2. Mil afios de felicidadindice
Introducci6n.
La nostalgia del futuro
PRIMERA PARTE: LOS COMPONENTES,
DEL MILENARISMO CRISTIANO
Capitulo 1. El nacimiento del milenarismo.
LAS PROMESAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
DEL APOCALIPSIS A SAN IRENEO
DE SAN IRENEO A LACTANCIO.
HACIA EL DECRETO DE GELASIO
Capitulo 2. De la Tiburtina a Joaquin de Fiore
‘LOS LIBROS SIBILINOS CRISTIANOS ...
PRIMERAS EFERVESCENCIAS MILENARISTAS
JOAQUIN DE FIORE: EL HOMBRE Y SU DOCTRINA
UN PROFETA PACIFICO QUE SIEMBRA GERMENES
DE VIOLENCIA
82
Capitulo 3. La posteridad joaquinista cessor 93
Los “EsPIRITUALES” sevens 95,
‘DE OLIVI A ROQUETAILLADE. se 98
DIFUSION DEL JOAQUINISMO ENTRE LOS LAICOS. 106
EL Lipre Espiriru 7 7 2Capitulo 4. Joaquinismo, rey salvador
Y papa “angelical” sesserneeneenssensereee 123
LAS ESPERANZAS DEPOSITADAS EN EL EMPERADOR, 126
LAS ESPERANZAS DEPOSITADAS
EN EL REY DE FRANCIA .. 134
EL PASTOR ANGELICAL 147
SEGUNDA PARTE: VIOLENCIAS MILENARISTAS.... 165
Capitulo 5. De los lolardos a los taboritas . 167
LA INFLUENCIA DE WYCLIF Y EL PAPEL DE JAN HUS.......170
LA REBELION HUSITA, 17
EL MILENARISMO TABORITA 186
SUERTES Y DESGRACIAS DE LOS TABORITAS 194
Capitulo 6. El libro de los cien capitulos
EL CONTENIDO DE UN LIBRO EXTRANO
Capitulo 7. Thomas Mintzer .. albeneee 219
UN TRIBUNO DEL SIGLO XVI 221
GERA MUNTZER UN MILENARISTA? 0. 230
Capitulo 8. De Mintzer a Juan de Leiden .
HUT, BADER Y HUTTER
‘MELCHIOR HOFMANN 253
BERNARD ROTHMANN 257
MONSTER: LA “NUEVA SION” 264
TERCERA PARTE: NUEVAS DIMENSIONES
DEL MILENARISMO ....
svice n
Capitulo 9. El milenarismo trascendio
Jas fronteras confesionales
EL TEMOR A UN PROXIMO FIN DEL MUNDO 283
EL QUILIASMO EN TIERRAS CATOLICAS 291
ALGUNOS OTROS CATOLICOS 301
EL QUILIASMO PROTESTANTE
DE DAVID JORIS A SPENER....... 303
EN EL SENO DEL PROTESTANTISMO FRANCES 309
Capitulo 10. El milenarismo portugués ..
LOS SUENOS DE MANUEL EL AFORTUNADO
BANDARRA Y EL REY “ENCUBIERTO" ..
[DEL SEBASTIANISMO AL MILENARISMO DE
ANTONIO VIEIRA
Capitulo 11. El milenarismo espaiiol... - 357
UN PROFETISMO INTENSO 359
LA ESCATOLOGIA DE CRISTOBAL COLON 363,
Capitulo 12. América Latina y las esperanzas
escatolégicas om 377
LA CUSTODIA DE SAN GABRIEL 379)
MOTOLINIA 384
MENDIETA 389
‘AMERICA, TIERRA DE REFUGIO PARA LA IGLESIA . 395
Capitulo 13. En Gran Bretafa, la fiebre
de la inminencia ..
‘LAS OBRAS DE BRIGHTMAN Y DE MEDE
SIGUIENDO LOS PASOS DE MEDE2 Mi. aos pe FetcroAD
Capitulo 14. Los Hombres de
Ja Quinta Monarquia... 429
‘SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS CON OTROS GRUPOS
CONTESTATARIOS 431
“ANTICIPAR EL DIA DEL SENOR" . 440
Capitulo 15. América del Norte, tierra de todas
las promesas (siglos xv y xv). 451
“NUEVO EDEN", “NUEVA TIERRA DE CANAAN” 453
EL MILENARISMO NORTEAMERICANO. 463
CUARTA PARTE: HACIA LA LAICIZACION,
DEL MILENARISMO.
Capitulo 16. Dos caminos convergentes -....:
LA APORTACION DE WINSTANLEY
MILENARISMO Y UTOPIAS... .
LA CONTRIBUCION DE MORELLY
Y DE DOM DESCHAMPS 495
EL PASO A LA UCRONIA .. 500
Capitulo 17. El milenarismo y el progreso..
EL SURGIMIENTO DE LA IDEA DE PROGRESO
LOS MILENARISTAS DE PROGRESO
LOS PROGRESOS CONJUNTOS DE LA CIENCIA
Y DELA PIEDAD 524
QUINTA PARTE: LA FELICIDAD A LA VISTA
UNA ANTOLOGIA DE TEXTOS FUTURISTAS
(DE FINALES DEL SIGLO XVIII AL SIGLO XX) .s.sese0ee537
woe 13
Capitulo 18. El cristianismo es el porvenir
de la humanidad .. o4t
‘JOSEPH DE MAISTRE: “UN FUTURO MAJESTUOSO” 543
FRIEDRICH VON SCHLEGEL: “EL FUEGO REGENERADOR
MANANDO DE LA CRUZ” 545
PIERRE SIMON BALLANCHE: “EL HOMBRE ESTA
DESTINADO AL PROGRESO” ... 346
ROBERT OWEN: “LA SEGUNDA VENIDA” Y
“LA TRAVESIA DE LOS MARES” oe 548
PIERRE TCHAADAEV: “DE MODO QUE SIEMPRE
HAN DE AVANZAR LOS PUEBLOS CRISTIANOS «1-1-5350
CHATEAUBRIAND: “EL CRISTIANISMO SE VUELVE EN
LOS PUEBLOS MODERNOS EL PROPIO
PERFECCIONAMIENTO DE LA SOCIEDAD” 552
Capitulo 19. Joaquin de Fiore
reinterpretado..
GOTTHOLD LESSING: “SE ACERCA EL REINADO
DEL SENOR SOBRE LA TIERRA”... 557
FRIEDRICH HEGEL: “UN TIEMPO DE TRANSICION HACIA
UN NUEVO PERIODO”
JOHANN GOTTFRIED HERDER: “EL GENIO DE LA
HUMANIDAD FLORECE EN LA FORMA DE UNA JUVENTUD
SIEMPRE RENOVADA" 561
A. CIESKOWSKI: “AQUI ESTA LA TERCERA ERA: LA DE LA
‘CONCIENCIA DE Si MISMO” .
AUGUSTE COMTE: DE JOAQUIN DE Fi
“LEY DE LOS TRES ESTADOS
GEORGE SAND: “UNA NUEVA REVELACION
WRONSKI: “LA TERCERA Y ULTIMA ERA DE LA
ESPECIE HUMANA”
559
563
5654 Masses
MICHELET: “EL ESPIRITU SANTO ES EL ESPIRITU LIBRE,
LA EDAD DE LA CIENCIA”
Capitulo 20. La creencia en el progreso ..
‘CHARLES FOURIER: “ESTAIS LLEGANDO.
ALA GRAN METAMORFOSIS”
SAINT-SIMON: “LA EDAD DE ORO ESTA DELANTE DE
NOSOTROS” Y “EL NUEVO CRISTIANISMO ACELERARA
573
575
LOS PROGRESOS DE LA CIVILIZACION” 578
AGUSTE SIGUIER: “jABRID PASO
ALA IDEA MODERNA!” 580
GIUSEPPE MA7zINI: “EL DERECHO SE HA DE
IMPLANTAR PARA SIEMPRE JAMAS EN EL MUNDO" ......582
FELICITE DE LAMENNAIS: “LA HUMANIDAD TIENDE
DE NUEVO A TRANSFIGURARSE” sasssseesessseseees SBA
PIERRE LEROUX: “EL PARAISO HA DE VENIR
SOBRE LA TIERRA”...
EDGARD QUINET: “NO MENOSPRECIEMOS
LOS SUENOS"
PIERRE-JOSEPH PROUDHOM: LA HUMANIDAD
YA NO SERA SINO “UNA FAMILIA DE HEROES,
SABIOS Y ARTISTAS” ... 588
‘VicToR HUGO: “EL VASTO IMPUISO
DEL PROGRESO”
RENAN: “LA ESPERANZA NUNCA ENGANA”
PAUL BERT: “LA EDAD DE ORO NO SE
esses 580
587
SITUA EN EL PASADO” 593,
HIMNO DEL QUINCUAGESIMO ANIVERSARIO DE
LA ESCUELA LAICA (1932) ... 594
isoxe 6
Capitulo 21. El socialismo
transformara el mundo... 597
GRACCHUS BABEUF: “LA FELICIDAD
‘Al. ALCANCE DE LA MANO”
BITENNE CABET: “QUIEN PUEDE NEGAR LA
PERFECTIBILIDAD HUMANA?” v.scoens
PRINCIPIOS DE LA ORGANIZACION SOCIAL.
