Reporte de Lectura 2 - Los Fundamentos de La Teología Moral A La Luz Del Concilio Vaticano II

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Ce Franciscanum. Revista de las ciencias det SIMS | esos ‘ranciscanum@usbbog.edu.co Universidad de San Buenaventura Colombia ‘TELLEZ CASAS, José Wilson Los fundamentos de la teologla moral a partir det Conciio Vaticano It Franciscanum. Revista de las ciencias del espirtu, nm. 143, 2008, pp. 75-84 Universidad de San Buenaventura Bogota, Colombia Disponible en: htpywivredaye rgariculeon7KS=349520894006 > Como ctr el atculo reBayc Ag > Numero comet Sista de noracn ientca » Mas informacién del articulo Red de Revistas Cientificas de América Latina, el Caribe, Espafia y Portugal > Plgina doa rvs on rede org Proyecto académico sin nes de co, desarrolade bao a natva de acceso abierto cena: sit r a rat Los fundamentos de la teologia moral a partir del Concilio Vaticano II Fray José Wilson TELLEZ CASAS, O. FM." Debo comenzar esta intervencién, clarificando el porqué del titulo que acompafia la ponencia: Los fundamentos de la teologia moral a partir del Concilio Vaticano II. Tarea que me parece oportuna y necesaria puesto que con el titulo en mencién no pretendo afirmar que el Concilio Vaticano II haya delimitado o definido ‘nuevos’ funda- mentos a la moral catdlica. El interés de los padres conciliares debe fijarse, més bien, en recordar cu4les son esos fundamentos que desde siempre han acompaiiado la reflexion de la teologia moral en la Iglesia, s6lo que con una mirada més pluralista, més interdisciplinaria y desde luego mds histérica y hermenéutica. ‘Ahora bien, ;a qué me refiero con la expresin fundamentos? A aquellas lineas esenciales en y para la reflexién de la teologia moral. Un ejemplo concreto de lo que acabamos de decir es el concepto conciencia, que es presentado en el Concilio con una visi6n, no ligada al pecado y/o a la falta, sino por el contrario, estructurada en torno a la escatologia’. En esta misma linea de inquietudes ,podemos afirmar que el Concilio Vaticano II, se interesé en la teologia moral? ;No seria més conveniente afirmar que la mencién de la moral y en particular de la teologia moral es pasajera y no sistémica? Pensamiento Estratégico y Prospectiva, Universidad Externado de Colombia (en curso) Magister en Teologia Moral del Instituto Cat6lico de Paris (2005) Licenciado en Teologia por In Universidad de San Buenaventura (1998) Licenciado en Filosofia por la Universidad de San Buenaventura (1992). ROMAN-FLECHA J. Teologéa moral fundamental. Madrid: BAC, 2001. p. 66 Joss Winson Tésuez Casas Si bien, llama la atencién el hecho que ningiin documento conciliar se haya dedi- cado exclusivamente a la moral, salvo las menciones explicitas contenidas en la 0.T. numeral 16, para los padres conciliares el tema de la moral debia ser, por su impor- tancia interés, un aspecto transversal en sus reflexiones, es as{ que la Constitucién Gaudium et Spes, a lo largo de sus capi- tulos toca aspectos esenciales y fundantes en y para la moral cristiana, a saber: La dignidad de todo hombre, mani- festada en su identidad de ser imagen de Dios. (GS 12-15). La conciencia eclesiol6gica y escato- l6gica, presentada como base para un didlogo ético que una a los creyentes con los demas hombres. Laimportancia de la indole comunitaria de la vocaci6n humana (GS 24-25.30). Lajusticia y la caridad que exigen una mayor atenci6n a las necesidades so- ciales y un mayor cultivo de la res- ponsabilidad y participacién social (Gs 30). La exigencia del bien comiin, que no suprime, sino que realza la dignidad y el respeto debido a toda persona (GS 28). 6. El valor y la autonomfa de la activi- dad del hombre en el mundo, asf como el valor humanizador del traba- jo (GS 33-34). 