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y, por ende, explicativa, y para ello comienza por apelar a la definicién de cli- ma propuesta por Max Sorre («los estados de la atmésfera por encima de un lugar en su sucesi6n habitual) y por modificar, en consecuencia, el objeto de los estudios cli- miticos; ya no se trata de estudiar el comportamiento medio de los elementos climé- ticos sobre un lugar, sino de analizar la sucesién habitual experimentada por los dis- tintos estados de la atmosfera. 12 Estos estados de la atmésfera no son sino tipos de tiempo, es decir, tiempos 0 com- binaciones especificas de los elementos atmosféricos que se repiten con las mismas 0 parecidas caracteristicas en un lugar dado, y se constituiran en objeto fundamental de estudio por parte de la climatologia sindptica. La identificacién de los tipos de tiempo existentes en un lugar puede realizarse, bien mediante !a agrapacién por similitudes de las distintas combinaciones atmosfé ricas, bien mediante el andlisis de las situaciones sindpticas (los mapas del tiempo) que se van sucediendo en dicho lugar, dado que, en principio, cabe pensar que una misma situacién sinéptica (con las mismas masas de aire y en idénticas condiciones) debe dar lugar siempre a una misma combinacién de elementos atmosféricos. Este tltimo procedimiento es el que preconiza Pédélaborde en su tesis doctoral sobre el clima de la cuenca de Paris (1957), caracterizando dicho clima a partir de la frecuencia, la duracién y la sucesién de los distintos tipos de tiempo que tienen lugar en.ese Ambito. Consigue con ello elaborar una climatologia no separativa (efectivamente, los cle- mentos del clima no se analizan aisladamente, sino en sus combinaciones reales), no abstracta (no se elaboran tipos de tiempo medios, sino que se analizan todos ellos con sus frecuencias y sus duraciones reales) y no estatica (al estudiar las sucesiones ex- perimentadas por los distintos tipos de tiempo se recupera el dinamismo que se ha- bia perdido con la climatologia analitica). Pero, aderds, dada la concordancia existente entre los tipos de tiempo y las situa- ciones sindpticas que los generan, estos estudios adquieren un cardcter explicativo en la medida en que son las masas de aire que visitan ‘una tegién, con sus peculiares circulaciones y caracteristicas, los agentes causales del tipo de clima existente en ella. Como puede apreciarse a partir de esta breve sintesis, lo que se produce en esta etapa, efectivamente, es una ruptura radical respecto a los presupuestos de la climato- logia analitica y no un crecimiento de la ciencia por acumulacién respecto ‘a las etar pas anteriores. De hecho, lo que se esta gestando es una nueva concepcién de la cli- matologia que requerird a su vez de una nueva etapa taxonémica: ahora es preciso de- finir la nocién de tipa de tiempo, establecer los elementos esenciales que lo integran, generar una nomenclatura que los identifique y una clasificacién que los integre y agrupe... En suma, elaborar desde cero una nueva climatologia que apenas tiene al- gin elemento en comuin con Ia existente en [a etapa anterior. Pero, ademis, este proceso de constitucién de la nueva climatologia supone el abandono de las tradiciones espacial y ecolégica que habian presidido las realizacio- nes de Ja primera etapa y que tan fértiles resultados habian producido, no sélo en el seno de la climatologia, sino en el conjunto mds amplio de la geografia (Capel Siez, 1983). Estas tradiciones serin sustituidas por las aportaciones més recientes de la me- teorologia en relacién con el comportamiento y el dinamismo de la atmésfera en sus tres dimensiones. El abandono de la tradicién espacial es evidente. La climatologia sinéptica tal como es concebida por Pédélaborde, y supuesta la identidad entre el tipo de tiempo (tipo de ambiente atmosférico) y el tipo de situacién sindptica, permite una escasisi- ma participacién del espacio en los estudios climaticos, tanto del espacio puramente geométrico como del entendido en tanto que porciones de la superficie terrestre do- tadas de atributos geogréficos tales como relieve, vegetacion, instalaciones urbanas industriales, masas de agua, etc. Asi, el tema de las escalas espaciales es escamoteado por completo. La climatologia de Pédélaborde es una climatologia regional, pero ade- Be mis es una climatologia aplicable, esencialmente, a regiones caracterizadas por una gran homogencidad fisiogréfica (come la cuenca de Paris), condicién ésta indispensa ble para HN existencia de concordancia entre tipos de tiempo y tipos de situaciones si- ndpticas*, Por su parte, los atributos geogrificos de la superficie terrestre apenas merecen mayor atencién, desde el momento en que lo esencial es clasificar y estudiar los dis- tintos tipos de situaciones sindpticas existentes en la regidn, y cuando las manifesta. Giones de estas situaciones.en el suelo se analizan con base en una, dos 0 a lo sumo tres. estaciones de observacién. En cuanto aa tradicién ecoldgica, tampoco parece gozar de mucho predicamen- to-en esta etapa de la climatologia, en la cual las relaciones e interconexiones entre los fenémenos climaticos y el resto de los componentes del marco geografico brillan por su ausencia, Este hecho no deja de ser paradgjico, Porque entre las pretensiones de Pédélabor- deal constituir su. nueva climatologia estaba la de realizar unas descripciones y re construcciones de los ambientes atmosféricos mas reales y vetaces que las anteriores, es decir, mis concretas, dindmicas y sintéticas que aquellas, Parece evidente que tales descripciones deberian revelar unas relaciones mucho mas claras y estrechas con los testantes componentes del marco geografico que aquéllas otras elaboradas desde los Presupuestos tradicionales, més abstractos, separativos y analiticos. Y probablemente se hubieran puesto de manifiesto si se hubieran buscado minimamente, pero fa reali- dad es que no se desplegaron grandes esfuerzos en su busqueda. En este hecho debid intervenir el afin explicativo de Pédélaborde, que le lleva a identificar tipo de tiempo con tipo de situacién sindptica y a acentuar los andlisis de estas tiltimas. Probablemente, un mayor énfasis en la nocién de tipo de tiempo como combinacién de elementos climaticos en un lugar y un momento dados habria alige- tado la tarea de andlisis de los mecanismos explicativos y habria permitido volcar par- te de estos esfirerzos en conexionar ambientes atmosféricos con otros componentes del medio. De cualquier forma, lo cierto es que durante la época de eclosidn de la cli- matologia sinéptica, las conexiones clima-medio geografico estin practicamente au- sentes del diseurso climatoldgico, olvidandose asf la fructifera tradicién ecoldgica que habia presidido las-primeras investigaciones en este campo. Se sustituyen, en suma, las antiguas tradiciones geogrificas por la més pura tradicién meteorolégica. De ello se derivarin algunos beneficios importantes para la climatologia, tales coma el toque de atencién que se pone en tomo a la necesidad de imbuir de dina. mismo a los estudios climaticos, introduciendo en ellos las nociones de frecuencia, duraciones, sucesiones, etc,, tan fructiferas con posterioridad. También constituye una aportacin inestimable el énfasis que ahora se pone en explicar los fenémenos climatolégicos recurriendo a los mecanismos meteorolégicos que estan en su base. Esa preocupacién, que se introduce entonces en la climatologia y que hoy es ya una adquisicién hecha, serd muy provechosa en los afios siguientes, cuando abandone sus pretensiones de protagonismo exclusivo en la ciencia del clima para convertirse en un elemento mds de ésta al servicio de todo el conjunto. Pero aun valorando estas multiples aportaciones, no parece que la climatologia si- ® Efectivamente, en regiones muy accidentadas y con unidades fsiogrificas muy diversificadas, una misma situacin sinéptica produce ambientes atmosféricos o tipos de tiempo muy diferentes de unos hu gares a otros, aun cuando estos lugares estén muy préximos entre si 14 néptica en sentido estricto haya conseguido completar su trayectoria, convirtiéndose en una nueva climatologia plenamente desarrollada y capaz. de desterrar los presu- puestos de la climatologia analitica tradicional. Mis bien parece que esta nueva cli matologfa en un momento dado llega a una situacién de impasse de la que se va a en- cargar de sacarnos la naturaleza con la mediacién de la meteorologia. 