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El Conjuro, Interpretación
El Conjuro, Interpretación
2009
EDITORIAL UNIVERSIDAD CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA CONCEPCIÓN
Caupolicán 491
Concepción, Chile
Teléfono: (56-41) 2735550
Fax: (56-41) 2735551
Inscripción 187.457
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ISBN 978-956-7943-39-5
Derechos Reservados
El Conjuro del Cantar de Los Cantares.
Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
Pablo Uribe Ulloa
Universidad Católica de la Ssma. Concepción
Intentaré dar una interpretación del texto de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4.
Cuatro estribillos que están presentes a lo largo de los distintos poemas
que conforman el Ct y cuya forma literaria es un conjuro. Para ello, -en un
primer momento- aislaré los principales conceptos que están presentes en
el estribillo y cómo éstos se comprenden al interior del AT y del mismo
Cantar. Luego, analizaré los poemas en los que se insertan los cuatro
estribillos del conjuro, y finalmente, con estos datos -trabajados- estaré
en condiciones de decir alguna palabra sobre cuál sería el posible sentido
del conjuro según la intención del autor/redactor al interior del Cantar de
los Cantares.
1. Términos clave
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1.1 . Jurar-conjurar
El texto del conjuro es el siguiente:
Ct 2,7: “Os conjuro hijas de Jerusalén/ por las gacelas o por las ciervas del campo/ no
despertéis ni desveléis al amor/hasta que quiera”.
Ct 3,5: “Os conjuro hijas de Jerusalén/ por las gacelas o por las ciervas del campo/ no
despertéis ni desveléis al amor/ hasta que quiera”.
Ct 5,8: “Os conjuro, hijas de Jerusalén/si encontráis a mi amado/ ¿qué le anunciaréis?:/
¡Que estoy enferma de amor!”.
Ct 8,4: “Os conjuro, hijas de Jerusalén/no despertéis ni desveléis al amor/hasta que
quiera”.
Consideramos aquí sólo la forma hifil del verbo y no su forma nifal que también
está ampliamente documentada en los textos del AT. Por tanto, con el significado
de “hacer jurar”/ “conjurar” tenemos: Gn 24,3; 24,37; 50,5; 50,6; 50,25; Ex 13,19;
Nm 5,19; 5,21; Jos 2,17; 2,20; 6,26; 23,7; 1S 14,27; 14,28; 20,17; 1R 2,42; 18,10;
22,16; 2R 11,4; Esd 10,5; Neh 5,12; 13,25; 2Cr 18,15; 36,13; Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
Cf. G. LISOWSKY, Konkordanz zum Hebräischen Alten Testament, Deutsche
Bibelgesellschaft, Stuttgart 21993, 1400.
C. A. KELLER, “ jurar”, en: DTMAT, vol. II, 1080.
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El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
juramento. Es decir, que con el verbo se indica que ese juramento es más
que un simple acto jurídico entre dos personas, por eso se pone de garante
a Dios. Así tenemos los siguientes ejemplos:
Todos los textos nos muestran que el conjuro se inserta como recurso
literario que intenta resaltar una acción. En las tradiciones patriarcales
acentúa los temas de la “descendencia” (en Abraham) y la “sepultura” (en
Jacob y José); en la historia deuteronomista destaca “la caída de Jericó”
y “las figuras de los reyes David y Salomón”; en la historia Cronista se
subraya el acto de jurar de los “sacerdotes” -figuras fundamentales en la
reconstrucción religiosa post exílica-. De esta forma se comprende que
el hacer jurar sea un elemento que une estrechamente al pueblo judío con
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Creo que es ésta la razón del por qué se fue desarrollando tanto el tema del juramento
en la tradición judía, llegando a estar presente en los grandes tratados de la literatura
rabínica. Así el (tratado de Šěbu´ot) que está presente tanto en la Mišnah,
como en la Tošefta y en los Talmudim de Babilonia y Jerusalén, analizando
exclusivamente el tema de los “juramentos”.
Éstas son: “Negra soy, pero hermosa, ¡oh hijas de Jerusalén!...” (1,5); “Os conjuro,
hijas de Jerusalén…” (2,7); “Os conjuro, hijas de Jerusalén…” (3,5); “Os conjuro,
hijas de Jerusalén…” (5,8); “…Tal es mi amado y tal mi amigo, ¡Oh hijas de
Jerusalén!” (5,16); “Os conjuro, hijas de Jerusalén” (8,4).
“Como lirio entre las espinas, así es mi amada entre las hijas” (2,2). Es importante
advertir que la Biblia Cantera-Iglesias (=en adelante: BiCI) traduce por “doncellas”,
pero si nos basamos literalmente en el hebreo, queda mejor traducir por “las hijas”.
“…por eso te aman las doncellas” (1,3). “Sesenta son las reinas, y ochenta las
concubinas, y las doncellas sin número” (6,8). “Salid y contemplad, ¡oh hijas de
Sión!, al rey Salomón…”(3,11).
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las que habló en 1,17.23, ni las mujeres de los pobres, robados, triturados
y maltratados por los poderosos (3,14-15)”.
J. L. SICRE, Con los pobres de la tierra. La justicia social en los profetas de Israel,
Cristiandad, Madrid 1984, 215.
