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NUNCA LA MISMA HISTORIA Nueve nuevos czonistas aaseeeansuaaue aonrog mas Va | \ Prologo de Josefina Nie “—" {PARA QUE SIRVEN LAS CARILINAS? Las constelaciones familiares por dentro Juan Ignacio Parente Gonzélez L: puerta con picaporte dorado se abre lentamente al es- cuchar el sonido del timbre. Un rostro alargado se asoma rapido y da la bienvenida. —Hola, soy Laura y hoy voy a ser tu consteladora. —Esas palabras provienen de unos labios jovenes y firmes. Las silabas se desparraman de una manera armoniosa y suave. —Pasa por aca. En ese cuarto podés dejar tus cosas —sefiala una habita- cién pequefia en la que hay camperas, carteras y bolsos—. ¢Tu - nombre? —Juan Ignacio. —Bien, Juan. Ponete comodo porque en un ratito empezamos. En el sexto piso de un edificio ubicado en el barrio de Bel- grano hay doce personas sentadas alrededor de una alfombra con un mandala que ocupa gran parte del cuarto. La mayoria son mujeres. Hay flores y cuadros por donde se mire. A todos nos cubre el sol de las dos de la tarde que entra por el gran ven- tanal que da a la avenida del Libertador. A través del cristal se puede ver a cientos de personas subiendo y bajando de los trenes y colectivos que tienen parada en las Barrancas de Belgrano. Estamos todos descalzos y miramos la gran alfombra que oficia de “campo” y es el lugar donde se trabaja. En cada esquina de la habitacion hay pequefias mesas en las que se apoyan cajitas de carilinas. 1 antos pafiuelos? — Por qué hay t ! las lagrimas. —Son para secarse — En serio? —Si. Y te aseguro que los vas a usar. Lo dice una sefiora de unos cincuenta y tantos aiios, que ademas de pelo corto y un lindo collar que adorna su huesudo leva una libreta en la mano de la cual no se desprenderé cuello, : toda la tarde. A su lado hay otra mujer demasiado simi- durante lar a ella como para no ser su hermana. Sin embargo no lo es, sino que comparten el curso para convertirse en consteladoras, por eso es que las dos anotan todo lo que ven en un lerno, Su objetivo es formarse en esta moderna terapia alternativa que lleva poco mas de diez afios en Argentina aun cuando su ma- triz es polémica y discutida. Queremos hablar de nuestras vidas pero algo nos interrumpe. Es Laura. Callados. Va a hablar. —Me presento nuevamente. Soy Laura y seré su facilita- dora —dice. Algunos consteladores se Ilaman a si mismos asi: facilitadores—. Como hoy no somos tantos, podemos trabajar con tiempo. Una sesién de constelaciones familiares requiere de al me- nos dos personas, el constelado y el constelador, y puede llegar a haber hasta treinta en una sala, de las cuales algunas participan y el resto observa. —Me gustaria que se presenten para conocerlos un poquito mas. Adelante, ¢quién se anima? Uno a uno nos vamos presentando. Ninguno se extiende ect aan ae atin mas reservados. Se nota en el aire que Laura, eee heer evel més palabras que las necesarias. ar son conseintos e, explica que debemos optar entre ofi- een © como representantes. La diferencia radi- “@ principalmente en que el constelado elige el el elige el tema a tratar y objetivo es “sanar” su problema. Para esto es necesario el trabajo de los representantes, quienes ayudardn recreando situaciones guiadas por el constelador. La otra diferencia es lo que se paga. Si bien los honora: tre $500 para constelar y $300 para ser representantes. Aunque hay tarifas mas caras. En Espaiia, por ejemplo, los precios van desde 100 a 250 euros, Esta tarde solo tres pasaran al frente. Laura, al azar, elige a quien sera el primer constelado de la tarde. Lo hace sentar en una silla al lado de la suya que esta s varian segtin cada facilitador, oscilan en- en la cabecera del