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que él y te va a caer bien.

Porque empiezas a detectar las heridas de origen de alguien: “Ah,


Rodrigo Fluxá: “La política identitaria y la adicción a la este hueón es así, pero porque le pasó esto”. No lo justificas, pero lo entiendes y sigues
leyendo.
atención son una muy mala mezcla”
latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/rodrigo-fluxa-la-politica-identitaria-y-la-adiccion-a-la-atencion-son-una-muy- En los años 80, ser raro era un drama, pero entrados los dos mil ya era más bien un
mala-mezcla/OK6YHAR5DNF2NGYSLZWYP7EOX4 activo. ¿Ves a la Blondie como un pasadizo entre esas dos épocas?
Daniel Hopenhayn 17 de abril de 2022
Totalmente. Y aquí voy a abueliar, pero yo prefiero como era antes. Creo que en esos atajos
“Yo iba a la Blondie a perderme”, recuerda Rodrigo Fluxá, y es lo que ha vuelto a hacer en identitarios había una cosa más inocente, por la falta de exhibicionismo de esa época. Para
su libro: dejar que un centenar de voces, todas menos la suya, reconstruyan la historia que mí, ir a la Blondie era ir a meterme en un hoyo donde no había señal de celular y al bajar la
él venía a contar. La de una discoteca que, sin habérselo propuesto, se convirtió en refugio escalera no veías a más de un metro. Y salías de día sin saber qué hora era. Ahora está
de góticos, gays, punkies y desadaptados de la más nocturna índole que llegaban a llena de pantallas, tienen todo iluminado, hay antenas repetidoras de celular… Y la gente
Alameda con Esperanza desde todas las comunas de Santiago. La Blondie, proponen los que trabaja ahí me decía: “Es que ahora, si ellos no se graban para mostrar que están
editores del libro, “inauguró en Chile un concepto tan simple como efectivo: lo que en verdad carreteando, es como si no vinieran”. Si no te ven carreteando, no estás carreteando. ¡Es un
importa es lo que tú elijas ser, da lo mismo quién seas o de dónde vengas”. cambio generacional total! A eso me refiero con que puedes contar el país desde una
discoteca. Pero yo lo encuentro monstruoso, creo que no hubiera podido ser adolescente en
Fluxá explica por qué entrevistó durante tres años a los protagonistas de esa historia para
esta época.
luego proceder a un obsesivo montaje de sus testimonios:
¿Por qué?
“Yo venía de una seguidilla de trabajos muy duros: homicidios, el caso Zamudio, el caso
Haeger, el caso de Nicolás López que fue un trauma de un año… Entonces quería hacer Porque yo me urgía hasta cuando no me invitaban a un partido de fútbol. Imagínate estar
una cosa más celebratoria, pasarlo bien haciéndolo. Y es bonito preguntarle a gente sobre todo el rato sometido a esa presión externa. No habría tenido el temple para soportar eso.
los años en que fue más feliz, hace bien para el alma. Me pasa mucho que me dicen: ‘Oye, Pero es generacional. O sea, yo me acuerdo de lo que es no tener ansiedad, pero alguien
¿para cuándo el libro del chileno que mató a la japonesa?’ ‘¿Para cuándo Fernanda de 20 años no se acuerda, entonces a lo mejor tampoco la sufre tanto. Igual, es un cambio
Maciel?’ Hueón, yo no quiero ser Carlos Pinto. Los policiales me interesan cuando cuentan cerebral heavy. ¿Has visto la cantidad de gente que tiene problemas para dormir? Está
algo más amplio. Y sabía que, de algún modo, se podía contar una parte del país desde la costando mucho poner el cerebro en remojo, porque la exhibición la estás siempre
Blondie. Pero este es un libro de personajes, no de puro contexto cultural. Hay conflictos planeando. Nosotros, por edad, tenemos la suerte de tener una distancia, pero algunos igual
humanos muy clásicos: un papá que pone a sus dos hijos a competir administrando dos se subieron a esto y hay hueones haciendo el loco, adictos a la atención de 50 años. Si en
discotecas que quedan a cuatro cuadras, o tres amigos que terminan traicionándose, o un los 70 se decía “la heroína se llevó a las mejores mentes de nuestra generación”, hoy habría
DJ que se hace viejo y no sabe cómo bajarse del tren. Eso interesante en Oslo o acá”. que decir lo mismo de la necesidad de atención. Tenemos ministros de Estado que no saben
cuándo dejar de tuitear y eso es literalmente una adicción. ¿Qué marca que algo sea una
También tuviste la suerte de encontrar muy buenos personajes. ¿Los conocías de
adicción?
