Está en la página 1de 9
Capftulo 1 LOS FUNESTOS COSTES DE LA IRA Probablemente estemos leyendo este libro porque o bien no- sotros o bien alguien a quien apreciamos especialmente tiene un problema de ira. Pero, antes de mostrarle a usted o a sus seres queridos cémo se puede reducir este sentimiento, echemos un somero vistazo a algunos de sus costes mds funestos. ~Por qué nos esforzamos por desterrar de nuestra vida la ra- bia, un sentimiento sincero que brota esponténeamente del co- raz6n? Natutalmente, no hay ninguna ley del universo que nos obligue a hacerlo, Pero hay algunas razones importantes que pueden decidienos a ello. ‘LA IRA DESTRUYE LAS RELACIONES PERSONALES ‘Uno de los costes més cottientes de Ia ira, probablemente el mis elevado de todos, es el dafio que causa a nuestras relaciones personales. Curiosamente, las relaciones que quedan dafiadas suelen ser las mejores que tenemos. Muchas personas creen que la ita la dirigimos principalmente hacia la gente que nos cac mal. iNada més falso! Varios estudios recientes, entre los que destaca uno de la Universidad de Hofstra (Kassinove y otros) y orra de la Universidad de Massachusetts (Averill), confirman que esto no es cierto. La mayor parce de las veces nos enfadamos con las perso- nas que mejor conocemos. Entre les blancos mis frecuentes de la n los eényuges, los hijos, los compafieros de erabajo y los amigos. Los siguientes ejemplos ilustran esta afirmacién. v7 Jeff sondaba los sesenca cuanda acudié al terapeuta para i tentar controlar su temperamento explosivo. Estaba divorciado, ¥ tenfa dos hijos. Dijo que su mujer, harta de sus estallidos de ira y desu conducta autoritaria, se habia divorciado de hacia ya var ios afos. Aunque aiin mantenfa contacto con sus hijos, su rela- cién, con ellos solia ser vensa, En cierta ocasién, mientras visita- ba a su hija, se enzarz6 en una discusion con su yerno. Jeff se acaloré tanto que legs « golpearlo, Desde entonces, sus dos hi jos sc hablan negado también a dirigirle la palabra. Volviendo la vista atris, JefF se daba cuenta con tristeza de que a causa de su ita habla dejado de relacionarse con la mayor parte de sus fami- liares. ‘Nancy tenia veintiséis alos cuando acudié en busca de ayu- da terapetitiea, Llevaba viviendo aproximadamente das afios con su amigo Fred, Habian pensado en casatse, pero los arreba- tos de ira de Nancy estaban destruyendo la relacidn, Esta reco- nocfa sentirse celosa y no soportar que él trabajara en estrecha colaboracién con otras mujeres, yse quejaba de que a ella no le prestaba demasiada arencidn. Sin tener prucbas de que Fred es- tuviera implicado romdncicamente con cualquiera de sus com- Pafieras de trabajo, buscaba constantemente sonprenderlo en al- guna falta, Periédicamente lo acusaba de toda suerte de horrores ¥ 2 veces chillaba y lanzaba al suelo objetos de la casa. Final- mente Fred se harté de sus escenas de Furia, rompid con ella y se fea vivir a otra parte. Aunque estos dos casos puedan parecer algo extremados, en realidad no son nada inhabicuales. Las personas como Jeff suclen echar la culpa a los demds cuando sus telaciones se vuelven ten- sas, se niegan a transigir 0 limar asperezas cuando surgen desaye- nencias, no cargan con la responsabilidad de su ira ni se dan real- ‘mente cuenta de los fuanestos costes de ésta hasta que no empieza a resquebrajarse alguna de sus mejores telaciones. Fn muchos ca- 0s, no se dan cuenta de que por sus sentimientos y atrebatos co- leticos estén perdiendo amigos y dejan de influir en la gente has- ta que ya es demasiado tarde. 18 El de Nancy es un caso algo distinto. La pérdida de una sola amistad importante fue suficiente para que viera claramente que tenfa que hacer algo para controlar su ira. Al principio, sin em- batgo, eché incluso la culpa de su rabia a su ex novio, Su raz0- namiento era sencillamente que, como se sentla tan agraviada y aitada, Fred debfa de tener la culpa. No hiza progresos en la te- rapia hasta que no acepté la responsabilidad por su falta de con- trol emocional. Pensemos ahora en nuestra propia vida. ;Ha destruido nues- ‘ra ira alguna relacién importante? ;Tendemos a hacer a los de- més responsables de la manera como nos sentimos? Si seguimos