
Expediente: 2000-0297.
Asunto: Recurso de casación interpuesto por Ricardo Orellana Anzola.
Motivo: Divorcio.

Primer señalamiento que se hace a la tesis del divorcio remedio.

Se trata de un juicio de divorcio que es declarado con lugar en primera instancia; la sentencia del
superior confirma y la demandada perdidosa intenta recurso de casación.

“Las normas sobre el divorcio deben, en general, entenderse de manera favorable al


mantenimiento del vínculo; sin embargo, cuando la vida familiar luce irremediablemente dañada,
es necesario recurrir al divorcio, como remedio que en definitiva es socialmente mejor que la
perpetuación de una situación irregular, y la finalización del juicio, es favorable a ambas partes,
aun contra su voluntad”. <Destacado y subrayado añadidos>

Tribunal: Sala de Casación Social.


Sentencia: 192.
Fecha: 26 de julio de 2001.
Expediente: 2001-0223.
Asunto: Recurso de casación interpuesto por Víctor José Hernández Oliveros.
Motivo: Divorcio.

Se invoca la tesis de divorcio remedio. En esta ocasión se hace referencia a la aplicación de la


tesis del divorcio remedio.
Se trata de un juicio de divorcio en el que la Corte Superior del Tribunal de Protección modifica la
sentencia dictada en primera instancia y declara con lugar el divorcio.
Es de hacer notar que una de las causales invocadas en la demanda es la injuria grave y las
mismas son demostradas por el actor; la demandada, para enervar la pretensión, alega, sin reconvenir –

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con lo cual da a entender que persigue mantener el vínculo matrimonial - que ella también fue objeto de
injurias graves por parte de su cónyuge.

“El antiguo divorcio–sanción, que tiene sus orígenes en el Código Napoleón ha dado paso en la
interpretación, a la concepción del divorcio como solución, que no necesariamente es el resultado
de la culpa del cónyuge demandado, sino que constituye un remedio que da el Estado a una
situación que de mantenerse, resulta perjudicial para los cónyuges, los hijos y la sociedad en
general.
Esto se evidencia de la inclusión, como causal de divorcio, de la interdicción por causa de
perturbaciones psiquiátricas graves que imposibiliten la vida en común, pues en tal situación no
puede pensarse en culpa, sino en una aflicción que necesita ser resuelta; e igualmente incide en
la interpretación de las otras causas de divorcio establecidas por la ley.
La existencia de previas o contemporáneas injurias en las cuales pueda haber incurrido el
cónyuge demandante, darían derecho a la demandada a reconvenir en la pretensión de divorcio,
pero de manera alguna pueden desvirtuar la calificación de injuriosa dada por el Juez a las
expresiones y actos de la demandada; por el contrario, hacen más evidente la necesidad de
declarar la disolución del vínculo conyugal.
Los motivos de la conducta del cónyuge demandado, por las razones antes indicadas, no
pueden desvirtuar la procedencia del divorcio; por consiguiente, las evidencias a las cuales se
refiere la denuncia no son capaces de influir en lo decidido y la omisión parcial del examen de las
pruebas no impidió a la sentencia alcanzar su fin.
Por el contrario, cumpliendo con el deber de hacer justicia efectiva, el Estado debe disolver el
vínculo conyugal cuando demostrada la existencia de una causal de divorcio, se haga evidente la
ruptura del lazo matrimonial.
No debe ser el matrimonio un vínculo que ate a los ciudadanos en represalia por su conducta,
sino por el común afecto; por tanto, las razones que haya podido tener un cónyuge para proferir
injurias contra el otro, sólo demuestran lo hondo de la ruptura y la imposibilidad de una futura vida
común. En estas circunstancias, en protección de los hijos y de ambos cónyuges, la única
solución posible es el divorcio”. <Destacado y subrayado añadidos>

Tribunal: Sala Constitucional.


Sentencia: 446.
Fecha: 15 de mayo de 2014.
Expediente: 2014-0094.
Asunto: Revisión de la constitucionalidad impetrada por Víctor José de Jesús Vargas Irausquín.
Motivo: Divorcio 185-A.

Se trata de una solicitud de divorcio basada en el artículo 185-A en el que el juzgado de Municipio
abrió un contradictorio luego de que la demandada se opusiera a la solicitud. Se produce, entonces, un
avocamiento de la Sala Civil quien declara la nulidad de lo actuado y la sentencia de divorcio dictada, y
ordena el archivo del expediente. El solicitante intenta recurso de revisión constitucional ante la Sala
Constitucional, quien dicta la sentencia y modifica el contenido del artículo 185-A del CC, cambiando el
procedimiento allí pautado.

“La norma en cuestión regula lo referido a la figura del divorcio, bajo el especial supuesto según el
cual, producto de la ruptura de la “vida en común” se genera la separación de hecho alegada por
alguno de los cónyuges por más de (5) años, procediendo la declaratoria del mismo, siempre y
cuando el otro cónyuge convenga en ello y no exista negativa del mismo u objeción por parte del
Ministerio Público.
(…)

Así, el tema de fondo versa sobre la interpretación constitucional del artículo 185-A del Código
Civil y la ponderación de derechos y garantías constitucionales, como los contenidos en los
artículos 75 y 77 constitucionales, los relacionados con las libertades del ser humano y el acceso a
la justicia y la tutela judicial efectiva, cuya importancia –vale resaltar– no se limita al orden público
vinculado con la protección de la familia y el matrimonio; sino también comprende los derechos al

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debido proceso y a la defensa en procedimientos donde el control probatorio de los hechos
deviene en fundamental y en los cuales las conductas procesales individuales no pueden
condicionar el desarrollo y final resolución del iter procesal, esto es, en el que una de las partes
pueda unilateralmente poner fin a un proceso instado por la otra. Es por ello que la Sala al revisar
la ratio de la decisión cuestionada en revisión y de la decisión apelada, requiere hacer una
interpretación “conforme a la Constitución” del mencionado artículo 185-A, de cara al orden
público, vinculado al estado y capacidad de las personas (p.ej.: la familia y el matrimonio), así
como respecto a los efectos procesales vinculados a las acciones judiciales orientadas a su
declaración o extinción, de allí la presencia del orden público constitucional que esta Sala debe
tutelar en el ámbito procesal o adjetivo.
(…) el artículo 73 de ese derogado Texto Fundamental, disponía:
“El Estado protegerá a la familia como célula fundamental de la sociedad y velará por el
mejoramiento de su situación moral y económica.
La ley protegerá el matrimonio, favorecerá la organización del patrimonio familiar
inembargable, y proveerá lo conducente a facilitar a cada familia la adquisición de
vivienda cómoda e higiénica”.
La citada norma carece de otras referencias sobre la familia y el matrimonio que orientara a los
intérpretes sobre qué podía entenderse por familia y matrimonio, así como sus características,
principios que los rigen, entre otros aspectos a interpretar. Por tanto, era el Código Civil y las leyes
especiales –y no la Constitución de 1961–, los textos normativos que aportaban los principios que
regirían tanto a la familia como al matrimonio. Bajo esta situación surgió el artículo 185-A,
producto de la reforma del Código Civil ocurrida en el año de 1982.
No obstante, la actual Constitución tiene otros elementos para entender jurídica y socialmente a
la familia y al matrimonio y que implica un examen de la constitucionalidad del comentado artículo
185-A de origen preconstitucional.
(…)
De allí que, el matrimonio solo puede ser entendido como institución que existe por el libre
consentimiento de los cónyuges, como una expresión de su libre voluntad y, en consecuencia,
nadie puede ser obligado a contraerlo, pero igualmente –por interpretación lógica– nadie puede
estar obligado a permanecer casado, derecho que tienen por igual ambos cónyuges. Este derecho
surge cuando cesa por parte de ambos cónyuges o al menos de uno de ellos –como consecuencia
de su libre consentimiento–la vida en común (…)
(…)
Ahora, a pesar de ser estas normas pre-constitucionales –con relación de la Constitución
vigente–, ellas encajan perfectamente en las características del matrimonio según la Constitución
de 1999, ya que el consentimiento libre para mantenerlo es el fundamento del matrimonio, y
cuando éste se modifica por cualquier causa y por parte de cualquiera de los cónyuges, surge lo
que el vigente Código Civil Alemán en su artículo 1566, califica como el fracaso del matrimonio, lo
cual se patentiza por el cese de la vida en común, uno de cuyos indicadores es el establecimiento
de residencias separadas de hecho y que puede conducir al divorcio, como lo reconoce el citado
artículo. La suspensión de la vida en común significa que el consentimiento para mantener el
vínculo ha terminado, (…).
Por tanto, conforme a las citadas normas, a juicio de esta Sala, si el libre consentimiento de los
contrayentes es necesario para celebrar el matrimonio, es este consentimiento el que priva
durante su existencia y, por tanto, su expresión destinada a la ruptura del vínculo matrimonial,
conduce al divorcio. Así, debe ser interpretada en el sentido que –manifestada formalmente ante
los tribunales en base a hechos que constituyen una reiterada y seria manifestación en el tiempo
de disolver la unión matrimonial, como es la separación de hecho, contemplada como causal de
divorcio en el artículo 185-A del Código Civil–, ante los hechos alegados, el juez que conoce de la
solicitud, debe otorgar oportunidad para probarlos, ya que un cambio del consentimiento para que
se mantenga el matrimonio, expresado libremente mediante hechos, debe tener como efecto
la disolución del vínculo, si éste se pide mediante un procedimiento de divorcio. Resulta
contrario al libre desenvolvimiento de la personalidad individual (artículo 20 constitucional), así
como para el desarrollo integral de las personas (artículo 75 eiusdem), mantener un matrimonio
desavenido, con las secuelas que ello deja tanto a los cónyuges como a las familias, lo que es
contrario a la protección de la familia que debe el Estado (artículo 75 ibidem).

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(…)
Planteada así la situación, no hay razón alguna, salvo una estrictamente formal, para sostener
que en casos de que se invoque el abandono voluntario para solicitar el divorcio (artículo 185.2 del
Código Civil) o que se pida la conversión en divorcio de la separación de cuerpos por mutuo
consentimiento decretada judicialmente (artículo 185 del Código Civil), se pruebe en el
procedimiento de divorcio que el abandono existió, o que no hubo reconciliación (artículos 759 y
765 del Código de Procedimiento Civil), mientras que para el caso de que en base al artículo 185-
A del Código Civil, se pida que se declare el divorcio por existir una separación de hecho
permanente por más de cinco años, no se ventile judicialmente la existencia real de tal situación
por el solo hecho de que uno de los cónyuges (el citado) no concurriere a la citación, o no
reconociere el hecho, o el Ministerio Público simplemente se opusiere. Sostener esta última
solución, a juicio de esta Sala Constitucional crea una discriminación ante una situación de
naturaleza idéntica en los mencionados casos de suspensión de la vida en común, suspensión
que denota que un presupuesto constitucional del matrimonio: el libre consentimiento para
mantenerlo de al menos uno de los esposos, ha dejado de existir.
(…)
Ante la negativa del hecho de la separación por parte del cónyuge demandado prevista en el
artículo 185-A del Código Civil, el juez que conoce la pretensión debe abrir una articulación
probatoria para constatar si es cierto lo que señala el solicitante, la cual será la del artículo 607 del
Código de Procedimiento Civil, ya que ante un caso de igual naturaleza: la petición de conversión
de la separación de cuerpos por mutuo consentimiento en divorcio, el Código de Procedimiento
Civil en su artículo 765 prevé que si citado el cónyuge que no solicitó la conversión, éste alegare
reconciliación, se abrirá la articulación probatoria del artículo 607 del Código de Procedimiento
Civil para que se pruebe la reconciliación, habiendo quedado ya probada la suspensión de la vida
en común con el decreto judicial que autoriza la separación de cuerpos.”
Hay que recordar que el artículo 607 CPC (386 del CPC derogado) ha sido denominado
tradicionalmente, como las incidencias no previstas.