“Mis ojos me atormentan por todas las hijas de mi ciudad” (Lm 3,51); “Elegía es ésta
y la cantarán, la cantarán las hijas de las naciones…” (Ez 32,16); “que anualmente
vayan las hijas de Israel…” (Jc 11,40); “Hijas de Israel, llorad a Saúl” (2S 1,24).
Es importante destacar que el tercer evangelio es el único de los cuatro canónicos que
usa la expresión poniéndola en boca de Jesús. Cf. Lc 23,28.
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10
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la lengua española. Tomos I,
Espasa Calpe, Madrid, 222001, 1104. Cf. E. FIRMAGE, “Zoology”, en: Freedman,
D. N. (ed.), The Anchor Bible Dictionary, vol. 6, Doubleday, New York – London
– Toronto – Sydney – Auckland 31992, 1141-1142.
11
Dt 12,15.22; 14,5; 15,22; 2S 2,18; 1R 5,3; Jos 13,14; Pr 6,5. Cf. G. LISOWSKY,
Konkordanz…, 1204.
12
REAL ACADEMIA, Diccionario…I, 551. Cf. E. FIRMAGE, “Zoology”, en: ABD,
VI, 1142-1143.
13
Gn 49,21; Dt 12,15.22; 14,5; 15,22; 1R 5,3; 2S 22,34; Is 35,6; Hab 3,19; Sal 18,34;
22,1; 29,9; 42,2; Job 39,1; Pr 5,19; Ct 2,7.9.17; 3,5; 8,14; Lm 1,6; Jr 14,5. Cf. G.
LISOWSKY, Konkordanz…, 55-56.
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Tanto en los poemas del Ct como en la mayoría de los textos del AT,
aparecen juntas las gacelas y las ciervas14. Este binomio se explica por la
raza común de ambos animales15; la similitud física que se destaca por su
su agilidad16; y la nobleza de su estirpe17.
14
Las alusiones en el Ct: “…por las gacelas o las ciervas del campo…” (2,7); “Semejante
es mi amado a una gacela o al cervatillo de los ciervos” (2,9); “semeja, amado mío,
a una gacela o al cervatillo de los ciervos” (2,17); “…por las gacelas o las ciervas
del campo…” (3,5); “Huye, amado mío, y semeja a la gacela o al cervatillo de los
ciervos” (8,14).
15
En una clasificación actual, ambos son mamíferos rumiantes emparentados con los
cérvidos y los antílopes. Y en una clasificación antigua, propia del mismo pueblo
hebreo, las gacelas y –seguramente- las ciervas eran clasificadas en un segundo
grupo de los denominados animales de tierra. El conjunto de los animales obedecía
a la siguiente taxonomía: Primero estaban los animales de la tierra (primer grupo),
luego un segundo grupo de animales de tierra, en tercer lugar los animales aéreos
y finalmente los animales acuáticos. Así lo confirman los elencos de Gn 1,26; 9,2;
Lv 11,46; Dt 4,17-18. R. Whitekettle critica los criterios de 1) tamaño y 2) apego
a la tierra que la investigación precedente solía aplicar a la distinción entre los
“animales de la tierra I” de los “animales de tierra II”. Y plantea como criterio de
distinción de estos dos grupos de animales de tierra el movimiento locomotor en
el plano horizontal que caracterizaría a los “animales de tierra I” como el ratón, y
el movimiento locomotor en el plano vertical que diferenciaría a los “animales de
tierra II” como son las gacelas -entre otros-. Cf. R. WHITEKETTLE, “Rats are Like
Snakes, and Hares are Like Goats: A Study in Israelite Land Animal Taxonomy”,
Biblica 82 (2001) 345-362.
16
En los poemas del Ct sirven como símil para destacar la belleza de la novia y la
agilidad del amado. Así el amado compara los pechos de su novia con pequeñas
gacelas (cf. 4,5; 7,4); mientras que la novia compara la habilidad de su amado con
los brincos de una gacela o de un cervatillo (cf. 2,9; 2,17; 8,14). En el libro de los
Proverbios vuelve a aparecer el carácter estético de estos animales y es aprovechado
como recurso literario que destaca la belleza de la esposa en confrontación con la
mujer adúltera: “cierva amadísima, graciosa gacela; sus encantos te embriaguen en
todo tiempo, en su amor siempre te enajenes” (Pr 5,19).
17
Tanto las gacelas como las ciervas eran consideradas por el antiguo Israel como
animales puros, aparecen en el listado de Dt 14,3-21. El tema de los animales puros e
impuros llega a tener tanta importancia que las tradiciones de los orígenes mencionan
esta distinción en la orden que Dios da a Noé haciendo entrar en el arca 7 parejas de
animales puros y una sola de impuros (cf. Gn 7,2-3). Pero “el verdadero origen de esta
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El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
1.5 . El amor
20
Cf. E. JENNI, Amar”, en: DTMAT, 115-116. En los LXX el hebreo está
representado por el griego . Cf. Sab 3,9; 6,17; 6,18.
21
Entendemos por libros sapienciales tanto los escritos poéticos como los propiamente
sapienciales que en la Biblia hebrea forman parte de los “ketubim” y en los LXX
de los “poetas y profetas”. A saber: Job, Salmos, Proverbios, Qohelet, Cantar de los
Cantares, Lamentaciones, Sabiduría, Sirácida. Aquí nos basaremos sólo en los que el
termino “amor” ocupan la mayor frecuencia, coincidiendo éstos con los textos de la
Biblia hebrea.
