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La forma política de México es una república federal presidencialista, lo que significa que
el poder se divide entre el gobierno federal y los gobiernos estatales, y que el presidente de
la República es el jefe de Estado y de gobierno.
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El sistema político mexicano se rige por la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que establece la división de poderes entre el Poder Ejecutivo, el Poder
Legislativo y el Poder Judicial.
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El Poder Ejecutivo está encabezado por el presidente de la República, quien es elegido por
voto popular cada seis años. El presidente tiene la responsabilidad de gobernar el país y
tomar decisiones políticas, económicas y sociales importantes.
El Poder Legislativo está integrado por dos cámaras: la Cámara de Diputados y la Cámara
de Senadores. La Cámara de Diputados está compuesta por 500 diputados, que son elegidos
por voto popular cada tres años, mientras que la Cámara de Senadores está compuesta por
128 senadores, dos por cada entidad federativa y 32 más por representación proporcional.
La función del Poder Legislativo es elaborar y aprobar leyes y reformas constitucionales.
El Poder Judicial está encargado de la impartición de justicia en el país, y está integrado por
diversas instancias y tribunales. El máximo órgano judicial es la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, que se encarga de resolver controversias constitucionales y garantizar la
protección de los derechos humanos.

En México también existen otros organismos autónomos e independientes, como el Instituto


Nacional Electoral, encargado de organizar las elecciones y garantizar el derecho al voto, y la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos, encargada de proteger y promover los derechos
humanos en el país.

En resumen, la forma política de México se caracteriza por la división de poderes y la coexistencia


de diversos organismos autónomos, buscando garantizar la democracia y el respeto a los derechos
humanos.

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