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Introducción a la Técnica

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Vipassana es una de las técnicas de meditación más antiguas de la India. Estuvo perdida
durante siglos para la humanidad, y fue redescubierta por Gotama el Buda hace más de
2.500 años.
Vipassana significa ver las cosas tal y como son en realidad. Es un proceso de auto-
purificación mediante la auto-observación. Se comienza observando la respiración natural
para concentrar la mente y luego, con la conciencia agudizada, se procede a observar la
naturaleza cambiante del cuerpo y de la mente y se experimentan las verdades universales
de la impermanencia, el sufrimiento y la ausencia de ego. Este es el proceso de
purificación: el conocimiento de la verdad a través de la experiencia directa. Todo el
camino (Dhamma) es un remedio universal para problemas universales y no tiene nada que
ver con ninguna religión organizada ni con una secta. Por esta razón, todo el mundo puede
practicarla libremente en cualquier momento y lugar, sin que se produzcan conflictos por
motivos de raza, comunidad o religión a la que se pertenezca; es igualmente beneficiosa
para todos y cada uno de los que la practican.

Lo que NO es Vipassana:

No es un rito o un ritual basado en la fe ciega.


No es un entretenimiento intelectual ni filosófico.
No es una cura de descanso, unas vacaciones o un club social.
No es una huída de los problemas y las tribulaciones de la vida diaria.

Lo que SÍ es Vipassana:

Es una técnica para erradicar el sufrimiento.


Es un método de purificación mental que nos capacita para afrontar las tensiones y los
problemas de la vida de una forma tranquila y equilibrada.
Es un arte de vivir que se puede utilizar para contribuir positivamente a la sociedad.

La meditación Vipassana tiene como objetivo alcanzar las metas espirituales más
elevadas de la liberación total y el pleno despertar. Su propósito no es simplemente curar
las enfermedades físicas. No obstante, como consecuencia de la purificación mental,
desaparecen muchas de las enfermedades psicosomáticas. De hecho, la Vipassana elimina
las tres causas de toda infelicidad: deseo, aversión e ignorancia. Mediante la práctica
continuada, la meditación elimina las tensiones que se van desarrollando en la vida
cotidiana deshaciendo los nudos que ha ido atando nuestra vieja costumbre de reaccionar de
forma desmedida a las situaciones agradables o desagradables.
Mediante la práctica continua de la meditación, se eliminan las tensiones que se van
desarrollando en la vida cotidiana, deshaciendo los nudos que se han ido formando por
nuestro viejo hábito de reaccionar de forma desequilibrada a las situaciones agradables o
desagradables.
Aunque la técnica de Vipassana fue desarrollada por el Buda, su práctica no queda
limitada a los budistas. No se trata en lo absoluto de una conversión. La técnica funciona
sobre la sencilla base de que todos los seres humanos compartimos los mismos problemas
esenciales y que una técnica que pueda erradicar esos problemas tendrá una aplicación
universal. Los beneficios producidos por la meditación Vipassana han sido experimentados
por personas con diversas creencias religiosas sin que hayan tenido ningún conflicto con la
fe que profesan.

Meditación y Auto - disciplina


El proceso introspectivo de la auto-purificación ciertamente no es fácil y los estudiantes
deben trabajar muy duro. Con su propio esfuerzo, los estudiantes consiguen sus propios
resultados; nadie más puede hacerlo por ellos. Por lo tanto, la meditación sólo será útil para
aquellos que deseen trabajar con seriedad y seguir las reglas de disciplina que se han
trazado para el beneficio y la protección de los meditadores y que son una parte integral de
la práctica meditativa.
Diez días son un periodo muy corto para penetrar en los niveles más profundos del
subconsciente y aprender a erradicar los complejos que subyacen allí. El secreto del éxito
de ésta técnica es la continuidad de la práctica en régimen de clausura. Las reglas y las
normas se han establecido para facilitarlo y no para favorecer al maestro o a los
organizadores del curso. Tampoco son expresiones negativas de una tradición, ortodoxia o
fe ciega de alguna religión organizada, sino que están basadas en la experiencia práctica de
miles de meditadores a través de los años y son a la vez científicas y racionales. Seguir las
reglas crea un ambiente que facilita la meditación; romperlas contamina dicho ambiente.

