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Arquitectura moderna

Pabellón de Alemania en la Exposición Internacional de Barcelona (1929), del


arquitecto Ludwig Mies van der Rohe
Arquitectura moderna (no confundir con arquitectura modernista) es un término muy
amplio que designa el conjunto de corrientes o estilos de arquitectura que se han
desarrollado a lo largo del siglo XX en todo el mundo.1
Esta verdadera revolución en el campo de la arquitectura y el mundo del arte, tuvo su
germen en la Escuela de la Bauhaus y su principal desarrollo en el Movimiento
Moderno vinculado al Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (1928-1959),
no sin diferencias, marcadas por las dos principales tendencias: el funcionalismo
racionalista y el organicista (racionalismo arquitectónico y organicismo arquitectónico).
Ese concepto de arquitectura moderna o arquitectura contemporánea entendida como
algo estilístico y no cronológico, se caracterizó por la simplificación de las formas, la
ausencia de ornamento y la renuncia consciente a la composición académica clásica,
que fue sustituida por una estética con referencias a las distintas tendencias del
denominado arte moderno (cubismo, expresionismo, neoplasticismo, futurismo, etc.).
Pero fue, sobre todo, el uso de los nuevos materiales como el acero y el hormigón
armado, así como la aplicación de las tecnologías asociadas, el hecho determinante que
cambió la manera de proyectar y construir los edificios o los espacios para la vida y la
actividad humana.
En la segunda mitad del siglo XX se fueron produciendo tanto nuevos desarrollos del
movimiento moderno en sus múltiples posibilidades, como alternativas críticas. En las
últimas décadas del siglo se produjo incluso un radical cuestionamiento del concepto
mismo de la modernidad a través de su desconstrucción, y que en arquitectura fue
interpretado a través de los movimientos denominados desconstructivismo y
arquitectura posmoderna, que no son ni mucho menos las únicas posibilidades
expresivas de un periodo, que llega hasta el siglo XXI, que se caracteriza por la
abundancia y variedad de obras, estilos y creadores.
Nombres similares en arte y arquitectura moderna
A pesar de lo ambiguo del término (similar al de arte moderno o arte contemporáneo),
se refiere a las producciones arquitectónicas contemporáneas de estilo moderno, no a la
arquitectura de la Edad Moderna (siglos XV al XVIII -véase Arte de la Edad
Moderna-), ni siquiera a la arquitectura del siglo XIX (que pertenece a la Edad
Contemporánea) o a la de otros periodos de la historia de la arquitectura.

A pesar de la similitud en la denominación, ni arquitectura moderna ni arquitectura


contemporánea deben confundirse con la arquitectura modernista, expresión
arquitectónica del movimiento modernista o Art nouveau que se desarrolló en las
últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX. Tampoco debe confundirse con el Art
decó que se desarrolló en el período de entreguerras (1918-1939), simultáneamente a la
renovación estética del arte de vanguardia.

Precedentes: la arquitectura del siglo XIX


Crystal Palace, una estructura (diseño del constructor de invernaderos Joseph Paxton) de
92,000 metros cuadrados, 33 metros de altura máxima y 564 metros de longitud,
construida por cinco mil operarios especializados (navvies en:navvy) para albergar la
Exposición Universal de Londres de 1851. Es el primer edificio de tales dimensiones
que utiliza los nuevos materiales que la Revolución industrial proporciona de una
manera eficaz: el acero (previamente utilizado en puentes y otras obras de ingeniería) y
el vidrio (que cubría una superficie de vanos de 84,000 m²).
Propíleos de la Königsplatz de Múnich. Leo von Klenze, 1862. Arquitectura historicista
neoclásica. La impresionante plaza, que también acoge la Gliptoteca de Múnich, fue
diseñada por Karl von Fischer como espacio público y de presencia política de la
monarquía bávara; y su capacidad escénica fue aprovechada en los años treinta y
cuarenta del siglo XX por el nazismo.
Castillo de Pierrefonds, reconstruido con los criterios historicistas neogóticos de
Eugène Viollet-le-Duc durante el Segundo Imperio Francés (1852-1870), para
residencia de Napoleón III.
Home Insurance Building, William Le Baron Jenney, Chicago, 1885. La reconstrucción
de la ciudad tras el incendio de 1871 permitió diseñar con libertad edificios como éste:
de 42 metros de altura gracias al uso estructural del acero, es el precedente de los
rascacielos, aunque tan sólo contaba con diez pisos. El incremento de las dimensiones
de los edificios de oficinas o viviendas hubiera sido del todo inútil sin las innovaciones
simultáneas de la era de la electricidad que posibilitaron los rápidos desplazamientos de
masas que caracterizan la vida urbana contemporánea: en vertical (el ascensor) y en
horizontal (metro, tranvía y otros transportes públicos).
Arquitecturas pioneras del primer cuarto del siglo XX
"Belle époque" y "Fin de siècle": Modernismo[editar]
La indiscutible centralidad de París como centro mundial del arte durante la llamada
belle époque, se ve emulada en el cambio de siglo (fin de siècle, noucentisme) con el
surgimiento de activos núcleos por toda Europa (Viena, Bruselas, Barcelona, Milán,
Riga,2 etc.) que son particularmente productivos en arquitectura.