Tribunal: Sala Constitucional.


Sentencia: 693.
Fecha: 2 de junio de 2015.
Expediente: 2012-1163.
Asunto: Revisión de la constitucionalidad intentada por Francisco Anthony Correa Rampersad.
Motivo: Divorcio

Se trata de un juicio de divorcio en el cual la Sala Social confirmó la sentencia dictada por el
Juzgado Superior del Tribunal de Protección (con lugar la demanda y sin lugar la reconvención),
declarando sin lugar el recurso de casación interpuesto por el demandado perdidoso.
La Sala, a través de una interpretación constitucionalizante del artículo 185 CC, eliminó la
taxatividad de las causales de divorcio y admitió como tales, todas aquellas que hagan imposible la
vida en común, incluyendo el mutuo consentimiento.
Se ampliaron, pues, las causales de divorcio.

“Así, la institución del divorcio con las formalidades de ley surge para disolver el vínculo
matrimonial con todas las dificultades procesales propias que ponen en cabeza del juez y del
Ministerio Público incluso por encima de los cónyuges mismos, la decisión final de la declaratoria
“con lugar” o “sin lugar” el divorcio, con todos los efectos absurdos que conlleva un “sin lugar” del
divorcio.
El divorcio representa entonces el mecanismo jurídico válido para extinguir el vínculo matrimonial
(artículo 184 del Código Civil), esto es, la solución que otorga el ordenamiento jurídico a los
cónyuges, o a uno de ellos, cuando éstos consideran que sus diferencias son insalvables.
(…)
Estima la Sala Constitucional que, quizás contrario al pensar común, se promueve más el
matrimonio como institución cuando se ofrecen condiciones fáciles, claras y accesibles para
disolver el vínculo, que cuando se colocan obstáculos legales, pues, en nuestros días, la pareja
opta por convivir sin contraer nupcias, como una solución que les permite gozar de los mismos

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efectos que el matrimonio, lo que se conoce como “uniones de hecho”, hoy día equiparadas por la
Constitución y reconocidas por la jurisprudencia de esta Sala y por algunas leyes de la República
(Ley Orgánica de Registro Civil, Ley del Seguro Social o la Ley Orgánica de Protección a la
Familia, la Maternidad y la Paternidad).
La cotidianidad además enseña, a través de las máximas de experiencia, que en ocasiones las
personas se niegan a contraer nupcias porque están convencidas que de hacerlo y de no resultar
esa unión, los obstáculos para disolver judicialmente el vínculo son más difíciles que en otras
condiciones, lo que hace que en definitiva algunas parejas desestimen el matrimonio y decidan
unirse de hecho en una huída a las regulaciones formales que caracterizan a la institución
matrimonial.
(…)
En la actualidad afortunadamente el matrimonio ha dejado de ser expresión de la rancia sociedad
patriarcal, por lo que se intenta remozarlo como una expresión de máximo afecto de pareja, y un
acto voluntario de los cónyuges afianzado en el libre desarrollo de la personalidad de los
contrayentes.
En este sentido, la actuación del Estado debe orientarse hacia la tutela de los ciudadanos en el
significado del compromiso y los valores que conllevan a la formación de una familia, a través de
la educación formal e informal; y menos en el sostenimiento de las exigencias formales que
garantizan un estatus legal por encima del verdadero sentimiento de los cónyuges
(…)
La norma transcrita contiene un catálogo de causas que permiten a uno de los cónyuges
demandar el divorcio fundamentado en alguna causal de ley, sobre la base de que aquel cónyuge
contra quien se ejerce la demanda haya incurrido en los supuestos enumerados, con lo que se
presume un incumplimiento de uno o varios de los deberes conyugales que la institución
matrimonial comporta.
La interpretación doctrinaria y jurisprudencial de esta norma legal ha considerado que la
enumeración de las causales es de carácter taxativo; es decir, que el precepto contiene un
numerus clausus, de tal modo que no se admite invocar un motivo distinto a los expresamente
previstos en la norma.
Cabe destacar que antes de la reforma de 1942 al Código Civil, se preveía el divorcio por
incompatibilidad de caracteres de los cónyuges, lo que comportaba una causal de divorcio de
contenido muy amplio, que ofrecía una apertura a la institución del divorcio; sin embargo su
eliminación legislativa hizo más evidente la intención del Legislador de impedir o disuadir al
divorcio.
(…)
Una actualización legislativa en ese sentido, la constituye la novísima atribución de competencia
de los jueces u juezas de paz que otorga la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia
de Paz Comunal, sancionada por la Asamblea Nacional y publicada en la Gaceta Oficial Nº 39.913
del 2 de mayo de 2012, que en su artículo 8.8 dispone que los jueces y juezas de paz son
competentes para: “Declarar, sin procedimiento previo y en presencia de la pareja, el divorcio o la
disolución de las uniones estables de hecho cuando sea por mutuo consentimiento; los solicitantes
se encuentren domiciliados en el ámbito local territorial del juez o jueza de paz comunal; y no se
hayan procreado hijos o de haberlos, no sean menores de 18 años a la fecha de la solicitud”.
(…)
De tal modo que el ordenamiento jurídico confiere al titular de un derecho subjetivo la posibilidad
de defenderlo, en tanto y en cuanto posea un interés en hacerlo (artículo 16 del Código de
Procedimiento Civil), con lo cual el ciudadano puede acceder a los órganos de administración de
justicia para obtener una sentencia que satisfaga su pretensión.
Siendo el caso que de las normas citadas respecto del divorcio se desprende que se desconoce
un derecho humano, se desconoce el interés y se conculca el derecho de acceso a la jurisdicción,
como expresiones del derecho a la tutela judicial efectiva, cuando la acción para demandar la
resolución del vínculo matrimonial está limitada y puede incluso resultar denegada en derecho.
Ciertamente, cuando se determinan previamente y se encasillan como causales “únicas” para
demandar el divorcio, aquellas previamente descritas por el Legislador, y se niega al cónyuge
exponer y sostener ante los órganos jurisdiccionales un motivo distinto a los enumerados por la ley

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para disolver el vínculo conyugal que voluntariamente creó se desconoce el derecho a obtener
una tutela judicial efectiva.
(…)
…la previsión del artículo 185 del Código Civil, que establece una limitación al número de las
causales para demandar el divorcio, deviene insostenible de cara al ejercicio de los derechos
constitucionales ya comentados devenidos de la nueva Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, esto es el derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad y a obtener una
tutela judicial efectiva. Es decir, que en la actualidad resulta vetusto e irreconciliable con el
ordenamiento constitucional, el mantenimiento de un numerus clausus de las causales válidas
para accionar el divorcio frente a la garantía de los derechos fundamentales del ciudadano al libre
desarrollo de la personalidad y a la tutela judicial efectiva.
(…)

las causales de divorcio contenidas en el artículo 185 del Código Civil no son taxativas, por
lo cual cualquiera de los cónyuges podrá demandar el divorcio por las causales previstas en dicho
artículo o por cualquier otra situación que estime impida la continuación de la vida en común, en
los términos señalados en la sentencia N° 446/2014, ampliamente citada en este fallo;
incluyéndose el mutuo consentimiento”. <Destacado y subrayado añadidos>

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 9 de diciembre de 2016.
Sentencia: 1.070.
Expediente: 2016-0916.
Asunto: Hugo Armando Carvajal Barrios solicitó a la Sala que se avocara al conocimiento de la demanda
de divorcio.
Motivo: Divorcio 185-A.

Se trata de una solicitud de divorcio basada en el artículo 185-A en la que el Juez de Municipio,
habida una contestación a la demanda por parte de la demandada, abrió – luego d ellos 3 días previstos
para proveer -, la articulación probatoria prevista en el artículo 607 CPC. Ante esta apertura, el solicitante
pidió el avocamiento aduciendo un gran desorden procesal.
Concluye la sentencia que la sola manifestación del cónyuge solicitante de incompatibilidad o
desafecto para con el otro cónyuge, es suficiente para que proceda el divorcio, sin necesidad de
probanzas.

“Asimismo en fecha 20 de julio de 2016, el Juzgado de Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas


del Municipio Los Salias de la Circunscripción Judicial del Estado Bolivariano de Miranda, admitió
la demanda y ordenó la notificación de la cónyuge-demandada así como del Ministerio Público.
Se constató que en fecha 19 de septiembre de 2016, la ciudadana GLADYS COROMOTO
SEGOVIA GONZÁLEZ, asistida por la abogada Mireya Galvis Pérez, inscrita en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el número 16.591, presentó escrito de contestación contra la
solicitud de divorcio efectuada por su cónyuge.
En fecha 28 de septiembre de 2016, la Fiscalía Décimo Primera (11°) del estado Miranda,
presentó escrito en el cual solicitó la apertura de la articulación probatoria prevista en el artículo
607 del Código de Procedimiento Civil.
En este sentido, en fecha 04 de octubre de 2016, el Juzgado de Municipio Ordinario y Ejecutor de
Medidas del Municipio Los Salias de la Circunscripción Judicial del Estado Bolivariano de Miranda,
declaró abierto el lapso probatorio de ocho (08) días.
De lo anterior, debe acotar esta Sala que efectivamente el artículo 607 del Código de
Procedimiento Civil no prevé un lapso especifico para realizar la apertura de la articulación
probatoria, sin embargo, debemos remitir dicho lapso a lo establecido en el artículo 10 del Código
de Procedimiento Civil
(…)
De modo pues que se cuenta con un lapso de tres (03) días para dictar dicho auto de apertura a la
articulación probatoria. En el caso de marras, tal auto fue dictado fuera del lapso aplicable según
sentencia n° 446 de fecha 15 de mayo de 2014, dictada por esta misma Sala.

