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Cutslut - Kim Jones
Cutslut - Kim Jones
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
SINOPSIS:
No… no lo soy.
Yo no.
Yo no.
Yo no…
El enemigo es mi amante.
Soy su cutslut.
Y ésta es mi historia.
Y la deseo.
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Es la hermana de mi hermano.
La cutslut de mi enemigo.
Pero pronto…
Será mía.
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PREFACIO
No.
No lo soy.
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PARA LACY,
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PRÓLOGO
Idiotas de mierda.
Desde mi rincón, tengo una vista perfecta del siguiente show. La infame cutslut
de Madness hará su aparición en cualquier momento. Las pollas se hincharán. Las
mandíbulas caerán. Las bocas babearán. Ella es un paquete impresionante. Pero no
estoy aquí para un polvo. Estoy aquí para recoger. Ella tomó algo que me pertenece.
Tengo la intención de recuperarlo.
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Es fácil dejarse atrapar por la tormenta de sex appeal que irradia. Con bronceadas
y largas piernas, una esbelta cintura y un culo donde se puede apoyar una copa
flauta de champán, ella es el epítome de sexy. Su vestido corto, sin mangas muestra
sus brazos tonificados cubiertos desde la muñeca hasta el hombro por tatuajes de
colores, lo que le da una apariencia aún más erótica.
Los grandes y suaves ojos color verde esmeralda enmarcados por largas y
oscuras pestañas son tan sorprendentes, que casi me pierdo la imperfección. Son
inexpresivos, no tienen vida. Están llenos de una nada que me tiene temporalmente
olvidando por qué estoy aquí. Por un momento, quiero acercarla a mí. Decirle que la
tengo. Llevarla lejos de este lugar. Luego matar a los hombres que le robaron su vida.
¿Verdad?
No. Esta mujer no es una víctima. Es mi némesis. Es la misma perra que ronda
mis sueños. Que aviva mi ira. Que satisface mi sed de venganza, una venganza que
planeo exigir a su debido tiempo. No hoy. No mañana. Pero en ese momento cuando
menos se lo espere.
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Es la cutslut de mi enemigo.
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CAPÍTULO 01
WINTER
Parada del lado de afuera de la habitación 421 en el hotel Hard Rock de Las
Vegas, Nevada, me pregunto:
—¿Quién es esta irresistible criatura que tiene un amor insaciable por la muerte?”
Un tipo sale a los tumbos de su habitación justo a tiempo para oírme hablando
sola y me dispara una mirada confundida. Pero su confusión se vuelve deseo cuando
sus ojos recorren mi cuerpo, tomando nota de mis medias de red, los tacones de
aguja y la bata de satén. Yo le muestro el dedo antes de responder mi pregunta.
El bar está ubicado delante del ventanal que va del suelo al techo, con vista a la
planta más alta de un garaje de estacionamiento. Más allá de ello, puedo ver las luces
brillantes de Las Vegas. De colores vivaces. Intensas. Destellantes. Diseñadas para
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detonar las neuronas que liberan serotoninas, dejándolos con esa feliz sensación de
excitación. Es una pena que no tengan ese efecto en mí.
—Lo traje para ti. Escuche decir que la pequeña cutslut de Caín era una bebedora
de whisky escocés.
—¿De veras?
Él asiente.
—Sí. Ellos dijeron que eras sexy, también. No pensé que serías tan sexy. Sin
ánimo de ofender —añade, mostrando sus dientes de oro mientras se muerde el labio
inferior.
Me encojo de hombros.
—Ninguna ofensa.
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—He oído alguna otra mierda sobre ti, también—dice él, entrecerrando los ojos
de manera suspicaz.
—¿Sí? ¿Cómo qué? —Tomo otro sorbo de whisky escocés. Tiene mejor sabor que
el anterior.
—Que Caín te comparte con las personas que respeta y confía, o te utiliza para
obtener información del resto. —Mi frente se arruga confundida y no se lo pierde.
¿Quién le habrá dicho eso?—. Entonces, ¿cuál de las dos soy yo?—me pregunta en un
tono que exige una respuesta. Se siente confiando ahora que piensa que tiene la
sartén por el mango—. ¿Soy alguien en quien confía, o alguien en que no?
—Usted me dirá, señor. —Mis manos se mueven a la cinta de la bata, el satén frío
contra mis dedos mientras poco a poco aflojo el nudo—. ¿Tiene Caín una razón para
no confiar en usted? ¿O es tan leal como dice ser?
Hombres.
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de sus vaqueros, obligándolo a ponerse en puntas de pie mientras sisea entre dientes.
El olor a humo y whisky escocés persiste en su aliento.
Sentándome a horcajadas en su regazo, froto las caderas contra él. Sus manos
están en mis pechos, apretándolos. Frotándolos. Pellizcándolos. Tirando de la tela
para desnudar mis pezones que están erectos por su toque. Juego mi papel y tiro la
cabeza hacia atrás con un gemido. Me muevo duramente contra él. Finjo que estoy
disfrutando de esto, cuando en realidad, estoy deslizando la mano en el bolsillo de su
chaqueta y rescatando su teléfono. Está demasiado absorto con mi pecho para darse
cuenta. Demasiado distraído ante la sensación de mi cuerpo acariciando todo a lo
largo de su polla como para prestar ninguna atención a lo que estoy haciendo por
encima de su hombro, estoy revisando si su teléfono tiene un código de acceso.
Está bloqueado.
Por supuesto.
—Sí, pero quería decir, mierda, olvidé llamar a Caín y decirle que estoy aquí.
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Los ojos de Caín están en los míos. Esos ojos azules medianoche, muertos, no
revelan nada. Como siempre, están ligeramente entrecerrados lo que forma pequeñas
patas de gallo en los rabillos. Su cuerpo de un metro noventa y dos y noventa kilos
de peso está relajado. Sus gruesos y musculosos brazos cuelgan relajados a los
costados. Casi como si el pesado chaleco de cuero desgastado en su espalda lo
estuviese oprimiendo.
El húmedo cabello rubio oscuro está peinado hacia atrás. Un tono más claro que
la barba que cubre su mandíbula cuadrada. Su nariz, ligeramente torcida después de
haber sido rota varias veces, es todavía prominente en su cara. Incluso siniestro y
maligno, es bien parecido. Así de sorprendente.
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Cuando su mirada se vuelve aún más letal y fría, sé que ha decidido en su cabeza
que estoy mintiéndole. Los músculos en su mandíbula se contraen. Sus fosas nasales
se ensanchan. Las manos cerradas en puños tan apretados, que me sorprende que la
piel de los nudillos no se raje. Luego dice una sola palabra y todo se vuelve claro.
—Pierce.
Pierce
Mi hermano.
El que traicioné.
Fueron las pequeñas cosas que noté primero, la falta de pasión en su beso. El
deseo en sus ojos. El calor en su mirada. Me convertí en nada más que una posesión.
Un recordatorio de que poseía algo que una vez perteneció al enemigo.
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—Caín, espera. Puedo explicarlo. —Él empieza a decir más, pero Caín lo
interrumpe.
—Me traicionaste. —Las palabras apenas traspasan sus labios antes de apretar el
gatillo.
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CAPÍTULO 02
WINTER
El Caín que me enamoró era joven y libre. Audaz. Un chico malo con el deseo de
ser un proscripto, un fuera de la ley. Tenía sed de peligro. Hambre de mí. Él era mi
todo. Ahora es sólo un asesino frío y duro con deseos de sangre y apetito de
venganza.
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Me había escapado. Huido de Caín y hecho todo el camino a hasta San Diego, el
hogar de la sección de la Costa Oeste de los Devil´s Renegades. Yo sabía que mi
hermano estaba viajando por la nación, al igual que Caín, así que aproveché la
oportunidad para entrar en la casa de Pierce y robarle cada centavo que tenía en la
caja fuerte.
Iba a utilizar el dinero para salir del país. Tal vez ir a México. Algún lugar cálido.
Lejos de cualquier MC. Apenas logré llegar al final del camino de entrada de Pierce
cuando Caín me encontró. Creyendo que Pierce me había dado el dinero, se
enloqueció. Prometió matar a Pierce si alguna vez hablaba con él o lo veía de nuevo.
Y el precio que pagué por huir fue mucho peor que la muerte. Caín me prometió que
nunca lo olvidaría.
No lo olvidé.
Comienzo a darme cuenta que una vez más tendré que soportar un dolor así.
Probablemente sería mejor si me disparara. Porque no cabe duda que muy pronto,
estaré rezando por la muerte. Supongo que eso es lo que consigues cuando pactas
con el diablo, una vida en un infierno interminable.
Ahora, sé lo que están pensando. Se preguntan por qué no lo mato simplemente. Esperar
su momento más vulnerable en medio de un orgasmo, tal vez. Mientras él está demasiado
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absorto por la sensación de éxtasis para prestar atención, ¿por qué no le meto un lápiz a través
del oído. Le corto la garganta. Hundo una cuchara en su corazón. Alguna cosa. No debería
tener miedo, ¿verdad? No es que tenga nada que perder.
Me faltan bolas.
Puede que algún día las encuentre, pero lo más probable es que no. Hasta entonces, voy a
seguir siendo una cobarde. Ustedes continúen juzgándome. Es un país libre. Ser un idiota es
vuestro derecho. Al igual que ser una maldita gallina es el mío.
Su agarre se aprieta a medida que caminamos por el pasillo. Theo camina delante
de nosotros. Rut y Swipe detrás. Cada ojo está abierto y alerta. Anticipando señales
de problemas. No encontramos ninguna hasta que estamos ante las puertas que
conducen al aparcamiento.
—¿Dónde está Jimmy? —Uno de los hombres le pregunta, cruzando los brazos
sobre el pecho.
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—Se supone que debía encontrarse con tu perra aquí. —Sus ojos se mueven a
mí—. No veo cómo es eso posible si está contigo.
Su mirada se desplaza encima del hombro y sé que está mirando a Caín para un
reaseguro. Él debe haberlo conseguido porque con voz ronca, le dice a los guardias:
—Creo que es hora de que terminen por esta noche—dice un guardia. Caín se
enerva cuando lo golpea ruidosamente en el hombro. Mi adrenalina se dispara con el
contacto. Yo sé lo que viene.
—Saca tu puta mano de encima mío—le gruñe Caín con rabia apenas controlada.
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Mi nombre.
Unos pies pesados suenan a mis espaldas, pero no me vuelvo para ver quién es.
Sigo corriendo. Escudriñando las columnas de hormigón pintadas en busca de F-17,
el lugar donde, de acuerdo con el recibo en la habitación, el coche de Jimmy se
encuentra.
Podría ser otro de los hombres de Caín. O uno de los de Jimmy con la esperanza
de capturar a la cutslut de Caín para aprovecharlo y utilizarme en su contra.
Maldición podría ser un corredor de apuestas al que Caín le debe dinero. Policías.
Federales. Las posibilidades son infinitas.
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más rápido de lo que él puede conducir hasta allí, me agarro de los cables y trepo
varios pisos más hasta llegar al nivel F, un piso debajo del techo.
—¿A dónde vas, cutslut? —Lucho contra los brazos sudorosos que me tienen
atrapada—. Me prometiste un poco de diversión. —La voz pertenece al hombre de
Jimmy al que había hablado en la planta baja. Pero su voz es ahogada completamente
por la amenaza de Theo cuando sus palabras hacen eco a través del garaje vacío.
—Eso no te pertenece.
Eso.
Yo.
Theo.
Él me está llevando a Caín. A quién pertenezco. Dónde sin duda voy a vivir por
el resto de mi vida siendo torturada y deseando estar muerta. Han pasado años
desde que tomé la estúpida decisión de echar todo lo bueno por la borda para
saborear algo malo. Y conseguí mucho más de lo que pacté. Ahora no hay
escapatoria. No hay posibilidad de redención. Ésta es mi vida. Vendí mi alma, y
estoy pagando la penitencia.
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Yo, Winter Tews, una chica muerta en vida, pertenezco a Caín Malcolvich.
Su propiedad.
Su posesión.
Su cutslut.
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CAPÍTULO 03
JINX
El hedor de la sangre de otro hombre impregna mis sentidos cuando doy otra
calada a mi cigarrillo. Incluso en la oscuridad, puedo distinguir las manchas oscuras
en mis manos. Debería haber matado a esos hijos de puta. Pero sabía que mi club
diría que no valían la pena. Yo pienso que si lo valían. Y eso viniendo del hombre
que odia a esa perra más que nadie.
Winter Tews me destruyó. Lo que ella robó han sido sólo centavos para ella, pero
para mí era un nuevo comienzo. Un cabo salvavidas. Una manera de conseguir salir
de los callejones oscuros que recorría por la noche, enfrentar todas las terribles
mierdas que había hecho y, finalmente, encontrar algo parecido a la paz en una vida
llena de pesar.
Tal vez por eso me quebré. Porque nadie tiene derecho a hacerle daño más que
yo. Eso explicaría por qué ver al hombre de Jimmy ponerle las manos encima,
sacudió enérgicamente la jaula de mi bestia. Pero cuando el pedazo de mierda se
refirió a Winter como eso, la bestia en mi interior destrozó la jaula de hierro donde la
mantengo bajo llave.
Y seguro como la mierda espero que no fuera porque quería ser el único en
quebrar su alma. Eso me volvería igual que ellos. Un monstruo. Pensé que había
dejado esa vida hacía mucho tiempo. Que era mejor. ¿No querer lastimarla, sino ser
testigo de su caída, verla sin toda la sofisticada joyería y ropa de diseñador de mierda
que probablemente había comprado con mi dinero me hacia un monstruo, también?
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Pero yo no la veía como una cutslut privilegiada que había caído en desgracia en
los brazos de ese hombre. Ella no era una perra sin corazón que había sido golpeada
hasta quedar inconsciente y tirada sobre el hombro del Sargento de Armas de Caín. Y
no fue tampoco satisfacción lo que sentí al verla de esa manera. Fue compasión.
—Caín—murmura, clamando por ese hijo de puta. Es justo lo que necesitaba oír
para tener mi cabeza nuevamente en el juego.
Inmediatamente, cualquier calidez que podría haber sentido por ella desaparece.
Sonrío cuando mis planes resurgen. Por supuesto que va a tener la opción de hacer
esto fácil para ella. Pero así no es Winter.
Ella pondrá a prueba mi paciencia, nos pondrá a prueba a los dos. Y le importará
una mierda acerca de la destrucción que va a dejar atrás. Esta egoísta, insensible,
hermosa y traicionera diosa hará lo que sea necesario para sacar ventaja. O al menos
lo intentará. Sólo hay un pequeño problema.
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Yo.
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CAPÍTULO 04
WINTER
Cuando vuelvo en mí, la primera cosa que noto es que mis manos están libres.
Como mis pies. Pero cuando comienzo a retomar completamente la conciencia, me
doy cuenta de que tengo algo en la boca. Lo empujo con la lengua. No cede en lo más
mínimo.
Me muevo para liberar mi boca mientras perezosamente abro los ojos. Mis manos
se congelan en el aire cuando veo un gran cuerpo frente a mí. Sus rodillas están
dobladas con los codos apoyados en ellas. Sus grandes manos enguantadas cuelgan
en el espacio entre sus piernas. Él está vestido completamente de negro, incluyendo
el pasamontaña que esconde todo su rostro excepto los ojos y la boca. Incluso
parcialmente oculto, es innegable que este hombre no es Theo. Lo que me confunde
más, porque no lleva un chaleco de cuero, tampoco.
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—Está cerrada con llave, ¿no es así? —contesto en tono flemático sin necesidad
de una respuesta. Por supuesto que está cerrada con llave. ¿Quién demonios
secuestra a alguien, no la ata y mantiene la puerta sin traba?
Me muevo, tratando de encontrar una posición más cómoda. Pero el rígido suelo
de metal es implacable. Así que me rindo y caigo pesadamente contra la pared.
Cuando lo hago, algo presiona en mi cadera. Mi bolso. Y en su interior hay dos cosas
muy importantes. Un cigarrillo y un arma.
Yendo a tientas, abro el bolso y meto la mano por mis cigarrillos. Mi mano cae en
el frío metal de la pequeña pistola calibre 38 en su interior. Sin pensarlo dos veces, la
saco y apunto a la cara del hombre.
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Gatillo.
Por primera vez, él se mueve. Mis ojos son atraídos por el movimiento y lo veo
sosteniendo algo pequeño y negro en su mano enguantada. El cargador de la pistola.
—¡Hijo de puta! Déjame salir de aquí! —chasqueo. Golpeo con mis puños las
paredes. El suelo. Sabiendo que no tiene sentido, pero sin importarme una mierda,
me arrastro rápidamente hacia las puertas. Él es más rápido. Su brazo se extiende y
bloquea el camino lo que me obliga a retroceder. Una oleada de adrenalina corre a
través de mí ante la posibilidad real de que las puertas puedan estar desbloqueadas.
Lucho con todo lo que tengo. Pateando y gritando. Mis puños golpean a lo loco
desvaneciéndose en el aire. Ni siquiera se ha movido de su lugar, usando sólo el
brazo izquierdo para detenerme. Viendo una abertura, la tomo. Aunque
probablemente sea la cosa más estúpida que he hecho nunca.
Lo abofeteo.
Duro
El golpe es lo suficientemente potente como para darle vuelta la cara. Estoy tan
sorprendida de que no sólo tuviera las bolas para golpearlo, sino que de hecho lo
hiciera, que estoy congelada en estado de shock.
Poco a poco, vuelve la cabeza para mirarme. Busco en sus ojos oscurecidos la ira
quemante a la que estoy tan acostumbrada. Pero no hay ira. Sólo diversión. Así que
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le pego de nuevo. Esta vez él está preparado y su cara no se mueve. En realidad, creo
que me duele más la mano a mí que a él su rostro.
Cuando intento por tercera vez, me agarra la muñeca con su mano. Su agarre es
firme pero suave. Sus grandes dedos rodeando fácilmente la muñeca. Con sus ojos en
los míos, poco a poco se inclina hacia adelante mientras tira de la mano hacia él. Me
estremezco por lo que está por venir. Sé que probablemente va a romperme los
dedos. La mano. La muñeca. O aún peor, el brazo. Sorprendentemente, no hace
ninguna de esas cosas.
Puedo sentir su cálido aliento sobre la mano unos momentos antes de que él
coloque un suave beso en el centro de la palma. Le devuelvo la mirada en estado de
shock, horror y completa incredulidad cuando se agacha frente a mí. Con ternura,
como si fuera una muñeca de porcelana que no tiene precio, coloca de nuevo la mano
en mi regazo. Entonces, se mueve hacia las puertas.
Estoy tan confundida acerca de lo que acaba de ocurrir que ni siquiera intento
escapar cuando la puerta se abre y él sale de un salto. Una voz baja le habla y él
asiente antes de volverse hacia mí. Una comisura de su boca se levanta ligeramente
en una sonrisa y me guiña un ojo. Siento como si fuera una especie de promesa tácita.
Pero no logro pensar en ello durante mucho tiempo. En el momento en que
desaparece de la vista, varios hombres más ocupan su lugar. Uno en particular me
tiene embargada con nuevo pánico.
Éste es mi captor.
Podría haber sido el hombre de la espeluznante máscara con los labios súper
suaves el que me capturó, pero eso fue a pedido de este hombre. Él no es un corredor
de apuestas. No es uno de los tipos de Jimmy. No lleva los colores de Madness,
tampoco. Su mirada podría ser fría y dura, pero no es siniestra y maligna. Sin
embargo, él me asusta más que los monstruos que he pasado los últimos seis años de
mi vida odiando. Más que el hombre de la máscara.
—Hola, hermanita.
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CAPÍTULO 05
WINTER
Está de pie, alto y fuerte. Seguro y poderoso. Guapo como mi padre. Humilde
como mi madre, a pesar de todos sus logros, del negocio que construyó. Del ejército
de hombres leales que lo rodean. Del respeto que se ha ganado por haber trabajado
tan duro.
Por un momento, él es el hermano mayor que recuerdo de cuando era una niña.
El que se ocupó de mí después que mis padres murieron. El que se perdió su joven
vida adulta para que yo pudiera tener una.
—Sáquenla.
Ante la orden de Pierce, dos pares de brazos se estiraron hacia mí. Los alejo
pegándoles palmadas, utilizando el pie exitosamente empujo a uno de los hombres
haciéndole perder el equilibrio. Se tropieza, pero rápidamente se estabiliza. Con una
severa mirada, me agarra la pantorrilla y me tira bruscamente hacia él. Mi espalda da
contra el suelo de la cabina con un fuerte golpe que casi me deja sin aire.
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metiendo? Caín puede ser un capullo. El mismo diablo. Pero una cosa es segura, en
los seis años que hemos estado juntos, nadie jamás ha puesto una mano encima mío
si él no se lo decía.
—Puede que ese hijo de puta te controle, pero él sabe muy bien que no puede
joder conmigo.
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—No huí de él. —Ante la remota posibilidad de que esto fuese una especie de
misión de rescate, tengo que detenerla antes de que comience. Puedo vivir con Pierce
odiándome. Pero no puedo soportar la idea que resulte herido por mi culpa.
Divertido por mi respuesta, cruza los brazos sobre el pecho y ladea la cabeza
hacia un lado. Con su tono destilando burla, me pregunta:
—Entonces, ¿vas a decirme por qué escapaste? —No respondo. Los dos estamos
en silencio un momento. Entonces, un pequeño pliegue se forma entre sus ojos—. ¿Él
te golpeó?
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Ésta es la segunda vez que usa ese término cariñoso. Era como me decía cuando
era una niña pequeña. Una sensación de nostalgia trata de abrirse paso en mi
corazón, pero la alejo a la fuerza. Después de todo, sólo lo está usando para tratar de
quebrarme. Estoy tentada de decirle que deje de hacerlo. Ya estoy quebrada. No hay
necesidad de patear a un caballo muerto.
Él saca una bandana del bolsillo de atrás y agarra la botella de agua que el
hombre parado junto a él está sosteniendo. Sus ojos nunca dejan los míos mientras
empapa la tela, luego me la pasa.
—¿Estás bromeando?
—¿Por qué? ¿Qué mierda importa? —El temblor en mi voz es una mezcla de
vergüenza y rabia—. Ya te dije. No me pega. No es el monstruo que crees que es. —
Es peor.
Sin otra opción, llevo la bandana a la cara. La desesperación oscurece los ojos de
Pierce cuando la verdad se revela. Sé lo que está pensando. Debería haber hecho más.
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Esforzado más. Protegido. Pero nada de esto es su culpa. Necesito que crea eso.
Incluso si eso significa que me odie.
—Me fui de San Diego porque quería. No porque él me obligó. Al igual que huí
hoy porque ese era el plan. No porque quería alejarme de él. Y si algunos moretones
son el único precio que tengo que pagar por mantenerme alejada del puto pozo
negro en donde crecí, entonces más que vale la pena. —Mi pecho se aprieta cuando le
escupo las hirientes palabras. Me odio por ser tan perra, pero es esto o yo
quebrándome frente a él. Me niego a hacer esto último.
—Si una cosa es cierta, hermanita, es esto... ni una puta parte de mí, siente
lástima por ti. —La dureza de su voz es como un puñetazo en el estómago, pero no lo
demuestro. El ceño fruncido en mi cara oculta todo—. No estoy aquí para rescatarte.
Estoy aquí por lo que hiciste.
—¿Qué te hace estar tan segura de que era mi dinero el que robaste?
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El me señala la cara.
—Si eso es lo que te hace en un día normal, estoy seguro que el castigo por
traición será mucho peor. Te necesito viva durante los próximos sesenta días.
Después de eso, te puedes ir al maldito infierno por lo que a mí respecta. Pero
primero voy a conseguir ese puto dinero, Winter.
Sesenta días.
El día de cobro.
—¿Qué pasa? —me había preguntado, tirando de mí hacia él—. ¿Esos hombres te
asustaron? —Asentí en su pecho—. No te preocupes, guisante de olor. Les haré pagar
por ello. —Y lo hizo.
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Como una tonta, le había dado todo mi dinero a Caín. La primera vez porque lo
amaba. La segunda vez porque me obligó.
Él tomó el dinero que le robé a Pierce también. Dentro de la caja fuerte, había
dejado una nota prometiendo pagarle. Pensé que estaría libre de Caín cuando
recibiera esa última suma de dinero. Incluso si no lo estaba, me había prometido
solemnemente que sin importar las consecuencias, le devolvería a Pierce su dinero.
Supongo que no confiaba en mí para seguir adelante con mi promesa.
—¿Importa?
Tomo una calada y lo estudio. No hay manera de que supiese que resultaría
como lo hizo. Pero conociendo a Pierce, ha estado planeando esto durante mucho
tiempo. Su mayor fortaleza es su paciencia. Es el tipo de hombre que piensa
detenidamente en todo. Planifica una estrategia para cada movimiento. Cubre todas
las bases. Él es tan hábil en la vida como lo es en el ajedrez. Y utiliza las mismas
estrategias para jugar en ambos. Pero hay un problema en su oh-tan-bien-pensado
plan.
—El vendrá por mí—digo, tratando con toda mi fuerza de mantener el temblor
apartado de mi voz—. Y la primera persona por la que va a ir es por ti.
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Yo no. Un cara a cara entre Pierce y Caín, sin duda, terminará mal. Así que me
mantengo firme, esperando que mi amenaza sea suficiente para convencer a Pierce
de dejarme ir.
Él sonríe burlonamente, sus ojos bailando con alegría. Su lenguaje corporal dice
que sabe algo que yo no. Y a él le complace muchísimo ilustrarme.
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CAPÍTULO 06
WINTER
Odio la música country. No estoy hablando del country pop moderno donde un
tipo con botas conoce a una chica en vaqueros y canta una canción apoyado en la
puerta trasera de su ranchera. Esa mierda es tolerable. Estoy hablando de la
verdadera música country, Merle, Waylon, Willie y George. Los hombres originales
de la música country que cantan las canciones más malditamente deprimentes
imaginables. En realidad nunca he pensado en suicidarme. Pero en este momento, lo
estoy considerando seriamente.
Segundos después que Pierce me dijo que no iba a ir a San Diego con él, un sedán
negro entró en el garaje con dos hombres en el interior que parecían policías. Estaba
esposada, amordazada y tirada en el asiento trasero, sin ninguna explicación en
cuanto a dónde iba o qué diablos estaba pasando. Pierce simplemente me dio unas
palmaditas en la cabeza como a un perro y me dijo:
De nada.
Ja.
Que se joda.
Después de todo, él es el que intenta matarme. Mejor dicho hacer que me mate.
Sabe que odio la música country. Y esa mierda ha estado tocando continuamente
durante los últimos veinte minutos. Él está allí sentado, dando golpecitos con el puto
pie al ritmo de la música y tamborileando con los dedos sobre la rodilla. Después,
estará tocando un banjo y masticando tabaco.
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Ahuecando su oreja.
—Ya viene.
Cuando Misery and Gin de Merle Haggard comienza a sonar, pongo los ojos en
blanco y gruño. Fuera de la ventana, el sol está comenzando a ponerse en el cielo de
Nevada. Estamos literalmente en el medio de la nada, en alguna carretera desierta.
Una parte de mí se pregunta si Pierce está planeando sacarme de aquí y matarme.
Otra parte espera con ansias que lo haga. Entonces no voy a tener que escuchar más
esta basura.
—Es mejor que te acostumbres a esta música, Winter. —Disparo una mirada a
Pierce—. Esto es lo que escuchan en el sucio, sucio Sur. Por cierto... —Él toca mi nariz
con la punta del dedo—. Ahí es donde vamos. —El sucio Sur podría ser Louisiana.
Mississippi. Alabama. Texas. ¿Quién mierda sabe?
Bajo la mirada a la bata rota y las medias desgarradas que están tan sucias como
mis pies descalzos.
—¿Ropa?—se burla—. No pensé que una chica como tú necesitara ropa. Quiero
decir, pasas la mayor parte de tu tiempo tirada sobre tu espalda, ¿verdad?
—Vete a la mierda—le escupo. Estoy tan furiosa, que lo estrangularía con mis
propias manos si no estuviesen esposadas a mi espalda. Se ríe de mí, y tengo la
sensación de que sabe exactamente lo que estoy pensando. O por lo menos parte de
ello. Estoy segura de que no sabe que yo también estoy pensando que su plan es
estúpido.
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serio piensa que mandarme lejos es la respuesta? Caín todavía vendrá a California a
buscarme. Y no importará las mentiras que Pierce le diga, él estará convencido de
que sabe dónde estoy. Entonces él hará algo estúpido. Pierce tomará represalias. La
guerra comenzará. Las personas morirán.
Me quedo mirando por la ventana el resto del viaje. Eso no molesta a Pierce en
absoluto. Él canta. Les dice a los compinches que suban el volumen cuando una de
sus favoritas comienza. Se acerca a mi hombro para decirme lo mucho que está
disfrutando de nuestro tiempo juntos. Mientras tanto, estoy contemplando
morderme la lengua hasta cortármela con la esperanza de desangrarme. Golpearme
la cabeza contra la ventanilla y quedar inconsciente. Fingir un ataque. Alguna cosa.
—Llegamos.
Empresas Knox.
Dallas Knox-Carmical.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Si alguna vez necesitas algo, hermano, házmelo saber. —Supongo que
procedió al cobro del favor que le había prometido.
Estoy triste por la forma en que Pierce me está tratando. Decepcionada de que lo
haga. Sí, me lo merezco. Pero él es mejor que yo. Mejor que esto. No hay toma y daca
con él. Yo me cago en él. Él no se rebaja a mi nivel. En consecuencia, no se caga en mí.
Así es como siempre ha sido. O tal vez así es como era antes.
¡Basta ,Winter!
Parpadeo para contener las lágrimas y endurezco la mirada mientras Pierce abre
la puerta y me ayuda a salir. Me niego a mirarlo a los ojos. En cambio, me quedo
mirando el botón de su camiseta. Pero él no lo acepta.
Con su dedo debajo de mi barbilla, me inclina la cabeza hacia atrás para que lo
mire.
—No te preocupes, guisante de olor. Es sólo por un par de meses. Luego estarás
libre para volver a tu antigua vida. Estoy seguro que Caín le dará la bienvenida a su
pequeña cutslut con los brazos abiertos. O al menos espero por tu bien que lo haga.
¿Porque quién mierda te querría ahora?
—Señorita Tews, soy Shira—saluda la azafata. Ella es baja. Rubia. Linda en ese
tipo de niña pequeña. No parece ni un poco preocupada por mi apariencia. Tiene
sentido. Estoy bastante segura de que Luke está en esa mierda de BDSM. Es probable
que amordace a Dallas todo el tiempo.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Déjeme sacarle esto. —Me quita las esposas y de inmediato desata la mordaza
de alrededor de mi cabeza. Es una bandana, la misma bandana con que me quité el
maquillaje. Maldito Pierce.
Shira sonríe.
—¿Ducha? —Esta vez me rio—. ¿Me vas a dejar usar tu ropa, Shira? —Recorro su
cuerpo con una sugerente mirada. Ella se sonroja de pies a cabeza, y rápidamente
desaparece.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Hay cuatro maletas y dos bolsas para traje abiertos en la cama llenos con todo lo
que necesitaré para mi viaje. Zapatos. Ropa. Productos cosméticos. Tengo todo. En el
centro de eso hay una hoja de papel con un mensaje simple.
-P
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CAPÍTULO 07
JINX
—Pierce…
—Pierce…
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—No estés escuchando esta mierda—le advierto, dándole una mirada que
promete la muerte. Él levanta las manos en el aire, y yo casi tengo un puto ataque al
corazón. Odio volar. Antes de que pueda decirle que ponga sus manos en el timón,
manillar o lo que putas sea esa cosa, lo hace.
Me coloco los auriculares nuevamente sobre los oídos. Pierce todavía está
leyendo. La esperanza en su tono tira de mi pecho. Tan ultrajante como es tener a un
hermano obsesionado tratando de encontrar una explicación razonable detrás de las
acciones de su única hermana, también es admirable. El hombre está empeñado en
buscarle una solución a un problema que no se puede arreglar. Pero tengo que darle
mi apoyo por tratar. Su lealtad no conoce límites.
—Pierce—digo, un poco más fuerte esta vez. Finalmente cierra la puta boca y
rápidamente empiezo a hablar antes de que pueda empezar de nuevo—. Ella es una
estafadora. Una ladrona. Una mentirosa. Si quisiera salirse, hubiese encontrado una
manera.
—Por última vez, ella no es estúpida. ¿Una traidora? Sí. ¿Una perra? Sí. Pero no
es tan tonta como para creer que una escoria, pedazo de mierda de los bajos fondos
como Caín, sería capaz de eliminar al hombre más poderoso y protegido en la costa
oeste.
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Hago una pausa para respirar. La ira me carcome. La ira es hacia ella por torturar
a Pierce de esta manera. Hay muchas hermanas menores que matarían por tener un
hermano como Pierce. Ella no se lo merece.
—Ella tomó esa decisión hace mucho tiempo atrás—le digo, controlando mi
rabia—. No permitas que el fantasma de la chica que una vez conociste te persiga
haciéndote creer que ella todavía está en algún lugar dentro del cascarón de Winter.
—Mira, en dos meses, lo sabremos a ciencia cierta. Ella tendrá todas las
oportunidades del mundo para forjarse una vida mejor. Si es lo suficientemente
inteligente como para tomarlas, entonces, voy a admitir que estaba equivocado. Pero
si no lo hace y termina volviendo con él, entonces vas a tener que encontrar una
manera de dejar ir toda esta mierda, hombre.
Se siente mal que yo le pida que pierda las esperanzas con ella. Pero mierda… se
va a despertar un día y se dará cuenta que la vida se le habrá pasado de largo. Él ya
ha pasado gran parte de ella obsesionado con esto. Y es la segunda razón por la que
acepté hacer esto, darle a ella el disparo final por el bien de Pierce. La primera razón
es la venganza.
A ella se le han dado más oportunidades que las que se le han dado a cualquier
hombre que lleva un parche. Cuando se fue, Pierce intentó darle tiempo para que
tomara su propia decisión. Para que se diese cuenta de su error. Para que recordara
quien era su familia. Donde estaban sus lealtades. Cuando eso no funcionó, fue a
buscarla. Entrando en territorio enemigo, sus hermanos a su lado, listos para ir a la
guerra por uno de los suyos. Para morir y matar. Y ella escupió en la cara del club.
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CAPÍTULO 08
WINTER
Vuelvo a echar un vistazo a mi reflejo, notando por primera vez cómo están mis
ojos de vidriosos. Después de que me había duchado y vestido, todavía tenía dos
horas más de vuelo. No estaba de humor para mirar televisión. Odio leer. Estaba
demasiado ansiosa para dormirme. Bebí. Mucho. Y lo estoy sintiendo.
—Bueno, dile a Dallas que necesita una zona de fumadores en este avión. —
Levanto la mano—. Mejor aún, yo se lo diré. Visto que estoy siendo obligada a pasar
los próximos sesenta días aquí abajo. —Saco un cigarrillo del bolso y lo coloco entre
mis labios. Shira lo mira con nerviosismo, pero no hace ningún comentario—. ¿Estás
al tanto, Shira? ¿Que estoy siendo retenida contra mi voluntad?
—No sé nada de eso, señorita Tews—dice, retorciéndose las manos. Sus ojos en el
encendedor que tengo en mi mano.
—Winter. Sí. Um... —Ella señala el cigarrillo unos segundos, luego junta las
manos y aprieta los labios en una línea delgada. Sonrío, sabiendo que me quiere decir
que no puedo fumar, pero está demasiado preocupada por cómo voy a reaccionar
para hacerlo.
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Ella se ruboriza.
—De nada. Ahora, ¿dónde está mi transporte? —La sigo hacia la puerta abierta.
Se detiene y gesticula para que siga delante. El aire fresco me golpea y me detengo en
lo alto de la escalinata, los efectos del alcohol me pegan duro. Enciendo el cigarrillo
antes de mirar hacia arriba y mostrar mi mejor sonrisa.
Mientras me abro paso hacia ellos, mis ojos se clavan en el hombre delante que
lleva el parche de presidente. No se parece en nada al Luke Carmical que recuerdo
de cuando era una niña. Es muchísimo más caliente.
—¿Conspirando ya?
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—Nah. Sólo revisando en busca de anillos de boda. —Le guiño el ojo a las damas
que se han acercado a escuchar lo que tengo que decir—. Ustedes saben, a pesar de la
creencia popular, nosotras las cutsluts tenemos moral.