3. Las TENDENCIAS RECIENTES EN LA CUMATOLOGIA En efecto, a lo largo de los afios 60 y 70 comienzan a desencadenarse a escala mundial continuas anomalias climatolégicas de repercusiones socioeconémicas bru- tales. Tales anomalfas, junto con la eclosién de la preocupacién medioambiental, de- sencadenada entre otras cosas por la crisis del petrdleo, propiciarin el que se vuelvan de nuevo los ojos hacia las necesarias conexiones entre el clima y el resto de los com- ponentes del medio geogrifico, configurandose entonces las tendencias mis recien- tes de la climatologia. Estas tendencias son herederas directas de la preocupacién medioambiental, una Preocupacién que eclosiona en todo el mundo en los afios 70° como consecuencia de Ja convergencia que entonces se produce entre dos hechos importantes: por un lado, Ja gravedad que adquieren ya los problemas de deterioro ambiental, los cuales comien- zan a amenazar seriamente el estado de los recursos del planeta; por otro lado, la con- solidacin de la Teoria General de los Sistemas como modelo de conocimiento o para- digma capaz de abordar con rigor y eficacia el estudio de los fendmenos naturales. El pnmero de estos hechos determinard el énfasis que desde entonces se pone en la consideracién del medio natural como un recurso fundamental para la humanidad; el segundo propiciar su consideracién como un sistema, como un conjunto de ele: mentos operativamente relacionados entre si y ligados por procesos de retroalimenta- cién, que son los que en ultimo término determinarin su funcionamiento global. El clima,-en tanto que uno de los componentes basicos del medio natural, no va a escapar a estas concepciones y, en consecuencia, la climatologia actual va a polari- zar sus centros de interés en dos grandes ejes: el estudio del clima como sistema y el estudio del clima como recurso. El estudio del clima como sistema implica la asuncién de que los distintos climas del mundo no son sino el resultado del funcionamiento del sistema climdtico mun- dial, un gigantesco sistema dindmico y abierto, alimentado por la energia solar, e in- tegrado por todas las envolturas planetarias (la atmésfera, la hidrosfera, la litosfera, la ctiosfera y la biosfera). En consecuencia, la comprensién del mosaico climdtico mun- dial exigird el conocimiento lo mas preciso posible del funcionamiento de ese siste- ma, convirtiéndose éste, por tanto, en el objeto esencial de estudio por parte de la cli- matologia.mas reciente, cuyo objetivo tiltimo serd la modelizacién matemiatica de ese sistema y la previsién de su comportamiento futuro’. + Como hitos representatives de esta eclosién pueden sefialarse la Conferericia Mundial sobre el Me- dio Ambiente Humano, convocada por la Organizacién de las Naciones Unidas y oelebrada en Estocol- mo en 1972, y la creacidn en esa misma fecha del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Am- biente + Ambos objetivos ino han cesado de ganar importancia en los iltimos aiios como consecuencia de la puesta de relieve por parte de los cientificos de un posible cambio climético derivado de las intervencio- xnes humanas sobre el sistema natural 15 Este nuevo objeto de estudio va a imponer dristicas modificaciones en todas las facetas que integran la actividad climatolégica, En consonancia con él aparecerin ‘uevos.centros de interés, tales como los balances de energia y agua en el planeta y todos aquellos elementos que inciden manifiestamente sobre ellos: tadiacién solar, inradiacion terrestre, albedo atmésferico y superficial, nubosidad, distribucién de ae- rosoles, vapor de agua atmosfético, etcétera. Naturalmente, para el andlisis de estas variables habré que recurrira fuentes de in formacién nuevas y diferentes de las convencionales, las cuales, herederas del si: glo xx, habfan sido disefiadas para cubrir las necesidades de la previsién meteorolé- gica, pero en ningtin caso para satisfacer los intereses de la climatologia, y mucho me- nos de esta nueva climatologia emergente. En este sentido hay que destacar el papel desempefiado por las imgenes de saté- lites, que se convertirén en una pieza insustituible para el quehacer climatol6gico, al suministrar gran parte de la informacién que estas nuevas investigaciones reclaman y al hacerlo, ademas, a las escalas que ahora se convierten en Pprotagonistas de las mis- mas: la escala mundial, que permite captar en su conjunto el fancionamiento del sis- tema, y las escalas detalladas y microclimaticas, que permiten estudiar los procesos fi- sicos bisicos que regulan este funcionamiento y realizar las observaciones experimen. tales necesarias para ello. Por su parte, el estudio del dita coma recurso partiria de la consideracién del clima como un recurso fundamental para la humanidad e intentaria abrir las vias Para una utilizacién Gptima del mismo. Se trata, sin embargo, de un recurso peculiar en Ja me- dlida en que su tasgo més caracteristico es la variabilidad, tanto espacial como tempo- ral, de forma tal que en este caso una utilizacién éptima del recurso implica la adap. tacién de las actividades humanas a esta variabilidad, incluyendo en ella las situacio- nes extremas, capaces de generar severos impactos sobre la sociedad. Esta adaptacién exigiria conocer, en primer lugar, las relaciones que se establecen entre el clima y la sociedad: las condiciones climéticas mis aptas para el desarrollo de las actividades humanas, asi como las situaciones atmosféricas susceptibles de perju- dicarlas. En segundo lugar, exigiria conocer la distribucién espacial de estas situacio- nes y su probabilidad de ocurrencia futura, al objeto de llevar a cabo una ordenacién del teritorio acorde con esta realidad climatica y capaz de maximizar sus aspectos po- sitivos y minimizar los negativos. En realidad, mediante esta segunda via la pretensién sigue siendo la de conectar el clima con el resto de los componentes del medio. y la de prever los resultados de tal conexién, si bien ahora el proceso se llevar a cabo a través de una nocién de cli- ma diferente: el clima como una sucesién variable de Ppardmetros y situaciones me teoroldgicas, y.a través de un método distinto: la aproximacién estadistica al fendme- no, a través de la cual se abordarin las conexiones entre el clima y la sociedad y se es- tablecerdn las pautas de comportamiento futuro de las situaciones meteoroldgicas. También en este caso se van a producir cambios notables respecto a la climnatolo- gia tradicional en cuanto a los objetos de estudio y las fuentes manejadas en la inves- tigacién. Asi, se potencian nuevos elementos de estudio, privilegiados por su estrecha telacién con otros componentes del medio ¥ que hasta ahora habian gozado de esca- sa atencién por parte de la climatologia: temperatura y humedad del suelo, humedad atmosférica, intensidad y direcci6n del viento, nubosidad, etc., todos ellos conceptua- dos con anterioridad como «elementos menores» del clima Y, Consecuentemente, muy