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31 DOMINGO ORDINARIO 2023 (A)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la


presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están
con todos vosotros.

MONICIÓN DE ENTRADA

¡Qué ridículo resulta cuando alguien que te guía se pierde él mismo! ¿Qué credibilidad
puede tener el político que hace promesas y después no las cumple; el catequista que
enseña religión, pero no va a la Iglesia; el sacerdote que predica justicia, pero no
paga justa y hasta generosamente a sus empleados? Si queremos ser creíbles y
dignos de confianza como miembros de la Iglesia, tenemos que vivir nosotros mismos
tal como creemos, especialmente los líderes y ministros.

Aprendamos de Jesús, ahora en esta eucaristía. Renovemos nuestra adhesión a Él y


nuestra fraternidad.

ACTO DE RECONOCIMIENTO

El Padre nos ha dado a cada uno los dones y cualidades que tenemos, para que
seamos coherentes a la hora de utilizarlas para el bien común. Démosle gracias por
ellas y renovemos nuestro compromiso de vivirlas.

Nos has dado Padre el don de la inteligencia para que a través de ella te
conozcamos a Ti y construyamos juntos un mundo fraterno. Para ello nos
comprometemos a ponerla al servicio del bien común. Nos comprometemos Señor.

Nos has dado Padre el don de la sensibilidad para descubrir tu presencia en todas
las cosas bellas que has creado para nosotros y para estar atentos a los demás y
poder ayudarles. Nos comprometemos a cultivarla cada día. Nos comprometemos
Señor.

Nos has dado Padre el don del amor. Nos comprometemos a cultivarlo siendo
amables, cariñosos y serviciales con todos. Nos comprometemos Señor

Dios Padre Amoroso tiene misericordia de nosotros, comprende nuestros fallos y nos
guía de su mano a la vida eterna. Amén

GLORIA
Gloria a Dios en el cielo….
-1-
Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...
Tú que quitas el pecado del mundo, Tú atiendes nuestras súplicas
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, Tú tienes piedad de nosotros

ORACIÓN COLECTA

QUIERO VIVIR, SEÑOR, COMO TÚ DICES Y VIVES.


Hacer no aquello que el mundo espera, sino aquello que Tú deseas: para construir tú
Reino siendo tu sal y tu luz. Con tu fuerza, Señor, y en tu Palabra quiero vivir con el
fervor de tus discípulos, con la sencillez de María y arropado con el testimonio de los
mártires.

Señor, no quiero vivir de espaldas a tu Verdad: que mi “sí” a tu voluntad, se


manifieste en un compromiso sincero por un mundo mejor, que mi “si” a tu Palabra
sea luego imagen real de lo que pienso y realizo. Que lejos de desafinar en mí
existencia cristiana sepa armonizar mi idea, con mi práctica, mis ilusiones, con mis
realidades, mis anhelos, con mis luchas diarias, mi amistad contigo, con la
fraternidad del día a día.

QUIERO VIVIR, SEÑOR, COMO TÚ DICES Y VIVES.


Sin dividir mi estancia contigo del servicio a los demás, de la oración que te
contempla y te necesita, del trabajo que me aguarda en la tierra que me espera. Sin
olvidar que, aún mirándote con mis ojos, o escuchándote con mis oídos me faltará
por recorrer el camino del recio compromiso, de la vida que se ofrece sin medida, de
los gestos de perdón o de confianza.

QUIERO VIVIR, SEÑOR, COMO TÚ DICES Y VIVES

Lectura de la profecía de Malaquías (1,14–2,2b.8-10):

«Yo soy el Gran Rey, y mi nombre es respetado en las naciones –dice el Señor de los
ejércitos–. Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes. Si no obedecéis y no os proponéis
dar gloria a mi nombre –dice el Señor de los ejércitos–, os enviaré mi maldición. Os
apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley, habéis invalidado
mi alianza con Leví –dice el Señor de los ejércitos–. Pues yo os haré despreciables y
viles ante el pueblo, por no haber guardado mis caminos, y porque os fijáis en las
personas al aplicar la ley. ¿No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó él mismo
Señor? ¿Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo, profanando la alianza de
nuestros padres?»

