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biografia

El maestro Walter Peñaloza Ramella, es considerado uno de los intelectuales más


destacados del Perú, fue educador y filósofo.

Walter Peñaloza es uno de los peruanos más ilustres del siglo XX. Se le podría comparar con
personajes de la talla de Porras Barrenechea y Jorge Basadre. Fue constructor de ideas, un
organizador del pensamiento, un cultivador de la ciencia, pero, sobre todo, un maestro del
coraje y de la verdad.

Miramos hacia afuera en busca de paradigmas foráneos, sin percatarnos que dentro tenemos
las soluciones; por ello es necesario investigar, estudiar, verificar la validez de las teorías,
modelos educativos que responden a nuestra realidad, elaboradas por grandes maestros
como, en el caso peruano, Enrique Guzmán y Valle, José Carlos Mariátegui, José Antonio
Encinas, Augusto Salazar Bondy y, sobretodo, el gran Amauta Walter Peñaloza, quien en la
década del 50, experimentó con mucho éxito un conjunto de hipótesis y teorías educativas en
la Escuela Normal Superior Enrique Guzmán y Valle - La Cantuta y sus instituciones
antecesoras. Hipótesis y teorías que después las aplicó a nivel nacional e internacional, con
gran éxito.

Nació en Lima, el 7 de diciembre de 1920. Tuvo una vida consagrada al estudio, la


investigación, la enseñanza, la gestión educativa, el asesoramiento, así como la publicación
de obras, entre las cuales destacan: Estudio acerca del Conocimiento (1953); El
Conocimiento Inferencial y la Deducción Trascendental (edición de su tesis doctoral,
1962); El Discurso de Parménides (1973), Estudio sobre las Categorías de
Aristóteles (1973); El Problema de los Conceptos Puros del
Conocimiento (1978), Tecnología Educativa (1980); El Algoritmo de la ejecución del
curriculum (1986), La Cantuta. Una experiencia en educación (1989), El Currículo
Integral (1995), La enseñanza del lenguaje (2001) y Los propósitos de la
educación (2003).

Peñaloza formó parte de la Comisión de Reforma a propuesta de la Junta Militar de Gobierno,


presidido por el General Juan Velasco Alvarado, dicha comisión elaboró un Informe Final que
fue base para la promulgación de la Ley 19326, de la Reforma Educativa, el 21 de marzo de
1972. Posteriormente, Peñaloza fue miembro del Consejo Superior de Educación, que
supervisaba la ejecución de la Reforma y más tarde, Asesor del Ministro de Educación hasta
1978 (Rossi, op.cit.139).
Fue Rector de la Universidad Nacional de Educación (La Cantuta) y docente de otras universidades
peruanas y de Venezuela (Estado Zulia, Maracaibo).

El Dr. Walter Peñaloza forjó la formación de maestros al más alto nivel, sin discriminación si eran
de Primaria, Secundaria o Técnica. Consideró que el maestro debería ser formado integralmente
para que pudiese actuar con compromiso, eficiencia y eficacia en una educación cuyo fin era
formar integralmente al hombre como persona, como ser social y como agente promotor de su
cultura.

El aporte del Dr. Peñaloza a la educación del país fue la reforma en la educación universitaria
como:

- La semestralización de los cursos.

-Educación INTEGRAL DE LOS MAESTROS e igualdad de formación para todos los maestros

-Que salgan como título de profesor y no con título de normalista

-Participó en la reforma educativa de la gestión de Juan Velasco Alvarado, se hicieron cambios en


inicial, primaria, secundaria y que fue muy discutida.

- Unificación de la formación de los profesores para inicial, primaria y secundaria.

- Promovió el sistema del crédito universitario para dar una mayor comparabilidad entre los planes
de estudios de las universidades. Este sistema se sigue empleando en las universidades peruana
hasta la fecha.

- Intensificación de las prácticas pre profesionales.

- En 2004, expresó en una distinción de parte de la Universidad Garcilaso, que la Reforma


Educativa de Velasco impulsó la universalización de la educación inicial.

En 1975, asume la dirección del desaparecido diario La Prensa, en dicho diario publica la revista
infantil Urpi, donde pone en práctica la propuesta de formación de valores. Fue considerada entre
las tres más importantes revistas infantiles de la historia latinoamericana.

El 31 de octubre de 2005 falleció en Lima, a los 84 años de edad. Su deceso fue muy sentido, y la
concurrencia a su velatorio en la Casona Sanmarquina del Parque Universitario fue masiva.

