Redacción Del Párrafo

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Reacción del párrafo

Por Ara Linette Ibarra Mora


Introducción

La redacción de un párrafo es un arte fundamental en la escritura,


ya que constituye la unidad básica de composición en la mayoría
de los textos. Un párrafo bien construido tiene el poder de
transmitir ideas de manera clara y coherente, proporcionando
estructura y fluidez a la narración o exposición de conceptos. En
esta guía, exploraremos los elementos esenciales para redactar
párrafos efectivos, desde la oración temática hasta el uso de
ejemplos y ejercicios prácticos. Aprender a dominar la redacción
de párrafos es esencial para comunicar ideas de manera precisa y
persuasiva, ya sea en trabajos académicos, ensayos, informes o en
la creación de contenidos escritos.
Para comenzar tenemos considerar que en gramática y sintaxis, se
denomina oración a un conjunto ordenado y lineal de palabras,
que expresan en su totalidad una información completa y
reconocible. Se trata de la unidad más pequeña del discurso, la
cual constituye un enunciado autónomo, es decir, una proposición
lógica que incluso si la sacamos de su contexto, continuará
expresando una información.

La oración es una de las estructuras del lenguaje verbal que más


se ha estudiado a lo largo de la historia de la lingüística, desde
distintas aproximaciones, tanto morfosintácticas como semánticas
y fonológicas, dado que es una estructura común a todos los
idiomas. Sin embargo, y como es lógico, la forma y la entonación
de las oraciones puede variar significativamente de una lengua a
otra.

Es posible identificar en las oraciones, en general, nueve distintas


partes o tipos de componentes, que se diferencian en sus
respectivas categorías gramaticales (o tipos de palabras):

➢ Sustantivos. Son las palabras empleadas para nombrar el


mundo, ya que poseen sustancia (de allí su nombre). Pueden
ser propios (o sea, nombres, como “Juan” o “Francia”) o
comunes (términos más generales, como “muchacho” o
“piedra”).
➢ Adjetivos. Palabras que acompañan a los sustantivos y nos
indican algunos de sus rasgos de sentido, ampliando o
acotando su significado. Pueden ser adjetivos que aportan un
sentido específico (calificativos), como “feo” o “azul”; o un
sentido de pertenencia (posesivos), como “suyo” o “nuestra”;
o que expresen una relación (relacionales), como
“internacional” o “político”; o que simplemente aclaren a
quién nos referimos (demostrativo), como “ese” o “aquella”,
entre otros.
➢ Artículos. Otro tipo de acompañantes del sustantivo, que
también nos aclaran información respecto a él, pero en
términos mucho más simples y de importancia gramatical:
género, número y determinación. Así, los artículos en español
son nueve:
➢ Los artículos determinados. Se usan cuando el sustantivo es
conocido o específico, y son: el (masculino, singular), la
(femenino, singular), lo (neutro, singular), los (masculino,
plural) y las (femenino, plural).
➢ Los artículos indeterminados. Se usan cuando el sustantivo
es desconocido o inespecífico, y son: un (masculino, singular),
una (femenino, singular), unos (masculino, plural) y unas
(femenino, plural).
➢ Pronombres. Son comodines gramaticales que sustituyen a
los sustantivos y nos permiten no tener que repetirlos
constantemente, haciendo el lenguaje más eficaz. Pueden ser
de distinto tipo: personales (“yo”, “tú”, “nosotros”, etc.),
demostrativos (“ése”, “aquellos”, “ésta”, etc.), posesivos
(“mío”, “tuyo”, “suyo”, etc.), entre otras categorías posibles.
➢ Verbos. Palabras que expresan y describen las acciones, y
que siempre van conjugados en las oraciones, o sea, van en
concordancia de persona y número con el sujeto. Además,
expresan un tiempo y un modo en que ocurre la acción, de
manera tal que sepamos por su estructura de qué
exactamente estamos hablando. Son ejemplos de verbo
“hablar”, “caminaría”, “nadaremos”, “asumirá” o “fuese”.
➢ Adverbios. Son palabras modificadoras de los verbos (o de
otros adverbios u adjetivos), cuyo rol es modular o
caracterizar el modo en que ocurren las acciones de la
oración. Son ejemplos de adverbios: “muy”, “bien”, “jamás” o
“lentamente”.
➢ Conjunciones. Palabras que tienen un sentido gramatical
únicamente, y que sirven para juntar otras palabras o incluso
oraciones, tendiendo un puente lógico entre ellas. Por
ejemplo: “y”, “o”, “pero”, “sino”.
➢ Preposiciones. Palabras dotadas de un sentido relacional, es
decir, que no poseen en sí mismas un significado, sino que
expresan una relación entre otras palabras, que puede ser
más o menos específica. Son ejemplo de preposiciones: “de”,
“para”, “sobre”, “contra”, “por”, etc.

El sujeto y el predicado

El sujeto de una oración es el núcleo de la oración y generalmente


responde a la pregunta "¿quién?" o "¿qué?". En el contexto de la
redacción de párrafos, el sujeto es la idea central que se presenta.
Puede ser una palabra, una frase o incluso una oración completa,
dependiendo de la complejidad del párrafo. La claridad del sujeto
es esencial, ya que establece la base para el desarrollo de ideas.

