Está en la página 1de 46
Qué le voy a decir a mamé Por sus muletas! jLas recuperd por mi culpa! —iCalmite, Benyi! Lo que tenemos que ha- cer ahora es encontrarlas y devolverlas a su lugar. ¢No te parece que llegé la hora de salir de dudas? 2Queé tal si empezamos por buscar en el cuarto de Escoldstica, por si acaso? —Ella no deja que nadie entre a su habita- cién, No podemos entrar asi como asi. —Paciencia, hermano —respondié Rufo—. Esperemos hasta que ella salga a preparar café, y entramos, gte parece? Era una buena propuesta. Escolistica tenia la costumbre de sentarse en medio del patio, bien entrada la noche, con una taza de café en la mano. A no ser que estuviera lloviendo ella nun- a faltaba a la cita consigo misma. Llevaba una bolsa con migas de pan que desperdigaba a su alrededor para delicia de perros y gatos. Y ahi se quedaba un rato, aguantando frlo, como si fue- ra la cosa més natural del mundo, y viendo a los animales peledndose por sus migajas. Esa noche, mientras ella jugueteaba con los animales, Rufo y yo entramos a su habitacién, uno de los lugares mds inaccesibles de la casa La puerta estaba pegada con un chicle. No me parecié raro porque Escoléstica era fandti- cade las gomas de mascar. Lo gracioso es que si 84 S8 sourertur sou { ypeu souresauosus ony “uoys|O> Pp oleqap A souedanua soj ap spnap soureosng -pausSroi9p oatres opueaseS reuse v egy] anb A eseo vy] ap oase Jp woo epesoBexo wx nb eop purepy “exoqnd Anuar v10 vonsroosy anb tod guenxo out upiquiea osq “oajod oysnur x -se101 $e91109 se] oD selfepues ap sed un op -pojoosap arodei un sourenuosu> ofos JIT “ony osndoid— vureo xf 2p ofeqap souanbsng— “sopejoyrare soxoy ru —ugroerigey ns up pureur epua onb pp owroo— snsof ap ugzeI0D) [pp oupens un fu ‘o20] eum Tu :spu epeNy TeABaaUT -sap ¥ Ql 2 o]se|dos ojos uo> anb ap ugisozdut 2] eqep “exopeur ap aseq eum a1qos opesastp ore! -pd un varus 4 ‘soyredamuo soy uo epeiqop edox «woo ‘seazond urs apqonur un eIqey ojos “ese e| 3p oaso1 Jap [e 23U2s241p ‘omnaso osany 10[09 uN 9p ues sopared se] anb X sepuereg eyuoa ou eure e] aonb ‘spurape ‘parasqg ‘ounBuru yqey ou ‘oxen |p 4 eur209 xy ‘eonsefoosg ejooueunzod opuop sox -e8n] Sop so] us anb ap eationo uo 7e9 K ofadso 00s un pu eqey OU oFeds9 259 U9 anb ony p20uranb o1 -surtid 07] ‘sypou ap eso Fy a1q0s vasond seuTyD sem3y { sofox soypmboy op eatredurey eun sod ep -eujumyy eqeaso A euanbod v1 ugrenqey eT -vsoumny eyuod 2s A eyaqnosep oy yureur onb vasey 2po1y> o> ojreBod op oat -U pe epeY eTpp “eueppoz0d vun o oseyd un eydusos desconcertados. Rufo sefialé el cielorraso. Esta- ba forrado en hojas de triplex. Una de esas hojas estaba ligeramente corrida. A toda prisa, me subi ala mesa de noche. Una vez arriba, eché una ho- jeada a mi alrededor: solo habia telarafias y popd de rata. Iba a bajarme cuando escuché un porta- zo. Del susto, trastabillé y cai sobre la cama. Cuando me levanté, Escoléstica le estaba po- niendo una tranca a la puerta, Rufo se habia pe- gado alla pared y estaba livido como un vampiro. sculcando entre mis cosas! —exclamé Escoléstica con su caracteristica voz chillona—. éQué estén haciendo aqui par de sabandijas? éNo les parece que estén muy grandes para an- dar metiendo sus narices donde no les importa? iquiera me atrevi a mirar a Rufo, De algu- na manera los dos coincidimos en que lo mejor era permanecer callados. Ninguna explicacién, por rebuscada que fuera, podria justificar nues- tra presencia alli. —iSiéntate! a darles la bienvenida a tan ilustres visitantes. El sudor corria por mi incipiente bigote. Y en Ia espalda me empezé a dar comezén, Escoldstica dio una vuelta por el cuarto, fue hasta cl armario y sacé una cadena de entre el arrume de las camisas. Era un lazo de escapulario del cual colgaban tres pepas rojas con manchas 86 a erousforA Py “ep1ofnag ef od 394 onb epeu ouop ow epia e] ap pepiszoarun vy uo apuazde oun anb 07] “efnag vas anbrod ony “oBefpramut 2p opjo 08 -uoa onbod eseo vaso ua opuesed vaso anb of 35 |ASe509 SeYPDM “ses09 OBf0 J “eanAse oxDd ‘eax Aefoo ‘eazom 9198 of anbyog “repuarus souspod sou sy "—vonsejonsg oftp— vasn3 aur jsy— “502019 -Ui91 204 WOD ony grpuodsa1— v1OUIDs Ig — cougny, pepra,? ube opressng e uosorura X gourrgs fo ua lle O8fe grpred soy ag? -ueyzpuaa anb ap einSos eqeaso o1aq ‘aypoU esa opeosng eIqey so] of ‘op -TUDA UasaTqny OU Ig —onsos Jap ORD ofad [2 95 -opuyamb oftp— ynbe upaso anb eiBape oyy— -vuryp ereduuy vy 2p sope] so] sod sequin gzod uss OX “eaneUIea qe eno eponb aut ou ored “—soypeyanut soun seuode wos— sopaisn woo seso9 sesso 9p TeIqEYy zpOqop ON ‘sx9INb ou OW eURSOUNY euOp anb 59 059 Jog “eIpsoosip ef ap wr ey zeaquios oxonb of anb 2019 epp o1ag “ejoseaeg e] ap anb oasireag ‘uop ap spur asrepmo anb vuoi anb aftp 9] 294 eum OX “—peptuaras eysnus wos vonsyjoasg offp— Pepr9A vy & $9 auH93 3] eUNIsoUNY onb of Y— “soa ap eyuoasop pureur anb y39s o8fe 10g ‘osonastur spod une spusr onbsod 59 s]0 0] opoa Is ‘s9qes O] OPO Ig “—yoTeA 2p aur -opuputre aftp— Z210039 v sourea pnb 10g?