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José Ramón Enríquez

Miembro del Sistema Nacional de Creadores

Hechizo y agonía
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del rey Carlos II
obra protegida por INDAUTOR

Mérida, Yucatán
Fiesta de los Difuntos
2004
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Personajes

El Rey Carlos II, el Hechizado


Nacido en 1661 y fallecido en 1700. Feo, de baja estatura, delgado, cargado de
hombros y prógnata como todos los Austrias. Al morir se veía mucho mayor de
lo que era. Hijo y heredero de Felipe IV y de su última esposa Mariana de
Austria. Fue patente desde niño su enfermedad y su carácter débil. Tras la
muerte de su padre, en 1665, Mariana de Austria asumió la regencia como
Reina Madre. Carlos II se casó con María Luisa de Orleans y, a la muerte de
ésta, con Mariana de Neoburgo, con el objetivo de tener un hijo varón, que
nunca llegó, dada la conocida impotencia del Rey.

El Guardia
Fuerte y hermoso. En todo momento debe dar la impresión de un ángel de la
guarda.

La Nana

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Doña María González de la Pizcueta, natural de Fuencarral, fue la primera
entre las múltiples nodrizas del Rey. Es sabido que, por algún motivo
desconocido, el Rey continuó viéndola hasta su muerte. En 1770, fecha de la
muerte de Carlos II, ella debió de rondar los setenta años.

José Ramón Enríquez


Autor de la obra. Nacido en México D. F. y en 1945, dos semanas después de
explotar la bomba sobre Hiroshima.

Médicos, Frailes y Ministros


Asistentes a la muerte y a la autopsia de Carlos II. Los comentarios que vierten
en esta obra son prácticamente literales.

El Embajador de Francia
Marqués de Harcourt, muy cercano a Luis XIV. Gracias a él, el Rey de Francia
se mantenía informado de todos los movimientos, por mínimos e íntimos que
fuesen en la Corte española.

La Reina Mariana de Neoburgo,


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Nacida en 1667, contrajo nupcias con Carlos II en 1690. Fue elegida por su
pertenencia a una familia con una gran fecundidad para asegurar el heredero
que nunca llegó. Retirada de toda actividad con la llegada de Felipe V, la Reina
Viuda murió a los 73 años, en 1740.

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La Reina María Luisa de Orleans
Nació en París en 1662, hija de Felipe de Orleans y sobrina de Luis XIV. A
causa de un accidente hípico, murió muy joven, en 1689, sin haber podido
engendrar un heredero para el trono español.

El espacio

La habitación del rey Carlos II es más la celda de un monje que el lugar para el
descanso de un monarca. Aunque esté en Madrid, en el Palacio de Oriente, es
importante que recuerde los aposentos que tuvo Felipe II en El Escorial.
Después de todo Carlos II fue heredero de Carlos V y de Felipe II, y compartió
con ellos, como todos los Austrias, una exacerbada piedad que no impedía una
sexualidad insaciable.

Como dejan claro múltiples testimonios, la sexualidad de Carlos II fue


masturbatoria desde edad muy temprana. Enfermo e impotente, nunca pudo
tener hijos, a diferencia de sus ancestros, incluido su padre, Felipe IV, que
llenaron la corte de bastardos. Los más famosos fueron Don Juan de Austria,
bastardo de Carlos V y hermanastro de Felipe II, y Don Juan José de Austria,

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bastardo de Felipe IV con la famosa actriz conocida como La Calderona y
hermanastro precisamente de Carlos II.

La cama es el punto nodal de la habitación. La iluminación debe hacer que de


alguna manera se antoje flotando. El resto de la habitación apenas está
amueblado. Alguna ventana que da a la Plaza de Oriente está guardada por
cortinajes tras de los cuales alguien puede esconderse.

La habitación está en un plano un poco más elevado que el resto de la escena.


Así, en algún lugar, una cortina negra cubre el paso a una especie de
escalinata que desciende al sepulcro de la Reina María Luisa de Orleans.
Mientras la gran cortina esté corrida, no puede distinguirse si se trata de una
puerta o de un armario. Ya descorrida la cortina y a la vista la escalinata, el
sepulcro, sin embargo, queda aún guardado por una gran piedra a la que se
debe hacer rodar.

Por fin, una vez abierto todo, en medio del sepulcro está el túmulo funeral de
María Luisa de Orleans rodeado por un patético arco de flores marchitas y
papier maché roído. Se trata de uno de los múltiples Arcos Triunfales con que

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se adornó Madrid cuando llegó la Reina a encontrarse con su esposo.

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Cuadro primero

Al abrirse el telón, todo es oscuro. En esa oscuridad se escuchan los sonidos


de alguien que duerme y tiene pesadillas. Tras la respiración difícil y los
gemidos llega, por fin, el grito de quien habla entre sueños, febril.

CARLOS II

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¡María Luisa.., regresa.., María Luisa..!
(Pausa durante la cual no cesa su respiración difícil)
¡Ay, demonios del aire
y santos de los cielos..! ¿Cuál hechizo
mató a la niña mía..!
(Su propio grito cortante, agudo, lo despierta)

Conforme sale penosamente de la cama, va subiendo la luz hasta quedar en la


penumbra. El espacio es la habitación del rey Carlos II.

¿Y por qué para amarnos


debíamos de correr tú yo mi niña,
caballero, amazona,
en lugar de besarnos en el lecho..?
¿Por que salir al campo
en torno al Escorial
donde habita la escoria de los siglos,
a cabalgar ligeros
y no hacerlo pausados frente a frente..?

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(Otra especie de grito agudo, entrecortado)
¡Exorcismo..! ¡Exorcismo..! Dios..: ¡perdona..!
El corcel, como yo, dobló las patas...
La reina se estrelló
contra la tierra roja de mi reino...

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Es la tierra de sangre
que ahora se alimenta de la suya...
¡María Luisa.., regresa..!
(Pausa durante la cual se tranquiliza)
¡Espera, que ya estoy
a punto de alcanzarte! (En un susurro:) Ma-ria-lui-sa...

En el sueño da los golpecitos y los arañazos rítmicos de algún código


indistinguible. Parecen ruidos de ratones. De pronto, emerge de ningún sitio el
Guardia y todo lo ilumina con su sola presencia.

GUARDIA
Ordéname, señor...

CARLOS II
¿Y el otro guardia..?