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Siendo así las cosas, dicho Juzgado instauró un proceso controversial ordinario cuando este debió
tramitarse como un procedimiento voluntario, a tenor de lo previsto en la sentencia 446/1014
dictada por esta Sala.
Ahora bien, esta Sala debe advertir que en el presente caso existe una presunción de vulneración
de principios jurídicos fundamentales y una posible transgresión del orden público constitucional,
en el marco de las interpretaciones establecidas por esta Sala en lo concerniente al contenido y
alcance de las normas y principios constitucionales de carácter vinculante, por lo que con el objeto
de evitar decisiones arbitrarias que coloquen en entredicho la imagen del Poder Judicial así como
la posible vulneración al orden jurídico constitucional, en aras de preservar el derecho al debido
proceso, y establecer la uniformidad de criterios en la aplicación del derecho con el objeto de
evitar interpretaciones jurisprudenciales contradictorios, habida cuenta que en el presente caso el
Juzgado de Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas del Municipio Los Salias de la
Circunscripción Judicial del Estado Bolivariano de Miranda, tramitó la demanda de divorcio como
si se tratara de un proceso controversial, cuando lo establecido por esta Sala en sentencia n°
446/2014, es un procedimiento célere, breve y expedito; razón por la cual avoca su conocimiento.
Así se decide.
…la manifestación de incompatibilidad o desafecto para con el otro cónyuge apareja la posibilidad
del divorcio en las demandas presentadas a tenor de lo dispuesto en el artículo 185 y 185-A, que
conforme al criterio vinculante de esta Sala no precisa de un contradictorio, ya que se alega y
demuestra el profundo deseo de no seguir unido en matrimonio por parte del cónyuge-
demandante, como manifestación de un sentimiento intrínseco de la persona, que difiere de las
demandas de divorcio contenciosas”.
“…los Tribunales [deben] producir (…) una decisión que fije la ruptura jurídica del vínculo con los
efectos que dicho divorcio apareja, sin que pueda admitirse la posibilidad de que manifestada la
existencia de dicha ruptura matrimonial de hecho, se obligue a uno de los cónyuges a mantener
un vínculo matrimonial cuando éste ya no lo desea, pues de considerarse así se verían lesionados
derechos constitucionales como el libre desenvolvimiento de la personalidad, la de adquirir un
estado civil distinto, el de constituir legalmente una familia, y otros derechos sociales que son
intrínsecos a la persona”.
(…)
Por lo tanto, el matrimonio se erige como la voluntad de las partes, nacida del afecto, para lograr
los fines de la vida en pareja y durante su lapso de vida constituir el pilar fundamental de la
sociedad organizada: la familia.
Así pues, en nuestra sociedad el contrato de matrimonio nace a través de un vínculo afectivo de
libre consentimiento preexistente entre dos personas de distinto sexo, mediante el cual se genera
una serie de derechos y deberes con el fin de realizar una vida en comunidad.
(…)
Es de agregar, tal y como en la institución del affectio maritalis, dicho afecto que origina la unión
de una pareja en matrimonio debe ser permanente, por cuanto éste es la fuente directa de la
creación del contrato matrimonial y la existencia, de hecho, del vínculo marital depende de tal
afecto.
En este sentido, al momento en el cual perece el afecto y cariño ocurre el nacimiento del
desafecto, el cual es definido por la Real Academia Española como la falta de estima por algo o
alguien a quien se muestra desvío o indiferencia.
Dicho desafecto consiste en la pérdida gradual del apego sentimental, habiendo de una
disminución del interés por el otro, que conlleva a una sensación creciente de apatía, indiferencia
y de alejamiento emocional, lo que con el tiempo lleva a que los sentimientos positivos que
existían hacia el o la cónyuge cambien a sentimientos negativos o neutrales.
(…)
A este respecto tenemos pues que al momento en el cual perece el afecto la relación matrimonial
pasa a ser apática con un alejamiento sentimental que causa infelicidad entre los cónyuges, por
ende, al existir una falta de afecto, entendida como desafecto, será muy difícil, prácticamente
imposible, que los cónyuges cumplan con sus deberes maritales.
Por lo tanto y en razón de encontrarse, de hecho, roto tal vínculo que originó el contrato de
matrimonio, este no debe de seguir surtiendo efectos en el mundo jurídico, motivo por el cual no
se puede someter a un procedimiento controversial al cónyuge que alegue o haga evidenciar el

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desafecto o la incompatibilidad de caracteres en su demanda de divorcio, pues esta Sala estando
en franca sintonía con el respeto a los derechos constitucionales relativos a la libertad y el libre
desenvolvimiento de la personalidad, desarrollados en la sentencia 693/2015, estableció la
posibilidad de que la ruptura jurídica del vínculo matrimonial se pueda generar por causas no
previstas en la legislación patria, es decir, que el desafecto y la incompatibilidad de caracteres,
creadores de disfunciones en el matrimonio y la familia, siendo esta la base fundamental para el
desarrollo de la sociedad, pueden ser alegados con el fin de obtener una sentencia que disuelva el
vínculo jurídico que une a los cónyuges, para así lograr el desenvolvimiento efectivo de los
principios, valores y derechos constitucionales que rigen la materia, así como la protección familia
y de los hijos –si es el caso- habidos durante esa unión matrimonial en la cual se produjo el
desafecto o la incompatibilidad señalada.
(…)
En este orden de ideas, la doctrina del divorcio solución no constituye una nueva causal de
disolución del vínculo conyugal que modifique el elenco contenido en la ley, sino tan solo una
concepción o explicación del divorcio como causa excepcional de extinción del matrimonio.
En consecuencia, considera esta Sala que con la manifestación de incompatibilidad o desafecto
para con el otro cónyuge apareja la posibilidad del divorcio en las demandas presentadas a tenor
de lo dispuesto en el artículo 185 y 185-A, que conforme al criterio vinculante de esta Sala no
precisa de un contradictorio, ya que se alega y demuestra el profundo deseo de no seguir unido en
matrimonio por parte del cónyuge-demandante, como manifestación de un sentimiento intrínseco
de la persona, que difiere de las demandas de divorcio contenciosas.

Tribunal: Sala de Casación Civil.


Fecha: 30 de marzo de 2017.
Sentencia: RC.000136.
Expediente: 2016-000479.
Asunto: María Adelina Covuccia Falco, en su carácter de parte demandada en el juicio por divorcio que
intentó en su contra Enrique Luis Rondón Fuentes, anunció casación en contra de la sentencia proferida
por el Juzgado Superior Noveno en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la misma Circunscripción
Judicial, el nueve de mayo de 2016, mediante la cual, declaró: 1) Sin lugar el recurso de apelación
ejercido por la demandada en contra de la decisión del tres de diciembre de 2015, que había declarado
con lugar la solicitud de divorcio y disuelto el vínculo conyugal; 2) Con lugar la demanda; y, 3) Confirmó
el fallo apelado.
Motivo: Divorcio.

Se fijó el procedimiento a seguir en las solicitudes de divorcio por desafecto.

“Cuando uno de los cónyuges manifieste la incompatibilidad de caracteres o el desafecto para


con el esposo o la esposa, el procedimiento de divorcio no requiere de un contradictorio, ya
que es suficiente el deseo de no seguir en matrimonio por parte del cónyuge solicitante para
que se decrete el divorcio, en armonía con los preceptos constitucionales y las sentencias
vinculantes supra desarrolladas, pues es evidente que el libre desarrollo de la personalidad
como parte del derecho a la libertad, definen un espacio de autonomía individual, de
inmunidad, frente al poder estatal, cuya interdicción sólo procede bajo causas específicas.
Entonces, cuando la causal de divorcio verse sobre el desamor, el desafecto o la
incompatibilidad de caracteres, el procedimiento a seguir será el de la jurisdicción
voluntaria, establecido en los artículos del 895 al 902 del Código de Procedimiento Civil,
ordenando la citación del otro cónyuge (quien deberá comparecer representado o
debidamente asistido de abogado) y del Fiscal del Ministerio Público, pues una vez expresada
en los términos descritos la voluntad de disolver la unión matrimonial “…debe tener como
efecto la disolución del vínculo…”. Así lo refleja la sentencia 1070/2016 supra transcrita de la
Sala Constitucional, procedimiento en el cual fue suprimida la articulación probatoria, ya que
tal manifestación no puede depender de la valoración subjetiva que haga el Juez de la entidad
de la razón del solicitante.
Por último, ratifica esta Sala que el fin que deben perseguir los tribunales, es producir como
jueces naturales conforme lo dispone el artículo 49 de la Carta Política,

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una decisión que entienda el divorcio como una solución al conflicto marital surgido
entre los cónyuges, con el propósito de la protección familiar y de aligerar la carga
emocional de la misma.
(...Omissis...)
Por ello, una vez expresada en los términos descritos la voluntad de disolver la unión
matrimonial, “…debe tener como efecto la disolución del vínculo…” máxime si cualquier
posible discusión en cuanto a una eventual reconciliación estaría –como ocurre en el sub
iudice- fuera de contexto por ser ajena a las defensas que se plantearen, sin condicionantes
probatorios, pues no existe prueba del sentimiento de desafecto ya que ello no está vinculada
a condiciones ni a hechos comprobables; por el contrario, debe depender de la libre
manifestación de voluntad del cónyuge de disolver el vínculo por la terminación del afecto, lo
cual es más acorde con las exigencias constitucionales del libre consentimiento que impone el
derecho de libre desarrollo de la personalidad y sin que el procedimiento pretenda invadir la
esfera privada del cónyuge solicitante y sin cuestionar el libre desarrollo de su personalidad,
pues las relaciones conyugales se establecen para vivir manteniendo el vínculo afectivo, por lo
que a través del procedimiento de jurisdicción voluntaria el Juez cuenta un amplio margen de
discrecionalidad para acordar la demanda y sus pretensiones y de conformidad al artículo 11
del Código ritual, pueda, en casos excepcionales de duda, requerir alguna prueba que
considere indispensable, sin permitírsele al Juez inmiscuirse en el libre desarrollo de la
personalidad del individuo al valorar los motivos por los cuales el solicitante adoptó la decisión.
El trámite es estrictamente objetivo y nada invasivo de la esfera individual del o la
solicitante…”.

Tribunal: Sala de Casación Civil.


Fecha: 18 de mayo de 2017.
Sentencia: RH.000305.
Expediente: 2017-0312.
Asunto: Dinorah Elena Villasmil interpuso recurso de hecho en el juicio de divorcio impetrado por Carlos
José Mata Figueroa.
Motivo: Divorcio.

Se determinó que no cabe recurso alguno en contra de una sentencia de divorcio por desafecto.

“Ahora bien, de acuerdo con las partes pertinentes de las sentencias del a quo, que declaró con
lugar la demanda, así como la que declaró inadmisible el recurso ordinario de apelación, y de
acuerdo con el contenido del auto dictado por el juez de alzada, donde niega la admisión del
recurso extraordinario de casación propuesto, y de los criterios vinculantes de la Sala
Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia, ya transcritos, los cuales se dan por
reproducidas en este acto, en atención al principio de brevedad del fallo, resulta evidente que el
auto proferido en la alzada no es susceptible de revisión en casación, por cuanto el mismo
deviene de la declaratoria sin lugar del recurso de hecho, contra la negativa de admisión del
recurso ordinario de apelación ejercido en un procedimiento de divorcio por la “causal de
desafecto”, el cual al ser considerado como de mero derecho y no contencioso, no tiene
previsto medio recursivo alguno, ni ordinario, ni extraordinario, tal y como lo establece la
jurisprudencia vinculante de la Sala Constitucional de este Máximo Tribunal, reflejada en
sus fallos N° 357, de fecha 27 de marzo 2009, expediente N° 2008-1614, caso: Revisión
constitucional, incoada por Jesús Rafael Jiménez, y N°1070, de fecha 9 de diciembre 2016,
expediente N° 2016-0916, caso: Avocamiento incoado por Hugo Armando Carvajal
Barrios, antes descritas en este fallo, por lo tanto, al no estar permitido en el referido
procedimiento de mero derecho y no contencioso, el ejercicio del recurso ordinario de
apelación, por ende, también deviene en improponible el recurso extraordinario de casación en su
contra, lo que determina también la improcedencia del recurso de hecho propuesto por la
demandada en este caso, al no cumplir con los supuestos para su admisibilidad previstos en el
artículo 312 del Código de Procedimiento Civil…”. <Destacado y subrayado de la cita>

Tribunal: Sala Constitucional.

