Está en la página 1de 6
13 La Alemania nazi Hasta las elecciones de septiembre de 1930, en las que el Partido Nacional- socialista obtuvo un éxito tan clamoroso como inesperado, muy pocos fue- ra de Alemania y no todos en la misma Alemania estaban al corriente de la existencia o conocian el nombre de Adolf Hitler, un ex combatiente con- decorado de la guerra que en la politica habfa encontrado la realizacién personal que habia estado buscando en la actividad artistica durante su in- quieta juventud en Viena. Tras trasladarse a Munich, se habia puesto a la cabeza, en febrero de 1920, de un pequefio grupo extremista de derecha fundado por el herrero Anton Drexler —la Deutsche Arbeitspartei (DAP)-, estrenando asi su carrera politica. Su primera iniciativa fue la de cambiar el nombre del partido por el de Nationalsoxialistische deutsche Arbeitspartei (NSDAP, Partido Obrero Aleman Nacionalsocialista) y redactar un pro- grama en el que, conforme a la nueva denominacién del partido, elemen- tos «socialistas» como la nacionalizacién de «todas las empresas de caracter monopolista» y una borrosa «eliminacién de la esclavitud del interés» se acompafiaban y se entremezclaban con elementos de caracter «nacional», como la abrogacién del tratado de Versalles, a formacién de una «gran Alemania» y la-sustitucién del derecho romano con un Gemeinrecht ale- man. Este eclecticismo hacfa que el programa del NSDAP tuviera mucho en comin con el de los fasci italianos de 1919, hacia cuyo jefe Hitler nutria una gran admiraci6n, y ambos se podfan considerar subproductos de la pos- guerra. Por otra parte, lo que caracterizaba la orientacién politica del NSDAP tespecto de los demas grupos de derecha alemanes y extranjeros cra el antisemitismo del que estaba impregnado y que constitufa su Leitmo- tiv: a los judios, en su programa, Hitler les negaba el derecho a ser miem- bros de la comunidad nacional alemana (Volksgenosse) y cerraba el acceso a cualquier cargo publico. i ia general del sigh XX 1La primera salida publica del nuevo partido tuvo h mésfera candente que siguié a la ocupacién fran: de la hiperinflacién, cuando, junto con el gene: niiz6 y promovié en Miinich u de partida de una marc Pero al fallarle to =pasado a la historia con el nombre de Pusch miserablemente y Hitler fue detenido y ‘5n. De hecho, sélo pasé en la carcel nueve meses bio la primera parte de su Mein Kampf (Mi lucha sacé la conclusion de que el Ludendorft, Hi Putsch que hubiera teni a sobre Berlin, como ta de M 's que contaba, el nico camino realmente practi quistar el poser pasaba por aceptar las reglas del juego y ut pplos y de forma se afernd Los aml i008 proyectos que perseguia hubiesen sido irrealizables y el NSDAP se hubiese quedado comer naretiquit We pongocra (enti eh cones de 1928 no sacé mas que el 2,8% de los votos) si la gran depresién no hubiese de nuevo precipitado a Alemania ena atmésfera de radicalizacién y exasperacién propia de la posguerra. La violencia y los enfrentamientos centre las varias formaciones paramilitares volvieron a ser una forma hi omnes. abril de 1932 el gobierno de Briining, con una de sus iiltimas medidas, ar el fuego de la violencia ilegalizando las Sturmabteilungen ‘A) nazis, pero dos meses después, en junio, el nuevo gobierno del canci- + Von Papen retiré esta medida y las luchas callejeras pudieron asi reanu- darse, Sélo en Prusia se contaron en pocas semanas noventa y nueve muer- tos y mas de mil heridos. En este clima de total crispacién las consignas mas extremistas se hacian creibles y el NSDAP se convertia en un poderoso polo de atraccién para los rencores y las frustraciones de los que habian conocido Jos tiempos amargos de la posguerra y de la inflacién y para las aspiraciones de muchos jévenes que sélo conocfan la desolacién del presente y esperaban confusamente una regeneracién, Humores y reacciones psicolégicas de este tipo existian en todos los estratos sociales y eso explica la composicién ex- tremadamente heterogénea que caracterizaba al NSDAP respecto de todos los dems partidos politicos alemanes. A la altura de 1930, entre sus afi liados el 28,3% eran obreros, el 25,6% empleados, el 14% campesinos, el 20,7% trabajadores