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El documento resume la canción "Purísima y Oro" de Joaquín Sabina. La canción rinde homenaje a Manolete, el mejor torero de la historia, y describe la posguerra española a través de personajes, costumbres y detalles que capturan el espíritu de la época. A pesar de retratar un momento histórico importante, la canción es ignorada por muchos españoles modernos que no parecen conectar emocionalmente con ese pasado.
El documento resume la canción "Purísima y Oro" de Joaquín Sabina. La canción rinde homenaje a Manolete, el mejor torero de la historia, y describe la posguerra española a través de personajes, costumbres y detalles que capturan el espíritu de la época. A pesar de retratar un momento histórico importante, la canción es ignorada por muchos españoles modernos que no parecen conectar emocionalmente con ese pasado.
El documento resume la canción "Purísima y Oro" de Joaquín Sabina. La canción rinde homenaje a Manolete, el mejor torero de la historia, y describe la posguerra española a través de personajes, costumbres y detalles que capturan el espíritu de la época. A pesar de retratar un momento histórico importante, la canción es ignorada por muchos españoles modernos que no parecen conectar emocionalmente con ese pasado.
Purísima, esta referido a la virgen de la Inmaculada Concepción, sin mancha
de pecado, purísima, ves da de azul impecable, que representa la pureza, asi, por esta curiosa metonimia, en España, el color azul es de la pureza. Decir purísima, es hacer referencia también, al color azul. De igual manera, el oro es el amarillo. “Purísima y oro”, es el tulo de una canción de Joaquín Sabina. En “Purísima y Oro” Sabina, quiere contar la posguerra española y rendirle un homenaje a Manolete, el mejor torero de la historia, por eso su tulo deviene del traje de luces que vis ó Manolete en su úl ma corrida el día de su muerte, pero, aunque ese día el diestro torero no vis era un traje de gala de purísima y oro, sino, de palo de rosa y oro, al poeta le parece que mejor queda con purísima y oro, y aprovecha la licencia poé ca y se arroga el privilegio de ves r, en su faena póstuma en la plaza de Linares, al gran Manolete de esos colores; cuenta sus amores, sus gustos, pero sobre todo el ambiente opaco, melancólico de esa época, un periodo histórico di cil de España, tan complicado, duro, tan lleno de con ictos y di cultades, de ambivalencias y contradicciones, de esperanzas y derrotas, como solo sucede en una postguerra, y lo hace a través de un inventario, de personajes, si os, ins tuciones, costumbres, censuras, nombres, apodos, gustos, modas, remedios, mercancías, gastronomía, licores, ocupaciones, odios, resen mientos, que retratan el espíritu, los personajes, la geogra a, tan namente, y además, exponer y re ejar en forma sucinta ese inventario con 274 palabras, es algo grandioso, muestra clara de la genialidad del autor. Sabina es desde hace empo el mejor poeta en lengua española, sin ninguna duda, y de ñapa, nos regala la música; es un inmenso poeta, tan grande como Bob Dylan -aunque él dice que no es: “ni el Dylan español”- y tan merecedor al Nobel de literatura, como lo ha sido Dylan. Con esta labor de historiador que hace el poeta, nos ubica en los primeros años de la década de los 40, en un Madrid desolado, en una España empobrecida, padeciendo las secuelas de la guerra civil, que como toda guerra interna, no deja triunfadores, solo ciudadanos derrotados, ni queda un país esperanzado, sino, devastado y fi ti ti ti ti ti ti fl ti fl ti ti ti fi fí fí ti ti arruinado, ni con un buen gobierno, sino, un gobierno en manos de autoritarios y dictadores. Encontrar las palabras que iden quen, caractericen y den cuenta de ese mundo, no es fácil, Sabina, logra encontrar las palabras claves y nodales, entrelazarlas para soltarlas al aire anexándoles notas musicales, compar endo así, la esencia de ese dramá co momento histórico de la sociedad española; como se trata de una época dura, la posguerra española, resulta conmovedor y emocionante ir reviviendo ese momento intenso, a través de sus versos, especialmente para quienes lo vivieron en su infancia o juventud y sin eron y padecieron en su piel todo el rigor de la época que describe Sabina, pero también, debiera resultar igual de intenso y comprometedor