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Segundo Día de Novena
Segundo Día de Novena
2do. Día: Oferentes: Sr. Wilfrido Arguello y esposa Sra. Mayra Arguello
2. Acto penitencial
Para celebrar dignamente esta oración pidamos perdón a Dios por nuestros pecados
y por los del mundo entero, para que limpios el corazón podamos elevar nuestras
súplicas al Señor.
Digamos juntos:
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.! Por mi culpa, por mi culpa, por mi
gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y
a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
Canto: Ten piedad.
3. Ángelus
El Ángel del Señor anuncio a María;
Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María......
Oración: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel,
hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su
cruz, y con la intercesión de la Virgen María, a la gloria de la resurrección. Por
Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
4. Martes Misterios de Gloria
El que dirige el rezo:
¡Oh Dios!, tú único Hijo nos ha conseguido con su muerte y resurrección los bienes
de la salvación eterna: concédenos que, venerando estos misterios en el Santo Rosario
de la Virgen María, imitemos aquello que contienen y obtengamos aquello que
prometen. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
MISTERIOS GLORIOSOS
Primer Misterio: La resurrección del Señor (Marcos 16,6-8).
Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con
una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús
de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron.
Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le
veréis, como os dijo.» Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y
espanto se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo.
Padre Nuestro.
Digna eres Virgen Santísima…
Ave Marías
Gloria
María es Madre de Gracia y Misericordia
Oh Jesús mío perdona nuestros pecados, líbranos…
5. Profesión de fe
“Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de
Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los
cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso, y desde allí va a venir a
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén”
6. Lectura tomada de los Escritos de San Francisco Vida segunda según Celano
Nro. 9
Francisco lleva alma de religioso bajo el traje seglar, y huyendo del público a lugares
solitarios, es agraciado muchísimas veces con visitas del Espíritu Santo. Lo eleva y
atrae aquella dulzura generosa que desde el principio experimentó tan plenamente;
aquella que nunca más le faltó en toda la vida. Cuando frecuenta lugares retirados,
como más adecuados a la oración, el diablo se esfuerza con sugestiones malignas en
separarlo de allí. Le trae a la imaginación la figura de una mujer de Asís con rostro y
cuerpo desfigurado por la enfermedad, que causaba horror a cuantos la veían. Lo
amenaza con hacerlo semejante a ella si no desiste de sus propósitos. Pero, confortado
por el Señor, experimenta el gozo de la respuesta de salvación y de gracia:
«Francisco-le dice Dios en espíritu-, lo que has amado carnal y vanamente, cámbialo
ya por lo espiritual, y, tomando lo amargo por dulce, despréciate a ti mismo, si quieres
conocerme, porque sólo a ese cambio saborearás lo que te digo». Y de pronto es
invitado a obedecer el mandato de Dios y guiado a probar la verdad de lo sucedido.
Si de algunos-entre todos los seres enfermos e infortunados del mundo- se apartaba
instintivamente con horror Francisco, era de los leprosos. Un día que paseaba a
caballo por las cercanías de Asís le salió al paso uno. Y por más que le causara
repugnancia y horror, para no faltar al mandato, a la palabra dada, saltando del
caballo, corrió a besarlo. Y, al extenderle el leproso la mano en ademán de recibir
algo, Francisco, besándosela, le dio dinero. Volvió a montar el caballo, miró luego a
uno y otro lado, y, aunque era aquél un campo abiertos estorbos a la vista, ya no vio
al leproso. Lleno de admiración y de gozo por lo sucedido, trata de repetir la misma
acción unos días después. Se va al lugar donde moran los leprosos, y según va dando
dinero a cada uno, le besan la mano y la boca. Así toma lo amargo por dulce y se
prepara para realizar lo que le espera.
7. Oración Simple
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que donde haya odio, ponga yo amor;
qué donde haya ofensa, ponga yo perdón;
que donde haya discordia, ponga yo unión;
que donde haya error, ponga yo verdad;
que donde haya duda, ponga yo fe;
que donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
que donde haya tinieblas, ponga yo luz;
que donde haya tristeza, alegría;
¡Oh Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado, como en consolar
ser comprendido, como comprender,
ser amado, como amar.
Porque dando, se recibe;
olvidando se encuentra;
perdonando, se alcanza el perdón;
y muriendo, se resucita a la vida eterna. Amén.
San francisco ruega por nosotros “
- Rezamos un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos
Señor, ya que tu Hijo único nos mereció la salvación eterna por medio de su vida, su muerte
y su resurrección, concédenos que, al meditar esos misterios, en el rosario de la Virgen María,
consigamos imitar lo que encierran y alcanzar lo que nos prometen. Por Jesucristo, Nuestro
Señor. Amén
9. Oración: La Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.