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ANALISIS CRITICO

Un análisis crítico más extenso de estos artículos revela la existencia de una


desigualdad de género arraigada en la normativa comercial. El artículo 17
establece que una mujer casada puede ejercer el comercio separadamente de su
esposo, pero solo bajo ciertas condiciones y con la responsabilidad de sus propios
bienes o una parte de los bienes comunes. Esta disposición implica que las
mujeres casadas no tienen plena autonomía sobre sus propios recursos y están
limitadas en su capacidad de ejercer el comercio de manera independiente. Esto
perpetúa la idea de que las mujeres casadas necesitan la autorización y el control
de sus esposos para tomar decisiones económicas y comerciales, lo que va en
contra de los principios de igualdad y autonomía individual.

Además, el hecho de que el artículo no especifique la edad requerida para que


una mujer casada pueda ejercer el comercio de forma independiente deja espacio
para interpretaciones ambiguas y posibles discriminaciones basadas en la edad.
Esto puede llevar a situaciones injustas en las que algunas mujeres casadas
pueden ser excluidas del ejercicio del comercio simplemente por no cumplir con un
criterio arbitrario de edad.

Por otro lado, el artículo 13 establece que los menores emancipados o habilitados
pueden ejercer el comercio por sí mismos una vez cumplidos los requisitos. Si
bien esto puede considerarse como una ampliación de derechos para los
menores, el hecho de que necesiten autorización de sus representantes legales y
la anuencia del juez para participar en una sociedad colectiva limita su capacidad
de tomar decisiones comerciales de forma plena y autónoma. Esta restricción va
en contra de los principios de autonomía y desarrollo personal de los menores
emancipados, ya que se les impide tomar decisiones comerciales sin la
intervención y el control de los adultos.

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