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Ramirez Pantle Juliet

Decanato de Ciencias Sociales y Humanidades.


Maestría en Pedagogía
Catedrático: Dra. Luz Berenice Silva Ramirez

Exento un 40%: una mirada a la realidad infantil

Abstract
En el presente trabajo se expone la situación actual del abuso sexual infantil desde el
concepto y tipos de abuso hasta las múltiples consecuencias que genera en la edad adulta.
Asimismo, aborda la problemática de no atender dicho factor que involucra a mas del 50%
de los infantes, especialmente en detectar y dar seguimiento a una victima de abuso sexual.
Por último, propone talleres para padres de familia en los que se les brinde herramientas
para detectar un abuso sexual, como actuar frente a esta situación y dar seguimiento.
Conceptos clave: Abuso sexual, violencia, incesto, abusador, víctima, contacto físico,
acoso
Alto, números rojos: abuso sexual infantil

El objetivo principal es conocer el concepto de abuso sexual. Según Kempe (1978,


como se citó en Pereda 2019) en la revista de psicopatología “El espectro del abuso sexual
en la infancia: definición y tipología” afirma que:

El abuso sexual se desarrolla cuando hay participación de niños y/o adolescentes


que son dependientes de un tercero e inmaduros: en actividades sexuales que no
están en condiciones de comprender, que son inapropiadas para su edad y su
desarrollo psicosexual, para las que son incapaces de dar su consentimiento y que
transgreden los tabúes y reglas familiares y sociales. (p.4)
Esto demuestra que el abuso sexual es más común en niños debido a que los
infantes son seres indefensos que no desarrollan aun la capacidad de dar o no su
consentimiento influyendo las reglas familiares en gran manera debido a que es más
frecuente el abuso en contextos familiares.

Así mismo Según Lago y Cespedes (2006) el primero especialista en Pediatra así
también doctorando en Ciencias de la Educación y el segundo especialista en pediatría y
director del instituto de cardiología, Colombia. Definen que existen tres tipos de abuso
sexual:

Con contacto físico que se refiere a; violación, penetración digital, penetración


vaginal y anal con el pene, penetración vaginal y anal con un objeto y caricias,
posteriormente sin contacto físico que engloba propuestas verbales, exhibicionismo
y obligar a los niños a ver actos sexuales, por otro lado explotación sexual tomando
en cuenta implicar a menores de edad en conductas o actividades relacionadas con
la producción de pornografía, prostitución infantil y turismo sexual; finalmente
culturales que incluye ablación quirúrgica del clítoris, casamiento de niños sin su
consentimiento y rituales satánicos. (p.17)

Resulta claro que el abuso sexual abarca múltiples actividades, no solo la


penetración como se conoce actualmente por la falta de información o interés de indagar
acerca del tema. De esta manera es sumamente importante conocer los tipos de abuso
sexual para poder dar conocimiento a las autoridades.

Es necesario conocer las estadísticas de abuso sexual para dictaminar la gravedad de


la situación conforme a estadísticas que muestra la secretaria de Salud (2020). En el
registro de lesiones y de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidad para infancia
muestra que:

En México residen poco más 38,2 millones de NNYA que representa un 30.4 por
ciento de la población total, del cual 63 por ciento de los menores de 14 años sufren
agresiones físicas y psicológicas como parte de su formación.

Es alarmante como más del 50 por ciento de nuestros niños, niñas y adolescentes
sufren algún tipo de agresión que no permite su desarrollo pleno y feliz.

Es importante mencionar que Según Lago y Cespedes (2006) existen algunas


circunstancias sociales que facilitan el riesgo del abuso sexual como lo son:

Vivir separado de los padres biológicos, la pobreza relacionada con la soledad que
presentan algunos niños, discapacidad infantil, alcoholismo y adicciones en alguno
de los miembros de la familia, prostitución en casa, permanencia temporal de visitas
o familiares en casa y enfermedad mental. (p.17)
Es preocupante como la condición social desfavorable es parte de una circunstancia
que facilita el riesgo de sufrir abuso sexual, entonces podríamos preguntarnos ¿Dónde está
el ejercicio pleno de los derechos de los NNYA?

