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Casa Rietveld Schröder, Utrecht, 1924. Arquitecto Gerrit Rietveld, del grupo De Stijl.
La Primera Guerra Mundial: neoplasticismo y expresionismo[editar]
El año 1917, mientras la Primera Guerra Mundial está en su apogeo y se desencadena la
Revolución rusa, en la neutral Holanda aparece el neoplasticismo de De Stijl, grupo de
artistas que incluía, junto a pintores, diseñadores y ceramistas, a los arquitectos Jacobus
Johannes Pieter Oud y Theo van Doesburg.
La arquitectura expresionista, que puede rastrearse desde la primera década del siglo, se
desarrolló en la Europa Central hasta los años treinta, con la holandesa Escuela de
Ámsterdam (Michel de Klerk, Pieter Lodewijk Kramer, Johann Melchior Van der Mey)
y un buen número de grupos alemanes (Deutscher Werkbund -Múnich, 1907-,
Arbeitsrat für Kunst -Berlín, 1918-, o Der Ring -Berlín, 1923-) que contaron con
arquitectos como Bruno Taut, Hermann Finsterlin, Erich Mendelsohn y Hans Scharoun.
El movimiento Neues Bauen, vertiente arquitectónica de la nueva objetividad significó
una reacción de los propios miembros del movimiento expresionista hacia un enfoque
más racional y práctico.
Edificio Chrysler, de estilo Art decó. Nueva York, 1930. William van Allen.
El período de entreguerras (1918-1939) es el de los locos años veinte y la depresión de
los años treinta, que presencia el surgimiento de los totalitarismos fascista y soviético
como alternativas al liberalismo de las democracias capitalistas, tildadas de decadentes.
Los programas arquitectónicos de la Italia fascista, de la Alemania Nazi y de la Unión
Soviética, como sus propuestas estéticas, van de un inicial vanguardismo
(constructivismo ruso) a una repetición de modelos historicistas de ocupación de los
espacios públicos compatible con un estilo de fácil consumo popular que
simultáneamente se impone para las artes plásticas (realismo socialista, realismo
heroico), aunque en fechas tan tardías como 1938 la arquitectura italiana desarrolló
programas tan vanguardistas como la EUR (exposición universal que no llegó a
celebrarse, prevista para 1942, y que planificaron arquitectónicamente Marcello
Piacentini y Giuseppe Pagano, coordinando criterios estéticos opuestos).
Debemos conocer a fondo la arquitectura gótica, entender qué fue y qué supone: una
explicación magnífica del espíritu orgánico. Siguiendo esta tradición, se afirma un
principio estructural que hace evolucionar sus propias formas adhiriéndose a la más
estricta verdad, es decir, en función de las condiciones de uso, de los materiales y de las
técnicas de construcción.4
En paralelo, las teorías higienistas junto a los movimientos del socialismo utópico
sientan las bases del urbanismo moderno.
Francia, Bélgica, Austria, Italia, España: el "Modernismo" y sus etiquetas
El Art Nouveau rompe los esquemas académicos e impone el uso del hierro en la
arquitectura. Hasta entonces, el hierro era un material asociado a las construcciones de
los ingenieros que triunfaron en la Exposición Universal de París de 1889 con la Torre
Eiffel y la Galería de las Máquinas. El Art Nouveau curva y entrelaza el hierro, en
delgadas cintas, que forman toda clase de formas y figuraciones y lo pone en los salones
de las casas y en las fachadas de los edificios como la Maison du Peuple de Bruselas
(Victor Horta).
Con los edificios industriales que se alinean a lo largo del río Missouri o del lago
Michigan se inició el desarrollo de la construcción en altura con estructura de hierro y
obra de fábrica que culminará en los rascacielos de la Escuela de Chicago, surgidos de
la excepcional oportunidad que proporcionó el gran incendio de Chicago de 1871, y que
desarrollaron una nueva tipología de edificios de oficinas o comerciales.
Pese a que tras la Segunda Guerra Mundial hubo aún importantes construcciones dentro
de este estilo, las últimas décadas del siglo XX han estado dominadas por otros
movimientos críticos, herederos en cualquier caso del movimiento moderno.
En la década de 1930, bajo la presión del nazismo, que clausuró la Bauhaus, las
principales figuras se trasladaron a los Estados Unidos: a Chicago, a la escuela de
diseño de Harvard y al Black Mountain College. Este Estilo Internacional se convirtió
en la única solución estilística aceptable desde los años 1930 hasta los años 1960.
Los apartamentos Lake Shore Drive, del arquitecto Mies van der Rohe.
Los arquitectos que desarrollaron el Estilo Internacional querían romper con la tradición
arquitectónica, diseñando edificios funcionales y sin ornamentos. Comúnmente,
utilizaron vidrio para las fachadas, y acero y hormigón para las losas y soportes
estructurales. El estilo se volvió más evidente en el diseño de los rascacielos. Quizás sus
más notorios exponentes son: el edificio de la Organización de Naciones Unidas, el
Edificio Seagram y la Casa Lever, todos ellos en Nueva York.
Los detractores del Estilo Internacional critican su geometría rígida y rectangular por ser
"deshumanizante". Le Corbusier describía a los edificios como "máquinas para habitar",
pero la gente reaccionaba contra esta uniformidad y rigidez. Incluso el arquitecto - y
amigo personal de Mies van der Rohe - Philip Johnson admitió estar "aburrido de las
cajas". Desde principios de la década de 1980, muchos arquitectos han buscado,
deliberadamente, alejarse de los diseños geométricos.
Aunque hay mucho debate en cuanto a la caída o muerte de la Arquitectura Moderna, la
crítica a la misma comenzó en los años 1960 con los argumentos de que era universal,
estéril, elitista y carente de significado. El surgimiento de la postmodernidad se atribuye
al desencanto generalizado con la Arquitectura Moderna.
Características formales[editar]
Rechazo de los estilos históricos o tradicionales como fuente de inspiración de la forma
arquitectónica o como un recurso estilístico (historicismo). Sin embargo, la arquitectura
de la antigüedad, especialmente la clásica, se encuentra a menudo reflejada tanto en los
esquemas funcionales como en las composiciones volumétricas resultantes, en:
La cotidianeidad del ser humano, analizada con apego a los métodos de la ciencia, será
categorizada y clasificada en la primera Carta de Atenas (1932, por Le Corbusier) en las
funciones elementales de Habitar, Trabajar, Circular y Esparcirse. La vida moderna,
convertida en modelo matemático-estadístico, puede ya manifestarse, tectónica y
espacialmente, en la vivienda construida en serie. El bloque de viviendas, que encuentra
su más ilustre prototipo en la Unité d´Habitation, es una invención de la modernidad; la
negación de la individualidad personal se materializa en una casa / colmena.
Rechazo de la individualidad[editar]
“El hombre propiamente dicho, dice, en el fondo no es más que una abstracción; lo
único real es la Humanidad, sobre todo en el orden intelectual y moral”.8 Esta reducción
del ser humano a número, - a la formulación matemática que es la base metodológica
del positivismo de Comte – encuentra su reflejo en la búsqueda del Existenzminimun,
de la vivienda mínima. Abstraer la vida humana en una red de funciones, relaciones,
procesos, cuantificaciones: “este sujeto no es otro que el hombre-tipo lecorbusierano, la
familia tipo estadística, ese constructo mental que permitió a los arquitectos ortodoxos
objetivar su comportamiento social y cuantificarlo en aquella experiencia casi delirante
que fue el Existenzminimun”.9