mal cubiertos por las redes de observatorios meteorologicos. Las imagenes de sa, 16 tlites y Jas propias mediciones efectuadas por los equipos de investigacién vendrin a cubrir esta laguna, posibilitando adems la realizacin de los estudios en todo tipo de escalas, incluidas las mds detalladas, especialmente aptas pata lograr los objetivos que ahora se persiguen, Asi pues, hay una convergencia de intereses en ambas tendencias aunque sus mo- dos de aproximacién a Jos fendmenos sean distintos, y en ambos casos lo que se per- sigue en Ultimo término es la comprensién profunda de [as manifestaciones climsti- as, su previsién futura y su puesta al servicio de la sociedad, a fa cual estn estrecha- mente conectadas. Estos objetivos han supuesto para la climatologfa la recuperacién de las tradicio- nes ecolégica y espacial, pero, ademas, han implicado la asimilacién de las aportacio- nes de la meteorologia, tinicas capaces de lograr la comprensién y la prevision fatura del comportamiento de los fenémenos climaticos. En este sentido puede hablarse en los momentos actuales de la existencia de un eclecticismo metodolégico perfectamente acorde con el que se registra en otros tan- tos campos de Ja actividad humana, y «todo vale» en Ja climatologia actual siempre que contribuya a cubrir con eficacia y con rigor los objetivos perseguidas. WF Captruto 2 El sistema climatico José. M.* Cuaprar El clima de Ja Tierra constituye la expresién de un amplio sistema fisico, sumamen- te complejo y rico en conexiones, cuyo funcionamiento est4 dominado por los inter cambios energéticos. En la estructura de este sistema, diferentes factores césmicos, pla netarios y geogrificos representan las entradas; los componentes intemos del sistema son la parte central; y la salida esta formada por el mosaico de climas del globo. Los dis- tintos elementos mantienen fuertes vinculos entre si, que se articulan a través de una amplia gama temporal y espacial de procesos fisicos que van desde los de pequefia di mensién, que ocurren cada dia a nuestro alrededor, hasta aquellos que abarcan todo el planeta y duran muchos afios. Su actividad implica, ademas, flujos y transferencia de energia y materia, y mecanismos de realimentacién o feedbacks entre sus elementos, lo que supone continuos ajustes internos de autorregulacién que hacen del sistema clima- tico terrestre un sistema que evoluciona en un estado de equilibrio dinamico. La naturaleza de estos fendmenos debe contemplarse con enfoques globalizado- res y en el marco del entendimiento de las interrelaciones existentes entre todos los componentes del sistema. Este planteamiento ha cambiado Ia tradicional visién des- criptiva de Ia ciencia climatica, de contenidos esencialmente estadisticos sobre los di- ferentes elementos atmosféricos, e incorpora la consideracién sistémica, cuya argu: mentacién metodoldgica permite profundizar con mayor eficacia en el conocimien- to de las causas del clima, a partir del andlisis de las interacciones reales, por una parte, y las entradas y salidas, por otra. En este sentido, para facilitar la explicacién posterior parece conveniente revisar primero algunos conceptos generales sobre los sistemas. 1, NATURALEZA DE LOS SISTEMAS Un sistema puede ser definido como un conjunto estructurado de elementos o variables, interdependientes, con organizacién interna, que funcionan juntos a trayés de una combinacién regular de conexiones dentro de unos limites definidos. Por su modo de funcionamiento es muy comuin dividir los sistemas en tres tipos: aislados, cerrados y abiertos (véase la figura 2.1). 19 be: RES epavteseaes pe yuwpepowerser: a eaters pele => Flos de energia > Flujosde materi. EEE Sistema medioambianal Ficus 2.1. Representacién esquematica de sistemas aislado, cerrado y abierto 1. Sistemas aislados. Son aquellos que acttian como una unidad completamente in- dependiente, sin intercambio de energia ni materia entre sus limites. Son dificiles de encontrar en la Naturaleza, dada Ja interdependencia y caracter jerarquico de la ma- yoria de los sistemas; en cambio, por su importancia en el desarrollo de conceptos termodindmicos, son de frecuente empleo en laboratorio. 2. Sistemas cerrados. Son sistemas en los que se produce intercambio de energia con su entorno natural, pero no existe entrada ni salida de materia. Su presencia es también muy limitada, pero un buen ejemplo lo brinda nuestro planeta: la Tierra re- cibe energia solar y, a su vez, emite energia hacia el exterior; sin embargo, no hay transferencia de masa, que queda confinada en si misma, salvo la excepcionalidad de los meteoritos o los satélites artificiales, 3. Sistemas abiertos. Son aquellos en los que las relacionies entre sus componentes implican flujos y transferencias de masa 0 energia. Todos los sistemas medioambien- tales son de este tipo porque sus limites estén abiertos al intercambio energético y de materiales. Con frecuencia, ademds, constituyen sistemas equilibrados, de tal modo que la cantidad de materia que entra compensa la que sale, origindndose as{ un esta- do estable en equilibrio dindmico por el cual el sistema se autorregula (Lopez Bermi- dez, 1992). Dentro de los diferentes tipos de sistemas abiertos, uno muy comtin es el conoci- do como sistema en cascada, Esta formado por una cadena de subsistemas, todos ellos con magnitud espacial y localizacién geogréfica, que estin enlazados dindmicamen- te por una cascada de masa o energia, de manera que la salida de masa o energia de un subsistema se convierte en la entrada del siguiente subsistema, en el interior del cual puede provocar cambios que tendrdn como resultado el inicio de ajustes ¢ inte- racciones entre sus diferentes partes para intentar recuperar el estado originario. Muchos procesos que tienen lugar en el planeta se interpretan en términos de sis- temas en cascada, y un buen ejemplo es el ciclo hidrolégico, en el cual el agua circu- la en alguno de sus tres estados fisicos a través de los subsistemas que forman los océanos, la atmdsfera, el suelo, las rocas, los glaciares, los lagos y los rios. Como ilus- tra la figura 2.2, a partir de los océanos, que representan el 97 % del agua del planeta, su salida en forma de vapor constituye la entrada en Ia atmésfera, de la que sale como 20 Figura 2.2. Esquema de! ciclo hidrolégico de la Tierra, con sus componentes principales o subsistemas y direccién de las transferencias (segtin Chorley y Haggett, 1967) PROCESOS ATMOSFERICOS & ‘ a + 2 a Qeqti-a] [Go| PROCESOS TERRESTRES Ficuta 2.3. Esquema ilustrativo del sistema energético, Donde Qs = radiacién solar de onda coma entran- te, Ne= radiacién solar seflejada por las nubes, Na = radiacién solar absorbida por las nubes, Ar= radar cién solar reflejada y difundida por la atmésfera, Aa = radiacién solar absorbida por la atmésfera, a = al- bedo de la superficie, Q + q = radiacién solar directa y difusa, G = flujo de calor del suelo, LE = calor la- tente de vaporizacién, H= calor sensible, IR’ = radiacién infrarroja cmitida por la superficie precipitacin para pasar al suelo, desde donde puede regresar directamente al aire por evaporacién y transpiracién, o quedar almacenada temporalmente en lagos, casque- tes polares, capas superiores o profundas del suelo, antes de volver de nuevo a los océanos mediante el desagiie de los rios y el deshielo de los glaciares (véase su expli- cacién con més detalle en los capitulos 4 y 5). El sistema en cascada fundamental dentro del sistema climitico es el energético, que se origina a partir de la radiacién del Sol que Hlega a la Tierra (véase capitulo 3). Esta energia circula por los distintos componentes del sistema y es devuelta hacia el espacio exterior en la misma