7. El concepto de pecado, en su triple relaci6n a las cosas, a los demas hom- bres y al mismo Dios (GS 12-15). Por lo anterior, podemos constatar que lareflexién de la Teologfa Moral, en el es- quema del Concilio Vaticano Il, no se de- fine por una serie de conceptos que bus- can hacer una sistematizacién de la moral. Sin desconocer, sin embargo, que la re- flexién y la postura de los padres concilia- res, respecto a los principales fundamentos de la moral, son orientadores, permitiendo a Jos tedlogos moralistas un acercamiento y didlogo con la teologia dogmética y bfblica en particular, pero a la vez.con otras aproxi- maciones al hombre en su ser y quehacer como la filosofia, la antropologia, la socio- logfa y la psicologia. Mas que aportes con- tenidos en un texto, los documentos del Concilio recogen Ia inquietud para que la moral cristiana ayude en la tarea de acer- car el hombre al mundo contemporéneo, Y este, a mi juicio, es uno de los grandes aportes conciliares a la reflexién de la teo- logia moral, que ésta no se convierta en ‘un manual de prohibiciones o recomenda- ciones, sino, en un campo de reflexién Chr. Ibid p. 67-68, Los FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGA MORAL A puRTiR DEL. ConciLio VaTICANO I teoldgica que tenga como punto de parti- da la fe, como objetivo la humanizacién y como nticleo y eje de reflexién, una histo- ria y cultura particular que debemos asu- mir sin temor, ni temblor. La moral cris- tiana centrada en la Revelacién y basada, no en el exclusive cumplimiento de nor- mas o leyes, sino en el seguimiento de una persona concreta, Jesucristo, nos permi- tiré hablar en y a nuestro mundo de impe- rativos y exigencias éticas que no buscan otra cosa que la vivencia de! Evangelio en un mundo cada vez més secularizado y alejado de Dios. Ahora bien, ge6mo podemos concre- tizar el aporte del Concilio Vaticano I ala reflexi6n de la teologia moral? En dos gran- des Iineas: la primera, los temas fundamen- tales a la moral y la segunda, de orden metodolégico, la forma como se ha de presentar la teologfa moral hoy. Los temas fundamentales de la teologia moral Noes fécil hacer una sistematizacién, de los aportes hechos por el Concilio. Quie- ro detenerme, en los que considero, son los aspectos que pueden catalogarse como fundamentos de una moral y ética cristia~ nas hoy. El primero, la reflexién antropol6- sgica, Para el Concilio Vaticano II, la visién del hombre se fundamenta en una autono- ‘mia que no desconoce, ni niega la teonomia preconciliar. Es decir, que si bien, el es- fuerzo del Concilio se centré en colocar al hombre en el niicleo de la reflexién sobre su libertad y autonomia, déndole Ia res- ponsabilidad requerida, no se alejé de una visién eclesial en la que Dios sigue siendo el norte y guia del hombre. Mas atin, la antropologia conciliar no es vista ni en- tendida sin una relaci6n estrecha con la cristologfa. El Concilio, puntualiza que es Jesucristo, imagen del hombre nuevo, como el hombre puede revelarse a s{ mis- mo (GS 22) Jesucristo es el nuevo Adén, el hombre perfecto. El cristocentrismo del Concilio se sitia en un contexto de pensa- miento que, a su vez, nos envfa a condi- ciones antropolégicas con las que conser- va una relacién vital’, El moralista Klaus Demmer al hablar- nos de las implicaciones antropolégicas de lafe, enel Concilio, nos aclara que la com- prensién de la moral se presenta en una par Uhistoire <'Optaiam Totius" 16, En: R. Latourelle, Vatican Ul: Bilan et Perspéctivas. Pais: Editions du Cerf, 1988. p. 504. Jost Wusow Teusez Casas doble dimensién: la “elevaci6n” del hom- bre por medio de la gracia y la salvacién (curacién) del hombre herido por el peca- do. Lanaturaleza “elevada” y la naturaleza “curada” (redimida) indican