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La mama

tema

1. GENERALIDADES
Las mamas están constituidas por las glándulas mamarias rodeadas de tejido célulo-
adiposo y recubiertas de piel.
Las glándulas mamarias son glándulas de secreción externa que poseen las hembras
de algunas especies animales, destinadas a alimentar a las crías durante los primeros días
de vida. Son los denominados mamíferos.
El número de glándulas mamarias varía según la especie y está en relación con el
número de crías que hay que amamantar. En la especie humana las glándulas mamarias
son dos, aunque puede haber mamas accesorias como recuerdo atávico del desarrollo
embrionario.
Para algunos autores, las mamas deben ser consideradas entre los caracteres sexuales
primarios, con la misma significación que los órganos genitales propiamente dichos. Para
otros serían un carácter sexual secundario (dado que el varón tiene mamas), pero el más
relevante de todos.
Lo que sí cabe significar es la singularidad que las mamas tienen como elemento
importante en la estética de la figura femenina.

2. EMBRIOLOGÍA
Las glándulas mamarias son un tipo de glándulas sudoríparas modificadas y
altamente especializadas.

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Las yemas mamarias comienzan a desarrollarse durante la sexta semana como
crecimientos sólidos de la epidermis hacia el mesénquima subyacente. Estos cambios
ocurren en respuesta a una influencia inductora del mesénquima.
Las yemas mamarias se desarrollan como crecimientos hacia debajo de los rebordes
mamarios engrosados (líneas), que son cordones engrosados de ectodermo que se extienden
desde las regiones axilares hasta las inguinales. Los rebordes mamarios aparecen durante la
cuarta semana, sin embargo, por lo general en el hombre sólo persisten en el área pectoral,
donde se desarrollan las mamas.
En poco tiempo cada yema primaria origina varias yemas secundarias que se
diferencian en los conductos galactóforos (lactíferos) y sus ramas.
La canalización de estas yemas para formar conductos es inducida por hormonas
sexuales de la placenta que pasan a la circulación fetal. Este proceso continúa hasta el
fin de la gestación y, hacia el término, están formados 15 a 20 conductos galactóforos.
El tejido conjuntivo fibroso y la grasa de la glándula mamaria se desarrollan a partir
del mesénquima circundante.
Durante el final del período fetal, la epidermis se deprime en el sitio de origen de
las glándulas mamarias, lo que forma una fóvea mamaria superficial.
En recién nacidos, los pezones apenas están formados y deprimidos. Poco después
del nacimiento, suelen surgir de las fóveas mamarias debido a la proliferación del tejido
conjuntivo circundante de la areola, el área circular de piel que rodea el pezón.
Las fibras del músculo liso del pezón y la areola se diferencian en de células
mesenquimatosas vecinas.
En varones y mujeres recién nacidos, las rudimentarias glándulas mamarias son
idénticas y a menudo están crecidas. Pueden producir cierta secreción que suele llamarse
“leche de brujas”. Estas alteraciones pasajeras dependen de hormonas maternas que pasan
a través de la membrana placentaria a la circulación fetal.
Al nacer, sólo se formaron los principales conductos galactóforos y las glándulas
mamarias permanecen en subdesarrollo hasta la pubertad. Las glándulas mamarias se
desarrollan de forma similar y tienen la misma estructura en ambos sexos.
En las mujeres crecen con rapidez durante la pubertad, sobre todo por el desarrollo
de grasa y tejido conjuntivo. El crecimiento del sistema de conductos se debe al aumento
de valores de estrógenos circulantes. También intervienen los progestágenos, la prolactina,
los corticoides y la hormona del crecimiento.
Si ocurre el embarazo, las glándulas mamarias completan su desarrollo debido al
aumento de valores de estrógenos y al incremento constante de progesterona. Los conductos
intralobulillares se desarrollan con rapidez, lo que forma las yemas que se transforman en
alvéolos. Las mamas toman una forma hemiesférica debido en gran parte al depósito de
grasa. El desarrollo completo ocurre alrededor de los 20 años de edad.