VICTOR CONSIDERANT: “LA IDEA DEL SIGLO”
JEAN JAURES: “ POR PRIMERA VEZ, LA HUMANIDAD,
DOMINARA LAS COSAS Y EL SOCIALISMO-
LIBERARA EL ARTE” .
KARL MARX: LA ACCION DEL PROLETARIADO SUPRIMIRA
LA EXPLOTACION DEL HOMBRE POR EL HOMBRE Y
EL ENIGMA DE LA HISTORIA SERA RESUELTO. 607
“MYJAiL BAKUNIN: HACIA LA “FELICIDAD GENERAL" .....--610
ERNST BLOCH: “RESULTA IMPOSIBLE QUE NO ADVENGA
EL. TIEMPO DEL REINO” (1921) s.sreesesserveeens 612
PAUL VAILLANT-COUTURIER: “LA CIUDAD NUEVA
SONADA DESDE HACE MUCIIO TIEMPO POR
MILLONES DE HOMBRES” oo O15
DIARIO DE LA COMUNA ESTUDIANTIL: “TRANSFORMEMOS
NUESTRO GUETO EN LA FORTALEZA DE LA LIBERTAD
Y DE LA IMAGINACION”
599
605
616
Capitulo 22. El porvenir radiante que predijeron
Jas utopias del siglo xx. 619
GEORGES PELLERIN: “LA EDAD DE ORO
HA DE VOLVER” . 621
NEULIT: EL METRO, MAS LA CARIDAD... 623r 16 Mu. A898 De FeucioaD
EDWARD BELLAMY: “EN NUESTRO SIGLO XX,
SE HA VUELTO FACIL CREER EN LA BONDAD.
PATERNAL DE Di10s”.. 7 625
WILLIAM MORRIS: “HE AQUI LO QUE, EN ESTA
EDAD DEL MUNDO, NOS HA SIDO RESERVADO” «628
‘THEODOR HERZL: “LOS MACABEOS RESUCITARAN” ...,..630
ANATOLE FRANCE: “EN ADELANTE, LOS PROGRESOS
DE LA SOCIEDAD HUMANA SERAN
ARMONIOSOS Y FACIFICOS” +632
ALBERT QUANTIN: “LA EVOLUCION SE EFECTUARA
EN EL SENTIDO DEL PROGRESO Y DE LA FELICIDAD
(QUE SE DESARROLLARA ‘SIN EGOISMO" 634
Capitulo 23. Del milenarismo tradicional
al New Age... ae seven 637
FREDERIC DE ROUGDMONT: SOLO EL APOCALIPSIS
PERMITE COMPRENDER LO QUE ES EL PROGRESO......639
MANUEL LACUNZO: TODAS LAS NACIONES ACUDIRAN EN
PEREGRINAJE A JERUSALEN 641
Davib LAZZARETTI: “LA MAJESTAD DIVINA ME HA
PROMETIDO TODA LA EXTENSION DE LA TIERRA”
JOSEPH SMITH: “VENDRA EL GRAN MILENIO”
‘ELLEN WHITE: “Es LA CIUDAD, LA GRAN CIUDAD.
BAJA DEL CIELO, DE CERCA DE Dios,
‘SOBRE LA TIERRA”
(CHARLES TAZE RUSSELL: “ENTRAR EN LA.
NUEVA TIERRA” .
PAUL LE COUR: “CUANDO LLEGUE LA ERA
DE ACUARIO...” essen
ALICE ANN BAILEY: “LA REAPARICION DE CRISTO
ES INEVITABLE Y SEGURA”
644
646
648
650
653,
farace 7
BRUNO TOTVANIAN: “ABRAMOS LOS BRAZOS
DE LA HUMANIDAD ENTERA" ..
PACO RABANNE: EL MILENIO, “LARGO Y
GLORIOSO PERIODO DE PLENITUD"
657
658
Conclusion .sesesenene
EL VIRAE sessene
‘LAS CONTRA-UTOPIAS.
LA INVASION DEL PESIMISMO ....
{SERA EL OPTIMISMO UNA COBARDIA?
PONER FIN A LAS “DECONSTRUCCIONES’
“672
Indice onomistico ..... 69518 UnanistoRA DEL pat
PAUL LE COUR, “CUANDO LLEGUE LA ERA
DE ACUARIO...” 653
‘ALICE ANN BAILEY, “LA REAPARICION DE CRISTO.
FS INEVITABLE Y SEGURA” sen 54
BRUNO TOTUANIAN “ABRAMOS LOS BRAZOS
DE LA HUMANIDAD ENTERA” scoscon 657
PACO RABANNE, EL MILENIO, “LARGO Y
GLORIOSO PERIODO DE PLENITUD” 658
CONCLUSION ntti sesssssveees 661
EL ViRYE 663
LAS CONTRA-UTOPIAS 665
LA INVASION DEL PESIMISMO 672
{SERA EL OPTIMISMO UNA COBARDIA? 678
PONER FIN A LAS “DECONSTRUCCIONES” 686
Introducci6n
La nostalgia del futuro
“La nostalgia del futuro” esta feliz formula que Raymond
Ruyer empleé refiriéndose a Jas utopias, también puede
aplicarse, en mi opini6n, a las esperas milenaristas, e invita
a relacionarlas con otra nostalgia, la del paraiso perdido.
Después de haber consagrado una obra al Jardin de las
delicias, cuyo origen se encuentra en el Génesis, resulta-
ba l6gico componer otra obra sobre la persistente espe-
ranza de volver a encontrar en el futuro el paraiso terrenal
de los origenes. El milenarismo, observa Jean Séguy, sucle
presentarse “como un retorno hacia un modelo principial
y un perfeccionamiento de este mismo concepto original,
‘Al igual que todas las supuestas ‘restauraciones’, los ‘para
sos recobrados’ tienen que haber sido ‘paraisos perdidos’”.
De modo que al redactar este nuevo libro, he procurado
mantener la continuidad de un proyecto que aspira a revi-
vir los suefos de felicidad de una civilizacién, después de
haber explorado sus miedos y su necesidad de seguridad,
Sera necesario subrayar que la publicaci6n de la pre-
sente obra en las visperas del afio 2000 no tiene nada que
ver con dicho aniversario? Simplemente llega a su momen-
toen mi programa de trabajo, independientemente de cual-
quier coyuntura exterior. Se inscribe dentro del desarrollo
de una investigacién que tiene sus condicionamientos in-
ternos y su propio ritmo. Ademas —y es algo que con fre:
cuencia se ignora—, el milenarismo, en el verdadero sentido
de la palabra, no es la espera del afio 1000 0 del aio 2000,
sino la de mil afios de felicidad terrenal20 DemopucciON. L, NosTaucia DEL FUTURO
Como la nostalgia del jardin del Edén dio paso pro-
gresivamente a la esperanza de un nuevo paraiso terrenal
y cOmo esta esperanza se ha laicizado para darle cuerpo a
la nocién de progreso: tal es el camino que emprendera
esta nueva obra, la cual sigue los pasos de la obra prece-
dente, consagrada a las suertes y desgracias del lugar de
las delicias que Adan y Eva perdieron. De modo que estu-
diaremos aqui la evoluci6n del milenarismo en tierra cris-
tiana hasta llegara las anticipaciones luminosas propuestas
en Occidente a partir del siglo xvi por escritores y filéso-
fos cada vez mas numerosos. Nuestro itinerario comenzara
con las profecias del Antiguo Testamento y del Apocalipsis
de San Juan, y concluira con los escritos marxistas.
Puesto que soy antes que nada un “modernista”, en el
sentido que se le da a este término en el lenguaje especia-
lizado de los historiadores, insistiré particularmente en las
miltiples manifestaciones milenaristas que marcaron los
siglos xv, xvI y XVM. Mas adelante, esto nos permitiri com-
prender mejor su transformaci6n en las teorias del progre-
So, que siempre conservaron, independientemente de sus
autores, un carcter ut6pico ¢ irracional. En suma, la espe-
ranza de una felicidad terrenal colectiva se considera aqui
como objeto de historia: un proceso comparableal que, en
el precedente libro, nos habia permitido esclarecer la nos-
talgia del paraiso perdido.
Antes de presentar los resultados de esta nueva inves-
tigaci6n, quisiera destacar las valiosas aportaciones de mis
predecesores. Mencionaré sobre todo tres obras que me
acompafiaron a lo largo de todo mi recorrido: En pos del
Milenio, libro alentador de Norman Cohn (The Pursuit of
the Millenium, Londres, Secker and Warburg, 1957, 1 ed.
inglesa), reeditado en Francia por Payot en 1983; el monu-
mental “diccionario de los mesianismos y milenarismos de
la era cristiana” que el afiorado Henri Desroche habia inti-
tulado Dioses de hombres (Dieux d’hommes, Paris-La Haya,
[ernoDUCCION, LA NOSTALGIA DEL FUTURO a
Mouton, 1969), que después lo completé la obra Sociolo-
gia de la esperanza (Sociologie de l'espérance, Paris, Cal-
mann-Lévy, 1973), y por iltimo, La posteridad espiritual
de Joaquin de Fiore (La Postérité spirituelle de Joachim de
Flore, Paris, Lethielleux, 1979-1981, 2 vols.), un trabajo tan
rico como sugestivo de Henri de Lubac.
