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1.

CAUSAS DEL PRONUNCIAMIENTO

Desde 1913-1923, en virtud de los ensayos regeneracionistas desde el poder, la política


española había cambiado de modo sustancial, el problema de la representatividad y, por tanto,
de la legitimidad política del sistema parlamentario, permanecía y el caciquismo no
desapareció. Los gobiernos fueron débiles e inconsistentes y no hubo mayorías claras. Desde
1914, la división de los dos partidos dinásticos fue total. La unidad moral (Iª Guerra Mundial)
y social del país se había quebrado. El malestar y el descontento desbordaron el orden
político.

La crisis se manifestó primero en el Ejército, que reapareció en la vida pública, ahora con
argumentos regeneracionistas. La crisis de 1917 evidenciaba la crisis del sistema de la
Restauración. El problema regionalista quedó, pues, empantanado y seguiría así en lo
sucesivo, gravitando sobre la política nacional. Además, a partir de 1919, España
experimentó niveles de conflictividad social hasta entonces desconocidos, situación
especialmente grave en Barcelona. La monarquía carecía de instrumentos mínimamente
eficaces de gobierno.

Es evidente, pues, que entre 1913 y 1923, España tenía muy graves problemas. El
pronunciamiento de 1923 fue resultado de la crisis política que el país vivía, pero el detonante
fue la herida abierta por el desastre militar sufrido por el ejército español en Marruecos en
julio de 1921 cuando un ataque sobre la posición de Annual de las tropas rebeldes del
caudillo Abd el-Krim provocó la retirada de las tropas españolas, la muerte de unos 9000
soldados, que con su posterior secuela en Nador sumarían en total 13000, y la caída de las
principales posiciones y de unos 5000km2 de la zona de la comandancia de Melilla.

Annual planteó la exigencia inmediata de responsabilidades (a los militares, al gobierno, al


mismo Rey) y reabrió la cuestión del sentido de la acción española en Marruecos. Ambos
puntos eran extraordinariamente sensibles..

La crisis de Marruecos vino a agravar decisivamente la situación española. Generó una


amplia campaña de oposición en la calle y en el Parlamento contra la Monarquía y a favor del
abandono de Marruecos. Creó, además, una creciente hostilidad entre el poder civil y el poder
militar; ello pese a que el Ejército estaba muy dividido entre militares africanistas y
peninsulares a cuenta de toda la cuestión marroquí.

Convencido, pues, de que la responsabilidad última de Annual estaba en la decadencia del


parlamentarismo, en el desorden público y en el estado de crisis de la nación, el Ejército, una
vez más, volvió a asumir lo que consideraba su función patriótica como salvador de la
nación. El 13 de septiembre, el general Miguel Primo de Rivera, como resultado de una breve
y nada secreta conspiración, se sublevó en Barcelona y liquidó el régimen parlamentario sin
oposición alguna, incluso con la simpatía de una mayoría de la opinión.

2.GOLPE DE ESTADO:

La dictadura de Primo de Rivera fue un régimen con un vago programa regeneracionista


inspirado en el modelo intervencionista y corporativista de los regímenes autoritarios en auge
en la Europa de entreguerras (especialmente el italiano de Musolini). En 1923, el capitán
general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera acaudilló un pronunciamiento militar contra el
gobierno constitucional, sin hallar prácticamente oposición. Primo presentó la dictadura como
algo transitorio, “hasta que se extirparan los males del país”. El rey Alfonso XIII le llamó
para formar un nuevo gobierno y le concedió el cargo de presidente y de ministro único
(Directorio Militar).

3. 1ª ETAPA: El Directorio Militar (1923 – 1925).