— “pla bap ye sya apsep souopuysrur opesostp oxelyd 989 ‘o20d wx X ‘O10 ap aauatp Jo { aausidios op ezaqe> o> UPpr0g [> ‘opyes oatrea un ‘oprusasap oxBou oprasoa ns ‘oymy 2p soy anb sopnsany spur sopap soj ‘oypred Jap spaen v eqenutsur 9s o2fnq ‘okn> o1pia 9p ofo Jo :a1uezLowsre o1sadse ns sod o1renuos of opjor> assiqny erombreng, -vjosereg ¥] Kos souaus oysnur IN “efosereg ey 09 eperfe £ors9 ou oX ‘peprpinbuen ns exeg ‘sauourestoaad of my our A oauepppe so] 2s uamSfy joueigs [> oursrqe op -elap uekey anb vsoo vey! “uyaso ou mby gsea -a]nw se] 3e9snq e UoIsTULA? ‘oneNd 30d 2A O10 Evaristo llegé un dia a la casa después de haber estado donde esa mujer. En la tarde se habia roto un espejo. No lo sabian, :verdad? Fue el espejo del bafio, en el cuarto de tus padres. La mentira quema los espejos y los rompe con una daga de humo. Desde ese primer dia supe que don Eva- risto se habia dejado vencer por la tentacién. Y iné, para mis adeneros, que eso iba a desper- tar la sed de venganza de Efigenia. —Entonces, si sabés tanto, decime una cos aquién se llevé las muletas? Y si fue la Patasola, gcémo evadié los espejos y legs hasta el sétano? —pregunté con voz exaltada. —Para mi desgracia, ya los afios me estin pa- sando la cuenta de cobro —dijo alisindose el pelo con las dos manos—. Ha logrado engafarme. A veces creo que Efigenia es uno de esos perros. iVaya uno a saber lo que puede ser capaz de hacer un espfritu maligno! Y durante mucho tiempo pensé que era Saturnina, No le gustan los anima- les, no pasa de la cocina. Y es la mejor amiga de dojta Emestina, Eso no la condena, pero tampoco Iaabsuelve. Pero esa mujer no necesita muletas. Es solo una vieja chismosa y amargada, Lleva tanto tiempo viniendo a esta casa que yaes parte del in- ventario, Es claro que la Patasola eseé destruyendo los espejos para desguarecernos y para llegar a ti. La muerte de tu perro me llevé a pensar que ese 90 16 <119 e359 u09 ugiados op sarenUOsUe anb oprusa sey anb ‘dusg ‘p sod o1uais 07 epeu 390ey opp -od ay ou & 221082014 vexed mnbe eqeaso of— -vumdyy un sedeosa ofap A gurus au ‘ose opuairrp ‘pod wso9 eur “bpp eum s95ey wis p31 au ony “280x803 spuuel anb ayqeqord Anus s9 ood ‘seyp oso véea aur anb as -omnb eunsourg euocy “eypereq eu] Tu ep 9p pueren & earsta eum prey soaury “sofoy Anu 921 ous ou onb oxourosd sof orog “u20 ¢ eqr os9 onb eyqes ox jnbe op 11 anb pxpuaa ow eueueyy— gerpuasaud eso reatao ered so9ey sourepod anb o8fe Avy? zasrepuoso spuop yqry ON? —stjooa10 opep ezo1qny 2] 1s ou1o> prazsus] uo> ofjan> [2 op -usqour ‘oymy gaunSo1d— zystsm20 osy?— -soueoydum ap of -eBor rur sq -ss1opuooso opugp vey ou opuen> x ‘ousayr op o8any pp 10d sopesoasp opis uedey sofadso so] sopor opuens pisBox0ad a3 re]Jo> ansq -snauaydso soyeur soy 2p odrano yp 3282010 exed ‘seout soy 9p v20d9 e] apsop “uezyjEm 2g “—aquour -ouuajos oftp— omaeny ap seded uos— -serfou seysuut uo se(ox sedad sey ap xe]]00 Jp offan> jap o8fo> aur ‘ostursad ourmpad uts ‘eomasppoos ‘sosu0qu> X jurefuog ‘oausys o] oaupng)! joprearso exed epeu spoey apnd on! “sarony spur oypoy ey as natzydso da realidad: lo siento por don Evaristo, un hom- bre de buen corazén que no ha sido capaz de controlar sus impulsos; lo siento por dofia Er- nestina, una mujer intachable, que se niega a re- conocer la verdad. Y por ti Rufo, que has tenido que enfrentarte a todo esto. —iPapd no ama a mama? —pregunté como si fuera un nifio leyendo la cartilla de Coquito. —No lo sé, pero Evaristo le ha fallado en los momentos ms dificiles: cuando ella estaba em- barazada y ahora que est a punto de cumplirse el plazo de la maldicién. Pero no hablemos més de esto, jvéyanse a dormir! Esta seré mi dltima noche en casa, Ojalé mafiana pueda hacer algo para terminar con esta pesadilla. —iQué es lo que hards? —pregunté mis re- lajado. —Iré asa casa del Angel —respondié la anciana, —No te dejaran entrar —replicé Rufo. —Desde que senti el perfume en la ropa de don Evaristo lo segui y supe a dénde iba. Des- pués me las arreglé para hacerme amiga de esa mujer. He ido algunas veces a su casa. La conoz- co y solo me falta desenmascararla. Si ella es la Patasola, lo voy a saber muy pronto. —Es peligroso. Si es la Patasola te puede ma- tar —dije asombrado ante la valentia de Escolds- tica y frente a su determinacién de ayudarnos al precio que fuera. 2 6 ‘oprpuayop eproqry 2p osoy]nsxo equaso ogmy ‘orqurea ug e213sp]028q 9p opeytoosap 199, -zy ap opezuoBroxe eauas apf “UOISM]>Dax 9p YIP sound rur opuejora ‘eureau9A vy 10d eyredeaso our Aoaseno rur uo vorsnun epspuod ‘pureur e reastdsop ered ‘ox -oymy ered eurojgord eqey ou anb jse ‘opeggs exg ‘oaronuu e op [>Buy Jap eseo x] easey, pines x souregy aauamfis exp je anb —o8eIpI> -mut un anb spur eqeypnoso vonsyjoosq anb 01 3219 81915 10d opyo ye opueyqey— souNpDap IT ‘pypouerpour v vasey souresroauion £ epEprey -ng ev omy e puedwoay ‘spur epeu oftp oN jopesed oy of onb se 10d seureurt 23 IN! -—aasin epestur 09 offp— ark -uog ¥ reurespequia opeasn exaiqny 23 oN?— -eazond ry apsop paunSoud— zorelyd asa x?