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Textos H Arte
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Is 13,6-13
Ezequiel 37, 1-14
Dn 7, 13-14
Dn 12,1-2
Mt 24, 29-31
Jn 5 25-29
Mt 24, 29-31
Mt 25, 31-46
Rm 2,5-8
1Cor 15,52
Ap 4-8
Ap 20,7-15
Ap 21
MÁS TEXTOS
Levántate y resplandece, que ya se alza tu luz y la gloria de Yahvé alborea sobre ti,
mientras está cubierta de sombras la tierra y los pueblos yacen en tinieblas. (Isaías 60,
1-2)
En Él estaba la vida. Y la vida era la luz de los hombres. La luz luce en las tinieblas pero
las tinieblas no la abrazaron. Hubo un hombre enviado de Dios, de nombre Juan. Vino
éste a dar testimonio de la luz, para testificar de ella y que todos creyeran por él. No era
él la luz, sino el que vino a dar testimonio de la luz. Era la luz verdadera que, viniendo a
este mundo, ilumina a todo hombre. (Jn 1, 4-9)
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de
la vida. (Jn 8,12)
semejante a la piedra más preciosa como la piedra de jaspe pulimentado. (Ap. 21, 10-
12)
La ciudad no había menester de sol ni de luna que la iluminasen, porque la gloria de Dios
la iluminaba, y su lumbrera era el Cordero. (Ap. 21,23)
A su luz caminarán las naciones, y los reyes de la tierra llevarán a ella su gloria. (Ap.
21,24)