en este plan, dénde nos encontraremos de aqui a unos afios? Li- beratnos de nuestra iray ser mds transigentesy flexibles con nues- tras amistades nos reportar4, con toda seguridad, grandes venta- jas a largo —y también a corto— plazo. La IRA AFEGTA NEGATIVAMENTE A NUESTRAS RELACIONES LABORALES No nos engafiemos: el trabajo es a menudo muy frustrante. Jefes demasiado exigentes, colegas envidiosos, clientes airados, plazos inflexibles, injusticias de todo tipo... motivas de sobra para poner a prucba nuestra paciencia, Pero enfurecernos a causa de las frustraciones puede frustrarnos més atin. En primer lugar, puede perjudicar seriamente las celaciones laborales y entorpecer nuestro éxito profesional. En segundo lugar, puede bloquearnos ala hora de abordar cuestiones importantes y limitar nuestra ca- pacidad para realizar un trabajo de calidad. Llevarnos bien con las demés es importante para tener éxito en el trabajo, canto incluso como nuestra capacidad para hacer ese mismo trabajo, A nuestros colegas y superiores les molesta trabajar con nosotros si mostramos frecuentes estallidos tempe- ramentales. Nos verdn como a un cliente dificil y estardn desean- do perdernos de vista cuanto antes. Segin un estudio realizado 19 por el Centro para el Liderazgo Creativo (Center for Creative Leadership) de Carolina del Norte, la incapacidad para domefiar 'a ira entre los ejecutivos, especialmente en situaciones de pre- sién, figuraba como una de las principales causas de los ascensos Jaborales frustrados, de los despidos y de las «invitaciones» a pe- dir la jubilaci6n anticipada, Y no sélo entre ejecutivos, La hostilidad puede hacer su ne- fasta aparicién en todos los niveles del escalafn laboral, Veamos un par de ejemplos bastante distintos: Jerry, abrero de la construccién, acudié a la terapia porque tenfa miedo de que sus arrebatos de ira pudieran acarreatle la pérdida del puesto de trabajo. Aunque era fisicamente capaz de realizar su trabajo, Jerry era bajito. Su compafieros se metian con él a menudo por su escasa estacura. Como respuesta a estos insuleos, Jerry se dejaba llevar de la odleta, lo que a su vex hacia aumentar las burlas. En un determinado momento, Jerry se en fad6 tanto que amenazé con zusrar a otro empleado. Lo alejaron tfemporalmente de su empleo y le avisaron de que, si volvia a perder otra ver los esribos, fo despedistan definitivamente. Por fortuna, Jerry utilizé los mécodos de la TREC para re- ducie sus sentimientos de ira, gracias a lo cual después se sintid mas capaz de enfrentarse eficuzmente a las burlas de la gente. Veamos otro caso: ‘Howard era el propictario de una pequefia empresa de con- tabilidad. Su negocio séto lo formaban él y su ausiliar adminis- trativo: Howard estaba deprimido porque el negocio no iba bien; especialmente porque. sélo en el afio anterior, habia cam- hiado cinco veces de ayudante, El trabajo importante no sc ha- fa porque él tenfa que formar constantemente a un asistente ‘nuevo, Howard sobrerreaccionaba fuettemente a cualquier tipo de frustracién, gritando, aporreando los muiebles y hasta rom- piendo el teléfono en mds de una ocasidn, Crefa, infundada- mente, que le asista cl derecho a enfadarse porque el negocio era suyo y pagaba cl sueldo de su asistene. Unas cuantas sesiones de 20 TREC le ayudaton a darse cuenta de que sus accesos de ira es- pantaban a la gente y Je estaban saliendo muy caros. En estos dos casos, vemos emo tunas importantes relaciones laborales se estén yendo a pique a causa de sencimientos y arre- batos de ira. Jerry necesitaba el apoyo de sus colegas y superiores para conservar su trabajo y poder promocionarse. Por su parte, Howard crefa, erréneamente, que dado que él era el jefe, todo cl mundo tenfa que aceptar sus rabieras. Saber controlar nuestras emociones en el trabajo, a pesar de las inevitables frustraciones, es a menuda crucial para la buena marcha de nuestra vida profesional. En cambio, aunque dar rienda suelta a nuestra ira nos parezca a menudo una cosa estu- penda, suele ser harto perjudicial para nuestro negocio o para las relaciones con nuestros compafieros de profesién. Ja ira hace también que desviemos nuestra energia y aten- cidn del trabajo.

También podría gustarte