—Mira, sé que probablemente estás cansada, pero esta noche es la gran apertura
de nuestro nuevo club nocturno. Dado que le prometí a Pierce que no te perderíamos
de vista, vas a venir con nosotros. Vamos a estar ocupados. Distraídos. Pero habrá
ojos en ti en todo momento. Así que no te hagas ilusiones en esa bonita cabecita.
—Regg, ¿verdad? —Él asiente con la cabeza. Su esposa, Red, da un paso más
cerca. Bien, podría seguir adelante con esto y hacerla enojar más mientras tenga la
oportunidad—. Debemos tomar un trago más tarde. Sin manos. —Me lamo los labios
y mis ojos miran su entrepierna—. Estilo mamada.
—¿Ha dicho mamada? Esa perra dijo mamada. —El tono de Red se hace más
fuerte con cada palabra. Ella comienza de nuevo y Regg debe reconocer el sonido de
sus tacones porque se endereza y deja caer su sonrisa.
En dos zancadas, está erguido sobre mí. Usando el mismo movimiento de Pierce,
pone su dedo debajo de mi barbilla y la inclina hacia atrás hasta que me encuentro
con sus ojos. Son tan azules como el océano. Y duros como una roca.
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—No voy a tener ningún problema contigo, ¿verdad, Winter? —Él dice mi
nombre como la estación. Frío.
—Trata más duro. —La advertencia puede oírse clarísima en su tono. Después de
seis años con Caín, va a necesitar mucho más que una mirada dura y una advertencia
verbal para intimidarme. Él ve el reto y sonríe burlonamente—. No me subestimes,
Winter. Si juegas a este juego, perderás. Tienes mi palabra.
Miro a la cara a los estoicos hombres que lo rodean. A las mujeres cabreadas
detrás de él. Entonces lo miró a los ojos con una sonrisa. Quiero decirle que no
debería apostar algo tan importante como su palabra. En cambio, tomo un sorbo de
whisky escocés y le digo:
Parece ser que las mujeres no tenían ninguna intención de montar a lo perra esta
noche. Sin embargo, después de conocerme, decidieron que prefieren arriesgarse al
congelamiento que estar en un espacio cerrado con la infame cutslut de la costa oeste.
Por desgracia, no se les ocurrió llevar sus carteras con ellas. Y soy trescientos dólares,
dos brillos para labios y un paquete de chicles más rica de lo que era cuando llegué
aquí.
La Country Tavern está repleta. Debo decir que estoy impresionada con estos
sucios Devil´s del Sur y sus negocios. Con suelo de madera y techo de metal
galvanizado, se ve como un bar del oeste. Pero los jóvenes hacinados y la música pop
reproduciéndose en los altavoces me demuestran que no siempre se puede juzgar un
libro por su cubierta.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Soy escoltada por Luke a la barra y sentada en una zona menos concurrida.
Hijo de puta.
Él es sin duda alguna la puta criatura más sexy que he visto en mi vida. Barba de
unos pocos días en su bronceada mandíbula. Labios llenos acentuados por un
profundo surco nasolabial. Una nariz perfectamente simétrica. Y justo debajo del
sombreo se ubican dos orbes plateadas, enmarcadas en largas pestañas negras.
Parece que brillan en la luz de neón. Como si pertenecieran a un ser inmortal, a una
criatura sobrenatural en lugar de un ser humano vivo. Sus ojos son vigorizantes.
Paralizantes. Un poco aterradores. Exóticos, aunque, extrañamente familiares.
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Miro al hombre con recelo mientras tomo un sorbo. Está delicioso. Mejor que el
que usualmente prefiero.
—Lo sé—dice, haciendo que el cabello en la nuca se me ponga de punta. Sus ojos
brillan ante mi evidente desasosiego—. Estaba escuchando cuando ese tipo te trajo
hasta aquí.
—Siempre lo son.
Trago, estoy un poco nerviosa por entablar una conversación con este tipo. Pero
su billetera está a sólo unos centímetros de mí dándome el suficiente estímulo para
seguir adelante con mi intento de aligerar el ambiente.
—¿Quieres decir cuando me caí del cielo? —Asiento con la cabeza, mi mirada se
concentró en su boca—. No— Maldición que bonitos dientes tiene—. Puedo volar. —Lo
miro sonriendo abiertamente.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Le guiño un ojo.
Él mira hacia abajo a la tarjeta que el camarero había colocado delante de él hacía
sólo unos segundos. Sonriendo, niega con la cabeza. Entonces, mientras se lleva el
vaso a los labios, suelta una risa incrédula.
Su mirada barre mi cuerpo otra vez, haciendo una pausa en mis piernas. Me mira
desde debajo de sus pestañas.
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Me encojo de hombros.
Momentos más tarde, empiezan otras discusiones dentro del grupo. Entonces la
gente que nos rodea se une. La tensión es fuerte. En cuestión de segundos, alguien
hará algo muy estúpido.
Jinx lanza una mirada dura al miembro del club detrás mío.
—¿Vas a hacer algo con esta mierda o quieres que lo haga yo? —Ante la
pregunta, el tipo comienza a decirle a los hombres que terminen con eso. Estoy
luchando contra una sonrisa cuando Jinx vuelve su atención hacia mí.
—Por favor, dime que no fue tu gran plan para sacarme de aquí. — Me río,
negando con la cabeza cuando la turba comienza a separarse. Si él estaba tratando de
crear una distracción, es obvio que no funcionó. Cuando me sonríe, mi mundo se
sacude un poco.
Segundos más tarde, él me está sacando al aire frío de la noche. Cuando la puerta
se cierra detrás de nosotros, los sonidos se vuelven casi silenciados, haciéndome
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Dejando ir mi mano, él mete la suya en el bolsillo del vaquero. Ahora que está de
pie en toda su altura, me sorprende encontrar que soy casi tan alta como él, la parte
superior de mi cabeza le llega justo a la barbilla. Pero lo que le falta de altura, lo
compensa de ancho. Es mucho más grande de lo que pensaba, ancho de hombros.
Ancho, duro y un poco aterrador.
Sacando la llave del bolsillo, apunta hacia la parte trasera del estacionamiento.
Un Escalade negro brillante con ventanas oscurecidas y llantas cromadas por encargo
ronronea a la vida. Estoy rebotando en los dedos de mis pies por mi golpe de buena
suerte. Si él maneja algo como esto, apuesto a que su billetera está bien forrada.
Durante años los hombres han hecho eso. No porque fueran caballerosos, sólo
porque les daba miedo dejarme sola durante dos segundos. Para mí, esto es una
saboreada de libertad. Y no puedo evitar sonreír cuando me doy cuenta que muy
pronto no la estaré saboreando, la estaré devorando.
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CAPÍTULO 09
WINTER
Deslizándome sobre el frío asiento de cuero, elevo mi pierna por encima de él,
sentándome a horcajadas sobre su cintura. Mis manos agarran sus hombros a modo
de soporte y aprieto con fuerza. Él es como el granito. Por lo general, no soy de
cachondearme por algo tan simple como tocar a un tipo. Pero hay algo en él que
enciende un fuego dentro de mí.
Mi posición es invitadora. Mi vestido está subido alto sobre mis muslos. Mis
pechos a centímetros de su boca. Mi coño caliente contra su entrepierna. Estoy al
alcance de su mano y esperando que cierre el puño en mi pelo. Que agarre con fuerza
mis caderas, mis pechos. En cambio, pone esas grandes manos sobre los muslos de la
manera más convencional posible.
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—¿Sabes lo que quiero?—le pregunto, trazando sus labios con mi uña. Estos
labios... siento que los conozco—. Quiero un poco de música. Algo sexy.
—Qué conveniente. ¿Así que supongo que quieres cortar con la cháchara, ¿eh? —
Él responde subiendo el volumen hasta que el bajo golpea con la fuerza suficiente
para hacer vibrar las ventanillas. Mis ojos se posan en sus labios y me acerco
lentamente, viendo si él va a reunirse conmigo a mitad del camino. Cuando no lo
hace, sonrío. Entonces mi boca está en la suya.
Mis dedos se cierran sobre su camiseta. Las suyas yacen muertas sobre mis
muslos. Mis caderas machacan contra él. Él permanece inmóvil debajo mío. Mi pecho
está presionado contra el suyo, suplicando, implorando por un solo toque. Pero no
hay reacción por parte de él. Como si yo no lo estuviese afectando para nada. Es
indignante. Quiero más. Quiero que él me lo dé. Obviamente, él quiere que yo lo
tome.
Estoy tan absorta en la sensación de su boca follando mi boca, que casi me olvido
por qué estoy aquí. Pero cuando aprieto mis muslos alrededor de él, siento algo duro
contra mi rodilla. Arrastrando las manos por su pecho, el vientre, la cintura de sus
pantalones, deslizo fácilmente la llave de su bolsillo y la meto en la palma de mi
mano.
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Antes de que pueda empezar a escupir excusas, levanta mis brazos hasta que mis
manos rozan el techo. Entonces, perezosa y tortuosamente lento, arrastra el dorso de
los dedos por mis brazos. Por los costados de mis pechos. Por mis costillas. Sobre mis
caderas. La parte superior de los muslos. Por debajo del vestido. Lo levanta
lentamente, exponiendo mis nalgas. Tiemblo bajo su toque pero no de miedo. Por
puro éxtasis.
Agarrando mi cintura, me gira así que estoy sobre mi espalda. Mis brazos sobre
mi cabeza. Su gran cuerpo entre mis piernas. Entonces me está besando de nuevo.
Dibujando círculos sobre mi vientre con sus pulgares. Su polla gruesa y dura dentro
de sus pantalones vaqueros, envía una oleada de placer a través de mí cada vez que
mece su pelvis contra la mía.
Sus dedos se curvan a través del fino encaje de mis bragas. El rompe el beso para
inclinarse hacia atrás y bajarlas por mis piernas. Sus ojos siguen su camino. Después
de liberarme de ellas, separa mis rodillas con las manos. Solo el calor abrasador de mi
coño empaña las ventanillas.
Con un toque tan suave como una pluma, roza su dedo sobre mi clítoris. Mi
espalda se arquea. Tirando la cabeza hacia atrás, cierro los ojos con fuerza,
anticipando otra caricia de su dedo. Cuando no llega, lo miro. Él me devuelve la
mirada con esa misma paciente y fría mirada que siempre usa.
—Tócame—digo, clavando las uñas en mis palmas. Mis tacones se clavan en los
costosos asientos de cuero. El fantasma de una sonrisa toca sus labios mientras frota
el pulgar contra la parte interior de mi pierna con la otra mano. Casi gruño.
—Si quieres que te toque, vas a tener que ser más específica que eso—dice, su
voz apenas se escucha por encima de la música.
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¿Cómo diablos permití que este tipo me calentara tanto? ¿Cuándo he estado tan
excitada, que estuviera más preocupada por correrme que cualquier otra cosa? Y no
por cualquier cosa, sino por escapar. Por libertad. Por mierda importante.
—Toca mi coño—me las arreglo para decirle con una voz que no suena para
nada como la mía. Pero no me importa. Me está tocando. Hubiese cantado mi pedido
si eso es lo que él necesitaba.
Él recorre los labios de mi coño con la punta del dedo. Entonces, hunde un dedo
grueso dentro mío sólo hasta el nudillo antes de sacarlo y esparcir la humedad por
mis labios. Me retuerzo. Tiemblo. Apenas puede respirar. Esperando. Anticipando el
toque que sé, me enviará por encima del borde.
Cada pocos caricias de su dedo, él roza mi clítoris con los nudillos. El proceso es
enloquecedor, labios, dedos, labios, clítoris. Estoy tan cerca. En este punto, podría
soplar sobre mi clítoris y explotaría.
Manos.
Enderezo, mirando a Jinx por el rabillo del ojo. Él está concentrado en algo en su
regazo. Poco a poco, de modo de no llamar la atención sobre mí, bajo mis brazos a mi
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Kim Jones – Cutslut
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lado. Mis manos están hormigueando de tenerlas cerradas durante tanto tiempo.
Cuando las abro, no hay nada allí.
—Si estás buscando mi llave, está detrás del asiento. —Él vuelve la cabeza hacia
mí—. Ahí es donde la dejaste caer. — Mi expresión coincide como la de él, en blanco.
Estoica. Estoy sin palabras. Consternada. Decepcionada de mí misma. Más aún de él.
Pero al mirarme, tú no te darías cuenta de ninguna de esas cosas. Al mirarlo, tú te
darías cuenta que no le importa una mierda lo que estoy sintiendo.
Él extiende la mano. Entre los dedos hay un billete de cien dólares bien doblado
y nuevo.
Vergüenza.
Soy una puta. Una cutslut. Me acuesto con las personas por dinero. Venganza.
Respeto. Pero nunca ha sido mi decisión. Siempre he hecho lo que tenía que hacer
para mantenerme con vida. Para sobrevivir a la furia de Caín. Esta vez, de alguna
manera se sentía diferente. Está claro que no lo era. Mi reputación me ha precedido.
Con una mano en mi espalda, Luke me conduce hacia su camioneta. Esta vez, en
lugar de un anciano conduciendo detrás del volante, está Dallas. Junto a ella se
encuentra Red. Subiendo al asiento trasero, me deslizo hasta la mitad, esperando que
Luke me siga. Pero la puerta se cierra detrás de mí y le dice algo a Dallas antes de
caminar hacia su moto.
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Podría saltar y correr cuando estamos detenidos en uno de los muchos semáforos
de la calle frente a nosotras. Podría engañar a Red y a Dallas para detenerse en
alguna parte. Diablos, probablemente podría simplemente pedir y que de buena
gana me dejaran ir.
Pero estoy demasiado cansada para planificar. Demasiado cansada para escapar.
Mi pecho esta apretado. Mis ojos arden. Me siento... abatida. La causa podría ser un
número de cosas. Presenciar el asesinato de Jimmy. La furia de Caín. Las odiosas
palabras de Pierce. Atravesar medio país en contra de mi voluntad. La tensión sexual
zumbando a través de mi cuerpo. O tal vez sólo es mi día de mierda en general.
Nunca pensé que sería el tipo de chica que se rinde. Que pierde una oportunidad
perfecta. Tomar ventaja de una situación. Creo realmente que suficiente es suficiente.
Con el tiempo, todo el mundo se quiebra. Creo que me estoy desmoronando.
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Kim Jones – Cutslut
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CAPÍTULO 10
WINTER
Aunque el camino a la sede del club es silencioso y sin incidentes, no está escrito
en las estrellas que yo tenga paz. Parece ser que cada vez que tengo una saboreada de
un momento de calma, me lo arrebatan antes de que pueda disfrutar de su sabor.
A cada parte donde voy, hay alguien allí para destruir lo que queda de mí. Algún
trabajo que necesita hacerse. Algunas malas noticias que esperan ser oídas. En este
caso, es el familiar SUV que aparca a la par de nosotras lo que me recuerda por qué
mi vida es una mierda.
—¿Quién Jinx?
Se me hiela la sangre.
—¿Lo conoces?
—... Sí...—dice con cautela—. Asumo que tú también... lo conociste. —Ella sonríe
por eso. Obviamente contenta con mi incomodidad, que lentamente se está
convirtiendo en una furia bullendo a borbotones—. No te preocupes. —Ella me hace
un guiño—. No está casado ni nada.
—Me importa una mierda si está casado, Red—escupo—. ¿Qué está haciendo
aquí... en el club de los Devil´s Renegades?
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
malditamente inteligente, seguro que eres estúpida. —Poniendo los ojos en blanco,
ella se mueve como para salir pero mi mano sobre su hombro la detiene.
—¿Qué tal si me ilustras sobre qué mierda está pasando? —Ella deja caer los ojos
en mi mano antes de mirarme por encima del hombro. Sonrío—. Sabes que lo
deseas. Así que adelante. Porque ésta puede ser la única oportunidad que consigas
de lastimarme.
—Tú le robaste. Él está aquí para recuperarlo. No puedo decir que lo culpe.
Su ceja se levanta.
—¿Qué piensas?
Sin darle una respuesta, abro la puerta y salgo. Mis tacones se hunden en la
espesa hierba con cada paso que doy. A pesar de que hace muchísimo frío afuera,
todo mi cuerpo se siente como si estuviera en llamas. Estoy más que enojada. Estoy
lívida. Y cuando atravieso las puertas de la sede del club, todo lo que veo es de color
rojo.
El bastardo.
Él me capturó.
Me amordazó.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Besó mi mano.
Mis labios.
Jugó conmigo.
Conmigo.
Winter Tews
Y yo no consigo jugar.
—Si estás tan desesperado por el efectivo, te conseguiré el dinero. Pero mierda
no tenías que secuestrarme y enviarme lejos haciéndome cruzar medio país por unos
míseros trescientos mil dólares. —Estoy echando humo. Él solo niega con la cabeza.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—¿Estás seguro de eso? —Él me lanza una mirada confiada que dice que acepta
mi reto. Me pregunto si será tan arrogante para aceptar la derrota.
Si ésta fuera mi familia, podría sentirme orgullosa de llamar a una mujer tan de
armas tomar, mi hermana. Pero estas personas no son familia. Ella no es mi hermana.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Y seguro como la mierda no sería tan de armas tomar si no tuviese ese ejército de pie
detrás de ella.
—Es gracioso que tú traigas a colación los rumores. He oído unos cuantos por mi
cuenta. Y ahora tengo que cuestionar qué es peor. ¿Yo? Una simple cutslut que tomó
un poco de dinero. ¿O tú? Una mujer que ha asesinado no a uno, sino a cinco
hombres.
—¿Qué tal tú? —Muevo mi dedo a Red, ex-stripper. Ex-adicta. Ex-puta por
cocaína. Ella se encrespa, pero permanece en silencio—. ¿Sabes dónde puedo
conseguir buena heroína?
—No te lo diré de nuevo. —Esta vez, la voz de Jinx es más baja. Mortal. Debería
prestarle atención a la advertencia. Pero no lo hago.
—No nos olvidemos de ti, Delilah. —Vuelvo mi atención a la chica dañada que
una vez fue una puta, pero ahora luce con orgullo un parche de propiedad.
Traidora—. Tú pasaste de ser una clubwhore, una puta que necesita del dolor, a ser
la sumisa de un miembro del club. ¿Cómo lo estás resolviendo? —La sonrisa de
Delilah sugiere que nada de lo que he dicho le molesta. Lo bueno es que no he
terminado—. Oh... por cierto, ¿cómo está tu hermano?
La última cosa que veo son sus ojos muy abiertos y temerosos mirándome antes
de que Jinx se zambulla y se estrelle contra mi abdomen. Soy levantada y arrojada
sobre su hombro tan rápidamente, que me quita el aliento. Cuando finalmente lo
recupero, mis puños llueven sobre su espalda y le doy patadas en el estómago, con la
esperanza de conseguir darle un golpe en las bolas. Lucho duro, pero él no
desacelera el paso mientras me lleva por un pasillo.
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Kim Jones – Cutslut
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Me las arreglo para patearlo lo suficientemente fuerte como para hacerlo gruñir.
Él sólo me presiona más con su peso mientras continúa atándome las manos. En el
momento en que siento el tejido apretarse con fuerza alrededor de las muñecas, tiro
violentamente de las ataduras. Pero este bastardo no sólo es un maestro con los
dientes, también es bueno con los nudos. Y cuanto más tiro, más apretados se ponen.
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CAPÍTULO 11
JINX
Malditamente feliz.
Cuando sonreía, no era una sonrisa cauta o forzada. Era genuina. Hermosa. Y el
hecho de haber sido tan afectado por ella, me enfureció.
Cuando apareció en el bar, se parecía a la cutslut que sabía que era. La traidora.
La ladrona. La amante de mi enemigo. La chica que había estado observando durante
años. Cuando le pregunté si era una puta y ella no lo negó, todo el odio que había
estado hirviendo a fuego lento durante la conversación salió a la superficie.
Fue casi demasiado fácil conseguir que se fuera conmigo. Lo tenía todo planeado.
Iba a follarla. A usarla. A tomar otro pedazo de lo que me debía. Luego ella sonrió
con esa puta sonrisa de felicidad y me derribó.
Entonces se puso peor. La hice sentirse barata. Como la puta que no negó ser. Se
veía en conflicto. Avergonzada. Triste. Sobre todo, no se la veía feliz. Eso me molestó
muchísimo . Quería retractarme. Pero era muy tarde. El daño ya estaba hecho. Su
felicidad se había ido.
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Pero ahora, aquí estamos. Yo sentado encima de ella. Ella atada debajo mío.
Mirándonos fieramente el uno al otro. Hirviendo de rabia. Llenando el aire con
nuestro odio. Y en todo lo que puedo pensar, maldita sea, es que no debería desear
besarla como un loco o follarla duro. Pero deseo besarla con locura y follarla duro.
Alguien como ella no se supone que deba sentirse tan malditamente bien debajo
mío. Alguien que intencionalmente dañó a mi familia. Les faltó el respeto. Dijo cosas
de mierda en sus caras que nunca deberían haber sido dichas en voz alta. No. Esta
chica no se supone que me haga sentir nada. Pero lo hace.
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Ella gime. Echa la cabeza hacia atrás. Me ofrece su pecho. Presiono mi rodilla
más allá entre sus piernas. Su coño está húmedo y moja la mezclilla de mis jeans. Ella
gime y trata de levantar las caderas. Me muevo así sus piernas están libres e
inmediatamente las envuelve en mi cintura y me tira más cerca de ella.
—Si lo deseas, encanto—le digo, besando su cuello—. Tienes que rogar por ello.
—Ruega.
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Mis dedos trabajan en el botón de mis jeans. Sus tacones están en mi cintura,
apartando con impaciencia el tejido que nos separa. Rompo el beso lo suficiente
como para rasgar la envoltura del condón, entonces ella está calmando mi labio
inflamado con la lengua. La castigaré con la mía.
Subiendo el vestido por sus suculentos muslos hasta la cintura, consigo otra
visión de ese bonito coño rosado cuando abre las piernas de par en par a modo de
invitación. Cuando le metí el dedo anoche, me sorprendió lo estrecha que era. Eso
forja mi decisión y me preparo para lo apretado que se va a sentir su pequeño coño
alrededor de mi polla.
—Espero que te guste duro—le gruño, esperando el momento en que sus caderas
se levanten de nuevo en respuesta. Cuando lo hacen, la empalo.
Retrocedo, luego me zambullo profundamente dentro de ella otra vez. Mis bolas
están inmediatamente tensas, pesadas y palpitantes mientras golpean contra ella.
Mantengo firme mi agarre en su cintura para inmovilizarla mientras me empujo otra
vez. Y otra vez. Es duro. Despiadado. Y puta madre se siente bien. No puedo
conseguir suficiente. Así que la empalo con más fuerza, tirando de ella hacia mi
cuando lo hago. Arremetiendo imposiblemente más profundamente.
Cuando su cara da muestras de dolor, me detengo. Sus ojos están cerrados con
fuerza. Su cuerpo está muy dolorido. Rígido por la tensión, pero poco a poco se relaja
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Serie Devil´s Renegade MC 3
cuando el dolor desaparece y es sustituido por placer. Sin embargo, creo que le he
hecho daño. Y por alguna puta razón, eso no me cae bien.
Esto se supone sea como siempre es con una puta. No hay necesidad de
moderación. No hay razón para contenerse. Es lo mejor y lo peor de estar con una
mujer fácil.
Pero Winter no es como las otras putas. En realidad, me siento como un cabrón
refiriéndome a ella como una. A juzgar por el férreo apretón que tiene sobre mi polla,
puede muy bien no ser o haber sido alguna vez una puta. Es eso o todos los hombres
en Las Vegas tienen una verga pequeña.
Cuando esos bonitos ojos verdes se abren lentamente, están nublados de placer.
De puto gozo. Como si ella nunca hubiese estado tan llena. Sentido tan estirada.
Como si ella nunca esperara sentir cuanto más grande podía ser la sensación. Y como
si ahora estuviera sintiendo que bien valió la pena cualquier molestia que sufrió.
Con una mano en el cabezal, la otra al lado de su cabeza, me recuesto sobre ella y
mezo las caderas. Metiendo y sacando unos pocos centímetros de mi polla. Ella se
estremece con anticipación. Aprieta las piernas en mi cintura y apuñala mi piel con
sus tacones. Ruega con gemidos. Queriendo más. Impaciente. Reacio a esperar hasta
estar seguro de que puede manejarme, de que puede manejar todo de mí.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Mis dedos se aprietan en la cabecera de madera. Tanto por la ira al verle los
moretones como para controlar mi deseo de darle algo para hacer que los olvide.
Cuando la yema del pulgar gira alrededor de su clítoris, ella se derrite debajo
mío. Y comienzo a follarla con la misma ferocidad y fuerza como había planeado
originalmente. Castigándola y alabándola con mi polla que se siente abrasada por el
calor de su coño empapado. En sólo tres estocadas, estoy presenciando la más
erótica, gratificante y absolutamente hermosa cosa que he visto en mi puta vida.
Su orgasmo.
Tal vez sea porque nunca he prestado tanta atención a la cara de una mujer
mientras se corre. La mayoría de las mujeres que follo terminan sobre sus rodillas, en
mi posición favorita, en el momento en que encuentran su liberación. Egoístamente,
estoy demasiado ocupado buscando la mía como para preocuparme demasiado
acerca de cómo son afectadas por su orgasmo. Cualquiera sea la razón, Winter Tews
me hace desear que hubiera prestado más atención, aunque dudo que hubiera sido
tan erótico como éste.
Su espalda está arqueada. Las caderas levantadas. La cabeza hacia atrás . El ceño
fruncido. La boca abierta. Un grito estridente escapa de entre esos labios carnosos.
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Están abiertos.
Bien abiertos.
Una línea delgada de verde rodea las dilatadas pupilas negras que parecen
brumosas y lejanas. Perdidas en algún desconocido abismo de placer. Carajo si no
quiero ir allí también.
Dos respiraciones más tarde, me salgo de ella tan duro como estaba cuando
entré. Ni siquiera la pérdida del calor puede domesticar mi erección. Es una lucha
sólo para sacar el condón que está pegado a mí. Es un maldito sucio lio también. Uno
pensaría que no he follado en años.
Meto mi verga dentro de los vaqueros, saco la navaja del bolsillo y corto las
ataduras liberando sus manos. Ella lloriquea un poco, flexionando los dedos
mientras se pone de lado. Su vestido está todavía alrededor de su cintura. Le quito
los zapatos, lanzo una manta sobre ella y salgo en silencio.
En el hall, cierro los ojos y respiro. Sin el olor de su dulzura, la vista de sus
perfectas tetas o la sensación de ese coño caliente apretando mi polla, puedo pensar
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con claridad. Cuando lo hago, deseo no haberlo hecho. Porque pensar con claridad
conduce a un solo pensamiento.
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CAPÍTULO 12
WINTER
Me folló.
Magníficamente.
Perfectamente.
Y lo hizo.
Cuando me empaló sin previo aviso, temí que lo que estaba pasando entre
nosotros no era deseo lujurioso. Pensé que él estaba lastimándome intencionalmente
y que se excitaba con mi dolor. Pero se detuvo. Y vi una fugaz expresión de pesar en
sus ojos.
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El idiota debería haber sabido que follarme con esa monstruosidad de polla que
lleva dentro de los pantalones no iba ser como tirar un hot dog a un pasillo. No es
que mi coño viniese con una etiqueta de adaptable a todo tamaño.
Por mucho que me encantaría una ducha, incluso estoy dispuesta a secarme con
el aire caliente por una sola vez, me conformo con salpicarme un poco de agua en la
cara. Porque no solamente no hay ninguna toalla, tampoco está aquí mi equipaje. Lo
que significa que tengo que conformarme con enjuagar mi boca porque no tengo un
cepillo de dientes.
Mi vestido arrugado ahora revela más de lo que cubre, gracias a Jinx y sus
poderosas manos, por lo que me lo quito y busco en los cajones y en el armario otra
cosa. Resulta ser que los dos están vacíos, pero encuentro una camisa en el
mostrador del baño. Deslizándomela sobre la cabeza, inhalo el grueso de algodón y
un involuntario escalofrío corre por mi columna vertebral.
Huele a Jinx.
A humo, whisky escocés y colonia. No parece estar sucia, pero no hay duda que
la ha usado recientemente. Ignoro la extraña, cálida y confusa sensación que su
camisa me da y camino silenciosamente de puntillas por el pasillo.
Él está recostado en su silla. Teléfono en mano. Lleva una sudadera oscura con
capucha. Jeans descoloridos. Esa misma gorra puesta al revés en la cabeza mientras
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—Buenos días a ti también, Capitán Obvio. —Le lanzo una amplia sonrisa antes
de mirar alrededor de la habitación—. ¿Dónde está todo el mundo?
—¿Esto es para mí? —Sin esperar una respuesta, deslizo su plato hacia mí y
empiezo a comer, metiendo los huevos en mi boca más rápido de lo que lo haría
cualquier dama.
La comida está deliciosa. Los huevos esponjosos. El tocino crujiente. Las tostadas
todavía calientes y untadas con mi jalea favorita. Después que he comido varios
mordiscos de cada uno, estiro la mano por su taza de café. Él no protesta cuando la
agarro, sólo me da una mirada en blanco.
—¿No eres una persona mañanera? —bromeo, cargando otro gran bocado de
huevos en mi tenedor.
—Creía que a los hombres les encantaba mirar a una mujer usando su camisa—
digo con la boca llena de comida—. Especialmente por la mañana después de haber
tenido sexo. —Meneo las cejas hacia él.
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—Espera. ¿Es aquí donde me dices que lo de anoche fue un error y que nunca
volverá a suceder? —Tomo un sorbo de café y espero su respuesta. Cuando no
consigo una, me encojo de hombros—. Lo que sea que te haga sentir mejor, pero tú
sabes, también como yo, que ocurrirá otra vez... y otra vez... y otra vez. Hasta que te
enamores perdidamente de mí.
Sigo comiendo mi desayuno hasta que el plato está limpio. Después de mi último
bocado, finalmente habla.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
de salir corriendo. Para mostrarle que no soy una prisionera común, cuando salga
por esa puerta, no regresaré. Casi siento pena por él.
Debo admitir que lo que ofrece suena tentador. Hay varios programas que
necesito ver para ponerme al día. El chocolate es mi placer culposo y nunca podría
cansarme de beber whisky escocés. Pero no soy esa chica. Y él lo sabe.
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La adrenalina hace que los pinchazos de frío sea fáciles de ignorar mientras corro
a toda velocidad a través del patio. Todo el lugar está rodeado de pinos altos. Estoy
tentada de tratar de hacer un rodeo alrededor de la sede del club hacia el camino de
acceso, pero sé que estará esperando allí, tal como dijo.
Una gruesa capa de pinocha cubre el suelo entre los árboles lo que me
proporciona un cojín para mis pies descalzos. Pero han pasado cinco minutos
completos y ya están entumecidos, por lo que dudo incluso que me diese cuenta si
hubiera piedras filosas o vidrio debajo mío.
La idea me tiene riendo y sacudiendo la cabeza. Ya puedo oler la sal del mar,
sentir el calor del sol y saborear el mojito en mi lengua, si el sur está hacia donde
decido ir.
Mientras tanto, él estará aquí. Reviviendo con pesar este día una y otra vez. El
día que subestimó a Winter Tews.
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CAPÍTULO 13
JINX
—Jinx.
—Sí.
¿Carpet?
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—¿Así que la dejaste ir? — Este hijo de puta está lleno de preguntas hoy.
Luke prometió que anoche era cosa de una única vez. Los hermanos tenían
curiosidad. Igual que las mujeres. Ellos querían saber más acerca de la misteriosa
hermanita de Pierce que había sido echada de los Devil´s Renegades. Apuesto a que si
hubieran sabido entonces lo que saben ahora, se habrían quedado jodidamente lejos
de la perra bocona.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Ella está bien informada, también. Dallas todavía está enojada con Winter
porque sabía esa mierda sobre ella. Por cierto, ¿cómo lo sabría?
Le sonrío burlonamente.
—No, hermano. Pero tú conoces cada movimiento que esta chica ha hecho en los
últimos dos años. Con quien habló. Con quien almorzó. Quiero saber cuál de ellos es
el responsable de compartir mierda que no debería haber sido compartida.
Le podría decir que, en los dos años que la había vigilado, ella no había hablado
con nadie que no fuese Madness o sus miembros. La chica no tenía amigos. Sin
conexiones externas. Ni siquiera un teléfono celular. Todo es cierto, pero por alguna
razón, no es algo que quiero compartir. Así que le digo otra verdad. Una que debería
haber pensado él mismo.
—Winter creció alrededor del club. Ella puede no haber conocido a alguien de
aquí personalmente, pero probablemente habló con un montón de gente que si lo
hizo. La mierda a cerca de Red siendo una stripper, diablos todo el mundo lo sabía.
Probablemente se enteró de lo de Delilah por alguna puta que abandonó el barco y se
unió a Madness. Y Dallas... bueno, las malas noticias viajan rápido, Luke. Si tu dama
remató a alguien, las personas en este mundo van a oír hablar de eso. Y no sólo las
personas que usan nuestros colores.
—Este punto no se ha movido desde que estoy aquí. —Él lo sostiene para que yo
lo vea. Apenas echo un vistazo a la pantalla.
—¿En serio?
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—En serio.
—Algo me dice que estás disfrutando más de lo que dejas ver. —Chistoso hijo de
puta… Sé lo que está insinuando. Y tiene razón.
Disfruté follarla anoche. Pero eso fue cosa de una sola vez. Todavía no puedo
quitarme de la cabeza esa mirada que tenía en los ojos cuando se corrió en mi polla.
—¿Qué?
Él sonríe burlonamente.
Runner1.
1Runner: significa corredor, pero también significa cadete, recadero. Además de tapete, alfombrilla,
carpeta. De allí el juego de palabras con el crucigrama y la misión que tiene.
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CAPÍTULO 14
WINTER
Debería haber dejado un rastro. No podría haber sido con migas de pan porque
A, no tengo, y B, si las hubiese tenido a estas alturas ya me las habría comido. Pero
podría haber usado algo. Tal vez una de estas putas ochenta y siete millones de piñas
que sigo pisando.
Por mucho que me cueste admitirlo, Jinx tenía razón. Estoy perdida, a punto de
la puta congelación, hambrienta, próxima a ponerme a llorar y rezando para que me
encuentre. Nunca he deseado que el sol se ponga más que de lo que lo hago en este
momento. Dijo que estaría aquí antes del anochecer, y tengo que creerle. Mi cordura
y mi vida dependen de ello.
Soy tan estúpida. Me puso un cebo con la huida y lo mordí. Como una tonta. Si
yo le hubiera hecho creer que no iba a huir entonces podría haber planeado esto
mejor. Abastecerme con algo de comida. Agua. Ropa de abrigo. Cigarrillos. O tal vez
habría pensado en esconderme al borde del bosque, hasta que hubiese salido en mi
busca. Entonces podría haber corrido por el camino de entrada y hacia la carretera
principal.
Maldita mi vida.
Cada pocos pasos estoy tropezando. A veces me caigo pero me las arreglo para
levantarme y mantenerme en movimiento. Pero cuando mi pie derecho desaparece
en un agujero y eso hace que le dé un cabezazo a un árbol, decido que he tenido
suficiente.
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Cayendo pesadamente contra el mismo árbol que casi me dejó inconsciente, tiro
mi camisa sobre mis piernas y meto los brazos en el interior. Los enrollo alrededor de
mi cintura en busca de calor. No encuentro nada. Mi piel, arañada de pies a cabeza
por las ramas colgando bajas, está tan fría como mis pies. Que están llenos de
espinas. Y todo en lo que puedo pensar es en el baño caliente que nunca conseguiré.
No hay manera que lo logre hasta el anochecer. Eso está, al menos, a una hora de
distancia. Voy a estar muerta para entonces. De alguna manera, eso no es tan
decepcionante como pensé que sería. Al menos entonces, Jinx perderá, también.
—Llegaste más lejos de lo que pensé que llegarías. —La voz suena muy lejos,
pero cuando levanto la cabeza, Jinx está de pie sobre mí. Una nueva oleada de
lágrimas inunda mi cara cuando lo veo.
—Te dije que lo haría. —Y como dijo, es casi de noche. ¿Ya había pasado tanto
tiempo?
—¿Cómo?
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—Si te hace sentir mejor, estabas a menos de cien metros de la libertad. —Él
apunta en la dirección hacia la que me dirigía—. Sólo un poco más allá y te habrías
encontrado en la entrada trasera de una escuela secundaria. Probablemente podrías
haber encontrado todo lo necesario allí. Ropa... comida... una licencia de conducir.
