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Tema 2 Antigua
Tema 2 Antigua
Terminología
“Iberia” es el nombre con el que los autores griegos, a partir del siglo VI ane, se refieren a la
península ibérica. Herodoto hace una diferencia entre los acrónimos “Iberia” y “Tarteso”. No
obstante, el término “Iberia” acabará pronto haciendo referencia a toda la península.
“Iberia” por tanto, es un término puramente geográfico, exógeno, del que surgirá también un
hidrónimo: Iber o Híbero.
“Iberos” tendrá un significado más restrictivo, concerniente a las poblaciones que habitaban
las costas mediterráneas de la península ibérica. No constituyen un único pueblo ni una
entidad étnica. El vocablo es hoy usado para hacer referencia a la formación autóctona,
local, de las diferentes comunidades que engloba, no para remarcar una filiación común o
una cultura unitaria.
Identidades y fronteras
La ecuación lengua=etnia=cultura arqueológica es habitualmente errónea. La propia
naturaleza de las fuentes nos impide generar imágenes étnicas cerradas. La perspectiva de
las fuentes grecolatinas sobre la PI, es ante todo una perspectiva en movimiento.
Los límites étnicos de la Península Ibérica en la Antigüedad se parecen a las fronteras
sociales. Son canales de interacción entre comunidades.
Los procesos de etnogénesis en la península ibérica durante el I milenio ane son diversos y
dinámicos. Ni siquiera acaban con la llegada de los romanos: a partir de finales del siglo II
ane, la configuración étnica
El primero, tiene una visión etnográfica de tradición helenística y el segundo hace una
descripción de cariz administrativo. Las imágenes étnicas que tenemos responden, por
tanto, a los parámetros ordenadores y civilizadores de Roma.
El área ibera
Origen y caracterización. El proceso de iberización
Lo que conocemos como “mundo iberico es el resultado multisecular de lo que hoy se
conoce como “proceso de iberización”. La eclosión definitiva de este mundo ibérico puede
situarse entre los siglos VI y V ane.
El resultado de este proceso no es otra cosa que la suma de diversos fenómenos regionales
de poblaciones, que, a lo largo de la Edad del Hierro, desarrollan formas complejas de
organización territorial, social y político. Hay elementos compartidos, sobre todo en los
planos cultural, ideológico y lingüístico de marcada impronta mediterránea.
Tres elementos confluyentes, que marcan los diferentes procesos regionales: Marco
geográfico y medioambiental, sustrato prehistórico y aportes coloniales.
No podemos pensar en un único origen para todos los iberos. Su origen es poligénico. La
zona ibérica aparece fragmentada en multitud de entidades étnicas, sin que podamos saber
a ciencia abierta si tales entidades son, si vamos caso por caso, anteriores o posteriores a
la dominación romana.
El origen de la “cultura ibérica” es inseparable del impacto que sobre las poblaciones locales
ejerció el fenómeno colonizador procedente del Mediterráneo oocidental. Los influjos
coloniales afectan a toda la costa mediterránea, pero penetran también hacia la Meseta por
el sur y por el valle del Ebro hasta la actual Zaragoza.
El resultado final es ciertos rasgos comunes pero sobre sustratos demográficos y culturales
diferentes, de ahí la variabilidad que encontramos. La intensidad distinta de las influencias
externas también es un condicionante.
El inicio del proceso de “iberización” podríamos remontar a los comienzos del I milenio
anterior. Llegada de fenicios, presencia de griegos, desarrollo de Tarteso.
No es un proceso homogéneo, es autóctono.
Descartamos así las teorías tradicionales que hacían descender a los iberos de poblaciones
venidas de África.
Sur peninsular
De las tres áreas señaladas será el área meridional la que conocerá un contacto más
directo, intenso y duradero con fenicios y cartagineses. Es también el primer espacio en
caer bajo el poder directo de Roma, tras la victoria de esta sobre Cartago en 206 ane. De
ello se ha deducido siempre que la “romanización” de lo que luego será la Baetica fue muy
intensa ya desde principios del siglo II ane.
Esta última idea es matizable. La integración de las diferentes comunidades del sur
peninsular en el mundo provincial romano se hará siempre intentando mantener sus rasgos
culturales y su idiosincrasia. Lo que llamamos romanización es un proceso mucho más
complejo que la simple sustitución de una cultura por otra.
Etnias que las fuentes mencionan dentro de esta zona: Turdetanos, Túrdulos, Oretanos,
Bástulos y Bastetanos. Sin embargo, las denominaciones y ubicaciones de tales pueblos
cambia de un autor a otro (Polibio, Estrabón, livio, etc). Por lo que dice un autor no tiene
nada que ver con lo que dice otro.
