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Título: Prestaciones alimentarias: la flexibilidad probatoria y la perspectiva de género como ejes centrales para su

determinación
Autores: Auberge, Julieta Michelle - Di Nunzio, María Eugenia
Publicado en: RDF 2023-IV, 229
Cita: TR LALEY AR/DOC/1439/2023

Sumario: I. Palabras introductorias.— II. Antecedentes del caso.— III. La obligación alimentaria de los
hijos menores de edad.— IV. Conclusión.
(*)
(**)
I. Palabras introductorias
En el presente trabajo se analizarán y desarrollarán algunos aspectos y aristas de la sentencia dictada por el
juez Oscar A. Davini, titular del Juzgado de primera instancia Distrito Familia de Villa Constitución en fecha 2 de
noviembre de 2022 (1) en la cual se resuelve hacer lugar a un incidente de aumento de cuota alimentaria
promovido por la Sra. F. C. en representación de su hijo menor de edad y en situación de discapacidad.
El caso bajo análisis se aboca a una cuestión que se reitera en los estrados judiciales y que se relaciona con la
necesidad de la progenitora que ejerce el cuidado de un niño de reclamar al progenitor no conviviente el
cumplimiento de la prestación alimentaria del que resulta titular el hijo en común.
Se busca reflexionar sobre la mirada interseccional aplicada por el juez al momento de resolver, quien no solo
se abocó a enfatizar en las necesidades y particular situación del niño, sino también puso el foco en su progenitora,
haciendo hincapié en el impacto que el incumplimiento de esta prestación genera en la vida de la mujer y el tiempo
que insume el cuidado de un niño, aplicando la "perspectiva de género" en su análisis e interpretación,
encaminado ello, como bien señala a "la deconstrucción del modelo patriarcal de justicia".
También se verá como la imposibilidad de determinar con precisión la cuantía de los rubros reclamados puede
no convertirse en un obstáculo a la hora de arribar a una resolución —conforme art. 95, C. Prov. y art. 3° del Cód.
Civ. y Com.—.
Y, por último, en atención a la íntima vinculación de la cuestión alimentaria con la satisfacción de derechos
humanos básicos, en los que prima la especialidad en aras de la protección de los derechos de niñas, niños y
adolescentes, se efectuará un abordaje relativo a la extensión de esta obligación alimentaria en cabeza de lxs
ascendientes.
II. Antecedentes del caso
La Sra. F. promueve aumento de cuota alimentaria a favor de su hijo D. L. L. en contra del padre del niño R. E.
L. y su abuelo R. D. E. L. El niño D. sufre una discapacidad motriz con motivo de una hemiparesia derecha
consecuencia de una lesión en el cerebro.
Con posterioridad al inicio de la acción las partes informan la celebración de un acuerdo que contemplaba lo
relativo al régimen de comunicación y la cuota alimentaria del niño D. Allí se estableció que la cuota a cargo del
progenitor estaría compuesta por una suma de dinero más el pago de la mutual para la cobertura de salud.
Al tiempo de ello, la Sra. F. en representación de su hijo solicita un aumento de la cuota o que en su defecto se
provea al niño de una vivienda digna y adecuada para vivir. Funda su pretensión en 4 puntos principales: i. La
cuota alimentaria acordada oportunamente resultaba insuficiente (incrementado por la reducción de parte de
ANSES al monto de asignación por hijo con discapacidad). ii. Las patologías sufridas por D., discapacidad
neuromotora, con diagnóstico de hemiparesia derecha, y las múltiples terapias que debía realizar. iii. La escasez
de sus ingresos como maestra de educación especial en San Nicolás. Iv. Se encuentra viviendo con su madre en
una casa que no se encuentra en buenas condiciones (humedad, goteras, falta de revoque, rajaduras en pared y
techo) en razón de no haber podido sostener el alquiler de su casa. Para profundizar la petición expone de manera
fundada que los demandados tienen trabajos bien remunerados, estables y registrados. Habitan una casa céntrica,
con amplias comodidades. Poseen a su nombre y de su propiedad más de un inmueble.
El Sr. R. se opuso a la pretensión de la actora, fundó su derecho en haber cumplido de forma regular con la
obligación oportunamente pactada. En sus escritos enfatizó en que tiene otros dos hijos aparte de D. Que no consta
a lo largo de la causa aporte económico de la actora ni de la familia materna. Que la progenitora no debe soportar
ningún gasto debido a que los tratamientos del niño están cubiertos por la mutual. Asimismo, expuso que el futuro
del abuelo paterno resultaba incierto por encontrarse desafectado de sus tareas por COVID y que además este
colabora con la crianza de sus otros nietos.