para sus descendientes, que aunque no vivieron esta época crucial, sí la puedan descubrir y resaltar a través de estos versos, para que despierte en ellos, una memoria sensible que los estremezca y conmueva también, de tal manera que esta canción integre e iden que no una generación determinada, sino, a una nación con una sola conciencia colec va atenta de “no olvidar”, para que así esta, termine por conver rse en un himno. Sin embargo, Sabina mismo dice: “es una canción que muy pocos entenderían y corearían en los conciertos”, por eso no la incluye en el repertorio de sus conciertos, resulta pues, paradójico que esta canción de contenido importante, que retrata elmente una época clave en la historia de España, de una iconogra a lingüís ca tan rica y precisa, sea ignorada y resulte tan di cil darle reconocimiento y valorarle altamente su relevancia. Hace poco hablando con un español moderno, le propuse escuchar esta canción, la escuchó calmado, reconoció la canción sin conmoverse, con mucha tranquilidad, después quise poner tema sobre el signi cado de los versos de la canción, y me desconcertó, porque sabía mas yo de ese tema de la posguerra, que él, siendo español y teniendo, con toda seguridad, un abuelo que pudo ser miliciano o nacionalista en la guerra civil, ¿A qué se debe esta indiferencia, esta falta de conexión sensible con la posguerra a través de los versos de Sabina? Cuando hablaba con el español amigo, sen a que en él, no había un desconocimiento negligente o descuidado de la historia española, ni que la alienación le hubiera ocasionado una amnesia histórica, mas bien se ti fí fí ti ti fi ti fi tí ti ti ti fi ti fi trataba de un recuerdo sin carga emocional, sin odio, ni resen miento, sino, sosegado, sereno; me hizo entender que los ciudadanos, los pueblos y las comunidades, pueden desatender los hechos que han cons tuido su historia, que han signi cado altos costos sociales, económicos, que han sido extremos y violentos, en forma espontánea, casi natural, sin estremecimientos ni temores, me parece que hay un recurso hermoso de reconciliación que ofrece la historia, hace que los ciudadanos y las comunidades se reencuentren en concordia, y toda la oscuridad, el fragor y la devastación de los hechos pasados, no sean el preámbulo de cosas peores, sino, cesen para que algo restaurador y reivindica vo surja para disfrutar de un presente seguro y aspirar a un futuro esperanzador, pero sobre todo, para juzgar el pasado desde una visión no fatalista, ni resen da, ni negacionista, sino, ar s ca. En esa perspec va se explicaría entonces, como el “No olvidar”, angus ante, obsesivo, obligatorio, se convierte en un sencillo “Recordar”, no humillante, alentador, opta vo, tal como lo re ejaba y sen a el amigo español. Asi, todas las tragedias y tristezas históricas ocasionadas por el hombre, no tendrán una con nuidad beligerante ni insidiosa, ni serán disminuidas impunemente por la acción indolente del empo, ni negadas ciegamente para borrar cualquier posibilidad de memoria, sino, que tendrán un sen do, una culminación gloriosa y digna de lo mejor del hombre mismo. Dice Homero en La Odisea: “los dioses tejen desgracias a los mortales, para que las generaciones venideras tengan que cantar”, bueno, puede resultar consolador y esperanzador que la con ic va, violenta y sangrienta memoria histórica, se concilie y termine en una poesía, en una novela, en un cuadro, o en una escultura, o en una sinfonía, que sea el arte el que rompa y concluya con esa cadena causal de desgracias y violencias de la historia humana, que la destrucción de Ilion y la muerte del pélida Aquiles se registren y perduren eternamente en la boca de Homero, las guerras napoleónicas en la Obertura 1812 de Chaikovsky y en la Victoria de Wellington de Beethoven, que el genocidio nazi no se salde con el juzgamiento de Nuremberg, sino, con la obra de Primo Levi, o la guerra de Vietnam con Apocalipsis Now de Coppola, que sea el arte lo que de la estocada al horror, sin ocultarlo y *Purísima y tí ti ti ti fi ti ti ti ti fl ti fl ti ti ti ti tí Oro* de Sabina es eso, sacri ca su trascendencia misma, para mostrar como se curan las heridas de la memoria -que son las mas duras de curar- y se sana, a través, no de un olvido ciego y cómplice, sino, del recuerdo conmovido, sosegado, ar s co, y eso basta. tí ti fi