9
Fecha: 18 de diciembre de 2015.
Sentencia: 1.710
Expediente:15-1085.
Asunto: Marion Carvallo.
Motivo: Divorcio.

A través de Obiter dictum, la Sala dejó claro que los Juzgados de Paz, en ejercicio de las
potestades conferidas por la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia de Paz Comuna,
tienen competencia para declarar divorcios en los casos en los que haya mutuo consentimiento y no
existan hijos menores de edad.
“En este sentido, los cónyuges pueden tramitar y los Tribunales de Municipio tienen competencia y
pueden recibir las solicitudes de 185-A y separaciones de cuerpo y de bienes, de conformidad con
lo dispuesto en los artículos 189 y 190 del Código Civil, siempre que no existan hijos menores de
edad o discapacitados a su cargo; sin que pierdan competencia por el carácter contencioso que
adquiera la solicitud, a tenor de lo previsto en las sentencias 446 y 693 de esta Sala
Constitucional.
Ahora bien, esta Sala Constitucional inspirada en los principios relativos al libre desarrollo de la
personalidad y la tutela judicial efectiva, consagrados en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela dictó sus fallos Núms. 446 del 15 de mayo de 2014 y 693 del 2 de junio
de 2015, que se expresan en el libre consentimiento y la posibilidad de obtener un fallo que
resuelva de manera satisfactoria la pretensión de divorcio planteada judicialmente.
Por otra parte, advierte la Sala que el artículo 8 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de
la Justicia de Paz Comunal, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela Nº 39.913 del 2 de mayo de 2012, facilita a los cónyuges una solución expedita y sin
trámites la disolución del vínculo, a través de los jueces y juezas de paz, al permitirles comparecer
de mutuo acuerdo a solicitar el divorcio.
En efecto, este instrumento normativo, de reciente data, que regula las competencias de los
jueces y juezas de paz comunal, preceptúa en su artículo 8:
Los jueces y juezas de paz comunal son competentes para conocer:
…omissis…
8.- Declarar, sin procedimiento previo y en presencia de la pareja, el divorcio o la
disolución de las uniones estables de hecho cuando sea por mutuo consentimiento; los
solicitantes se encuentren domiciliados en el ámbito local territorial del juez o jueza de paz
comunal; y no se hayan procreado hijos o de haberlos, no sean menores de 18 años a la
fecha de la solicitud.
De tal modo que, el Legislador le ha conferido con esta Ley a los Jueces y Juezas de Paz la
competencia para divorciar a aquellos cónyuges que de mutuo acuerdo lo pretendan, sin
necesidad de que previamente se decrete una separación de cuerpos y la espera de un año para
obtener el divorcio, o de que se les exija como requisito previo la separación de hecho por más de
cinco años, tal como lo establece el artículo 185-A del Código Civil, antes por el contrario, ha
establecido la posibilidad de que los mismos sean divorciados sin más trámite que comparecer
ante un juez y así solicitarlo siempre que no haya hijos menores o discapacitados.
No obstante, se observa que a los fines de la aplicación de la norma especial, en aquellas
comunidades donde no se hayan constituido los jueces y juezas de paz comunal, serán los jueces
y juezas de Municipio competentes en los territorios que se correspondan con el domicilio
conyugal los que ejecuten esa competencia, a tenor de la atribución de competencia que realiza el
artículo 3 de la ya citada Resolución de la Sala Plena No. 2009-006, visto el carácter no
contencioso de estas solicitudes de divorcio por mutuo consentimiento. Así se establece”.

II. EN MATERIA DE CONCUBINATO.

1. LOS ESTADO FAMILIARES.

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 Hay que recordar que los estados familiares son la situación en la que se encuentra una
persona en la familia a la que pertenece, a partir del cual surgen derechos y
obligaciones, v.g., padre, hijo, cónyuge, hermano, tío, sobrino, etc.
 Así, pues, cuando se habla de acciones de estado se hace referencia a aquéllas en las
que está involucrado una estado familiar y de allí la aplicación de lo previsto en el artículo
507 CC respecto de los efectos de dichas sentencias.
 Sus fuentes son el matrimonio y la filiación.
 Clases:
- Estado familiar conyugal.
- Estado familiar de pariente consanguíneo.
- Estado familiar de pariente afín.
- Estado familiar derivado de la adopción simple.
 Denominador común: la existencia de un vínculo jurídico.

2. EL CONCUBINATO.

 Es una unión more uxorio (comportamiento como si fuese un matrimonio). No hay


vínculo jurídico. Lo que existe es una situación de hecho que produce efectos jurídicos.
 Nace y se extingue a partir de la sola voluntad de los convivientes.

3. SENTENCIAS SOBRE EL CONCUBINATO.

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 15 de julio de 2005.
Sentencia: 1.682
Expediente: 04-3301.
Asunto: Carmela Mampieri.
Motivo: Interpretación constitucional.

Se solicitó la interpretación del artículo 77 de la CRBV.


1. Distingue unión estable de hecho (género) y concubinato (especie). Hace referencia al 49.5
CRBV (nadie puede ser obligado a declarar en contra de su concubino). Si no son lo mismo,
puedo ser obligado a declarar en contra de mi unido de hecho porque la norma constitucional lo
excluiría.
2. Se trata de una situación fáctica que requiere de declaración judicial y que la califica el juez,
tomando en cuenta las condiciones de lo que debe entenderse por una vida en común.
3. Además de los derechos sobre los bienes comunes que nacen durante esa unión (artículo 767
eiusdem), el artículo 211 del Código Civil, entre otros, reconoce otros efectos jurídicos al
concubinato, como sería la existencia de la presunción pater ist est para los hijos nacidos
durante su vigencia .
4. Lo relevante para la determinación de la unión estable, la cohabitación o vida en común, con
carácter de permanencia, y que la pareja sea soltera, formada por divorciados o viudos entre sí o
con solteros, sin que existan impedimentos dirimentes que impidan el matrimonio.
5. Para reclamar los posibles efectos civiles del matrimonio, es necesario que la “unión estable”
haya sido declarada conforme a la ley, por lo que se requiere una sentencia definitivamente firme
que la reconozca.
6. Esa declaración judicial de la unión estable o del concubinato, dictada en un proceso con ese fin;
debe contener la duración del mismo, lo que facilita, en caso del concubinato, la aplicación del
artículo 211 del Código Civil, ya que la concepción de un hijo durante la existencia del mismo,
hace presumir que el concubino es el padre del hijo o hija, por lo que la sentencia declarativa del
concubinato debe señalar la fecha de su inicio y de su fin, si fuera el caso.
7. Como el matrimonio –por su carácter formal- es una institución que nace y se prueba de manera
distinta al concubinato o a cualquier otra unión estable, estas últimas no pueden equipararse
íntegramente al matrimonio y, por tanto, no puede pretenderse que, automáticamente, todos
los efectos del matrimonio se apliquen a las “uniones estables”.

11
8. Tiempo mínimo: 2 años.
9. Deberes: no hay cohabitación, no hay fidelidad, si hay socorro y asistencia.
10. Régimen patrimonial: la comunidad de gananciales; no cabe capitulaciones matrimoniales.
11. Concubinato putativo.
12. Vocación sucesoral ab intestato y legítima.
13. Sentencias declarativas tendrán los efectos del 507 pero no requieren de registro.

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 18 de junio de 2015.
Sentencia: 767.
Expediente: 15-0342.
Asunto: Teresa Concepción Galarraga.
Motivo: Amparo constitucional.

Se interpone amparo constitucional porque no le es reconocida la legitimidad a una señora que


aduce ser concubina del contratante. El amparo es declarado sin lugar pero a través de Obiter dictum, la
Sala dejó sentado que la sentencia declaratoria no es la única forma de demostrar su existencia, sino
que las actas de uniones estables de hecho inscritas en el Registro Civil, son documentos públicos y
tienen pleno valor probatorio.

“A los solos fines pedagógicos, la Sala se permite observar a la Jueza a cargo del Juzgado
Superior Décimo en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, que la sentencia declaratoria de la unión estable de hecho no es la
única forma de probar su existencia.
En efecto, la Ley Orgánica de Registro Civil, publicada en Gaceta Oficial N° 39.264 de fecha 15
de septiembre de 2009, prevé en el artículo 118 que “la libre manifestación de voluntad efectuada
entre un hombre y una mujer, declarada de manera conjunta, de mantener una unión estable de
hecho, conforme a los requisitos establecidos en la ley, se registrará en el libro correspondiente,
adquiriendo a partir de este momento plenos efectos jurídicos, sin menoscabo del reconocimiento
de cualquier derecho anterior al registro” (Resaltado añadido).
De tal forma que, con la entrada en vigencia de dicha ley, se incorporaron a las actas que
tradicionalmente se conocían en nuestro país (nacimiento, matrimonio y defunción), las actas de
uniones estables de hecho, que además de las características generales de las demás actas
establecidas en el artículo 81 eiusdem, deben contener las características particulares previstas en
el artículo 120 ibidem.
Las actas de uniones estables de hecho, al igual que las demás actas del Registro Civil previstas
en el título IV de la Ley Orgánica de Registro Civil, tienen los efectos que la ley le confiere al
documento público o auténtico (Art. 77), y sus certificaciones expedidas por los registradores o las
registradoras civiles tienen pleno valor probatorio (Art. 155).
De acuerdo con lo preceptuado en el artículo 11 de la mencionada ley, los registradores o
registradoras civiles confieren fe pública a todas las actuaciones, declaraciones y certificaciones,
que con tal carácter autoricen, otorgándole eficacia y pleno valor probatorio. Así mismo, y de
conformidad con lo establecido en el artículo 112 idem, los datos contenidos en el Registro Civil
prevalecen con relación a la información contenida en otros registros.
A tal efecto, las actas del Registro Civil constituyen plena prueba del estado civil de las personas,
(…)”.

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 19 de noviembre de 2013.
Sentencia: 1.630
Expediente: 13-0420.
Asunto: Zulay Josefina Viña.
Motivo: Revisión constitucional.

12
Se solicita de un juicio de liquidación y partición de bienes de comunidad concubinaria, en el que
se acompañó la sentencia que declaraba la existencia de la unión. La Sala declara sin lugar la revisión,
pero ordena la reposición de la causa al estado de admisión para la publicación del edicto previsto en el
artículo 507 CC.
Ahora, de lo anterior se observa que, en el presente caso, el instrumento fundamental que se
acompañó a la demanda de partición y liquidación de la comunidad concubinaria fue la sentencia
que declaró parcialmente con lugar la demanda de acción mero declarativa de concubinato
interpuesta por el ciudadano Armando Gutiérrez Henao contra la ciudadana Zulay Josefina Viña,
hoy solicitante, en la cual no se dio cumplimiento a lo establecido en el artículo 507, ordinal 2, del
Código Civil, ni a la sentencia de esta Sala Constitucional, antes referido que interpretó el artículo
77 constitucional que expresamente estableció que: (…) “los efectos y alcances señalados, la
sentencia que declare la unión, surtirá los efectos de las sentencias a que se refiere el ordinal 2°
del artículo 507 del Código Civil, el cual se aplicará en toda su extensión, menos en lo referente a
la necesidad de registro de la sentencia, lo cual no está previsto –y por lo tanto carece de
procedimiento- en la Ley”.
Ello, por cuanto el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del
Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, al momento de la admisión
de la demanda de declaración concubinaria, no publicó el edicto que contempla el referido artículo,
donde se hiciera saber que se había propuesto la acción mero declarativa de concubinato, al cual
hace especial referencia la sentencia dictada por esta Sala Constitucional antes transcrita
parcialmente, en el que se llamará a hacerse parte en el juicio a todo el que tuviera interés directo
y manifiesto en el asunto, sin lo cual no puede considerarse que hubiere iniciado el juicio en
referencia, por lo que corresponde a esta Sala Constitucional, al ejercer la potestad de revisión, de
oficio, anular, tanto el juicio de acción mero declarativa de concubinato como el de partición y
liquidación de la comunidad concubinaria que se fundamentó en una sentencia que resulta nula e
inexistente”.