El estudiante debe permanecer hasta que el curso finalice totalmente y debe leer y
sopesar cuidadosamente también las demás reglas. Solo deben solicitar admisión en
un curso aquellos que consideren con toda honestidad que pueden seguir
escrupulosamente la disciplina.
Quienes no se sientan preparados para realizar ese esfuerzo perderán el tiempo y lo que es
más, molestarán a aquellos que quieran trabajar seriamente. El estudiante potencial también
debe comprender que no sólo sería desaconsejable, sino incluso perjudicial, abandonar el
curso antes de que éste finalice, por encontrar la disciplina demasiado dura. También sería
una pena si, a pesar de los repetidos avisos, un estudiante no cumple las reglas y se le tiene
que pedir marcharse.

Personas con desórdenes mentales graves


Ocasionalmente han acudido a los cursos de Vipassana personas con desórdenes mentales
graves con la expectativa, poco realista, de que la técnica curará o aliviará sus problemas
mentales. Relaciones interpersonales inestables y un largo historial de tratamientos pueden
ser factores adicionales que dificulten que tales personas puedan beneficiarse de un curso
completo de diez días o incluso que puedan siquiera terminarlo. Nuestra capacidad como
organización no profesional de voluntarios hace imposible que cuidemos como es debido
de dichas personas. Aunque la meditación Vipassana es beneficiosa para la mayoría de la
gente, no es un substituto de un tratamiento médico o psiquiátrico y por lo tanto, no la
recomendamos para las personas que tengan desórdenes psiquiátricos serios.

El código de disciplina
La base de la práctica es Sila: conducta ética. Sila proporciona los cimientos para el
desarrollo de Samadhi: concentración de la mente. La purificación de la mente se consigue
con Pañña: la sabiduría de la visión cabal.

Los preceptos

Todos los que hacen un curso de Vipassana deben observar rigurosamente los siguientes
cinco preceptos durante todo el curso:
1. Abstenerse de matar a cualquier criatura;
2. Abstenerse de robar;
3. Abstenerse de toda actividad sexual;
4. Abstenerse de mentir;
5. Abstenerse de todo tipo de intoxicantes.

Hay tres preceptos adicionales que han de seguir los estudiantes antiguos (es decir, aquellos
que han completado un curso con S. N. Goenka o alguno de sus profesores asistentes):

6. Abstenerse de comer después de las doce.


7. Abstenerse de entretenimientos sensoriales y de llevar adornos
8. Abstenerse de utilizar camas lujosas.

Los estudiantes antiguos observarán el sexto precepto tomando únicamente té (sin leche) o
jugo de fruta a las cinco de la tarde; los estudiantes nuevos pueden tomar leche y fruta. El
profesor puede eximir a algún estudiante antiguo de la observancia de este precepto por
razones de salud. El séptimo y el octavo preceptos serán observados por todos los
estudiantes.

Aceptación del Maestro y la Técnica


Los estudiantes deben estar dispuestos a acatar totalmente y durante todo el curso la guía y
las instrucciones del profesor, lo que significa respetar las reglas de disciplina y meditar
exactamente como él indica, sin omitir ninguna parte de las instrucciones ni añadirles nada.
La aceptación ha de estar basada en el discernimiento y en la comprensión, no en la
sumisión a ciegas, porque un estudiante sólo podrá trabajar con diligencia y precisión si
tiene confianza. Esta confianza en el maestro y en la técnica es esencial para el éxito de la
meditación.

Otras técnicas, ritos y formas de veneración


Es absolutamente imprescindible que se suspenda durante todo el curso todo tipo de
oración, culto o ceremonia religiosa: ayunos, quemar inciensos, rosarios, recitación de
mantras, cánticos, danzas, etc. También hay que suspender la práctica de otras técnicas de
meditación, terapias, prácticas espirituales, etc. Esto no significa que se les condene; se
hace para darle a la técnica de Vipassana la oportunidad de desarrollarse en toda su pureza.
Se advierte firmemente a los estudiantes que la mezcla deliberada de otras técnicas de
meditación con Vipassana impedirá e incluso hará retroceder su progreso. Ha habido casos
en el pasado en que algunos estudiantes, a pesar de las repetidas advertencias del profesor,
han mezclado intencionalmente esta técnica con algún ritual o alguna otra práctica, con
resultados contraproducentes. Cualquier duda o confusión que surja debe aclararse siempre
con el profesor.