22
Sal 4,3; 5,12; 11,5; 11,7; 26,8; 31,24; 33,5; 34,13; 37,28; 38,12; 40,17; 45,8; 47,5;
52,5; 52,6; 69,37; 70,5; 78,62; 87,2; 88,19; 97,10; 99,4; 109,4; 109,5; 109,17; 116,1;
119,47; 119,48; 119,97; 119,113; 119,119; 119,127; 119,132; 119,140; 119,159;
119,163; 119,165; 119,167; 122,6; 145,20; 146,8. Cf. G. LISOWSKY, Konkordanz…,
28-30.
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Las figuras del justo v/s impío del salterio están correspondidas en las
figuras del sabio v/s necio teniendo en ambos casos un centro de gravedad
de carácter ético que está enraizado en la experiencia, que comparte
sintonía con las culturas vecinas. Su moral se caracteriza por su aspecto
23
Pr 1,22; 3,12; 4,6; 5,19 (2x); 7,18; 8,17; 8,21; 8,36; 9,8; 10,12; 12,1; 13,24; 14,20;
15,9; 15,12; 15,17; 16,13; 17,9; 17,17; 17,19; 18,21; 18,24; 19,8; 20,13; 21,17 (2x);
22,11; 27,5; 27,6; 29,3. Cf. LISOWSKY, Konkordanz…, 29-30.
78
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24
G. PÉREZ RODRÍGUEZ, Los sabios de Israel, Universidad Pontificia de Salamanca,
Salamanca 2003, 103.
25
1,3; 1,4 (2x); 1,7; 2,4; 2,5; 2,7; 3,1; 3,2; 3,3; 3,4; 3,5; 3,10; 5,8; 7,7; 8,4; 8,6; 8,7 (2x).
Cf. LISOWSKY, Konkordanz…, 29-30.
26
Sobre esta expresión en el contexto de 5,8 volveremos más adelante.
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El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
2.1 Ct 2,1-7
Los vv. 1-7 son una unidad literaria bien trabada, formada por dos
pequeños poemas (1-3a primer poema y 3b-6 segundo poema) más un
estribillo final (2,7). Esta unidad se ubica en la primera parte de todo
el libro, según nuestra estructura general basada en los estribillos del
conjuro como recurso articulador29.
29
Si analizamos el conjuro y su ubicación entre los distintos poemas y el conjunto del
libro, podemos establecer cierto ordenamiento estructural querido por el redactor/
recopilador que orienta la lectura. De esta forma tenemos:
título: 1,1
-------------------------
Primera parte: 1,2-2,6
conjuro 2,7
-------------------------
Segunda parte: 2,8-3,4
conjuro 3,5
-------------------------
Tercera parte: 3,6-5,7
conjuro 5,8
-------------------------
Cuarta parte: 5,9-8,3
conjuro 8,4
-------------------------
Quinta parte: 8,5-14
30
“Yo [soy] el narciso de Sarón, el lirio de los valles” (2,1).
31
Cf. BiCI Ct 2,1.
32
Cf. V. MORLA, Poemas…, 137.
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33
Cf. M. POPE, The Song of Songs. A new translation with introduction and commentary
(AB 7C), doubleday & company, inc., New York 1977, 364.
34
Cf. R. E. MURPHY, “Cantar de los Cantares”, en: Brown, R. E. – J. A.
Fitzmeyer – R. E. Murphy (dirs.), Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo.
AT, Estella 2005, 708. (=en adelante: NCBSJ)
35
Cf. J. LUZARRAGA, Cantar de los Cantares. Sendas del amor, Verbo Divino,
Estella 2005, 227.
36
Cf. A. F. ANDERSON – G. GORGULHO, “Cantar de los Cantares”, en: Levoratti,
A. (dir.), Comentario Bíblico Latinoamericano. AT, Vol. II, Estella 2007, 826. (=en
adelante: CBL).
37
Como muy bien lo expresa V. Morla: “la chica se siente orgullosa de su cuerpo, que
se va abriendo y floreciendo hacia la madurez física, y prodigando el excitante aroma
de su cuerpo juvenil” (V. MORLA, Poemas…, 139).
38
Así p. e. J. LUZARRAGA, Cantar…, 234-235; M. T. ELLIOT, “Cantar…”, en: W.
R. Farmer (dir.), Comentario Bíblico Internacional, Estella 41999 823. (=en adelante:
CBI). Esta interpretación no nos parece la más adecuada ya que a lo largo de todos
los poemas del Ct se va exaltando la belleza de la joven, expresada tanto por el
amado como por ella misma. A parte de este v. en el que la humildad se aleja bastante
de la expresión “Yo soy…”, sirva como ejemplo 1,5 donde nuevamente la amada
en primera persona reivindica su belleza: “Negra soy, pero hermosa, ¡Oh hijas de
Jerusalén!”.
39
Cf. Is 33,9; 35,1-2.
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40
Cf. V. MORLA, Poemas…, 140-141.
41
Cf. la presencia del “cardo”/ “espinos” en Pr 24,31; Job 31,40; Is 5,6 que tiene una
connotación negativa y contraria a toda fertilidad y buenos frutos.