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 3 de marzo de 2015.
Sentencia: 124.
Expediente: 12-1050.
Asunto: Carmen Cusnir.
Motivo: Revisión constitucional.

Se solicita la revisión constitucional de una sentencia que declaró con lugar una demanda de
reconocimiento de una unión concubinaria. LA Sala declara sin lugar la revisión, pero repone la causa al
estado de admisión a los fines de que se publique el edicto a que se refiere el artículo 507 CC.

“Así las cosas, se evidencia que la sentencia dictada por el Juzgado Superior Cuarto en lo Civil,
Mercantil, Tránsito, de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, Agrario y Bancario de la
Circunscripción Judicial del Estado Táchira el 9 de marzo de 2011, fue dictada en desconocimiento
del criterio señalado supra, relativo a la publicación de los edictos para el llamado de los terceros
que pudieran tener interés en los juicios relativos al estado civil de las personas, omitiendo aplicar
lo previsto en la mencionada norma del Código Civil, al igual que lo hizo el Juzgado Cuarto de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado
Táchira.”

III. EN MATERIA DE FILIACIÓN (PATERNA Y MATERNIDAD SUBROGADA).

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 14 de agosto de 2008.
Sentencia: 1.682
Expediente: 05-0062.
Asunto: Consejo Nacional de Derechos de Niños y Adolescentes.
Motivo: Interpretación constitucional.

13
Se planteó el hecho que una mujer casada que hubiese dado a luz a un hijo, lo presentase al
Registro Civil conjuntamente con un hombre distinto del marido, que afirma ser el padre del niño. ¿La
presunción de filiación paterna matrimonial debe ceder ante esas declaraciones de voluntad?

“En concordancia con lo expuesto, debe reiterar esta Sala que constituye una obligación para los
Registradores Civiles garantizar el derecho de identidad de todo niño, por lo que, ante el
reconocimiento voluntario efectuado por los padres unidos en un vínculo matrimonial o unión
estable de hecho, o ante la solicitud de éstos por no estar unidos los padres biológicos en el
supuesto anterior, deben los referidos funcionarios expedir el Acta de Nacimiento inmediatamente
y abrir el procedimiento administrativo establecido en la Ley para Protección de las Familias, la
Maternidad y la Paternidad.
Asimismo, debe reiterarse que en caso de controversia que verse sobre el respectivo
reconocimiento por pretender ciertos derechos filiatorios sobre un hijo, debe destacarse que el
ordenamiento jurídico contempla las acciones de inquisición o desconocimiento de paternidad,
según sea el supuesto respectivo, ante los órganos jurisdiccionales competentes, sin que ello
implique un menoscabo del derecho de identidad que debe asegurarse a los hijos.
Asimismo, aprecia esta Sala que ciertamente la presunción establecida en el artículo 201 del
Código Civil tiene como objeto un mecanismo de tutela de protección al hijo, no obstante, se
aprecia que de la interpretación realizada por los órganos administrativos al negarse a inscribir el
registro realizado por la madre de una filiación extramatrimonial, tal como exponen los recurrentes,
implicaría una violación a los artículos 56 y 76 del Texto Constitucional, así como a la Ley para
Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, la cual establece el mencionado
procedimiento para el reconocimiento de paternidad.
En atención a ello, se aprecia que la interpretación mencionada realizada por los funcionarios
competentes del contenido del artículo 201 del Código Civil, no se corresponde con la intención del
Constituyente, como sujetos plenos de derechos y protegidos no únicamente por la legislación,
sino también por los tribunales (Vid. Artículo 78 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela), razón por la cual resulta necesaria su interpretación conforme al Texto Constitucional,
en el sentido de consolidar la primacía de la identidad biológica sobre la legal siempre que exista
una disparidad entre ambas y que exista un expreso consentimiento de las partes de instaurar el
referido procedimiento administrativo.
(…)
Es por estas razones, que no pueden los órganos administrativos abstenerse de registrar un acta
de nacimiento solicitada por la madre de una filiación extramatrimonial, fundamentando la negativa
en la presunción establecida en el artículo 201 del Código Civil, cuando exista concurrencias de
voluntades de las partes involucradas, ya que la resolución de la controversia en virtud del
conflicto surgido entre la paternidad biológica y la legal, dada la preeminencia que debe tener la
identidad biológica sobre la identidad legal, todo ello de conformidad con lo expuesto en el artículo
56 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 27 de julio de 2006.
Sentencia: 1.456.
Expediente: 05-1471.
Asunto: Yamilex Núñez.
Motivo: Avocamiento en amparo.

Unos cónyuges, en razón de la enfermedad padecida por el hombre, se someten a tratamiento


de reproducción asistida, con lo cual el centro médico disponía de muestras seminales del individuo.
El hombre fallece.
Luego del fallecimiento, la viuda solicita al centro médico continuar con el procedimiento pero
éste se niega.
Ella interpone un amparo ante un juzgado de primera instancia, quien declara improcedente el
amparo. El solicitante pide a la Sala Constitucional el avocamiento, el cual es aceptado por la sala.

14
La sala señaló:

“Como antes se apuntó, no existe en el país regulación expresa sobre el tema de la reproducción
asistida, mucho menos sobre la fecundación de una mujer viuda, con semen crioconservado de su
esposo fallecido.
(…)
En el caso que nos ocupa, el tema de la filiación en el supuesto de que la actora tuviera
descendencia por vía de la reproducción asistida, tendría también solución por aplicación de
principios constitucionales y de Derechos Humanos, señalados en el punto A3) de este fallo, y que
se sintetizan en que todo hijo tiene derecho a conocer a sus padres; derecho que no se limita a
saber quién es, sino a obtener los efectos jurídicos de tal condición.
Sin embargo, a nivel del Código Civil venezolano, surge una dificultad legal en este caso, para
establecer la filiación paterna del hijo que pudiera nacer, que no fue concebido durante el
matrimonio (artículo 201 del Código Civil), sino cuando el vínculo se había roto, aunque la
esperma fue recolectada durante el matrimonio. Se trata de una situación no prevista en el Código
Civil, pero que a juicio de la Sala, no puede convertirse en un traba para que el producto de la
inseminación post mortem, no goce de sus derechos de conocer a sus padres, y llevar sus
apellidos.
En casos como éstos (inseminación post mortem), donde consta la existencia del semen, así
como de quien emana y el estado civil de los sujetos involucrados en la inseminación, por razones
de seguridad jurídica se hace necesario una orden judicial al respecto, de manera que constatados
esos extremos, se declare la filiación paterna del concebido en estas circunstancias y se ordene su
inscripción en el registro civil con tal filiación, ajustado a lo dispuesto en el artículo 235 del Código
Civil. Al fin y al cabo se trata de una filiación producto de un matrimonio, producida por estas
técnicas aplicadas post mortem, pero donde el nacido es hijo del marido de la madre, a menos que
tal paternidad sea desconocida por sus herederos mediante juicio al respecto.
Esta filiación debe ser declarada en sentencia judicial, así no provenga de un proceso
contencioso, y si los extremos que hacen presumir la filiación pueden determinarse por un juez de
familia, que ordene y supervise la inseminación, en estos excepcionales casos podrá ser
declarada, a pesar de que no se esté ante el supuesto del artículo 201 del Código Civil.
(…)
Ahora bien, según nuestra Ley sobre Transplantes de Órganos y Materiales Anatómicos en
Seres Humanos, los órganos y tejidos no forman parte del mundo sucesoral, y aunque la Ley no
regula la inseminación o reproducción asistida, ella contempla al semen y a los óvulos, por lo que
deben tener el mismo status jurídico de los órganos, y así se declara.
Por otra parte, tanto el semen como los óvulos, pueden ser dispuestos por sus poseedores
biológicos para que sean utilizados en vida o post mortem.
En ese sentido será necesario una manifestación de voluntad expresa o inequívoca según las
circunstancias, que denote con claridad la autorización para que sean utilizadas en procesos de
fecundación o en otro sentido, después de la muerte de quien autoriza. Así pues el testamento, en
ese sentido equivale a un documento auténtico.
(…)
A juicio de esta Sala, la situación de los nacidos post mortem por sistemas de reproducción
asistida, fuera de los plazos de los artículos 201 y 202 del Código Civil, sin autorización del
donante sufren una disminución en sus derechos, en materia sucesoral, ya que conforme al
artículo 809 del mencionado Código “son incapaces de suceder los que en el momento de la
apertura de la sucesión no estén todavía concebidos”.
Infringir esta regla es en opinión de la Sala, crear un caos, si a medida que se liquidara la
herencia, o después de partida, aparecieren nuevos herederos a reclamar la nulidad de lo actuado.
Tal posibilidad la considera la Sala contraria al orden público.
De allí, que en principio, el no concebido para la fecha de la apertura de la sucesión no hereda al
padre que aportó el semen, o a la madre que consigna el óvulo.
Pero, cuando la persona ha autorizado en vida la reproducción asistida, para que pueda
realizarse post mortem, con persona señalada o señalable, hay una clara voluntad de que nazca
alguien con la condición de hijo, a quien la Constitución y las leyes le reconocen el derecho de
conocer a sus padres, lo que para esta Sala es un conocer integral y jurídico, y el artículo 809 del

15
Código Civil debe ceder ante esta situación, ya que el conocer a qué tiene derecho este hijo, debe
ser igual al de los otros hijos.
(…)
Al respecto, la Sala observa, el fallo en consulta consideró que era necesario el consentimiento
del ciudadano DIMAR GODOY para que la muestra de su esperma pueda ser utilizada (ver, folio
62 de la pieza principal). Pero resulta que este ciudadano falleció y para el Tribunal de primera
instancia como no existe una manifestación de voluntad dada en un testamento, sencillamente la
acción es “…impróspera”.
Considera esta Sala que la entrega de la muestra seminal a una institución como la Clínica de
Fertilidad del Centro Médico Docente La Trinidad, dedicada a la aplicación de tratamientos de
fertilización asistidaeimplica la expresión directa y específica de la voluntad de DILMAR GODOY,
de que se ponga en práctica uno de los métodos de reproducción asistida, siendo la receptora del
semen su esposa, como surge de las pruebas antes analizadas. Para contrarrestar esta voluntad
se requerirá que una de las personas a que se refiere el artículo 1 de la Ley de Transplantes de
Órganos y Materiales Anatómicos en Seres Humanos (el cual se refiere a la esperma sólo en lo
que se refiere a aceptación de donante y receptor de la misma, entre los exceptuados del
cumplimiento de los requisitos previstos en dicha Ley), o en su defecto una de las nombradas en el
artículo 17, se oponga a dicha voluntad con una razón motivada en un acto que genere la certeza
de que quien actuó de una forma cambió de parecer, y ese no es el caso de autos.
(…)
Declara PARCIALMENTE CON LUGAR la acción de amparo constitucional ejercida por
YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ DE GODOY, contra el GRUPO MÉDICO DE FERTILIDAD C.A.
del CENTRO MÉDICO DOCENTE LA TRINIDAD. En consecuencia, se ordena completar el
CICLO DE FERTILIZACIÓN IN VITRO en la persona de YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ, a
instancias de ella,
Aunque es competencia natural de los Tribunales de Primera Instancia de Familia o de Niños y
Adolescentes, a quienes correspondería esta declaración, esta Sala por haberse subrogado en los
Tribunales nombrados, debido al avocamiento, reconoce la filiación de hijo matrimonial de quien
naciere de esta reproducción asistida, y ordena su inscripción en el Registro del Estado Civil, con
tal condición.”

