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2. Mil afios de felicidad indice Introducci6n. La nostalgia del futuro PRIMERA PARTE: LOS COMPONENTES, DEL MILENARISMO CRISTIANO Capitulo 1. El nacimiento del milenarismo. LAS PROMESAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO DEL APOCALIPSIS A SAN IRENEO DE SAN IRENEO A LACTANCIO. HACIA EL DECRETO DE GELASIO Capitulo 2. De la Tiburtina a Joaquin de Fiore ‘LOS LIBROS SIBILINOS CRISTIANOS ... PRIMERAS EFERVESCENCIAS MILENARISTAS JOAQUIN DE FIORE: EL HOMBRE Y SU DOCTRINA UN PROFETA PACIFICO QUE SIEMBRA GERMENES DE VIOLENCIA 82 Capitulo 3. La posteridad joaquinista cessor 93 Los “EsPIRITUALES” sevens 95, ‘DE OLIVI A ROQUETAILLADE. se 98 DIFUSION DEL JOAQUINISMO ENTRE LOS LAICOS. 106 EL Lipre Espiriru 7 7 2 Capitulo 4. Joaquinismo, rey salvador Y papa “angelical” sesserneeneenssensereee 123 LAS ESPERANZAS DEPOSITADAS EN EL EMPERADOR, 126 LAS ESPERANZAS DEPOSITADAS EN EL REY DE FRANCIA .. 134 EL PASTOR ANGELICAL 147 SEGUNDA PARTE: VIOLENCIAS MILENARISTAS.... 165 Capitulo 5. De los lolardos a los taboritas . 167 LA INFLUENCIA DE WYCLIF Y EL PAPEL DE JAN HUS.......170 LA REBELION HUSITA, 17 EL MILENARISMO TABORITA 186 SUERTES Y DESGRACIAS DE LOS TABORITAS 194 Capitulo 6. El libro de los cien capitulos EL CONTENIDO DE UN LIBRO EXTRANO Capitulo 7. Thomas Mintzer .. albeneee 219 UN TRIBUNO DEL SIGLO XVI 221 GERA MUNTZER UN MILENARISTA? 0. 230 Capitulo 8. De Mintzer a Juan de Leiden . HUT, BADER Y HUTTER ‘MELCHIOR HOFMANN 253 BERNARD ROTHMANN 257 MONSTER: LA “NUEVA SION” 264 TERCERA PARTE: NUEVAS DIMENSIONES DEL MILENARISMO .... svice n Capitulo 9. El milenarismo trascendio Jas fronteras confesionales EL TEMOR A UN PROXIMO FIN DEL MUNDO 283 EL QUILIASMO EN TIERRAS CATOLICAS 291 ALGUNOS OTROS CATOLICOS 301 EL QUILIASMO PROTESTANTE DE DAVID JORIS A SPENER....... 303 EN EL SENO DEL PROTESTANTISMO FRANCES 309 Capitulo 10. El milenarismo portugués .. LOS SUENOS DE MANUEL EL AFORTUNADO BANDARRA Y EL REY “ENCUBIERTO" .. [DEL SEBASTIANISMO AL MILENARISMO DE ANTONIO VIEIRA Capitulo 11. El milenarismo espaiiol... - 357 UN PROFETISMO INTENSO 359 LA ESCATOLOGIA DE CRISTOBAL COLON 363, Capitulo 12. América Latina y las esperanzas escatolégicas om 377 LA CUSTODIA DE SAN GABRIEL 379) MOTOLINIA 384 MENDIETA 389 ‘AMERICA, TIERRA DE REFUGIO PARA LA IGLESIA . 395 Capitulo 13. En Gran Bretafa, la fiebre de la inminencia .. ‘LAS OBRAS DE BRIGHTMAN Y DE MEDE SIGUIENDO LOS PASOS DE MEDE 2 Mi. aos pe FetcroAD Capitulo 14. Los Hombres de Ja Quinta Monarquia... 429 ‘SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS CON OTROS GRUPOS CONTESTATARIOS 431 “ANTICIPAR EL DIA DEL SENOR" . 440 Capitulo 15. América del Norte, tierra de todas las promesas (siglos xv y xv). 451 “NUEVO EDEN", “NUEVA TIERRA DE CANAAN” 453 EL MILENARISMO NORTEAMERICANO. 463 CUARTA PARTE: HACIA LA LAICIZACION, DEL MILENARISMO. Capitulo 16. Dos caminos convergentes -....: LA APORTACION DE WINSTANLEY MILENARISMO Y UTOPIAS... . LA CONTRIBUCION DE MORELLY Y DE DOM DESCHAMPS 495 EL PASO A LA UCRONIA .. 500 Capitulo 17. El milenarismo y el progreso.. EL SURGIMIENTO DE LA IDEA DE PROGRESO LOS MILENARISTAS DE PROGRESO LOS PROGRESOS CONJUNTOS DE LA CIENCIA Y DELA PIEDAD 524 QUINTA PARTE: LA FELICIDAD A LA VISTA UNA ANTOLOGIA DE TEXTOS FUTURISTAS (DE FINALES DEL SIGLO XVIII AL SIGLO XX) .s.sese0ee537 woe 13 Capitulo 18. El cristianismo es el porvenir de la humanidad .. o4t ‘JOSEPH DE MAISTRE: “UN FUTURO MAJESTUOSO” 543 FRIEDRICH VON SCHLEGEL: “EL FUEGO REGENERADOR MANANDO DE LA CRUZ” 545 PIERRE SIMON BALLANCHE: “EL HOMBRE ESTA DESTINADO AL PROGRESO” ... 346 ROBERT OWEN: “LA SEGUNDA VENIDA” Y “LA TRAVESIA DE LOS MARES” oe 548 PIERRE TCHAADAEV: “DE MODO QUE SIEMPRE HAN DE AVANZAR LOS PUEBLOS CRISTIANOS «1-1-5350 CHATEAUBRIAND: “EL CRISTIANISMO SE VUELVE EN LOS PUEBLOS MODERNOS EL PROPIO PERFECCIONAMIENTO DE LA SOCIEDAD” 552 Capitulo 19. Joaquin de Fiore reinterpretado.. GOTTHOLD LESSING: “SE ACERCA EL REINADO DEL SENOR SOBRE LA TIERRA”... 557 FRIEDRICH HEGEL: “UN TIEMPO DE TRANSICION HACIA UN NUEVO PERIODO” JOHANN GOTTFRIED HERDER: “EL GENIO DE LA HUMANIDAD FLORECE EN LA FORMA DE UNA JUVENTUD SIEMPRE RENOVADA" 561 A. CIESKOWSKI: “AQUI ESTA LA TERCERA ERA: LA DE LA ‘CONCIENCIA DE Si MISMO” . AUGUSTE COMTE: DE JOAQUIN DE Fi “LEY DE LOS TRES ESTADOS GEORGE SAND: “UNA NUEVA REVELACION WRONSKI: “LA TERCERA Y ULTIMA ERA DE LA ESPECIE HUMANA” 559 563 565 4 Masses MICHELET: “EL ESPIRITU SANTO ES EL ESPIRITU LIBRE, LA EDAD DE LA CIENCIA” Capitulo 20. La creencia en el progreso .. ‘CHARLES FOURIER: “ESTAIS LLEGANDO. ALA GRAN METAMORFOSIS” SAINT-SIMON: “LA EDAD DE ORO ESTA DELANTE DE NOSOTROS” Y “EL NUEVO CRISTIANISMO ACELERARA 573 575 LOS PROGRESOS DE LA CIVILIZACION” 578 AGUSTE SIGUIER: “jABRID PASO ALA IDEA MODERNA!” 580 GIUSEPPE MA7zINI: “EL DERECHO SE HA DE IMPLANTAR PARA SIEMPRE JAMAS EN EL MUNDO" ......582 FELICITE DE LAMENNAIS: “LA HUMANIDAD TIENDE DE NUEVO A TRANSFIGURARSE” sasssseesessseseees SBA PIERRE LEROUX: “EL PARAISO HA DE VENIR SOBRE LA TIERRA”... EDGARD QUINET: “NO MENOSPRECIEMOS LOS SUENOS" PIERRE-JOSEPH PROUDHOM: LA HUMANIDAD YA NO SERA SINO “UNA FAMILIA DE HEROES, SABIOS Y ARTISTAS” ... 588 ‘VicToR HUGO: “EL VASTO IMPUISO DEL PROGRESO” RENAN: “LA ESPERANZA NUNCA ENGANA” PAUL BERT: “LA EDAD DE ORO NO SE esses 580 587 SITUA EN EL PASADO” 593, HIMNO DEL QUINCUAGESIMO ANIVERSARIO DE LA ESCUELA LAICA (1932) ... 594 isoxe 6 Capitulo 21. El socialismo transformara el mundo... 597 GRACCHUS BABEUF: “LA FELICIDAD ‘Al. ALCANCE DE LA MANO” BITENNE CABET: “QUIEN PUEDE NEGAR LA PERFECTIBILIDAD HUMANA?” v.scoens PRINCIPIOS DE LA ORGANIZACION SOCIAL. VICTOR CONSIDERANT: “LA IDEA DEL SIGLO” JEAN JAURES: “ POR PRIMERA VEZ, LA HUMANIDAD, DOMINARA LAS COSAS Y EL SOCIALISMO- LIBERARA EL ARTE” . KARL MARX: LA ACCION DEL PROLETARIADO SUPRIMIRA LA EXPLOTACION DEL HOMBRE POR EL HOMBRE Y EL ENIGMA DE LA HISTORIA SERA RESUELTO. 607 “MYJAiL BAKUNIN: HACIA LA “FELICIDAD GENERAL" .....--610 ERNST BLOCH: “RESULTA IMPOSIBLE QUE NO ADVENGA EL. TIEMPO DEL REINO” (1921) s.sreesesserveeens 612 PAUL VAILLANT-COUTURIER: “LA CIUDAD NUEVA SONADA DESDE HACE MUCIIO TIEMPO POR MILLONES DE HOMBRES” oo O15 DIARIO DE LA COMUNA ESTUDIANTIL: “TRANSFORMEMOS NUESTRO GUETO EN LA FORTALEZA DE LA LIBERTAD Y DE LA IMAGINACION” 599 605 616 Capitulo 22. El porvenir radiante que predijeron Jas utopias del siglo xx. 619 GEORGES PELLERIN: “LA EDAD DE ORO HA DE VOLVER” . 621 NEULIT: EL METRO, MAS LA CARIDAD... 623 r 16 Mu. A898 De FeucioaD EDWARD BELLAMY: “EN NUESTRO SIGLO XX, SE HA VUELTO FACIL CREER EN LA BONDAD. PATERNAL DE Di10s”.. 7 625 WILLIAM MORRIS: “HE AQUI LO QUE, EN ESTA EDAD DEL MUNDO, NOS HA SIDO RESERVADO” «628 ‘THEODOR HERZL: “LOS MACABEOS RESUCITARAN” ...,..630 ANATOLE FRANCE: “EN ADELANTE, LOS PROGRESOS DE LA SOCIEDAD HUMANA SERAN ARMONIOSOS Y FACIFICOS” +632 ALBERT QUANTIN: “LA EVOLUCION SE EFECTUARA EN EL SENTIDO DEL PROGRESO Y DE LA FELICIDAD (QUE SE DESARROLLARA ‘SIN EGOISMO" 634 Capitulo 23. Del milenarismo tradicional al New Age... ae seven 637 FREDERIC DE ROUGDMONT: SOLO EL APOCALIPSIS PERMITE COMPRENDER LO QUE ES EL PROGRESO......639 MANUEL LACUNZO: TODAS LAS NACIONES ACUDIRAN EN PEREGRINAJE A JERUSALEN 641 Davib LAZZARETTI: “LA MAJESTAD DIVINA ME HA PROMETIDO TODA LA EXTENSION DE LA TIERRA” JOSEPH SMITH: “VENDRA EL GRAN MILENIO” ‘ELLEN WHITE: “Es LA CIUDAD, LA GRAN CIUDAD. BAJA DEL CIELO, DE CERCA DE Dios, ‘SOBRE LA TIERRA” (CHARLES TAZE RUSSELL: “ENTRAR EN LA. NUEVA TIERRA” . PAUL LE COUR: “CUANDO LLEGUE LA ERA DE ACUARIO...” essen ALICE ANN BAILEY: “LA REAPARICION DE CRISTO ES INEVITABLE Y SEGURA” 644 646 648 650 653, farace 7 BRUNO TOTVANIAN: “ABRAMOS LOS BRAZOS DE LA HUMANIDAD ENTERA" .. PACO RABANNE: EL MILENIO, “LARGO Y GLORIOSO PERIODO DE PLENITUD" 657 658 Conclusion .sesesenene EL VIRAE sessene ‘LAS CONTRA-UTOPIAS. LA INVASION DEL PESIMISMO .... {SERA EL OPTIMISMO UNA COBARDIA? PONER FIN A LAS “DECONSTRUCCIONES’ “672 Indice onomistico ..... 