darle al Señor es un acto de alabanza, expresando amor y gratitud a

nuestro creador, salvador y fiel proveedor.

En el momento en que ponemos una siembra ,, una ofrenda, debemos
recordarnos a nosotros mismos que esta ofrenda para el Señor.

Además de dar con amor, debemos dar con alegría. “Cada uno debe dar
según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por
obligación porque Dios ama al que da con alegría.” (2ª. Corintios 9:7).

La palabra griega en el original para alegría es jilarós de donde viene la

palabra hispana hilarante la cual es traducida al español como alegre,
jocoso, festivo, divertido…

Se la describe como estar en un “estado de alegría, dispuesto o pronto a

estar alegre”.
¡Qué cuadro el que nos presenta! Somos llamados a ser dadores gozosos.

¿Cuándo fue la última vez que usted vio tal regocijo al pasar adelante de
la ofrenda?

La atmósfera del momento de la ofrenda en la iglesia, a menudo nos evoca

la imagen de un paciente en la silla del dentista esperando una dolorosa
extracción.

Pero ¿cómo podemos desarrollar regocijo al momento de dar? Considere

las primeras iglesias en Macedonia.

“Ahora, hermanos, queremos que se enteren de la gracia que Dios ha

dado a las iglesias de Macedonia. En medio de las pruebas más
difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en
rica generosidad.” (2ª. Corintios 8:1-2).

¿Cómo es que los macedonios, estando en tan terrible situación, en las

“pruebas más difíciles” y en “extrema pobreza”, aun así, daban con
“desbordante alegría”?
La respuesta está en el versículo 5: “Incluso hicieron más de lo que
esperábamos, ya que se entregaron a sí mismos, primeramente, al
Señor y después a nosotros, conforme a la voluntad de Dios.”

La clave para dar con alegría es rendirse a Cristo y pedirle que nos dirija
para saber cuánto quiere Él que demos.

Esto nos coloca en la posición de experimentar las ventajas de dar con la

actitud apropiada. Deténgase por un momento y examínese. ¿Cuál es su
actitud al dar?