cuarto para que todos lo vean bien. Se llama Jorge y es la primera vez que se involucra en este tipo de terapias alternativas. Tiene un pasado oscuro y una mochila de la cual quiere liberarse. Suelta las palabras con cuentagotas y parece calcular cada frase que sale de su boca. Jorge no sabe, y q nunca lo sepa, que el padre de esta terapia es igual de reservado ¢ indescifrable que él. Su nombre es Bert Hellinger y es el principal difusor de las constelaciones familiares. Es aleman, tiene noventa aiios, lo acusan de mal caracter y de estar vinculado al nazismo, y viaja por el mundo dando conferencias sobre su trabajo. Es, ademas del maximo referente de esta terapia, filésofo, tedlogo y peda- gogo egresado del Instituto de Munich de Formacién Psicoa- nalitica. Se dedica a difundir sus trabajos por varias ciudades, sobre todo en América Latina, donde tiene mucha aceptacién y es popular en circulos esotéricos y del New Age. Tal es su repercusién que en agosto de 2015 se presenté a sala Ilena en el Teatro Coliseo de Buenos Aires. Las entradas costaban desde $4000 hasta $9000 por los tres dias. Al menos 1500 personas A rapia Byte naa a aliviar el peso que Ilevamos de nues- tra familia, ya que i inconscientemente realizamos acciones que 13 se repiten transgeneracionalmente y que determinan nuestr, stra vida aunque no lo sepamos. De esta forma ayudaria a sanar no solo el problema personal sino también los inconvenientes de todo el sistema familiar, y es a través de los representantes como surge a la luz quiénes son los excluidos y cémo se pueden reintegrar a la familia. Hellinger, al igual que Jorge, se acerco a esta terapia a tra- vés de una amiga. Hellinger, al igual que Jorge, alguna vez tuvo un arma en la mano. Uno porque participé en la Segunda Gue- rra Mundial y el otro por mandato familiar. —Mi tio era un jefe importante de la Policia y lider de una mafia. Se encargaba del crimen organizado. Tenia mucho poder y me crié como a un hijo. Su idea era que yo algtin dia ocupara su lugar. Lo que él decfa era ley para mi —dice Jorge. Tiene unos cincuenta afios. Su pelo es practicamente blanco. Algunas arrugas surcan su desanimado rostro. Sus manos son grandes y fuertes, de esas que pueden romper cosas si se lo proponen. Se siente observado. Laura lo invita a que cuente mas. Jorge, de a poco, va dando mas informacién. —Yo maté a tres personas y siento mucha culpa por lo que hice, por eso es que estoy aca —confiesa y se acomoda un poco la ropa, quiz para destrabar la garganta, y sigue. En la sala hay silencio. —El primero de mis asesinatos fue a los 16 affios. Era tan chico. Jorge oculta su cara. —Claro —asiente Laura. —Lo hice por pedido de mi tio —sigue—. El me ordend matar a uno del grupo que se estaba portando mal, que era mala persona, y en la mafia lo que no se acepta es ser mala persona. Mi tio era un hombre fuerte y poderoso. No pude negarme. Jorge quiere llorar, Laura toma la palabra. Dice que Jo que pasé es el caso tipico en el que un integrante de la familia s¢ sacrifica por otro y esto inevitablemente lleva al fracaso ya Que 14 la persona se pone por encima de sus padres en este caso el tio y es entonces cuando se rompen las jerarquias y se produce el problema, De ese sacrificio por el otro es que surge el senti- miento de culpa. —Siento mucha culpa por mis actos. Las demas muertes fueron en defensa propia, una vez que me peleé en un bar y otra en que me quisieron robar, por eso nunca fui preso. Pero la que mas me duele es la primera porque no queria hacerlo, pero no me qued6 otra opcién —contintia Jorge. Le acercan un pajiuelo y lo utiliza. Jorge, que ahora es artis- ta plastico y vive en torno al arte, se deja caer sobre el respaldo de la