El Directorio Militar proclamó el Estado de Guerra durante dos años, suspendió la


Constitución de 1876, disolvió las Cortes, prohibió las actividades de los partidos políticos y
de los sindicatos. Impuso el orden público con duras medidas represivas contra la CNT y el
PCE. También se reprimió cualquier manifestación de nacionalismo, lo que conllevaría una
radicalización del nacionalismo catalán hacia posturas separatistas. Los ayuntamientos fueron
disueltos y sustituidos por juntas de “vocales asociados” elegidos por los mayores
contribuyentes, estrechamente vinculados al sistema caciquil. Impulsó desde el poder la
formación de un gran partido de derechas, la Unión Patriótica (1924). Carente de un
programa y una ideología definida, fue solo un instrumento de propaganda gubernamental
para asegurar el apoyo popular al régimen. Sí tuvo Primo de Rivera éxito en la guerra
marroquí: en 1925, España y Francia acordaron una ofensiva militar conjunta. El desembarco
de las tropas españolas en Alhucemas alcanzó sus objetivos iniciales y un año después quedó
sometido todo el protectorado.

4. 2ª ETAPA: El Directorio Civil (1925 – 1930).

En esta segunda fase de la dictadura, Primo sustituyó el Directorio Militar por un gobierno
civil con clara intención de permanecer en el poder, y afirmó su voluntad de construir un
régimen inspirado en las dictaduras autoritarias de la Europa de entreguerras, especialmente
la Italia fascista de Mussolini.

En 1927 convocó una Asamblea Nacional Consultiva, compuesta por representantes del
Estado y de la administración y de la Unión Patriótica, encargada de elaborar un anteproyecto
de “constitución” para 1929. Sin embargo, además de estar bajo control del gobierno, sus
funciones eran meramente consultivas.

La dictadura se benefició de la coyuntura expansiva internacional de los años veinte. Su


política económica se caracterizó por el intervencionismo estatal y el nacionalismo
económico. Sus objetivos fueron impulsar la industria nacional mediante unos elevados
aranceles proteccionistas y la concesión de ayudas a las grandes empresas. También se
crearon grandes monopolios estatales como CAMPSA (Compañía Arrendataria del
Monopolio de Petróleos) y Telefónica. El fomento de las obras públicas fue uno de los
aspectos más destacados de esta etapa.

La escasa conflictividad social del periodo se explica en parte por la represión, pero también
gracias al desarrollo de una amplia política social y de una legislación laboral, basada en la
intervención y mediación por parte del Estado y en la integración de las organizaciones
obreras moderadas y reformistas. Su puesta en práctica contó con la colaboración de los
socialistas, que la consideraron ventajosa para consolidar tanto al partido como al sindicato.

5. FINAL DICTADURA PRIMO DE RIVERA


A partir de 1926, la dictadura empezó a perder apoyos y arreciaron las críticas y la
oposición. Primo de Rivera, falto de apoyos, incluso del grueso de los militares y del rey,
cuya imagen había quedado ligada al régimen dictatorial, presentó su dimisión en la
madrugada del 27 al 28 de enero de 1930, siendo aceptada por Alfonso XIII, el día 30. El
retorno a la situación anterior a 1923 parecía imposible, sin embargo, el cambio de régimen
no fue necesariamente inevitable. La renovación pudo haberse realizado con la continuidad
de la Monarquía.

El Rey no optó por la renovación del régimen sino por el retorno a la Constitución de 1876 y
esto no ilusionaba, ahondándose, por tanto, el desprestigio de la Monarquía. Tras la marcha
de Primo de Rivera, encargó la formación de gobierno a otro general, Dámaso Berenguer. El
gobierno careció de liderazgo y de ideas y actuó con inconcebible lentitud en medio de una
situación que se descomponía por momentos. El monarquismo estaba políticamente
desvertebrado y el descontento con la Monarquía y el crecimiento del republicanismo se
hacía, de este modo, más patente.

El ascenso del republicanismo se manifestó en el Pacto de San Sebastián de agosto de 1930:


acuerdo entre diversos partidos republicanos para establecer mediante un golpe de fuerza
popular y militar la República.

Tras el pacto de San Sebastián la normalización de la vida política española dentro de la


Monarquía fue era ya irrealizable. Berenguer dimitió y el almirante Aznar formó el 18 de
febrero de 1931 el último gobierno de la Monarquía. Las elecciones municipales convocadas
para el 12 de abril se convirtieron, en esas circunstancias, en un auténtico plebiscito para el
régimen.
El día 14 de abril, el Rey marchó camino del exilio y se declaraba la II República española.

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