GUARDIA
El otro guardia duerme.

CARLOS II
¡Mejor mátalo!
La nueva reina lo tiene sobornado
y yo sé que sospecha.

GUARDIA

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Duerme profundamente.

CARLOS II
¡Tú, obedece!

GUARDIA
(tras apretar el puño violentamente a la altura de
su rostro como si fuera a cometer un crimen, se
contiene y le pide con más ternura que autoridad)
El buen Rey debería ser cuidadoso
al sentenciar a muerte...

CARLOS II
Soy el Rey y sentencio. Tú el verdugo.

GUARDIA
Nadie debe olvidar
que habitamos esferas con espejos
y el frío de los metales puede herirnos

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aunque venga a rasgar la carne ajena.

CARLOS II
(intimidado)
Pues.., entonces.., ¡que viva,

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pero que no despierte!
(Tras la señal de anuencia del Guardia)
Y vamos al sepulcro.

El Guardia descorre la cortina y ambos bajan por la escalinata. Después, con


fuerza sobrehumana, hace rodar la piedra e ilumina con una antorcha el
espacio del túmulo funerario. Carlos II salta de gusto y ríe como un niño
travieso:

La alemana, la Reina,
Mariana ya se siente una regenta
y soborna a mis guardias
como lo hacía mi madre...
Pero la Reina Madre
quería saber de fijo
cuántas veces al día me masturbaba
para pedirle a Dios que salvara mi alma.
No sirvieron sus rezos
ni sus ropas de monja.
Me masturbé de niño, muy pequeño,
y desde entonces Dios me ha rechazado.

GUARDIA
¿Le has preguntado a Dios..,
siquiera lo has mirado..?

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CARLOS II
Por culpa del hechizo Dios esconde.
Y tú no hables de El en esta hora.
Abreme el ataúd de María Luisa...
La primera, la única.., amazona..,
la reina con quien sueño..,
la del hijo imposible..,
la víctima de mí que la adoraba...

El Guardia abre el ataúd y el Rey mete las manos en él. No se alcanza a ver el
cuerpo de María Luisa, sólo las vendas y gasas sucias de sangre coagulada y
de materias putrefactas que Carlos saca, besa, se pasa por el rostro y vuelve a
guardar como quien juega con algún tesoro.

¿Por que montar corceles para amarnos..?


¿Sabes por qué mi niña..?
Porque tu pobre esposo
fue tu inútil amante.
Nunca mojé el secreto entre tus piernas.

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Y lo sabe mi pueblo...
(se vuelve hacia el Guardia)
pero.., ¿nadie sospecha
del sepulcro en mi alcoba..?

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GUARDIA
Y si alguien lo supiera.., moriría...

CARLOS II
(ríe, perverso)
Sí, Luzbel, ángel malo...
(Se ensombrece)
¿Cómo será mi vida en tus infiernos..?

GUARDIA
También con su guardián
se equivoca el monarca:
yo soy Miguel Arcángel...

CARLOS II
(tras reír)
Tú el príncipe del cielo,
¿vas a decir que es santa la alemana?

GUARDIA
Mariana de Neoburgo
es la reina de España...

CARLOS II
Es apenas la esposa
de este rey hechizado que despierta

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y que gime y que grita
y que pide la teta de su Nana...
(Comienza a sollozar)
¡Luzbel, Miguel, quien seas,
ve a traer a esa bruja y mi alimento..!

GUARDIA
Tu nodriza no es bruja. Tranquilízate.
Es un ama de cría
que habita en Fuencarral. Doña María...

CARLOS II
(interrumpe)
¡Nana.., Nana.., mi Nana..,
quiero la teta
y no la de Mariana.
Germánica y enorme,
la Reina, tras poner entre mis labios,
su pezón, me golpea

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con su látigo azul
el que es más humillante...

El Guardia ha hecho aparecer desde ninguna parte a la Nana.

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NANA
Aquí estoy niño mío...

La Nana se extrae la teta izquierda, fláccida, enormemente larga, mucho más


que la derecha. Se la ofrece al Rey y éste se la lleva a la boca con fruición.

CARLOS II
¿Dónde tu leche, nana,
y su sabor a cal, a cal salada,
y mi boca de rey siempre chupando..?
¡Nana.., nana.., mi nana..!

Quedan a los pies del túmulo, hechos un ovillo.

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Cuadro segundo

Mientras el Rey chupa con ansia, La Nana gime, adolorida.

NANA
Chupa, mi niño, mama,
aunque todo me duela mientras tragas.

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Durante un tiempo, sólo se escucha chupar y tragar al Rey, y gemir a la Nana a
cada embate. En un momento, Carlos II aprovecha un respiro para preguntar:

CARLOS II
Esa canción de un pajarito turbio
que me cantabas, Nana, ¿la olvidaste?

NANA
La recuerdo, mi niño.

CARLOS II
Pues cántamela, Nana, que me gusta.

Sin dejar de gemir mientras él chupa, la Nana canta.

NANA
Un pajarito turbio
se mece en su ramita
y mata gusanitos

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por placer.

CARLOS II
(jubiloso)
¡Y mata gusanitos

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por placer..!

NANA
Un pajarito absurdo
se muerde la colita,
se arranca sus ojitos
con que ve.

CARLOS II
(id)
¡Sus ojitos se arranca con que ve..!

NANA
Un pajarito seco,
un pajarito idiota,
un pajarito solo
sin poder...

CARLOS II
(se ensombrece)
¿Un pajarito solo y sin poder..?
¿Qué estupideces dices?
Si yo heredé el poder
de cien emperadores y mil reyes...
¿Turbio.., idiota.., y un pajarito seco..?

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NANA
Ya duérmete, mi niño.

CARLOS II
¿Nadie te ha visto entrar hasta mi alcoba?

NANA
Sólo tu amigo el guardia.

CARLOS II
Luzbel es de confianza.
Ningún otro, jamás, en este reino..,
sean tus hijos, tus nietos,
tus cómplices diabólicos
de horribles aquelarres...
¡Nadie debe saber
que este Rey pide teta!

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NANA
Mi pequeño.
Duérmete, niño mío. Ya. Descansa.

Carlos II habla mientras mama, sin hacer caso a los gemidos de la Nana.

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CARLOS II
Yo no puedo dormir... Soy rey de insomnios...
Hace ya cuarenta años que no duermo.
Seis mil quinientos años.
Muchos más en verdad: la edad del mundo.
La turbia eternidad de los infiernos
con pajaritos muertos.