Un abusador podría una persona de cualquier edad, sexo, condición social o


económica, nivel educativo, profesión, raza, religión, condición física o cognitiva por esto
es conveniente analizar cuáles podrían ser señales de alerta para identificar un abuso sexual.
De acuerdo con Prada Moreno (2009) profesional especializado forense del Instituto
Nacional de Medicina Legal:

Algunas conductas del sujeto que pueden levantar sospecha y a las que se debe
prestar atención como por ejemplo: La insistencia por permanecer a solas con niños,
niñas y adolescentes, inventa cualquier excusa para lograrlo, la preferencia por
socializar con menores de edad por encima de los adultos, las muestras exageradas
de cariño o de afecto en forma injustificada e inoportuna, la compulsión a la
pornografía ya sea a través de video o de revistas, el haber estado involucrado o
haber sido denunciado anteriormente por un abuso sexual y el consumo
problemático o el abuso de sustancias psicoactivas. (s/p)

Algunas de estas señales parecen inofensivas que podrían pasar desapercibido, pero
es necesario mantenernos alertas en todo momento para lograr prevenir.

¿Qué motiva a un abusador? Según Finkelhor y Krugman (1993, citados en


Bentovim, 2000) en el libro “abuso sexual infantil: perfil del abusador, la familia, el niño
víctima y consecuencias psíquicas del abuso” afirma que:

Establecen distintas categorías de motivaciones en los agresores sexuales,


cada uno de los cuales desarrolla un modus operandi diferente: Por repetición
transgeneracional de experiencias previas de abuso en la infancia, por un
componente psicopático de personalidad, por trastorno de control de impulsos y
pedófilo exclusivo, por fijación obsesiva con un objeto sexualizado. (p.452)

Pudiéramos cuestionarnos ¿Si alguien vivió un infierno porque hacer que alguien
más lo padezca? Sin embargo, no hay una explicación debido a que una característica
principal del abusador es que son seres impulsivos que no piensan en las consecuencias.
Cabe resaltar que la mayoría de los casos de abuso sexual hacia niños, niñas y
adolescentes ocurren en su entorno cercano, y su principal denominador: la confianza. Es
por eso que es tan difícil identificar a tiempo una situación de riesgo. El objetivo principal
del abusador es generar una atmósfera en la que sus intenciones pasen desapercibidas y
logren ganar espacios de privacidad donde, finalmente, puedan quedarse a solas con el
menor de edad.

Generalmente los abusadores sexuales utilizan la manipulación psicológica y el


engaño para implicar a los niños en actividades sexuales. La violencia que se aplica a los
niños maltratados es toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato
negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual (Ibáñez, 2015).

Abusador y víctima.

El abuso sexual es un virus que están infectando a nuestros niños, la mayoría de las
veces en nuestra propia casa, debemos detenerlo al menos hacer un esfuerzo por proteger la
integridad de cada uno de nuestros infantes, ¿Acaso no un padre quiere una infancia feliz
para sus hijos? Por eso es importante considerar este factor de riesgo que afecta a mas del
50 por ciento de menores de 18 años.

Los abusadores podrán ejercer libremente este delito, sin miedo a ser castigados
debido a que con amenazas logran que los niños no los delaten nunca y en consecuencia
puedan hacer daño a más niños. No es justo que un pequeñito que debería jugar y reír pase
la mayor parte del tiempo con miedo de que su agresor ataque una vez más, es por eso que
padres y maestros debemos estar siempre alerta escuchando y observando a nuestros
pequeños.

Un testimonio que evidencia esta problemática se evidencia en estas palabras “Yo


tenía solo 5 años, mis papas se habían divorciado, mi hermana 4 años menor y yo
quedamos a cargo de mamá. Para cubrir nuestras necesidades mi mamá tenía que trabajar
sábados y domingos. El infierno comenzó cuando ella nos mandaba con un tío a casa
mismo que la primera vez me intento dar un beso en la boca y acariciaba mis piernas de
manera extraña. No me gusto intente expresarlo a mamá desafortunadamente me dijo; “Es
tu tío, seguramente te confundiste la familia no hace daño”. En el mismo año visitábamos a
una hermana de mi mamá y mis primos siempre querían jugar conmigo, me cargaban en su
espalda con las piernas abiertas para que pudieran meter sus dedos a mi vagina.
Sinceramente no tengo claro cuando terminaron los abusos. Ahora tengo 22 años y nunca
pude hablarlo con nadie porque la familia no hace daño. Constantemente tengo pesadillas
repitiendo esas escenas una y otra vez, la intensidad comenzó a sentirse tan real que intente
terminar con mi vida al menos tres veces, Aun lidio con eso tratando de explicarle a mi niña
de 6 años que nosotras no lo provocamos, no fue nuestra culpa y tampoco lo merecíamos”
(Anónimo).

