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Los 10 Mandamientos y Su Significado
Los 10 Mandamientos y Su Significado
odas las grandes religiones del mundo tienen una serie de textos en los que se
habla de sus creencias y de una serie de normas que se deben seguir
para cumplir con los valores religiosos marcados, siendo el caso de la Iglesia
Católica la Biblia y los mandamientos. Para conocer estos principios éticos que
marcan el camino de los católicos en esta lección de unPROFESOR vamos a
hablar sobre los 10 mandamientos y su significado.
¿Qué son los mandamientos de Moisés?
Los 10 mandamientos, también llamados Decálogo, son un conjunto de
importantes textos en el cristianismo y judaísmo que sirven como principios de
comportamiento, necesarios para mantener los valores morales que sugieren
ambas religiones. Los mandamientos pueden variar según la religión, pero suelen
ser bastante comunes entre sí.
Se dice que las tablas donde estaban escritas las tablas de los mandamientos
fueron escritas por el mismísimo Dios, siendo estas entregadas a Moisés en su
marcha por el Monte Sinaí. Al bajar Moisés a la falda del monte, siendo este el
lugar donde el pueblo hebreo esperaba la vuelta de sus líder, se encontró con que
tras su marcha el pueblo había dejado de adorar a Dios, adorando a un símbolo
pagano representado por un becerro de oro, lo cual enfadó tanto a Moisés que
lanzó las tablas al suelo rompiéndolas.
Moisés pidió perdón a Dios y dijo que no le tomara en cuenta la acción y
que volviera a escribir las tablas, siendo así como las tablas de los 10
mandamientos fueron instauradas. A continuación vamos a analizar los 10
mandamientos y su significado para que puedas conocer mejor la ideología
cristiana.
10 mandamientos judíos
Como ya hemos comentado, dentro del judaísmo también tienen una gran
relevancia los 10 mandamientos divinos. En concreto, los 10 mandamientos judíos
indican que Dios pronunció estos mandatos y que, después, los anunció de
forma individualizada en la Torá. La explicación que da el judaísmo ortodoxo
hace referencia a que cada uno de los mandamientos se dirigían a cada uno de
los judíos para que todas las personas los escucharan y comprendieran.
Esta explicación no está consensuada dentro de la comunidad judía y, de hecho,
los más conservadores rechazan la idea de que fue el propio Dios quién nombró
los mandamientos. Consideran que la Torá se redactó a partir de diferentes
fuentes y que, por tanto, no es directamente la palabra divina.
De todos modos, los 10 mandamientos judíos se dividen de la siguiente manera:
«Yo soy el Eterno, tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la
esclavitud».
«No tendrás ni reconocerás a otros dioses en mi presencia fuera de mí. No te
harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los
cielos, ni en la tierra, ni en el agua, ni debajo de la tierra. No te postrarás ante los
ídolos, ni los adorarás, pues yo soy el Eterno, tu Dios, el único Dios, quien tiene
presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación con mis enemigos; pero quien muestra benevolencia con miles de
generaciones a aquellos que me aman y observan mis preceptos».
«No tomarás el nombre de El Eterno, tu Dios en vano, porque El Eterno no tendrá
por inocente al que tome su nombre en vano».
«Recuerda el día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu
labor; mas el séptimo día es shabat para el Eterno, tu Dios; no harás ninguna
labor, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sirvienta, ni tus bestias de carga,
ni el extranjero que habita dentro de tus murallas, pues en seis días el Eterno
hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y el séptimo día
descansó. Por eso, el Eterno bendijo el día de shabat y lo santificó».
«Honra a tu padre y tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que
el Eterno, tu Dios, te da».
«No matarás».
«No cometerás adulterio».
«No robarás».
«No brindes contra tu prójimo falso testimonio».
«No codiciarás los bienes ajenos. No codiciarás la casa de tu prójimo; no
codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno,
ni nada que sea de tu prójimo».