silla como quien se libera de un gran peso. Las sefioras que estan a mi lado murmuran algo que no logro entender. Laura nos avisa que empezaremos a trabajar. Para eso le pide a Jorge que se levante y elija a alguno para que lo represente. Con las pocas fuerzas que pudo reponer, se pone de pie y se acerca a una mujer y dice: “Es ella”. La mujer se para e ingresa al campo. Jorge la toma por los hombros desde atras, como sugiere el método, y la ubica en cualquier lugar de la alfombra. Luego se le pide que escoja a alguien para que represente a la muerte. Jorge me mira. Esquivo sus ojos. Dice “él” y me sefiala. La miro a Laura, sigue tranquila, y le digo que no, que no estoy preparado para esto. Mi lugar lo ocupa otra persona. Respiro y me dejo caer como hace poco hizo Jorge. Empiezan a trabajar. Sé que se mueven y dicen cosas pero no logro entender. Cuando termine esta sesién no recordaré nada de lo que pasé con Jorge. Lo consultaré con Amelia, otra de las presentes esta tarde y me dira que le pasé lo mismo: no recuerda lo que acaba de suceder. Ella lo relaciona con gue a su padre lo asesinaron y nunca descubrieron al culpable. A mi olvido no le encontraré explicacién. Ahora Jorge llora, pero se Jo ve aliviado, Se toca el pelo y respira profundamente. Laura entiende que es momento de parar. El ambiente esta pesado. Is Hacemos el break para descomprimir la tensién, Hay t6 s. Un hombre abraza a Jorge. Piensa que es como y galleti abrazar aun chico que se perdid en la playa. Otros también ¢ a aludarlo, No todos, pero si algunos. Afuera de este cuarto, aislados del aire que aca se res; erean a a, hay distintos Profe- On sobre esta terapia, Por un lado a esta practica se le recrimina que no sea una ciencia, aunque Hellinger afirme que si. Desde el ambito acadé- mico es rechazada esta terapia tanto como lo son el tarot o la astrologia. Por otra parte algunos consideran que esta pseudo- ciencia es un chantaje mas para ganar dinero a costa de ofrecer soluciones ultrarrépidas —en sesiones de una hora promedio— para los problemas personales. Muchos se ven seducidos por este método en contraposicién con las largas sesiones psicoldgicas. Ademis, para algunos, esta terapia termina siendo exclusi- va y cerrada para ciertos grupos. “A mi me pasd, que soy una simple maestra de barrio, que cuando fui no entendia nada. No estaba preparada para hacer algo asi. Y ademas es caro, no me alcanza la plata. ¢Cémo hago para pagar lo que cuesta? Yo no puedo acceder a eso y tengo los mismos problemas que ellos”, dice Gloria Martinez, quien se vinculé con esta terapia por con- sejo de una amiga. Con “ellos” se refiere a las personas con un “nivel cultural alto y dinero”. “Es cosa para chetos”, terminara diciendo. “Incluso mi psicéloga me dijo que no vaya a constelar. Me dijo que ahi no iba a encontrar la solucién. Y ademas, per- derme un sabado hermoso para ver dramas, dramas y dramas, no me va”. L.o que le dijo la psicéloga a Gloria es lo que piensan varios profesionales sobre esta terapia, sionales que se pelean por imponer su vi Paola Nardin, psicdloga cognitiva, explica que “es una te- rapia peligrosa ya que el paciente puede no estar preparado para recibir tanta informacién”, La informacién a la que se refiere Nardin es la que se presenta en el campo y que nos puede hacer 16 saber, por ejemplo, que un padre no quiso tener a un hijo. que un abuelo fue un asesino. “Es una terapia muy shockeante puede haber mal manejo de la informacion, por lo tanto hay que tener mucho cuidado con este tipo de practicas, que por lado carecen de cualquier rigor cientifico. Ademas —se pregun ta—, ga la gente le sirve toda esa informacion? Porque hay que ver qué hacen con eso que reciben, porque