NANA
Olvídate y distiende
tus músculos enfermos
y tus huesos raquíticos...
Un pajarito dulce, pequeñito,
la ramita de un árbol, unos sueños...
¿Recuerdas que dormías..?

CARLOS II
Hace una eternidad y lo he olvidado...
Yo le velaba el sueño a María Luisa
y descansaba un poco
porque ella descansaba
aunque, ay Nana, dormida sollozaba.
Era la reina triste de un rey muerto.
Hoy es la reina muerta de un rey triste
que agoniza colgado de tu pecho.

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(De pronto escupe sangre)
¡Sangras, Nana, qué asco!

NANA
Desde hace cuarenta años, siempre sangro
Así ha sido y será.

CARLOS II
Pero muy pronto,
dejarás de sangrar.

NANA
Cuando tú te hayas muerto.

CARLOS II
Mientras tanto,
me beberé tu sangre.

NANA

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Hace mucho, mis pechos no dan leche
y sólo bebes sangre.

CARLOS II

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¡Ay, nana, nana mía,
te lastiman mis dientes!

NANA
Tus colmillos, mi niño, son estoques.

CARLOS II
Soy un torero, nana,
y tu teta el burel, negro y amargo.
Cántame esas canciones
que mi madre prohibía,
las canciones horribles de los muertos.
Tus canciones de bruja.

NANA
¡Ay, señor, no soy bruja..!
No me quieras quemar
en tus autos de fe, mi niño malo.

CARLOS II
Tú y yo tenemos pacto con el diablo,
por eso estás aquí
y por eso he borrado tantas veces
tu nombre de las listas
de brujas y de herejes...

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NANA
Yo Soy María González,
habito en Fuencarral y he sido siempre...

CARLOS II
(la interrumpe y la muerde)
No mientas, Nana...

Tras un largo gemido que contiene, la Nana lo arrulla. Carlos II dormita y mama
como un bebé.

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Cuadro tercero

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De pronto, se separa del pezón, con cierta violencia. Sigiloso, atiende como un
animal que huele alguna presa.

CARLOS II
Polonio nos visita.

NANA
(sin entender lo que pasa)
¿Qué Apolonio?

CARLOS II
(apenas audible)
No es el padre de Ofelia
sino el otro invitado.
¡Llama pronto a Luzbel!
Si despierta y escapa
no habrá fiestas nupciales ni epitafio.

NANA
¡Ay..! Perdona, mi niño, la ignorancia
de esta pobre mujer
que rebota en la historia
sin más sentido que la teta a punto:
¿quién es Luzbel..?

CARLOS II

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El guardia que te trajo.
No trates de engañarme, vieja bruja,
y, antes de que se fugue el invitado,
ve a llamar a Luzbel.

NANA
Ese guardia que me ha traído siempre
se refiere a sí mismo
como Miguel Arcángel.
Y me trajo volando
con sus alas abiertas
de príncipe mayor entre los astros.

GUARDIA
(aparece de pronto y sonríe)
Su Majestad confunde
las alas y los astros...

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CARLOS II
Yo bien sé quién es quién en esta historia.
¿Cómo te conocí..? ¿Tú le recuerdas..?
¿Recuerdas que orinabas,
sin pudor, sin esfuerzo, entre las nubes,

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flotante, enfrente mío,
magnífico, señor de los infiernos..?
¿Fue después de gritarle
“¡No serviré!” a Dios Padre..?

GUARDIA
(tras sonreír ampliamente)
Su majestad confunde
el fervor, la vejiga y sus visiones...
¿Para qué me buscabas..?

CARLOS II
Siento que está presente el invitado.
Impide que se vaya,
debe saber por qué se le ha invitado.

Con un movimiento súbito y preciso, el Guardia descorre las cortinas. Tras de


ellas no aparece Polonio sino José Ramón Enríquez con una grabadora
pequeñita. Instintivamente se tapa la cara.

JOSE RAMON
¡No vayan a romperme los anteojos!

CARLOS II
(se acerca y le arranca la grabadora)
Esto es algo embrujado...

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El Rey la tira por la ventana. José Ramón la ve caer con algo de nostalgia.

JOSE RAMON
Dentro de algunos siglos, profetizo,
y bajo algún montículo
de la Plaza de Oriente,
alguien encontrará mi grabadora,
y va a ganarse el Príncipe de Asturias
en ciencias arqueológicas.

NANA
Es tan sólo un fisgón.
Y, ¿qué quieres espiar?

JOSE RAMON
Quizás la heráldica.

CARLOS II

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(al Guardia)
¿Es él? ¿Lo reconoces?

GUARDIA
Yo lo traje.

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CARLOS II
Pero busca una prueba...

GUARDIA
(mete las manos en sus bolsillos)
Cuatro peptobismoles, veinte pesos,
pelusas, analgésicos,
y esta tarjeta extraña con su nombre.

JOSE RAMON
Mi credencial del IFE.

CARLOS II
(intenta leer)
Jo... Creo que dice Jo... sss.

JOSE RAMON
José Ramón Enríquez.

CARLOS II
¿Por qué no me enseñaron a leer..?
(deja de intentarlo)
Lleva impreso tu rostro: ¡bienvenido!

JOSE RAMON

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(tras reverencia)
Y bienvenido.., ¿a dónde..?

CARLOS II
Creo que así te he soñado varias veces.
Bajito, ventrudito,
algo seco de carnes,
poco pelo en el pecho y en la testa.

JOSE RAMON
Pero de voz potente.

CARLOS II
(Al Guardia)
¿La tercera tetilla, al lado izquierdo,
justo en el corazón..?

GUARDIA
(revisa a un José Ramón que se resiste)

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Sí, sí la tiene...

CARLOS II
(lo abraza)
¡Licántropo esperado,

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vas a aullarle a la luna en esta noche..!
Noche de luna nueva...

El Rey comienza a respirar con dificultad. Se limpia el sudor que tantas


emociones le han causado. El Guardia lo lleva en vilo hacia la cama.

JOSE RAMON
¿Es grave lo que tiene?

GUARDIA
Sí. Agoniza.