Luego de un tratamiento exhaustivo de la petición, el juez estableció una cuota a cargo del demandado en un
25 % de los haberes que perciba como empleado dependiente y la cobertura de la obra social de su hijo, como así
también estableció una cuota complementaria a cargo del abuelo paterno del adolescente en un porcentaje de los
haberes que perciba como empleado dependiente o titular de beneficio previsional.
Al momento de tomar la decisión y fijar la cuota antes mencionada, el juez analizó la extrema vulnerabilidad
de D., condición que destacó obedece no solo a su edad sino también a su situación de pobreza y discapacidad,
encontrándose afectado entonces por una triple condición de vulnerabilidad.
No desconoce la falta de prueba objetiva con relación a la cuantía de los rubros reclamados que giran en torno
a las necesidades de D. a fin de establecer el cómputo, sin perjuicio de lo cual evalúa que ello no constituye un
obstáculo ni exime del deber de la fijación de una cuota al encontrarnos frente a una obligación derivada de la
responsabilidad parental (art. 95 Const. provincial y art. 3° Cód. Civ. y Com.).
Sin poner en crisis el ejercicio de los derechos personalísimos, valora la afectación de la parte actora a
desarrollar una vida de relación porque es ella quien se hace cargo en la totalidad del cuidado de su hijo. Ello a
diferencia del progenitor, focalizando en que el demandado no solo ha iniciado una relación, sino que ha formado
una nueva familia asumiendo nuevas obligaciones parentales.
Hace referencia de una forma muy concreta a las categorías sospechosas de vulnerabilidad, y con ello dispone
que se debe revertir la carga de la argumentación debiendo ser el demandado quien pruebe conforme art. 710 del
Cód. Civ. y Com.
III. La obligación alimentaria de los hijos menores de edad
III.1. La cuestión probatoria y su valoración
La responsabilidad en materia de alimentos de lxs niñxs es uno de los principales deberes a cargo de lxs
progenitores, así lo enuncia puntualmente el art. 646 del Cód. Civ. y Com., remarcando a renglón seguido la
consideración especial que deberá efectuarse en relación con las necesidades específicas de cada niñx, según sus
características psicofísicas, aptitudes y desarrollo madurativo.
Más adelante, en el art. 658 el Código enuncia las reglas generales respecto a quiénes son los obligados y
quiénes los beneficiaros de la contribución alimentaria, estableciendo la paridad de ambos progenitores, conforme
a su condición y fortuna, aunque el cuidado personal esté a cargo de uno de ellos. La norma no efectúa
preeminencia alguna sobre ellos en razón del género. Es decir que, si bien ambos progenitores se encuentran en el
mismo lugar respecto a su condición de sujetos pasivos de esta obligación, las condiciones específicas de cada uno
de ellos será la variable para definir, junto con otras, la extensión o intensidad de cumplimiento de tal obligación.
A diferencia de lo que ocurre en el supuesto de otros parientes, en el caso de hijxs menores de edad, las
necesidades alimentarias se presumen. De ahí que jurisprudencialmente se señale que "la procedencia del reclamo
no está sujeta a la prueba de la necesidad natural en que se sustenta, la cual incluye la manutención, vestido,
habitación, asistencia, gastos en enfermedades, educación, como también los requerimientos que plantea el
desarrollo cultural y espiritual del ser humano, incluido el esparcimiento" (2).
Resulta entonces suficiente para el reconocimiento del reclamo la petición efectuada por uno de lxs
progenitores, estableciéndose la prestación en función de las posibilidades del demandado y la contribución del
otro progenitor.
Esto fue expresamente consagrado en la última parte del art. 659 del Cód. Civ. y Com., artículo en el cual se
prevé que a los fines de la cuantificación de la cuota alimentaria deberá procurarse un adecuado equilibrio entre
las necesidades de los hijos y la capacidad económica de los progenitores; a lo que cabe agregar la innovación
introducida en el art. 660 del mismo cuerpo legal, por el que se reconoce expreso valor económico a las tareas
cotidianas que realiza el progenitor que ha asumido el cuidado personal del hijo (3).