para el después no le brindan ningtin apoyo terapéutico”, cierra. Hellinger, por otra parte, es muy controvertido en su pais. En Alemania sus criticos lo acusan de adoptar actitudes humi- Hantes hacia las personas que le piden ayuda, mientras que en América Latina son muy pocos sus detractores. Por otro lado le adjudican tener cierta simpatia hacia dictaduras como la de Adolf Hitler y su movimiento nacional-socialista. La revista antifascista holandesa Alert! publicé en 2005 un articulo escrito por Herman Nimis, titulado “La controversial terapia de Bert Hellinger”, en el que el autor critica detallada- mente al padre de las Constelaciones Familiares. Por un lado lo acusa de ser autoritario, retrégrado y machista. “Desde el pun- to de vista patriarcal de Hellinger, las constelaciones familiares que tratan con problemas matrimoniales tienden usualmente a concluir que la esposa ha sido desobediente a su marido, y que fue ella quien en efecto hubo causado el problema”, explica el autor. “Respecto a la homosexualidad, Hellinger indica que dentro de una familia un homosexual es generalmente conside- rado como un marginado y sufre un destino bastante pesado [...]. Orgullosamente, Hellinger proclama que ha curado al me- nos una persona de su ‘enfermedad’, quien, tras haber participa- do en una constelaci6n, se cas6 meses después y ahora es el teliz padre de un hijo”, sefiala Nimis. Por otra parte, Daniel Beldustegui, doctor en psicologia y profesor de la Universidad Catélica Argentina, cuenta que no es 17, necesario que las constelaciones sean una Ciencia para ser una terapia que funcione. “No es un argumento valido que no sea una ciencia. Es tan esotérico el psicoanilisis como las Constela. ciones”, dice. “Lo que sucede es que esta terapia es un golpe al positivismo y eso molesta a los grupos mas fundamentalistas y a los progresistas”. Beldustegui sefiala que las constelaciones son una técnica muy delicada y es muy importante quién es el conste- lador. “Las constelaciones son un bisturi que debe ser Manejado por alguien muy preparado, y en lo posible, relacionado al rea de la salud, ya que mal ejecutadas pueden hacer mucho daiio”, El curso de constelaciones en Argentina —el instituto mas conocido es el Centro Latinoamericano de Constelaciones Fa- miliares— dura dos ajios y medio, y esta dividido en tres niveles con una carga total de 530 horas, en el que los alumnos apren- deran todo lo que necesitan saber sobre los “Ordenes del Amor”. Para iniciar el curso solo hay que ser mayor de 24 aiios y ha- ber completado los estudios secundarios. Por otra parte, la gran demanda hizo que pequefias academias promovieran breves cur- sos 0 talleres sobre constelaciones, en los que no existe un claro patron sobre las lineas de trabajo y sus instructores. Tampoco estan avaladas por el Ministerio de Salud ya que es una terapia complementaria que no forma parte de ninguna carrera oficial: Rosi Steudel, traductora oficial de Hellinger y constelado- ra, dice que para que este método funcione correctamente es necesario un facilitador “que no se involucre, que sea imparcial y esté libre de prejuicios”. “Ademas —contintia— es importan- te que el profesional haya realizado un gran trabajo personal anterlormente para que esté capacitado para detectar donde se encuentra el problema del consultante”, Laura parece contar con todas estas cualidades, pero se Pone estricta y nos dice que el descanso terminé, Nos invita 4 la sala porque atin hay mas para resolver. Sin embargo no todos 18 vuelven, Algunos consideran que ya hicieron lo que tenian que hacer. Jorge anuncia su partida y con él se van algunos més. Laura, Jorge y una chica bajan por el ascensor. Las sefioras vuel- yen a