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2.1. Algunas alteraciones en el desarrollo.
La ginecomastia se refiere al desarrollo excesivo de tejido mamario en el varón.
Ocurre en la mayor parte de los recién nacidos varones debido a estimulación del tejido
glandular por hormonas sexuales maternas. Este efecto desaparece en unas cuantas
semanas. Durante la pubertad media, alrededor de dos terceras partes de los niños presenta
grados variables de hiperplasia de las mamas. La hiperplasia subareolar puede persistir desde
unos cuantos meses a dos años. En niños con ginecomastia se encuentra una disminución
de la relación de testosterona con estradiol.
La ausencia de pezones (atelia) y mamas (amastia) son anomalías congénitas raras
que pueden ser unilaterales u observarse en ambos lados. Resultan de falta de desarrollo
o desaparición total de los rebordes mamarios. Estos transtornos también se deben a la
falta de formación de la yema mamaria. La más común es la hipoplasia de la mama, que
suele presentarse en agenesia gonadal y síndrome de Turner.
Con frecuencia las mamas de una mujer pospúber difieren un poco de tamaño. Las
grandes diferencias se consideran como deformaciones debido a que ambas glándulas se
exponen a las mismas hormonas en la pubertad. En estos casos hay desarrollo rudimentario
de músculos, por lo general del pectoral mayor. En alrededor del 1 % de las mujeres hay una
mama (polimastia) o un pezón (politelia) adicionales y es un trastorno hereditario. También
en varones son relativamente comunes los pezones supernumerarios; con frecuencia se
confunden con molas. Una mama o un pezón adicional suelen desarrollarse justo debajo
de la mama normal. Con menor frecuencia, aparecen mamas o pezones supernumerarios
en las regiones axilar o abdominal. En estos sitios, los pezones o las mamas se desarrollan a
partir de yemas mamarias extra que se forman a lo largo de los rebordes mamarios. Suelen
ser obvias cuando se produce el embarazo. El tejido mamario supernumerario ocurre muy
rara vez en un sitio distinto al trayecto de los rebordes mamarios.
También ocurre que, en ocasiones, los pezones no son sobresalientes, es decir,
permanecen como se encuentran en el recién nacido. Los pezones invertidos pueden
dificultar la lactancia materna; sin embargo, es posible realizar ejercicios especiales para
prepararlos con objeto de alimentar al niño.

3. CARACTERÍSTICAS ANATÓMICAS
Las mamas están situadas en la parte anterior del tórax, delante de los músculos
pectorales, y se extienden aproximadamente entre la 3ª y 7ª costilla y entre el borde del
esternón y una línea que pasa por el borde anterior de la axila. Tiene forma de semiesfera,
en el centro de la cual se halla el pezón. Sus dimensiones son aproximadamente 10-11 cm
de altura, 12-13 cm de anchura y 6-7 cm de espesor.

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No obstante, presentan grandes variaciones, raciales e induviduales, en tamaño,
peso, consistencia, forma, orientación y hasta situación. Por otra parte, sufren importantes
modificaciones durante el embarazo y la lactancia.
Se han descrito distintos tipos morfológicos. Los más importantes son:
1. Mama semiesférica: el eje anteroposterior es igual al radio de la base;
prototipo de la mujer blanca.
2. Mama cónica: el eje anteroposterior es mayor que el radio de la base;
prototipo de la mujer negra.
3. Mama discoidal: el eje anteroposterior es menor que el radio de la base; es
la mama aplanada, dentro de la cual puede haber a su vez muchas variantes.
Se podrían describir otros muchos tipos de mama (piriforme, cilíndrica...), pero
no vale la pena, aparte de que forma y volumen tienen poco que ver con la capacidad
funcional de la glándula en términos generales. Por otra parte, las mamas varían con la
edad, perdiendo dureza y elasticidad, y todas tienden a hacerse péndulas, aunque en mayor
grado las más voluminosas.

4. ANATOMÍA MACROSCÓPICA
En la cara anterior, que es la que se ve externamente, la mama presenta tres partes:
la piel, como la del tórax pero más delgada y suave, con glándulas sudoríparas y folículos
pilosos. La areola, con piel delgada y pigmentada y glándulas sudoríparas, sebáceas
(tubérculos de Montgomery) e incluso pequeñísimas glándulas mamarias accesorias. El
pezón (mamila), mamelón cónico o cilíndrico de tamaño variable (0,5 a 3 cm.) que se
proyecta hacia fuera, de piel delgada, fuertemente pigmentada, con gran número de
papilas pero sin folículos pilosos ni glándulas sudoríparas.
La cara posterior, plana, descansa sobre el pectoral mayor y, en su parte inferoexterna,
sobre el serrato mayor. Está separada de estos músculos por la fascia superficialis y un
tejido laxo, la serosa retromamaria de Chassaignach, qu permite la movilidad de la mama
sobre la fascia del pectoral.
En la parte superior, la piel de las mamas se continua suavemente con la piel
vecina. En la parte inferior, el peso de la mama y la habitual bipedestación del ser humano
provocan una cierta caída del órgano, con lo que éste queda separado del tórax por un
surco, el surco submamario. Por fuera, las mamas suelen llegar hasta el borde externo del
pectoral mayor. Por dentro, las mamas están separadas entre sí por el canal intermamario.
Bajo la piel existe un panículo adiposo, continuación del tórax, que, al llegar a la
mama, se divide en dos hojas: una profunda o retromamaria, situada entre la mama y la