Sal 130
R/. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor
-2-
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R/.

Sino que acallo


y modero mis deseos,
como un niño
en brazos de su madre. R/.

Espere Israel en el Señor


ahora y por siempre. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (29,7b-
9.13):

Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto
cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras
propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor. Recordad si no,
hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso
a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Ésa es la razón por la que
no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os
predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como
palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra
de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan;
pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían
fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos
no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que
los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan
los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que
les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro


maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la
tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros,
porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro
servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

-3-
HOMILÍA

Las palabras de Jesús hoy son duras, porque la bondad y el amor que él manifiesta,
no está reñido con la valentía y el coraje para denunciar la incoherencia religiosa.

Los fariseos no eran un grupo mal visto por la sociedad, eran los puros, los piadosos,
los cumplidores y estrictos observantes de la ley. Jesús habla a todas las personas
para que no actúen como ellos. Las denuncias y enfrentamiento con los dirigentes
religiosos llevaron a Jesús a la muerte. Estoy seguro que hoy también muchos
religiosos lo condenarían.

Jesús denuncia, censura y pone al descubierto las actitudes de incoherencia de


quienes sientan cátedra con la convicción de estar en posesión de la verdad y de
tener la última palabra, suplantando la Palabra de Dios, Exigen a los demás lo que
ellos no cumplen -son incoherentes-. Dicen y no hacen y nunca se autocritican ni
reconocen sus fallos.

El mensaje de Jesús sigue vigente: hoy vemos como bastantes religiosos, bastantes,
en nombre de una verdad que nada tiene que ver con el evangelio, se oponen a los
cambios que Francisco abandera y reclama. Jesús critica la doble moral de quienes
se autocomplacen en su propia moral externa y vacía, mientras esclavizan, agobian y
culpabilizan, con normas y leyes a las personas.

La actitud de ocupar los “primeros puestos”, compartir mesa, sillón y honores con “los
grandes” de este mundo es una tentación en la que la mayoría, en mayor o menor
grado, caemos. No es fácil armonizar estos comportamientos con el mensaje de
Jesús.

Jesús denuncia la hipocresía, la vana ostentación, los aires de grandeza y de


superioridad y el afán de privilegios y títulos de honor. Actuar así es no seguir el
ejemplo ni el estilo de Jesús. El Papa Francisco tampoco se cansa de recordarnos
esto a los cardenales, obispos, sacerdotes.

Todos nosotros, a lo largo del tiempo, hemos sido testigos de actuaciones poco
coherentes de la Iglesia (y cuando decimos “Iglesia” nos estamos refiriendo a la
jerarquía). Esas actuaciones nos han llenado de pena, nos han escandalizado, y para
muchos han sido causa de abandonar la Iglesia. Pero la mediocridad de algunos
miembros de la Iglesia, que debieran ser ejemplo y guía, no justifica la mediocridad de
mi fe.

La Iglesia ciertamente debe cambiar en muchas cuestiones, en primer lugar volver al


evangelio dejando de lado tanto tinglado doctrinal, volver a descubrir el verdadero
rostro de Dios Padre que nos habita y nos impulsa desde dentro para que
aprendamos a vivir de manera más evangélica el trabajo y la fiesta, la actividad y el
silencio, sin dejarnos modelar por la sociedad, y sin perder nuestra identidad cristiana
en la frivolidad moderna.
-4-
En la segunda parte del evangelio de hoy Jesús señala como debe de ser el
verdadero discípulo. En la comunidad cristiana no hay “padres” e hijos, en ella todos
somos hermanos.

