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Introducción
La siguiente investigación describe la situación del producto interno bruto en Bolivia, tras la pandemia del COVID -19
(coronavirus) en 2020, sobre la base del análisis de factores económicos previos y posteriores.
Asimismo, este estudio revela las condiciones económicas que acompañaron y explican las consecuencias.
Para una primera comprensión del presente ensayo debemos enfocarnos en los hechos económicos iniciados en el
primer trimestre de 2020.

Desarrollo

La enfermedad pandémica del coronavirus se logró presente en Bolivia a lo largo de la segunda quincena de marzo y, sin
duda, pasará a la historia socioeconómica de Bolivia como el elaborado que marcó un cambio de periodo económico.
Cada una de las economías de todo el mundo experimentan cambios de periodo, que es parte de su manejo natural. No
obstante, los ciclos económicos en Bolivia, como apreciamos en la gráfica, poseen una característica especial: son ciclos
bastante marcados tanto una vez Observando la evolución del PIB (PIB) por persona en edad de laborar (población entre
15 y 64 años), es simple detectar los ciclos económicos. Salvo el periodo de la crisis financiera, los demás ciclos
presentan que una vez que la economía boliviana entra en un periodo expansivo, ésta crece progresivamente a lo largo
de diversos años, en lo que una vez que ingresa en un periodo recesivo, cae profundamente. Si bien los ciclos recesivos
duran menos tiempo que los expansivos, su extrema hondura provoca que sus efectos sean más intensivos.
En el lapso 1950–2019, tienen la posibilidad de detectar 2 períodos de aumento
(expansivos). El primero recorre 1960 a 1977 (período de estabilización y crecimiento) y el segundo el lapso 2004 a 2018
(período de nacionalización y crecimiento). En 2019 se observa un cambio en la tendencia, que marca el principio de un
nuevo periodo recesivo. Los efectos económicos de la enfermedad pandémica y de las medidas adoptadas para
afrontarla ya indican la vida de una intensa crisis económica para 2020, que se reflejará en una profundo caída de la
tendencia del periodo.
Diferentes organismos multilaterales hicieron ya sus predicciones relacionadas al incremento que anhelado para 2020.
Entre los pronósticos accesibles, la CEPAL (CEPAL) prevé una caída de 3% del Producto Interno Bruto, el FMI (FMI) del
2.9% y el Banco Mundial (BM), con estimaciones más pesimistas, del -5.9%. Si bien hay diferencias relevantes en medio
de estos pronósticos, en especial entre Comisión Económica para América Latina y el Caribe y el Fondo Monetario
Internacional respecto del BM, los 3 organismos concuerdan en que la economía se recuperará en 2021 y crecerá a tasas
positivas en los próximos años. O sea, estamos frente a una factible crisis a modo de “V”.
Si esto fuera de esta forma, se rompería una “tradición” en la historia económica actualizada de Bolivia, debido a que las
crisis de 1950–1956, 1978–1986 y 1998–2004 superaron los 5 años de duración. Es poco posible que la crisis del
coronavirus rebote inmediatamente, con la manera de “V”. Más bien, es más posible que observemos una “U” amplia.
Primero, ya que se espera un impacto fundamental sobre el capital humano, de el decrecimiento de la actividad