La Nana y José Ramón se sientan a ambos lados de la cama. El Guardia está


en la cabecera. Durante una pausa que aprovecha la Nana para limpiarle el
sudor, el Rey se vuelve a uno y a otro e, inclusive, vuelve la cabeza hacia
atrás para asegurarse de que el Guardia esté detrás suyo.

CARLOS II
(toma la mano de José Ramón
y le dice con dificultad)
Dime.., en tus sueños.., ¿tú..?
Dímelo de una vez..: ¿tú me ha soñado?
(Cuando José Ramón va a contestar,
interrumpe y se dirige al Guardia)
¡Un lugar debe haber
para mis invitados..!

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Miguel, Luzbel, Uriel,
Gabriel o Rafael, como te llames...

GUARDIA
(tranquilizándolo)
Se han sentado a tu lado..,
y te toman las manos y te escuchan...

NANA
Tranquilízate, niño, ¿quieres teta..?

JOSE RAMON
¿Sufres mucho?

CARLOS II
Cuanto era de esperarse...
Es hora de morir..,
y se suda y se asfixia.
(A José Ramón)

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Tú ibas a confesar...

JOSE RAMON
Sobre ¿qué cosa?

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CARLOS II
Si has soñado conmigo...

JOSE RAMON
He soñado con reyes.

CARLOS II
Dime ¿cuántos?

JOSE RAMON
Me han visitado tres, cuatro contigo
y los cuatro han dictado
extraños signos para mí indescifrables.
Han sido Enrique IV, Carlos V

CARLOS II
No te detengas, sigue..., cuenta todo...

JOSE RAMON
Además Luis XIV...

CARLOS II
¡Lo sabía!

JOSE RAMON
(se enorgullece)

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Pues yo lo vi nacer.
Y hasta escribí esa historia...

CARLOS II
(interrumpe)
¿Y es un sol como dicen?

JOSE RAMON
Es el hijo del diablo.

CARLOS II
¡Pero a mí es a quien llaman hechizado!

JOSE RAMON
(cada vez más seguro de sí mismo)
Si de algo te sirve mi experiencia
yo he aprendido en la vida
que todo es al revés de como dicen.

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Dicen blanco y es negro.
Dicen beso y te escupen.
Queman niños de pecho
mientras entonan himnos en sus templos.

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CARLOS II
Nada de eso me importa.
Háblame de otro rey.

JOSE RAMON
¿De Enrique IV..?
Vino a verme una tarde
como tú me has traído por la noche.
A él lo envenenaron.

CARLOS II
Pues a mí me harán polvo en cuanto muera.

NANA
Ya no hagas tanto esfuerzo, niño mío...

CARLOS II
(sin hacerle caso)
¿Para qué fuiste a verlos?

JOSE RAMON
No lo sé.., me buscaron...

NANA
Ya dile, de una vez, a qué has venido
para que pueda descansar un rato.

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JOSE RAMON
Soy autor de esta obra o, mejor dicho,
alguien va utilizando
los rasgos de mi pluma
para hablar de sí mismo.

NANA
¿Lo ves, mi niño..? El es, sólo un autor..,
es sólo ingenio...

CARLOS II
Calla, Nana.., (a José Ramón) y tú cuenta...
¿Qué pasó en esta noche..?

JOSE RAMON
Yo me acosté a dormir muy tempranito
para salir a caminar mañana

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y soñé, como siempre,
escondido detrás de las cortinas
cosas inconfesables
de mis sueños obscenos
y nubecillas de mis sueños místicos...

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CARLOS II
Y, ¿por qué apareciste como espía
detrás de las cortinas
en vez de aparecer como invitado
en medio de la estancia?

JOSE RAMON
Por el vértigo:
prefiero ver fragmentos,
la realidad completa me marea.

CARLOS II
(Al Guardia y a la Nana)
Ustedes dos, ¿escuchan..?
Inclusive en el sueño,
la realidad completa nos marea...

JOSE RAMON
Mucho más en los sueños.
Comienzo a vomitar
desde el fondo mismísimo
de un ser que no es el mío.
Que es anterior a mí, que me da miedo.

CARLOS II

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Yo no puedo dormir.., sueño despierto...

JOSE RAMON
A mí también me pasa.
Y, como todo humano, sólo sueño,
pero despierto a ratos
a comprobar mi sueño en la vigilia.

CARLOS II
¡Sí! ¡Sólo para eso desperatmos!
¿No hay realidad..? ¡No hay!
Lo supe desde niño...
No hay más pero no hay menos...
Yo nací siendo un rey de “hora menguada”
y nunca vi a mi padre...
Esta bruja dulcísima
fue mi primer nodriza.
Y muy pronto le impidieron el paso.

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NANA
Confesores y médicos
pensaron que mi leche no era buena...

CARLOS II

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No era buena, mi Nana, era de herejes..,
y por eso raquítico he crecido
y también hechizado...
(Le besa la mano cariñosamente)
Y por eso es el pacto.

NANA
(molesta)
Raquítico creciste
por culpa de la sangre de tus padres.
Yo crié a mis nueve hijos,
todos sanos, rollizos y cristianos...

JOSE RAMON
Después de tantos años, ¿él te llama?

NANA
El rey se aficionó a mi teta izquierda.
A la derecha, no,
ve tú a saber por qué...

JOSE RAMON
El sitio en el que dieron la lanzada
y brotó sangre y agua.

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Desfalleciente, el Rey busca la teta de su Nodriza y se la lleva a la boca para
chupar apenas.

CARLOS II
Tal fue el pacto...

Se hace una pausa en la cual sólo se oye el jadeo del Rey mamando y los
gemidos de dolor de la nodriza. Todo empieza a adquirir algún tono dorado.

JOSE RAMON
(Pregunta al Guardia)
¿Para qué me trajiste..?
¿Debo decir al rey que me trajiste
para hablar de mi patria
que tanto se parece a su agonía..?
¿Tú crees que eso le importe..?
¿Debo decir al rey
que esta noche soñé a Miguel Arcángel,
hermosísimo y rubio,

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al tiempo de orinar nueve galaxias..?

GUARDIA
(Señala a la figura que forman la Nodriza y el Rey)
Olvídate de mí...

obra protegida por INDAUTOR


JOSE RAMON
¿Aunque tú seas objeto
de íntimos rituales..?

GUARDIA
Es la hora de ellos, no la nuestra...

JOSE RAMON
Yo construí a esa Nodriza
aunque nadie lo sepa...