independientes y el 8,3% funcionarios. Cierto que un consenso caracterizado por un nivel tan alto de emotividad podia evaporar- se tan ripidamente como se habia formado, pero Hitler sabia cémo cimen- lo y capitalizarlo, No sélo era un orador eapaz. de enfervorizar a su au- cia, sino un maestro en el uso y la combinacién de cualquier técnica de agregacién y movilizaci6n, tanto las bien experimentadas propias del movi- to obrero y de sus organizaciones de masas como i ota Jas del fase ién las men ‘en asociaciones prof indo, e muerte a cinco nazis culpables de haber yaante su familia, Hitler no dudé en expresarles su de patriotismo de los juec dimisiones del gobierno de Bri ficio de la Repiblica de Weimar ya se tambaleaba, Otro fuerte golpe de la decision que en julio tomé Von Papen de desautorizar al rata Otto Braun. Por ade esas paradojas de las que la historia es tan ge sido el baluarte y el simbolo de la’conservacién, ahora acababa tima fortaleza de una democracia asediada. Los meses que mediaron entre julio de 1932 terizaron por una actividad politica intensa ¢ incluso fi nes fueron llamados dos veces a las urnas, a finales de j noviembre, yapris y dos gobiernos se sucedieron, el de Von Papen, racé que casi por casualidad era miembro del Zentrum y de éste fue expulsa~ do al convertirse en canciller, y cl del general Kurt von Schleicher, el mas es- cuchado, después de la dimisién de Groner, de los consejeros de Hi burg. El primero duré pocos meses y el segundo, pocas semanas. E idad, este sucederse de clecciones y gobiernos no era sino el indicio de ccémo los mecanismos de la democracia weimariana ya giraban en el vac ‘una pantomima a la espera de que el telén bajara definitivamente. El jue; politico real, en el que se decidia el destino del pais, se desarrollaba en los bastidores, en una espesa trama de contactos y encuentros, y sus interlocu- tores y protagonistas eran los que de verdad contabat habia formado alrededor de Hindenburg, cada vex mas ausente y desorien- tado, los altos mandos militares, la poderosa Liga Rural Alemana, desde siempre expresién y portavoz de los intereses de la nobleza agraria del lado oriental del Elba, algunos sectores y exponentes de las finanzas y de la in- dustria y, naturalmente, el ineémodo Adolf Hitler. Durante estos contactos y negociaciones, varias hipdtesis se sucedieron. Von Papen avanz6 una solu- cién autoritaria que pusiera fin al régimen de los partidos, incluidos los na~ cionalsocialistas, y sin excluir a este fin la posibilidad de un golpe de estado. Su sucesor, Von Schleicher, contando con la posible esci DAP, de su ala izquicrda encabezada por Georg Strasser, aposté en cambio por la Ja camarilla que se 208 Historia generale siglo formacién de un gobierno basad: licales y jerarquias los anos de la guerra, Ambas soluciones demostraron ser ilusori de fuerza de los nacionalsocialistas, que, aunque habian retrocedido en las clecciones de noviembre respecto de las de julio, seguian representando a un tercio del electorado y se habian convertido en el primer partido. Hitler, quien cdas veces el cargo de vicecanciller, insistia, en efecto, a cabeza del gobierno y al final Hindenburg, que mutria él sentimientos de animadversién, tuvo que aceptarlo, 30 de enero Hitler asumia el cargo de canciller, con iller. Del nuevo gobierno formaban parte s6lo dos ministtos na Hitler habia tenido que comprometerse a despachar con Hindenburg slo n presencia del vicecanciller. De este modo el presidente y sus consejeros pensaban tenerlo controlado y esperaban a que su popularidad se deshin- chara y a que quedara claro que no podia cumplit con sus promesas dema- g6gicas para liberarse de él. El resultado de las elecciones de noviembre, en que, como se ha visto, los nazis habian perdido dos millones de votos, sus tentaban esta persuasidn y esta previsidn. Por otra parte, ésta era la opinién mas generalizada en los ambientes diplomaticos y entre los estadistas euro- peos. Mis sorprendente es el hecho de que esta miopia politica estuviese di- fundida también entre los adversarios mas enconados de Hitler. Muchos comunistas, por ejemplo, creian que el ascenso de Hitler al poder era una ctapa necesaria