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económica. Tanto su magnitud de uso (empleo) y su retorno (salarios), se verán de manera negativa dañados,
desacelerando de esta forma la demanda interna. Segundo, pues se avecina un shock externo, producto de la caída de
los volúmenes de exportación de gas, que podría, en el mediano plazo, estar en compañía de una crisis de báscula de
pagos, al agotarse las reservas mundiales, primordiales para sustentar la política de tipo de cambio fijo. Que son
expansivos como una vez que son recesivos.
Otra educación de las crisis en Bolivia es que destruyen los adelantos alcanzados a lo largo de las expansiones. En la
última crisis fuerte de la deuda (1978–1986), al equiparar la extensión del Producto Interno Bruto por persona en edad
de laborar entre 1960 y 1977, con aquel periodo recesivo se brindaron caídas del incremento obtenidos en 17 años en
cuestión de 6.
Esta clase de patrones históricos o capacidad de reaccionar de la economía boliviana debe utilizar el centro de atención
de los hacedores de política. De repetirse una crisis parecido o peor a la vivida en la primera mitad de los años 80s, parte
importante del desarrollo y avance social alcanzado en los últimos años se podría perder en pocos años, con fuertes
impactos en aumentos de pobreza y retrocesos de relevantes logros alrededor de la Agenda 2030 y sus 17 Fines de
Desarrollo Sustentable.
La historia no está llamada a repetirse. Hay mecanismos y oportunidades para diseñar políticas económicas que mitiguen
dichos impactos, puesto que, al igual que el sistema inmunológico humano y su capacidad de proteger contra el virus,
políticas oportunas, calibradas y centradas en los más vulnerables, conforman la exclusiva custodia que poseen las
naciones contra las crisis.
Es lógico que se pregunten cómo nos va perjudicar. Y obviamente que habrá un efecto, en el Producto Interno Bruto,
muestra una nota de prensa del Banco Central de Bolivia (BCB).
En la presente administración se poseía un preciado de aumento de 4,26%, sin embargo, el Programa Financiero del
Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y el BCB, rebajaron a 3,5% el aumento que va a tener el territorio.
No obstante, la Cámara Nacional de Negocio es más pesimista y plan un Producto Interno Bruto de 2,5% para la presente
administración, gracias a la paralización del artefacto benéfico por las medias aplicadas.
El Banco Mundial proyecta una brutal caída del PIB de Bolivia en 2020 (5,9%)

El organismo muestra que el efecto súbito y generalizado de la enfermedad pandémica del covid-19 y las medidas de
suspensión de las ocupaciones que se adoptaron para contenerla han ocasionado una drástica contracción de la
economía mundial, que, según las previsiones, se disminuirá un 5,2% este año.
El Banco Mundial pronosticó una brutal contracción de 5,9% del PIB (PIB) de Bolivia en 2020, a lo extenso de la
enfermedad pandémica del nuevo covid-19 o coronavirus, en su informe “Perspectivas Económicas Mundiales”
publicado este lunes.
El informe, presentado en Washington-Estados Juntos, sede del organismo mundial, difiere de la proyección de abril de
este año, una vez que el cálculo —aunque pesimista — correspondió a una retracción de 3,4% de la actividad económica
en Bolivia.
A grado regional, Bolivia se sitúa en quinto sitio referente a la retracción de su economía. Perú, de consenso con el
archivo del Banco Mundial, va a ser uno de las naciones más dañados por la recesión económica, con una caída de 12%
de su Producto Interno Bruto. Al país incaico le siguen Brasil (-8,0%), Ecuador (-7,4%), Argentina (-7,3%), Bolivia (5,9%),
Colombia (-4,9%), Chile (-4,3%), Uruguay (-3,7%) y Paraguay (-2,8%). El motivo divulgó el 25 de mayo que, de enero a
marzo de este año, la economía boliviana se ha ido desacelerando hasta conseguir una extensión de solo 0,55%, uno de
los crecimientos más bajos de los últimos 19 años si se lo compara con el primer trimestre de cada administración.
Además, se informó que, a este ritmo, es factible que en abril, una vez que la economía boliviana estaba
fundamentalmente paralizada gracias a la emergencia sanitaria y a el aislamiento decretada por el Régimen para afrontar
a la coronavirus, Bolivia haya ingresado a una contracción de su PIB (PIB).
En su informe publicado este lunes, el Banco Mundial muestra que el efecto súbito y generalizado de la enfermedad
pandémica del covid-19 y las medidas de suspensión de las ocupaciones que se adoptaron para contenerla han
ocasionado una drástica contracción de la economía mundial, que, según las previsiones, se disminuirá un 5,2% este año.
Según el archivo, podría ser la peor recesión a partir de la Segunda Guerra Mundial, y la primera ocasión a partir de 1870
en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita.
Pobreza extrema
El organismo mundial sugiere que, a raíz de las graves distorsiones a la oferta y la demanda internas, el negocio y las
finanzas, se prevé que la actividad económica de las economías avanzadas se contraerá un 7% en 2020.
“Se espera que los mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED) se contraigan un 2,5% este año, su
primera contracción como conjunto en por lo menos 60 años. El decrecimiento previsto en las ganancias per cápita, de
un 3,6%, empujará a millones de individuos a la pobreza extrema este año”.