En dicho marco señaló el a quo que la actividad probatoria de la parte "debe estar dirigida a construir los dos
pilares esenciales que sostendrán la pretensión: cuantía de los rubros que componen las necesidades del
alimentado (no su existencia que, en el caso de personas menores, se presume) y capacidad económica o
contributiva del alimentante para hacer frente a esta obligación".
De las actuaciones surge acreditado que el niño de 13 años padece de parálisis cerebral, que tiene problemas
motrices y dificultades a nivel escolar. Que requiere de diversos tratamientos: neurológico, fonoaudiológico,
psicopedagógico, psicológico, kinesiológico y de terapia ocupacional. Si bien la obra social cubre la mayor parte
de los tratamientos, algunos son pagos por la madre, y también se encuentra a su cargo el pago de los gastos de
traslado permanentes. En cuanto a lo habitacional, debieron mudarse a la casa de la abuela materna, por no poder
hacer frente al pago de un canon locativo. Se acreditó que cuando la madre trabaja el niño es cuidado por su abuela
y la pareja de la madre y tíos maternos colaboran con el traslado a las terapias. También que hace más de un año no
ve a su progenitor ni a su familia paterna. Se acreditó a su vez la capacidad económica o contributiva de los
demandados.
Sin perjuicio de ello, se observó una falencia probatoria en lo que hace a la cuantía de los rubros, cuantía que
el juez no encontró acreditada con precisión. No obstante lo cual arribó al decisorio valorando el principio de
flexibilidad de la prueba en materia de procesos de familia consagrado en el art. 710 del Cód. Civ. y Com. y el
deber de resolver con razonable fundamento —conforme art. 3° Cód. Civ. y Com.—. También efectuó una
particular consideración en torno a la situación de vulnerabilidad de los sujetos involucrados —madre y niño— y
su cruce con el principio de tutela judicial efectiva (4).
Aquí destacó el atravesamiento del niño por una doble situación de vulneración, en razón de la edad y por su
discapacidad, y por ende la aplicación de un amplio corpus iuris de derechos, relativos no solo a la protección de la
infancia sino también a la protección de las personas con discapacidad.
También valoró lo contemplado con relación a las necesidades específicas del niño y tomó como medida para
cuantificar la obligación el costo de la canasta básica total por persona —que marca la línea de pobreza— que
informa el Instituto Nacional de Estadística y Censos (5).
De este modo siguió los lineamientos sentados por la Corte Suprema, quien ha indicado con relación a la
valoración de la prueba que la misión de los tribunales especializados en temas de familia queda desvirtuada si
estos se limitan a decidir problemas humanos mediante la aplicación de una suerte de fórmulas o modelos
prefijados, desentendiéndose de las circunstancias del caso que la ley les manda a valorar (6).
Se arriba así a la construcción de una sentencia que cumple con la especial exigencia de cuidado en la
valoración de las probanzas que debe imperar en el fuero, disponiendo una prestación alimentaria que privilegia y
pone en primer plano el superior interés en juego, el del niño en situación de vulnerabilidad.
III.2. La obligada perspectiva de género
En el caso en análisis, a D. su patología le ha generado problemas motrices y dificultades a nivel escolar.
Resulta importante a fin de desarrollar la perspectiva con la cual se resuelve el caso, recordar como ya se ha
destacado que nos encontramos ante una persona con una condición de doble vulnerabilidad (niño y en situación
de discapacidad).
Se toma en consideración al momento de resolver que la dependencia de D. y sus necesidades específicas en
virtud de su edad y asimismo condición, requieren un tiempo de dedicación a su progenitora que afecta su chance
de desarrollar una vida en relación plena. No solo eso, sino que es necesaria la valoración económica de ese
tiempo (art. 660 Cód. Civ. y Com.). Estableciendo una necesaria diferencia con el accionado, quien forma una
pareja y construye nueva familia independientemente a ellos dos (la actora y su hijo).
Se encuentra acreditado que la progenitora es quien ha asumido y asume los cuidados diarios del niño,
cargando los gastos comunes a la vida diaria y relacionados a su salud, actividad que constituye un aporte
económico conforme lo prevé el art. 660 del Cód. Civ. y Com. antes mencionado, elemento que debe ser tenido en
cuenta al momento de determinar el monto de la cuota alimentaria y esta valoración.