Entrevistas con el Profesor


Los problemas o las preguntas relativas a la meditación deben ser planteados únicamente al
profesor. Todos los días se reservará una hora –de doce a una de la tarde– para las
entrevistas en privado. También se pueden plantear preguntas en público de nueve a nueve
y media de la noche en la sala de meditación.
El tiempo dedicado a entrevistas y preguntas tiene por objetivo aclarar los problemas
prácticos que surjan con respecto a la meditación y no debe tomarse como una oportunidad
para entretenerse en discusiones de tipo filosófico ni argumentaciones intelectuales. La
naturaleza única de la meditación Vipassana sólo puede apreciarse en la práctica y los
estudiantes deben concentrarse únicamente en esta tarea durante el curso.

El Noble Silencio

Todos los estudiantes deben observar el Noble Silencio –silencio de cuerpo, palabra y
mente– desde el inicio del curso hasta la mañana del último día completo. Está prohibido
todo tipo de comunicación con los otros estudiantes, ya sea por medio de gestos, palabras,
notas escritas, etc.
No obstante, los estudiantes pueden hablar con el profesor cuando lo consideren necesario y
pueden dirigirse a los gerentes del curso para resolver los problemas relativos a la
alimentación, el alojamiento, su salud, etc. Pero incluso estos contactos deben reducirse al
mínimo y han de mantener el sentimiento de que están trabajando en completa soledad.

Separación de Hombres y Mujeres

Se mantiene una completa segregación de sexos durante el curso. Las parejas, casadas o no,
no deben ponerse en contacto de ninguna manera durante todo el curso. Esto se extiende a
los amigos, miembros de la familia, etc.

Contacto físico

Es importante evitar cualquier tipo de contacto físico durante todo el curso, ya sea con
personas del mismo sexo o del sexo opuesto.

Yoga y ejercicio físico

Aunque el yoga físico y otros ejercicios son compatibles con la práctica de Vipassana,
deben suspenderse durante el curso porque no se dispone de las condiciones adecuadas de
aislamiento. Tampoco se permite correr. Los estudiantes pueden hacer ejercicio durante los
períodos de descanso caminando por las zonas destinadas a ello para hombres y mujeres.

Objetos religiosos, rosarios, cristales, talismanes, etc.

Ninguno de estos objetos debe ser llevado al curso, pero si se hace inadvertidamente, deben
dejarse bajo el cuidado de los gerentes durante toda la duración del curso.

Drogas e intoxicantes

No está permitido llevar al curso drogas, alcohol o cualquier tipo de intoxicante. Lo mismo
se aplica a tranquilizantes, píldoras para dormir o cualquier tipo de sedante. Quienes estén
tomando alguna medicación o droga bajo prescripción médica deben hacérselo saber al
profesor.

Tabaco
En bien de la salud y la comodidad de todos los estudiantes no se permite el uso de tabaco
durante el curso, ni fumado, ni mascado, ni en polvo.

Comida
No es posible satisfacer las preferencias de cada uno de los meditadores por un tipo
especial de comida; por ello, se les ruega que se conformen con la comida sencilla
vegetariana que se les sirve. Los organizadores del curso se esfuerzan por preparar una
comida sana, equilibrada y adecuada para la meditación, fuera de cualquier filosofía
alimenticia concreta. Si algún estudiante debe seguir una dieta prescrita por un médico por
razones de salud, debe informarlo en el momento de llenar su solicitud de asistencia al
curso. No se permite ayunar.

Ropa

Las ropas han de ser sencillas, modestas y cómodas. No se deben utilizar ropas ceñidas,
transparentes, escotadas o insinuantes (tales como shorts, minifaldas, mallas, ropa sin
mangas y tops). No se permite tomar el sol ni la desnudez parcial. Todo esto es importante
para evitar al máximo distraer a los demás.

Lavandería y ducha

No está disponible el uso de lavadora ni secadora, por lo que los estudiantes deben llevar
ropa suficiente para todo el curso. Es posible lavar piezas pequeñas a mano. El aseo
personal y el lavado de la ropa deben hacerse únicamente durante los períodos de descanso
y nunca en las horas de meditación.

