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ANNA FREUD

- Marca la posición diferencial niño-adulto.


- El niño no tiene cc de enfermedad, no presentara el deseo de curarse.
- Por la endeblez de su psiquismo no es capaz de asociar libremente, no puede
establecer la transferencia.
- El objetivo será que el niño pueda relacionarse con el analista como lo hace con un
educador, para establecer un lazo positivo de transferencia, ya que esto daría las
condiciones propiamente dichas para el análisis. En el momento preparatorio se
trabaja también con padres, en relación a la historia de la enfermedad, relato de los
sueños, fantasías y dibujo.
- Introduce el relato de la pareja parental
- Cuestiona el uso que hace Klein del juego
- Diferencia psiquismo de adulto y niño y marca sus diferencias
- Objetivo: no es hacer cc lo icc sino convertir una situación inconveniente en una
situación más ventajosa, ligado a esta concepción de niño débil endeble.
- Analizabilidad: solo pueden analizarse los niños que se encuentren en el periodo de
latencia, porque no es posible que se instaure la ns de transferencia,
- Transferencia:La transferencia negativa es un obstáculo y deber ser eliminado, el
trabajo infantil se va a sostener en la transferencia positiva.Solo por el amor al analista
(vinculo positivo) podrá hacer asociaciones libres.
El ANALISTA tiene 2 funciones centrales:
- Analizar
- Educar

Psicoanálisis del niño

Anna Freud plantea que la decisión de analizarse nunca parte del pequeño paciente,
de este modo, en la situación del niño falta todo lo que consideramos indispensable en
la del adulto: la conciencia de enfermedad, la resolución espontánea de analizarse, la
confianza (en el analista) y la voluntad de curarse: cuestiones consideradas por Anna
Freud como las precondiciones necesarias para iniciar un verdadero análisis.
Anna Freud intenta establecer con sus pacientes una alianza, aliarse con su yo
conciente contra una parte divorciada de su personalidad o contra el mundo exterior o
los padres (considera que en el análisis todo debe ser conducido a partir del yo. Todo
parte para ella de la persuasión o de la educación del yo). Trata de establecer en el
niño una sólida fijación al analista y de llevarlo a una relación de dependencia,
establecer complicidad, transferencia positiva. Apunta a que el paciente (niño) llegue a
tener confianza en el analista, a adquirir conciencia de su enfermedad, anhelando así
por propia resolución un cambio en su estado. Con esto llega al segundo tema: el
examen de los medios para realizar el análisis infantil propiamente dicho.

- Diferencia de la técnica con adultos y con niños:


Compara psiquismo de adulto y niño y marca sus diferencias: el niño tiene un
psiquismo inmaduro con un yo débil, no tiene cc de enfermedad, no puede inferirse
que tenga deseo de curarse, no es capaz de asociar libremente, no es capaz de
establecer la transferencia. Por ello se hace un trabajo previo introductorio para que al
cabo de un tiempo pueda asociar libremente y establecer la transferencia. Recurre a
métodos no analíticos, herramientas aportadas por la pedagogía, de esta manera se
busca establecer un lazo de confianza como el de un maestro con su alumno
(Modalidad de vinculo).
Los recursos técnicos auxiliares para que el niño logre insertarse en el psicoanálisis
son el uso del dibujo, el trabajo sobre la fantasías, relato de sueños, trabajo con pareja
parental para reconstruir con ellos la historia de la enfermedad.
De ahí la condición técnica fundamental de que el análisis infantil en lugar de limitarse
al esclarecimiento de lo producido bajo los ojos del analista, dirija su atención hacia el
punto en que se desarrollan las reacciones neuróticas: hacia el hogar del niño.
- Superyó del adulto vs superyó del niño: el superyó del adulto es el
representante de las exigencias morales de la comunidad que circunda al individuo.
Debe su origen a la identificación con los primeros objetos amorosos del niño, con los
padres. En cambio en el niño aun no puede hablarse de semejante independencia.
Todavía está lejos del desprendimiento de los primeros objetos amados. Los objetos
del mundo exterior seguirán desempeñando un importante papel en el análisis
mientras el superyó infantil no se haya convertido en el representante impersonal de
las exigencias asimiladas del mundo exterior.
-Relación entre el análisis del niño y la educación: el analista debe asumir el
derecho de guiar al niño, dominarlo. Bajo su influencia el niño aprenderá a dominar su
vida instintiva. Es preciso que el analista logre ocupar durante todo el análisis el lugar
del ideal del yo infantil. Sólo si el niño siente que la autoridad del analista sobrepasa la
de sus padres, estará dispuesto a conceder a este nuevo objeto amoroso (equiparado
a sus progenitores) el lugar más elevado que le corresponde en su vida afectiva.