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 15 de diciembre de 2016.
Sentencia: 1.187.
Expediente: 16-0357.
Asunto: Migdely Miranda.
Motivo: Amparo constitucional.

El caso es el siguiente: 2 venezolanas se casan en Argentina, vienen a Venezuela y se someten


a método de reproducción asistida: el óvulo de una (Ginyveth Soto) se fecunda in vitro y se implanta en
el útero de la otra (Migdely Miranda).
Vuelven a Argentina, nace el niño y lo inscriben en el registro Civil con madre 1 y madre 2.
Vienen a Venezuela a inscribir al niño (hijo de venezolanas por nacimiento), repitiendo madre 1
y madre 2. La Oficina Nacional de Registro Civil pide información acerca de quién es la mujer que dio a
luz al niño. Antes de recibir la respuesta, Ginyveth fallece.
La Oficina, recibida la respuesta, dice que inscribirá al niño como hijo de Migdely (quien lo parió).
Intentan acción mero declarativa de que el niño es heredero universal de Ginyveth; el tribunal de
1° instancia niega la pretensión.
Intentan amparo contra sentencia ante Tribunal Superior del Circuito de Protección, quien ratifica
decisión del tribunal de primera instancia.
Intentan acción de amparo ante Tribunal de Juicio del Circuito de Protección contra: tribunal de
1° instancia, Tribunal Superior y Oficina Nacional de Registro Civil.

16
El tribunal se declara incompetente y remite los autos a Sala Constitucional quien pese a
reconocer la inepta acumulación, declara su competencia basado en el orden público constitucional.
“(…) se refiere a la amplitud en que el hecho supuestamente violatorio del derecho o norma
constitucional afecta a una parte de la colectividad o al interés general, más allá de los intereses
particulares de los accionantes.
se evidencia que los derechos presuntamente violados afectan no sólo la esfera particular de los
derechos subjetivos de los accionantes, sino de un número indeterminado de personas que forman
el grupo de LGBT revistiendo tales violaciones el carácter de orden público indicado por la norma,
afectando las buenas costumbres”.

La Sala declara el asunto de mero derecho y procede a dictar sentencia.

“(…) en el presente caso estamos en presencia de un asunto de mero derecho, al tratarse de


amparo contra sentencia que se fundamenta en la violación del derecho a la identidad del niño, el
hijo de la ciudadana MIGDELY MIRANDA RONDÓN, cuya identidad se omite de conformidad con
el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, y a la
obtención de documento que demuestre tal supuesto, respecto de los cuales sólo se requiere
verificar si la sentencia previamente identificada en el capítulo de la competencia, objeto del
amparo, incurrió en alguna de las violaciones denunciadas, para lo cual el expediente que se
encuentra agregado a los autos en copia certificada resulta suficiente. Por ende, visto que no
existen elementos nuevos o controversias que deban dilucidarse entre la agraviada y un tercero,
esta Sala Constitucional decidirá la presente acción de amparo constitucional en esta oportunidad,
prescindiendo de la audiencia oral y pública.”

La Sala señala que los métodos de reproducción asistida no solo son utilizados por personas con
problemas de fertilidad sino también
“personas que acuden a dichos métodos, para encontrar una solución a una situación jurídica
todavía no regulada por el ordenamiento jurídico, en nuestro caso, aun no prevista en forma
expresa, como lo es la reproducción en parejas de un mismo sexo, que pueden dar origen a una
filiación.”
Así pues, tenemos en la actualidad el surgimiento de circunstancias de hecho que pueden
conllevar a una maternidad subrogada, trayendo consigo una ausencia de regulaciones que
solucionen las problemáticas legales que la misma conlleva y que, sin duda, deben ser atendidas.
Ejemplos de estos conflictos, son los siguientes: la presunción y determinación de la maternidad y
de la paternidad; disposiciones en el supuesto de que los padres contratantes mueran durante la
gestación; el derecho de los padres a rechazar al bebé por malformaciones y pedir a la madre
sustituta el aborto del mismo”.

A los fines de dictar la decisión, la Sala señaló:


“Conforme a la doctrina de esta Sala Constitucional explanada anteriormente, se observa que del
escrito contentivo de la presente acción de amparo se ven ampliamente comprometidos los
derechos del niño (cuya identidad se omite de conformidad con el artículo 65 de la Ley Orgánica
para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes), tales como, derecho a la nacionalidad,
derecho a la identidad, derecho a pertenecer a una familia, y a gozar de todos los beneficios que
esto conlleva, como se apuntó en el capítulo VI de este fallo.
En consecuencia, el objetivo principal de esta Sala Constitucional es materializar la protección de
forma integral del niño involucrado en la presente controversia, lo cual conlleva a hacer ciertas
distinciones sobre la protección del Estado a la maternidad consagrada en nuestra carta magna.
(…)
Ahora bien, conforme a nuestro ordenamiento jurídico se le atribuye la filiación materna a la
ciudadana Migdely Miranda Rondón, ya que fue ésta la que llevo a cabo el proceso de gestación y
materializó el hecho cierto del parto, filiación que esta Sala Constitucional ratifica, por cuanto
realmente desde el inicio del procedimiento de reproducción asistida nunca hubo tal intención de
“entrega del niño” por parte de la gestante subrogada, condición que consta en las actas del
expediente,

17
Sin embargo, en búsqueda de la verdad real, y con fundamento en el artículo 56 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, toda persona tiene derecho a su identidad,
y ésta comprende a la identidad biológica, (…)”
La Sala analiza una experticia en la que se desprende la relación heredo-biológica existente
entre el niño y Ginyveth Soto.
“Conforme a lo anterior, esta Sala constata que producto de la filiación como vínculo existente
entre padres e hijos, que genera una identidad legal y una identidad biológica, en el presente caso
es imprescindible su determinación, a los efectos de resolver lo planteado por la parte actora, en
interés superior del niño procreado, mediante un método de reproducción asistida, como lo es la
Fertilización in Vitro (…)”.
En consecuencia, genéticamente el niño (cuya identidad se omite de conformidad con el artículo
65 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes), es hijo de la ciudadana
Ginyveth Soto Quintana (fallecida), por lo cual tiene el derecho de estar inscrito con los apellidos
de sus progenitoras, y así se ordena sea rectificado por la autoridad civil competente. Así se
decide.
(…)
Por ello, conforme a lo establecido en dicha norma (art. 75 CRBV), concatenado al derecho a la
igualdad y no discriminación, previstos en el artículo 21 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, se reconoce en esta sede constitucional, el derecho de maternidad de
las ciudadanas Ginyveth Soto Quintana y Migdely Miranda Rondón de su hijo (cuya identidad se
omite de conformidad con el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes).
Del reconocimiento de tal filiación biológica que hace esta Sala Constitucional y la legal conforme
al hecho natural, que se verifica entre ambas madres y su hijo, así como el vínculo jurídico que hoy
se declara por esta Sala Constitucional, es ineludible, asimismo, plantear que en esta nueva
situación que merece especial atención jurídicamente, ambas ciudadanas manifestaron
ampliamente su voluntad procreacional, siendo éste uno de los elementos a considerar para la
concepción y la determinación del futuro del nuevo sujeto de derechos, (…) siendo que surgen
serias consecuencias jurídicas, que como fueron señaladas por la parte accionante no se
circunscriben sólo al derecho a la identidad del niño, sino que se equipara la esfera jurídica de éste
a la de cualquier niño nacido sólo con la herencia biológica de una madre.
En virtud, de que como ya se ha explanado anteriormente, resultan involucrados tanto los
derechos de las progenitoras y el derecho que tiene el niño, de conocer su origen, la identidad de
los mismos y en este sentido llevar sus apellidos tal como lo consagra el artículo 56 constitucional;
así como el ostentar la nacionalidad que corresponde según el ordenamiento jurídico venezolano
(…); así como ser cuidado por tales progenitoras (Vid. artículo 25 de la Ley Orgánica para la
Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes); pues resulta lógico pensar que únicamente si se
conoce a los progenitores, se puede ejercer de manera plena y efectiva el derecho a ser cuidado
por ellos, que además está indefectiblemente relacionado con el derecho a ser criado en una
familia, según el cual “todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o
criadas y a desarrollarse en el seno de su familia de origen.
(…)
Sin embargo, la protección del Estado a la familia no se circunscribe tan sólo a la madre o padre,
así como tampoco se limita al estado civil de éstos, sino que se extiende a quienes ejerzan la
jefatura de la familia, esto en virtud, de que la familia es el centro de gravedad de una serie de
disposiciones de mayor importancia, las cuales van desde el derecho reconocido al niño y al
adolescente de ser criado y educado dentro de tal familia
Esta protección del Estado hacia la familia es de suma trascendencia, dado que como hemos
venido puntualizando se prioriza la armonía de la relación Familia-Estado para lograr como fin
último una estructura ordenada de la organización política, en razón de que lo natural antecede al
derecho, y es éste quien finalmente regula y ordena las situaciones dadas por los actos volitivos
de la sociedad.
En consecuencia, una lectura acorde con la Constitución, conlleva a una protección del Estado
sin distinción a la forma de conformación de la familia, por ello está llamada a incluir a los
niños, niñas y adolescentes nacidos en familias homoparentales, siendo éstos sujetos de
derecho, que gozan de todos los derechos y garantías consagradas a favor de las personas en el

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ordenamiento jurídico al igual que cualquier otro niño que haya nacido dentro de una familia
tradicional.
(…)
Corolario de lo anterior, estos niños tienen derecho a la sucesión universal del patrimonio de sus
progenitores, de ser el caso, lo cual ha acontecido en la situación bajo análisis, ya que de acuerdo
con las circunstancias expuestas, consta en autos copia certificada de Acta de Defunción n°. 4167
del 14 de diciembre de 2014, de la ciudadana Ginyveth Soto Quintana, por tanto, esta Sala
Constitucional como máxima instancia de la jurisdicción constitucional, llamada a garantizar los
derechos constitucionales ya indicados, declara procedente la inclusión del niño involucrado en el
presente asunto en la Declaración Únicos y Universales Herederos, en virtud del reconocimiento
que hace esta Sala Constitucional de la filiación biológica y por ende la filiación materna con el
mismo. Así se declara.
(…)
INTERPRETA el artículo 75 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el
sentido de que la jefatura de las familias pueden ejercerlas las familias homoparentales, y por
ende el Estado brindará protección sin distinción a la forma de conformación de la familia,
incluyendo a los niños, niñas y adolescentes nacidos en familias homoparentales, siendo éstos
sujetos de derecho, que gozan de todos los derechos y garantías consagradas a favor de las
personas en el ordenamiento jurídico al igual que cualquier otro niño que haya nacido dentro de
una familia tradicional.”

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 6 de noviembre de 2008.
Sentencia: 1687.
Expediente: 08-0247.
Asunto: Rosana Barreto.
Motivo: Amparo constitucional.

