En el sentido sociológico, los valores se han entendido como las concepciones de lo que es bueno, apropiado o deseable en la vida humana. Mientras tanto, en el sentido económico, el va lor se define como el grado en el que se desean los objetos. Esto se mide en lo que un individuo está dispuesto a renunciar para obtener determinado objeto (Graeber, 2001). Además, el valor puede ser conceptualizado como “la forma en que las personas representan la importancia de sus propias acciones para sí mismas” (Graeber, 2001: 45).
En procesos de conservación ambiental, la Plataforma Intergubernamental
Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) incluye tres dimensiones del valor. En la siguiente infografía interactiva se pueden explorar algunos puntos relevantes y ejemplos sobre esas dimensiones. Este es el caso de una ciénaga donde las comunidades locales han tejido diversas relaciones y valoraciones con la naturaleza alrededor de actividades de pesca, agricultura, consumo, representación, entre otros. Graeber, D. (2001). Toward an Anthropological Theory of Value: The False coin of our dreams. Nueva York: Palgrave Naturaleza y sus valores no antropocéntricos o intrínsecos. Este tipo de valores se le atribuyen a la naturaleza por su mera existencia y sus componentes propios, de manera independiente de los usos y funciones que tienen para los seres humanos. Un ejemplo de esto es el reconocimiento de la importancia de las aguas para la vida de animales, plantas, hongos, bacterias, etc. Beneficios de la naturaleza para las personas (valores antropocéntricos: instrumentales). Estos se refieren a los valores que se le atribuyen a la naturaleza como un mecanismo para satisfacer actividades, necesidades o deseos humanos. Se reflejan, por ejemplo, en la utilidad de la ciénaga para conseguir el alimento, en las tierras para los cultivos o en el agua para el consumo. Buena calidad de vida (valores antropocéntricos: relacionales). Este tipo de valores no se les asigna a objetos específicamente sino a las relaciones entre los humanos y su entorno. Estos reflejan ciertos elementos sociales -como la identidad, la solidaridad o la responsabilidad- en la relación con el medio ambiente. En el caso de esta ciénaga, algunos de estos valores se muestran en las necesidades de cuidado, organización y regulación que se consolidan en la interacción cotidiana de los pobladores locales con el agua y los peces. Si hablamos de valores de la naturaleza, esto implica entender cómo vivimos y concebimos nuestra vida, inmersa en relaciones con aquello que podemos llamar naturaleza (árboles, suelo, agua, bosques, animales, etc.). Esta naturaleza hace parte misma de nuestras vidas y de nuestras aspiraciones. De acuerdo con Donna Haraway, esto se entiende como “Devenir con” (becoming with) y hace parte de preguntarnos por los demás seres con quienes existimos en el mundo y de los cuales no es posible separar nuestras vidas.