Artículo principal: Modernismo (arte)

Casa Rietveld Schröder, Utrecht, 1924. Arquitecto Gerrit Rietveld, del grupo De Stijl.
La Primera Guerra Mundial: neoplasticismo y expresionismo[editar]
El año 1917, mientras la Primera Guerra Mundial está en su apogeo y se desencadena la
Revolución rusa, en la neutral Holanda aparece el neoplasticismo de De Stijl, grupo de
artistas que incluía, junto a pintores, diseñadores y ceramistas, a los arquitectos Jacobus
Johannes Pieter Oud y Theo van Doesburg.

La arquitectura expresionista, que puede rastrearse desde la primera década del siglo, se
desarrolló en la Europa Central hasta los años treinta, con la holandesa Escuela de
Ámsterdam (Michel de Klerk, Pieter Lodewijk Kramer, Johann Melchior Van der Mey)
y un buen número de grupos alemanes (Deutscher Werkbund -Múnich, 1907-,
Arbeitsrat für Kunst -Berlín, 1918-, o Der Ring -Berlín, 1923-) que contaron con
arquitectos como Bruno Taut, Hermann Finsterlin, Erich Mendelsohn y Hans Scharoun.
El movimiento Neues Bauen, vertiente arquitectónica de la nueva objetividad significó
una reacción de los propios miembros del movimiento expresionista hacia un enfoque
más racional y práctico.

Periodo de entreguerras, totalitarismos e impacto de las vanguardias: "Art decó"[editar]


Artículo principal: Art decó

Edificio Chrysler, de estilo Art decó. Nueva York, 1930. William van Allen.
El período de entreguerras (1918-1939) es el de los locos años veinte y la depresión de
los años treinta, que presencia el surgimiento de los totalitarismos fascista y soviético
como alternativas al liberalismo de las democracias capitalistas, tildadas de decadentes.
Los programas arquitectónicos de la Italia fascista, de la Alemania Nazi y de la Unión
Soviética, como sus propuestas estéticas, van de un inicial vanguardismo
(constructivismo ruso) a una repetición de modelos historicistas de ocupación de los
espacios públicos compatible con un estilo de fácil consumo popular que
simultáneamente se impone para las artes plásticas (realismo socialista, realismo
heroico), aunque en fechas tan tardías como 1938 la arquitectura italiana desarrolló
programas tan vanguardistas como la EUR (exposición universal que no llegó a
celebrarse, prevista para 1942, y que planificaron arquitectónicamente Marcello
Piacentini y Giuseppe Pagano, coordinando criterios estéticos opuestos).

No obstante, fue en la democracia socialmente avanzada de la Alemania de Weimar


previa al ascenso del nazismo donde se produjeron los acontecimientos más importantes
para el surgimiento de una arquitectura moderna en el sentido de estética y
funcionalmente renovadora: los trabajos de la escuela de la Bauhaus (Walter Gropius,
1919-1933). La Francia republicana vio surgir el taller de Le Corbusier, de influencia
comparable.
No sería posible identificar sin más al funcionalismo racionalista con la arquitectura
moderna, en el sentido de única posible alternativa de innovación; porque, además de no
monopolizar la creación arquitectónica, tampoco sus partidarios se limitaron
creativamente. Las alternativas desarrolladas incllleron destacadamente la arquitectura
orgánica de autores como Frank Lloyd Wright (uno de los líderes del movimiento
moderno que se movía dentro de los parámetros del funcionalismo), así como versiones
más neoclásicas o monumentalistas, como la del neoempirismo nórdico (los suecos Erik
Gunnar Asplund, Sune Lindström y Sven Markelius, y el danés Arne Jacobsen).3