Contactos con el exterior

Los estudiantes deben permanecer dentro del recinto en el que se lleva a cabo el curso hasta
que éste concluya. Solo podrán abandonarlo con el permiso expreso del profesor. No se
permite ninguna comunicación con el exterior hasta que el curso acabe; esto incluye
escribir cartas, llamadas telefónicas y recibir visitas. Teléfonos celulares, buscapersonas y
otros equipos electrónicos deben ser depositados con los responsables del curso hasta que
finalice éste. En caso de emergencia, un amigo o familiar puede ponerse en contacto con
los gerentes del curso.

Música, lectura y escritura


No se permite tocar instrumentos musicales, radios, etc. Tampoco debe llevarse al curso
material de lectura ni de escritura. Los estudiantes no deben distraerse tomando notas. Las
restricciones sobre lectura y escritura tienen por objeto subrayar la naturaleza estrictamente
práctica de esta meditación.

Grabadoras y cámaras de fotos

No pueden usarse, salvo con permiso del profesor.

Financiamiento de los cursos


Según la tradición pura de Vipassana, los cursos se financian exclusivamente por medio de
donaciones que sólo son aceptadas de aquellos que hayan completado al menos un curso de
10 días con S. N. Goenka o alguno de sus profesores asistentes. Quien hace un curso por
primera vez puede hacer su donación al final del curso o después, en cualquier otro
momento.
De esta manera, los cursos son financiados por aquellos que han experimentado por si
mismos los beneficios de la práctica. Al desear compartir estos beneficios con los demás,
hacen una donación de acuerdo con sus posibilidades y su volición.
Estas donaciones son la única fuente de la que se dispone para financiar los cursos de esta
tradición en cualquier parte del mundo. No hay detrás de ellos ninguna fundación ni
individuo adinerado financiándolos. Ni los profesores ni los organizadores reciben ningún
pago material por sus servicios; de esta manera la difusión de la Vipassana se lleva a cabo
con absoluta pureza de propósito, libre de cualquier interés comercial.
La donación, sea grande o pequeña, debe ser hecha con la volición de ayudar a otros: “He
podido hacer este curso gracias a la generosidad de estudiantes anteriores; ahora quiero
dar algo para sufragar los gastos de un curso futuro para que también otras personas
puedan beneficiarse de esta técnica”.

Resumen

Podemos resumir el espíritu que anima las normas y la disciplina como sigue:

Tengan mucho cuidado que sus actos no perturben a nadie. No presten atención a las
distracciones que otros causen.

Es posible que algún estudiante no comprenda las razones prácticas de alguna o de varias
de las anteriores disposiciones. En vez de permitir que se desarrollen dudas y
negatividades, el estudiante debe pedir inmediatamente al profesor que las aclare.
La única manera en que un estudiante puede captar plenamente la práctica y obtener
beneficio de ella es trabajar disciplinadamente y con el máximo esfuerzo. Durante el curso
se enfatiza la importancia del trabajo. Una regla de oro es meditar como si se estuviera solo,
con la mente interiorizada, haciendo caso omiso de las molestias y distracciones que
puedan surgir.

Finalmente, diremos que los estudiantes deben tener en cuenta que su progreso en la
Vipassana depende únicamente de sus buenas cualidades, de su evolución personal y de
cinco factores: esfuerzo sincero, confianza, sinceridad, salud y sabiduría.

Ojalá que toda esta información les ayude a sacar el máximo provecho de su curso de
meditación. Nos sentimos felices de tener la oportunidad de servirles y les deseamos paz y
armonía como fruto de su experiencia en la Vipassana.

HORARIO DEL CURSO

El horario ha sido establecido para mantener la continuidad de la práctica. Se aconseja a los


estudiantes ajustarse a él tan estrictamente como sea posible para obtener los mejores
resultados.

04:00 am Llamada
04:30 am 06:30 am Meditación en la Sala o en la habitación
06:30 am 08:00 am Desayuno y descanso
08:00 am 09:00 am MEDITACION EN GRUPO EN LA SALA
09:00 am 11:00 am Meditación en la Sala o en la habitación según las instrucciones del
profesor
11:00 am 12:00 am Comida
12:00 am 01:00 pm Descanso y entrevista con el profesor
01:00 pm 02:30 pm Meditación en la Sala o en la habitación
02:30 pm 03:30 pm MEDITACION EN GRUPO EN LA SALA
03:30 pm 05:00 pm Meditación en la Sala o en la habitación según las instrucciones del
profesor
05:00 pm 06:00 pm Merienda y descanso
06:00 pm 07:00 pm MEDITACION EN GRUPO EN LA SALA
07:00 pm 08:15 pm Charla del Maestro en la Sala
08:15 pm 09:00 pm MEDITACION EN GRUPO EN LA SALA
09:00 pm 09:30 pm Preguntas en la Sala
09:30 pm Acostarse. Se apagan las luces