No brindar el seguimiento psicológico a las víctimas tendrá consecuencias a largo


plazo en nuestros infantes algunas de ellas podrían ser: disfunciones sexuales, baja
autoestima y pobre autoconcepto, depresión mayor, trastornos de ansiedad, trastorno de
estrés postraumático, fracaso escolar, promiscuidad sexual, alcoholismo, drogadicción,
inadaptación social, relaciones familiares conflictivas (Gil, 2017).

Un recién ejemplo de esto es el siguiente testimonio: “Desde los 9 años y medio


hasta poco más de los 12, el compañero de mi madre abusó de mí. Él supo cómo ganarse
nuestra confianza. Se mostraba interesado en mi madre, pero en el fondo su interés éramos
yo y mis hermanas. Normalmente sucedía así. Mi madre nos acostaba deseándonos buenas
noches y entonces él venía y hacía como un ritual: entraba en la habitación cuando estaba
en la cama, me ponía la mano debajo del camisón y en la espalda y me hacía como
cosquillas y un masaje en la espalda, algo que a todos los niños les suele encantar. Luego
empezaba con los tocamientos. Cada noche era lo mismo. Entre las atenciones y cariños
que me prodigaba se incluía el hecho de bañarme. Le encantaba hacerlo, supongo que para
quedarse a solas conmigo. Cuando terminaba, me sacaba de la bañera, me envolvía en la
toalla con mucho cariño y me llevaba en brazos a la cama. De aquellos momentos me
vienen a la cabeza recuerdos muy borrosos y sospecho que en alguna de estas ocasiones
incluso se metió en la bañera conmigo y me violó. Tiene que haber sido un día que
estábamos solos en casa. Este es un recuerdo único junto con otro que ocurrió en el sótano.
Me sentía muy confusa, emocionalmente inestable y no entendía nada ni de su
comportamiento mientras duraba el abuso ni de después. Él me hacía todo aquello de
noche, mientras que de día parecíamos una familia normal que seguía una educación
idealista. Era como si existieran dos vidas: una en la oscuridad y otra a la luz del Sol. Él me
manipulaba para hacerme sentir poco a poco su cómplice. De esta forma guardaba “nuestro
secreto”. Nadie más, solo él y yo lo sabíamos. Yo intentaba borrar aquello que ocurría para
poder ser normal al día siguiente. Siempre hacía un gran esfuerzo para que no se me notara
nada. Era buena estudiante y la escuela se me daba bien. Hay una parte de mí que querría
que estos recuerdos no fueran verdad. Algunos eran más traumáticos, pero menos
repetitivos: son los que emergieron más tarde con un trabajo terapéutico corporal. Es decir,
antes no era consciente de ellos. Fueron tan violentos y traumáticos que los borré. Los más
repetitivos siempre habían permanecido vivos en mí, aunque quizás no recordaba los
detalles y estos emergieron también más tarde en el proceso terapéutico. Años después de
los abusos empecé a sufrir insomnio; de hecho nunca había dormido muy bien ni de niña ni
en mi juventud. Cuando empecé a tener relaciones sexuales con chicos, el hecho de entrar
en contacto con el hombre y la sexualidad hizo que conectara con esa sombra y con esa
herida enorme. Empecé a tener un comportamiento destructivo contra mí y contra mi vida.
Tomaba drogas que me hicieron desconectar más de mí. A raíz de separarme de mi pareja
dejé de comer y perdí bastante de peso. Entré en una crisis muy fuerte. Tenía insomnio,
ataques de pánico, miedo y estaba angustiada. Por supuesto, ha afectado a mi sexualidad, ya
que yo era incapaz de pedir lo que quería. Más bien tenía que servir al otro. Había como
una falta de consciencia de lo que sentía mi cuerpo, de mis necesidades y de mis deseos.
Era incapaz de hablar y de decir lo que deseaba. Mi necesidad nunca era importante. Es lo
que me pasó con todas las parejas. El abuso sexual durante mi infancia ha repercutido en
todos los aspectos de mi vida en mi edad adulta (Diaz, 9 de noviembre de 2020).