— “reasnyp mis soureatteaa] Sou somosony “efos 3e2s9 epsonb aonb sopuoaua opuep ‘eyes eu omy EOASP|OIS ‘oiuand um ap ofeqop seusop anb eBuoa yse ‘opuep ino aumnos soy {se 59 OU Is x “opeurunsaa vhey aso opor anb vasey He ap p3F aur ou onb ued -25 amb oxafiid “sesoo str OBEY] O99 9S OX— “6 <> sorpuodsos oymy ‘sgndsop sommurpy ‘<> sddessvayg x04 ojmy v 2fesuaur un asnd 9] Upazeur [> Uo orsarede vonsyjoosy opuenc) “opoa op eppod of & eon our axpent -osid sourtid Jap soaaooax spurop soy 4 eurs09 ef ‘op D109 [9 “Epes ¥] ap soper® wauasos soaustosom ap asta eum aanago ‘sofadso sono woo 2onu9 Te sei -e18 4se K x0pa1109 J> uo ofadso un prasop ‘oasen> ppp extond ef age of -eseo eye euoSerp org uop 2p vpuon F| us ouesduroa apsop expren gauous ojmy “epeaseBsop A vroasne ‘oxdwiais ap eI ex9 va -sond vjusa anb edos v7 “ugurew upajew ousnb -ad un eqeaayT Soffa aus oysrp eqeaso opoa eh aonb o(npaq_ "pureut uoo sexqeped ap zed un gzn> seuade A yded op orpidsop 9s ony ‘ozsonuye Jo 02 -syj relop X xwoden ‘Ioxzeq ap sndsop eueureus op oAant se] VSVD VTA OITYS VOILSYTOOST ouj2adse un ap SOUOLeIYMeS SE} Iba a saltar por la ventana, cuando mamé lla- mé a la puerta. No queria abritle porque tenia afin por saber qué diablos estaba haciendo Es- colastica en la boutique, Mamé llamé otra vez y, a regaftadientes, le abri la puerta. Tenfa los pér- pados hinchados. —2Qué ocurre? —pregunté con impaciencia. —Queria saber cémo estabas. —Estoy bien, mama. Si querés que me quede aqui encerrado, dejéme tranquilo. Voy aescuchar mitsica. Pero no vengisa molestarme. De verdad, quiero estar solo. —No la pongas muy duro. Tu papé est en la habitacién. Crei que habfas escuchado los gritos. Hemos estado discutiendo. —aY qué? —pregunté al borde de la desespe- racién. —El dice que debemos irnos de aqui. Piensa que esta casa ya no es segura, —2Y apenas ahora se viene a dar cuenta? Y me imagino que le dards gusto. En ese momento entré un mensaje de Rufo: <> «Seguro es un regalo para alguien», pensé mientras mamd me miraba con un signo de inte- rrogacién en la frente. —Es Rufo, quiere que lo acompafie a dar una vuelta por a 96 “6 “eaye 20 us puorxoyor— sored ‘ores Anpy— “sorzoype So] sopon 11 UeA 9] 28 JUTE eureuos eum epanb 2s 15 seypanse oxreno faroy un so asq "vonsppoosg epeuyas waIq gtTes SON— “paunBord— zsye zeponb e ea 2g?— -enSe op eyfoi0q eum sounpad { aqjeo e[ © eqep aonb vsour eum uo souresiqn son, -yoputo 9p sopeparrea sns sod osourey #19 se8n] Ta ‘opueuntesop aua8 ap rus] eqeisg -pp20y Jp 22004 ye eox9yeo euN Ud OMY ¥ PURITY -opeurSeur esqey of rouny] ;]o20y um ue repanb veqi 9g? “eonspoosy eypurozd onb of exo pnb eppuaius ony “ostd z3ur aud ppp sefox sey uo owopuydode ‘eueausa vy 104 jfeq A opruos ap odinbo Je uoumyoa yqns 2 <> ypuodso1 2] <> soymy ap afestour ong, -easond 2] 72199 of { eappna expour orp yureyy -oymmbuen ourelop ‘exouyy -sapaisn ap #509 52 059 12g “eura|qoxd fp reuoronyos¥ eA ou'0s99Nb 0913, *—owrssorasou u02 afip— ese> op owreIquies orb ou ox gugmurdo mur sages spxshO?— “eye gaunBord— ayded ma o01p onb of 9p seurdo nb? ‘na .— “ps op ek 4g— snbe ap aes sopond ou onb epsons9y— —Lo mejor sera esperar un rato. Y sino sale, ‘nos vamos a tener que turnar para espiarla du. rante todo el dia —dijo Rufo. —Yo no puedo quedarme aqui mucho rato. ‘Mamé est4 merodeando por mi cuarto —le re- cordé, Pasaron una hora y cinco minutos. De pron- to, por la puerta del horel salié una mujer pare- cida a Escolistica, pero que no era ella. O si era, pero no. Es decir, era una Escolistica elegante y sofisticada, con un vestido de sefiora ricachona y un porte de dama de la alta sociedad. —Es ella —aseguré Rufo—. Se cambié la ropa. —La compré en la boutique —aclaré, —Fijéte, parce, jno lleva bordén! —iY es hasta bonita! —agregué—. :O sea que no es coja? —pregunté confundido. —O no lo es, o est4 haciendo un gran esfiner- zo —aclaré Rufo. —Y si no es coja, ¢quién es en realidad? Escolastica subié en direccién a nuestra casa, peto signié de largo por la avenida Octava. Ca. minaba despacio, con seguridad. La seguimos, teniendo cuidado de separarnos para no llamar suatencién. La ruta que tomé fue la misma que uusaba papd cuando iba para la casa del angel de la muerte. Asi que activamos la segunda parte de nuestro plan. 98 66 -uourearede Jo smBunsip apnd { ‘oausy pp omy apo ppp osid oaumnb jo visey ‘equare ervey gmp <> igug © g1q1I289 2] omy “epreauiazUT of orod ‘ToRy 10s ¥ eQE ON “ex -eoiaoe aut onb exed vyos eun ozry aur & asredode vupod spuop orund un gnuosug “repeoso eed ouang B12 omy “opeuorsoadsuy e sourezoduro & pe soureBoy7] “ep of Pp woo eqeputjo> anb exp oid ap omui Je sowre/Sinp sou senuorur psuad “ OPAL» <> oiquose woUTTS sauoUrEASRN -zeysip [pp 0] 089 10g “eUIGES ap eSrure osroaey exed o1uaBu se] 2s waraspfoosy, “—uousnd opor p38 — ouro1 9 soouontrgy— <> rpuodsos uous ‘220f ap req Jo tod onorede vonsyjoosg seuady <> :ofesuout ono osnd 9] omy ‘JouDaur ns uD opuszsNs0 eq, -n1s9 gnb sages soureyspod sy ‘ordoaso[pa [> 09 ‘equize apsop vseo vy exeyiSia anb ajopupipid uot ig v ofesuour um opepueus erry 2p Of EA t0 de Simén. No se vefa claramente, pero por la persiana asomaba algo negro. Supuse que era el lente del telescopio. Tardé cinco minutos en res- ponder: <> Rufo junté las manos creéndome un punto de apoyo. De esa manera me sostuve hasta que pude agarrarme de la parte superior del muro. Me impulsé y me sostuve boca abajo. Después, a instancias de Rufo, me dejé caer al otro lado. En cuestién de segundos, Rufo estaba junto a mi. Otro mensaje de Simon: <> Nos escondimos en Ia parte posterior de la piscina, en unas escaleras que conducfan, al pa- recer, al cuarto de maquinas. En ese momento fui consciente de que si nos descubrian, como minimo ibamos a terminar en la cdrcel de meno- res. Rufo pregunté: <<;Donde estan ellas?