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El Banco Mundial incorpora que los efectos permanecen siendo especialmente profundos en las naciones más dañados
por la enfermedad pandémica y en esos que dependen en monumental medida del negocio mundial, el turismo, las
exportaciones de productos básicos y el financiamiento externo.
“Si bien el tamaño de las perturbaciones variará en funcionalidad del territorio, todos los MEED acusan vulnerabilidades
que se ven agravadas por las crisis externas. Asimismo, la suspensión de las clases y los esfuerzos de ingreso a los
servicios primarios de atención de salud posiblemente tengan implicaciones a largo plazo sobre el desarrollo del capital
humano”.
Calificadora
La agencia de calificación de peligro Moody’s hizo saber el 27 de mayo que la crisis por la enfermedad pandémica del
covid-19 afectará más en la ya desacelerada economía de Bolivia, “impulsando la primera recesión del territorio a partir
de la década de 1980, además que la deficiencia fiscal se duplicará de 6% en 2019 a casi 13% con interacción al PIB (PIB)
de este año.
En un informe publicado dicha fecha, la entidad examina el efecto presente y futuro del brote de la enfermedad
pandémica en la economía boliviana, que tiene una calificación de “B1, visión negativa”.
“Moody’s estima que la debilitada actividad económica, junto con un ámbito externo desfavorable, causará una
contracción del Producto Interno Bruto real de alrededor de 3,5% este año, una caída respecto al aumento de 2,2% en
2019 y al aumento promedio de 4,6% a lo largo del lapso 2014-2018”.

EL INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA PRESENTA LOS RESULTADOS DEL PRODUCTO INTERNO


BRUTO AL SEGUNDO TRIMESTRE DE 2020

El bienestar, 12 de octubre de 2020 (INE). - Al segundo trimestre de 2020, el PIB (PIB) registró una alteración
acumulada de -11,11% gracias a los efectos involucrados a la emergencia sanitaria coronavirus que perjudicó a cada
una de las economías de todo el mundo. No obstante, el Índice Universal de Actividad Económica (IGAE) a julio de
2020 muestra fuertes indicios de recuperación en la economía, online con lo proyectado por instituciones nacionales e
de todo el mundo para el Producto Interno Bruto de esta administración.
Las primordiales medidas de confinamiento adoptadas para afrontar al covid19 y resguardar la salud poblacional
perjudicaron el usual desenvolvimiento de las ocupaciones económicas, que han tenido que paralizar o reducir sus
habilidades productivas. Así, ocupaciones como la obra y la minería se vieron especialmente dañadas. Por otro lado,
los servicios de comunicación registraron un incremento debido al crecimiento en la utilización de Internet de la casa
con objetivos laborales y educativos.
Esta caída en la actividad económica es parte de un fenómeno universal, ya que cada una de las economías de todo el
mundo padecieron efectos negativos en sus niveles de producción por la enfermedad pandémica. Perú ha sido la
economía que registra la más grande caída acumulada en la zona, presentando una tasa negativa de 17,27%, seguido
por Argentina (-12,55%), Bolivia (11,11%), Colombia (-7,43%), Chile (-7,08%), Uruguay (-5,99%) y Brasil (5,90%). Cabe
resaltar que las naciones que decrecieron a una tasa menor, presentaron cuarentenas menos rígidas que la aplicada en
el territorio.

GRAFICO N° 1
VARIACION ACUMULADA DEL PRODUCTO INTERNO BRUTO DE BOLIVIA Y PAISES DE LA REGION.

