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SUCESIONES Y DONACIONES

I. EL DERECHO HEREDITARIO
Una interpretación materialista de numerosos pasajes de la historia jurídica
romana hizo creer por mucho tiempo que todo el Derecho privado giraba en torno
a la noción de patrimonio.
Las investigaciones del Derecho comparado traen la prueba de que en las
etapas primitivas de distintos pueblos ocupan un lugar preferente, no los derechos
patrimoniales, sino los derechos personales.
La familia, la herencia, la propiedad y las obligaciones asumen en los
orígenes romanos unas características consonantes con la estructura familiar.
II. DELACIÓN DE LA HERENCIA
Delación es el llamamiento hecho a una o varias personas para adquirir una
determinada herencia. La herencia es “deferida” u “ofrecida”, los romanos
hablaban de deferre hereditatem y de vocare ad hereditatem.
La herencia se “defiere” por testamento y por la ley. La delación es
testamentaria cuando la designación de la persona llamada a heredar se hace por
voluntad del causante, expresada en testamento; es intestada cuando la vocación
hereditaria viene determinada por una disposición del Derecho objetivo, para el
caso de que falte el testamento o de que, existiendo éste sea inválido.
III. HERENCIA YACENTE
Se llama herencia yacente al patrimonio de un difunto aún no aceptado por
la persona llamada a entrar en él como heredero.
Según la condición antigua, la condición de los bienes hereditarios durante
el tiempo que va desde el llamamiento a la aceptación, no es otra que la de cosas
privadas de sujeto –res nullius-.
IV. COMUNIÓN HEREDITARIA
Cuando varias personas son llamadas a heredar conjuntamente, surge
entre ellas un estado de comunidad, donde la participación de cada una viene
determinada por la respectiva cuota hereditaria. La comunidad de herederos por
partes alícuotas se rige, por las normas del condominio.
La comunidad se establece con referencia a la propiedad y demás derechos
reales, y puede cesar en todo momento, mediante el ejercicio de la actio familiae
erciscundae, que compete a todo heredero.
V. ACCIONES A FAVOR DEL HEREDERO
El heredero puede ejercitar las “acciones singulares” correspondientes a las
relaciones jurídicas que, siendo susceptibles de transmisión, componen la
herencia. El ejercicio de una acción real o personal que competía al difunto es
suficiente cuando alguien niega el derecho de éste en orden a una relación
concreta, pero cabe que el demandado no impugne la existencia del derecho del
causante, sino la cualidad de heredero.

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