=> <> Cortimos hasta un corredor donde habia una hamaca y varias sillas de mimbre. Nos agaza- pamos detris de una de las sillas, donde se po- dia apreciar una zona iluminada, més alla de un any onb saresayios oqacy “surrexista v exoruTA aonb: sped 9] euy Ty “sesoo seynur ap soureyqupy “2014 op pnb sod 9 ony “oypedsop nse exesed anb orpid aur oxod ‘ftp 9] nb opronoax on “eyes e[ezed yes IA. un siquioY, 989 & gnBreouD 2] Je opueasy es A porueSio apy Tesed ye soyemnta Soy 02st eq, -eY] Of “epeurere) 2p [e20] 289 v 31 ud opursudd 1> axquioy un via anb opuaig”"— -sozo(muu sop sey weyap anb 0] s1usureas9yi0d soureypnoso ‘ton93x9 opins Jp awsod v ‘TY “ouryp uoxre{ suOUD uN op spnop soureynures sou apuop Jopo1s09 Jp wasey sour -uxo9 ‘eumbyut ap opms p opueypoaordy -rexeppp v exany sou ou ddvsimqy Jop dq p anb ered ouoyzjaa ye uouinpoa ofeq 3] omy <> osid onumb Jp apsop giqusso wow “spt soureoxo0e anb souD3 & soureA “—ojmy e sopuysinsns aftp— peu 20 98 oN— -podspo ja 1e2109 9p ‘vumbeur vf 9p soxour fp o(8nz sauessur 980 wy “wuiges wos eqrsi9A -uo> vopsy[ossq apuop ‘ours1U Jopazs09 or}dure como si otra mujer habitara en mi. Yo no soy asi. No salgo de esta casa. Hace mucho tiempo que quedé viuda y desde entonces habia guardado fi- delidad a la memoria de mi esposo. Con decirte que pricticamente le cogi fastidio a los hombres. Rufo y yo nos miramos. :A dénde querfa lle- gar Escoldstica? —No eres consciente de que estis destrayen- do a una familia? Tienen dos hijos adolescentes. Se han dado cuenta de todo y la estin pasando muy mal. {No te importa eso? —Desde que viniste aqui, diciendo que eras del consulado peruano, y que querias organizar un club de pastelerfa, supe que estabas mintien- do. Sospeché que te habia enviado la esposa de Evaristo. Ya te dije lo que ocurrié. Es algo que estd fuera de control. Yo misma no sé cémo ma- nejatlo. Te pido entonces que te vayas y me dejes en paz. Estando alli tuve tiempo de detallarla. En rea- lidad, Sabina era una mujer hermosa. Ojos gran- des y claros, mentén pulido, cejas delineadas, nariz. pequefia y cabello castaiio. A pesar de en- contrarla agradable, me dieron ganas de corer y estrangularla. Por su culpa, mis padres podrian llegar a separarse. En ese momento me di cuen- ta del suftimiento que estaba ocultando desde el mismo instante que los vi besindose y de la rabia que tenia por dentro, for “ogind Ja guioa 2] A wpa v go1o98 as von -spjoosg ‘spndsaq] “epareumy aazany vun grprdxa ofadso ap ozepad jo A sayqyStaurur seaqeyed seun oftp vonsejossg “enoinb gponb as 4 soon son ony oT reuorsnauos e gzadu ‘owuosd qq -sofata sasnq so ap ye oppar -ed oxfou oumy um ayes v gzusuto9 zureu ns ap A comaso syus ouo2 un opustrmnbpe ang exes ns snd “so sauayy e] oumyp sod A zureu ey { soxayse9 soy spndsap ‘ugauaus [> ang oxaurtag ‘ejokes> eun UOD onsor Jp opuvaroyo> exaranaso of apqistaur oueur un Is owlos vig “a1Bues ¥] 2p [> ot omss0 ozy(or our un sumbpe v gzaduis xolnus ey “wurges ap 013503 ofodso jap yediounsd vxeo vy opuciSunp vonsyos “84 oftp— eypay seaso gnb ap rages ort — “sopeaiqzosap solo So] uo euTqes orumBard— zsaovy 9AO?— “pla rur ua onsta eyqey anb osonedso spur of ng uorsenuTaU09 e orm20 onb oF “ore Of ua ofadso Jp uos eurqes & gaz538 2s 4 oaureasy 2s ¥3 -nspjoosg ‘s1uaureauyanung “padsp2 Jp 382309 2p eumbpur ey 2p opma [2 9599 omroutour aso ug jarwesumy ofadsa ap ozepad un! —oymy gurepsxo— jox8ou ofsdso jg!— “oueigs [ap pyeae Ja ue openuosue zyqey of onb euwrpisqo ap ofadso je eqeayey 2] anb ozepad fp e19 :oxe pour 9p rouonar anb o2a/qo ovanbad un 9>es & osjog [> ouiqe eonspjoosg ‘A medida que pasaban los minutos Sabina fae recuperando el tono claro de su piel, pero se hizo més vieja, Su piel fue adquiriendo los surcos y la flacidez de una mujer de setenta aftos, Abrid los ojos y dijo con una vor de vieja locomotora: —Me hechizé por dentro y por fuera. Le ten- dié una trampa a ese hombre a través de mi. Me rejuvenccié, Ella esté ahora con él y lo va a ma- tar. Va a matar a Evaristo. Lo vaa mataraélyasu hijo Benjamin. No sé de dénde saqué valor para permane- ceralli un segundo més sin delatar mi presencia, «No es ella», pensé. «No es ella la que maté a mi perro. Sabina no ¢s la Patasola»». En ese ins- tante senti Ja mano de Rufo en mi espalda y me sobresalté como si despertara de una pesadilla. —éQuién es ella? —grité Escoldstica—. eQuién cs esa mujer que te tendié una trampa? —iSaturnina! —dijo Sabina—. Su nombre real es Efigenia Gomez Soriano. La conoci hace unos meses en el supermercado. Estaba entre- gando degustaciones de queso. Tomé una y me sent mareada, Se me acereé para ofrecerme ayu- day en vez de eso me sacé de alli. Después per- di mi voluntad y me transformé en otra mujer. Hice todo lo que me pidié, Actué como una mu- ficca en manos de una titiritera perversa. ;Corra! iSalve a esa familia! 