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“Maurice Godelier, aproximaciones a la jerarquía y reciprocidad desde el cuerpo,

parentesco y poder”
Mario Zapata Delgado

Cuando la formación de la sociedades ingresan a procesos de análisis, de ¿cómo está


conformado la situación de sus actores? ¿Sus características? ¿El manejo de poder? La
obsecuencia o la resignación de sus grupo, termina siendo en la historia una recurrente
permanente y sobre todo definido como tal y a partir de ello se dan las organizaciones
endógena y exógenas de los grupos sociales.
Lo cual nos conlleva a analizar algunos aspectos de jerarquía y reciprocidad en el
pensamiento de Maurice Godelier.
Creemos que existen varias miradas sobre la idea de poder y de exclusión: está el hecho
de naturalizar la diferencia entre el hombre y la mujer enfocado desde género, la
construcción de la exclusión, las figuras y símbolos que representan la diferencia y
sobre todo la construcción de los imaginarios identitarios que se hace pensar que somos
diferentes pero que justamente la diferencia radica que “yo como mujer actúo de tal
forma porque me siento así y no de otra forma”.
Estas ideas recorrerán las próximas líneas en el afán de análisis de los contextos en el
que vivimos.

I. el hecho de naturalizar la diferencia entre el hombre y la mujer enfocada desde


género.
Se cree que un niño es más fuerte e inteligente que la niña en las actividades cotidianas
de la casa, de la escuela, del barrio; alguna vez en un aula de EBR se escuchó
que”Juancito corría más porque era más fuerte y se hacía muy buen lector porque era
más inteligente” pronunciada por su compañera de aula, las niñas percibían que el niño
era mejor que ellas, estas ideas se naturalizó en la práctica cotidiana de las personas en
el Perú. La niña ayuda a la mama después del almuerzo a lavar los servicios, el niño se
va al internet o jugar futbol con sus amigos, el hecho que se encuentre naturalizado
radica en que existe una internalización y empoderamiento del concepto varón sobre
mujer en sociedades latinoamericanas y sobre todo en el Perú, más cuando si te
encuentras en zonas periurbanas o rurales se nota este fortalecimiento, lo cual se
legitima a partir de innumerables actos, símbolos y representaciones. Hasta el cansancio
se ha demostrado que la mujer controla y vigila el hogar y por antonomasia el hombre
es el representante de esa familia ante la sociedad o el mundo externo, a pesar que esta
naturalización tiene diversos elementos recurrentes señalaremos algunos que creemos
indispensable, la madre cría al hijo como prototipo del que mantendrá un hogar mañana,
la niña se le encarga actividades domésticas porque debe ser una “buena ama de casa”,
lo cual conlleva a que descuide sus estudios u otras actividades formativas y se dedique
a ayudar con los quehaceres, pero más allá de ello existe la idea que si no es una buena
ama de casa el marido le arrostrará ¿qué le enseño la madre? y será cuestionada, esta
idea de la madre es acendrada y procura por diversos mecanismos hacer de su hija una
servidora del hogar. Por lo tanto existe una idea de bien, de los bueno, de lo correcto y
de los positivo percibido en la actuación de la mujer como ama de casa, naturalizada
por todos e institucionalizada por agentes del estado en las diversas prácticas,
generalmente una mujer gana menos que un varón por los mismos servicios que presta.
Nos dice Godelier sobre las diferencias entre el hombre y la mujer y el nacimiento de
un niño para el caso Baruya que “son producto de la unión sexual de un hombre y una
mujer y la intervención del sol”, es evidente la masculinidad del hombre la
masculinidad del sol sobre la femeneidad de la mujer, y con más acierto indica que el
niño debe volver a ser parido nuevamente entre los nueve y veintidós años, no solo por
el padre sino por el colectivo de varones es decir tiene un nacimiento a partir del
hombre-mujer-sol, además un esencialismo de volver a nacer como nuevo hombre
parido simbólicamente en el colectivo masculino.
Creemos más allá de los agentes y actores existe una función y es ella la se encarga de
que el organismo social se desarrolle interactúe y reproduzca y se haga funcional en
esos términos. Donde el poder del hombre sobre la mujer se naturaliza.
II. Construcción de la exclusión.
Esta forma de naturalizar las diferencia conlleva a caracterizar el poder mediante la
creación de estereotipos y de jerarquías a partir de prejuicios donde lo bueno y lo malo
es recurrente y sirve como elemento exclusor es así que existen ambientes o espacios
específicos para varones donde no ingresan mujeres, actividades profesionales como el
manejo de vehículos para servicio publico done la mujer se apresta de manera temerosa
a ser de taxista, “mujer al volante peligro constante” reza el dicho popular..
Se permite que el poder que ejerce el varón en todas las esferas, conlleve a excluir
social y moralmente a la mujer el varón puede tener varias parejas indistintas y es
tenido como hábil, don juan o mujeriego, en cambio si una mujer realiza una práctica de
ese tipo es tenida como mala mujer, prostituta ramera o “puta”, el varón considera que
la mujer es de su propiedad y no puede dejarlo y menos salir con otro hombre, es objeto
de violencia y física y simbólica incluso llegan al feminicidio con un gran incremento
de estos casos en el Perú, esta idea de propiedad está vinculada a una tradición de la
memoria atávica supina y desdeñable desde la colonia; pero a partir de los diversas
formas de comunicación ha creado estereotipos y roles donde se ha dado la basurizacion
simbólica de la mujer o el factor basura tal como la entiende Rocio Silva respecto de la
CVR “ el testimonio en tanto forma de expresión simbólica está organizado sobre un
recuerdo de un ahora , es una narración que privilegia ciertos hechos y olvida otros,
silencia algunos y quizás con ese silencio también esconde, la basurizacion simbólica,
explica que: yaciente en el hospital donde una acusada de terrorismo estuvo recluida
por haber sido violada por siete sinchis en Huamanga y producto de ella una hija que no
permitieron que abortase, tanto su abogado de oficio y los operadores de justicia , la
responsabilizaron a ella de su propia violación por considerarla sospechosa de
terrorismo, se le asignó la crianza de su hija como penitencia, si ella asumía esta tarea
con valor y coraje , su posibilidad de ser incorporada a la sociedad como una mujer
“limpiada “ aumentaría considerablemente, Georgina Gamboa fue basurizada
simbólicamente, fue considerada como un ser humano sobrante. Godelier sobre los
Baruya explica que la sangre menstrual es peligrosa para los hombres, la mujeres la
utilizan a veces para matar a sus maridos por brujeria al mezclarla secretamente con sus
alimentos, una mujer cuando menstrua no puede cocinar y es recluida en una habitacion
fuera de la comunidad por que los hombres se pueden contaminar.