en el camino de la instauracién de la dictadura del proleta- riado por la que luchaban y el Partido Comunista Alemén, al hilo de esta lé- sgica perversa, no dudé en empeftarse en acciones convergentes con las de los nazis. Cuando, tras la legada de Hitler al poder, los comunistas lanzazon el Mamamiento a la huelga general, ya habian perdido su credibilidad y su in- vitacién no fue secundada por los socialdeméecratas, desesperadamente afe- rrados a la idea, también carente de perspectivas, de «salvar lo salvable». La zquierda alemana, que en las elecciones de noviembre habia sumado el 36% de los votos, pagaba asf con una derrota sin gloria sus errores y sus divisio- nes. A pesar del precedente italiano, no se habia percatado de que un mo- vimiento contrarrevolucionario, como era el nazismo, era cualitativamente distinto de los tradicionales movimientos reaccionarios o conservadores y «que poseia un arraigo y una fuerza muy superior ala de éstos. Que eso no lo comprendieran los viejos aristécratas como Von Papen no puede sorpren~ der. En cambio, sorprende el que no lo comprendieran los que, como los co- munistas, habjan dedicado su vida al movimiento revolucionario. En las negociaciones para formar su gobierno, Hitler, superando la opo- sicién del lider de los populares Hugenberg, habia obtenido que en breve ‘érmino se celebrasen nuevas elecciones, confiando en el efecto de arrastre que Ia colaboraci ala que se entre org: fa producido durante prescindir de la posicién ascenso al poder. La fecha se electoral estaba en pleno desarrollo cuando ficio del Reichstag fue dest ib el fuego, siel te, una unidad de las SA, lo cierto es qu daba a Hitler la ocasién para reforzar de ellos, incluido Georgi ‘Comunista, fueron deten opositores ¢ intelectuales, entre ellos Karl von Ossietzky, el director de la re- vista Weltbibne, que terminaré sus mpo de concentracién tras haber sido galardonado con el premio Nobel de la Paz. Al incendio del Reichstag, Hindenburg, presionado por Hitler, ereto «en defensa del pueblo aleman» que suspendia todos los derechos y bertades constitucionales y prescribia la pena de muerte por una serie de atentados contra el estado. En esta atmésfera de terror se celebr: clecciones del 5 de marzo. Fl NSDAP, con el 43,9 % de los vot tidos de derechas aliados obtuvicron la mayoria abs tercios necesaria para reformar la constitucién y atri Hitler los pode- res absolutos que reclamaba, Pero igualmente alcanzé su objetivo graci fa anulacién de la eleccién de los 81 diputados comunistas y del Zentrum. En el momento del voto, el 23 de marzo, los inicos que se opu- sieron fueron 94 de los 120 diputados del SPD. A los diputados comunistas se les prohibié participar en el voto. Asi terminaba la Reptblica de Weimar y se iniciaba la Gleichsebaltung («sincronizacién») nazi. implicé a todo el sistema politico e institucional sobre el que se ha- bia sostenido Alemania en la posguerra: los partidos, desde los comunistas hasta los nacionalistas, fueron disueltos, con la obvia excépeién del partido nacionalsocialista, que en julio se convirti en el tnico partido legal; los sin- dicatos fueron unificados en el Deutsche Arbeiterfront «Frente aleman de los trabajadores», DAF); en los Lander, unos plenipotenciarios enviados desde el centro (Reichsstacthalter) sustituyeron a los organismos electivos; en las uni- versidades los rectores también fueron nombrados desde arriba; la prensa y los demas medios de comunicacién fueron puestos bajo el estricto control de-un ministerio de nueva formacién, el ministerio «para la informacién po- ular y la propaganda», encabezado por el mas intolerance entre los je~ propia gloriosa academia prusiana, funda- ida y normalizada: dejaron de formar parte de entre otros, Heinrich Mann y Kate Kolwitz, La Gleicbschaltung no per- ‘ampoco a las Iglesias protestantes. Apoyiindose en el movimiento de los «alemanes cristianos», para los que Jesucristo era un ario y San Pablo un rabino, un judio, el régimen intent6 unificar en una Iglesia nacional 10 Hora gener de siglo xX Reichsbischof y constatar cu por parte di tica a cambio de garant La interpretacis dav: el cjére simpatizantes del nazismo, los altos mandos