antes?
Que nunca te satisface.
No, no sabía ni quién era el dueño. Pero tenía la intuición de que iba a ser así, porque la
noche siempre tiene buenos personajes. Además, es gente muy divertida. Arturo Claro, es un hoyo vacío. Pero, sobre todo, que lo haces sabiendo que es perjudicial para ti
[Fuenzalida, DJ fundacional de la Blondie] es muy intenso, pero muy divertido, es el corazón mismo. Los que se graban haciendo un portonazo, o los políticos que tuitean fake news,
del libro. A la gente que lo ha leído le termina cayendo bien, porque ves sus heridas. Ahí saben que están corriendo un riesgo que no pueden controlar, pero son adictos. Es loco que
funciona algo que me enseñó el guionista Enrique Videla: “¿Querís que te caiga bien un no se hable más de esto. En Estados Unidos se habla de los adolescentes, pero es un
personaje? Ponerle un perro o un hijo funciona, pero nada funciona mejor que ponerle un problema mucho más grave que afecta todos los ámbitos. O sea, mira el periodismo, ya es
jefe que sepa menos que él sobre la pega”. Ponle a Hitler un jefe cabrón que sabe menos absurdo. Y es incompatible con el oficio, porque terminas diciendo lo que satisfaga esa
necesidad. Esta figura del periodista como un community manager de sí mismo a mí me
deprime.

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Dices que a la Blondie uno iba a perderse, pero en los testimonios del libro también Y con la ayuda de las redes, muchos discursos de tolerancia dan la vuelta al círculo
está la vanidad de producirse para que te vean. hasta convertirse en vigilancia de lo que hacen o dicen los otros.

Sí, había vanidad, pero era ir a mostrarse entre la gente que estaba ahí y nadie más. Lo Claro, pero esa vigilancia también nace desde la exhibición. Porque no es una vigilancia tipo
bonito de la Blondie es que los raros de cada curso llegaron a un lugar y dijeron “no somos Stasi, sino una donde yo muestro todo el rato lo que soy. A mí me molesta lo que tú dices,
tan pocos, no estamos tan solos y está bien como somos”. Por eso fue un lugar que juntaba pero lo que más me interesa es cómo el resto recibe mi molestia. Si le quitaras eso, casi
a gays con héteros. Yo ahí vi por primera vez a dos hombres besándose, y ver correr eso nadie lo haría. Y quizás estarías más en contacto con lo que realmente piensas. Por eso
con total naturalidad te enseña mucho más que una monserga. En ese sentido, la Blondie creo que la política identitaria y la adicción a la atención son una muy mala mezcla.
jugó un rol civilizatorio más importante que el Fausto, donde eran todos similares. De hecho,
a la Blondie iban muchos gays de clóset que no se atrevían a ir al Fausto, por temor a La crítica de tus entrevistados a la sociedad de los 90 defiende la emancipación del
quedar en evidencia. Lo curioso es que de ese temor, que era algo malo, salió algo bueno: individuo, casi nunca causas sociales o políticas. ¿Dirías que una cosa llevó a la otra
una convivencia donde el hecho de ser gay no fuera el principal punto en la mesa. Era un o que esto no tuvo que ver con la salida a la calle desde 2006 en adelante?
dato más. Y no generaba roces porque el ambiente te decía “aquí podís hacer lo que
Me parecería forzado hacer ese puente más allá de la política identitaria. Porque la Blondie
querai”. Había parejas tirando, hueones durmiendo, otros sin polera, libertad absoluta.