Aportes de Peñaloza a la educación Latinoamericana


En 1978 fue contratado por la Universidad del Zulia en Venezuela, como Asesor
del Vice - Rectorado de Regionalización y, en 1980, fue designado Asesor de la
Comisión de Evaluación de los currículos de todas las Escuelas de la Universidad
del Zulia, que condujo a una profunda reforma curricular en 1983 en toda la
Universidad Venezolana (Peñaloza, 2000).

Asimismo, fue profesor en la Universidad Rafael Urdaneta entre 1982-2000, fue


conferencista, profesor de seminarios en varias universidades de Venezuela,
Colombia, Ecuador y Panamá.

Peñaloza Amauta del Perú

En 1991, por acuerdo del Consejo Universitario de la UNE-EGV, Peñaloza fue


designado su Rector Vitalicio, en reconocimiento a la extraordinaria gestión en la
aplicación del Modelo Pedagógico La Cantuta, en 10 años de ejercicio al frente de
las instituciones antecesoras, esto el Instituto Pedagógico Nacional de Varones,
1951-53, la Escuela Normal Central 1953-55 y la Escuela Normal Superior
“Enrique Guzmán y Valle”,1956-1960 (Rossi, op.cit.139).

A su regreso de Venezuela, en el 2000, dictó varias conferencias en diversas


universidades del Perú. En el 2002 fue designado Miembro de la Comisión
Reorganizadora de la Universidad Nacional San Luís Gonzaga de Ica, y asesoró la
reestructuración de sus planes curriculares.

En el 2002, el Ministro de Educación, Dr. Gerardo Ayzanoa Del Carpio, discípulo


del Amauta, le impuso la Palmas Magisteriales en el Grado de Amauta, máxima
condecoración que otorga el Estado a las personalidades que han hecho
excepcionales aportes a la educación, la ciencia y la cultura peruana. Asimismo,
fue designado jefe del Gabinete de Asesores del Ministro de Educación.

Renunció al cargo de Jefe del Gabinete de Asesores del Ministerio de Educación,


días antes de su sensible fallecimiento, el 30 de octubre de 2005.
Peñaloza: un maestro paradigmático

Sus primeras experiencias como profesor las tuvo en su alma mater escolar, el
Colegio Anglo-Peruano, en 1940, cuando fue contratado para enseñar Castellano
y en la que ensayó un nuevo método para enseñar y aprender a comunicarse con
fluidez, tanto oralmente como por escrito, sin necesidad de aprender gramática,
lingüística, fonética y menos ciencias de la comunicación (Peña1oza,1989:16-20).

En 1944, fue designado para enseñar: Historia de la Cultura Peruana y Estudios


Supervisados, en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe y al año
siguiente ganó el concurso docente para enseñar Historia de la Cultura, Psicología
y Lógica, en el Colegio Militar Leoncio Prado.

En 1945, empezó a trabajar en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos


como profesor del curso de griego y luego Estética. En 1946, con la elección del
Dr. Luis Alberto Sánchez, como rector de la UNMSM, no quisieron renovarle el
contrato, por razones ideológicas, pero la protesta de los estudiantes determinó
que se le renovara su contrato de docente.[4]

En 1946, la Facultad de Letras, le encargó el desarrollo del curso de Lógica, en el


que también puso a prueba su gran capacidad de innovación metodológica. Este
curso se enseñaba en el primer año de estudios y, por lo tanto, la asistencia de
alumnos era numerosa por lo que el método que se empleaba eran las clases
magistrales. Peñaloza decidió entonces organizar su curso, mediante syllabus,
[5] texto en el que figuraban las exposiciones dialogadas con muchos ejemplos; y
las clases prácticas, a cargo de asistentes, para la ejercitación en el
reconocimiento de las estructuras lógicas, así como del razonamiento
demostrativo, silogístico. En el sílabo se indicaba que la asistencia a las clases
teóricas era libre, pero que la asistencia a las prácticas era obligatoria (Peñaloza,
op.cit: 25).
En 1948, cuando se encontraba enseñando en la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, fue contratado por la Universidad de Puerto Rico, por recomendación
del Dr. Francisco Miro Quesada, para crear el Curso Básico de Filosofía, en la
Facultad de Estudios Generales de la universidad caribeña. El curso que diseñó y
programó mereció el beneplácito de los estudiantes, porque no se trataba de un
curso tradicional, generalmente orientado a la historia de la filosofía y enseñada
con métodos tradicionales, como la conferencia magistral, sino la de estimular y
motivar en los jóvenes el interés por la teoría del conocimiento, que era la médula
del curso mencionado, mediante el uso de técnicas novedosas como la Técnica de
la lectura, análisis e interpretación de textos, mediante las cuales los estudiantes,
desarrollaban su comprensión lectora, tan desvaída entonces como en nuestros
días, además de desarrollar su capacidad de análisis, interpretación y lo que es
más importante su capacidad críticay enjuiciamiento.