la “transfigu- racién” del hombre provocada en y por Jesucristo. Asi, en la visiGn antropol6gica de la moral, se debe tener presente que, para el Concilio, Cristo es el modelo de toda per- feccién humana (GS 40). El comporta- miento ético del hombre busca la creacién de un hombre nacido del Espiritu y orien- tado por el Maestro. Por ello, puntualiza el documento conciliar, “el misterio del hom- bre s6lo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22). El segundo fundamento de la moral es la visi6n eclesial dibujada en el Conci- lio. Los padres de la Iglesia nos dejan una Iglesia-comuni6n en la que el compromi- so del creyente se convierte en una verda- dera misi6n y responsabilidad. En este sen- tido, la moral cristiana, desde Gaudium et Spes, recuerda su compromiso social. Podemos afirmar que la moral “marca” Vaticano II no se centra exclusivamente en la vida fntima del creyente, més alld de Jo que podemos Hamar “pecados sexua- les” se encuentra la responsabilidad social del creyente que comprende que la moral no es simplemente un conjunto de normas y/o leyes que se deben acatar, sino que ésta exige un compromiso serio y radical con el hermano, “La exposicién de la teo- logia moral no deberia ya caer en un reduccionismo antropolégico; en un indi- vidualismo que pretenda ignorar Ia comu- nidad; en un evasionismo que desconozca el cardcter itinerante del pueblo de Dios”. El tercer fundamento de la moral en el Concilio es “la utilizacién” de la Pala- bra de Dios por parte de la moral. Dos preguntas nos pueden acompafiar en esta breve reflexion: {Cual es el papel de la re- velacién divina en el campo de la éticacris- tiana? O para ser mds claros: ,Cémo el moralista y en general todo creyente, debe leer Ja Escritura para sacar de ella una en- seflanza moral? En otras palabras nos proponemos, apoyados en el Concilio, establecer la re- lacién fundamental que existe entre la Sa- grada Escritura y la moral. Dicha relaci6n encontré un eco ¢ interés particular du- rante el Concilio Vaticano II. Los padres conciliares hablaron breve pero muy fuer- te de la relacién que debe existir entre Ia Palabra de Dios y la teologia moral. Des- pués de haber formulado en Dei Verbum Los runpamewros DE LA TeoLoGlA MoRAL paarie Det. Cowctso Varicano IE 24 el deseo general para que el estudio de la Sagrada Escritura sea como el alma de a Sagrada Teologéa, el Concilio utiliza en Optatam Totius 16,4, decreto sobre la for- macién de los presbiteros una formula precisa: ‘Téngase especial cuidado en per- feccionar la Teologia moral, cuya exposicién cientifica, mutrida con mayor intensidad por la doctrina de la Sagrada Escritura, deberé mostrar la excelencia de la voca- cién de los fieles en Cristo y su obligacién de producir frutos en la caridad para la vida del mundo. Este deseo, a la vez tarea se ha con- vertido en base para la reflexi6n de la teo- logia moral en los tiltimos afios. Se trata de saber por qué y cémo la Escritura es alimento fundamental, fuente normativa de lateologia moral y no simplemente un pun- to de referencia, de autoridad o un lugar teol6gico apropiado, Dicho de otra mane- ra, “la referencia a la Escritura Santa en teologta moral, antes de ser.un problema de método de trabajo, es una cuestin epistemol6gica: ;podemos y debemos re- ferirnos a la Escritura en Moral?