695 18 UnanistoRA DEL pat PAUL LE COUR, “CUANDO LLEGUE LA ERA DE ACUARIO...” 653 ‘ALICE ANN BAILEY, “LA REAPARICION DE CRISTO. FS INEVITABLE Y SEGURA” sen 54 BRUNO TOTUANIAN “ABRAMOS LOS BRAZOS DE LA HUMANIDAD ENTERA” scoscon 657 PACO RABANNE, EL MILENIO, “LARGO Y GLORIOSO PERIODO DE PLENITUD” 658 CONCLUSION ntti sesssssveees 661 EL ViRYE 663 LAS CONTRA-UTOPIAS 665 LA INVASION DEL PESIMISMO 672 {SERA EL OPTIMISMO UNA COBARDIA? 678 PONER FIN A LAS “DECONSTRUCCIONES” 686 Introducci6n La nostalgia del futuro “La nostalgia del futuro” esta feliz formula que Raymond Ruyer empleé refiriéndose a Jas utopias, también puede aplicarse, en mi opini6n, a las esperas milenaristas, e invita a relacionarlas con otra nostalgia, la del paraiso perdido. Después de haber consagrado una obra al Jardin de las delicias, cuyo origen se encuentra en el Génesis, resulta- ba l6gico componer otra obra sobre la persistente espe- ranza de volver a encontrar en el futuro el paraiso terrenal de los origenes. El milenarismo, observa Jean Séguy, sucle presentarse “como un retorno hacia un modelo principial y un perfeccionamiento de este mismo concepto original, ‘Al igual que todas las supuestas ‘restauraciones’, los ‘para sos recobrados’ tienen que haber sido ‘paraisos perdidos’”. De modo que al redactar este nuevo libro, he procurado mantener la continuidad de un proyecto que aspira a revi- vir los suefos de felicidad de una civilizacién, después de haber explorado sus miedos y su necesidad de seguridad, Sera necesario subrayar que la publicaci6n de la pre- sente obra en las visperas del afio 2000 no tiene nada que ver con dicho aniversario? Simplemente llega a su momen- toen mi programa de trabajo, independientemente de cual- quier coyuntura exterior. Se inscribe dentro del desarrollo de una investigacién que tiene sus condicionamientos in- ternos y su propio ritmo. Ademas —y es algo que con fre: cuencia se ignora—, el milenarismo, en el verdadero sentido de la palabra, no es la espera del afio 1000 0 del aio 2000, sino la de mil afios de felicidad terrenal 20 DemopucciON. L, NosTaucia DEL FUTURO Como la nostalgia del jardin del Edén dio paso pro- gresivamente a la esperanza de un nuevo paraiso terrenal y cOmo esta esperanza se ha laicizado para darle cuerpo a la nocién de progreso: tal es el camino que emprendera esta nueva obra, la cual sigue los pasos de la obra prece- dente, consagrada a las suertes y desgracias del lugar de las delicias que Adan y Eva perdieron. De modo que estu- diaremos aqui la evoluci6n del milenarismo en tierra cris- tiana hasta llegara las anticipaciones luminosas propuestas en Occidente a partir del siglo xvi por escritores y filéso- fos cada vez mas numerosos. Nuestro itinerario comenzara con las profecias del Antiguo Testamento y del Apocalipsis de San Juan, y concluira con los escritos marxistas. Puesto que soy antes que nada un “modernista”, en el sentido que se le da a este término en el lenguaje especia- lizado de los historiadores, insistiré particularmente en las miltiples manifestaciones milenaristas que marcaron los siglos xv, xvI y XVM. Mas adelante, esto nos permitiri com- prender mejor su transformaci6n en las teorias del progre- So, que siempre conservaron, independientemente de sus autores, un carcter ut6pico ¢ irracional. En suma, la espe- ranza de una felicidad terrenal colectiva se considera aqui como objeto de historia: un proceso comparableal que, en el precedente libro, nos habia permitido esclarecer la nos- talgia del paraiso perdido. Antes de presentar los resultados de esta nueva inves- tigaci6n, quisiera destacar las valiosas aportaciones de mis predecesores. Mencionaré sobre todo tres obras que me acompafiaron a lo largo de todo mi recorrido: En pos del Milenio, libro alentador de Norman Cohn (The Pursuit of the Millenium, Londres, Secker and Warburg, 1957, 1 ed. inglesa), reeditado en Francia por Payot en 1983; el monu- mental “diccionario de los mesianismos y milenarismos de la era cristiana” que el afiorado Henri Desroche habia inti- tulado Dioses de hombres (Dieux d’hommes, Paris-La Haya, [ernoDUCCION, LA NOSTALGIA DEL FUTURO a Mouton, 1969), que después lo completé la obra Sociolo- gia de la esperanza (Sociologie de l'espérance, Paris, Cal- mann-Lévy, 1973), y por iltimo, La posteridad espiritual de Joaquin de Fiore (La Postérité spirituelle de Joachim de Flore, Paris, Lethielleux, 1979-1981, 2 vols.), un trabajo tan rico como sugestivo de Henri de Lubac. Si he decidido proseguir esta investigacién del mile- narismo en tierra cristiana, a pesar de que ya existan estos estudios importantes, es porque mi éptica difiere de la de mis antecesores. Norman Cohn ha enfocado sobre todo los aspectos violentos del milenarismo. Pero éste ha sido fun- damentalmente pacifico. El “diccionario” de Henri Desto- che aspira esencialmente a ser una herramienta de trabajo. Por su parte, la investigacin de Henri de Lubac se centra mds que nada en Joaquin de Fiore y su “posteridad”. Por definicion, deja de lado todo un campo de estudio del mi- lenarismo. Por tanto, quedaba un espacio abierto para una sintesis que buscase darle una dimensi6n historica mas amplia al milenarismo occidental. De modo que en la tlti- ‘ma parte del libro, al recurrir a una antologie de textos fu- turistas (véase “Los progresos conjuntos de la ciencia y de Ja piedad” en este mismo libro), prolongué hasta nuestros dias una investigaci6n que habia desarrollado anteriormente paso a paso hasta llegar a finales del siglo xv. En efecto, siempre me ha parecido importante destacar los vinculos que se establecieron progresivamente entre el milenaris- mo, por un lado, y las utopias y la ideologia del “progre- so”, por el otro. zAcaso sorprende que haya decidido hacer hincapié en esta relaci6n? Jean Séguy, después de haber subrayado las constantes de la espera milenarista —tensi6n hacia una salvacin colectiva, terrenal, inminente y radical, general- mente precedida por un periodo de paroxismo catastréfi- ‘co—, cuestiona, por lo menos como hipétesis, las supuestas afinidades que en demasiadas ocasiones se han establecido 22 InTRODLCCION, La NOSTALGIA DAL FUER entre “el mesiano-milenarismo y la sociedad tradicional” § El propio recorrido de mi investigacion me lleva también a poner en tela de juicio este postulado. En efecto, moderni- dad y milenarismo no son necesariamente incompatibles No siempre se valora la importancia que ha tenido el milenarismo en la historia occidental. Lo ciento es que el re- cuerdo del monje calabrés Joaquin de Fiore, anunciador de una edad de paz, subsistia ain en el siglo xix. Este ins- pir6 a George Sand y a Michelet. Por su parte, Engels exal- t6 a Mintzer, quien encabezé en el siglo xvi a los “campesinos” sublevados de Turingia. Anteriormente, la esperanza en la llegada de un reino cristiano en los “ilti mos dias”, destinado a abarcar toda la tierra, habfa alenta- do las expediciones de Cristobal Colén, la incursién de Carlos VIII en Italia, asi como las acciones de los primeros franciscanos en México. También eran milenaristas los “Pa- dres peregrinos” que se establecieron en América del Nor- te hacia 1620, y su esperanza de convertir aquella parte del mundo en el centro del reino terrenal de Cristo ha consti- tuido uno de los componentes de la identidad americana. Fue intensa la efervescencia milenarista que se gener6 al. rededor de Cromwell. Por su parte, Priestley, el gran qui mico del siglo xvm, pensaba que la realizacién del Milenio ocurriria después de la Revoluci6n francesa. El solo hecho de enumerar todos estos temas, que se desarrollaran en el presente libro, nos da una idea de la riqueza de esta mate- ria y de la amplitud del tema. Puesto que no se puede ser especialista en todo, me he limitado