Aportes al desarrollo de la educación en el Perú

Los principales aportes teóricos-científicos y prácticos al


desarrollo de la educación, con énfasis en formación de docente,
son:

1. Creación del nivel de Educación Inicial

Con una concepción educativa diferente a la denominada


educación pre-escolar, mientras era miembro de la Comisión de
Reforma de la Educación y con el aporte del Dr. Carlos Castillo,
creó el nivel de Educación Inicial en el Sistema de Educación
Peruana, en 1972. Al hacerlo enfatizó su concepción de la
educación inicial como un proceso de hominización, culturación y
socialización (Peñaloza, 1996).

Por hominización debería entenderse el proceso de desarrollo del


infante de todas sus potencialidades físicas y espirituales, propias
de esa edad, sin que sean interferidas por factores económicos,
sociales o culturales. Por culturación debía entenderse un proceso
de apropiación o internalización de la cultura local, regional y
nacional, a fin de que el infante se adueñe de su ethos cultural,
evitando así el proceso de alienación cultural; y por socialización
debería entenderse el proceso de aprender a convivir con sus
demás compañeros, a saber compartir y ser tolerante.

La creación de este nivel, que no fue un simple cambio de nombre,


de educación pre-escolar a educación inicial, como algunos creen,
se sustentó en investigaciones previas, realizadas por Charlotte
Bühler, Barrera-Moncada en Venezuela; Cravioto y Robles en
México; Enrique Pollit y Reynaldo Alarcón, en el Perú, sobre
desnutrición y desatención de los infantes en edad escolar,
inteligencia y rendimiento intelectual (Peñaloza, 1996: 7-9). Dichos
estudios demostraron que era indispensable la educación inicial
para evitar que nuestros infantes ingresaran al nivel de educación
primaria desprovistos de sus potencialidades físicas, manuales y
espirituales y que deberían abarcar no sólo de los tres a cinco
años, sino desde el embarazo hasta los 5 años, aunque el Amauta
lo extiende hasta los 6 años (Peñaloza, 1996:15).

Imagen 5.
Por otro lado, la educación que los infantes recibían en los
jardines no era la más adecuada porque se basaban en teorías
neo-conductistas; hasta entonces se creía que el aprestamiento
era lo único necesario en la educación de los infantes, pero el Dr.
Peñaloza demostró que era una educación parcial y lo que los
infantes necesitaban era una educación integral como los niños,
adolescentes en incluso, adultos, que tuviera en cuenta los
procesos de hominización, socialización y culturación.

2.Igualdad en la formación de los futuros docentes

Por primera vez en el Perú y América Latina se introdujo una


formación docente equivalente e integral para profesores de
educación primaria, secundaria o de técnica. Hasta 1951, el
período de formación para docentes de educación primaria era de
tres años, al final de los cuales obtenían el título de Normalista
Urbano; pero, a partir del año 1952, Peñaloza y su equipo de
maestros introdujeron una primera innovación consistente en
desterrar para siempre la denominación de las secciones de
formación docente, como “Sección Normal Urbana” frente a
“Sección Normal Superior”, referida a la formación de profesores
de educación primaria y secundaria. En lo sucesivo quedó
establecido en razón de igualdad “La Sección Superior de
Profesores Primarios” y “La Sección Superior de Profesores
Secundarios”, quedando previsto que cuando se incorporara la
sección técnica se denominara “Sección Superior de Educación
Técnica”.

Esa innovación se hizo en función del principio democrático de


igualdad en la formación de los docentes, cualquiera fuera su
nivel; magistralmente lo puntualiza el Amauta en los siguientes
términos:

“Por primera vez se utilizó una etiqueta que suponía la


preparación de maestros primarios en el mismo nivel que la de los
secundarios y se plantó el germen de una ulterior insistente
acción ante las Universidades para que no marginaran a los
maestros primarios” (Peñaloza, 1989: 83)

El segundo paso consistió en hacer realidad la igualdad en el


período de formación, para ello dispuso, en coordinación con el
Ministerio de Educación, que los maestros primarios se titularan
con el título de Normalista Urbano, en tres años y que luego de
trabajar un año volvieran, a La Cantuta, para continuar sus
estudios en dos semestre de verano y obtener el título profesional
de Profesor de Educación Primaria (Peñaloza,1989: 84).