………………………………………………………………………………………
El Arte de Vivir:
Meditación Vipassana
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Todos buscamos la paz y la armonía, porque carecemos de ellas. De vez en cuando


todos experimentamos agitación, irritación, falta de armonía, sufrimiento; y cuando
padecemos la agitación, no guardamos esta miseria limitada en nosotros, sino que
continuamente la distribuimos a los demás. Una persona desdichada impregna el ambiente
que le rodea de agitación, y quienes estén cerca de ella también se alteran, se irritan.
Ciertamente, ésta no es la manera adecuada de vivir.

Tenemos que vivir en paz con nosotros mismos y en paz con los demás porque, en
definitiva, los seres humanos somos seres sociales que vivimos dentro de una sociedad
interrelacionada. ¿Pero como vivir en la paz y armonía internas, y mantenerlas para que los
demás puedan también vivir en paz y armonía?

Para poder librarnos de nuestra agitación, tenemos que conocer la razón básica de la misma,
la causa del sufrimiento. Al investigar este problema, nos damos cuenta que nos sentimos
agitados en cuanto generamos negatividades o contaminaciones en la mente. La
negatividad, la contaminación o la impureza mental, no pueden coexistir con la paz y la
armonía.

¿Cómo empezamos a generar negatividades? También ahora nos damos cuenta, al


investigar, de que nos sentimos desdichados cuando estamos con alguien que se comporta
de una manera que no nos gusta o cuando sucede algo que nos desagrada. Cuando ocurre
algo que no deseamos, surge tensión en nuestro interior y también surge cuando no ocurre o
existen obstáculos para que se cumpla algo que deseamos, y con todo ello empezamos a
atar nudos en nuestro interior. Y como durante toda la vida van a suceder cosas que no
queremos y las queridas puede que sucedan o puede que no sucedan, no cesamos en este
proceso de reacción de atar nudos - nudos gordianos - que hacen que toda la
estructura física y mental esté en tensión, llena de negatividades, convirtiendo nuestra vida
en continua desdicha.

Una manera de resolver este problema sería arreglárnoslas para que en nuestra vida no
ocurra nada no deseado, para que todo sea tal como deseamos. Para lograrlo deberíamos
desarrollar en nosotros mismos el poder o bien conseguir que venga en nuestra ayuda
alguien que lo tenga, para que las cosas no deseadas no sucedan y solo sucedan las cosas
deseadas. Pero eso es imposible. No existe nadie en el mundo que pueda satisfacer todos
sus deseos, en cuya vida todo transcurra como quiere, sin que pase algo no deseado.
Constantemente ocurren cosas que van en contra de nuestros deseos y querencias, de ahí la
pregunta oportuna: ¿Cómo podemos dejar de reaccionar ciegamente cuando debamos
enfrentarnos a situaciones que no nos gustan? ¿Cómo podemos dejar de generar tensión y
permanecer llenos de paz y de armonía?

Tanto en la India como en otros países hubo personas santas y sabias que estudiaron este
problema - el problema del sufrimiento humano -, y encontraron una solución: cuando
ocurre algo no deseado y empezamos a reaccionar con ira, miedo o cualquier negatividad,
hay que dirigir lo antes posible la atención a cualquier otra cosa, por ejemplo te levantas,
coges un vaso de agua y empiezas a beber; de esta manera la ira no solo no se multiplicará
sino que empezara a disminuir: O empiezas a contar: uno, dos, tres, cuatro... O repites una
palabra, o una frase, o un mantra, o quizá el nombre de una persona santa hacia la que
sientas devoción. Así desviamos la mente y hasta cierto punto nos liberamos de la
negatividad, de la ira.

Esta solución era útil, funcionaba y aun funciona; practicándola, la mente se siente libre de
agitación. No obstante solo funciona en el nivel de la mente consciente porque lo que de
hecho hacemos al desviar la atención es empujar la negatividad a lo mas profundo del
inconsciente donde sigues generándola y multiplicándola. Hay paz y armonía en la
superficie, pero en las profundidades de la mente hay un volcán dormido de negatividad
reprimida que antes o después entrará en erupción con una gran explosión.