aqui, al igual que en mis libros precedentes, al estudio de la civilizacién occidental. Este marco, de por si muy extenso, implicaba la recopilaci6n de una abundante documentacion, En esta tarea, he querido mantenerme fiel al método que ha presidido la elaboracién de mis obras anteriores, el cual consiste en recurrir constantemente a Jos documentos originales, ya que no se puede sustituir su IertopveciOx, La NOsTaLoi DEL FUTURO B sabor y su autenticidad. Los numerosos textos que men- cionaré permiten ver con nuevos ojos a Campanella, por ejemplo, replantear el profetismo de Vieira, ese jesuita por- tugués tan poco conocido en Francia, y proponer por pri- mera vez una traducci6n al francés y al espafol de las declaraciones y de los cdnticos milenaristas checos de los afios 1420, Entre las fuentes en las que se bas6 Ja presente obra, se encuentran también extractos del Libro de los cien capitulos, asi como de los escritos de Melchior Hofmann y de Bernard Rothmann. La constitucién de este corpus documental y la tra~ duccién de los textos dificiles —pienso especialmente en los que acabo de mencionar— no hubieran sido posibles sin la ayuda de especialistas calificados a quienes me com- plazco en agradecer aqui. Se trata, para las obras en lengua alemana de finales del siglo xv y de principios del xv1, de Reinhard Bodenmann y Nicole de La Harpe. El primero recopil6é los documentos y la segunda los tradujo. En lo que concieme a los textos checos, quisiera expresar mi re- conocimiento a Elisabeth Ducreux y a Frantisek Smahel, En el caso de la documentaci6n espafiola, he recurrido a ‘Adeline Rucquoi y a Alain Milhou. Para adentrarme en la Inglaterra de los siglos xvil y Xvul, me asesoraron Bernard Cottret y Jean-Francois Baillou. Hoy en dia, una obra hist6- rica consistente ya no puede ser fruto de un trabajo solita- rio. En realidad, el que concibe, recopila y redacta dicha cobra necesita apoyarse en los conocimientos y en la amis- tad de numerosos investigadores. Este ha sido mi caso. ‘Ademés, pude contar una vez mas con la valiosa colabora- cién cotidiana de mis dos asistentes del College de France y con Ja grata confianza de Agnés Fontaine, de la editorial Fayard, Por todas estas razones, al retirarme de la docencia, les dedico este libro con el fin de expresarles mi gratitud. Por tiltimo, mi hijo Christophe, conocedor de los mu- seos estadounidenses, fue quien me dio a conocer el ex- 24 [Demo veckON. La NOSTALGIA DEL FUTURO traordinario cuadro Millenial Age, de J.P. Cropsey, que fi- gura en la portada de este libro. ¥ con gusto se lo agradez- co pitblicamente, Notas 'R. Ruyer, L'Utopie et les utopies, Paris, PU, 1950, Reed. Brionne, Gérard Monfort, 1988, p. 288 “J. Delumeau, Une histoire du paradis. I. Le jardin des dé- ices, Paris, Fayard, 1992 (edicion en espanol: Historia del paraiso, t. 1, El jardin de las delicias, México, Taurus, 2003). °J. Séguy, “Messianismes et millénarismes. Ou de l'attente comme catégorie de 'agir social”, en Fr. Chazel, Action collective et mounements sociaux, Paris, PUP, 1993, pp. 111- 112. Este articulo aporta importantes referencias bibliogra- ficas. “J. Seguy, Messianismes et millénarismes, pp. 107-108. Primera parte Los componentes del Milenarismo Cristiano ——- 1 El nacimiento del milenarismo El milenarismo, es decir, la espera de un reino en este mun- do que seria la recuperacion de una especie de paraiso terrenal, esta por definici6n estrechamente ligado a la no- cién de una edad de oro desvanecida. De ahi que se haya manifestado sobre todo en los pucblos y en las religiones que creyeron en la existencia de un “mundo auroral y per- fecto tal y como era antes de que el tiempo lo corroyera y Ia historia lo envileciera”.? El islam unio la herencia judeocristiana con las tradi- ciones iranies y ha conocido, al igual que el cristianismo, distintas olas milenaristas, abrigando la espera de una es- pecie de mesias, el Mahdi (el Bien Dirigido), instaurador sobre la tierra de un reino de paz que precederia al juicio final. La encarnacién més reciente de este mesias ha sido el Mahdi Mohammed Ahmed, quien, en el Sudan anglo-egip- cio, vencié en varias ocasiones a los ingleses, entre 1881 y 1885.? Ya en la Epoca de apogeo de la potencia otomana, que coincidié con Ia llegada del Milenio de la hégira (622- 1622 d.C.), los titulos de Sabib-Kirdn, emperador univer- sal, y de Mabdi-yi Abir-i zamén, mesias de la tiltima edad, habjan sido atribuidos sucesivamente a Selim I y a Soli- man el Magnifico? Pero el milenarismo no solamente existe en las reli- giones que conciben la historia como un vector; también se encuentra en las que aspiran a la renovacién ciclica del universo. El fin del mundo actual aparece entonces como tuna etapa necesaria para el advenimiento de una nueva a 30 EL NsciMieNTO DEL MtENARISO creaci6n. Asi lo veian los guaranies del siglo xvi que emi- graban hacia el Peri “También podriamos mencionar ejem- plos relativos al budismo escatolégico. Suele existir un vinculo entre fiebres milenaristas y grupos sociales en crisis. En efecto, los autores de los mo- vimientos escatologicos provienen a menudo de comuni- dades desplazadas, desarraigadas 0 colonizadas, que aspiran a un mundo de igualdad y de fraternidad. La im- Plantaci6n politica, econémica y religiosa de los europeos en Melanesia, en los siglos XIX y XX, propici6 el surgimien- to del “mito de! buque” entre los pobladores de la Papua- sia. El dia de la venganza y de la salvaci6n, un buque de vapor conducido por los antepasados ha de traer fusiles a los oprimidos, comida en abundancia y toda clase de bie- nes terrenales, La llegada del buque inaugurara un reino de felicidad y de igualdad El ejemplo de los guaranies nos muestra que algunas colectividades han aspirado a encontrar de nuevo esta "Tie- ra sin mal”, sin necesariamente encontrarse en una situa- ci6n de crisis social.® Lo cierto es que este anhelo de revivir ¢l dichoso periodo primigenio de la historia es algo mi generalizado y mas profundo. Cala hondo en la psicologia humana. Pero rara vez se ha concebido el advenimiento del nuevo reino sin la llegada previa de una etapa de prue- bas. ¥ por lo general se imaginaba que la tierra regenerada s6loacogeria a los “puros”, entre quienes existirfa una igu: dad total: lo que mas recientemente se ha denominado la “sociedad sin clases’ Tanto el milenarismo como el mesianismo implican una espera, Jean Séguy scftala incluso que “el milenarismo. representa una de las formas que ha tomado la frustracion de la espera mesidnica”.’ Las promesas milenaro-mesiéni- cas suelen tener un cardcter terrenal. Anuncian un cambio radical, una salvacién colectiva, inminente, total. Develan el sentido de la historia. Involucran el actuar humano! A Et NACIMIENTO DEL MLENABISHO 31 menudo, profetizan un tiempo de felicidad entre dos pe- riodos de catastrofes. ; ‘A pesar de estos vinculos y de estos paralelismos, el milenarismo y el mesianismo no son conceptos intercam- biables, y seria un error confundirlos. Porque se puede es- perara un mesias sin saber cuanto tiempo durard esta espera ni cuanto durara su reino y, sobre todo, sin creer que ya se haya manifestado, como es el caso del judaismo. Inversa- mente, los milenarismos no necesariamente abrigan la es- peranza de la llegada de un mesias. De hecho, en la historia cristiana —a la que se limitara exclusivamente este estu- dio—, el milenarismo se puede distinguir del mesianismo en dos aspectos. Por una parte, se apoya en la creencia del advenimiento de un “reino” concebido como un retorno a las condiciones que existieron antes del pecado original. Por otta parte, afirma que el Salvador ya se ha manifestado y que por ende la espera se ha de centrar en el momento de su segunda venida. De modo que Jean Séguy, gran conoce- dor de estas cuestiones, puede escribir: “el milenarismo es la forma que toma un