Si he decidido proseguir esta investigacién del mile-
narismo en tierra cristiana, a pesar de que ya existan estos
estudios importantes, es porque mi éptica difiere de la de
mis antecesores. Norman Cohn ha enfocado sobre todo los
aspectos violentos del milenarismo. Pero éste ha sido fun-
damentalmente pacifico. El “diccionario” de Henri Desto-
che aspira esencialmente a ser una herramienta de trabajo.
Por su parte, la investigacin de Henri de Lubac se centra
mds que nada en Joaquin de Fiore y su “posteridad”. Por
definicion, deja de lado todo un campo de estudio del mi-
lenarismo. Por tanto, quedaba un espacio abierto para una
sintesis que buscase darle una dimensi6n historica mas
amplia al milenarismo occidental. De modo que en la tlti-
‘ma parte del libro, al recurrir a una antologie de textos fu-
turistas (véase “Los progresos conjuntos de la ciencia y de
Ja piedad” en este mismo libro), prolongué hasta nuestros
dias una investigaci6n que habia desarrollado anteriormente
paso a paso hasta llegar a finales del siglo xv. En efecto,
siempre me ha parecido importante destacar los vinculos
que se establecieron progresivamente entre el milenaris-
mo, por un lado, y las utopias y la ideologia del “progre-
so”, por el otro.
zAcaso sorprende que haya decidido hacer hincapié
en esta relaci6n? Jean Séguy, después de haber subrayado
las constantes de la espera milenarista —tensi6n hacia una
salvacin colectiva, terrenal, inminente y radical, general-
mente precedida por un periodo de paroxismo catastréfi-
‘co—, cuestiona, por lo menos como hipétesis, las supuestas
afinidades que en demasiadas ocasiones se han establecido22 InTRODLCCION, La NOSTALGIA DAL FUER
entre “el mesiano-milenarismo y la sociedad tradicional” §
El propio recorrido de mi investigacion me lleva también a
poner en tela de juicio este postulado. En efecto, moderni-
dad y milenarismo no son necesariamente incompatibles
No siempre se valora la importancia que ha tenido el
milenarismo en la historia occidental. Lo ciento es que el re-
cuerdo del monje calabrés Joaquin de Fiore, anunciador
de una edad de paz, subsistia ain en el siglo xix. Este ins-
pir6 a George Sand y a Michelet. Por su parte, Engels exal-
t6 a Mintzer, quien encabezé en el siglo xvi a los
“campesinos” sublevados de Turingia. Anteriormente, la
esperanza en la llegada de un reino cristiano en los “ilti
mos dias”, destinado a abarcar toda la tierra, habfa alenta-
do las expediciones de Cristobal Colén, la incursién de
Carlos VIII en Italia, asi como las acciones de los primeros
franciscanos en México. También eran milenaristas los “Pa-
dres peregrinos” que se establecieron en América del Nor-
te hacia 1620, y su esperanza de convertir aquella parte del
mundo en el centro del reino terrenal de Cristo ha consti-
tuido uno de los componentes de la identidad americana.
Fue intensa la efervescencia milenarista que se gener6 al.
rededor de Cromwell. Por su parte, Priestley, el gran qui
mico del siglo xvm, pensaba que la realizacién del Milenio
ocurriria después de la Revoluci6n francesa. El solo hecho
de enumerar todos estos temas, que se desarrollaran en el
presente libro, nos da una idea de la riqueza de esta mate-
ria y de la amplitud del tema.
Puesto que no se puede ser especialista en todo, me
he limitado aqui, al igual que en mis libros precedentes, al
estudio de la civilizacién occidental. Este marco, de por si
muy extenso, implicaba la recopilaci6n de una abundante
documentacion, En esta tarea, he querido mantenerme fiel
al método que ha presidido la elaboracién de mis obras
anteriores, el cual consiste en recurrir constantemente a
Jos documentos originales, ya que no se puede sustituir su
IertopveciOx, La NOsTaLoi DEL FUTURO B
sabor y su autenticidad. Los numerosos textos que men-
cionaré permiten ver con nuevos ojos a Campanella, por
ejemplo, replantear el profetismo de Vieira, ese jesuita por-
tugués tan poco conocido en Francia, y proponer por pri-
mera vez una traducci6n al francés y al espafol de las
declaraciones y de los cdnticos milenaristas checos de los
afios 1420, Entre las fuentes en las que se bas6 Ja presente
obra, se encuentran también extractos del Libro de los cien
capitulos, asi como de los escritos de Melchior Hofmann y
de Bernard Rothmann.
La constitucién de este corpus documental y la tra~
duccién de los textos dificiles —pienso especialmente en
los que acabo de mencionar— no hubieran sido posibles
sin la ayuda de especialistas calificados a quienes me com-
plazco en agradecer aqui. Se trata, para las obras en lengua
alemana de finales del siglo xv y de principios del xv1, de
Reinhard Bodenmann y Nicole de La Harpe. El primero
recopil6é los documentos y la segunda los tradujo. En lo
que concieme a los textos checos, quisiera expresar mi re-
conocimiento a Elisabeth Ducreux y a Frantisek Smahel,
En el caso de la documentaci6n espafiola, he recurrido a
‘Adeline Rucquoi y a Alain Milhou. Para adentrarme en la
Inglaterra de los siglos xvil y Xvul, me asesoraron Bernard
Cottret y Jean-Francois Baillou. Hoy en dia, una obra hist6-
rica consistente ya no puede ser fruto de un trabajo solita-
rio. En realidad, el que concibe, recopila y redacta dicha
cobra necesita apoyarse en los conocimientos y en la amis-
tad de numerosos investigadores. Este ha sido mi caso.
‘Ademés, pude contar una vez mas con la valiosa colabora-
cién cotidiana de mis dos asistentes del College de France
y con Ja grata confianza de Agnés Fontaine, de la editorial
Fayard, Por todas estas razones, al retirarme de la docencia,
les dedico este libro con el fin de expresarles mi gratitud.
Por tiltimo, mi hijo Christophe, conocedor de los mu-
seos estadounidenses, fue quien me dio a conocer el ex-24 [Demo veckON. La NOSTALGIA DEL FUTURO
traordinario cuadro Millenial Age, de J.P. Cropsey, que fi-
gura en la portada de este libro. ¥ con gusto se lo agradez-
co pitblicamente,
Notas
'R. Ruyer, L'Utopie et les utopies, Paris, PU, 1950, Reed.
Brionne, Gérard Monfort, 1988, p. 288
“J. Delumeau, Une histoire du paradis. I. Le jardin des dé-
ices, Paris, Fayard, 1992 (edicion en espanol: Historia del
paraiso, t. 1, El jardin de las delicias, México, Taurus, 2003).
°J. Séguy, “Messianismes et millénarismes. Ou de l'attente
comme catégorie de 'agir social”, en Fr. Chazel, Action
collective et mounements sociaux, Paris, PUP, 1993, pp. 111-
112. Este articulo aporta importantes referencias bibliogra-
ficas.
“J. Seguy, Messianismes et millénarismes, pp. 107-108.
Primera parte
Los componentes
del Milenarismo
Cristiano——-
1
El nacimiento del
milenarismoEl milenarismo, es decir, la espera de un reino en este mun-
do que seria la recuperacion de una especie de paraiso
terrenal, esta por definici6n estrechamente ligado a la no-
cién de una edad de oro desvanecida. De ahi que se haya
manifestado sobre todo en los pucblos y en las religiones
que creyeron en la existencia de un “mundo auroral y per-
fecto tal y como era antes de que el tiempo lo corroyera y
Ia historia lo envileciera”.?
El islam unio la herencia judeocristiana con las tradi-
ciones iranies y ha conocido, al igual que el cristianismo,
distintas olas milenaristas, abrigando la espera de una es-
pecie de mesias, el Mahdi (el Bien Dirigido), instaurador
sobre la tierra de un reino de paz que precederia al juicio
final. La encarnacién més reciente de este mesias ha sido el
Mahdi Mohammed Ahmed, quien, en el Sudan anglo-egip-
cio, vencié en varias ocasiones a los ingleses, entre 1881 y
1885.? Ya en la Epoca de apogeo de la potencia otomana,
que coincidié con Ia llegada del Milenio de la hégira (622-
1622 d.C.), los titulos de Sabib-Kirdn, emperador univer-
sal, y de Mabdi-yi Abir-i zamén, mesias de la tiltima edad,
habjan sido atribuidos sucesivamente a Selim I y a Soli-
man el Magnifico?
Pero el milenarismo no solamente existe en las reli-
giones que conciben la historia como un vector; también
se encuentra en las que aspiran a la renovacién ciclica del
universo. El fin del mundo actual aparece entonces como
tuna etapa necesaria para el advenimiento de una nueva
a30 EL NsciMieNTO DEL MtENARISO
creaci6n. Asi lo veian los guaranies del siglo xvi que emi-
graban hacia el Peri “También podriamos mencionar ejem-
plos relativos al budismo escatolégico.
