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Extractivismo y crisis civilizatoria

En el panorama discurren varios discursos sobre el tema de Minera Panamá, S.


A. Por un lado, los anti-mina, con Panamá vale más sin minería y la minería
como un proyecto de muerte; por el otro, los pro-mina: la concesionaria, el
gobierno de turno y, por supuesto, todas aquellas personas y comunidades
beneficiadas directa o indirectamente, incluyendo aquellos que plantean
revisar el contrato. Un tercer discurso plantea la nacionalización de Minera
Panamá, S.A. para establecer una moratoria. El gobierno, en lugar de mediar
entre las exigencias del pueblo y los intereses de Minera Panamá, S. A. hizo
simbiosis con los intereses extractivistas y cada vez más se reduce el tiempo
para enmendarlo.

Todas las personas que quieran leer el Proyecto de Ley que aprueba el
contrato de Concesión Celebrado entre el Estado y la Sociedad Minera
Panamá, S.A, lo puede hacer ingresando a agora.go.pa, son 55 páginas. Es un
ejercicio de cultura general apropiado. Sin embargo, el problema no se reduce
a lo procedimental o técnico del mismo, estamos ante un problema político
cuya tensión social se refleja en las calles.

Podemos tener una idea al respecto, si leemos El pacto del Bicentenario


Cerrando Brechas, está clara la posición de que: “la minería pone en riesgo
crítico las cuencas hidrográficas”, para lo cual se plantea una “moratoria de
minería”. Paradójicamente el gobierno no está lo considerando. Si el
presidente es consecuente, tendría que valorar su propia consulta ciudadana.

El discurso de los movimientos sociales es claro: rechazar el contrato,


moratoria y sí a la vida. Como lo plantea Hinkelammert, con este tipo de
prácticas, vamos rumbo “suicidio colectivo”. El extractivismo rompe el
metabolismo con la naturaleza acelerando la crisis climática.

Si vamos al terreno jurídico, no todo lo legal es justo y si queremos hablar de


justicia, también hablemos de justicia ambiental. El extractivismo a todas
luces no es justo, ni social ni ambientalmente. La minería a cielo abierto es
una actividad perjudicial para nuestro medio ambiente.

La retórica de los beneficios del discurso dominante de los pro-mina sumará


voluntades con su enorme campaña propagandística, pero no contrarrestará las
razones para estar en las calles oponiéndose al extractivismo. El telón de
fondo es la crisis civilizatoria: sobre las condiciones bajo el modo de
producción capitalista de posibilidad a largo plazo de la existencia humana en
el planeta.

Abdiel Rodríguez Reyes

Docente universitario

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