Turdetanos y túrdulos son para Estrabón un mismo pueblo. No es así para Polivio, un siglo
antes. Se cuestiona si hubo un proceso de fusión, un traslado de población o si es el
resultado de la integración. En toda la península étnica se produce una clara reordenación
étnica con la llegada de los romanos.
Estrabón señala que los turdetanos son el pueblo de Iberia más civilizado. Alto nivel de
urbanización, rico comercio, leyes y literatura.
La misma dualidad que en Estrabón se da entre turdetanos y túrdulos, existe entre
bastetanos y bástulos. Los demás autores son diferentes unos de otros. Los bastetanos
habitarán en las provincias de la actual Andalucía oriental. Principal ciudad: Basti, en las
vegas de Granada. Bástulos: nombre étcnio para designar poblaciones fundamentalmente
fenicios. Ptolomeo lo nombra como peonoi, que es fenicio, Apiano como blastofenicios y
Maeciano de Heraclea como bástulos poenos, lo que remite a una eclosión étnica. La
presencia externa, en este caso cartaginesa, es lo que genera estas emergencias étnicas.
Oretanos: También hay muchas contradicciones en las fuentes sobre ellos, aparecen más
en las fuentes y unos autores los sitúan en el interior (Plinio y Ptolomeo) y algunos más
antiguos, en la costa (Aemidoro y Estrabón). Principales ciudades: Oretum, Salaria, Ipolca,
Iliturgi, y Cástulo ( a5km de Linares). Zona minera. Luego Ptolomeo nombra a Oretum como
ciudad germánica, por lo que se puede hablar de que no hay fronteras físicas.
Levante mediterráneo
Contestanos: En torno a la ciudad de Cartago NOva.
Edetanos: AL norte de Júcar. Edeta y Sagunto-Arse
Ilercavones: Sur del Ebro. Tortosa
Cesetanos: Norte del Ebro
Layetanos: Entre llobregat y los indigetes
Indigetes. Entorno de Emporion
Lengua y escritura
Lo que llamamos “lengua ibérica” tiene un origen muy poco conocido, no indoeuropeo, por
lo que se considera una lengua aislada. Se compone de distintos dialectos emparentados
entre sí. La escritura ibérica aparece en los siglos V-IV ane. Tiene influencia fenicia y griega.
Sistema semisilabario, se sabe leer porque es una adaptación del alfabeto griego en
algunas variantes. Tiene varios signario. Actualmente, aunque se puede leer, solo se han
traducido unas pocas palabras dada la falta de paralelos lingüísticos.
Economía
Destacamos cuatro ámbitos económicos dentro del mundo iberico: Actividades
agropecuarias, minería y metalurgia, manufacturas y comercio.
La base de la economía en el mundo iberico es esencialmente la agricultura y la ganadería:
ahí radican los cimientos del desarrollo urbano patente desde el siglo V ane. Nos
encontramos ante economías autosuficientes, basados en la agricultura de secano (cereal,
vid y olivo). Estos cultivos se complementaban con leguminosas, frutos, y una elemental
horticultura. Generalización de los apeos de hierro. El excedente se destina al comercio. La
ganadería, además de alimento, proporciona fuerza de trabajo, transporte y estiércol
(mejora el rendimiento de la producción agrícola). Importante cultivo del lino en el área
indigente. Estructuras de producción familiares se combinan con tierras comunales y
extensiones de terreno mayor que son la base del poder aristocrático.
En regiones como la alta Andalucía la minería constituye un pilar económico de primer
orden. Se extraerá y trabajará, sobre todo, hierro.
Tres zonas mineras por excelencia: Alta Andalucía: Cástulo, Obulco y Sisapo. Sierra
Morena/Guadiana y Estribaciones del Sistema Ibérico/ sierra Calderona.
El comercio entre los iberos constituye también una actividad destacada. Comercio a
diferentes escalas: local, regional e internacional. Vías de comunicación terrestres: vía de
Plata y vía Heraclea. Vías fluviales
La moneda en el mundo iberico nos indica las nuevas necesidades generados por el
incremento de intercambios. La moneda se difundió a través del comercio de las colonias
fenicias y griegas. Cecas ibéricas más destacadas: untikesken - Emporion, boliskan -
Huesca.
Estructura social
La familia es el principio del ordenamiento social básico durante la Edad del Hierro (esta
afirmación es válida para toda la península ibérica y el occidente de Europa). Varias familias
conforman un grupo gentilicio, que vendría definido por un antepasado común epónimo. El
grupo gentilicio por tanto, asienta principalmente sobre el linaje compartido (clan).