¿Quién sabe? Tal vez lo logres mañana.
—T-te o-odio.
—Así lo has dicho—dice él, arrodillándose frente a mí—. ¿Te puedes parar? —Le
disparé una fría mirada. Mi visión es borrosa, pero puedo distinguir su sonrisa, la
chaqueta que lleva en lugar de su chaleco y un gorro de lana en la cabeza, donde
normalmente se asienta la gorra.
—Tengo espinas. —Por primera vez, lo oigo reír. No es más que una risa ligera,
pero el sonido filtra calor en mis huesos.
Metiendo las manos por debajo de mi camisa, guía las mías de nuevo dentro las
mangas.
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Sólo caminamos una corta distancia antes de llegar a un vehículo todo terreno. Se
trepa a él, sentándome en el asiento frente a él y me mantiene apretada a su cuerpo.
Probablemente porque si muero de hipotermia, no podrá regodearse en la mañana.
—Tu camisa—lo corrijo, inclinando la cabeza un poco hacia atrás para poder
mirarlo. Así de cerca , puedo ver un pequeño hoyuelo en la barbilla por debajo de la
barba crecida de pocos días.
—Sí. Mi camisa. Que está arruinada gracias a ti. Deja de usar mi mierda. —Me
entrega una botella de agua—. Bébetela toda.
—¿Eso es sopa?
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—¿Y yo? —Tragando saliva, le doy mi más lastimosa expresión—. Por favor.
Tengo hambre.
—¿Por qué? ¿Porque trazas la línea en las espinas? ¡Pues que te jodan! —Grito,
mi cólera calienta mi piel que está comenzando lentamente a recuperar el color.
—Ya lo hiciste, encanto. Eso es lo que te trajo aquí en primer lugar. —Su voz
cae—. Y no estoy hablando de anoche. Estoy hablando de dos años atrás cuando te
robaste todas mis malditas cosas. —Con una última mirada dura, desaparece de la
vista antes de apagar las luces y cerrar de un portazo detrás de él.
Me quedo en la oscuridad.
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Atada.
Sucia.
Hambrienta.
Cansada.
Helada.
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CAPÍTULO 15
WINTER
Mi vejiga está llena, tengo seca la garganta, me ruge el estómago, tengo falta de
sueño y las extremidades entumecidas me tienen a punto de llorar cuando la puerta
se abre y de repente estoy cegada por la luz. Meto la cabeza en mi brazo para
protegerme los ojos, pero veo una gran figura que aparece en mi periferia. Con
cautela, entorno los ojos hacia él.
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—¿Qué? ¿Quieres mirar o qué? Lárgate de aquí. —La urgencia de orinar me hace
doblar los dedos de los pies en la alfombra y apretar los muslos juntos. Me gustaría
usar al baño en paz, pero si insiste en mirar, no podré contenerme por mucho
tiempo.
—Tal vez.
Sin esperarlo, me paro sobre mis piernas temblorosas. Extiende su mano grande
hacia mí y la envuelve alrededor de mi brazo para estabilizarme. Me esfuerzo para
ignorar lo caliente que su piel se siente sobre la mía. Probablemente porque la mía está
todavía tan malditamente fría.
—Si lo haces, nuestro desayuno estará frío en el momento en que lleguemos allí.
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Después que he limpiado mi plato y una parte del suyo, que él me ofreció, me
estiro hacia el paquete de cigarrillos sobre la mesa. Los aleja de mí sin decir nada.
Estoy a punto de protestar cuando enciende un cigarrillo y me lo pasa. Lo tomo de
sus dedos, mirándolo con cautela cuando me entrega mi café también.
—¿Así que planeas contrarrestar cada cosa horrible que me haces con un acto de
bondad?—pregunto y doy una profunda calada al cigarrillo, notando que es mi
marca preferida. ¿Coincidencia?
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Me encrespo.
—Me sacaste del estado en un avión que tenía Knox Companies impreso
confiadamente en él, de un aeropuerto privado que Caín ha utilizado más de una
vez. ¿Querías que me encontrara? Porque si tu objetivo era esconderme, te puedo
decir ahora que has fallado. No tengo absolutamente ninguna duda que él ya sabe
dónde estoy.
—¿No crees que ya lo sé, encanto? —Él sonríe de nuevo. Seguro y orgulloso
como siempre—. Estás aquí porque no hay una filial de Madness dentro de los
quinientos kilómetros a la redonda de este lugar. Y si planea conducir a través de mi
estado con un ejército, puedes estar segura de que lo sabré mucho antes de que
llegue aquí. Su club no quiere mierda en el sur. Lo superamos en número de veinte a
uno. Así que... sí... —Inclinándose hacia delante, él apoya los codos sobre la mesa y
me mira fijamente—. Yo quería que él te encontrara. Estoy malditamente contando
con ello.
Claro que lo está . Soy el cebo. Sólo una excusa para iniciar una guerra. La batalla
por el orgullo. Un medio para terminar una pelea entre MC que ya tiene una década.
A la mierda con eso. A la mierda Caín. Jinx. Mi hermano. Los clubes. Estoy cansada
de ser la maldita cuerda en este juego de tira y afloja.
Una vez más, está tratando de atraparme para que le diga más de lo que quiero.
Así que cambio el tema y le digo que voy a tomar una ducha. Él no responde, pero sé
que me está observando, puedo sentir sus ojos quemando en mi nuca.
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Cojeo hacia el pasillo, aunque puedo andar bien. Mis piernas no están tan
doloridas como mis brazos y después de moverme, el dolor en ellas se ha vuelto
bastante tolerable.
DADO QUE NO TENGO acceso a una lapicera, ni a papel, y que, aunque los
tuviera, no puede escribir con las manos atadas por encima de mi cabeza, he
decidido empezar a escribir un diario en mi mente. La entrada de hoy suena así.
Querido diario. Es ahora el día siete de mi cautiverio. Durante los últimos seis
días, he intentado escapar de esta prisión. Y cada intento ha sido un fracaso.
Había hecho cinco kilómetros cuando mis piernas cedieron y me caí de cara en la
tierra. La posición era tan invitadora, que decidí quedarme allí hasta que llegó a
recogerme horas más tarde.
Pero no soy una cobarde. Me empujé más allá el dolor, que temo pueda ser
permanente en mis extremidades y he corrido tan lejos como pude durante seis días
seguidos. Los dos últimos no he llegado muy lejos en absoluto. Apenas fuera de la
vista. Pero eso no le importa a mi salvador. Ese hijo de puta me hizo esperar hasta la
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noche antes de venir por mí no importa lo cerca que estuviera. Incluso cuando me di
por vencida y regresé, me dejó encerrada afuera de manera que me vi obligada a
permanecer en el frío hasta que el sol finalmente hizo su descenso.
—Deja de usar mi mierda. —Por supuesto que lo ignoro. Hay algo satisfactorio
acerca de tener mi hedor en su ropa, me hace sentir como si hubiera ganado una
pequeña batalla con él. Incluso si él continúa ganando la guerra. Y cuando digo
hedor, me refiero a eso. No me he bañado desde que estoy aquí. Hay algo
profundamente gratificante en eso, también. Y un poco inquietante.
Aparte de no poder escapar, tengo otro problema. Jinx solo parece volverse más
y más atractivo cada vez que lo miro. Todo en lo que puedo pensar es en lo bien que
se sentía cuando me besó. Me folló. Me hizo correr. Y cuando me hace tener estos
pensamientos, lo odio más.
Pero no puedo negar mi atracción física hacia él. Desde su hermoso rostro a sus
manos ásperas y toda la deliciosa musculatura que se encuentra debajo de su ropa, él
es, por desgracia, la cosa más sexy de la que mis ojos han sido testigos.
Mi plan no está funcionando, obviamente. Así que hoy he decidido probar algo
nuevo. Necesito descansar. Recuperar mi energía. Y orar para que Caín no se
presente antes de que pueda largarme de aquí.
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Voy a ver si Jinx cumple con su promesa de “la vida fácil”. Me dijo que si no
huyo, voy a ser recompensada con Netflix, chocolate y whisky escocés. Y, con suerte,
una noche de sueño que no implique estar atada a esta cama.
¿Quién sabe? Tal vez incluso tenga suerte. Pero si eso está en mis cartas, sin lugar
a dudas, tendré que bañarme primero.
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CAPÍTULO 16
WINTER
La decisión de no huir hoy no me hace sentirme como una fracasada como pensé
que lo haría, me hace sentir triunfante. Voy a estar caliente. Ese pensamiento por sí
solo es suficiente para hacerme sonreír.
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Lo miro por encima del borde de mi taza, viendo como sus ojos grises son
glaciares de acero.
—Lo dice el hombre que dejó a una mujer atada, con frío, con hambre y en la
oscuridad, toda la noche... sola.
—Mierda. Te vi salir.
—¿Lo viste?
¿Lo vi? No, no lo vi. Había oído el portazo. Incluso había oído que la abrían por
la mañana. Pero en realidad nunca lo había visto salir. Sin embargo, no importa, me
ha hecho cosas horribles. Y a pesar que ni siquiera se acerca a cómo Caín me trató, es
muy parecido.
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—No.
Puedo decir que no me cree, pero en lugar de llamarme la atención por ello, me
pregunta algo diferente.
—No lo entenderías.
Por un momento, contemplo decirle. Contarle todos los secretos que he guardado
durante los últimos seis años a este hombre que apenas conozco. Pero nada bueno
podría salir de eso. Puede que no le importe lo que Caín me hizo, pero por lealtad,
llamará a Pierce y le contará. Y si bien me dijo cosas durante nuestra última
conversación que dejaron cicatrices en mi alma, mi hermano todavía no merece llevar
esa carga.
Finalmente me las arreglo para llegar al baño a pesar de que mis músculos están
gritando en señal de protesta. Una vez que estoy allí, me vuelvo y cierro la puerta
con cerrojo detrás de mí. Sé que no lo mantendrá afuera si realmente quiere entrar,
pero tal vez sea suficiente para que golpee en lugar de irrumpir en el interior.
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Cerrando los ojos, inhalo profundamente y dejo que el agua calme mis miembros
doloridos. Sería más inteligente de mí parte recostarme en la bañera, pero esta
posición es más cómoda. Incluso si deja partes de mi cuerpo expuestas.
El agua caliente me relaja. Dejo que su calor se filtre en mis huesos y ahuyente el
frío que aún perdura de los últimos días. Pero he tenido frío por mucho tiempo e
incluso tiemblo dentro del agua caliente.
—Winter... —comienza, dando un paso hacia mí. Su mirada dice que le importa.
No necesito que le importe. Necesito que salga. Así que escondo mi verdadera
emoción y reúno tanta rabia como puedo.
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—Tú no me dejarás orinar sola, ¿pero puedes al menos dejarme tomar un baño
en paz? —Sus ojos se entrecierran suspicaces. Bien. Antes de que vea a través de mi
fachada, continúo—. ¡Maldición vete!
—Cualquier plan que tengas en marcha, es mejor que te asegures de que vale la
pena el precio que pagarás cuando lo averigüe.
Mis brazos están tan pesados que hace que lavarme el cabello y el cuerpo sea tan
agotador como mi caminata por el bosque. Me consume mucho tiempo, también. Y
cuando tengo demasiado tiempo, pienso. En este momento, estoy pensando porqué
diablos me importa tanto que él no vea lo que nunca he escondido antes.
¿Es porque por primera vez estoy en presencia de alguien que no es Caín,
Madness o sus socios? ¿Es por vergüenza? ¿O es porque tengo miedo de que el calor
en los ojos de Jinx desaparezca una vez que lo vea?
Para cuando estoy limpia y mis pensamientos son claros, el agua caliente se ha
ido hace rato y una vez más tengo frío. Salgo de la ducha, me seco rápidamente con
la toalla y me la envuelvo alrededor del cuerpo.
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Mis ojos se ven demasiado grandes para mi cara. Un poco vacíos y hundidos. Eso
es debido a la falta de sueño y a la mala alimentación. Después de algunas buenas
comidas y unas confortables noches de sueño, se verán normales. Ojalá.
En el dormitorio, noto que hay otra de las camisas con botones de Jinx
casualmente puesta sobre el tocador. Junto a ella hay una de las camisetas que Pierce
me compró y un conjunto sencillo de ropa interior de algodón. Pongo los ojos en
blanco, imaginando a Pierce diciéndole a quienquiera que hiciera mis compras que
no me compre cualquier lencería sexy.
Por primera vez en varios días, me visto con mi propia ropa y me pongo ropa
interior. Se sienten extraños después de ir de comando durante tanto tiempo, pero mi
camiseta es más corta que la de Jinx así que decido mantenerla.
Buen comportamiento.
Resoplo ante eso y avanzo torpe y silenciosamente por el pasillo sobre mis
temblorosas piernas. Envolviéndome con mis brazos, trato de suprimir el frío porque
no puedo dejar de temblar. Los suelos de concreto debajo de mis pies descalzos no
ayudan. Cuando llego a la sala principal encuentro a Jinx sentado de espaldas a mí
en el bar.
—Oye—le digo, lo que le hace ponerse rígido antes de que gire lentamente en el
taburete para quedar de cara a mí—. ¿Puedo tener unos calcetines y un jersey o algo?
—Señalo con el pulgar hacia la trastienda—. Me quedé sin agua caliente antes de
quedar limpia y me estoy congelando.
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Él me sonríe burlonamente.
—¿Y volver tu paseo por el bosque un poco más cómodo para ti? No hay una
posibilidad en el infierno, encanto.
Dejando caer la cabeza, clavo los ojos en mis pies y a regañadientes admito:
—Creo que me voy a quedar por aquí hoy. —Lo miro a hurtadillas y capto su
sorpresa antes de que tenga la oportunidad de ocultarlo.
—Te mueves de este lugar antes de que regrese y te ataré afuera con nada más
que tus bragas.
Bragas.
Hijo de puta, ¿por qué esa palabra en sus labios envía una carga eléctrica
directamente a mi clítoris?
Con el ceño fruncido, examino mi entorno en busca de qué es lo que le hace estar
tan en el borde de que me escape. Por lo general, está tan seguro. Casi como si
quisiese que escapara. Como que no importa qué dirección elija o donde termine, él
me encontrará.
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Lanzando la manta sobre mi regazo, toma asiento junto a mí y agarra mis tobillos
en sus manos. Instintivamente me tenso y trato de retroceder. Él me da una pequeña
sonrisa que es una verdadera, de las que usa pocas veces y tira hasta que mis piernas
están encima de sus muslos.
—Confía en mí.
—Sí. Lo hago. —Lo dice en serio. Y a pesar de la mierda que me ha hecho pasar,
una parte de mí confía en él. No mucho, pero lo suficiente como para que me relaje.
Él saca un tubo de algo del bolsillo y pone una cantidad generosa en sus manos.
—Oh Dios mío—gimo y mis ojos se cierran—. Esto se siente tan bien. —Mi piel
se calienta con su toque y la loción con aroma de naranja—. ¿Por qué esto huele tan
bien? ¿Y por qué se siente caliente?
—Porque sabía que tenías frío. —Su respuesta es simple, la voz suave me hace
abrir los ojos para encontrarlo observándome. Entonces, como si él temiera que fuese
leer algo más por su acto de bondad, sonríe burlonamente—. Además esto no
funciona tan bien como las otras cosas.
—Eres un idiota.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Me toma unos minutos para ponerme todo. Entonces agarro el mando a distancia
y encuentro la serie completa de un show que nunca he visto. A partir del primer
episodio, me acurruco debajo de la manta y en el sofá, realmente caliente por primera
vez en varios días.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 17
WINTER
S
— hh!—susurro al grito de Jinx que ha traído su llamada telefónica a mi círculo
de soledad. Estoy en el tercer episodio de Prison Break y este hijo de puta está
ladrando todo en mi oído, lo que me obliga a detener la serie por segunda vez en
cinco minutos. Me mira cortante, pero no baja la voz.
Saliendo de debajo de la manta, pienso que ahora es tan buen momento como
cualquier otro para ir al baño. Encorvada, camino por el pasillo hacia el cuarto de
baño. Mirando por encima del hombro para asegurarme que no me siguió, me
detengo en la puerta que dejó desbloqueada antes e intento con el picaporte.
—Puedo arreglar eso—dice, su voz baja me hace quedar quieta. Entreabro un ojo
y veo que me observa desde el otro extremo del sofá.
—Eso es lo que ella dijo—me burlo, soplando el humo de mi dedo imitando una
pistola.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Tengo los hombros muy sensibles—le digo soltando el aire, la excusa es tan
lamentable, como ridícula. Por supuesto que tengo los hombros sensibles. He estado
atada como una maldita cautiva durante seis noches.
—No creí que tomaría tanto tiempo quebrarte. Eres increíblemente fuerte,
Winter. —Él baja los ojos y luego sacude la cabeza como para aclararla. Todavía
estoy tambaleando cuando me mira de nuevo. Esta vez, no hay humor en sus ojos—.
Y malditamente exasperante.
Él asiente con la cabeza lentamente. Su voz suena un poco triste cuando habla.
—Pero si tengo que hacerlo, lo haré. —Él no se disculpa por eso, pero la pena en
sus ojos es inconfundible.
No muchas personas están dispuestas a sacrificarse tanto sólo para llevar a cabo
algo. Incluso si eso significa renunciar a un pedazo de su alma. Tal vez por eso es que
lo respeto. Porque yo soy como él. Soy capaz de todo para conseguir lo que quiero
también. Eso es salir de aquí. Y no puedo hacerlo si estoy dolorida y encorvada.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—La última vez que chequee, tus pezones no estaban en tus hombros. Están en el
centro de esas tetas perfectas tuyas. —¿Tetas perfectas? Es decir, teniendo en cuenta
que he pagado dieciocho mil dólares por ellas mejor que sean perfectas. Pero él no lo
dice de esa manera. Lo dice como si las apreciara—. ¿He pagado por ellas? —Bueno...
tal vez no quiso decir eso.
—Para tu información, cretino , las tengo hechas desde que salí de la escuela
secundaria. Antes de robar tu dinero.
—Y Pierce dijo que estabas furiosa porque gastaste ese dinero. —Se encoge de
hombros—. En lo personal, creo que fue una buena inversión.
—Ni remotamente tan agotador como tú, encanto. Ahora ven aquí.
—Que te jodan.
—Ven. Aquí. —Ahí está otra vez... ese azote en su voz. Mi coño se aprieta y los
pezones se contraen.
—¿Vas a zurrarme? —¿Qué? Maldita montaña de mierda. Culo jodido. Maldita sea.
¿Por qué demonios diría eso?
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Eres una gran mentirosa hasta que eso llega a tu cuerpo. Apuesto a que ese
coñito tuyo está empapado.
—No es mi retorcido para ocultar. —Lo odio. Lo odio. Hijo de puta lo odio—. Ahora
ven aquí y deja que me asegure de que tus hombros no están dislocados. Esa
apariencia de tortuga que luces está empezando a enervarme.
—Sobre mi rodilla—me exige una vez que estoy de pie junto a él. Me congelo y lo
miro en estado de shock. Su cara se rompe con una sonrisa—. Es broma. Siéntate. —
Me da una palmada en el muslo y le muestro el dedo antes de tomar asiento.
—Relájate. Sólo estás haciendo esto más difícil —dice él. Entonces siento sus
labios en mi oído mientras susurra—. Eso es lo que él dijo.
Suelto una pequeña risa y él toma ese momento exacto para presionar con
firmeza los pulgares a ambos lados de la columna vertebral entre los omóplatos.
Grito y trato de alejarme pero él me mantiene en el lugar.
—Relájate, cariño. —¿Cariño? Que puta es eso? ¿Y por qué eso me hace relajarme?—.
Respira profundamente.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Años después, por fin empiezo a sentir que la tensión se afloja. La presión se
aligera. Su tacto firme se suaviza. Se convierte más en una caricia. Una que tiene a mi
vagina despertando, mirando alrededor, encontrándolo con esos pantalones
holgados, y entonces lamiéndose los labios, dice, “Fóllame”.
Escucho unos golpes ligeros y espero a que Jinx irrumpa. Cuando no lo hace,
aguardo unos segundos más antes de obligarme a sonreír y abrir la puerta. Allí está,
tan indiferente como siempre. Las manos en los bolsillos. La cabeza ligeramente
ladeada. Los ojos evaluando sin emoción.
—Después de ti.
Lidero el camino, mis pies con calcetines suenan silenciosos en el suelo. Sus botas
suenan fuerte mientras camina detrás mío. En lo que estoy llamando “el living”, el
área donde está el sofá y la televisión en la habitación principal, me acurruco debajo
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Jinx ordena pizza para ambos y llega en el momento en que finaliza el tercer
episodio de Prison Break. Al final del cuarto episodio, mi estómago está lleno. El
cuerpo relajado y cálido. La mente enfocada en el programa y no en un viaje al
pasado.
Acomodándome más en los cojines, levanto la manta hasta la nariz y estiro las
piernas. Mis pies chocan con algo duro por sólo un segundo antes que Jinx los
levante sobre su regazo, extendiendo las mantas encima de ellos.
Se ríe.
Me encojo de hombros.
—Tal vez.
—Chica inteligente.
—Quiero decir, me gusta esto. Mantas. Televisión. Comida. —Lo miro. Él está
mirando la televisión, pero cuando siente mi mirada, vuelve la cabeza hacia mí.
Yo sonrío.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 18
WINTER
Es temprano en la mañana. No tengo idea de qué día es. Desde que empecé a ver
esta serie, no me he movido del sofá. Apenas he dormido. Comido. Ni siquiera he
estado de humor para beber. Y finalmente he logrado ver la temporada siguiente
hasta el último episodio de Prison Break, en el que se escapan.
Jinx ha estado conmigo la mayor parte del tiempo. Si él no está aquí, está en la
mesa con un ordenador portátil, fuera o en el teléfono. Todavía tengo que descubrir
en lo que está trabajando, lo que hace afuera o con quién está hablando. No es que he
hecho mucho para averiguarlo. He estado demasiado ocupada absorbida con esta
serie.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—No es que tenga nada que perder. —Ignoro su comentario y pongo los ojos en
blanco mientras regreso a la TV.
Treinta minutos más tarde, me dejo caer de nuevo en el sofá sin aliento como si
yo fuese la que acaba de escapar de la prisión. Jinx imita mi posición, salvo que se ve
mucho más tranquilo que yo.
Bajo la mirada a su camisa que había encontrado en el mostrador del baño hacía
un par de días. Después de pensar que debía haber algo especial en ella, me decidí a
hacer algunas investigaciones. No tardé mucho tiempo en descubrir exactamente
cómo me encontraba tan fácilmente en ese bosque. Y por qué estaba tan nervioso
acerca de que huyera la primera vez que no la llevaba puesta.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Me río y niego con la cabeza, encuentro su respuesta aún más divertida ahora
que sé la verdad.
—No.
—Lo es. —Su tono condescendiente hace juego con su sonrisa mientras se aleja.
Miro por encima de la parte posterior del sofá, viéndolo desaparecer por la
puerta trasera. Cuando se ha ido meto la cabeza en mi camisa, inhalo y en ese
instante aprendo dos cosas. Jinx es un mentiroso, y su desodorante es una mierda.
Porque definitivamente apesto.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—A él le gusta.
—Pareces impaciente. ¿Tienes algún lugar al que ir? —Él sonríe con esa sonrisa
que sugiere que sabe algo que yo no. Luego levanta el cuchillo de mantequilla que
agarré esta mañana de la cocina, haciéndolo girar entre sus dedos. Le devuelvo una
mirada en blanco, sin revelar nada.
Me encojo de hombros.
—¿Cómo es que le tomó a una chica inteligente como tú casi seis años encontrar
una manera de escapar de Caín?
Él cierra la distancia entre nosotros hasta que su pecho roza contra el mío. En
lugar de acobardarme, lo miro con una expresión divertida.
—¿Sabes lo que pienso?—dice, con los ojos en el cuchillo sin filo mientras lo
arrastra desde mi hombro al codo—. Creo que estabas corriendo a través de ese
garaje tratando de alejarte de Caín y sus hombres. No por la chorrada del acuerdo
que los dos tenían sobre qué hacer si el otro era atrapado.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Ayer, me duché otra vez. Esperaba que me despertara. No lo hizo. Cuando logré
regresar al sofá, Jinx estaba sentado en silencio en el otro extremo. Tan absorto en su
teléfono que apenas pareció notarme. Él hizo un comentario de sabelotodo mientras
yo cerraba los ojos. No lo entendí, e iba a pedirle que lo repitiera, pero ya estaba
demasiado somnolienta. Cuando desperté, era un nuevo día y Jinx me estaba
diciendo que el desayuno estaba listo.
Había notado que esta “casa del club“ seguro parecía muy desocupada. Cuando
le pregunté dónde estaban todos, Jinx reiteró que se marcharon porque yo no les
gustaba. Estaba segura de que era cierto, pero aun así era sospechoso. Antes de que
pudiera exigir más información, me dijo la verdadera razón.
Había dicho que una nueva casa del club estaba ahora convenientemente ubicada
más cerca del bar donde la mayor parte de ellos estaba empleado. También me
recordó que había una sola manera para entrar y salir, una trampa perfecta para
cualquier invitado no deseado. Ah, y se imaginó que el aislamiento era la mejor
manera de conseguir que cooperara. Obviamente, está funcionando.
Bostezo.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—¿Estás inquietándote?
—Pero... Jinx teníamos esa chispa. Esa energía especial corriendo entre nosotros.
—Hay una cama elástica en la parte de atrás. Deberías intentar eso primero.
Quiero reírme del desasosiego en sus ojos ante la visión de mí con mi propia
ropa. No hay ningún dispositivo de seguimiento en esta camiseta, idiota. De alguna
manera, me contengo.
—¿Por qué hay una cama elástica aquí? Nadie tiene hijos, ¿verdad?
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Pero estar afuera me recuerda que hay vida más allá de estas cuatro paredes. Que
pronto, Caín vendrá por mí. Hay algo acerca de Jinx y el estar encerrados en la sede
del club que me hace sentir tan segura que me olvido. ¿Pero aquí? ¿Expuesta y
vulnerable? En cierto modo eso me aterroriza.
Me bajo de un salto y me uno a Jinx que está apoyado a un lado del edificio con
las manos metidas en los bolsillos. Estoy sin aliento cuando llego a él, en su mayor
parte por el cansancio, pero por un poco de miedo, también. Tengo un calambre en el
costado. Mi nariz gotea. Mis manos están heladas. Y quiero borrar de una bofetada la
divertida mirada de suficiencia de la cara de Jinx.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Sí, sí, sí—mascullo para mí misma—. Nadie quiere llevar puesta tu mierda, de
todos modos.
Mentirosa.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 19
WINTER
Mi cabello está sujeto sobre mi cabeza. Llevo puesta la camisa de Jinx. Estoy
bailando alrededor de la sala con Ariana Grande, un vaso de whisky escocés en una
mano, un plumero en la otra y un cigarrillo colgando de los labios. Así es como Jinx
me encuentra cuando vuelve después de un buen rato.
Demonios, tal vez realmente no le guste cuando sabe que no estoy planeando
escaparme de él. Tal vez a mí me gusta porque sé que si estoy usándola no puedo
huir. Y puede que sea esta camisa la que me hace sentir segura, sabiendo que si Caín
apareciera y me viera obligada a irme con él, Jinx aún podría encontrarme.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
una losa de granito. Su estómago es como piedra y sus abdominales cincelados. Una
suave película de vello oscuro baja, baja, baja y desaparece en sus pantalones
deportivos.
Él me espera a que lo mire a los ojos. Sin prisa, lo hago. Veo ese mismo calor que
estoy sintiendo allí. Pero las llamas del infierno no pueden estar ni cerca tan calientes
como mi coño está en este momento.
—¿Quieres que te coma, corazoncito? — Oh!!!, él está usando la voz ronca. Qué
cliché. Qué sexy. Lo jodidamente loco es que yo, una cutslut, una mujer que trabaja
sobre su espalda, pueda verse afectada por un tono de voz. Debe ser el alcohol.
Asintiendo con la cabeza ampulosamente, como la tonta borracha que soy, digo:
—Sí. Porque odias que use tu mierda. No me encuentras sexy cuando la estoy
usando.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Niega con la cabeza y tiene una pequeña sonrisa en los labios mientras se acerca
lentamente con paso acechante. Sus movimientos son fluidos. Precisos. Confiados. Su
cuerpo es aún más grande ahora que está más cerca. Elevándose por encima mío.
Baja la mirada a mi débil forma.
Soy toda rodillas inestables y piernas temblorosas. Mi boca se abre. Soy un ciervo
encandilado por los faros. Voy a ser comida. Oh, Dios. Por favor, déjame ser comida.
—No me importa cuánto lo odio. No hay nada sobre esa camisa que vaya a
impedir que te devore. Así como ni el mismísimo Diablo puede evitar que te folle
hasta el puto olvido una vez que la camisa toque el suelo.
Hay una necesidad salvaje en su voz que es primitiva. Debajo de toda esa calma
es una bestia, rechinando los dientes. Furioso por liberarse de su jaula. Rugiendo,
yendo de un lado a otro y dejando saber a todo el mundo en la selva que él está aquí
y está a punto de follarme hasta la locura.
Él es el rey.
El león.
Yo soy la gacela.
No.
O uno de esos bebés jirafas que tropiezan y caen de bruces en los primeros pasos
de su vida.
Me tambaleo.
Esa chispa.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Esa electricidad.
Demasiado caliente.
Un latido.
Sí.
—Yo bebo todo el tiempo—digo con arrogancia—. Es lo que haces cuando estás
en prisión. Bueno, no en una de verdad, pero cuando te sientes como si estuvieras
viviendo en una. George lo puede decir mejor que yo.
—¿George?
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Sentada en el brazo del sofá, cruzo mis piernas y palmeo el almohadón junto a
mí.
—Siéntate. —Jinx espera unos segundos antes de tomar asiento. Cuando lo hace,
se sienta dos cojines alejado de mí. Lo miro y pongo los ojos en blanco. Pero no se da
cuenta. Está demasiado ocupado poniéndose una camiseta.
Tengo dificultades para respirar. Y por alguna razón, una fisión de nervios me
atraviesa. No estoy acostumbrada a esto. Sólo he follado con Caín y con las personas
que él me ordenó. Yo nunca he tenido que entablar una conversación sin que ambos
supiéramos cómo iba a terminar la noche.
—Sí, sí, sí. Estoy en eso. —Negando con la cabeza, murmuro a mi vaso—. Tan
malditamente impaciente. —Termino la bebida. Me sirvo otra, sonriendo con orgullo
cuando no derramo ni una sola gota.
—Así que vivir con Pierce te hizo sentir como si estuvieras purgando una
condena. —No es una pregunta. Es una afirmación. Un hecho.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Sí. No podía esperar a cumplir los dieciocho años. Para salir de debajo de su
maldito ojo vigilante. —Enciendo un cigarrillo, dándole a Jinx la oportunidad de
hacer comentarios. Cuando no los hace, continúo—. ¿Sabes que hizo averiguaciones
de antecedentes de todos mis amigos, de su familia y de los amigos de sus familias?
Sólo dos personas pasaron. Una chica llamada Natasha que vivía con su abuela de
ochenta años, tenía toque de queda a las seis e iba a la iglesia religiosamente. Ella
terminó graduándose en el segundo lugar de nuestra clase, se casó bien al salir de la
escuela secundaria y tenía tres hijos al llegar a los veintidós años.
—¿Lo hiciste?
—Tal vez. —Apagando el cigarrillo, tengo mis ojos en el whisky escocés. Estoy
bastante segura de que soy una alcohólica. Estoy bien con eso. Saberlo es el primer
paso, ¿verdad? Correcto. Y ahora que lo he aceptado, tengo que celebrarlo. Además,
nadie escucha a George sobrio.
Me tomo un trago.
2
Conducción bajo la influencia del alcohol.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—¿Por qué huiste de Caín?—pregunta Jinx, justo cuando estoy a punto de tomar
un sorbo. Lo miro tratando de ver más allá de ese rostro estoico y averiguar lo que
realmente está sintiendo mientras me tomo dos largos tragos.
—La verdad. —Me río y me deslizo desde el brazo del sofá a los almohadones—.
Te he dicho varias veces que no estaba huyendo de Caín. Sin embargo, hay una razón
por la que mi hermano y tú están convencidos de que lo hice. Cualquiera que sea la
razón, deberías saber que la respuesta a tu pregunta es bastante obvia.
—No es así.
—La tengo.
—Bueno, oigámosla.
—Tú dejaste San Diego para alejarte de Pierce. Pensando que el pasto era más
verde. Te enteraste que no lo era. Trataste de salirte. Y Caín no te dejó. Te amenazó
con Pierce. Supongo con algo como, “lo mataré si hablas con él”, o algo así.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Ni cerca—miento.
—Así que dime la verdad. —Es tentador, contarle todo. Pero estoy demasiado
borracha. Probablemente diré más de lo que debería.
—Está bien... digamos que sales de aquí y no vuelves a Caín. —Hace una pausa,
como para medir mi reacción. Cuando no ve ninguna, continúa—. Qué si por algún
puto milagro, y cuando digo milagro me refiero a caminar sobre el agua, escapas de
mí, ¿a dónde irías? ¿Qué vas a hacer cuando llegues allí? ¿Qué estás buscando? ¿Qué
es lo que quieres?
—¡Hombre!—me sulfuro—. Quién mierda eres, ¿el doctor Phil? Estaba pensando
que quizás me preguntarías algo así como mi color favorito.
—Guau—dice, el humor bailando en sus ojos—. Te ha dado fuerte por ese tipo.
¿Él es tu cuento de hadas? ¿Tu felices para siempre?
Me encojo de hombros.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—¿Por qué tan curioso? —Meneo las cejas—. ¿Quieres ser el chico de mi sueño?
—Ídem, idiota. Estoy segura de que tu tipo consiste en que sea una perra sumisa,
con una mente débil, que haga lo que se le dice, te alabe como si fueras algo
jodidamente especial y hornee galletas para el club.
—Tal vez para alguien como tú. Pero no para el chico de mi sueño. —
Acostándome, tiro de la manta en el respaldo del sofá y lucho para taparme.
Renunciando, la dejo para sentarse medio doblada sobre mis piernas y pongo mis
manos detrás de la cabeza—. A él le gusta un desafío—digo y mis palabras salen
amortiguadas por mi bostezo.
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—Sí. Y él monta un scooter. No es una Harley. —Sus labios se crispan ante mis
palabras.
—Él posee ropa de colores. No sólo negra. Lleva chanclas y pantalones cortos en
lugar de vaqueros y botas. Ningún casco para ocultar su rostro. Sin parche. Ningún
club al que responder. Ningún reglamento que seguir. Él es libre. Diferente. Él es
especial.
—A él le gusta sujetar mi mano. A veces me besa los dedos sin pensar. Incluso, ni
siquiera se da cuenta que lo está haciendo. Y cuando besa mis labios, sostiene mi cara
entre sus manos. Él controla el beso, pero no es feroz y duro. Es suave y apasionado.
—Quiero ver la puesta del sol en su regazo. Reír hasta la mañana. Brindar por un
nuevo día con un vaso de whisky escocés compartido. Bailar al ritmo de “Josephine”
de The Black Crowes. Hacer el amor. Dormirnos con el sonido de la respiración del
otro. Entonces despertar y volver a hacerlo todo de nuevo.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Mis ojos pesados han estado cerrados durante mucho tiempo y mi voz se ha
convertido en un susurro. He llegado demasiado lejos perdida en mi propio cuento
de hadas. Atrapada en la idea de algo que no existe. A medida que regreso del sueño
y caigo en la realidad, me doy cuenta y acepto que, aunque esta fantasía exista, nunca
sucederá para mí.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 20
WINTER
— Caín... Por favor. Me estás asustando—lloro, tirando de las pesadas cadenas sujetas a
mis muñecas. Está oscuro aquí, en este sótano frío y húmedo. Caín lo llama el hoyo. El olor a
cobre de la sangre que impregna el aire es la evidencia de que no soy la primera persona que se
encuentra colgada y a su merced. Es su lugar favorito para estar. Donde pasa la mayor parte
de su tiempo. Él disfruta de esto, de lastimar a las personas.
—No iba a decir nada, lo juro por Dios. —Es la verdad. No tenía intenciones de ver a
Pierce, mucho menos hablar con él. Pero Caín no se convence. Él sólo me mira con odio
hirviendo a fuego lento desde su asiento frente a mí. Un vaso de whisky escocés en una mano.