GUARDIA
Y para hablar de eso te he traído...

JOSE RAMON
Eran fragmentos de una pobre mujer..,
loca.., sola.., mendiga..,
que sobrevive en medio de las calles
en una vieja caja de cartón....
Lanza gritos extraños, como urraca.
Tú, Miguel, ¿la conoces?

GUARDIA
Conozco casi todo: soy arcángel...

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JOSE RAMON
La construí con fragmentos una tarde
cuando en misa de seis
gritaba el Padre Nuestro...

NANA
(sus gemidos recuerdan la oración evangélica)
Aaje jejko jujé kejek el cielo...

GUARDIA
El cielo.., el cielo.., el cielo...

JOSE RAMON
¡La única entre todos
que sí hablaba con Dios y lo escuchaba..!

NANA
Aaje jejko jujé kejek el cielo...

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JOSE RAMON
Se agujeró la cúpula del templo
y tras entrar gran luz
oí cómo una voz me lo ordenaba:

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“Pues es éste mi hijo muy amado
descríbelo en tu obra como Nana
y que le chupe el rey la teta izquierda...”
Y yo entendí: la llaga del costado...
La vi como pelícana
que se abre las carnes
para dar de comer a sus polluelos...
Pelícano, pelícana..,
fue un emblema de Cristo...

GUARDIA
Y fue después emblema de alquimistas.

JOSE RAMON
Pues la entendí eucarística en el ágape.

NANA
(dntre infinitos dolores)
Muerde, mi niño, chupa y alímentate
con mi carne y mi sangre.

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Cuadro cuarto
Comienzan a entrar en procesión los cortesanos, entre inciensos y cantos. Los
preceden los frailes, dominicos y franciscanos, siguen los médicos, los
ministros y el Embajador de Francia. Entra, al final, la Reina Mariana de
Neoburgo.

CORO DE FRAILES

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¡Herejía, herejía,
hechizos y herejía..!

UNA PARTE DEL CORO


Filius iniquitatis...

LA OTRA PARTE
Non apenat noccere...

CORO DE FRAILES
¡Herejía, herejía,
hechizos y herejía...!

UNA PARTE DEL CORO


Et a facie inimici...

LA OTRA PARTE
Nihil ponficiat inimicus.

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CARLOS II
(con gran voz, delirante)
¡Debo hacer testamento!

EMBAJADOR FRANCES

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(con notable acento francés)
Debe hacer testamento.

LA REINA MARIANA
(con notable acento alemán)
¡Debe hacer testamento!

A lo largo de la escena, los cortesanos recorrerán el escenario de un lado a


otro, llenándolo de incienso y siempre entre el rumor del gregoriano. En el
lecho continuarán la Nana, dando pecho al Rey cuando lo pida, y José Ramón
buscando al Guardia para entablar con él la única conversación coherente
posible. El Guardia puede hacer que el lecho se desplace y, gracias a la luz,
dar la impresión de que se elev ante la procesión de los cortesanos.

CARLOS II
¡Virginal.., transparente..,
yo quiero.., necesito un vaso de agua...!

JOSE RAMON
(al Guardia)
Tiene sed.

CARLOS II
(habiendo oído)
¡Y nada hay que la calme...!
Todo es desierto en mí...

24
Ni siquiera orinar
producía nada húmedo...
¡Sólo, Nana, tu teta..!
Y ya de muy pequeño, lo recuerdo,
cuando me masturbaba
eyaculaba al aire
sin semilla ninguna... ¡Estoy vacío!
(Vuelve la mirada hacia donde el sepulcro
de María Luisa permanece cubierto)
Y seco para ti..,
que también sufrías sed como ahora sufro...
(En sus movimientos, se ha encontrado
con el rostro de José Ramón)
¿Quién eres tú.., qué haces en mi alcoba..?

JOSE RAMON
(Pide ayuda con la mirada al Guardia)
Yo, señor...

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CARLOS II
(interrumpe)
Ya recuerdo:
Un cronista de Indias...
Comienza tu relato...

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JOSE RAMON
(al Guardia)
¿Vine aquí a ser cronista?

GUARDIA
Obedece: ¿no ves que ya delira..?

JOSE RAMON
Pues voy a aprovechar que están reunidos
tantos grandes del reino
para hablar de mi patria.

GUARDIA
Nadie te oye.

JOSE RAMON
Por si acaso remuevo algún vestigio
de esa cosa que llaman
el profundo inconsciente colectivo,
sepan todos, señores,
(se dirige también al público)
los de allá, los de acá, los de acullá,
que siempre paladeamos
en las tierras indígenas

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la antigua bilis negra
de la melancolía...
Y hace poco aprendí
cómo, en sus jeroglíficos,
aquellos mexicanos fundadores
trazaron, ante el pico
del águila posada en los nopales
en medio de la gran Tenochtitlán
un signo de palabra.
Era una águila hablante
y nunca destrozó serpiente alguna.
Ni siquiera hubo nunca una serpiente.
Sólo el signo de algo
que venía a transmitir y que no oímos,
porque los españoles
confundieron aquel caracolito
frente al pico del águila
con serpiente de guerra.
Volvieron guerra el diálogo..,

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serpientes venenosas
los símbolos del habla..,
Y así ondea hasta la fecha
sobre nuestras banderas tricolores.
(Se vuelve al Guardia)

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¿Tú crees que alguien me oyera?

GUARDIA
Algún colega...

CARLOS II
(vuelve a gritar, febril)
¡Debo hacer testamento!

EMBAJADOR DE FRANCIA
¡Un príncipe francés,
debe ser, mi señor, el rey de España!
Un nieto del Rey Sol, de Luis XIV...

REINA MARIANA
Un príncipe de Habsburgo,
como fue Carlos V,
y han sido hasta tu padre y hasta ti...

CARLOS II
(toma a José Ramón y lo zarandea)
¿Es el hijo del diablo Luis XIV..?
¿De verdad.., tú lo viste..?

JOSE RAMON

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Del diablo o de quien fuera,
él encarnó un Estado
que va cortar cabezas inclusive a sus nietos.
Pero Isabel Católica
tampoco era un ejemplo de virtudes,
ni Felipe II, ni tu padre...
Esta cosa de reyes.
que, brillantes, raquíticos y torpes,
reflejan a sus mundos
sólo habrá de dejar
cicatrices profundas
en nuestros pobres pueblos tan saqueados.
Tú intentas arrastrarte
hasta el final del siglo diecisiete
sin entender por qué se perdió todo.