°. La pregunta es importante en la me- dida en que antes del Concilio la tarea de la teologfa moral no era otra que determinar el cardcter especifico y el contenido de fa “ley nueva”, Ahora bien, esta ley nueva no ¢s otra que la acci6n interior del Espiri tu Santo que nos configura con Cristo. Y si es el mismo Espiritu quien en nuestro interior nos ayuda a actuar en conformi- dad con los mandatos y ensefianzas del Seftor, si El es la ley nueva zpor qué tene- ‘mos que recurrir a la Escritura?, gel evan- gelio, como ley del Espiritu, escrito en los corazones de los hombres no es suficien- te?, {las normas morales no estén “impre- sas” por el Creador en la conciencia de los hombres (Rm 2,15)?, La Escritura nos puede dar otro mensaje distinto al que nos da el Espiritu de! Seftor?” A lo anterior, la reflexi6n posterior al Concilio, nos ha ayudado a precisar que es incontestable que el Espiritu del Sefior actiia en nosotros y nos ilumina para que de acuerdo al evangelio y por medio de 5G MEDIEVILLE. Théologie morale fondamentale, Paris: ICP, 2002, p.69 * Che. HARING B. La ley de Cristo, Paris: Deselée de Brouwer, 1955 ? HAMEL, E. se pregunta si el recurso a la Sagrada Escritura para buscar normas morales no consttaye un esfuerzo dob y frato de un afin de seguridad, una necesdad de pasar de una autordad a ot, de una teologia de la norma a una teologia de la Biblia. Cf. E. Hamel. “L'Ecriure, dme de la théologie ‘morale” En: Gregorianum, Vol 54, 3, 1973, p. 417. a a Jose Wnson Tete Casas nuestra vida y obrar busquemos la santi- dad, a la cual hemos sido Hamados desde el bautismo. pero también es cierto, como lo recuerda el Padre Jesuita Eduard Hamel, que nosotros somos viajeros, peregrinos en este mundo, homo viator sujetos a la tensi6n escatol6gica del ya pero todavia no. Del Espiritu del Seftor hemos recibido por el momento las primicias, las arras (2 Cor 1,22) que inauguran una transforma- cin que debe continuar durante toda nues- tra vida. Es por ello que si bien el evange- lio esté ya grabado o eserito por el Espiritu Santo en el corazén del hombre, debe a la vez ser preservado de todo riesgo y no alterado gracias ala debilidad humana, Para evitar este riesgo debemos dirigimos a la Sagrada Escritura como testigo autoriza- do del acontecimiento revelador de Dios en Jesucristo. Testigo veraz que ayud6, orienté y modelé las primeras comunida- des cristianas. Asi no podemos, ni debe- mos hablar de oposici6n entre ley interior del Espiritu y la Escritura. Por el contra- rio, debemos hablar de cumplimiento. “Forma” como se ha de presentar la teologia moral hoy José Roman-Flecha Andrés, al estruc- turar la teologfa del Concilio Vaticano II, afirma que El Vaticano II ha sido un Conci- lio fecundo para la moral cristia- Un mismo Espiritu que nos re- cuerda desde el interior “todo lo que yo os he dicho” (Jn 14,26) pero que también nos lo recuerda desde el exte- rior inspirando los autores de los evan- gelios que nos comunicaron todo lo que Cristo hizo por y para nosotros. Es el Evangelio escrito en el coraz6n de cada uno de nosotros que nos daré la fuer- za necesaria para dar frutos de justicia y caridad, pero es la Escritura, como objetivacién reconocida del aconteci- miento salvador quien nos acordaré el contenido y el origen de la Justicia y la Caridad verdaderas: Jesucristo el Se- fior. Dicho de otra manera, la ley del amor infundida en nuestros corazones se objetiva en preceptos escritos en el evangelio. La Escritura Santa es la que nos permite como cristianos e Hijos de Dios, tomar conciencia de nuestra vo- caci6n y actuar de acuerdo a los que el Sefior ha grabado en nuestros cora- zones “por el Espfritu Santo que se nos ha dado.” na y para su estudio sistemético, en cuanto que aporté orientacio- nes imprescindibles para la vida préctica de los cristianos como una nueva conciencia, un nuevo énfasis sobre muchos temas mo- ae ae Los runoasewros Dg 1A TEOLOGIA MORAL A maTIR DL Conciuso Varicano It rales y, finalmente, una nueva orientacién metodolégica para el estudio y elaboracién de la Mo- ral fundamentada®. Explicitamente el Concilio Hama la atencién sobre la responsabilidad en la formacién de los aspirantes al sacerdocio