La otra cerrada en un puño apretado. En la penumbra, apenas puedo distinguir el parche en
su chaleco que advierte contra ocasiones como éstas: LOS ESPÍAS SON UNA RAZA EN
EXTINCIÓN.
Lamo mis labios, el sabor fuerte y picante de la sangre y las lágrimas saladas se mezclan
en la punta de la lengua. Él me había golpeado antes, pero siempre estaba disculpándose al
instante, abrazándome. Diciéndome lo mucho que lo sentía. Prometiendo no volver a hacerlo
jamás. Pero esta noche es diferente. Esta noche me temo que voy a necesitar más que solo unos
puntos de sutura para recuperarme de lo que ha planeado para mí.
—¡No! —lloro, negando con la cabeza de un lado al otro. Rogando para que él crea mi
siguiente mentira—. Sólo quería visitar a mi madre en su cumpleaños. Iba a volver.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—No. Miento—me las arreglo para decir, mis lágrimas de culpa brotan de los ojos e
inundan su mano. Pude haber estado planeando visitar a mi madre, pero iba a ser una parada
rápida de camino a marcharme de la ciudad. Viéndolo así, sé que nunca seré capaz de decirle la
verdad. Voy a sostener la mentira acerca de visitar la tumba de mi madre en su cumpleaños
hasta que mi cuerpo frío y sin vida esté tendido en el suelo.
Él me abrasa con su mirada de furia. Me quema con ella, entonces me empapa con un
helado terror cuando promete:
Estoy siendo girada de cara a una pared. Estoy jadeando. Mi pecho subiendo y bajando
mientras lucho para conseguir más oxígeno. Todo mi cuerpo está temblando de miedo por lo
que está por venir. Los labios entreabiertos. La boca moviéndose. Hablando. Rogando a Caín
que me deje ir. Que no me haga daño. Confesando un amor por él que no existe. Recordándole
que él me ama también. Se ríe de eso, un sonido demoníaco que me tiene casi perdiendo el
conocimiento del miedo.
Escucho el zumbido familiar de la pistola para tatuar. Reprimo mi suspiro de alivio. Los
tatuajes los puedo manejar. En este momento, no importa lo que me tatúe en la piel.
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Después de la primera letra, me da otros tres latigazos. El patrón continúa hasta que he
sido tatuada. Hasta que las grandes letras negras están grabadas en mi piel como si fueran el
parche de un chaleco.
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Veinticuatro letras. Tres latigazos por cada una. Cada vez en una parte diferente de mi
cuerpo. Mis piernas. Muslos. Estómago. Pecho. Incluso las plantas de los pies. En todas
partes, excepto mi espalda, que está reservada para su nombre. Para mi título.
Estoy consciente durante todo el tiempo. Mi cuerpo se niega a quebrarse. Cuento cada
chasquido de la correa. Diciendo el número en mi cabeza. Mi voz está demasiado ocupada con
mis gritos. Con mis súplicas que caen en oídos sordos. Pero sé que me escucha. Al igual que sé
que está disfrutando de esto. De provocarme dolor. De torturarme.
Se detiene sólo para recorrer los cortes con el dedo. La sal de su sudor me quema mientras
embadurna las finas líneas de sangre a través de mi cuerpo y mezclándolas con las gotas de
sudor en mi piel. Luego, sus labios están en mi oído. Diciendo mi nombre.
—Winter…
No, eso está mal. Él no me llama Winter. Sacudo la cabeza tratando de atravesar la niebla
en ella y escuchar mejor.
—Winter…
Abro los ojos, pestañeando para alejar las lágrimas y me encuentro a Jinx
mirándome fijamente. Su rostro está retorcido por la preocupación. Veo una rabia
hirviendo en sus ojos.
Su rabia se desvanece y esos brillantes ojos grises, tan diferentes de los azul
profundo de Cain, son tan reconfortantes como sus palabras.
—No—le digo, con voz temblorosa. Mis labios estremeciéndose. Mis ojos llenos
de lágrimas—. No lo fue. —Su cara se relaja entendiendo mientras sus dedos se
mueven por mi espalda. Me pongo rígida en sus brazos. Estoy completamente
despierta. Diferenciando entre lo que es real y lo que está en mi cabeza.
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Kim Jones – Cutslut
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Estoy en el sofá. La manta está a mis pies. Mi suéter junto a ésta. Él está sentado
junto a mí, sus brazos a mi alrededor, obligándome a sentarme derecha. No
solamente a mi alrededor, sino sobre mí. Tocándome. Una mano me aparta el pelo
mojado y enmarañado de la cara. La otra mi camiseta que está empapada con mi
sudor.
—Él hizo más que darte una cachetada cada tanto, ¿verdad?
—Sólo...detente. —Mis ojos vagan por la habitación para encontrar algo distinto
a él para enfocar la atención.
—Quiero tomar un baño. —No estoy pidiendo permiso, le estoy diciendo que
necesito espacio, alejándolo de la manera más agradable que sé.
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—Te daré algo de ropa—dice Jinx, soltando mi mano y cerrando la puerta detrás
de él.
Apenas noto que el baño en el que estoy es muy amplio. Que la bañera es enorme
y ya se está llenando con agua caliente. El aroma de la granada, mi favorito, junto con
las luces bajas y el vapor incipiente me deberían calmar. Pero no es calma lo que
siento. Es derrota.
¿Lo hará?
Propiedad.
Hermana menor. Cutslut. Dama. Puta. Madre. Transitas por ahí. Eres un ratón
doméstico. Todas tenemos algo en común. Estamos por debajo de un hombre. No por
encima. No somos iguales. Siempre por debajo. A algunas mujeres la excita la idea de
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un hombre yendo a la guerra por ella. Expresando su lealtad. Dispuesto a morir por
ella. Matar por ella. Desatar el infierno a cualquiera que la agravie. Estas mujeres son
unas egoístas. No hay nada bueno en la pérdida de un ser querido. Ellos no mueren
con honor, sabiendo que sacrificaron su vida vengando la pérdida de respeto de una
mujer.
Las lágrimas empañan mi visión. Él no es nada más que una forma difusa
cuando cruza el suelo hacia mí.
—¿Por qué estás llorando?—me pregunta. Una pregunta tan simple. Una
respuesta tan compleja. Una que simplemente no tengo la energía para explicarle.
Así que me quedo en silencio.
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—¿A quién?
—¿Nada? ¿Por qué no diría nada?—susurro, más para mí que para Jinx.
—Porque no se lo dije.
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CAPÍTULO 21
JINX
Winter ha estado aquí dos semanas. Eso son trescientos treinta y seis horas que
he pasado a solas con ella. Todos los días desafía mi paciencia. Prueba mi voluntad.
Me empuja a un punto que me deja con ganas de estrangularla o follarla o ambas
cosas al mismo tiempo. Pero hasta esta noche, he logrado mantener mi mierda junta.
Puedo manejar que huya. Puedo aceptar que está al límite de ser una alcohólica.
Puedo hacerle frente a su actitud. Infierno, incluso he tenido éxito en no estallar
como un fusible cuando la veo con mi camisa, o cuando la vi bailando, limpiando y
cantando con ella. Pero sus aterrorizados, escalofriantes y espantosos gritos… no
puedo manejar esa mierda.
Yo estaba afuera cuando los oí. Casi me rompo el maldito cuello de mierda
atravesando la puerta como un lunático, dispuesto a matar a quien o lo que la estaba
aterrorizando. Porque un grito como ese, como nunca he oído, no sucede
simplemente porque alguien estaba herido, enojado o ha tenido un mal sueño. Se
trataba de una persona en peligro inminente. Era un grito de piedad durante una
tortura demasiado atroz para que la mente humana la comprenda.
Ella finalmente se recobró de eso. Abrió esos grandes ojos verdes y los volvió
hacia mí. Estaban llenos de un temor primitivo. Algo que nunca había visto en ella.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Mientras trataba de asegurarle que estaba bien, ella luchaba por respirar. Por
calmarse. Le tomó un minuto disipar la niebla que le enturbiaba la mente. Sólo
entonces pareció entender que lo que acababa de experimentar había sido sólo un
sueño. Aunque algo me dice que si bien podría haber sido un sueño esta vez, no
siempre lo fue.
Mi primer impulso fue llamar a Pierce. Explicarle la mierda que pasó y ver si
podía ayudarme a averiguar lo que ella se negaba a decir. El problema con Pierce es
que él no sabe cómo hablar con Winter. Su orgullo no le permitirá ser el hombre que
una vez fue con ella. Él se preocupa por ella. La ama. Pero sólo consigo ver al hombre
destrozado en que la situación de ella lo convirtió. Con ella, él sólo arremete. Entre
ellos dos, es como una batalla para ver quién puede hacerle más daño a quien.
Cualquier cosa que sea lo que ella está escondiendo, es monumental. Hay una
razón para que lo esté escondiendo de Pierce. Mi instinto me dice que es lo mejor. Y
ésta es la primera vez que mi intestino se ha puesto del lado de alguien que no era un
hermano.
Así que ahora estoy ocultando algo a uno de los míos. El precio por mi traición
no será barato. Tendrá que me decirme sus secretos por mucho que no quiera. Así
tenga que atarla durante días o abrir esos lindos labios rosados con una palanca,
tengo la intención de obtener la verdad de ella de cualquier forma que pueda. Incluso
si tengo que quebrarla para conseguirlo.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 22
WINTER
Él no se lo dijo…
Doy vueltas a la pregunta de por qué, una y otra vez en mi cabeza mientras sin
pensar me refriego la piel. Lavo mi cabello. Vacío la bañera. Me seco. Me cepillo el
pelo. Limpio el agua del suelo. Hasta que finalmente, la anticipación saca lo mejor de
mí. Y en nada más que con una toalla, salgo por la puerta y entro en el dormitorio,
notándolo por primera vez.
Es mucho más lindo que en el que me he estado alojando. Más grande también.
Una cama de tamaño King Size en el centro de la habitación con mesitas de noche a
cada lado. Hay una sala de estar a la izquierda, con un mullido sofá similar al de la
sala principal, colocado en frente de una chimenea de gas que está encendida y
brillando con un color naranja intenso. Una fila de libros están en la parte superior de
la misma y un televisor de pantalla plana está ubicado por encima de ella. También
hay un aparador macizo, una cómoda, un vestidor enorme y el cuarto de baño.
Jinx está de pie junto a la cama. Observándome con una expresión cautelosa. Los
brazos a los costados. El pecho desnudo. Hermoso. Decorado con tatuajes. Los
músculos esculpidos. Su cabeza está sin gorrito o gorra. Es la primera vez que le veo
el pelo, es corto a los costados y largo en la parte superior. Esta peinado hacia atrás al
estilo clásico y sexy de James Dean.
—¿Dijiste que no le contaste a Pierce? —Él asiente con la cabeza—. ¿Por qué?
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Cualesquiera sean sus razones para ser diferente, lo respeto aún más por ello. Es
lo que me hace confiar más en él. Verlo como una persona, no un miembro del club.
O un hermano. U otro potencial hombre dispuesto a reclamarme como propia.
Indicarme lo que debería usar. Con quién debería pasar el tiempo. Como debería
llamarlo.
Me revelaré ante él una capa a la vez. Haré que piense que me está quebrando.
Que se está metiendo en mi cabeza. Luego, cuando menos lo espere, haré mi movida.
Escaparé. Al final, ambos conseguiremos algo. Yo me escaparé. Tal vez pueda evitar
un derramamiento de sangre entre los Devil´s Renegades y Madness. Y Jinx tendrá un
nuevo recordatorio de por qué es peligroso acercarse a alguien.
—Voy a mostrarte algo que no estoy preparada para que otras personas en tu
mundo vean. No porque me de vergüenza, sino porque nada bueno puede salir si lo
saben.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Porque confío en ti. —Mi boca se cierra de golpe, pero es demasiado tarde. He
hablado. Él ha escuchado.
—Muy bien.
Lamo mis labios, sin perderme sus ojos que rompen con mi mirada y bajan a mi
boca. Espero a que nuestras miradas se reúnan de nuevo antes de hablar.
—Una vez le hice algo a Cain, que le hizo cuestionarse mi lealtad. Pensó que
había olvidado mi lugar. Así que hizo algo para recordarme, a mí y a todo el mundo
con quien me compartía, quién era yo y a quién pertenecía.
Estoy nerviosa. Nerviosa por su reacción. Por mi reacción. Nerviosa que esto
vaya a cambiar las cosas entre nosotros. Que su deseo mutará a desagrado. Que
nuestra innegable atracción sexual se rompa. Estas cosas no deberían importarme.
Pero lo hacen.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Dejo caer la cabeza. Incapaz de mirarlo mientras todas esas emociones están
pasando a través mío. Emociones que no he sentido en mucho tiempo, y que incluso
con algunas sencillas palabras, él las puede traer a la superficie.
Ni siquiera soy consciente de que está de pie delante de mí hasta que él acuna mi
cara entre sus manos. Luego me besa. Suavemente. Apasionadamente.
Reverentemente. Esas grandes palmas cálidas y suaves contra mi piel. Me apodero
de su boca. No posesiva, sino con controlada ternura.
Sus palabras son dichas con convicción. Sus ojos están llenos de determinación.
Ellos van de un lado a otro de su cabeza, buscando comprensión en los míos. Él no
encontrará nada menos.
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Dos segundos más tarde, sus labios encuentran los míos de nuevo en esa misma
manera caliente y amorosa. Esto es cómo me imaginaba que sería. Pero no con él, con
mi chico del sueño, alguien que claramente él no es o que no tiene la intención de ser.
No es que me importe. Podría besar bien, pero todo lo demás sobre él, es justo lo que
no estoy buscando.
El club.
El parche.
La posesividad.
En la oscuridad, no siento la ansiedad que viene de saber que él puede ver todo
de mí. Mis cicatrices. Mi marca. Mi abrumadora emoción. Puedo ser cualquiera. Él
puede ser cualquiera. O ambos podemos ser nadie. Los personajes de un libro, tal vez
atrapados en la magia del momento.
En los momentos que siguen, todo sucede casi en un borrón. Un sueño. Se siente
demasiado bien. También correcto. Demasiado como dos almas siendo
voluntariamente involucradas en algo tan místico.
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Una mano acuna mi cabeza. La otra se desliza por mi costado. Por mi cadera. Mi
muslo. Me agarra por debajo de la rodilla. La levanta. Entonces está dentro mío. Se
introduce lentamente. Con estocadas largas, deliciosas, meticulosas, que lo llevan
bien adentro. Entonces, se retira casi por completo, entrando nuevamente y yendo
imposiblemente más profundo. Sigue. Y sigue. Y sigue.
Levanto las caderas para encontrarme con las de él. Mis manos en sus hombros.
En su cuello. Los acercan a mí. Mi respiración entrecortada. La boca aceptando sus
besos perezosos e interminables. El cuerpo enroscado tenso. El voltaje es casi
insoportable. No sólo por mi orgasmo inminente, sino por algo más. Más grande.
Espeluznante. Amenazando con destruirme si se rompe.
El miedo me tiene retrocediendo. Rechazando la cima que está tan cerca. Sea lo
que sea que esté tan fuertemente reprimido, me atormenta. Tengo miedo de lo que
es. De lo que no es. De lo que me hará. De lo que revelará. De lo que Jinx vaya a
pensar cuando lo haga.
—Dámelo, Winter.
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—N-no soy yo. Algo está mal— lloro, negando con la cabeza. Saliéndome de su
abrazo. Me siento en su regazo. A horcajadas de su cintura. Sintiéndolo duro contra
mí.
Sexo.
Es algo que puedo controlar. Algo lo suficientemente potente como para opacar
este... frustrante maldito sentimiento que no puedo descifrar. Lo necesito. La
construcción… la anticipación... el orgasmo… Dios el orgasmo. Tengo que tenerlo.
Ahora.
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Que me folle hasta el maldito olvido como una vez prometió que haría.
Soy lanzada sobre mi espalda. Nuestro beso es roto. Su polla todavía está dentro
de mí. Se está moviendo. Más fuerte. Más duro que antes. Mi mente se despeja
centrada en una sola cosa. Mi orgasmo. Y éste se construye rápidamente.
Quitándome el aliento. Distorsionando los pensamientos. Me elevo a nuevas alturas.
Pero el temor atraviesa la bruma y nuevamente me desplomo, aterrizando sobre
rocas dentadas.
—De rodillas, cariño—me instruye con voz tranquila como si él tuviese todo el
control del mundo.
Me esfuerzo por ponerme de rodillas. Mis gritos ahora son un sollozo. Mi mente
está perpleja por la razón, estoy quebrada. Yo sé por qué estoy quebrada, sólo que no
sé por qué ahora. En este momento. Cuando debería estar ganando, estoy fallando.
¿Podría ser la pesadilla? ¿Fue eso un disparador? Qué acerca de la bondad de Jinx. Su
demostración de afecto. ¿Es eso un disparador también?
Los pensamientos escapan cuando sus manos separan mis nalgas. Su lengua
presiona contra el apretado anillo, lamiendo, haciendo círculos y consiguiendo que
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los dedos de mis manos y pies se enrosquen en las sábanas. Algo tan prohibido no
debería sentirse tan bien. Pero lo hace.
Hago lo que dice. Sabiendo que ésta es la mejor manera de aliviar cualquier
malestar. Recordando todas las formas en que me enseñé a hacerle frente al dolor. A
la vergüenza. A los años de indeseadas relaciones sexuales y atención, y a la agonía
que venía con eso.
Él se quedó inmóvil detrás de mí, pero sus manos vagan por mi espalda. Mis
costados. Confortándome. Calmándome.
Me folla el culo con tanta practicada paciencia como hace todo lo demás.
Dejándome sentir todo. Experimentar la sensualidad de eso. No me habla. No
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Me empuja sobre el borde tantas veces que pierdo la cuenta. Cada una es peor
que el anterior. Trato de moverme contra él. De tocarme. De obligarlo a darme la
liberación que estoy segura que esta vez llegará. Pero mi fuerza no es rival para la de
él, fácilmente me detiene en cada intento. Como si yo creyera que estoy lista, y él
supiera que no lo estoy.
—Por favor—le ruego, mi mente de nuevo recordando todas las noches que me
dejaron con las ganas. Sintiéndome utilizada y abandonada—. Lo necesito. Jinx, lo
necesito.
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La cama ahora está fría. La ausencia de Jinx deja mi cuerpo tiritando y mi espíritu
desolado. Pero antes de que pueda procesar el por qué, él está de regreso. Me separa
las rodillas con sus manos, haciéndome gemir en señal de protesta porque no puedo.
No otra vez. No esta noche.
Su sostén está allí. Sin decir una palabra me acaricia el vientre con el pulgar
mientras su semen caliente sale a raudales de mí. Entonces él me sostiene contra su
pecho. Envolviéndome en su calor. Cubriéndonos a los dos. Enterrando mi cara en su
cuello. Frotando mi pelo. Besando mi cabeza. Abrazándome.
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Jinx.
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CAPÍTULO 23
WINTER
Los tatuajes que van de mis hombros hasta las muñecas son muy personales
para mí. Algunos de ellos tienen un significado simbólico. Como la fecha de la
muerte de mis padres que está tatuada dentro de los ojos de la calavera de azúcar en
el antebrazo izquierdo. O el conejito en mi muñeca derecha, un dibujo del animalito
de peluche que Pierce me regaló cuando tenía diez años. Y las lágrimas que
representan el dolor de Pierce, que nunca llegó a expresarlo porque estaba
demasiado ocupado poniendo una cara feliz para mí.
No todos son simbólicos. Algunos son sólo cosas que me gustan, flores, una
botella de whisky escocés, una humeante 357. Algunos son estúpidos, un asiento de
inodoro, el logotipo de una empresa, un búho fumando hierba. Pero sin importar su
significado, son una parte de mí. Es por eso que no leo demasiado en los tatuajes de
Jinx mientras los trazo con el dedo, podría percibir su significado de la misma
manera que yo.
Todavía estamos en la cama. El reloj en la mesita junto a nosotros dice que sólo
las siete y media de la mañana. Está dormido, o al menos finge estarlo. Cuando
desperté, unos quince minutos antes, y lo primero que hice fue tocarlo, su respiración
se calmó como si ya no estuviese en esa etapa de sueño profundo.
Así que estoy bastante segura de que está despierto y simplemente está evitando
el incómodo momento de “la mañana después del sexo”. O tal vez él está
preocupado que si abre los ojos y me mira, me encontrará irresistible. O de ver la
mirada en mi cara que le dice que leí demasiado en nosotros durmiendo juntos y
ahora estoy pensando que podría ser “el chico de mi sueño”.
—Yo no robé ese dinero para Cain—comienzo, sin saber por qué. Mantengo los
ojos en su pecho y el dedo trazando el alambre de púas rodeando el árbol tatuado en
su bíceps. No puedo obligarme a mirar para arriba y ver que está despierto y
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escuchando. De alguna manera el no estar cien por ciento segura de que lo esté, hace
que me sea más fácil decirle la verdad.
—En algún momento, lo habría hecho. Pero en el tiempo que habíamos estado
juntos, él había cambiado. Se había vuelto más cruel. Violento. Retraído. Yo sabía que
tenía que largarme. También sabía que no me dejaría ir.
—Cuando oí de la carrera nacional, sabía que para Pierce era una obligación ir. Y
sabía que Caín iría sólo porque era obligatorio que no fuera. Él prosperó en ser un
proscrito. Se regodeaba alardeando de eso en la cara de los otros. Los MC
considerarían su aparición una deshonra. A mí me pareció una bendición.
—Supongo que sintió que algo no estaba bien. Yo había estado nerviosa durante
días, y pensé que había conseguido ocultarlo. Pero se notó. Debería haber sabido que
algo estaba pasando en el momento en que me dejó sin protección. Sin embargo,
estaba demasiado entusiasmada con la posibilidad para importarme. Tenía un plan.
Uno que creía era impecable.
—Una de las putas conducía una mierda de Mercury. Del tipo que puedes robar
haciendo el puente, si sabes lo que estás haciendo. Cuando Caín se fue, sus escapes
todavía se podían escuchar y yo ya estaba en ese coche.
—Conduje a lo de Pierce con nada más que la esperanza de que hubiera algo en
esa caja fuerte. Yo podría robar billeteras de camino al sur, pero me tomaría mucho
más tiempo. Necesitaba dinero. Lo encontré. Lo tomé. Pero no logré llegar a la
carretera antes de que Caín me atrapara.
—Caín estaba convencido que Pierce me dio ese dinero. Me acusó de venderle
los secretos de Madness. En sus ojos, yo era una espía. Me había olvidado de mi lugar.
Así que se aseguró de que llevara algo para recordarme a mí y a todos los demás a
quién pertenecía.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Se me puso la piel de gallina, cuando la punta del dedo de Jinx roza una de las
letras en mi espalda. Creía que saber a ciencia cierta que estaba despierto haría esto
más difícil. Pero su toque hace que sea más fácil. Es como un recordatorio de que
estoy a salvo. Lo cual, si lo analizara, me daría cuenta de lo ridículo que es. Así que
no lo hago.
—Me encadenó—digo con voz fuerte. Pragmática. No hay una pizca de miedo
atado a mis palabras o nublando mi mente—. Me golpeó. Me tatuó. Y una vez
curada, me compartió con todo el mundo en el club sólo para poder hacer alarde de
su propiedad. Su cutslut. Sin embargo, esa parte no fue tan mala—agrego, sonriendo
para mí misma.
Mirando hacia arriba, encuentro los labios de Jinx curvados en una perezosa y
soñolienta sonrisa, su dedo todavía arrastrándose sobre las letras negras. En este
preciso momento, lo que más me importa es que Jinx no me rechaza por ver el
nombre de otra persona grabada en la espalda. En lugar de eso, parece que podría
estar recordando la noche anterior.
Su polla, gruesa y erecta, hace presión por debajo de las mantas. Presionando con
fuerza contra mi coño que ya está mojado y listo para él. Me refriego contra él,
deslizándome hacia atrás y hacia adelante varias veces mientras lamo un camino por
su pecho hasta el cuello.
Paso mis manos por su cabello. Araño con mis dientes todo a lo largo de su
mandíbula. Presiono mi pecho desnudo con más fuerza contra el suyo, mientras nos
guía al baño, apartando las mantas en medio de nosotros cuando lo hace.
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Kim Jones – Cutslut
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Se siente bien estar aquí con mis piernas cerradas en la parte baja de su espalda.
Tanto que frunzo el ceño mientras él entra en la ducha grande y me pone de pie. Me
sonríe.
Paso la lengua por la pequeña rendija, ansiosa por saber si él sabe tan bien como
creo que lo hace. Él sabe mejor. Su sabor es la mezcla perfecta de dulce y salado, no
demasiado fuerte o abrumador. Gimo, aprieto su pene y lo bombeo en mi puño con
la esperanza de conseguir otra saboreada.
Ansiosa por complacerlo, pongo mis manos sobre sus muslos y lo tomo en mi
boca. Sólo la punta en un primer momento, rodeándolo con la lengua. Chupo con
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Al principio sus caderas bombean despacio. Dándome un poco más cada vez
hasta que está enterrado en mi garganta. Él me mantiene allí unos segundos. Mis ojos
lagrimean. Queman de estar tan abiertos, pero nunca rompo su mirada. Cuando se
retira, lo oigo mascullar un “Hijo de puta” sobre mis boqueadas por aire. Y me excita
aún más.
Mis uñas se clavan en sus muslos mientras folla mi boca, a veces duro, áspero y
contundente como a mí me gusta. Habla en un tono que coincide con sus embestidas.
Diciendo sucias alabanzas y preguntas retóricas tales como:
—Estos labios están tan rosados e hinchados como los de tu coño. —O—. ¿Te
gusta como te follo la boca?
—Te ves hermosa de rodillas con mi polla en la boca. Esos preciosos ojos verdes
mirándome. —Estoy tan excitada, que podría correrme con sólo lavar mi coño de la
misma manera que lo hice con su polla.
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Gimoteo indecisa. Tiritando bajo el chorro de agua caliente que se siente tibia
contra mi piel ardiente. Nunca se me ha dado una elección. Ahora que tengo una, la
única conclusión a la que puedo llegar es que lo quiero todo.
Sus dedos se clavan en mis caderas y debajo de los muslos mientras me sostiene
en el lugar y me folla duro y rápido. El sonido de nuestros cuerpos húmedos
golpeando juntos apenas se puede oír por encima de mis gritos de éxtasis. Le pido a
gritos que me folle más duro y sin perder el ritmo, mueve mi cuerpo un poco hacia la
izquierda, eleva mis piernas un poco más alto y me da exactamente lo que le pedí.
Me corro con tanta fuerza que mis rodillas están débiles y sus brazos son todo lo
que me sostiene. Millones de pequeñas chispas se encienden dentro de mí. Enviando
vertiginosamente un electrizante shock del placer a cada nervio. La sangre corre por
mis venas ardientemente. Haciendo que todos los lugares de mi pulso comiencen a
latir con fuerza contra mi piel.
Mientras mi cuerpo todavía zumba por el orgasmo, estoy siendo puesta sobre
mis débiles rodillas. Mi cabello, enmarañado y mojado, es retirado de mi cara y
sujeto en un puño en la parte posterior de la cabeza. Él tira con fuerza y yo levanto la
mirada. Abro bien la boca. Lista para tomar lo que sé que está a punto de darme. Y el
placer comienza a arremolinarse y a crecer en el fondo de mi vientre con el
pensamiento.
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—Juega con tu coño—dice, guiándose entre mis labios—. Quiero ver que te
corres. Como la primera vez que te follé.
La primera vez. Cuando estaba atada a la cama. Cuando me folló por la rabia.
Cuando yo estaba enojada también. Cuando le dije que lo odiaba. Cuando me dijo
que me odiaba. Se siente como toda una vida atrás. Pero todavía recuerdo lo bueno
que fue. Su expresión cuando fue testigo de mí teniendo uno de los mejores
orgasmos de mi vida. Y vaya si no quiero volver a ver su misma reacción de esa
noche también.
Yo hago remolinos con la lengua. Ahuecando mis mejillas. Recorro su polla con
mis dientes y me acaricio el clítoris furiosamente. A la vez que mantengo mis ojos en
él. Observando como los suyos están clavados en mí.
Sus ojos se cierran lentamente Sus manos aprietan. Las caderas se mueven
vigorosamente. Se queda inmóvil. Entonces está inundando mi boca. Estoy
tragándomelo desesperadamente. Su sabor embriagador junto con mi toque violento
me empujan sobre el borde.
Jinx está de pie sobre mí, mirándome con una contagiosa sonrisa perezosa. Su
mirada saciada lo embellece. Él parece relajado pero compuesto y en control.
Mientras tanto, probablemente yo me parezco a un perro herido y mojado,
mendigando una migaja de la mesa.
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—No comparto mi esponja con nadie. Pero estoy haciendo una excepción
contigo.
No puedo quitar esta gran sonrisa tonta de mi cara cuando comienza a lavarme
el pecho y los brazos como si la tarea requiriese el nivel más profundo de
concentración y atención.
Malditas mariposas...
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CAPÍTULO 24
JINX
Esta chica y su habilidad para hacerme decir mierda que nunca pensé que
diría...
Las perras como ella no valen nada. Ella no es especial. Es un dolor en mi culo.
Una molestia. Una ladrona. Ella es un gran polvo. Es tan caliente y sexy como
hermosa y graciosa. Tiene el culo más perfecto que se sacude con el movimiento más
pequeño. Grandes, magníficas y perfectas tetas que quiero chupar, follar y correrme
por todas partes de ellas. Y nunca podría cansarme de tener esas largas y torneadas
piernas envueltas alrededor de mi cintura. Mis caderas. Mi espalda. Mis hombros
mientras le agarro el culo y me la coma hasta que esté inundando mi boca con sus
dulces jugos de los que no puedo saciarme.
Entonces ¿por qué mierda la estoy bañando con mi muy masculina esponja
vegetal, secando dejando que use mi pasta de dientes, y luego dándole el beso de los
buenos días mientras sostengo su cara como el puto chico de su sueño? Porque soy
un buen tipo.
Ella tuvo una mala noche. Follarme su bonita boca esta mañana probablemente
no fue la mejor manera de mostrar mi reconocimiento por abrirse a mí y decirme
algo de la verdad. Así que la besé en un intento de mierda para compensar el ser un
cretino insensible. Eso es todo.
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—No estoy enojado. —Mi tono es brusco. Sueno como un mentiroso. Ella lo
pregona.
—Podría comer.
Mierda. Yo también. A ella. Ahora mismo. Agarrar ese culo, levantarlo a mis hombros,
rasgar la entrepierna de esos pantalones con los dientes y darme un festín con su coño hasta
saciarme. Luego hacerlo de nuevo. Y otra vez.
Anal.
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—¿Has oído hablar de un riding club que se conoce con el nombre de Ten’s
Testament?
—No. —Mierda. Dejé las perchas vacías colgadas en el lugar equivocado—. ¿Son
algún club cristiano?—pregunto, obligándome a vestirme y a olvidarme de las
perchas.
—Lo dudo. Son un club de apoyo de Madness. Madness comenzó con diez
miembros fundadores. ¿Crees que es allí donde recibieron el nombre?
—Tal vez. ¿Por qué estás de pronto tan interesado en ellos? —Malditas perchas.
Dejo de vestirme y me dirijo al armario. Pero las palabras de Pierce me detienen.
—¿Crees que están aquí por Winter?—pregunto, mirando por encima del
hombro para asegurarme de que ella no está escuchando. Ahora que lo pienso, está
muy silencioso en la cocina. Maldición…
—¿Qué otra razón tendrían para estar allí? Juro que pensé que el hijo de puta no
mostraría su rostro hasta su cumpleaños. Pensé que querría el dinero. Yo sabía que
deberíamos haber cubierto mejor nuestras malditas pistas. Ahora él sabe dónde está.
Vendrá antes de lo que pensamos. Todo este puto plan se va a la mierda. Necesito
reubicarla. Texas. Oklahoma. Arkansas…
—Tienes razón.
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—Suenas enojado.
—No estoy enojado. Sólo ocupado. —Pierce se ríe de eso. Cuando encuentro que
me falta mi billetera y las llaves, gruño “joder” en voz baja y él se ríe más fuerte.
—Parece que tienes que ser más listo, hermano—dice, con voz triunfante.
—Ella no fue más lista que yo. Pero me tengo que ir.
—Me diste tu palabra de que cuidarías de ella, Jinx. Y te he dado la mía sobre lo
que sucedería si no lo haces.
—Si, si, si. Que te den por el culo. Preocúpate de mantener la cabeza baja y deja
que yo me ocupe del dolor en el culo de tu hermanita. —Cuelgo antes de que pueda
decir más.
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CAPÍTULO 25
WINTER
Jinxton Marks
Peso: noventa y nueve kilos
Fecha de nacimiento: Guau... es muy joven. Sólo veintiocho años si estoy sacando
bien las cuentas. Supuse que tendría unos treinta años. Más cerca de la edad de
Pierce.
Impostor.
Dejando la billetera sobre la mesa, tomo otro bocado de cereal y miro las llaves
de su coche.
Mi instinto me tenía agarrando sus llaves y la billetera lista para salir huyendo.
Pero entonces sonó el teléfono y mi curiosidad pudo más. Lo que oí de la
conversación no me sorprendió. Sabiendo que necesitaba obtener más información,
decidí quedarme y conseguir el resto de la historia. Y haciendo eso, fortalecería la
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confianza de Jinx en mí. Lo que haría más fácil escapar cuando fuese el momento
adecuado. Por el tono de esa conversación, éste es el momento adecuado.
Haciendo una pausa a medio masticar, observo con diversión mientras Jinx
atraviesa dando pisotones el Clubhouse. Revisa la cocina primero, pasando por mi
lado sin percatarse de que estoy sentada a centímetros de él.
Entretenida por su teatro, tomo otro bocado. Segundos más tarde, sale de la
cocina y camina detrás de la barra. Parece un poco más controlado ahora cuando
enciende un cigarrillo, saca su teléfono del bolsillo y apoya los codos en la madera
gastada mientras estudia la pantalla.
—Hola—le digo, mi boca tiene una sonrisa tan amplia que mis mejillas duelen.
No dice nada—. Te tengo un tazón. —Aún en silencio, presiona la pantalla en su
teléfono y detiene la alarma—. No estaba segura qué tipo de cereal te gusta por lo
que tienes ambas cajas.
—Oh. —Apoyé mi bol y recogí sus cosas—. ¿Te refieres a esto? No las
extraviaste, tonto, yo las tomé. —Estoy luchando para refrenar mi risa, pero mi
sonrisa es de oreja a oreja.
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—Sí, lo sé . Son uno de los clubes de apoyo de Madness. Ellos sólo tienen unas
pocas secciones. Todas ellas en el Oeste. Cerca de Cain. Ese fue uno de sus pequeños
proyectos. Un esfuerzo por esparcir sus colores a lo largo de su territorio.
—Así que, ¿está viniendo? ¿Pierce? —Hay tensión en mi voz cuando digo su
nombre. Los ojos de Jinx se suavizan.
—Ya lo sé.
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en la silla junto a mí. Manteniendo la mirada apartada, doy una calada al cigarrillo
preguntándome si es demasiado temprano para empezar a beber.
—¿Es por eso que te quedaste con Cain? —Sus palabras son tan tranquilas como
su comportamiento—. Porque sientes que le debes a Pierce tu vida, ¿por eso te
quedaste porque sabías que si él te ayudaba y Caín lo descubría lo habría lastimado?
—Yo no quería la ayuda de Pierce. Para mí, la vida con él fue peor que la vida
con Cain. —Los ojos de Jinx se movieron rápidamente hacia donde mi camiseta
exponía parte de la espalda. Niego con la cabeza y me subo la camiseta ya está
empezando a lamentar sincerarme.
—No me puedo imaginar que la vida con Pierce fuese peor que lo que ese hijo de
puta te hizo pasar. —Su mandíbula se aprieta con ira y mi propia ira comienza a
hervir a fuego lento.
—Es tan simple para ti ver todo en blanco y negro. Pierce es el bueno. Mi
hermano. Mi único pariente vivo. Caín es un cretino. Un forajido. Un hombre que me
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usó para su beneficio personal. Para ti, es obvio que debería elegir a Pierce sobre
Cain. Pero, ¿tienes alguna idea de lo que significa que alguien más tenga un control
completo sobre tu vida?