segufan ficles al principio, enun~ ciado en su tiempo por Von Seek, del apoliticismo de la Wermacht com uerpo separado, auténtico estado dentro del estado. ‘Ademis, algunos de ellos, como cl general Von Seeck, futuro jefe de esta~ do mayor, oel coronel Von Stauffenberg, quien en julio de 1944 protagoniza- riun atentado contra Hitler, pensaban que el ejétcito tenia el deber moral de ponerse al gobierno en caso de que resultase claro que éstearrastraba al pats ala ruina, En todo caso, era general la preocupacién por la creciente intromi- sidn de las SA, integradas por un millén de hombres y a cuya cabeza se en~ contraba un personaje, Erich Rohm, que no ocultaba sus ambiciones politicas invocaba una «segunda revolucién>. La hostilidad o incluso simplemente Ia frialdad de la Wermacht era algo que Hitler no podia permitirse y por eso decidié actuar a su manera, de forma «quirdrgica». En la madrugada del 30 de junio de 1934, unidades de la policia y de las $8, un cuerpo de incondicio~ hrales nacido en origen como guardia personal del Fizbrer, tomaron por sor- ppresa y mataron a Rohm, Strasser y un nimero indeterminado de sus segui~ Gores, aprovechando la ocasién para liberarse también del general Schleicher y de su ayudante de campo. A pesar del asesinato de uno de sus més altos Zxponentes, a Wermacht, que habia proporcionado los medios de transpor- te para la operacin, no rechisté: su objet idacién politica de las SA, habia sido conseguido. Pocas semanas 12 de agosto, moria Hindenburg y Hitler convocaba un plebiscito para pedir la unificacién de 1 y presidente, obteniendo una mayoria aplastante. Jos cargos de cancil Ja Gleicbschaltung es que el Reich fuese una mig) miento, Como sucedié en otros estados tot rra, perjudicando notablemente la eficac Lo que diferenciaba el tercer Reich de las d poy como ciudadanos (Reichibirger) todos los «miembros del estado de alemana», quienes «con su comportam estar dispuestos a.adoptar y servir fielmente al pueblo y al Rei 1 Jos opositores del régimen y a los quinientos mil ju 1s, en su calidad de Sraatsgebdrige, es decir, «miembros del estado» pero no «de sangre alemana», no gozaban de los derechos del ‘A éstos se les prohibié no sdlo c bién mantener con ellos relaciones wextramatrimoniales». Asi estaba escrito cn las leyes de Nuremberg de septiembre de 1935, que pueden d como la macabra guinda en la tarta del nazismo. En el momento de st pro~ rmulgacion los campos de concentracién hacia tiempo que estaban cién Dachau lo estuvo desde 1933, mientras que Auschwitz, el mis triste- mente famoso, fue abierto en 1941~ y su poblacién estaba en constante aumento. El mundo de los afios treinta conocia otros ejemplos de tot rismos basados en Ia prictica de las expulsiones, las represiones y el exter- minio de masas, y en breve volveremos sobre ello. Pero ninguno de ellos asumfa como principio de su legitimacién el concepto bioldgico y birbaro eta raed ye ledge de tn : ae Elascenso de Hitler al poder coincidis con cl principio de la superacién de a depresidn. En enero de 1933 el mtimero fc espantosamente alto, pero yaa finales de ies de recuperaci6n. Pero pyuntura y a este fin el go a con que entre 1928 y 1932 mentar y ello contribuys a la di yal mito de man y de su sanidad moral, el ajefe de los Darré promulgé una ley rnabilidad y ales. De e las ciudades, siderable de propieda- frenar el flujo de > dio los resultados esperados. nivel de la vida econér ner lugar, pero Alemania care- t2 1932 habia permanec ‘mer cuatrimestre de 1934, una creciente pasividad. Dada la escasez de reservas, de oro y de divisas extranjeras de las que disponia el Reich, estore tun riesgo para la estabilidad del marco y amenazaba con reactivar la espiral de Ia inflacién, con consecuencias negativas para el nivel de las rentas, de los consumos y de la propia ocupacién. La salida a este impasse la indies Schacht, que Hitler, para tranquilizar a los ambientes financieros e indus- habia vuelto a colocar a la cabeza de la Reichsbankey que en 1934 fue nombrado ministro de Economia. En el discurso que pronuncié para la inauguracién de la Feria de otonio de Leipzig de 1934, el nuevo ministro es- bboz6 las lineas de su Newer Plan («nuevo