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11 de noviembre del 2023

Azkoitia- Euskal Herria

Suenan las campanas. Desde la mañana hasta la noche. Es el día de San Martín, un
Romano húngaro franchute de los años 300 d.c. Intenté averiguar porqué hacen sonar
las campanas todo el día solo por celebrarlo pero solo encontré que el men compartió la
mitad de su capa de caballero con un mendigo, ósea, el man vio que se estaba muriendo
de frio un tipo por la calle, entonces sacó su espada y cortó su capa en dos para regalarle
un pedazo al indigente… no parece una razón suficiente como para estar tocándole las
campanas todo los once de noviembre.
Me contaron que se mudó para la costa. Las ganas de saber de usted no me dan tregua,
no solo porque aún no tenga respuesta de mi anterior carta sino por la distancia que nos
diferencia. Usted parece vivir tres vidas en una, es decir, un año mio para usted son
como seis años, en los que cambia de lugar y de vida en un parpadeo. Eso me intriga, y
al menos que se comunique conmigo, no tengo manera de saber detalles y camar la
ansias que tengo de saberlo bien y de explicarme esa velocidad con la que me parece
que vive.
Ahora que lo pienso, puede que no me entienda lo que le digo. Quizás usted piensa que
vive lentamente, y quizás sea verdad (esos filódofos del quizá) pero a la duda solo le
cura la información, y saber de usted es calmar una duda y alimentar nuestro amor.
Creo que no debo extenderme, este debería ser solo un epílogo de la anterior carta,
quizás un poco muy seca. Y, sobre todo, ser un recordatorio de que hay alguien al otro
lado del mundo que piensa constantemente en uste.
Un abrazo mi amigo, por favor cuéntenme pronto de sus aventuras y sí, por alguna
razón, le cuesta comunicarse por este medio, facilíteme cualquier otro que estaré
contento de hablar con usted.

Urrego

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