Debe aclararse que, hasta entonces, en casi todos los países


latinoamericanos, a excepción de Bolivia, la formación de
maestros primarios, se daba en los dos últimos años de educación
secundaria, en la llamada Secundaria Normal o Secundaria
Magisterial, recibiendo algunos cursos de pedagogía y
metodología, además de los otros cursos comunes de secundaria.
En cambio en la Escuela Normal que refundara, el Presidente de la
república José Pardo y Barreda, siendo Ministro de Instrucción
Jorge Polar, la formación maestros primarios era post-secundaria
y duraba dos años.

Peñaloza terminó con la odiosa discriminación en la formación


docentes de profesores de educación primaria, secundaria o
técnica, con el propósito de dignificar la profesión magisterial y
apuntar a su unificación en un solo gremio magisterial. La
innovación introducida por Peñaloza, hizo que la calidad de la
educación se elevara significativamente. En los diez años de
experiencia, el prestigio del profesor de educación primaria como
el de secundaria y técnica se elevó significativamente, a tal punto
que los directores de Escuelas o colegios Secundarios, se
disputaban entre sí ofreciendo tiempos completos o la categoría
de profesores estables, además de otras ventajas para sus
docentes. Consecuentemente la población en general, y los padres
de familia en particular, profesaban un gran respeto a los
egresados de La Cantuta.

3. Introducción del Currículo Integral

Este es uno de los más grandes aportes del Amauta Peñaloza, que
consistía en ofrecer a los educandos una educación holística,
plena, total, que comprendiera no sólo conocimientos, como había
ocurrido hasta entonces y que todavía ocurre en muchas
instituciones educativas, sean de nivel inicial, básica (primaria y
secundaria), superior y universitaria, sino también laformación
laboral (en el nivel inicial y básica) o práctica profesional en nivel
superior y universitario.

Una tercera dimensión o área del currículo integral que postuló


Peñaloza son las actividades no cognitivas, mediante las cuales el
educando internaliza y vive los valores y genera actitudes
positivas. Finalmente, la cuarta dimensión o área fue la tutoría o
consejería, que apuntaba a lograr un buen comportamiento de los
estudiantes.

Las áreas o dimensiones del currículo integral, según palabras del


Amauta, en su obra titulada El currículo integral, eran las
siguientes (Peñaloza, 2000: 238):

 Área de conocimientos
Formación General
Formación Profesional

 Área de Práctica Profesional


 Área de Actividades no cognoscitivas
 Área de Comportamiento (Orientación y Consejería)
 Área de investigación.

3.1. Área de Conocimientos

Según el Modelo La Cantuta, el área de conocimientos sean


científicos, tecnológicos o humanísticos, comprendía dos sub-
áreas: la formación general y la formación profesional.

A. Sub-área de Formación General

El aprendizaje de conocimientos técnico-profesionales en la


formación integral, decía Peñaloza, es importante, pero no
suficiente. En todos los niveles de educación, el niño, el
adolescente, el joven o adulto debe conocer además de las
ciencias y la tecnología, las humanidades para entender y
comprender el mundo que lo rodea y conocerse así mismo y
conocer a los demás seres humanos, en sus diferentes facetas.
Por ello, al formar profesionales, como el docente, debería
considerarse un porcentaje importante de formación humanística,
que podría oscilar entre el 15 a 20% de la formación total.

Según el Amauta, la formación general, en la formación docente,


por ejemplo, no debería tener un carácter remedialista,
propedéutica o complementarista, que habían adoptado algunas
universidades. La formación general debería estar orientada a
lograr una visión holística del mundo natural y social, y a
comprender sus mecanismos de funcionamiento, sin entrar en los
detalles engorrosos como memorísticos de los estudios
secundarios. Además, se proponía que el joven universitario
develara las múltiples relaciones del hombre con el mundo
circundante y consigo mismo y capacitarlo en el uso de los
lenguajes propios de la universidad. Por ello planteó tres sectores
de formación general: las asignaturas comunicacionales, las de
auto-reflexión y las antropocéntricas(Peñaloza, 2000: 241).

Las asignaturas comunicacionales apuntaban a lograr en los


estudiantes un manejo razonable de los lenguajes de educación
superior universitaria. Comprendía por tanto las asignaturas de:
lengua española, lengua extranjera, matemáticas básicas y la
informática (Peñaloza, op.cit).