Hubo otros exploradores de la verdad interna que llegaron algo más allá en su búsqueda, y
que tras experimentar en su interior la realidad de la mente y de la materia se dieron cuenta
de que desviar la atención es solo huir del problema. Escapar no es una solución, hay que
enfrentarse al problema; cuando surja una negatividad en la mente, obsérvala, hazle frente y
tan pronto como empieces a observar la contaminación mental, empezará a perder fuerza y
poco a poco se irá marchitando y podrá ser arrancada de raíz.

Es una buena solución que evita los dos extremos: represión y dar rienda suelta. Enterrar la
negatividad en el inconsciente no la erradicará y permitirle manifestarse con un acto físico
o verbal dañino solo creará más problemas. Pero si te limitas a observarla, la contaminación
desaparece y habrás erradicado esa negatividad, estarás libre de esa contaminación.

Esto suena muy bien, pero ¿es practicable en la realidad? ¿Resulta fácil para una persona
corriente enfrentarse a las contaminaciones? Cuando surge la ira, nos coge tan de sorpresa
que ni siquiera nos damos cuenta de ello. Arrastrados por la ira cometemos actos físicos o
mentales que nos dañan a nosotros y a los demás. Poco después, al desaparecer la ira,
empezamos a llorar y a arrepentirnos, pidiendo perdón a los demás o pidiendo perdón a
Dios: "Oh, he hecho un error, perdóname". Pero la próxima vez que nos encontremos en
una situación semejante volveremos a reaccionar igual. Este arrepentimiento no nos habrá
servido para nada.

La dificultad estriba en que no somos conscientes del momento en el que comienza esta
contaminación. Empieza en las profundidades de la mente inconsciente y cuando llega al
consciente ha tomado tal fuerza que nos arrastra y no podemos observarla.

Supongamos por un momento que empleo un secretario privado para que me avise cuando
surja la ira diciéndome: "Mire, va a aparecer la ira". Pero como no sé cuando va a surgir la
ira tengo que emplear tres secretarios haciendo tres turnos que cubran las veinticuatro horas
del día. Supongamos que puedo mantener ese gasto y aparece la ira. Inmediatamente mi
secretario diría: "Mire, la ira ha comenzado". Lo primero que haría sería darle una mala
contestación: "¿ Eres tonto, crees que te pago para que me lleves la contraria?". La ira me
arrastraría de tal forma que un buen consejo no podría ayudarme.

Supongamos que prevalezca la sabiduría y que no le regaño sino que le digo: "Muchas
gracias, ahora debo sentarme y observar mi ira". Pero, ¿acaso es eso posible? Nada más
cerrar los ojos para observar la ira, y el objeto de mi ira, ya sea una persona o un incidente,
surge de inmediato en mi mente y ya no observo la propia ira sino meramente el estímulo
externo de aquella emoción, lo cual, sólo conducirá a la multiplicación de la ira y por tanto,
no es una solución. Es muy difícil observar una negatividad abstracta, una emoción
abstracta divorciada del objeto exterior que la originó.

Sin embargo, hubo alguien que habiendo llegado a la verdad última encontró una solución
auténtica. Descubrió que al surgir una contaminación en la mente ocurren dos cosas
simultáneamente al nivel físico: la respiración pierde su ritmo normal, - es fácil observar
que respiramos más fuerte cuando surge una negatividad - y en niveles más sutiles se inicia
en el cuerpo una reacción bioquímica que da lugar a una sensación. Todas las
contaminaciones generan algún tipo de sensación en el cuerpo.

Esto nos ofrece una solución practica: una persona corriente no puede observar las
contaminaciones abstractas: miedo, ira o pasión, pero con un adiestramiento adecuado y
practicando es fácil observar la respiración y las sensaciones del cuerpo, y ambas están
relacionas directamente con las contaminaciones mentales.

La respiración y las sensaciones ayudan de dos formas: primero se comportaran como


secretarios privados y en cuanto surja una impureza la respiración dejará de ser normal y
empezara a gritarnos: "¡Algo va mal!". Y como no podemos regañar a la respiración
tenemos que aceptar el aviso. De igual forma también las sensaciones nos dirán que algo va
mal. Tras habernos avisado podemos empezar a observar la respiración, a observar las
sensaciones y nos daremos cuenta de que la impureza desaparece enseguida.

