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LIBERARSE DE LAS

OBLIGACIONES
La maldita cena de navidad
Es muy común sufrir, durante años, ciertas
penosas obligaciones que nos imponemos nosotros
mismos, generalmente porque pensamos que «
debemos» hacerlo o también por temor al juicio de
los demás.
En muchos casos, cuando dejamos de cumplir con
ella, vemos para nuestra sorpresa que el mundo
sigue igual. En otros casos, la neura es
compartida, pero entonces si nos comportamos
racionalmente, los demás tienden a entrar en
razón y a olvidarse de la supuesta obligación.
Lo cierto es que no tenemos por qué complacer a los
demás como ellos desearían ser complacidos. Lo lógico
es hacer lo que nos apetece de forma honesta. Muchas
veces, eso coincidirá con las expectativas de los demás,
pero otras, no será así, y no pasa nada.

El argumento esencial para eliminar todas las


obligaciones es que los seres humanos necesitamos muy
poco para estar bien. En este caso, nuestros familiares y
amigos no necesitan ser complacidos para llevar unas
vidas felices. Por eso, no tienen por qué enfadarse.
Cuidar de los padres

En nuestra sociedad, existe la idea de que los ancianos


son unos seres incapaces que siempre necesitan la
ayuda de los demás para subsistir.

Pero lo cierto es que todas las personas tienen una


gran capacidad para disfrutar de la vida, para hacer
proyectos, para divertirse…, a no ser que ellos
mismos se digan lo contrario y se convenzan de que no
es así.
Tanto da tener 2 que 92
Cuando hablas con ellos, te sientes como si
estuvieras delante de un joven de 25
años que ama la vida. Muchos de ellos son
intelectuales que siguen trabajando, haciendo
arte y literatura, y puedo decir que sus vidas
son increíblemente emocionantes y siguen
siéndolo hasta el día de su muerte.
Si está mentalmente en forma, da igual tener 2
que 92
Nadie puede hacer feliz a
nadie
La felicidad es un estado mental en el que
sólo uno mismo puede entrar y que no
depende de tener más o menos problemas.

Otra de las obligaciones que nos inventamos


es la de ayudar, aconsejar o ser paño de
lágrimas de los familiares, pero olvidamos
que nadie puede hacer feliz a nadie.
¡GRACIAS!

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