104 sor -aaquioy fe repuodsox us eansyjoasy offp— jjnbe ap souowry,!— -seroyje8 op onrea tun ap opus jap epyres vjoared anb zoa eum wo ugqapues8 j> grunford— zuorenus omrwrour pnb ug? gsoprpuooss ueqesso anb 10d ?— “ugroeropisuoo eunsurer us opens 2 a1qos oBreasop sou arquioy [3 “o8turuo9 uosatut A “—vonsyloosg 913— jousrur vzoye soyseyaur soso ¥ 23pN: rox ‘uoyqepy! zese> eye uorADW 9s OMI? —2Iq, -wroy pp offnoseu— zsouospey op sed a2sq?— “eonaspjoosy gau8— gnbe sopaisn opuarsey uyasa 7H ?— -sexouoprew! sour -eipny 15 owioo eypnaes sou aiquroy Jp sessUSIU senur g2afoa vapsyloosy “oxfes aus apuop 2p 9s ou anb —ered tun ursid aj opuens omad un ‘2p owloo— opiypiys un para ootupd Jacq sourea “ueas[ e woreSijqo sou £ ojfono [ap woresreBe sour soueur soruazod seup, ‘prea opeiseurop #19 EA -> <<10pa1109 ye e1oey ananui as upus y= :so1a21ed of9>> -<> :uigutig ap sofestisur son op -e Soy] ueyqey onb op eauan> orp 2s ou uauMIOA Jo opeteq eyqey 2] ou1o> “ouO;9I>2 [> g3t OFM, —iDéjalos ir, Leocadio! —ordené Sabina—. iSon unos amigos! ;Déalos i El hombre, sin entender lo que estaba ocu- triendo, corrié a prestarle ayuda a la sefiora. —iCorran! —exclamé Sabina, mientras él la examinaba—. ;Corran antes de que sea demasia- do tarde! Yeeso fue lo que hice. Al llegar a la puerta sal disparado sin escuchar los gritos de Escolistica. En el patio de entrada miré hacia arriba y obser- vé al Angel de la muerte, Descubri que tenfa dos caras: una que miraba hacia la calle —de Angel bueno— y otra hacia la casa, Esta tiltima era es- peluznante: era el rostro de un esqueleto. A partir de ese momento ni siquiera Rufo me pudo alcanzar. Solo tenia una cosa en mente: lle- gata tiempo para salvar a papa. Y para ello deba recuperar el espejo de obsidiana que habia guar- dado bajo el colchén de mi cama. —iEspera, Benjamin! jEspera, por Dios! —gri taba Escolistica—. ;Detenlo Rufino! jDetenl por el amor de Dios! Nada ni nadie pudo detenerme. Corti como nunca lo habfa hecho en mi vida. Al cruzar una calle, por poco me atropella un catto. Pero se- gui adelante, Fue como si todas las angustias que habia guardado en las tiltimas horas se hubiesen desbordadlo y me arrastraran por una cafiada pe- dregosa. Lo tinico que queria era llegar. 106 tor viqey apy sed uo sed op eurorqe eqeaso oueags [op varond ey anb op sunreaeosod uts ‘opnd ousoo opid -p3 uea ostd opunas ye 1qns ‘oxedez Jo uo vreaep> ui 9s o1NpIa un onb ¥ souroa sod ‘seqqaund wy -seyeruo sey epagoaos onb a3ured -nsoy wea ‘epewronb eiuey & rojo un ‘susIquTE P we A Toprosep A aaqnBny ‘emt uex8 un 9p ‘ugrzest2s e] uegep onb —som0 sosourumy ‘soun soprosnurey>— soupia op eIqUOsTE eUN ojans p uo { “zapnusop eunuodas ns op sopezuo8roxe uvyoored aonb pared ap soauouifey opuerporsn> ‘soptapdurt ‘sooreur so] uoxepsi} “sono enuo> soun e904 sopoaey vasey opesjndxo wroiqny so] spndsap 4 opiqrosqe exaiqny soy opeuzoa un 1s ooo wig “sopared sey uo ryusrs0s 98 ofodso oJ0s um IN “worDeI0D9p ap sox0lqo soy & soyqonur so] ‘osid pa a1q0s ‘sootue soypoy ‘opre> weIqey sol -odso so] sopoa :sopeniose o1reus9s9 uN HOD 973 -oou at eseo &] 9p VEWaNA VT Piety OGN¥AD euetpisgo ap oifau ofadsy acostumbrado tanto a los espejos que ese espacio de la sala se me hizo desconocido. Corri hasta mi cuarto y saqué el espejo negro de obsidiana. Lo acomodé en la parte trasera del pantalén. Puse la oracién en el bolsillo de la camisa y sali otra vez alcorredor. —iBenyi! —grité Rufo desde abajo. Eché una mirada al euarto de mis padres, pero no habia nadie. Solo espejos rotos por todos la- dos. ¥ un silencio perturbador. Bajé los escalones en tres zancadas, sin impor- rarme el traquetco de los espejos rotos y el sudor frfo que me corria por cuello y espalda. Rufo es- taba paralizado al pie de la puerta de la casa, ob- servando el caos. Sin fijarme en dl, doblé hacia el sétano. Me detuve al pie de la escalera. Habia huellas. Pequeitos hilos de espejo arrastrados por suela de zapatos. Pero lo que més llamé mi atencién fue elsilencio: era un silencio inusual que me recor- 6 cuando jugaba a las escondidas con mis ami- gos del barrio y legaba a un lugar oscuro donde sabia que se encontraba alguno de ellos. Igual gue entonces, supe que allé abajo habia algo que ‘me estaba esperando. Lo senti en mi piel y aun asi segui descendiendo. fo ve metis alls! —me advirtié Rufo des- dela puerta. 108 6or -epeu ta ou sopey soy eroey airy “ord ey 9203 aur o8e anb jauos ‘exoyeaso vf ap oate> pe reB9q] TY -paurepppe apsop equin’ ey ojmy] ‘2srequimrap e esany ou aonb exed epjedso ns opustuoasos ‘syne qi ox -o1sedsap Anus souopesso soy sourrqng sreuturea e gzaduro & so1q -woy sonsonu uo soueur sns osng “31d us asi91r 03608 eypod anb ap eauono sounp sou epreauess] TV ‘Sop so] anu epoaour e gstndurt sou oparur [P Woo somos v apes anb eueumyosqos wzrony ey ‘yTe ap epeoes anb eyqey ws09 exo sombpens 199 -vy 9p sonure anb sounidns souresti ojos Uo) “somosou sopo2 woo seqeae © vA “92eU Of 15 38 ON “9UI9N Of ETT — “ogmy gaunSoxd— epded 12— “eproreus o8fe oauois aur ojog -—purewt oftp— usig koasyq— -oymy gpparede saureasut 29 ug jzoaej x0d ‘gnbe 2p 222, ! —pep afoydiad ns us epeuopuege oftp— zoltpy?