42
Es interesante destacar la estructura de paralelismo alternado AB/A’B’ que forman
2,2 con 2,3a marcada por el siguiente esquema: A Como xxx entre los xxx/B mi xxx
entre los(as) hijos(as). Este recurso literario ayuda a dar un mayor realce poético al
diálogo de los amantes.
43
Según J. Luzarraga, el árbol frondoso es símbolo fálico y de capacidad protectora, de
acuerdo a los textos de Is 57,5 y Ct 8,5. Cf. J. LUZARRAGA, Cantar…, 238-239.
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44
Cf. V. MORLA, Poemas…, 137.
45
Cf. BiCI Ct 2,4.
46
Cf. M. García Cordero, “Cantar de los Cantares”, en: M. GARCÍA CORDERO
– G. PÉREZ RODRÍGUEZ, Biblia Comentada. Profesores de Salamanca, IV Libros
Sapienciales, BAC, Madrid 21967, 946.
47
Cf. M. POPE, The Song…, 364. E. FERNÁNDEZ TEJERO, El Cantar…, 15. J.
LUZARRAGA, Cantar…, 243.
48
En este mismo sentido estaba ya en 1,4 y lo estará en 8,2.
49
Así en C. DE REINA, La Biblia. Reimpresión fascimil de 1569, Sociedad Bíblica
Española - Sociedades Bíblicas Unidas - Fundación Reina Valera de Sevilla – Libros
Clie, Departamento editorial de la misión cristiana evangélica Horeb 1986, Ct 2,4. BJ
Ct 2,4. V. MORLA, Poemas…, 137. M. T. ELLIOT, “Cantar…”, en: CBI, 829. Con
sentido equivalente de “emblema” en R. E. MURPHY, “Cantar…”, en: NCBSJ 708
o de “armada” en J. LUZARRAGA, Cantar…, 243.
50
BiCI 2,4. Este cambio de “mirada” por “bandera” tiene su justificación según R.
GORDIS en conectar el hebreo , con el acadio dagálu que indica “ver, mirar” y
este “ver, mirar” tendría un significado de “deseo”, “propósito”. Siguiendo esto, se ha
propuesto la traducción de “Su intención hacia mí es Amor” (M. POPE). Tanto para
la presentación de la propuesta de R. Gordis como para la traducción de “intención”
cf. M. POPE, The Song…, 364 y 376.
84
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
51
La alusión a los “pasteles de pasas” tiene poca frecuencia en otros textos del AT. 2S
6,19; 1Cr 16,3; Is 16,7 y Os 3,1 en cuyo contexto dejan entre ver una alusión a un
culto pagano de la fertilidad.
52
En el AT sólo en 2S 13,4-6 aparece el tema y en paralelos extrabíblicos, como por
ejemplo en el papiro egipcio Harris 500: “Me acostaré dentro de mi casa, fingiré
que estoy enfermo/ Entonces mis vecinos vendrán a verme, y mi amada vendrá
con ellos/ Ella avergonzará a los médicos, pues sabe cómo curar mi enfermedad”.
(V. MATTHEWS – D. C. BENJAMIN, Paralelos del Antiguo Testamento. Leyes
y relatos del Antiguo Oriente Bíblico, (Panorama 5), Sal Terrae, Santander 2004,
300).
53
Cf. V. MORLA, Poemas…, 147.
54
Con un lenguaje parecido, se destaca la unión de las manos y el abrazo, en algunos
poemas sumerios, que mediante estas descripciones expresan la unión sexual. Cf.
ANET 638, 639, 640.
55
La interpretación del conjuro la veremos más adelante. Por esta razón no nos
detendremos ni en éste ni en los demás estribillos de 3,5; 5,8 y 8,4. Sólo constatamos
su presencia en este lugar del libro.
85
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2.2 Ct 3,1-5
Los vv. 1-4 del capítulo tercero forman un poema cuyo contenido
central es la “búsqueda y el encuentro”. Este poema pertenece –según
mi opinión- a la segunda parte del libro y el conjuro de 3,5 viene a poner
término a toda esta unidad temática56.
56
Apoyan la unidad literaria de este texto: J. Luzarraga, V. Morla, R. E. Murphy, R. J.
Tournay, L. Alonso Schökel –entre otros-.
57 Así en BiCI Ct 3,1.
58
Así p.e. G. Garbini y M. V. Fox, cf. J. LUZARRAGA, Cantar…, 305.
59
N. de la Carrera así lo expresa: “Ella sufre de celos, de abandono, o presagia puñales
en la noche”. Cf. N. DE LA CARRERA, Amor y erotismo del Cantar de los Cantares,
Nueva utopía, Madrid 1997, 81.
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60
G. RAVASI, El Cantar de los Cantares, San Pablo, Bogotá 1998, 76.
61
Cf. K. SCHAEFER, Salmos…, 286. L. ALONSO SCHÖKEL – J. L. OJEDA, El
Cantar…, 39.V. MORLA, Poemas…, 192-193. R. E. MURPHY, “Cantar…”, en:
NCBSJ, 709.