La incorporación jerárquica de tratados internacionales al bloque de constitucionalidad de la regulación
argentina (art. 75, inc. 22, CN, incs. 1 y 2, Cód. Civ. y Com.) implica y exige una mirada convencional de las
normas que sea ajustada a la doctrina de derechos humanos. Y en particular, por resultar de íntima vinculación al
caso, de aquellos que promueven la erradicación de la desigualdad en el ejercicio de los derechos de las mujeres,
procurando desterrar la posición de desventaja en la que históricamente se las ha colocado, producto de
estereotipos arcaicos de roles y funciones, que han generado relaciones de poder desiguales entre los géneros (7).
La perspectiva de género constituye una categoría analítica que parte de la desigualdad estructural basada en
el sexo, género o preferencias/orientaciones sexuales de las personas. Su aplicación implica una técnica para
revertir desde la función no solo jurisdiccional sino política y administrativa esas desigualdades que trae consigo
la historia.
Analizar y resolver con perspectiva de género como en el caso en análisis evita un sistema indiferente a las
diferencias y, por lo tanto, no igualitario. Implica cuestionar la supuesta neutralidad de las normas y las verdades
absolutas que naturalizan las desigualdades entre las personas. Reconocer el incumplimiento alimentario como un
acto de violencia de género en modalidad económica forma parte de la "reparación" que encierra que una
sentencia pueda visibilizar todas las facetas que engloba un comportamiento patriarcal (8).
En este sentido, la Corte IDH ha puesto de resalto el deber de los Estados —y por ende de la judicatura— de
erradicar los estereotipos de género (9). El Tribunal Interamericano ha expresado: "Los estereotipos de género se
refieren a una preconcepción de atributos, conductas o características poseídas o papeles que son o deberían ser
ejecutados por hombres y mujeres respectivamente, cuya creación y uso es particularmente grave cuando se
reflejan, implícita o explícitamente, en políticas y prácticas, particularmente en el razonamiento y el lenguaje de
las autoridades estatales. La Corte ha identificado, reconocido, visibilizado y rechazado estereotipos de género
que son incompatibles con el derecho internacional de los derechos humanos y respecto de los cuales los Estados
deben tomar medidas para erradicarlos" (10).
De acuerdo con la perspectiva de género descripta impuesta a los Estados, entendido en sus tres poderes, y de
raigambre convencional; la situación de desequilibrio, desventaja y desproporción en la que se encuentra la actora
habiéndose tenido que hacer cargo exclusivamente del niño, es especialmente considerada. Es que no puede
omitirse la intensidad de las responsabilidades que recaen sobre la progenitora quien ha tenido que procurar el
cuidado afectivo y material del niño de modo principal lo que implica —de suyo— el menoscabo de otros
derechos de los que resulta titular como el derecho al esparcimiento, deportes y en todos los aspectos de la vida
cultural, entre otros que difícilmente pueda realizar quien debe asumir en soledad el cuidado de un hijo o hija
(conf. arts. 5°, 8°, 13 y ccds. CEDAW, arts. 1° y 2° CADH).
Máxime atendiendo a la discapacidad del niño que demanda una mayor atención y cuidado conforme se
desprende de la prueba colectada en la causa y considerando a un progenitor esencialmente ausente de los
cuidados de su hijo. La detección de la persona con condición o en situación de vulnerabilidad impone la
realización de un escrutinio estricto, esto es, que las acciones desplegadas por el Estado —y de la familia y la
sociedad, conf. arts. 17 y 19 de la CADH— deberán ser lo suficientemente idóneas y razonables para proteger la
efectividad del derecho.
Existe una clara desigualdad en la asunción del cuidado del niño que debió ser compartido y en la
responsabilidad de la progenitora que debe disponer de su tiempo casi exclusivamente a tal fin. Ello, claro está,
limita y cercena el derecho de la mujer a vivir una vida digna, integralmente considerada que le permita
capacitarse, esparcirse y superarse. Por el contrario, las necesidades del niño demandan de esta progenitora una
dedicación aún mayor, disponiendo de su tiempo para lograr que el niño pueda gozar de su derecho a la salud y
asimismo requiriendo el cuidado de sus familiares, que refiere son el sostén no solo del cuidado sino del
sostenimiento económico de sus necesidades.
La especial situación de desigualdad del niño y la consecuente sobrecarga de la progenitora y su familia
materna conlleva inevitablemente al juzgador al deber de interpretar el ordenamiento de modo tal que dicha
solidaridad recaiga en la familia de modo integral y no solo sobre la familia materna como corolario de una
interpretación estereotipada de la asignación de roles de cuidado a la mujer (11).