Precedentes de la Arquitectura Moderna


La Arquitectura Moderna es un concepto propio de la crítica y de la historiografía que
tiene un significado histórico y conceptual más amplio que los periodos de la
arquitectura racionalista o de la arquitectura orgánica, ya que comprende todas las
corrientes, movimientos y tendencias que desde mediados del siglo XIX tienden a la
renovación de las características, de los propósitos y de los principios de la arquitectura.

La Arquitectura Moderna surge a partir de los cambios técnicos, sociales y culturales


vinculados a la revolución industrial. Los teóricos del Movimiento Moderno buscan las
raíces históricas de la Arquitectura Moderna en un amplio preludio, una etapa a caballo
de los siglos XVIII y XIX en la cual diferentes sectores culturales o de la actividad
económica y de la vida política y social empiezan a vislumbrar y a definir las
consecuencias constructivas y urbanísticas de la revolución industrial. En el transcurso
del siglo XIX, una serie de innovaciones y propuestas en diversos campos relacionados,
entre otros con la construcción, la administración pública y la industria confluyen en la
exigencia de su mutua integración.

Inglaterra: Arts and Crafts


Podría decirse que buena parte de las bases de la Arquitectura Moderna nacen en el
último tercio del siglo XIX en Inglaterra, cuando William Morris, influenciado por John
Ruskin, impulsa el movimiento Artes y Oficios como reacción contra el mal gusto
imperante en los objetos producidos en masa por la industria, propugnando un retorno a
las artes artesanales, también llamadas menores, y al medievalismo gótico en la
arquitectura.

Debemos conocer a fondo la arquitectura gótica, entender qué fue y qué supone: una
explicación magnífica del espíritu orgánico. Siguiendo esta tradición, se afirma un
principio estructural que hace evolucionar sus propias formas adhiriéndose a la más
estricta verdad, es decir, en función de las condiciones de uso, de los materiales y de las
técnicas de construcción.4
En paralelo, las teorías higienistas junto a los movimientos del socialismo utópico
sientan las bases del urbanismo moderno.
Francia, Bélgica, Austria, Italia, España: el "Modernismo" y sus etiquetas

Bóvedas del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia (inacabado), Antonio Gaudí.


Con el cambio de siglo, un nuevo estilo en la arquitectura y el diseño, contrapuesto al
academicismo imperante aunque nunca llegó a imponerse a él, se difundió por Europa,
recibiendo diferentes denominaciones: Art Nouveau en Francia y Bélgica, Jugendstil en
Alemania, Sezession en Austria, Estilo Liberty o Floreale en Italia, Modernismo en
España, etc.

El Art Nouveau rompe los esquemas académicos e impone el uso del hierro en la
arquitectura. Hasta entonces, el hierro era un material asociado a las construcciones de
los ingenieros que triunfaron en la Exposición Universal de París de 1889 con la Torre
Eiffel y la Galería de las Máquinas. El Art Nouveau curva y entrelaza el hierro, en
delgadas cintas, que forman toda clase de formas y figuraciones y lo pone en los salones
de las casas y en las fachadas de los edificios como la Maison du Peuple de Bruselas
(Victor Horta).

En España destacó el desarrollo de un activo núcleo en Barcelona (modernismo catalán,


noucentisme), del que surgió la genial figura de Antoni Gaudí, que evolucionó hacia
unas propuestas personales de difícil clasificación; y un proyecto urbanístico muy
ambicioso en Madrid: la Ciudad Lineal de Arturo Soria.

La historia de la arquitectura moderna registra la transición de algunos arquitectos


representativos del Art Nouveau (Henry van de Velde) o de la Seccession vienesa (Josef
Hoffmann) hacia posiciones próximas a las del arquitecto austriaco Adolf Loos, en lo
que puede considerarse el inicio de una nueva etapa más rupturistamente moderna.