—Sí. —Está sereno ante mi admisión—. De él. Del poder. Al crecer con Pierce,
era la niñita que no tenía padres. Así que mi hermano estimó que el mejor modo de
garantizar que no terminaría malgastando mi vida era, no permitirme que tuviese
una. No tenía ni voz, ni voto sobre nada. Mis amigos. Mis novios. Las clases que
tomaba. Lo que me ponía. Él controlaba todos los aspectos de mi vida.
Definitivamente, me empujó a irme.
—Tienes razón. No es justo que le eche la culpa. Así como no era justo que me
tratara como un animal enjaulado. Alimentándome cuando tenía hambre.
Dejándome dormir cuando estaba cansada. Recompensando mi buena conducta
permitiéndome caminar por el centro comercial con él y su equipo de intimidantes
hermanos flaqueándome.
Echo una mirada furtiva a Jinx. Su expresión era reservada. Lucho como los
demonios para mantener la mía igual.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Él no me creyó. Estaba seguro de que yo sabía que Pierce estaba en la ciudad.
No quería soportar la ira que sabía que vendría. Así que en la primera oportunidad
que tuve, me escapé.
Me encojo de hombros.
—Si Pierce cree que no estaba tratando de alejarme de Cain, sólo pensará que soy
estúpida. Una chica tonta que de alguna manera justifica el comportamiento de su
novio. Puedo vivir con eso. Pero no puedo vivir con el conocimiento de que se siente
miserablemente culpable por no haberme sacado de allí. Por no hacer más o
esforzarse más. Esa es una carga que no merece llevar.
—Eso depende.
—¿De qué?
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Como dije—dice con voz letal, las palabras más lentas—. Podemos protegerte.
Se ve como si quisiera decir más, pero ¿qué puede decir? ¿Que el que me ayuden
no me convierte en su propiedad? Porque eso sería una mentira.
—No soy estúpida, Jinx. La única manera para que este club o incluso Pierce me
ayude es convertirme en una de vosotros de nuevo. Es por eso que tú y mi hermano
orquestaron todo lo que se desencadenó el día que me llevaron. Es por eso que estás
utilizando esta excusa de mierda del robo que te hice para mantenerme aquí. Al final,
Pierce tiene la esperanza de que permanecer aquí por un tiempo me va a convencer a
renunciar a Caín por las buenas.
—Tu hermano puede ser un poco sobreprotector. No le deberías culpar por eso.
Deberías estar orgullosa de tener un hermano que quiere nada más que mantener a
salvo a su hermana. La idea de alguien haciéndote daño lo mata. No porque eres su
propiedad. Sino porque te ama.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Sé que me ama. Que se preocupa por mí y que le importo. Es lo que él es. Lo
que hace. Pero yo no le pedí que me salvara esta vez. Así como no le pedí que me
salvara la primera vez cuando llegó montando con cincuenta tipos con sus armas de
fuego resplandeciendo dispuestos a cargarse todo Madness MC. Tú puedes creer lo
que quieras, pero esa mierda no se trataba de su amor por mí. Yo era la hermanita de
Pierce, el presidente de los Devil´s Renegades, y estaba follando a Cain, el presidente
de los Madness, Y ambos me querían por la misma maldita razón. Orgullo.
De pie, agarro la botella medio vacía de whisky escocés y la meto bajo el brazo
lista para poner fin a esta conversación y ahogar todos los recuerdos que se agitaron
en licor.
—Como he dicho, es fácil para ti ver mierda en blanco o negro. Ponerte de parte
de tu hermano y confiar en todo lo que dice y hace, porque eso es lo que estás
entrenado para hacer. Así que trataré de explicarte esto de una manera que puedas
entender.
—Con una sola llamada telefónica a Pierce podría haber evitado el sufrimiento
de dos años de miseria. Puedo hacer la misma llamada en este momento y no tener
que preocuparme por Caín de nuevo. Pero no lo haré. No lo hice. Nunca lo haré. Voy
a soportar lo que mi vida de mierda me arroje en mi camino porque es mi vida, Jinx.
Y no creo que sea más valiosa que la de mi hermano. Rechazo el tenerlo arriesgando
todo lo que representa a causa de mi cagada.
—Y, a pesar de lo que tú o cualquier otra persona crea, no hay un alma en este
planeta que ama a Pierce Tews más que yo. Puede que por ese motivo, los seis
infernales años con Caín no tuvieron el poder de lastimarme ni de cerca tanto como
me lastimaron las palabras de Pierce el día que me atrapó.
—Tenías razón—digo, caminando hacia el vestíbulo antes de que pueda ver mis
lágrimas—. Algunas cicatrices no se pueden ver.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 26
WINTER
He estado aquí veinte días. Han pasado cinco desde que he tenido una
verdadera conversación con Jinx. Aparte de la pequeña charla ocasional sobre que
programa estoy viendo o lo que hay para la cena, hemos mantenido nuestras
conversaciones a abreviados intercambios de una sola palabra.
Al igual que Jinx y Pierce, estoy segura que Caín no mostrará su cara hasta mi
cumpleaños. El dinero es demasiado importante para él. Tiene una necesidad
desesperada de dinero para poder saldar algunas deudas de juego. Así que estoy
bastante segura de que estoy a salvo por ahora. Pero no puedo dejar de pensar en lo
que sucederá cuando él se deje ver. Me veré obligada a tomar una decisión entre ir
con él de buena gana, o negarme, y eso terminará en guerra. Huelga decir que estoy
jodida de una manera u otra. A menos que, pueda largarme como alma que lleva el
diablo de aquí.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Con mano temblorosa, tomo el pomo frío y lo giro, una parte de mí ora para que
esté cerrada con llave para que pueda volver a mi sofá y dejar atrás esta estúpida
idea mía. Un clic suave suena cuando la manija gira con facilidad y un agridulce
alivio me recorre.
La habitación está mucho más fría que la sala, como si no hubiera calor en lo
absoluto. Entrando, cierro suavemente la puerta detrás de mí y envuelvo mis brazos
alrededor de mi cintura. La única luz proviene de un aparato embutido en la pared
lejos de mí, proyectando una sombra espeluznante encima de la cama mientras me
acerco, mis ojos nunca dejan la gran forma inmóvil que está tumbada debajo de las
mantas.
Tengo miedo de que se asuste y me dispare, estoy junto a la cama sin moverme
con la esperanza de que se despertará y me verá. Cuando no lo hace, coloco
tentativamente una rodilla en la cama y luego la otra. El colchón se hunde y él
levanta bruscamente la cabeza ante el movimiento. Me paralizo y con voz ahogada le
digo:
—Soy yo.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Me mira, pero no puedo distinguir sus facciones o su expresión. Está tan quieto y
poco invitador, estoy segura de que va a decirme que me vaya.
—Y-Yo... —Cierro la boca para evitar que mis dientes castañeen. A la mierda que
frío hace.
¿Lo estoy?
No.
Realmente no.
Mi visión se hace borrosa y niego con la cabeza más para aclararla que otra cosa.
—¿Qué pasa, cariño? —Cariño. Maldita sea. ¿Por qué hace eso? ¿Y cómo puede
una simple palabra despedazar las paredes de acero que he construido a mi
alrededor?
—Pensé en lo que dijiste—me dice Jinx la mañana siguiente por encima de los
huevos revueltos y el café. Hago una pausa a medio masticar y le doy una mirada
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
expectante—. Acerca de por qué dejaste a Pierce. Y por qué pensaste que quedarte
con Caín era mucho mejor. No puedo entenderlo.
Me encojo de hombros.
—¿Entonces?
—Porque ser una mujer en el MC es duro, Jinx— digo, mordiendo las uñas—. No
es lo mismo para mí que para ti. Crecí en un mundo de hombres donde los coños no
cuentan. Un mundo donde las mujeres son para ser vistas y no para ser escuchadas.
Te dicen como vestirte. Como actuar. Qué hacer. Observé a esas mujeres sentarse
silenciosamente en un segundo plano durante años. Y me hizo enfermar.
—Con Cain, sabía quién era y a qué atenerme con él. Él controlaba todos los
aspectos de mi vida. Pero de una manera extraña y retorcida, yo tenía poder sobre
una gran cantidad de personas. Podía caminar en una habitación y la gente se ponía
de pie. Cuando hablaba, las personas se callaban para escuchar. Sé que no es porque
realmente tuviese poder. Lo hacían por respeto a Cain. Sin embargo, aun así se sentía
bien. Cuanto más me involucraba en el negocio y en la toma de decisiones, más
adicta me volvía.
—No estoy orgullosa de lo que hice, pero no puedo sentir vergüenza de ello
tampoco, porque al menos yo era más que esas mujeres que acuerdan ser sólo la
propiedad de algún hijo de puta que se consideraba superior porque lleva un parche
en la espalda y reclama un territorio que ni siquiera le pertenece.
Levanto los ojos para encontrar sus cejas fruncidas con confusión, como si no
pudiese creer que acaba de decir eso.
—¿Quieren qué?
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Una cáscara. Una mujer sin voz. Sin opinión o sin agallas. No todos nosotros
nos volvemos locos por usar a una mujer como un saco de arena o marcarle el cuerpo
para establecer nuestro reclamo.
—Estoy seguro como la mierda que espero que así sea. —Su admisión me hacer
tener mi imagen llevando un parche con su nombre titilando en mi cabeza. Aparto
esa ridícula idea. No quiero eso… nunca.
—Tú puedes ser diferente en muchos aspectos, Jinx, pero he estado por ahí el
tiempo suficiente para saber que, en última instancia, todos vosotros pensáis igual.
Es por eso que usas un parche CDC.
—Eres bastante vanidosa, encanto. ¿Qué te hace pensar que lo de los coños no
aplica para ti? —Por primera vez en la historia, de repente, no estoy plenamente
convencida de que lo haga—. A juzgar por tu fuerte expresión feminista en tu
afirmación de que todos los moteros se oponen a los derechos de las mujeres, me
imagino que te niegas a ser considerada como un coño.
—Gracioso.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
años con él, todavía no podía ser libre. Si bailaba demasiado sexy, pensaba que lo
hacía para llamar la atención de los demás hombres. Si estaba demasiado callada o
no estaba tan feliz como él pensaba que debería estar juraba que nunca me llevaría de
nuevo porque cada vez que intentaba hacerme pasar un buen momento, actuaba
como si no fuera lo suficientemente bueno. —Yo me burlé de la última parte en mi
mejor imitación de la voz de Cain.
—Incluso cuando era una adolescente, no podía divertirme. Siempre tenía que
mirar por encima del hombro para ver si estaba siendo vigilada. Asegúreme de que
Pierce no me había pillado saliendo a hurtadillas y enviaba la caballería a buscarme.
Se encoge de hombros.
—A quién le importa una mierda cuáles son sus nombres. Las dos eran chicas
jóvenes y hermosas a las que se les negó algo en la vida. Tú tienes eso en común con
ellas.
Sonrío.
—Sí. —Oh. Está bien, entonces—. También estoy diciendo que a pesar de lo mucho
que respeto a mi hermano, un poco lo odio por no permitirte el derecho de pasar lo
que toda adolescente deberían experimentar.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Tal vez algún día. Ya sabes, cuando Caín esté muerto y Pierce haya encontrado
algo con que obsesionarse en su vida que no me involucre. —Como si mi puta suerte
me permitirá que eso alguna vez suceda.
—Esta noche.
—¿Qué?
—Esta noche. Te llevaré donde quieras ir, dentro de lo razonable. Por supuesto,
no podré dejarte fuera de mi vista, pero no voy a intervenir, no importa cuán sexy
bailes. No voy a decir lo que puedes y no puede hacer o con quien puedes hablar. No
voy a decirte cómo vestir o actuar o qué ordenar cuando comamos. Tú no tendrás
que mirar por encima del hombro por Cain, porque yo voy a estar haciendo eso por
ti . Esta noche. Una noche. Puedes ser libre... hasta cierto punto—añade con una
sonrisa.
—Maldición no.
—Yo sé que si algo es demasiado bueno para ser verdad, siempre hay algo más—
digo, cruzando los brazos sobre el pecho—. No sólo estás haciendo esto por la
bondad de tu corazón, Jinx. Hay una trampa.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Eso… lo creo.
—¿Sí? ¿Como qué? —¿Una mamada? ¿Algo de mierda en la que esté metido?
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 27
JINX
¿Pero hice eso? No. Después de unas horas de entrenamiento, una ducha y un
montón de inquieta caminata y pensar demasiado, estoy aquí, buscando en mi
armario, con mucho cuidado para que no perturbar el orden de nada. Estoy
intentando encontrar un atuendo que sea apropiado para un restaurante, en caso que
ella elija uno lindo, y además no se manche fácilmente, en caso de que tuviera la
oportunidad de matar a Cain, y se salpicara con algo de su sangre.
Son más de las cinco. Ya es de noche afuera. Acordamos salir hace diez minutos
atrás. Ella ha estado en mi cuarto de baño durante horas. Bueno, no sé si han sido
horas, pero ha sido lo suficientemente largo por lo que tuve que usar el otro baño
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Kim Jones – Cutslut
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para ducharme. El mohoso que estaba sucio. El que yo le hacía usar. El que juro que
no importa lo que ella haga, nunca la dejaré usar de nuevo. Luke realmente debería
contratar a alguien para limpiar esa mierda.
Ella probablemente está usando algo que me tendrá incumpliendo este acuerdo
antes de salir de casa. Le dije que no le diría cómo vestirse, pero no puedo tenerla
saliendo en público luciendo como una vagabunda tampoco. Si esa mierda llega a
Pierce, me matará. Aunque probablemente me mate de cualquier manera si se entera
de que la dejé salir en público.
Sus ojos verdes son espectaculares, enmarcados en sus largas pestañas negras.
Los labios grandes, de color rosa y perfectamente llenos. El cabello rubio y ondulado
cayendo sobre los hombros y desparramándose por sus costados. Las tetas, esas
putas tetas, altas, redondas y sólo parcialmente ocultas a la vista, por una camisa
blanca que se hallaba abierta hasta el pecho, cortada en la cintura y abierta en los
brazos mostrando sus tatuajes. Los colores brillantes de la tinta y el tono bronceado
de la piel expuesta en el pecho y el estómago resaltan aún más contra el blanco
material.
Tragando saliva, mis ojos caen hasta sus piernas. Ellas continúan usando esos
pantalones negros ajustados hasta los tobillos. Y en sus pies brillantes tacones
dorados que se ven tan incómodos como la mierda, pero ella los lleva con facilidad.
Gira alrededor de ellos con gracia para darme una vista de su parte de atrás.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Tampoco la necesitas.
Ella la quiere. Maldita sea, ella la quiere. Puedo ver la esperanza en sus ojos. La
pizca de ansiedad. El nerviosismo de que no me pueda gustar lo que veo. Porque lo
sepa o no, se vistió pensando en mí. Me quiere impresionar. Lo hizo. Pero yo no
quiero que lo sepa. Así que me encojo de hombros con indiferencia.
—La tendrás.
Su sonrisa de complicidad me dice que a pesar de mis intentos, ella puede ver a
través de mí. O tal vez me está conociendo más rápido de lo que pensé que lo haría.
Mirando mi chaleco que está doblado sobre mi brazo, ella sonríe burlonamente.
—Representando veo.
—Siempre.
—Tú sabes que no puedes usar eso y no actuar como un motero. Tienes una
reputación que proteger. ¿Cómo puedes hacer eso y cumplir tu promesa?
Girando sobre sus tacones, murmura algo en voz baja y camina hacia la puerta.
Me quedo un par de pasos detrás de ella, dejando que abra su propia puerta del
coche y yo me deslizo en el asiento del conductor a su lado. El coche ya está en
marcha, por lo que está caliente en el interior, algo que hice por mí. No por ella. O
por lo menos eso es lo que me digo. Y lo que temo me estaré diciendo toda la maldita
noche.
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CAPÍTULO 28
WINTER
— No puedo comer más —digo, arrojando la servilleta sobre la mesa. Jinx mira
mi plato de comida a medio comer antes de mirarme—. Quiero decir, puedo, pero no
lo voy a hacer. Preferiría beber. Y bailar. Y no puedo hacer eso si estoy
miserablemente llena. —Él responde con un simple movimiento de cabeza y da otro
bocado a la carne.
El lugar en el que estamos, parece salido de una película de terror. Hay equipos
agrícolas que cuelgan del techo. Animales muertos encaramados en las paredes. Por
no hablar de las personas extrañas y hogareñas que manejan el lugar. Pero Jinx me
aseguró que la comida era buena. Y lo es. Tal vez incluso algunas de las mejores que
he comido.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Así que cuando te cansas de una, sólo circulas. —Él asiente con la cabeza—. Si
te hiciesen elegir una sección, ¿cuál sería?
—Ellos no lo harían.
—Ellos. No. Lo. Harán. Y si lo hicieran, entonces sería una violación de nuestro
reglamento.
—Eres imposible.
—Ya lo hice.
Él me mira en silencio.
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—¿O es que fuiste un niño del estado? Saltado de un hogar de acogida a otro...
nunca encajando... abandonando la escuela... buscando una salida que te ayudaría a
desahogar toda esa frustración y rabia que tienes hacia unos padres que nunca te
demostraron su amor. Apuesto a que tu triste historia es igual a la de todos los
demás. Perdiste tu camino en la vida, el MC te encontró y ahora sientes que
realmente perteneces a un lugar. Pero el rebelde en ti simplemente no te permitirá
establecerte y, como tú dices, atenerse a un cierto conjunto de normas.
—No.
—Oh, vamos. Sabes todo sobre mí—me quejo, de repente con sed de
conocimiento acerca de este hombre. Este hombre sexy en su polo negro y jeans
oscuros, con ojos de plata y dientes muy blancos.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—¿Los conozco?
—Tal vez. —Toma un par de tragos largos, luego baja la botella y levanta los ojos
para encontrarse con los míos mientras le disparo a quemarropa la siguiente
pregunta.
—¿Y tú? ¿Fuiste el paria? —Pongo cara seria y finjo enjugarme las lágrimas—.
Pobre pequeño Jinxton. Nunca capaz de cumplir con las expectativas de sus papis.
Estoy siendo una cretina con él sólo porque por dentro, le estoy haciendo un
poco de daño. Y no me gusta sentirme mal por este individuo. Hablaba en serio
cuando dije que he oído esta historia mil veces. Después de un tiempo, es difícil
sentir algo de empatía. Además, no se ofende por mi burla. Está luchando contra una
sonrisa. Probablemente debido a mi teatro.
—Eso es suficiente para la hora del cuento—dice con desdén, mirando el ticket
mientras saca la billetera—. Eres una cita barata.
Nos levantamos y él mete las manos en los bolsillos. Le paso mi brazo alrededor
de su codo y me apoyo en él, mientras salimos.
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—Es una buena cosa que tengas esa tarjeta negra, encanto—ronroneo con mis
labios en su oído—. Porque la vas a necesitar.
CUANDO JINX me dijo que íbamos a un bar de blues, primero protesté. Luego
me explicó que era más que eso. Que tenía algo para todo el mundo que quisiera
pasar un buen momento. Yo todavía estaba en duda, por lo que me pasó a explicar
que una auténtica banda de blues de Mississippi estaría allí cubriendo todos los
clásicos que disfrutaban la gente de mediana edad y los mayores. Pero a las once, la
banda se iría y la multitud se reduciría dejando espacio para que las personas más
jóvenes bailaran y se divirtieran con el DJ toda la noche. Eso me lo vendió.
Este lugar no sólo tiene buena música, tienen cócteles estupendos. Eso compensa
completamente que no tengan nada de whisky escocés. En realidad, creo que he
encontrado un nuevo favorito. Un Martini de zarzamora que es suave, fresco, frutal y
potente como el infierno.
Estoy en el medio de la pista de baile. Con una copa en la mano. Mis caderas
moviéndose al son de “The Thrill Is Gone”. Jinx, ha manteniendo su promesa, se ha
quedado en el bar. Me ignora por completo. Apenas hemos tenido contacto con los
ojos en las pocas horas que hemos estado aquí.
He bailado con varios hombres, algunos que no podían mantener sus manos para
sí mismos. Solo armonizaba con la música, así que no me importaba. Pero esperaba
que Jinx viniera pisando fuerte, y le exigiera que mantuviera sus sucias patas sucias
lejos de mí para luego decirme, “Cálmate”. O, “Enfríate”. O, “Deja de llamar la
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Kim Jones – Cutslut
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atención, puta”. Aún no ha hecho ninguna de esas cosas. Él ni siquiera tiene cara de
enojado. No es que yo lo haya estado mirando.
La música comienza. Calvo los ojos en la pareja junto a mí. Bailando al son de mi
canción. Como si fuese su canción. Y todo lo que puedo hacer es simplemente negar
con la cabeza. Maldita mi suerte de mierda.
3
The Black Crowes fue un grupo estadounidense de Hard Rock que recibe sus
influencias de la música rock de los 60 y 70 y del Blues de Estados Unidos.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 29
JINX
Verla mover esas caderas en esos putos pantalones ajustados... sí... vale la pena
cada centavo que he cargado a esa tarjeta negra. Pero esa sonrisa... esa risa... la forma
en que lanza la cabeza hacia atrás, cierra los ojos y se pierde en el momento... no
puedes ponerle un valor en dólares. Eso jodidamente no tiene precio.
No he hablado con ella desde que entramos por la puerta. No la he tocado desde
que deslizó su pequeño brazo a través del mío en el restaurante. Ella piensa que no la
he mirado, tampoco. Está equivocada. Mis ojos han pasado más tiempo observándola
que cualquier otra cosa. Mover esas caderas. Ese culo. Sonreír con esa sonrisa de
mierda que me derrite.
—Crown. Doble—le digo al camarero que levanta una ceja ante mi solicitud.
Mientras que él lo vierte, miro hacia atrás a la zorra de pie en la pista de baile.
Está mirando a su alrededor confundida mientras la banda hace un anuncio. Nunca
he prestado mucha atención antes o estado bastante tiempo para escucharlo, pero al
parecer, esto es algo que hacen con regularidad. Sonrío cuando ella anima junto con
la multitud a pesar de no tener ni idea de lo que mierda está pasando.
El cantante grita al camarero justo cuando pone mi whisky escocés delante de mí.
Mi vaso va camino a mis labios cuando lo escucho.
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Su canción.
Hay sólo un puñado de solteros aquí. Ella bailó con todos ellos varias veces.
Incluso con algunas de las mujeres. He observado en desinteresado silencio. No soy
un hombre celoso. Además, aunque fuera esa clase de hombre, ella no es mía para
estar celoso. Pero la idea de que baile esta canción con alguien que no sea yo, me
molesta.
A la mierda.
Ocho zancadas más tarde, estoy detrás de ella. Tomando su copa y dejándola en
el escenario. La giro en mis brazos ella levanta esos largos y bellos brazos tatuados
alrededor de mi cuello. Coloco mis manos en sus caderas. Empujo su calor contra mí.
Clavo la mirada en su boca entreabierta y en sus grandes ojos verdes, y por segunda
vez, estoy diciéndole:
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Duro.
Áspero.
Rápido.
—Creo que voy a tomar el especial de V—dice Winter, con los ojos en el menú de
bebidas mientras se desliza en el taburete a mi lado. Quito el menú de plástico de sus
manos.
—No.
4
Baile country.
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—¡Oye! —Ella chasquea los dedos en el aire entre ellos—. Soy adulta, en el caso
de que se les haya olvidado. Ordenaré por mí misma. —Girando hacia mí, me hinca
un dedo en el pecho—. Lo prometiste.
—Gracias.
—No, encanto, gracias a ti. —Choco su copa y le doy un guiño. Ella está ajena a
lo que se está metiendo y estoy ahogando una risa cuando ella inclina su vaso y se lo
baja de un trago.
—Mmm... eso fue como... la cosa más deliciosa que jamás he bebido. Tomaré
otra.
—Tan egoísta—reitero.
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—No.
Ella sonríe.
—No.
—¿Cuánto tengo que pagar al DJ para no escuchar nada de esa mierda tecno esta
noche?—pregunto al camarero que todavía está teniendo una puta sonrisa.
—No tecno. Solo pop y rap. No se preocupe, voy a solicitar algún buen bajo
golpeando mierda dura. —Él se inclina y deja caer su voz—. Lo necesitará para
continuar.
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CAPÍTULO 30
WINTER
Hijo de Puta.
Por alguna razón, estoy tan malditamente caliente que podría follarme sin
preliminares un poste de una valla. O la pierna de esta muy agradable señora que tan
inocentemente está bailando a mi lado. Sin saberlo, me pregunta sobre mi orientación
sexual.
Lo que pensé que era sólo una lenta construcción de mi habitual estado de
borracha cachonda, ha estallado en una desesperada necesidad de ser follada como
un animal. Mis tetas se sienten pesadas y la sola sensación de sentir mis pezones
rozando contra el sujetador, me hace apretar los muslos con fuerza. Cuando lo hago,
me doy cuenta que mi coño está tan mojado, que ha calado a través de mis bragas y
humedecido mis pantalones.
Mi clítoris se siente como del tamaño de una pelota de golf. Está latiendo...
pulsando. Presionando contra mis labios hinchados. Tratando de liberarse, de
encontrar una superficie áspera para frotarse contra ella una y otra vez hasta que
finalmente consiga la liberación.
Mis pensamientos están muy jodidos. Acto seguido, estaré dándoles nombres a
mis partes femeninas, algo estúpido como Thelma para la teta derecha, Louise por la
izquierda y Tawanda o alguna mierda loca para mi vagina. Y no sólo eso,
estúpidamente estoy preguntándome cómo puedo tener un polvo con esta señora a
mi lado, o en una superficie dura o en un poste de una valla, cuando mi sueño
húmedo está sentado en un taburete a escasos centímetros de mí.
Abriéndome paso entre la multitud, camino hacia allí. A medida que me acerco,
puedo distinguir la mirada preocupada en su rostro. No dejo de caminar hasta que
estoy de pie entre sus rodillas. Sus manos se extienden y agarran mis brazos. Sus ojos
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—No lo sé—respiro. Gimo. La misma mierda. Me machaco contra él. Mis dedos
están clavándose en sus muslos.
—¡Yo lo sé!
Miro por encima del hombro de Jinx para ver al camarero realizando
movimientos pélvicos en el aire. Gimo de nuevo.
—Necesito que me folles. Ahora. Con esta canción. Duro. Más duro de lo que
alguna vez me has follado—jadeo, mordisqueándole el lóbulo. Besando su cuello.
Mordiéndolo—. Al diablo con nuestro trato. Fóllame como si fuese tuya. Como si
fuera tu propiedad. Una sucia puta. Una chica mala. Zúrrame. Golpéame... Fóllame...
¡Por favor!
Agarro su mano. Giro sobre mis tacones. Tiro de él a través de la pista de baile
abarrotada y por la puerta al lado del escenario. Mis pensamientos son turbulentos.
Inconexos. No me puedo concentrar. Es decir, puedo, pero sólo en una cosa.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Sexo.
Polla.
Verga.
Labios.
Manos.
Él niega con la cabeza. Mis pantalones están ahora en la mitad de mis muslos. Él
todavía se está acercando a mí. Todavía sonriendo burlonamente. Todavía tiene es
mirada prometiéndome tortura.
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—Bueno, es ahí donde estoy. Un poco. Digo, no tengo que orinar, pero tengo más
de un litro y medio de calentura y si me atormentas, voy a explotar. Así que te pido,
no, te ruego... por favor no me estimules.
Él levanta una ceja ante eso. Mi espalda golpea contra una pared. Él cierra la
distancia. Gimo cuando el pesado subir y bajar de mi pecho tiene mis pezones
rozándose contra su chaleco. Sus manos se mueven a sus vaqueros. A la hebilla de su
cinturón. Lo pasa a través de las presillas y lo sostiene en alto. Mis piernas tiemblan
por la anticipación. Sonriendo, deja caer el cinturón al suelo. Todavía estoy viéndolo
caer cuando desciende sobre mí.
—Tan hinchada... —Su aliento me hace cosquillas en el sexo y mis rodillas casi
ceden—. Tan rosada... —Oh, Dios mío, voy a morir—. Tan bonita y húmeda y... —se
desvanece. Entonces, la lengua está en mí. Haciendo círculos en mi clítoris.
Perezosamente barre entre mis labios. Se lanza dentro mío—. Tu sabor es tan
jodidamente bueno.
El problema es que necesito más. A él. Dentro de mí. Dándome una follada de
muerte.
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—Mierda.
—¿Qué…
Me estoy corriendo duro. Gritando en voz alta. Mi excitación está inundando mis
muslos. Su polla. El sonido a húmedas bofetadas de nuestra manera violenta de
copular casi domina la música en la otra habitación. Y me importa una mierda.
También a él.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Uno más, chica dulce. Entonces tendremos que irnos. La banda estará acá en
cualquier momento. —Yo sensualmente lamo su mano—. Lo sé, cariño. Maldición si
lo sé. —Dios, quiero lamer todo de él. Le muerdo la deliciosa yema del pulgar y me
satisface empujando imposiblemente más duro. Entonces me corro imposiblemente
más duro. Y es imposiblemente mejor que la última vez.
—Ídem.
—Me gusta estar mojada. Además...—le sonrío—. Si me tocas ahí, voy a correrme
de nuevo.
—Nada me enciende más que una mujer insaciable. —Él se mete el pañuelo en el
bolsillo y agarra el cinturón del suelo—. Compórtate esta noche—advierte en
broma—. O pondré este cinto en tu culo.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Promesas, promesas.
En el momento que mis pantalones están arriba, y mis tetas están de vuelta
dentro de la camisa, la puerta se abre y la banda entra, deteniéndose a medio camino
para mirarnos.
—Usa el nuestro. El de las chicas no está agradable —una de las mujeres dice.
Jinx se relaja visiblemente ante su oferta. Él pensó que iba a huir... Eso es lo que
necesito hacer. Es en lo que debería estar pensando. O quizás debería estar pensando
cómo huir en este momento, pero huir es lo último que quiero hacer.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 31
WINTER
—Nop. Esa bebida carísima es la única manera con la que pueden mantener las
puertas abiertas aquí. Diablos, pagan al representante de ABC, y todavía hacen su
agosto. —Ella me guiña el ojo—. Me han dicho que vale la pena cada centavo.
—Voy a matarlo.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Salgo en fila con las cinco mujeres y entro en una habitación llena de humo con
hombres risueños, incluido Jinx. Me quedo inmóvil y simplemente lo miro. Se está
riendo. Como riéndose de verdad. De todas las veces que podría haber elegido para
compartir su risa, mi columna vertebral hormiguea, mi clítoris cosquillea, tuvo que
elegir el momento cuando estoy bajo la influencia de cien miligramos de Viagra, dos
veces la dosis promedio. ¿Dónde está ese puto poste de la valla…
Alguien dice que es hora de tomar una copa y lo siguiente que sé, es que la gente
está saliendo de la habitación hacia el salón principal del bar. Jinx, una vez más
comportándose acorde a su promesa original, conserva la distancia entre nosotros y
se dirige hacia el frente de la línea con los chicos.
Le muestro el dedo al camarero cuando él ríe tan fuerte que no puede preparar
mi bebida. Dos martinis más tarde, estoy sentada en la barra dándoles los detalles de
nuestro sexo con Viagra y cómo la droga me hace sentir a las mujeres de la banda, y a
algunos jóvenes que están de pie al alcance del oído.
Regularmente, miro a Jinx que está bebiendo copa tras copa. Riéndose.
Sonriendo. Pasando un muy, muy buen momento. Es obvio que está borracho y me
alegro de que se esté soltando Está demasiado tenso. Y verlo así me hace sonreír.
Estoy feliz por él. Y, por supuesto, caliente por él.
Yo discretamente bajo los ojos, entonces escudriño el bar buscando alguna otra
cara conocida. Encuentro dos más, todo ubicados en diferentes áreas a través de la
habitación.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Estoy desesperada por decirle. Él tiene que saber. Entonces mis pensamientos
dan un giro y entrecierro mis ojos en los suyos pesados e inyectados en sangre.
—La. Mejor. Hierba. Punto. —Él se despeja un poco y asiente con la cabeza—. En
serio, Winter. Es buena mierda. —Entonces se está sonriendo de nuevo. Bailando sin
ritmo una canción de hip-hop que ni siquiera reconozco.
De repente, me estrecha más contra él. Baja la cabeza. Y me besa duramente. Por
un momento me dejo ir con este beso porque no quiero herir sus sentimientos. Eso es
todo. Cuando se aparta, mis ojos están todavía cerrados, reviviendo el momento y el
hecho de que incluso borracho, es un gran besador.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Él sonríe.
—No, encanto. No estoy borracho. Estoy muy drogad, pero no soy el idiota ebrio
que estoy fingiendo ser. Estoy al tanto de todo lo que sucede a mi alrededor. Y sí, sé
que están aquí.
Bueno mierda. Justo cuando pensaba que tenía una ventaja sobre él. Justo
cuando pensaba que finalmente me estaba apagando, él va y hace alguna mierda
semi-heroica que tiene mi cuerpo calentándose de nuevo. Negando con la cabeza,
trato de aclarar mis pensamientos y concentrarme en lo que es importante.
—Cuatro—corrige.
—Eres graciosa.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Por supuesto que sí. —Saliendo, camina tropezando hacia el baño conmigo
metida contra su costado y gritando que estoy lista para la segunda ronda. Se gana
un codazo en las costillas que esquiva fácilmente.
—Que sea rápido—dice, de pie fuera de la puerta del baño, después de que trata
de seguirme adentro y yo le sigo el juego, como si estuviese diciéndole “no” mientras
él escanea el baño en busca de amenazas.
Esta noche era perfecta. Pero déjale a Caín joder todo lo bueno en mi vida.
Incluso a muchos kilómetros de distancia, tiene el poder de controlarme. Pero por
una vez, como si el universo estuviese finalmente de mi parte, como si en realidad
pudiese entender que estoy jodida, no importa lo que haga y decide arrojar un poco
de piedad sobre mí, olfateo el aire.
—¡Oye!—grito, rogando como el demonio que sea humo fresco impregnando mis
sentidos y no sólo un olor persistente de una previa fumata de hierba en el baño.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Me encojo de hombros, poniendo el porro entre mis labios. Después de una larga
calada, mantengo el humo profundo en los pulmones durante un minuto, y lo suelto
con un fuerte aliento.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 32
JINX
—Estaba tan nerviosa, amigo... —me dice, arrastrando la última palabra con su
mejor voz de hippy.
Me río porque esta mierda es divertida. A pesar de que debería estar actuando
un poco más seriamente teniendo en cuenta las circunstancias.
No me gusta bailar, pero es el lugar más seguro aquí dentro en este momento. Y
hasta que estos tipos finalmente se convenzan de que estoy demasiado jodido como
para matarlos y finalmente se acerquen, es ahí donde estaremos; en el medio de una
jodida pista de baile llena de gente.
Cómo nos encontraron, no lo sé. Supongo que es una mezcla de maldita suerte y
coincidencia. No me molesta que estén aquí. Diablos, estoy feliz. Tal vez ya se lo han
dicho a Caín y ese hijo de puta mostrará su cara aquí también. Pero estoy bastante
seguro de que es demasiado cobarde para hacer eso.
—Dime que esta noche vas a follarme duro—dice ella, mirándome mientras yo le
devuelvo la mirada.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Ella aprieta los ojos y su boca se abre. Tengo que parpadear un par de veces para
asegurarme de que no estoy viendo mierda. ¿Esta perra está teniendo un derrame
cerebral? Entonces inspira profundamente, y se ríe tan fuerte, que la gente se queda
mirando. Algunos segundos después de eso, me estoy riendo también y
preguntándole:
—Tú has dicho, “celestial”. —Estoy sonriendo como un maldito idiota ante la
imitación que hace de mí.
Ella se encuentra con mi mirada. Sus brazos están alrededor de mi cuello. Sus
ojos pesados y rojos. Todavía soltando risitas cada pocos segundos.
—Sí.
5
Son caramelos como los M&M. Vienen en distintos tamaños y envases. Hay uno
que tiene dibujado un arco iris. De allí lo que ella le pregunta a continuación.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Ella da un paso atrás y tiende una mano. La otra está detrás de su espalda. Creo
que puede estar tratando de parecerse a un gángster.
—Yo no era un mariscal de campo. Era un esquinero. —Sí, Jinx, porque eso es lo
importante en este momento.
—Gracias, cariño. —Mi mirada no se aparta del tipo mientras le beso la parte
superior de la cabeza y muevo el dedo al seguro del arma, temeroso de calentarme
demasiado y dispararme en mi propia polla.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Winter se pone tensa ante la mala elección de palabras del cabrón estúpido.