en esos años era muy contracultural, y los movimientos de 2006 y 2011 son por definición
Imagínate para alguien de 22 años en esa época. Tú decías “¡no quiero irme de acá!”.
masivos. Lo que sí es muy interesante es que lo alternativo siempre se había asociado a las
También es muy expresiva de la época esta idea meritocrática que se repite en varios élites, pero la Blondie se armó desde las clases obreras. Mucha gente que salía de la
testimonios: “El más cotizado no era el más bonito o la más bonita, era el más raro. Y población se maquillaba en la micro para ir a la Blondie y después se desmaquillaba en la
eso es más justo, porque depende de ti”. micro de vuelta, porque si no, o les sacaban la chucha o los agarraban a chuchadas. Y es
loco cómo las políticas identitarias castigan ahora esa época. La otra vez leí una entrevista a
Pero dime qué idea más linda que esa. Y yo lo sentí en carne propia. Porque en ese tiempo, José María Cano, el músico de Mecano, porque en un programa de talentos les habían
ir a una discoteca era una experiencia derechamente estresante, donde tu autoestima cancelado una canción que decía “mariconez”. Y él decía “oye, nosotros los new wave
estaba en juego cada noche. El ejercicio absurdo de sacar a bailar, el rechazo en la cara andábamos por Madrid y nos hueveaban en todas las cuadras, eso era empujar las
todo el rato… Yo me acuerdo que volvía a la casa diciendo “¡hueón, soy una caca!”. En esa libertades, no ahora cuando son todos distintos”. Ni siquiera lo decía con rabia, era como
pirámide social mandaban las “bellezas hegemónicas”, como se dice ahora, en una “no me hueís”.
transacción muy capitalista: esto es lo que tengo para adquirir esto otro. Estoy
generalizando, pero eran valores bien estáticos. Y eso en la Blondie no corría para nada. Un Pero el oxímoron “ser raro ya es normal” también plantea sus problemas.
hueón rapado, vestido de Nosferatu con una capa, era el que mandaba en esa escala. Y no
Bueno, esa es la gran pregunta: qué es ser contracultural ahora. Quizás ya estamos muy
por tener plata ni ser el más mino, sino porque tenía un concepto a desarrollar. De hecho, la
viejos para cachar eso, porque obviamente esa contracultura no va a venir de nosotros.
galantería típica era muy castigada. Tú no sacabas a bailar, te ponías a bailar al lado.
Pero sí creo que ese espíritu de la Blondie no se podría dar ahora. ¿Contra cuál opresión?
“Y ahora Chile se parece a la Blondie”, dice el cineasta Jorge Olguín. ¿Qué alcances De ahí viene esta necesidad de inventarse opresores, como decir “la dictadura de Piñera”
le darías a esa afirmación? aunque estés haciendo y diciendo todo lo que no podrías hacer en una dictadura. Eso
funciona cuando es genuino. Y en el Chile de los 90 había buenas razones para que en un
Olguín se refiere a las cosas buenas, pero yo creo que Chile se parece a la Blondie en mismo lugar se juntaran góticos, punks, new wave, vampiros, gays y hasta neonazis, porque
cosas buenas y malas. Obviamente es bueno que ya no te peguen por ser raro, que parejas era “nosotros los distintos contra el resto”. Ahora es todos contra todos, pura fragmentación.
del mismo sexo puedan besarse en la calle, que las mujeres no sean tratadas de putas por
agarrarse a los hombres que quieran cada noche. Y en ese sentido, hoy ves una marcha y ¿Por qué los neonazis iban a la Blondie, si ahí se juntaba casi todo lo que odian?
se parece harto a como era la Blondie en los 90. Pero esa evolución también fue germen de
Yo creo que, en principio, porque igual se sentían parte de ese nosotros, dentro de su
una política identitaria que está mostrando grietas por todos lados. Y que tiene al
tontera. Pero también porque en la homofobia hay instintos homosexuales, y eso no lo digo
progresismo totalmente fragmentado, porque ya se arma política de cualquier objeto, hasta
yo, es de manual.
de la gente que anda en bicicleta. El otro día estaba haciendo la cola en una carnicería y me
gritaron “asesino”, eso ya es pura deformación. “Se los comían adentro y después les pegaban afuera”, cuenta alguien.

