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Desarrollo de la pregunta-tema “Cultura y arte en el siglo XVIII”

con la estructura de un texto expositivo

(Introducción)
El siglo XVIII es una centuria de cambios a todos los niveles que abren
paso a la Edad Contemporánea, que se caracteriza por la primacía de la
Ilustración en el campo de la cultura y el saber y del Neoclasicismo en las
formas artísticas. Desde un punto de vista histórico y social, este siglo se
caracteriza, entre otras cuestiones, por el fin del Antiguo Régimen, la llegada
de la sociedad de clases, la Revolución americana o la Revolución francesa.
En el panorama español, nos encontramos con la muerte sin sucesor del último
Habsburgo, Carlos II, y con la subsecuente Guerra de sucesión que terminó por
establecer un cambio de dinastía en favor de los Borbones. Así, Felipe V de
Borbón descubrió un país asolado por diversas crisis económicas, de las
cuales se fue recuperando con el paso de los años, y donde empezaban a
germinar las ideas ilustradas, hecho que caracterizó el gobierno de sus
herederos, como es el caso de Carlos III y su característico despotismo
ilustrado.

(Desarrollo)
En lo referente al marco cultural, este periodo es conocido como el Siglo
de las luces gracias al desarrollo de la Ilustración, la cual primaba por sobre
todas las cosas el uso de la razón y el rechazo a todo pensamiento dogmático
o supersticioso. Nos encontramos ante un periodo de reformas encaminadas a
superar la decadencia heredada, donde ese espíritu racional ya mencionado
provee a la educación como uno de los pilares del progreso. En el terreno
científico, cabe destacar el progreso en el campo de la termodinámica y la
óptica gracias a los aportes de Boyle, Young o Newton. En España, gracias a la
influencia de la Ilustración, se crearon numerosas instituciones científicas y
culturales, como la Real Academia Española, la Biblioteca Real o el Gabinete
de historia Natural. No obstante, el analfabetismo de la población frenó un total
desarrollo del pensamiento ilustrado en nuestro país.
En lo referente al campo artístico, este está edificado en torno al
Neoclasicismo, movimiento caracterizado por la vuelta a los cánones clásicos
del mundo grecolatino. Por ejemplo, en el terreno musical, este siglo acogió a
grandes compositores, como Mozart. Dentro de la literatura, el Neoclasicismo
español se caracterizó por la primacía del realismo y la accesibilidad al sentido
de las obras, contraponiéndose así a la corriente literaria previa, el Barroco, de
marcada artificiosidad y ficción. La literatura en el siglo XVIII, por tanto,
abandonó el tono pesimista del Barroco y se convirtió en un fiel reflejo del
pensamiento ilustrado, cuyo principal objetivo era reformar la sociedad por
medio de la razón. Se la denomina neoclásica debido a su renovado interés por
los gustos, los temas y los autores clásicos grecolatinos.
Los géneros más cultivados fueron los de carácter didáctico,
característica nuclear del movimiento, como el ensayo o, dentro de la poesía, la
fábula. De esta forma, la literatura se consolidó como el medio idóneo para
divulgar las ideas de los ilustrados. La lírica y la novela suscitaban un escaso
interés, al no considerarlas útiles desde el punto de vista educativo, aunque el
teatro sí que fue reconocido como un medio legítimo para extender el ideario
ilustrado, aunque en menor medida que los géneros presentados
primeramente.

(Conclusión)
De esta forma, el siglo XVIII, protagonizado por el paradigma ilustrado y
el Neoclasicismo, significó el asentamiento de las bases culturales de la
sociedad contemporánea, y lideró una emancipación del pensamiento gracias a
la cual pudieron florecer corrientes posteriores, especialmente el Romanticismo
y el Realismo y Naturalismo, que se desarrollaron a lo largo del siglo XIX.

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