CARLOS II
¡Debo hacer testamento!

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EMBAJADOR DE FRANCIA
Ha de ser un Borbón...

MARIANA DE NEOBURGO
Será un Habsburgo...

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El Rey se incorpora y la procesión en torno se vuelve lenta, muy lenta.

CARLOS II
¡Ya basta, por piedad!
Tanto ruido de hábitos, rosarios
e hisopos empapados en las aguas benditas,
me lastima, me enferma.
Quieren exorcizarme y yo me niego...
¿Es mentira el hechizo..?
(A José Ramón)
Ya, dime tú que vienes de otro tiempo,
¿el demonio me habita?

NANA
No, mi niño: son ellos el demonio.
Hechizados, ¡te llaman hechizado!
Y si unos a otros se rociaran
se escucharía el crepitar del fuego
y el grito de los diablos en sus cuerpos.

CARLOS II
(a José Ramón)
Deja que diga, Nana:
¿soy el rey hechizado?

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JOSE RAMON
No lo eres.
Eres un rey enfermo
como lo están tus reinos.
Lo sé porque lo mío
también está perdido
pues crecimos raquíticos, saqueados..,
también queremos teta.
Teta con leche o sangre, lo que sea...

CARLOS II
En mí como en mis reinos
habitan los demonios.
Somos hijos de leche de las brujas,
enanos contrahechos nos educan.
Infecundos, desperdiciamos semen.
Llevan sangre en sus tetas las nodrizas
y de ella nos hartamos.

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NANA
Tus pecados, mi niño,
son los autos de fe, no pedir teta.

CARLOS II

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Sé que sales volando en una escoba
y que Luzbel nos guarda.
(A José Ramón)
¿Fue Luzbel o Miguel el que te trajo?

JOSE RAMON
El príncipe del cielo,
¿no ves cómo es tu guarda
el Arcángel Miguel?

CARLOS II
¿Y Dios me quiere?

JOSE RAMON
Pregúntaselo a Dios.
No me involucro en eso,
sobre todo en un tiempo como el mío
cuando a Dios lo pasean por las encuestas.

CARLOS II
(se vuelve hacia el Guardia)
Dime, ¿por qué orinabas mis visiones?

GUARDIA
Tú, ¿cómo crees que nacen las galaxias

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y se expande lo angélico
por la creación entera..?
Y me gusta, además, y porque es bueno...
Lo malo de verdad..,
el crimen de Caín
no fue por orinarse en los arbustos...
Visto de abajo arriba
nunca un ángel lo es más que cuando orina...

CARLOS II
También de pecador soy un fracaso.
Los crímenes mayores
fueron por obediencia
al Manual que aprendí de Inquisidores..,
y los más rebuscados, ingeniosos,
resultaron insulsos
o ni pecados fueron.

GUARDIA

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Y ya no pierdas tiempo...,
¿ves a la Corte entera de Castilla
danzando lentamente
mientras que tú agonizas..?

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Cuadro quinto
El rey se ensombrece y se acerca a su Nana. Le pone la mano en la teta como
si fuera a sacársela para mamar. Mientras tanto se dirige a José Ramón.

CARLOS II
Empiezo a recordar que moriré muy pronto

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y que nada me importa el testamento
o el futuro del mundo.
No te traje por eso...

JOSE RAMON
Pues mientras tú agonizas
permanece mi pueblo
en el siglo XXI agonizante,
prendido, como tú,
a unas tetas que sangran...

CARLOS II
Sólo debe importar en esta hora
que tú me resucites a la Reina...

JOSE RAMON
Si la Reina está viva
y espera tu designio sucesorio...

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CARLOS II
Pero no hablo de ésa. ¡María Luisa!
La Reina María Luisa, la primera...
Tú puedes reinventarnos desde el sueño.
Vayamos al sepulcro...

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El Guardia saca al Rey del lecho y lo lleva a la entrada del sepulcro. La
procesión de los cortesanos vuelve a la velocidad normal en torno del lecho
vacío. Más que nunca, parece flotar en medio de la habitación. El Guardia abre
el sepulcro y destapa el ataúd, del cual sale una luz tenue.

JOSE RAMON
¿Está muerta, señor?

CARLOS II
Está dormida
y debes despertarla.

JOSE RAMON
(al Guardia)
¿Tú crees que pueda hacerlo?

GUARDIA
La obra es tuya...

JOSE RAMON
Si el tiempo no es lineal,
porque el tiempo no existe, es sólo un sueño,
es posible que sí, que la despierte...

CARLOS II

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Tú puedes reinventarme desde el sueño.

JOSE RAMON
¿Podré.., si al mismo tiempo,
yo he de ser inventado..?
Yo no sé si te sueño o si me sueñas
porque un otro nos sueña en otro tiempo.
Nunca sé de qué escribo, alguien lo entiende...
Pero sé con certeza que
éste momento, aquí,
es único y es nuestro.
Y tu cama es la mía y estamos juntos
rodeados por decenas de fantasmas
que han venido a escuchar tu testamento
y después a olvidarte.
¿Porque hay tiempo hay historia..?
¿O la historia es un punto
que trasciende los tiempos
y estalla y se contiene en su silencio..?

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Así los tres flotamos en mi cama,
en la Fiesta de Muertos,
del año 2004.
Y vemos en la alfombra de Aladino
al Bagdad verdadero

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que vuela entre las bombas, y recuerdo
que la vigilia empieza tras los sueños
y es horrible y se burla y nos lastima.
¿A qué he venido aquí..?
¿Por qué están en mi cama estas reliquias?

CARLOS II
(vehemente a José Ramón)
¡Tú puedes reescribirme!
Puedes hacer de mí, por fin, el personaje
de mi historia de amor...

JOSE RAMON
Yo quise ser testigo de la historia
de un mundo en colisión,
de un símbolo de muerte.

CARLOS II
Yo te traje hasta mí para traerla...
Y el tiempo de tus sueños,
trenzados con los míos
es una misma historia de imposibles
que pueden reconstruirse en el poema.

JOSE RAMON
¿Tus sueños y los míos

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y tu reino y mi pueblo desolados..?.

CARLOS II
Anémicos, raquíticos,
impotentes y feos...

JOSE RAMON
Tercermundistas
y expulsados del tiempo.