Suele existir un vinculo entre fiebres milenaristas y
grupos sociales en crisis. En efecto, los autores de los mo-
vimientos escatologicos provienen a menudo de comuni-
dades desplazadas, desarraigadas 0 colonizadas, que
aspiran a un mundo de igualdad y de fraternidad. La im-
Plantaci6n politica, econémica y religiosa de los europeos
en Melanesia, en los siglos XIX y XX, propici6 el surgimien-
to del “mito de! buque” entre los pobladores de la Papua-
sia. El dia de la venganza y de la salvaci6n, un buque de
vapor conducido por los antepasados ha de traer fusiles a
los oprimidos, comida en abundancia y toda clase de bie-
nes terrenales, La llegada del buque inaugurara un reino
de felicidad y de igualdad
El ejemplo de los guaranies nos muestra que algunas
colectividades han aspirado a encontrar de nuevo esta "Tie-
ra sin mal”, sin necesariamente encontrarse en una situa-
ci6n de crisis social.® Lo cierto es que este anhelo de revivir
¢l dichoso periodo primigenio de la historia es algo mi
generalizado y mas profundo. Cala hondo en la psicologia
humana. Pero rara vez se ha concebido el advenimiento
del nuevo reino sin la llegada previa de una etapa de prue-
bas. ¥ por lo general se imaginaba que la tierra regenerada
s6loacogeria a los “puros”, entre quienes existirfa una igu:
dad total: lo que mas recientemente se ha denominado la
“sociedad sin clases’
Tanto el milenarismo como el mesianismo implican
una espera, Jean Séguy scftala incluso que “el milenarismo.
representa una de las formas que ha tomado la frustracion
de la espera mesidnica”.’ Las promesas milenaro-mesiéni-
cas suelen tener un cardcter terrenal. Anuncian un cambio
radical, una salvacién colectiva, inminente, total. Develan
el sentido de la historia. Involucran el actuar humano! A
Et NACIMIENTO DEL MLENABISHO 31
menudo, profetizan un tiempo de felicidad entre dos pe-
riodos de catastrofes. ;
‘A pesar de estos vinculos y de estos paralelismos, el
milenarismo y el mesianismo no son conceptos intercam-
biables, y seria un error confundirlos. Porque se puede es-
perara un mesias sin saber cuanto tiempo durard esta espera
ni cuanto durara su reino y, sobre todo, sin creer que ya se
haya manifestado, como es el caso del judaismo. Inversa-
mente, los milenarismos no necesariamente abrigan la es-
peranza de la llegada de un mesias. De hecho, en la historia
cristiana —a la que se limitara exclusivamente este estu-
dio—, el milenarismo se puede distinguir del mesianismo
en dos aspectos. Por una parte, se apoya en la creencia del
advenimiento de un “reino” concebido como un retorno a
las condiciones que existieron antes del pecado original. Por
otta parte, afirma que el Salvador ya se ha manifestado y
que por ende la espera se ha de centrar en el momento de
su segunda venida. De modo que Jean Séguy, gran conoce-
dor de estas cuestiones, puede escribir: “el milenarismo es
la forma que toma un mesianismo atin no realizado a pesar
de la aparici6n (hist6rica) del Salvador, cuando el grupo que
se habia formado en tomo del Mesias intenta reactivar la
urgencia mesidnica para compensar los efectos del “fraca-
so” sufrido por este Mesias.”
Desde la perspectiva cristiana, el milenarismo debe
entenderse como la creencia en un venidero reino terrenal
de Cristo y sus elegidos, un reinado que ha de durar iil
afios, interpretados literal o simbélicamente, El advenimien-
to del Milenio" se ha concebido como un acontecimiento
* En francés, el termino millenium designa especificamente el periodo
de felicidad después del fin del mundo al que alude el Apocalipsis,
‘mientras que millénaire designa cualquier periodo de mil anos. Para
istinguir los dos términos en espaiol, se na dejado Milenio, con ma-
yscula, cuando el autor se refiere a millenium, y con una mindscula
cuando habla de millénaire. (N. del.)32 EL NAcIMENTO DEL MILENARISNO
que ocurre entre una primera resurreccién —Ja de los elegi
dos ya muertos—, y una segunda —la de todos los demas
hombres—, para que sean juzgados, De modo que el Mile-
nio ha de intercalarse entre el tiempo de la historia y la lle-
gada de la “Jerusalén celestial”. Dos periodos de duras
pruebas enmarcarin esta etapa. El primero verd llegar el ret-
nado del Anticristo y las tibulaciones de los fieles de Jestis
que, con él, triunfarin sobre las fuerzas del mal y establece-
ran el reino de paz y de felicidad. El segundo, mas breve,
Verd una nueva liberaci6a de las potencias demoniacas, que
finalmente serén vencidas en un combate final
En el sentido que acabamos de definir, es decir, el de
una creencia en un futuro reino de Cristo sobre la tierra
que durard mil afios, el milenarismo debe distinguirse de
los miedos milenaristas que surgian cuando se aproxima
ba un aniversario: mil aftos después del nacimiento o de la
muerte de Cristo o, en el islam, mil afios después del prin-
cipio de la hégira. Nuestro propésito no es estudiar estos
miedos, de los que ya se ha hablado en demasfa, y que
siguen acaparando la atencién de los medios de comuni-
caci6n. En realidad, la investigaci6n historica ha compro-
bado que en Occidente los “terrores del afio mil” no son
més que una leyenda." ~
Las promesas del Antiguo Testamento
Numerosos son los textos del Antiguo Testamento que pro-
meten al pueblo judio, amenazado, perseguido o humilla-
do, un porvenir lleno de felicidad." Veamos por ejemplo el
final de Amés:* “Aquel dia levantaré el tugurio caido de
in el original en francés el autor cita la traducci6n de la Biblia de la
Cerf-Societé Biblique Francaise (ros), Paris, 1988. En esta edicion se
Cita la Sagrada Biblia, version directa de las lenguas originales por
Eloino Nacar Fuster y Alberto Colunga Cueto, Biblioteca de Autores
Gristianos (Bac), Madrid, 1972, (N. del T.)
[LAs PROMESAS DEL ANTIGUO TSTAMENTO 33
David [..]. He aqui que vienen dias —ordculo de Yahvé—,
en que |...) los montes destilaran mosto, y se derretiran
todus los collados. Yo haré retornar a los cautivos de mi
pueblo, Israel; reedificardn las ciudades devastadas y las
habitaran; plantaran vifias, y beberdn su vino, haran huer-
tos, y comeran sus frutos. Los plantaré en su tierra, y no
seran ya mds arrancados de la tierra que yo les he dado”
(9; 11-15). Oseas tiene un final similar: “Yo seré como ro-
cio para Israel, que florecer como lirio [..]. Volverin a
habitar bajo su sombra, creciendo como el trigo, pujando
como la vid” (14: 6-8). Joel, a su vez, anuncia: “Y sucede-
14 en aquel dia que los montes destilarén mosto, y leche
los collados” (3: 18).
Zacarias, al profetizar lo que sera “El dia del Seftor”,
afirma: “Y vendra entonces Yahvé, mi Dios, y con El todos
sus santos. En aquel dia no se extinguird el brillo de las
piedras preciosas.”® Sera tinico ese dia, conocido de Yahve.
No habra dia y noche; de tarde habra luz, [...] ¥ reinara
Yahvé sobre la tierra toda, y Yahvé serd Gnico, y Gnico su
nombre® (14: 5-9).
La literatura milenarista cristiana ha citado estos tex-
tos. Pero ha aludido todavia con mayor frecuencia atin a
los libros de Isafas, de los cuales hemos de citar a conti-
nuaci6n algunos extractos exaltantes:
Y sucedera a lo postrero de los tiempos que el monte de
la casa de Yahvé sera consolidado por la cabeza de los
montes, y sera ensalzado sobre los collados, y se apre-
surardn a él todas las gentes, y vendrén muchedumbres,
de pueblos, diciendo: “Venid, y subamos al monte de
Yahvé, a Ia casa del Dios de Jacob ("El juzgard a las
gentes y dictard sus amonestaciones a numerosos pue-
bblos, que de sus espadas haran rejas de arado, y de sus
lanzas, hoces. No alzardn la espada gente contra gente,
ni se ejercitaran para la guerra (2: 2-4).4
EL NACIMENTO DEL MULENARMO
Y brotard un retoito del tronco de Jesé (.]. La justi-
cia sera el cintur6n de sus lomos [...]. Habitar4 el lobo
con el cordero, y el leopardo se acostard con el cabri-
to, y comeran juntos el becerro y el leén, y un nifio
pequefio los pastoreard. La vaca pacer con la osa, y
las crias de ambas se echardn juntas, y el le6n, como el
buey, comera paja. Y el nifio de teta jugara junto a la
hura del spid, y el recién destetado meter la mano en
la caverna del basilisco. No habra ya mas dafio ni des-
trucci6n en todo mi monte santo, porque estar4 llena
Ia tierra del conocimiento de Yahvé, como Ilenan las
aguas el mar (11: 1-9). Y preparard Yahvé de los ejérci-
tos a todos los pueblos sobre este monte un festin de
suculentos manjares; un festin de vinos generosos, de
manjares grasos y tiernos, de vinos generosos clarifica-
dos, y sobre este monte hard desaparecer el velo que
oculta a todos los pueblos, la cortina que cubre a todas
las naciones. Y destruird a la muerte para siempre, y
enjugard el Sefior las lagrimas de todos los rostros; y ale-
jard el oprobio de su pueblo, lejos de toda la tierra, por-
que Yahvé ha hablado (25: 6-8).