La obligatoriedad de utilizar la perspectiva de género, y de manera oficiosa como hace el Sr. magistrado, surge
del mandato constitucional convencional al que se obligó el Estado argentino y que adquirió efectividad con
relación al Cód. Civ. y Com. en función de lo dispuesto en los arts. 1°, 2° y 3° del propio cuerpo legal, dada la
centralidad que adquieren los derechos humanos en la interpretación y aplicación de las normas. Constituye una
de las medidas especiales destinadas a eliminar la desigualdad fáctica entre hombres y mujeres, a fin de garantizar
una igualdad real por sobre la meramente formal (art. 4.1 de la CEDAW).
Es en este marco y lineamiento de análisis donde el Juzgado le da fuerza al reclamo, reconoce asimismo el
incumplimiento de la cuota alimentaria como una forma de violencia económica (una de las tipologías de la
violencia de género conf. art. 5° ley 26.485).
La mujer por su condición de mujer, además de velar por los derechos de su hijo, como en el caso bajo análisis,
tiene derecho a una tutela judicial efectiva. Este modo de garantizar la efectividad de los derechos en los casos de
violencia de género es una herramienta que posibilita solucionar los conflictos familiares con equidad.
Uno de los roles asignados a la mujer es ser proveedora del bienestar familiar, entendido como función de
cuidado en el más amplio sentido del término: dadora de afecto y de atención de todas las necesidades vitales de la
familia. El trabajo de la mujer es de jornada completa porque, también suele, trabajar fuera de la casa con
remuneraciones más bajas generalmente que el varón. La desventaja económica se visibiliza al producirse la
ruptura de la convivencia ya que el salario suele ser insuficiente para cubrir la manutención de su hijo como se
refiere en la sentencia.
Forma parte de la tutela judicial efectiva el principio de debida diligencia estrechamente relacionado con la
garantía de acceso a la justicia. Considerar el incumplimiento alimentario como violencia económica contra la
mujer es ponderarlo como un daño para la mujer y para su hijo en el que ambos resultan lesionados. El niño D. por
su condición de sujeto vulnerable por franja etaria (sumado ello al caso de autos en donde se encuentra en
situación de discapacidad) y la mujer porque es quien asume a su respecto no solo el cuidado sino la totalidad de
los gastos que su bienestar requiere.
Tal como señala la doctrina, el incumplimiento de la cuota alimentaria derivada de la responsabilidad parental
por parte de un padre configura una situación de violencia hacia la madre de su hijo. Entender que el
incumplimiento del deber alimentario no solo se traduce en una sobrecarga —económica, de tareas y
psicológica—, sino en una limitación de sus recursos económicos, es una hermenéutica normativa correcta y
contemplativa de lo postulado en la legislación protectoria de mujeres y diversidades (12).
III.3. La denominada subsidiariedad relativa
A partir de la incorporación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño a la Constitución
Nacional —art. 75, inc. 22—, se han flexibilizado ciertos preceptos legales que regían en materia de alimentos, lo
que permite reformular —entre otras cosas— el alcance que cabe atribuir al carácter "subsidiario" del deber
alimentario de los abuelos, como así también la "extensión" que se debe acordar a la prestación alimentaria a su
cargo, con el objeto de compatibilizar esas normas con el resto del ordenamiento jurídico y, especialmente, con
los derechos y garantías plasmados en los tratados internacionales (13).
En esta instancia resulta de vital importancia desentrañar la naturaleza jurídica del deber alimentario de los
ascendientes, determinando si esa obligación se entiende como parte del derecho alimentario "entre parientes",
donde hablaremos de una obligación subsidiaria y delimitada a cubrir las necesidades básicas del nieto. O si, por
el contrario, nos encontramos frente a una obligación extensiva de la responsabilidad parental, donde esta
subsidiariedad será relativa, y entonces podría reclamarse en forma simultánea a los progenitores.
El caso bajo análisis se circunscribe en el segundo supuesto, resultando aplicable el art. 668 del Cód. Civ. y
Com., por cuanto el reclamo incoado por la actora se dirigió no solo contra el obligado principal, sino también
contra su ascendiente.
Al momento de resolver la prestación alimentaria a cargo del abuelo paterno el magistrado efectuó un análisis
de la normativa contemplada en el artículo antes referido que consagra la postura denominada de "subsidiariedad
relativa" (14).
