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COMBATES POR LA HISTORIA. Lucien Febvre.

VIVIR LA HISTORIA, PALABRAS DE INICIACIÓN.


La relación entre lo económico y social no es un privilegio en el sentido de que no hay
razón alguna para decir económica y social en vez de política y social, literaria y social,
religiosa y social o incluso filosófica y social. Fueron razones históricas muy fáciles de
determinar una herencia de largas discusiones que hace un siglo dio lugar a lo que se
denomina el materialismo histórico, por tanto, cuando en los Annales se habla de lo
“social” se refiere a un adjetivo al cual se le han otorgado diferentes significados que al
final no quieren decir nada.
No hay historia económica y social, solo existe la historia en su unidad, historia que por sí
sola es simplemente social que ha elaborado de las diversas actividades y de las diversas
creaciones de los hombres de otros tiempos; actividades y creaciones con las que cubrieron
la superficie de la tierra y la sucesión de las edades. Por ello la historia es un estudio
científicamente elaborado y no como ciencia, pues hablar de ciencia es evocar la idea de
una suma de resultados, pero no representa el resorte del motor científico: la necesidad de
recobrar, retocar y repensar los resultados adquiridos para readaptarlos a las concepciones y
a las nuevas condiciones de existencia que nunca dejan de forjarse el tiempo y los hombres,
los hombres en el marco del tiempo.
Los hombres son el objeto único de la historia, una historia que se inscribe en el grupo de
las disciplinas humanas, una historia que no se interesa en un hombre abstracto, sino, en un
hombre que se comprende en el marco de las sociedades de las cuales son miembros. El
historiador no debe de hacer pedazos de cadáveres, más bien debe estudiar la vida pasada
con la condición de no olvidar las actividades que incriminan al hombre

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