Si, partiréis con regocijo y seréis conducidos en paz.
Montes y collados prorrumpirin en gritos de jibilo ante
‘vosotros, y todos los Arboles del campo batirén palmas.
En vez de los espinos, crecerd el ciprés; en vez de las
ontigas, el mirto (55: 12-13).
Y vendré para reunir a todos los pueblos y lenguas.
El tiempo verdré para juntar a todas las naciones y len-
.guas, que vendran para ver mi gloria. (J Porque asi como
‘os cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a crear
subsistirin ance mi, dice Yahvé, asi subsistira vuestra pro-
genie y vuestro nombre, y de novilunio en novilunio, de
‘sabado en sabado, toda came vendri a prosternarse ante
smi, dice Yavhé (66: 18-23),
Las PROMESAS QEL ANTIGUO TESTAMENT 35
Estas profecias biblicas permiten comprender cémo el mi-
enarismo cristiano se arraig6 en esta espera del antiguo
testamento que vislumbraba en el horizonte la victoria de-
finitiva del Sefior, la regeneracion completa de Israel y, al
mismo tiempo, la pez y la felicidad extendidas a toda la
tierra y a todas las naciones. Con el mismo espiritu, Eze-
quiel son6 con la ciudad en la que un dia se estableceria su
nacién resucitada. En esta vision, contemplé la ciudad fu-
tura en la que habria de vivir el pueblo del mafiana escato-
logico. Su minuciosa descripci6n del nuevo Templo (40-48)
queria ser una evoceci6n de la ciudad del porvenir, cuyo
nombre seria “yhwh-Sama’, es decir, “Yahvé alli”
Entre los textos del Antiguo Testamento que marca-
ron profundamente el quiliasmo cristiano," hemos de re-
servar un lugar privilegiado al famoso suefo de
Nabucodonosor que Daniel explicé al soberano:
TG, joh reyl, mirabas y estabas viendo una gran estatua.
Era muy grande la estatua y de un brillo extraordinario,
Estaba en pie ante ti y su aspecto era terrible. La cabeza
de la estatua era de oro puro; su pecho y sus brazos, de
plata; su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas,
de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de barto. Ts
estuviste mirando, hasta que una piedra desprendida,
no lanzada por mano, hirié a la estatua en los pies de
hierro y de barro, destrozandola. Entonces el hierro, el,
barro, el bronce, la plata y el oro se desmenuzaron jun-
tamente’y fueron como tamo de las eras en verano; se
Ios llevé el viento, sin que de ellos quedara traza alguna,
mientras que la piedra que habfa herido a la estatua se
hizo una gran montafa, que llené toda la tierra, (2: 31-
35)
Daniel le dio a Nabucodonosor la clave para entender este
suefo: la estatua compuesta de cinco materiales de valordecreciente simboliza los grandes “reinos” que, sucesiva-
mente, seran derrocados por la piedra desprendida del
monte. Daraa paso a “un reino que no sera destruido ja
mas y que no pasar a poder de otro pueblo” (2: 44). Los
milenaristas cristianos de todos los siglos han comentado.
incansablemente este texto de Daniel.
La esperanza del Antiguo Testamento en un reinado
mesidinico terenal que liberase al pueblo elegido de sus
perseguidores y asegurase su triunfo y su felicidad ya ha-
generado desde antes de Cristo muchas especulaci
nes en tomo de su duracién. Daniel habia indicado que
durante las pruebas previas al triunfo final, los santos se-
rian entregados en manos de un rey impio “por un tiempo,
tiempos, y medio tiempo” (7: 25); que el santuario seria
profanado durante “dos mil trescientas tardes y mafianas”
(8:14), que “setenta semanas” serian asignadas al pueblo y
ala ciudad santa para poner término a estas transgresiones
y para “poner fin a las prevaricaciones y cancelar el peca-
do L...), para sellar la visi6n y la profecia [...)" (9: 24). ¥ final-
mente, que “la abominacién desoladora” duraria 1,290 dias
‘y que la resistencia de los fieles habria de prolongarse 1,335
dias (12: 11-12).
Por lo que ataiie a la focalizaci6n en torno de la cifra
mil, ésta encuentra su origen en una convergencia de in-
fluencias y de textos. En el salmo 90, el versiculo 4 reza:
“Oh Dios [..., porque mil afios son a tus ojos como el dia
de ayer, que pas6; como una vigilia de la noche.” De he-
‘cho, durante mucho tiempo, la traduccién habitual fue “mil
aiios son como un dia”. No obstante, la division de las €po-
as del mundo en Milenios parece haber sido ajena al Anti-
guo Testamento que més bien calculaba el tiempo en
‘semanas de semanas: los jubileos. El origen del concepto
de los Milenios se situaria mas bien en Babilonia y en Iran."
El primer texto judio en el que se evocan es precisamente
el Libro de los Jubileos, 1v: 29-31 (anterior a 100 afios a.C.),
y
Det Arocauneis a Sas Inmse 3
en el que esté escrito: “Adan murié setenta afios antes de
alcanzar los mil afios. Porque mil afios son como un dia en
el cielo; y esto se debe a lo que esta escrito acerca del 4rbol
del conocimiento: ‘El mismo dia en que comeras moriras’
Por esta raz6n, Addn muri6 antes de haber cumplido los
aos de este dia”, es decir, a los 930 afios. Volveremos a
encontrar la expresi6n textual de esta argumentaci6n en
los escritos de Justino e Ireneo.
Del Apocalipsis a San Ireneo
La creencia en el reino mesianico es un legado de los me-
dios judaicos al cristianismo, y en realidad es el Apocalip-
sis de San Juan (20; 1-15) el que fijé de manera definitiva
en mil afios la duraci6n de este reinado. En efecto, el autor
ve a un Angel bajar del cielo y encadenar al Dragén “por
mil afios”, Entonces los martires y todos los que se nega-
ron a adorar a la Bestia y a su imagen “vivieron y reinaron
con Cristo mil aftos. Los restantes muertos no vivieron has-
ta terminados los mil afios. Esta es la primera resurrecci6n.
[...] Cuando se hubieren acabado los mil afios, sera Satanés
soltado de su prisién y saldra a extraviar a las naciones”
(20: 1-15), Pronto tendea lugar la ultima batalla antes de la
resurreccin —Ia de todos los muertos— y el juicio gene-
ral. Es este pasaje del Apocalipsis el que ha conjuntado
mesianismo y milenarismo. Al mismo tiempo, el “libro de
la Revelacion” aportaba diversas indicaciones numéricas
que retomarian los milenaristas de épocas posteriores: los
144,000 israelitas marcados con el sello (7: 4); los dos testi-
gos profetizando yestidos de saco durante 1,260 dias (LL
3); la mujer huyendo hacia el desierto y alimentada tam-
bién durante 1,260 dias (12: 6); el nmero de la Bestia: 666
3: 18).
Hoy en dia se ha demostrado que las primeras comu-
nidades cristianas de Asia, a las que debemos el texto del38 FL xacamtexTo rt MiLENAMUSNO
Apocalipsis, adoptaron con frecuencia las creencias mile-
naristas. La llamada Epistola de Bernabé, escrita por un autor
desconocido a principios del siglo i, explica:
Dios realiz6 su obra en seis di
Esto significa que Dios
en seis mil afios llevara todas las cosas a su fin, puesto
que para fl un dia significa mil afios, como él mismo
atestigua. |..] ¥ descans6 el séptimo dia. Esto tiene el
siguiente significado: cuando su Hijo venga a poner fin
al plaz6 concedido a los pecadores, a juzgar a los im-
ios, a transformar el sol, la luna y las estrellas, entonces
descansara gloriosamente el séptimo dia. Finalmente, les
dijo también a los judios: no son sus sabbath los que me
gustan, sino aquel que yo he hecho y en el cual, al poner
fin al universo, inauguraré el octavo dia, es decir, otro
mundo.!*
De modo que para Pseudo Bernabé, Cristo reinaré con los
justos durante mil afios: el séptimo dia. Una vez transcurri-
do este tiempo, el octavo dia marcard el advenimiento de
un mundo nuevo y definitivo
Volvemos a encontrar la enseftanza milenarista en los
escritos de Papias, quien fue obispo de Hierapolis a princi-
pios del siglo m. Su obra, Explicacion de las palabras del
Serior, se ha perdido. Pero algunos fragmentos de esta obra
fueron transmitidos por Eusebio de Cesarea (f 340) en su
Historia eclesidstica, en la que podemos leer que Papias
recogié en la tradicién oral “unas extraftas palabras del Sal-
vador y otras doctrinas mas esotéricas, Entre otras cosas,
Papias anuncia que ha de transcurrir un Milenio después
de la resurreccién de los cuerpos, ya que el reino de Cristo
ha de existir corporalmente en esta tierra”.” Eusebio pien-
sa que Papias “se equivocs en su interpretaci6n de los re-
latos de los apéstoles y que no entendid las cosas que estos
dijeron por medio de figuras y simbolos”. Pero reconoce
Det Anocauss a Sav ewe 39
que el obispo “ha sido la causa de que una gran cantidad
de escritores eclesidsticos hayan adoptado posteriormente
las mismas opiniones que él. [.. Es lo que ocurrié con Ire-
neo." Es precisamente gracias a Ireneo, quien segtin Pa-
pias habia sido un oyente de San Juan, que tenemos
conocimiento de una evocacién del Milenio hecha por el
obispo de Hierapolis:
Vendran dias en los que crecerdn vias, que tendran cada
una diez mil cepas, y en cada cepa diez mil ramas y en
cada rama diez mil yemas, y en cada yema diez mil raci-
mos, y en cada racimo diez mil uvas, y cada uva expr
mida dard veinticinco metretas [+ medidas] de vino. Y
cuando uno de los santos coseche un racimo, otro raci-
mo le gritara: “Soy mejor, coséchame y, por mi, bendice
al Seftor!” Del mismo modo, el grano de trigo producira
diez mil espigas, cada espiga tendra diez mil granos y
cada grano dara cinco quenices de buena harina; y ast
cocurrira, en la misma proporci6n, para losdemas frutos,
para las semillas y para la hierba. Y todos los animales,
alimentandose de esta comida que recibiran de la tierra,
viviran en paz y en armonia unos con otros y €
plenamente sometidos a los hombres.
