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La República Aristocrática en el Perú entre 1895 y 1919 fue un período de profundos contrastes donde una élite terrateniente y económica consolidó su poder político y económico. El auge de las exportaciones de materias primas impulsó el crecimiento pero también aumentó la desigualdad económica, marginando a gran parte de la población de los beneficios y agudizando las tensiones sociales. Aunque hubo mejoras en infraestructura, estas favorecieron principalmente los intereses de la élite gobernante, dejando como leg
La República Aristocrática en el Perú entre 1895 y 1919 fue un período de profundos contrastes donde una élite terrateniente y económica consolidó su poder político y económico. El auge de las exportaciones de materias primas impulsó el crecimiento pero también aumentó la desigualdad económica, marginando a gran parte de la población de los beneficios y agudizando las tensiones sociales. Aunque hubo mejoras en infraestructura, estas favorecieron principalmente los intereses de la élite gobernante, dejando como leg
La República Aristocrática en el Perú entre 1895 y 1919 fue un período de profundos contrastes donde una élite terrateniente y económica consolidó su poder político y económico. El auge de las exportaciones de materias primas impulsó el crecimiento pero también aumentó la desigualdad económica, marginando a gran parte de la población de los beneficios y agudizando las tensiones sociales. Aunque hubo mejoras en infraestructura, estas favorecieron principalmente los intereses de la élite gobernante, dejando como leg
La República Aristocrática (1895 - 1919) en el Perú se erige como un período de profundos
contrastes y transformaciones que dejaron una marca indeleble en la historia y el tejido
socioeconómico del país. Durante estas décadas, una élite terrateniente y económica consolidó su influencia sobre la política y la economía, moldeando el curso del desarrollo nacional. El auge exportador de materias primas y el consiguiente crecimiento económico estuvieron acompañados por un cúmulo de desafíos, especialmente la persistente desigualdad económica que marcó profundamente la sociedad.
La interacción entre el auge exportador y la desigualdad económica revela la complejidad de
esta era. A medida que los ingresos fluyeron hacia las arcas de unos pocos, gran parte de la población quedó marginada de los beneficios económicos. Esta brecha económica agudizó las tensiones sociales y sentó las bases para futuras luchas por la justicia y la equidad. Aunque se observaron mejoras en la infraestructura, muchas de estas mejoras tenían un enfoque selectivo que favorecía a los intereses de la élite gobernante.
El legado de la República Aristocrática se manifiesta en las cicatrices de la desigualdad
persistente y en las lecciones aprendidas sobre los desafíos inherentes.