Alemania: Werkbund y Bauhaus[editar]

Edificio del Bauhaus, Dessau, Alemania 1926. Arquitecto : Walter Gropius.


Artículo principal: Bauhaus
Artículo principal: Werkbund
El primer periodo de la arquitectura racionalista se inicia en los años inmediatamente
anteriores a la Primera guerra mundial (1914), cuando la experiencia del movimiento
del Arts and Crafts fue recogida y reelaborada por el movimiento Werkbund (1907,
Múnich), al cual se adhieren Hoffmann y van de Velde.
Walter Gropius, uno de los arquitectos del Werkbund, dirigió, a partir del 1919 la
Bauhaus, primero en la ciudad de Weimar y posteriormente en la de Dessau. Esta
segunda etapa de la arquitectura Moderna entendida como arquitectura racionalista, se
inició en aquellos años de la posguerra y se extendió por Europa hasta la Segunda
guerra mundial.

Un amplio e importante grupo de arquitectos comprometidos con el movimiento: Le


Corbusier, Mies van der Rohe, Alvar Aalto, el propio Walter Gropius, fundaron el
Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (C.I.A.M.), con secciones en muchos
países (en España el GATEPAC) y convocado periódicamente entre 1928 y 1959. El
éxito en la difusión de sus principios y experiencias representó la fijación del concepto
de Arquitectura Moderna por antonomasia en el vocabulario de arquitectos, urbanistas,
críticos e historiadores del arte.

Estados Unidos: «Balloon frame» y Escuela de Chicago[editar]


Artículo principal: Balloon frame
Artículo principal: Escuela de Chicago (arquitectura)

«Reliance Building». Arquitecto : Daniel Burnham. Chicago, Estados Unidos de


América.
Al otro lado del Atlántico, desde mediados del siglo XIX se sucedían las innovaciones
en los campos de la construcción y el urbanismo que protagonizan la industrialización y
la ocupación del territorio bajo el empuje de un capitalismo sin concesiones. La
colonización del Far West, la expansión de la industria, así como la acogida masiva de
ingentes oleadas de inmigrantes, constituyeron la base de una tradición cultural propia
de los estados Unidos de América: un nuevo y revolucionario sistema de construcción,
la balloon frame, concebida para que cualquiera pudiera construirse su propia casa con
escasas herramientas, suministró la tecnología necesaria para colonizar el Oeste a los
pioneros.

El predominio ideológico de la espontaneidad de la libre iniciativa no fue obstáculo para


que operase también la planificación. Fue en la ciudad de Nueva York dónde el
urbanista Frederick Law Olmsted proyectó el Central Park en la isla de Manhattan,
rescatando de la especulación inmobiliaria una gran extensión de terreno. Olmsted
proyectó también el sistema de parques metropolitanos de la ciudad de Boston.

Con los edificios industriales que se alinean a lo largo del río Missouri o del lago
Michigan se inició el desarrollo de la construcción en altura con estructura de hierro y
obra de fábrica que culminará en los rascacielos de la Escuela de Chicago, surgidos de
la excepcional oportunidad que proporcionó el gran incendio de Chicago de 1871, y que
desarrollaron una nueva tipología de edificios de oficinas o comerciales.

Simultáneamente se desarrolla una arquitectura residencial para las clases medias


realizadas con madera y piedra, derivada de la balloon frame, y que influenció las
Prairie Houses (casas de la pradera) de Frank Lloyd Wright (Casa Darwin D. Martin,
1903-1905). En medio de esta serie de innovaciones, el arquitecto norteamericano Louis
Sullivan, con estudio en Chicago, donde se inició Wright, reflexionando sobre su propio
trabajo acuñó el famoso lema:

form follows function (la forma sigue a la función)


que se convertirá, a lo largo del siglo XX, en el grito de combate de la nueva
arquitectura.

Canonización del Movimiento Moderno[editar]


Artículo principal: Movimiento Moderno
Movimiento moderno, en arquitectura, es el conjunto de tendencias surgidas en las
primeras décadas del siglo XX, marcando una ruptura con la tradicional configuración
de espacios, formas compositivas y estéticas. Sus ideas superaron el ámbito
arquitectónico influyendo en el mundo del arte y del diseño.

El movimiento moderno aprovechó las posibilidades de los nuevos materiales


industriales como el hormigón armado, el acero laminado y el vidrio plano en grandes
dimensiones.