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fascia superficialis, y otra superficial o premamaria, que, entre la piel y la glándula, va a
adelgazarse progresivamente hasta desaparecer a nivel de la areola.
Si se desprenden la piel y el tejido subcutáneo, aparece la glándula propiamente
dicha como una masa grisácea amarillenta, irregular en su cara anterior, con diversas
prolongaciones. De ellas, la más constante es la superoexterna o axilar, la cual, superando
el borde inferior del pectoral mayor, avanza más o menos hacia el hueco de la axila.
De la superficie de la glándula parten unos tabiques que, fijándola a la dermis por
delante y a la fascia superficialis por detrás, constituye el aparato suspensor de la mama.

5. ANATOMÍA MICROSCÓPICA
La glándula mamaria es una glándula tuboacinosa, constituida por unos 12 a 20
lóbulos mamarios. Cada uno de ellos se forma de la unión de nuevos lobulillos y tiene su
conconducto excretor propio, el conducto galactóforo.
Histológicamente existen tres partes bien diferenciadas: acinos, conductos excretores
y tejido conjuntivo intersticial.

5.1. Acinos excretores.


Aunque su esbozo aparece en la pubertad, sólo adquieren pleno desarrollo anatómico
en el embarazo y funcional en la lactancia.
Los acinos son pequeñas formaciones de aspecto fusiforme constituidas por:
membrana propia; capa celular externa, con células cúbicas en reposo que se aplanan en
actividad (células en cesta de Boll) y adquieren características contráctiles; y capa celular
interna que rodea la luz de los acinos (formada por células prismáticas con protoplasma
claro y núcleo ovoide de capacidad secretora).

5.2. Conductos excretores.


Los conductos intralobulares son continuación de los acinos y se reúnen para formar
conductos interlobulares. Éstos, a su vez, por uniones diversas, forman los conductos
galactóforos, uno por lóbulo. Los conductos galactóforos se dirigen al pezón y, a la altura
de su base, suelen presentar una dilatación o seno lactífero. Desembocan en el vértice del
pezón por los poros lactíferos, en número de 8 a 15, algo menor que el de lóbulos, porque
varios se unen poco antes del orificio de salida.
Todos los conductos excretores son idénticos en cuanto a estructura histológica,
variando sólo en el tamaño, y están formados por membrana basal, células de Boll y epitelio
de una sola capa de células prismáticas.

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5.3. Tejido conjuntivo intersticial.
Los elementos anteriores están unidos por un tejido conjuntivo denso que sirve
de soporte a vasos y nervios, y en el que se encuentra células adiposas y escasas células
intersticiales.
Aparte de la glándula propiamente dicha, histológicamente hay que considerar la
cubierta cutánea y el tejido célulo-adiposo que sirve de relleno.
En la cubierta cutánea, de piel delgada, suave y flexible, la areola tiene en su base
el músculo areolar cuyas fibras se insertan en la cara profunda de la dermis. El pezón
también dispone de un músculo mamilar con fibras horizontales que se continúan con
el músculo areolar, formando un enrejado que atraviesan los conductos galactóforos, y
fibras longitudinales que van de la base al vértice del pezón.
En cuanto a los tabiques descritos como aparato suspensor de la mama, son de
naturaleza conjuntiva y especialmente abundantes en el hemisferio superior (ligamentos
suspensorios de Cooper). Estos tabiques limitan celdas rellenas de tejido adiposo (fosas
adiposas de Duret).

6. IRRIGACIÓN
6.1. Arterias.
Dentro de las arterias encontramos:
- Arteria mamaria interna: rama de la subclavia, desciende por detrás de los
cartílagos de las seis primeras costillas; sus ramas perforantes atraviesan los
músculos intercostales y el pectoral mayor para irrigar la parte superior e
interna de la mama.
- Arteria mamaria externa o torácica inferior: rama de la axilar, desciende
por el borde del pectoral menor enviando dos o tres ramas a la parte externa
inferior de la glándula mamaria.
- Arteria torácica superior: rama torácica de la acromiotorácica (a su vez
rama de la axilar), da algunas ramas a la parte superoexterna de la mama.
- Arterias intercostales aórticas: la 2ª, 3ª y 4ª envían ramas a la glándula
por la cara posterior; de la 4ª parte una rama especial para el pezón.
A excepción de las intercostales, las demás arterias se anastomosan formando una
red superficial o supramamaria de la que emergen ramas cutáneas y ramas glandulares.
Estas últimas se diversifican en los lóbulos y emiten colaterales que irrigan el pezón.