cantidad en la que penetrd, de forma tal que el sistema 21 estd en equilibrio con el exterior, consiguiéndose asi que las temperaturas del planeta permanezcan por término medio constantes. Los procesos y transformaciones que si- gue la energia radiante desde el momento en que penetra en la atmésfera podemos seguirlos de mado esquematico en el diagrama de la figura 2.3. La radiacién solar de onda corta entrante es en parte absorbida por la atmdsfera, otra parte es devuelta ha- cia el espacio por la dispersion y reflexion de los gases del aire y por las nubes, y el resto alcanza la superficie terrestre directamente, o de modo indirecto por la difusién de las nubes y las particulas atmosféricas. Del total de esta energia incidente la super- ficie también refleja una fraccidn y la restante es transferida a la atmésfera en forma de radiacién de onda larga, de calor sensible o de calor latente. A su vez, la atmdsfe- ra irradia una parte de la energia absorbida hacia el suelo y otra hacia el espacio, com- pletando asf el conjunto de intercambios. Sobre un periodo de tiempo relativamente largo, podemos asumir que el balance energético est4 equilibrado, siendo el total de Ia energia que entra igual al que sale. 2. Los COMPONENTES DEL SISTEMA CLIMATICO E] sistema climitico fue definido en un documento elaborado en 1975 por el Pro- grama Global de Investigacién Atmosférica (GARP) de Ja Organizacién Meteorolégi- ca Mundial como un sistema integrado por cinco componentes relacionados entre si: Ja atmésfera, la hidrosfera, la criosfera, la litosfera y la biosfera. Todos ellos constitu- yen heterogéneos subsistemas termo-hidrodinamicos, tienen propiedades fisicas dis tintas y presentan fuerte acoplamiento entre si por medio de complejos procesos que (Cambio ene oinéslos: ‘Gambier Comporiie, cirlacon sisdomdeiegico Canbios on fa super teres oxografia, cseste, wegetacion, ecsitom Ficura 2.4, Ilustracin esquemitica de los componentes del sistema climatico (indicados en letra negrita), sus procesos e interacciones (flechas delgadas) y cambios que en el misma pueden tener lugar (lechas graesas) (Gegiin Houghton, 1996) 22 implican flujos de energla, momento y materia a través de sus limites, y estan gober nados por la radiacién procedente del Sol, tinica fuente significativa de energia. Una representacién del mismo se hace en la figura 2.4, con todos sus componentes, y la expresién de los principales procesos ¢ interacciones. 2.1. La atmbsfera {Es el medio donde se despliegan las manifestaciones del tiempo y del diol sien- do por éllo el componente central del sistema, ademis de ser el més inestable debido a su baja densidad y facil movilidad. Jucga un papel esencial en el equilibrio energé- tico de la Tierra porque controla la calttidad de radiacién que Hega al suelo y Ia radia- Gién terrestre liberada al espacio; a la vez, es el principal medio de transferencia de ca- lor en el planeta por esta razén se la ha comparado muchas Weces con tina gigantes- ca maquina témniica, impulsada por el permanente desequilibrio de temperatura entre el Ecuador y los Polos, que recibe energia en forma de calor, transforma parte de ella en energia cinética y realiza un trabajo. % masa total de aire Figura 2.5. Porcentaje de la masa total de la atmésfera que se encuentra por debajo de los 80-km. (La forman una mezcla de gases y particulas sdlidas y Iquidas en suspensién, que perthanecen sujetas a la superficie terrestre por la fuerza de la gravedad.(En virtud de su compresién, casi toda ella se concentra en los primeros kildmetros de la superficie, aunque puede estimarse su presencia hasta aproximadamente los 10.000 km de alti 23 tud, donde se hace indiscemible de! medio interplanetario; las estimaciones realiza- das indican que los cinco primeros kildmetros contienen la mitad de la masa atmos- férica total, debajo de los 10 km se localizan las dos terceras partes de la misma y por encima de los 60 km no queda més que una milésima parte (véase el grafico 2.5). Tie ne una composicién bastante uniforme en los primeros niveles y muestra una estruc- tura en capas de caracteristicas bien definidas, que a continuacién detallamos. a) Composicién de la atmésfera La composicién gascosa de Ia atmésfera ha ido cambiando gradualmente a lo largo de millones de afios en la misma medida que ha evolucionado la geografia te- nrestre. En la actualidad, tres gases, el nitrdgeno, el oxigeno y el argén, constituyen €l 99,95 % del volumen atmosférico; de ellos, el nitrogeno y el argon son geoquimi- camente inertes y una vez desprendidos a la atmésfera alli permanecen; el oxigeno, por el contrario, es muy activo y su cantidad viene determinada por Ia velocidad de las reacciones que ligan el depdsito atmosférico de oxigeno libre con el depésito re ductor que existe en las rocas sedimentarias. Los restantes componentes del aire estan presentes en cantidades tan pequefias que sus concentraciones se expresan, por lo ge- neral, en partes por millén en volumen. Todos ellos se recogen en el cuadro 2.1, con indicacién de su participacién porcentual respecto al llamado aire puro.y seco, enten- diendo por puro el aire que no contiene particulas sélidas ni liquidas (aunque forman parte de Ja atmésfera de modo natural), y seco el que excluye el vapor de agua. Cuapro 2.1 Composici6n media de la atmésfera seca por debajo de los 80 kom (ppneo = paates por millén en volumen) Componentes Formula Volumen % quimica ~ (aire seco) Nitrégeno N, 78,08 Oxigeno ° 20,95 (Argon Ar 0,93 Diéxido de carbono co, 350 ppmv Neon Ne 18,2 ppmv Helio He 5.24 ppmv Metano CH, 2 ppmv Cripton Kr 11 ppmv Hidrégeno H 05 ppmy Oxido nitroso N, 03 ppmy Xenén Xe 0,08 ppv Monéxido de carbono co 0,05-0,2 ppmv Ozono 0, 0,02-0,03 ppmy Estos gases aparecen en proporciones sensiblemente constantes hasta altitudes cercanas a los 80 km, raz6n por la cual se les denomina permanentes. Sin embargo, el papel esencial en los fendmenos del tiempo recae en los gases variables, en particular los siguientes: 24 1. Vapor de agua. Es el elemento primordial de la mayor parte de os procesos me- teoroldgicos, ademas de agente eficaz en el transporte de calor y como regulador tér- mico. Procede de la evaporacién de las aguas superficiales y de la transpiracién de las plantas, y por turbulencia se difunde a la atmésfera donde su concentracién varia des- de un 5 % en volumen de aire cerca del suelo en las regiones ecuatoriales, hasta casi desaparecer por encima de los 10 6 12 km. 2. Diéxido de carbono. Llega a la atmésfera por la accién de los organismos vivos de {a tierra y el océano, y en menor medida por la descomposicién de elementos or ganicos y la quema de combustibles fésiles. Se compensa por la fotosintesis y por la absorcién de la biosfera y los océanos; por esta razén ef didxido de carbono se ha mantenido en equilibrio y en cantidades reducidas, pero observaciones recientes de- muestran que su concentracién aumenta cada aio por razones antropicas, lo que puede conducir, por ser un gas invernadero, a la modificacién del balance de radia- ci6n terrestre y a un cambio global del clima (véase el capitulo 10). 3. Ozono, Su presencia es telativamente pequea y est determinada por el balance entre las reacciones que lo producen y las que lo destruyen. Se origina en la atmésfera superior por la disociacién de las moléculas de-oxigeno por la radiaci6n ultravioleta y su recombinacion en ozono, y se localiza principalmente entre los 15 y 35 km, con una franja de maxima densidad entre los 20 y 25 km de altura. Su importancia radica en ser el nico gas atmosférico que absorbe casi todas las radiaciones ultavioleta solares y constituye por tanto una envuelta protectora sin la cual la vida en el planeta seria des- truida. El contenido de ozono varia en forma considerable con la latitud, siendo bajo en el Ecuador y alto por encima de los 50° de latitud; y experimenta también impor tantes cambios estacionales, con un maximo en primavera y un minimo en otoiio. 