Se caracterizó por plantas y secciones ortogonales, generalmente asimétricas, ausencia


de decoración en las fachadas y grandes ventanales horizontales conformados por
perfiles de acero. Los espacios interiores son luminosos y diáfanos.

Edificio de Le Corbusier, en Stuttgart.


Aunque los orígenes de este movimiento pueden buscarse ya a finales del siglo XIX,
con figuras como Peter Behrens, sus mejores ejemplos se construyeron a partir de la
década de 1920, de ideados por arquitectos como Walter Gropius, Frank Lloyd Wright,
Mies van der Rohe y Le Corbusier.
La llegada de Hitler al poder en 1933, provocó la salida del país de numerosos
arquitectos y creadores que habrían de extender los principios de este movimiento a
otros países.

1932: El "Estilo Internacional"[editar]


La denominación International Style comenzó a generalizarse en Estados Unidos tras la
exposición de arquitectura moderna celebrada en 1932 en el Museo de Arte Moderno de
Nueva York, con motivo de la cual Henry-Russell Hitchcock y Philip Johnson
escribieron el libro International Style: Architecture since 1922.

Pese a que tras la Segunda Guerra Mundial hubo aún importantes construcciones dentro
de este estilo, las últimas décadas del siglo XX han estado dominadas por otros
movimientos críticos, herederos en cualquier caso del movimiento moderno.

Mediados del siglo XX: Reconstrucción de Europa[editar]


El Movimiento Moderno continuó desarrollándose en Europa durante la segunda
posguerra, impulsado por las tareas de reconstrucción. En el plano teórico, las
aportaciones de la llamada arquitectura orgánica, una tendencia inspirada en la obra del
arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright y Alvar Aalto como representantes
destacados, se contraponían al llamado «Estilo Internacional» inspirado en la obra de Le
Corbusier, que postulaba una ortodoxia «funcionalista» plasmada en la «Carta de
Atenas» (y la famosa cita de Sullivan) así como la pureza absoluta de la composición y
los detalles, inspirada a su vez en la obra de Mies. La cita de Taut al inicio de este
artículo, constituye una síntesis teórica del «Estilo Internacional», el cual tuvo muy
amplia difusión en los Estados Unidos, Europa y Sudamérica.

El Movimiento Moderno entró en crisis a fines de la década de 1950, cuando se


formularon una serie de críticas muy severas a los excesos del «estilo Internacional» y
al urbanismo derivado de la «Carta de Atenas». Un conjunto de tendencias que se
reivindican a sí mismas como continuadoras del Movimiento Moderno, protagonizan la
arquitectura desde los años 1960 hasta la actualidad.

Principales transformaciones de la arquitectura Moderna a Posmoderna[editar]