Esta postura, sin dejar de lado la subsidiariedad, cumple con la manda convencional de priorizar el interés
superior del niño, habilitando la flexibilización de ciertas exigencias procesales y la valoración de los requisitos
sustanciales de procedencia.
Se excluye entonces el rigorismo formal a las exigencias procesales y probatorias. Se trata de una ampliación
de derechos o de consecuencias jurídicas a un determinado lazo ya que, si bien es cierto que ser abuelo/a no es lo
mismo que ser progenitor, es cierto que lxs niñxs por su condición de tales deben ver cubiertas sus necesidades
con independencia de quien sea el obligado si es que está en condiciones de proveerlo.
En virtud de la prioridad debida a la protección de derechos de niños, niñas y adolescentes conforme la
Convención de Derechos del Niño, se hizo aplicación en el caso de lo establecido por el art. 27 de la CDN que dice
"tratándose de reclamos vinculados con prestaciones alimentarias en favor de menores, los jueces deben buscar
soluciones que se avengan con la urgencia de este tipo de prestaciones", merituando que en el caso en concreto nos
encontramos frente a un deber que se constituye en una obligación civil de base legal que encuentra su
fundamento en la solidaridad familiar.
Cuando se está ante un niño al que se aduna otro factor de vulnerabilidad como es la discapacidad y la escasez
de recursos económicos se debe aplicar un deber de especial diligencia (15).
En relación con el principio de solidaridad familiar mencionan las destacadas Dra. Aída Kemelmajer de
Carlucci, Marisa Herrera y Nora Lloveras que "el fundamento de la obligación alimentaria entre parientes no es
otro que la solidaridad familiar que debe existir entre aquellos que se encuentren relacionados por vínculos de
parentesco. La solidaridad importa el reconocimiento de la realidad del otro y la consideración de sus problemas
como no ajenos, sino susceptibles de resolución con intervención de los poderes públicos y demás" (16).
Respecto a la aplicación del art. 668 del Cód. Civ. y Com. la doctrina ha señalado que la norma autoriza
expresamente el reclamo a lxs ascendientes en el mismo proceso que se demanda al progenitor incumplidor,
adquiriendo relevancia la aplicación de los principios tuitivos de las infancias en virtud de las normas nacionales e
internacionales de protección especial, remarcando también —y en clave de género— que la ley prevé que las
exigencias formales y procesales también sean flexibles para brindar una tutela judicial efectiva frente a la
violencia patrimonial que atraviesa una madre que sostiene económicamente a su hijo en soledad. Eximir a la
progenitora cumplidora de iniciar un nuevo proceso contra lxs ascendientes es una solución superadora, pues
propicia en la praxis la satisfacción del derecho alimentario y también facilita la superación de la situación de
violencia económica evidenciada ante el incumplimiento del deber alimentario (17).
La sentencia en cuestión apunta a que el carácter subsidiario de la obligación debe estar desprovisto de la
exigencia de formalidades que desnaturalicen la obligación, estableciendo que con la mera acreditación de la
imposibilidad de pago por parte del alimentante se encuentra expedita la acción contra los abuelos. En este sentido
la Cámara de Apelación de San Isidro sostuvo que debe incluso, permitirse que el reclamo de alimentos contra lxs
abuelxs paternos tramite en el mismo juicio en el que se demanda por tal al progenitor. Allí el órgano revisor
dispuso sustanciar la demanda de alimentos con todos los legitimados pasivos señalados por la actora, en virtud de
un criterio flexibilizador y en pos de resguardar a los niños e incluso por razones de economía y celeridad
procesal.
Concretamente expresa el magistrado "la escasez de ingresos del progenitor torna procedente obligar al
abuelo, porque el art. 668, Cód. Civ. y Com. no dispone que los abuelos respondan cuando exista imposibilidad
por parte de los progenitores, sino solo acreditar 'acreditar verosímilmente las dificultades' para percibir los
alimentos del obligado directo. Ello significa que al juez le basta algo menos que la verdad (alcanza con la
verosimilitud) y algo menos que la imposibilidad (dificultades, expresión más laxa)", entendiendo que igual
criterio se aplica en caso de resultar insuficiente el aporte que realiza el padre.
Esta "dificultad" a la que alude la norma resulta entonces un extremo probatorio menos riguroso que la
acreditación de la "imposibilidad" de brindarlos, evitando de este modo el rigorismo formal en cuanto a las
exigencias procesales y de carácter probatorio, propio de la acción de alimentos entre parientes.