4, Aerosoles. La atmésfera encierra igualmente cantidades apreciables de aerosoles, que son particulas suspendidas de polvo, humo, cenizas, sales y materia onginica, procedentes tanto de la actividad humana como de fuentes naturales. Influyen de modo notable en la transparencia del aire y desempefian funciones que son decisivas para el clima, basicamente al actuar como nticleos de condensacién a partir de los cuales se forman las nubes y las nieblas, aunque en ocasiones son los causantes de gra- ves niveles de contaminacién del aire cuando su concentraci6n es elevada. b) Estructura de la atmésfera La atmésfera puede dividirse en un cierto ntimero de capas horizontales con el apoyo de diferentes variables, tales como presidn, temperatura, densidad, composicin quimica, estado molecular eléctrico y magnético. Con cada una de ellas es posible in- tentar hacer corresponder una seccién en altitud y, en los casos mds favorables, un mo- delo de estructura. Sin embargo, dado que existen todavia regiones de la atmésfera que estén siendo investigadas y que los estudios de las capas superiores son bastante recien- tes, no hay definiciones universalmente aceptadas para los distintos niveles. Una visidn sintética del conjunto permite hacer estas diferenciaciones, yendo del suelo hacia el exterior (figura 2.6): 1. Homosfera. Hasta una altitud que convencionalmente se hace llegar a los 80 km se encuentra esta primera capa, donde la composicién quimica es uniforme, se cum- plen en ella las leyes de los gases perfectos, y en su estructura fisica es bisico el repar- to altitudinal de las densidades, las presiones y las temperaturas. ® 25 2. Heterosfera. En contraposicién a la zona anterior, las regiones situadas por enci- ma pierden la uniformidad en su composicién quimica, las leyes generales de la hi- drostética ya no se cumplen y la disposicién en capas se identifica por su composicién mejor que por sus caracteristicas fisicas; asi, se habla de la capa de nitrdgeno molecu- lar (hasta los 200 km de altitud), de oxigeno atomico (localizada entre 200 y 1.000 km), de helio (entre 1.000 y 3.500 km), ete. Al mismo tiempo, por ausencia de mezcla tur bulenta de la masa gaseosa, se produce la separacién por difusién y los gases mas pe- sados se acumulan hacia abajo, mientras los més livianos tienden a concentrarse en niveles superiores donde pueden egar a escapar del campo gravitatorio terrestre. La atmésfera también puede ser dividida en varias capas horizontales atendiendo ala temperatura y sus vatiaciones con la altitud. Desde el punto de vista del tiempo meteoroldgico y sus cambios, la estratificacién térmica vertical que hallamos en la Homosfera es la mds importante. Es consecuencia del efecto combinado de los dis- tintos focos de calor directo en la atmésfera y permite diferenciar estos niveles (véase Su representacién en la figura 2.6): ESTRATOSFERA Zona de méxime concentrocién HOMOSFERA, ~100 -80 -60 -40 -2 0 +20 +40 +60 Temperatura {°C) Ficura 2.6. Estructura térmica vertical media de la atmésfera e 26 1. Troposféra. Es la capa atmosférica mAs baja y la de mayor importancia para el ~ hombre y el medio ambiente, porque en su interior tienen lugar précticamente todas las manifestaciones del tiempo. Encierra el 75 % de la masa molecular y la mayor par te del vapor de agua, didxido de carbono y aerosoles; por ello es el dominio de las nu- bes, las precipitaciones y otros fendmenos meteoroldgicos, originados por los torbe linos ciclénicos y anticiclonicos que aqui se forman. Suele reconocerse en la troposfera un primer nivel, definido por la influencia del substrato geografico, al que'se conoce como capa limite planetaria. En ella predo- mina la mezcla turbulenta del aire, generada por el roce permanente con la superfi- cie rugosa del suelo y por la elevacién convectiva de burbujas de aire al calentarse. A esta capa se le asigna de modo convencional una altura de 600 a 800 m, pero puc- de oscilar entre unas decenas de metros a uno o dos km, depéfidiendo de factores tan variados como la topografia, rugosidad de la superficie, naturaleza de la cubier- ta vegetal, intensidad del viento, grado de calentamiento o enfriamiento del suelo, * adveccién de calor y humedad, etc. Durante el dia, el aporte de calor y la consiguien- te mezcla vertical del aire incrementan el grosor de la capa limite, que alcanza su ma xima altura a primeras horas de la tarde; por el contrario, durante la noche el enfria- miento del suelo impide la turbulencia y el espesor de aquélla se reduce. En ocasio- nes, ademas, la estructura vertical de Ja capa limite permite diferenciar varios nive- les: 1°) una capa laminar molecular, en contacto con el suelo, de apenas unos milimetros de espesor, dominada por los efectos de la viscosidad superficial; 2°) a continuacién, una capa turbulenta de varias decenas de metros de altura caracteriza- da por la intensa turbulencia del aire; y 3°) el nivel superior, donde se manifiesta cada vez con mayor energfa la fuerza de Coriolis sobre e! viento, llamada capa de Ekman (figura 2.7). ‘Ya por encima se localiza la troposfera libre, con aire mas limpio y menos denso, donde la temperatura desciende a un ritmo promedio de 6’5 °C/km. ATMOSFERA LIBRE > CAPA CAPA DE EKMAN, tare PLANETARIA (CAPA TURBULENTA —TERATNINAR HOECAR——_y - WM AAM A WE Ficurs 2.7. Estructura de 1a capa limite planetaria 27 (Elimite superior a partir del cual la temperatura deja de disminuir es la Tropo- Pausd;yun estrato que actiia a modo de «tapadera» de los movimientos convectivos; cuya altitud variable depende de la temperatura y la presién a nivel del mar, por esta raz6n oscila aproximadamente entre los 8 km en los Polos, y los 16 km en ef Ecuador, donde la turbulencia convectiva y el calentamiento vertical son mayores. ‘Tampoco forma una capa continua; por el contrario. presenta fracturas que facilitan importantes intercambios entre la troposfera y las capas superiores, y donde los vientos se aceleran y crean las corrientes en chorra 0 jet stream. De modo esquematico se diferencian tres secciones: 1°) la tropopausa polar, entre los 8 y 9 km de altitud; separada de la tropopansa media por la corriente en chorro polar; 2°) la tropopau- sa media, entre los 9 y 13 km y localizada entre las latitudes 55° y 30°; lugar donde se desarrollan los més importantes fendmenos de cambio de tiempo, como son la formacién y disipacién de los anticiclones y borrascas; y 3°) la tropopausa tropical, en altitudes hasta los 18 km, separada de la anterior por la corriente en chorro sub- tropical. 