La reflexión parte de dividir la historia del siglo XX en dos, el gran suceso de la
'modernidad' y lo que se conoce como 'la posmodernidad'. Estos dos periodos, visiones
o posturas sobre el mundo, se produjeron por una serie de transformaciones en el mundo
industrializado, que posteriormente se reflejo en los países en vía de industrializarse.
Jairo A. Moncada, 2009
La inestabilidad, producto de los continuos cambios en las estructuras de la sociedad,
desde la estructura económica, en la política y en lo socio-cultural, son características de
nuestra arquitectura local.
La transformación de la estructura cultural es uno de los sucesos de mayor
trascendencia para la arquitectura contemporánea local
Marchán Fiz, Panorama De Las Estéticas Contemporáneas En La Arquitectura
Sociedades culturalmente dependientes, como Latinoamérica, impulsadas por un
desarrollo obligado de las grandes naciones industrializadas (finales del siglo XIX) y
prácticamente dependientes de los dictámenes de estas culturas ‘superiores’, la
eurocéntrica y norteamericana, conciben historias ocultas que definen su panorama
ideológico incapaces de construir sus propias historias configuran uno de los retos más
complejos: el equilibrio entre lo local y lo global
La crítica y calidad de la arquitectura vernácula latinoamericana entró en declive y la
balanza entre la tradición e innovación cayó a favor de lo global.
Todas estas transformaciones supusieron también el cambio de las miradas de la
realidad y el gusto estético.
El fin de la Segunda Guerra Mundial con sus funestas consecuencias, significo para el
mundo contemporáneo, no solo el fin de una época, sino la construcción de un nuevo
proyecto social en contra de ese modernismo actual que se había caracterizado por la
simplificación de las formas, la ausencia de ornamento y la renuncia consciente a la
composición académica clásica.
El lenguaje como conector estético principal de la nueva propuesta, permite la
reelaboración de la realidad
Un lenguaje exageradamente expresivo se convierte en el campo de exploración de la
realidad y en una guía de producción creativa, asumidas por las demás disciplinas para
regir sus intereses de estudio.
Los paradigmas actuales de la época que modelan las tendencias estéticas consideran las
historias locales y la masificación de los medios de comunicación, la conformación de
nuevas conductas colectivas, la imagen como principal referente de comunicabilidad, la
transformación del modo de habitar y usar los espacios públicos y los nuevos sentidos
de belleza.
Estas transformaciones se pueden sintetizar principalmente en tres planteamientos:
De la estética funcionalista de la modernidad, a una estética subjetivista de la
posmodernidad.
De una estética abstraccionista como recurso racional, por una estética figurativista que
valora lo particular.
De una estética higienista como construcción homogénea y definitoria del orden, por
una que valora el caos.
Proyectistas destacados del Movimiento Moderno[editar]
En los años 1920, las figuras más importantes de la arquitectura moderna ya tenían gran
reputación. Los más reconocidos fueron Le Corbusier en Francia, Arne Jacobsen, Mies
van der Rohe y Walter Gropius, estos dos últimos fueron directores de la Bauhaus en
Alemania. La Bauhaus fue una de las más importantes escuelas europeas, y su mayor
preocupación era la experimentación con las nuevas tecnologías industriales.

La carrera del arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright se desarrolló de forma


paralela a la de los 'arquitectos modernos' europeos; sin embargo, Wright se negó a ser
categorizado junto a ellos, desarrollando por su parte tanto la teoría como los preceptos
formales de la arquitectura orgánica.

En 1932 se celebró la Exhibición Internacional de Arquitectura Moderna, cuyo


comisario fue Philip Johnson; junto a su colaborador, el crítico Henry-Russell
Hitchcock, Johnson logró aglutinar corrientes y tendencias muy diversas, mostrando que
eran estilísticamente similares y compartían un propósito general, y las consolidó en lo
que vino a llamarse el Estilo Internacional. Fue un hito importante.

En la década de 1930, bajo la presión del nazismo, que clausuró la Bauhaus, las
principales figuras se trasladaron a los Estados Unidos: a Chicago, a la escuela de
diseño de Harvard y al Black Mountain College. Este Estilo Internacional se convirtió
en la única solución estilística aceptable desde los años 1930 hasta los años 1960.

Los apartamentos Lake Shore Drive, del arquitecto Mies van der Rohe.
Los arquitectos que desarrollaron el Estilo Internacional querían romper con la tradición
arquitectónica, diseñando edificios funcionales y sin ornamentos. Comúnmente,
utilizaron vidrio para las fachadas, y acero y hormigón para las losas y soportes
estructurales. El estilo se volvió más evidente en el diseño de los rascacielos. Quizás sus
más notorios exponentes son: el edificio de la Organización de Naciones Unidas, el
Edificio Seagram y la Casa Lever, todos ellos en Nueva York.

Los detractores del Estilo Internacional critican su geometría rígida y rectangular por ser
"deshumanizante". Le Corbusier describía a los edificios como "máquinas para habitar",
pero la gente reaccionaba contra esta uniformidad y rigidez. Incluso el arquitecto - y
amigo personal de Mies van der Rohe - Philip Johnson admitió estar "aburrido de las
cajas". Desde principios de la década de 1980, muchos arquitectos han buscado,
deliberadamente, alejarse de los diseños geométricos.
Aunque hay mucho debate en cuanto a la caída o muerte de la Arquitectura Moderna, la
crítica a la misma comenzó en los años 1960 con los argumentos de que era universal,
estéril, elitista y carente de significado. El surgimiento de la postmodernidad se atribuye
al desencanto generalizado con la Arquitectura Moderna.