Este fenómeno físico - mental es como una moneda, en una cara están los pensamientos y
las emociones que surgen en la mente y en la otra: la respiración y las sensaciones del
cuerpo. Todos los pensamientos y emociones, todas las impurezas mentales que surgen se
manifiestan en la respiración y en las sensaciones de ese momento. Por eso, al observar las
sensaciones o la respiración estamos observando, de hecho, las contaminaciones mentales.
En vez de huir del problema nos enfrentamos a la realidad tal y como es, las negatividades
ya no nos arrastrarán como hicieron en el pasado y si perseveramos terminarán por
desaparecer y permaneceremos felices y en paz.

De esta forma la técnica de la auto-observación nos muestra los dos aspectos de la realidad:
el interno y el externo. Antes sólo mirábamos al exterior perdiendo la verdad interna;
buscábamos en el exterior la causa de nuestra desgracia culpado siempre a algo o a alguien
e intentábamos cambiar la realidad externa. Al ignorar la realidad interna, no
comprendíamos que la causa del sufrimiento se encuentra en nuestro interior, en nuestras
reacciones ciegas hacia las sensaciones agradables o desagradables.

Ahora, al adiestrarnos, podemos ver la otra cara de la moneda, podemos ser conscientes de
nuestra respiración y también de lo que ocurre en nuestro interior. Sea lo que sea,
respiración o sensación, aprendemos a observar sin desequilibrar la mente. Dejamos de
reaccionar y de multiplicar nuestra desdicha y permitimos que las contaminaciones se
manifiesten y desaparezcan.

Las negatividades se disuelven más deprisa cuanto más se practica esta técnica. Poco a
poco la mente se libera de las contaminaciones y se hace pura. Una mente pura está siempre
llena de amor, amor desinteresado hacia los demás, llena de compasión hacia el sufrimiento
y las faltas ajenas, llena de alegría al ver los triunfos y la felicidad de otros, llena de
ecuanimidad en cualquier situación.

Al llegar a este estado nuestra conducta habitual cambia, ya no es posible cometer actos
físicos o verbales que puedan perturbar la paz y la felicidad ajenas. Una mente equilibrada
esta llena de paz e impregna el ambiente que la rodea de paz y de armonía que también
afectan a los demás ayudándoles.

Al aprender a mantenernos equilibrados haciendo frente a lo que experimentamos en


nuestro interior, desarrollamos también el desapego hacia todo lo que nos deparen las
situaciones externas. Pero este desapego no es escapismo o indiferencia hacia los
problemas del mundo. Quienes practican Vipassana con regularidad se sensibilizan más a
los sufrimientos de los demás, y hacen cuanto pueden para aliviar el sufrimiento en la
forma que puedan, sin agitación, con la mente llena de amor, compasión y ecuanimidad.
Aprenden la santa indiferencia, aprenden a entregarse por completo, a ocuparse totalmente
de ayudar a los demás, manteniendo simultáneamente el equilibrio mental. Así permanecen
llenos de paz y de felicidad mientras trabajan por la paz y la felicidad de los demás.

Esto es lo que el Buda enseñó: un arte de vivir. No fundó una religión, un "ismo", ni
enseñó ritos o rituales ni ninguna fórmula vacía a quienes se acercaban a él, sino que les
enseñó a observar la naturaleza tal y como es, observando la realidad interna. Debido a
nuestra ignorancia reaccionamos constantemente de manera que nos dañamos o dañamos a
los demás, pero cuando surge la sabiduría, - la sabiduría de observar la realidad tal y como
es -, desaparece el hábito de reaccionar y cuando dejamos de reaccionar a ciegas somos
capaces de realizar actos verdaderos, actos que emanan de una mente equilibrada, de una
mente que ve y comprende la verdad. Un acto así, sólo puede ser positivo, creativo, capaz
de ayudarnos a nosotros y a lo demás.