2. Estratosfera. Se extiende desde la tropopausa hasta aproximadamente 50 km de ‘dfitud. Hasta los 30-35 km sus valores témmicos se mantienen constantes 0 con mo- derado incremento; por encima, la absorcién que hace el ozono de la radiacién solar ultravioleta y parte de la radiacion visible e infrasroja crea una verdadera capa caliente, con temperaturas de hasta 0° y 10°, que culmina en la capa superior de la estratosfe- ra conocida como Esratopausa. Son frecuentes en esta region los vientos fuertes, con flujos alternantes del este y del oeste, cuyos sistemas de circulacion son atin mal co- nocidos y objeto actual de estudio por el interés aplicado que tienen para la aviacin Y para conocer las posibles interacciones meteoroldgicas entre la estratosfera ylatro era. 3. Atmésfiva superior. Mas alld de Ja estratosfera, en la region conocida como Me. sosfera, la temperatura media vuelve a descender rapidamente hasta alcanzar minimos de -80° y -90°, cerca de los 80 km, donde se localiza una nueva discontinuidad Ila- mada Mesopausa. Por encima empieza otra zona completamente diferente, la Térmos- fera, que también se llama lonogfera, por las diversas capas ionizadas que contiene (re- cordemos que la terminologia en la atmésfera superior no tiene todavia reconoci- miento universal); en ella predomina el oxigeno atomico que absorbe las radiaciones ultravioletas y calienta la atmésfera hasta valores de 200° y 300°, aunque en este me- dio tan enrarecido de densidades y presiones muy bajas la nocién de temperatura pierde su sentido (a 96 km, por ejemplo, la densidad es slo de una millonésima par- te de Ja existente a nivel del mar). Entre los 500 y 750 km se sittia la base de la Exos- fera, término poco preciso que engloba parcialmente el significado de la capa prece- dente y a menudo se emplea para designar las mismas zonas espaciales. Y, finalmen- te, encontramos la Magnetosfera con su frontera extema, la Magnetopausa, Esta compuesta por electrones y protones atrapados por el campo magnético terrestre, con presencia en su interior de dos regiones de fuerte radiacién y forma casi toroidal, a 3.000 y 15.000 lan aproximadamente, conocidas como cinturones de Van Allen; cons- tituye una capa distorsionada del lado del dia con respecto al lado de la noche debi- do a la presin del viento solar, de modo tal que sus limites en la direccién del Sol se encuentran a una distancia cercana a los 57.000 km, mientras que en la direccién con- traria se alarga como una cola de cometa hasta una longitud incierta; aunque a tales alturas no se puede hablar de atmésfera y cualquier definicién es muy dificil de pre- cisar. 28 2.2. La bidrosfera La forma el conjunto de las partes liquidas de la Tierra, y por su significacién eli- miatica es sin duda el segundo subsistema en importancia, tras la atmésfera. Incluye los océanos, mares interiores, lagos, rios y aguas subterr4neas del globo; aunque sin duda el componente principal de la hidrosfera son los océanos, donde se concentra el 97 % del agua (cuadro 4.1). Gracias a su enorme volumen asegura abundante suministro de agua para llevar a cabo las distintas fases del ciclo hidrolégico; a través de la evaporacién transfiere a la atmésfera vapor y, a la vez, energia en forma de calor latente. Pero ademis, fruto del predominio de las superficies ocednicas sobre las continentales (los océanos cubren ef 71 % de la superficie terrestre), recibe una buena parte de la energia solar que alcan- za el suelo, Ja cual absorbe en proporciones importantes y transmite en profundidad, para postcriormente devolver a la atmésfera en forma de radiacién de onda larga, ca lor sensible y calor latente. La transmisién de calor en el agua se realiza por difusién molecular y sobre todo por comientes de turbulencia que transportan agua vertical mente, mezclando as{ salinidades y temperaturas. Sin embargo, segun nos desplaza- mos hacia el fondo, el comportamiento térmico no es uniforme sino que presenta un claro gradiente de disminucidn en profundidad, que permite identificar cierta estruc tura en capas, cuyas caracteristicas podemos resumir como sigue (figura 2.8): Gradiente de temperatura Ficuta 2.8, [equierda: esquema ilustrativo de la estructura térmica vertical del océano. Derecha: tempera tura del océano segiin el corte AB 1. Capa superior o epitalasa. Es la capa menos densa y la més célida de la masa de agua, y la que acusa mAs directamente la temperatura ambiente, por esta razon sus var Jores promedios anuales vasfan en sentido horizontal desde casi 30 °C en el Ecuador hasta 2 °C en los polos. Es una capa muy activa, de unos 100 metros de grosor, don- de la accién de las olas mezcla el agua caliente de la superficie con el agua situada por debajo, motivo por el cual el descenso térmico que se observa a través de ella es mo- derado. 29 2. Capa termoclina, Es el nivel inmediato al anterior, en el que la temperatura ex- perimenta un rapido descenso. Suele empezar a profundidades algo mas someras en las latitudes ecuatoriales y llega, por lo general, hasta los 1.000 metros. 3. Agua profunda, Por debajo de la termoclina la temperatura decrece con lentitud hasta alcanzar valores de 1° a 3 °C en las grandes profundidades, donde las masas de agua son relativamente homotérmicas y presentan variaciones minimas. En los océa- nos Artico y Antirtico esta divisién en tres capas se rompe y s6lo existe un nivel de agua fra. La hidrosfera ejerce también una clara influencia termorreguladora sobre el clima, debido a que térmicamente las aguas son muy conservativas, como prueban las redu- cidas amplitudes térmicas anuales y diarias que éstas poscen. Dos son las causas prin- cipales que lo explican: en primer lugar, la energia que es transportada hacia el fondo se reparte en un gran volumen de agua por mezcla vertical y horizontal, de esta ma- hera se consigue almacenar grandes cantidades de calor, que el océano intercambia con la atmésfera mediante procesos de acoplamiento que pueden durar meses 0 afios, cuando se trata de aguas superficiales, o incluso siglos, cuando son aguas pro- fundas, razén por la cual las aguas dotan de gran inercia a los cambios climaticos. En segundo lugar, interviene la elevada capacidad calorifica del agua (véase el cua- dro 2.2); esto significa que, en comparacién con otros materiales, como las rocas 0 el suelo, tanto su calentamiento como su enfriamiento se hacen muy lentamente, por ‘que necesita mucha energia para incrementar su temperatura, y viceversa, debe per der una gran cantidad para bajarla. Estas diferencias de comportamiento entre la tie ray el mar dan origen al fendmeno conocido como continentalidad, y su antagonico oceanidad, con los que se quiere expresar las distintas influencias de ambos medios so- bre las temperaturas del aire, que se manifiestan, por una parte, en los mayores con- trastes térmicos de las 4reas continentales frente a las marinas y, por otra parte, en el incremento de las diferencias estacionales cuanto més extensa sea la masa de tierras y mis alejado se esté del océano. Cuapro 2.2 Propiedades térmicas de diversas sustancias naturales (segin Oke, 1987) Calor Capacidad ~Conductividad Sustancit Condicion Densidad especifico _calorifica térmica 10° fmt LO Yag/K 108K Wir Aire 20°C, en calma 0,012 1,00 0,0012 0,026 Agua 20°C, encalma 1 419 419 058 Hielo 0°C, puro 0,92 2,10 193 2,24 Nieve fresca 0,10 2,09 0,21 0,08 Suelo arenoso. seco 1,60 0,80 1,28 0,30 (Poros: 40%) saturado 2 148 2,98 2.20 Suelo arcilloso seco 1,60 0.89 1,42 0,25 (poros: 40%) saturado 2,00 1,55 3,10 1,58 A estas funciones, que podemos denominar de «termostato de la Tierra» y de re- serva de energia calorifica, hay que sumar la de transporte de calor desde las célidas regiones ecuatoriales a las regiones polares mis frias, por medio de las corrientes ma- rinas. Se estima que un tercio del intercambio meridiano de calor es realizado por el 30 ‘océano, y aumenta hasta un 40 % su participacién si se considera tinicamente el he- misferio Norte, donde un buen ejemplo es sin duda la corriente del Golfo, que afia- de calor adicional a las aguas a lo largo de la costa occidental europea. El movimien- to de la superficie del océano esti dirigido en buena medida por los vientos superfi- ciales permanentes, que a su vez estin ligados a la distribucién de los grandes centros de presién atmosférica; asi, la circulacién ocednica se convierte en un mecanismo se- cundario de Ja circulacién general, cuya accién es decisiva en el mantenimiento del balance energético de la Tiezra. 