Caso clínico La niña del demonio


Pequeña paciente de 6 años, neurótica obsesiva.
La niña había pasado por una precoz etapa de amor apasionado por el padre y éste la
había defraudado cuando nació el hermanito menor. Se despertó en ella una intensa
hostilidad contra la madre. Pero hacia el cuarto año de su vida reconoció que estaba a
punto de perder, por estas reacciones hostiles, la buena relación con su madre.
Realizó un tremendo esfuerzo para ser “buena” rechazando todo ese odio y, con él,
toda la vida sexual formada por actos y fantasías anales y sádicas. Luego apartó todo
eso de su propia persona como si fuese algo extraño y ajeno a ella: “diabólico”. Lo que
subsistió de ella no fue mucho: un pobre ser inhibido e infeliz cuya energía estaba
dedicada a mantener reprimidos al “demonio”.
Pero esta niña fracasó en su intento de conservar el amor de la madre, pues sus
esfuerzos sólo la habían precipitado en una neurosis obsesiva.
Anna Freud logró inducirla a que hiciera hablar a su “demonio” en el análisis, comenzó
a comunicar un sinnúmero de fantasías anales. Poco a poco las sesiones se
convirtieron para esta niña en depósitos de todos los ensueños diurnos que la
oprimían. Pasado un tiempo, comenzó a expresar también en su casa parte de las
fantasías y ocurrencias anales. Ante tal conducta, la madre consultó a Anna Freud y
ella aconsejó dejarlos pasar como si no hubiesen ocurrido. Sus consejos tuvieron un
efecto imprevisto, la niña perdió completamente los estribos.
Anna Freud reconoce haber cometido un verdadero error atribuyendo al superyó de la
niña una capacidad autónoma de inhibición que no tenía la fuerza necesaria. De una
niña inhibida y neurótica obsesiva, había hecho transitoriamente un ser malo y en
cierto modo perverso.
Anna Freud declaró a la pequeña paciente que sólo debía contarle esas cosas a ella y
a nadie más, cuanto más las callara en su casa, tanto más se le ocurrirían en la
sesión, tanto más averiguaría sobre ella y tanto mejor podría liberarla (hace alianza).
La niña aceptó. Volvió a convertirse en una niña inhibida e indiferente.

Anna Freud postula la debilidad del ideal del yo infantil, la subordinación de sus
exigencias y, con ello, de su neurosis bajo el mundo exterior, su incapacidad de
dominar por sí mismo los instintos liberados y la consiguiente necesidad de que el
analista domine pedagógicamente al niño. Así, el analista reúne en su persona dos
misiones difíciles y opuestas: la de analizar y educar a la vez, permitir y prohibir al
mismo tiempo.
Anna Freud considera que es necesario establecer en los niños una sólida fijación al
analista y llevarlos a una relación de dependencia. El niño no forma neurosis de
transferencia ya que aún existen sus primitivos objetos amados. El analista debe
ocupar el lugar del ideal del yo infantil, debe ser la autoridad más elevada en su vida
afectiva (sobrepasando su autoridad a la de los padres).

Tres ventajas del análisis del niño (por sobre el análisis del adulto):
-permite alcanzar modificaciones del carácter mucho más profundas que el análisis del
adulto.
-influencia sobre el superyó que aún no se ha establecido.
la labor a realizar en el superyó infantil es doble: analítica, en la desintegración
histórica llevada desde el interior, y pedagógica, influyendo desde el exterior,
modificando la relación con los educadores, creando nuevas impresiones y revisando
las exigencias que el mundo exterior impone al niño.
Si la niña de la que hablamos no hubiese llegado al tratamiento a los 6 años, su
neurosis infantil habría terminado en la curación espontánea, pero como herencia de
aquella neurosis habría quedado un superyó muy severo. Este superyó severo es para
Anna Freud la consecuencia y no el motivo de la neurosis infantil.

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