Asta anticipacién optimista de las especulaciones en tor-
no de la cifra mil, se asocia un recuerdo del paraiso terre-
nal y un eco de las profecias de Isaias (11: 6 y 35: 7): “El
lobo habitaré con el cordero [...] Lo que fue morada y cubil
de chacales, se cubriré de caftas y juncos.”
Existe una diferencia sustancial entre el milenarismo
de Pseudo Bernabé y el de Papias, aunque ambos anun-
cien el reino terrenal del Mesias antes de la beatitud eter-
na. En efecto, el primero concibe dicho reino como “un
reposo de los santos”, mientras que Papias insiste en la fe-
cundidad fantastica de la tierra regenerada. Esta linea de40 EL NicIMIENTO EL MIENARISHO
pensamiento podia dar pie a una interpretacion materiali
ta del Milenio. De hecho, ésta ya existia desde la época de
San Juan y ha resurgido constantemente a lo largo de las
€pocas. Lo cierto es que Eusebio de Cesarea menciona, para
criticarla, la postura de Cerinto, presentado como un ad-
versario de Juan. Cerinto habria afirmado —pero sus pala-
bras son transcritas por alguien que se oponia a sus ideas—
que “después de la resurrecci6n habrd un reinado de Cris-
toen la tierra, y que los hombres viviriin de nuevo en Jenu-
salén, entregindose al placer y al goce del cuerpo sin
pecado; |... mil afios transcurricin en fiestas nupciales”."°
Eusebio afiade mas adelante: “En la opinion de Cerinto,
habia de existir un reinado terrenal de Cristo; y como él
mismo gustaba sobre todo de las cosas carnales y de las
voluptuosidades del cuerpo, crefa que se disfrutarian bebi-
das, manjares, fiestas y todos los placeres que éstas encie-
ran; festines y sacrificios, ¢ inmolaciones de las victimas
consagradas.”” Los milenarismos de todas las €pocas co-
noceriin Ia tentacién de evocar un porvenir lleno de goces
terrenales.
De Pseudo Bernabé y de Papias pasamos a Justino,
palestino que muri6 mértir en Roma hacia el aio 165. Su
Didilogo con Trifén (particularmente tXXiX, 4-1XXXI, 3), re-
dactado hacia 148, hace de él uno de los grandes testigos
de la creencia en el Milenio que existié en las primeras
generaciones cristianas. Trifon le pregunia a Justino: “;Que-
14 decir realmente que [ttt y los que piensan como ti pro-
fesdis que este sitio de Jerusalén sera reedificado? ly] que
esperiis que vuestro pueblo se reunira alli y se regocijari
con Cristo [...?" A lo que Justino contesta: “No soy tan
miserable como para decir otra cosa que lo que pienso.”
Luego afade: “Yo y todos los cristianos de ortodoxia inte-
‘gra, sabemos que una resurreccién de la carne tendré lu-
‘gar durante mil afios en la Jerusalén reedificada, decorada
‘y ampliada, como los profetas Ezequiel, Isaias y los demas
Det Arocaurstsa Sa isco. a
lo afirman."# De modo que Justino estaba convencido de
que presentaba al respecto la auténtica doctrina cristiana.
Cabe seftalar que la concepcién milenarista de Justino —y
se puede decir lo mismo de Ireneo— no es contradictoria
con la convieci6n de que las almas de los justos van, des-
pués de su muerte, a un lugar de espera y felicidad.” Alli
esperan la resurrecci6n que les permitir4 vivir los mil afios
del reinado terrenal de Cristo, el cual concluira con el jui-
cio general de toda la humanidad. En la gloriosa Jerusalén
del Milenio, prosigue Justino, retomande las palabras de
Isaias,
no se oirin mas en ella Ia voz del gemido ni la voz del
lanto; no habré alli nifo prematuro, ni anciano que no
‘cumpla su tiempo: el joven que moriri tendra cien aftos,
y esa los cien aftos que morird el pecador por maldi-
ién. Construirén casas y las habitaran, plantaran vifias y
comeran su fruto, No edificarén para que habite otro, no
plantarin para que coma otto, Mis elegidos no se afana~
rn en vano ni procreardn para la maldici6n, pues seran
una raza justa y bendecida por el Seftor, ellos y sus hijos.
[J Entonces, el lobo y el cordero paceran juntos; el le6n,
como el buey, comer paja. Y la serpiente comera polvo,
en vez de pan.*
Justino se refiere después a la palabra del salmista (“el dia
del Seftor es como mil afios”) y relaciona esta formula con
la historia del mundo que, en el plan de Dios, debe recapi-
tularla creaci6n (seis mil afios ms mil afios es igual a siete
mil afios). De tal suerte que el Milenio de felicidad corres-
pondera al reposo divino del séptimo dia. Después de esto,
Justino evoca el Apocalipsis: “En nuestro pueblo, escribe,
un hombre llamado Juan, uno de los apéstoles de Cristo, pro-
fetiz6 en el Apocalipsis que le fue transmitido, que aquellos
que hayan creido en Nuestro Cristo pasar. mil afios en Jeru-42 FF Mucnaenro nt seuexans
salén; Iuego llegard la resurreccin general y, en una pala-
bra, eterna, para todos sin excepcion, y finalmente el juicio."*
‘Vemos que estas afirmaciones se sittian en la linea directa de
la tradici6n jodnica, al mismo tiempo que retoman las formu-
las de Isaias: “El leon, como el buey, comer paja” (11: 7).
Estas anuncian daramente el advenimiento de un reino de
mil afios en el que desapareceri toda injusticia y durante el
cual la humanidad regenerada continuara procreando, pero
para la bendicién divina. ¥ es solamente después de la resu-
rrecci6n general que los elegidos sern “como Angele:
De San Ireneo a Lactancio
Después de Justino, el milenarismo cristiano de los pri-
meros siglos encuentra en Ireneo (+ hacia el afto 208) a un
defensor elocuente, que se presenta como el depositario
de la tradicion heredada de San Juan y de Papias, El fue
quien dio “la exposicién mas completa de la tipologia mi-
lenarista de la semana sabatica’.® Puesto que la historia
del mundo recapitula la de la creacién y que un dia del
Sefior equivale a mil afios, resulta obvio para Ireneo que
al cabo de seis mil aos y después de un periodo de prue-
bas, Dios traer4 un tiempo de reposo y de paz que ser4 el
séptimo Milenio: “Ahora bien, después de que el Anticris-
to haya reducido al mundo entero al estado de desierto,
que haya reinado tres afios y seis meses y que haya mora-
do en el templo de Jerusalén, el Sefor vendra desde lo alto
del cielo, sobre las nubes, en la gloria de su Padre, y echa-
14 en el lago de fuego al Anticristo junto con sus fieles; al
mismo tiempo inaugurar4 para los justos el tiempo del rei-
‘no, es decir, el descanso, el séptimo dia santificado,"”
Ireneo, aluciendo a ese tiempo de paz y de felicidad,
cita reiteradamente a Isaias (11: 6-9 y 65: 25): “Habitard el
Jobo con el cordero, y el leopardo se acostara con el cabri-
10, [... El nifio de teta jugard junto a la hura del aspid [..1y
[DE SAN IRENEO A LAcTANUIO Sy
elle6n, como el buey, comer paja”, etcétera. Luego critica
a los que entienden estos textos “de manera metaforica”.