murmurar algo pero ahora las escucho. —Qué miedo me dio ese hombre. Ni borracha bajo por el ascensor con él —dice una mientras realiza gestos ampulosos. —Yo tampoco. ¢Si se vuelve loco y nos mata a todos? Ay, no, por dios, qué horror —afirma la otra, coqueta. Las sefioras bajan por el ascensor de al lado y no las volve- remos a ver. Ahora en el departamento somos ocho. Entre ellos esta Carolina. Tiene mas de cuarenta aifios pero se ve mds joven. Vive a dos cuadras de donde estamos. Es la proxima en pasar. Esta vez no me invitan a participar, por eso puedo ver cémo intentan desentrafiar el problema que tiene Carolina con su hermana. Amelia representa tirada en el piso a un bebé abortado. Llora, grita y se mueve. El sol timidamente va desapareciendo. Son las seis y no sé qué hago aca, pero me siento abrumado al igual que el resto. Todos terminan llorando pero contentos. Ya se hicieron las siete y esta es la tiltima constelacién de la jornada. En la silla principal hay una chica. Tiene 20 aiios y son- risa calida. Sus ojos chiquitos quieren gritar. Laura la observa y le pregunta qué quiere resolver. La joven, pongdmosle Mariana, siente que no puede avanzar en su vida y quiere saber por qué. Laura la mira y le dice que empecemos, que no hay tiempo que perder, Mariana clige a sus representantes: toma a alguien de los hombros y lo ubica en un lugar de la alfombra. El va a represen- tar a su padre. Esta chica, ahora representada por Carolina, se pone frente a él, Lo mira. £1 cierra los ojos y su cuerpo comienza a hamacarse, Jura que su cerebro no envid ninguna sefial pero su cuerpo se mueve hacia atras y hacia adelante sin raz6n apa- rente. Sin embargo, todo tiene su explicacién. Los movimientos 19 necesario que las constelaciones sean una ciencia para ser una terapia que funcione. “No es un argumento valido que no sea una ciencia. Es tan esotérico el psicoandlisis como las constela- ciones”, dice. “Lo que sucede es que esta terapia es un golpe al positivismo y eso molesta a los grupos mas fundamentalistas y a los progresistas”. Beléustegui sefiala que las constelaciones son una técnica muy delicada y es muy importante quién es el conste- lador. “Las constelaciones son un bisturi que debe ser manejado por alguien muy preparado, y en lo posible, relacionado al area de la salud, ya que mal ejecutadas pueden hacer mucho dajio”, EI curso de constelaciones en Argentina —el instituto ms conocido es el Centro Latinoamericano de Constelaciones Fa- miliares— dura dos afios y medio, y esta dividido en tres niveles con una carga total de 530 horas, en el que los alumnos apren- deran todo lo que necesitan saber sobre los “Ordenes del Amor”. Para iniciar el curso solo hay que ser mayor de 24 afios y ha- ber completado los estudios secundarios. Por otra parte, la gran demanda hizo que Pequefias academias promovieran breves cur- sos 0 talleres sobre constelaciones, en los que no existe un claro Patron sobre las lineas de trabajo y sus instructores. Tampoco estén avaladas por el Ministerio de Salud ya que es una terapia complementaria que no forma Parte de ninguna carrera oficial. Rosi Steudel, traductora oficial de Hellinger y constelado- ra, dice que para que este método funcione correctamente es necesario un facilitador “que no se involucre, y esté libre de Prejuicios”, “ te que el profesional ha: que sea imparcial ‘Ademas —contintia— es importan- ya realizado un gran trabajo personal anteriormente para que esté capacitado para detectar donde se encuentra el problema del consultante”, Laura parece contar con todas estas cualidades, pero se Y nos dice que el descanso termin6, Nos invita a la sala Porque atin hay mas Para resolver. Sin embargo no todos 18 yuelven, Algunos