6.2. Venas.
Las redes arteriales mamarias se acompañan de sus homónimas venosas. Especial
interés tiene el círculo venoso que se forma debajo de la areola, conocido con el nombre

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de red venosa de Haller. Las venas comunican ampliamente con las de la piel vecina, cuello
y abdomen.
Las venas superficiales de la glándula van a desembocar en la cefálica y en la
axilar por las venas mamaria externa y torácica superior, y en la mamaria interna por las
perforantes. Las venas profundas drenan, a través de las intercostales, en la vena ácigos
mayor.

6.3. Linfáticos.
Especial importancia tiene la irrigación linfática de la mama (figura 1).

6.3.1. Redes de origen.


Los linfáticos cutáneos, que forman una red profunda en la dermis, los linfáticos
glandulares y los linfáticos de los galactóforos, más voluminosos y desprovistos de válvulas,
confluyen en un plexo subareolar o plexo de Sapey.
La mayor parte de la linfa mamaria va a drenar en los ganglios mamarios internos
y, sobre todo, en los ganglios axilares.

6.3.2. Ganglios regionales.


La cadena mamaria interna dispone sus ganglios en tres grupos a la altura del 1º, 2º
y 3º espacios intercostales. La linfa vertida desde la mama en estos ganglios puede alcanzar
el confluente de la yugular y desde allí los ganglios supraclaviculares.
Los ganglios axilares forman una cadena con muy diversos grupos:
- Torácico inferior o grupo inferior de los vasos mamarios externos.
- Subescapular (en el trayecto de los vasos subescapulares).
- Grupo superior de los vasos mamarios externos (en el borde inferior del
pectoral mayor).
- Grupo axilar externo (por debajo de la vena axilar).
- Grupo central de la axila (intermediario de Grossmann).
- Grupo subclavicular (parte de sus vasos eferentes se vierten en la confluencia
de la yugular interna y la subclavia).
De forma simplificada y a efectos de clasificación para actuaciones quirúrgicas,
Berg, en 1955, estableció una división de los ganglios linfáticos en tres niveles:
- Nivel I: por fuera del pectoral menor.
- Nivel II: por detrás del pectoral menor.
- Nivel III: por dentro del pectoral menor.

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6.3.3. Vías eferentes.
Entre las redes linfáticas y los ganglios circulan las siguientes vías:
- Vía axilar: sigue dos troncos principales, uno externo que conduce la
linfa de la zona inferior y externa de la mama a los ganglios torácicos y
subescapulares y de allí a los axilares, y otro interno que, recogiendo la
linfa de la mayor parte de la mama, se dirige directamente a los ganglios
subclaviculares. Finalmente la linfa revierte sobre todo en los ganglios
supraclaviculares.
- Vía mamaria interna: se dirigen tres troncos a los ganglios de la mamaria
interna a través de los espacios intercostales drenando la linfa de la región
interna de la mama.
A parte de estas vías principales existen otras vías accesorias que pueden tener
alguna importancia:
- Vía transpectoral (de Grossmann): por linfáticos que perforan el pectoral
mayor a un ganglio entre los pectorales (ganglio de Rotter).
- Vía cruzada o contralateral: por linfáticos superficiales a la otra mama.
- Vía subclavicular: directamente a los ganglios subclavios.
- Vía subesternal: directamente a los ganglios del mediastino a través de los
espacios intercostales.
- Vía paramamaria (de Gerota): a los ganglios subdiafragmáticos a los largo de
linfáticos abdominales por la aponeurosis del músculo recto del abdomen.

7. INERVACIÓN
La inervación de la mama procede, además de las fibras del sistema nervioso
vegetativo que abordan la glándula mamaria con los vasos arteriales, de ramas que llegan
desde distintos orígenes:
a. Rama subclavicular del plexo cervical, que va a inervar fundamentalmente
la piel de la mama.
b. Ramas torácicas del plexo braquial, que se dirigen al interior de la glándula.
c. Ramas de los nervios intercostales 2ª, 3ª, 4ª, 5ª y 6ª.
Las terminaciones nerviosas se distribuyen por toda la superficie de la piel, donde
pueden individualizarse corpúsculos de Pacini, y especialmente en las fibras lisas del pezón
y la areola. En los elementos propios de la glándula, los filetes terminales forman redes
alrededor de los acinis y de los conductos galactóforos.
El dolor mamario se siente en cualquier lugar de la mama y se irradia frecuentemente
a brazo, cuello y escápula.