La concepcién segtin la cual el séptimo Milenio recobrard
y reconstruird el tiempo anterior al pecado, es decir, la si-
tuacién paradisiaca, por el contrario, debe inducir a inter-
pretar estos textos proféticos al pie de la letra: “Ciertamente
esto ocurrira también con los animales cuando llegue la
resurreccin de los justos [...], y es preciso que cuando el
mundo se haya restablecido en su estado primigenio, to-
dos los animales salvajes obedezcan al hombre y se some-
tan, y que vuelvan al primer alimento dado por Dios, asi
como estaban sometidos a Adan antes de su desobedien-
cia cuando comfan los frutos de la tierra.” ;
Mas adelante en su profesi6n milenarista, Ireneo cita
otros versiculos de Isaias: “Ved que se acerca el dia de
‘Yahvé, y cruel, con célera y furor ardiente, para hacer de la
tierra un desierto y exterminar a los pecadores" (13: 9). Los
que quedardn se multiplicaran sobre la tierra, “construiran
sus casas y las habitarin” (65: 21), y declara:
Todas las profecias de este tipo remiten sin lugar a du-
das a la resurrecci6n de los justos que tendra lugar des-
pués del advenimiento del Anticristo y del aniquilamiento
de las naciones sometidas a su autoridad. Entonces los
justos reinaran sobre la tierra, creciendo a raiz de la apa-
rici6n del Seftor, se acostumbrarén, gracias a él, a sentir
la gloria del Padre y, en este reino, accederan al comer-
cio de los santos angeles asi como a Ja comunién y a la
unin con las realidades espirituales.”
Queda claro que Ireneo no ve él reino mesiénico como un
lugar y un tiempo de goces sensuales. Sin embargo, no lo
concitse sin procreacién. De modo que la Jerusalén reno-
vada preparara y anunciara a la Jerusalén celestial definiti-
va, pero no se confundira con ésta. Seri establecida en este“4 ELNACHMENTO DRL MiIRNARISW
mundo. “Estos acontecimientos, asegura el obispo de Lyon,
no podrian situarse en lugares supracelestes [..] sino que
ocurrirdn en los tiempos del reino, cuando la tierra haya
sido renovada por el Seftor y Jerusalén reedificada a la ima.
gen de la Jerusalén celestial.”® Al citar luego el Apocalip-
sis, Ireneo precisa también, con el fin de evitar toda
confusion entre la Jerusalén mesianica y la de la eternidad:
“Juan, el apéstol del Seftor, dice que es después de que estas
cosas hayan tenido lugar sobre la tierra que descendera la
nueva Jerusalén, la de arriba, La imagen de esta Jerusalén
era la que se encontraba en la tierra de antes, en la cual los
justos se ejercitaban en la incorruptibilidad.”** Asimismo,
al igual que Justino, Ireneo considera como herejes a quie~
nes no admiten la existencia de una serie de etapas en el
camino de los justos hacia la vida celestial. En realidad, el
itinerario completo comprende el envio de las almas justas
al lugar de la espera, el paraiso terrenal recobrado, mas
alld de la muene, y luego la resurrecci6n corporal de estos
elegidos para el reino de mil afios y, finalmente, después
de la resurrecci6n de los demas y del juicio final, la entrada
en la Jerusalén celestial.”
___ Nada de esto debe interpretarse como una “alegoria”.*
Esta es, para el obispo de Lyon, la ensefianza tradicional.
Ahora bien, Ireneo escribi6 su obra Contra las herejias al
final de su vida, cuando ya se encontraba en Galia. Esto
nos muestra que el milenarismo no era solamente una doc-
trina comnmente aceptada en las comunidades cristia-
nas de Oriente. También existia entre los cristianos de
Occidente, si bien es cierto que Lyon contaba con una
importante comunidad de cristianos provenientes de Asia
Menor.
Ireneo influyé en el africano Tertuliano (+ 222), el pri-
mer escritor cristiano en lengua latina, quien ademas hizo
suya la espera exasperada de los montanistas. En efecto,
estos concedieron una gran importancia a los profetas y
DDE SAN IRENEO A LAGTANGION 6
anunciaban la inminencia de la segunda venida de Cristo.
En Contra Marcion, Tertuliano afirma: “Un reino nos es
prometido sobre la tierra y antes del cielo, pero en un esta-
do distinto: esto es, después de la resurrecci6n, durante
mil afios, en la ciudad hecha por Dios, la Jerusalén celes-
tial.” La expresion “Jerasalén celestial” puede parecer
ambigua. De hecho, Tertuliano escribe mas adelante que
“Dios previé esta ciudad para recibir a los santos resucita-
dos y para reftigerarlos con la abundancia de todas las ben-
diciones realmente espirtuales.”* ‘Se tratara de la patria
definitiva de los elegidos’ No. El padre cartaginés ensefia
por el contrario que la resurreccién para el Milenio dara
paso a la segunda resurrecci6n y a la destruccién del mun-
do. S6lo sera entonces cuando “transformados en nuestra
substancia y ya semejantes a los angeles, seremos transfe-
ridos al reino celestial”.* En otra de sus obras, De anima,
Tertuliano retoma el tema del Milenio. Descarta categori-
camente toda evocacion materialista de este reino feliz. Sin
embargo, anuncia: “A partir de ese momento, ya no causa~
rn terror las islas, ya no seran temibles los escollos: por
doquier [se encontrara] una morada, por doquier, un pue-
blo, por doquier, una repiblica, por doquier la vida.” En
Contra Marcién, relata que la Jerusalén del Milenio se dej6
ver en Judea durante cuarenta dias bajo la forma de una
ciudad suspendida, al rayar el alba, entre cielo y tierra, hasta
que saliera el sol.
‘A pesar de que Origenes (t hacia 254) lo habia com-
batido y de que las autoridades eclesiisticas lo habian con-
siderado cada vez mas sospechoso, e! milenarismo contaba
todavia en el siglo ut con el asentimiento de notables cris-
tianos. Entre ellos figuraba san Hipdlito (j 235), quien fue
algan tiempo obispo de una comunidad romana cismatica
pero que muri6 martir, lo que lo rehabilité a los ojos de la
Iglesia. Alrededor del aio 200 4.C., las profecias montanis-
tas y la espera angustiosa de una persecucion que se sentia46 EL NAcuMENTO nL Misano
proxima —estallé en el aio 202— reavivaron la fiebre es-
catologica en las comunidades cristianas. Con el fin de so-
segar los animos de estas comunidades, Hipolito redacté
su tratado De Cristo y del Anticristoy su Comentario a Da-
niel. La parusia, escribe en esencia, no es inminente. Ba-
sindose en la teoria de los seis mil afios correspondientes
alos seis dias de la creaci6n, calcula que Jestis nacié hacia
el afio 5500 después de! nacimiento del mundo. Desde
aquel entonces doscientos afios han transcurrido, De modo
que quedan aproximadamente tres siglos. Por lo tanto, los
fieles deben apartarse de los falsos profetas, conservar la
sangre fria y seguir casindose.” Hipélito, que decia ser dis-
cipulo de Ireneo, es tal vez el primero en haber fijado una
fecha para la segunda venida de Cristo sobre la tierra, El
arca de la alianza media cinco codos y medio, Para Hipéli-
to, esta dimensi6n anunciaba los 5,500 afios al cabo de los
cuales habfa venido el Senor.
Asimismo, una referencia a la historia judia del Anti-
guo Testamento induce a Metodio de Olimpo, obispo mar
tirizado en el afto 311, bajo Diocleciano, en a isla de Eubea
a comparar el Milenio con la fiesta de los Tabernéculos.®
“En efecto, asi como los israelitas, al salir de las fronteras
de Egipto, emprendieron primeramente su camino hasta
llegar a los Tabernaculos, y, marchdndose de alli, alcanza-
ron la tierra prometida, asi nos habré de pasar a nosotros.”