Es necesario darle énfasis a la sensibilización, concentración y prevención de que


esta clase de delito ocurre más de lo que esperaríamos, y la mayor parte de las veces ocurre
dentro de la misma familia; de igual forma, abarcar dentro de los ámbitos educativos en los
que esta población venerable se encuentra. Serviría para lograr desarrollar mayores
prevenciones primarias de esta situación, enfatizando el autocuidado, la educación sexual y
el mantener a los padres informados de las señales de alerta y las maneras más efectivas de
abordar con sus hijos la prevención.
Mamá, Papá líbrame del mal.

La implementación de talleres para prevención del abuso sexual en las escuelas


primarias ayudara a disminuir las tazas de abuso sexual infantil porque los talleres
brindaran información sobre qué es el abuso sexual infantil, tipos de abuso sexual infantil,
las señales de advertencia y cómo denunciar. Este conocimiento ayuda a los padres a
identificarlo y a saber qué hacer si lo ven o lo experimentan.

Sin embargo, los padres de familia podrían cerrarse a la posibilidad de que sus hijos
están en riesgo de abuso sexual o que ya han sido previamente abusados, quizá la razón
más común se reduzca a lo siguiente: la familia no quiere que sea verdad. Y prefiere
evitarlo, minimizarlo o ignorarlo. Puedo asegurar que si preguntáramos en casa como
reaccionarían al abuso a un miembro de la familia, la respuesta sería una: protegerlo y
denunciar el delito de inmediato. Pero la situación daría un giro radical cuando el que
comete el abuso es otro miembro de la familia. Uno que también aman y del que tienen un
buen concepto o bien representa una figura de autoridad en la familia, porque cuesta creer
que un ser querido pueda ser capaz de algo así.

Por esto es sumamente importante saber que, según cifras de UNICEF, 150 millones
de niñas y 73 millones de niños son abusados sexualmente antes de los 18 años. De ellos, el
65% (145 millones) sufren de incesto o violación perpetrada por un miembro de su familia.

Los talleres de prevención del abuso sexual infantil pueden contribuir a romper los
tabús de educación sexual al mismo personas a comprender que la sexualidad es un tema
normal y saludable que no debe ser un motivo de vergüenza, comprender que el abuso
sexual es un crimen y que no es culpa de la víctima y finalmente las personas desarrollaran
habilidades para hablar con sus hijos de manera abierta y honesta.

Es posible que padres de familia se nieguen hablar de sexualidad con sus hijos.
Muchos de ellos se sientes avergonzados o incomodos al hablar de sexualidad, esto puede
deberse a su propia educación sexual, que puede haber sido limitada o negativa, algunos
otros no tienen ni la menor idea de cómo hablar de sexualidad de manera efectiva esto
consecuencia de que nunca han recibido una educación sexual adecuada o porque no se
sienten seguros de cómo abordar ciertos temas, como el abuso sexual y finalmente algunos
temen a que si hablan de sexualidad con sus hijos, los demás los juzgaran.

Sin embargo, la educación sexual integral es una poderosa herramienta para


combatir la violencia, el abuso y la discriminación, y para promover el respeto por la
diversidad. La UNESCO ha descrito los objetivos de la educación sexual como “enseñar y
aprender sobre los aspectos, cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad”.
Su objetivo es dotar a los niños y niñas, y a los jóvenes de conocimientos, habilidades,
actitudes y valores que les empoderen para: ser de la salud, su bienestar y su dignidad; así
como desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas; valorar como sus elecciones
afectan a su propio bienestar y al de los demás; y comprender y garantizar la protección de
sus derechos durante toda su vida”.

Referencias

Ibáñez, C. (2015), Victimización por abusos sexuales en la Iglesia. Prevención.


Eguzkilore.

Lago, G y Cespedes, A (2006). Abuso sexual infantil. Programa de educación


continua en pediatría, 16-30.
file:////219773678-16-30-Abuso-Infantil.pdf

Gil, R. A. (2017), Protocolo de Prevención del Abuso Sexual Infantil a Niñas, Niños
y Adolescentes, Ciudad de México, Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la
Familia.

Pereda, N. (2010). El espectro del abuso sexual en la infancia: definición y


tipología. revista psicopatología,69-77.
https://www.fundacioorienta.com/wp-content/uploads/2019/02/Pereda-Noemi-16.pdf

Villanueva S, (2013) El abuso sexual infantil: perfil del abusador, la familia, el niño
víctima y consecuencias psíquicas del abuso, 452-470.
https://www.redalyc.org/pdf/4975/497552364016.pdf

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