Por eso es necesario "conocerse a sí mismo", consejo que dan todos los sabios. Conocerse
no sólo intelectualmente en el nivel de ideas y teorías, no sólo emocional o
devocionalmente aceptando a ciegas lo que hemos visto u oído, tal conocimiento no es
suficiente, mas bien debemos conocer la realidad a través de la experiencia. Debemos
experimentar directamente la realidad de este fenómeno físico - mental, pues es lo único
que nos ayudará a liberarnos de las contaminaciones, a liberarnos del sufrimiento.
Se llama meditación Vipassana a esta experiencia directa de nuestra realidad, a esta técnica
de auto -observación. En el idioma que se utilizaba en la India en la época del Buda
"passana" significaba ver las cosas en la forma corriente, con los ojos abiertos; pero
"vipassana" es observar las cosas tal y como son, no como parecen ser. Hay que penetrar a
través de la verdad aparente hasta llegar a la verdad última de la estructura mental y física.
Al experimentar esta verdad aprendemos a dejar de reaccionar ciegamente, a dejar de
generar contaminaciones, y de forma natural las contaminaciones antiguas van
erradicándose poco a poco. Así nos liberamos de la desdicha y experimentamos la felicidad
auténtica.

En un Curso de meditación Vipassana. se dan tres pasos. El primer paso es abstenerse de


cualquier acto físico o verbal que pueda perturbar la paz y la armonía de los demás. No
podemos liberarnos de nuestras contaminaciones mentales si continuamos realizando actos
de obra o de palabra que están multiplicando estas contaminaciones. Por eso el primer paso
de esta práctica es un código moral. Nos comprometemos a no matar, no robar, no tener
una conducta sexual inadecuada, no mentir y no tomar intoxicantes. Al abstenerse de estos
actos permitimos a la mente que se serene lo suficiente como para poder continuar.

El segundo paso es aprender a controlar nuestra mente salvaje adiestrándola para que se
concentre en un único objeto: la respiración. Intentamos mantener la atención en la
respiración el mayor tiempo posible. Este no es un ejercicio de respiración porque no
intentamos regularla, sino que la observamos tal y como es, de forma natural, tal y como
entra, tal y como sale. De esta forma aumentamos la serenidad de la mente para que no se
deje arrastrar por negatividades intensas y al mismo tiempo vamos concentrándola y
haciéndola más afilada, más penetrante, más capaz de trabajar internamente.

Estos dos primeros pasos, vivir con moralidad y controlar la mente son muy necesarios y
beneficiosos en sí mismos pero conducen a la represión a menos que demos un tercer paso
que consiste en purificar la mente de las contaminaciones, desarrollando la visión cabal de
nuestra propia naturaleza. Esto es Vipassana, la experimentación de nuestra propia realidad,
observando en nosotros mismos de forma sistemática y desapasionada este fenómeno de
mente y materia en constante cambio que se manifiesta en sensaciones. Esta es la
culminación de la enseñanza del Buda: la auto - purificación a través de la auto -
observación, algo que puede ser practicado por todos y cada uno de nosotros. Todos nos
enfrentamos al problema del sufrimiento, es una enfermedad universal que requiere un
remedio universal, no un remedio sectario. Cuando sentimos ira no es una ira budista, una
ira hinduista, o una ira cristiana. La ira es ira. Cuando a resultas de esta ira nos sentimos
agitados, la agitación no es una agitación cristiana, judía o musulmana. La enfermedad es
universal y el remedio debe ser universal.

La Vipassana es este remedio. Nadie puede objetar a un código de vida que respeta la paz y
la armonía de los demás. Nadie puede objetar el desarrollo del control sobre la mente.
Nadie puede objetar al desarrollo de la visión cabal de nuestra propia naturaleza para
posibilitar la liberación de la mente de sus negatividades. La Vipassana es un sendero
universal.
Observar la realidad tal y como es, observando la verdad interior, uno se conoce a sí
mismo directamente a través de la experiencia. Con la práctica nos liberamos de la desdicha
que acarrean las contaminaciones. Partiendo de la verdad externa, burda y aparente,
penetramos en la verdad última de la mente y la materia. Esto también terminan por
trascenderse y se experimenta una verdad que esta más allá de la mente y la materia; más
allá del tiempo y del espacio, más allá del campo condicional de la relatividad: la verdad de
la liberación total de todas las contaminaciones, de todas las impurezas, de todo el
sufrimiento. No importa el nombre que se de a esta verdad última, es la meta final de todos
nosotros.

¡Ojalá que experimentes esta verdad última! ¡Ojalá que todos se liberen de las
contaminaciones y de la desdicha! ¡Ojalá que todos gocen de una paz autentica, una paz
real, una armonía real!

PUEDAN TODOS LOS SERES SER FELICES

El texto esta basado en una charla dada por el señor. S. N. Goenka in Berna, Suiza.

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