62
P. Andiñach irá más lejos e insinuará una probable agresión sexual: “Los vigilantes
también quitan su ropa, lo que puede significar que roban o que la violan sexualmente,
o que intentan hacerlo” (P. Andiñach, “Crítica de Salomón en el cantar de los
Cantares”, Revista Bíblica 53 (1991) 139). Por el contrario, J. Luzarraga ve con
87
Pablo Uribe Ulloa
2.3 Ct 5,2-8
bondad la alusión a los guardianes: “Los centinelas que vigilan a todos los viandantes
(…), probablemente dan el alto a la Kalá (5,7) como queriendo protegerla y defenderla
también en su integridad física” (J. LUZARRAGA, Cantar…, 309). Creemos que
esta interpretación de J. Luzarraga no es compatible con el contexto de la noche
peligrosa que nos presenta el poema de 3,3 y menos aún con la violencia explícita de
5,7 que él mismo cita.
63
Gn 24,28; Rut 1,8; Ct 3,4; 8,2.
88
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64
Cf. K. SCHAEFER, Salmos…, 289.
65
Así mismo en Ct 1,6; 1,7; 2,5; 6,5.
66
Estos versículos -más 5 y 6- se han interpretado como la descripción de una relación
sexual entre los amados. Donde el “desnudo”, el “lavarse los pies”, el “rocío” y los
“cabellos”, el “meter la mano” y las “entrañas” serían imágenes eróticas que insinúan
el acto sexual que se consume en el orgasmo con la expresión “el alma se me ha
salido”(v.6). Cf. V. MORLA, Poemas…, 264-278.
89
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67
Este mismo uso en Est 2,12.
68
Cf. Ct 1,13; 3,6; 4,6; 4,14; 5,1.
69
R. E. MURPHY, “Cantar de los Cantares”, en: NCBSJ, 710.
70
V. MORLA, Poemas…, 284.
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El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
71
O la “promesa bajo juramento”, como prefiere llamarla M. T. Elliot. Cf. M. T.
ELLIOT, “Cantar…”, en: CBI, 826.
72
Cf. R. E. MURPHY, “Cantar de los Cantares”, en: NCBSJ, 710.
73
Cf. L. GIRÓN BLANC, Midrás cantar de los Cantares Rabbá (Biblioteca Midrásica
11), Verbo Divino, Estella 1991, 250.
74
Cf. L. DÍEZ MERINO, ““Targum al Cantar de los Cantares (Texto arameo del códice
Urbinati I y su traducción)”, Anuari de Filologia 7 (1981) , 260. Se hace necesario
aludir aquí al texto de 5,9 que aunque es parte de otra unidad, sin embargo, está
estrechamente relacionado tanto con el conjuro de 5,8 como con el wafs de 5,10-
16. Es un artificio literario que aparece conectado con 5,8 mediante el verbo [b;v’
“jurar” y el tema de la búsqueda, siendo a la vez una introducción a la descripción
del amado. Así lo confirman los autores: M. GARCÍA CORDERO, “Cantar…”, 957.
R. E. MURPHY, “Cantar…”, en: NCBSJ, 710. SCHAEFER, Salmos…, 290. M. T.
ELLIOT, “Cantar…”, en: CBI, 826. G. FLOR, “Cantar..”, en: GUIJARRO, S. – M.
SALVADOR (dirs.), Comentario al Antiguo Testamento. II, La Casa de la Biblia
- PPC – Sígueme – Verbo Divino, Madrid – Salamanca - Estella 42000. 532 (=en
adelante:CAT), V. MORLA, Poemas…, 285.
91
Pablo Uribe Ulloa
2.4 Ct 8,1-4
Una vez más es la amada quien habla –v. 1a- y expresando un deseo en
voz alta dice: ¡Quién te me diera como un hermano que hubiese mamado
los pechos de mi madre!. El término ' “hermano” viene a ser equivalente
al de “hermana” que el amado repite 5x para llamar a su novia:
]“hermana mía”76. M. Pope justifica la terminología relacionándola con
los paralelos extra bíblicos de Oriente Próximo Antiguo, principalmente
Egipto, Mesopotamia y Ugarit, en la que se utiliza los nombres de
“hermano-hermana” para referirse a la pareja77. Pero -creemos que-
bien se explica la alusión a “mamar de los pechos de la madre”, como
afirmación categórica que diferencia el sentido de pareja del término
“hermano” -que aquí no tiene-, del sentido fraternal que es el que se pone
en boca de la amada.
75
La fórmula de “la casa y alcoba materna” de 3,4 que hemos visto anteriormente y el
estribillo del “abrazo amoroso” de 2,6 también ya comentado.
76
Con significado de pareja en 4,9.10.12; 5,1.2; con significado fraterno 2x en 8,8.
77
Cf. M. POPE, The Song…, 655-657.
78
G. RAVASI, El Cantar…, 118.
79
Cf. Pr 7,11.13.
92
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
3. Visión de conjunto
80
Así traduce p.e. BiCI y M. GARCÍA CORDERO, “Cantar…”, 963. Fray Luis de
León pone el texto hebreo más el griego: “Cogerte ía en casa de mi madre y en la
cámara de la que me parió; y enseñaríasme…” (L. DE LEÓN, Cantar de los Cantares
de Salomón (CS 5), Universidad de Salamanca, Salamanca 2002, 143).
93
Pablo Uribe Ulloa
81
Por ejemplo contra para la protección de la tierra y las plantaciones frente a calamidades
o contra el mal de ojo. Cf. F. J. FERNÁNDEZ NIETO, “La pizarra visigoda de Carrio
y el horizonte clásico de los ”, Antiguedad Cristiana 14 (1997) 259-
286. G. DEL OLMO LETE, “Un conjuro ugarítico contra el ‘mal de ojo’”, Anuari de
Filologia, secció E 15 (1992) 7-16.