CARLOS II
Tú puedes reinventar las agonías
y burlar los hechizos.
Si tú eres un autor
y has entrado escondido hasta mi alcoba
a sólo ver fragmentos,
entra ya de una vez a reescribirnos
bajo el arco marchito del sepulcro
y tal vez, al hacerlo,

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encuentres una clave, o signo o ascua,
que lleves a tu patria.

Del ataúd emerge, descarnado, momificado, el cadáver de Maria Luisa de


Orleans. Toda la luz se centra en este espacio, dentro del cual está el ataúd

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que guarda los restos de la Reina.

JOSE RAMON
¿Era joven y bella..?

CARLOS II
Una blanca amazona, reina mía,
cabalgaba los campos
No te pido que inventes
una historia de amor
porque mi reina estuvo enamorada.
Yo quise hacerla mía
como ningún humano quiso algo
aunque apenas rocé sus cavidades
con el pulgar y el índice.
Era tal mi pasión
que nunca supe cómo contenerme.
Ella me amó en verdad...

JOSE RAMON
Sí, puedo hacerlo,
porque, sobre el papel,
yo soy omnipotente..,
más nada sé de niñas,
un hermoso muchacho de ojos grandes,

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¿no es para ti lo mismo..?

CARLOS II
Resucita a mi reina
pero deja en su piel la palidez de muerta.
Niña dulce, niña toda dormida,
niña suave...

JOSE RAMON
Di cómo son sus ojos..,
cómo su piel.., su pecho..,
el triángulo del sexo...

CARLOS II
Ella me amó porque me vio impotente
porque entendió que el sueño
era el único espacio
para danzar conmigo...
¿Tú sabes que al morirse María Luisa

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me acarició el mentón, prógnata y feo,
y me dijo al mirarme:
“Otra mujer tendrá su majestad
pero no habrá ninguna
que más que yo lo quiera...”

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JOSE RAMON
Háblame de esa lágrima
que le llegó a los labios... ¿La bebiste..?
¿Ya desde entonces nada
te ha calmado la sed..?

Conforme José Ramón va hablando, María Luisa se va transformando y va


mostrando algo de su espléndida desnudez entre las gasas y las vendas.
Carlos II cae al suelo. La Nana la admira y dice.

NANA
Sí es ella.

CARLOS II
(va a abrazarla)
¡María Luisa!

JOSE RAMON
¿Sí es ella?

NANA
¡Es ella!

El Rey corre a abrazar a la Reina. José Ramón se dirige al Guardia.

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JOSE RAMON
¿Puede el amor pequeño
del rey más despreciado por su pueblo
volverse alegoría de cualquier cosa..,
o es sólo un sueño inútil de poeta
que añora lo barroco..?
¿Dime, Miguel Arcángel..?

GUARDIA
Sé tan poco,
He visto tantos crímenes
y oído tantos gritos de inocentes...
Sé del centro del punto
donde Dios está inmóvil
pero de los poetas,
del amor y los sueños y del tiempo,
la verdad, sé tan poco...
Construiré tres esferas
para guardar al Rey

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y permitirte a ti que testifiques
la voz, el movimiento y los silencios...
Y quedaré yo quieto
como lo he estado siempre,
guardián que sabe poco y poco entiende.

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Cuadro sexto
Queda, como telón de fondo una enorme figura barroca del Arcángel San
Miguel con el mismo rostro del Guardia. En el escenario, los dos espacios
anteriores perfectamente diferenciados, a los cuales la luz, de alguna manera,
ha vuelto esféricos y da algún movimiento de referencia cósmica. En un tercera
espacio, hacia el centro del proscenio, están José Ramón y la Nana con la

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mirada puesta en una pequeña esfera que tienen ante sí, y en la cual
suponemos que está encerrado el escenario entero como en el Aleph borgiano.
En cada espacio se dialoga sin oír los otros diálogos, con excepción de José
Ramón y la Nana que oyen todo.

CARLOS II
Cuidado por tus brazos,
al fin la desnudez no me avergüenza.

MARIA LUISA
Eres hermoso, amado,
aunque nadie haga suya la belleza
que destilan tus ojos
al perder la mirada en una estrella.

CARLOS II
Tú eres, mi gacela,
el anuncio de Dios
que me espera sonriendo

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en la línea final del horizonte.

MARIA LUISA
Besa mi ombligo, amado.

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CARLOS II
Eje del tiempo.

El rey se curva sobre el ombligo de la Reina para besarlo.

JOSE RAMON
Jamás el tiempo, Nana,
ha rozado siquiera algún espacio.

NANA
¿Al tiempo, dices tú, que lo soñamos?
¿Mi estar aquí y el tuyo,
y el de las cuatro esferas..?

JOSE RAMON
Del tiempo, digo yo,
que es igual a sí mismo
por eso estoy contigo y veo a los reyes
conociendo sus pieles, detenidos
al besar un ombligo
que es el eje de un sueño.
Del tiempo, digo yo, de las esferas..:
todo diverso y todo en un espejo,
un ombligo en la historia...

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NANA
.. y una gota, quizás,
que escapa de algún pecho, es la vía láctea
y queda, sobre sí, como vía crucis...

MARIA LUISA
Sube a mi boca, amor, dame tu lengua.

CARLOS II
Uno solo es el sueño
aunque lo sueñen dos
y en espacios diversos.

JOSE RAMON
Los amantes se aman.

NANA
Y los lobos destrozan a su presa.

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JOSE RAMON
Y yo veo a mi ciudad
que se ignora a sí misma. Y me distraigo
de una historia de amor
para negar amor en otra historia...

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Se escucha la conversación de los cortesanos.

FRAILE DOMINICO
¡Ya firma el testamento!

LA REINA MARIANA
Pero, ¿cuál ha firmado?

FRAILE DOMINCO
(Comienza a leer y todos se
detienen a escucharlo)
Hijo segundo del Delfín de Francia,
nieto de Luis XIV
es el Duque de Anjou
quien debe sucederme.

Pausa breve. La Reina estrella algún cristal contra el suelo y sale, enfurecida.
Mientras los demás gritan jubilosos:

TODOS
¡Viva Felipe V!

FRAILE DOMINICO
Reanudo la lectura...
(Todos atienden)

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Y que todo mis reinos y dominios
de Europa y ultramar,
sin excepción ninguna,
le presten juramento.