2.3. La criosfera Las masas de hielo y depésitos de nieve del mundo que forman la criosfera cu bren casi el 6 % de la superficie terrestre y engloban los extensos inlandsis de Groen- landia y la Antirtida, los glaciares y capas de hielo continentales de Norteamérica y Eurasia, y los mares helados y permafrost de las altas latitudes (véase la figura 2.9). El destacado papel que este subsistema tiene en el clima proviene de la naturaleza y pro- piedades fisicas del mismo, como son la baja conductividad térmica y elevado albe- do (es decir, la fraccion de radiaci6n solar incidente total que es teflejada), y del aco- plamiento con los otros componentes del sistema climético. En efecto, frente al albedo promedio de Ja Tierra del 30 %, y valores muy bajos de un buen numero de superficies, como el 14 % del suelo oscuro, 0 tan sdlo 24 % de las masas de agua en calma (con dngulos de elevacién solares superiores a 40°), el del hie- Jo en fasign es del 40 %, y més alto es atin el de la nieve fresca, 95 96; esto supone que las superficies luminosas y blancas de la nieve y el hielo actéan casi como un espejo, que devuelve buena parte de la radiacién que incide sobre el mismo y reduce dristica- mente la energia calorifica entrante en el sistema. A la vez, y fruto de su débil conduc tividad térmica (cuadro 2.2), la criosfera es un excelente aislante de las tierras y aguas subyacentes impidiendo las pérdidas de calor a la atmésfera. La suma de estas caracte- tisticas tiene, entre otros, dos efectos muy claros: por un lado, mantiene muy bajas las temperaturas de las zonas afectadas; y por otro, consecuencia del anterior, contribuye a estabilizar la atmésfera cerca del suelo impidiendo los movimientos convectivos, Otro hecho que cabe considerar de la criosfera, y que contribuye a darle mas complejidad al sistema climatico, es el relacionado con sus variaciones temporales. Como se detalla en el cuadro 2.3 y se aprecia en la figura 2.8, la extensién de las ma- sas heladas experimenta importantes cambios anuales, a través de los cuales influye en el clima e interviene significativamente en el ciclo hidroldgico. La cubierta de nie- vve es el componente que mayor variabilidad presenta: la diferencia entre los valores maximos y minimos del afio alcanza el 80 %. En el extremo contrario se sittian los casquetes de hielo de la Antirtida y Groenlandia, cuyas escalas temporales de varia- cién son del orden de miles de aiios. 24. La litesfera La capa sélida de la Tierra, conocida como litosfera, interviene sobre el clima su- ‘ministrando buena parte de las particulas en suspensidn que contiene el aire ¢ influ- ‘yendo en el balance de calor y humedad con sus diferentes valores de albedo. Man 31 Figura 2.9. Extension maxima y minima de las masas de hielo y depésitos de nieve en inviemo y verano de cada hemisferio. Hl limite det hielo se ha fijado a partir de concentraciones >15 Ye (segin Unterstei- ner, The Criosphere, en Houghton, 1984) Cuapro 2.3 Extensién y variabilidad temporal de las diferentes componentes de la criosfera (segiin Kondratyev, 1996) Superficie Tiempo (10° km?) {aiios) Casquetes de hielo 16 10° 10° Permafrost 25 10-10 Glaciares de latitudes medias 0,35 10° Hielo marino 23 107-10 Cubierta de nieve 19 107-10" 32 tiene, ademis, fuerte interaccién con la atmdsfera, que se manifiesta en Ja transferen- Gia de masa, momento cinético y calor sensible, asf como a través de la disipacién de energia que tiene lugar en Ia capa limite planetaria. La transmisin de masa se realiza Principalmente en forma de vapor de agua, Iluvia y nieve, y en menor medida, de par ticulas sdlidas; aunque, en ocasiones puntuales, como las debidas a la actividad vol- Anica, Ia gran cantidad de materiales arrojados a la atmésfera incrementa la turbie- dad de ésta y modifica el balance de radiacién (en el caso espectacular del volcén de Pinatubo, en Filipinas, en 1991, la radiacién solar incidente en el observatorio de Mauina Loa se redujo mas de un 10 % durante un aiio). En comparacién con otros subsistemas, y en particular con el océano, la transmé- sion de energia hacia el interior del suelo es muy limitada, escasamente 2 metros, y también lo es su capacidad calorifica (cuadro 2.2); raz6n por la cual almacena poco calor y cambia muy deprisa la temperatura superficial det aire. Y una ultima consideracién sobre la litosfera es su heterogeneidad. Las variadas formas topogrificas, tipos de suelos, cubierta vegetal o ecosistemas, afectan directa- mente al balance local de energia, evapotranspiracién, reflectividad de la superficie, conductividad térmica del suelo, ciclo del carbono, etc., y por esta via, al clima, 25. La biosfera La consideracién de las plantas y los animales, incluido el hombre, como partes del sistema, es muy reciente y se relaciona con el impacto de los mismos sobre el cli- ma, pues aunque las formas de reaccién difieren ampliamente (los cambios naturales en las plantas por ejemplo, ocurren en periodos que van desde las estaciones a miles de afios), los clementos bidticos son sensibles al clima y a su vez pueden influir en él. En efecto, la biomasa desempeiia un papel fundamental en el balance del diéxido de carbono, en la produccién de aetosoles y en fos balances quimicos con otros gases. También los animales interactttan con Jos elementos de Ja superficie terrestre y sus cambios reflejan vanaciones climaticas por medio de la comida y el habitat. Pero, sin duda, el principal centro de atencién es el hombre y su accién modificadora del me- dio a través de la agricultura, la ganaderfa, la industria o las construcciones urbanas; sus Consecuencias no se conocen plenamente, pero su trascendencia se subraya al comprobar las progresivas alteraciones de la superficie terrestre y en las acciones so- bre la atmésfera (véase el capftuto 10). 3. La NATURALEZA DEL SISTEMA CLIMATICO 3.1. Estructura ‘Todo sistema posee una estructura que relaciona, con el paso del tiempo, una en- trada (una causa), una impulsin (de materia o energia) y una salida (un efecto o res- puesta); mantiene, adems, flujos y transferencias de masa o encrgia y, con frecuencia, presenta un estado de equilibrio. En este sentido, el sistema climatico terrestre consti- tuye la expresién de un sistema en equilibrio global, dominado por intescambios ener- géticos, con diferentes factores en la entrada que intervienen en el control de la parte central y el mosaico de climas del globo como resultante de todo el conjunto. 33 1, Las entradas. Los mecanismos que condicionan el funcionamiento del sistema son muy variados ¢ incluyen, entre otros, factores tales como la energia radiante del Sol, la rotacién de la Tierra, el movimiento orbital, la distribucion de tierras y mares, Ja topografla terrestre y ocednica, 0 Ja composicién de la atmésfera y de los océanos. De todos ellos, el factor principal es sin duda la radiacién solar, considerada Ia fuen- te de energia basica de la mayor parte de los procesos que se generan en el interior del sistema. Llega a nuestro planeta en forma de radiacién electromagnética de onda cor ta, siendo una parte reflejada y el resto absorbida por la atmésfera y Ja superficie te- rrestre, donde experimenta continuas transformaciones en otras formas de energia, como calor sensible, calor latente, energia potencial o energia cinética, y, en itltimo término, es devuelta hacia el exterior como radiacién de onda larga. Sin embargo, aunque la emisién solar es constante, varios factores, como la esfericidad de la Tierra, fa inelinacién de su eje y el movimiento orbital, imponen un reparto desigual, con ex cedentes en las zonas intertropicales y déficit en las polares, que implica continuo transporte de cnergia desde el Ecuador hacia los polos; de esta manera, el permanen- te desequilibrio energético entre las bajas y las altas latitudes se convierte en el motor © fuerza conductora basica de los procesos termodindmicos que tienen lugar en el sis- tema climatico, y en particular de Ja circulacién atmosférica y los océanos. 