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AL SEGUNDO TRIMESTRE 2020 (EN PORCENTAJES)

No obstante, el IGAE indicador que explica la conducta de la producción en el corto plazo muestra indicios de la
recuperación de la economía. En su alteración acumulada, el IGAE muestra ya un cambio de tendencia después de su
grado más bajo de -11,11% en junio (en línea con los datos del Producto Interno Bruto al segundo trimestre del año) y
alcanza un -10,48% en el mes de julio.
Por su lado, la alteración del IGAE a parecido lapso muestra una fundamental recuperación desde mayo, pasando de su
punto más bajo en abril (-26,59%) a una tasa negativa de 6,75% en el mes de julio.
GRAFICO N° 2 VARIACION ACUMULADA Y VARIACION A SIMILAR PRECIO DEL INDICE GLOBAL DE
ACTIVIDAD ECONOMICA JULIO 2020 (EN
PORCENTAJES)

Esta es una recuperación que va en línea con la proyección del PIB para 2020 realizada por el Banco Central de Bolivia de
-6,2% (en un rango entre -7,9% y -5,1%), así como por CEPAL (-5,2%) [1]y el Banco Mundial (-7,3%). En este último caso, la
cifra proyectada es mucho más optimista que la estimada para países como Argentina (-12,3%), Perú (12,0%) y México (-
10.0%), y cercana a la de otros países como Colombia (-7,2%) y Chile (-6,3%).
CUADRO N° 1 DE BOLIVIA Y PAISES DE LA REGION 2020 (EN PORCENTAJES)
BANCO MUNDIAL: PROYECCIONES DEL CRECIMIENTO DEL PRODUCTO INTERNO BRUTO

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Es fundamental nombrar que la crisis sanitaria y las consecuentes medidas de confinamiento, han impuesto retos
relevantes para la recolección de datos estadísticos. En este sentido, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha llevado a
cabo todos los esfuerzos para contrarrestar este efecto y conservar la calidad de los datos presentados.

OFERTA Y DEMANDA AGREGADA EN TIEMPOS DE COVID 19


Durante el primer semestre de 2020, la pandemia del COVID-19 afectó severamente a la economía mundial. Con el
objetivo de reducir la mortalidad, aminorar el contagio y aliviar la carga de los sistemas de salud, se aplicaron medidas de
confinamiento y distanciamiento físico que redujeron la oferta y demanda en la economía mundial. Como resultado, la
actividad en las economías del mundo se contrajo y el comercio internacional, las remesas y el turismo se debilitaron. Se
prevé que la recesión económica de 2020 sea incluso más profunda que la Gran Depresión. El limitado dinamismo de
oferta y demanda alrededor del mundo impactó en los sectores productivos y de servicios que reaccionaron
reestructurando las condiciones laborales de sus empleados y deteriorando los indicadores de empleo. Además de ello,
se presentó un marcado efecto en las valoraciones de bienes en todos los mercados, lo cual determinó la recomposición
de las condiciones de la economía global. Debido a la incertidumbre, los mercados financieros sufrieron elevados niveles
de volatilidad y experimentaron la aversión al riesgo de parte de sus participantes que optaron por retirar sus capitales
de las economías emergentes y colocarlos en activos seguros. Por tanto, las monedas del mundo, especialmente de
economías emergentes y en desarrollo, tendieron a depreciarse. Asimismo, los precios internacionales del oro y de la
plata subieron, mientras que los del resto de las materias primas cayeron, incluso a valores negativos como en el caso del
petróleo. Para atenuar los daños económicos y sociales de la limitación de movilidad y del confinamiento en los hogares
y empresas, los países del mundo adoptaron estímulos monetarios y fiscales en un contexto de inflación baja. En este
sentido, los bancos centrales reaccionaron expansivamente. En la medida que América del Sur se convirtió en el nuevo
epicentro de la pandemia, se profundizó la orientación expansiva con la utilización de instrumentos tradicionales y no
convencionales. Es notable que, en el adverso contexto económico descrito y menores desembolsos externos netos, los
niveles de las Reservas Internacionales Netas (RIN) de Bolivia se mantuvieran estables durante el primer semestre del
año. La considerable disminución de la demanda de dólares por parte de la población en comparación con igual periodo
de los últimos años, fue un factor determinante y el reflejo de expectativas ancladas en torno a la estabilidad del tipo de
cambio anunciado por el BCB. Adicionalmente, se registró una disminución del déficit en cuenta corriente de la balanza
de pagos como resultado de la reducción del valor de las importaciones y del turismo emisor en mayor medida que la
caída de las exportaciones, del turismo receptor y de las remesas familiares. Por otro lado, la cuenta financiera registró
salidas de capitales y menores desembolsos externos netos, que fueron compensados con el resultado en la cuenta
corriente, afectando en menor medida a las RIN. En consecuencia, el saldo de las reservas internacionales se mantuvo
estable y al cierre del semestre se situó dentro del rango aceptable de acuerdo con criterios internacionales y la deuda
externa es sostenible en términos de solvencia y liquidez. La repentina expansión de la pandemia en Bolivia fue
afrontada con la declaración de emergencia sanitaria en el territorio nacional. Los consecuentes efectos negativos de la
enfermedad y la propia ralentización de la economía debido a la cuarentena, determinaron un nuevo enfoque de política
orientado a mitigar estas condiciones desafiantes Ante este panorama, el BCB se constituyó en la primera fuente de
liquidez tanto del sector público como del sistema financiero. En el marco de la ley del BCB, se concedieron importantes