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8. EXPLORACIÓN MAMARIA
La afección más grave de la glándula mamaria es el cáncer de mama. Éste es el
cáncer más frecuente en la mujer, pudiendo aparecer en edades mucho más tempranas
que los demás tipos de cáncer. La palpación meticulosa de la glándula mamaria es una de
las medidas de detección precoz más importantes, que toda mujer debería realizarse a sí
misma de manera regular (preferentemente el día después de finalizar la menstruación).
La mama sana presenta una textura blanda y regular y se la puede desplazar. Los
tejidos cancerosos, en cambio, son duros y en las fases avanzadas se quedan fijos, debido a
la extensión a los tejidos adyacentes. Pero no todos los tejidos duros de la mama se deben
a un cáncer. Muchas mujeres presentan “paquetes glandulares” en la mama (mastopatía)
que tienen una textura un poco más dura que los demás tejidos y que siempre pueden
moverse bien. Debemos sospechar cuando aparecen regiones duras nuevas o si las existentes
aumentan de tamaño.

8.1. Autoexploración.
Debería hacerse siguiendo un determinado esquema. La autoexploración se divide
en dos partes:
- Inspección.
- Palpación.
Para la inspección, lo mejor es ponerse frente a un espejo grande, que preferentemente
refleje sin distorsionar la totalidad del tronco o, por lo menos, la parte superior del mismo.
Con los brazos relajados adosados al cuerpo, los pezones quedan a la misma altura
y a la misma distancia de la línea media. Ante la presencia de tumores, los pezones
ocasionalmente se deforman en dirección al tumor. Las mamas sanas presentan el mismo
tamaño. Pero pueden darse diferencias de tamaño irrelevantes, debidas a una anomalía
en el desarrollo. Solamente debemos sospechar, si la diferencia de tamaño aparece
paulativamente, después de haber observado que las mamas presentaban igual tamaño. La
piel de la mama sana no está deformada ni aparece diferente en ningún lugar. En los tipos
de cáncer que invaden la piel, ésta a menudo presenta el aspecto de la piel de una naranja.
La simetría de la mama no debe alterarse cuando levantamos simultáneamente los
dos brazos hasta la vertical. El músculo pectoral mayor comienza en la parte superior del
brazo y se tensa al levantarlos. Su perfil aparece más claramente. Al elevar el cinturón
escapular también se eleva la piel del pecho. La mama, como órgano de la piel que es,
debe seguir esta elevación: si la mama permanece en su sitio nos indica la presencia de
adherencias de tejido conjuntivo, que a su vez pueden deberse, entre otras causas, a un
tumor.

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Para la palpación, debemos imaginarnos la glándula mamaria dividida en cuatro
cuadrantes por un sistema de dos coordenadas, situándose la intersección de ambas
coordenadas en el centro del pezón. Los cuatro puntos cuadrantes deben palparse
exhaustivamente, pero sobre todo el cuadrante superior exterior, ya que es aquí donde
suele originarse con mayor frecuencia. Para ello la mano palpadora se apoya plana y con
las yemas de las últimas falanges se realizan movimientos en círculo ejerciendo una leve
presión. Por supuesto, también debe examinarse a fondo la zona de la areola (figura 1).
Para terminar la exploración también debería palparse la axila para comprobar si los
nódulos linfáticos están endurecidos. El brazo debe estar relajado y adosado al cuerpo, ya
que con el brazo extendido no podemos penetrar suficientemente en el interior de la axila.
Si se observa alguna anomalía en el pezón, debe mantenerse la calma. La mayoría
de los “hallazgos” son inocuos. A pesar de ello se debe consultar con un profesional de la
exploración mamaria.

Figura 1. Autoexploración de mama (LIPPERT). Fuente: Lippert. Anatomía. 8º Edición. 2012. Marbán Madrid.

BIBLIOGRAFÍA
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Madrid. Médica Panamericana 2015.
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Saavedra Ángela, Camacho-Martino Juan-Pablo. Mamoplastia de reducción
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Jiménez Ortega Ana Isabel, Martínez García Rosa María, Velasco Rodríguez-Belvis
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