mesianismo atin no realizado a pesar de la aparici6n (hist6rica) del Salvador, cuando el grupo que se habia formado en tomo del Mesias intenta reactivar la urgencia mesidnica para compensar los efectos del “fraca- so” sufrido por este Mesias.” Desde la perspectiva cristiana, el milenarismo debe entenderse como la creencia en un venidero reino terrenal de Cristo y sus elegidos, un reinado que ha de durar iil afios, interpretados literal o simbélicamente, El advenimien- to del Milenio" se ha concebido como un acontecimiento * En francés, el termino millenium designa especificamente el periodo de felicidad después del fin del mundo al que alude el Apocalipsis, ‘mientras que millénaire designa cualquier periodo de mil anos. Para istinguir los dos términos en espaiol, se na dejado Milenio, con ma- yscula, cuando el autor se refiere a millenium, y con una mindscula cuando habla de millénaire. (N. del.) 32 EL NAcIMENTO DEL MILENARISNO que ocurre entre una primera resurreccién —Ja de los elegi dos ya muertos—, y una segunda —la de todos los demas hombres—, para que sean juzgados, De modo que el Mile- nio ha de intercalarse entre el tiempo de la historia y la lle- gada de la “Jerusalén celestial”. Dos periodos de duras pruebas enmarcarin esta etapa. El primero verd llegar el ret- nado del Anticristo y las tibulaciones de los fieles de Jestis que, con él, triunfarin sobre las fuerzas del mal y establece- ran el reino de paz y de felicidad. El segundo, mas breve, Verd una nueva liberaci6a de las potencias demoniacas, que finalmente serén vencidas en un combate final En el sentido que acabamos de definir, es decir, el de una creencia en un futuro reino de Cristo sobre la tierra que durard mil afios, el milenarismo debe distinguirse de los miedos milenaristas que surgian cuando se aproxima ba un aniversario: mil aftos después del nacimiento o de la muerte de Cristo o, en el islam, mil afios después del prin- cipio de la hégira. Nuestro propésito no es estudiar estos miedos, de los que ya se ha hablado en demasfa, y que siguen acaparando la atencién de los medios de comuni- caci6n. En realidad, la investigaci6n historica ha compro- bado que en Occidente los “terrores del afio mil” no son més que una leyenda." ~ Las promesas del Antiguo Testamento Numerosos son los textos del Antiguo Testamento que pro- meten al pueblo judio, amenazado, perseguido o humilla- do, un porvenir lleno de felicidad." Veamos por ejemplo el final de Amés:* “Aquel dia levantaré el tugurio caido de in el original en francés el autor cita la traducci6n de la Biblia de la Cerf-Societé Biblique Francaise (ros), Paris, 1988. En esta edicion se Cita la Sagrada Biblia, version directa de las lenguas originales por Eloino Nacar Fuster y Alberto Colunga Cueto, Biblioteca de Autores Gristianos (Bac), Madrid, 1972, (N. del T.) [LAs PROMESAS DEL ANTIGUO TSTAMENTO 33 David [..]. He aqui que vienen dias —ordculo de Yahvé—, en que |...) los montes destilaran mosto, y se derretiran todus los collados. Yo haré retornar a los cautivos de mi pueblo, Israel; reedificardn las ciudades devastadas y las habitaran; plantaran vifias, y beberdn su vino, haran huer- tos, y comeran sus frutos. Los plantaré en su tierra, y no seran ya mds arrancados de la tierra que yo les he dado” (9; 11-15). Oseas tiene un final similar: “Yo seré como ro- cio para Israel, que florecer como lirio [..]. Volverin a habitar bajo su sombra, creciendo como el trigo, pujando como la vid” (14: 6-8). Joel, a su vez, anuncia: “Y sucede- 14 en aquel dia que los montes destilarén mosto, y leche los collados” (3: 18). Zacarias, al profetizar lo que sera “El dia del Seftor”, afirma: “Y vendra entonces Yahvé, mi Dios, y con El todos sus santos. En aquel dia no se extinguird el brillo de las piedras preciosas.”® Sera tinico ese dia, conocido de Yahve. No habra dia y noche; de tarde habra luz, [...] ¥ reinara Yahvé sobre la tierra toda, y Yahvé serd Gnico, y Gnico su nombre® (14: 5-9). La literatura milenarista cristiana ha citado estos tex- tos. Pero ha aludido todavia con mayor frecuencia atin a los libros de Isafas, de los cuales hemos de citar a conti- nuaci6n algunos extractos exaltantes: Y sucedera a lo postrero de los tiempos que el monte de la casa de Yahvé sera consolidado por la cabeza de los montes, y sera ensalzado sobre los collados, y se apre- surardn a él todas las gentes, y vendrén muchedumbres, de pueblos, diciendo: “Venid, y subamos al monte de Yahvé, a Ia casa del Dios de Jacob ("El juzgard a las gentes y dictard sus amonestaciones a numerosos pue- bblos, que de sus espadas haran rejas de arado, y de sus lanzas, hoces. No alzardn la espada gente contra gente, ni se ejercitaran para la guerra (2: 2-4). 4 EL NACIMENTO DEL MULENARMO Y brotard un retoito del tronco de Jesé (.]. La justi- cia sera el cintur6n de sus lomos [...]. Habitar4 el lobo con el cordero, y el leopardo se acostard con el cabri- to, y comeran juntos el becerro y el leén, y un nifio pequefio los pastoreard. La vaca pacer con la osa, y las crias de ambas se echardn juntas, y el le6n, como el buey, comera paja. Y el nifio de teta jugara junto a la hura del spid, y el recién destetado meter la mano en la caverna del basilisco. No habra ya mas dafio ni des- trucci6n en todo mi monte santo, porque estar4 llena Ia tierra del conocimiento de Yahvé, como Ilenan las aguas el mar (11: 1-9). Y preparard Yahvé de los ejérci- tos a todos los pueblos sobre este monte un festin de suculentos manjares; un festin de vinos generosos, de manjares grasos y tiernos, de vinos generosos clarifica- dos, y sobre este monte hard desaparecer el velo que oculta a todos los pueblos, la cortina que cubre a todas las naciones. Y destruird a la muerte para siempre, y enjugard el Sefior las lagrimas de todos los rostros; y ale- jard el oprobio de su pueblo, lejos de toda la tierra, por- que Yahvé ha hablado (25: 6-8). Si, partiréis con regocijo y seréis conducidos en paz. Montes y collados prorrumpirin en gritos de jibilo ante ‘vosotros, y todos los Arboles del campo batirén palmas. En vez de los espinos, crecerd el ciprés; en vez de las ontigas, el mirto (55: 12-13). Y vendré para reunir a todos los pueblos y lenguas. El tiempo verdré para juntar a todas las naciones y len- .guas, que vendran para ver mi gloria. (J Porque asi como ‘os cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a crear subsistirin ance mi, dice Yahvé, asi subsistira vuestra pro- genie y vuestro nombre, y de novilunio en novilunio, de ‘sabado en sabado, toda came vendri a prosternarse ante smi, dice Yavhé (66: 18-23), Las PROMESAS QEL ANTIGUO TESTAMENT 35 Estas profecias biblicas permiten comprender cémo el mi- enarismo cristiano se arraig6 en esta espera del antiguo testamento que vislumbraba en el horizonte la victoria de- finitiva del Sefior, la regeneracion completa de Israel y, al mismo tiempo, la pez y la felicidad extendidas a toda la tierra y a todas las naciones. Con el mismo espiritu, Eze- quiel son6 con la ciudad en la que un dia se estableceria su nacién resucitada. En esta vision, contemplé la ciudad fu- tura en la que habria de vivir el pueblo del mafiana escato- logico. Su minuciosa descripci6n del nuevo Templo (40-48) queria ser una evoceci6n de la ciudad del porvenir, cuyo nombre seria “yhwh-Sama’, es decir, “Yahvé alli” Entre los textos del Antiguo Testamento que marca- ron profundamente el quiliasmo cristiano," hemos de re- servar un lugar privilegiado al famoso suefo de Nabucodonosor que Daniel explicé al soberano: TG, joh reyl, mirabas y estabas viendo una gran estatua. Era muy grande la estatua y de un brillo extraordinario, Estaba en pie ante ti y su aspecto era terrible. La cabeza de la estatua era de oro puro; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de barto. Ts estuviste mirando, hasta que una piedra desprendida, no lanzada por mano, hirié a la estatua