Los líderes de estas familias y clanes acabarían constituyendo el origen de las aristocracias
ibéricas.
La jerarquización y desigualdad progresiva desde el Iberico Antiguo nos permite diferenciar
dos grupos sociales claros:
- Privilegiados: Control de las bases económicas y del excedente productivo.
Capacidad para generar un discurso ideológico con el que sostener su posición
privilegiada. Este discurso, a tenor de la iconografía vascular y las imágenes de
esculturas ibéricas, estaría sobre todo basado en una vinculación directa con
héroes, ancestros fundadores y dioses. Se incluyen aquí: líderes de la comunidad,
jefes militares, sacerdotes, oligarquías mercantiles y élites cívicas.
La mayor parte de los datos que tenemos sobre esta estructura social viene de las fuentes
literarias y los registros arqueológicos, las necrópolis siendo el principal origen de estos
datos, donde se diferencian tres tipos de sepulturas: grandes monumentos, pilares-estelas y
tumbas modestas.
Monarquía - Se identifican en las fases iniciales del mundo iberico, siglos V-IV ane. Sureste
peninsular y Levante, en territorios reducidos, poder hereditario y posible carácter sacro,
reyes y dinastas se mantienen hasta época romana (Polivio y Livio menciona varias
dinastías). Polibio suele llamar a estos monarcas basileus, pero los autores los llaman
príncipes o reguli.
El poder de estos monarcas se sustentaba en lazos familiares, clientelas y redes de
vasallaje enunciadas bajo la fórmula de las fides. Para el contexto de la Segunda Guerra
púnica, en el sur peninsular la soberanía real parece que se despliega sobre oppida,
mientras que en la zona levantina pudiera tener un componente más etnico. Por su parte,
en el área catalana, nos encontraríamos más bien ante reguli de marcado carácter militar:
es el caso de Indibil (ilergete) y su cuñado Mandonio (ausetano).
Aristocracias guerreras - En el Iberico Pleno siglo IV ane las realezas unipersonales van
siendo reemplazadas en el poder por elites aristocráticas, cabezas de las familias más
poderosas. Son el resultado de la progresiva ampliación de los grupos gentilicios y clanes.
Comparten rasgos ideológicos con las monarquías: su discurso legitimado se sigue
basando en la vinculación con los héroes y los fundadores míticos de la comunidad.
El heroon de El Pajarillo.
Concentran en sus manos los poderes principales, siendo el militar y el religioso los dos
más destacados. La gran cantidad de armas que aparecen en las tumbas ricas de las
necrópolis ibéricas sería un reflejo de este componente militar y guerrero de corte
aristocrático (lucha de principios, no de ejércitos).
Los fides también es un componente central entre estas aristocracias
Casa palaciegas, en los oppida se identificaban casa palaciegas que corresponden a estas
aristocracias.
Élites cívicas - En el siglo III ane se identifican ya claras oligarquías urbanas. Ejercen su
poder en el marco de ciudades-estado (Sagunto).
En la cerámica de LLíria son representadas como elites ecuestres. La figura de jinete
constituye una de las principales iconografías de la moneda ibérica (refrendo de la
soberanía ciudadana y herramienta de propaganda política).
Dos órganos de poder: Consejos, una especie de “senado de notables” y asamblea,
representación de todo el cuerpo ciudadano, es decir, de los hombres libres.
Las magistraturas civiles y militares serán competencia de la propia élite urbana. En
Sagunto, por ejemplo, existe un praetor saguntinum.
La religión ibérica
Es un fenómeno integrado en los procesos globales de las poblaciones ibéricas durante el
primer milenio ane. Sostén ideológico del poder. No se conoce mucho de ello.
Hay claros elementos de influencia mediterránea que se combinan con elementos nativos:
esencia naturalista, animismo.
El resultado es una religión sincrética de base mediterránea.
Divinidades de diverso tipo: regionales, familiares, cívicas, protectoras, guerreras,
benefactoras, etc.
No conocemos los nombres de las divinidades, pero sí de las divinidades mediterráneas
asimiladas a dioses autóctonos: Astarté, Melqart. Artemis/Diana, etc se asimilan a los
dioses autóctonos.
No debemos pensar sin embargo en una aculturación religiosa. Se toma la simbología para
adecuarla y reinterpretar al sistema de creencias iberico. Entre las divinidades más
puramente autóctonas, de carácter animista, destaca una gran diosa de la naturaleza y la
divinidad (potnia theron). La base agraria y mediterránea de este culto, es en cualquier
caso, innegable.
Entre las divinidades masculinas, destaca el despotes hippon o “domador de caballos”.