en aspectos tan fundamentales como la ‘Teologia Moral. El restablecimiento de un contac- to estrecho entre la teologia mo- ral, la Sagrada Escritura y la tra- dicién, basado en la fe, en el magisterio y en el mantenimiento de la referencia a la ley natural. De alli se desprenden, en primer lu- gar, el llamado urgente para que los te6lo- ‘gos moralistas “utilicen” la Sagrada Escri- tura no como el libro de recetas que soporta argumentos e intereses persona- les, sino como el texto en el que se descu- bra lo que Dios ha hecho por el hombre. En segundo lugar, llama Ia atencién sobre la relaciGn que debe existir entre la teolo- gia y la vida espiritual del creyente. Desde este punto de vista, los padres conciliares recordaron que uno de los principios de la moral cristiana es la fe. La respuesta mo- ral del cristiano a la llamada de Dios, es una respuesta de fe y adhesin a una per- sona, a Jesucristo el Sefior, imagen del hombre nuevo y soporte del actuar moral del seguidor. Bl documento invita a dar a la teologfa moral “esta dimensién espiri- tual interna que exige el pleno desarrollo de Ia imagen de Dios que se encuentra en el hombre, y el progreso espiritual que a ascética y la mfstica presentan” Ahora bien, junto a esta exposicion y peticién del Concilio, un aspecto que pode- ‘mos y debemos mencionar como elemento ‘metodolégico para la moral cristiana es la apertura del Concilio al mundo. Més que tun tema tratado por los padres conciliares, Ja relacién con el mundo se constituyé en tun aspecto esencial y determinant a lo lar- g0 de las sesiones conciliares. En cuanto a Ja moral, la voluntad de actualizacién del mensaje de Cristo es, sin duda, una ruptura que marca una diferencia con la presenta- cién clésica de la moral de los manuales empleados en los afios sesenta. El centro de os debates postconciliares es el resurgimiento directo de la pregunta, puesta en otro tiempo a San Pablo y a la Iglesia a lo largo de su historia, acerca del encuentro entre el evangelio y el mundo, la confrontacién entre la fe cristiana y la sabi- durfa, la ciencia y la cultura humana. 5 ROMAN-FLECHA J. Teologia Moral Fundamental. Madrid: BAC, 2001. p. 63 a 81 Jost Wusson Téuus2 Casas Elemento fundamental que sostiene el dislogo ecuménico en la actualidad. El Coneilio invitaba a te6logos y particular- mente a te6logos moralistas a reconocer que la fe cristiana no esté vinculada nece- sariamente a una sola y nica cultura. La Constitucién pastoral sobre la iglesia en el mundo actual afirma: El creciente intercambio entre los diferentes pueblos y grupos socia- les descubre mas ampliamente a todos y a cada uno los tesoros de las diversas formas de cultura, y asi, poco a poco, se va preparan- do una forma més universal de cultura humana que promueve y expresa la unidad del género hu- mano tanto més cuanto mejor res- peta las particularidades de las di- ferentes culturas (GS 53). EI Vaticano I aboga por la Hamada multiculturalidad de la fe como mediacién necesaria para el anuncio del Evangelio. Con ella no se diluye la universalidad de la Iglesia, sino que se vitaliza: La Iglesia, que ha vivido en el transcurso de la historia en va- riedad de circunstancias, ha em- pleado los hallazgos de las di- versas culturas para difundir y explicar el mensaje de Cristo en su predicacién a todas las gen- a A tes, para investigarlo y compren- derlo més profundamente, para expresarlo mejor en la celebra- cin litirgica y en la vida de la ‘comunidad multiforme de los fie- les. (GS 58). Y més adelante afirma que: sla Iglesia, enviada a todos los pueblos de cualquier tiempo 0 territorio, no esta ligada exclusi- va 0 indisolublemente a ningu- na raza o nacién, a ningin gé- nero particular de costumbres, a ningtin modo de ser, antiguo o