en los pies de hierro y de barro, destrozandola. Entonces el hierro, el, barro, el bronce, la plata y el oro se desmenuzaron jun- tamente’y fueron como tamo de las eras en verano; se Ios llevé el viento, sin que de ellos quedara traza alguna, mientras que la piedra que habfa herido a la estatua se hizo una gran montafa, que llené toda la tierra, (2: 31- 35) Daniel le dio a Nabucodonosor la clave para entender este suefo: la estatua compuesta de cinco materiales de valor decreciente simboliza los grandes “reinos” que, sucesiva- mente, seran derrocados por la piedra desprendida del monte. Daraa paso a “un reino que no sera destruido ja mas y que no pasar a poder de otro pueblo” (2: 44). Los milenaristas cristianos de todos los siglos han comentado. incansablemente este texto de Daniel. La esperanza del Antiguo Testamento en un reinado mesidinico terenal que liberase al pueblo elegido de sus perseguidores y asegurase su triunfo y su felicidad ya ha- generado desde antes de Cristo muchas especulaci nes en tomo de su duracién. Daniel habia indicado que durante las pruebas previas al triunfo final, los santos se- rian entregados en manos de un rey impio “por un tiempo, tiempos, y medio tiempo” (7: 25); que el santuario seria profanado durante “dos mil trescientas tardes y mafianas” (8:14), que “setenta semanas” serian asignadas al pueblo y ala ciudad santa para poner término a estas transgresiones y para “poner fin a las prevaricaciones y cancelar el peca- do L...), para sellar la visi6n y la profecia [...)" (9: 24). ¥ final- mente, que “la abominacién desoladora” duraria 1,290 dias ‘y que la resistencia de los fieles habria de prolongarse 1,335 dias (12: 11-12). Por lo que ataiie a la focalizaci6n en torno de la cifra mil, ésta encuentra su origen en una convergencia de in- fluencias y de textos. En el salmo 90, el versiculo 4 reza: “Oh Dios [..., porque mil afios son a tus ojos como el dia de ayer, que pas6; como una vigilia de la noche.” De he- ‘cho, durante mucho tiempo, la traduccién habitual fue “mil aiios son como un dia”. No obstante, la division de las €po- as del mundo en Milenios parece haber sido ajena al Anti- guo Testamento que més bien calculaba el tiempo en ‘semanas de semanas: los jubileos. El origen del concepto de los Milenios se situaria mas bien en Babilonia y en Iran." El primer texto judio en el que se evocan es precisamente el Libro de los Jubileos, 1v: 29-31 (anterior a 100 afios a.C.), y Det Arocauneis a Sas Inmse 3 en el que esté escrito: “Adan murié setenta afios antes de alcanzar los mil afios. Porque mil afios son como un dia en el cielo; y esto se debe a lo que esta escrito acerca del 4rbol del conocimiento: ‘El mismo dia en que comeras moriras’ Por esta raz6n, Addn muri6 antes de haber cumplido los aos de este dia”, es decir, a los 930 afios. Volveremos a encontrar la expresi6n textual de esta argumentaci6n en los escritos de Justino e Ireneo. Del Apocalipsis a San Ireneo La creencia en el reino mesianico es un legado de los me- dios judaicos al cristianismo, y en realidad es el Apocalip- sis de San Juan (20; 1-15) el que fijé de manera definitiva en mil afios la duraci6n de este reinado. En efecto, el autor ve a un Angel bajar del cielo y encadenar al Dragén “por mil afios”, Entonces los martires y todos los que se nega- ron a adorar a la Bestia y a su imagen “vivieron y reinaron con Cristo mil aftos. Los restantes muertos no vivieron has- ta terminados los mil afios. Esta es la primera resurrecci6n. [...] Cuando se hubieren acabado los mil afios, sera Satanés soltado de su prisién y saldra a extraviar a las naciones” (20: 1-15), Pronto tendea lugar la ultima batalla antes de la resurreccin —Ia de todos los muertos— y el juicio gene- ral. Es este pasaje del Apocalipsis el que ha conjuntado mesianismo y milenarismo. Al mismo tiempo, el “libro de la Revelacion” aportaba diversas indicaciones numéricas que retomarian los milenaristas de épocas posteriores: los 144,000 israelitas marcados con el sello (7: 4); los dos testi- gos profetizando yestidos de saco durante 1,260 dias (LL 3); la mujer huyendo hacia el desierto y alimentada tam- bién durante 1,260 dias (12: 6); el nmero de la Bestia: 666 3: 18). Hoy en dia se ha demostrado que las primeras comu- nidades cristianas de Asia, a las que debemos el texto del 38 FL xacamtexTo rt MiLENAMUSNO Apocalipsis, adoptaron con frecuencia las creencias mile- naristas. La llamada Epistola de Bernabé, escrita por un autor desconocido a principios del siglo i, explica: Dios realiz6 su obra en seis di Esto significa que Dios en seis mil afios llevara todas las cosas a su fin, puesto que para fl un dia significa mil afios, como él mismo atestigua. |..] ¥ descans6 el séptimo dia. Esto tiene el siguiente significado: cuando su Hijo venga a poner fin al plaz6 concedido a los pecadores, a juzgar a los im- ios, a transformar el sol, la luna y las estrellas, entonces descansara gloriosamente el séptimo dia. Finalmente, les dijo también a los judios: no son sus sabbath los que me gustan, sino aquel que yo he hecho y en el cual, al poner fin al universo, inauguraré el octavo dia, es decir, otro mundo.!* De modo que para Pseudo Bernabé, Cristo reinaré con los justos durante mil afios: el séptimo dia. Una vez transcurri- do este tiempo, el octavo dia marcard el advenimiento de un mundo nuevo y definitivo Volvemos a encontrar la enseftanza milenarista en los escritos de Papias, quien fue obispo de Hierapolis a princi- pios del siglo m. Su obra, Explicacion de las palabras del Serior, se ha perdido. Pero algunos fragmentos de esta obra fueron transmitidos por Eusebio de Cesarea (f 340) en su Historia eclesidstica, en la que podemos leer que Papias recogié en la tradicién oral “unas extraftas palabras del Sal- vador y otras doctrinas mas esotéricas, Entre otras cosas, Papias anuncia que ha de transcurrir un Milenio después de la resurreccién de los cuerpos, ya que el reino de Cristo ha de existir corporalmente en esta tierra”.” Eusebio pien- sa que Papias “se equivocs en su interpretaci6n de los re- latos de los apéstoles y que no entendid las cosas que estos dijeron por medio de figuras y simbolos”. Pero reconoce Det Anocauss a Sav ewe 39 que el obispo “ha sido la causa de que una gran cantidad de escritores eclesidsticos hayan adoptado posteriormente las mismas opiniones que él. [.. Es lo que ocurrié con Ire- neo." Es precisamente gracias a Ireneo, quien segtin Pa- pias habia sido un oyente de San Juan, que tenemos conocimiento de una evocacién del Milenio hecha por el obispo de Hierapolis: Vendran dias en los que crecerdn vias, que tendran cada una diez mil cepas, y en cada cepa diez mil ramas y en cada rama diez mil yemas, y en cada yema diez mil raci- mos, y en cada racimo diez mil uvas, y cada uva expr mida dard veinticinco metretas [+ medidas] de vino. Y cuando uno de los santos coseche un racimo, otro raci- mo le gritara: “Soy mejor, coséchame y, por mi, bendice al Seftor!” Del mismo modo, el grano de trigo producira diez mil espigas, cada espiga tendra diez mil granos y cada grano dara cinco quenices de buena harina; y ast cocurrira, en la misma proporci6n, para losdemas frutos, para las semillas y para la hierba. Y todos los animales, alimentandose de esta comida que recibiran de la tierra, viviran en paz y en armonia unos con otros y € plenamente sometidos a los hombres. Asta anticipacién optimista de las especulaciones en tor- no de la cifra mil, se asocia un recuerdo del paraiso terre- nal y un eco de las profecias de Isaias (11: 6 y 35: 7): “El lobo habitaré con el cordero [...] Lo que fue morada y cubil de chacales, se cubriré de caftas y juncos.” Existe una diferencia sustancial entre el milenarismo de Pseudo Bernabé y el de Papias, aunque ambos anun- cien el reino terrenal del Mesias antes de la beatitud eter- na. En efecto, el primero concibe dicho reino como “un reposo de los santos”, mientras que Papias insiste en la fe- cundidad fantastica de la tierra regenerada. Esta linea de 40 EL NicIMIENTO EL MIENARISHO pensamiento podia dar pie a una interpretacion materiali ta del Milenio. De hecho, ésta ya existia desde la época de San Juan y ha resurgido constantemente a lo largo de las €pocas. Lo cierto es que Eusebio de Cesarea menciona, para criticarla, la postura de Cerinto, presentado como un ad- versario de Juan. Cerinto habria afirmado —pero sus pala- bras son transcritas por alguien que se oponia a sus ideas— que “después de la resurrecci6n habrd un reinado de Cris- toen la tierra, y que los hombres viviriin de nuevo en Jenu- salén, entregindose al placer y al goce del cuerpo sin pecado; |... mil afios transcurricin en fiestas nupciales”."