En relación a las familias extensas, la sentencia también repara en analizar el aporte o la contribución que
efectúa la familia materna para garantizar el derecho alimentario del niño observando que la madre y el niño se
encuentran viviendo en casa de la abuela materna la que es provista por el abuelo materno a su vez, que es la
abuela quien se encarga del cuidado del niño cuando su madre trabaja, siendo los tíos maternos y/o abuela
colaboradores necesarios en el traslado y concurrencia del niño a sus diversas terapias.
Se estableció entonces que no se acreditó por los demandados los extremos exigidos por el art. 537, no
habiendo podido probar la existencia de un pariente que se encuentre en mejores condiciones que los demandados
para afrontar el pago de esta contribución.
IV. Conclusión
La obligación alimentaria constituye un derecho humano básico del que son titulares los niños, niñas y
adolescentes, y que se vincula estrechamente con el derecho de estos a llevar una vida digna, con pleno desarrollo
de sus personalidades. Las características del proceso de alimentos reguladas en el art. 543 Cód. Civ. y Com. (esto
es, debe tramitar por el proceso más breve y no puede acumularse a otra pretensión) son una consecuencia
ineludible de la urgencia que rodea estos reclamos (en su mayoría iniciados por madres).
El caso bajo análisis entendemos se encamina a una correcta interpretación de la normativa vigente, atento
haber existido una respuesta jurisdiccional fundamentada en una mirada integral y transversal de los derechos
humanos que contempló las diversas vulnerabilidades en juego.
Es así que, en aras de la protección alimentaria debida al niño, se involucró a distintos adultos responsables,
partiendo como pauta en común del fundamento principal de la exigencia, que es el principio de solidaridad
familiar que nace a partir de los vínculos por estos conformados.
Por otro lado, resulta interesante remarcar como de manera paulatina en diversas intervenciones e instancias
judiciales el juzgamiento con perspectiva de género intenta poner fin a la cronicidad de situaciones de violencia en
las que muchas mujeres, se ven inmersas en el día a día. Las mujeres tienen que poder confiar en un sistema
judicial libre de mitos y estereotipos, cuya imparcialidad no se vea comprometida por supuestos sesgados.
La eliminación de los estereotipos judiciales en los sistemas de justicia es una medida esencial para asegurar la
igualdad y la justicia para todos y todas.
(A) Abogada. Secretaria de la Asesoría nro. 1 Mar del Plata. Docente Facultad de Derecho UNMdP.
(AA) Abogada. Secretaria de la Asesoría nro. 1 Mar del Plata. Docente Facultad de Ciencias de la Salud y
Trabajo Social UNMdP.
(1) Juzgado de Primera Instancia de Distrito de Familia de Villa Constitución, "F. C. c. L. R. y otro s/ incidente de
aumento cuota alimentaria", 02/11/2022, a la fecha la resolución no se encuentra firme.
(2) CNCiv., Sala H, "G. L. y otro c. I. s/ alimentos", 21/11/2014. Disponible en
http://www.colectivoderechofamilia.com/wp-content/uploads/2022/10/Camara-Civil-Sala-H-08.2022-Alimento
s.pdf.
(3) CCiv., Sala H, "M. C., M., D. y otros c. U., P. V. s/ alimentos", 02/08/2022, Expte. 8486/2018. Disponible en
http://www.colectivoderechofamilia.com/wp-content/uploads/2022/10/Camara-Civil-Sala-H-08.2022-Alimento
s.pdf.
(4) Conforme art. 706 del Cód. Civ. y Com. que dice "El proceso en materia de familia debe respetar los
principios de tutela judicial efectiva, inmediación, buena fe y lealtad procesal, oficiosidad, oralidad y acceso
limitado al expediente. a) Las normas que rigen el procedimiento deben ser aplicadas de modo de facilitar el
acceso a la justicia, especialmente tratándose de personas vulnerables...".
(5) En lo que hace a la cuantificación de la obligación alimentaria un hito que entendemos hará historia a partir
del año 2023 es el Índice Crianza (IC) desarrollado a nivel nacional, este Índice se traduce en "una estimación que
llevará adelante el INDEC para contribuir a la organización y a la planificación de la vida familiar y, por lo tanto,
a la gestión de los cuidados. Se constituye como un valor de referencia para saber cuánto destinan las familias a la
crianza de niños, niñas y adolescentes. El Índice permitirá informar sobre el costo de la crianza a autoridades de
los tres poderes y organizaciones. Resulta especialmente útil para distribuir los gastos de crianza de forma más
igualitaria... Se trata de una herramienta estadística pionera, ya que constituye el primer dato oficial de este tipo.