82
Como son las leyes Babilónicas y Asirias. El Código de Hammurabi es un buen
ejemplo en sus artículos 131-132 y las leyes Asirias de la tablilla A, artículo 17.
Para los textos cf. ANET 171 y 181, también V. MATTHEWS – D. BENJAMIN,
Paralelos…, 105, 116 y M. García Cordero, La Biblia y el legado del Antiguo
Oriente, BAC, Madrid 1977, 349-350.
83
Sobre este tema y su tratamiento en la literatura rabínica, cf. la excelente obra de O.
RUIZ MORELL, Las aguas amargas de la mujer. La ordalía de los celos (Biblioteca
Midrásica 20), Verbo Divino, Estella 1999.
94
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
84
M. ELIADE, Historia de las creencias y de las ideas religiosas. Tomo I, Cristiandad,
Madrid 1978, 44.
85
CD-A es un ejemplar de la Geniza de El Cairo que contiene 15 columnas. Para el
texto en español cf. F. GARCÍA MARTÍNEZ, Textos de Qumrán, Trotta, Madrid
5
2000, 80-92.
86
Un amplio estudio de CD 15, 1-2 puede verse en: J. VÁZQUEZ ALLEGUE, “Jurar
por Dios en Qumrán”, Salmanticensis 48 (2001) 123-148.
95
Pablo Uribe Ulloa
(CD 15, 5-6). Así, “se hace jurar” a los hijos, siendo el juramento un
momento fundamental y vinculante que inicia un proceso de formación
que conduce a la “congregación” de los miembros de la comunidad (cf.
CD 15, 13-15).
87
C. DEL VALLE, La Misná (BEB 98), Sígueme, Salamanca 21997, 774.
96
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
88
C. DEL VALLE, La Misná…, 512.
97
Pablo Uribe Ulloa
89
El texto en el que se basa Orígenes no pone el adverbio de negación, por eso lee: “¡Si
quisierais levantar y despertar el amor hasta que quiera!” (ORÍGENES, Comentario
al Cantar de los Cantares (Biblioteca de Patrística 1), Ciudad Nueva, Madrid 1986,
224). Cf. PG 13, 164-167.
90
Cf. GREGORIO DE ELVIRA, Comentario al Cantar de los Cantares y otros tratados
exegéticos (FuP 13), Ciudad Nueva, Madrid – Buenos Aires – Bogotá – Montevideo
– Santiago, 2000, 124-127.
91
Cf. L. De León, Cantar…, 60.
92
Para P. Andiñach formarían parte de un conjunto de personajes opositores a la
pareja y cercanos a Salomón. El Ct presentaría una crítica al modelo salomónico de
incapacidad de amor sincero y riqueza. Cf. P. ANDIÑACH, “Crítica…”, 129-156.
M. POPE, The Song…, 385. J. LUZARRAGA, Cantar…, 255.
98
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
93
Según R. E. Murphy esta opinión sería afirmada por R. Gordis, y según V. Morla
esta opinión estaría ya difundida a comienzos del siglo XX. Cf. R. E. MURPHY,
“Cantar…”, 709. V. MORLA, Poemas…, 150.
94
E. FERNÁNDEZ TEJERO, El Cantar…, 77. M. POPE, The Song…, 386.
99
Pablo Uribe Ulloa
relacionados con las diosas Ishtar y Anat95. Este carácter sexual de las
gacelas y ciervas está muy en sintonía con el sentido erótico de los poemas
precedentes al conjuro y bien pueden ser estos animales –que representan
la sexualidad- los garantes del conjuro, puestos aquí como personajes
poéticos.
Queda bastante claro que el contenido del conjuro en 2,7; 3,5 y 8,4
es no querer despertar, desvelar, molestar, pero ¿a quién?. ¿a la amada, al
amado o al amor?. Dependerá mucho de a quién se le atribuya la locución
del conjuro para saber cuál es el sujeto destinatario de éste. Generalmente se
le atribuye al amado sobre todo en 2,7 y 8,497; hay divisiones en el estribillo
95
Cf. J. LUZARRAGA, Cantar…, 257. J. CARREIRA DAS NEVES, A Bíblia o Livro
dos Livros. Vol. I. Comentários ao Antigo Testamento, Franciscana, Braga 2007,
456.
96
Cf. V. MORLA, Poemas…, 151.
97
Cf. p.e. BiCI; Biblia de Jerusalén (= en adelante: BJ); L. DE LEÓN, Cantar…, 53. M.
GARCÍA CORDERO, “Cantar…”, 946 y 963; E. FERNÁNDEZ TEJERO, El cantar
100
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
más bello. El Cantar de los cantares de Salomón, Trotta, Madrid 31998, 15 y 30; J.
LUZARRAGA, Cantar…, 16 y 23.
98
Hacen hablar al amado p.e.: BiCI. BJ. M. GARCÍA CORDERO, “Cantar…”, 949. E.
FERNÁNDEZ TEJERO, El Cantar…, 18. J. LUZARRAGA, Cantar…, 18. Hacen
hablar a la amada p.e.: F. L. DE LEÓN, Cantar…, 69 y G. RAVASI, El Cantar…,
75.