La madre biológica lleva al niño a casa de otra mujer, no pariente, porque él ha sufrido maltratos.
Esa guardadora en ningún momento impidió a la madre el ver a su hijo. Años después la madre se lleva
al niño bajo engaño y lo retiene. El juicio de restitución que ocurre es ganado por la guardadora.
La Sala desestima el amparo interpuesto por la madre y confirma la sentencia dando así
prioridad a un tercero frente a la madre biológica. Ordena a la guardadora que permita el contacto
madre-hijo abiertamente.

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 1 de julio de 2011.
Sentencia: 1.074.
Expediente: 10-0355.
Asunto: Patricia Infante.
Motivo: Desaplicación art. 228 CC control difuso.

Se trata de una demanda por inquisición de paternidad cuyas características son las siguientes:
Una niña nace el 20/11/1989. Su padre muere el 29/12/1991. Se demanda a la heredera del padre por
inquisición de paternidad el 26/3/2003. La Sala Social dicta sentencia el 4/3/2010 en la que desaplica la
referida norma.
“Corolario de los razonamientos que anteceden, esta Sala declara ajustada a derecho la
desaplicación de la parte in fine del artículo 228 del Código Civil, en cuanto al lapso de cinco años
para intentar la acción para la determinación judicial de la filiación cuando se incoe contra los
herederos y la aplicación preferente, en su lugar, de los artículos 56 y 78 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, para la admisión de la demanda de inquisición de paternidad
que inició Emilia Isabel Infante Rivas, en representación de su hija, Patricia Isabel Infante Rivas
(para entonces menor de edad), contra Yolimar Alejandra Hernández Díaz, heredera universal de
su padre, Luis Alberto Hernández Guerrero.

19
Esta Sala manifiesta que la desaplicación de la parte in fine del artículo 228 del Código Civil se
encuentra conforme a derecho, sin embargo debe precisar esta Sala que esta desaplicación
atiende únicamente a los derechos que comprende el reconocimiento y no aquellos derechos
patrimoniales que pudieran derivarse de aquél, los cuales se regirán por las normas aplicables a
cada caso. En el presente caso, el lapso respecto a los derechos patrimoniales que se derivaron
del proceso de inquisición de paternidad que inició Emilia Isabel Infante Rivas en representación
de su hija, PATRICIA ISABEL INFANTE RIVAS, debe computarse a partir de la firmeza del fallo n.°
0148 del 4 de marzo de 2010, emanado Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de
Justicia y se hayan realizado las modificaciones pertinentes en el Registro Civil.”

IV. EN MATERIA DEL RÉGIMEN PATRIMONIAL MATRIMONIAL.

Tribunal: Sala Constitucional.


Fecha: 26 de noviembre de 2021.
Sentencia: 1.456.
Expediente: 17-0293.
Asunto: Wilmer Partidas.
Motivo: Demanda de inconstitucionalidad parcial del art. 173 CC.

Se demanda la inconstitucionalidad de la parte final del artículo 173 del CC porque el mismo solo
prevé como excepción la separación de cuerpos y bienes por mutuo consentimiento lo cual, ante un
procedimiento conforme al art. 185-A – donde también opera el mutuo consentimiento -, resulta
discriminatorio. Se pretende, pues, que se permita la separación de bienes conjuntamente con la
solicitud de divorcio basada en el artículo 185-A.

“Así entonces, siendo el régimen de capitulaciones o el de la separación de bienes conyugales el


régimen principal que rige en la institución del matrimonio, mal podría explicarse la solemnidad a la
que están sometidas (art. 143 Código Civil) , y la condición de que la validez de las mismas estén
sujetas a su celebración y registro antes del matrimonio (art. 144 Código Civil); restricciones
legales éstas que sin duda, han influido en la inversión de la presunción legal; y hasta ha
conllevado en la práctica a la sustitución del régimen principal de capitulaciones matrimoniales por
el régimen supletorio de comunidad de bienes y gananciales.
(…)
Hoy día, cuando las instituciones familiares, y los cónyuges han alcanzado una igualdad y
paridad civil en el plano familiar, resulta necesario reconocer la autonomía de la voluntad de los
cónyuges conforme al principio de igualdad, de manera expresa (no falsamente tácita) y con
reconocimiento de la plena capacidad de ambos cónyuges para administrar y disponer de los
bienes propios y conyugales sin condicionamiento de su estado civil.
La fundamentación de la lectura constitucionalizada que hace la Sala del régimen pecuniario del
matrimonio, y demás instituciones de orden familiar reguladas por el Código Civil vigente hace
énfasis en el carácter no injerencista del legislador civil cuya regulación en el ámbito privado y
familiar se hace preferiblemente excepcional; de tal manera, que el intérprete estará obligado a
respetar el dogma o axioma base del Derecho Privado: “Todo lo que no está expresamente
prohibido está tácitamente permitido”, por oposición justamente al dogma básico del Derecho
Público: “Todo lo que no está expresamente permitido está prohibido”.
En esta misma perspectiva no existirían razones para que el legislador en detrimento del
principio de igualdad en la ley estableciera circunstancias de regulación distintas para que en una
misma situación civil (vigente el matrimonio), se permitiera el ejercicio de distintos derechos
individuales, como es el caso de que los cónyuges vivan separados de cuerpos de forma
declarada (arts. 173, 190 y 185-A del Código Civil), o de facto vivan separados de cuerpos.
Tampoco así, ignorándose las más elementales reglas de la analogía se impida que el
reconocimiento de la unión concubinaria en ausencia de matrimonio, prevista en forma única en el

20
artículo 767 del Código Civil, ignore a su vez e impida el mutuo convenimiento de los concubinos
para administrar los bienes pecuniarios propios de cada uno.
(…)
Todos estos vacíos o lagunas legales para no señalar las incongruencias sobrevenidas por
efectos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), y de la natural
desactualización del ordenamiento civil venezolano de vieja data (1922 y reformado en 1982)
hacen perentorio para esta Sala Constitucional ajustar el ordenamiento jurídico vigente a los
principios y garantías constitucionales mediante anulación y/o interpretación constitucionalizante
del texto legal sub iudice (…)
las Capitulaciones o Convenciones matrimoniales de los cónyuges contenidas en el artículo 143
del Código Civil constituyen el régimen patrimonial principal y ordinario de regulación en el
matrimonio, y supletoriamente en caso de ausencia de Capitulaciones matrimoniales por
inexistencia o nulidad de las mismas, la administración y disposición del patrimonio conyugal se
regirá por el régimen de comunidad de bienes y gananciales previsto en los artículos 148 y
siguientes del Código Civil; en consecuencia, la Sala Constitucional interpreta los artículos 148 y
149 del Código Civil , y establece que las Capitulaciones matrimoniales se celebrarán conforme a
la libre y expresa autonomía de los cónyuges/partes de manera personal con plena capacidad
legal para contratar o en caso de minoridad o inhabilitación aún en trámite, con la asistencia y
aprobación de la persona cuyo consentimiento es necesario para la celebración del matrimonio
sean sus padres o su curador. De tal manera, que siendo las Capitulaciones matrimoniales el
régimen patrimonial conyugal principal, los convenimientos de los cónyuges podrán celebrarse
válidamente antes y durante del matrimonio; y así también, podrán ser reformadas durante el
matrimonio y aún dejarse sin efecto. En todo caso, nunca tendrán efectos retroactivos sino hacia el
futuro, y entrarán en vigencia una vez registradas conforme lo establecido en los artículos 143 y
siguientes del Código Civil, normativa que se ajustará a lo aquí decidido y que queda vigente en
todo lo que no contradiga la presente decisión. En el caso de que la celebración y/o reforma de las
Capitulaciones matrimoniales se haga en el exterior las mismas tendrán efectos en Venezuela una
vez cumplidos los requisitos previstos en los artículos 143 y 145 del Código Civil.
Por su parte, el artículo 144 del Código Civil venezolano se interpretará sin restricción
admitiéndose la celebración de las Capitulaciones matrimoniales antes de la celebración del
matrimonio; o posteriormente durante la vigencia del matrimonio, así como también serán válidas
las reformas o modificaciones a las Capitulaciones matrimoniales, su sustitución y la reforma.
De igual modo, invocando la plena autonomía de la voluntad de los cónyuges podrán éstos
revocar por mutuo consentimiento durante el matrimonio el régimen convencional de
Capitulaciones matrimoniales que hubiesen mantenido vigente, y someter el patrimonio propio al
régimen legal comunitario previsto en los artículos 148 y siguientes del Código Civil, una vez
cumplidos los requisitos previstos en los artículos 143 y 145 del mismo Código.
No puede pasar desapercibida la situación jurídica similar que tienen las uniones concubinarias
en ausencia de matrimonio, o uniones estables de hecho como han sido calificadas por esta Sala
Constitucional en sentencia N° 1682/2005 y donde se fundaría la aplicación por analogía de la
interpretación constitucional que hace la Sala del Régimen convencional patrimonial del
matrimonio a la institución del concubinato. En tal sentido, el documento de las capitulaciones
deberá incluir la indicación expresa de la fecha de inicio de la relación de hecho, todo ello a tenor
de lo previsto en el artículo 77 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
No existiendo entonces prohibición legal expresa, la Sala encuentra también en aplicación
analógica que el artículo 767 del Código Civil regulatorio de la comunidad concubinaria en
ausencia de matrimonio, debe hacer prevalecer el principio de autonomía de la voluntad para que
los concubinos en iguales condiciones que los cónyuges en el matrimonio puedan darse por mutuo
consentimiento un régimen de Capitulaciones patrimoniales que se regirá analógicamente, según
los artículos 143 y 146 del Código Civil interpretados con el mismo carácter vinculante que la Sala
ha dispuesto para las Capitulaciones matrimoniales. En ausencia de las Capitulaciones
patrimoniales admitidas en el concubinato por inexistencia o nulidad de las mismas, deberá

21
presumirse la comunidad de bienes salvo prueba en contrario, conforme lo establece el artículo
767 del Código Civil.
Igualmente, las modificaciones a las capitulaciones matrimoniales que a bien tengan hacer las
partes, sea durante el matrimonio o durante la unión estable de hecho, podrán hacerse una vez
transcurridos cinco (5) años desde la fecha de la última capitulación de bienes efectuada.
Para la validez y antes del registro civil del documento contentivo de las modificaciones a las
capitulaciones matrimoniales, las partes deberán previamente publicar dicho documento, por tres
veces con intervalo de diez (10) días, en un periódico (versión digital e impresa) de circulación en
el lugar donde esté constituido el domicilio conyugal, o en el lugar más cercano a éste. Para el
caso de que no exista un periódico en dicha localidad, deberá publicarse en un periódico de
circulación nacional (versión digital e impresa). Así finalmente se decide.”

Voto salvado (Calixto Ortega).