° Eusebio afiade mas adelante: “En la opinion de Cerinto, habia de existir un reinado terrenal de Cristo; y como él mismo gustaba sobre todo de las cosas carnales y de las voluptuosidades del cuerpo, crefa que se disfrutarian bebi- das, manjares, fiestas y todos los placeres que éstas encie- ran; festines y sacrificios, ¢ inmolaciones de las victimas consagradas.”” Los milenarismos de todas las €pocas co- noceriin Ia tentacién de evocar un porvenir lleno de goces terrenales. De Pseudo Bernabé y de Papias pasamos a Justino, palestino que muri6 mértir en Roma hacia el aio 165. Su Didilogo con Trifén (particularmente tXXiX, 4-1XXXI, 3), re- dactado hacia 148, hace de él uno de los grandes testigos de la creencia en el Milenio que existié en las primeras generaciones cristianas. Trifon le pregunia a Justino: “;Que- 14 decir realmente que [ttt y los que piensan como ti pro- fesdis que este sitio de Jerusalén sera reedificado? ly] que esperiis que vuestro pueblo se reunira alli y se regocijari con Cristo [...?" A lo que Justino contesta: “No soy tan miserable como para decir otra cosa que lo que pienso.” Luego afade: “Yo y todos los cristianos de ortodoxia inte- ‘gra, sabemos que una resurreccién de la carne tendré lu- ‘gar durante mil afios en la Jerusalén reedificada, decorada ‘y ampliada, como los profetas Ezequiel, Isaias y los demas Det Arocaurstsa Sa isco. a lo afirman."# De modo que Justino estaba convencido de que presentaba al respecto la auténtica doctrina cristiana. Cabe seftalar que la concepcién milenarista de Justino —y se puede decir lo mismo de Ireneo— no es contradictoria con la convieci6n de que las almas de los justos van, des- pués de su muerte, a un lugar de espera y felicidad.” Alli esperan la resurrecci6n que les permitir4 vivir los mil afios del reinado terrenal de Cristo, el cual concluira con el jui- cio general de toda la humanidad. En la gloriosa Jerusalén del Milenio, prosigue Justino, retomande las palabras de Isaias, no se oirin mas en ella Ia voz del gemido ni la voz del lanto; no habré alli nifo prematuro, ni anciano que no ‘cumpla su tiempo: el joven que moriri tendra cien aftos, y esa los cien aftos que morird el pecador por maldi- ién. Construirén casas y las habitaran, plantaran vifias y comeran su fruto, No edificarén para que habite otro, no plantarin para que coma otto, Mis elegidos no se afana~ rn en vano ni procreardn para la maldici6n, pues seran una raza justa y bendecida por el Seftor, ellos y sus hijos. [J Entonces, el lobo y el cordero paceran juntos; el le6n, como el buey, comer paja. Y la serpiente comera polvo, en vez de pan.* Justino se refiere después a la palabra del salmista (“el dia del Seftor es como mil afios”) y relaciona esta formula con la historia del mundo que, en el plan de Dios, debe recapi- tularla creaci6n (seis mil afios ms mil afios es igual a siete mil afios). De tal suerte que el Milenio de felicidad corres- pondera al reposo divino del séptimo dia. Después de esto, Justino evoca el Apocalipsis: “En nuestro pueblo, escribe, un hombre llamado Juan, uno de los apéstoles de Cristo, pro- fetiz6 en el Apocalipsis que le fue transmitido, que aquellos que hayan creido en Nuestro Cristo pasar. mil afios en Jeru- 42 FF Mucnaenro nt seuexans salén; Iuego llegard la resurreccin general y, en una pala- bra, eterna, para todos sin excepcion, y finalmente el juicio."* ‘Vemos que estas afirmaciones se sittian en la linea directa de la tradici6n jodnica, al mismo tiempo que retoman las formu- las de Isaias: “El leon, como el buey, comer paja” (11: 7). Estas anuncian daramente el advenimiento de un reino de mil afios en el que desapareceri toda injusticia y durante el cual la humanidad regenerada continuara procreando, pero para la bendicién divina. ¥ es solamente después de la resu- rrecci6n general que los elegidos sern “como Angele: De San Ireneo a Lactancio Después de Justino, el milenarismo cristiano de los pri- meros siglos encuentra en Ireneo (+ hacia el afto 208) a un defensor elocuente, que se presenta como el depositario de la tradicion heredada de San Juan y de Papias, El fue quien dio “la exposicién mas completa de la tipologia mi- lenarista de la semana sabatica’.® Puesto que la historia del mundo recapitula la de la creacién y que un dia del Sefior equivale a mil afios, resulta obvio para Ireneo que al cabo de seis mil aos y después de un periodo de prue- bas, Dios traer4 un tiempo de reposo y de paz que ser4 el séptimo Milenio: “Ahora bien, después de que el Anticris- to haya reducido al mundo entero al estado de desierto, que haya reinado tres afios y seis meses y que haya mora- do en el templo de Jerusalén, el Sefor vendra desde lo alto del cielo, sobre las nubes, en la gloria de su Padre, y echa- 14 en el lago de fuego al Anticristo junto con sus fieles; al mismo tiempo inaugurar4 para los justos el tiempo del rei- ‘no, es decir, el descanso, el séptimo dia santificado,"” Ireneo, aluciendo a ese tiempo de paz y de felicidad, cita reiteradamente a Isaias (11: 6-9 y 65: 25): “Habitard el Jobo con el cordero, y el leopardo se acostara con el cabri- 10, [... El nifio de teta jugard junto a la hura del aspid [..1y [DE SAN IRENEO A LAcTANUIO Sy elle6n, como el buey, comer paja”, etcétera. Luego critica a los que entienden estos textos “de manera metaforica”. La concepcién segtin la cual el séptimo Milenio recobrard y reconstruird el tiempo anterior al pecado, es decir, la si- tuacién paradisiaca, por el contrario, debe inducir a inter- pretar estos textos proféticos al pie de la letra: “Ciertamente esto ocurrira también con los animales cuando llegue la resurreccin de los justos [...], y es preciso que cuando el mundo se haya restablecido en su estado primigenio, to- dos los animales salvajes obedezcan al hombre y se some- tan, y que vuelvan al primer alimento dado por Dios, asi como estaban sometidos a Adan antes de su desobedien- cia cuando comfan los frutos de la tierra.” ; Mas adelante en su profesi6n milenarista, Ireneo cita otros versiculos de Isaias: “Ved que se acerca el dia de ‘Yahvé, y cruel, con célera y furor ardiente, para hacer de la tierra un desierto y exterminar a los pecadores" (13: 9). Los que quedardn se multiplicaran sobre la tierra, “construiran sus casas y las habitarin” (65: 21), y declara: Todas las profecias de este tipo remiten sin lugar a du- das a la resurrecci6n de los justos que tendra lugar des- pués del advenimiento del Anticristo y del aniquilamiento de las naciones sometidas a su autoridad. Entonces los justos reinaran sobre la tierra, creciendo a raiz de la apa- rici6n del Seftor, se acostumbrarén, gracias a él, a sentir la gloria del Padre y, en este reino, accederan al comer- cio de los santos angeles asi como a Ja comunién y a la unin con las realidades espirituales.” Queda claro que Ireneo no ve él reino mesiénico como un lugar y un tiempo de goces sensuales. Sin embargo, no lo concitse sin procreacién. De modo que la Jerusalén reno- vada preparara y anunciara a la Jerusalén celestial definiti- va, pero no se confundira con ésta. Seri establecida en este “4 ELNACHMENTO DRL MiIRNARISW mundo. “Estos acontecimientos, asegura el obispo de Lyon, no podrian situarse en lugares supracelestes [..] sino que ocurrirdn en los tiempos del reino, cuando la tierra haya sido renovada por el Seftor y Jerusalén reedificada a la ima. gen de la Jerusalén celestial.”