plans; el término remedaba el New ‘Deal le Roosevelt), que consistia esencialmente en un intento de reglamentar exterior sobre la base de principios de complementariedad y, del propio Schacht, del trueque. En otras palabras, a par- tir de ahora Alemania importaria sélo de aquellos paises que estuviesen dispuestos a importar a su vez mercancias alemanas, segin un criterio de compensacién, Naturalmente, semejante plan comportaba la reorientacién del comercio exterior aleman y la bisqueda de nuevos socios, como los paises balcinicos y los de Latinoamérica: con ellos, como se ha visto, el volumen nbios registré un fuerte crecimiento, Pero acuerdos satisfacto- se estipularon también con Inglaterra y con la propia bala investigacién y la exp entaba portadas. En este campo se en lela LG. Farben, Pero se trataba ce un modelo de desarrollo econémico art rio y en todo caso incompatible con las importantes partido y el ejér nnte consciente dle alas presiones que se ¢jercian sobre él. Si queria rearmarse, la tinica s0- icable era la de encontrar los fondos necesar que privilegiara los os ministros Gor soduecién belica {que llevara a cabo una severa reg ratios y las retribuciones. Este era el camino por el que se pronun chaba el coronel Georg Thomas, responsable de la sec ci6n econémica de la Wermachr. y {que quiso las dos eosas. A partir de 1936, los gastos en ieron un dristico incremento, pasando de cuatro m 1934 a dieciocho en 1938 y en octubre de 1936 se promulgy plan cua- trienal que ten‘a el objetivo de realizar un ambicioso p de expansion econémica orientada al rearme, cuya realizacién se confio a Goring, al que se otorgaron poderes muy amplios. En noviembre de 1937, tituido de su cargo ministerial y posteriormente fue tar Reichsbank. Mientras, los trabajadores, en pasticular los especializados, continuaron percibiendo salarios adecuados y en 1938 ciento ochet ellos disfrutaron de sus vacaciones pagadas en los cruceros org: a Kraft durch Freude, la organizacion recreativa del DAF. En la producci6n del Volkswagen y para muchos alemanes poseer un automévil pareci6 un objetivo al alcance de la mano. El desem un nivel insignificante ya pesar de los prejuicios antifeministas del regimen, | misma ocupacién femenina habia aumentado. La gente volvia a tener confianza y volvia a tener hijos: Alemania fue el pais «blanco» que conoc 8 aftos treinta el mayor incremento demogr: tequilla y habria cafiones. Pero Hitler y sus colaboradores se daban cuenta de que una politica eco- némica de este tipo no era sostenible a medio plazo y que los recursos in: ternos tenian un limite. No obstante, en su opinién la solucién de la que fn términos econémicos era una cuadratura del circulo se podia encon- trar en términos politicos, especialmente de politica exterior. Se trataba de transformar el Lebensraum econdmico en el que vivia Alemania en un Lebens- raum politico. Esta es ta idea bisica que se encuentra en un memorandum que Hitler redacté en el verano de 1936 en su retiro de Berchtesgarten y de cuyo contenido informé sdlo a Goring y Blomberg, La idea de una expan- ‘primer paso en este ca a del de a someter a plebiscito, ia confere; de 1934, pero Hi 1 de los hechos y a Hamar a con: parte del precio éste fue un aspec ce desolador que tienen que ntre las dos guerras. destino del Sarre. Es presencia obver: Ja anexisn al Reich. A partir de 1935, a medida que el nuevo « mémico y dcienal iban desarrollindose, la politica exterior del nazismo c: gistro y de tono, Pero de eso nos ocuparemos més adelante. z de Ia legad zismo al poder en Alem: rencillas pasajeras e lee y Mussolini, el fascismo habia dejado de ser no para convertirse en un fenémeno internacional. Par- a caracterizada po Jbstante se expres6 con aplastante mayori lp solidndose en muchos paises europeos: en la Austria de Dollfuss, «1 tal, en Bélgica, con los rexistas de Degrelle, ‘en Espaiia, con la Falange de José Antonio cen los paises balticos, y en la misma Ingla- lamente, también el antifascismo se convirtié en un na orientacién general en la que se recon la izquierda obrera, Primo de Rivera, en terra, con Mosley. Pat fenémer convergian no sélo sectores de la of

También podría gustarte