— dyureyy?— sremdsox jauas vy A pypeSe apy axpeur rur op vsnyuoo usSeurt eum ‘uso epaa ey 9p a2uefaB zny eT ‘odzono un 9p eqeien 25 anb ap vauano auizep Je pooonoy “o} -ans [2 ua o8fe Uo gnboyp o1od ‘soadnazoaur > vasey se89]] 92usauy “eprpussus Fos eu eIqey ]qistau eprono vun sod eysoaure3so 2] 8 opere eoored odrono Jap o3s03 > o19d ‘S01q 8] star zoA0ur eppod onb ap eatiano rp aur op1aze4 ye A sezzony sur sepor woo pau8— jxdeg!— jTerouny ns v oprusauorg! —pnere [> opuejeuss uo!ooejsiaes uoD offp— souan of Ty “—eunroqus eun 2p 2] epsored onb yiqpp wea zoa wun od oxmford— zorsuwag & seasng?— jure epestut ns soouous orog “eruoSyg ap nataydso po ezany ou ep onb ap uoisnyt ey ana oauousour aso wg “sea oyu se] ueqeaso ‘ojpns [> ua sepipuiaa ‘ope] un. Y ‘taisusjour oppored ergey ou aduraig sour -21 exo{npoad aur anb ey ud epeu eqey ONY “er 1909 ef Uo so094 seatres oasta eyqey] anb yureur ap eBrure euusrur ey erg ‘soxoy ap sopedureass wos op -e10ur opnsoa un oxsond eqesayy] “spews ap v> ~eang vfota vun axqos epeauas ‘vurumaes & 14 Opel un y "UPA vuN epoLIap as anb Jo a1qos exe|d op oaqe|ppue> un & pede jo ueqeaso yur e s9uoay ‘oduran jap efnsdr> eum us oprpaBuo> uersiqny, aur Js owioo exo :opezyqered aatrowe202 9ponb 02 opeuesus ey as nb 10q?— “renaoe ap oduiop rur opeBoq] ejqey anb adns soo -uoug jzzzzzeyp! anb vasey samreaumy uaajona. 2g ‘soladso soy aknnsop anb ey exauout e] ours of fos ou anbiog ‘asmpuny uorezadu sofadso soy ‘ovo jp opens J -eurqeg uo 7280] of anb vasepy "epeu zoey eypod ou of ‘rofnur eunSye ap separ se] Uo vye> OU Ip 1S J “VURSoUNY e peprapy ns uD DULY oanaueul 2s |p o1od ‘saurejap 10d soro{nur seypnur asnd 27] “gnsisor as oasueag orod ‘oduran, oypnur 9584 au opeasn$ vrorqny au anb “rhuog, “osaytuoo ay, “oaant ap ofeqen yur 92u9UIOD K “2014 0 019g “OPFeUOUD ¥ JOATOA OYDRU 92509 ‘ou ‘oaseg 2p uorskny anb op sondsocq “oaqes of ofty osq “ofty un o8ans peprjapyur ej 9p o2n4y [2p opuena zenaze opand ou :gayes of anb of os9 ony org ‘opmy 9p purcur ey o> erepazu9 9s anb 7180], [A corseg U9 oauaaU fp YDoy BIqeY eK “ey INF ON ‘p owios auquioy un ered vi29pr0d sofnur 9p odnoioad jo pure ys x “pded ma & equisajour 3] anb of 0 eqeasn8 2] anb 07] ‘sopeprustaut 9 $0321 -295 sns sopoa oureaU09 e 989q] ET[y ‘opor adns oT “oastreag 9p soasn soy sopoa 129009 apnd eyo ap spaen “ezueytoo ns suze onb esoo Eno me quedé callada. Cuando conoct a Rog senti vital. Volvi a ilusionarme con el amor. Pero Hermenegildo me descubrié. Aunque sé que ac- tué cegado por la ira, volvié a quitarme la feli- cidad. {Mc mandé al otro mundo con una sola pierna aun cuando él también habia sido infiel! En ese punto hizo una pausa. Se solt6 el pelo, que lo tenia sostenido por una mofia morada, de Ia misma tela del vestido. —En mis tiempos la vida era més tranquila —continud—. Eramos gente del campo, de sen- timientos més puros, pero también de reacciones més instintivas. En la agonia pude vislumbrar que Ja gente se iria del campo para las ciudades. Cuando lancé la maldicién, también cegada por la ira, calculé que cuatro generaciones serian su- ficientes para calmar mi sed de venganza. Yo también estoy condenada a ser la Patasola y es- pero que ahora pueda descansar. El caso es que tun espiritu debe cumplir con su maldicién, asi se arrepienta en el camino, No pude destruirte antes por diferentes razones, entre ellas que Es- coléstica te protegia y que ese perro, Benyi, ¢s- taba siempre al acecho, Los demds animales ya estaban bajo mi dominio. —2Y su pierna? Veo que tiene dos piernas. —iNo sabjas que existen las prétesis? —dijo alzando una de sus piernas. my ou -vurumaeg ap sou01208j se] garasuo> o12d ‘20d un gauafaav 2s onsox ng “eure ap yard uo er -e8 vum us opueuojsuen ang as euang eusa}d ns sropeasome spur o8e p10u x ‘osuaauy spur ozry 2s seojnur seq 2p oxsejonnd s0]0 [9 “74427 Jop ser -nusd soy u2 soaredg ype{ ap offaqeo [> anb op -epozua spur gponb anb vasey ‘Teutatpe apnd ou vpuapacord véno arusys109 eum sod opeaie ‘sou -o[D99N1p SeuA Ua g1AoUE as Oped Ng “UgIUDUE > ‘por 1se> orDtIqn9 9] anb ‘sopfusfo> oUt0> ‘soa -uojpeure sozny soun ares v uorezaduro v20q rs ap ‘Ss0u0IU “Tur a1qos zwapes v VIONy Is OWOD vgex uo> gmur ayy opr] un e stsoxoad ey om A seigqnur sop se] gree ‘grueaa] 26 eurusnaeg jerourur eso op sunreUre], sod oduioya ap soaue ofzaauoui99 Je rep ¥ UOINY soynpy! jrepurur v oa 22 owssrur eroye anb Te ourayut ja vasey aunmmBasiad ap zedeo Aos anbrod se SuLeUre]] ¥ seAane 92 eounU! ejosereg UDUTE ‘ut anb wisn ui ou :es09 vuN osayU0D 22K se1I0g zaWOd eIuasyy -euustur of 325 opond ex -oup X ‘ourue> fp garpioey our uamb ma aastny org -seprerednoar & oueags ye zefeq apnd uoreamqop 2s sofadso soy opuenc ‘sarang uosey out onb sey Uuos seas]nut se] org “"eunsouug ¥ reueBus ered ang ‘sisoagad vaso anb oussrur o7| ‘odiono ap vs3ey bun so easq jseuong Anur uasey sey eouy!— gsisaigad eum sa esq ?