® Al citar luego el Apocalip- sis, Ireneo precisa también, con el fin de evitar toda confusion entre la Jerusalén mesianica y la de la eternidad: “Juan, el apéstol del Seftor, dice que es después de que estas cosas hayan tenido lugar sobre la tierra que descendera la nueva Jerusalén, la de arriba, La imagen de esta Jerusalén era la que se encontraba en la tierra de antes, en la cual los justos se ejercitaban en la incorruptibilidad.”** Asimismo, al igual que Justino, Ireneo considera como herejes a quie~ nes no admiten la existencia de una serie de etapas en el camino de los justos hacia la vida celestial. En realidad, el itinerario completo comprende el envio de las almas justas al lugar de la espera, el paraiso terrenal recobrado, mas alld de la muene, y luego la resurrecci6n corporal de estos elegidos para el reino de mil afios y, finalmente, después de la resurrecci6n de los demas y del juicio final, la entrada en la Jerusalén celestial.” ___ Nada de esto debe interpretarse como una “alegoria”.* Esta es, para el obispo de Lyon, la ensefianza tradicional. Ahora bien, Ireneo escribi6 su obra Contra las herejias al final de su vida, cuando ya se encontraba en Galia. Esto nos muestra que el milenarismo no era solamente una doc- trina comnmente aceptada en las comunidades cristia- nas de Oriente. También existia entre los cristianos de Occidente, si bien es cierto que Lyon contaba con una importante comunidad de cristianos provenientes de Asia Menor. Ireneo influyé en el africano Tertuliano (+ 222), el pri- mer escritor cristiano en lengua latina, quien ademas hizo suya la espera exasperada de los montanistas. En efecto, estos concedieron una gran importancia a los profetas y DDE SAN IRENEO A LAGTANGION 6 anunciaban la inminencia de la segunda venida de Cristo. En Contra Marcion, Tertuliano afirma: “Un reino nos es prometido sobre la tierra y antes del cielo, pero en un esta- do distinto: esto es, después de la resurrecci6n, durante mil afios, en la ciudad hecha por Dios, la Jerusalén celes- tial.” La expresion “Jerasalén celestial” puede parecer ambigua. De hecho, Tertuliano escribe mas adelante que “Dios previé esta ciudad para recibir a los santos resucita- dos y para reftigerarlos con la abundancia de todas las ben- diciones realmente espirtuales.”* ‘Se tratara de la patria definitiva de los elegidos’ No. El padre cartaginés ensefia por el contrario que la resurreccién para el Milenio dara paso a la segunda resurrecci6n y a la destruccién del mun- do. S6lo sera entonces cuando “transformados en nuestra substancia y ya semejantes a los angeles, seremos transfe- ridos al reino celestial”.* En otra de sus obras, De anima, Tertuliano retoma el tema del Milenio. Descarta categori- camente toda evocacion materialista de este reino feliz. Sin embargo, anuncia: “A partir de ese momento, ya no causa~ rn terror las islas, ya no seran temibles los escollos: por doquier [se encontrara] una morada, por doquier, un pue- blo, por doquier, una repiblica, por doquier la vida.” En Contra Marcién, relata que la Jerusalén del Milenio se dej6 ver en Judea durante cuarenta dias bajo la forma de una ciudad suspendida, al rayar el alba, entre cielo y tierra, hasta que saliera el sol. ‘A pesar de que Origenes (t hacia 254) lo habia com- batido y de que las autoridades eclesiisticas lo habian con- siderado cada vez mas sospechoso, e! milenarismo contaba todavia en el siglo ut con el asentimiento de notables cris- tianos. Entre ellos figuraba san Hipdlito (j 235), quien fue algan tiempo obispo de una comunidad romana cismatica pero que muri6 martir, lo que lo rehabilité a los ojos de la Iglesia. Alrededor del aio 200 4.C., las profecias montanis- tas y la espera angustiosa de una persecucion que se sentia 46 EL NAcuMENTO nL Misano proxima —estallé en el aio 202— reavivaron la fiebre es- catologica en las comunidades cristianas. Con el fin de so- segar los animos de estas comunidades, Hipolito redacté su tratado De Cristo y del Anticristoy su Comentario a Da- niel. La parusia, escribe en esencia, no es inminente. Ba- sindose en la teoria de los seis mil afios correspondientes alos seis dias de la creaci6n, calcula que Jestis nacié hacia el afio 5500 después de! nacimiento del mundo. Desde aquel entonces doscientos afios han transcurrido, De modo que quedan aproximadamente tres siglos. Por lo tanto, los fieles deben apartarse de los falsos profetas, conservar la sangre fria y seguir casindose.” Hipélito, que decia ser dis- cipulo de Ireneo, es tal vez el primero en haber fijado una fecha para la segunda venida de Cristo sobre la tierra, El arca de la alianza media cinco codos y medio, Para Hipéli- to, esta dimensi6n anunciaba los 5,500 afios al cabo de los cuales habfa venido el Senor. Asimismo, una referencia a la historia judia del Anti- guo Testamento induce a Metodio de Olimpo, obispo mar tirizado en el afto 311, bajo Diocleciano, en a isla de Eubea a comparar el Milenio con la fiesta de los Tabernéculos.® “En efecto, asi como los israelitas, al salir de las fronteras de Egipto, emprendieron primeramente su camino hasta llegar a los Tabernaculos, y, marchdndose de alli, alcanza- ron la tierra prometida, asi nos habré de pasar a nosotros.” Combatiendo el simbolismo de Origenes y oponiéndole el milenarismo tradicional, Metodio asegura que el Milenio serd la-verdadera fiesta de los Tabernaculos, que precede- ria la Gltima transformacién de nuestro cuerpo cuando legue la resurreccidn definitiva. El “tabernaculo”, es decir, elreino del Mesias que regres6 a la tierra, sera ciertamente un lugar “admirable”. Pero, al cabo de los mil aftos, subire- mos “a la casa misma de Dios, en medio de los cantos de jbilo y del clamor de una multitud que celebra las accio- nes de gracias". Entonces los elegidos, habiendo alcanza- Hscia f pecaero DE GELASIO a do el “estatuto eterno”, “ya no moriran, ni tendrn més pre- ocupaciones de bodas y de procreacién, sino que viviran muy felizmente a la manera de los Angeles”. Estas formulas remiten a un itinerario y a etapas que hemos seguido des- de Papias y Justino: primero una estancia de mil afios en tuna tierra renovada en la que los bienaventurados conti nuarin procreando, y luego el paso a una vida angelical definitiva, Hacia el decreto de Gelasio 1a tradicion milenarista sigue viva todavia en el siglo IV, y particularmente, de manera casi pedagégica, en las Insti- juciones divinas del apologista Lactancio (260-325), rétor pagano convertido al cristianismo y que se volvis precep- tor del hijo de Constantino. Su obra, Instituciones divinas, constituye el primer intento de exponer en latin el conjun- to de la religion cristiana. Ahora bien, utiliza los ordculos sibilinos para validar las perspectivas milenaristas. Lactan- cio estima que el gran “dia de Dios” esta cerca y que falta poco para que los seis mil afios eguen a su fin. Al igual que todos sus predecesores, se refiere al salmo 90: “Ante tus ojos, Sefior, mil aiios son como un dia’ i ‘Asi como Dios trabajé durante seis dias para tan grandes obras, es preciso que al final del sexto Milenio desaparezca toda malicia de la tierra, que la justicia reine mil aftos y que haya tranquilidad y reposo de las obras que el mundo ya sopor- ta desde hace mucho tiempo.”* ‘Sin embargo, unos alos espantosos precederdn al rei- nado terrenal de Cristo, de acuerdo con las predicciones del Apocalipsis: las cosechas ya no maduraran, los anima les perecerdin, las estrellas caerin del cielo."