consideran que ya hicieron lo que tenian que hacer. Jorge anuncia su partida y con él se van algunos mas. Laura, Jorge y una chica bajan por el ascensor. Las sefioras vt yen a murmurar algo pero ahora las escucho. —Qué miedo me dio ese hombre. Ni borracha bajo por el as nsor con él —dice una mientras realiza gestos ampulosos. —Yo tampoco. ¢Si se vuelve loco y nos mata a todos? Ay, no, por dios, qué horror —afirma la otra, coqueta. Las sefioras bajan por el ascensor de al lado y no las volve- remos a ver. Ahora en el departamento somos ocho. Entre ellos esta Carolina. Tiene mas de cuarenta afios pero se ve mas joven. Vive a dos cuadras de donde estamos. Es la préxima en pasar. Esta véz no me invitan a participar, por eso puedo ver cémo intentan desentrafiar el problema que tiene Carolina con su hermana. Amelia representa tirada en el piso a un bebé abortado. Llora, grita y se mueve. El sol timidamente va desapareciendo. Son las seis y no sé qué hago acd, pero me siento abrumado al igual que el resto. Todos terminan llorando pero contentos. Ya se hicieron las siete y esta es la ultima constelacién de la jornada. En Ia silla principal hay una chica. Tiene 20 aiios y son- risa calida. Sus ojos chiquitos quieren gritar. Laura la observa y le pregunta qué quiere resolver. La joven, pongdmosle Mariana, siente que no puede avanzar en su vida y quiere saber por qué. Laura la mira y le dice que empecemos, que no hay tiempo que perder. Mariana elige a sus representantes: toma a alguien de los hombros y lo ubica en un lugar de la alfombra. El va a represen- tar a su padre. Esta chica, ahora representada por Carolina, se pone frente a él. Lo mira. EI cierra los ojos y su cuerpo comienza a hamacarse. Jura que su cerebro no envié ninguna sefal pero su cuerpo se mueve hacia atrds y hacia adelante sin raz6n apa- rente. Sin embargo, todo tiene su explicacién. Los movimientos 19 mos en un campo mérfico —en este “ Casg se generan cuando esta ; Ja alfombra— que es donde se encuentra la informacié6n, representantes se ponen a su disposi He que generan e: s reacciones inconscientes. rm so que ahora Ie pica el cuerpo y quiere correr. Algo se lo impide y sigue ahi sin sostener la mirada de “su hija”. 4 A “su hija” le paga la universidad y muy bien no le va. tudia psicologfa. Dice gustarle, pero él no lo nota. Ahora la mira seguro, siente rabia. Ella esconde los ojos, no soporta la realidad, " —Mirala, ahi esta parada, no se mueve. Asi va a ser dificil que progrese —dice el representante. Los i6n y reciben los impulsos Carolina —ahora Mariana— quiere llorar. Laura se da cuenta de que el padre no deja avanzar a la hija. Mariana, la ver- dadera, confiesa que en realidad ella quiere estudiar sexologia. —iQué locura! Se-xo-lo-gi-a. :Dénde se ha visto? ¢Y por qué no me lo dijo antes, en vez de hacerme pagar una carrera que no va a terminar? —confiesa el padre enojado. —Porque tengo miedo —grita Carolina y rompe en Ilanto. El permanece inmévil, Ella también esti estaqueada en el suelo aunque grite, Luego de treinta minutos de tensin y de confesiones, logra entender, en parte, la responsabilidad que tiene sobre su querida Marianita. Sonrien los dos, Se abrazan, Laura entiende que su trabaj Pponemos en ronda y entre to: Se desprenden de la person hace siempre jo esta realizado por hoy. Nos dos honramos el sistema familiar. alidad del que representaron @ una sesi6n para no cargar con los ado— y agradecemos por lo que paso ombra. Ya se en algunas estrellas, Afuera pare mos y el cielo comienza cuando termin problemas del represent rec ‘Nn, justo en esta alfe hicieron las 20 y apenas si ‘ce que esta por lover. Sali- se a llorar,

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