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créditos de liquidez y de emergencia al Tesoro General de la Nación y se continuó el financiamiento del bono Informe de
Política Monetaria XIV Juana Azurduy. La política monetaria asumida mediante el uso de instrumentos convencionales y
no convencionales profundizó su orientación expansiva para mantener la liquidez, la cadena de pagos y la estabilidad
económica del país. Las presiones inflacionarias internas y externas fueron bajas, lo que dio espacio suficiente para
mantener dicha orientación de la política monetaria. Entre las principales medidas adoptadas se destacaron la
adquisición de títulos públicos en tenencia de las AFP, la creación y aplicación del encaje legal extraordinario en caso que
la cartera no se incremente según lo previsto en la normativa, la ampliación de colaterales a DPF para operaciones de
reporto con el BCB, la reducción de las tasas de encaje legal para la constitución del Fondo para Créditos en MN para la
Adquisición de Productos Nacionales y el pago de Servicios de Origen Nacional y el incremento del porcentaje de fondos
en custodia en MN. Con relación a la política cambiaria, la estabilidad del tipo de cambio nominal permitió anclar las
expectativas sobre la cotización del dólar, mantener bajos los niveles de inflación importada y apoyar a la política
monetaria expansiva. Además, la estabilidad cambiaria continuó preservando el proceso de bolivianización,
manteniendo la preferencia por depósitos y créditos en moneda nacional. De igual manera, durante este periodo se
observó una normalización en el mercado de divisas tras los eventos sociales y políticos ocurridos en octubre y
noviembre de 2019, la venta de ME del BCB a las EIF y de estas al público disminuyeron, al mismo tiempo que las
transferencias netas al exterior fueron menores. Sin embargo, debido a la depreciación de las tasas cambiarias en la
región, el tipo de cambio real de Bolivia registró una apreciación a finales del primer semestre. Durante la primera mitad
de 2020, la inflación en Bolivia registró una evolución sesgada a la baja. Los efectos de la pandemia y las medidas
adoptadas para contenerla determinaron este comportamiento. La emergencia sanitaria afectó tanto a la oferta como a
la demanda, lo que se reflejó en una débil dinámica de los precios de bienes y servicios. Adicionalmente, los precios de
alimentos no procesados fueron bajos debido al buen desempeño agrícola que determinó su sostenida oferta. Por el
contrario, la elevada demanda por productos importados, asociados a salud e higiene, se enfrentó a una débil oferta
debido a las restricciones en los flujos comerciales, por lo que estos precios registraron alzas, aunque estos repuntes no
tuvieron incidencia en el resultado de la inflación total. Las expectativas de inflación se mantuvieron en el rango inferior
de la proyección anunciada por el BCB. Las políticas asumidas por el BCB lograron mantener la liquidez en niveles
elevados y permitieron corregir a la baja las tasas de interés del mercado monetario y de intermediación financiera. Una
característica importante a destacar es que parte de las medidas propiciaron el incremento de las captaciones en el
sistema financiero en moneda nacional y a largo plazo, recursos que fueron direccionados al crédito al sector privado. La
cadena de pagos se preservó, lo mismo que la estabilidad del sistema financiero del país. A pesar de estos esfuerzos, los
efectos adversos del COVID-19 fueron significativos en el sector real. Al mes de abril de la presente gestión, la economía
se contrajo 5,6% debido principalmente a la suspensión de actividades determinada por la cuarentena rígida nacional y
la débil demanda externa. El sector agropecuario, comunicaciones y servicios de la administración pública fueron los
únicos que contrarrestaron parcialmente la caída de los demás sectores. La gradual apertura de las economías del
mundo determinada por la evolución del COVID-19 no es del todo alentadora. Las inconclusas secuelas de este evento
mantienen los niveles de incertidumbre elevados. Si bien se espera que la recuperación comience en el segundo
semestre de la gestión, se anticipa que será lenta y sujeta a la evolución de la pandemia en cada contexto específico. La
baja inflación y amplia brecha de producto en la mayoría de los países indica la necesidad de aplicar políticas expansivas,
las cuales continuarán siendo ejecutadas en la segunda parte de la gestión. Sostener la demanda agregada y generar las
condiciones para la reactivación de la oferta productiva será la tarea fundamental. Sin embargo, la principal limitante
para una economía pequeña y abierta como Bolivia es el financiamiento externo que permita apoyar la expansión
necesaria para la reactivación económica, ya que no se puede descansar todo el impulso en el crédito interno del BCB
que a la larga terminará debilitando a las reservas internacionales. Asimismo, la evolución de los precios internacionales
y la demanda externa por nuestros productos son elementos importantes; sin embargo, las previsiones de recuperación
son débiles y estos precios no alcanzarán los niveles de gestiones pasadas. Además, se prevé que América del Sur, donde
se encuentran los principales socios comerciales de Bolivia, sea la región más afectada y con la caída de actividad más
pronunciada. Frente a estas previsiones, la inflación estimada para el cierre de 2020 se sitúa en torno a 1,7% dentro de
un rango levemente sesgado a la baja entre 0,9% y Banco Central de Bolivia XV 2,3%. La proyección revisada del
crecimiento también es a la baja y se estima que la economía se contraerá aproximadamente en 6,2%, con un rango
entre -7,9% y -5,1%. Como es usual, estas previsiones afrontan riesgos que podrían ocasionar desviaciones en sus
comportamientos esperados, pero en esta oportunidad la incertidumbre alrededor de la evolución de la pandemia y las
políticas asociadas a ella generan un contexto extraordinariamente volátil y difícil de vislumbrar.
En este entorno, la política monetaria continuará su orientación expansiva, llevando a cabo un balance cuidadoso entre
mantener la igualdad de costos y apuntalar el incremento económico. En tanto, la política cambiaria mantendrá el
equilibrio del tipo de cambio destinados a anclar las expectativas y reforzar el proceso de estabilización de la inflación,