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Tal cual. La gracia de la Blondie era que adentro, con todos esos desadaptados juntos, era De manera inevitable, te metes en la disputa sobre lo buenos o malos que fueron los
un lugar extremadamente poco violento. Había menos testosterona o masculinidad tóxica 90.
que en cualquier fiesta promedio. Pero de nuevo: ahí también estaba el caldo de cultivo para
los peores giros del fenómeno identitario. Los asesinos de Zamudio, por ejemplo, vivían en Lo que pasa es que hay todo un discurso de odio hacia los 90 que se enfoca en el Liguria,
una persecución de identidades. Uno había sido emo, después no sé qué y a la tercera o Los Tres o las teleseries de TVN. Y yo no fui parte de eso, entonces encuentro injusto que
cuarta vuelta se creía neonazi. Y en algún momento tienes que encontrar tu valía por fuera los 90 sean sólo eso. Y la Blondie te muestra que existieron otros 90. Ahora, yo creo que la
de esos atajos identitarios, de eso se trata un poco la adultez. Si te quedas pegado en eso, disputa sobre esos años va a seguir, porque en algún momento se tiene que llegar a un
es un problema para ti, y cuando ya es mucha gente, es un problema social. punto intermedio. Porque vivimos mucho tiempo con la narrativa de los ganadores: los 90
fueron la raja. Pero el estallido llevó el péndulo al otro extremo: los 90 fueron lo peor, fue
una transaca y una corruptela de los mismos de siempre. Y los dos extremos son
Esos años 90
tramposos. Hubo transaca y corruptela, pero también hubo avances muy notorios. O sea, mi
mamá se ha operado con el AUGE, yo soy primera generación de universidad, mi papá
Defiendes la tesis de que la Blondie suplió, de algún modo, el destape cultural que no arreglaba bicicletas y pude desarrollarme profesionalmente sin tener ningún contacto social.
ocurrió en los 90. Lo que pasa es que tuve un mercado de trabajo sano, que es la gran diferencia.
Sí. Personas que ya leyeron el libro me han dicho “pero oye, sí hubo destape”. Yo me refiero ¿Cómo así?
a un destape que fuera mainstream, como el de España. Y eso en los 90 no pasó, lo
mainstream era el barrio Suecia. Y la Iglesia conservó todo su poder, incluso lograba impedir Cuando yo crecí, el compañero lento del curso encontraba una buena pega, al que era un
que vinieran bandas de heavy metal a Chile. ¡Por satánicos! Entonces el cambio lo empujó poco más apto le iba súper bien, y al talentoso, increíble. Después, en los dos miles, los
más la apertura económica que la cultural. A lo mejor en círculos más intelectuales o de élite lentos rasguñaban alguna peguita y a los otros les seguía yendo bien. Pero ahora es heavy:
sí sintieron cierto destape; con las fiestas Spandex, por ejemplo. Pero un destape desde las los de abajo se quedaron abajo y los del medio están asustados de que los echen o ni
comunas más periféricas, desde la gente de a pie, eso lo catalizó la Blondie. siquiera encuentran trabajo. Esa es una gran diferencia con los 90 que no se puede pasar
por alto. El CAE, por ejemplo, tiene el problema de quién pone el crédito y a qué tasa, pero
La gente que iba al Trolley y a las fiestas Spandex debería enojarse un poco con tu quizás el problema central fue que los papás creían que ese título significaba “ya, yo
libro. Se dice que eran fiestas de intelectuales para intelectuales. terminé, ahora anda tú a ganar plata”. Entonces, cuando eso se estropea –en parte por la
desregulación de las universidades− el descrédito del modelo es total. “Tu esfuerzo te va a
Decir eso me parece bastante acertado, pero para mí la gran diferencia es que esos eran
salvar”. Para mucha gente ese marco teórico ya no sirve. Y eso coincidió con cambios más
lugares para ir a mostrarse, no para ir a perderse. En la Blondie, de partida, había cero
culturales que devaluaron a muchos íconos de ese tiempo. El Chino Ríos es un buen
famositis. Y también había un orgullo de working class que no tenía el mundo Spandex. No
ejemplo. ¿Por qué características fue idolatrado en los 90? Maleducado, personalidad
digo que fueran fiestas malas, quizás yo también hubiera ido si fuera de esa generación.