Las asignaturas de auto-reflexión se orientaban a examinar y


comprender ciertos actos humanos o bien la vida del hombre.
Comprendía las siguientes asignaturas: Psicología General,
Metodología o Técnicas del estudio universitario, Lógica,
Metodología de la investigación, Teoría del Conocimiento o
Epistemología.

El sector de asignaturas antropocéntricas se orienta a mostrar la


situación del hombre en relación con el mundo físico, biológico y
social, así como frente a su realidad local, regional o continental
en que le ha tocado vivir. Según el Amauta, este sector constituye
el corazón de la Formación General y sirven “ para descifrar, en lo
que sea posible, la condición humana y su concreta existencia en
un tiempo y en un espacio determinados” (Peñaloza, 2000:242).
Además insistía, con respecto a la formación general: “El maestro
no es, no puede ser un simple enseñador de disciplinas varias.
Antes que todo eso, es, tiene que ser persona acuciada por los
problemas del hombre, enfervorizada por los avatares y
necesidades de nuestra nación. El maestro es despertador de
conciencias y vector de la nacionalidad” (Peñaloza, 1989:192).

Para terminar con este epígrafe diremos que el Amauta Peñaloza,


no compartía la implementación de la formación general, en forma
vertical u horizontal, como la llamaba, en compartimentos
estancos, como lo hacían la mayoría de las universidades, con
del nombre de Estudios Generales o Pre-Letras o Pre-Ciencias, que
se daban en cuatro semestres o dos años académicos, sino más
bien con una estructura diagonal que se diera a lo largo de la
formación profesional, simultáneamente con la especialización,
las actividades no cognoscitivas y la Práctica Profesional, de tal
suerte que la formación general fuera el componente más
importante en los primeros semestres académicos, pero que poco
a poco se diluyeran al final de la carrera.

B. Sub-Área de Formación Profesional

Los conocimientos de esta sub-área apuntan a ofrecer al


estudiante de educación superior universitaria, las ciencias, las
tecnologías o las humanidades, necesarias para ejercer la
profesión de su elección. Peñaloza nos dice: “ Corresponden a las
ciencias que proveen a cada carrera de la armazón cognoscitiva
que necesitan para el correcto ejercicio profesiona l” (Peñaloza,
op.cit.262).

Según Peñaloza esta sub-área comprende: cursos básicos,


específicos y de acentuación.

Los cursos básicos sirven de cimiento a los conocimientos


específicos, que cada profesión exige. Comprende a veces a
ciencias puras como la Sociología, Biología, Física, Química,
Psicología, Matemáticas, etc. y en otros casos cursos
propedéuticos como: Introducción al Derecho, Teoría de la
Educación, Termodinámica, Geología, etc.
Los cursos específicos, comprende las asignaturas que
directamente se ocupan de los conocimientos de la profesión. En
cada carrera profesional hay un núcleo de asignaturas que
tipifican a la carrera. Por ejemplo, en la formación docente, son
asignaturas específicas, Psicología de la Educación, Problemas de
Aprendizaje, Historia de la Educación, Filosofía de la Educación,
Pedagogía, Sociología de la Educación, Biología de la Educación,
Administración de la Educación, Evaluación o Axiología o ética
profesional.

Los cursos de acentuación son aquellas que siendo también


específicas, se ofrecen con alternativas, de tal manera que los
estudiantes pueden escoger entre ellas. Generalmente se conocen
como cursos electivos, pero el Amauta hace la distinción entre
asignaturas “electivas exigibles” y “electivas ofrecidas”.

Para Peñaloza las asignaturas de acentuación permiten una cierta


profundización en una determinada línea del conocimiento.

3.2 Área de Prácticas Profesionales

Esta área es fundamental en la formación de cualquier profesión


universitaria. El Amauta ha sido uno de los pioneros en sostener
que no se puede hablar de profesionales competentes si no han
realizado las prácticas profesionales.

Como bien lo plantea el Amauta: “Una profesión no se obtiene


repletando las mentes con conocimientos. Desde que toda
profesión implica una serie de acciones reales que el profesional
tiene que realizar en su trabajo, es mandatorio que en el proceso
de su formación deba aprender a ejecutar esas
acciones.”(Peñaloza, 2000: 274).

Luego de mencionar ejemplos sencillos en el ejercicio profesional


de médicos, ingenieros civiles, abogados, arquitectos llega a la
siguiente conclusión.