EMBAJADOR FRANCES
(interrumpiendo)
¡Que reinen los Borbones desde ahora
hasta el milenio próximo!

Mientras continúa el movimiento y la lectura en torno al lecho del Rey, se


escuchan los comentarios en la esfera de José Ramón y de la Nana.

JOSE RAMON
Mira, Trotaconventos...

NANA
Yo soy María González.., y yo vengo...

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JOSE RAMO
Tú y yo sabemos bien de dónde vienes..,
tú que llegaste al tiempo
de los Reyes Católicos,
recién envenenado Enrique IV,

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y, como Celestina,
pudiste inaugurar los Siglos de Oro,
conmigo testificas esta noche
cómo la flor de lis de los neoclásicos
se enseñorea de España y de mi patria.
Días de melancolía.

NANA
¿Y por qué te entristeces?
¿Entre una flor de lis o una reina asesina
canonizada en vida,
qué ganas o qué pierdes?

JOSE RAMON
Nuestros siglos oscuros no terminan
ni con flores de lis
banderas trigarantes
ni caciques vencidos por caciques.
Nunca la Ilustración
entrará a nuestras patrias,
pero se irán las voces de fantasmas
que supieron cantar
y, herméticos, gemir entre las llamas.

NANA
Hay que apagar las llamas. eso es todo.

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JOSE RAMON
¡Pero quedan las llamas..,
mientras se van las sombras entrañables...

Se escuchan algunos distorsionados vivas a Felipe V. Parecería que estuvieran


gritando desde una esfera llena de agua.

TODOS
¡Viva Felipe V!
¡Viva el Duque de Anjou!
¡Que vivan los borbones!

En contraste con las voces extrañas, se escuchan claras y juveniles las voces
de los reyes.

CARLOS II
Renuncio a las coronas, a los cetros,
a los autos de fe...

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Me muero para siempre aquí, en tu vientre.

MARIA LUISA
Muérete en mí, Rey mío...

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CARLOS II
Resucitemos.

Ahora las voces de los médicos y los frailes se escuchan con claridad.

MEDICO
Hacer la autopsia a un rey
es un pecado grave.

Se ve al médico cortar con el bisturí y se oye el rasgar sobre una carne.

FRAILE DOMINICO
No cuando está hechizado
y hay que buscar demonios en las vísceras.

JOSE RAMON
Y mientras ellos cortan, él la besa.

NANA
¿Fue antes.., fue después.., cuándo cortaron..?
¿El la besó primero..,
o rasgaron su carne al mismo tiempo..?

MEDICO
No hay glóbulo sanguíneo

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que no esté corrompido.

MARIA LUISA
Al conocer tu beso,
amado, me conozco.

CARLOS II
Y yo lo entiendo todo
en tu respiración y en tus mejillas.

JOSE RAMON
¡Y el tiempo fue vencido en cada esfera!

Del Rey y de la Reina se escuchan las exhalaciones del acto de amor.

NANA
¡Mira cómo se excita
mi niño calumniado!

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JOSE RAMON
Mira cómo en el rostro de la niña
se refleja un deseo
que nunca imaginara
abriéndole las piernas suavemente.

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FRAILE DOMINICO
Un testículo solo,
negro como el carbón..,
¿padecía infantilismo este monarca?

MEDICO
El pene está podrido
desde hace tantos años
que es ya sólo un colgajo.

NANA
¡Enorme o pequeñito, a quién le importa,
el falo de mi niño
ya todo es seda y mármol!

JOSE RAMON
Mira cómo penetra,
cómo los dos inventan y se encuentran.

NANA
¡Ella es dueña de él!

JOSE RAMON
¡Lo tiene dentro suyo!

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NANA
¡Lo posee en sus entrañas!

JOSE RAMON
¡Es dichosa!

NANA
¡Qué idiotas las consejas
que llaman poseedor al poseído!

JOSE RAMON
¡Que no eyacule ahora, que se mueva!

NANA
¡Que conozcan los dos
cómo fue en el principio el estallido!

CARLOS II
(con gran voz)

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¡Te entrego todo!

FRAILE DOMINICO
Oí cuando moría
que, sin fuerza nos dijo: “Duele todo”.

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MEDICO
Y luego fue un ataque de epilepsia
su último suspiro.

JOSE RAMON
Diagnosticó epilepsia
cuando llegó el orgasmo.

CARLOS II
¡Por fin, amor, por fin!

MARIA LUISA
¡Por fin, amado,
tu enorme corazón da vida al mío!

FRAILE DOMINICO
Y el corazón, doctor, ¿cómo lo tiene?

MEDICO
Pues no es mayor que un grano de pimienta.

FRAILE DOIMINICO
¿Y sus pulmones?

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MEDICO
El uno seco, el otro corroído..,.
y el intestino todo putrefacto...
También hidrocefalia...

FRAILE DOMINICO
Ni una gota de sangre habitaba su cuerpo.

CARLOS II
¡Mi cuerpo me responde!

MARIA LUISA
¡Ya eres mío..!

NANA
Ya podemos morir.

JOSE RAMON
Ya vamos, Nana,

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a dejar testimonio de las cunas
que ignoran, improbables,
cómo se gestan hijos de los muertos.

NANA

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En un amor inútil,
y que sólo a destiempo se consuma,
ovillada se encuentra la esperanza...

JOSE RAMON
En pieles resurrectas,
y en besos de verdad...

NANA
En caricias prohibidas o imposibles,
se esconde la esperanza...

JOSE RAMON
En los nuevos orgasmos
que han sido contenidos por centurias...

El espacio de la Corte, que había venido desapareciendo desde la última línea


del Fraile Dominico, ya no está. En cambio el de los amantes ha llegado al
máximo lumínico. El de José Ramón y la Nana está en penumbra o apenas
distinguible por el contraluz de los amantes que ha quedado abajo y hacia atrás
suyo. La música también ha venido subiendo, apenas contenida para no tapar
la voz de José Ramón en su último texto.

Yo apuesto frente a ustedes por los muertos..,


porque estallen, al fin,
los mundos pequeñitos que dejaron

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adentro de nosotros.
Es volver a empezar cuando dormimos.

Todo se congela. José Ramón y la Nana desaparecen. Sube música y, como la


luz de los amantes, llega al máximo, sólo para bajar hasta el

OSCURO Y TELON FINALES.

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