Combatiendo el simbolismo de Origenes y oponiéndole el
milenarismo tradicional, Metodio asegura que el Milenio
serd la-verdadera fiesta de los Tabernaculos, que precede-
ria la Gltima transformacién de nuestro cuerpo cuando
legue la resurreccidn definitiva. El “tabernaculo”, es decir,
elreino del Mesias que regres6 a la tierra, sera ciertamente
un lugar “admirable”. Pero, al cabo de los mil aftos, subire-
mos “a la casa misma de Dios, en medio de los cantos de
jbilo y del clamor de una multitud que celebra las accio-
nes de gracias". Entonces los elegidos, habiendo alcanza-
Hscia f pecaero DE GELASIO a
do el “estatuto eterno”, “ya no moriran, ni tendrn més pre-
ocupaciones de bodas y de procreacién, sino que viviran
muy felizmente a la manera de los Angeles”. Estas formulas
remiten a un itinerario y a etapas que hemos seguido des-
de Papias y Justino: primero una estancia de mil afios en
tuna tierra renovada en la que los bienaventurados conti
nuarin procreando, y luego el paso a una vida angelical
definitiva,
Hacia el decreto de Gelasio
1a tradicion milenarista sigue viva todavia en el siglo IV, y
particularmente, de manera casi pedagégica, en las Insti-
juciones divinas del apologista Lactancio (260-325), rétor
pagano convertido al cristianismo y que se volvis precep-
tor del hijo de Constantino. Su obra, Instituciones divinas,
constituye el primer intento de exponer en latin el conjun-
to de la religion cristiana. Ahora bien, utiliza los ordculos
sibilinos para validar las perspectivas milenaristas. Lactan-
cio estima que el gran “dia de Dios” esta cerca y que falta
poco para que los seis mil afios eguen a su fin. Al igual
que todos sus predecesores, se refiere al salmo 90: “Ante
tus ojos, Sefior, mil aiios son como un dia’ i ‘Asi
como Dios trabajé durante seis dias para tan grandes obras,
es preciso que al final del sexto Milenio desaparezca toda
malicia de la tierra, que la justicia reine mil aftos y que haya
tranquilidad y reposo de las obras que el mundo ya sopor-
ta desde hace mucho tiempo.”*
‘Sin embargo, unos alos espantosos precederdn al rei-
nado terrenal de Cristo, de acuerdo con las predicciones
del Apocalipsis: las cosechas ya no maduraran, los anima
les perecerdin, las estrellas caerin del cielo."* Luego, Jestis
‘vendré a juzgar al Anticristo y los justos resucitaran, Sera el
retorno a las Saturnia regna, la edad de oro de los anti-
‘guos. Entonces “todo estard en calma y en paz”. La sibilaNACIMENTO DEL MILENARSMO
Eritrea puesta en escena por Lactancio puede anunciar, re-
tomando los términos de Isaias: “Dios ha hecho la ciudad
que ha deseado més reluciente que los astros [...]. Los lobos
y los corderos comeran juntos en las montafias, los leopar:
dos pastarn con los cabritos ...), los dragones descansarin
con los nifios pequeitos.” Lactancio precisa también:
Después de la resurreccién, el hijo de Dios reinaré du-
ante mil afios entre los hombres y los gobernard con un
gobierno muy justo. Los que vivirdn entonces no mori-
in, sino que durante mil aftos engendrarin a una multi
tud innumerable; en cuanto a los resucitados, presidirin
a los vives como jueces. Entonces el sol se volvera siete
veces mas caliente que ahora. La tierra manifestard su
fecundidad y produciré esponténeamente cosechas
abundantes. La miel chorreari de las montafias, El vino
corer por los arroyos. El mundo estard por fin lleno de
jbilo, liberado del imperio del mal. Los animales ya no
se alimentardn de sangre
Nos encontramos aqui “en pleno mesianismo temporal
dentro del cristianismo”.** Y Lactancio insiste: “Dios dara
entonces a los hombres una gran felicidad, ya que la tierra,
os arboles y los inmensos rebafios de ovejas proporciona.
ran a los hombres la verdadera fruta, el vino, la miel mas
dulce, la leche mas blanca y el mejor trigo que hayan co-
nocido los mortales. (..] La tierra de lus justos ser santa
producira de todo en abundancia, suaves bebidas brotaran
de las rocas, y una leche divina manara para todos los ju:
tos.” Vemos que esta tierra bendita y sin mal serd una ver-
dadera Jauja,
¢Coincidia la postura que tenia Lactancio con respec-
toa los temas milenaristas con la teologia oficial de la Igle-
sia de su tiempo? Ya en el siglo 1, Origenes habia
-condenado el milenarismo en términos muy severos, fusti-
Hic, st Decwero be Getasio 19
gando las locas inepcias y las concepciones quiméricas de
espiritus simples que prescindian del trabajo intelectual y
preferian sofar al interpretar las Escrituras."” La posicion
que adopté Origenes suscité un debate en Alejandria entre
su discipulo Denys y el jefe local de los milenaristas, Cora-
kin. Este ultimo, después de una discusién de tres dias,
admitié su derrota: “En presencia de todos los padres que
lo escuchaban, prometi6 y nos testificé que ya no abrazaria
mis esta opinin, que ya no volveria a discutir sobre ello,
L..] que ya habia quedado convencido."® Denys complet6
su triunfo redactando una refutacién en regla del milenaris-
mo, De repromissionibus, en la que no vacilaba en declarar
como apécrifo el Apocalipsis de San Juan. En realidad, el
Libro de la Revelaci6n’” se mantuvo en el canon, aunque no
sin dificultades y solamente después de que se hayan recha-
zado todas las lecturas demasiado literales de éste. El mile-
narismo estaba en vias de marginaci6n. A finales del siglo m
ya principios del1v, Victoriano de Pettau, muerto mértir bajo
Diocleciano (en 303 0 304), habia manifestado atin tenden-
cias milenaristas, pero San Jernimo modific6 sus conclu-
siones en un sentido opuesto.”
San Agustin (354-430) opt6 por oponerse al milena-
rismo. Sin embargo, en un principio, se habia inclinado
por la apocaliptica tradicional. Confiesa, al final de su vida,
en La Ciudad de Dios. “Hubo un tiempo en que también
yo fui de esta opinion."® Efectivamente, en el serm6n 259
parecio esperar un Milenio sabiitico. Decia:
El séptimo dia significa el futuro descanso de los santos
sobre la tierra. Porque el Seftor reinaré sobre la tierra
con sus santos, como dicen las Escrituras, y allitendrd su
Iglesia, en la que ningGn mal penetrar, apartada y pura
de toda mancilla de mal. La Iglesia aparecerd entonces
en una gran claridad, dignidad y justicia, Alli, a nadie le
gustara engafiar, mentir, esconder al lobo detras de la50 EL NacaMIENTO DEL MILENARISM
piel de oveja. [..] Estamos [ahora] en el sexto dia. (.
Pero cuando el sexto dia haya transcurrido, después de
que haya soplado el viento que separa, vendré el des-
canso; y los santos y los justos de Dios tendran su saba-
do...) fy] cuando se hayan acabado y finiquitado las siete
edades del mundo que pasa, volveremos a esta inmorta-
lidad y a esta beatitud que el hombre ha perdido.
Estas afirmaciones corresponden claramente al esquema
milenarista clésico: después de seis dias de dura “labor”
llegara el “descanso” del séptimo dia en el que Dios reina-
14 sobre la tierra “con sus santos”. Después de esto vendra
el octavo dia que no tendré fin. Entonces los elegidos se-
ran conducidos hacia aquél mas alla del cual se dice que
ningéin ojo lo ha visto y que ninguna oreja lo ha ofdo.
Posteriormente, Agustin abandona esta prospectiva y
adopta una posicién similar a la de otro africano, Ticho-
nius (¢ 390), quien interpreta el Apocalipsis como la victo-
tia de Cristo desde la encarnaci6n. El Milenio se vuelve
entonces el reino de la Iglesia cristiana. Tichonius escribi6:
“{Los santos] reinaran mil aos, es decir, en el siglo presen-
te [..J la Iglesia esta destinada a reinar mil afios en este
siglo hasta el fin del mundo."** Una de las razOnes que hi-
cieron que Agustin se apartara del milenarismo es la fre-
cuente inclinacion de éste hacia la exaltaci6n de los placeres
terrenales; una tentacién a la que ya hemos aludido ante-
riormente. En La Ciudad de Dios, el obispo de Hipona es
muy claro al respecto:
Esta opinién [de los quiliastas] fuera tolerable si enten-
dieran que en aquél sabado habian de tener algunos re-
galos y deleites espirituales con la presencia del Sef:
porque hubo tiempo en que también yo fui de esta opi
ni6n, Pero como dicen que los que entonces resucitasen
han de entretenerse en excesivos banquetes carnales en
Hic BL necsETO DE GeLASIO ot
que habré tanta abundancia de manjares y bebidas que
no s6lo no guardan moderaci6n alguna, sino que exce-
den los limites de la misma incredulidad, por ningin
motivo, puede creer esto ninguno sino los carnales.*
Negindose a avalar semejantes perspectivas para el futu-
ro, Agustin adopta entonces una posicion cercana a la de
Tichonius. La encamaci6n del Salvador, piensa, ha dado
inicio a los mil aos de su reinado terrenal (mil podia tam-
bién significar un ntimero perfecto). Después de este rei-
nado llegaré el juicio final y el advenimiento de la ciudad
celestial que no tended fin. Hoy, los que siguen la ley de
Cristo ya han resucitado con él. Buscan y saborean desde
ahora las cosas de arriba. No obstante, este reino del Mile-
nio permanece atin en “estado de guerra”, ya que “todavia
Tuchamos contra el enemigo”; y seguira siendo asi “hasta
que lleguemos a la posesi6n de aquel reino quietisimo de
suma paz donde reinaremos sin tener enemigo con quien
lidiar” * Por tanto, Agustin considera que “desde ahora la
Iglesia es el reino de Cristo”, y se niega a interpretar los mil
afios que menciona el Apocalipsis “en un sentido camal”
Subraya que Juan, “a la manera de los profetas”, mezcl6
sentido propio y expresiones figuradas, y afirma que “un
espiritu atento y sereno’ debe poder, “mediante utiles y
saludables esfuerzos, alcanzar su sentido espiritual”, El sen-
tido literal s6lo corresponde a la “pereza carnal” y a inteli-
gencias de “incrédula osadia 0 ceguedad”.*
1a postura final de San Agustin y su rechazo al mile-
narismo durante los primeros siglos de la Iglesia s6lo se
pueden comprender en el marco de un debate mas amplio
entre inspiraci6n e institucion. Aquellos que anteponian la
primera a la segunda privilegiaban la profecia, la espera
proxima del desenlace y el desprecio de la existencia ac-
tual. Se preparaban para el martirio, al que sucederia pron-
to el reinado de los santos en una tierra regenerada. Los