“Las prácticas profesionales no son otra cosa que el ejercicio de


la profesión durante el tiempo de estudios, por una persona que va
a ser profesional y que todavía no lo es. Por lo mismo, estas
Prácticas profesionales deben ser secuenciadas a lo largo de los
términos académicos, desde las acciones más simples hasta las
más complejas”(Peñaloza, 275).

Según el Amauta las prácticas profesionales o prácticas pre-


profesionales, como lo han denominado ahora, deben orientarse a
consolidar la formación profesional mediante el epitedeuma y
no sólo con la epísteme.[6] Siguiendo a Platón, Peñaloza sostenía
que no son suficientes los conocimientos o epísteme, sino que es
necesario el epitedeuma o prácticas. Nadie aprende a atender a
los enfermos con la lectura de muchos tratados de medicina o
enfermería, sino atendiéndolos en la vida real, es decir en los
nosocomios; nadie aprende a defender a los agraviados en sus
derechos con la sola lectura de los códigos, leyes y demás normas
jurídicas, sin hacer una defensa en la vida real. Un futuro abogado
necesita conocer el mundo o sistema de la administración de
justicia, conocer los expedientes, redactar escritos de demanda,
conocer la idiosincrasia de los operadores de justicia, etc.

Cuando el Amauta Peñaloza se hizo cargo de la dirección del


Instituto Pedagógico Nacional de Varones, en 1951, las prácticas
profesionales solo comprendían tres niveles, pero era superior al
de las universidades que sólo tenían una práctica profesional al
final de la carrera. En 1952 y años subsiguientes, Peñaloza lo
amplió a 6 niveles: Observación y Planeamiento, Práctica
discontinua, Práctica Continua, Práctica intensiva, Práctica de
actividades y Práctica administrativa, que se llevaban desde el III
semestre académico hasta el VIII (Marrero, 1961: 59).

Este hecho es revolucionario porque en muchas instituciones de


educación superior y universitarias de países de América Latina y
España, las prácticas profesionales en la formación docente, que
denominan Prácticas de Magisterio o Prácticas Escolares, duraban
un solo semestre hasta hace poco, es decir, consideraban a la
práctica como un componente curricular de segundo orden. El
boletín de Educaweb, del año 2009, nos informa que en lo
sucesivo durará un año (educaweb, 2007).
3.3 Área de Actividades no cognitivas

Está orientado a la formación de actitudes positivas y, sobre todo,


a la vivencia de valores, lejos de la teoría. Este aporte, aunque fue
propuesto inicialmente por Enrique Guzmán y Valle, profesor y
director de la antigua Escuela Normal de Varones (1917-1923) con
mucha insistencia, tuvo su realización práctica con el Dr. Peñaloza
al establecerse actividades no cognoscitivas y electivas como:
coro, apreciación musical, teatro, dibujo y pintura, títeres,
modelado. Estas actividades apuntan a lograr el “aprender a ser”,
es decir a comportarse con dignidad, con sentido positivo y vivir
los valores mediante un conjunto de actividades físicas,
deportivas, artísticas y espirituales.

En efecto, no es suficiente la educación a través de los


conocimientos, competencias y actitudes. La educación integral
debe lograr objetivos axiológicos, como es la vivencia de valores
como la justicia, la libertad, la solidaridad, la verdad, la belleza,
etc. Sin embargo, estas actividades no deben ser enseñadas como
asignaturas, con evaluaciones tipo cognitivas, sino mediante
talleres, de teatro, coro, dibujo, apreciación musical, etc. en donde
el profesor observa atentamente el proceso de aprendizaje de
dichos valores y estimula a seguir adelante o enmendar errores,
pero no a desaprobar por no lograr determinadas estándares o
indicadores.

La importancia de esta área es que permite una educación


integral, plenamente humana. ¿Qué pasaría, si la educación fuera
pragmática como quieren algunos filósofos pragmatistas como
Edgard Morin o Alvin Toffler? A esta interrogante el Maestro
responde: “Serían personas que actúan o actuarían con éxito en la
vida y en sus empleos posibles. Pero podrían al mismo tiempo ser
personas que se moviesen por los intersticios de la cultura de la
sociedad en que viven, ignorándola o teniéndola a menos (puestos
de espalda a las normas jurídicas, al arte, a la moral, a los
derechos humanos y demás formaciones culturales). (…) Serían
personas con muchos conocimientos, excelentes competencias y
actitudes positivas, pero sin visión del valor de la belleza, sin
respeto a la persona humana y en quienes se encuentran en su
entorno, sin sentido de justicia” (Peñaloza, 2003: 167).
3.4. El Área de Comportamiento (Consejería, Tutoría)