Cuando lo hace, mi cólera se vuelve palpable.
Él sonríe, pero sé que es para ocultar su nerviosismo ahora que se da cuenta que
no estoy tan borracho como pensaba. Después de un rápido vistazo por encima del
hombro a Winter, él me mira y asiente.
—Abre el camino.
Cuando debería estar pensando en cómo voy a salir de esto, estoy pensando en
que nunca antes he matado a un hombre teniendo una erección. Supongo que hay
una primera vez para todo.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 33
JINX
—¡ Más duro!!!
Exige Winter una vez más cuando nuestros cuerpos se encuentran , y yo la follo
como un pistón, llegando a una profundidad que no creía que fuese capaz de
alcanzar. Creo que ella no es la única que necesita liberar algo de vapor.
Los Ten´s Testament nunca nos siguieron afuera. Cuando volvimos a entrar para
encontrarlos, ya se habían ido. Entonces, decidí quitarme las frustraciones de una
manera diferente. Una que yo prefería. Una que Winter también prefería. Y una que
era muchísimo más gratificante.
Estoy aporreando dentro de ella con una voracidad por la que Winter está
rogando. Ella grita tan fuerte, que las ventanillas del coche traquetean y se sacuden
con la vibración. Se calla un segundo. Entonces se corre duro. Su orgasmo es tan
violento como lo son mis embestidas.
Es su tercera vez desde que la puse de rodillas frente a mí. Empujé sus
pantalones por sus muslos. Aparté sus bragas hacia un lado, dejándola bien abierta.
Y hundí mi polla dentro de su coño empapado.
Calculo que va a tomarme al menos uno más para saciarla por el tiempo
suficiente para que podamos llegar a casa. Si no es así, voy a tener que dárselo de
otra forma. Mis bolas ya están inflamadas al punto del dolor. Pesadas, hinchadas y
exigiendo que encuentre mi propia liberación.
De dónde saca ella su fuerza, no lo sé. Pero tan pronto como recupera el aliento,
me mira por encima del hombro ansiosamente. Sus dedos están agarrando la puerta.
Su espalda baja está arqueada. El culo alto. Esos ojos verdes a media asta y
diciéndome:
—Más.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
La complazco.
Deslizando mi mano sobre su cadera, la llevo entre sus piernas y con mi dedo
hago círculos en su clítoris. Amo ver cómo sus ojos se cierran y abre la boca ante el
toque.
—Justo así—jadea ella, moviendo las caderas y apretando los muslos alrededor
de mi mano.
Con su pelo apretado en mi puño, detengo mis empujes y tiro de ella hacia atrás
para que mis labios se posen en su oído. Mi voz es grave.
—Sí, lo eres. Es por eso que voy a arrastrarte a la cama. Te haré inclinar. Tomaré
mi cinturón. Lo envolveré alrededor de mi mano y azotaré ese culo tan bonito que
tienes...
—¡Ah! —Ella se pone dura alrededor mío. Me aprieta con tanta fuerza que gimo.
Entonces ella está pulsando. Corriéndose en mi pene. Y esta vez, es mi perdición.
Salgo de ella y me la bombeo con el puño. Observo sus dedos entre sus piernas,
frotando su coño mientras me mira por encima del hombro. Mis ojos se clavan en los
de ella mientras le baño el culo con, fogosos y gruesos como cuerdas, chorros de
semen.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
La sensación es abrumadora. La vista es la cosa más sexy para ver. Y al igual que
ella, no puedo saciarme. Ya estoy pensando en la próxima vez que pueda tenerla.
Cómo puedo hacer que sea diferente. Mejor. Aún más perfecto, si eso es siquiera
jodidamente posible.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 34
WINTER
Recuerdo los anuncios publicitarios del Viagra. Sé lo que decían. Según ellos,
debería llamar a un médico. Mi erección femenina ha superado las cuatro horas y no
muestra signos de disminuir.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Si tuviera una novia, no estaría follándote con los dedos en Waffle House,
encanto. —Siento alivio. Un indeseado alivio me inunda—. Oye... —Él inclina mi
barbilla para que pueda mirarlo. Sus ojos están entrecerrados y serios—. ¿Crees que
soy ese tipo de individuo?
Él sonríe burlonamente.
—Bueno... ahora que sabes. —Su tono cae—. No soy ese tipo de individuo.
Jinx deja caer la cabeza para ocultar una sonrisa. La camarera, Wanda, se ve como
alguien que acaba de encontrar mierda en su tarro de propinas. Y estoy a tres
segundos de ponerle la cara en la freidora cuando ella muy rápida e
inteligentemente, pone el resto de nuestra orden sobre la mesa y desaparece.
—Si hubiese estado solo, habría conseguido su número. —Miro hacia arriba para
encontrarme un Jinx divertido, sonriéndome juguetonamente.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Odiaba las excusas. Y cada vez que yo decía “si”, una excusa le seguía.
Cuando estaba en la secundaria, finalmente entendí que las excusas no funcionaban
con él. Que era mejor simplemente callarme, aceptar que estaba equivocado y seguir
adelante.
—Apuesto a que estaría orgulloso de ver que usas eso. —Sé que el parche
significa algo diferente en el mundo de los clubes, pero quiero descubrir qué piensa
su familia acerca de quién es él. A lo que renunció. Si están de acuerdo con su estilo
de vida.
—No sabría—lo dice con desdén, y estoy sorprendida cuando se explaya unos
momentos después—. Nunca lo ha visto.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Tú eres dos oportunidades, dos aciertos. —No estoy seguro de por qué es tan
apático sobre esto. Tal vez realmente tiene problemas con sus padres o alguna historia triste.
—Soy dueño de una compañía que proporciona seguridad para torres de energía
eólica.
Arrugo la nariz.
—Te sorprenderías—masculla.
—Espera, ¿entonces realmente eres dueño de una empresa que hace eso? —Me
mira como si tuviera tres cabezas y asiente lentamente—. ¿Siempre has hecho eso?
—No. —Su escueta respuesta junto con la obvia tensión en el cuello despierta mi
curiosidad.
—No.
—Idiota…
—¿Terminaste?
—Sí. —Froto mi estómago y miro hacia abajo a mi waffle a medio comer—. Estoy
llena. Creo que fue el licor.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Su teléfono suena fuerte a través de los altavoces del coche. Quiero destripar al
hijo de puta en un millón de pedazos. Él debe sentir lo mismo porque cuando
presiona el botón en el volante para responder la llamada, su tono es cortante y
enojado.
—¿Sí?
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Jinx me lanza una perezosa mirada inquisitiva, junto con una sonrisa de
satisfacción. Pongo los ojos en blanco y mascullo:
—Hola, Pierce. —Juro que puedo sentir la tensión que irradiaba de su silencio.
Después de unos segundos, él habla, pero es a través de los dientes apretados.
—Lástima que no tenemos más de esa hierba. Me vendría bien algo justo ahora.
Idem.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 35
WINTER
Conservo los ojos cerrados contra la luz brillante que se filtra a través de las
cortinas, pero puedo sentir y oír a Jinx que saca la batería al teléfono y lo lanza a
través del cuarto. Se estrella contra la pared con satisfactorio aunque audible sonido
a roto.
Después de llegar a casa anoche, Jinx armó unos cigarrillos de hierba. Le tomó un
par de intentos porque no podía mantener mi boca lejos de él. Terminó deteniéndose
así podía alimentarme de lo que yo estaba hambrienta, a su vez él tuvo su turno
para alimentarse de mí hasta que estuvo saciado y luego finalmente fumamos la
hierba aunque ninguno de los dos lo necesitábamos.
Como si eso no fuera suficiente, nos terminamos una botella de whisky escocés.
Observamos salir el sol. Follamos como animales cuando llegamos a la cama.
Entonces me acurruqué contra su pecho. Mis piernas se enredaron con las suyos.
Desnuda y finalmente completamente saciada.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
que mi ropa estaba en la otra habitación. Y él seguro como la mierda que no me iba a
dejar usar la suya.
—¡Jinx! —Luke.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Jinx continúa su tierno masaje. Sus suaves dedos amasando. Tocando. Calmando.
Acariciando. Sus labios besando mi pelo. Sus palabras como un susurro.
Y lo hago.
Ha pasado una semana desde que nos machacamos y drogamos hasta quedar
duros como piedras. Nos llevó los tres primeros días recuperarnos de nuestra resaca.
La mayor parte de nuestra recuperación nos la pasamos en el sofá viendo televisión y
rehidratándonos. Consumimos alimentos que nuestros estómagos podían tolerar,
como gelatina y tazas de pudín.
Nuestra rutina no ha cambiado mucho desde entonces. Pero las cosas entre los
dos definitivamente han cambiado desde aquella noche. Como cuando vemos la
televisión, lo hacemos acurrucados el uno con el otro. Cuando nos duchamos, nos
duchamos juntos. Cuando dormimos, es en su cama, juntos. Y no se siente raro o
extraño, sino perfecto y correcto.
Lo peor de todo es que ni siquiera puedo culpar a nuestra obvia atracción por el
sexo. Porque desde que me folló en diecisiete formas la noche de domingo que
salimos, no me ha tocado. Bueno, no es tan así. No es que yo no desee que me toque,
pero ambos parecemos que estamos satisfechos con la intimidad que viene de
acurrucarse, ducharse y dormir juntos.
Además, ayer fue el primer día que pude caminar sin hacer muecas de dolor. Mi
coño dolorido se sentía maltrecho. El clítoris hinchado y en carne viva. Los muslos
amoratados. Los cachetes del culo doloridos por su duro golpeteo cuando me folló
de rodillas. Los senos sensibles por la rudeza del amasado y la succión. Pero, maldita
sea, ame cada segundo de ello y mi cuerpo se inflama con cada doloroso recuerdo.
Ese primer días, cuando solté el aliento siseando mientras me arrastraba fuera de
la cama y me dirigía lenta y dolorosamente al baño, pensé que sonreiría satisfecho.
Estaba dispuesta a mostrarle el dedo y decirle que se fuera a la mierda, pero no se
veía arrogante. Parecía preocupado. Un poco arrepentido. Y mi pecho se había
apretado ante su preocupación.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Ahora estoy aterrada de esta mierda pasando en mi pecho. Este maldito corazón
mío que se agita cada vez que él sonríe. Se infla cuando entra en la habitación y se
desinfla un poco cuando no está por ahí. El bastardo da un vuelco cuando él me
llama cariño. Anhela escucharlo en lugar del sarcástico encanto que usa cuando está
siendo un idiota.
Sí. Este corazón mío está jodiendo mis emociones. Desbaratando mis planes. Me
está obligando a sentir cosas por el Devil´s Renegades Jinx...
—Fue el jueves.
Me lanza una mirada que dice que debería saber eso. Como si hubiera un puto
calendario colgado en la pared. O tuviera un teléfono al que pudiera darle una
mirada para verificar la fecha.
—Es sábado. Vístete. La fiesta anual del club es esta noche. —Él suena tan
excitado por ir como yo me siento.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Eh… —Me encojo de hombros—. Pasaré. Además, este show es muy, muy
bueno. —Tomo el espeluznante pollo con la punta de los dedos y lo lanzo a través
del cuarto, entonces me acomodo de nuevo en el sofá, dándole play.
Jinx, está todo medio desnudo, sexy como la puta gloria y tapando la televisión
con su gran cuerpo.
—No… no lo haré.
—Si tienes hambre... —Me voy apagando y me lamo los labios cuando él separa
mis piernas y se arrodilla entre ellas. Subiéndome la camiseta hasta el estómago,
arrastra un dedo por el borde de mis bragas. Cuando esos brillantes ojos grises me
miran furtivamente, casi me corro.
—Tan deliciosa como eres, cariño, un hombre tiene que comer comida de verdad
de vez en cuando. —Cariño... eso… me atrapa. Y él lo ha estado diciendo mucho aquí
últimamente. Y he estado desfalleciendo como una loca cada vez que lo hace.
—¿Tú cocinas?
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Dime por qué realmente no quieres ir. —Gira la cabeza y coloca un beso en mi
muslo derecho, luego en el izquierdo.
—Tú sabe por qué—respiro, ya con los ojos cerrados. Lista para que él haga lo
que siempre hace, devorarme, dejándome mojada, saciada y flotando.
—Lo siento, encanto. —Lo siento, encanto… puf—. Tengo que ir. Lo que significa
que tú también. Levántate. Nos vamos en veinte.
—Yo. No .Voy.
—¿Qué tal esto—susurra, frotando sus caderas contra mí—. Cenaremos con
ellos... —Su lengua traza la concha de mi oído. Me estremezco debajo de él—. Y tú
serás mi postre.
Hecho.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 36
JINX
En la ducha, tengo que esperar a que se afeite las piernas antes de que pueda
enjuagar el jabón de mierda que me hacer arder los ojos, porque necesita el agua
caliente y se niega a ducharse sola.
Por la mañana, tengo que esperar a que se despierte antes de que pueda tomar el
desayuno, porque le gusta comer conmigo.
Por la noche, tengo que esperar a que ella tenga sueño antes de ir a la cama,
porque no le gusta trasnochar sola.
Cuando follamos, tengo que esperar a que se corra al menos tres veces antes de
poder hacerlo, esa es mi preferencia, pero aun así. Estoy esperando. Todo el tiempo.
Esa no es la parte más molesta, tampoco. A mí, de hecho, me gusta. Eso es lo que es
tan jodidamente loco.
Me gusta que me necesite. Que mi día consista y gire en torno de nada más que
ella. Que cada-maldita-cosa que hago, la hago pensando en ella. Con los Ten fuera
del estado y con los que vigilan a Caín confirmando que todavía está en Las Vegas,
he sido capaz de bajar la guardia. Así que durante las últimas dos semanas, hemos
estado actuando como una pareja en su luna de miel, escondidos en una escapada
romántica en el sur de Mississippi sin importarnos el mundo. Es inquietante. Pero
mierda, supongo que eso me gusta también.
Ella me había preguntado si iríamos en la moto. Cuando le dije que no, parecía
un poco disgustada. Negó con la cabeza. Entonces dijo:
—Tú eres el único maldito motero que conozco que no conduce una moto. —
Ahora quiero demostrárselo. Subirla en mi Harley, conducir hacia la puesta de sol,
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parando por el combustible, para follarla en mi asiento para las perras y luego seguir
hacia el sur. Solo yo. Sólo ella.
Está desnuda.
Cabello rizado.
Los labios pintados de rosa y entreabiertos. Su lengua sale para lamer su labio
inferior. Son llenos. Carnosos. Pero quiero que estén hinchados por ser besados
demasiado fuerte. Su lápiz labial embadurnado. Su boca alrededor de mi polla.
Escucharla gritar mi nombre. Mierda.
—¿Seh?
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Kim Jones – Cutslut
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sobre mis muslos y gime cuando siente mi polla ya dura por ella. La hija de puta
tuvo una erección ante la sola idea de tenerla. Como si no la hubiese follado un
centenar de veces ya.
—Te deseo—digo entre dientes, con las manos en su cintura y los pulgares
haciendo círculos en la piel justo debajo de sus pechos. Ella se retuerce en mi regazo
y tengo que atragantarme con las siguientes palabras—. Pero no tenemos tiempo.
Mis dedos se trenzan en su pelo largo y rubio. Aprieto mis manos alrededor de
su cráneo. Guiándola. Aplicando un poco de presión para animarla a tomarme
profundamente. Ella no me defrauda. Sus ojos se entornan. Gime. Sus dedos se
deslizan entre sus piernas, jugando con su coño. Mete su otra mano en mis
pantalones vaqueros y acuna mis pelotas.
Mis pelotas crecen en su mano. Ella la cierra lo suficientemente fuerte como para
que mis piernas se pongan rígidas. Entonces, con sus labios en mi cremallera y mi
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verga bajando por su garganta, traga, apretando mi polla con los músculos en la
parte posterior de su garganta.
Apretando mi mano en su pelo, tengo que retirar mi verga a la fuerza. Ella gime
en desaprobación. Su cuerpo está meciéndose contra sus dedos. Sus mejillas
ruborizadas. Sus ojos están malditamente verdes y enrojecidos. Sus labios aún tan
perfectamente rosa, como lo estaban la primera vez que los separó.
Con mi puño apretado en su cabello, le doy un tirón. Cuando se planta sobre sus
pies, envuelvo mis manos alrededor de su delgada cintura y la siento en la mesa
delante de mí. Empujando la silla hacia atrás, lanzo sus piernas sobre mis hombros,
agarro su culo perfecto en mis manos, tiro de ella hasta el borde y sumerjo mi cabeza
entre sus muslos.
—El puto coño más bonito—murmuro, mis ojos bebiéndose su carne húmeda y
rosada. Sus labios suaves y depilados. El clítoris inflamado y mirándome a
hurtadillas desde debajo de su capucha.
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—Por favor.
Mis ojos se levantan para encontrarse con los suyos. Están entornados. Enfocados
en mí. La boca relajada. El pelo dorado desordenado sobre los hombros. Los codos
temblorosos de soportar su peso. El vientre plano subiendo y bajando con trabajosas
respiraciones. Ella es malditamente hermosa.
Ella se tensa de nuevo, pero yo sólo sigo trabajándola con la lengua hasta que
poco a poco se derrite a mi alrededor. Entonces, mientras mi lengua trabaja su
clítoris, bombeo mi dedo dentro y fuera de ella. No demasiado profundo, lo
suficiente como para darle toda la sensación que posiblemente ella pueda soportar.
Segundos más tarde, sé que está cerca. Levanta la cabeza. La mirada se centra en
mí. Le doy un fuerte lametazo en el clítoris y ella explota. Grita. Las uñas arañan la
mesa de madera debajo de ella. Las caderas se elevan para encontrar mi cara. Y se
refriega contra mi boca. Aprieta las piernas alrededor de mi cabeza. Su culo poco a
poco baja, forzando mi dedo más profundo.
Depositando una estela de besos por sus piernas flácidas, las quito de mi cuello
poco a poco. Reclinándome en mi asiento, me tomo un momento para simplemente
mirarla. Apreciar cada centímetro de su cuerpo desnudo. Desde sus duros pezones
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rosados, a los dedos de los pies pintados de color rosa. Pero un momento es todo lo
que tengo.
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CAPÍTULO 37
WINTER
No hay señales en las estrechas carreteras que nos conduzcan hasta allí. No hay
otras casas. No hay señales de vida aparte de unas cuantas vacas perdidas
ensuciando la interminable campiña.
Hemos estado viajando durante más de una hora cuando finalmente doblamos
en un estrecho camino de acceso. Al final se encuentra una hermosa casa antigua,
estilo victoriano de tres plantas que se parece a una imagen arrancada de las páginas
de The Amityville Horror.
—Vamos, encanto—dice Jinx, agarrando la pequeña bolsa negra que había traído
de la casa y saliendo del coche. Con una respiración profunda, lo sigo e inhalo el aire
frío y fresco, contaminado por el apenas perceptible olor de la mierda de pollo.
Jinx detiene su paso para darse vuelta y chequear la suela de mis botas,
asegurándose de que no pisé nada.
—Regg dice que huele a dinero. —Miro hacia arriba para encontrar sus ojos
mirándome de pies a cabeza.
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leggings de color crema antes observar mis botas altas de color marrón hasta la
rodilla. No veo nada.
—Nada—susurra Jinx, tiene una cálida sonrisa en los labios cuando me toma de
la mano—. Te ves bien, cariño. Eso es todo.
Antes de que pueda responder, tira de mi mano y yo lo sigo por las escaleras
hasta el porche, encontrando mis agallas de mujer en el momento en que llegamos a
la puerta. Definitivamente voy a necesitarlas con esta multitud. Las mujeres me
odian. A los hombres no les gusto mucho tampoco. Y un agujero de temor y nervios
tienen mi estómago apretado por la ansiedad.
Jinx entra sin llamar e inmediatamente soy golpeada por el aroma de algo
delicioso. Lo que sea que se está cocinando en la cocina, me tiene haciendo agua la
boca mientras atravesamos el vestíbulo y subimos un tramo de escaleras de madera
pulidas.
Las paredes son de madera blanca gastada, con fotos y pinturas esparcidas. A
casi cinco metros de altura, el cielorraso se extiende sobre nosotros. La barandilla
tiene envuelta una guirnalda decorada y luces de Navidad. Por un momento, me
recuerda a mi casa. La casa que tenía cuando era una niña antes de que mis padres
murieran. La última vez que recuerdo haber sido realmente feliz. Entonces mi frente
se arruga cuando me doy cuenta de que eso no es del todo cierto.
Feliz.
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—¿Estás asustada?
—Mierda, no. Pero no estoy exactamente con ganas de hornear galletas y tener
mierda con ellas tampoco. —Él sonríe a eso.
—Nunca se sabe... —Me guiña el ojo—. Puede ser que incluso aprendas algo. —
Lo miro con los ojos entrecerrados y arrebato mi mano de la suya. No me di cuenta
que podía ir, de gustarme mucho a odiarlo tan rápido.
Sin ninguna otra opción, camino detrás de él, dando pisadas innecesariamente
fuertes. Para cuando llegamos a la parte superior de la escalera que se abre a un gran
cuarto en el primer piso, estoy poniendo mi mejor cara de perra. Columna recta.
Hombros rígidos. Ojos que evalúan la habitación que está provista de unos pocos
muebles, incluyendo la mesa para jugar a las cartas en el medio de la sala, rodeada
por las tres mujeres, las mismas tres mujeres con las que me había enfrentado hacía
unas semanas. Grandioso.
Las observo con detenimiento. Red y sus cabellos de fuego. Con polvo de harina
en su mejilla izquierda. Una dura actitud que se ve traicionada por sus cálidos ojos
color avellana. Dallas con su gran apariencia de supermodelo. Su aura de
superioridad. La confianza que posee y muestra. Entonces está Delilah. Ella luce
feliz. Tal vez no en este momento, pero la historia en sus ojos lo dice todo.
Finalmente se siente valorada. Ella conoce su valor. De las tres, es la más parecida a
mí, pero todavía hay un mundo de diferencia entre nosotras. Y no puedo evitar sentir
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
una punzada de celos por esta ex puta del club que tiene una paz consigo misma que
yo nunca conoceré.
Cuando las pisadas cesan y una puerta se cierra en alguna parte de la planta baja,
Red habla.
—Lo intentaré.
—Toma asiento.
Tomando la silla ofrecida, levanto una ceja a Red que me ofrece un vaso de
whisky escocés. Los pelos de la nuca se me levantan cuando noto que es mi favorito.
No hay duda de que la información que tiene Dallas la recibió de su asistente de
vuelo, Shira. No debería morder la carnada, pero asiento con la cabeza de todos
modos. ¿Porque a quién quiero engañar? Es whisky escocés.
Red sirve un vaso y lo acepto, tomando un sorbo mientras cruzo mis piernas y
me recuesto. Con todos los ojos en mí, saco un fajo de billetes metido en mi bota.
Hago un espectáculo de quitar la banda elástica y lanzo los billetes.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—¿Entonces eso hace que esté todo bien?— se burla Delilah, negando con la
cabeza. Su rabia va en aumento.
—¿Qué acerca de exponer nuestros asuntos delante de todo el club para que
escucharan? ¿Te pareció que estaba bien?
Mis labios se cierran para evitar decir cualquier cosa. Quiero decirle que se vaya
a la mierda, pero la lastimé esa noche. A diferencia de la situación de Red y de la de
Dallas, lo de Delilah no era algo que muchas personas conocían. Bueno, al menos no
los hermanos. Las putas sabemos todo, especialmente la una de la otra. Si los
hombres fueran inteligentes, no les permitirían entrar en el clubhouse en absoluto.
Por ejemplo, Labios-Flojos Lindsay. Era una clubwhore de Lake Charles que se
mudó a Las Vegas no hacía mucho tiempo. Tratando de encontrar un lugar fácil
donde embaucar a la gente, llegó al MC. Rápidamente me hice amiga de ella, por
pedido de Cain, para que pudiese conseguir un poco más de información sobre los
Devil´s. Así fue como supe esa mierda sobre Red y también sobre Dallas. Pero lo que
me dijo sobre Delilah fue mucho más inquietante.
Delilah solía ser una puta del dolor. Creía que merecía ser lastimada para pagar
por sus “pecados”. Ella dejaba que su hermano la moliera a palos sólo para sentir
cierta especie de normalidad. Era realmente mierda jodida.
Luego encontró a Bryce. Él la ayudó de una forma diferente. Le dio dolor de una
manera controlada mediante el uso de técnicas de BDSM. Nalgadas, control del
orgasmo y todas esas cosas retorcidas. Pero mencionar a su hermano fue sin duda un
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Serie Devil´s Renegade MC 3
disparador. Y a juzgar por la forma en que se está moviendo en el asiento, es algo por
lo que su culo ha pagado.
—No debería haber dicho eso, Delilah—le digo y mis palabras son sinceras—. Y
lamento mucho lo que hice. —Ella asiente con la cabeza. Su cara se relaja. La ira y la
tristeza desaparecen parcialmente de sus ojos.
—¿Qué mierda acerca de mí? — Desvío mi atención a Red—. Les dijiste a todos
que era una adicta a la heroína.
—¿Por qué?
Hay una patada bajo la mesa. A juzgar por el intercambio de miradas, fue de Red
a Dallas. Sutil. La invitación... el whisky escocés... de repente tengo la sensación de
que están jugando conmigo. Y hay otra razón para que me invitaran a sentarme en la
mesa aparte de ganarles en el póker.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Necesito algo. —Y ahí está el verdadero motivo del porque estoy aquí—. Ya que eres
tan buena tomando cosas que no son tuyas, pensé que tal vez podrías ayudarme.
—No. —Mi rápida respuesta las confunde. No me explayo, solo fumo, bebo y me
pregunto si alguna vez vamos a jugar a las cartas porque realmente podría utilizar
ese dinero extra.
Sonrío a Dallas.
Mi vaso está inmóvil en mis labios mientras miro a Delilah por encima del borde
sonriendo con sorna. Ella podría haber valorado mi disculpa, pero esta chica vive con
el código del “Ojo por Ojo”. Y sé que está deseosa de venganza.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Lo que no sé es si, como yo, eres una puta del dolor, o si él te golpea de manera
regular por una razón diferente.
Tengo que luchar para contener la risa. ¿Así que ella piensa que con eso me tiene?
Soy propiedad del infame Caín Malcovich, conocido por su mal genio y demoníaca
forma de vida. Que él golpea a la perra que tiene a su lado, no era ningún
descubrimiento. Todo el mundo sabía de mi abuso. Quizás no estaban al tanto de la
magnitud de eso, pero sabían que él me ponía las manos encima.
—Tal vez es un poco de ambos—le ofrezco, lanzándole una fácil sonrisa—. Todas
tenemos nuestra propia manera de hacerle frente a la mierda que nos da la vida.
¿Verdad? —No voy más allá, pero si ella no corta con esta mierda, no tengo ningún
problema en herir sus sentimientos de nuevo.
Inclinándose hacia adelante, Delilah apoya los codos sobre la mesa y junta las
manos. Sus fríos ojos se encuentran con los míos.
—Te voy a conceder una cortesía que tú nunca me diste. —Ella hace un gesto
hacia Red y Dallas que me están vigilando estrechamente, la confusión estropea sus
caras—. Ellas saben algunas de las cosas. Pero no tienen la menor idea acerca de la
verdadera mierda.
—No me gusta esa palabra en particular, pero sí. —Ella asiente una vez—.
Ayuda a Dallas, o diré todo lo que sé. No sólo a las personas en esta habitación, sino
a todo el club. No dudaré en hacerte a ti lo que tan fácilmente me hiciste a mí.
Tomo un sorbo de whisky escocés. Enciendo otro cigarrillo. Esta pequeña perra
es otra cosa. No estoy segura de todo lo que sabe o si ella se la agarró conmigo. Por
debajo de su duro exterior sigue siendo esa chica perdida y conflictiva que es una
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Serie Devil´s Renegade MC 3
víctima de la oscuridad. Pero cualquier cosa que Dallas quiera de mí, no puede ser
tan extremo para que valga la pena el riesgo.
—¿Qué?
Yo exhalo con una risa sin humor. Esta dama me estaba pidiendo que me robara
el libro. El que tiene toda la información de contacto de cada aliado y enemigo,
conocidos y desconocidos que tiene el club. Todos los presidentes de un MC tienen
uno. Y lo protegen con su vida.
—Corta la mierda, Dallas. —Ella se echa hacia atrás ante mi tono agresivo—. Ese
libro es tan confidencial como el puto Daily Brief6. Entonces, ¿qué podrías tú, una
dama, querer con eso? ¿Y por qué mierda quieres que alguien como yo… la cutslut
del enemigo de tu marido, que ha sido expulsada de este club, lo consiga?
6
Es un documento ultra secreto producido por el Director nacional de Inteligencia y
entregado cada mañana al Presidente de los Estados Unidos.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Vas a tener que hacerlo mejor que eso, dulzura. Porque a mí me suena como
que me estás poniendo una trampa.
Lo que me están pidiendo que haga se puede hacer, pero si me atrapan, el tiro
por la culata será dañino. Pierce... Jinx van a enloquecer por esto. Pierce me odiará,
incluso más de lo que ya lo hace y Jinx, Jinx... bueno... no le gustaré más.
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—Lejos. —La forma en que lo dice me hace saber que no voy a obtener nada más
que eso.
Dallas, Red y Delilah no tienen idea de lo que estoy a punto de hacer. Cuando me
preguntaron por el plan, sólo les dije que lo descubrirían. Eso no les cayó bien pero
estuvieron de acuerdo. Era lo mejor y hasta ahora, las cosas estaban marchando a mi
favor. Siempre y cuando me mantuviese alejada de Jinx.
—Genial—me lanzó una mirada inquisitiva. Cuando le dije que iba a ayudar a
las perras en la cocina, me atravesó con una mirada interrogante. Y cuando traté de
alejarme de él, me tomó por el codo y me dio una baja advertencia.
Estamos de pie en una línea casi perfecta para conseguir comida. Dallas está
delante de mí. Luke delante de ella. Red directamente a nuestra izquierda. Delilah a
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su derecha. Jinx está en la parte de atrás de la línea, pero juro que lo siento
observando cada puto movimiento que hago. Sabiendo que necesito hacer esto antes
de que sospeche más, decido que es hora de poner las cosas en movimiento.
Empujo a Dallas con fuerza y ella choca contra la espalda de Luke, el contenido
completo de su plato lleno cae sobre el chaleco de Luke justo antes de que caiga al
suelo y se rompa. Unas pegajosas batatas y maíz grasoso gotean por la imagen de la
Parca en su espalda. Él se saca inmediatamente el chaleco y lo gira para mirar el
daño. Pero cuando atrapa a Dallas mirándome furiosa, su confusión mezclada con
ira, le pasa el chaleco a Red y se vuelve hacia nosotras.
Perfecto.
—No creíste que te ayudaría, ¿verdad? —Me burlo con voz fría. Sus mejillas
enrojecen cuando la confusión se disipa y su temperamento aflora—. Ayy...— Le
muestro un simulado ceño fruncido—. Lo hiciste.
—Tú, perra—sisea, dando un paso más cerca de mí. Ella estira el cuello para
mirarme a los ojos. Mi cuerpo se tensa preparándose para sus palabras. Mis puños se
aprietan. La adrenalina bombea. Ella va a tratar de decir algo para lastimarme. Y
estoy lista.
Ella me golpeó.
La perra me golpeó.
Estoy muy sorprendida por su ataque sorpresa, todo lo que puedo hacer es
sostenerme el lado de la cara con la mano y mirarla fijamente.
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—Esto—dice ella, sin resuello y jadeante, más por la descarga de adrenalina que
por cualquier otra cosa, mientras me señala con el dedo—, es por hablar mierda de
mis hermanas.
No somos familia.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 38
JINX
—¿Qué hiciste?—le pregunto, mis ojos desviándose del camino para observarla.
Sin embargo, ella nunca se encuentra con mi mirada.
—Mierdas.
Tiene razón. Necesito ser abierto de mente para pensar esto. Ella sabía que la
estaría observando. Sabía que no podía salirse con la suya haciendo nada por sí
misma. Lo que significa…
Clavando los frenos, tiro el coche al lado de la carretera. Ella se agarra del tablero
y me lanza una mirada furiosa.
—¿Qué ca…
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Serie Devil´s Renegade MC 3
No puedo salvarla una vez que lo llame. Pero Winter no está cambiando de
opinión Está actuando como si ni siquiera supiese que libro es. Y ella está
malditamente mintiendo. En algunas cosas puedo mantener la boca cerrada. Ésta no
es una de esas cosas. Ese libro es como el Santo Grial. Si ella lo tiene, o tiene
información de él, podría perjudicar al club. No puedo dejar que eso ocurra.
—¿Qué?
—¡Esa perra! —El rugido de Luke resuena a través de los altavoces del vehículo.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Revisa el congelador.
Ella está radiante ahora. Refrenando una carcajada. En absoluto afectada por mi
cólera. Mi letal puta mirada. El sonido de las fuertes pisadas de Luke mientras
atraviesa la casa, sonando lo suficientemente fuertes como para sacudir las
ventanillas en mi coche.
Él abre el congelador.
Masculla:
Lo cierra de golpe.
—¿Qué?
—¿Cómo diablos hizo eso sin que me diera cuenta? ¿Y cuándo estuvo cerca del
Candidato?—pregunta Luke, más divertido que enfadado—. ¿Tienes la tuya?
Luke está mascullando algo acerca de cómo toda su mierda parece estar allí.
Realmente ya no estoy escuchando. Solo cuelgo y la miro. Al darme cuenta de que
todavía empuño su sweater en la mano, la suelto y ella se desliza hacia atrás en su
asiento.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
y me lanza una sonrisa—. ¿Estás bien ahora? ¿O debería esperar una azotaina cuando
lleguemos a casa?
Estuve cerca de perder mi mierda con ella. Pensé que había robado algo mucho
más valioso que una maldita billetera. Estaba tan seguro, que la había atrapado. Puse
mis manos sobre ella de una manera en que ningún hombre jamás debería tocar a
una mujer. Ella no está herida, pero eso no me hace sentir un poco menos capullo.
Pero no soy la clase de hombre que se disculpa. Tampoco soy de la clase que
zurra a las mujeres. Ahora estoy pensando que tal vez quiero ser de ese tipo. Así que
mientras salgo a la carretera, decido que voy a disculparme con ella, después de que
azote su culo y la haga correrse con tal fuerza que pierde la conciencia... en el
momento justo en que diga las palabras.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 39
WINTER
Estoy agotada.
Saciada.
Dichosamente felizmente.
Ya sabes... todas esas cosas asombrosas que estás cuando acabas de ser follada
duro. Besada dulcemente. Abrazada tiernamente... mierdas de una buena novela
romántica.
—Hay una fiesta del club este fin de semana—me dice Jinx, su boca está cerca de
mi oído—. Comienza en el bar, luego todo el mundo viene aquí para el after party. —
Suprimo un gemido.
Él alza la cabeza para mirarme. Levantando una ceja, me estudia con esos ojos
grises entornados.
—¿Te vas a portar bien? ¿O tengo que encontrar una jaula en donde encerrarte?
—Sé que se está refiriendo a mi pelea de mierda con Dallas. Es la primera vez que la
menciona desde que dejamos la casa de Regg hacía tres días.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Sabía que Jinx nunca podría descubrir que ayudé a robar el diario de Luke. Así
que decidí robar algo menos importante, porque él me estaba vigilando muy de
cerca. Fue demasiado fácil sacarle la billetera de sus pantalones anchos. Luego, la del
candidato. Y fue Dallas la que había robado a Luke y me la pasó a mí. La escondí en
la manga del suéter. Entonces las dejé en el congelador cuando conseguí los
guisantes congelados para el ojo y ahora todo el mundo cree que sólo era una broma.
No la chica que ha cometido un pecado imperdonable, como robar “el libro”.
—Dallas y yo estamos bien. Es Luke quien creo que sigue enojado conmigo.
Jinx sonríe, sus ojos caen a mis labios y luego los traza con la punta de su dedo.
—¿Qué mierda?
—Sin embargo no es por eso que te golpeó, ¿verdad? —Es un hijo de puta
inteligente—. Tú le dijiste que no la ayudarías. Eso es lo que la molestó. —También uno
observador—. ¿Por qué fue eso?
Podría decírselo. Pero hay un código para perras, que todas las mujeres dentro
del MC respetan. Es tácito, pero se da por sobre-entendido. No importa si te gusta la
mujer o no. No se delatan una a otra a los hombres. Incluso lo más pequeño e
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insignificante puede ser sacado de contexto. ¿Pero algo como esto? ¿Robar el libro?