La metodología de estimación del IC será desarrollada por INDEC. Estará compuesto por dos dimensiones: - el
costo de provisión de bienes y servicios esenciales para la primera infancia, la niñez y la adolescencia, - y el costo
del cuidado de niños/as". Para más información
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2022/12/presentacion_indice_crianza__0.pdf.
(6) CS, Fallos 328:8970. Disponible en
http://www.saij.gob.ar/corte-suprema-justicia-nacion-federal-ciudad-autonoma-buenos-aires-torres-alejandro-da
niel-adopcion-fa00000026-2000-02-15/123456789-620-0000-0ots-eupmocsollaf331:2047. Disponible en
http://sjconsulta.csjn.gov.ar/sjconsulta/documentos/verDocumentoByIdLinksJSP.html?idDocumento=6531011
&cache=1607433165632.
(7) PÉREZ HORTAL, María Eugenia, VELASCO, Verónica Carolina, "Una vez más, la violencia simbólica en
los procesos de alimentos. El rol del abogado y del juez en la deconstrucción de roles y estereotipos de género",
RDF 2021-V, 91. TR LALEY AR/DOC/2370/2021.
(8) HERRERA, Marisa, "La Perspectiva de Género desde el Procedimiento Civil o el Proceso Civil en Clave
Feminista", Revista de Derecho Privado y Comunitario Perspectiva de género y su impacto en el Derecho
Privado, Rubinzal Culzoni, t. 2022, p. 1.
(9) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, "Estándares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre
los derechos de las Mujeres", RDF 90, 19. TR LALEY AR/DOC/1694/2019.
(10) CIDH. Caso "Ramírez Escobar y otros v. Guatemala", 09/03/2018, párr. 294.
(11) Juzg. Fam. N° 1, Comodoro Rivadavia, Chubut, "A., M. A. c. C., M. G. y otro s/ alimento", 28/03/2022,
Rubinzal Online; RC J 2664/22.
(12) HERRERA, Marisa, "Código Civil y Comercial de la Nación y leyes especiales. Comentado y anotado con
perspectiva de género. Tomo 5. Libro Segundo. Relaciones de Familia. Responsabilidad Parental. Procesos de
Familia. Art. 638 a art. 723", FERNÁNDEZ, Silvia Eugenia (coord.); HERRERA, Marisa y DE LA TORRE,
Natalia (dirs.), Ed. Editores del Sur, Buenos Aires, 2022, 1ª ed., p. 349.
(13) ST Corrientes, Incidente de Nulidad en autos caratulados: "V. M. M. en representación de su hija menor de
edad c. J. M. N. L., M. G. L. y R. J. M. N. (obligados subsidiarios)", 16/04/2021. Cita: MJ-JU-M-132054-AR |
MJJ132054.
(14) El art. 668 del Cód. Civ. y Com. sigue los lineamientos sentados por la Doctrina de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en el caso "F. L. c. L. V.", 15/11/2005, disponible en
https://www.justiciasanluis.gov.ar/wp-content/uploads/Documentos/Sumarizacion/CamaradeApelacion/AUTO/
2019/11/01/S.I.-188-2019.pdf. Allí la Corte reconoció el deber alimentario de los abuelos, revocando el fallo que
había rechazado la demanda directa iniciada por la madre de niños contra los abuelos paternos, a pesar de haber
acreditado las dificultades para percibir la cuota alimentaria del progenitor de los niños. Allí, sostuvo que
resultaba "inadecuado que la alzada exija el cumplimiento de otros pasos a fin de considerar expedita la vía para
reclamar el pago de alimentos al abuelo paterno", y entendía que resultaba suficiente acreditar verosímilmente la
imposibilidad de lograr el cumplimiento alimentario del principal obligado, el progenitor.
(15) Corte IDH. Caso "Furlán y familiares vs. Argentina". Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246, párr. 186.
(16) KEMELMAJER DE CARLUCCI, A., HERRERA, M., LLOVERAS, N., "Tratado de derecho de familia",
Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2017, t. III, p. 268.
(17) HERRERA, Marisa, "Código Civil y Comercial de la Nación y leyes especiales. Comentado y anotado con
perspectiva de género...", ob. cit., p. 348.

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