No hay más intermediarios que Jesús, el único Maestro a reconocer y a seguir. Él es


el centro, el único Jefe de la comunidad.

Teniendo en cuenta las palabras y el ejemplo de vida de Jesús, las instituciones


organizadas jerárquicamente, donde existen escalafones o niveles entre las personas,
donde hay quien se considera y se deja llamar padre y maestro, donde hay personas
discriminadas, no tienen nada que ver con la comunidad de Jesús; ni entienden en
qué consiste el Reino de Dios. Eso es ni más ni menos lo que trata de lograr el Papa
Francisco con este Sínodo, tratar de descubrir que en la Iglesia nadie puede estar por
encima de nadie, y todos debemos implicarnos en la marcha de la misma.

La Iglesia tendrá que revisar a fondo su fidelidad a Cristo, pero cada uno hemos de
verificar la calidad de nuestra adhesión a él. Cada uno hemos de cuidar nuestra fe en
el Dios revelado en Jesús. El pecado y las miserias de la institución eclesial no me
dispensan ni me desresponsabilizan de nada. La decisión de abrirme a Dios o de
rechazarlo es solo mía.

La Iglesia tendrá que despertar su confianza y liberarse de cobardías y recelos que le


impiden contagiar esperanza en el mundo actual, pero cada uno somos responsables
de nuestra alegría interior. Cada uno hemos de alimentar nuestra esperanza
acudiendo a la verdadera fuente, interior donde Dios habita y nos impulsa para que
mostremos su luz y su amor al mundo.

CREDO

Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y
nos cuida con amor?
Todos.- Sí, Creemos.

Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para


hacernos conocer a Dios Padre?
Todos.- Sí, Creemos.

Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia
y a todos para hacer un mundo mejor?
Todos. Sí, Creemos.

Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a


disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?
Todos. Sí, Creemos.

-5-
ORACIÓN UNIVERSAL

Hermanos, la Palabra de hoy nos recuerda lo fundamental de una comunidad


cristiana: el único Señor es Cristo, y todos los demás somos hijos amados de Dios.
Oremos.

Queremos vivir con actitud de servicio fraterno.

• Necesitamos una Iglesia menos jerárquica, más circular, más hermanada, más cerca
de los sencillos de este mundo.

Queremos vivir con actitud de servicio fraterno.

• Necesitamos comunidades parroquiales y religiosas con responsables que sirven y


acogen, donde cada uno nos sintamos llamados a participar activamente y
responsablemente,

Queremos vivir con actitud de servicio fraterno.

• Necesitamos hombres y mujeres que transparenten con sus vidas a Jesús, que nos
recuerden la llamada a la hermandad, que contagien deseos de paz y unidad
universal.

Queremos vivir con actitud de servicio fraterno.

• Necesitamos que los responsables de nuestros gobiernos, comunidades y familias


ejerzan sus funciones de mando con humildad, con actitud de servicio, sin
considerarse el centro o la referencia absoluta para los demás.

Queremos vivir con actitud de servicio fraterno.

• Necesitamos instituciones, asociaciones, fundaciones, que siembren paz, ternura,


perdón, cuidado, humanidad en las cárceles, en los hospitales, en las residencias, en
los hogares de infancia, en los pisos tutelados….

Queremos vivir con actitud de servicio fraterno.

Padre Madre buena, queremos acertar a poner nuestros dones y talentos


humildemente para el bien de todos, sin buscar ni el poder, ni el aplauso; simplemente
sabiéndonos colaboradores del Reino de Jesús. Que vive por los siglos de los siglos.
Amén

En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre


Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…

-6-
ORACIÓN OFRENDAS

Recibe, Señor, este pan y este vino, frutos de la tierra y del trabajo humano. Junto a
ellos, ofrecemos, como nos enseñó tu Hijo Jesús, el deseo de cumplir siempre tu
voluntad siendo tus testigos. PJNS

PREFACIO

El Señor está con vosotros…


Levantemos el corazón…
Damos gracias al Señor nuestro Dios…

Te damos gracias en especial, Padre Dios,

por tu hijo Jesús, que es como nuestro hermano mayor,

nos ha descubierto tu rostro verdadero

y nos ha enseñado a quererte como Padre.