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preservando la bolivianización de la economía para conservar el equilibrio y el desarrollo del sistema financiero y del
mercado de valores.
Conclusiones
Los efectos económicos de la pandemia y de las medidas adoptadas para afrontarla ya indicanban una fuerte crisis
económica para 2020, que se reflejo en una profundo caída de la tendencia del lapso, considerada una crisis modo “V”.
De acuerdo con el documento, puede ser la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870
en que tantas economías experimentarían una disminución del producto por capital.
Al segundo trimestre de 2020, el PIB registró una alteración acumulada de -11,11% gracias a los efectos involucrados a la
emergencia sanitaria coronavirus que perjudicó a cada una de las economías de todo el mundo.
Los consecuentes efectos negativos de la patología y nuestra ralentización de la economía gracias a el confinamiento,
concluyeron un nuevo enfoque de política orientado a mitigar estas condiciones desafiantes Frente a este panorama.

Bibliografía

1. Fuente: https://www.bo.undp.org/content/bolivia/es/home/blog/los-impactossocioeconomicos-del-covid-19-en-
bolivia--una-mirada.html
2. Fuente: https://boliviaemprende.com/noticias/efecto-del-coronavirus-incidira-en-el-pib 3. Fuente:
https://www.la-razon.com/economia/2020/06/08/banco-mundial-proyectacaida-del-pib-de-bolivia-en-2020-59/
4. Fuente: https://www.ine.gob.bo/index.php/en-instituto-nacional-de-estadisticapresenta-los-resultados-del-
producto-interno-bruto-al-segundo-trimestre-de-2020/ 5. Fuente:
https://www.bcb.gob.bo/webdocs/politicasbcb/resumen_ESPA%C3%91OL.pdf

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