modemo. Adhiriéndose a su pro- pia tradicién y consciente al mis- mo tiempo de su misién univer- sal, puede entrar en comunién con las diversas formas de cultu- a; comunién con la que tanto la ‘ Iglesia como las diferentes cul- turas se enriquecen (GS 58). ‘i Asi pues, el encuentro que se debe dar = entre la fe y las culturas no consiste en una P simple yuxtaposicién o una simultaneidad, P para Jos padres conciliares es un verdadero a ‘encuentro donde se deben dar el didlogo y el n fil promover la inculturacién que se convierte ‘para la teologfa moral cristiana en una labor y tarea que comenzien el pasado, se debe con- solidar en el presente y proyectar en l futuro. Los FunoAMeNTos DE 1A TeoLOGIA MoRAL.A rugriR DEL Concit1o Varicano IT Alo dicho hasta ahora, serfa muy exten- soexplicitarla orientacién metodol6gica elaborada en el Concilio. Quiero breve- ‘mente, recoger siete aspectos presenta- dos por el profesor Richard McCormick que nos ayudan a sintetizar este aspecto. Para McCormick el Concilio ha esboza- do una nueva orientacién metodol6gica, tanto para la elaboracién de los juicios morales como para la ensefianza de la teologia moral. Ellos son: Fundamento en una antropologia religiosa bastante completa. Sensibilidad hacia el cambio sociopolitico y famili Amanera de conclusién: Quiero finalmente, recoger una inquie- tud que se present6 a lo largo del Concilio mismo y que ha caracterizado la reflexién posterior de la moral. En palabras de S. Pinckaers?, la apertura al mundo moderno en todas las direcciones, que puede ca- racterizar la obra del Concilio Vaticano II: libertad de conciencia, ecumenismo, di4- Perspectiva ecuménica en la biis- queda de la verdad en materias morales. (GS 16; UR 23). Concepcién de la vida moral como una unidad basada en el amor de Cristo. (LG 42). Orientacién pastoral de la teologéa y apertura a las ciencias empiricas. Enfasis en la libertad de investi- gacién y de expresién (GS 63). ‘Competencia de los laicos en las. decisiones éticas concernientes al mundo secular. logo con las otras religiones, atencién a las ciencias y a la dimensi6n politica, pro- dujo en algunos creyentes y tedlogos un movimiento fuerte de reaccién que los ha Hevado de un extremo a otro, hasta crear alergias frente a las posiciones tradiciona- les. De la obediencia, algunas veces, in- fantil o servil a la ley, pasamos a la reivin- hhace sobre este tema. Para profundizar este Chrétienne. Paris: Editions du Cerf, 1993. p. Sigo ta eflexi planteada pore teflogo dominic Pinckacs, resulta interesante la Vase: 8. Pinchacrs, OF Les sources dela morale 315-317. a 83 Jose Wuson Téuuez Casas dicacién de los derechos de la conciencia subjetiva. La doctrina de la ley natural fue arrasada y abandonada por los teélogos, en nombre de las ciencias. La moral va a ser revisada a partir de Ia sociologfa, de la psicologia, de la antro- pologia, de las filosofias en boga, sin que haya un interés por discernir y mantener lo que especifico de la moral. En particu- Jar la moral cristiana es presentada como una moral simplemente humana, explica- ble a partir de valores humanos en la que la especificidad cristiana se refugia en una inspiracién generosa alimentada por la ca- ridad y ésta a su vez ordenada a Ja promo- cién humana. La moral se dobla a aquello que se ha llamado “el horizontalismo” de Ja teologia, en el que cada vez se habla menos de Dios. El didlogo y 1a confrontacién del pensamiento cristiano con las corrien- tes modernas son necesarios y no po- demos negar que pueden ser benéficas, sin embargo, el peligro se produce por la falta de preparacién, por la falta de formaci6n intelectual o en muchos, una fe sin raices, principalmente entre los sacerdotes. Fe

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