Si bien, el juez constitucional no se encuentra vinculado a lo solicitado por el accionante, debe


existir algún nexo o conexión entre lo pedido y lo decidido, no puede hallarse una total excomunión
entre lo solicitado y la decisión. No obstante ello, a pesar de establecerse de manera diáfana y
concreta el tema decidendum en la sentencia y declararse que su resolución es de orden público
por lo que no se decide en la motiva de la misma, el abandono del trámite por pérdida del interés,
aunque si lo hace en la dispositiva de la sentencia, sin embargo, la misma se profiere de forma
totalmente distinta y deja de un lado lo solicitado en la acción popular para pronunciarse sobre el
régimen patrimonial del matrimonio, que es un asunto totalmente diferente, con lo cual se produce
una decisión incongruente.
De acuerdo a ello, la Sala, en caso de la acción de nulidad de norma, no puede obviar el
procedimiento legalmente establecido, como si se tratase un amparo, siguiendo su propia doctrina,
sólo por la circunstancia que la causa sea de mero derecho, porque repetimos, siempre la acción
popular de nulidad contiene pretensiones de mero derecho. Aun así, la Sala debe escuchar al
Legislador por antonomasia – Asamblea Nacional – y al resto de los Poderes constituidos, tales
como el Poder Ejecutivo e incluso a todo aquel que tenga algo que aportar a los fines de elaborar
una legislación inclusiva, mucho más, en un Estado Social de Justicia y de Derecho donde el
ciudadano ejerce un rol central y, la legislatura se practica bajo el principio de participación,
protagonismo y corresponsabilidad. En este sentido, es contrario a tales principios, que en un
aspecto tan importante de la vida privada, con trascendencia social, se haya omitido el
procedimiento establecido.
Como corolario de lo anterior, la decisión de la cual nos deslindamos, implica un solapamiento
de funciones con el Legislador ordinario, al cual le corresponde dicha función, en el sentido de la
creación de Ley. La norma es una elaboración dentro de un proceso que involucra un complejo de
actividades que va desde la consulta popular hasta la dinámica de las discusiones en las
respectivas comisiones y en las plenarias de la Asamblea Nacional. No es una, sino dos
discusiones, las que deben dárseles a los proyectos de Ley e incluso, pudiera ser sometida a
referéndum aprobatorio y finalmente, puesta en ejecútese por el Presidente de la República.
El fundamento de la sentencia de la cual nos apartamos aspira o pretende dar, carácter
reivindicativo, se encuadra en la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer, que este
disidente obviamente apoya. Ello precisamente niega una de las conquistas más importantes del
movimiento feminista venezolano que logró la igualdad patrimonial en el matrimonio en la reforma
del Código Civil de 1982, oportunidad desde la cual, la mujer casada administra los bienes que
provienen de su actividad económica y debe ser consultada y consentir la disposición de los
bienes de la comunidad (al igual que el hombre) por lo que, si en algún aspecto la mujer ha
conseguido plena igualdad, es precisamente en el reconocimiento jurídico de los efectos
patrimoniales del matrimonio.
La sentencia de la que se disiente obra a contra corriente de la tendencia mundial del recurso
cada vez más usual de las capitulaciones matrimoniales para resolver lo económico en los

22
matrimonios y no considera aspectos que están vinculados al tema patrimonial, que se encuentra
en el propio Código Civil como en otras instrumentos legislativos, como el tema de las sucesiones
y la pérdida u obtención de la vocación hereditaria (Vid artículos 823 y 883 del Código Civil) en
caso de capitulaciones post matrimonio o no (…)
Empero, uno de los aspectos fundamentales, son los derechos de terceros, la enorme
inseguridad jurídica que implica los cambios sobrevenidos al régimen de bienes dentro del
matrimonio, por cuanto si bien se aplica hacia el futuro, es muy difícil saber cuál es el último
régimen asumido por los cónyuges. En la actualidad, las capitulaciones deben ser registrada en la
oficina de registro correspondiente al lugar del matrimonio (Ver artículo 143 del Código Civil), en el
caso de la presente decisión sería, aunque no lo dice y es un aspecto fundamental, el lugar del
matrimonio o del domicilio conyugal, (que puede variar a voluntad de los cónyuges. Ver artículo
140 del Código Civil), entonces puede registrarse las capitulaciones en determinada ciudad porque
los cónyuges de mutuo acuerdo fijan su domicilio conyugal en ese lugar, que puede ser distinto y
distante al domicilio individual de cada uno de ellos, pudiendo ambos conjunta o separadamente,
dependiendo del último régimen decidido, contratar con terceros, que no tienen posibilidades de
conocer dicho régimen patrimonial.
(…)
Finalmente, a pesar de que el fundamento de la sentencia aspira reivindicar la igualdad entre el
hombre y la mujer, no puede haber igualdad ahí en donde se genera una fuente de eventuales
conflictos en detrimento de los cónyuges, la familia y la sociedad. De igual forma, se piensa en un
igualdad entre el hombre y la mujer, pero por mucho que se analice la argumentación, subyace
una posición desigual, ya que la unión entre parejas no tiene per se que comprometer su privativo
patrimonio. Si durante la vida de pareja se nutre y crece el patrimonio, por el sentido mismo de la
convivencia, la pareja se socorre mutuamente, pero las virtudes del amor y de los sentimientos no
tienen por qué ser la expresión del carácter patrimonial de la unión. Son dos aspectos bien
diferenciados. Se pretende introducir un carácter materialista en la unión de los afectos o
sentimientos que han dado origen a la unión de la pareja. Es esto un desencanto censurable por lo
que la ideología que abriga la sentencia es, lamentablemente, antisocial, con manifiesto perjuicio
previsible para la unión, la familia y la sociedad. Con la introducción de este nuevo régimen, lo
cierto es que una vez casados pueden variar las circunstancias económicas de los cónyuges y uno
de ellos, quiera dejar de compartir sus bienes, ejerciendo para eso alguna posición de dominio,
sexual, afectiva, económica o jurídica, variando las circunstancia originales para acceder al
casamiento. ¿No estaremos agregando una circunstancia adicional de estrés a la vida en
matrimonio? ¿No es mejor un plan educativo que le enseñe a los ciudadanos que existe la
posibilidad de realizar capitulaciones matrimoniales con sus ventajas para la vida en común?, pues
nada garantiza que este cambio radical determine que no se seguirá manteniendo al régimen de
gananciales – que aunque régimen supletorio – es el más extendido entre los ciudadanos
venezolanos.

V. VARIOS.

Tribunal: Sala Constitucional.


Sentencia:738.
Fecha: 11 de agosto de 2006.
Expediente: 15-0424.
Asunto: Inconstitucionalidad arts. 394 (adulterio) y 395 Código Penal (concubinato). Enid Méndez.

Por discriminatorio, se demandó la nulidad por inconstitucionalidad del art. 394 Código Penal; la
Sala, por la vinculación y similitud, la extendió a la nulidad del art. 395 eiusdem.
“ (…) declara nulas por inconstitucionales las disposiciones previstas en los artículos 394 y 395 del
Código Penal, normas que contemplan los tipos penales de adulterio, por ser contrarias, tal como
están concebidas, a los principios de igualdad, no discriminación de la mujer y respeto a la

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dignidad humana consagrados en los artículos 2, 3 y 21 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, (…)”.

Tribunal: Sala Casación Civil.


Fecha: 15 de noviembre de 2017.
Sentencia: RC 740.
Expediente: 2017-166.
Asunto: Mayra Barrueta vs. Bruce Pestano.
Motivo: Recurso de Casación.

Trata de un juicio mero declarativo de existencia de unión concubinaria. El demandado se había


casado en Venezuela y luego se divorció en USA. La actora había intentado el exequatur de la sentencia
de divorcio, pero le fue declarada la perención de la instancia.
Intentó la demanda mero declarativa y el demandado adujo que a los efectos de la ley
venezolana, él estaba casado y no podía existir una unión concubinaria.
La actora promovió la sentencia de divorcio dictada por tribunal americano debidamente
apostillada. La Sala consideró que no era necesario el exequátur porque se trataba de un documento
público que demostraba la existencia del divorcio.

Tribunal: Sala Casación Social.


Fecha: 3 de agosto de 2021.
Sentencia: RC 75.
Expediente: 21-0064.
Asunto: Claudia Susana Cisneros.
Motivo: Avocamiento.

Un hombre fallece dejando 3 hijos de anterior matrimonio, una viuda y varios hijos adoptados en
este matrimonio.
Trata de 3 procedimientos, a saber: uno, aceptación de herencia a beneficio de inventario
iniciado por Mireya Blavia de Cisneros en representación de dos hijos menores de edad; otro de
aceptación de albaceazgo, en el cual la nombrada señor formula oposición; y un tercero, de nulidad de
cláusula testamentaria, iniciado por la mencionada señora y varios hijos mayores de edad.
Los hijos del anterior matrimonio opusieron la falta de cualidad de los hijos adoptados porque las
respectivas sentencias de adopción no había obtenido el exequatur.

La Sala dejó sentado:

“De las normas y citas doctrinales y jurisprudenciales antes transcritas concluye la Sala, que
resulta inequívoco sostener y declarar que toda sentencia extranjera, para que tenga eficacia en
nuestro país, debe ser sometida al procedimiento de exequátur sin lo cual, de conformidad con lo
previsto en el artículo 850 del Código de Procedimiento Civil vigente no tendrán ningún efecto, ni
como medio de prueba, ni para producir cosa juzgada, ni para ser ejecutada, siendo imposible
entonces que de ellas se deriven efectos o actos generadores de derecho, y así se declara.
(…)
De la revisión de los expedientes objeto del presente avocamiento constata esta Sala, que las
sentencias que declararon la adopción plena de las adolescentes L.G.C.B y C.G.C.B y de los
ciudadanos Carmen Elena Cisneros Blavia, Camila Roxana Cisneros Blavia, Alfonso Olaf Cisneros
Blavia y Oswaldo Antonio Cisneros Blavia fueron dictadas por Tribunales de Colombia y Rumanía;
países que al igual que la República Bolivariana de Venezuela han suscrito y ratificado la
Convención de La Haya sobre la Protección de Menores y la Cooperación en Materia de Adopción
Internacional del 29 de mayo de 1993.
(…)

24
La ausencia de exequátur en este asunto no sólo ha impedido que los solicitantes del
avocamiento demuestren los vicios de orden público que, según alegan, hacen que las sentencias
extranjeras sean de imposible convalidación en el fuero judicial venezolano, sino que más grave
aún han impedido a los órganos jurisdiccionales competentes nacionales confrontar las sentencias
extranjeras dictadas por los Tribunales de Colombia y Rumanía con el ordenamiento nacional y
verificar si las mismas cumplen con el principio de reciprocidad y si son tolerables con nuestro
sistema básico de valores y principios fundamentales.
En razón de lo anterior, considera esta Sala que las sentencias que declararon la adopción de
las adolescentes L.G.C.B y C.G.C.B y de los ciudadanos Carmen Elena Cisneros Blavia, Camila
Roxana Cisneros Blavia, Alfonso Olaf Cisneros Blavia y Oswaldo Antonio Cisneros Blavia
obligatoriamente deben ser sometidas a exequátur, sin lo cual no tendrán ningún efecto, ni como
medio de prueba, ni para producir cosa juzgada, ni para ser ejecutada, siendo imposible entonces
que de ellas se deriven efectos o actos generadores de derecho, y así se declara.
(…)
La ausencia de exequátur de las sentencias dictadas por los Tribunales de Colombia y Rumanía,
las cuales declaran la adopción de las adolescentes L.G.C.B y C.G.C.B y de los ciudadanos
Carmen Elena Cisneros Blavia, Camila Roxana Cisneros Blavia, Alfonso Olaf Cisneros Blavia y
Oswaldo Antonio Cisneros Blavia, conlleva forzosamente a la declaratoria de falta de cualidad o
legitimación ad causam de dichos ciudadanos, porque no teniendo ningún efecto en Venezuela
dichas decisiones judiciales, no pueden emanar de dichos documentos título que acrediten la
pertenencia o titularidad en la esfera jurídica de quienes alegan el derecho subjetivo o poder
jurídico que se hace valer en los juicios objeto del avocamiento.”

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