Características formales[editar]
Rechazo de los estilos históricos o tradicionales como fuente de inspiración de la forma
arquitectónica o como un recurso estilístico (historicismo). Sin embargo, la arquitectura
de la antigüedad, especialmente la clásica, se encuentra a menudo reflejada tanto en los
esquemas funcionales como en las composiciones volumétricas resultantes, en:

adopción del principio de que los materiales y requerimientos funcionales determinan el


resultado: la forma sigue a la función,
adopción de la estética de la máquina, como consecuencia de lo anterior,
materiales y técnicas de nueva invención, como el hormigón armado,
rechazo del ornamento como accesorio; la estética resulta de la propia finalidad
expresiva del edificio, de los materiales empleados y sus propias características;
simplificación de la forma y eliminación de los detalles innecesarios, llevado al extremo
en las obras de Mies van der Rohe,
Fundamentos teóricos[editar]
Relación con la filosofía positivista[editar]
Auguste Comte (1798 – 1857), el “profeta de la era científica” según Gideon, desarrolla
el pensamiento positivista, o filosofía positiva, cuyo “carácter fundamental (...) es
considerar todos los fenómenos como sometidos a las leyes naturales invariables, cuyo
descubrimiento preciso y su reducción al menor número posible es el fin de nuestros
esfuerzos”.5

“Positivo - dice Comte – es inseparable de relativo, de orgánico, de preciso, de cierto,


de real”. El pensamiento humano pasa, de acuerdo a Comte, por tres fases: la teológica,
la metafísica y la positiva. La última, que es la de completa madurez del pensamiento
humano, se caracteriza por la renuncia volitiva a las dos primeras etapas mediante la
adhesión estricta a las metodologías de la ciencia.

El pensamiento positivo de Comte adopta los métodos de las ciencias matemáticas


como propios, con lo cual puede vanagloriarse de sistemático y preciso. Puesto que
“toda ciencia positiva no es otra cosa que una transformación de la observación y de la
experiencia”,6 es evitando toda disquisición sobre lo absoluto y renunciando a las
ontologías como Comte puede definir su método como “sentido común”. A este
respecto, Littré, uno de los herederos intelectuales de Comte, afirmó que “los que creen
que la filosofía positiva niega o afirma algo sobre las causas finales o primeras, se
engañan, nada niega ni afirma, pues el afirmar o negar sería declarar que se tiene algún
conocimiento del origen y del fin de los seres”.7

El pensamiento positivo vendrá a tener influencias innegables en el credo de los


arquitectos modernos: la apología del progreso, el orden y la ciencia (la metáfora de la
máquina, la eficiencia y la higiene modernas), la abstracción del individuo en favor de
la mitificación de la Humanidad convertida en fin último (la universalidad, el hombre-
tipo), las metáforas biologistas y evolucionistas (la familia tipo y el bloque de viviendas
concebidas como célula / organismo).

La cotidianeidad del ser humano, analizada con apego a los métodos de la ciencia, será
categorizada y clasificada en la primera Carta de Atenas (1932, por Le Corbusier) en las
funciones elementales de Habitar, Trabajar, Circular y Esparcirse. La vida moderna,
convertida en modelo matemático-estadístico, puede ya manifestarse, tectónica y
espacialmente, en la vivienda construida en serie. El bloque de viviendas, que encuentra
su más ilustre prototipo en la Unité d´Habitation, es una invención de la modernidad; la
negación de la individualidad personal se materializa en una casa / colmena.

Rechazo de la individualidad[editar]
“El hombre propiamente dicho, dice, en el fondo no es más que una abstracción; lo
único real es la Humanidad, sobre todo en el orden intelectual y moral”.8 Esta reducción
del ser humano a número, - a la formulación matemática que es la base metodológica
del positivismo de Comte – encuentra su reflejo en la búsqueda del Existenzminimun,
de la vivienda mínima. Abstraer la vida humana en una red de funciones, relaciones,
procesos, cuantificaciones: “este sujeto no es otro que el hombre-tipo lecorbusierano, la
familia tipo estadística, ese constructo mental que permitió a los arquitectos ortodoxos
objetivar su comportamiento social y cuantificarlo en aquella experiencia casi delirante
que fue el Existenzminimun”.9

La segunda mitad del siglo XX y el siglo XXI[editar]

Museo Guggenheim de Bilbao, arquitectura de Frank Gehry.