2, La parte cenmral. De lo comentado cabe deducir que los intercambios y transfor maciones de enexgfa dan origen, al menos de modo indirecto, a la configuracién del tiempo y clima observados en la superficie terrestre. En un porcentaje muy alto, estas transferencias se realizan a través del movimiento del aire, por su répida capacidad de respuesta a los desajustes en el reparto de calor; por esta razén, la atmésfera se consi- dera el componente central del sistema. Junto a Ja atmésfera, la accién de los demés componentes intemnos del sistema {hidrosfera, criosfera, litosfera y biosfera) es conveniente jerarquizarlos en funcién de sus tiempos de equilibracién o respuesta frente a alguna perturbacion. Asi, para esca- Jas temporales de horas o semanas, la atmésfera puede ser considerada como Ja parte principal y unica, y el resto de los componentes como factores condicionantes exter- nos. Para escalas de meses a centurias, los elementos centrales son la atmédsfera y el océano, y en parte la cubierta de nieve, hielo marino y la biosfera. Para tiempos ma- yores, deben incorporarse todos los componentes. 3. Las salidas. La forman los climas del planeta, con sus variadas caracteristicas y expfesiones, que seflejan la influencia de los mecanismos de partida. 3.2. Variabilidad climdtica Las relaciones establecidas entre los factores que controlan el sistema, el comporta- miento de sus componentes y los climas presentan en la actualidad un claro equilibrio. Una primera expresién del mismo se manifiesta en el balance de radiacién de la Tierra: el planeta irradia hacia el exterior tanta energfa como la que recibe del Sol, de modo que la temperatura media del globo no varia. Este equilibrio lo encontramos también en los mecanismos reguladores del movimiento general de la atmésfera, dominados en Jas bajas latitudes por el principio de conservacién del momento de rotacién y en las la- titudes medias y altas por el principio de conservacién del torbellino absohuto (véase su explicacién en el capitulo 7). ¥ se constata, asimismo, en el balance hidrico del plane- ta, donde Jas transferencias de agua entre el océano, la atmésfera y los continentes equi- libran los excedentes y déficit que entre ellos se crean (véase ef capitulo 5). 34 El equilibrio global del sistema se traduce en la estabilidad que presentan los cli- mas de la Tierra. Sin embargo, este hecho no supone en absoluto inmovilidad,-sino que, por el contrario, puede verse modificado por la accién de algin acontecimiento extremo. En efecto, toda perturbacién externa, es decir, debida a variaciones en.los agentes fuera del sistema climatico (como son las fluctuaciones de Ia radiacién solar ‘0 las modificaciones de la érbita de la Tierra alrededor del Sol), 0 intema (como las erupciones volcénicas, cambios en la extensién de las superficies heladas, en fa confi ién del relieve, incremento del CO,, deforestacién, etc.) provoca necesariamen- te cambios en los climas y en su distribucién. Asi ha ocurrido en el pasado, y es pre- visible que ocurra en el futuro; en consecuencia, el mosaico de climas tal como lo co- nocemos en la actualidad no es m4s que un momento en [a historia continua de los dimas, porque la variabilidad natural es una de sus particularidades. De hecho, las condiciones del sistema climatico oscilan alrededor de un valor medio que tiende a mantener una trayectoria permanente a través del tiempo, aunque sometida a conti- ‘uos ajustes internos o controles reguladores para conseguir un estado estable. Se ori- gina asi una combinacidn de estabilidad y cambio en el tiempo, que permite decir del sistema climético terrestre que es un sistema dindmico en equilibrio transitorio. Con estas caracteristicas conviene tener presente que los cambios en los contro- Jes de las entradas y salidas llevan hacia la buisqueda de un nuevo equilibrio, que pue- de llegar a conseguirse 0 incluso ser inalcanzable. En el caso de variar por ejemplo La * constante solar o 1a naturaleza de la radiacién, evidentemente cambiarfan todas las variables del balance energético de la superficie. Si los cambios condujeran a nuevos valores constantes, probablemente el sistema alcanzarfa un nuevo estado de equili- brio distinto del anterior, caracterizado por nuevos valores de temperatura, mas altos ‘9 mas bajos, con mayor o menor recubrimiento de nubes, con mas 0 menos porcen- taje de energia reflejada, ctcétera. 3.3. Mecanismos de realimentacién En los procesos de ajuste y control entre las diferentes partes del sistema tienen especial importancia los mecanismos de realimentacién o feedback. Significa esto que, ‘cuando una variable afecta a una segunda, la accién de ésta causa a su vez un cambio ‘en la primera; se crea de este modo un bucle o circuito cerrado que puede significar la ampliacién del proceso iniciado o su atenuacién, Ast ocurre en el sistema climati co, Cuando una perturbacién extema o intema afecta al sistema, se desencadenan mecanismos de realimentacién entre las distintas variables, a escalas de tiempo de fracciones de afio hasta siglos o miles de afios, que tienden a acelerar el proceso de cambio 0 a retrasarlo y oponerse a él. Cuando el efecto del cambio es el de neu- ‘talizar la perturbacién y regresar al estado inicial, se habla de realimentacion negativa; ‘siel efecto intensifica la perturbacién y provaca que el cambio contintie en la misma direccién (en una accién comparable al crecimiento de una bola de nieve), se deno- ‘tina entonces realimentacién positiva. La importancia de la direccién del mecanismo de feedback se ilustra de forma senci- ‘si se examina el impacto que sobre la temperatura puede originar la modificacién de Ja cnezgia solar que alcanza el suelo (véase la figura 2.10), Sila energia solar en superti ‘Ge €s menor, la temperatura global disminuye, y con ello aumenta la precipitacion de nieve y la extension de las superficies heladas, lo que causa un incremento del albedo; Be de este modo es reflejada hacia el exterior mayor cantidad de radiacion solar y las tem- peraturas tienden a descenderaiin més. Este mecanismo de realimentacién positiva ten- dri también la misma direccién si el cambio en Ja energia solar incidente provoca un incremento térmico; en este caso, las areas cubiertas de hiclo y nieve retroceden, el al- bedo disminuye y por tanto la radiacidn reflejada es menor y las temperaturas suben. Menor energia. solar en superficie ' ! ‘Descenso de lo temperatura global de la superficie Incremento de la precipitacion de rieve Fioura 2.10. Diagrama de flujo que ilustra un ejemplo de feedback positivo provocado por el descenso de la radiaciOn solar incidente Sobre la superficie Como ejemplo. de ‘feedback negativo podemos considerar-el acoplamiento que existe.en la atmésfera entre Ja temperatura y la radiacién de onda larga: Si la tempe- ratura aumenta, las pérdidas por energia radiante dela atmésfera hacia el exterior ge neralmente son mayores, reduciendo asi la temperatura y atenuando la perturbacion que desencadend ef proceso. En.un sistema tan complejo como’el climatico, una anomalia en una paste del mismo se cspcra, por lo tanto; que provoque cambios en otras variables dependien- do del tipo, localizacién y magnitud de 1a perturbacién inicial. Pero cualquier meca- nismo de realimentacién positiva se supone que tiende a’ser neutralizado en algtin momento del proceso por mecanismos de ajuste interno, porque de lo contrario, el 36

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