* Luego, Jestis ‘vendré a juzgar al Anticristo y los justos resucitaran, Sera el retorno a las Saturnia regna, la edad de oro de los anti- ‘guos. Entonces “todo estard en calma y en paz”. La sibila NACIMENTO DEL MILENARSMO Eritrea puesta en escena por Lactancio puede anunciar, re- tomando los términos de Isaias: “Dios ha hecho la ciudad que ha deseado més reluciente que los astros [...]. Los lobos y los corderos comeran juntos en las montafias, los leopar: dos pastarn con los cabritos ...), los dragones descansarin con los nifios pequeitos.” Lactancio precisa también: Después de la resurreccién, el hijo de Dios reinaré du- ante mil afios entre los hombres y los gobernard con un gobierno muy justo. Los que vivirdn entonces no mori- in, sino que durante mil aftos engendrarin a una multi tud innumerable; en cuanto a los resucitados, presidirin a los vives como jueces. Entonces el sol se volvera siete veces mas caliente que ahora. La tierra manifestard su fecundidad y produciré esponténeamente cosechas abundantes. La miel chorreari de las montafias, El vino corer por los arroyos. El mundo estard por fin lleno de jbilo, liberado del imperio del mal. Los animales ya no se alimentardn de sangre Nos encontramos aqui “en pleno mesianismo temporal dentro del cristianismo”.** Y Lactancio insiste: “Dios dara entonces a los hombres una gran felicidad, ya que la tierra, os arboles y los inmensos rebafios de ovejas proporciona. ran a los hombres la verdadera fruta, el vino, la miel mas dulce, la leche mas blanca y el mejor trigo que hayan co- nocido los mortales. (..] La tierra de lus justos ser santa producira de todo en abundancia, suaves bebidas brotaran de las rocas, y una leche divina manara para todos los ju: tos.” Vemos que esta tierra bendita y sin mal serd una ver- dadera Jauja, ¢Coincidia la postura que tenia Lactancio con respec- toa los temas milenaristas con la teologia oficial de la Igle- sia de su tiempo? Ya en el siglo 1, Origenes habia -condenado el milenarismo en términos muy severos, fusti- Hic, st Decwero be Getasio 19 gando las locas inepcias y las concepciones quiméricas de espiritus simples que prescindian del trabajo intelectual y preferian sofar al interpretar las Escrituras."” La posicion que adopté Origenes suscité un debate en Alejandria entre su discipulo Denys y el jefe local de los milenaristas, Cora- kin. Este ultimo, después de una discusién de tres dias, admitié su derrota: “En presencia de todos los padres que lo escuchaban, prometi6 y nos testificé que ya no abrazaria mis esta opinin, que ya no volveria a discutir sobre ello, L..] que ya habia quedado convencido."® Denys complet6 su triunfo redactando una refutacién en regla del milenaris- mo, De repromissionibus, en la que no vacilaba en declarar como apécrifo el Apocalipsis de San Juan. En realidad, el Libro de la Revelaci6n’” se mantuvo en el canon, aunque no sin dificultades y solamente después de que se hayan recha- zado todas las lecturas demasiado literales de éste. El mile- narismo estaba en vias de marginaci6n. A finales del siglo m ya principios del1v, Victoriano de Pettau, muerto mértir bajo Diocleciano (en 303 0 304), habia manifestado atin tenden- cias milenaristas, pero San Jernimo modific6 sus conclu- siones en un sentido opuesto.” San Agustin (354-430) opt6 por oponerse al milena- rismo. Sin embargo, en un principio, se habia inclinado por la apocaliptica tradicional. Confiesa, al final de su vida, en La Ciudad de Dios. “Hubo un tiempo en que también yo fui de esta opinion."® Efectivamente, en el serm6n 259 parecio esperar un Milenio sabiitico. Decia: El séptimo dia significa el futuro descanso de los santos sobre la tierra. Porque el Seftor reinaré sobre la tierra con sus santos, como dicen las Escrituras, y allitendrd su Iglesia, en la que ningGn mal penetrar, apartada y pura de toda mancilla de mal. La Iglesia aparecerd entonces en una gran claridad, dignidad y justicia, Alli, a nadie le gustara engafiar, mentir, esconder al lobo detras de la 50 EL NacaMIENTO DEL MILENARISM piel de oveja. [..] Estamos [ahora] en el sexto dia. (. Pero cuando el sexto dia haya transcurrido, después de que haya soplado el viento que separa, vendré el des- canso; y los santos y los justos de Dios tendran su saba- do...) fy] cuando se hayan acabado y finiquitado las siete edades del mundo que pasa, volveremos a esta inmorta- lidad y a esta beatitud que el hombre ha perdido. Estas afirmaciones corresponden claramente al esquema milenarista clésico: después de seis dias de dura “labor” llegara el “descanso” del séptimo dia en el que Dios reina- 14 sobre la tierra “con sus santos”. Después de esto vendra el octavo dia que no tendré fin. Entonces los elegidos se- ran conducidos hacia aquél mas alla del cual se dice que ningéin ojo lo ha visto y que ninguna oreja lo ha ofdo. Posteriormente, Agustin abandona esta prospectiva y adopta una posicién similar a la de otro africano, Ticho- nius (¢ 390), quien interpreta el Apocalipsis como la victo- tia de Cristo desde la encarnaci6n. El Milenio se vuelve entonces el reino de la Iglesia cristiana. Tichonius escribi6: “{Los santos] reinaran mil aos, es decir, en el siglo presen- te [..J la Iglesia esta destinada a reinar mil afios en este siglo hasta el fin del mundo."** Una de las razOnes que hi- cieron que Agustin se apartara del milenarismo es la fre- cuente inclinacion de éste hacia la exaltaci6n de los placeres terrenales; una tentacién a la que ya hemos aludido ante- riormente. En La Ciudad de Dios, el obispo de Hipona es muy claro al respecto: Esta opinién [de los quiliastas] fuera tolerable si enten- dieran que en aquél sabado habian de tener algunos re- galos y deleites espirituales con la presencia del Sef: porque hubo tiempo en que también yo fui de esta opi ni6n, Pero como dicen que los que entonces resucitasen han de entretenerse en excesivos banquetes carnales en Hic BL necsETO DE GeLASIO ot que habré tanta abundancia de manjares y bebidas que no s6lo no guardan moderaci6n alguna, sino que exce- den los limites de la misma incredulidad, por ningin motivo, puede creer esto ninguno sino los carnales.* Negindose a avalar semejantes perspectivas para el futu- ro, Agustin adopta entonces una posicion cercana a la de Tichonius. La encamaci6n del Salvador, piensa, ha dado inicio a los mil aos de su reinado terrenal (mil podia tam- bién significar un ntimero perfecto). Después de este rei- nado llegaré el juicio final y el advenimiento de la ciudad celestial que no tended fin. Hoy, los que siguen la ley de Cristo ya han resucitado con él. Buscan y saborean desde ahora las cosas de arriba. No obstante, este reino del Mile- nio permanece atin en “estado de guerra”, ya que “todavia Tuchamos contra el enemigo”; y seguira siendo asi “hasta que lleguemos a la posesi6n de aquel reino quietisimo de suma paz donde reinaremos sin tener enemigo con quien lidiar” * Por tanto, Agustin considera que “desde ahora la Iglesia es el reino de Cristo”, y se niega a interpretar los mil afios que menciona el Apocalipsis “en un sentido camal” Subraya que Juan, “a la manera de los profetas”, mezcl6 sentido propio y expresiones figuradas, y afirma que “un espiritu atento y sereno’ debe poder, “mediante utiles y saludables esfuerzos, alcanzar su sentido espiritual”, El sen- tido literal s6lo corresponde a la “pereza carnal” y a inteli- gencias de “incrédula osadia 0 ceguedad”.* 1a postura final de San Agustin y su rechazo al mile- narismo durante los primeros siglos de la Iglesia s6lo se pueden comprender en el marco de un debate mas amplio entre inspiraci6n e institucion. Aquellos que anteponian la primera a la segunda privilegiaban la profecia, la espera proxima del desenlace y el desprecio de la existencia ac- tual. Se preparaban para el martirio, al que sucederia pron- to el reinado de los santos en una tierra regenerada. Los

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