La arquitectura practicada en las últimas décadas, desde la segunda mitad del siglo XX,
puede ser entendida, desde las perspectivas denominadas postestructuralistas o
postmodernas, como una reacción a las propuestas del movimiento moderno: Unas
veces los arquitectos actuales releen los valores modernos y proponen nuevas
concepciones estéticas (lo que eventualmente se caracterizará como una actitud llamada
arquitectura neomoderna); otras proponen proyectos de mundo radicalmente nuevos,
presentados (ellos mismos o su interpretación, que, al igual que en las demás
manifestaciones del arte contemporáneo, ha pasado a ser tan importante como la propia
obra o incluso más trascendente que esta) como paradigmas antimodernos, o que
superan, critican o desprecian consciente o inconscientemente los dogmas de la
modernidad. Cuando no, se presentan como relecturas u homenajes a las formas
arquitectónicas tradicionales, incluyendo en ellas las de la propia modernidad.

En la década de 1950 aparecen arquitectos influidos por Le Corbusier que interpretan la


obra arquitectónica como un objeto escultórico: Pier Luigi Nervi y Gio Ponti (Torre
Pirelli, Milán, 1955-1959), Félix Candela, Jorn Utzon (Ópera de Sídney, 1957), Eero
Saarinen (Terminal aérea de TWA, Aeropuerto Kennedy, Nueva York), Kenzō Tange
(piscina olímpica de Tokio, 1964). Simultáneamente, el nuevo brutalismo (Peter
Smithson, Escuela de Hunstanton; Louis Kahn Palacio de la Asamblea de Dacca) desde
1954 exaltó la capacidad expresiva de los materiales, dejando a la vista acero, ladrillo y
tuberías, mientras que Alvar Aalto o Vittorio Gregotti realizan sus propias propuestas y
Lúcio Costa y Oscar Niemeyer desarrollan la nueva ciudad de Brasilia (1956-1960). Los
años 1960 vieron aparecer el metabolismo japonés (Kenzō Tange), y en España, la obra
de Sáenz de Oiza (Torres Blancas, 1965), César Manrique y Ricardo Bofill.10

Las primeras reacciones negativas a lo que percibían como excesiva dogmatización


propuesta por la arquitectura moderna de la primera mitad del siglo XX, surgieron, de
una forma sistémica y rigurosa, alrededor de la década de 1970, teniendo en nombres
como Aldo Rossi y Robert Venturi sus principales exponentes (aunque teóricos cómo
Jane Jacobs hayan promovido críticas intensas, aunque aisladas, a la visión de mundo
del Movimiento Moderno ya en los años 1950, especialmente en el campo del
urbanismo). La crítica antimoderna, que en un primer momento se restringió a
especulaciones académicas de orden teórico, inmediatamente ganó experiencia práctica.
Estos primeros proyectos están conectados de forma general a la idea de la
revitalización del "referente histórico", colocando explícitamente en jaque los valores
antihistoricistas del Movimiento.

Auditorio de Tenerife, obra de Santiago Calatrava.


Durante la década de 1980 la revisión del espacio moderno evolucionó hacia su total
deconstrucción. A partir de estudios influidos especialmente por esa corrientes
filosófica, se definió el estilo arquitectónico conocido como deconstructivismo. A pesar
de ser muy criticada, esta línea de pensamiento estético se mantuvo en los estudios
teóricos y en la década de 1990, demostrando cierta capacidad de seducción del gran
público, que lo recibió como arquitectura de vanguardia. Nombres como Rem Koolhaas,
Peter Eisenman y Zaha Hadid están conectados a este movimiento. El norteamericano
Frank Gehry, que a veces es clasificado como deconstructivista, ha sido criticado por
los propios miembros de ese movimiento. Otras propuestas de arquitectura actual no
suelen recibir esa etiqueta, como las de los españoles Rafael Moneo (Museo Nacional
de Arte Romano, Mérida, 1980-86) y Santiago Calatrava, o las del norteamericano
Richard Meier (caracterizadas por el uso del blanco y el aprovechamiento de la luz). A
pesar de las tentativas de clasificar las corrientes de la producción arquitectónica más
contemporánea, no hay de hecho aún una clasificación universalmente compartida de
"movimientos" o "escuelas" que agrupen sistemáticamente a obras y arquitectos de todo
el mundo.

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