Esa mierda iniciará una maldita guerra.
—Nada en realidad. Ella pensó que yo le debía una disculpa. Quería que hiciera
algo para compensarlas por sacar sus trapos sucios. Era pura mierda. Sólo una
prueba para ver si lo haría. No lo hice. —No es por completo una mentira.
Yo sonrío.
—Sí. Me gustaría.
No. Él no podría. Pero aún así mi cuerpo se calienta ante su promesa. Quiero más
de él. No puedo obtener lo suficiente. Así que le hago una oferta que sé que él no
podrá rechazar y yo no voy a lamentar.
PASAR el resto de mi vida con Caín había sido mi mayor temor cuando llegué
aquí. Ahora, seis semanas después, mi mayor temor es una vida sin Jinx. Tal vez por
eso es que si bien el reloj no se detiene y me quedan menos de dos semanas para irme
de aquí, no puedo encontrar la voluntad para escapar.
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Kim Jones – Cutslut
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Debería haberme ido hace algún tiempo, o al menos tenido algún tipo de plan en
su lugar. Pero cada vez que intento concentrarme en escapar, Jinx me mira. Como me
está mirando ahora. Haciendo que mi temperatura se eleve a niveles peligrosos.
Comienza por mis tacones rosados. Se desplaza hacia arriba por mis piernas
desnudas. Hace una pausa en el dobladillo de mi brillante vestido dorado que es
peligrosamente corto. Sube hasta el escote que llega debajo de mis pechos. A través
de mi clavícula. A mis labios a juego con mis tacones. Entonces, finalmente, se
encuentra con mis ojos.
Mordiéndose el labio inferior, me examina de pies a cabeza una vez más y mueve
la cabeza lentamente.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Aunque el lugar está abarrotado, la gente parece que se aparta de nuestro camino
a medida que atravesamos la habitación hacia el sector VIP que está acordonado en
la parte de atrás. Estoy acostumbrada a esto, a esta aura de poder que exige respeto.
Sólo que esta vez, siento mariposas sabiendo que, en este momento, pertenezco al
hombre que tiene mi mano firmemente entrelazada con la suya.
—¡Nunca pensé que vendrías! —Miro hacia abajo a la pequeña forma de Dallas y
sonrío con sarcasmo. Ella está bastante mareada. Y son apenas las diez.
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Agarrando mi brazo, me tira más allá de los mullidos sofás y de las parpadeantes
mesas de neón a un pequeño grupo de mujeres, todas damas de los Devil ´s o de
clubes amigos.
—Está bien. Gracias. —Me las arreglo para darle una sonrisa, que se ensancha
cuando siento una mano en la espalda y un familiar cóctel me es ofrecido.
Él sonríe.
—No, hermosa. Sólo un montón de alcohol. Lo vas a necesitar. —Él arquea la ceja
hacia Dallas que canta junto con la canción, “Shots”. Mientras tanto, todavía estoy
tambaleante porque me llamó hermosa. Y para ocultar el efecto que la palabra tiene
en mí, me tomo un buen trago de mi bebida. Está perfecta.
—Cuando necesites otro, hazle saber. —Él señala con el dedo a uno de los
candidatos que me mira y me hace una inclinación de cabeza.
Frunzo el ceño.
—Te traje a una fiesta, encanto, pero en realidad yo tengo un puto trabajo. —
Incluso a través de su tono lúdico, puedo oír el toque de decepción—. Luke me
necesita en la parte de atrás. Comprobaré como estás en un rato. Diviértete. —Sus
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Serie Devil´s Renegade MC 3
JINX MINTIÓ. Hay algo especial en esta bebida. Tiene que haberlo. Porque estoy
jodida como una rata de laboratorio. Concedido, he estado bebiendo dobles durante
las últimas dos horas. ¡Pero soy una profesional! Debería ser capaz de manejar mi
mierda.
Así que empecé a entrenar a Dallas y Red para robar de los bolsillos. Eso fue más
divertido. Sobre todo cuando fueron atrapadas. Ellas juraron su inocencia al club y
pudimos ver como las víctimas fueron llevadas hasta la salida de una manera no tan
agradable.
Ella se deja caer derrotada y mira al hombre en la pista de baile que todavía tiene
su billetera.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Me vuelvo a Red cuyo demoledor vestido de cuero hace que mis pezones se
pongan duros.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Sí, pero aun así estoy contenta. Me gustas. No sólo porque me conseguiste el
libro. Gracias por eso, por cierto. —Asiento con la cabeza una vez. Ella me había
dicho que Maddie había encontrado lo que estaba buscando y logró resolver la
problemática antes de que se convirtiera en un verdadero problema. Por lo menos he
hecho algo que valió la pena desde que he estado aquí.
—Estoy de acuerdo. —Red asoma la cabeza por Dallas y me lanza una sonrisa
genuina. Borracha, pero genuina—. Pierce te hizo parecer como que eras una
completa idiota. Demonios, nos hizo odiarte antes de que llegaras aquí.
—Y que eras una maldita egoísta que no te preocupabas por nadie más que por ti
misma. —Al parecer, Dallas también tiene diarrea en la boca—. Que no eras nada más
que una puta buscando una polla para ayudarte a obtener lo que querías.
Mi sangre se enfría.
Mi estómago se hunde.
Dallas continúa.
Ellas continuaron. Diciéndome las mierdas que mi hermano les dijo sobre mí. Se
están riendo. Sin darse cuenta de que me están rompiendo en pedazos.
Probablemente porque me río con ellas para ocultar el dolor. Cuando una de ellas
dice que me odiaba por ser una carga para ellos como lo fui para él, decidí que
habido tenido suficiente.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Tengo que hacer pis—miento y me pongo de pie tan rápido que tengo
sujetarme a algo para no perder el equilibrio. Mi mano se posa en el hombro de una
chica que me ofrece una sonrisa y una mirada de complicidad. Pero ella no lo sabe.
No tiene ni puta idea.
Sin darse cuenta de la agitación que siento, Dallas y Red continúan su excitado
parloteo y vienen detrás de mí. Le saco un cóctel a una camarera que pasa mientras
permanecemos cerca de las cuerdas y esperamos por un miembro para que nos
acompañe. Antes de que pueda protestar, me lo he bebido y devuelto el vaso vacío
con una mirada que la desafía a decir algo. Ella no lo hace. Aunque desearía que lo
hiciese. Haría casi cualquier cosa para distraer mi mente y mi corazón de Pierce.
Mi sangre.
Mi hermano.
Mi enemigo.
Su odio hacia mí. Su amargura. Su maliciosa intención. Seguro que él había dicho
algunas mierdas crueles antes. Pero, ¿cómo podía obligarme a ser prisionera de la
misma gente que también me condenaba? ¿Lo había agraviado tanto como para
merecerme este nivel de crueldad?
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Él está aquí.
Delante de mí.
Casi lo pierdo. El deseo de ser esa chica que prometí que nunca más sería es casi
abrumadora. No quiero huir. Quiero correr hacia él. Quiero que me sostenga. Que
me abrace. En silencio y con fuerza. Por una vez. Sólo por un momento. Sólo esta
noche, quiero ser la chica que se cae. Y quiero que él sea el hombre que me atrape.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Cállate. —La orden es firme, pero no dura mientras se endereza con los
tacones colgando de los dedos—. ¿Puedes caminar? No quiero tener que llevarte con
ese vestido. —Sigo su mirada hacia mi vestido corto que revelará más que sólo mis
piernas si me alza.
—Puedo caminar.
Jinx me ayuda a subir al coche que ya está encendido. Está tan cálido aquí, pero
dejó mi ventana abierta por miedo de que si no consiga aire fresco, creo que voy a
morir. O peor, a vomitar. Metiendo las piernas debajo de mí, me hundo en el asiento
y apoyo la cabeza en la puerta.
—Ya está hecho, cariño—dice, frotando su mano caliente hacia arriba y abajo de
mi muslo mientras nos conduce lejos del club. De la fiesta. De las chicas. De las
palabras de Pierce... Todo porque él me miró y supo que tenía que irme.
Él es mi chico del sueño. O por lo menos ha actuado mucho como él durante las
últimas semanas. Dudo que tenga un scooter, pero nunca lo he visto montar una
Harley. Él ha demostrado que es diferente lo que también lo hace especial. No
siempre viste de negro. Sostiene mi mano. Besa mis dedos sin pensar. Mis labios
apasionadamente. En todos los demás lugares acaloradamente.
He visto la puesta de sol con él. Contemplamos el amanecer. Nos hemos reído.
Hemos bebido. Hemos bailado a “Josephine”. Me siento a su lado. Camino a su lado.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Nunca pensé que momentos como estos me iban a pasar a mí. Sin embargo, así
es. Nunca pensé que mi chico del sueño existía. Estaba segura de que mi fantasía era
sólo un cuento de hadas. Que nunca podría amar de nuevo. En especial, no a un
hombre que llevaba un parche. Ahora... no estoy tan segura.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 40
JINX
Quien sea que la lastimó, o lo que fuera que le sucedió, ocurrió en ese bar. Con
mi club. Y ese pensamiento me sacudió hasta la médula. Así que me la llevé. Reservé
una habitación para nosotros. Llevé su cuerpo inconsciente al interior. La desnudé,
acostándola a mi lado. Sabía que eso era lo correcto. Pensé que eso acabaría por la
mañana. Que estaría olvidado una vez que se despertara. Pero antes de que
terminara la noche, ella revelaría los secretos de su miseria. Y la verdad me tenía
cuestionándome no sólo a mi hermano, sino también mi parche.
—¿Por qué me odia? —Había llorado. En su sueño. En mis putos brazos. Nunca
ha habido una pregunta para la que no hubiese tenido una respuesta, hasta ese
momento.
Tuve que usar un poco de persuasión para conseguir que Luke averiguase de su
dama lo que había sucedido justo unos momentos antes de irnos. Él también estaba
ansioso por saberlo. Así que interrogó a su esposa. A la mujer de su vicepresidente.
Lo que supo lo enojó. He hizo que mi maldita sangre hirviera.
Había oído a Pierce decir un montón de ofensivas mierdas sobre Winter. Y para
ser justo, yo había dicho mi parte también. Pero ver la forma en la que ella se
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Aún no he llamado a Pierce, por miedo de lo que le pueda decir. Winter todavía
no había tocado el tema, por miedo a revivirlo, supongo. Al principio, pensé que tal
vez no recordara. Pero eso fue sólo una falsa esperanza. Ella lo recuerda todo. Y eso
la ha cambiado. Está diferente. Distante. No es como era entre nosotros. Detesto esto
más de lo que debería.
A Cumming, Georgia.
Mis padres.
Mis hermanos.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Incapaz de resistirme, tiendo mi mano y tomo la suya que yace tranquila sobre el
estómago. Su piel se siente suave debajo de la yema de mi dedo pulgar cuando
acaricio los nudillos. Presiono la punta de los dedos en la palma de su mano y ella
instintivamente curva su pequeña mano rodeándolos.
Estoy pensando mierda. Mierda que no necesito estar pensando. Y estoy más que
aliviado cuando el sonido del teléfono suena a través de los altavoces. El nombre de
Pierce destella en la pantalla y pulso el botón en el volante para contestar. Sabiendo
que si alguien puede sacudirme estos sentimientos y pensamientos, es el hermano de
Winter.
—Bueno, estamos a cuatro días de sellar el trato de esta mierda. Por lo que
definitivamente ella va a poner a funcionar su cabeza para huir. Vigílala, Jinx. No la
dejes fuera de tu puta vista.
—Ella está sentada aquí, sabes—dice Winter, con los ojos cerrados cuando la
miro. No estoy seguro si lo hace para tratar de ocultar su emoción o si está tan
acostumbrada a ser de la que se habla, que está aburrida de eso.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Winter.
La comunicación está muerta y los dos estamos en silencio. Ambos nos perdemos
en nuestros propios pensamientos. Ella mirando por la ventanilla. Yo mirando la
carretera tratando de no mirarla. Por el rabillo del ojo, puedo ver su pecho subiendo
y bajando mientras trata de calmarse. Cuando arrastra una respiración profunda y
entrecortada, sé que la emoción que está tratando de controlar no es solamente furia.
Recuerdo la mierda que Luke me contó sobre lo que le dijeron las chicas. Luego
más atrás cuando Winter me contó de cómo las palabras de Pierce la habían
lastimado el día en que se la llevó. Cómo la habían marcado. Cómo la vida con Caín
no era ni de cerca tan dolorosa como lo que Pierce había dicho.
Desde el inicio, el credo del Club ha sido que tu hermano siempre tiene la razón.
Incluso cuando se equivoca, tiene razón. Pero no esta vez. No puedo ponerme de su
lado en esto. La está lastimando. Y maldición, no me gusta eso.
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CAPÍTULO 41
WINTER
—¡ Mi bebé!
Levanto una ceja a Jinx que pone los ojos en blanco mientras me mira por encima
del hombro de su madre. Sus brazos están cerrados alrededor del cuello de su hijo.
Su gran cuerpo ligeramente doblado de manera que ella pueda alcanzarlo Con un
brazo alrededor de su cintura, él agarra la manija de nuestra pequeña maleta con la
otra mano. Cuando ella no lo deja ir, se rinde y la suelta para envolver su otro brazo
alrededor de ella. A pesar de que actúa molesto, puedo ver que está disfrutando de
esto.
—Mamá... quiero que conozcas a alguien. —Eso la hace salir del hechizo en
el que se encuentra y lo libera rápidamente para volverse hacia mí.
—Mierda Jinx, es la primera vez que has traído una chica a casa desde la escuela
secundaria. —Estoy impresionada de su lenguaje que suena aún más extraño, puesto
que lo dice con un muy dulce tono sureño. Pero, extrañamente, me gusta un poco
más por eso.
Desde que Jinx me dijo que me iba a llevar a conocer a su familia, he sido un
manojo de nervios. Habría tratado de rehusarme, pero él no lo permitiría. Me
manipuló con la frase “Extraño a mi familia” y me derrumbé. Daría lo que fuera por
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ver a mis padres otra vez. No le negaría ese derecho, tampoco. Además, estar de
brazos cruzados en la sede del club deprimida no era realmente grandioso.
Pero no tengo aspecto… familiar. Especialmente como los del sur que viven en
Bible Belt 7y dicen palabras como querida y bendito sea tu corazón. ¿Pero su madre? Sí,
ella no parece ser uno de esos cristianos recalcitrantes que me condenará al infierno
por tener tatuajes. En realidad, ella parece bastante impresionante.
—Winter... que nombre tan bonito. —Con una genuina sonrisa en sus labios, me
tira contra su pecho en un cálido abrazo. Miro a Jinx, que está luchando contra una
sonrisa, con los ojos completamente abiertos. No queriendo ser grosera, le palmeo el
centro de la espalda con torpeza.
—¿Clayton y Payton?
7
Es la zona de EEUU compuesta por los estados sureños, dónde la religión católica y
protestante es altamente significativa.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Sí. Delicioso.
Fuertes pisadas suenan por encima de mi cabeza. Miro para arriba, pero el
sonido se ha trasladado a las escaleras. Segundos más tarde, siento una presencia
detrás de mí.
—¿Quién mierda es esta hermosa cosa? —Me vuelvo hacia la voz del muchacho
con el cuerpo de un atleta que está parado a mi lado. Se deja caer en un taburete,
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Serie Devil´s Renegade MC 3
apoyándose en la mesada y me mira de arriba abajo con apreciación. Esos ojos. Del
mismo color que los de Jinx y su padre. Pero su pelo es rubio. Alborotado. Los labios
en una amplia y torcida sonrisa que revela hoyuelos. Es como Barbie Ken.
Con un guiño, se aleja para ir junto a Lynn que está apoyada en el refrigerador
observándome. Su sonrisa es amplia. Ella se ve tan feliz. Hay una ternura en sus ojos
que me hace sentir incómoda. Ella piensa que estamos juntos. Aunque no quiero
hacerle daño, tampoco quiero que tenga una idea equivocada. Comienzo a decirle
que Jinx y yo somos sólo amigos, pero los ardientes gemelos de ojos grises se han
movido más cerca.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Les dije, idiotas, que permanezcan lo más lejos de la cocina posible. —Mi
cuerpo hormiguea. El calor me envuelve. Solo con el sonido de su voz. Similar a la
voz del hermano y del padre, sin embargo, claramente diferente.
Lyle es atractivo para ser un hombre mayor. Clayton y Payton son lindos, incluso
sexys. Pero ninguno de ellos puede comparase con Jinx. Es tan hombre. Tan
masculino. Tan dominante. Tiene esa señal de peligro en él. Esa aura de poder.
Aunque ninguno de los chicos parece estar falto de confianza, Jinx la exuda de una
forma que no es engreída, sino más depredadora.
8
Winter en inglés es invierno, Summer verano.
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—Lo siento, mamá. —¿Qué pasa con este hombre llamando a su madre, mamá,
que hace que mi corazón se derrita?
Ella lo sigue obedientemente al igual que los gemelos y pronto estamos Jinx y yo
solos. Mirándonos el uno al otro. Un poco sonriendo. Un poco procesando.
Sonrío abiertamente.
—Ambas.
—¿Y la suerte?
Se encoge de hombros.
—Creo que si ocurre algo bueno, van a creer que fue todo por decir sus
palabrotas y orar. Y si algo bueno no sucede, entonces maldecirán más y rezarán con
más fuerza.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Comenzó con mi madre. En toda mi vida jamás la había oído maldecir. Ella
jura que nunca lo había hecho antes hasta que estuvo en un partido de la temporada
pasada. Era un partido de fútbol universitario y estaban perdiendo así que esa
palabra era dicha por las personas que la rodeaban en cada aliento. Estaba en su
cabeza. En la última jugada del partido, ella derramó café sobre su camisa, gritó
“mierda”, en el mismo momento que Clayton cortó un pase y corrió, esquivando
contrincantes setenta yardas para ganar el juego.
Se ríe de eso.
—No, cariño. No te estoy tomando el pelo. No se puede hacer eso con esta
mierda. Fourth Quarter. Dieciocho segundos en el reloj. Fourth down9. Línea de
cuarenta yardas. Payton consigue la pelota. Está buscando pasar y no puede
encontrar una abertura. El defensor que ya le había arreado el culo tres veces se está
acercando. Mamá, asustada como la mierda de que él vaya a ser golpeado duramente
en la cabeza, se descontrola y grita, “¡mierda, deshazte de la pelota, Pay!' El defensor
tropieza con sus propios pies. Se lleva consigo a dos tipos más en el proceso. Se abre
un agujero en la línea y Payton pasa. Él logra hacer un touchdown que gana el juego.
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El "fourth down" es la cuarta y última oportunidad que tienen, antes de cederle el
balón al contrario o perder definitivamente el juego.
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—Absoluta-mierda-mente.
—Mis padres pueden o no estar cómodos con nosotros durmiendo juntos. Pero si
no lo están, tú puedes dormir aquí y yo voy a dormir en el sofá.
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Kim Jones – Cutslut
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—No me diste elección, ¿recuerdas? —Él prácticamente había dicho que yo iba.
No estando de humor para discutir, había aceptado sabiendo que no tenía otra
opción. Me alegro de estar aquí, sin embargo. Pero no se lo digo. En lugar de ello,
digo—. Puedo decir que tu madre necesitaba esto.
—Somos amigos.
Pero no soy de él. Él no es mío. Ésta no es una relación. Somos dos personas que
pasan tiempo juntos. Unidos por una jodida circunstancia. Hemos estado viviendo
juntos y solos durante casi dos meses. Por supuesto que estaríamos cerca. Pero no
estamos... juntos.
—¿Qué piensas tú que somos? —le pregunto, mis nervios son evidentes. Mi
pulso está acelerado. Mi corazón se salta un latido cuando me doy cuenta que, sea lo
que esto sea, sea lo que nosotros seamos, es sólo temporal. Quiero una vida que no
implique un MC. Él es el tipo de hombre que no renunciará a eso. Y ya me duele la
idea de dejarlo.
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Inclinando mi cabeza hacia atrás, me obliga a mirarlo. Sus ojos grises son tiernos.
Hasta ahora.
Hasta Jinx.
El hombre que yo... el hombre que yo creo... el hombre que estoy muy segura…
yo…
—¡Tú perra! —La puerta se abre de golpe y me alejo bruscamente de Jinx, justo
cuando Clayton entra. Nuestro momento se rompe. Mis pensamientos se aclaran.
Miro a Clayton. Pero puede sentir los ojos de Jinx en mí incluso cuando Clayton se
acerca y tira su brazo alrededor de él—. Vamos, hermano mayor. Vamos a ver si
todavía lo consigues.
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—Lo sé. Pero es mejor mirarla a ella. —Él inclina su barbilla hacia mí—. ¿Quieres
ponerte algo sexy y alentarme, cariño?
—Ella está fuera de tu liga, niño bonito. —Jinx me sonríe mientras me rodea la
cintura con el brazo y me acerca a su lado—. Confía en mí... no podrías manejar la
situación.
—Mi polla es más grande que la suya. —Me río de eso. Entonces me pongo seria
cuando noto que nadie se está riendo.
—Lo ato a mi pierna. —Él me da un guiño y se lame los labios. Tiene cara de
suficiencia. Me sonrojo furiosamente y una sonrisa lobuna se extiende a través de sus
mejillas. Entonces está bajando a toda velocidad por las escaleras, tratando de
escapar de Jinx. Pero no antes de ofrecer.
—¿Quieres tocar?
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Kim Jones – Cutslut
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CAPÍTULO 42
WINTER
— Azul cuarenta y dos... ¿qué podría hacerte... rojo veintisiete... para que
pensaras que estás en el cielo... preparados... y te pusieras realmente mojada…
Me río, negando con la cabeza al pequeño idiota cachondo cuya charla sucia
tiene a su madre amenazándolo con una vara. Lo que sea que esa puta amenaza
signifique.
—¡Hut10!
Clayton lanza la pelota. Payton la atrapa fácilmente. Retrocede tres pasos. Luego,
con una gracia tan fluida y precisa como cualquier profesional, la lanza a través del
aire. Mis ojos se mueven a Jinx que está corriendo a toda velocidad por el enorme
césped. Con esos calientes pantalones cortos, puedo distinguir los músculos en sus
piernas, flexionándose y contrayéndose mientras acelera el paso.
Con la cabeza levantada y mirando por encima del hombro, observa como la
pelota comienza a caer del cielo. Entonces, extendiendo un brazo fuerte, largo y
tatuado, la atrapa sólo con las puntas de los dedos. La tira hacia su pecho, frena, se
da vuelta y regresa, trotando directamente hacia mí.
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Es lo que dice el mariscal de campo al inicio de la jugada.
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Mierda, Winter.
—No, hijo, te estoy diciendo que le muestres el puto lago a Winter. Es sólo
propiedad privada si tienen un cartel.
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Me río porque es divertido. Porque es un poco extraño. Pero sobre todo, me río
porque estoy feliz.
—Me encantaría.
—Lo sé.
Pero no consigo ver una gran cantidad de sitios como éste de dónde vengo. Las
Vegas es, en su mayor parte, un desierto árido o luces intermitentes. Aquí, es sereno.
Silencioso. Pacífico. Bonito. Estoy feliz de que me trajera. Además, nunca he montado
en un carrito de golf antes y sólo por eso valió la pena el viaje.
—Cuando dices de la vieja escuela, debes estar hablando sobre esa alfombra de
pelo largo—bromeo.
Él ríe.
—Sin duda. El lema de mamá es, “si no está roto, no lo arregles”. Papá tiene que
amenazar con auténticas barbaridades sólo para que ella se modernice. Pero creo que
a él le gusta. Les recuerda los viejos tiempos. Cuando los gemelos y yo estábamos
dando vueltas en casa.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Clayton es dos minutos mayor. Y por eso es mucho más maduro que Payton.
Los dos son fuertes, odiosos, arrogantes y cachondos. Pero maldición son talentosos...
—Una mirada misteriosa cruza los ojos de Jinx mientras mira fijamente hacia el
agua—. Son increíbles, cariño. ¿Inteligentes? No dejes que la idiotez de ese par te
engañe. Ambos son brillantes.
—Puedo ver eso. —No puta, no puedo... Pero si Jinx lo cree, entonces eso es lo
suficientemente bueno para mí.
—Yo debería querer lo que ellos tienen. Lo que mis padres tienen —dice soltando
una risa mientras se pasa la mano por el pelo—. Pero lo odiaba. Odiaba ser perfecto.
Entrar en la tienda de comestibles y que las personas me palmearan la espalda. Esas
mismas personas sentadas junto a mí en la iglesia el domingo. Entonces chismeando
sobre mí el lunes. Diciendo que no soy todo lo bueno que parezco. Que la perfecta
familia Marks de cinco un día caerá. Y cómo no pueden esperar a que suceda.
—¿Qué?
—Cállate.
—Algo así. Me marché. Y por primera vez en mi vida, no supe quién era. Cómo
actuar. No pasó mucho tiempo para que me metiese en problemas. Me negué a
traerles esa mierda a mis padres, así que salí de ella por mis propios medios.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Como soy bueno con los números, me volqué a las apuestas Al poco tiempo, se
me acercó una persona que me mostró cómo llevarlo al siguiente nivel. Hacer algo de
dinero en serio. Mandar a la mierda los casinos.
—Me presentó a algunas personas. Debido a eso, nos hicimos cercanos. Encontré
que extrañaba el poder que tenía en casa. La forma en que las personas me
admiraban. Cómo luchaban para hablar conmigo. Ellos se sentían intimidados por
mi habilidad y mi inevitable fama. Nunca pensé que iba a extrañarlo, pero maldición
lo hice.
—Cuando regresé a casa, tenía un amigo que trabajaba para una empresa de
energía. Me dijo que ellos nunca podían encontrar suficiente seguridad, por lo que la
demanda de la misma era alta y la paga buena. Necesitaba capital inicial, así que
obtuve el dinero de la mejor manera que sabía. Haciendo algo en lo que era hábil. Así
que corrí el riesgo… aposté en grande… cobré…
—No. Me jodieron.
Todo mi cuerpo se pone rígido. Mi corazón cae en picada. Mis tripas enloquecen.
Yo soy la que lo jodió. El dinero que robé era su capital inicial. Su nuevo comienzo.
Me siento enferma.
—Jinx…
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Serie Devil´s Renegade MC 3
El problema con esto es que ya estamos allí. He arruinado nuestro viaje. Este día
perfecto. Posiblemente todo.
Antes de que pueda decidir si está mintiendo o no, se pone de pie y me agarra
del brazo. Cuando me mira, tengo que tragar saliva antes de que pueda hablar.
Metiendo un mechón de pelo detrás de la oreja, vaga por mi cara con sus ojos
antes de optar por los míos. No hay ira. No hay tristeza. Nada. Esas canicas de plata
lucen completamente impasibles. Cuando los labios tiemblan, la presión en mi pecho
se aligera.
—Hace ocho semanas, te habría dicho que te fueras a la mierda. Pero ahora que
sé lo que sé, estoy bien con eso. Necesitabas ese maldito dinero muchísimo más que
yo. Si sirve—añade, devolviéndome las palabras—, siento mucho que no te resultara.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 43
WINTER
S
— eñor, hágase según tu voluntad—continúa Lynn, bendiciendo el banquete
que se extiende en la mesa delante de nosotros como lo ha estado haciendo siempre
en el pasado. Es tan extraño escuchar a una mujer abrir su corazón a Dios sólo
momentos después de decirle a todo el mundo—. Cierren la puta boca así puedo
bendecir los alimentos.
Levanto mis ojos a Jinx que está sentado frente a mí, con la cabeza devotamente
inclinada. Sintiendo mi mirada, sus párpados se levantan y esos impactantes ojos
grises me aprisionan. Me observa a lo largo del resto de la oración, ambos luchamos
por contener nuestras sonrisas. Cuando su madre le pide a Dios que por favor
bendiga a Jinx y a su nueva acompañante cuyo título todavía tiene que ser revelado,
él pierde la batalla y las comisuras de sus labios se curvan hacia arriba. Momentos,
después le pide a Dios perdón por sus muchos, muchos, muchos, muchos pecados, y
finalmente dice:
—Amén.
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Kim Jones – Cutslut
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Lynn se aclara la garganta y gira sus ojos hacia mí, con una sonrisa brillante en la
cara.
—¿Qué hay de ti, Winter? ¿Fuiste a casa para el día de Acción de Gracias?
Clayton me da un codazo.
Es inocente. Lo sé. Pero no puedo fingir una sonrisa para ellos. No puedo
mentirles a pesar de que está en la punta de la lengua. Tampoco les puedo decir la
verdad. Y, mierda, no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas.
Dentro del dormitorio de Jinx, me paseo por la habitación, alternando las manos
sobre mis caderas, borrando las lágrimas de mis mejillas hasta que finalmente cruzo
los brazos sobre el pecho.
¡Tan… estúpida! ¿Por qué no les mentiste? ¿Por qué no te controlaste? ¿Quién eres tú y
qué has hecho con Winter Tews?
—Lo siento.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Él está de pie con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones cortos.
Descalzo. El pelo desordenado. La cabeza inclinada. Sus ojos me queman. Es el
hombre inexpresivo. Con la estoica cara de Jinx que conocí hace semanas. Quiero
darle las gracias por ocultar la lástima. La preocupación. No quiero eso. No de él.
Cerrando los ojos, trato de imaginar como era. Sentarse alrededor de una mesa
con mi familia. Mi madre en una punta. Mi padre en la otra. Pierce frente a mí.
Ambos sonriendo. Riendo. Felices. Diciéndole al otro que le pase el puto pavo.
Sentada en el final de su cama, con los hombros caídos, levanto mis ojos a él,
aliviada al descubrir que permanece impasible.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Cuando está de pie frente a mí, agarra mis manos. Me tira hacia arriba. Envuelvo
mis brazos alrededor de él. Mi cuerpo se amolda al suyo. Mi cabeza se acuna en su
cuello. Mis dedos agarran su cabello. Absorbiendo todo su calor. Su fuerza. Su
consuelo.
Todo esto es demasiado. Los recuerdos. El dolor. Cain. Pierce. Jinx... los
pensamientos de él son los peores. Los más dañinos. ¿Dónde estaré cuando no esté
con él? ¿Quién seré? Dije que quiero normalidad. ¿O es que sólo lo quiero a él? ¿Qué
es lo que tenemos?
Lloro por todo. Dejo salir todo. Desmoronándome. Destrozada. Rota. Tal cual
supe que ocurriría durante todo este tiempo. ¿Cómo puedo no hacerlo cuando tengo
a este hombre debajo de mí? Acariciando mi pelo. Manteniendo a salvo. Haciéndome
sentir jodidamente bien, incluso cuando estoy tan triste.
La música se hace más fuerte a medida que atravesamos la cocina. Pasamos por
el comedor que ahora está vacío, la mesa despejada. Tengo poco tiempo para
sentirme mal por lo que pasó antes de que me arrastre a través de las puertas
corredizas de vidrio que conducen al patio trasero.
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padres se sientan juntos en un sillón para dos con una copa vino en la mano. El brazo
de Lyle está detrás de Lynn. La cabeza de ella apoyada en su hombro. Ellos nos
ofrecen una sonrisa. Les hago un pequeña gesto de hola con la mano antes de volver
mi atención a los gemelos.
—Baila conmigo—dice Jinx con voz áspera, sus labios en mi oído. Sin esperar mi
respuesta, me vuelve en sus brazos. Coloco las manos alrededor de su cuello y él
pone las suyas en mi cintura. Me acerca y se inclina hacia abajo para apoyar su frente
contra la mía.
Cerrando los ojos, respiro su aroma. Lo sigo, balanceándose en sus brazos con la
canción. Cuando los abro, está mirándome. Por el rabillo del ojo, puedo ver que sus
padres se nos han unido. Los gemelos se dejan llevar sin esfuerzo al primer verso de
nuevo, repitiendo la canción sin romper la melodía.
—Hacen esto cada noche—dice Jinx para que solo yo pueda oírlo—. Cuando
todo el mundo está en casa, este lugar es un completo caos. Las discusiones. Las
bromas. El orar. Las palabrotas... —Sonríe ante eso—. Los gemelos siempre están
peleando. Los tres siempre estamos tratando de superarnos el uno al otro. Mamá
constantemente está tratando de que hagamos las paces. Papá finge como que no oye
una mierda entonces se enfurece cuando mamá está abrumada . ¿Pero esto?
Se tira hacia atrás y mira a su alrededor. Sigo su mirada hacia los hermanos
congeniando. Sus padres perdidos en su momento privado. Nosotros bailando. Los
únicos sonidos son las letras. La música. El crepitar del fuego.
—Esto es todo. Es el lugar donde nos reunimos. Nos mantiene humildes. Nos
permite recordar lo que es importante en la vida. Lo bendecidos que somos. —
Envolviendo una mano alrededor de mi nuca, me da una mirada tan profunda, que
juro que mi corazón deja de latir.
—Lo que tú quieres es mucho más que normal. Porque esto es malditamente
extraordinario. Es especial. No puedo darte esta vida, Winter. Pero puedo hacer que
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Serie Devil´s Renegade MC 3
te sea posible iniciar tu propia vida . Te daré lo que Pierce te negó. Lo que Caín te
prometió. Si eso es realmente lo que quieres, te ayudaré a desaparecer. Te dejaré en
libertad.
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CAPÍTULO 44
WINTER
Él me prometió la libertad.
Libertad.
Libertad.
Sigo diciendo la palabra, pero siento que no tengo ni idea de lo que eso significa. Quería
preguntarle, pero nuestro momento fue interrumpido. Acabé bailando con su padre. Él con
su madre. Entonces todos estábamos en la cocina, Jinx y yo comiendo las sobras. Los padres
reviviendo momentos de los días de gloria de Jinx. Los gemelos jurando que ellos eran
mejores.
Fue alrededor de la medianoche, cuando todo el mundo empezó a irse a la cama. Estaba
ansiosa mientras subía las escaleras. Lista para continuar nuestra conversación del patio.
Conseguir que Jinx me diga en detalle lo que entiende por concederme mi libertad. Por
ayudarme a desaparecer. Pero su madre dejó bien claro que él iba a pasar la noche en el sofá.
A ella no le importaba que fuéramos los dos adultos en una relación consentida. Ella
había orado demasiado fervientemente para que el Señor la castigara si nos permitía dormir
en la misma habitación. Temía que él la miraría con ira por permitir nuestro pecado. O por lo
menos eso es lo que dijo.
Miro el reloj y veo que son pasadas las dos de la mañana. Jinx probablemente esté
durmiendo. Pero no puedo estar tendida aquí ni un momento más sin saber. Así, que echo
una última mirada al reloj, salgo de la cama y de puntillas bajo por las escaleras.
Está oscuro en la sala de estar. Los cuerpos están esparcidos por todo el suelo. Jinx había
exigido que los gemelos se quedaran aquí abajo con él. Y puesto que todos ellos eran
demasiado altos para dormir en el sofá, habían puesto un colchón de aire extra grande en el
suelo.
Entrecerrando los ojos en la oscuridad, intento de localizar cuál es Jinx. Sabiendo que no
va a estar en el medio, comienzo en la parte más cercana al sofá. Cuando me inclino hacia
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abajo para poder mirar más de cerca, tres pares de ojos grises se encuentran con los míos.
Casi grito por lo brillantes que son en la oscuridad. Putos vampiros.
—Si ella está aquí para una violación colectiva, voy a tener que ir último—dice Payton,
su voz era un susurro ronco—. Porque la arruinaré para todos ustedes, ¡Ayy! ¡Joder, Jinx!
—Si sigues hablando mierda, vas a tener que aprender a lanzar con ese hijo de puta,
porque yo voy a romperte tus brazos—amenaza Jinx y su tono de voz hace que el pelo en la
nuca se erice.
—¿Qué tal si ambos cierran la puta boca antes de que mamá venga aquí?—susurra casi a
los gritos Clayton. Reprimo una risita ante estos tres hombres adultos, asustados de su
madre de un metro sesenta centímetros.
—¡Chicos… !
La voz de Lynn está acompañada por el sonido de una puerta abriéndose el cual es
seguido rápidamente por sus zapatillas deslizándose por el suelo. Entro en pánico. Miro a mi
izquierda. A mi derecha. Los cabrones en el suelo están jugando a hacerse los muertos. Sin
otra opción, me sumerjo bajo las mantas.