— Tenia ante mis ojos a la Patasola en toda su dimension. Si hubiera podido, habria sacado el espejo de obsidiana en ese momento, pero esta- ba totalmente inmovilizado. Por mas esfuerzos que hice, solo pude mover mis labios y mi len- gua. Consciente de que se acercaba el fin, traje a Ja memoria njtidamente la oracién que me en- tregé mama en Juan Valdez y la pronuncié con todas mis fuerzas: Patasola, Patasola, lamento que estés tan sola, Alma en pena del rastrojo, tu destino te has Jorjado Engantaste atu marido a la luz de una farola Sal de aqui entre las tinieblas al lugar mds olvidado. A medida que pronunciaba estas palabras, la Patasola empezé a retorcerse como si fuera victi- ma de un fuerte dolor en el abdomen. Apresuré la siguiente estrofa, pensando que podia vencerla: Patasola, Patasola, no es mi cllpa tu desgracia Date vuelta al mismo infierno y solo te haré morisquetas Arrepiéntete de tus males y me irésin suspicacia Pero sime legas a tocar, yo quemaré tus muletas 116 an ur e1sey arp “ostordum ap gafos aut oxod ‘os -onu op auiresreBe gauoauy ‘seun op opmbsey> ouemx un omfis 0359 y “sWopupisqy] eq! onb eprpow v opusin8unxo any as anb oxsurrse] opil -anb un gzuvy oauoid op ood ‘seurasya sns sepoa ‘gos oy>oy eIqey of ow!oD ‘otuseMaIN v sezodua B Ugy ‘onsor TU ¥ soqpusTOD sns go3908 ‘Bony 9p sofo sns woo awopuyatur ‘spndsoq_ “ojjano [> 10d gureBe our & sexaqnus se] gajos ‘0389 opuat>iq] ouma m opefoy] ey ‘oppSauour “BDF 2p o1aparopy ‘oprprod spasy jugHses0 epid spaso wun souou oypnyA! “ouep oun20e4 apand peu ex —epeuofesus & euels] ques onbz04 em tuoo oftp— sour so] uo> opro3pe10} 24 5\— “opreao] v ueqy ou so0ared je rod ‘easond vy sequyop opurausauy ueqeaso spur 9p soy A opm “2axony Anu ueqeuosox onb ‘som0 uosamfis 3] 2399 Vy ‘ourags jap eazand ey ap sauortt -onoad ad]08 2az9ny un puss oruouIoUT as9 Uy “sexopMut op se] ud 2sopupIUDIs0s A soyre$ owio> sepearooua sour se] UO> fur eID -ey sosed san orp epg “sapanut uorany sozsonyso sys o1ed ‘euespisqo ap ofodso fop vasng uo ‘Su “JoAOU 9p 9281], “sSyDBATYDRO { soUpIA sns Spor ‘quprens pded apuop uprze> ap sefeo sey uo seq -234re3so Sb] Ju ap SpNap 199 194 Je eLAMY Ns AUS apng uepson8oou9 our sofo sns 2p sepereure]] sey anb jauss A eperur vy qaueaz] vjosereg eT pecho sin entender qué ocurria, Entonces lo comprendi: sus dedos habjan tocado accidental- mente las semillas de huairuro que Escoléstica me habia colgado del cuello. El contacto con las epas protectoras le habia quemado los dedos. En ese momento recuperé mi libertad de mo- vimientos. Apenas lo noté, saqué el espejo que tenfa escondido en la parte de atrds del pantaln y lo dirigi hacia el rostro de Efigenia. El espejo empez6 a emitir un intenso humo negro que me hizo toser. La Patasola retrocedié hacia el lugar donde estabacl ataiid ysucuerpoempezé adesin- tegrarse en una humareda similar a la que salia del espejo. No escuché gritos ni lamentos, nada. A pesar de que el humo no me dejaba respi- rar, mantuve el espejo en lo alto, luchando a la vez con mi propio terror. La forma ya imprecisa de la Patasola buscé evadir el reflejo del espejo, pero caminé decidido, detras de ella, sin permi- tirle que lograra su objetivo. Durante un par de minutos mas sostuve el espejo a escasos centi- metros de esa masa gaseosa que se retorcia sin alterar el viento. Lo que pude precisar fue que es- taba buscando una salida por un pequefio hueco —por el que apenas cabria un ratén— ubicado enun rincén de la crastienda, Y Io logré: de un momento a otro el humo envolvié las muletas hasta hacerlas desaparecer. ns or ‘un oo eproxoyeo ef us aruromnis exp ye souresqay -39 0] ‘soueapdumo ru 9sed ‘eoruyp ef ua ‘Py -sopeysodse sopepma uo uorefop of 123s sop uoxaisnd 27 ‘sepeuodea sexs -oure sop vytisa anb woxotqnasap k oustzazeze9 um uoro1ony 9] ITY “22UDp!I9G ap eaTUNTD ey e ped & gaaq] as A erouenqure vun oBaqy anb ‘spndsap woreau09 aur anb of 10d '9¢ -rex0dx0 op oaund & se8 op oxpurpio un vjoored ezaqeo 1yy ‘soBea 020d un uos spndsop osed anb of ap sopsonoaz sty {OatA yaso oxqutoy aasq! “—gurepoxe— jempuag eypeg vaueg!— -yded v oueur eum g1Boo 9] & gara0e 9s eoraspjoossy “rex07]¥ osnd a8 K edea ey o2 -weaay omy jumso1d ouroo operas eqeaso ON, voxped rus 9p 194 -ypto Jp eyoek apuop pnese Jo sepeuas ony apnd anb o2qun of “eposeaeg e[ 2p ugisvoyruosiod eno e1any of 1s owloo ueqemu oUF ¥D!aSpIODSy A ojmy ‘ope ns y“sared eun3ye exeapey our ou anb opteqorduros outos odiono > opor goo au & rear 9891] anb so opzonoes anb o7 -omuarurerp “uojor ur 9p 99e6 9ur opuannss ues8 UA -euBrqeur ersuosoid ns ap o1Snsoa our [> HIT 2p oyfes zaa kun pepreutiow ey & grapoa fyrOd ofn9 ‘ofodss jap oumny Jo X sexayniuu sey oBsu0> asopupasy] ‘ovany yo 10d guodeas os wiusyq repre opejsewiop ero ek “eauano Ip Su opuend) torta de vainilla y chocolate que trajo Escolés- tica. Al lado de la torta permanecié siempre el espejo de obsidiana, por si acaso. Debajo de la torta habia un sobre: era de mi padre. Lo habia escrito antes del infarto. En el sobre habia una tarjeta que decfa: Al portador de la presente, se le entregard, en la hacienda La Camila, del municipio de Ja- mundi, un potrillo purasangre, hijo de