III. las figuras y símbolos que representan la diferencia


Una forma de diferenciación y de poder se otorga mediante la situación del corporativo
sobre el individuo, se hace un funcionar los hilos de poder a partir del consenso de este
colectivo es decir entre lo baruya cuando el niño es arrancado de la madre el padre
cumple un papel de inducir al niño se haga hombre pero más que el padre está el
colectivo de los hombres donde son ellos los que deciden el futuro del niño en su viaje a
la hombría, con las niñas no pasa eso ellas son criadas por la madre y son asumidas
como tal sin mayor iniciación.
En nuestra sociedad hay un conjunto de símbolos y significados que hacen ver a un
individuo diferente a otro se que este tenga profesión, dinero, posición social los
símbolos que crea el capital simbólico hace que uno sea diferente del otro, es decir un
juez tiene un secretario de juzgado, un jefe tiene una secretaria, una madre asume el
hogar y el padre supuestamente trae el diario para la manutención. Un hombre es
percibido distinto por otro hombre debido a que el colectivo bajo ciertas reglas lo
reconocen así. Lo cual es inminentemente discriminatorio, es decir si pudiéramos
percibir este mundo desde el punto de vista estructural cada quien ocupa una posición
diferenciada de otro y todos han construido formas de diferenciación en sus ámbitos, y
ello es aceptado y definido como correcto. Existe un culto al hombre, al masculino.
Entre los baruya se observa que Inaaoukwe cuando murió le cortaron la mano derecha
y la secaron para conservarla, dijeron que de generación en generación querían
mostrarla. Bakichache condujo a la conquista del territorio Andje hoy día es una lugar
sagrado de los Baruya, Los huesos son elementos esenciales sirve para iniciar a los
jóvenes mediante el Kwaimatnié.
IV. Conclusiones

Primera:
Un efecto de la construcción del poder en las sociedades es el de naturalizar la
diferencia entre el hombre y la mujer enfocado desde género, la cual se entiende que las
actividades que realiza el hombre y la mujer en las se incluyen aspectos
complementarios pasan por tabula rasa dando características de jerarquía que conllevan
a oposiciones, donde el poder es asumida por el varón, la masculinidad y sobre todo por
el colectivo respecto del individuo
Segunda:
La construcción de la exclusión, denota un sin número de acciones que permiten sea
aceptados elementos exclusores que tienen como fin definir como práctica común que el
varón o pater familis sea el representante de la familia ante la sociedad y la mujer
controla el espacio del hogar, lo cual conlleva a que la mujer sea excluido de actividades
donde no habría diferencia con el varón.
Tercera:
Las figuras y símbolos que representan la diferencia están expresados en la
funcionalidad de los actos, donde los actores ante una actuación solo existen a partir de
la funcionalidad de sus decisiones, creando un capital simbólico en algunos casos de lo
que no somos, convirtiendo el consumismo, la idea de desarrollo como la razón de ser,
el éxito está enmarcado más en el hombre que en la mujer y ello conlleva a asumir un
poder que confiere el colectivo al hombre sobre la mujer

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