Debería contribuir a la solución de los problemas de los


estudiantes, sobre todo de los problemas generacionales, de
carácter psicológico; pero también de los problemas académicos.
Gracias a este sistema los alumnos de la UNE-EGV, jamás
asaltaron un local y más bien participaron masivamente en las
actividades académicas, gremiales y sociales de la Escuela. Para
la tutoría los profesores disponían de un cubículo donde atendían
a sus tutorados que no pasaban de 10. Este aporte todavía no se
ha implementado en muchas universidades, sin embargo, se habla
de “aprender a ser” y “aprender a convivir”.

4. Introducción del sistema de créditos

Esta otra innovación importante introducida por el Amauta,no por


simple imitación, sino con el fin de llevar a cabo una evaluación
integral, objetiva, técnica y científica.

En realidad el sistema de créditos había sido introducido en la


Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con la Ley
Universitaria 10555, de 1946, pero fue mal aplicado. Según nos
refiere Peñaloza, consistió en asignar cinco créditos a cada ahora
de clases, de tal manera que un curso con cuatro horas significaba
20 créditos, un curso con 2 horas significaba 10 créditos, lo cual
fue un despropósito (Peñaloza, 1989).

Actualmente, los créditos son pesos específicos que se asignan a


las asignaturas, de tal modo que un curso con un crédito puede
significar una hora, si es de carácter eminentemente teórico o dos
horas si es de carácter práctico. Sin embargo, la mayoría de las
asignaturas son teórica y prácticas, por tanto un curso de tres
créditos puede significar dos horas de teoría y dos de prácticas,
ya que una hora de práctica vale medio crédito; un curso de cuatro
créditos puede significar dos horas de teoría y cuatro horas de
prácticas, según su naturaleza, cuando se trata de un curso en
donde las prácticas juegan un papel muy importante.
5. Introducción del Currículo Semestral

El currículo en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones hasta


1951, era anual y rígido. A partir de 1952 se introdujo el currículo
semestral por créditos y flexible. Una de las razones por la que se
introdujo el currículo semestral era que los currículos anuales que
regían en las universidades no permitía un aprendizaje eficaz de la
asignatura, ya que en cada año se programaban de 08 a 10
asignaturas, que se llevaban simultáneamente. Como se
comprenderá un alumno en esa situación se distraía e incluso se
olvidaba de los cursos que tenían una sola hora.

El sistema de créditos, recién se introdujo en las universidades


en 1969, con la Ley Universitaria 17437, pero recién se aplicó
cuando el Amauta llegó a ser Director de Evaluación y Desarrollo
Académico, del Consejo Nacional de la Universidad Peruana,
CONUP, en 1970. Véase el Cuadro Nº 1, de distribución de créditos
por semestres, en la Escuela Normal Superior-Enrique Guzmán y
Valle, en el período 1959-1962.

Fuente: Pacarina del Sur - https://pacarinadelsur.com/dossier-


11/933-vigencia-y-aportes-del-pensamiento-del-amauta-walter-
penaloza-a-la-educacion-del-peru-y-america-latina - Prohibida su
reproducción sin citar el origen.

WALTER PEÑALOZA RAMELLA: APRECIACIÓN CRÍTICA

Muchos son los aportes que Walter Peñaloza ha brindado a la


educación del país y no cabe duda que éstos han rebasado las
fronteras de nuestra patria. La valía de cada uno de ellos es hasta
hoy reconocida y es muy difícil de sintetizar en pocas líneas
puesto que ya se viene escribiendo muchas páginas al respecto.

Entre sus principales aportes podemos señalar los siguientes:

1. Propuso una concepción de educación comprometida con el


hombre y con su formación integral.
2. Sostuvo que la educación como proceso busca la formación
integral del ser humano y cumple tres acciones importantes:
permite el desarrollo de la persona, la relación con el grupo
humano, y la incorporación de la cultura. La educación, en su
propuesta, tiene por finalidad la hominización, la socialización y la
culturización del ser humano.

3. Planteó que la educación como proceso de socialización es


necesariamente una acción de interrelación social que genera una
adecuada relación entre los seres humanos y que por lo tanto el
hombre no puede vivir aislado.

4. Expresó asimismo que la captación de valores y el deseo de


plasmarlos en la realidad es lo que conduce a la cultura, la cual a
través de la educación es incorporada por el hombre en su acervo
nacional y universal.