ganadora, narciso y “no estoy ni ahí”…
Pero cada grupo defiende su propia narrativa. O sea, este no es un libro contra las Spandex:
les pega por el costado para realzar la identidad de la Blondie. Por ser el mejor del mundo en lo suyo, también…
También hay un fuerte discurso anticuicos, aunque al mismo tiempo se celebra a la Ya, de acuerdo. Pero Chile cambió de tal forma que todo lo que él representaba, ahora es
Blondie como el único espacio donde las clases sociales se mezclaban. monstruoso: ser exitoso en tu trabajo pero no ayudar al resto, ser maleducado, ser
misógino. Y el Chino es el mismo del año 97, cuando todo el país lo ensalzaba. Entonces,
Sí, pero ese discurso anticuicos se ha construido más bien en retrospectiva, porque no
¿desde dónde lo vas a mirar? Hay que llegar a un punto medio: bueno, el Chino Ríos fue un
existía en ese tiempo. Era todo muy horizontal. Yo supe que existía La Dehesa en la
deportista la raja, el país tenía enormes problemas de autoestima que él de alguna forma
Blondie, porque conocí a una niña que era de allá. Y crecí en Arrieta con Tobalaba, clase
sanó, pero también tenía rasgos detestables.
media típica, imagínate lo distante que podía ser ese mundo para alguien de Cerro Navia.
Creo que el interés común por la música, a la que no había tanto acceso en ese momento, El Chino Ríos y el Mundial 98 fueron como una ola de autoestima, ¿no?
era lo que igualaba. Y era la única forma de producir ese cruce, porque alguien de Vitacura
no tenía otra razón para llegar a Estación Central.

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Sí, pero creo que Francia 98 todavía era parte del antiguo Chile, donde lo valorado era ser dos cosas incompatibles, porque el periodismo persigue retratar el mundo y el activismo
modesto. El Chile del “no te quejes, el mundo no te debe nada”. Salas era más de ese cambiarlo. Mi cita favorita al respecto, que se la digo siempre a la gente que trabaja
espíritu, lo mismo Chiqui Chavarría, Lucho Musrri… El Chino Ríos ya era “quéjate de todo conmigo, es de Cristian Castro: “Yo quería cambiar el mundo, pero el mundo es como es”.
porque son todos unos imbéciles”.
Más allá de los gustos personales, ¿qué hace incompatibles los dos roles?
¿Y ese sería el espíritu que ahora cayó en descrédito?
Lo aterrizo con una pregunta muy simple: un periodista muy comprometido con el estallido,
No sé si eso en particular, porque esas líneas también se cruzan. Si tú te acuerdas, la queja ¿hubiera sido capaz de publicar el caso de Rojas Vade, sabiendo lo que eso implicaba? Yo
durante muchos años era: ¿por qué no podemos ser más como los argentinos? Yo crecí con no sé si lo publica, pero lo más grave es que ni siquiera lo detecta, creo yo. Porque está tan
eso en la cabeza, con el fantasma de ellos depredando Reñaca. Y con la idea de que los convencido de la causa que no vería las grietas. Si yo fuera activista feminista, por ejemplo,
argentinos eran admirables porque reclamaban por todo, salían a la calle y producían se me habría hecho mucho más difícil investigar casos de abuso.
cambios. Y en cierto sentido, el Chino Ríos, los 90 y sobre todo los dos mil, fueron un
camino a argentinizarse, a buscar ese ideal de “oye, acá estoy yo, peleo por lo mío, porque ¿Por qué?