99
Sólo hemos encontrado a G. Ravasi que pone en boca de la amada los tres estribillos
del conjuro. Cf. G. RAVASI, El Cantar…, 54, 75 y 116. Opción que nos parece
bastante plausible ya que en el conjunto de los poemas en que se inserta el conjuro,
es la mujer quien lleva la voz cantante, por tanto, bien se comprende que continúe ella
hablando. Por otra parte, si hay autores que ven en 3,5 una continuidad del hablante
poético en la amada por qué no verlo también en 2,7 y 8,4 que siguen la misma lógica
tanto formal como de contenido. Otro argumento a favor de la amada es la mención
fragmentaria del conjuro de 5,8 donde explícitamente la amada conjura a las hijas de
Jerusalén el anuncio de su enfermedad de amor.
100
El sueño es tan importante en la experiencia humana que a nivel científico ocupa
un lugar relevante en las diversas áreas de las neurociencias. Un ejemplo claro es la
edición de la revista española “Vigilia-Sueño” de la Asociación Ibérica de Patología
del Sueño que reúne trabajos clínicos y teóricos sobre el ciclo vigilia-sueño. Para un
elenco bibliográfico sobre estudios del sueño Cf. T. CANET, “Literatura científica en
español sobre el sueño incluida en las bases de datos bibliográficas, el índice médico
español y el medline”, Vigilia-Sueño 18 (2006) 88-103.
101
Pablo Uribe Ulloa
Anunciar el amor
101
Cf. G. WALLIS, “ ’” en: G. J. BOTTERWECK – H. RINGGREN, Diccionario
Teológico del Antiguo Testamento, Tomo I, Cristiandad, Madrid 1973, 115.
102
G. RAVASI, El Cantar…, 63.
103
L. DE LEÓN, Cantar…, 103.
102
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
Los datos internos del Ct nos muestran que no hay alusiones explícitas
que permitan extraer contenidos teológicos105. En el conjunto de los
poemas están ausentes los grandes temas religiosos del antiguo Israel: la
ley y la alianza, el sacerdocio y la tierra. Sólo tenemos una alusión muy
velada (oscura) al nombre de Dios en 8,6: “llamas de Yah” que
los LXX traducen por “llamas de él”, no quedando claro si
es una denominación teofórica de carácter superlativo o bien el sustantivo
propio del hombre
nombre de Dios106. En el conjunto de los poemas no se percibe
104
Para una presentación de la historia de la interpretación del Ct, cf. P. URIBE ULLOA,
“Historia de la interpretación del Cantar de los Cantares”, Anales de Teología UCSC
10.2 (2008) 129-151.
105
Es por esta razón que la interpretación literal que apoya el carácter fragmentario de los
poemas, -en sus líneas generales- considera que no hay desarrollo poético, ni drama
ni nada que se le parezca y cada poema en si mismo encerraría una interpretación
independiente. Por tanto, no es posible ver un contenido de conjunto, sino a lo sumo
pequeños contenidos totalmente independientes que hablan del deseo sexual profano
de una pareja de jóvenes. Cf. J. LUZARRAGA, Cantar…, 121.
106
Según R. M. Davidson La presencia del nombre de Dios en el Ct, ya estaría resonando
como ecos en los estribillos del conjuro (2,7; 3,5; 8,4). Pero es en 8,6 donde aparece
de forma explícita como clímax y conclusión de todo el libro. Critica la postura
103
Pablo Uribe Ulloa
de algunos autores que ven 8,6 como una adición de la cual se podría prescindir,
aludiendo –el autor- a una falta de pruebas en los manuscritos antiguos. Finalmente,
rechaza la idea de que la expresión “llama de Yah” sea un recurso literario con valor
superlativo, apelando que dicho recurso usando el nombre de Dios en la literatura
veterotestamentaria es inexistente a causa de la prohibición del nombre divino de Ex
20,7. Cf. R. M. DAVIDSON, “Is God present in the Song of Songs?”, Perspective
Digest 11 (2006)18–24. Contra esta opinión V. Morla argumenta con ejemplos de
textos del AT que la expresión habría que comprenderla como superlativo, por lo que
traduce: “impetuosa llamarada”. Cf. V. MORLA, Poemas…, 360. Otras traducciones
ponen: “llamas de Yahveh” (BJ 8,6); “llamas del Señor” (F. ASENSIO, “Cantar de
los Cantares”, en: PROFESORES DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, La Sagrada
Escritura. Texto y comentarios. Antiguo Testamento. IV Los Salmos y los Libros
salomónicos, BAC, Madrid 1969, 617); “incendio de Dios” (J. LUZARRAGA,
Cantar…, 567).
107
Cf. P. ANDIÑACH, “Crítica…”, 129-156. R. M. DAVIDSON, “Theology of
sexuality in the Song of Songs: Return to Eden”, Andrew University Seminary Studies
27 (1989) 1-19.
104
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
108
BENEDICTO XVI, Deus Caritas est, nº 2.En:
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_
enc_20051225_deus-caritas-est_sp.html
109
Entendemos por amor erótico, el amor de pareja entre un hombre y una mujer, tal
cual lo presentan los poemas del Ct.
110
BENEDICTO XVI, Deus Caritas est, nº 1.