Nos ha insistido en que somos todos hermanos,

que debemos cuidar unos de otros

y llevar una sola bandera, el bien de la humanidad.

Jesús optó por los marginados,

para que dejaran de serlo y se integraran en la familia.

Y optó por los pobres y oprimidos, porque no es de justicia que tantos hermanos se
sientan desamparados.

Nos hizo ver que somos todos caminantes

y que hemos de marchar de la mano hacia tu encuentro.

Él ha ido por delante en el camino.

En nombre de todos tus hijos repartidos por el mundo,

que nos acompañan en esta aventura de la vida

e integran nuestra gran familia de hermanos,

te dirigimos este himno de gloria y acción de gracias.

SANTO, SANTO, SANTO

-7-
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA

Te glorificamos, Padre Santo,


porque estás siempre con nosotros
en el camino de la vida,
sobre todo, cuando Jesús, tu Hijo, nos congrega
para el banquete pascual de su amor.
Como hizo en otro tiempo
con los discípulos de Emaús,
él nos explica las Escrituras
y parte para nosotros el pan.

Recibimos tu Espíritu con alegría


para que santifique este pan y este vino y
se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de
Jesús, aquí significadas.

Jesús en su última comida con sus amigos


tomó un trozo de pan, lo partió y se lo paso
diciendo:

Tomad y comed todos de él,


porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.

Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo:

Tomad y bebed todos de él,


porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para iluminar vuestras vidas.
Haced esto en conmemoración mía.

Éste es el Sacramento de nuestra fe.

Por eso, Padre de bondad,


celebramos ahora
el memorial que Jesús nos encargó,
-8-
y proclamamos la obra de tu amor:
Cristo, tu Hijo, a través del servicio
y la entrega de su vida
ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha.

Señor, Padre de misericordia, derramas sobre nosotros


el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.

Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo


para que, unidos al Papa N., y a nuestro Obispo N. seamos uno en la fe y en el amor.

Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirándonos el gesto y
la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a
mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.
Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y
de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.

Gracias una vez más porque


has acogido en tu casa del Cielo
a nuestros hermanos difuntos...
todos nuestros familiares, amigos
y fieles difuntos de esta Comunidad

Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación


para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,
en la feliz compañía de tu hijo Jesús,
unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José
a los apóstoles, a los santos y a todas las personas
de buena voluntad diciendo
Por Cristo con él y en él…

PADRENUESTRO

Padre y Madre nuestra,


en quien somos y vivimos.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
-9-
Tú nos das hoy
nuestro pan de cada día.
Tú perdonas nuestros pecados
y nosotros queremos perdonar
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amén.

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú nos das la paz.
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL

Señor deseo:
Que no equivoque tu gloria por mi propia gloria.
Que mi humildad sea fruto de andar en verdad.
Que mis palabras vayan armonizadas con mis obras.
Que la fuente de mis obras esté siempre en Ti.
Que busque siempre el primer puesto para servir.
Que “mi amor saque amor” como decía Teresa de Jesús.
Que me sienta contemplando por ti y que nada desdiga de mi amistad contigo.
Que ensanche, no la apariencia del mundo, sino la bondad de mi corazón.
Que mi gloria sea el darte gloria amando a aquellos que me rodean.
Que mi eficacia y mi fuerza sea el permanecer unido a Ti.
Que nunca, Señor, pueda decir que pienso y quiero distinta cosa de lo que siento y
realizo. Amén.

Hemos alimentado nuestra adhesión a Jesús y ahora vamos a trabajar unidos


con su bendición:

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

- 10 -
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

- 11 -

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