El predicado, por otro lado, es la parte de la oración que


proporciona información sobre lo que hace o experimenta el
sujeto. En el contexto de la redacción, el predicado puede
considerarse como el desarrollo de la idea presentada en el sujeto.
Aquí se despliegan detalles, ejemplos o argumentos que respaldan
o explican la idea central. La estructura del predicado puede variar
en complejidad y longitud, pero siempre debe estar relacionada
con el sujeto y contribuir a la claridad y cohesión del párrafo.
El párrafo

Así mismo la palabra “párrafo” proviene del griego parágraphos,


compuesto por el prefijo para- (“junto a”) y graphos (“escritura” o
“letra”). Visto así, un párrafo no es más que el conjunto de escritura
que va junta o que se corresponde a una unidad. Si las letras
forman palabras, y las palabras forman oraciones, entonces las
oraciones forman párrafos.
Un párrafo bien construido es como un edificio sólido. Cada
oración, como un ladrillo, contribuye a la estructura general. La
oración temática del párrafo sirve como la base, estableciendo el
enfoque y el propósito. Es aquí donde entra en juego la estructura
de la oración, con el sujeto y el predicado desempeñando papeles
fundamentales.
Todos los textos contienen párrafos, incluso si se trata de uno solo.
Se reconocen fácilmente en los escritos porque inician con
mayúsculas y finalizan con un punto y aparte. Usualmente terminan
cuando una misma idea o perspectiva sobre un tema ha sido
agotada por el autor, es decir, cuando ya no tiene nada más que
añadir al respecto, y por eso abre un párrafo nuevo y continúa con
otras ideas o perspectivas.
El salto de un párrafo a otro suele darse a través de conectores o
nexos, que permiten disponer la información en párrafos
jerarquizados, cohesionados y organizados en secuencia lógica.
Así, el texto final resulta coherente y cohesionado, ameno para la
lectura

Algunas de las características de los párrafos son:

➢ Están formados por un conjunto variable de oraciones: desde


una sola palabra hasta muchas oraciones, pero siempre tiene
una oración principal o esencial, cuya información constituye
el núcleo temático del párrafo, o sea, su idea central. Esta
oración puede estar explícita o implícita, tanto al inicio, medio
o final del párrafo.
➢ El resto de las oraciones, que no son la principal, por ende,
son oraciones secundarias que expanden su significado, lo
contextualizan o completan.
➢ Los párrafos deben ser coherentes y cohesionados, es decir,
deben poder entenderse en sí mismos (respecto de sus
partes), y a la vez debe poder entenderse su vínculo con los
párrafos anteriores y/o posteriores.
➢ Comienzan siempre con mayúsculas y finalizan con un punto
y aparte, separando sus oraciones con puntos y seguido. La
organización de las oraciones dentro del párrafo suele ser
libre, especialmente en los textos de ficción, pero en general
se prefiere una organización interna del párrafo que comience
con lo más general y vaya hacia lo específico, o viceversa.
Los párrafos pueden clasificarse de muchas maneras distintas. Por
ejemplo, de acuerdo a su posicionamiento dentro del texto, un
párrafo puede ser introductorio, de desarrollo o de cierre. Por otro
lado, se los puede clasificar según la organización visual o gráfica
de sus oraciones, en:

➢ Párrafos ordinarios, normales o españoles, los más


frecuentemente, cuyo rasgo distintivo es la sangría en su
primera línea, con el resto encuadradas al mismo ancho y sin
separarse de los párrafos siguientes con espacios en blanco.
➢ Párrafos modernos, en bloque o alemanes, en cambio, no
emplean sangrías en ningún caso, pero emplea una línea
blanca (interlínea) para separarse del párrafo siguiente.
➢ Párrafos de sumario o franceses, son la contrapartida de los
españoles, pues sangran todas sus líneas menos la primera.
Son usualmente empleados en diccionarios, bibliografías o
índices.
Conclusión

La importancia de la redacción de párrafos se extiende a una


variedad de contextos, desde la composición de ensayos
académicos hasta la creación de contenido web, informes
profesionales y escritura creativa. La habilidad de comunicar ideas
de manera efectiva y persuasiva a través de párrafos bien
elaborados es esencial para cualquier escritor.

En resumen, dominar la redacción de párrafos implica práctica y


atención a los detalles, pero recompensa al escritor con la
capacidad de expresarse de manera clara y cautivadora. Este
conocimiento es un pilar en la construcción de textos sólidos y
comunicativos que resuenan con los lectores y logran un impacto
duradero.
Bibliografía
➢ Párrafo - Qué es, concepto, tipos, ejemplos y
características. (s. f.). Concepto.
https://concepto.de/parrafo/#ixzz8Gb3AWiAi
➢ Oración - qué es, partes, tipos, características y
frases. (s. f.). Concepto.
https://concepto.de/oracion/#ixzz8Gb2R3y1A

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