—¿Qué es lo… —me interrumpo cuando Jinx me empuja sobre mi espalda y tira la
mitad de su cuerpo encima del mío. Apenas puedo respirar. Cuando la luz se enciende, no
respiro en absoluto.
—¿Está todo bien?— pregunta Lynn y percibo una pizca de preocupación en su voz. Las
respuestas vienen en un coro de barboteos que incluyen, sí, mamá, todo está bien, y Clayton se
tiró un pedo.
—¡No lo hice!
Hijo de puta suenan como niños pequeños. Sin embargo... estoy sonriendo a través de mi
pánico.
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—La misma mierda de siempre, mamá—dice Jinx, su voz como la miel—. Lo tengo
controlado. Regresa a la cama.
—Si ustedes malditos idiotas la despiertan, voy a golpearlos hasta que salga el sol. Ella
ha tenido un día difícil. Lo último que necesita es despertarse sobresaltada, asustarse y venir
aquí a esta habitación, oliendo a pedo... Les juro muchachos…
—Y si ella se asusta y baja las escaleras, estoy seguro de que podemos hacer espacio para
ella debajo de las mantas ya que, obviamente, tenemos mucho de eso. —Él empuja contra
Jinx que debe estar tendido medio sobre él también. Mi cuerpo es empujado más hacia
Payton y cierro los ojos. Mejor que sea su brazo...
—Jinx, dale a tu hermano un poco de espacio. Deja de ser un puto cerdo acaparador de
la cama.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—Sé lo que es, Clay—le suelto, alejándome de Payton y acurrucándome contra Jinx.
Pateo la pierna de Payton, tratando de desenredarla de la mía. Después de varios intentos
fallidos, dejo escapar un suspiro y me encuentro con la mirada fija de Jinx—. Dile a tu
hermano que mueva la pierna.
—¿Qué te hace pensar que es mi pierna? —Esta vez, Jinx en lugar de atacar ante
comentario de su pervertido hermano, se ríe. El estruendo profundo en su pecho puedo
sentirlo en todo mi cuerpo.
—Sí, hermano.
Estoy más que sorprendida por sus respuestas. Entonces hay algo de movimiento
alrededor. Segundos más tarde, puedo oír el sonido apenas audible de la música que sale de
los auriculares de los dos. Tengo algo sarcástico que decir, pero Jinx habla antes de que
pueda.
—Hola, cariño. —Dios... esa voz. Tan profunda. Tan masculina. Tan…¡centrada!
—Hola…
—Entonces, ¿qué te trae por aquí a las dos de la mañana? ¿Me extrañas?
—Tengo curiosidad.
—¿Sobre qué?
—Sobre lo que dijiste. Tu promesa. —Él asiente con la cabeza lentamente—. ¿Lo decías
en serio? ¿Es posible? ¿Por qué harías eso? Es decir, tú has dicho por qué... —me caliento
ante el recordatorio. Porque te mereces una vida extraordinaria... Maldición. Tranquilo, corazón—.
Pero quiero saber por qué estás dispuesto a traicionar a tu club.
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Sólo oí una parte de eso. La parte en la que dijo que mi felicidad es importante para él.
—Te dije que no te enamoraras de mí—le susurro, las palabras salen antes de que pueda
detenerlas.
Él sonríe.
Oh.
¿Por qué eso duele? Debería estar feliz de que me esté ayudando. Feliz de que no me
ame. Pero, de repente, siento que esta libertad que me está prometiendo no es tan gratificante
como su amor.
Idiota.
—Eso depende de ti. Puedo matarlo o puedo vigilarlo y asegurarme de que no se acerca
a ti.
—Durante todo el tiempo que sea necesario. O bien, como dije, puedo matarlo.
Eso no funcionaría. Eso, con seguridad, sería iniciar una guerra. Que es exactamente lo
que he estado tratando de evitar.
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—Entonces lo vigilaré. Estás pensando demasiado todo esto, cariño. En realidad no es
tan difícil. Si deseas eso, haré que suceda.
—¿Cuándo?
Se me cae el estómago y cierro los ojos para ocultar mi decepción. Por supuesto, Jinx no
desiste.
—Tienes que hacerle frente, Winter. Incluso si no lo deseas. —Está hablando de Pierce.
Pero mi angustia es causada por algo completamente diferente.
—Entonces no lo hagas.
—Ídem.
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CAPÍTULO 45
JINX
Soy mentiroso.
Es algo que nunca he querido ser. Algo que me he enorgullecido de evitar. No
miento. Nunca. O al menos no mentía.
Oír a mi padre decirme, Es una joya, después de enterarse de que Winter sabía
una cosa o dos acerca de los muscle cars 11americanos, me hizo pensar en mudarme a
una pequeña casa sobre esa misma calle. Con una cerca blanca, un perro y mierda.
Soy un mentiroso.
Ella quiere normalidad. Quiere lo que la vida daba por sentado. Quiere
matrimonio. Niños. La pequeña casa. La cerca blanca. Un perro. Un para siempre.
Felicidad. Los arco iris y el sol y toda la mierda que viene con eso. Ella se lo merece.
Y ahora me ha hecho pensar que yo podría querer todas esas cosas, también.
11
Son autos de mucha potencia. Como les gustan a ellos. Por ejemplo el Mustang. De
allí que la traducción literal seria autos de músculo.
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Pero he vivido la vida normal. No era para mí. Así que renuncié a todo por algo
más grande. Algo que pensé que era mejor. Algo que nunca he lamentado. Algo que
nunca lamentaré. Porque me llevó a ella, a esta chica. Winter Tews. Que es… todo.
Soy un mentiroso.
Voy a darle lo que quiere. Voy a dejarla en libertad. Abrirle los grilletes del MC a
la que ha estado atado toda su vida. Ella piensa que lo estoy haciendo porque no la
amo. Porque eso es lo que le dije. Y sé que lo creyó porque esa mirada en sus ojos me
hizo pedazos.
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CAPÍTULO 46
WINTER
—Un poco.
—Mmm. —Espero que continúe, pero ella sólo sigue mirándome. Finalmente,
sonríe—. ¿Café?
Ella mira mis pantalones cortos y mi camiseta, parece aprobarlo entonces hace un
gesto con su cabeza hacia la cocina.
—Suena bien. —Me aclaro la garganta y señalo el cuarto de baño—. ¿Está Jinx en
problemas?—le pregunto. Ella no dice nada—. Bueno… voy a...
—Por supuesto.
—Siéntate.
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—¿Disculpe?
—¿Es ésta una metáfora o algo así?— pregunto, comenzando a sentirme un poco
nerviosa—. Porque no estoy entendiendo.
—Hay un poco de miedo con cada tormenta. Una gran cantidad de misterio. Y tú
nunca podrías apreciar la belleza del sol sin la devastación de una tormenta.
—Así que está diciendo que si Jinx no lo hace mierda, entonces podríamos no ser
capaces de apreciar las cosas cuando no estén hechas mierda.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Echando la cabeza hacia atrás, deja escapar una carcajada. Pero a medida que
pasan los segundos, su risa se extingue y entonces se pone completamente seria.
—Sí. Un poco.
—Bueno, eso no es lo que quiero decir. —Ella sonríe y niega con la cabeza—. La
puta madre del año aquí mismo. Lo que estoy tratando de decir es que Jinx es fuerte.
Poderoso. Es una fuerza. Él puede traer tanta felicidad... —Ella se interrumpe y
puedo decir que está buscando las palabras correctas.
—Exactamente.
—Pero también puede hacer mierda su propiedad, matar sus cultivos y atravesar
un árbol en su casa.
—Sí.
—Sí.
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Puliendo las uñas en su bata, baja la vista hacia ellas y se encoge de hombros.
Riendo, finalmente tomo un sorbo de mi café. Es perfecto. Casi tan bueno como
el whisky escocés. Y esta conversación es perfecta. Y Jinx es perfecto. Y me siento
perfecta. Y realmente espero poder pasar el resto del fin de semana con estas
personas. En su hogar. Con Jinx. Porque en unos pocos días, esta sensación perfecta
que tengo sólo será un recuerdo. Ellos también lo serán.
—Ahí está esa sonrisa feliz de nuevo—dice Jinx, trazando mis labios con el
pulgar—. Mamá dice que hay algo mágico en este lugar. Estoy empezando a creerlo.
—¿Sí? Yo también. —Miro hacia atrás hacia el agua poco profunda. Bajo los ojos
al muelle desvencijado. A lo largo de los bordes de maleza—. Creo que podría ser la
cosa más perfecta que jamás he visto. ¿Que hay contigo?
Jinx simplemente niega con la cabeza. Sus ojos clavados en mí. Su voz es apenas
un susurro cuando dice.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
YO SABÍA que los arreglos para dormir iban a ser los mismos en el momento en
que entramos en la casa.
—Chicos.
—Es dulce lo que ofreces, Pay—dije con tono serio—. Pero será agradable dormir
solita esta noche. Creo que he tenido todo el acurrucarme que puedo manejar.
No hablaba en serio.
Estaba mintiendo.
Porque son pasadas las dos de la mañana y de nuevo estoy de puntillas bajando
por las escaleras. Reconozco la forma grande de Jinx en el medio. Sus brazos tatuados
por fuera de las mantas y a la vista de mis codiciosos ojos. Como si él hubiera
previsto que vendría, o alguien, hay una pequeña lámpara de noche echando un
débil resplandor sobre toda la habitación.
Sin palabras, me deslizo debajo de las mantas. Mi cabeza cae sobre el hombro de
Jinx. Mis brazos rodean su cintura. Los de él rodean la mía. Nuestras piernas se
enredaron. Y esa mano extraña que se está volviendo más y más reconocible se curva
alrededor de mi cadera.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Fue lo primero que pensé cuando me desperté esta mañana. Eso se desvaneció
rápidamente cuando me encontré con que los chicos se habían ido y Lynn está
observándome dormir… de nuevo.
Me reuní con ella en la cocina para tomar un café, donde trató de sacar una
metáfora diferente para describir a Jinx. También fue un fracaso épico que acabó con
nosotras dos riéndonos. Por último, sólo le dije lo que pienso que ella había estado
esperando que dijera todo el tiempo.
Porque lo creía.
Lo creo.
Ella lloró. Nos abrazamos. Fue una auténtica mierda sensiblera del tipo Brady
Bunch, Full House12, Hallmark tarjeta. Pero me gustó.
Cuando nos despedimos, Lynn me abrazó de nuevo. Lyle fue brusco. Clayton fue
demasiado dramático. Payton acunó una nalga de mi culo y yo lo dejé pasar.
12
The Brady Bunch y Full House son series de televisión sitcom estadounidense. Padre con tres hijos
varones, madre con tres hijas mujeres, el casamiento de ellos y las peripecias de una familia de seis
hijos. Padre viudo para criar tres hijas.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Jinx se ofreció a llevarme al lago mágico por última vez. Lo rechacé. No porque
yo no quisiera ir, sino porque temía que si lo hiciera, lloraría. Él me dijo que lo vería
de nuevo. No respondí. Pero creo que los dos sabíamos que no lo haría.
Durante todo el viaje a casa, me concentré en bloquear mis emociones. Erigir mis
paredes. Preparándome para mañana, el gran día. El final de mi cautiverio. El día
que vería a Pierce. Me reuniría con un abogado. Devolvería a Jinx lo que le robé.
Diría adiós y comenzaría mi nueva vida de libertad, algo sobre lo que no me estaba
permitiendo hacerme demasiada ilusión.
Jinx afirmó que tenía todo planeado. Él planeaba esconderme por unos pocos
días después de la reunión de mañana. En algún lugar seguro. A salvo. Una vez que
él tuviera mi nueva identidad, me pondría en un avión a donde quisiera ir. Incluso se
ofreció a ir conmigo y ayudarme a instalarme si quería, prácticamente insistió en eso.
No he dicho nada.
Caín Malcolvich.
Todavía puede mostrar su cara, porque sé que está en algún lugar cercano. Juro
que puedo sentir su maldad en mis huesos. Él vendrá por mí. Como siempre supe
que lo haría. Y si exige que me vaya con él, lo haré.
No agobiaré a Jinx.
No haces eso a las personas que amas. Y Dios, yo los amo. A ambos. A Pierce lo
amo desde que tengo uso de razón. Jinx robó mi corazón en la parte trasera de
aquella camioneta dos meses atrás. Cuando besó la palma de mi mano. Cuando me
demostró ternura cuando todo lo que siempre había sentido era dolor. No lo supe en
ese momento, pero estoy seguro de eso ahora.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Si sabías lo que quería, ¿por qué me haces pedirlo? ¿Por qué no sólo me lo das?
—Porque me gusta cuando ruegas. —Su tono podría ser juguetón, pero él habla
en serio. Igual que mi necesidad. Así que no dudo ni un momento más.
Me arranca las bragas. Mis piernas sobre sus hombros. Sus manos por debajo de
mi culo y me eleva. Su polla se desliza entre los labios húmedos e hinchados de mi
coño. Una vez... dos veces... está dentro de mí. Avanza poco a poco. Me llena. Me
completa.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Hacemos el amor, como lo pedí. Apasionado. Sin prisas. Amor dulce y sensual.
Nuestro beso solo se interrumpe cuando pregunta:
—¿Estás bien?
O cuando exige:
—Separa más las piernas así puedo ver ese bonito coño.
O cuando dice:
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 47
WINTER
Me levanté temprano.
Me he duchado, vestido, consumido dos tazas de café y fumado la mitad de un
paquete de cigarrillos antes de que Jinx se me una en el sofá.
Asiento con la cabeza. Mi reacción no deja salir nada. Estoy calmada. Compuesta.
Tengo mis emociones bajo control. He tenido toda la mañana para prepararme para
este momento. Estoy lista.
Se abre la puerta.
Se cierra.
Pierce aparece delante mío. Vestido como el hombre de negocios que es durante
el día. Zapatos negros brillantes. Perfectos pantalones grises hechos a medida.
Impecable camisa blanca. Las mangas enrolladas en sus fuertes antebrazos. Un Rolex
en su muñeca. El rebelde cabello oscuro con un corte estilo desordenado y el largo
justo para rozar la parte superior del cuello de la camisa, excesivamente almidonado.
Está recién afeitado. La expresión fría. Los ojos azules evaluadores.
Para las mujeres, es un sueño. Para sus enemigos, una pesadilla. A los ojos de sus
hermanos, él es un líder. A los ojos de sus socios, una fuerza. Pero todo lo que yo veo
cuando lo miro es un recuerdo lejano. Él es como un extraño para mí. Y todo lo que
siento es pena. Porque nunca será nada más.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Pierce.
Puedo sentir los ojos de Jinx en mí. Casi escuchar su pregunta no formulada.
Pero mantengo mi mirada entrenada en Pierce. No necesito a mi hermano
haciéndose la idea de que estoy enamorada de Jinx. Ni que él tiene algún tipo de
sentimientos por mí. Eso sólo complicará las cosas.
Después de varios segundos, Jinx nos deja. Pierce toma asiento, estira el brazo
sobre el respaldo del sofá y apoya el tobillo derecho en la rodilla izquierda. Sus
dedos se enroscan alrededor de su pierna y noto que lleva puesto el anillo de mi
padre, el que se suponía que era mío. Lo ignoro, asumiendo que lo está usando sólo
para meterse debajo de mi piel.
—Es Armani.
Yo jadeo.
—Siempre.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Pierce había invertido todo el dinero del acuerdo que recibimos por el accidente
de nuestros padres en algunas propiedades inmobiliarias frente al mar cuando el
mercado era una mierda. Ahora posee el único condominio de gran nivel en La Jolla
Beach en San Diego, junto con varias otras propiedades en Mission Bay. Él es la
prueba de que los estereotipos son una mierda, especialmente cuando se refiere a los
moteros.
Se encoge de hombros.
—¿Qué?
Me río.
—Hablar. —Negando con la cabeza, alcanzo el botellón que está cerca y me sirvo
un vaso de whisky escocés. Sabía que lo necesitaría. No esperaba que fuera tan
pronto. Tomando un sorbo, me encuentro con su mirada—. Tú no quieres hablar
conmigo.
—¿Cómo estás?
—Estupenda.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—No me refería a eso de manera literal. Esperaba que te cuidara y te tratara con
respeto.
—Por supuesto—dice, su tono de voz es suave. Su expresión aún más suave. Casi
inocente. Eso sólo me enfurece aún más.
—Bueno, entonces ¿por qué mierda les dijiste que no era más que una puta
barata? ¿Alguien en quien no se podía confiar? Una puta carga...—Tengo que apartar
la mirada de él por un momento después de atragantarme con mis palabras. Cuando
vuelvo nuevamente a mirarlo, está pensativo.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Y lo pierdo.
—Winter, por favor. —Pierce está de repente detrás de mí, con la mano envuelta
alrededor de mi muñeca. No lucho contra él. No creo que tenga la energía o la
voluntad—. Sé que te alejé a la fuerza. —Me agarroto, atónita ante su admisión—.
Tengo un problema con el control. Lo necesito. Mi cerebro no funciona bien sin él.
Nunca quise hacerte daño o impedirte vivir tu vida. Pero lo hice. Y lo siento.
Me vuelvo hacia él. Por primera vez en mi vida, veo a mi fuerte, y poderoso
hermano completamente derrotado. Es desgarrador. Me destroza. Odio verlo así.
Quiero de regreso al Pierce de los Devil´s Renegades. No a este derrotado hombre
delante de mí.
Salgo del agarre de sus manos y él me libera fácilmente. Encuentro a Jinx de pie
junto a la puerta, sus cejas fruncidas sobre sus ojos grises. Confundido. Enojado.
Compasivo. Evito mirarlo y paso a través de la puerta, sabiendo que la mierda que
estoy sintiendo es sólo el comienzo de lo que experimentaré en el día de hoy.
Me detengo delante del SUV de Pierce y veo como Jinx atraviesa con resueltas
zancadas la acera hacia su moto. Está completamente vestido de cuero. Se coloca el
casco pero su visor está levantado así que puedo ver sus ojos. Después de montarse a
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Kim Jones – Cutslut
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Pierce carraspea y noto que está sosteniendo la puerta abierta para mí. Me
agacho a su alrededor y me deslizo en el interior demasiado ocupada viendo a Jinx
en toda su gloria, vestido íntegramente de cuero, para importarme que mi hermano
me esté colocando el cinturón de seguridad como si fuera una niña, otra de sus
extrañas y sobreprotectoras medidas. Como si yo fuese demasiado tonta para
abrocharme mi maldito cinturón de seguridad.
Las ventanas tiemblan por las vibraciones de las Harley poniéndose en marcha.
Una oleada de excitación me recorre. Rápidamente muere cuando me doy cuenta de
que no volveré a sentir el viento en mi pelo o mi cuerpo presionado contra el de Jinx
en la parte trasera de su moto.
Con un guiño, él cierra la visera de su casco y con gracia guía la enorme máquina
en línea con las otras. Pierce y yo salimos detrás de ellos, pasando a varios más que
esperan por nosotros antes de poder unirse a la formación.
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Kim Jones – Cutslut
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—El señor Clinton tuvo que encargarse de una emergencia familiar por lo que no
estará aquí hoy—dice ella, sin molestarse en levantar los ojos. Eso sólo enfurece más
a Pierce.
—Entonces, ¿a quién mierda le pagué quince mil dólares para que volara hasta
aquí?
—Esa sería yo, señor Tews. —Ella mira hacia arriba y se congela. Casi pongo los
ojos en blanco al ver la expresión en su rostro mientras parpadea furiosamente para
asegurarse de que Pierce es en verdad de carne y hueso.
A ella se le ponen los pelos de punta por su comentario. Sus bonitos labios se
aprietan.
—Mis disculpas, señorita Marcel. ¿Asumo que será la que se encargue de todo
hoy?
Comienzo a seguirla, pero Pierce me detiene con su mano en mi codo. Con ojos
entrecerrados, dispara a Gianna una mirada de sospecha.
—¿Para qué?
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Kim Jones – Cutslut
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Mientras caminamos por el largo pasillo hacia otra oficina privada, siento un
terror intenso en la boca del estómago. Mis manos están de repente empapadas en
sudor. Mi pulso está acelerado. Cada pelo de mi cuerpo está erizado.
Él está aquí.
Entonces estoy sola. Con él. De pie cara a cara con mi propio infierno personal.
Viendo como el mismo diablo me acerca lentamente hacia mí. Disfrazado con un
traje. Ostentando una sonrisa encantadora. Luciendo un corte de pelo reciente y la
cara afeitada. Pero todavía hay un brillo cruel en los ojos azul hielo.
Se detiene frente a mí. Su perfume llena mis fosas nasales. Muchas mujeres
encontrarían el aroma de su colonia de diseñador deliciosa, intoxicante. Me resulta
repulsiva. No huele a madera y fragancia marina como lo haría en cualquier otra
persona. Huele a dolor. Odio. Poder. Maldad.
Sus labios están en los míos, castigadores y duros. No le devuelvo el beso, pero
no me aparto. Cuando gruñe advirtiéndome, abro la boca para él. Dejo que me
reclame. Trato de ignorar las náuseas. Hago retroceder el miedo. Porque conozco este
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
beso. No es un beso de amor. Un beso que dice que me echa de menos. No, esto es,
una promesa.
Una mujer fuerte le diría que se fuera a la mierda. Una débil pediría ayuda a
gritos. No soy ninguna de ellas. Estoy entumecida. Sin esfuerzo alguno vuelvo a
sumergirse en mi papel como su propiedad. Debido a que he tomado una decisión
antes de llegar aquí. Una decisión desinteresada. Estúpida, pero desinteresada.
Cuando Gianna vuelve a entrar en la habitación unos minutos más tarde, Caín
me libera al instante. Él le dispara una sonrisa encantadora antes de sacar su celular y
cruzar la habitación para hacer una llamada.
A Jinx por hacer que me enamorara de él, lo que hace que este momento sea
mucho más difícil.
—¿Winter?
Levanto la cabeza de golpe para ver Gianna frunciendo el ceño, los papeles que
está organizando en el escritorio son olvidados cuando sus ojos miran de mí a Cain.
Él está de pie junto a la ventana. Mirándome. Su teléfono todavía pegado al oído.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
—Winter...—dice ella, con voz temblorosa justo por encima de un susurro. Puedo
escuchar la disculpa en su tono. Es sólo confirma mis sospechas de que ella está
involucrada de alguna manera en todo esto. Aunque dudo que conozca el alcance de
lo que realmente se estaba metiendo.
—Ok.
Página tras página, garabateo mi nombre sobre la línea. Una tarea sencilla,
teniendo en cuenta que estoy a punto de heredar dos millones de dólares
simplemente por mover la muñeca un par de veces. Pero al momento de llegar al
cheque de caja por trescientos mil dólares, me siento agotada.
—Pierce tuvo que haberlo arreglado. Es el dinero que le debo—digo con tono
aburrido.
—Ya no más. —Él arruga el cheque sin firmar en la mano antes de meterlo en el
bolsillo—. Como yo lo veo, él me debe. —Su mirada siniestra se endurece—. Dado
que tomó mi propiedad sin mi permiso y la mantuvo alejada de mí durante dos
malditos meses.
Su propiedad.
No soy su mujer.
No soy su dama.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
Su propiedad.
Siempre he oído que tenías que tocar fondo antes de encontrar la fuerza para
volver a subir. Bien, finalmente, debo haber encontrado el pozo más oscuro de mi
existencia. Porque aunque estoy cansada... tan cansada de vivir esta vida, que de
repente, por primera vez en seis años, tengo la voluntad de hacer algo al respecto.
Hoy vine aquí preparada para cumplir con mi destino. Para irme
voluntariamente con Caín con el fin de evitar el derramamiento de sangre. Haría
cualquier cosa para mantener a mi hermano vivo. Para mantener vivo a Jinx. Pero,
¿qué hay de mí? Si ellos encontraban mi vida lo suficientemente digna para el
sacrificio, ¿por qué yo no podía?
He estado tan absorbida en mantener a todos los demás fuera de mi vida que
nunca consideré defenderme. Hasta este momento. Y a pesar de la adrenalina
corriendo por mis venas, una sensación de paz me rodea.
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Kim Jones – Cutslut
Serie Devil´s Renegade MC 3
A la mierda eso.
A la mierda la.
A la mierda la vida.
A la mierda la muerte.
En el día de hoy, de una manera u otra, voy a ser libre de Caín. Por mis propios
medios. Sin la ayuda de un club de moteros, mi hermano mayor o mi chico del
sueño.
Soy sólo una chica que encontró sus bolas. Mostrándole su dedo medio al
mundo. Agarrándose la entrepierna y gritando al universo:
—Chúpame la verga.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
CAPÍTULO 48
WINTER
—¿ Me acabas de decir que te chupe la verga?—pregunta Caín, con los ojos más
allá del arma en mi mano para mirarme de esa forma característica suya que solía
hacerme sentir estúpida. Pero ya no más. Porque en este momento, me siento como
una puta ninja. Me siento así desde que agarré su arma y me volví hacia él hacía
unos treinta segundos.
—Está bien, cariño. Sólo cálmate. —Casi me rio por su intento de atraerme con su
encanto. Pero llega más o menos unos cinco años demasiado tarde para eso.
—Estoy fuera, Caín—le digo, con voz tranquila a pesar de lo excitada que estoy.
Nunca me he sentido tan viva. Este poder. No es extraño que los hombres de mi vida
amen ser unos cretinos. Se siente bien.
—Sí. Fuera. Es decir que, he terminado. Quiero que me dejes en paz. No soy
tuya. No más.
—¿Quién mierda…
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Le disparé.
—Pásame la pistola, Winter. —Él está tan tranquilo. Tan controlado. Pero yo
estoy sosteniendo el arma. Tengo el control. Niego con la cabeza. Él me ignora y da
un paso más cerca—. Está bien, guisante de olor.
Guisante de olor.
Mi apodo de la infancia.
—Le disparé.
—Lo sé.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
Siento que tengo diez años de nuevo. Sólo una niñita perdida, sin padres. En ese
momento, comprendí la naturaleza controladora de Pierce. Y en este momento,
simplemente no me importa. Se siente bien dejarle llevar el peso de mis problemas.
Sentirse protegida. Solo llorar y dejar que otro trate con toda la mierda.
Cuando Pierce tiene el control, está relajado. Centrado. Él exuda poder. Bajo
cualquier otra circunstancia, podría encontrarlo fascinante, verlo dar órdenes y ladrar
instrucciones como si él estuviese a cargo en lugar de la policía. Pero todo en lo que
puedo pensar es en los paramédicos revoloteando alrededor del cuerpo a través del
cuarto.
¿Está muerto?
¿Vivo?
Con su brazo sobre mis hombros, Jinx me guía por la habitación. Yo respiro su
aroma y de inmediato me siento mejor. Mientras Pierce tiene el poder de hacerme
sentir vulnerable y dependiente de él, Jinx hace que me sienta fuerte. Como que
puedo conquistar cualquier cosa.
Lo amo.
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Kim Jones – Cutslut
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La policía me hace las mismas preguntas una y otra vez. No miento. Después de
mi historia y las de Pierce, Jinx y Gianna, todas en la misma línea, ellos están
convencidos de que Caín recibió un disparo en defensa propia y somos autorizados a
irnos.
Tres horas más tarde, estamos de vuelta en la casa club. Jinx y yo estamos
sentados uno junto al otro en el sofá. Mi cabeza está en su hombro. Sus dedos
acariciando distraídamente mi brazo. Pierce se pasea mientras habla por teléfono con
un detective consiguiendo más respuestas, algo que ha estado haciendo desde que
llegamos aquí. Quedé impresionada con su habilidad para averiguar la mierda con
sólo bajar el tono de su voz.
No estaba enojada con Gianna. Sabía lo manipulador que Caín podría ser. Pero
estaría mintiendo si dijera que no me hacía sentir mejor saber que le había prometido
un dinero que ella nunca tendría. Y que se había meado encima después de escuchar
el disparo.
—Él tiene algunas órdenes pendientes en el condado de Clark. Una vez que
pueda viajar, estarán recogiendo su culo y lo encerrarán por un tiempo. —Pierce deja
caer una mirada sobre mí—. No vamos a tener ningún problema con su club
tampoco. Por lo que sé, están más aliviados que otra cosa.
Asiento con la cabeza. Aun asimilando todo. Tratando de procesar que estoy
aquí. Viva. Que le disparé a Caín. Que aún está vivo. Soy libre. Libre.
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—No voy a San Diego contigo. —Parezco más segura de lo que me siento.
—Sí. Vendrás.
—No… no lo haré.
—Hasta que esto se calme y esté seguro de que Madness no va a hacer nada
estúpido como tomar represalias, te quedarás conmigo en San Diego.
—Acabas de decir…
—Pierce—le advierte.
Pierce dispara su mirada a Jinx. Toma nota de nosotros dos sentados juntos en el
sofá. Mi cabeza en el hombro de Jinx.
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Le muestro el dedo.
No estaré aquí.
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CAPÍTULO 49
JINX
—¿Haciendo qué?
—Siendo un idiota.
—Brindo por eso, Jinx. No todos nosotros pasamos a ser el héroe en esta historia.
Una parte de mí murió un poco cuando escuché el disparo. No sólo porque temía
haber perdido a la mujer que amo, sino por la expresión en el rostro de Pierce. Estaba
completamente roto. En ese momento, envejeció diez años. No quiero volver a ver
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jamás esa expresión. Pero algunas mierdas va a tener que entenderlas por su cuenta.
He tratado de ayudarlo, pero no estoy llegando a ninguna parte.
Gracias a él, iba a dejarla ir. Iba a perder a la mujer que amo porque su hermano
estaba decidido a controlar su vida. Ella quería libertad. Yo iba a dársela. Incluso si
eso me arrancaba mi puto corazón.
Sacrificio.
Pero como también soy egoísta, ella no va a ninguna parte. No porque quiera
controlarla como Pierce, sino porque sé lo que ella realmente quiere, estar con el
hombre que ama. Y ese hijo de puta soy yo. Sin embargo, le daré la elección, siempre,
aunque estoy bastante seguro de que me escogerá. Como he dicho, conozco a mi
chica.
Mi chica.
—Winter robó ese dinero para comprarse una nueva vida lejos de Caín—
comienzo, listo para sacarme esta mierda de encima así puedo estar con ella.
—La atrapó. Le tatuó su parche en la espalda. Casi la mató a golpes. Fue retenida
contra su voluntad durante dos años. Obligada a hacer mierda con los hombres para
el beneficio personal de él. Humillada a diario. Tratada como un objeto en lugar de
una persona. —Hago una pausa para recuperar el aliento. Tratando de dominar mi
rabia.
Pierce esconde bien su reacción. Pero la piel de los nudillos es de color blanco
hueso mientras aprieta el vaso en la mano.
—Hoy por fin se alejó de ese sádico hijo de puta. Le hizo frente. Todo por su
cuenta, porque ella sabía que si te pedía ayuda, se la darías sin hacer ninguna
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Me levanto y cierro la distancia hasta que mis botas toquen la punta de sus putos
zapatos brillantes. Él se esfuerza por aferrarse a su orgullo mientras me mira con
ferocidad y pregunta:
—¿Entonces se supone que la deje ir para que pueda terminar con otro pedazo de
mierda? Quiero más para ella. Siempre lo quise.
—¿Pidiendo? —Le disparo una fría sonrisa—. No te estoy pidiendo una mierda,
hermano. Te lo estoy diciendo. Aflójale la puta correa.
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CAPÍTULO 50
WINTER
—Hola, cariño.
Cariño.
Todavía me pone.
Como si alguien accionara un interruptor, toda mi ira se disipa. Dios, amo a este
hombre. Ahora voy a dejarlo. Como una idiota. Pero si me quedo aquí, Pierce no me
dejará en paz. Y voy a terminar teniendo resentimiento hacia Jinx por ser tan
increíble y por hacer que me enamorara de él.
—¿No podías hacer esa mierda sin hacer... —dice y hace gestos con la mano
alrededor del pequeño espacio—, esto?
Sus ojos están en mí, entonces los arrastra de arriba abajo por mi cuerpo.
—¿En serio?
—¿Qué? ¡Hace un lindo vestido! —Me había puesto una de sus camisas. Como
accesorio, un fino cinturón de color rosa en la cintura. Unas Converse rosadas en los
pies y el pelo atado en lo alto de mi cabeza. Diablos, pensé que me veía bien.
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—No. —Se aclara la garganta—. Vine aquí para darte esto. —Saca un sobre del
bolsillo interior de su chaleco—. Feliz cumpleaños.
Curiosa por mi presente, lo miro antes de tomar el sobre. Percibo una bocanada
de algo masculino. Llevándolo a mi nariz, lo olfateo.
—Huele bien.
—Sólo ábrelo. —No estoy segura de por qué está tan malditamente molesto. Lo
olfateo de nuevo sólo para molestarlo. Es una especie de colonia de hombre. Aunque
definitivamente no es la de Jinx. El olor me es familiar, pero no puedo ubicarlo.
Bajo la mirada a los otros artículos. La llave de una casa. La información de una
cuenta bancaria. Un pasaporte... Lo abro para ver mi foto, entonces sonrío por el
nombre debajo de ella.
—Él y Clay. Ellos jugaron a piedra papel y tijeras por tu apellido. —Da un ligero
golpecito al documento con el dedo—. Ya ves quién ganó.
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Encanto.
—¿Qué hay acerca de ti…? ¿De nosotros?—le pregunto. La tristeza está llenando
mi voz. Mis tripas. Mi corazón.
—Pura mierda.
Sonrió burlonamente.
—¿Cómo?
Lo miro con los ojos muy abiertos mientras él cierra la distancia. Mete un mechón
de pelo detrás de mi oreja. Estudia mis ojos. Deja caer su mirada hacia mi boca y
frota el pulgar por mi labio inferior.
—Tú dijiste que querías que tu chico del sueño vistiese algo que no fuese
solamente negro—dice y sus ojos grises se reúnen con los míos—. Bueno, soy dueño
de trece camisas de diferentes colores. Tengo seis pares de chanclas. Me gusta
sostenerte cuando te beso. Me gusta tomarte de la mano. Serviré tu vaso de whisky
escocés, si eso es lo que quieres, y puedes tener el mando a distancia. —Hace una
pausa y la comisura de los labios se curvan un poco hacia arriba—. Respira, cariño.
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Pierce.
Es la razón por la que estoy escapando ahora que Caín está fuera de juego. ¿Pero
no es estar escapando de él tan cobarde como dejar que me controle? Y si algún
hombre puede hacerle frente a Pierce y ponerlo en su lugar, es Jinx.
—Así que aquí estoy—dice, en su aburrido tono burlón—. Tu puto chico del
sueño. Tu cuento de hadas. Tu felices para siempre. De pie ante mi armario
destruido, confesándote mi amor como un maldito héroe de novela.
—Te estoy ofreciendo una vida conmigo, Winter. —Señala con la cabeza el
pasaporte que estoy aferrando en mi mano—, o una completa oportunidad para otra
vida. Es tu decisión.
Algo en su tono me dice que no es realmente una decisión. Puedo irme, pero sé
que me seguirá. Es el tipo de hombre que consigue lo que quiere. No importa lo que
tenga que atravesar para lograrlo.
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Serie Devil´s Renegade MC 3
—¿Qué?
Hago un puchero.
—Nop.
—No dije esa mierda tampoco. Dije que te amo. Lo que se traduce en: te voy a
amar hasta que una perra mejor venga.
—Te voy a amar hasta que una perra mejor venga—repite. Entrecierro mis ojos.
Él sonríe—. Te amo, cariño.
Sonrío como una idiota. Él me observa con diversión. Está esperando que le diga
que lo amo también. Va a tener que esperar. Quiero vivir este momento sólo un poco
más de tiempo. Después de todo, es mi puto cuento de hadas.
No se trata de ser Cenicienta y su extraño pie que es diferente de todos los demás
pies en el reino.
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Scooter, vespa, moto pequeña, escúter. En cada país la llaman de una manera
diferente. Pero se trata de una moto pequeñísima, de muy pocas cilindradas.
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No se trata de ser Rapunzel y su súper fuertes músculos del cuello que puede
soportar el peso de un hombre adulto.
No se trata de ser Blancanieves y sus siete enanos, aunque estoy más cerca de
ella que de las demás.
Pon la música.
Éste es el final de un cuento de hadas que nunca imaginé que podría ser el mío.
Acuna mi cara entre sus manos. Me besa a lo loco. No nos separamos hasta que
estoy sin aliento. Entonces repite.
—Te amo.
—Ídem.
Fin
Traducido por Patricia Maria.
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