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El Lobizón del Guaraní también llamado, Juicho, Luisón o Luisõ (en guaraní),12 es uno

de los siete monstruos de la mitología guaraní, es el séptimo de Tau y Keraná. 345 Se trata
de una criatura mitad hombre y mitad bestia, cuya figura guarda similitudes con la leyenda
europea del hombre lobo. Es un mito paraguayo muy popular en dicho país,tanto como en
Uruguay, el Nordeste de la Argentina,el sur de Santa Cruz-chaco boliviano (Bolivia) y los
estados de Mato Grosso do Sul, Río Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná (Brasil), en
donde existe la creencia de que el séptimo hijo varón de una familia de exactamente 7
hijos varones sin excepciones, al llegar a los 15 años se transforma en el Luisón.

Mitología[editar]
Luisón es el séptimo hijo de Tau y Keraná en la mitología guaraní, sobre él cayó la mayor
maldición que pesaba sobre los progenitores. Su solo nombre aterroriza. Este ser
espeluznante se encuentra ubicado en la encrucijada de los caminos de la vida y de
la muerte. Es el monstruo más temido y aborrecido de los engendros malditos.

Otros mitos emparentados traen justicia y venganza, castigos a los que se exceden;
protegen la flora y la fauna; otros devoran hombres y mujeres, otros roban niños y silban.
Luisón daña más que todos estos penantes. Hace imposible la vida del más allá. Juega
con el destino del alma, que se vuelve irremediable una vez que él interviene en el colmo
de su obra maléfica, razón por la cual es tan temido.

Los días viernes y martes al comenzar las sombras de la noche sale adueñarse de
pueblos, villas y ciudades en su avance penumbroso, Luisón pierde su forma humana para
transformarse en un perro de horrible aspecto, con unos dientes afilados y de diabólico
intento que busca los cementerios para revolcarse encima de los cadáveres y alimentarse
de ellos. A la media noche, con ojos relampagueantes sale en busca de seres humanos
para convertirlos en otros Luisónes, lo que logra asustándolos y pasando por debajo de las
piernas de los hombres que sorprende en su maléfico paseo nocturno. A veces jaurías de
perros lo persiguen y ladran sin acercarse por el miedo que estos le sienten. Un olor
nauseabundo e insoportable lo acompaña, su aspecto hiela la sangre de las venas y
enloquece a los hombres que se dejan sorprender.

Su andar termina al clarear el nuevo día, retornando su forma humana, donde se lo ve


sucio, cansado, esquivo, de mirada doliente y cabello desgreñada. La gente no sabe si
tenerle lástima o sentir miedo ante la duda hiriente de que sea un Luisón o no.

Es similar el caso de los vampiros, al presentirlo todos se santiguan y callan. Es el hombre


lobo temible y de hábito atroz, capaz de hacer perder al hombre su condición humana
transformándolo en bestia y demoniaca. Devora la carne de los muertos y el alma de los
vivos. No conocen los guaraníes y sus descendientes paraguayos mayor desgracia que la
de esta temible bestia.

Dice el mito que al nacer Luisón brilló en los cielos la conformación de estrellas conocidas
como Las Siete Cabrillas en señal de que la maldición que afligía a Taú y Keraná había
cesado. Según la Mitología Guaraní este monstruo y sus seis hermanos deambulan sobre
la tierra aterrorizando a todos el que viva en la "Región Guaraní".

Apariencia física[editar]
Al Lobizón en la mayoría de versiones y "supuestos avistamientos" se lo describe como
una persona con mandíbula pronunciada y venas muy marcadas, cabello oscuro y
delgado, extrañamente presentan cicatrices en el rostro desde su niñez por lo que es fácil
diferenciarlos,en su forma de bestia es similar a un perro de gran tamaño parecido
al Hombre Lobo europeo, flaco y feo, mal oliente y de color negro. Con orejas colgantes,
una cabellera como si fuese humano, que camina en cuatro patas. Sin cola, con dientes
afilados y con solo tres dedos en sus patas con grandes garras. Con ojos blancos
y pupilas rojas como la sangre, los martes y viernes los perros ladran sin cesar siguiendo a
Luisón en su andar el cual deja una marcar de tres rasguños enormes por donde pasa lo
cual es señal de que este ha estado en ese lugar. Desde las 11:00 o las 11:30pm o aun
más tarde 12:00am es cuando el Luisón se prepara convirtiéndose en tal temible bestia
para a las horas de las 4:00 o 5:00am regresar a su forma humana.

Después de concluir el ciclo en las mañanas de los miércoles y sábados el Luisón regresa
a su forma humana pero con el cabello despeinado, con una mirada triste y doliente. Con
terribles problemas de digestión provocado por toda la porqueria que comió, con cansancio
por no haber dormido y con ojos abiertos con sus bolsas bajo los de los mismos que solo
hace que se vea triste y con sus pupilas rojas pero ya no tanto como en su forma de
bestia. A los 2 o 3 días se recupera y pareciendo una persona normal solo para volver a
convertirse en Lobizón.

Ahijado presidencial y leyenda[editar]


En Paraguay y en Argentina se acostumbra desde el siglo XIX, que el Presidente de la
Nación sea nombrado "padrino" del séptimo hijo varón de un matrimonio consolidado bajo
las mismas la costumbres. Esta costumbre irregular se debió a que los supersticiosos a
veces sacrificaban a su séptimo hijo a pedradas en especial en Paraguay por el terror que
les producía la "posibilidad" de que les hubiera nacido un Luisón o Luisónte(Luisón
prematuro).

Si bien este padrinazgo se realizaba de modo informal hasta 1907, se tienen registros de
que en ese año se hizo el primer bautismo oficial, con el presidente de la Nación como
padrino. Ya el 12 de marzo de 1973, el presidente Juan Domingo Perón dio formato legal a
esta costumbre a través del decreto número 848, conocido como ley de padrinazgo
presidencial. El decreto otorga además becas totales para estudios primarios y
secundarios, a la vez que aclara que este padrinazgo "no crea derechos ni beneficios de
naturaleza alguna en favor del ahijado ni de sus parientes"

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