Ciclén, _famoso caballo colombiano. Ya han pasado quince dias. Todos los marcos, donde habitaban los espejos, fueron retirados por decisién de mamé. Solo dejé espejos en los bafios, como en todas las casas normales. A papé le dieron de alta y estuvo cinco dias en casa. Después se marché. Esta viviendo en el taller. Mamé dice que no soporta su presencia. —¢Lo vas a perdonar algin dia? —le pregun- te ayer, —No lo sé —dijo ella—. A la hora de los ba- lances, eu papa siempre ha sido un luchador y eso cuenta mucho. —;Cémo asi, mamé? —En mayor 0 menor grado, todos tenemos que luchar en la vida contra nuestros propios de- monios. Si hemos de creerle a Efigenia, estuvo apugp & aqes upinb ‘ono 9 10d org -opfnbuen eso opond oprauss 289 Ug “UoroIpjeur ns ap 07 -ejd je g1ouen 2 onbiod eyprurey ur e opeur vpeu apeoey papod ou eX ‘opey un sod :a0fnpaBe so sourpeq Jp anb oor “eosereg eye oauend U2 K -2yjoy Anus ouon ou osg ‘seyp 2umnb epes ofan e 331 “WEMPAY PHTEY sPnes adiouyzd pop [> ows0 spyuesg asnd o] ai8uesemd optnod rw y “sosoyraxstus sopeppy sns ap Soz0per -furpe soy 2p eioyp wed ‘eureauad x] ua 1os0rede ® WoraIATOA yureur ap soueUr se] “BUEUIOS eS -ueueSuo sesouarrede sey ‘sauoureararuyap anb [X soBqure sorspeproA soy & renuosua exed sofa} ‘Ant 31 vapey 2ey ou anb ap eiuiano orp as anb 0233 “pepyfiqeure uoo eno FI v A ouLe> 0D ea -en of oun Ty “eonspjoosg A omy e aauDy pnanse ns giquies yureur ‘gum30 anb of ap spndsaqq -sajqesedasur oafona sowrsy sou anb so pepo ey ony e repnie oromb anb ap esnoxa ej Uo Loa apuop & ‘o]fea [> Uo Ip UoD ouNTEIUOOUD orYaId ‘ese ve] ud ODA vapey ooey ur onbuny “pepruna -xodo vxa0303 vun vozorour 9s pded 1s 9s ony “era anb odwan jp opor zuioa apand as pureyy “pap of odutop [> ‘95 ON ‘ose oP Of 9P10291 97 “pla ns us opeure eygey anb rofnur vorun vy e72 of nb oanBase aus & ugpied orprd our peurdsoy |p ug aesuod pnb 9 ou onb so ‘pepraa ey “eq -e5 09 ofe> ojos { ojopupausn soue 23Ip ap sur fue a parar 0 si descansa en paz como ella queria. En todo caso, siempre es bueno tener a la mano un espejo humeante de obsidiana. ssouru ered eqreroayy ego ns 10d owio> “eastpotred owiod ofeqen ns sod ore ‘souofnuLsIp seuea opiqias ET (7107) dau oust pop ouso9 17 & (1102) engusvdepy 2 upirresdsuary (o10r) vsoqetades vynue vy V50% +(6002) amarmiag 21779 ¥] 2p wp /z (Loot) Puogeuar: ‘Puass149 sosqyy soy opear{qnd ep "sauaaof & souru ezed iquoso v asreoipap ered ousstportad fap guttax 2s 9007 ‘ue Jp Ug “Sour saz02e9 sauemnp [euo}Sax o:9->HOU UN otStp apuop yep exed any 2s spndsoqq “up}oeorumut0D ‘ap sorpaur souea uo refequn v QoIpap 2s K owsIpouag, gipmass apuop profig opejsem ag ‘syed Jap a10u [ap osoyeuow ojgond un yeunsex uo ss vroueyur ns: ed orad ‘£961 Yee > we sombonuy ‘ora Na OrDvN S | *euueneyog omagiy anb oyuan> ay Maria Femands Pas Calo, Disko CRAFICO Ana Pulmera Céceres IUSTRACION DE PORTADA Hate vane 1a cose de los expeoe hameontes Phimeha e118 agosto 2014 SEGUNDA REMPHESON enero de 2016 © pat roxt0 Abia Eehvaria 2014 © DE LAUUsTRACION Mateo Riana 2014 (© Esicones $1 Colombia, 2014 Carrara BSK 464.66 ofcna S02 CCompleje Logsico San Cayetano ox 59523 44 Bogota wwteraturasmeatombiacon ‘yletonigrpasmcare Depssito egal hecho sen 978.956-773-1477 Inpro en Colombia / Printed in Colombia Inpreso por Panamericana Frm empresas SA.

También podría gustarte

  • Mi Abuela Es Un Ciborg
    Mi Abuela Es Un Ciborg
    Documento100 páginas
    Mi Abuela Es Un Ciborg
    wilman Dario Oicata oicata
    25% (8)
  • Labels
    Labels
    Documento1 página
    Labels
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Labels
    Labels
    Documento1 página
    Labels
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Labels
    Labels
    Documento1 página
    Labels
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Labels
    Labels
    Documento1 página
    Labels
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Labels
    Labels
    Documento1 página
    Labels
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Labels
    Labels
    Documento1 página
    Labels
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Cátedra de La Mujer
    Cátedra de La Mujer
    Documento2 páginas
    Cátedra de La Mujer
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Labels
    Labels
    Documento1 página
    Labels
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Calve La Bomba
    Calve La Bomba
    Documento2 páginas
    Calve La Bomba
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Eso Nadie Me Lo Quita
    Eso Nadie Me Lo Quita
    Documento76 páginas
    Eso Nadie Me Lo Quita
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Espiando Palabras #1
    Espiando Palabras #1
    Documento82 páginas
    Espiando Palabras #1
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • El Ruso de Los Perros
    El Ruso de Los Perros
    Documento111 páginas
    El Ruso de Los Perros
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones
  • Catalogo Actualizado Carmenza
    Catalogo Actualizado Carmenza
    Documento6 páginas
    Catalogo Actualizado Carmenza
    wilman Dario Oicata oicata
    Aún no hay calificaciones