5. Fue el primero que formuló y puso en práctica en el país y


probablemente en toda Latinoamérica una concepción de
educación centrada en valores que fuera coherente con el fin de
formar integralmente a la persona humana.

Su visión de integralidad de la educación estuvo estrechamente


vinculada con la percepción, captación y concreción de los
valores prevalentes de la sociedad, cuidando no privilegiar de
manera excluyente algunos pocos de ellos. Afirma que no sólo es
importante el valor de la verdad, que se concretiza en la ciencia,
sino que también lo son los valores estético, ético, cívico, físico -
corpóreo, religioso, el valor de lo útil, expresado en el trabajo, y,
otros, que en su conjunto cubren esa dimensión de integralidad.

6. Estructuró su teoría educativa y la validó con singular éxito en


la formación de profesores en La Cantuta, desde la década de
1950, dejando su imborrable sello en muchas generaciones de
maestros.

Esa concepción de educación en valores orientada a formar


integralmente al hombre se convirtió en el emblema de La
Cantuta, expresado en el lema: “Hominen Uti hominen educare
oportet”. Peñaloza sabía que estando la educación al servicio del
hombre uno de sus fines debía ser la formación integral de la
persona humana y que ello implicaba concretizar un conjunto de
valores prevalentes en la cultura del país a través de contenidos
cognoscitivos, no cognoscitivos, de capacitación para el trabajo y
de asesoría y orientación del educando. Una educación que no
sólo debía privilegiar la concreción del valor de la verdad que se
expresaba en el saber científico, sino que en igual medida debía
dar importancia a otros valores.

Entendió Peñaloza que para poder materializar esta concepción de


la educación debía concebirse y estructurarse un currículo
integral y comprendió también que un prerrequisito fundamental
para viabilizarla era formar maestros integralmente. La Escuela
Normal Superior de La Cantuta fue toda una experiencia en
educación.

7. La Reforma Educativa de los años 70 constituye otra concreción


del pensamiento del Dr. Peñaloza. Lo expresado en gran parte de
la ley de educación del año 1972 es la manifestación genuina de
su pensamiento, plasmado luego por un gran número de sus
compañeros de trabajo y exalumnos de La Cantuta. Un sector
importante de quienes condujeron e hicieron posible esta reforma
fueron egresados de la Cantuta: Muchos de ellos actuaron como
funcionarios y Entrena-dores de la Reforma Educativa. Tuve en esa
experiencia el alto honor de ser Entrenador de la Reforma
Educativa en las ciudades de Trujillo y Lima, y luego funcionario
en distintos lugares del país.

8. Sus aportes en la Reforma Educativa de los años 70 del siglo


pasado, son realmente significativos y deberían ser tenidos en
cuenta. Destacan entre ellos:

– La Educación Inicial, como base y primer nivel del sistema


educativo, formando integralmente al niño desde los 0 a los 5
años. El Perú fue el primer país que planteó esta concepción de
Educación Inicial.

– La concepción de una Educación Básica igual para todos, que no


diferenciara peyorativamente la formación secundaria técnica de
la secundaria común.
– El primer ciclo de la Educación Superior, para todos los
egresados de la Educación Básica y que de manera sui géneris
formaba bachilleres profesionales, aptos para incursionar en el
mundo del trabajo.

– El Currículo Integral, como medio fundamental para hacer viable


la concepción de una educación integral; cubriendo las áreas de
conocimientos, actividades no cognoscitivas, la capacitación para
el trabajo y la orientación y consejería del educando.

9. Planteó una concepción de tecnología educativa como conjunto


de medios de diverso tipo utilizados por los educadores para
atender las necesidades del proceso educativo y la solución de los
problemas que se le presentasen. Tecnología que comprendía
niveles desde la configuración y estructuración del currículo hasta
la evaluación.

10. Llevó a la práctica una genuina concepción de formación del


profesorado, coherente con su concepción de educación integral y
buscando elevar la formación del magisterio al nivel universitario.
Configuró toda una filosofía para su formación, que hoy se conoce
como la “Doctrina Cantuta”, la cual concretiza la expresión que
reza en el logo de la Universidad Nacional de Educación “Enrique
Guzmán y Valle”: “Educar al hombre en todo lo que tiene de
hombre”.

11. Peñaloza es sin duda una de las instituciones vivientes de la


Educación Nacional, cuyos aportes deberían ser tenidos en cuenta
en las innovaciones que actualmente se vienen implementando en
la educación nacional.

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