es lo justo”. Eso fue 2006, 2011 y finalmente el estallido, que por su afán colectivo fue lo
Porque siempre parto por dudar de lo que me cuentan. Y es tu única manera de proteger a
menos noventero que hay, pero por debajo de eso siempre me pareció que había algo que
la denunciante, porque los problemas que encuentres en su testimonio los van a encontrar
no mutó realmente. Se ve en el tema de los retiros: quiero mejores pensiones, pero la plata
otros después. Entonces no puedes decir “esto es verdad porque es verdad”. Hace poco
es mía, no me la toquen. No digo que sea bueno ni malo, pero veo bastante intacto el
una periodista entrevistó a la expolola del Potro Cabrera, un tipo de la farándula, y ella lo
espíritu de los 90 en cosas así. Y a veces siento que vivimos una mezcla de lo peor de los
acusó de drogarla y violarla. Dos semanas después salió a decir que no, que había mentido
dos mundos: el mundo me debe todo, pero yo no le debo nada al mundo.
porque estaba mal psicológicamente. No digo que no pueda haber una periodista feminista,
puede haber de todo. Pero yo encuentro que le quita poder, densidad, que me cuentes una
Osos polares historia que calza con todo lo que predicas como activista. Y asumo que soy una minoría
total en lo que estoy diciendo. Si vas hoy a una escuela de periodismo, de 30 alumnos, 29
Tienes casi patentada esta consigna sobre el oficio: el periodismo consiste en piensan que hay que ser activista.
mostrar el mundo y no en tratar de cambiarlo.
Sin exculpar al gremio, consignemos la creciente presión del público para que el
Sí, pero es una posición cada vez más minoritaria. Ya es como esa soledad angustiosa de periodista se comporte de esa manera.
los osos polares en el Ártico, que están en un pedazo de hielo y alrededor queda pura agua.
Esa es la sensación general de la gente que hace periodismo como un oficio y no como un O sea, pregúntale a alguien cuál fue el último reportaje que encontró bueno y que no fuera
medio para lograr otra cosa. funcional a las opiniones que defiende. Eso no ocurre, porque cuando tus opiniones son tu
identidad, ya no puedes despojarte de ellas, sería negarte a ti mismo. Pero se supone que si
Y siguiendo la metáfora, ¿el estallido social derritió mucho hielo? uno es periodista quiere mostrar mundos, que alguien te lea y diga “mira, no había pensado
en eso”. Y está pasando todo lo contrario, se están anichando en campos de batalla. Y
Es que no entiendo cómo no se ha hablado más de esto. En el estallido los medios se aunque uno crea que no, igual te influye. En la segunda vuelta me llamaron para firmar una
desfondaron. El periodismo vive de un pacto tácito de representación, sin eso no eres nada. carta de periodistas por Boric y dije “no puedo, por cómo entiendo el trabajo”. Pero después
Cuando la ciudadanía te dice “no me representas, la tele miente”, ¿a nombre de quién igual me pasé el rollo: “Chucha, quizás van a creer que voy por Kast”. Es muy raro pensar
puedes interpelar a una autoridad? Es un problema muy grave y la forma en que así. También he notado que de repente argumento cosas que ni siquiera pienso sólo para
respondieron los medios fue dolorosa. Algunos hicieron como si no pasara nada, como alejarme de otras, por lo irracionales que están las posturas en los dos lados. Es muy raro
esperando que esto siga funcionando solo. Otros se pusieron a dar monsergas, lecciones, cómo estamos pensando, hueón, muy raro.
como vemos ahora en las noticias: cuando termina una nota, el lector te dice “esto no puede
continuar, es inaceptable”. Un parche curita absurdo. Y otra gente se anichó en el activismo.
De ambos lados, ¿ah? Mucho más de la izquierda, pero de la derecha también. Y si tú
quieres ser periodista y activista, es cosa tuya, yo lo respeto. Pero mi opinión es que son

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