111
H. U. VON BALTHASAR, Sólo el amor es digno de fe (Verdad e imagen Minor 8),
Sígueme, Salamanca 2004, 134.
112
1Jn 4,8.
105
Pablo Uribe Ulloa
113
Cf. F. GARCÍA LÓPEZ, “El hombre, imagen de Dios en el Antiguo Testamento”,
Estudios Trinitarios 3 (1988) 365-382; P. URIBE ULLOA, “La categoría ‘el
hombre imago Dei’ en la tradición bíblica”, Ecclesia 4 (2006) 489-502; J. GARCÍA
ROJO, “Si Dios es amor, ¿Qué es el hombre?, en: J. R. FLECHA (Coor.), Dios es
Amor. Comentarios a la Encíclica de Benedicto XVI Deus Caritas Est, Universidad
Pontificia de Salamanca, Salamanca 2007, 123-150.
114
BENEDICTO XVI, Deus Caritas est, nº 5.
115
Este mismo camino del eros al ágape ya había sido planteado por Juan Pablo II,
comentando el Cantar de los Cantares en una audiencia general en 1984. Así lo
expresaba: “Sin embargo, parece que el amor se abre aquí ante nosotros en dos
perspectivas: como si aquello, en que el “eros” humano cierra el propio horizonte, se
abriese todavía, a través de las palabras paulinas, a otro horizonte de amor que habla
otro lenguaje; el amor que parece brotar de otra dimensión de la persona y llama,
invita a otra comunión. Este amor ha sido llamado con el nombre de “ágape” y el
ágape lleva a plenitud al eros, purificándolo”. (JUAN PABLO II, Audiencia general.
Miércoles 30 de mayo de 1984. En: http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/
audiences/1984/documents/hf_jp-ii_aud_19840530_sp.html).
116
Así lo reconoce la encíclica en el número 6.
106
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
117
Según L. Oviedo, cinco son estos “escenarios teóricos” que han influido en la relación
fe cristiana- sexualidad: “la observación sociológica de tendencia tardo-románticas;
la irrupción de una psicología normativa en el campo de la sexualidad; la perspectiva
científica sobre la sexualidad; la visión político-administrativa del ámbito sexual-
familiar; y la crítica postmoderna a los géneros y a la construcción cultural de la
identidad sexual” (L. OVIEDO TORRÓ, “La afectividad y la sexualidad en su
relevancia apologética para el cristianismo”, Carthaginensia 14 (1998) 291).
107
Pablo Uribe Ulloa
El ágape del Ct, se aprecia en que este amor erótico, tiene ciertos rasgos
antitéticos al mundo semita. Estos son: 1) Unicidad de la persona amada
en contra de la práctica permanente de la poligamia. 2) Amor de igualdad
en contra de la nula autonomía femenina en decisiones matrimoniales. 3)
Permanencia del amor en contra de la práctica del divorcio. 4) Profanidad
de un amor natural en contra de las religiones sexistas de la prostitución
sagrada. 5) Amor de elección en contra de los matrimonio decididos por
los jefes de los clanes. 6) Privilegio del carácter amatorio y unitivo de la
sexualidad en contra de una preocupación primordial por la descendencia120.
Estos rasgos nos muestran que el amor del Ct lejos de ser un “amor libre”,
118
Así p.e. cf. J. S. BOTERO GIRALDO, “¿Castidad conyugal o humanización de la
sexualidad?. Una nueva perspectiva, Carthaginensia 14 (1998) 321-320. G. NOLLI,
“Sexualidad y teología del cuerpo humano en los libros sapienciales”, en: P.-J.
VILADRICH – J. ESCRIVÁ-IVARS (eds.), Teología del cuerpo y de la sexualidad.
Estudios exegéticos para una teología bíblica del cuerpo y de la sexualidad de la
persona humana, Rialp, Madrid 1991, 107-168, especialmente 137-153.
119
Cf. JUAN PABLO II, Audiencia general. miércoles 23 de mayo de 1984. En:
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1984/documents/hf_jp
ii_aud_19840523_sp.html. Audiencia general. Miércoles 30 de mayo de 1984. En:
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1984/documents/hf_jp-
ii_aud_19840530_sp.html. Audiencia general. miércoles 6 de junio de 1984. En:
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1984/documents/hf_jp
ii_aud_19840606_sp.html
120
Cf. J. R. FLECHA, Moral de la persona. Amor y sexualidad, BAC, Madrid 2002,
99-102.
108
El Conjuro del Cantar de los Cantares. Interpretación de Ct 2,7; 3,5; 5,8; 8,4
plantea un compromiso serio por parte de los amados121, un ágape que pone
el amor en la tradición más viva del pueblo de Israel, que ve en la historia
y en la creación la acción de Dios, un Dios que es a la vez eros y ágape122.
- 2,7; 3,5; 8,4 expresan mediante un símil que el amor no debe ser
despertado, entendiendo con esto, que el amor debe ser cuidado como se
cuida o vela el sueño de alguien querido que duerme. Por tanto, “al amor
hay que cuidar”
121
Cf. P. URIBE ULLOA, “La ley natural del amor en el Cantar de los Cantares”,
Theologica 42 (2007) 133-149.
122
Cf. BENEDICTO XVI, Deus Caritas est, nº 9 y 10.
109