La sexualidad es una parte natural y fundamental de la experiencia humana.

Es una
dimensión integral de la identidad de una persona y abarca una amplia gama de aspectos,
incluyendo la orientación sexual, la identidad de género, las preferencias sexuales y las
relaciones íntimas. La sexualidad se manifiesta de diversas maneras y es única para cada
individuo.

Es importante que la sexualidad se explore y se viva de una manera consensuada,

respetuosa y segura. La educación sexual, la comunicación abierta y el respeto por los
derechos sexuales son fundamentales para promover una sexualidad saludable y
satisfactoria. Además, es esencial luchar contra la discriminación, el estigma y la
desigualdad en todas sus formas, para que todas las personas puedan vivir su sexualidad
de manera auténtica y sin temor.

En resumen, la sexualidad es una parte esencial de la vida humana y debe ser respetada,
celebrada y vivida de manera que promueva el bienestar y la felicidad de las personas.

El consentimiento sexual es un principio fundamental en las relaciones íntimas y sexuales.

Es esencial que todas las personas involucradas en un acto sexual den su consentimiento
de manera libre, voluntaria, informada y continua. El consentimiento debe ser claro y mutuo,
y las personas tienen el derecho de retirar su consentimiento en cualquier momento.
Respetar el consentimiento es crucial para garantizar relaciones sexuales saludables,
seguras y éticas. La falta de consentimiento constituye una violación y un delito en muchas
jurisdicciones.